Voces Femeninas A La Calle - Ebook

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VOCES

FEMENINAS A
LA CALLE

III FESTIVAL VOCES


FEMENINAS A LA CALLE

EL BURDEL CULTURAL
COLECTIVO SIN 5EÑAL+ARTE
VOCES
FEMENINAS
A LA CALLE

VARIAS AUTORAS

EL BURDEL CULTURAL
EDITORES
Edición: EL BURDEL ISBN:
CULTURAL.
SIN 5EÑAL+ARTE.
CUBDS EDITORES.
Email:
magisterac3@gmail.com
Título de la obra:
VOCES FEMENINAS A 1 edición.
LA CALLE.

Autoras:
Bogotá, Colombia.
Shara Bueno.
Diseño e ilustración de
Liliana Márquez. la cubierta: Karen
Duque. EL BURDEL
Erika Cubides Cruz.
CULTURAL.
Angélica Camargo.
Impreso en Colombia –
Rocío Ramírez. Printed in Colombia.

Valentina Franco. El texto que aquí se


publica es de exclusiva
Natalia Parada.
responsabilidad de sus
Jeimy Gutiérrez. autoras y no expresa
necesariamente el
Diana Gutiérrez Q. pensamiento ni la
Magally Vega. posición de los
colectivos
Ana Cubides. compiladores.
Diana Rodríguez.
Alejandra Mancipe.
Magda Roció Pérez.
Alejandra Sánchez.

Karen Duque.
Vanessa Ariza.

Diana Camargo M.
A los cuentos que son mujeres, a las
mujeres que son historias, a las
historias que son cuentos…
El mundo hay que fabricárselo uno
mismo, hay que crear peldaños que te
suban, que te saquen del pozo. Hay que
inventar la vida porque acaba siendo
verdad.
Ana María Matute.
Sobrevivientes

Somos locas rebeldes,


locas de estar vivas,
locas maravillosas,
estrafalarias, floridas.
Ovejas negras
descarriadas sin remedio,
vergüenza de la familia,
piezas de seda fina,
amazonas del asfalto,
guerrilleras de la vida.
Locas de mil edades
llenas de rabia y gritos,
buscadoras de verdades,
locas fuertes,
poderosas,
locas tiernas,
vulnerables.
Cada día una batalla,
una norma que rompemos,
un milagro que creamos,
para poder seguir siendo.
Locas solas,
tristes,
plenas. Mujeres locas, intensas,
locas mujeres ciertas.

Rosa María Roffiel


Cada día al levantarse por la mañana se
repetía lo mismo. Parecía escuchar un
susurro en su mente que le avisaba que
las situaciones se tenían que repetir,
que todo sería un eterno retorno, un
tiempo que se consume a sí mismo, la
historia eterna circular.
Deseaba volver a ser ligera, frágil y
holgada. Que la vida se sembrara en un
punto quieto del universo y que las
dimensiones fueran solo tres.
Había vivido tanto, viajado tanto, se
había desvelado leyendo hasta la casi
ceguera y se había transformado en un
mortal Uróboro, autoconsumiendo todas
sus extremidades, atragantándose con
sus entrañas, apaciguando sus deseos
de deshacerse en la libertad que había
adquirido a fuerza de lucha…

Imágenes (2021)
EL PROYECTO LITERARIO:

TALLER DE ESCRITURAS CREATIVAS Y


PUBLICACIÓN DE LA OBRA “VOCES
FEMENINAS A LA CALLE”

Los colectivos SIN 5EÑAL+ARTE Y EL


BURDEL CULTURAL se fusionan en este
proyecto para llevar a cabo el taller de
creación literaria VOCES FEMENINAS A LA
CALLE, en el cual algunas mujeres jóvenes
Bogotanas desarrollaron un espacio de
creación y reflexión acerca de la
Independencia Económica y el derecho al
trabajo en condiciones de equidad en la
actualidad, teniendo en cuenta la situación de
pandemia o nueva normalidad. El resultado de
estas creaciones está plasmando en este libro.
Los colectivos están encabezados y
dirigidos principalmente por la maestra en
música y pedagoga Karen Duque y otras
mujeres pertenecientes a los dos colectivos,
acompañadas de la asesoría de los escritores
Mg. Andrés Cubides y Mg. Harold Camargo,
quienes participaron activamente de este
proyecto en pro de la reivindicación de los
derechos de las mujeres.
Algunas de las mujeres participantes en
esta obra pertenecen a los colectivos aquí
nombrados, otras pertenecen a colectivos
participantes en el festival VOCES
FEMENINAS A LA CALLE III y otras se
unieron a esta gran labor por medio de la
convocatoria pública realizada por los
colectivos. Agradecemos a ellas y a todas las
mujeres que participaron por prestar su voz
para liberar la palabra femenina y por
demostrar que en la calle hay voces que
necesitan ser escuchadas y leídas.
Cabe aclarar que los textos fueron
revisados y pasaron por el proceso de
diagramación y corrección de estilo, sin
embargo, se procuró respetar en lo más
profundo la esencia de cada escritora,
esforzándonos por cambiar en lo más mínimo
su estilo de narración y su voz interna, esto
para evitar reescribir los cuentos o
transformar la subjetividad de cada escrito. Lo
aquí leído procura ser lo más íntimo y personal
de cada una de las mujeres participantes, por
esto cualquier signo de puntuación o tilde
puede alterar el sentido profundo de un texto.
Muchas gracias por su lucha, por su
fortaleza y por ser mujeres que buscan
visibilizarse y visibilizar a otras mujeres.

Karen Duque.
ÍNDICE

PRÓLOGO

Shara Bueno
LIBÉRATE MOR!

Liliana Márquez
FATTUME
(ENCANTO)

Erika Cubides Cruz


ENCUENTROS

Angélica Camargo
UN RESPIRO

Rocío Ramírez Lozano


¿APRENDIENDO DE LA VIDA O EN LA VIDA?
Valentina Franco Villalobos
LA MUSA DE VALIENTE ARMADURA

Natalia Andrea Parada Casas


LA MUERTE DE MACARENA

Jeimy Esperanza Gutiérrez Chavarro


MUJERES FURTIVAS

Diana Patricia Gutiérrez Quimbayo


“Lugu”
AVENTURA PARTE 1

Magally Vega
¡EL ARTE NO ES COMO LO PINTAN!

Ana Cubides Cruz


RECIA; DILUIDA

Diana Patricia Rodríguez


CORAZÓN DE ORO
Alejandra Mancipe
SAMANTHA

Magda Roció Pérez Díaz


VUELTA ATRÁS

Alejandra Sánchez
ARTE

Karen Johanna Duque Riveros


UN PRIMERO DE MARZO

Vanessa Ariza Hernández


DÍA DE PAGA

Diana Katherine Camargo Mendoza


DOS RAYAS AZULES

REFLEXIONES
PRÓLOGO

Es un gusto darle la bienvenida a este


recorrido por algunas voces de mujeres. Voces
femeninas que han salido a la calle a levantar
el tono por aquellas que no tienen las
posibilidades. Este libro es la recopilación de
cuentos elaborados por mujeres jóvenes que
habitan en la ciudad de Bogotá. Son el
resultado de un taller creativo dinamizado por
los colectivos Sin 5eñal+Arte y El Burdel
Cultural en el marco del III festival Voces
Femeninas a la Calle, promovido por la
Secretaría Distrital de la Mujer y gestado por
organizaciones de mujeres jóvenes en sus
diferencias y diversidad. Un festival pensado
por mujeres jóvenes para mujeres jóvenes.
Para el 2021, luego de año y medio de
pandemia, aislamiento y por supuesto una
nueva realidad, las jóvenes que participan en
este festival decidieron visibilizar y reflexionar
sobre el derecho al trabajo en condiciones de
equidad. Históricamente sabemos que la
autonomía económica y las mejores
condiciones laborales no han estado en manos
de las mujeres. Sin embargo, la coyuntura
dada en el marco de la pandemia acentuó este
fenómeno e hizo evidente la feminización de la
pobreza.

Hoy las mujeres jóvenes de Bogotá


centran sus reflexiones en torno a estas
situaciones, desde su sensibilidad narran la
realidad de las mujeres de cara al trabajo, no
solo en la labor remunerada sino también las
labores de cuidado familiar y comunitario,
hablan de las jornadas laborales a las que se
enfrentan y, sin embargo, las asumen desde
el amor maternal y el amor femenino que nos
han enseñado a ver como innato en nuestra
cultura.

Los invitamos a disfrutar las voces de


las mujeres jóvenes que han decidido no callar
más y gritar a través de historias fantásticas y
reales, para mostrarles a ustedes lo que hace
el movimiento de mujeres jóvenes en Bogotá:
Construye territorio desde el arte y la
cultura.

Diana Katherine Camargo Mendoza.


Shara Bueno

LIBÉRATE MOR!

Comunicadora social.

Una mujer más que lucha.


Dedicado a mi mamá Olga y mi
abuela Eva.
Mamá ¿Recuerdas el sueño en el
que me marchaba con un hombre que no
conocías y tampoco deseabas que yo
conociera?

El hombre poco agraciado, ante tus


ojos infame, que se reía de tus lágrimas y no
hablaba nuestro idioma: Ese hombre era la
muerte.
Viejo compañero de juegos, muy
paciente y silencioso, como los pasos de la
infancia o mi pequeño tramo por la vida.
Ya sé que lo desprecias porque me
llevará lejos, ignoras que reservé el tiquete
cuando la inocencia me abandonó.
El mundo es insoportable y tú no me lo
contaste, el mundo es malo, lo sé, porque
sus manos arrancaron la venda bajando mi
pantaloncito.
¿Podrás soportarlo?

Claro que sí, las mujeres bellas y


esbeltas, sabias y amorosas como tú, lo
soportan todo. Llevo más de una década
preparándome, mi equipaje son las palabras,
también son el mapa y la excusa injusta de
mi partida. No intentes buscarme.
La lucha no es reciente, una mujer
llamada Lady Winchilsea, en el siglo XVII
escribió:
¡Ay! de la mujer que coge la pluma, es
considerada una persona tan
presuntuosa, que no hay virtud que pueda
redimirla de su delito.
Se nos dice que eso es falsear nuestro
sexo, y nuestro destino; los buenos modales,
las modas, la danza, los vestidos, son las
únicas actividades a que debemos aspirar;
escribir o leer, o pensar, o investigar, todo
eso enturbiaría nuestra belleza, nos haría
malgastar el tiempo y obstaculizaría las
conquistas de nuestra mejor edad, mientras
que la tediosa tarea de llevar una
casa, constituye para algunos nuestro
máximo talento y utilidad.

¡Qué hundidas estamos! hundidas a


causa de unas leyes equivocadas. Qué
tergiversan más a las de la educación que a
las de naturaleza; privadas de toda
posibilidad de cultivar nuestras mentes, no se
espera de nosotras más que seamos
insulsas y a eso se nos destina; y si alguna
descuella por encima de las demás,
impulsada por una más viva fantasía, o por la
ambición, la reacción del bando opuesto es
tan impetuosa, que la esperanza de triunfar
nunca es tan fuerte como el miedo.

A unos pocos amigos canto mis penas,


porque los laureles no fueron destinados para
ti; tu sombra es muy oscura, y con ella debes
contentarte.

Y hoy, siglos después, su pena sigue


siendo la pena de miles de niñas y mujeres. El
rechazo, la violencia, la burla y la
discriminación, sigue siendo nuestro pan
diario. Soy mujer, colombiana, tengo 22 años
y un diploma que me acredita como
profesional y, se supone, me abre puertas, sin
embargo, soy una más en la larga lista de
personas que reciben salarios mal
remunerados y sin ninguna garantía.

Esto ofende a la niña que fui, a la joven


en que me convertí y a la mujer que soy hoy.
Crecí viendo como mis madres sobrevivían
para que yo viviera, presenciando cómo sus
manos se agrietaban trabajando en casas
ajenas por sueldos que se esfumaban en un
abrir y cerrar de ojos. Comprendí la carga de
ser mujer cuando iba por la calle con mamá y
hombres le gritaban: “¡Cómo estás de rica!”,
“pss pss mamita”; y yo sentía miedo, y con los
años asco, y hoy un odio que me consume
cuando algún hijueputa me morbosea.

Crecí censurada por ser mujer; porque


me llegó el periodo; porque los senos me
crecieron, pero no lo suficiente; porque quise
en algún momento tener el cabello corto;
porque no me gustó el maquillaje; porque
preferí la tierra y los juegos físicos; porque
tuve sexo; porque elegí lo que quise estudiar;
porque elegí no elegir a hombres que no me
gustaban; porque hablé y defendí lo que soy;
porque viajé; porque me fui y no volví o mejor,
volví siendo otra.

Ahora que me hallo enfrentando la


adultez y la vida laboral, viendo cómo a mis
amigas y a miles de mujeres, se nos
discrimina, abusa, explota y censura
diariamente, quiero decirles: ¡Libérense,
mores! A través del amor propio; del
reconocimiento de sus propias capacidades;
de la aceptación de su cuerpo, de su risa, de
su cabello; de la concientización a madres,
padres, tías, tíos, amigas y amigos, sobre las
falencias de ese pensamiento
heteronormativo inculcado de generación en
generación. ¡Libérense, mores! de la pareja
que las maltrata; de la familia que las juzga;
del jefe que no las valora; del amigo que se
burla o las pordebajea por ser mujeres.
¡Libérense, mores! Por todas las que no
pudieron, por las que aún tienen miedo, por
las que ya despertaron, por las que aún no
despiertan, por las que vienen y con
seguridad, seguirán nuestra huella.
Liliana Márquez

FATTUME
(ENCANTO)

Licenciada en Biología.

Magister en Neurociencias.

Docente universitaria.
A mi sobrina Sofía.
Los pensamientos inundaban la cabeza
de Emilia todas las mañanas. No entendía por
qué el vaivén de sus caderas era una
provocación, para ella, los latidos de su
corazón se sincronizaban perfectamente con
cada movimiento, sus caderas representaban
vida, deseo, estrógenos embebidos.
En las tardes, cuando regresaba de su
trabajo y debía tomar aquel bus que
conectaba los cañaverales con su vereda,
Emilia halaba su falda y apretaba fuertemente
los muslos para ocultar cualquier destello de
feminidad que la pusiera en peligro, ese del
que le hablaban sus tías, reunidas al calor de
la estufa de leña narrando uno a uno los
sacrificios que como madres y esposas debían
hacer.
Los días en el cañaveral se convirtieron
para Emilia en tortuosos al caer la tarde. El
capataz la asediaba detrás de los árboles, con
una mirada lasciva que atormentaba su sueño.
Las otras mujeres la miraban con desdén, la
culpaban por provocar a sus esposos con ese
vaivén:
- ¡No sabe lo que le corre pierna
arriba! - Gritaban.
Lo que le corre pierna arriba, una frase
que retumbó en la cabeza de Emilia y que la
impulsó a correr desesperadamente en
búsqueda de aquellas palenqueras con
quienes hoy, a los 80 años, sigue bailando.
Ahora llora al recordar esas palabras y
baila para despertar la voz de toda aquella que
quiera ocultar la belleza de sus caderas.
Erika Cubides Cruz

ENCUENTROS

Licenciada en Ciencias Sociales.

Docente y coordinadora.

Mujer, hija, hermana y tía.


Para Alexandra, siempre estarás
con nosotros…
Bogotá, 15 de febrero.

Victoria: Me levanto a las 6:00 a.m.


Preparo un café con huevos fritos y una
tostada, tengo que estar a las 11:30 a.m. en
la avenida Primera de mayo con calle 43, me
dicta la experiencia en el tránsito de la ciudad
que es mejor salir unas cuantas horas antes
para así evitar llegar tarde.
Luisa: Candelaria La Nueva, 4:30 a.m.
Me levanto a calentar una olla con agua y
cuando está lista lleno una caneca con el agua
lluvia que pude recoger de la noche anterior y
me tomo unos segundos para despertar con
ternura a Isaac y a Steven para que se puedan
bañar, les pongo su ropa y peino sus cabellos
mientras aún sus ojos están entre cerrados,
una vez están listos les ordeno que se sienten
en el comedor y sirvo un desayuno modesto:
un plato de cereal con leche y fruta picada, veo
el reloj que ya marca 5:45 a.m.
Victoria: Reviso el correo electrónico,
envío algunas hojas de vida a las vacantes
más recientes en las páginas más populares
de búsqueda de empleo, por si acaso, y vuelvo
a revisar el e-mail de mi amiga Tatiana que
me comparte una vacante en una empresa de
tecnología, según la descripción de la oferta
laboral podría aplicar y el sueldo es bastante
atractivo, siento como en mi pecho nace una
pequeña ilusión, alisto mi bolso con todo lo
necesario y reviso rápidamente Google Maps
para obtener la mejor ruta que el transporte
público me puede dar.

Luisa: Paso por la tienda de Doña


Gloria, quien me sonríe y me dice:
- ¡Otra vez corriendo señorita! - asiento
con la cabeza mientras le compro yogurt,
papas fritas y un banano.
Bajo dos cuadras en dirección a la
avenida, vamos de la mano con Steven e
Isaac. Golpeo en la casa de mi papá que vive
hace algunos años solo porque mi mamá lo
abandonó, hoy será el encargado de cuidar a
mis hijos. Emocionados entran a la casa con
su abuelo y se despiden con un tierno: ¡adiós
mami, mucha suerte! Camino una cuadra para
llegar a la parada de la ruta del SITP Z500, su
ruta toma toda la avenida primera de mayo.
Victoria: Llego 20 minutos antes a la
agencia de empleo, tomo un turno y voy
revisando los papeles solicitados, llevo 6
meses sin empleo y la situación cada día se va
poniendo más dura, en el lugar hay más de
200 personas esperando su turno, de las
cuales, más de la mitad son mujeres como yo.
Luisa: Ingreso corriendo a la agencia de
empleo, tomo un turno y me siento en una
silla. La chica de al lado me comenta que los
turnos están muy demorados, le pregunto por
su nombre y ella me contesta que se llama
Victoria, le digo que es la primera vez que
hago los papeles para recibir un subsidio de
desempleo, ella me contesta que no se
imaginó que la situación fuera tan dura,
entonces le pregunto: ¿Qué profesión tienes?,
me dice ingeniera de sistemas. Entre sollozos
y tristeza me explica que aunque su profesión
es muy demandada en la actualidad, a las
entrevistas que se ha presentado la
discriminan de manera sutil, todo por ser
mujer, las entrevistas en su mayoría son con
hombres que hacen preguntas más allá de lo
profesional, y hacen observaciones de tipo: -
¿Entiendes de lo que estoy hablando o
prefieres tomar un café? -, - ¿Será que eres
igual de inteligente que bella? -, - ¿Tienes
pensado en tener un bebe en los meses
próximos? -, - ¿Estás casada o piensas casarte
en un plazo cercano? -.
En la última empresa a la que se
presentó, que era una multinacional en la cual
trabajaba un amigo suyo e iba recomendada,
logró pasar hasta la entrevista final con el
director de desarrollo, pero después de una
larga entrevista y de esperar por 2 semanas la
decisión, le llego un correo en donde le
agradecían por su tiempo, pero le informaban
que no había sido elegida. Después de
investigar con su amigo, este le comento que
la decisión se había reducido solamente a que
el otro candidato era hombre y que al director
no le gustaba contratar mujeres porque eran
“complicadas de llevar” y eran “autoritarias y
tercas”, se tendría una alta probabilidad de
indisponibilidad ya que era normal que se
embarazaran a su edad o que unos días al mes
se enfermaran por la llegada de su
menstruación, además de que generarían una
inestabilidad en el grupo de desarrolladores
“hombres” porque se prestarían a romances
internos, y que para terminar de adornar la
decisión ella tenía a su cargo a sus padres
enfermos y lo cual sería un obstáculo para el
ciclo de desarrollo del producto.
Victoria: Con la carpeta en la mano
ayudé a una joven amable y bastante joven,
de 22 años, que llegó algo asustada y
corriendo. Me preguntó sobre los requisitos, le
comenté que era la primera vez que hacía este
proceso y que no tenía completamente claro
los documentos necesarios. Entonces tomó su
celular y llamó a una persona adulta. En la
corta y apresurada conversación preguntó por
sus hijos y terminó la charla diciendo que
apenas saliera le marcaba de nuevo. Mientras
el tiempo pasaba quise calmar mi curiosidad al
preguntarle porqué una persona tan joven
pedía los beneficios del estado. Me contó el
resumen de su lucha, era profesora en un
colegio privado cerca de la avenida primera de
mayo, en donde trabajó durante tres años en
primaria, su título es normalista en primera
infancia y me contaba que la tendencia al
momento de contratar era buscar personas
jóvenes y sin experiencia, o recién graduados,
mujeres cabezas de hogar o con necesidades
críticas familiares, pero no por empatía, sino
que según palabras de la rectora del colegio
“Era un excelente negocio”, esto con el fin de
pagar sueldos por debajo del salario mínimo
legalmente establecido en la ley. Se aguantó
en el trabajo porque creía que no tenía más
posibilidades, la rectora de esa institución
constantemente en las reuniones semanales
decía a sus profesoras que debían agradecer
por estar en ese trabajo que tiene todas las
prestaciones sociales de ley, además de que el
acoso laboral era evidente porque se
desarrollaban tareas fuera del horario laboral
y se colocaban objetivos en plazos muy cortos,
con tiempos difíciles de lograr. Mientras tanto
su pareja le daba mensualmente cien mil
pesos por sus dos hijos, argumentando que no
tenía trabajo y que eso era lo único que podía
conseguir. Después de tantos años prefirió
quedarse sin empleo porque al solicitar un
aumento considerable para mitigar la
inflación, la rectora solo subió diez mil pesos,
argumentando que el colegio no tenía más
posibilidades económicas y que era insensato
no ponerse la camiseta en estos tiempos de
crisis.
Luisa: Después de 3 horas de espera,
pasó a la ventanilla y entregó los papeles, me
indican que debo regresar para llenar el perfil
personal y realizar una entrevista con un
psicólogo. Me levanto me dirijo a la puerta. Me
despido con señas de mi compañera.
Victoria: El psicólogo encargado me
muestra que hay un espacio que debo dejar
vacío en la hoja de vida y que además debo
presentar una prueba. De igual forma le
notifico el interés por tener el subsidio, ellos
radican papeles y después me retiro. El
guardia de seguridad abre la puerta y solo se
ve una ciudad oscura y fría.
Angélica Camargo

UN RESPIRO

Diseñadora de modas.
A los viajes de la vida.
No sabría qué decirles, creo que al
escuchar esta pregunta se vienen una
cantidad de recuerdos tanto buenos como
malos a mi cabeza, déjenme pensar. Siento
que mi mejor trabajo fue en un consultorio en
el que trabajé en Argentina, en esa época
entré a estudiar kinesiología y tuve la
oportunidad de trabajar en lo que estaba
estudiando, entonces iba practicando lo que
veía en la universidad, aparte trabajaba sólo
tres días a la semana, que eran los lunes,
miércoles y viernes y el sábado a estudiar
independiente.

Pero la vida da tantas vueltas que desde


argentina persiguiendo otros sueños terminé
en Italia, allá viví algunos meses y tuve que
regresar a Bogotá. Pero fue como si me
despertaran a la realidad echándome un poco
de agua en la cara. Mi peor trabajo fue cuando
llegué Italia porque pues obvio, cuando uno no
sale de Colombia no conoce las condiciones
tan indignas que hay acá, digámoslo así. El
contraste de países es increíble, cuando llegué
acá me di cuenta que la explotación laboral es
hijuemadre, mientras uno se cría en Colombia
no se da cuenta, está inmerso acá, pues uno
ni lo ve malo, porque pues es a lo que uno está
acostumbrado. Pero cuando uno sale del país
se da cuenta que existen otras oportunidades
de trabajo, otros horarios, otras cosas con
mayores beneficios. Incluso la gente es
diferente, dicen que la gente colombiana es
amistosa y cálida, pero yo he tenido un choque
con esa realidad acá.

Trabajé en un salón de belleza en Italia


y el trato con las persona era amistoso,
cordial, pero cuando llegué a Colombia a
trabajar en lo mismo mis mismas compañeras
de trabajo creaban un ambiente pesadísimo,
se hablaban chismes los unos de los otros,
parecía que su único objetivo fuera querer
ganar todos los clientes, aparte los horarios de
trabajo son de domingo a domingo de 8 de la
mañana a 9 de la noche, o la hora que fuera,
y en realidad pues sí uno descansa un día
entre semana, pero es agotador, aparte
cuando llegaba el día de cobrar tocaba repartir
lo que uno trabajaba con la dueña del salón de
belleza, para ella el 50%, o podía una
empleada quedarse con el 70% si llevaba sus
propios materiales. Creo que ese fue el peor
trabajo que he tenido, no dure tanto, primero
por la envidia que se encuentra en cada
esquina y también por las condiciones
laborales. Porque como personas no podemos
vivir solo para trabajar, necesitamos
condiciones dignas, ser tratados como seres
humanos y no solo vender el alma a estos
empleos que se lo tragan a uno y no le queda
ni tiempo a uno ni de respirar.
Rocío Ramírez Lozano

¿APRENDIENDO DE LA
VIDA O EN LA VIDA?

Licenciada en Biología.

Mujer, hermana e hija.


Dedicado a mi hermana Malu,
mujer fuerte, valiente, quien fue mi
apoyo incondicional y me enseñó a
luchar hasta el final.
Un día de esos que parecen que están
hechos para revolver las vidas…
María Lucía estaba sentada en la
frondosa hierva pensando en qué hacer con su
vida, recordando aquellas palabras que desde
niña había escuchado repetir una y otra vez
por su círculo cercano.
- Tienes que estudiar una carrera
universitaria, es la única forma de salir
adelante.
Ella pensaba que era muy fácil hablar de
estudiar, y obvio, ella quería tener un futuro
mejor, pero no es tan fácil en un país como en
el que vivía, además no tenía los recursos
suficientes poder pasar del colegio
inmediatamente a la universidad, por eso,
cuando se graduó de bachiller, empezó a
trabajar en una fábrica de pantalones jeans y
se fue acostumbrando a estar en ese lugar.

Años después, aburrida de la monotonía


y de las largas jornadas de trabajo, decide
buscar una carrera para estudiar, encontrando
en la docencia un camino a seguir, quizá con
la misma ilusión que inician todos los
profesores (cambiar el mundo desde un aula
de clase). El estudiar en el día y buscar un
trabajo que se pudiera acomodar a esos
horarios cambiantes no era fácil, pero gracias
al trabajo que había tenido antes y a su
responsabilidad encontró una señora que le
permitía ir a trabajar por ratos mientras
estudiaba - y en vacaciones - y así poder pagar
sus estudios.
Como no todo es lo que parece, cuando
inició a estudiar tenía un imaginario muuuy
alejado de la realidad, creía que las cosas iban
a ser más fáciles y que todo iba a cambiar
cuando se lograra graduar. Cuando al fin
alcanzó tan anhelado logro, el ingresar a la
vida laboral no fue tan fácil.
Con muchas expectativas empezó a
enviar hojas de vidas en un mercado laboral
bastante hostil y mal pago, pero como hasta
ahora estaba empezando necesitaba
experiencia laboral, aunque no fuera el mejor
lugar.
María Lucia soñaba con poder crecer
profesional y personalmente, por eso decide
cambiar de trabajo e iniciar un nuevo reto.
Iniciando el año todo iba muy bien, estaba
aprendiendo de un escenario educativo donde
convivía con muchas realidades de jóvenes
que se esforzaban, al igual que ella lo hizo un
día, por cambiar su realidad. Pero como a
todos nosotros a pandemia le hizo cambiar de
rumbo y quedó sin trabajo en medio de esa
nueva realidad.
Sin empleo, en medio de una pandemia
y con responsabilidades que cumplir, decide
buscar nuevamente trabajo con la persona
que trabajo cuando estudiaba la universidad,
en un trabajo totalmente manual, repetitivo,
lejos de lo que estudió, pero que le permitió
tener un ingreso durante más de seis meses.
Así, María Lucia agradece todos esos
aprendizajes que la vida le ha dejado, siendo
una persona con un título profesional, pero
que no se niega, si vuelve a ser el caso, a
trabajar en lo que sea para salir adelante.
Valentina Franco
Villalobos

LA MUSA DE
VALIENTE ARMADURA

Estudiante de psicología con enfoque


fenomenológico-existencial.
A todas aquellas mujeres a
quienes, de alguna u otra forma, se les
ha vulnerado.
En un mundo donde las maravillas se
instalan bajo nuestra piel cuando somos
niñas, no nos percatamos de lo rudo, cruel e
injusto que puede llegar a ser nuestro propio
juego, pues desde ese entonces se nos dicta
una forma de ser, que dócil y
simultáneamente, de alguna u otra forma,
configura nuestros modos de ser y estar en el
mundo. No obstante es la conciencia de esa
verdad la que nos lleva a poner un alto en el
tiempo y replantearnos las formas de
comportarnos con respecto al significado que
muy perentoriamente tiene el hecho de ser
mujer, en una sociedad sumida muchas
veces en la indiferencia y el egoísmo, como
también impregnada del machismo
naturalizado, es ahí pues, donde nos
armamos de lo que sea o como sea que se
llame para confrontar un suceso que en su
totalidad nos va robando o arrebatando parte
de lo que en realidad somos, seres fuertes y
con la capacidad apremiante de luchar juntas
en nombre de nuestras propias
vulnerabilidades.
Érase una vez una musa que deleitaba
a la otredad con su belleza y con su
incomparable capacidad de cuidado, ella: tan
sutil, tan frágil y vulnerable, pareciese que ese
fuese su destino, jugar el papel de cristal en
un escenario enfermizo orquestado por un
tirano, quizá lo era, quizá lo suyo tan solo era
irradiar eso: admiración por su hermosura.
Aunque la condenaran en la cultura de
la etiqueta, de lo superfluo, lo banal, lo
superficial e incluso ser percibida como un
objeto nefasto de deseo, pero… ¿qué más
podría esperar de una sociedad consumista?
Cuando fue eso lo que le transmitieron sus
ancestros. Ella tan solo quería salir de su
capullo, volar de esa absurda y vacía imagen
que le habían asignado y en su ya
incomprensible mundo emergió de ella una
poderosa fuerza, tal vez mágica y
endemoniada de rebelarse contra aquello que
la destruía, de a poco, con todo y nada; pues
insolentemente una muchedumbre, patéticos
foráneos creyéndose sabios le arrebataban un
pedazo de sí misma con sus habladurías
infames y sin-sentido.

Bella, era el nombre de aquella mujer,


hasta parecía que hubiese salido de un cuento
de hadas en el que la vida es perfecta y
maravillosa, pero esto no es más que una
mera utopía, una distracción, una forma de
escapar de lo mundano y una deplorable
añoranza desde tiempos remotos en los que
se imponían debeísmos de cómo ser en el
mundo, algo que en la realidad es consumido
por la fiebre hostil de un montón de primates
obstinados por obtener algo que les superpone
una “gloriosa batalla”, pero en este afán,
¿Hasta dónde es capaz de llegar el ser
humano? Se cuestionaba la musa abatida
después de ser presa de los abusos
inadmisibles de sus supuestos semejantes, al
final, el gentío solo busca excusas para
justificar sus actos ruines y escudarse tras esa
cínica frase de “tú me provocaste”, lo que no
es más que una cruel respuesta de un mundo
en el que la injusticia social prevalece y las
almas ambivalentes deambulan por el mundo
en busca de oportunidades que
constantemente, fervientemente y sin
escatimar en compasión o humanidad alguna
son azotadas, confinándoles a los lugares más
obscuros de un nuevo despertar.
Natalia Andrea Parada
Casas

LA MUERTE DE
MACARENA

Actriz con énfasis en clown egresada


de la escuela Casae.

Bailarina de Jazz lírico de la compañía


Atelier danza.
En memoria de la señorita Jacky.
Macarena estuvo gran parte de su vida
trabajando en un puesto de chance para
mantener a su familia. Sus condiciones de
trabajo no eran las adecuadas, así que ella
enviaba cartas a la empresa para que le
dieran garantías y aun así no recibía
respuesta. Hasta que llegó el 7 de velitas del
2018, donde unos ladrones por robarle las
ganancias la asesinaron y ahí si la empresa
colocó en el local la seguridad que ella tanto
había pedido.
Ese 7 de diciembre del 2018 acababa de
terminar con mi novio, era un día triste desde
su comienzo. En la noche había una
presentación en el teatro en el que yo
trabajaba, “Pepperoni” se llamaba la obra. Le
pedí a mi papá que asistiera al evento, para
que me ayudara a llevar mis cosas de vuelta a
casa (lo más triste de las rupturas, es tener
que recoger en bolsas tu dignidad).

Pasamos con mi papá una agradable


parte de la noche viendo la obra de teatro,
logrando olvidarme un poco de mi ex. Todo
tenía un aire festivo porque se celebraba el 7
de velitas, aunque yo prefería llegar pronto a
la casa de mis padres para descansar. Todo el
camino fue lento: Salir del teatro, llegar a la
estación, coger el Transmilenio, llegar al
portal, ir a los alimentadores, esperar,
subirnos al 10- 6, aguantar un poco el trancón,
aparentemente todo normal. Sin embargo,
recibí una llamada que no me esperaba, era la
tía de Gina, mi mejor amiga:
- ¿Ya hablaste con Gina? Me preguntó
ella.

- No, ¿Qué le pasó?

- Mataron a Macarena.
Yo le escuché perfectamente lo que me
dijo, pero en seguida entré en negación, no
pude dar crédito de lo que acababa de oír, tuve
que volverle a preguntar:

- ¿Qué?

- Mataron a Macarena, al parecer por


robarla en su puesto de trabajo. Voy a seguir
llamando a los demás para que sepan la
noticia, mañana viajo para allá.

Cuando colgué la llamada, me vi ahí en


el alimentador con las bolsas de mi ropa, triste
por alguien que no me quería, mientras mi
amiga lloraba a su madre asesinada. Me sentí
la mujer más estúpida del mundo por regalar
mis lágrimas a alguien que no tenía
importancia y empecé entonces a llorar por
Macarena.

Yo admiraba mucho a Macarena porque


su vida fue toda una novela. Quizá no me
alcancen las palabras para contar todo lo que
ella fue, pero por ahora les diré que fue una
mujer echada pa’lante. Tuvo una hija preciosa
con el hombre que amó, aunque él a ella no
tanto. Sola sacó adelante a su hija trabajando
en la venta de chance; vivía con su madre ya
mayor y cuidaba de ella.
A Macarena la conocí en 2012 cuando
yo estudiaba con Gina en el colegio, y desde
entonces (espero no exagerar con este dato),
Macarena ya enviaba cartas a la
administración de la empresa para que le
pusieran un vidrio templado y una puerta de
seguridad en su puesto de trabajo, lo cual
tenía mucho sentido, ya que en su turno
recibía bastante dinero. En las noches
ocasionalmente debía llevar el dinero que
recogía durante el día a su casa. Lo recuerdo
porque a veces con Gina íbamos a la central
del chance a entregar ese dinero. Aun así, las
cartas de Macarena nunca recibían respuesta.

Mi amiga salió igual de verraca a la


mamá, pues también trabajaba en el chance
para ayudar a Macarena y cuando quedó
embarazada de Lia, tuvo una razón más para
seguir laborando. Los sitios de trabajo de
Macarena y Gina quedaban a una cuadra de
distancia más o menos.
La noche del 7 de velitas había recibido
un audio de Gina donde decía que iba a
contarme un chisme, pero ella quería esperar
que le respondiera para decírmelo. Una hora
después de ese audio, ella tuvo que salir
corriendo de su puesto de trabajo, subir una
cuadra, apartar a la gente y vivir un cuadro de
ficción digno de una película de Tarantino:
Sangre por las paredes del local, Macarena
tirada en el suelo, confusión en ella y en la
gente, temblor en sus manos, un reloj
detenido en el tiempo.
- ¡Alguien que me ayude! tengo que
llamar un taxi (se le cae el celular cuando
intenta llamar).
- ¡Se va a morir! ¡Mamá resiste por
favor! ¡No te vayas!
Cuando por fin llegó un taxi, subieron a
Macarena lo más rápido posible y se fueron a
toda velocidad al hospital que consideraron
más cercano (que en realidad no lo era).
Cuando llegaron al hospital, Gina vio la cara
de las enfermeras que sin decir nada le dijeron
todo. Ella solo se acercó a la persona más
cercana que tenía, una pobre señora que le
sirvió de soporte para no caer al piso y poder
llorar, llorar y llorar…
Esa noche de velitas recuerdo llegar con
mi papá en la madrugada al puesto de trabajo
de Macarena. Todo estaba acordonado;
subimos a la casa de mi amiga y al verla la
abracé. Fue el abrazo más frío que jamás me
han dado, no teníamos fuerzas para llorar,
toda la familia estaba reunida y no sabíamos
cómo decirle a la abuelita de Gina lo que había
sucedido.
De ahí en adelante todo era borroso, no
recuerdo que fue de mí esa noche. Solo
recuerdo lo que me contaron de Gina: después
de tanto silencio gritó, gritó y gritó con todas
sus fuerzas hasta quedarse sin voz.
¿Qué pasó después? ¿Encontraron a los
asesinos? ¿Demandaron a la empresa? Pues
no. ¿Cómo iba mi amiga a demandar a la
empresa que le daba de comer a ella y a su
hija?

Afortunadamente le dieron un ascenso


y compraron con eso su silencio. ¿Qué más
puede hacer uno si los hijos tienen hambre y
uno tiene que sobrevivir? En el puesto de
Macarena no había cámaras, ni puerta de
seguridad, ni alarma, ni nada. Solo al día
siguiente de su muerte decidieron atender la
solicitud de sus cartas.
¡Malparidos! No esperaron ni un día y ya
estaban pintando de blanco la pared para
quitar la sangre que había manchado todo el
lugar. Le das toda tu vida a una empresa y
siempre serás una ficha reemplazable; no eres
indispensable… pero tú trabajo en vida, si es
“indispensable”.
FOTOGRAFIA: Eduardo Parada.
Jeimy Esperanza
Gutiérrez Chavarro

MUJERES FURTIVAS

Profesional en Lengua Castellana.

Candidata a magister en educación

Pontificia Universidad Javeriana.


A mi familia, por ser parte
fundamental en mi construcción
personal y profesional, porque sin
ustedes no lo hubiese alcanzado.
A mi hija Eileen Shaie González por
permitirme aprender, reír y soñar,
porque a pesar de su corta edad, sus
palabras, paciencia, fuerza y apoyo me
han motivado todos los días.
A aquellas personas que durante
algunos años me han acompañado sin
importar las condiciones y situaciones.

Esto es posible gracias a ustedes.


Todo inició en un día usual en mi vida,
caminaba y avanzaba, la mañana estaba fría,
pero tranquila, cada esquina de la avenida
Caracas era una fotografía de aquella realidad
que no conocía. En mi puericia anhelaba y
soñaba ser una gran profesional, sin embargo,
en el camino hallaría grandes desafíos que con
miles de miedos buscaría sobrepujar.
Esa mañana me cuestioné frente al por
qué, si las mujeres somos la fuerza
originadora y preservadora del destino de la
humanidad y la vida, se desdibuja su valor en
la sociedad. Nos atan y en algunos momentos
nos destinan a recorrer senderos oscuros,
borrosos, crepúsculos sin fin, en verdad
nuestras voces son silenciadas a tal punto de
creernos incapacitadas, limitadas y
desechadas, lo manifiesto porque durante
varios años lo sentí y lo pensé. El depender de
alguien más, el soportar discursos y palabras
que te destruyen, te llevan a empoderarte y
metamorfosear la suerte, y sí, era el instante
de hacer brillar de nuevo esa estrella que poco
a poco se había apagado.
Cerré mis ojos y vislumbre la nueva
mujer que quería ser. Sin dinero, y con el
apoyo de aquellos que nunca fallan, mis
padres, y después de un primer fracaso
universitario, me presente a una de las
mejores universidades del país, y en pocos
días me encontraba recorriendo el campus con
gran felicidad y esperanza, por supuesto
presentía que en tan solo cuatro años y
algunos meses más, un título profesional
transformaría y desvanecería aquel capítulo
gris que con enseñanzas llegaría a su fin...
- Estoy segura de que muchas de
ustedes, en algún pasaje de la vida, se han
sentido igual: el machismo, los imaginarios y
estereotipos sociales propician grandes
brechas de desigualdad y no es sencillo salir a
flote en espacios donde a diario somos
vulneradas. El día que presencié y protagonicé
mi ceremonia de grado recobré el amor propio
y los pequeños fragmentos de mí autoestima,
uno a uno los fui acopiando para rehacerla. En
varias ocasiones me pregunté ¿Seré capaz de
alcanzar mis sueños? ¿Cómo? Y hoy les puedo
expresar que sí es posible, que sí pueden,
quizás sentirán miedos, soledad, angustia,
pero recuerden cuan valiosa son, esto las
llevará al más grande laurel que alcanzarán.
Al presente estoy culminando mis
estudios de posgrado, laborando y visionando,
porque aquello que anhelaba paso a paso lo he
logrado. Mi vida recobró sentido desde el
momento en el que me permití soñar,
amarme, amar a quienes verdaderamente lo
merecen y ser feliz – y ¡No olvides Mujer!

He aquí tú eres hermosa,

Perfecta y virtuosa,

Fuiste creada

Como el oro precioso,

Y refinada como un ángel valioso,

no hay ninguna igual a ti

Porque eres el motivo del existir.


Diana Patricia
Gutiérrez Quimbayo
“Lugu”

AVENTURA PARTE 1

Licenciada en básica con énfasis en


lengua castellana.
Especialista en ambientes de
aprendizaje.

Magister en educación.
Dedicado a mi hermosa madre,
Ligia Helena Quimbayo Chaguala, que
me cuida desde el cielo. Gran mujer y
ejemplo a seguir…
Una tarde fría y lluviosa, en mi amada
Bogotá, acompañé a mi hermosa madre al
famoso almacén tía que quedaba ubicado en
la calle 12 con carrera 10ª en pleno centro…
Cuando entramos había mucha gente saliendo
y entrando, mi mamá no apartaba sus ojos de
todo lo que vendían allí, me acuerdo tanto que
entró a preguntar el famoso jabón Paramí, que
en ese tiempo le sacaba el mal de ojo a todas
las personas que lo usaban, al menos eso
solían decir mis padres…

Allí mismo también vendían almuerzos


y mi madre y yo estábamos sin comer, mi
mamá me llevó a unas sillas que para mí eran
como columnas, pues al contar con tan solo 5
años, el mundo lo veía gigantesco, esto
también lo cuento por mi madre, porque
después que crecí la vi haciéndose un poco
más minúscula…
Estando en aquel almacén comimos
algo y nos dirigimos a la caja para cancelar lo
que habíamos consumido, y por supuesto,
para terminar de hacer algunas compras. Al
tener todo, mi madre me dijo:

- “Paty quédese ahí, no se vaya a mover


que voy a pagar esto y nos vamos”
Pero como todo niño inquieto pues me
moví del lugar que mi mamá me había
indicado, no sé cuánto tiempo pasaría, solo sé
que se me perdió de mi vista el rostro de mi
madre. Salí del almacén, allí me quedé
mirando a todos los transeúntes, pero por
ningún lado hallé a mi madre. La tarde se
estaba poniendo oscura y ya estaba
deambulando yo sola por las calles, una niña
a esa edad tan temprana internada en esta
selva de cemento, como la cita el buen Rubén
Blades, así que seguí caminando, no sé por
dónde iba pero me acuerdo que una anciana,
que estaba refugiándose del frio, me llamó y
me preguntó que por qué estaba a esa hora
tan sola, yo le conté que estaba con mi mamá
y me perdí, ella me dijo que me acostara con
ella y me cobijó debajo de unas hojas de
periódico. Al amanecer sentí mucho frío la
señora se levantó y recogió todos los
periódicos, los guardó en un costal y me llevó
de la mano a una cafetería, allí le dieron una
bebida caliente la cual me compartió, no
recuerdo si era tinto o café, pero se lo
agradezco porque mi estómago estaba vacío.

De la cafetería nos fuimos al barrio


Santa fe, sabía su nombre porque allí
habíamos vivido con mis hermanos y padres.
Nos ubicamos en una esquina muy transitada
y me obligó a pedir limosna, me decía: - Si se
va a quedar conmigo es mejor que empiece a
pedir limosna. – Yo, que era tan pequeña, me
vi obligada a citar la siguiente frase: -“Una
limosnita por el amor de Dios”.
La gente que pasaba me empezaba a
dar limosna, y la anciana me decía: - “Muestre
esas monedas yo las voy guardando”. Así paso
ese día, ya en la tarde la mujer me llevó por
los lados del colegio donde mi hermana mayor
estudiaba, me acordaba que se llamaba
Colegio La Inmaculada, era de monjas y sabía
que el otro año iba a ingresar allí, yo le dije a
la anciana que me dejará ahí para que mi
hermana me viera al otro día, la anciana se
quedó mirándome y me dijo: - “Vámonos, no
la puedo dejar acá sola, la calle tiene muchos
peligros”. Así que le hice caso a la anciana y
esa noche volvimos a quedarnos en la calle.
Esa noche lloré mucho y casi no dejaba dormir
a la vieja, extrañaba a mis padres y a mis
hermanos.
Al otro día entramos en una tienda y
había una gran algarabía, pues la anciana se
dio cuenta que en la tv estaba mi foto dónde
me buscaban y ofrecían una recompensa. Ese
lapso de tiempo lo tengo en el olvido, sólo
recuerdo la voz de mis padres llamándome y
yo con los ojos llenos de lágrimas me
reencontré con los suyos, dejando atrás esos
días de mendicidad y abandono.
Magally Vega

¡EL ARTE NO ES COMO


LO PINTAN!

Maquilladora artística.
Publicidad, Marketing Digital, Brand,
Colaboración, PR, Comunity Manager.

@maggyvegamua
Para Valentina.
Aquella mujer no se imaginó un futuro
lleno de arte, siempre tuvo sueños acerca de
su independencia como artista y se decía a sí
misma: - ¡tengo derecho a tener el trabajo de
mis sueños!
Lastimosamente la igualdad de la
sociedad en que nació no existía, para quienes
no nacieron en cuna de oro era casi imposible
dedicarse a ser artistas, además, les daba
miedo lanzarse a ese camino por miedo al
fracaso y al qué dirán.
Vivir del arte en Colombia es un camino
difícil, muchos artistas dirían que
prácticamente es morir sofocados con la falta
de oportunidades, viendo que su arte es poco
o nada valorado, donde no tienen el espacio,
los medios y los recursos para darse a conocer
y expresar esos sentimientos a través de sus
obras.
Ella era madre soltera, luchando por
salir adelante y darle lo mejor a su hija, pero
siempre sentía que algo le faltaba...
Hasta que un día dio el primer paso,
aunque seguía esclava de un trabajo que no la
hacía feliz tuvo pequeños momentos de
libertad, de expresión y salió a relucir su otra
mitad, esa parte que estuvo oculta y nunca
pensó conocer.

¡Hola, soy tu sueño, tu parte creativa,


soy esa fiera que quiere devorar el mundo con
color y pintura!
Nació el arte en ella y hoy en día puede
decir con alegría que ya vive en ese momento
que soñó, pero sigue pensando día a día que
quiere ser libre.
¡Y aún conserva esa parte de sí que le
dice: - ¡Nunca dejes de soñar!
Ana Cubides Cruz

RECIA; DILUIDA

Humanista sin ejercicio. Docente en


tropiezos.

Apreciadora musical y escribidora de


sonidos y otros mundos del arte.

Cantante de ultratumba.

Gestora cultural titulada.

@m42zine
A la música, que también es mujer.
Sucede que ahora soy la Tierra entera
y el infinito determinado. Soy la Tierra misma,
soy Lilith. Aunque soy agua, integro la
totalidad terrenal y danzo sin obstáculos como
la serpiente de tres cabezas que personifica:
una y dos cabezas, la dualidad: ella y él y, una
tercera, que es el dilema de la firmeza y la
incertidumbre, el pacto y la ruptura, la
claridad y la vorágine: la armonía.

Soy el agua que purifica y fluye.

Soy el aire que calma y orienta.

Soy el fuego que abrasa y

Soy la tierra que agarra y cimienta mi


existencia…

Mi realidad es tan enmarañada como


las otras realidades de las contrapartes, con
una grieta profunda entre sus extremidades
inferiores. No advirtieron que la vida sería la
amenaza constante o un riesgo más
perturbador que las realidades fálicas.

Soy:

El agua,

el aire,

el fuego y

la tierra;

También soy docente rural de


secundaria y me ocupo en diversas facetas de
la música: ¡No cualquier faceta! ¡No cualquier
música! Se pensaría más amenazadora la
docencia rural, sin embargo, la mujer y la
instrucción son inmanentes e incluso, nativas.
Por otro lado, la selva de asfalto con todo y la
liberación de prejuicios y las mentes amplias
que gritan y confluyen en lo
multidimensional, expulsan con aliento a
ciertas mentes del género pecador y: ¡oh sí!
que nos hemos regocijado en perversidad,
pero… ya no soy una más de la pandilla, en la
pandilla solo hay uno(s).

En el mundo del Rock y del Metal y de


muchas músicas contemporáneas, subsistir es
asunto de ser una gran fortificación. Es la
lucha persistente por no fenecer en los
senderos del asfalto y desenfundar las
destrezas intelectuales y corpóreas. En mi
realidad, los mundos del Metal
son doblemente los óbices: formulismos
habituales y formulismos metálicos. El Metal
es la existencia misma, multiplicidades y
monotonías como la existencia misma. No es
necesario dar un traspié, no es necesario
caminar entre espinas.

¿Cómo concebiremos la sacra dualidad


de la magia etérea y terrenal si no estamos
estrechamente compartiendo en comunión
con las contrapartes, cualesquiera que sean?
Diana Patricia
Rodríguez

CORAZÓN DE ORO

Profesional en Sociología.
Especialista en Escritura Creativa
Infantil.

Directora Nacional Fundación Meraki


Colombia.
A las mujeres, para que sus pasos
siempre sean caminados realizando
acciones con amor.
Cuenta la leyenda que hace mucho
tiempo una plebeya serena y sabia, de un
reino cualquiera, caminaba por el camino a
casa, curiosa de ver tantas personas. Esa
noche, justo cuando durmió, soñó que ponía
en el camino miles de piedras pequeñas del
tamaño de doce bultos de piedrecitas, esto
como impedimento para las personas que
pasaban por allí; de este reino cualquiera…

En el sueño se escondió detrás de un


árbol de mandarinas a ver y observar cómo
estas personas accionarían frente a este gran
impedimento.

– ¿Alguien se esforzaría por quitar cada


una de la multitud de piedrecitas?
Siguieron soñando y en el camino,
pasaron muchas personas…
Algunos simplemente rodearon la
piedra sin darle mucha importancia.
Algunos se dieron la vuelta y se
devolvieron.
Algunos se sentaron al lado de la
multitud de piedrecitas, esperando que
alguien más las quitase.

Algunos otros renegaban de todo y por


todo.

Muchos culparon a la autoridad por no


mantener los caminos despejados, pero
ninguno de ellos hizo nada para sacar la
multitud de piedrecitas del camino.

Al final del día pasaba por allí un vecino,


el más sencillo vecino del reino cualquiera,
quien había estado buscando trabajo todo el
día sin tener resultado alguno, ya que este
reino estaba pasando por una pandemia de mil
sinsabores, además de que vivía en el sitio
más lejano del camino. El vecino, cansado,
tenía maletas sobre sus hombros y un poco de
comida que compartía con las personas que
veía sentadas justo en el camino, porque
nadie quitaba las piedrecitas.
Viendo la multitud de piedrecitas se
detuvo. Luego se aproximó a ella, puso su
carga en el piso trabajosamente y empezó a
mover piedrecita por piedrecita a un lado del
camino.
Después de tomar piedra por piedra
hasta llegar a fatigarse bastante y con gran
esfuerzo, lo logró, las movió del camino, solo
en calma, eso sí con mucho esfuerzo. Mientras
recogía sus maletas y su bolsa de comida vio
una pequeña bolsita en el suelo, justamente
donde antes había estado todas las
piedrecitas. La bolsita contenía un corazón de
oro y una nota de la plebeya serena y sabía
que decía: “En el mundo necesitamos más
ACCIONES CON AMOR”.
Y Colorín colorado, este cuento se ha
acabado, la plebeya despertó a la mañana
siguiente, sonrió, tomo café y cada vez que
miraba el camino recordaba el corazón de oro
y el mensaje de su sueño, que la inspiro a dar
cada paso en la vida realizando una sencilla
pero valiosa, como el oro, acción con amor.
Alejandra Mancipe

SAMANTHA

Modelo webcam.
Nunca permitas que alguien
opaque tus sueños, sin importar lo que
sea, amate y se segura de ti misma.
Mi nombre es Samantha, actualmente
tengo 26 años y llevo en la industria para
adultos cerca de 4 años. Cuando empecé
quizás creí que iba a ser fácil, puesto que la
sociedad tiene tildada nuestra profesión como
algo de escape rápido y dinero fácil.

Pasaba yo por una situación emocional


y económica muy fuerte. No voy a negar que
en mi mente desde los 13 años siempre
fantaseé con ser alguien de la industria porno,
pensamientos que solo quedaban divagando
en mi mente, ya que es complicado luchar con
la doble moral que aún se tiene. Como les
contaba mi situación emocional era un
desastre, siempre he sido una persona que
ama con cada centímetro de mi piel y entrega
todo de sí. Estaba saliendo de una relación
larga, de amor y desamor, experimentación y
muchas infidelidades, y era lógico, ya que
cuando conocí a este hombre yo solo tenía 13
años. Siempre creí que no vivo la vida que
siempre quise.
Tenía un rollo en mi cabeza, yo era
estudiante de una licenciatura, pero en el
fondo pensaba que estudiar no me haría
"millonaria", sin embargo, hice caso a mis
padres y demás familia. No vengo de una
familia muy conservadora, pero cabe aclarar
que sin son de ese tipo de personas que
juzgan, que creen que si no se hace lo que
ellos dictan entonces está mal.
A veces la situación económica y los
problemas personales hacen que tomemos
malas decisiones, y aquí una de las primeras.
Decidí vivir sola y desde allí todo comenzó a
estar mal, a veces uno considera que vivir solo
podría ser buena idea y yo imaginaba llegar a
casa, ducharme, salir a cenar, dormir hasta
tarde, ver películas y todo va bien hasta que
la soledad cala en lo más profundo de tu ser y
tienes la necesidad de salir a buscar amigos o
compañeros. Ahora en retrospectiva pienso
que siempre fui una chica que necesitaba
amor, cariño y compresión.
Decidí una noche salir a conocer un bar
swinger. Había investigado poco, pero para mí
era llamativo. Swinger significa orgias, tríos,
amor, compañía, intercambio de pareja y
muchos términos más que llamaban mi
atención. Al ver tanto creí firmemente que era
el camino que quería tomar para escapar de
mi realidad y así fue. Llegue un viernes de
trabajar, me duché y aliste mi mejor ropa.
Estaba muy nerviosa, ya que jamás he sido
alguien a quien se le facilite hacer amigos o
incluso encajar en algún grupo en especial.
Temerosa y a la expectativa, pero muy
segura, salí rumbo al bar. Cuando llegué allí
todo fue muy extraño, incluso confuso, no
entendía como en una sociedad tan moralista
y conservadora se pudieran encontrar lugares
y personas tan originales y de mente abierta.
Para mi sorpresa esa primera vez todo en el
bar trascurrió muy normal, la gente estaba
desnuda, bailan, reían y compartían sin tapujo
alguno. Se me acercó una pareja y me invitó
a su mesa y allí empezamos a hablar, y bueno,
una de mis debilidades siempre han sido las
mujeres. Pues esta chica quizá era una de las
más bellas, media como 1.80, su piel era
blanca perfecta, su cabello negro, con unos
senos enormes, abdomen plano, una cola
redonda y parada, inmediatamente mi mirada
se clavó en ella, para mi fortuna era bisexual.
La noche transcurría normal, no paso a nada
sexual, ya que ellos quizá notaban mi tensión,
sin embargo, hablando con la pareja sale el
tema de que se dedicaban al modelaje
webcam y me contaron maravillas, viajes,
dinero y muchas cosas materiales que con un
trabajo de salario normal no se conseguirían.
Así se sembró en mi mente emprender esta
profesión. Se acabó la noche y regresé a mi
casa emocionada de conocer gente, pero más
emocionada por todo lo que me habían dicho.
Toda mi vida soñé con tener dinero, una casa
grande, mi despensa llena y no tener
limitaciones.
Así que una tarde, quizá fue un lunes,
sin pensarlo dos veces, decidí empezar a
buscar un estudio, no investigue mucho y lo
que encontré era lo mismo, dinero rápido, fácil
y en gran cantidad en poco tiempo. Sin
conocer nada conseguí un estudio y aquí
empiezan la serie de errores que me llevarían
a ser lo que soy hoy. Lo primero es que cada
vez que vayas a tomar una decisión debes por
obligación investigar, indagar y conocer muy
bien, algo que yo no hice, yo solo vi lo bonito
de la profesión. Ingresé a un estudio muy lejos
de mi casa, este quedaba como a tres horas
de donde yo vivía, para llegar allí tenía que
tomar tres buses urbanos, lo que significaba
una gran inversión económica día a día. Y lo
hice porque para mí iba a ser fácil llegar a
sentarme frente al computador y que el dinero
cayera del cielo. Segundo error, creer que era
una industria fácil. Cuando entré al estudio
tuve mucho miedo, puesto que uno ve en la
TV casos de trata de blancas y no sabía con
qué me encontraría cuándo entrara al estudio.
Para mi sorpresa era una casa común, con tres
habitaciones, una cocina, un baño y una
oficina, las paredes eran simples y algo sucias.
Me recibió una señora, quizá de unos 37 años,
muy operada y en pijama, bien recuerdo que
pensé que poca seriedad recibir a alguien en
pijama en una "entrevista laboral". Sin
embargo, y dejando mis prejuicios al lado, la
escuché atentamente y me contó muchas
cosas, como cuánto ganaban sus modelos,
que tenían que hacer, como eran los horarios
y que "habilidades" requería yo para poder
entrar en la industria. Sin pensarlo mucho y
motivada por el dinero y los millones que me
podría hacer, acepte ingresar. Me citaron al
día siguiente para mi primer día como "modelo
webcam".

Llegue a mi casa muy emocionada, con


susto, a veces el prejuicio y el qué dirán de mí
son cosas que pesan en la vida. Yo nunca
pensé en qué dirán mis amigos, familiares y
demás. Siempre he sido alguien terca y de
convicciones fuertes y cuando tengo algo en
mente no hay nada ni nadie que me detenga.
Así que para mí primer día Alisté algo de ropa
casual, un poco de maquillaje y mucha
motivación. Al día siguiente y con mis manos
temblorosas llegué al estudio muy puntual, la
dueña me recibió con un café un poco amargo
y casi sin dulce, me muestra la habitación
desde donde voy a trasmitir, está era media
habitación separada con una pared de cartón
y yeso, en ella media cama, las paredes
blancas, una mesa de escritorio vieja y una
silla incómoda de rodachines, sobre ella una
cámara y un computador portátil. La dueña
me explico por encima lo que yo debía hacer,
cómo se usaba el computador y cómo poner la
música.

En ese preciso momento me dije: - ¡Qué


fácil será esto, ahora sí haré mucho dinero
como siempre lo soñé! -. Pero aprendí una
lección de vida, nada es fácil y rápido. Yo tenía
que estar hay sentada 8 horas, sonriendo,
intentado sacar mi lado más sensual para que
los usuarios o visitantes de las plataformas me
donaran tokens, o monedas virtuales, en ese
momento la dueña me explicó que cada dólar
eran 25 tokens y que sería muy fácil pedir y
ellos darían. Si bien el modelaje webcam en
ese momento era una industria no tan
saturada, si era muy compleja y la
competencia es difícil. Mi primera meta al día
eran 50 dólares, más o menos 650 tokens,
cosa que fue difícil el primer día y las
siguientes tres semanas. Aunque intenté
bailar, sonreír, incluso hacer shows explícitos,
no conseguí nada el primer día y fue
frustrante, triste y muy desalentador, porque
afuera te dicen siéntate y en dos horas tendrás
dos millones. Y ahí estaba yo, llorando, con
mucha hambre y sin haber hecho nada. Así
pasaron quizás 10 días. Para entonces era el
día del pago y yo feliz y emocionada por ver
mi primer millón en efectivo, me arregle y
llegue puntual al estudio. Pero ¡Oh sorpresa!
me pasan mi recibo de nómina y en ella solo
una cifra de 6 dígitos, recuerdo muy bien que
fueron $110.000. Desplomada a mi realidad,
en esos 10 días había gastado más de
$380.000 en solo trasportes y no había
recuperado ni la mitad con mi trabajo duro.
Fue un momento donde me revalúe y empezó
mi búsqueda personal para poder entender y
ganar buen dinero.

Así que investigué y decidí formar mi


personaje, decidí que se llamaría Samantha.
Chica joven de 24 años, estudiante de artes
plásticas, soltera y libre, amante de todo tipo
de fetiches y pocos límites. Cuando empecé a
trabajar en el performance de este personaje
mis ganancias aumentaron y mis usuarios
eran más recurrentes y fieles a mi sala, aquí
el tercer y último error, creer que en esta
industria puedes ser tal cual como eres en la
vida real, que puedes ser en la vida virtual
igual a en la vida real y que así ganarás dinero.
Pensar que no planear o investigar e invertir
en ti dará frutos económicos.
Por eso cuando empecé mi quincena me
fue así, pero cuando ya cree mi personaje y
era otra yo al entrar en la trasmisión mi salario
fue subiendo paulatinamente. En la sala chat
como Samantha encontré todo tipo de
personas y de muchos lugares. Pero sobre
todo me encontré a mí, encontré quién soy,
qué me gusta, qué no me gusta, cómo quiero
las cosas y para dónde voy. Siempre tuve una
autoestima muy baja, pero esa historia la
dejaremos para después. Allí en trasmisión mi
autoestima se elevó, que lindo era leer por
parte de los usuarios que me alababan hasta
mi más mínimo detalle corporal. Incluso decir
que eras la diosa mayor o la mujer con la
sonrisa más linda y esas son cosas que me
ayudaron a seguir adelante. Aún tengo mil
historias que contar y anécdotas tristes,
desgarradoras y alegres sobre mi trabajo en el
modelaje, Pero hoy quería trasmitir el cómo
inicié y la enseñanza que me ha dejado a
través de los años.
Magda Roció Pérez
Díaz

VUELTA ATRÁS

Licenciada en Humanidades e Idiomas.

Magister en Comunicación – Educación.


A ti pequeño, compañía de mis
alegrías y mis incertidumbres y quien
algún día leerá y sentirá la realidad de
otra manera
Viví esa tarde como nunca. El sol
brillaba y el cielo era azul profundo. Caminé
por los pasillos cuyo piso brillaba y recordé que
días como este hacia mucho no vivíamos.
Anocheció y observé como caía la tarde en ese
magnífico lugar y cómo el frio comenzaba a
aparecer. Los carros llegaban al parqueadero
y sus dueños arribaban al encuentro. Subí al
mirador del claustro y mi pecho se infló de
recuerdos y de mucha satisfacción por cómo
se veía la noche. Quise captar el momento y
tomé una foto sintiendo una sensación de
pérdida. Entonces comencé a recordar cómo
había sido mi paso por este claustro. Caminé
y pensé en aquel primer día que llegué a este
lugar. Evoqué los momentos del inicio, del
ayer, del crecimiento profesional que tuve y de
cómo hice trampa al tiempo para poder
escapar de la atmósfera laboral y disfrutar
hacía 5 años de la maternidad. Esa fue la
mirada a la última noche fría, brillante que me
llevó a evocar momentos difíciles, de mucho
sacrificio, pero con lindos recuerdos. Retorné
de tomar esa foto y pensativa entré al salón
donde iba a impartir mi charla. Me lleve una
gran sorpresa. El público eran mis estudiantes
que hacía 5 años estuvieron en mi clase
cuando iniciaron sus carreras. Pensé para mí:

- Esto está muy abstracto. Este día está


lleno de muchos recuerdos y sensaciones.
- Entonces agradecí mentalmente
haberlos conocido, pues muchas veces fueron
testigos de mi rol de madre cuando mi hijo
asistía conmigo a las clases. Salí de la charla
y al caminar sentí el aire puro, frío y
escarchado de la sabana. Miré el cielo
estrellado y luego los edificios del hermoso
claustro. Sentí de nuevo que sería la última
vez. Manejé a casa y escuché la radio que
anunciaba el primer caso de Covid 19 en
Colombia. Era un niño en Cota. Llegué a casa
y besé a mi hijo. Sentí que la vida estaba
tratando de decirme algo en ese momento.
Pasaron dos días y la vida nos cambia
de repente. Las noticias anunciaban un cierre
y cese de actividades. Anunciaron una
Pandemia. Parecía un sueño. Una serie de
terror, de Zombies. Al salir las calles estaban
desoladas, solo el miedo y la incertidumbre
nos acompañaban. Debíamos adoptar otras
formas como sociedad. Entrar a mercar y al
banco con turno. El famoso pico y cédula. Los
niños y nadie salían ni a tomar el sol ni a jugar
al parque. ¡Mierda! Habíamos perdido la
libertad que teníamos. Sin embargo, la
capacidad de adaptarnos tenía que salir a
flote. Hoy a 10 meses de encierro entendí que
este caos nos traería no solo una mejor visión
de vida, sino también de las personas, de las
situaciones y de todo en general. En este
tiempo supe qué debía soltar y qué tener por
siempre. Todo este caos originó en mí una
situación de agobio. Además de haber sufrido
acoso laboral. Contrariada, sentía tristeza,
pánico de perder mi empleo y poner en riesgo
a mi familia; sumado a la situación de miedo
por el exterior, sentí rabia, impotencia por la
forma tan poco humana en la que estaba
siendo tratada en ese momento en mi lugar de
trabajo. Me cuestioné una tras otra vez el por
qué debía seguir ahí. Me pregunté por qué las
personas debían abusar de su autoridad, si
como funcionarios públicos el derecho es de
todos, así como los deberes. Me juzgue por
odiar, por detestar y por la humillación de
haberme relegado ante un jefe pusilánime,
inferior a mí en todos los aspectos. Estos
sentimientos me mantuvieron fuerte, como
también el amor a mi vocación y a mis
estudiantes, de quienes había aprendido
mucho. Amaba ese lugar de trabajo por todo
lo que había aportado a mi vida, pero en ese
momento estaba en medio de dos sensaciones
opuestas. La foto que había tomado aquella
última noche me dejo más fuerzas y escribí un
poema dedicado a la vida del antes y después.
Esa noche tenía que haber quedado
inmortalizada, así como ese lugar había quedo
en mi corazón. Recudemia. Recuerdos en
pandemia y así llamé al poema. Fue la forma
en que pude expresar el gran aprecio, pero
jamás iba a volver a ese lugar de la misma
manera en que había salido aquella última
noche. Indiscutiblemente tenía que tomar una
decisión por mi salud mental. No podía más.
Así que empecé a prepararme para hacer el
duelo de un espacio físico en el que no estaba,
de mis compañeros que no podía abrazar sino
ver y hablar por foto en el WhatsApp y de mis
estudiantes a quienes iba a extrañar. Todo en
la distancia. Así comenzó mi duelo silencioso.
Hasta que tomé la mejor decisión. Terminar
con ello. Al hacerlo, me sentí muy deprimida y
al mismo tiempo me dejo una sensación de
alivio. Mi familia y mi hijo estaban primero que
lo material. En simultáneo había escuchado a
muchas personas muy mal por la pérdida de
sus seres queridos. Mi contexto era otro, así
que volví a sentirme satisfecha porque con lo
que tenía era suficiente frente la realidad de
otras personas. Tenía salud y por estos
tiempos las pequeñas cosas cobraban mucho
valor. No hubo pérdidas en mi familia, pero yo
si tuve una perdida y fue el hecho de que ya
había decidido soltar aquello que también me
había hecho sentir realizada, pero que debía
volver a encontrar otro sitio donde brillar en
mi oficio como docente. Yo sentí que ya no era
de ese sitio. Esa sensación del final, sospecha
que tuve la última vez que Salí del claustro.
Efectivamente la naturaleza me avisó que iba
a ser así y aunque el tiempo de confinamiento
trajo su caos, todo tiene sus recompensas, sus
cambios, y ello fortaleció la idea de que todos
podemos elegir el sitio donde brillar y que no
somos diamante en el lugar equivocado.
Alejandra Sánchez

ARTE

Estudiante de fisioterapia Universidad


Nacional de Colombia.

Artista.
Pintora.
Para las mujeres de mi familia.
Entre ruidos de motores de avión, ya no
se trataba de llevar el almuerzo a la mesa 3.

Entre múltiples olores y formas de los


artículos de los pasajeros (viajeros), ya no se
trataba de maquilar en la producción de
esferos.
Entre largos puentes de la sala de
abordar con un café de OMA, ya no era solo
sonreír en el bar para que te dieran el empleo.

Entre decenas de sueños, anhelos y


reuniones empresariales, vociferando por no
abordar a tiempo, ya no se trataba de solo la
angustia de no haber hecho la tarea para el
colegio y eso comenzó a preocupar.

De repente, inmersa en un mundo que


parecía ideal, ya no se trataba de pasar los
domingos en familia.
Entre las extenuantes jornadas tratando
de buscar una solución por el descontento del
clima y sus visitantes voladores, ya no era
natural pensar en practicar un arte.
Karen Johanna Duque
Riveros

UN PRIMERO DE
MARZO

Maestra en Música.

Pedagoga.

Cofundadora Colectivo sin 5eñal+arte.


Para Juliana
El afán del día a día suele recaer sobre
un frágil sentir rodeado de muros fríos e
indiferentes.
Realidades diversas, frases con raíces
tan fuertes que también se desmoronan.

Algunos dicen: - “Quizás no era tiempo,


debiste esperar más“, otros señalan: - “Quizás
aún no tienes suficientes riquezas, ni eres
poseedora de grandes bienes”.

Sin embargo, y contra la corriente, está


ese motor y luz que transforma en energía,
ímpetu y decisión aquellas frases tan
culturales.

El camino no es el mismo desde que ella


nació, ahora somos dos desatando circuitos.
Vanessa Ariza
Hernández

DÍA DE PAGA

Casi profesional en español y filología


clásica.
Dedicado a las mujeres
trabajadoras.
Ya deben haber pasado más de 10
minutos desde que está ahí sentado. No ha
dicho una sola palabra y lo único que puedo
hacer es sentir su mirada sobre mí, parece
enfocarse por momentos en mis senos, a
veces mi rostro, luego mis piernas… es
inquietante. Me dijo que me pagaría al final del
día y supuse que por eso me llamó a su oficina,
pero no dice nada. Y esa mirada… no puede
ser, solo quiero que me dé mi dinero. En el
reloj que está sobre la pared tras de él marcan
las 6, todos deben haberse ido, ¿Estará
esperando que se vayan todos? Han pasado
otros 20 minutos y por fin parece que me dirá
algo.
- Eres una muchachita muy bonita, lo
sabes ¿cierto?

Dios mío, ¿Qué le digo? Si rechazo su


comentario no me va a pagar, así que solo
sonreiré levemente y esperaré que me pase mi
paga.
- Gracias, señor, podría por favor
pasarme mi paga por hoy…

- ¿Crees que te mereces tu paga? Una


muchacha tan linda debería hacer algo más
por mí.

- ¿Disculpe?

No puede ser, tengo que irme de acá,


pero ¿Qué hará si intento irme? Él es el doble
de mi tamaño y mis compañeros ya se fueron.
Mi única esperanza es Alexandra, ya debe
estar llegando a recogerme, le dije que me
timbrara cuando llegara. Solo tengo que
esperar hasta ese momento y saldré de acá,
por favor, Alexa ¡apúrate!
- No te hagas la pendeja, ¿Una zorra
como tú de verdad pensaba que podía venir a
calentarme y luego irse?

- Yo no… no fue mi intención -Dios mío,


Dios mío.
- Solo tienes que acercarte y hacer lo
que las perras como tú saben hacer. Abre las
piernas y puedo observar cómo se eleva una
erección sobre su pantalón.
- Señor, por favor, no me haga nada…
yo solo vine a trabajar, solo déjeme ir y le juro
que no haré nada.
¿Por qué se está riendo? Maldita sea, se
está levantando, tengo que salir de acá.

- Ring… ring.
¡Es Alexandra! Debo correr. Abro la
puerta y es ella, ¡gracias a Dios es ella!

- ¿Qué pasó Adriana?, ¿Por qué estás


llorando?, ¿Algún cliente te trató mal?

- ¡Vámonos, por favor!

Al voltear solo veo en su rostro una


sonrisa y una mirada que sigue fija en mí. Lo
peor es que ni tiempo tengo para sentir más
miedo o agradecer que no me paso nada,
¿Ahora qué haré sin el dinero? No he pagado
el jardín de Mariana, tengo que comprar el
mercado y debo dos meses de arriendo, este
era el primer trabajo que conseguía en
meses.
Diana Katherine
Camargo Mendoza

DOS RAYAS AZULES

Profesional en Filosofía.

Diplomado en educación Universitaria.

Diplomado en herramientas para la


educación virtual.
A los tres hombres que acompañan
mis días y mis noches.
¿Qué resultado se espera cuando se le
pide a una persona que se describa en menos
de mil palabras? ¿Cuál será el criterio que usan
las personas para escoger qué decir y que no?
Las presentaciones cortas no son otra cosa
que el producto exhibido en la vitrina, se
muestra solo lo más bonito, y, sin embargo,
aquello es lo primero que se desgasta, es lo
que la gente manosea y el sol destiñe. Con
convicción, creo que para encontrar una buena
descripción de mi persona es mejor escuchar
lo que otros tienen que decir sobre mí.
Dos rayas azules marcan la diferencia;
la cajita plástica cae en el piso y seguido, dos
lágrimas marcan círculos oscuros en el piso de
madera. Sale del baño y las máquinas de
coser, al lado y lado del salón, suenan a toda
marcha. Mujeres con montañas de tela; cosen
en cadena cuellos, mangas, botones y puños.
La producción se ha aumentado debido a la
guerra. Cada vez son más largas las jornadas,
pero el pago siempre es el mismo.

Sentada frente a la máquina los hilos


crean rayas perfectas en las camisas. Mientras
cose se lo imagina nadando en su vientre,
tocándola por dentro. Esto no es algo que le
inspire ternura, le da asco, miedo y ganas de
salir corriendo. Se imagina sacando todo con
una cuchara y dejándolo en un tarro, para
continuar con su vida. Pero le da miedo, todas
las tardes en casa procura hablar con sus
vecinas sobre la mejor manera de expulsar el
feto. Algunas le han hablado del agua de ruda
y baños de asiento con pepa de aguacate.
Sentada frente a la máquina, el sonido
del pie pisando la tela la transporta fácilmente
a estas conversaciones: Debes hacerlo antes
del primer mes, luego es más peligroso, será
mejor que lo tengas… ya sabes tú, podría ser
bueno para tu vida.
Con su mente consumida, el trabajo se
va con desperfectos. En pocas horas, su jefe
estaba solicitándole que se dirigiera a la
oficina. María, usted sabe cómo están las
cosas. La guerra ha aumentado la exigencia de
producción. Los soldados rompen sus
uniformes a diario, y los de aquellos que
mueren en el campo no son reutilizables. Así,
no podemos seguir… apenas si logramos
cumplir con las metas y usted lo está
atrasando todo. Últimamente la he notado
distraída ¿Está usted enferma?

María asiente con la cabeza, esperando


algo de conmiseración por parte de su jefe. Sin
embargo, seguido de ello, él replica: Me da
pena con usted María, pero no podemos tener
acá mujeres enfermas ¿sabe usted eso cuánto
nos afecta? Si lo aceptamos, no podríamos
llegar ni a la mitad de lo que debemos. ¿Usted
lo entiende? ¿Verdad? María agacha la cabeza,
se le humedecen los ojos y piensa: ¡Todo esto
es culpa de ese gusano que llevo dentro! Yo,
incluso he llegado a ilusionarme, y mira, el
primer regalo que me das es dejarme sin
empleo.

María, a juzgar por su silencio, asumo


que entiende mis argumentos, así que le voy
a pedir el favor de que, al terminar el día,
levante sus cosas del puesto de trabajo y
regrese a la fábrica únicamente a reclamar su
liquidación.
Desconsolada, sin saber qué más hacer,
regresa a su puesto y continúa cosiendo,
ahora con mayor velocidad, tratando de
recuperar el tiempo perdido en la oficina. Sus
compañeras murmuran y sacan conjeturas
sobre lo ocurrido. Al mediodía suena la
campana para salir a almorzar, María se dirige
a su casillero, saca su almuerzo, sentada en
una silla pequeña fuera del comedor, lo
destapa. De inmediato, el olor a ensalada de
apio inunda el perímetro. En su cabeza las
voces de mujeres diciendo: Yo, también lo
hice, no es tan malo. Es mejor no tenerlo a
traer un niño a aguantar hambre ¿No crees?

En respuesta a esa pregunta se levanta


de la silla con el tarro de ensalada en la mano
y se dirige al baño. Allí, pone el tarro sobre la
cisterna, se baja los pantalones y la ropa
interior, corroída por el uso. Se sienta en el
retrete y empieza a meter, uno a uno, los
pedazos de apio. Al terminar, se levanta,
acomoda su ropa, se lava las manos y sale.
Camina cuidadosamente haciendo fuerza en
los músculos del vientre, tratando de evitar
que los trozos se salgan. Se sienta en su
máquina y empieza de nuevo; una prenda
detrás de otra, la fila de camisas avanza con
mayor velocidad. Ya no hay qué pensar, la
decisión está tomada. Pasadas dos horas en
esta marcha sin fin, la tela se vuelve borrosa
y el hilo ya no parece ir en línea recta sino
bailando al compás de un barullo de voces que
se escuchan a lo lejos.
De pronto, se siente metida en una
piscina, completamente liviana, las voces no
se distinguen, los sonidos son apenas
perceptibles. La vista, es nublada y azul. Qué
buena sensación, que descanso, ella quisiera
quedarse allí sumergida, por mucho tiempo,
tal vez para siempre.
En la fábrica las mujeres corren y
gritan; en un charco de sangre en el piso está
María, desmayada, inconsciente, pálida; se ve
más pequeña y delgada de lo que se veía dos
horas atrás, pareciera que la pérdida de
sangre le ha restado tamaño. El supervisor, la
mira y pasa por el lado tratando de no untar
sus zapatos. Piensa, por qué no la despedí
ayer antes de que esto ocurriera.

De pronto, una sensación de tibieza


envuelve el cuerpo de María, parece que se va
más profundo, allí no le falta nada. Está
completa, no siente hambre ni dolor, las
preocupaciones han desaparecido. Ahora no
entiende por qué lloraba en la mañana, un
despido, al final es algo tan insignificante.
Algunas compañeras lloran al verla
convulsionar en el charco de sangre que se
hace cada vez más grande. Los ojos de María
blancos y la lengua retorcida en su boca hacen
que se vea aterradora. La confusión invade la
fábrica, la producción está detenida.

María escucha el sonido de una sirena y


siente cómo bruscamente la sacan del agua.
De repente, la respiración se hace más difícil,
siente correas apretándole el cuerpo, siente
frío y oye gritos con mayor claridad. Los
paramédicos corren con María en la camilla.
Mientras se alejan, el supervisor solicita
limpiar la sangre y desinfectar el puesto de
María. Nunca se sabe qué cosas podría tener
esta mujer, e informa por los parlantes que
debido a retrasos en la producción todo el
personal tendrá que trabajar dos horas más
allá del horario habitual.
REFLEXIONES

Pensamientos, opiniones y reflexiones


de las mujeres que participaron en el taller
de escrituras creativas como preparación a la
publicación de esta obra.
La voz de la mujer fue silenciada por
años. Su belleza ha sido la justificación para
cometer crímenes y cualquier tipo de
vejámenes. Gracias a estos espacios la
expresión de las mujeres trasciende fronteras.
¡Lo innombrable se evidencia con letras
disfrazadas de dulzura!
Liliana Márquez
El taller de voces femeninas a la calle
fue para mí una experiencia muy
enriquecedora e interesante, considero que
estoy en un proceso constante de
deconstrucción y siento que este espacio me
dio la oportunidad de expresar de una manera
más libre mis pensamientos y sentires
respecto a la condición de la mujer en la
sociedad, y sobre todo, en el ámbito laboral.
Espero pronto tener la oportunidad de leer a
mis compañeras, motivando a la construcción
de más espacios que nos permitan escribirnos,
leernos, escucharnos, crecer y sanar juntas.

Shara Bueno
Son importantes estos espacios donde
se visibiliza el lugar que ocupa la mujer en el
ámbito laboral, además, el escribir nos
permite retomar memorias que dejamos pasar
por alto, pero al momento de escribirlas toman
un significado importante en la historia que
hemos construido.
Rocío Ramírez Lozano
Muchas entidades/empleadores deben
tener en cuenta que, por encima de las
ganancias, beneficios, utilidades o
rendimientos de una empresa, está la vida, la
salud y los derechos laborales de las personas
que trabajan para ellos.

Vale la pena resaltar que muchas


mujeres pasan por esta situación de necesidad
y hay empresas que se aprovechan y les dan
unas condiciones de trabajo deplorables
porque saben que aun así no renunciarán, ya
que necesitan el empleo para poder mantener
a sus familias.

Realmente creo que hasta el último


momento de este escrito fueron retazos, al
igual que esta reflexión. Organizar todo en mi
mente, para después ponerlo en palabras,
leerme y releerme para darme cuenta que eso
que está tan vivo en mi recuerdo, no es tan
claro. Me pareció difícil poner en contexto
todo, a veces se siente un afán por contar
demasiado y quizás se nos pasan detalles.
Agradezco muchísimo la oportunidad y
considero importante este ejercicio de escribir.
Es sanador, reflexivo y nos conecta con los
demás.
Natalia Andrea Parada Casas
La vida da nuevas oportunidades a la
gente que va hacer un cambio dentro de la
sociedad”. Tú me cuidas yo te cuido”

Diana Patricia Gutiérrez Quimbayo


Los espacios de expresión que podamos
disfrutar, como el taller de escritura, siempre
serán un medio para liberar esa parte que
tenemos encerrada y que nos grita que la
dejemos volar, gracias por el taller y la
oportunidad de plasmar nuestras ideas en algo
más allá de nuestra mente.
Magally Vega
El premio en el camino de quienes se
esfuerzan siempre será CRECER, al accionar
con amor, se refleja en la vida que siempre
vamos a tener obstáculos, dificultades,
piedras y estas son la oportunidad que
tenemos en este mundo para realizar Acciones
con Amor y seguro que la vida traerá
recompensa más temprano que tarde.

Diana Patricia Rodríguez


Al escribir sentí a mi mente divagar por
miles de ideas que surgían a la vez. El papel
de las mujeres en la sociedad y sobre todo en
una sociedad tan violenta como la colombiana
siempre me ha interesado. Esta historia, por
ejemplo, no se acerca a la ficción y es,
tristemente, una bastante esperanzadora, al
final Adriana sumida en la pobreza y ad portas
de una violación, se salva de ella y sale viva
para contarlo. Muchas no lo hacen.

En el proceso de escritura no fue


necesario recurrir a la invención, ni dejar mi
imaginación volar, sencillamente tenía que
recurrir a las diferentes situaciones que tanto
yo, como diferentes mujeres que me rodean,
han tenido que pasar. Esta es una de ellas y
quería expresar que, a parte de la brecha
salarial, el trabajo de cuidados y la
desigualdad en la cantidad de los puestos
ocupados por mujeres, la violencia sexual de
los jefes hacia sus empleadas es una situación
que sistemáticamente nos pone en riesgo a las
mujeres. Así, con esta oportunidad de contar
una de tantas historias, la mayoría tristes
como la presente, de una querida amiga,
espero visibilizar estas violencias, porque lo
que no se escribe y se difunde parece no
existir.

Vanessa Ariza Hernández


Gracias a la secretaria de la mujer y a
la alcaldía de Bogotá por este espacio a las
mujeres que sentimos tanto y que expresamos
poco, a aquellas que callamos y asumimos
nuestros retos para crear una realidad
diferente. A aquellas que somos convencidas
que el papel y las letras harán su labor en esta
sociedad carente de conciencia.

Magda Roció Pérez Díaz


Sentir que se es capaz de cualquier cosa, así
el mundo diga que no es posible, no tiene
precio. Por más lugares de expresión crítica.
Karen Johanna Duque Riveros
EL BURDEL CULTURAL

Colectivo creado en el año 2.000. Tiene


como lema: Porque no solo el cuerpo necesita
placer. Esto pensando en la satisfacción
encausada a la búsqueda de conocimientos ad
hoc y vivencias puestas en escena a través de
la literatura, la música, la pintura, el cine y el
arte en general. El burdel cultural tiene como
objetivo visibilizar aquellos nuevos proyectos
literarios - artísticos - educativos que estén
en pro de la liberación de la palabra.
COLECTIVO SIN 5EÑAL+ARTE

Colectivo mixto creado y dirigido por la


maestra en música y pedagoga Karen Duque
y el Mg. Andrés Cubides. Es un colectivo
enfocado a la creación de pensamiento crítico
estructurado, el cual busca alternativas de
pensamiento diferente, pensamiento
ontológico, antropológico, cultural y
pensamiento crítico social. La forma de
expresión del colectivo se fundamental en lo
musical-literario investigativo, teniendo como
base la Agrupación musical del mismo
nombre, la cual busca en sus composiciones
potenciar este pensamiento crítico y artístico.
COLECTIVO SIN 5EÑAL+ARTE.
EL BURDEL CULTURAL EDITORES.
CUBDS EDITORES.

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