Segunda Division Derecho Romano

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Segunda División del tratado elemental de derecho romano – Santiago Lugo

SEGUNDA DIVISION
PERSONAS “ALIENI JURIS” Y “SUI JURIS”
 1. Generalidades
Las personas consideradas en la familia se dividen en dos clases, según que sean alieni
juris o sui juris.
Se llaman alieni juris las personas sometidas a la autoridad de otro. Por tanto, en el
derecho clásico hay 4 poderes según gayo:
1. La autoridad del señor sobre el esclavo.
2. La patria potestas, autoridad paternal.
3. La manus, autoridad del marido, y a veces de un tercero, sobre la mujer casada
4. Y el mancipium, autoridad especial de un hombre libre sobre una persona libre
La manus y el mancipium cayeron en desuso bajo Justiniano.
El sui juris es llamado paterfamilias o jefe de familia, este título implica poder tener un
patrimonio, y de ejercer las 4 clases de poderes.
La mujer sui juris es llamada también materfamilias, siempre que sea de costumbres
honestas, también puede tener patrimonio y ejercer su autoridad de ama sobre los
esclavos.
 2. De la familia, del parentesco: agnación y cognación.- De las “Gens” y de los
derechos de gentilidad.

2.1. De La familia y del parentesco: La palabra familia, aplicada a las personas. Se


emplea en Derecho Romano en dos sentidos contrarios:
1. En el sentido propio se entiende por familia o domus a la reunión de personas
colocadas bajo la autoridad o la manus de un jefe único de un jefe único, la familia
comprende al: Paterfamilias, que es el jefe; los descendientes que están sometidos a su
autoridad paternal, y la mujer in manu, que está en una condición análoga a la de una
hija.
2. El paterfamilias y las personas colocadas bajo su autoridad paternal, o su manus, están
unidos entre ellos por el parentesco civil llamado agnatio.
La familia se compone de agnados, es decir, del conjunto de personas unidas entre ellas
por el parentesco civil.
2.2 Del parentesco: cognación y agnación: Los romanos distinguen el parentesco
natural o cognatio y el parentesco civil o agnatio.
1. La cognatio es el parentesco que une las personas descendientes unas de otras (linea
directa) o descendiendo de un autor común (línea colateral), sin distinción de sexo.
Familia, pero en Derecho Romano es completamente distinto. Los que su cualidad es solo
de cognados, no forman parte de la familia civil; para ser de esta familia hay que tener el
título de agnados.

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2. La agnatio es el parentesco civil fundado sobre la autoridad paternal o marital. Es muy


difícil dar una definición completa de los agnados.
La familia agnaticia comprende:
1. Los que están bajo la autoridad paternal o la manus del jefe de familia, entre ellos y con
la relación al jefe. Si los hijos se casan y tienen hijos, estos hijos están agnados entre
Ellos, y agnados de su padre y de su abuelo paterno.
2. Los que hayan estado bajo la autoridad del jefe, y que lo estarían si aún viviese,
cuando muere el jefe, los descendientes ya unidos por la agnación, quedan agnados
también entre ellos.
3. lo que nunca estuvieron bajo la autoridad del padre, pero que lo hubiesen estado de
haber vivido.
El derecho civil concede importantes prerrogativas a los agnados que componen solos la
familia, especialmente en derechos de tutela, en derechos de curatela y en derechos de
sucesión.
2.3. De la gens y de los derechos de gentilidad: Los textos antiguos hacen también
mención, de otro tipo de agrupación civil, la gens, cuyos miembros son los gentiles.
Demuestran que cada gens tenía su propio culto, sacra gentilia y su sepulcro.
 Todos los miembros de cada gen llevaban el mismo nombre “nomen gentiliuim”
 A la gentibilidad había ligado derechos especiales de sucesión, la tutela y la curatela
Para ser gentiles había que tener 4 condiciones:
1. Llevar el mismo nombre, “nomen gentilitium”
2. Haber nacido ingenuos.
3. Que todos los antepasados sean ingenuos
4. No haber sufrido nunca “capitis deminutio”
Estas condiciones caracterizan la individualidad del gentilis, pero no sus relaciones con
los otros gentiles, excepto en la primera que es insuficiente para resolver esta dificultad.
La gens no es más que la familia, en el sentido amplio, es decir, el conjunto de los
agnados.
De esta exposición resulta que la sucesión de los gentiles se presentaba en la práctica
con menos facilidad que la de los agnados, y mientras que ésta formaba el derecho
común para todas las familias, la sucesión de los gentiles sólo se representaba en las
relaciones de la gente con los descendientes ingenuos de uno de sus libertados
Estando admitida esta idea de la gente, ¿en qué consistían los derechos de gentilidad?
Hay que hacer intervenir en esto un elemento nuevo. Cuando un ciudadano de una gens
liberta un esclavo, este libertado se hace jefe de una familia, cuyos miembros se enlazan
a la gens, tomando el nombre y las sacras.
La gentilidad cayó en desuso en buena hora; a medida que las libertaciones se
multiplicaban, las nuevas familias así creadas se hacían cada vez más numerosas,
borrándose con el tiempo el recuerdo de su origen, mientras que las gentes primitivas se
iban extinguiendo poco a poco y desaparecían, absorbidas en la masa de un populacho

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renovado continuamente. Así que, en la época de Cicerón, la aplicación del derecho de


gentilidad fue ya cosa rara, y aún más en tiempos de Gayo.
Capítulo 1. De las personas “Alieni juris”
Ya hemos expuesto las reglas de la autoridad del señor y de la condición de los esclavos;
sólo nos resta hablar de las personas sometidas a la autoridad paternal, a la manus y al
mancipium.
SECCION 1. DE LA POTESTAD PATERNAL
Caracteres de la potestad paternal
* La potestad paternal pertenece al jefe de familia sobre los descendientes que forman
parte de la familia civil. No es, como la autoridad del señor, una institución del derecho de
gentes; es de derecho civil y no puede ejercerse más que por un ciudadano romano sobre
un hijo también ciudadano.
* El carácter principal de esta autoridad es que tiene menos por objeto la protección del
hijo que el interés del jefe de la familia. De este principio derivan las consecuencias
siguientes:
1. No se modifican a medida de este desarrollo las facultades de los que están sometidos,
ni por la edad ni por el matrimonio se les puede libertar
2. Solo pertenece al jefe de familia, aunque no siempre es el padre quien la ejerce;
mientras le esté sometido, su autoridad se borra delante de la del abuelo paterno.
3. Y, por último, la madre no puede tener nunca la potestad paternal.
A medida que se iba dulcificando la rudeza do las costumbres primitivas, se vio también
extinguirse lentamente la energía de la potestad paternal. Veamos cómo se fue
cumpliendo este progreso:
1. Derechos sobre las personas: Durante los primeros siglos, la potestad paternal hizo
del jefe de familia un verdadero magistrado doméstico, rindiendo decisiones sin número y
pudiendo ejecutar sobre sus hijos las penas más rigurosas. Tiene sobre ellos poder de
vida y de muerte, puede manciparlos a un tercero y abandonarlos.
Facultades del jefe de la familia:
a) El poder del jefe de familia para hacer dar muerte al hijo que estaba bajo su potestad lo
tenemos bien comprobado en una infinidad de testimonios.
Nota: En los tiempos de la república, el uso de poder que tenía el pater sobre los
miembros de su familia era con moderación, pero en tiempos del imperio, a causa del
relajamiento de las costumbres, hubo mucho abuso de poder, ante la cual, por aquellas
arbitrariedades proferidas, tuvo que intervenir el legislador.
b) El padre podía también mancipar al hijo que tenía bajo su autoridad, es decir, cederle a
un tercero, a la manera de mancipación, de donde nacía en beneficio del adquisidor la
autoridad especial llamada mancipium.
c) Por último, el jefe de familia podía dejar a sus hijos, abandonados. Esta práctica parece
ser que solo se prohibió en el bajo imperio. Constantino decidió, que el hijo abandonado

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estuviese bajo la autoridad de quien lo recogiese, bien como hijo o como esclavo. Y
Justiniano lo declara “Sui Juris” libre e ingenuo.
2. Derechos sobre los bienes: En la familia, y por razón del carácter absoluto de la
autoridad paterna, el hijo, en cuanto a sus bienes, estuvo primitivamente en una situación
comparable a la del esclavo. Su personalidad se absorbe con la del jefe de familia, no
haciendo más que uno con él, y no pudiendo, por tanto, tener bienes propios.
* Todo lo que adquiere, propiedades, derechos de crédito, etc., pertenecen al jefe, para
quien es, lo mismo que el esclavo, un instrumento de adquisición, aunque el Derecho civil
no admite que le pueda hacer deudor.
* Por otra parte, la regla por la cual los hijos de familia no pueden tener nada en propiedad
se modificó bajo el Imperio. Ciertas adquisiciones es fueron otorgadas en toda propiedad,
extendiéndose en lo sucesivo este favor, aunque en la época de Justiniano fue casi
derogado.
* Fuera de estas relaciones con el jefe, el hijo de familia está en una situación bastante
superior a la del esclavo en cuanto a la personalidad propia que le reconoce el Derecho
civil.
 3. Fuentes de la potestad paterna
* La fuente principal de la potestad paterna es el matrimonio o “justae nuptiae” Los hijos
nacidos forman parte de la familia civil del padre. Puede establecerse también por
adopción, y bajo los emperadores cristianos, por la legitimación.
3.1. De las "justae nuptiae”
* Se Ilama justae nuptiae o justum matrimonium” al matrimonio legítimo, conforme a las
reglas del Derecho civil de Roma. En la sociedad primitiva romana, el interés político y el
interés religioso se hacían necesaria la continuación de cada familia o gens por el bien de
los hijos sometidos a la autoridad del jefe. De aquí, la importancia del matrimonio, cuyo
fin principal era la procreación de los hijos. Y de aquí también la consideración que
disfrutaba la esposa en la casa del marido y en la ciudad.
*La mujer entraba a formar parte de la familia civil del marido, que tenía autoridad sobre
ella, como un padre sobre su hijo, y se hacía además propietaria de todos sus bienes.
Estos caracteres de la asociación conyugal están trazados en la definición que da
Modestino hacia el final de la época clásica: es la unión del hombre y & la mujer,
implicando igualdad de condición y comunidad derechos divinos y humanos.
Condiciones de validez del matrimonio: Cuatro condiciones son necesarias para que el
matrimonio sea válido: 1. La pubertad de los esposos; 2. Su consentimiento; 3. El
consentimiento del jefe de familia; 4. El connubium
1. Pubertad: Es la edad en que las facultades físicas del hombre y de la mujer están
suficientemente desarrolladas para permitirles realizar el principal objeto del matrimonio:
tener hijos que perpetúen la familia.
* En el origen, la pubertad se fijó a los 12 años para las hijas; en cuanto a los hijos, se les
reconocía púberos en la edad en que el padre de familia encontraba en ellos, por el

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examen de su cuerpo, las señales de la pubertad; en el imperio la edad de pubertad se


propuso a los 14 años, como iniciativa de los proculeyanos, pero los sabinianos preferían
que siguiese siendo a los 12 años, como en la antigua tradición.
2. Consentimiento de los esposos: Las personas que se casan deben consentir
libremente. Es probable que durante mucho tiempo la energía de la autoridad paterna
permitiera al jefe de familia violentar a sus hijos al matrimonio; pero también es cierto que
bajo el Imperio ya no les pertenecía este derecho.
3. Consentimiento del jefe de familia.-los que se casen siendo Sui juris no tienen
necesidad del consentimiento de nadie. Los hijos bajo autoridad deben tener el
consentimiento del jefe de familia.
* Esta condición está fundada en la autoridad paterna, y los derechos que esta investido,
cuyas consecuencias son las siguientes:
a) Este consentimiento es necesario, sea cual fuere la edad del descendiente.
b) El de la madre nunca se exige, por no tener autoridad.
c) el jefe de familia debe consentir, aunque solo sea abuelo del descendiente qué vaya a
casarse, en igual caso, el consentimiento del Padre también se exige para sus nietos,
puesto que, a la muerte del abuelo, los hijos nacidos del matrimonio caen bajo la
autoridad del padre, siendo un resultado al cual tienen que haber consentido.
4. El connubiun: Es la aptitud legal para contraer las justae nuptiae. Lo primero que se
necesita para disfrutarla es ser ciudadano romano. Por tanto, en el Derecho antiguo
estaban privados del connubium los esclavos, los latinos, salvo los “latini veteres” y los
peregrinos, excepto concesiones especiales.
* Los únicos que no tuvieron el connubium fueron los esclavos y los barbaros. Pero puede
ocurrir que alguna persona, teniendo en absoluto el derecho de casarse, no lo puede
hacer válidamente con otra persona determinada, pues el Derecho Romano, en efecto,
admite ciertas causas de incapacidad relativa, fundadas, unas por causa de parentesco y
de alianza. Otras sobre motivos de moral o de conveniencia, y otras, en fin, por razones
de orden político. He aquí las más principales:
a) Parentesco: No se puede distinguir aquí entre la agnación y la cognación. En línea
directa, es decir, entre parientes descendiendo unos de otros, el matrimonio está
prohibido hasta lo infinito.
En linea colateral, es decir, entre parientes descendiendo de un mismo autor común, el
matrimonio está prohibido únicamente entre hermano y hermana, y entre personas de las
cuales alguna sea hermano o hermana de un ascendiente del otro.
b) Afinidad: Se llama así al lazo que une cada esposo a los parientes del otro esposo.
Entre afines, está prohibido hasta lo infinito e matrimonio en línea directa, en cambio en
línea colateral, y desde Constantino, solo hubo prohibiciones entre cuñado y cuñada,
manteniendo Justiniano esta disposición
c) Otros impedimentos: Desde el origen de Roma, el matrimonio estaba prohibido entre
patricios y plebeyos; pero la ley de las XII tablas sancionó esta interdicción, que fu8

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alzada por la ley Canuleia en el año 308. Bastante tiempo después estuvo también
prohibido el matrimonio entre ingenuos y manumitidos.
Tales eran las condiciones necesarias para que las justae nuptiae fuesen válidas. El
Derecho civil no exigía ni solemnidades de forma ni ceremonias religiosas.
Efectos del matrimonio:
- Con respecto a los esposos:
Tienen el título de Vix y de Uxor, participando la mujer, según ya hemos visto, de la
condición social del marido. Sin embargo, las cualidades de plebeya y de manumitida, no
se borran por el matrimonio con un patricio o con un ingenuo, aun cuando estas uniones
hayan sido permitidas. Además, el matrimonio no hace entrar a la mujer en La familia civil
del marido;’ este efecto sólo es producido por la manus.
* Los esposos se deben fidelidad, aunque el adulterio de la mujer está castigado con más
severidad que el del marido, por poder introducir en la familia hijos de sangre extraña.
Constantino lo castigó de muerte
* En cuanto a los bienes de los esposos, el matrimonio en los primeros siglos estuvo casi
siempre acompañado de la manus.
- Con respecto a los hijos:
Los hijos nacidos en justis nuptiis son hijos legítimos, “liberi justi”. Están bajo la autoridad
de su padre o del abuelo paterno, siendo el padre “alieni juris”. Forman parte de la familia
civil del padre, a título de agnados, y toman también su nombre y condición social. En
cambio, entre los hijos y la madre sólo existe un lazo de parentesco natural, de cognación,
en el primer grado.
La filiación legítima en relación a la madre es un hecho fácil de establecer. Respecto del
padre, la paternidad era incierta, y se recurría a lo siguiente: presumiendo que el marido
de la madre sea el padre.
* Cuando falta una de las condiciones indicadas anteriormente para la validez del
matrimonio, &te será nulo, no produciendo, por consiguiente, ningún efecto. Entonces no
existirá ni Vir ni Uxor pudiendo recaer sobre los esposos las penas más severas en caso
de incesto, es decir, de matrimonio entre parientes en grado prohibido.
Disolución del matrimonio:
El jefe de familia tuvo, durante largo tiempo, el derecho de romper por su única voluntad el
matrimonio del hijo sometido a su autoridad. Antonio el piadoso y Marco Aurelio hicieron
cesar este abuso de autoridad. Las demás causas de disolución del matrimonio son las
siguientes:
1. La muerte de uno de los esposos: El marido podía volver a casarse inmediatamente;
pero en cambio la viuda tenía que guardar luto durante 10 meses, y no volverse a casar
antes de la expiración de esta fecha, a fin de evitar confusión de parto, es decir, la
incertidumbre, en cuanto a la paternidad, del hijo que pudiera nacer durante este periodo.
2. La pérdida del connubium: Resultado de la reducción en esclavitud, si alguno de los
esposos ha sido hecho prisionero por parte del enemigo se disuelve el matrimonio, no

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siendo retroactivamente restablecido por la vuelta del cautivo, pues el postliminium no


podía borrar un hecho tal como la separación material de los esposos.
3. El divorcio: Aunque al parecer, el divorcio fue admitido legalmente desde el origen de
roma, sin embargo, los antiguos romanos no disfrutaban de esta libertad, que sin duda no
coordinaba con la severidad de las costumbres primitivas.
* Además, la mujer sometida a la manus del marido, era como una hija bajo la autoridad
paterna, reduciéndose a un derecho de repudiación la facultad de divorciar a estas
uniones, que solo el marido podía ejecutar y siendo por causas graves.
* Los emperadores cristianos no suprimieron el divorcio, que estaba ya profundamente
arraigado en las costumbres, pero sí buscaban el hacerlo más difícil, obligando a precisar
las causas legitimas de repudiación.
APENDICE
Otras uniones licitas
1. Del concubinato: Los romanos dan el nombre de concubinatus a una unión de orden
inferior más duradera, y que se distinguía así de las relaciones pasajeras consideradas
como ilícitas. Esta especie de matrimonio, completamente extraño a nuestras costumbres
actuales, aunque frecuentemente Roma, parece haber nacido de la desigualdad de las
condiciones.
* Un ciudadano tomaba para concubina a una mujer poco honrada, indigna, por tanto, de
hacerla su esposa; tal como una manumitida o una ingenua de baja extracción.
* En un principio, el concubinato no producía ninguno de los efectos civiles unidos a las
justae nuptiae, por eso la mujer no era elevada a la condición social del marido.
* En cuanto a los hijos nacidos del concubinato, son cognados de la madre y de los
parientes maternos, pero no están sometidos a la autoridad del padre, y nacen sui juris.
2. Del matrimonio “sine connubiu”: Es el matrimonio entre dos personas que no tienen,
o una de ellas no tiene, el connubium; por ejemplo, entre un ciudadano romano y una
peregrina o una latina, o entre dos peregrinos. Esta unión no tenía nada de ilícita y
constituía un matrimonio válido, aunque sin producir los efectos de las justae nuptiae.
Entonces los hijos serán cognados de la madre y de los parientes maternos, aunque
nacen sui juris, y casi siempre peregrinos a causa de la ley Minicia.
3. Del contubernio: Se llama así a la unión entre esclavos o entre una persona libre y un
esclavo. Es un simple hecho destituido de todo efecto civil. El hijo sigue la condición de la
madre, y durante largo tiempo el Derecho no reconoció entre esclavos parentesco, ni aun
natural, aunque al principio del Imperio se admitió una especie de cognatio servilis entre el
padre, la madre y los hijos, por una parte, y por otra parte, entre los hermanos y
hermanas.

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3.2. De la adopción
* La adopción es una institución de derecho civil, cuyo efecto es establecer entre dos
personas relaciones análogas a las que crean las justae nuptiae entre el hijo y el jefe de
familia.
* De esta manera hace caer bajo la autoridad paterna e introduce en la familia civil a
personas que no tienen, por lo regular, ningún lazo de parentesco natural con el jefe.
* Hay dos clases de adopciones: 1. La adopción de una persona sui juris, que es la
adrogación; 2. La adopción de una persona alieni juris, que es la adopción propiamente
dicha.
1. De la adrogación: Es probable que la adrogación sea el género de adopción más
antiguo. Sus formas y caracteres primitivos permiten considerarla como contemporánea
del mismo origen de Roma.
a) formas: La adrogación sólo podía tener lugar después de una información hecha por
los pontífices, y en virtud de una decisión de los comicios por curias, populi auctoritate.
Es, en efecto, un acto .grave que hacía pasar a un ciudadano sui juris, acaso jefe de
familia, bajo la autoridad de otro jefe. El Estado y la religión estaban interesados, puesto
que podía resultar la desaparición de una familia y la extinción de un culto privado.
b) Efectos: El adrogado pasa bajo la autoridad paterna del adrogante y entra como
agnado en su familia civil, no siendo más que cognado de sus antiguos agnados. Los
descendientes sometidos a la autoridad antes de la adrogación. y la mujer que tenía in
manu, siguen también la misma suerte. Finalmente, el adrogado, haciéndose alieni juris,
adquiere su patrimonio el adrogante.
c) De la adrogación de los impúberos: Durante largo tiempo, los impúberos no pudieron
ser adrogados, primero, por estar excluidos de los comicios por curias, y después, porque
se temía que el tutor favoreciese la adrogación para desembarazarse de la tutela.
* En virtud de una constitución de este emperador, el impúbero podía ser adrogado por
rescripto, pero con garantías especiales, por ser incapaz de apreciar reflexivamente las
consecuencias de un acto tan grave para sí y para su familia.
Estas eran las condiciones:
 Los pontífices hacen una información con una severidad especial, debiendo enterarse
estrictamente de la fortuna y edad del adrogante, si es honrado y si la adrogación
puede ser ventajosa para el pupilo.
 Todos los tutores del impúbero deben dar su auctoritas.
 Para proteger los derechos de los presuntos herederos del pupilo, el adrogante debe
prometer y garantizar devolver los bienes del adrogado, si este muere impúbero.
El adrogado, aun impúbero, emancipado por el adrogante, sin motivo justificado, tiene
derecho: a) A la restitución de sil patrimonio en el mismo estado que estuviese antes de la
adrogación; b) A la cuarta parte de la sucesión del adrogante; así lo decidió Antonino el
Piadoso; y de ahí el nombre de “Quarta antonina” “Quarta divi pii”.

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2. De la adopción: adopción es menos antigua que la adrogación, pues fue primero


realizada por un procedimiento desviado, pero deducido de la ley de las XII tablas, y por
tanto posterior al año 304. Era también un acto de menor gravedad que no exigía la
intervención del pueblo ni la de los pontífices, pues siendo el adoptado alieni juris, no
podía resultar ni la desaparición de una familia ni la extinción de un culto.
a) Formas: La adopción se opera por la autoridad de un magistrado, imperio magistratus.
Para esto son necesarias dos clases de operaciones: primero, romper la autoridad del
padre natural, y después hacer pasar al hijo bajo la del padre adoptivo:
 Para obtener el primer resultado se aplica la disposición de las XII tablas, que declara
caduca la autoridad del padre si ha mancipado por tres veces a su hijo.
 Con objeto de que el adoptante adquiera sobre el hijo la autoridad paterna, en lugar
del mancipium cede por una cuarta mancipación el hijo a su padre natural yendo
todos después delante del magistrado, donde tiene lugar la ficción del proceso.
b) Efectos: En el Derecho clásico, el adoptado sale de su familia civil, perdiendo sus
antiguos derechos de agnación, para conservar únicamente la cualidad de cognado,
aunque entrando en la familia civil del padre adoptivo adquiere éste sobre él la autoridad
paterna, siendo modificado su nombre, como si fuera en caso de adrogación
* La adopción no era sin riesgo para el adoptado, puesto que perdía el derecho de
sucesión en su familia natural, unido a la cualidad de agnado; y además, si con el tiempo
el padre adoptivo le mancipaba después de la muerte del padre natural, perdía también la
esperanza de la herencia del adoptante
Reglas generales de la adopción romana:
1. El adrogado debe consentir en la adrogación. En cambio, para la adopción, el
consentimiento del adoptado, en su origen, no parece haber sido necesario, pues
teniendo el jefe de familia el derecho de mancipar al hijo que está bajo su autoridad,
puede también hacerle pasar a otra familia.
2. El adoptante tiene que ser mayor que el adoptado: es necesario que tenga, por lo
menos, la pubertad plena, es decir, dieciocho años. También se exigía que el adrogante
tuviese sesenta años.
3. La adrogación sólo era permitida a los que no tuviesen hijos bajo su autoridad. No era
impuesta la misma condición al adoptante como al adoptado, puesto que éste entraba
generalmente como hijo en la familia adoptiva.
4. Las mujeres, al carecer de autoridad paterna, naturalmente, no pueden adoptar. Sin
embargo, Diocleciano lo permitió a una pobre madre que se le habían muerto sus hijos,
habiendo más tarde concesiones de este mismo género.
5. Los esclavos no pueden ser adoptados, aunque una declaración de adopción hecha
por el amo vale para el esclavo su manumisión.
6. En cuanto a los hijos nacidos fuera de las justae nuptiae, su adrogación fue permitida
en el Derecho clásico sin ninguna restricción; pero el emperador Justino hizo una
excepción para los hijos naturales nacidos del concubinato, pues al mismo tiempo que
prohibió adrogarlos, suprimid la legitimación por matrimonio subsiguiente.

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3.3. De la legitimación
La legitimación, en el sentido propio, indica ciertos medios por los cuales loa emperadores
cristianos, para favorecer las uniones regulares, permitieron al padre adquirir la autoridad
paterna sobre los hijos naturales nacidos del concubinato.
Esta institución implica un sentimiento extraño en la época clásica, pues la cualidad de
spurios no tenía nada de deshonrosa.
El padre obtenía como favor la autoridad paterna sobre sus hijos nacidos fuera de las
justae nuptiae. Esto solía ocurrir:
 Cuando el emperador, confiriendo la ciudadanía a un peregrino y a sus hijos, le
concedía especialmente sobre ellos la autoridad paterna.
 Cuando un latino juniano disfrutaba del beneficio de la causae probatio.
 Y, por último, en caso de erroris causae probatio. Esta institución consistía en lo
siguiente: Una persona se casa, equivocándose sobre su cualidad o la de su cónyuge,
creyendo existe entre ellos el connubium.
* En principio, el hijo no puede ser legitimado sin su voluntad. En efecto, estando sui juris,
tiene un patrimonio que se absorbe en el de su padre, en cuya autoridad cae por su
legitimación, siendo un resultado en el cual debe de consentir. Si es demasiado joven,
basta con que no contradiga. Los procedimientos para la legitimación son los siguientes:
1. El matrimonio subsiguiente del padre y madre: Para que los hijos pudieran ser
legitimados era preciso que hubiesen nacido de personas entre las cuales era posible el
matrimonio como consecuencia de la concepción. Esta condición excluye no sólo a los
hijos adulterinos e incestuosos, sino también a aquellos cuyos padre o madre no podían
contraer matrimonio por alguna prohibición legal o temporal.
2. La oblación a la curia: Esta manera de legitimar fue creada por Teodosio II y
Valentiniano III en el año 412 de nuestra era. Permitía al padre que tuviese un hijo natural
legitimarle, ofreciéndole en la curia de su villa natal si era hijo, y siendo hija casándola con
un decurión.
* Las curias formaban en las villas municipales una especie de nobleza análoga a los
senadores de Roma.
* Este procedimiento de legitimaci6n s610 tiene efectos restringidos. El hijo cae bajo la
autoridad paterna, haciéndose el agnado de su padre, aunque no entra en la familia civil,
ni tampoco es el agnado de los agnados del padre.
3. El rescriptio del príncipe: Justiniano decidió que estando muerta la madre, ausente o
casada con otro, el padre podía dirigirse al emperador pidiendo la legitimación de sus
hijos naturales. Se concedía después de un examen, con tal de que el padre no tuviese
hijos legítimos, produciendo los efectos completos. También tenía autorización el padre
para solicitar esta legitimación en su testamento, y los hijos de esta manera legitimados
después de su muerte se hacían sus herederos.
4. Disolución de la autoridad paterna

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Entre las causas que ponen fin a la autoridad paterna se pueden distinguir los
acontecimientos fortuitos, casus, y los actos solemnes, dependiendo de la voluntad del
jefe de familia.
1. Acontecimientos fortuitos: Son: La muerte del jefe de familia, su reducción en
esclavitud y la pérdida del derecho y ciudadana. Entonces los hijos sometidos
directamente a su autoridad se hacen sui juris, sin perder sus derechos de agnación.
* Cuando el padre esta cautivo, la suerte de los hijos queda en suspenso.
* Si vuelve de su cautiverio, se admite, en virtud de los jus postilimini que no han cesado
nunca de estar bajo su autoridad, y que los bienes adquiridos durante este intervalo van a
engrosar el patrimonio paterno.
2. La muerte del niño, alieni juris, su caída en esclavitud y la pérdida del derecho de
ciudadanía: si es hecho cautivo: o vuelve, y se considera y la, potestad paterna no ha
sido nunca interrumpida merced al postliminium, o muere en el campamento enemigo, y
ella queda rota el día de su cautividad.
3. De la elevación del hijo de familia a ciertas dignidades: en el Derecho antiguo, el
hijo sacerdote de Júpiter y la hija vestal fueron los únicos que escaparon del poder
paterno. Bajo Justiniano se producía el mismo efecto cuan d o algún hijo de familia era
nombrado patricio, obispo, cónsul, prefecto del pretorio o cuestor del palacio, aunque
conservando, sin embargo, sus derechos de agnación
Actos solemnes: Son la entrega en adopción y la emancipación. Ya hemos visto que la
entrega en adopción en la época clásica rompe la autoridad del padre natural; pero bajo
Justiniano únicamente ocurre de esta manera, cuando el adoptante es un extraneus. Solo
hablaremos aquí de la emancipación.
De la emancipación: Es el acto por el cual el jefe de familia hace salir al hijo de su
potestad haciéndole sui juris. Los caracteres primitivos de la emancipación se modificaron
profundamente en la época clásica. De verdadera decadencia donde estaba, llego a ser
después un gran beneficio.
1. En su origen, el jefe de familia investido de autoridad paterna tenía el poder de echar al
hijo de su familia, haciendo uso de su autoridad para castigarle como culpable de crimen
o de resistencia hacia él. Pero de esto no resultaba ningún efecto jurídico, puesto que el
padre no podía romper la potestad paterna por su propia voluntad, y, por tanto, el Derecho
no le ofrecía manera alguna de alcanzar este fin.
El padre que quería hacer salir a un hijo de su autoridad le mancipaba a un tercero de
buena voluntad, coempionator, que se comprometía por un pacto de fiducia a manumitirle
después en seguida.
* La emancipación tenia graves consecuencias para el emancipado. Excluido de su familia
civil, sufría una capitis deminutio, de donde resultaba para él la pérdida de sus cualidades
de agnado y gentilis, con los derechos de sucesi6n que conferían.
2. En el comienzo del Imperio mejoró bastante la condición del emancipado. Por una
parte, la gentilidad cayó en desuso, perdiendo las antiguas familias patricias su prestigio y
su papel político.

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Segunda División del tratado elemental de derecho romano – Santiago Lugo

* La emancipación ofrece ciertas ventajas, permitiendo al emancipado quedarse con todo


lo que adquiere; es más, puede considerarse como un beneficio. Fue en este aspecto
como quedó en vigor esta institución bajo el Imperio, y subsistía aún en tiempos de
Justiniano
SECCIÓN 2. POTESTADES CAIDAS EN DESUSO
BAJO JUSTINIANO
1. De la “Manus”
La manus es una potestad organizada por el Derecho civil y propia de los ciudadanos
romanos. Presenta la mayor analogía con la potestad paterna, pero sólo puede ejercerse
sobre una mujer casada. En un principio, pertenece al marido; siendo éste alieni juris, se
ejercerá por el jefe de familia; y, por último, puede establecerse, a titulo temporal, en
provecho de un tercero.
* La manus sólo existe en el matrimonio. Pero hay autores que opinan que primeramente
fueron inseparables, puesto que en los primeros siglos de Roma no podía haber
matrimonio sin manus y, además, los procedimientos que servían para crearla eran al
mismo tiempo los modos necesarios para la formación del matrimonio.
* Después de continuo uso durante largo tiempo, esta autoridad se hizo muy rara hacia el
fin de la República, y aún más bajo el Imperio. También se menciona con bastante
frecuencia por los jurisconsultos en el principio del siglo III, pero debió caer muy pronto en
desuso, y por completo en el Derecho de Justiniano.
1. Como se estableció la “Manus”: Según Gayo, la manus pudo ser establecida de tres
maneras: por el usus, la confarreatio y la coemptio.
a) El usus: Este modo de establecerse la manus, parece ser el más antiguo. Es una
especie de adquisición por el aso. La posesión de la mujer, continuada durante un año,
daba al marido la manus. Según una disposición de las XII tablas, la mujer que quisiera
escapar tenía que interrumpir esta disposición pagando tres noches cada año fuera del
techo conyugal.
b) Confarreatio: lo mismo que el usus, remonta a las primeras edades, aunque
probablemente no es anterior a la creación del flamen de Júpiter, cuya presencia era
necesaria. Reservada exclusivamente para los patricios, la confarreatio consistía en una
ceremonia que acompañaba el matrimonio, y que tenla un carácter religioso.
* Los hijos nacidos de nuptiae cunfarreatae podían sólo ser investidos de ciertas
funciones sacerdotales. Solo fue útil desde el punto de vista religioso, cayendo después
paulatinamente en desuso.
c) Coemptio: Era el procedimiento corriente en la época clásica para crear la manus. La
Coemptio consiste en una aplicación derivada de la mancipatio. Es una venta imaginaria
de la mujer al marido, con asistencia del jefe de familia si es alieni juris, o la auctoritas del
tutor si es sui juris.
2. Efectos de la “manus”: La mujer in manu sale de su familia civil y entra en la de su
marido. Su situación es igual a la de una hija en potestad paterna si el marido es sui

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juris,y a la de una nieta estando el padre sometido a la potestad paterna, y adquiere los
derechos de sucesión unidos a esta cualidad.
3. Disolución de la “manus”: la manus se extinguía como la potestad paterna. En caso
de divorcio, la mujer podía obligar al marido a romper la manus; si había sido establecida
por confarreatio, era necesaria una ceremonia contraria llamada diffaerratio, en otros
casos era precisa una manumisión especial
4. De la “coemptio fiduciae causa”: La mujer podía hacer uso de la coemptio para
establecer sobre ella, bien fuera en beneficio del marido o de un tercero, una manus
temporal, destinada a romperla inmediatamente. Aquel bajo cuya autoridad cayese, se
comprometía por un pacto de fiducia a manumitirla en seguida. Por eso quedaba roto el
lazo de agnación que la unía a su familia civil.
2. Del mancipium
El mancipium es una autoridad de Derecho civil que puede pertenecer a un hombre libre
sobre una persona libre y que depende a La vez de la autoridad paterna y de la del señor.
Solo podían darse in mancipio los hijos bajo potestad paterna, y las mujeres in manu. El
mancipium se establecía al modo de la mancipatio, siendo numerosos los casos en el
Derecho antiguo donde habla ocasión de establecer esta potestad. He aquí los
principales:
a) El jefe de familia pobre confería con frecuencia a un tercero el mancipium sobre su hijo,
mediante un precio o a título de garantía.
b) Cuando el hijo alieni juris había causado por un delito algún daño a otro, el padre podía
cedérselo, mancipándole a la parte lesionada. Este abandono, llamado noxal, fue
practicado hasta Justiniano, que le suprimió.
c) Y, por último, ya sabemos que el mancipium resultaba de las formas antiguas de la
adopción y de la emancipación; pero entonces sólo estaba creada de una manera
temporal para romper la autoridad paterna.
* Aun después de la manumisión, queda ingenuo y conserva sus derechos políticos.
Además, esta autoridad no es inconciliable con los derechos de familia: el matrimonio del
hijo in mancipio no se rompe, pues ya sabemos que dos mancipaciones para el hijo, por lo
menos, no rompen la autoridad paterna. Finalmente, los hijos nacen libres de un padre in
mancipio.
Capítulo 2. De las personas “Sui juris”
Las personas sui juris no están sometidas a ninguna de las cuatro potestades
precedentemente estudiadas, y no dependen más que de ellas mismas. Se dividen en
capaces, que pueden cumplir solas los actos jurídicos, e incapaces, para las cuales el
Derecho tiene organizada una protección, dándolas bien un tutor, o un curador.
Hay, pues, cuatro causas de incapacidad:
a) La falla de edad: se daba un tutor a los impúberos, y desde cierta época se dio
también un curador a los menores de veinticinco años
b) El sexo: La mujeres, en el derecho antiguo, estaban en tutela perpetua

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c) La alteración de las facultades intelectuales: Todos los que padecían esta


enfermedad estaban provistos de un curador.
d) La prodigalidad: el pródigo quedaba impedido y puesto en curatela. Estas mismas;
incapacidades podían alcanzar también a los alieni juris; pero no teniendo patrimonio que
salvar, el jefe de familia era para ellos un protector natural.
SECCION I. DE LA TUTELA
 1. De la tutela de los impúberes
1. Generalidades
El impúbero tiene necesidad de un protector habiendo nacido sui juris, fuera de
matrimonio legítimo, o bien, si, nacido bajo la potestad paterna, ha salido de ella antes de
la pubertad. Este protector se llama tutor.
Servio Sulpicio, contemporáneo de Cicerón, definió la tutela del siguiente modo: es un
poder dado y permitido por el Derecho civil sobre una cabeza libre para proteger a quien,
a causa de su edad, no puede defenderse por sí mismo
* El poder concedido al tutor no es una verdadera potestad, pues difiere notablemente,
por varias causas, de la potestad paterna. Así, el impúbero sometido no queda menos sui
juris; el tutor no tiene derecho de corrección ni autoridad sobre la persona del pupilo,
terminando la tutela en la pubertad.
* La tutela estaba considerada como una carga pública manus publicum, siendo necesario
para cumplirla ser libre, ciudadano o del sexo masculino.
2. De la designación del tutor
La ley de las XII tablas, permitiendo al jefe de familia escoger un heredero, le concede
también derecho para designar por testamento el tutor de su hijo. A falta de tutor
testamentario, difiere la tutela a los miembros de la familia civil que llama eventualmente a
la sucesión del impúbero, es decir, en primer lugar al agnado más próximo, y después a
los gentiles.
* La carga de la tutela sigue así la esperanza de la herencia, y estos tutores se interesan
personalmente en la conservación del patrimonio del pupilo. Se les llama legítimos porque
su llamamiento a la tutela procede de la ley.
* Hacia el siglo VI de Roma, cayendo en desuso la gentilidad, se fijó una idea nueva, y era
que la sociedad debía intervenir en la protección del incapaz si la familia no era suficiente;
por eso, a falta de agnado o tutor testamentario, el magistrado se encargaba de nombrarle
un tutor.
Estudiaremos sumariamente el Derecho común, señalando después las hipótesis
especiales.
2.1. Derecho común.
1. Tutela testamentaria: Esta tutela es la más importante; supera a todas las otras, que
sólo en su defecto se practican. El derecho de nombrar un tutor testamentario era en su

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origen atributo de la potestad paterna, pues sólo podía hacer uso de ello el padre de
familia, ara los impúberos, que, a su muerte, se hacían sui juris.
* Pero en la época clásica se tenía también en cuenta la cualidad de ascendiente o los
sentimientos de afecto del testador. Para esto se dieron las siguientes soluciones:
a) Habiendo nombrado un padre un tutor testamentario al hijo emancipado, el
nombramiento debe ser confirmado por el magistrado, sin información alguna.
b) Siendo la madre, la confirmación sólo tiene lugar después de una información sobre la
honradez y habilidad del tutor.
c) Si es el patrono del impúbero, y aun un extraneus, el magistrado debe confirmar
también el nombramiento, pero después de la información, y únicamente si el impúbero,
no teniendo más fortuna, ha sido instituido heredero por el testador.
* El jefe de familia sólo puede nombrar tutores testamentarios a los que por derecho
puede elegir como herederos; por eso están excluidos los peregrinos y los dediticios, y
aun se pueden añadir los latinos junianos, en virtud de una incapacidad dictada por la ley
Junia.
* Está permitido al jefe de familia designar en su testamento uno o varios tutores. La
pluralidad de los tutores era muy frecuente entre los romanos, pues el pupilo encontraba
protección y garantías más completas
2. Tutela legitima de los agnados: En defecto de tutor testamentario se abre la tutela
legítima de los agnados. La ley de las XII tablas indica como tutor al agnado más próximo,
y habiendo varios en el mismo grado, son todos tutores.
3. Tutela legitima de los gentiles: En el Derecho antiguo, y no habiendo agnado, pasaba
la sucesión a los gentiles, y, por tanto, también la tutela debía de serles concedida. Es lo
que resulta, en ausencia de un texto preciso, de la correlación observada por la ley de las
XII tablas entre la vocación a la tutela y la vocación a la sucesión ab intestato
4. Tutela diferida por el magistrado: Cuando la gentilidad cayó en desuso, se
preocuparon de llenar este vacío asegurando un tutor al impúbero que no tenía amados.
Este fue el objeto de dos leyes.
a) La ley Atilia, da derecho a nombrar los tutores en Roma al pretor urbano y a la mayoría
de los tribunos de la plebe. Es un derecho propio distinto de las atribuciones ordinarias de
los magistrados, y no susceptible de delegación.
b) La ley Julia Titia, del año 723 de Roma, concede el mismo poder al presidente en las
provincias.
* Este sistema de designación fue modificado con alguna frecuencia bajo el Imperio. En
Roma, y bajo el emperador Claudio, pasa a los cónsules el derecho de nombrar tutores.
* El nombramiento del tutor por el magistrado era necesario no habiendo ni tutor
testamentario ni tutor legítimo. Pero si el tutor testamentario era nombrado a partir de la
llegada de un término o una condición, o si estaba prisionero del enemigo o enfermo de
locura, era necesario abrir la tutela legítima de los agnados mientras se esperaba la
época fijada, la vuelta de su cautiverio, o su curación.

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2.2. Hipótesis especiales.


1. Tutela legitima del patrono y de sus hijos: Cuando el impúbero queda manumitido
comienza una nueva familia v no Puede tener ni tutor testamentario ni tutor legítimo
agnado. Se extendió por interpretación el principio de la ley de las XII tablas, y como
llamaba al patrono y a sus hijos agnados a la sucesión del manumitido, se les daba
también la tutela. Por tanto, el patrono es el tutor legítimo del manumitido impúbero, y si
muere, esta tutela legitima pasa a los hijos que tenía bajo su potestad directa y que
heredan los derechos del patronato.
2. Tutela legitima del ascendiente emancipador: Esta tutela se concede a imitación de
la del patrono. En efecto, el ascendiente emancipador que habiendo tenido cuidado de
volver a emancipar al hijo después de la tercera mancipación, y le manumite, representa
el papel de un patrono. Es, pues, tutor del emancipador impúbero, y le dan, honoris
causa, el título de tutor legítimo.
3. Tutela fiduciaria: En la época Clásica, la tutela fiduciaria se presenta en los dos casos
siguientes:
a) A la muerte del padre emancipador, tutor legitimo del emancipa o, sus hijos agnados
quedan tutores fiduciarios de su hermano impúbero.
* Es la diferencia que hay con los hijos del patrono, que son tutores legítimos como su
padre. Pero la tutela del padre emancipador, en realidad no es más que una tutela
fiduciaria que se ha reservado contracta fiducia: se le Ilama tutor legitimo por su título de
padre, cuya razón ya no existe para sus hijos.
b) En caso de emancipación de un impúbero, el manumisor extraneus que le liberto
representa el papel de patrono, siéndole concedida la tutela.
3. De las funciones del tutor.
Las costumbres imponían a los tutores ciertos deberes para con el pupilo. Debía tomarse
en cualquier circunstancia la defensa de sus intereses, estando considerado este deber
como aún más sagrado que el del patrono con su cliente.
El tutor se ocupa de la fortuna del pupilo, y no de su guarda ni de su educación. Casi
siempre era el pretor el llamado a designar en presencia de los parientes más próximos
del impúbero, la persona destinada a educarle, fijando también las cantidades necesarias
para ello.
* El tutor debe velar únicamente por los intereses pecuniarios del pupilo; así que no hay
que equivocarse en el sentido de esta regla tutor “personae non rei vel causae datur”,
pues no quiere decir que tenga cuidado de la persona del pupilo. Significa que el tutor
está dado no para un bien o un negocio especial, pero si para completar la personalidad
jurídica del impúbero y administrar el conjunto de su patrimonio.
El tutor debe antes someterse a unas formalidades que le son impuestas para defender
los intereses de su pupilo:
1. Formalidades impuestas al tutor antes de entrar en funciones:

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 Lo primero que debe hacer un tutor es un inventario de los bienes del pupilo. El objeto
de esta formalidad es asegurar la restitución al fin de la tutela.
 Algunos tutores deben suministrar la satisdatio; es decir, prometer por estipulación
conservar intacto el patrimonio del pupilo, rem pupilii salvam fore, y presentar fiadores
solventes que tomen el mismo compromiso. La promesa se hace al pupilo.
 Una última formalidad se impone al tutor en el Derecho de Justiniano. Este emperador
tomó en la Novela 72 cierto número de medidas destinadas a proteger los intereses
del pupilo cuando era acreedor o deudor del tutor. Este, antes de hacerse cargo, debe
declararlo al magistrado, y esta ideclaraci6n le hace excluir de la tutela.
2. De la “Auctoritas” y de la “Gestio” del tutor: El tutor, una vez que ha entrado en
funciones, debe intervenir en el cumplimiento de los actos jurídicos necesarios para la
administración de los bienes del pupilo. Se emplean dos procedimientos. Tan pronto obra
solo el autor, negotia gerit, como es el pupilo el que obra con la auctoritas del tutor.
2.1. De la “Auctoritas”: Se llama así la cooperación, el concurso del tutor a un acto
realizado por el pupilo, en el cual aumenta y completa la personalidad con su presencia.
Es probable que en su origen el tutor debla dar la auctoritas en términos consagrados y
contestando a una interrogación.
* La auctoritas, en primer lugar, no es un consentimiento ordinario, porque está sometida
a los principios siguientes:
 No puede darse por mensajero ni por carta, ni tampoco una vez efectuado el acto. El
tutor debe estar presente en el momento del acto.
 Además, no lleva ni termino ni condición expresamente formulados. Pues; el tutor
completa o no completa con su presencia la personalidad jurídica del pupilo.
 Es también voluntaria. El tutor no puede ser contradicho por el magistrado, pues es
juez de lo que crea bueno o malo para el pupilo. Si por su negativa causa un perjuicio
al impúbero, debe indemnizarle al fin de la tutoría, habiendo también casos en que no
le podía dar su auctoritas.
EI acto por el cual el tutor da su auctoritas es siempre un acto ejecutado por el mismo
pupilo, pues es en la persona del pupilo donde se realizan las consecuencias del acto, y
también es él, según los casos, quien se hace propietario, acreedor o deudor.
2.2. De la “Gestio”: dice que el tutor administra o regenta, negotia gerit, cuando realiza
solo un acto interesando el patrimonio del pupilo. En su origen, el tutor no podía regentar
legalmente; era porque entonces no había más que tutores testamentarios, escogidos con
mucho cuidado por el jefe de familia, o por tutores legítimos personalmente interesados
en administrar bien el patrimonio que algún día podía corresponderles por herencia.
*El efecto de la gestio es muy distinto al de la auctoritas. En efecto, el tutor que administra
obra como lo haría un mandatario; por tanto, el Derecho Romano no admitía nuestro
moderno principio, en virtud del cual, el mandatario representa al mandante.
* Era el tutor quien, seguidamente de la operación, se hacía propietario, acreedor o
deudor, y como en definitiva era necesario que el pupilo disfrutase del acto o sufriese los

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Segunda División del tratado elemental de derecho romano – Santiago Lugo

efectos, el tutor debía rendirle cuentas al final de la tutela; tenía que ceder al pupilo los
derechos para él adquiridos, y, por justa reciprocidad, reembolsarse sus anticipos.
Por eso la rendición de cuentas era una consecuencia necesaria de la gestio y no de la
auctoritas.
2.3. Casos de aplicación de la “Auctoritas” y de la “gestio”: El tutor no es libre, de
usar arbitrariamente, en uno u otro caso, de estos dos procedimientos; es, más que nada,
la edad del pupilo lo que hace regla para su empleo, pues es evidente que un pupilo
demasiado joven no puede figurar en un acto jurídico, ni aun con la auctoritas del tutor, lo
que en contrario es posible, habiendo salido ya de la infancia. Por tanto, hay que distinguir
dos periodos: uno, estando el pupilo “infans”, y el otro, siendo “major infantia”.
a) El pupilo es infans: La infantia duraba hasta los siete años. Sin duda, el niño ya habla
antes de esa edad, aunque el lenguaje sea aún imperfecto, y tampoco tiene el
discernimiento necesario para darse cuenta de un acto jurídico. Por eso, en este período,
la regla es que administre el tutor, realizando él solo los actos necesarios para que el
patrimonio del pupilo está bien administrado.
* Sin embargo, se presentaba una dificultad cuando el acto no podía realizarse sin
intervención de la persona interesada: por ejemplo, tratándose de enajenar alguna cosa
por mancipatio o in jure cesio, de sostener un proceso bajo las acciones de la ley, o bien
de aceptar una herencia. En un principio fue necesario esperar a que el pupilo hubiese
salido de la infantia.
b) El pupilo es major infantia: El pupilo que tiene siete años cumplidos ya ha salido de
la infancia; entonces es major infantia. ¿Hay que subdividir el tiempo que falta transcurrir
hasta la pubertad? Los textos señalan una distinción entre el infantiae proximus, que no
tiene aún más discernimiento que el infans, el pubertati proximus, que comprende el
alcance de sus actos; distinción, sin duda, fundada en el hecho del desarrollo intelectual
de cada pupilo.
* ¿Cómo se procedió en este periodo en los actos jurídicos que interesaban al pupilo? La
gestión del tutor interviene sólo en caso excepcional, por ejemplo, si el pupilo está
ausente o si ha ido a Grecia para completar su educación.
El pupilo, sin la auctoritas del tutor, puede: hacerse acreedor, por ejemplo, estipulando;
recibir una remisión de deuda o adquirir la propiedad de una cosa o de un derecho real.
Solo hemos citado actos sencillos para los cuales se aplica la regla sin dificultad ninguna.
La solución es más delicada tratándose de actos que pueden producir efectos complejos.
He aquí algunos ejemplos:
 Venta: En este contrato, el vendedor se hace deudor del objeto vendido y acreedor
del precio; así, pues, si el pupilo ha vendido solo un objeto que formaba parte de su
patrimonio, se hace acreedor del precio, pero no deudor del objeto. Esta solución
teórica tendía a un resultado contrario a la equidad, pues nadie debe, en efecto,
enriquecerse a costa de los demás, aplicándose esta regla lo mismo al pupilo que a
las personas púberas.

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Segunda División del tratado elemental de derecho romano – Santiago Lugo

 Herencia: La aceptación de una herencia recaída en el pupilo es también un acto


complejo en sus efectos, pues una herencia es un patrimonio que comprende bienes y
deudas. ¿Se puede pensar que el pupilo adquiera. los bienes sin las deudas, si acepta
solo la herencia? No; puesto que, al aceptar, se hace el continuador de la persona del
difunto, y este resultado no puede dividirse, así que no puede legalmente aceptar
nada más que con la auctoritas del tutor
 Préstamo: El pupilo, obrando por su cuenta, ha pedido prestada una suma de dinero.
Según los principios precedentes, se hace propietario de esta suma; pero habiendo
contrato de mutuum, no está obligado a devolverla. Esta solución era muy contraria a
la equidad para no ser modificada; así que se decidió de manera general que el pupilo
quedaba obligado do civilmente hasta la concurrencia de su enriquecimiento.
2.4. Restricciones a los poderes del tutor: Los dos procedimientos que acabamos de
estudiar, la gestio y la auctoritas, permiten al tutor cumplir todos los actos necesarios de la
administración del patrimonio del impúbero. Disfruta sobre esto de amplios poderes, y,
administrando, puede hacer todo lo que pudiera hacer un propietario, aunque únicamente
en interés del pupilo. Este principio admite excepciones, y estos poderes tienen sus
límites:
1. El tutor no puede hacer con los bienes del pupilo, ni convalidar por su auctoritas,
donación de ninguna clase, ni aun a título de dote para una hermana del impúbero. Los
regalos de costumbre, en proporción a la fortuna del pupilo, es lo único autorizado.
2. Un senadoconsulto dado bajo Septimio Severo, oratio Severi, prohibió la enajenación
de los praedia rustica o suburbana pertenecientes al pupilo. Que son los fundos de tierra
destinados al cultivo, bien en los pueblos o en las inmediaciones de las ciudades, y, en
general, todos los dominios sobre los cuales las casas sólo tienen una importancia
secundaria.
* Sin embargo, esta prohibición de enajenación, sufría excepciones en los siguientes
casos:
a) Cuando el padre de familia, en la herencia en la que el pupilo recibía estos bienes,
ordenaba la venta en su testamento.
b) Tratándose de una enajenación necesaria, bien sea por estar el pupilo en la indivisión
con un tercero, o bien a causa de alguna hipoteca consentida por aquel a quien hereda el
pupilo.
c) O también, si la enajenación es útil para pagar deudas apremiantes. Entonces le
pertenece al magistrado fijar las praedia rustica o suburbana que deben ser enajenados
en caso de insuficiencia de otros bienes, y de autorizar la venta.
3. El tutor no debe hacer uso personal de las rentas o capital que administra del pupilo; su
deber es emplearlas útilmente. Mientras tanto, estas sumas no quedan en sus manos: el
pretor fija un lugar de depósito, casi siempre algún templo, siendo este depósito
provisional hasta su empleo en algo ventajoso, que consiste en la adquisición de
inmuebles o en su colocación con intereses.

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Segunda División del tratado elemental de derecho romano – Santiago Lugo

2.5. Consecuencias de la pluralidad de tutores: La pluralidad de tutores, muy frecuente


en Derecho Romano, tenía sus inconvenientes, tanto para la auctoritas como para la
gestio.
1. Auctoritas: hacia una distinción entre dos categorías de tutores. Los unos, inspiran
plena confianza, que son los tutores testamentarios escogidos por el jefe de familia, y los
que nombra el magistrado después de información; la auctoritas de uno de ellos es
suficiente. Los otros son los tutores legítimos y los tutores nombrados sin información, que
ofrecen menos garantía; entonces se necesita la auctoritas de todos.
2. Gestio: Los tutores pueden quedar todos encargados de administrar, bajo su
responsabilidad común. Pero como una buena gestión es, más que nada, hecho de uno
solo, el pretor hace de suerte que sólo uno administre, quedando entonces los otros como
vigilantes de la gestión, y a este título responsable subsidiariamente.
* ¿Cómo se nombraba al administrador? Tratándose de tutores testamentarios
nombrados después de información, uno de ellos puede ofrecer a los otros la caución rem
pupilli salvam fore, a fin de ser el solo el encargado de administrar, quedando los otros
obligados a consentirlo; a menos de ofrecer ellos la garantía, en cuyo caso los tutores
administran todos juntos.
4. Del fin de la tutela y la obligación de rendir cuentas y de las garantías del pupilo.
1. Fin de la tutela: Las causas que ponen fin a la tutela provienen, bien de la persona del
pupilo, ex parle pupilli, bien de la persona del tutor, ex parte tutoris.
En el primer caso, la tutela queda terminada definitivamente; en el segundo, sólo existe
conclusión de las funciones del tutor; si son varios, la tutela se concentra sobre los
demás; de lo contrario, hay que nombrar nuevo tutor
a) La tutela cesa ex parte pupilli:
 Por la llegada de la pubertad, aunque, sin embargo, en el Derecho antiguo, la mujer
púbera estaba en tutela perpetua, por razón del sexo.
 Por la muerte del pupilo
 Por su capitis deminutio máxima, media o mínima, dándose en adrogación
b) Cesa ex parte tutoris:
 Por la muerte del tutor
 Por su capitis deminutio máxima y media, en todos los casos; por la mínima
tratándose de un agnado, de un patrono o de un gentilis, tutor legítimo, pues entonces
los derechos de agnación y de gentilidad se extinguen.
 Por la llegada de un término o de una condición limitando las funciones del tutor
testamentario.
 Por consecuencia de una excusa presentada en el curso de la tutela o de la
destitución.

2. Obligación a rendir cuentas: La conclusión de sus funciones, el tutor debe rendir


cuentas al pupilo de los bienes que le fueron confiados y que administró. En la época

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Segunda División del tratado elemental de derecho romano – Santiago Lugo

clásica fue de verdadera obligación rendir cuentas, sancionada por la acción tutelae.
Veamos cómo se desarrolló esta obligación y en qué consiste.
* Es probable que durante bastante tiempo el tutor que no tuviera obligación de
administrar no estaba tampoco obligado jurídicamente a restituir.
* El tutor debe restituir al pupilo su patrimonio intacto, según inventario que debe haber
redactado. Debe devolverle todos los bienes que ha adquirido y todas las sumas que haya
cobrado para él como administrador.
* El pupilo debe indemnizar al tutor por razón de sus gastos hechos, descargándole
también de las obligaciones contraídas en su interés. Puede ser obligado a ello por la
acción tutelae contraria
3. Garantías del pupilo contra la insolvencia del tutor: El crimen suspecti tutoris y la
acción de rationibus distrahendis, que bajo el Imperio quedaron en vigor y subsistían aún
en tiempos de Justiniano, protegían al pupilo contra el fraude de los tutores, aunque
también había que ponerlos en guardia contra su insolvencia. El Derecho romano ha
organizado y establecido un sistema de garantías:
a) El pupilo acreedor del tutor al fin de la tutela disfrutaba en la época clásica de un
privilegiun exigendi; es decir, que tenla derecho a cobrar, con preferencia a los
acreedores quirografarios del tutor, pero no a los acreedores hipotecarios.
b) En el caso en que el tutor haya dado satisdatio, el pupilo puede ejercer la acción ex
stiptulatu, bien sea contra él o contra los fiadores de la tutela. Tiene derecho a reclamar a
uno de ellos la totalidad de lo que se le debe, sin que el fiador pueda oponer el beneficio
de división.
c) Si el pupilo no ha podido hacerse pagar del tutor ni de los fiadores, le queda otro
recurso concedido por un senadoconsulto, dado bajo Trajano. Es una acción subsidiaria
contra los magistrados municipales encargados de exigir fiadores y que o no lo hayan
hecho o se hayan contentado con fiadores insolventes. La acción puede también
ejercerse contra los herederos.
d) Y, por último, el pretor concede al pupilo una última garantía a falta de otras. Es la
rescisión, con la ayuda de la in integrum restitutio, de los actos que le hayan causado un
perjuicio y que hayan sido ejecutados por el tutor solo o por el impúbero con la auctoritas
del tutor.
 2. De la tutela perpetua de las mujeres púberas.
Esta institución parece remontarse a la más alta antigüedad. Los textos están acordes en
señalar como razón de ello la ligereza del carácter de la mujer y su inexperiencia de los
negocios. Pero sometiéndola a tutela perpetua, parece ser haber pensado menos en su
protección que en salvar su fortuna en interés de sus agnados.
Gayo cuenta que la tutela legitima del patrono y de sus ascendientes, dice que tiene por
objeto impedir que la mujer pueda hacer enajenaciones entre vivos o testar en perjuicio de
las personas que deban heredarla ab intestato.

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Segunda División del tratado elemental de derecho romano – Santiago Lugo

Después de haber quedado en vigor durante los primeros siglos de roma, la tutela
perpetua se fue debilitando poco a poco hasta que desapareció bajo el Imperio.
1. Tutela perpetua en el Derecho antiguo: esta tutela esta admitida como la de los
impúberos, y pertenece en los mismos casos a tutores testamentarios, legítimos,
fiduciarios o nombrados por el magistrado. La tutela legítima constituía para el tutor de la
mujer púbera un verdadero derecho. Se le concedía aun estando ausente, impúbero, loco
o mudo, y por consecuencia, incapaz de dar su auctoritas.
* Resultaba de esto para la mujer una imposibilidad de cumplir ciertos actos, aunque
formalmente tampoco podía hacer disminuir su patrimonio, lo cual era precisamente el
objeto de esta tutela.
* La tutela para la mujer púbera sólo terminaba por la muerte, y la capitis deminutio
máxima, media o mínima cuando se daba en adrogación o caía in manus.
2. Debilitación de la tutela perpetua:
Esta institución hacia el fin de la República ya no estuvo en armonía con las costumbres,
atenuando su rigor primitivo un gran número de modificaciones. En la época de Gayo, y
fuera de un corto número de casos, no fue más que una vana formalidad. Veamos las
principales decisiones que trajeron su decaimiento:
a) Desde el siglo VI le fue permitido al marido, teniendo a su mujer in manu, dejarla por
testamento elegido un tutor, y este es un tutor optivus. Más tarde, la mujer puede escapar
de la tutela legítima; de sus agnados y tener un tutor a su gusto, con ayuda de un
coemptio fiduciae causa.
b) Bajo Augusto, y siendo impúbero el tutor legítimo, o estando loco o ausente, es decir,
incapaz de dar su auctoritas, existían ciertas disposiciones legislativas que permitían a la
mujer nombrarse un tutor capaz para proceder en ciertos actos de suma utilidad, tales
como la constitución de una dote para casarse o la aceptación de una herencia.
3. Supresión de la tutela perpetúa:
Aunque disminuida, la tutela de las mujeres impúberes existía aún a mitad del siglo IV de
nuestra era. Pero en 410, si ya no había desaparecido, una constitución de Honorio y
Teodosio debió darla el último golpe, concediendo a todas las mujeres el jus liberorum
que llevaba consigo la dispensa de la tutela
SECCION 2. DE LA CURATELA
1. Generalidades
La ley de las XII tablas organizaba la curatela únicamente para remediar a los
incapacitados accidentales: la de los furiosi y la de los pródigos. Más tarde, y a título de
protección, fue extendida a los mente capti, a los sordos, a los mudos y a las personas
atacadas de enfermedades graves, acabando también por aplicar la curatela a una
incapacidad de otro orden: se daba curadores a los menores de veinticinco años, y en
ciertos casos, a los pupilos
* El curador administra y no da auctoritas. Solamente en el Bajo Imperio, el curador del
menor dc veinticinco años debía dar algunas veces su consentimiento al acto realizado

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por el incapacitado. Este consensus no tiene nada de solemne, y puede ser suministrado
aun después del cumplimiento del acto.
2. De la curatela de los “Furiosi”
Los romanos distinguían los furiosi y los mente capti. El furiosi es el hombre
completamente privado de razón, tenga o no intervalos lúcidos. El mente captus, por el
contrario, no tiene más que un poco de inteligencia, es un monomaniaco o, lo que es
igual, una persona cuyas facultades intelectuales están poco desarrolladas.
El furiosi no está afectado de interdicción, aunque le alcanza una incapacidad natural.
Mientras dure su locura no puede efectuar ningún acto jurídico; pero recobrando toda su
capacidad. Cuando tiene un intervalo lucido, entonces puede obrar solo como si nunca
hubiese estado loco.
La misión del curador es la de administrar, ejecutando los actos necesarios a los intereses
pecuniarios del incapacitado en estado de Locura. Recobrando el loco la razón, ¿termina
la curatela para volver a empezar con la locura? Los jurisconsultos no estaban de acuerdo
en esta cuestión; Justiniano decidió que no cesara la curatela, pero el curador quedaba
inactivo, puesto que el loco vuelto a la razón puede legalmente obrar por su cuenta.
El pretor extendió esta curatela a las personas cuyas enfermedades reclamaban una
protección, y por eso nombró curadores para administrar el patrimonio de los menti capti,
de los sordos, de los mudos y de todos los que teniendo una enfermedad grave no podían
mirar por sus intereses.
3. De la curatela de los pródigos.
La ley de las XII tablas consideraba como pródigos a los que disipaban sus bienes
procedentes de la sucesión ab intestato del padre o del abuelo paterno: bona paterna
avitaque. Era como un depósito que debía quedar en la familia civil, por cuya razón, y con
objeto de impedir su dilapidación, los decemviros, sancionando una costumbre anterior,
decidieron que el pródigo fuese declarado en estado de interdicción, colocándole bajo la
curatela legitima de sus agnados, y, sin duda alguna, en su defecto, bajo la de los
gentiles.
La interdicción se aplicaba entonces, nombrándose los curadores por el pretor, en los
casos siguientes:
a) A todos los que, encontrándose en las condiciones previstas por la ley de las XII tablas,
carecían de agnados y de gentiles, y cuyo curador legítimo se encontraba incapacitado.
b) A los ingenuos que derrochaban los bienes paternos, recogidos por herencia
testamentaria.
c) A los manumitidos que, empezando a crearse una familia, no poseían bienes paternos.
d) En fin, a todos los que disipasen sus bienes, de cualquier procedencia que fuesen.
La curatela se abre por decreto del magistrado que pronuncia la interdicción. La
prodigalidad, en efecto, no es una cansa natural de incapacidad, como la locura, pues
para hacer al pródigo incapacitado es necesaria una decisión, creando la incapacidad
legal y fijando su extensión.

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La medida de la incapacidad del pródigo se determina por las distinciones siguientes:


a) Para todos los actos susceptibles de poder disminuir su patrimonio, arrastrándole a la
ruina, es asemejado al loco y declarado absolutamente incapacitado.
b) Y, por el contrario, queda capacitado para hacer los actos necesarios; para mejorar su
condición, como son adquirir y estipular. También puede aceptar una herencia.
* La misión del curador del prodigo es administrar; y siendo necesario para el incapacitado
cumplir los actos prohibidos, es sólo el curador quien debe obrar, resultando una
obligación para él rendir cuentas de su gestión a la terminación de su cargo.
4. De la curatela de los menores de veinticinco años.
En el antiguo Derecho Romano, cuando por razón de la edad terminaba la tutela, la joven,
a causa de su sexo, cala en tutela perpetua; pero el joven púbero sui juris quedaba
completamente capacitado. Se comprendió m8s tarde que las facultades intelectuales
tardan más en desarrollarse que las fuerzas físicas, y el que alcanzaba la pubertad tenia
aún poca experiencia; por eso so buscó el modo de organizar una protección para los
menores de veinticinco años.
* Este fu6 el objeto de la ley plaetoria, después de la in integrum restitutio, y, por último,
de las instituciones de curadores permanentes:
1. Ley plaetoria: Esta ley se votó hacia la mitad del siglo VI de Roma, pero no se
conocen exactamente sus disposiciones. Según testimonio de Cicerón creaba un judicium
publicum rei pivatae, es decir, una acción abierta para todos, en inter6s privado del
menor, contra el tercero que hubiese abusado de su inexperiencia al tratar con él.
2. In integrum restitutio: He aquí de una manera general en que consiste esta institución
pretoriana. Cuando una persona es perjudicada por causa de un acto legal, y el derecho
civil no le concede ningún remedio, entonces interviene el pretor, siempre que encuentre
un motivo suficiente; por ejemplo: Si el acto esta tachado de fraude o violencia, o si la
persona perjudicada es un menor, el pretor considera el acto como no realizado, y
restablece las cosas en su estado primitivo; pero este favor solo le concede después de
un examen del asunto, y es libre de rehusarlo.
* La in integrium restitutio constituía una protección más eficaz y completa que la ley
Plaetoria; pero esta tenia también el inconveniente de excederse de su fin amenazando a
los terceros que contrataban con un menor, y quitándoles toda seguridad.
3. Curatela: Primero se introdujo la costumbre de hacer nombrar al menor un curador
para algún asunto determinado, ad certam causam. Los terceros, de esta manera,
trataban con más confianza, puesto que el menor, iluminado por los consejos del curador,
corría menos riesgo de ser perjudicado.
* En realidad, la curatela proporciona confianza a los terceros y favorece el crédito de los
menores, pudiendo muy bien, si así lo desean, pedir un curador cuando lo necesiten para
aumentar su crédito: de lo contrario, nada les obliga a ello.

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4. De la venia aetatis:
Durante largo tiempo esta expresi6n designó la in integrum restitutio concedida por causa
de minoría. Pero hacia el final del siglo III de nuestra era se dio este nombre a un
beneficio particular concedido por los emperadores a los menores de veinticinco años.
5. De la curatela de los pupilos.
El impúbero en tutela puede, por excepción, tener un curador en los casos siguientes:
a) Si el tutor sostiene un proceso con su pupilo. Ya sabemos que no puede dar su
auctoritas en un asunto estando él interesado. En el tiempo de las acciones de la ley era
necesario un tutor especial; pero, bajo el procedimiento formulario, era suficiente nombrar
un curador, cuya regla existía aún en tiempos de Justiniano.
b) Si el tutor ha hecho admitir una excusa temporal es necesario durante este intervalo
nombrar un curador en su lugar.
c) Y, por último, mostrándose el tutor incapaz, aun siendo fiel, se le une un curador.
* En todos los casos, el curador solo puede hacer actos de gesti6n que no suplirá a la
auctoritas del tutor.
6. Reglas comunes a las diferentes curatelas.
1. Antes de comenzar su gestión, los curadores debían cumplir las mismas formalidades
que los tutores. Así, pues, debían dar satisdatio los curadores legítimos y los que eran
nombrados sin información, puesto que sus poderes estaban sometidos a las mismas
restricciones.
2. Durante los primeros siglos, es probable que administrar y rendir cuentas de su gestión
sólo fueron para los curadores deberes sancionados por las costumbres. El crimen
suspecti tutoris vel curatoris, organizado por las XII tablas, garantizaba suficientemente al
incapaz contra la infidelidad del curador, aunque la acción de rationibus distrahendis no se
aplicaba a la curatela, que era, además, de aplicación menos frecuente que la tutela
3. En cuanto a las garantías concedidas al loco, al pródigo y al menor contra la
insolvencia de sus curadores, eran, poco más o menos, las mismas que las del pupilo.
Tenían, en efecto:
a) El privilegium exigendi, y bajo Constantino una hipoteca tácita, cuya creación sólo es
verdadera para los menores.
b) La acción ex stipulatu en los casos en que el curador se haya visto obligado a dar la
satisdatio.
c) La acción subsidiaria contra los magistrados encargados de exigir fiadores solventes.
d) La in integrum restitutio, concedida a los menores como último recurso, y cuyas reglas
ya hemos estudiado.

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Apéndice 1. De la “Capitis deminutio”


Al estudio de las personas se une una institución muy especial en el Derecho Romano: la
capitis deminutio. La personalidad del ciudadano en la sociedad romana comprende tres
elementos: la libertad, el derecho de ciudadanía y los derechos de familia o de agnación.
Su reunión constituye el estado del ciudadano, designado con las expresiones status o
caput Cuando se pierde uno de estos elementos se puede considerar que había
sencillamente una modificación más o menos grande de su capacidad.
* Las causas que conducen a la capitis deminutio pueden ser más o menos graves. En
efecto, el que pierde la libertad se hace esclavo y ya no tiene ninguna personalidad en
Derecho civil, y el que pierde el derecho de ciudadanía no es más que un peregrino, pero
queda libre. En fin; el que pierde sus derechos en la familia de la que forma parte queda
libre y ciudadano.
1. Causas de la Capitis deminutio: Para caracterizar, según su gravedad, las causas de
la capitis deminutio, los jurisconsultos la califican de máxima, media o minor y minima.
 Todas las causas de reducción a esclavitud que hacen perder a la vez la libertad, la
ciudadanía y la familia, llevan consigo capitis deminutio máxima.
 La media o minor resulta de las condenas que hacen perder la ciudadanía y los
derechos de familia sin tocar a la libertad.
 Y por último, hay capitis deminutio mínima para toda persona que perdiendo los
derechos que tenía en su familia conserva la libertad y la ciudadanía.
2. Efectos de la Capitis deminutio:
Cualquiera que sea la causa, la capitis deminutio consiste siempre en la extinción de la
personalidad civil y produce siempre el mismo efecto, que es la perdida de los derechos
de la persona civil.
* Y de esto resultan las consecuencias siguiente:
a) Los lazos de agnación y de gentilidad se rompen: el capite minutus sale de su familia y
de su gens. Pierde los derechos de sucesión, de tutela y de curatela, unidos a su cualidad
de agnado y de gentilis.
b) EI capite minutus pierde todos los bienes que componían su patrimonio. Estos bienes
se adquieren: por el señor, cuando haya caído en esclavitud; por el Estado, a
consecuencia de las condenas que hacen perder la libertad o la ciudadanía.
c) En fin, sus deudas se extinguen y subsisten solamente, por razón de orden público, las
deudas que resultan de sus delitos.
* Pero la capitis deminutio no aniquila a la persona, nada más que en Derecho civil
privado, pues en Derecho natural sigue subsistiendo. El capite minutus conserva, por
tanto, los derechos de cognación agregados al parentesco natural, quedando obligado,
naturalmente, con sus acreedores.

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Apéndice 2. De la infamia.
La infamia, de la cual puede ser tachado un ciudadano romano, no suprime su persona
civil, como la capitis deminutio. Es únicamente un ataque a la consideración que disfruta
en la sociedad. Que implica para él pérdidas más o menos graves. Pudo ser resultado al
principio de alguna decisión de los censores o de la ley; y terminó por ser una
consecuencia del edicto del pretor.
1. Fuera de las operaciones del censo y de clasificación del pueblo, los censores, en
tiempo de la República, tenían el poder discrecional de excluir del senado a un senador o
a un caballero de la orden ecuestre. Podían también excluir al ciudadano de las centurias,
y privarle del derecho de sufragio.
2. Hacia el fin de la República, y bajo el Imperio, leyes penales, tales como la ley Julia
repetundarum, la ley Julia de vi y otras, tachaban de infames a los condenados en materia
criminal.
3. el edicto del pretor negaba a ciertas personas el derecho de pedir en justicia. Por otras,
o de constituirse en cognitor o en procurator, desempeñando e las mismas ese papel.
Entre las causas de esta pérdida de ese derecho se pueden señalar: las condenas
criminales y ciertas condenas civiles que implican la mala fe del demandado; las faltas de
inmoralidad, como la bigamia; el ejercicio de ciertas profesiones, como el dc comediante y
gladiador.
* La infamia que resulta de la ley o del edicto duraba hasta la muerte. Sin embargo, los
efectos podían ser borrados por una decisión del senado o del emperador.
Apéndice II. Bis.
1. Extinción natural de las personas físicas.
Las personas físicas concluían o se extinguían por la muerte natural, ya que, si la
capacidad jurídica va aneja a la existencia del hombre, la muerte tiene que extinguirla.
Mas en este punto, y por lo que afecta a nuestro Derecho Romano, sucedía una cosa
particular, y era que la muerte del individuo ordinariamente no hacia desaparecer su
personalidad jurídica, pues pasaba a sus sucesores testamentarios o legítimos.
De aquí que en el Derecho de Roma, una vez probada la existencia de una persona, no
se presumía nunca su muerte, y, por consiguiente, tenía la obligación de justificarla aquél
a quien interesaba. Sin embargo, algunos pasajes del Derecho Romano indican la edad
de cien años como la más larga que puede tener un hombre.
2. Otras circunstancias que influían en los derechos de las personas.
Independientemente de la capacidad civil, las leyes romanas consideraban en los
hombres ciertas cualidades y circunstancias, que sin alterar su estado, diversificaban su
posición y modificaban sus derechos. Las aludidas circunstancias o situaciones no
privaban al sujeto de su capacidad para tener derechos u obligaciones, aunque si para
poder ejercitarlos, razón, por la cual distinguieron los comentaristas la capacidad jurídica
propiamente dicha, de la capacidad de obrar, y eran de muchas clases: algunas, de las
que asimilaban al que las sufría al esclavo propiamente dicho.

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Pero más especialmente, las cualidades o circunstancias a que nos venimos refiriendo
son las que a continuación pasamos sucintamente a examinar:
a) Sexo: Respecto a esta causa modificativa de la capacidad jurídica, el Derecho privado
establecía limitaciones en la capacidad jurídica de la mujer. En el Derecho público, las
mujeres estaban absolutamente excluidas de todos los derechos. Y en el privado, en los
tiempos primitivos estaban siempre sometidas al poder de sus padres o maridos, y si las
circunstancias hacían que fuesen libres, matres familias, se hallaban sujetas a tutela
perpetua.
b) Edad: Esta circunstancia una de las que más influyen en la capacidad de obrar de los
derechos, ya que el negocio jurídico, para que exista, precisa una intención y una
voluntad desarrolladas plenamente, y la ley, racional y prudentemente, exige que se
exteriorice debidamente la intención que realiza un acto de Derecho para poder producir
este sus naturales efectos.
c) Estado de salud o enfermedad: Figura la enfermedad como una de las importantes
causas modificativas de la capacidad de obrar, pues el hombre debe de tener conciencia
de sí mismo y ser ente de razón, y si sus facultades físicas o intelectuales sufren por
cualquier motivo una limitación, ello modifica o altera la capacidad civil de la persona o
sujeto.
d) Religión: Era la religión que se profesaba otra causa de modificación de la capacidad
civil, que en la época pagana no afectaba a la capacidad jurídica relativa al Derecho
privado, y si tan sólo en el Derecho público, en su esfera penal, por el derecho de
coerción de los magistrados en la época imperial de las persecuciones contra los
cristianos.
e) Condición de las personas: Influían también en los derechos el orden a que uno
pertenecía, La dignidad de que cada uno estaba revestido, el estado y la profesión que
ejercía. Así, numerosos privilegios pertenecen a los militares, sobre todo en materia
hereditaria. Por otro lado, son infames de derecho los actores, los usureros y los deudores
cuyos bienes han sido vendidos públicamente.
f) Domicilio: La noción del domicilio se determina por la residencia legal o jurídica de
cada uno, el pueblo donde se suponía que estaba siempre, y era aquel en que la persona
residía de ordinario y en donde tenla sus bienes, familia o su ocupación diaria. Era
cuesti6n de muy grande interés el saber cuál era el domicilio legal de cada individuo,
principalmente en los tiempos en que los pueblos se diferenciaban tanto por razón de las
concesiones más o menos amplias del ius civitatis. Posteriormente desapareció este
interés en cuanto al Derecho público; pero en cuanto al privado, conservo siempre gran
importancia.
g) Parentesco: La idea de parentesco, cognatio, supone un lazo o vínculo entre dos
personas que descienden la una de la otra o bien de un tronco común. Con arreglo, por
tanto, a esta noci6n, los parientes lo eran, o porque unos descendían de los otros, ya
inmediatamente, ya mediando alguna persona. o porque sin descender unos de otros
procedían, sin embargo, del tronco común.

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* Se hablaba también del grado, es decir, de la distancia que existe de un pariente al otro,
determinándose este, según el Derecho Romano, por el principio de que cada generación
formaba un grado, y, por consiguiente, dos parientes distaban tantos grados entre SI
cuantas generaciones era preciso contar basta unirlos con el tronco común.

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