Ceremonia Del Te
Ceremonia Del Te
Ceremonia Del Te
Mucho más que una simple infusión, la ceremonia del té resume el espíritu zen
alrededor de una taza.
La ceremonia del té japonesa, sadō o chadō, se traduce literalmente como "el camino
del té". Una tradición japonesa que alude a una manera ceremonial de preparar,
servir y degustar el té verde. Cuando nos sumergimos en este mundo inmediatamente
nos percatamos que su propósito principal no es la bebida en sí misma, sino en la
forma en que un anfitrión se brinda a sus invitados, creando una atmósfera
distendida, lejos del ritmo acelerado de la vida cotidiana. Este ritual insta a la creación
de un vínculo especial, de paz interior, entre quien lo ofrece y quien lo recibe.
Este ritual paso de estar reservado a monjes y nobles, y mientras crecía en significado
y simbología, se convirtió en parte importante de la cultura japonesa. Sin embargo no
forma parte de la cotidianidad de los japoneses, quienes beben té en hebras a diario.
Lo ceremonial se enseña y practica por estudiosos y entusiastas, y se ofrece en muchos
lugares turísticos como parte de las costumbres y tradiciones locales. Hoy es
considerada una forma de expresión artística.
Según sus principios, todo se basa en la idea del “presente” y de que cada momento es
único y ocurre solo una vez. Las palabras en japonés son: ichi go ichi e - una vez, una
reunión. Si entendemos entonces que "cada momento ocurre solo una vez", que
mejor que apreciar esa única oportunidad.
El anfitrión, el maestro de té, tarda años o décadas en dominar este arte. No solo
aprende cada paso de los preparativos meticulosamente, también adquiere la
destrezas y capacidades a través de estudios filosóficos, estéticos, artísticos y de la
caligrafía.
Hay rituales distintos para las diferentes estaciones del año, y por eso tiene especial
relevancia algunos hitos como la floración de los cerezos, las hojas de otoño, la
temporada de cosecha del té o el comienzo del nuevo año.
Una ceremonia completa y formal suele durar varias horas, comenzando con una
comida kaiseki, seguida por una taza de té espeso y terminando con otra de té liviano.
Sin embargo, la mayoría de las ceremonias en la actualidad son mucho más
abreviadas, y se limitan a una taza de té liviano.
Un protocolo muy bien definido por cada escuela, conducen la ceremonia desde
comienzo a fin. Arrodillado sobre un cojín, el anfitrión comienza los preparativos
delante de sus invitados y con sus propios utensilios, los que ha seleccionado
cuidadosamente según las circunstancias, invitados y estaciones del año.
No debería llamarte la atención que las puertas de ingreso a la casa sean bajas para
que todos los invitadores deban inclinarse en señal de respeto. Para su cultura esta
acción simboliza la humildad.
Todos se quitan el calzado antes de entrar, y es por eso que un par de medias
impecables es parte de la etiqueta requerida. En las ceremonias más tradicionales en
Japón se espera una vestimenta más formal. Inclusive muchos japoneses aprovechan a
lucir sus kimonos. Lo que nunca hay que olvidar es permanecer en silencio, silenciar el
celular y reverenciarse en señal de gratitud con el anfitrión. Nunca uses joyas u objetos
de lujo que puedan causar cualquier distracción y es casi obligatorio, abstenerse de
usar perfumes con fragancias fuertes. Recordá que la ceremonia implica a todos los
sentidos. Si se conversa, los temas no deben ser personales, sino que todo debe estar
relacionado con la ceremonia, el té y los cambios de estación.
En las salas tradiciones no hay sillas y todos se sientan en el tatami sobre el piso. Hay
algunos elementos decorativos que son típicos, por ejemplo el espacio llamado
tokonoma, donde se cuelga un rollo desplegable pintado a mano acompañado de
flores de la estación a su izquierda y un recipiente de inciensos a la derecha. Además,
la sala de té suele tener puertas interiores estilo fusuma (puertas deslizables de
marcos repartidos de madera) que solo usa el anfitrión.
En este video podés disfrutar de una muestra de la ceremonia realizado por el Museo
de Arte Oriental.
https://www.youtube.com/watch?v=PUtbI5L7tu0
En estos comienzos solo estaba disponible para los gobernantes y las familias nobles, y
más tarde, los monjes zen empezaron a usar hojas de té para mantenerse despiertos
durante las oraciones nocturnas. Los nobles guerreros samuráis siguieron esta práctica
y acrecentaron su popularidad.
Desde el siglo XV la bebida se hizo más popular en personas de todas las clases
sociales. Entre los miembros de las familias más ricas, las fiestas para beber té se
extendieron e hicieron muy populares, aprovechando para exhibir sus casas, jardines y
exquisitas tazas de té, y con maestros que compartían sus conocimientos.
Poco tiempo después se desarrolló una versión más filosófica de esas fiestas de té, con
una simplicidad inspirada en el Zen y con mayor énfasis en la espiritualidad. El
fundador de esta forma moderna de ceremonia fue Sen no Rikyu. Vivió a finales del
siglo XVI y entrenó a muchos señores de la guerra. Presentó los cuatro principios
fundamentales de la ceremonia del té: wa, ke, sei y jaku (armonía, respeto, pureza y
tranquilidad). Fue también quien incorporó las flores en la ceremonia y el estilo wabi-
sabi, que se puede traducir como "lo simple es mejor".
Sería muy difícil comprender y aprender la ceremonia sin conocer los principios de Sen
no Rikyu. La mayoría de las escuelas actuales de ceremonia del té, incluidas
Omotesenke y Urasenke, se basan en sus enseñanzas.
Los cuencos o tazas de té son los utensilios más preciados de la ceremonia. Los de
invierno o tsutsu chawan, tienden a ser profundos que los de verano para mantener el
té caliente. La decoración corresponde a menudo con las estaciones del año, con flores
de cerezo u hojas otoñales, por ejemplo.
Curiosamente, las tazas de té japoneses que se rompen no se tiran. Se reparan con
urushi, una laca japonesa, y las grietas se cubren con polvo de oro. Este proceso
simboliza la importancia de celebrar las cicatrices y aceptar las imperfecciones como
parte de la vida.
Los cuencos de té japonés más famosos son los "raku chawan" elaborados por la
familia Raku desde hace 400 años. Se hacen a mano, sin molde, y el proceso de
horneado y reposo los hace durar por varias generaciones de la misma familia. Cada
cuenco es único y muy valioso, costando más de mil dólares y un par de años de
espera.
Al sur del país podrás encontrar en Yame, en la isla de Kyūshū, algunos de los mejores
productores de té matcha del país que ofrecen tour con una experiencia completa.
Mientras que en Fukuoka , el templo Shōgonji ofrece ceremonias del té para invitados.
A lo largo de los años, los japoneses convirtieron una simple acción de beber té en un
ritual donde la armonía y la hospitalidad se convirtieron en sus aspectos principales. En
la época medieval, la clase samurái y los monjes lo hicieron propio y hoy la ceremonia
del té se practica como una forma de arte y una tradición cultural única.