Medidas Cautelares

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Medidas cautelares

Medidas Cautelares (Págs. 319 a 412)

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LECCIÓN 1 de 4

Medidas Cautelares (Págs. 319 a 412)

Concepto. Naturaleza.

Objeto. Requisitos de fundabilidad.

En el ámbito civil han sido definidas como aquellas que tienden a impedir que el derecho cuya actuación se pretende, pierda virtualidad o eficacia durante el tiempo que
transcurre entre demanda y sentencia.

Con mayor amplitud de concepto se ha señalado que son resoluciones jurisdiccionales provisionales, que se dictan in audita parte (sin previo oír al afectado) o con trámite
sumario o de conocimiento limitado, con el fin de evitar el menoscabo inminente de derechos personales o patrimoniales.

Expresa Palacio que proceso cautelar es aquel que tiende a impedir que el derecho cuyo reconocimiento o actuación se pretende obtener a través de otro proceso, pierda su
virtualidad o eficacia durante el tiempo que transcurre entre la iniciación de ese proceso y el pronunciamiento de la sentencia definitiva.

Naturaleza

Fassi y Yañez expresan que todas las medidas cautelares son de naturaleza preventiva. Constituyen un anticipo de la garantía jurisdiccional y son un accesorio o instrumento del
proceso. Se hallan supeditadas y encuentran su justificación en la necesidad de mantener la igualdad de las partes en el juicio y evitar que se convierta en ilusoria la sentencia
que ponga fin al mismo. No constituyen un fin en sí mismas, sino que se hallan ineludiblemente preordenadas a la emisión de una ulterior resolución definitiva (Calamandrei).

Procedencia Objeto

Las medidas cautelares, en el ámbito del proceso civil, son aquellas que tienden a impedir que el derecho cuyo reconocimiento o actuación se pretende obtener a través de otro
proc eso, pierda su virtualidad o eficacia durante el tiempo que transcurre entre la iniciación de aquél y el pronunciamiento de la sentencia definitiva. En consecuencia, su objeto
consiste en asegurar el cumplimiento del pronunciamiento que eventualmente ha de dictarse en un juicio.

Su carácter es eminentemente preventivo y más que a hacer justicia, está destinada a asegurar que la justicia alcance el cumplimiento eficaz de su cometido.

Nuestro artículo 456 del C. P. C. C. Córdoba, sostiene que salvo el embargo preventivo y los supuestos contemplados en las leyes de fondo, las medidas cautelares pueden ser
solicitadas conjuntamente con la demanda o después.

El escrito debe expresar el derecho que se pretende asegurar, la medida que se pide, la disposición legal en que se funda, y el cumplimiento de los requisitos que correspondan,
en particular, a la medida requerida.

Presupuestos de procedencia

La doctrina y la legislación reconocen tres supuestos o requisitos fundamentales para la procedencia de estas medidas:
La verosimilitud del derecho invocado: no es preciso la demostración fehaciente y contundente de la existencia real del derecho invocado, basta la
posibilidad de que éste exista, dado que recién tras la sustanciación del proceso se lo podrá establecer como una incontestable realidad. En consecuencia
no se requiere una prueba terminante y plena de aquél, por lo que el procedimiento probatorio impuesto es meramente informativo y sin intervención de la
persona contra la cual se pide la medida.

Señala Ferreira de la Rúa que en algunas oportunidades basta la enunciación clara, lógica y coherente de la pretensión; en otras, es necesario además que
se aporten ciertos elementos probatorios indispensables para la admisión de la cautelar por el Tribunal.

El carácter de información que se requiere se pone de manifiesto en el art. 457 del C. P. C. C. Córdoba, el cual expresa que “cuando fueren necesarias las
declaraciones de testigos para obtener medidas cautelares, aquéllos podrán firmar el escrito en que se solicitan, debiendo ratificarse por ante el tribunal,
salvo que exista certificación judicial o notarial de sus firmas.

Temor fundado y peligro en la demora: La existencia de peligro fundamenta el temor. Este peligro implica la posibilidad de que, en caso de no
adoptarse la medida, sobrevenga un perjuicio o daño irreparable pues se transformará en tardío e ilusorio el eventual reconocimiento del derecho
invocado. Destaca Palacio que el riesgo reside en el interés procesal que respalda a toda pretensión cautelar y existen circunstancias que permiten
presumir su existencia, sin necesidad de que la parte lo invoque.

La doctrina considera que existe una necesaria vinculación entre el peligro en la demora, como fundamento de las medidas precautorias y la solvencia de
la parte contra quien se dirigen, de manera que, mientras menos sea ésta, mayor será el peligro.

Contracautela: Salvo en el caso de que se otorgue el beneficio de litigar sin gastos, la contracautela constituye un presupuesto para la procedencia de la
medida cautelar, con el fin de asegurar o garantizar a la otra parte el resarcimiento de los daños que aquélla puede ocasionarle en la hipótesis de haber
sido pedida indebidamente. Advierte Palacio que en cierto modo se concreta la igualdad de partes en el proceso, pues viene a contrarrestar la falta de
contradicción inicial que la caracteriza.

Expresa Martínez Crespo que los jueces deben buscar un verdadero equilibrio entre dos derechos legítimos: el del demandante de que se le asegure el
resultado de la acción que ha interpuesto y el no menos legítimo derecho de defensa del demandado.

Cabe señalar, que quedan exentos de este requisito, conforme al art. 460 C. P. C. C. Córdoba: la nación, la provincia, las municipalidades, los entes
oficiales autárquicos y a quien litigue asistido por asesor legrado o con beneficio de litigar sin gastos.

Efectos

Medidas para asegurar bienes:

1 Tienden a asegurar la ejecución forzada: embargo preventivo, intervención sustitutiva del embargo, secuestro e inhibición general.

2 Tienden a mantener un statu quo: prohibición de innovar y de contratar, anotación de litis e intervención de mera vigilancia

Medidas para asegurar personas:

1 Para la guarda provisional de ellas

2 Para la satisfacción de sus necesidades urgentes.


Las medidas cautelares tienen los efectos de la demanda, pero se operará la caducidad si transcurren diez días sin tramitarse el procedimiento, o si no se entabla aquélla en el
mismo plazo luego de culminado. (art. 465 C. P. C. C. Córdoba)

Embargo

Es la afectación o individualización de un bien del deudor al pago del c rédito cuestionado.

La medida de embargo impone obligaciones pero no impide el uso racional del bien cuando fue el propio deudor quien resultó designado depositario.

También debe advertirse que la afectación que implica el embargo no impide que el objeto pueda ser enajenado con autorización judicial a condición que se comunique
fehacientemente al adquirente su nueva situación jurídica y éste asuma el compromiso que genera la situación.

Es de especial importancia respecto al uso del bien el hecho de quién fue designado depositario: si lo fue el deudor, puede usarlo racionalmente, salvo expresa disposición del
juez en sentido contrario. Si, por el contrario, el depositario es un tercero, le está vedado su uso y además deberá conservar al bien en condiciones hasta el momento de la
subasta.

Palacio define al embargo preventivo como la medida cautelar en cuya virtud reafectan e inmovilizan uno o varios bienes de quien ha de ser demandado en un proceso de
conocimiento o en un proceso de ejecución, a fin de asegurar la eficacia práctica de las sentencias que en tales procesos se dicten.

Existen tres clases de embargo:

Preventivo: Es el que se traba antes de la iniciación del juicio o durante el trámite del juicio ordinario o abreviado. Se halla autorizado para asegurar el
cumplimiento tanto de obligaciones de dar cantidades de cosas o cosas ciertas y determinadas, así como también de hacer o de no hacer. Para su despacho,
en nuestro sistema legal se requiere solamente el otorgamiento de contracautela.

Cuando es trabado antes de la demanda rige un plazo de caducidad y pesa sobre el embargante la carga de entablar demanda en el término de 10 días; si
así no lo hace deberá responder por las costas y daños y perjuicios que hubiere ocasionado.

En cuanto a los presupuesto de admisibilidad, no es necesario acreditar prima facie, el derecho para trabar embargo preventivo, porque como dice la
norma del 466 C. P. C. C. Córdoba, solo basta que el interesado otorgue contracautela o caución adecuada. Si bien la norma no exige acreditar
verosimilitud del derecho, es indispensable indicar al tribunal que es lo que debe el demandado en virtud de lo cual se entabló o se entablara la
correspondiente demanda.

Ejecutivo: Es el que se ordena juntamente con la demanda ejecutiva y que, como se funda en un título que goza de presunción de autenticidad, no requiere
demostración de la verosimilitud del derecho y tampoco deberá prestarse fianza. Art. 526 C. P. C. C. Córdoba.

Ejecutorio: Es el que se traba después de la sentencia con miras a su ejecución. Es minuciosa la regulación que contiene el Código
Procesal Civil y Comercial de la provincia de Córdoba respecto a los dos primeros, estableciendo modalidades del
trámite y formas especiales de efectivización.

Si el objeto de la medida son bienes muebles, se oficiará al oficial de justicia para que lleven adelante la medida, quien podrá usar la fuerza pública o allanar el domicilio a los
fines del cumplimiento de su cometido. Art. 534 C. P. C. C. Córdoba.

Por lo general se designa como depositario judicial al mismo demandado, adquiriendo desde ese momento la condición de un simple guardador y conservador de la cosa con
diferentes

facultades y obligaciones según sea o no propietario del bien embargado y en esta última hipótesis, su obligación es mantener la cosa en condiciones de seguridad adecuadas a
los fines de que no se deteriore, disminuyendo de esta manera la garantía para el acreedor.
Instrumentación del embargo.

Es necesario a los fines de la traba del embargo:

Individualizar el bien que se pretende embargar. Art. 532 y 536 C. P. C. C. Córdoba Se debe mencionar expresamente quién es el sujeto autorizado a intervenir en el
diligenciamiento de la medida, además de especificar la designación del depositario.

Debe llevarse la orden de allanamiento y auxilio de la fuerza pública, según dictaminan los Arts. 534, 537 y 539 del C. P. C. C. Córdoba.

De recaer la medida sobre bienes inmuebles o muebles registrables, el oficio deberá dirigirse a las reparticiones públicas respectivas y se efectivizará previo informe sobre
dominio y gravámenes. En caso de solicitarse sobre créditos bastará una notificación al tenedor con orden de depósito del monto en una entidad bancaria a la orden del tribunal.

Decimos que es una medida “mutable”. ¿Y por qué? Porque puede sustituirse el depositario, como así también ampliarse (por ej, cuando los bienes sean insuficientes o de
dudosa realización) o reducirse.

Bienes inembargables

El principio según el cual los bienes del deudor constituyen la garantía de los acreedores no es absoluto, en razón de la nómina de bienes que tanto las sustanciales como
procesales han establecido que son inembargables. Así en el ámbito del proceso civil cordobés se ha regulado en el art. 542 tal previsión.

Conforme otras leyes podemos mencionar como ejemplo: la inembargabilidad de la vivienda única (art. 58, Constitución de Cba y ley pcial 8067), inembargabilidad de los
haberes jubilatorios (art. 14, inc. C ley nacional 24.241), etc.

En forma simultánea el código regula el secuestro, que es la medida cautelar en virtud de la cual se desapodera al demandado de un objeto de su propiedad, o que se encuentra
bajo su guarda y la consecuente aprehensión judicial y depósito, con el fin de evitar que éste se pierda o que pueda ser destruido o deteriorado.

El fin es asegurar la eficacia del embargo y el eventual resultado de juicio.

En cuanto a la medida en si, es más rigurosa que el embargo y que sólo recae sobre bienes muebles o semovientes, que son los únicos factibles de aprehensión.

Esta medida procede cuando el embargo por si solo no garantiza la medida preventiva, ello puede darse por la indebida utilización del bien embargado por parte del
demandado, si se lo ha constituido como depositario, por el intento de ocultamiento o venta d la cosa o en el caso del Art. 570, inc. 3 C. P. C. C. Córdoba.

Debemos decir que por las afirmaciones vertidas el secuestro es una medida complementaria. Seguidamente los invitamos a compartir el siguiente artículo que puede resultar de
interés:

LEVANTAMIENTO DE EMBARGO

Sonia Cabral1

Sumario: 1.Palabras previas. 2. Situaciones que autorizan el levantamiento de un embargo trabado: 2.1.Por cesación de las circunstancias que determinaron la traba de la
medida. 2.2.Por caducidad. 2.3 Por inembargabilidad. 2.4. Por abuso o exceso del embargante. 2.5. Levantamiento de embargo sin tercería. 2.6. Por tercería de dominio.3.
Palabras finales. 4. Bibliografía consultada

1. Palabras previas.
Sabido es que las medidas cautelares procuran por un lado que se mantenga protegido el crédito por ellas garantizados y, desde otro costado, que su traba no ocasione perjuicios
al deudor.

Por ello la casi totalidad de los Códigos procesales autorizan a solicitar modificaciones a la medida cautelar dispuesta: el acreedor cuando “ésta no cumple adecuadamente la

función de garantía a que está destinada”; el deudor “por otra que le resulte menos perjudicial”2.

[1] Docente de Teoría General del Proceso, Cátedra C, Universidad Nacional de Córdoba. Docente de Derecho Procesal I (Teoría General del Proceso) Universidad Empresarial Siglo 21.

[2] Art. 203 Código Procesal Civil y Comercial de la Nación y 463 Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba

En esta sencilla exposición nos proponemos particularizar las distintas situaciones que autorizan el levantamiento de un embargo trabado.

2. Situaciones que autorizan el levantamiento de un embargo trabado.

2.1 Por cesación de las circunstancias que determinaron la traba de la medida:

Es lo que regula el art. 462 del C.P.C.C cuando dice que se podrá pedir el levantamiento de las medidas cautelares en cualquier momento luego de la cesación de las
circunstancias que las determinaron. Con el mismo temperamento lo hace el art. 202 del C.P.C.N. Lo normado en los referidos artículos no es más que la aplicación del carácter
provisional de las medidas cautelares. La provisoriedad de las medidas cautelares obedece a que no tienen un fin en sí mismas, sino que sirven a un proceso principal y
dependen de las contingencias de éste, por lo cual pueden modificarse siempre que se tributen nuevos datos, así podrán ser modificadas o suprimidas según recomienden
posteriores circunstancias.

La provisionalidad deviene de la regla sustancial “rebuc sic stantibus” y significa que el mantenimiento de las medidas cautelares está condicionada a la vigencia del trámite
principal y si desaparecen las circunstancias fácticas y jurídicas que le dieron origen, deben cesar las medidas precautorias, conforme lo establecido por el art. 462 del C.P.C.C.
(concuerda con el art. 200 C.P.C.C.).

Pero esta provisionalidad debe entenderse, en rigor, como la limitación de la duración de los efectos (declarativos, y a veces también, ejecutivos) de tales medidas. Se ha dicho

que el concepto de provisionalidad coincide con el de interinidad3, afirmándose que es distinto y más restringido que el de temporalidad.4 Temporal es simplemente lo que no
dura siempre, tiene por sí mismo duración limitada, o es fugaz; provisional es, en cambio, lo que está destinado a durar hasta tanto sobrevenga un acontecimiento sucesivo, en
vista y espera del cual el estado de provisionalidad subsiste durante el tiempo intermedio.5hasta tanto sobrevenga un acontecimiento sucesivo, en vista y espera del cual el

estado de provisionalidad subsiste durante el tiempo intermedio.5

[3] Podetti, Ramiro, “Tratado de las Medidas Cautelares”, Ediar Buenos Aires, 1969, p. 87, utiliza la expresión “interinidad”.

[4] Perrachione, Mario C. Medidas Cautelares, Ed. Mediterránea, Córdoba, 2006, p. 41.

[5] Ibídem.

Ahora bien, la pregunta que se impone es quién puede solicitar el levantamiento del embargo? La ley nada dice, pero se ha sostenido que puede ser indistintamente tanto por el
embargante-actor o por el embargado afectado, quien en definitiva es el más perjudicado.

En ambos casos quien solicite el levantamiento deberá acreditar el cese de las circunstancias que hicieron procedente la traba de la medida.6

[6] Wetzler Malbran, Alfredo R., Provisionalidad de las medidas cautelares y cosa juzgada formal, en E.D. 136-255.

Ahora bien, atendiendo al carácter esencialmente provisional que ya hemos caracterizado, la medida cautelar podrá ser revisada:

1. Por el embargado para:


a) Levantarlas, conforme lo prevé el artículo 462 del Código Procesal Civil y Comercial de Córdoba “Se podrá pedir el levantamiento de las medidas
cautelares en cualquier momento luego de la cesación de las circunstancias que las determinaron”. Así también el art. 202 del Código Procesal Civil de la
Nación.

b) Reducirlas: El afectado por la medida podrá requerir la sustitución “ por otra que resulte menos perjudicial, siempre que ésta garantice suficientemente el
derecho del acreedor” y “podrá, asimismo, pedir la sustitución por otros bienes del mismo valor o la reducción del monto por el cual la medida precautoria
ha sido trabada, si correspondiere”. (artículo 463 C.P.C.C).

c) Sustituirla por otra que le resulte menos perjudicial, o la sustitución por otros bienes del mismo valor (art. 463, 2da parte, y en el mismo sentido, art. 203
C.P.C.N.) Y conforme el art. 473, 1era parte “siempre que el embargo no recaiga sobre bienes objeto del juicio o en los que las leyes acuerden privilegios,
podrá ser sustituida a solicitud del deudor, con fianza equivalente”.

2. Por el embargante: El actor “podrá pedir la ampliación, mejora o sustitución de la medida cautelar solicitada, justificando que ésta no cumple
adecuadamente la función de garantía a que está destinada” (art. 463 C.P.C.C. 1er párrafo, art.203 C.P.C.N, 1er párrafo.

Por ello al embargante le basta ofrecer fianza u otra caución equivalente, salvo los casos, en que incluso, está exento de ella (Arts. 469 y 470).

Consideramos que el embargado podrá pedir el levantamiento de la cautela si demuestra que no se dan los otros extremos que la medida exige. Porque se ha afirmado que no es
que el C.P.C.C. los haya prescindido, sino que simplemente los ha presumido.7.

[7] Olcese, Juan María: “El embargo preventivo en el C.P.C. de Córdoba”, Semanario Jurídico, Tomo 81- 1999-B.

Si el embargado demuestra que no hay fumus, porque la demanda es un despropósito o si ha obtenido sentencia a su favor, cabe en este supuesto, a contrario sensu de lo que
prescribe el art. 469, inc. 1º, levantar el embargo.

Si demuestra que no hay periculum porque su patrimonio es lo suficientemente solvente como para responder a la demanda.

Por último podrá solicitar “la mejora de la contracautela, probando sumariamente que es insuficiente” (art.461. C.P.C.C.).

2.2.Por caducidad : Esta manera de hacer procedente el levantamiento de una medida cautelar se halla prevista en el art. 207 del C.P.C.N y el art. 465 del C. P.C. C, aunque,
como veremos, con diferencias en cuanto a los efectos que el plazo produce.

La caducidad se produce cuando no se promueve la acción pertinente “dentro de los diez días posteriores a aquel en que la medida se trabó o desde que la obligación fuere
exigible.

El fundamento de esta caducidad es evitar que se ejerza presión sobre el embargado utilizando el poder jurisdiccional en violación del principio de igualdad consagrado en
el artículo 16 de nuestra Carta Magna. Ello es así porque al decretarse y cumplirse las cautelares sin audiencia de la parte afectada por ellas, ésta puede quedar indefinidamente

trabada por la medida aun ignorando que exista.8 .

[8] Novellino, Norberto José, Desembargo, en Revista de Derecho Procesal 1 Medidas Cautelares, Pág. 90, Rubinzal Culzoni, 1998.

El plazo se cuenta por días hábiles, según lo normado por los artículos 42 y 43 del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia y 152 del Código Procesal Civil de la
Nación.

Hasta allí todo lo precedentemente dicho es igual tanto para la Nación y para la Provincia de Córdoba. La diferencia entre lo normado por ambos cuerpos legales estriba en el
tratamiento que ambas leyes procesales prevén si el embargante no entabla la demanda pasados los diez días.
Conforme el Código Procesal Civil de la Nación, el vencimiento del plazo determina automáticamente la caducidad del embargo por lo que no se requiere petición alguna de

parte interesada y puede ser decretada de oficio9.

[9] Conf. Palacio, Lino Enrique y Alvarado Velloso, Adolfo, “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación explicado, Rubinzal Culzoni, Santa Fé 1992, t. 4º, p.344, punto 164.1.1.1.2;

CSJN, 17/6/82, Rep. E.D. 16- 713.

En tanto que conforme lo normado por el art. 465, pesa sobre el embargante la carga procesal de entablar la demanda dentro del plazo de diez días; si así no lo hiciere deberá
responder por las costas y por los daños y perjuicios ocasionados. Vale decir, entonces, que se requiere actividad del embargado solicitando la caducidad de la medida. Esa
solicitud se le dará vista al embargante, y si éste no acredita haber promovido la demanda antes del pedido de caducidad, el tribunal ordenará la cancelación de la medida.

Por último agregamos que respecto al embargo anotado cinco años atrás, se extingue una vez cumplidos esos cinco años contados desde el día siguiente a su inscripción en el
registro que corresponda. Este plazo es continuo y completo debiendo terminar en la medianoche del último día y comprende los días feriados, a tenor de lo preceptuado en los
Arts. 27 y 28 del Código Civil Argentino.

2.3 Por inembargabilidad: Si bien no existe una regla expresa, nuestro derecho común implícitamente reconoce que el patrimonio del deudor es la prenda común de los
acreedores, por ello todos lo bienes del deudor –apreciables en dinero- son susceptibles de embargo.

Por lo expuesto, la inembargabilidad, se deduce, es de carácter excepcional por lo que en caso de duda respecto a su determinación se debe tener un criterio restrictivo.

En mérito de lo expresado, en el orden local el art. 542 del C.P.C C ha sido tildado de orden público porque tiende a proteger la dignidad de la persona.

Lo cierto es que –aparte de la inembargabilidad decretada por la ley- la doctrina y la jurisprudencia han ido conformando otra lista de bienes inembargables en mérito a la
interpretación a que dan lugar las frases muebles de su indispensable uso e instrumentos necesarios para la profesión arte, u oficio que ejerza el deudor.

Dicha lista ha variado mucho atento los distintos parámetros que se han tomado en cuenta para dimensionar el alcance de tales frases, aunque en la mayoría de los casos, se ha

optado por hacerlo contemplando el nivel medio de vida logrado por la población, sin perjuicio de considerar también las características propias de cada situación concreta.10

[10] Novellino, Norberto José, ob. citada, p. 94.

Cabe destacar que no solamente el deudor titular de los bienes embargados puede solicitar el levantamiento de la medida indebidamente trabada. También se encuentran

habilitados para hacerlo su conyugue e hijos a tenor de lo preceptuado por el art. 219 del C.P.C.C.N.11

[11] De Lazzari concluye que el uso del término conyugue indica la imposibilidad de que la concubina ponga en marcha esta pretensión, a pesar de que juegue en su favor el beneficio de la

inembargabilidad. En contra se pronuncia Novellino , ob. citada p. 95, a tenor de la aparente contradicción existente en los Arts. 219 y 220 del C.P.C.C.N.. Así el art. 219 habla del deudor y “

de su mujer e hijos”, en cambio el art. 220 dice “ El embargo indebidamente trabado sobre algunos de los bienes enumerados en el artículo anterior podrá ser levantado, de oficio o a pedido

del deudor o de su cónyuge o hijos..”. El autor deduce que ante la amplitud del término mujer del art. 219 autoriza a comprender que alcanza a la concubina. También Novellino, José

Norberto, Embargo y Desembargo y demás medidas cautelares, 4ª Edición, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1994, p. 195 y ss.,punto I.

Se ha dicho con razón en consideraciones aplicables-mutatis mutandis- a nuestro ordenamiento que “…reza el art. 377 del C.P.C.C.N que cada una de las partes deberá probar el
presupuesto de hecho de la norma o normas que involucre como fundamento de su pretensión. De allí deriva la necesidad de (que) quien postula la inembargabilidad corra con
la carga de demostrar que se reúnen los extremos que establece el art. 219 establece. “Como lo señala Devis Echandia, la regla general que disciplina el onus probandi no
solamente opera a los fines sustanciales sino también para incidencias procesales. Siempre que se trate de aplicar una norma jurídica procesal que suponga presupuesto de
hecho, debe recurrirse a ella para imponer la consecuencia desfavorable de la falta de prueba a la parte que resulte beneficiada con los efectos jurídicos que en tal norma se
consagran. Y como ejemplo señala, entre otros, la oposición de un secuestro o embargo, que requiere la demostración de los aspectos fácticos tenidos en mira por el texto legal
que autoriza el levantamiento” (De Lázzari, Eduardo Néstor, Medidas Cautelares, Ed. Platense, La Plata, 1995, T.1, Pág. 403 y ss. con cita de Devis Echandía, Teoría General
de la Prueba Judicial, V.I. p. 509/510). Aunque en la Provincia de Córdoba no exista una norma idéntica a la citada, lo cierto es que constituye una regla indiscutida que quien

alga un hecho que favorece su posición procesal corra con la carga de acreditarlo cuando el mismo se torna controvertido por la otra parte.12

[12] C4a C.C Cba “Preper SRL c/ González Francisco José y Otro-P.V.E.- Otros títulos- Recurso de Apelación. Semanario Jurídico, tº 94 2006-B p. 456 y 457.
El art. 220 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación regula el levantamiento de embargo en todo tiempo disponiendo que “el embargo indebidamente trabado sobre
alguno de los bienes enumerados en el art. anterior podrá ser levantado, de oficio o a pedido del deudor o de su cónyuge o hijos, aunque la resolución que lo decretó se
hallare consentida”.

Vale señalar que, siendo de orden público las normas sobre inembargabilidad de bienes, el levantamiento del embargo de dichos bienes afectados puede hacerse de oficio13, aun
cuando la resolución que lo decretó se halle consentida por los afectados, y a petición del deudor o de su familia (cónyuge o hijos) en cualquier momento, no rigiendo plazo
alguno. En la antedicha afirmación la jurisprudencia es coincidente. Sin embargo, cuando no existe criterio uniforme sobre la inembargabilidad del bien, el juez no debe tomar
la iniciativa de desembargar de oficio.

[13] Con respecto a éste aspecto, algunos precedentes destacan que el juez no tiene la obligación de dispone en levantamiento sino tan solo la potestad de hacerlo. Esta es la opinión de

Novellino. En contra De Lázzari, entiende que se trata de una cuestión de orden público que los jueces han de cumplimentar como expreso deber..

Corolario de lo dicho es que quien solicita el desembargo tiene la carga de probar que la medida cautelar se ha trabado sobre uno de los bienes previstos en el art. 219 del CPCN
o 542 del C.P.C.C.. En cuanto a la oportunidad para solicitar el levantamiento del embargo, se entiende que no hay plazo para deducir la petición, aunque lógicamente en algún
momento ha de extinguirse la posibilidad de concretarla. En general se sostiene que se autoriza formular tal petición hasta el momento en que se realiza la subasta y aún cuando

los bienes estén en poder del martillero y se halle fijado fecha para el remate.14

[14] Arazi, Roland, Medidas Cautelares. p. 118, Ed. Astrea, Buenos Aires, 1999.; Novellino, Embargo y Desembargo, p.117.

Por su parte, De Lázzari, estima que no necesariamente el acto de remate determina el agotamiento de la facultad para pedir el levantamiento de la cautela, porque los derechos
del comprador no adquieren firmeza por la sola adjudicación y pago de la seña, sino que están sometidas a la eventualidad del sobreseimiento. De ahí que la solicitud de
levantamiento pueda tener lugar en todo tiempo, salvo que se afecten derechos adquiridos y firmes de un tercero (adquirente en subasta) cuyas prerrogativas hayan quedado

consolidadas en forma definitiva.15

[15] De Lázzari, Medidas Cautelares, t.I, p. 464 y 465.

El incidente de levantamiento de embargo que pudiere plantear el deudor, fundado en la inembargabilidad, no tiene plazo para ser deducido, desde que puede promoverse en
cualquier estado del proceso, no obstante el silencio del deudor al momento de trabarse aquél, o aún cuando se hallase consentida la resolución que lo decretó.

En cambio se ha resuelto que cuando es el mismo deudor quien ofrece un bien a embargo, en seguridad del pago de la deuda, no puede invocar luego la garantía de la
inembargabilidad, porque en última instancia el sistema de la ley responde a un interés individual en la medida en que nada impide que el propio obligado se desprenda
espontáneamente de ellos para satisfacer sus obligaciones, menos entonces para darlos u ofrecerlos en garantía del eventual cumplimiento de la sentencia ejecutiva dictada en su

contra.16.

[16] Arazi Roland, Medidas Cautelares. p. 119, Ed. Astrea, Buenos Aires,1999. Jurisprudencia y doctrina que allí se cita.

Mencionamos los casos en que no procede el levantamiento del embargo, así la jurisprudencia ha resuelto que los perjuicios que el embargo pudiera ocasionar no son
fundamento suficiente para disponer el levantamiento de la medida cautelar si los bienes no se encuentran incluidos entre los inembargables, pues, en todo caso, autorizarían a
solicitar la sustitución de conformidad a lo dispuesto por el art. 203 del CPCN, más sino ofrece bien alguno a embargo, el planteo debe ser desestimado.

2.4 Por abuso o exceso del embargante. Esta situación está prevista en el art. 208 del C.P.C.C.N. Se configura cuando quien solicitó la medida precautoria ha actuado con
dolo o con culpa al pedirla, o no puso en la solicitud la debida diligencia, sin perjuicio de que debe existir un principio atenuante al juzgar esta conducta, dado que debemos

suponer que el juez que decretó a la traba del embargo preventivo ha realizado, previamente, una valoración acerca de su procedencia o no.17

[17] Novellino, Norberto José, Desembargo, Revista de Derecho Procesal Nº 1, Medidas Cautelares, Rubinzal Culzoni,1998, Santa Fe, p. 97.

Es decir procede el levantamiento de la medida cautelar cuando aparezca acreditado el ejercicio abusivo del derecho a peticionarlo y a ese efecto habrá que tener en cuenta
si el daño ocasionado que da o no protegido con la contracautela.
Sabido es que las medidas cautelares son susceptibles de ocasionar perjuicios y para asegurar el eventual resarcimiento de esos perjuicios las leyes procesales exigen al
peticionario la prestación de la contracautela.

Como requisitos de procedencia de responsabilidad se mencionan: 1. La existencia de una medida cautelar. 2 Ilegalidad. En este punto hay dos posiciones: una objetiva, según
la cual basta la “sentencia definitiva” que rechaza la pretensión principal para que la medida cautelar- por ser accesoria sea considerada contraria a derecho. La segunda posición
está constituida por la tesis subjetiva, que requiere en el peticionario de la medida el dolo, la culpa o la negligencia.

Para la doctrina objetiva, la responsabilidad tiene su origen en la simple circunstancia de que la medida resulte en definitiva haber sido trabada en forma indebida, sea en
razón de rechazarse la pretensión principal o bien por motivos atinentes a la improcedencia de la cautelar (por ejemplo, desistimiento o caducidad de la medida.

El art. 459 primer párrafo Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba adhiere a esta doctrina, estableciendo un factor de atribución de responsabilidad
objetiva, pues dispone: “El solicitante deberá prestar fianza, u otra caución, según el caso, por las costas y daños y perjuicios si resultare que el derecho que se pretende
asegurar no existe”.

En cambio la tesis subjetiva, requiere que el peticionario de la medida cautelar hubiere desplegado una actividad dolosa o culposa (Arts. 1067, 1109.C.C. y artículo 208
C.P.C.C.N. Se ha sostenido-en criterio que se comparte- que todo lo referente a la responsabilidad derivada de medidas cautelares ha de ser motivo exclusivo del derecho
sustancial conforme la prelación normativa prevista en el artículo 31 de la Constitución Nacional y no de los Códigos procesales. Dicho de otro modo, lo atinente al derecho

resarcitorio corresponde al estudio del derecho obligacional.18

[18] Spota, Alberto G., “Responsabilidad en materia de medidas cautelares”, L.L, 1989 -E-p. 486. Fernández, Raúl E., “Informe sobre medidas autosatisfactivas, anticipación de tutela

jurisdiccional y tutela preventiva en el derecho de daños”, Zeus Córdoba, Nº 195,2/5/06, Nº 1, p. 339,340.

2.5 Levantamiento de embargo sin tercería: La normativa procesal posibilita a un tercero afectado por la traba de un embargo, que solicite su levantamiento, evitando de esta
forma la promoción del incidente de tercería, cuando su carácter de titular del bien sobre el cual ha recaído la medida aparece en forma clara, inequívoca y fehacientemente
comprobada.

Se trata de una simple petición y no de una pretensión en sentido técnico, que provoca la apertura de una muy breve incidencia, la que se deduce, sustancia y resuelve dentro de

la causa principal19 La jurisprudencia ha hablado lisa y llanamente de “mero trámite”, caracterizando de esta forma la economía y sencillez, de modo que debería resolverse la
petición articulada con la sola sustanciación que debe efectuarse con el embargante.

[19] Arazi Roland, ob. cit. p. 136

Respecto a los requisitos de la petición debemos decir que la admisibilidad del pedido de levantamiento de embargo sin tercería se encuentra sujeta al aporte de elementos que

señala el art. 441, es decir acreditando in continenti20 su posesión actual, en conformidad con el título de propiedad que exhibiera, según la naturaleza de los bienes.

[20] Según el Diccionario Jurídico de Gonzalo Fernández De León (Ed. ABECÉ S.R.L., 2ª ed., t. III, p. 162), la alocución "in continenti" empleada en el art. 441 del C. de P.C., significa al

instante prontamente, sin dilación. Interpretando dicha expresión, y las demás exigencias contenidas en la norma aludida, la jurisprudencia ha entendido que para la procedencia de la solicitud

de levantamiento de embargo que autoriza, la acreditación del dominio de los bienes en cabeza del peticionante debe ser tan categórica que haga innecesaria la deducción de la tercería

respectiva; quien invoque su amparo -se ha precisado- debe acreditar el dominio exhibiendo el título que corresponda a la naturaleza del bien involucrado, y lo debe hacer en el acto de su

presentación pues no hay posibilidad de completarlo con posterioridad; por todo ello -se ha puntualizado también- la admisibilidad de la petición debe juzgarse con criterio restrictivo (confr.

M. Martínez Crespo, "Cód. Proc. C. y C. de la Pcia. de Cba. - Ley 8465", Advocatus Cba. 1996, ps. 118/119).

Entonces, el tercero perjudicado por el embargo debe acreditar efectivamente la propiedad o la posesión de manera concluyente e inequívoca con los elementos probatorios
acompañados con la petición, de no ser así, correspondería su rechazo in limine. Todas las cuestiones referidas al trámite de la tercería imponen cierta carga de responsabilidad
sobre los hombros del tercero en orden a evita cualquier posibilidad de una coalición o mancomunidad entre éste y el embargado pueda poner estorbos al trámite del proceso
principal y con ello los derechos del acreedor embargante.

Se ha dicho que el tercero debe traer la más concluyente de las pruebas de dominio o posesión de la cosa embargada, debiéndose interpretar los medios probatorios de manera
estricta tal que no exista lugar a dudas acerca del derecho pretendido. Vale recordar que de la lectura de la norma se desprende que la petición será resuelta sin apertura a prueba.
La incidencia tiene un trámite simple y consiste en un traslado al embargante, quien estimamos podrá impugnar la documentación traída por el tercero en cuyo caso, deberá
admitirse prueba a este fin. Creemos que debe ser así, puesto que la resolución que se dicte hará cosa juzgada para el embargante y éste no cuenta con otra vía para revertir lo

resuelto. En cambio al tercero se le otorga la posibilidad de deducir la correspondiente tercería,21 como veremos en líneas siguientes.

[21] Ferreyra De De la Rúa, Angelina, González de la Vega de Opl, Cristina, “Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba, Ley 8465, Comentado y Concordado con los

Códigos de la Nación y Provinciales, Tomo II, Segunda Edición. Actualizada, Editorial La Ley, p.822 y 823.

En los supuestos de bienes registrables bastará acompañar el título de dominio y un certificado expedido por el registro correspondiente. Ahora bien, si el tercero acompaña
una escritura pública de la cual resulta que es propietario del bien embargado, corresponde levantar el embargo aunque el embargante acuse la simulación o el fraude en la
compraventa, porque tal solicitación debe ser tratada en un proceso de conocimiento y no dentro del breve trámite que prevé la norma bajo examen.

Quien tiene boleto de compraventa, entrega de posesión y pago de precio de fecha anterior al embargo, tiene titulo suficiente para admitir el levantamiento de embargo sin
tercería, aunque en el caso, se ha sostenido que correspondería la vía de la tercería.

En el supuesto que recaiga sobre un automotor resulta procedente si se adjunta el titulo de propiedad y certificado de dominio expedido por el Registro de la Propiedad
Automotor donde conste inscripto a nombre del tercero, a tenor del carácter constitutivo que posee la anotación (art. 1, decreto ley 6582/58).

Si el caso es de bienes muebles, el tercero debe demostrar la posesión de dichos bienes y que se encuentra en condiciones de disponer de las esas cosas.22

[22] Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial, del Trabajo y de Familia de Villa Dolores (CCivComTrabyFamiliaVillaDolores), 04/03/2003,Autos: Garay, Javier M. c. Martínez, José S. :

LLC 2003, 1304 - DJ 2004-1, 1314 La solicitud de levantamiento de embargo peticionada por un tercero que alega ser el titular de los bienes muebles sobre los que se trabó la medida y que

los mismos son utilizados para su actividad habitual de comerciante, debe ser rechazada si la prueba documental que ofrece no es idónea para acreditar en forma categórica la titularidad de

propietario que invoca, siendo este un requisito legalmente exigido.

Cabe mencionar conforme se ha decidido, que si para acreditar la propiedad del tercero sobre los muebles embargados se acompaña documentación cuya autenticidad es
necesario comprobar, excediendo el simple trámite impuesto por la ley ritual no corresponde el levantamiento del embargo, máxime si los bienes se encontraban en el
momento de la traba del embargo en el domicilio del demandado.

Por último, cabe destacar que no es requisito previo para iniciar la tercería el haber intentado el levantamiento del embargo por la vía del art. 441 del C.P.C.C. toda vez
que como anticipado es sólo una posibilidad que la ley procesal le concede al tercero de manera rápida y económica.

2.6 Por tercería de dominio: Este supuesto está legislado en el en el Título V del Libro I del Código Procesal Civil de la Provincia de Córdoba, es decir, antes del Título VI del

mismo Libro donde se tratan las medidas cautelares. Señala Novellino que este desembargo está previsto anticipadamente y fuera de contexto.23

[23] Novellino, Norberto José, Desembargo, Revista de Derecho Procesal Nº 1, Medidas Cautelares, Rubinzal Culzoni,1998, Santa Fe, Pág. 98.

La tercería de dominio es el instrumento adjetivo por el cual un sujeto extraño a la litis ingresa al proceso esgrimiendo un interés directo sobre un bien.

De lo dicho se desprende que el tercerista tiene un interés meramente económico e invoca un derecho real, argumentando que es propietario de la cosa que ha sido objeto de
embargo.

La tercería de dominio encuentra como antecedente necesario la circunstancia de un embargo previo que grave el bien sobre el cual se ejerce este derecho.24

[24] Ferreyra De De la Rúa, Angelina, González de la Vega de Opl, Cristina, Ob. cit. p.808.

Cabe señalar que la tercería únicamente puede promoverse para desafectar un embargo a un bien efectivamente trabado y no para dejar sin efecto cualquiera de las otras
medidas cautelares.
Pesa sobre el tercerista la carga de la prueba acerca del dominio invocado.

Tratándose de inmuebles, el dominio se acreditará con la escritura pública exigida por el artículo 1184, inciso 1º, del Código Civil, debidamente inscripta en el Registro de la
Propiedad, conforme lo prevé el artículo 2505 del precitado texto legal.

Algunos sostienen, además, que se demuestre que se ha operado la tradición.25 En contra se pronuncia Novellino, para quien basta la escritura traslativa de dominio que siendo

instrumento público hace plena fe hasta que no sea argüida de falsa.26

[25] Conforme lo normado por los artículos 2378 y 2379 del Código Civil. En este sentido se pronu ncian Palacio, Lino Enrique y Alvarado Velloso, Adolfo, Código Procesal Civil y

Comercial de la Nación explicado, Rubinzal Culzoni, Santa Fé , 1992,t. 3º p. 347 in fine

[26] Novellino, Norberto José, ob.cit. p. 99.

Tratándose de bienes muebles la exigencia de la tradición viene impuesta por aquello que la posesión de buena fe vale por título, conforme el artículo 2412 del Código Civil.

Respecto a la tramitación del instituto bajo examen de acuerdo al art. 439 del C.P.C.C. se sustancian por el trámite declarativo, para ello se tiene en cuenta los parámetros fijados
por la ley procesal para descifrar el procedimiento a seguir. Así dicho parámetro está dado por la importancia económica de la cuestión, verbigracia, por el monto del embargo.

La deducción de la tercería genera un litisconsorcio necesario entre ejecutante y ejecutado pero con particularidades especiales que proyectan distintas situaciones que
mencionamos ha continuación; si el ejecutante se allana a la pretensión del tercerista y el demandado no se constituyó en parte incidental, este acto tiene total eficacia,
determinando una resolución estimatoria. Si es el demandado quien se allana, este reconocimiento carece de los efectos propios del allanamiento y no puede perjudicarle al
embargante (art. 439, última parte.) Si el demandado se opone a la pretensión del tercerista y el ejecutante se allana, continuará sustanciándose la tercería hasta llegar a la
sentencia.

3. Palabras finales

Sin ánimo de agotar el tema, hemos expuesto en forma sucinta las distintas modalidades que se presentan dando lugar al levantamiento de un embargo trabado. Sabemos que
la exposición realizada, lejos de agotar el tema, implica sólo un esbozo que permite a quienes posean más conocimiento y agudeza intelectual profundizar y enriquecer.

4. Bibliografía consultada:

Arazi, Roland, (director) “Medidas Cautelares”, Astrea, Buenos Aires, 1999.

De Lázzari, Nestor Eduardo, “Medidas Cautelares”, Artes Gráficas Candil, Buenos Aires,1986.

Fernández, Raúl E., “Informe sobre medidas autosatisfactivas, anticipación de tutela jurisdiccional y tutela preventiva en el derecho de daños”, Zeus Córdoba, Nº 195,2/5/06, Nº
1.

Ferreyra De De la Rúa, Angelina, González de la Vega de Opl, Cristina, “Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Córdoba, Ley 8465, Comentado y Concordado
con los Códigos de la Nación y Provinciales, Segunda Edición. Actualizada, Editorial La Ley, 2002.

Martínez Crespo, Mario "Código. Procesal Civil. y Comercial de la Provincia de Córdoba. - Ley 8465", Advocatus Cba. 1996.

Novellino, José Norberto, “Embargo y Desembargo y demás medidas cautelares”, 4ª Edición, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1994.

Novellino, Norberto José, “Desembargo”, Medidas Cautelares en Revista de Derecho Procesal Nº 1, Rubinzal Culzoni,1998, Santa Fe.

Palacio, Lino Enrique y Alvarado Velloso, Adolfo, “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación explicado”, Rubinzal Culzoni, Santa Fé , 1992.
Olcese, Juan María: “El embargo preventivo en el C.P.C. de Córdoba”, Semanario Jurídico, Tomo 81-1999-B.

Perrachione, Mario C. “Medidas Cautelares”, Ed. Mediterránea, Córdoba, 2006

Podetti, Ramiro, “Tratado de las Medidas Cautelares”, Ediar Buenos Aires, 1969

Spota, Alberto G., “Responsabilidad en materia de medidas cautelares”, L.L, 1989-E-.

Wetzler Malbran, Alfredo R., “Provisionalidad de las medidas cautelares y cosa juzgada formal”, en E.D. 136-255.

Intervención y administración judicial

Es aquella medida cautelar en virtud de la cual una persona designada por el juez, en calidad de asesor externo de este, interfiere en la actividad económica de una persona física
o jurídica, sea para asegurar la ejecución forzada o para impedir que se produzcan alteraciones en el estado de los bienes (Palacio)

Son dos las situaciones que se presentan:

Aseguramiento de la ejecución forzada, la intervención se caracteriza por la circunstancia de que se decreta con el objeto de que el interventor proceda a recaudar renta o frutos
ya embargados. Es el interventor recaudador

Regularización o mantenimiento de una situación determinada, se pueden distinguir dos tipos de intervención, según el alcance de las funciones a cumplir:

1 Interventor informante o veedor: cuando se limita a fiscalizar o controlar la administración de una sociedad, asociación o patrimonio, de oficio o a
petición de parte se designa para que de noticia acerca del estado de los bienes objeto del juicio o de las operaciones o actividades (art. 477 C. P. C. C.
Córdoba.

2 Interventor administrador: cuando su función consiste en reemplazar provisoriamente a la administración de la entidad o bienes.

Inhibición general de bienes

Es la medida cautelar que impide genéricamente gravar o enajenar bienes registrables. Su anotación en los asientos dominiales, tiene como objeto evitar actor de disposición o
la constitución de derechos reales. Funciona como subsidiario del embargo y procede en los casos en que habiéndose solicitado éste, la medida no pudo hacerse efectiva por no
conocerse bienes del deudor o porque los que existen son insuficientes. Anotada, quedará sin efecto si el deudor presentase bienes o diere caución suficiente.

Anotación de litis

Tiene por objeto asegurar la publicidad de los procesos relativos a bienes inmuebles o muebles registrables, con el fin de que la sentencia que sobre ellos recaigan puedan de ser
opuestos a terceros adquirentes del bien litigioso o a cuyo favor se constituyó el derecho real sobre éste.

No impide su enajenación ni produce los efectos del embargo o de la inhibición ni restringe las facultades del propietario. Busca hacer conocer la existencia de un juicio que
afecta al bien.

La anotación de la litis es propia de los procesos que tiene por objeto la modificación de una situación de una situación registral, como el caso de la usucapión, la reivindicación.
Prohibición de innovar

Tiende a impedir que se modifique una situación de hecho o de derecho existente en un momento determinado, a los fines de mantener la igualdad de pares con intereses
contrapuestos.

Como contracara de ella se admite también la medida innovativa que implica una orden tendiente a reponer las cosas a un momento anterior a la iniciación del proceso.

Distintos modelos de oficios de embargo.

Modelo de embargo de bienes muebles:

Córdoba 14 de octubre de 2007

Sr Oficial de justicia s................. D

En los autos caratulados: “DIAZ MARIA VERONICA C/ GARCIA ESTEBAN- ORDINARIO- DAÑOS Y PERJUICIOS- Exp. N° 21397/36, secretaria a cargo de la
autorizante, se ha resuelto librar a Uds. el presente a fin de que luego de recibido y con las formalidades de ley, se constituya en el domicilio sito en A. Juan Loza 123 B°
Providencia de ciudad y PROCEDA A TRABAR EMBARGO sobre bienes de propiedad del demandado: Sr. Esteban García, D.N.I.

6.500987, hasta cubrir la suma de Pesos cinco mil, ($5000.-), debiendo nombrar de positario conforme a derecho, Art. 534, del C.P.C.C)

Queda facultado para allanar domicilio y hacer uso de la fuerza publica si fuera necesario (art. 533 C.P.C.C)

Se encuentra autorizado para intervenir en el diligenciamiento en el diligenciamiento del presente el Dr. Roberto Causana MP 123791.

Diligenciado que sea el presente se servirá devolverlo al Tribunal por la misma vía de recepción. A tales efectos deberá labrar acta circunstanciada, cumplimentando el A.R N 5,
Serie B, año 1986, del TSJ.

DIOS GUARDE A UD.

Embargo de haberes.

Córdoba 3 de julio de 2007.

Sr. GERENTE DE ARCOR S.A.

S…................... D

Se hace saber a UD. que en los autos caratulados: RAMOS MARIA DOMINGA C EZEQUIEL BARROS-EJECUTIVO POR COBRO DE CHEQUES, LETRAS O
PAGARES, EXP. N| 123654/36, en trámite por ante el tribunal de 1° instancia y 18 nominación civil y

comercial, secretaria a cargo de la autorizante, se ha dispuesto remitirles el presente oficio a fin de que tan luego de recibido procedan a trabar embargo sobre los haberes que
perciba en esa Empresa el Sr Ezequiel Barros, D.N.I 30.996.019, en la proporción de ley , hasta cubrir la suma de Pesos Cinco mil ($ 5000.-)-
Los importes que sean retenidos deberán ser depositados a la orden de este Juzgado y para estos autos en el Banco Córdoba, Sucursal Tribunales en el plazo de 2 días de
liquidados los haberes, bajo apercibimiento del art. 239 del Código Penal.

Se deja constancia que el Dr. Mauricio Berrotaran , MP. 1-29458, se encuentra facultado para diligenciar el presente.

Sírvase devolverlo directamente al tribunal con todo lo actuado.

DIOS GUARDE A UDS.

Medidas cautelares genéricas o innominadas

Es la que puede dictar el juez, según las particularidades del caso, cuando no existe una la ley una previsión específica que satisfaga la necesidad de aseguramiento. Constituye
una regla importante ya que la realidad cotidiana presenta permanentemente nuevas situaciones y cuestiones a solucionar que no se ajustan específicamente a los institutos
legales previstos en la ley.

Su otorgamiento está condicionado a que no pueda utilizarse otra medida cautelar; que exista temor fundado de perjuicio y que se trate de medidas de seguridad que resulten
más aptas al objeto del juicio.

El código procesal de la pcia de Córdoba ha introducido una norma que permite el otorgamiento de otras medidas precautorias, de seguridad o de urgencia, no tipificadas
específicamente, siempre que según las circunstancias fueran las más aptas para asegurar provisionalmente el cumplimiento de la sentencia.

Aunque no estén tipificadas para la procedencia se requerirá el cumplimiento de los presupuestos de verosimilitud del derecho invocado, peligro en la demora y contracautela.

A continuación, les presentamos el célebre fallo Camacho Acosta de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que nos ilustra acerca de la medida cautelar innovativa:

CJ, Agosto 7-997_ Camacho Acosta Maximino c. Grafi Graf srl. y otros Buenos Aires, Agosto 7 de 1997
Considerando

1: Que el actor en un proceso de indemnización de daños y perjuicios reclamo que se dictar a una medida cautelar innovativa que impusiera a los demandados
el pago de una prótesis en reempl azo de su antebrazo izquierdo que había sido amputado por una máquina de propiedad de aquéllos.

2. Que el juez de grado desestimó la medida en una resolución que fue confirmada por la sala H de la Cámara Nacional de {apelaciones en lo Civil que
entendió que el recurrente no había dado cumplimiento al recaudo de la verosimilitud del derecho, ya que de adentrarse el tribunal en el examen de la cuestión
debatida implicaría sin lugar a dudas, emitir opinión sobre el “thema desidendum”

3- Que el actor dedujo recurso extraordinario contra dicho pronunciamiento porque, según sostuvo. La resolución apelada no había respondido los argumentos
planteados en defensa de su posición y había desechado, sin justificación valida. Las pruebas agregadas por su parte que demo straban la verosimilitud del
derecho invocado y el peligro en la demora por la falta de colocación de la mencionada prótesis.

4 Que si bien es cierto que las resoluciones adoptadas en materia de medidas cautelares no son susceptibles de revisión por la vía del recurso extraordinario,
tal principio cede cuando la decisión produce un agravio de insuficiente, tardía o dificultosa reparación ulterior o bien cuando la alteración de la situación de
hecho o de derecho pudiera influir en la sentencia o convertiría su ejecución en ineficaz o imposible.( Conf. causa W3 XXXII2 Waroquiers, Juan P. otros c,
Quintanilla de Madanes, Dolores y otros” del 10 de octubre de 1996)
5. Que en tal sentido , el recurrente ha puesto de manifiesto que la tardanza en la colocación de la prótesis hasta el momento de la sentencia definitiva le
provocará un perjuicio irreversible en la posibilidad de recuperación física y psíquica de su parte , como también que la permanencia en su situación actual –
hasta el momento en que concluya el proceso- le causa un menoscabo evidente que le impide desarrollar cualquier relación laboral, todo lo cual reclama una
decisión jurisdiccional eficaz para modificar el estado de hecho en que se encuentra( ver peritaje psicológico y fs. 41vta de la queja)

6. Que esta Corte ha considerado a la medida cautelar innovativa como una decisión excepcional porque altera el estado de hecho o de derecho existente al
tiempo de su dictado, y por configurar un anticipo de jurisdicción favorable respecto del fallo final de la cauda, resulta justificada una mayor prudencia en la
apreciación de los recaudos que hacen a su admisión (Conf. fallos 316: 1833 y causa P489 XXV” Perz Cuesta SACI C. Estado Nacional s/ acción declarativa
de inconstitucionalidad (prohibición de inno var) “del 25 de junio de 1996. La Ley , 1996. D- 689

7. Que el juez de grado tuvo por acreditada prima facie la verosimilitud del derecho invocado por el actor cuando dispuso la traba de embargo sobre bienes
muebles e inmuebles del patrimonio de los demand ados a fin de resguardar el eventual pronunciamiento a dictarse sobre el planteo indemnizatorio del
apelante; verosimilitud que se vincula con los presupuestos de la relación jurídica y circunstancias fácticas determinantes del reclamo

8. Que para probar el recaudo del peligro en la demora – necesario en toda medida cautelar- el recurrente llevó a cabo diligencias a fin de evidenciar la
existencia de los intentos realizados por los demandados para disminuir su patrimonio lo que se veía agravado por la falta de seguro de accidentes de trabajo
respecto del personal que desarrollaba sus tareas en la empresa GRAFI GRAF SRL

9. Que ante tales afirmaciones la alzada no podía desentenderse del tratamiento concreto de las alegaciones formuladas so color de incurrir en prejuzgamiento
, pues en ciertas ocasiones – como ocurre en medida de no innovar y en la medida cautelar innovativa – existen fundamentos de hecho y de derecho que
imponen al tribunal expedirse provisionalmente sobre la índole de la petición formulada estudio que era particularmente necesario en el sub lite en razón de
que el recurrente pretendía reparar - mediante esa vía – un agravio causado a la integridad física y psíquica tutelada por el art. 5 Inc. 1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.

10. Que ello resulta así pues es de la esencia de esos institutos procesales de orden excepcional enfocar sus proyecciones – en tanto dure el litigio- sobre el
fondo mismo de la controversia, ya sea para impedir un acto o para llevarlo a cabo, porque dichas medidas precautorias se encuentran enderezadas a evitar la
producción de perjuicios que se podrían producir en caso de inactividad del magistrado y podrían tornarse de muy dificultosa o imposible reparación en la
oportunidad del dictado de la sentencia definitiva.

11. Que de considerarse admisible el único sustento dado por el a quo, la medida cautelar innovativa se convertiría en una mera apariencia jurídica si nsutanto
alguno real en las concretas circunstancias de la causa, habida cuenta de que toda presentación en tal carácter se enfrentaría con el valladar del eventual
prejuzgamiento del tribunal como impedimento para la hipotética resolución favorable al p eticionario

12. Que el mencionado anticipo de jurisdicción que incumbe a los tribunales en el examen de ese tipo de medidas cautelares , no importa una decisión
definitiva sobre la pretensión concreta del demandante y lleva insita una evaluación del peligro de permanencia en la situación actual a fin de habilitar una
resolución que concilie – según el grado de verosimilitud. Los probados intereses de aquel y el derecho constitucional de defensa del demandado.

13. Que en tales condiciones , y sin perjuicio de señalar que lo expresado no implica decidir concretamente sobre la procedencia del reclamo formulado por el
actor, corresponde declarar procedente el recurso extraordinario pues media relación directa e inmediata entre lo resuelto y las garantías const itucionales que
se dicen vulneradas( art. 15, ley 48)

Por ello se declara admisible el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada . Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que , por
medio de quien corresponda, proceda a dict ar nuevo fallo con arreglo a lo expresado. Agréguese la queja al principal. Eduardo Moliné Oconnor - -Carlos
Fayt- Guillermo Lopez.- Antonio Boggiano- Enrique PEtrachi- Gustavo Bossert- adofo vazquez: en disidencia

Disidencia del Dr. Vazquez.


Considerando: Que le recurso extraordinario , cuya denegación origina la presente queja no se dirige contra una sentencia definitiva o equiparable a tal( art.
14 ley 48) Por ello se desestima la queja - Adolfo Vazquez

LOS PROCESOS URGENTES (Págs. 398 a 412, T. II).

Actualmente se admite y se da estructura conceptual a los denominados procesos urgentes. El proceso urgente comprende diferentes trámites judiciales. Se propone la admisión
de estos tipos de procesos cuando concurran determinadas situaciones que exigen una particular y rápida respuesta jurisdiccional. En este sentido se incluyen dentro de ellos al
amparo y al habeas data. La tutela de urgencia o procesos urgentes reconoce en la actualidad tres tipos principales de mecanismos diferenciados entre si: las medidas cautelares
propiamente dichas, de la que ya hemos hecho referencia, las medidas autosatisfactivas y la tutela anticipada, debe mencionarse además el proceso monitor.

La tutela de urgencia cautelar anticipatorio, es aquella que trata de obtener, durante la sustanciación del proceso, una anticipación de la probable resolución a dictarse dentro de
éste. Con ellas se procura evita el perjuicio que podría significar para el peticionante de la medida, la demora en la satisfacción de la pretensión hasta el momento en que se
dicte la resolución definitiva. Esta tutela se caracteriza por ser revocable o confirmable por la sentencia de mérito. Por su parte, la tutela satisfactiva autónoma, se trata de un
requerimiento de carácter urgente, formulado al juez por un sujeto con carácter de parte que se agota, de allí satisfactiva, con su despacho favorable, no siendo entonces
necesaria la iniciación de una posterior acción principal para evitar su decaimiento.

Por último debemos mencionar el proceso monitorio. Esta categoría constituye un proceso en el que la estructura contradictoria normal se invierte.

En efecto, en el proceso monitorio el juez, luego de escuchar al actor, dicta la sentencia acogiendo su demanda y sólo después oye al demandado, abriéndose así el
contradictorio.

Para ampliar la siguiente lectura, te recomiendo leer:

Doctrina del día_Medidas autosatisfactivas.pdf


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Las medidas cautelares y procesos urgentes en el proyecto.pdf


142.2 KB
LECCIÓN 2 de 4

Referencias

Ferreyra de De la Rúa, A. y Rodriguez Juárez, M. (2009). Manual de Derecho Procesal Civil II. Córdoba: Alveroni.

Ferreyra de De la Rúa, A. y González De la Vega. C. (2003). Teoría General del Proceso. Córdoba: Advocatus.
LECCIÓN 3 de 4

Teleclase práctica

TP-Derecho Procesal II (Derecho Civil)-Teleclase N°4.mp4


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LECCIÓN 4 de 4

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