Cap VII (MELENJE)
Cap VII (MELENJE)
Cap VII (MELENJE)
Dentro de este capitulo se ha podido encontrar como telón de fondo, el tema de la revelación como el
punto de referencia y de confrontación entre la filosofía y la fe. Una de las formas de revelación de
Dios, es la de la Sagrada Escritura, la cual contiene una serie de elementos que permiten obtener una
visión del hombre y del mundo, con gran valor filosófico. La convicción fundamental de esta
filosofía contenida en la Biblia es que la vida humana y el mundo tienen un sentido y están orientados
hacia su cumplimiento, que se realiza en Jesucristo.
Ella plantea el problema del sentido de la existencia y ofrece su respuesta orientando al hombre hacia
Jesucristo, el Verbo de Dios, que realiza en plenitud la existencia humana. Hoy algunas corrientes
filosóficas afirman que no tiene ningún sentido la existencia humana, cayendo así en el nihilismo.
Esto porque el hombre se encierra en sí mismo, y no siente más la pasión por la búsqueda de la
verdad. Esta filosofía, que no busca el sentido último de la vida, es errónea e inadecuada; una filosofía
que no responda a la cuestión sobre el sentido corre el peligro de degradar la razón a funciones
puramente instruméntales, fenoménicas y relativistas, que alejan al hombre del trascender, de lo
metafísico y como bien se sabe, sin esto ultimo el hombre no puede profundizar en la revelación. Otra
de las formas de revelarse Dios es la de la tradición, que importante para entender las costumbres
actuales a la cual la filosofía y la teología deben recurrir para hacer juicios mejores fundados. No para
sacar siempre cosas nuevas, sino para aprender de las antiguas y enriquecer así el pensamiento
filosófico o teológico.
Hoy se evidencias los diferentes fenómenos que distorsionan el verdadero sentido y trasfondo de la
experiencia del conocimiento dentro de la fe; se habla del eclecticismo, como gran peligro en la
teología, porque este abandona el vocabulario filosófico, y tiende a alimentarse de distintas corrientes
filosóficas, pero sin hacer un análisis crítico de su contexto; Se habla del historicismo que sostiene que
la verdad que en un período de la historia era en sí puede no ser en otro período. Se recurre solamente
al pasado, o a la actualidad, sin relacionar los períodos, este se presenta algunas veces como una
forma de modernismo, buscando renovar los sistemas. Se habla del cientificismo, que presenta como
verdad solamente lo que se puede conocer por las ciencias positivas. También es fácil encontrar el
pragmatismo, que está presente sobre todo en las actividades de interés colectivo, se recurre solamente
al placer o bienestar de la persona y se olvida los principios étnicos, lo que hace que las decisiones
morales del hombre se subordinen; en muchas culturas especialmente en la de los jóvenes se da el
nihilismo, este niega que el hombres es capaz de alcanzar la verdad, dice que en la vida no hay
ningún sentido y lleva el hombre a un sentimiento de desesperación y de soledad. Ante todo, esto hay
que discernir muy bien para descubrir lo que realmente aporta al conocimiento, para seguirlo
cosechando y desechar todo lo superfluo y dañino que invade el intelecto y nos aleja de la revelación.
Ahora haciendo referencia a la teología; es necesario revisar su método para que sea más eficaz en la
causa de la evangelización del hombre. La verdad no cambia, la filosofía ayuda en esta renovación de
la teología para que sea un instrumento más eficaz para la evangelización de los hombres, presentando
el contenido de la fe y la inteligencia de la revelación. La verdad no se limita al tiempo y a la cultura,
pero se conoce en la historia y la supera, por ello es necesaria la correcta comprensión de lo que
quiere decir dicha verdad simbolizada en la palabra; la teología tiene un gran cometido que es la de
interpretar las fuentes, en este proceso es importante la ayuda de la filosofía para la recta
manifestación de la verdad y para la formación del intellectus fidei.
Por ello en la actualidad es urgente recuperar la filosofía, necesaria para la comprensión de la fe,
también la conciencia ética del hombre que está desorientada. Así también la teología podrá afrontar
los problemas que están en su competencia, anunciando la palabra de vida. Solo cuando la filosofía y