Teórico 7 2018 - Husserl (2) 18-5-2018
Teórico 7 2018 - Husserl (2) 18-5-2018
Teórico 7 2018 - Husserl (2) 18-5-2018
Tipos de vivencias.
Ya vimos el tema de la intencionalidad y luego el de la epoché, el método que
permitía realizar descripciones propiamente fenomenológicas, y que se aplica, por
ejemplo, al distinguir tipos de vivencias. Ya mencionamos que hay vivencias
intencionales y vivencias no intencionales. Las vivencias intencionales son los actos
intencionales noéticos de dar sentido o forma a vivencias no intencionales, que son la
materia de la percepción, sensaciones -respecto de la vida cognoscitiva-. La hýle o
material sensible es un elemento intermediario entre la actividad de dar sentido y el
sentido. Es necesario distinguir este elemento intermedio, en la medida en que una
misma sensación puede tener distintos sentidos, o a la inversa distintas sensaciones
pueden ser “leídas” de una misma manera. La sensación, el material sensible, no
aparece por sí mismo en la percepción. Lo que uno ve, intenciona o “lee”, es
directamente el sentido. El material sensible aparece por medio de la reflexión, a través
de la cual, dice Husserl, puede ser objetivado. Es decir que al percibir no se tienen
primero sensaciones a las que después se da sentido, sino que este elemento intermedio
es distinguido sólo en el análisis y por reflexión. En la experiencia en cambio uno
intenciona a través de la sensación directamente el sentido, o sea que la sensación o
material hylético “se transparenta”.
Husserl, no es aquello que percibo, puesto que “sobre la base de esa misma percepción el
enunciado podría ser muy distinto y desplegar por tanto un sentido muy distinto. Yo hubiese
podido decir por ejemplo “esto es negro”, “este pájaro negro echa a volar”, etc.” Por otra parte,
“el que oye, entiende mis palabras y la proposición entera sin mirar al jardín” (§4) “La intención
hacia el objeto, concebida por primera vez sobre la base de una intuición adecuada, puede
repetirse o reproducirse con el mismo sentido, sin que intervenga ninguna percepción ni
imaginación adecuada” (§5). En suma, puedo intencionar un objeto, mentar un sentido, de
manera vacía, lingüísticamente; la percepción u otro tipo de intuición puede plenificar o
“cumplir” esa intención vacía.
que toda percepción y toda conexión de percepciones constan de componentes, que pueden
entenderse todos desde estos dos puntos de vista, intención y cumplimiento (real o posible);
situación que se extiende sin necesidad de más a los actos paralelos de la fantasía y de la
imaginación en general. Normalmente las intenciones no tienen en estos casos el carácter de
expectaciones; no lo tienen en ningún caso de percepción o de imaginación estática; lo
adquieren únicamente cuando la percepción fluye y se expande en una serie continua de
percepciones pertenecientes a la multiplicidad de percepciones que corresponden a uno y el
mismo objeto. Dicho objetivamente: el objeto se muestra por diversos lados; lo que visto desde
un lado era sólo una indicación figurativa, resulta desde el otro percepción corroborativa y
plenamente suficiente; o lo que desde aquél era sólo mentado indirecta, implícitamente, como
elemento limítrofe, era sólo presentido, resulta desde éste indicación figurativa por lo menos;
aparece en perspectiva escorzado y difuminado, para aparecer ‘enteramente como es’ sólo desde
un nuevo lado. Según nuestra concepción, toda percepción e intención es un tejido de
intenciones parciales fundidas en la unidad de una intención total. El correlato de esta última es
la cosa, mientras que los correlatos de aquellas intenciones parciales son partes y momentos de
la cosa” (§10).
Además de los actos intencionales vacíos, hay actos que son intuiciones, en las
que sí se me da un objeto en sí mismo –es decir, que no son menciones vacías, no son
actos que apuntan en vacío-. Por intuiciones podemos entender tanto las percepciones
de que hablaba recién como también otros tipos de actos intencionales que después
enumeraremos más ordenadamente, pero, por ejemplo, pueden ser las rememoraciones:
en la rememoración también se me da un objeto en sí mismo, aunque no en persona. Y
asimismo en la fantasía. Otros ejemplos de tipos de intuiciones en las que no nos
detendremos aquí son también aquellas que Husserl llama la intuición de esencias y la
intuición categorial.
Vemos ya anticipada esta idea del párrafo de Ideas, si bien con otra terminología, en Inv.
Lógicas VI §14 a-b, donde Husserl dice que la percepción nos da el objeto mismo, a diferencia
de una imagen que es semejante al objeto; en la percepción “la cosa se confirma por sí misma,
presentándose por diversos lados y siendo a la vez siempre una y la misma”. Agrega Husserl
que si bien la percepción cumple o plenifica lo intencionado en vacío, el objeto intuido
perceptivamente “aparece sólo ‘por el lado anterior’, sólo ‘escorzado y difuminado en
perspectiva’, etc. … Las partes integrantes del reverso invisible, del interior, etc. son, sin duda,
mentadas también de un modo más o menos determinado, son indicadas de un modo simbólico
por lo que aparece primariamente, pero ellas mismas no caen dentro del contenido intuitivo
[patente, presentado] de la percepción. De esto depende la posibilidad de infinitas percepciones
de uno y el mismo objeto, diversas por su contenido. Si la percepción fuera siempre lo que
pretende, la real y auténtica presentación del objeto mismo, sólo habría de cada objeto una
percepción, puesto que la esencia peculiar de ésta se agotaría en dicha presentación auténtica.
Mas por otra parte es de observar que el objeto tal como es en sí -en sí en el único sentido
pertinente y razonable aquí, sentido que el cumplimiento de la intención de la percepción
realizaría- no es totalmente distinto de como la percepción lo realiza, aunque sólo sea de una
modo imperfecto. Está implícito, por decir así, en el sentido propio de la percepción, el ser la
aparición del objeto mismo. Aunque -para retornar a lo fenomenológico- la percepción corriente
pueda componerse de muchas intenciones, en parte puramente perceptivas, en parte meramente
imaginativas y aun signitivas, es el caso que como acto total aprehende el objeto mismo,
siquiera sea sólo en el modo del escorzo”. … En una percepción aparece el objeto por este lado,
en otra por aquél, una vez cerca, otra vez lejos, etc. En cada una esta ‘ahí’, a pesar de todo, uno
y el mismo objeto; en cada una es objeto de la intención él mismo, como suma total de aquello
que de él nos es conocido y se halla presente en esta percepción. Fenomenológicamente
corresponde a esto el curso continuo del cumplimiento o la identificación en una serie
ininterrumpida de las percepciones ‘correspondientes al mismo objeto’.” (IL VI §14 b). En un
ejemplo de Husserl: la expresión “mi tintero” se cumple o se plenifica con la percepción de mi
tintero, la percepción me da el objeto mismo que se identifica con lo mentado en la expresión,
aún si siempre mi tintero se me da perceptivamente en algún escorzo, desde una perspectiva.
Esto hace que en la percepción el objeto mismo está dado, la intención cumplida, pero “la
relación de cumplimiento tiene en sí algo del carácter de una relación de aumento” (§16) que
apunta hacia un “límite ideal”. “Son muy posibles series de identificaciones que se prolonguen
sin término hasta el infinito. Hay por ejemplo, infinitas expresiones aritméticas que tienen el
valor numérico idéntico 2 … Igual acontece con la multiplicidad infinita de las percepciones
posibles de una y la misma cosa” (§ 16).
objeto particular, una mesa o una silla, o con un cierto tipo de vivencia, o con un cierto
tipo de objeto, como una cosa material para determinar su esencia. En cualquier caso,
podemos variar sus predicados para ver cuáles le pertenecen esencialmente. Y así, por
medio de esta variación eidética, llegamos a una intuición eidética en la cual capto
intuitivamente lo que ese objeto es esencialmente. Así puedo por ejemplo intuir la
esencia de un objeto (digamos, la silla), la esencia de un tipo de objetos (por ejemplo,
los físicos o los matemáticos) o -lo que es fundamental para el fenomenólogo- la esencia
de las vivencias de la conciencia. 1
Tanto en alemán (Anschauung) como en el español que deriva del latín intuitio
(de tueri, mirar), la palabra intuición y sus equivalentes hacen referencia a la visión:
tener una visión directa de. Pero el uso del concepto en Husserl -como ya pasaba con la
intuición cartesiana- no refiere sólo a la intuición sensible: puede ser una intuición de
1
La fenomenología, en tanto determina las esencias de las vivencias, sería una ciencia esencial
que estaría a la base de la ciencia empírica llamada psicología. Si bien esto no es todo lo que la
fenomenología es o hace, ella puede desarrollar una especie de psicología trascendental, o de
ciencia que determina los rasgos esenciales de la conciencia, a los cuales se tendría que ajustar
cualquier investigación empírica, esto es, psicológica, de la conciencia. Por ejemplo, se toma la
percepción o la fantasía, se analizan distintos tipos de objetos percibidos o fantaseados, y
distintos ejemplos de estas vivencias, y por medio de variaciones imaginarias se llega a
determinar los rasgos esenciales de cada una de las vivencias. Pero también se puede hacer eso
con una mesa. Para llegar a la esencia del objeto mesa, se varían imaginariamente distintos
casos de mesa para saber cuáles son aquellos rasgos sin los cuales una mesa no es una mesa. Y
lo mismo se puede hacer ya no para objetos particulares sino para tipos de objetos. Por ejemplo,
la fenomenología puede definir de ese modo la esencia de un objeto material, los rasgos
esenciales de los objetos de la ciencia física. Así, la fenomenología podría elaborar, entre otras
cosas, ontologías regionales, que son las que definen los predicados esenciales de los objetos
propios de cada ciencia empírica (como intenta hacer Husserl en Ideas II, por ejemplo). En
Ideas I Husserl propone también que la fenomenología puede elaborar ontologías formales de
los valores (§148), lo que inspiró en cierta medida la ética material de los valores que desarrolló
Max Scheler.
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esencias, una intuición categorial, una rememoración, una fantasía. Todos ellos son para
Husserl tipos de intuiciones en los que se me da inmediatamente un objeto. Intuición es
el término genérico más amplio que Husserl prefiere para hablar de la experiencia,
porque él considera que el término experiencia fue reducido por el empirismo a la
experiencia solamente sensible, y por eso él prefiere hablar en cambio de intuición, que
tiene más alcance. Resumiendo en un esquema las distinciones que hicimos hasta este
punto:
Hasta ahora hablamos de tipos de vivencias, que serían los elementos reales-
inmanentes del proceso intencional. El elemento ideal-trascendente es el nóema. Y
ahora, en esta misma línea de descripciones y análisis estáticos o estructurales, podemos
desglosar la estructura del nóema, las capas, los estratos o las dimensiones del nóema.
Este es el gráfico completo de lo que vamos a ver a continuación.
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Sentido noemático
Objeto que es que intencionado X vacía (“objeto sin más”)
Determinaciones
concordante no sólo representan el mismo objeto sino que lo mientan absolutamente como el
mismo, es decir, como determinado de un modo completamente igual. … Mientan lo mismo
justamente respecto del objeto, aunque en lo demás puedan ser muy distintos; por ejemplo, el
uno llevado a cabo sólo significativamente, y el otro ilustrado por más o menos intuición. Lo
que me señaló primeramente la dirección para llegar a formar este concepto, fue lo que hay de
idéntico en el enunciar y entender una y la misma expresión; el uno puede creer el contenido del
enunciado y el otro dejarlo indeciso sin menoscabar esta identidad; …” (VI §25). Es decir,
puedo decir que este gato es blanco, puedo creerlo, puedo comprender el sentido del enunciado
sin creerlo, puedo percibir el gato blanco; en estas muy diversas intenciones hay un elemento
común, el sentido (o la “materia intencional” en términos de IL) “gato negro”, el objeto y sus
determinaciones; a continuación habrá que precisar en qué otros aspectos reside la diferencia
entre estos diversos modos de intencionar el mismo sentido. Hasta ahora distinguimos este
invariante, el sentido (objeto más determinaciones).
Husserl introduce la distinción entre el objeto tal como es intencionado y el objeto que es
intencionado en el §17 de la V Inv. Lóg. Dice que en todo acto es intencionado un objeto “como
determinado de esta u otra manera; y en cuanto tal es … el objetivo de variadas intenciones,
judicativa, afectiva, apetitiva, etc. Ahora bien, hay conexiones cognoscitivas, reales o posibles,
externas al objeto [intencionado] como idéntico, cualidades objetivas que no toca la intención
11
del acto presente; o lo que es lo mismo, pueden brotar múltiples representaciones nuevas, todas
las cuales pueden pretender [intencionar] el mismo objeto … El objeto que es intencionado es el
mismo en todas ellas, pero la intención es distinta en cada una; cada una mienta el objeto en un
modo. Así, por ejemplo, la representación del Emperador de Alemania representa su objeto
como emperador y más concretamente como el de Alemania. Este mismo objeto es el hijo del
emperador Federico III, el nieto de la reina Victoria, …”.
Antes de pasar a las otras dimensiones del nóema, puede ser útil responder a la
siguiente pregunta: ¿el nóema es lo mismo que el objeto? Es posible distinguir en los
estratos del nóema el “objeto sin más” (Gegenstand schlechthin) o la x vacía (por
ejemplo, el árbol) y el objeto que es intencionado tal como es intencionado (por
ejemplo, el árbol recordado como efectivamente visto desde tal perspectiva, etc.), que
corresponde al nóema completo (das volle Noema). Pero es importante aclarar que
Husserl mismo aclara que no debe entenderse que la conciencia se relaciona con
un objeto “a través” del nóema, sino que el objeto es el nóema; de otro modo se recaería
en aquella idea moderna que la fenomenología descarta de que la conciencia intenciona
representaciones y no los mismos objetos mundanos:
Así, en los §§34 ss. de la V Inv. Lóg. Husserl habla de “actos ponentes” y “no ponentes”,
es decir, de intenciones que “ponen” a su objeto como existente o que no lo hacen (lo cual no
significa que lo pongan como inexistente, sino que no lo ponen en absoluto), teniendo incluso el
mismo “contenido”, es decir, el mismo sentido. Entender un sustantivo como “mesa”, por
ejemplo, es intencionar su sentido, pero no es un acto ponente como el del juicio que afirma que
existe (en la esfera lingüstica, sí es ponente, en cambio, la expresión de un nombre propio que
se refiere por ejemplo a “este pizarrón frente a mí”). El signo por sí mismo, sin embargo, no
intenciona intuitivamente. En el caso de las intuiciones que plenifican las expresiones
lingüísticas, dice Husserl, “son actos ponentes la percepción, el recuerdo y la expectación
sensibles. … No ponente es la correspondiente percepción anómala por estar despojada de su
valor de ser; por ejemplo la ilusión que permanece libre de toda posición respecto a la realidad
del objeto aparente y lo mismo todo caso de mera fantasía” (§34). Tampoco es ponente por sí
misma la imagen pictórica, por ejemplo: “como en la contemplación de un cuadro al que
dejamos obrar sobre nosotros de un modo meramente estético, sin tomar posición alguna sobre
el ser o el no ser de lo representado en él” (IL V §39). También agrega Husserl que la lectura de
una novela es “no ponente” o “neutral” (en contraste con los actos aseverativos o “creyentes”):
“no creemos, pero tampoco negamos ni ponemos en duda lo que se nos narra” (IL V §40). (Sin
embargo, Husserl agrega la aclaración de que “no podemos decir en modo alguno que todos los
actos no ponentes sean imaginativos y todos los ponentes no imaginativos”; IL V §40).
estalla o explota: hay un estallido del nóema. El primer objeto pasó por distintos grados
de efectividad, hasta llegar al punto en el cual yo dudo de que ese objeto sea el que yo
primeramente vi. Y después de esa duda, el objeto puede pasar a ser confirmado, o
cancelado y ser afirmado un objeto distinto. Se puede desarrollar una serie de caracteres
de creencia (del lado noético) que son correlativos de caracteres de ser (del lado
noemático). Hay una correlatividad entre el modo en que yo intenciono la cosa y los
caracteres de ser, o sea, los grados de ser (de realidad) que tiene la cosa para mí. Del
lado noético hay mayor o menor grado de creencia en el objeto. Y del lado noemático
hay mayor o menor ser o realidad. La forma madre de los caracteres de creencia es la
certeza, y la forma madre de los caracteres de ser es la efectividad.
Conjetura Probabilidad
Sospecha o presunción Posibilidad
Pregunta Cuestionabilidad
Duda Dubitabilidad
Neutralización Neutralizado
Como dije, en Inv. Lógicas V y VI Husserl usa el término “materia intencional” para lo
que también llamará “sentido” (el objeto y sus determinaciones), y “cualidad” para lo que
llamará también “carácter de ser o tesis”. Husserl introduce así la “esencia intencional” en el §
21 de la V Inv. Lógica de este modo: “Dado que debemos considerar la cualidad y la materia
como los componentes absolutamente esenciales de que un acto no puede carecer nunca, parece
adecuado designar la unidad de ambos, que sólo constituye una parte del acto íntegro, como la
esencia intencional del acto … Por ejemplo, una representación de la fantasía … no se altera
esencialmente en el aspecto considerado, cuando aumenta o disminuye la plenitud y la
vivacidad de los contenidos sensibles que contribuyen a componerla; o refiriéndonos al objeto:
cuando el objeto aparece con gran claridad y distinción, o se disipa en nebulosa confusión,
palidece en sus colores, etc.”
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Pero hoy habíamos dicho que todo acto intencional puede ser o bien una simple
mención vacía o bien una intuición. El conocimiento, que es lo que entra en juego ahora
con la esencia cognoscitiva, supone un modo de plenitud o de plenificación de lo
intencionado en vacío. (Husserl distingue la esencia intencional (sentido y tesis) de la
esencia cognoscitiva (sentido, tesis y plenitud) en Inv. Lóg. VI §28).
compleja para Husserl es que entre la imagen y aquello presentificado por medio de la
imagen hay similitud, mientras que en el caso del signo no hay similitud entre el objeto
de la presentificación y el signo (esto puede verse desarrollado en Inv. Lóg. VI §14).
rememoración
presentación (o percepción) pres. de presente
Plenitud simples temporales espera
presentificaciones fantasía
complejas imagen
signo
La plenitud alude entonces a estos modos de darse que pueden ser de un mismo
objeto, en el sentido de que puedo percibir la columna, puedo recordarla, puedo tener
una imagen, puedo tener un signo de la columna (la palabra “columna”); todas ellas son
distintas maneras en que se me podría dar el mismo objeto, el mismo sentido noemático.
Hay en este análisis de la plenitud, como se ve, una jerarquía que va desde la mayor
presencia e inmediatez que se da en la percepción, hasta la mínima que se da en el
signo: la plenitud está presente en los actos intuitivos, cuyo paradigma es la percepción,
y ausente en los signitivos, que son intenciones vacías. Las presentificaciones, además,
remiten a anteriores percepciones en las que se fundan y que son sus condiciones de
posibilidad.
Como consta en el esquema inicial, Husserl habla también de otros tres modos de
darse además de la plenitud: habla de la claridad, de la perspectiva y de la atención. La
claridad es relativa a la distancia a la que se me da el objeto, y a la luminosidad, que
determinan diferente vivacidad o intensidad, hasta la oscuridad. Y la atención concierne
a la focalidad o la marginalidad del objeto en mi campo perceptivo, algo que ya
mencionamos al hablar del horizonte externo. La focalidad o marginalidad del objeto es
correlativa de la atención que se fija en él, en el sentido de que el objeto se me da
destacándose respecto de un trasfondo, pasa de la indiferenciación del fondo a ser
figura, de ser inactual a ser actual, cuando la atención se fija en él. Y el último de los
modos de darse mencionados, la perspectiva, también lo hemos comentado antes al
referirnos al horizonte interno, esto es, los aspectos no presentados sino apercibidos del
objeto, que espacialmente se organizan en torno al cuerpo propio como punto cero de la
orientación espacial.
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Estos serían los estratos del nóema, es decir, el análisis estructural o estático que
hace Husserl del nóema, que es el objeto en general de un acto o vivencia intencional.
Es el nóema completo, que tiene como núcleo el objeto sin más y sus determinaciones,
que puede ser intencionado como más o menos efectivo, en las modalidades de la
percepción, la fantasía, la rememoración, la imagen, etc., con mayor o menor claridad,
desde distintas perspectivas y con más o menos atención, en la medida en que es
focalizado como figura o pasa al trasfondo.
Conceptos de verdad
Una intención que apunta a un objeto puede ser plenificada por una intuición, y
ese acto de plenificación o cumplimiento tiene como correlato objetivo la identidad de
lo mentado en la intención y de lo dado en la intuición. Este es un primer sentido básico
de la verdad: “la plena concordancia entre lo mentado y lo dado como tal”. La verdad en
este sentido, aclara, no está en la concordancia entre, por ejemplo, las palabras “mi
tintero” y el tintero percibido, sino entre el tintero mentado y el tintero percibido. Se
trata de un fenómeno noemático, la coincidencia del sentido noemático que intenciona
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Del lado subjetivo, noético, hay un acto intencional propio de la expresión, otro
acto intencional perceptivo, y hay un tercer acto que intenciona la identidad o la
concordancia entre lo mentado y lo dado (es decir, hay una conciencia de la verdad),
que es la evidencia: “la concordancia es vivida en la evidencia” (§39). Pero este primer
sentido de verdad, en tanto coincidencia de lo mentado y lo dado, no sólo alude a la
relación entre el significado lingüístico mentado y lo dado perceptivamente sino que es
más amplio, ya que en la misma percepción, como dijimos, lo percibido se da como una
articulación de aspectos dados y mentados en vacío que van plenificándose. De modo
que hay una verdad que se da en la percepción misma, en la medida en que el objeto
intuido perceptivamente tiene horizontes que se van plenificando2 concordantemente: el
objeto percibido se corresponde consigo mismo, “se confirma a sí mismo”, como dice
Husserl.
De este primer sentido de verdad surgen otras tres nociones, si ponemos énfasis en
el proceso de repleción o cumplimiento de lo mentado por lo dado, o en cada uno de los
dos polos de la relación. Un segundo concepto de verdad es la verdad como “idea de la
adecuación absoluta como tal”. Si en el primer sentido la verdad era considerada
estáticamente como el objeto del acto de la evidencia, este segundo sentido es
correlativo de la “forma del acto” de evidencia, que consiste en un progreso indefinido
de sucesivas plenificaciones e identificaciones que tienden al ideal de una identificación
absoluta. Este concepto de verdad pone énfasis en el proceso de repleción, un proceso
indefinido ya que nunca puedo tener efectivamente la aprehensión total del objeto,
siempre se me da parcialmente. Sin embargo, este mismo proceso progresivo hace
surgir o genera la idea (el ideal) de la verdad como adecuación absoluta, en la medida
en que tomo conciencia del proceso y advierto que la plenitud aumenta gradualmente en
dirección a un polo ideal de plenitud completa.
2
“Plenificación” es Erfüllung: impleción, repleción, cumplimiento.
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Husserl subraya en el §39 el hecho de que sus análisis, si bien abarcan el sentido
más tradicional de la verdad como adecuación del juicio a una situación efectiva (que es
el cuarto mencionado), amplían el sentido de la verdad, mostrando modalidades más
originarias o fundamentales (en las que la verdad como adecuación se funda o de las
que deriva), como las relativas a la plenificación concordante de lo mentado o a la
plenitud de lo que es dado intuitivamente, particularmente en la percepción. Se
mantiene entonces la concepción tradicional, pero ahora la verdad predicativa depende
de la antepredicativa, la coincidencia de la experiencia consigo misma por plenificación
de intenciones vacías. La intuición, en suma, y particularmente la percepción, es para la
fenomenología la fuente de derecho de todo conocimiento, de toda verdad; todo lo que
sucede en la esfera de la predicación o de la significación en general remite a
fenómenos intuitivos, por eso Husserl define a la fenomenología como una “estética
trascendental ampliada”.
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Temporalidad
En lo que sigue abordaremos otros temas de la fenomenología de Husserl que no
están tratados en Investigaciones Lógicas ni en Ideas, que son los temas de la
temporalidad, las síntesis pasivas y las habitualidades, y todo esto como prólogo a un
tema muy importante, que es el tema de la empatía, desarrollado en la V Meditación
Cartesiana, texto que sí consta como bibliografía obligatoria. En el tema de la empatía
se une punto por punto la exposición que estoy haciendo con el texto de referencia que
tienen para seguir (Med. Cart. V). En ese caso mi exposición seguirá el orden del texto,
pero para los temas anteriores, temporalidad y síntesis pasivas, no van a tener un apoyo
textual como bibliografía obligatoria más allá de la exposición del teórico y las citas que
contenga, ya que supondría sumar demasiadas lecturas. El tema de la temporalidad en
Ideas solamente aparece mencionado en algunos párrafos, que remiten a las lecciones
que Husserl había dado cinco años antes, y que se iban a publicar quince años después
de Ideas como Lecciones acerca de la conciencia inmanente del tiempo. Y el tema de
las habitualidades y de las síntesis pasivas aparece muy brevemente en la Meditación
IV, que también pueden consultar aunque no es obligatoria, y también reaparece en la V
Meditación que sí es de lectura obligatoria, pero ya en relación con la experiencia de
otros yoes, que está basada en un tipo de síntesis pasiva que se comprueba
primeramente al nivel de la percepción de cualquier objeto.
Los esfuerzos del autor [de Husserl] concernientes a esto [al tema del tiempo],
largo tiempo vanos, llegaron, en lo esencial, a una conclusión, y sus resultados se
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Estas lecciones, como les dije, no estaban enteramente publicadas. Pero a pesar de
que Husserl no expone en Ideas esta teoría del tiempo que ha desarrollado en sus cursos,
sí utiliza allí algunos términos que son propios de esta teoría, como retenciones y
protenciones, que no son “presentificaciones” como las que antes mencionamos
(recuerdos, imágenes, signos, etc.), “sino despresentaciones”. Las retenciones
temporales no son rememoraciones, y las protenciones o anticipaciones no son esperas o
expectativas. Y Husserl habla en estos términos en Ideas, por más que no sea fácil
entender a partir de Ideas mismo exactamente de qué está hablando. Estas cuestiones
están expuestas largamente en las lecciones que él había dado cinco años antes, y que
van a ser publicadas en 1928. Los términos alemanes para presentificaciones y
despresentaciones (Vergegenwärtigungen y Entgegenwärtigungen) pueden sonar
también extraños, de modo que está justificado el uso de estos neologismos en español.
Si usualmente el tiempo es pensado como una serie de presentes, como una línea
de momentos temporales sucesivos, y el ahora es como un punto de esa línea, Husserl
propone pensar en cambio que el tiempo vivido es más similar a una red que a una línea,
ya que el pasado próximo del presente sigue estando en el presente, simultáneamente,
retenido. Es por eso que en el esquema proyectamos las retenciones en el eje del
presente, en simultaneidad. Y esta retención del pasado inmediato es simultánea al
presente. De la misma manera ocurre con la anticipación del futuro próximo, la
protención. De esta manera, se va tramando una red de proyecciones de las retenciones
y retenciones de retenciones en el eje del presente, y protenciones de protenciones en el
mismo eje del presente. El futuro anticipado también contiene protenciones, y lo
retenido contiene retenciones, y así se configura una red, en lugar de una línea. Así, va a
haber un horizonte de protenciones y un horizonte de retenciones, que son todas
simultáneas al presente. El significado de esto es que el presente vivido no puede
aislarse del futuro y del pasado: al ser el pasar mismo, es inseparable de retenciones y
protenciones, de manera que el presente no es un punto sino que tiene un espesor, está
“ensanchado” o “engrosado” por el futuro y el pasado. Por eso el tiempo tal como es
vivido es más similar a una red y no a una línea en la que se acomodan sucesivamente
las partes del tiempo, como en el calendario o el reloj. Por supuesto, este esquema sigue
siendo estático, simultáneo, es una imagen estática del pasar o del fluir del tiempo que
no puede captarse en una imagen. Para mostrar el flujo, el esquema se sirve de la
simultaneidad en el presente de pasado y futuro, lo cual no muestra exactamente la
experiencia del tiempo, que es el pasaje, pero es una manera más aproximada de
ilustrarlo. A lo que apunta esta descripción es a captar el fluir que, como tal, no es
representable. Un punto, o un intervalo de tiempo, siempre es un uno-después-de-otro,
que graficamos espacialmente como un uno-fuera-de-otro. En cambio, este análisis
apunta a mostrar que en el tiempo vivido no hay un uno-después-de-otro ni un uno-tras-
otro, sino que los momentos están mezclados, pasan uno-en-otro, no tienen límites
discretos, no hay momentos temporales sucesivos sino que hay un fluir indeterminado.
va a tener sentido de pasado en la medida en que tenemos esta experiencia del tiempo
centrada en un presente que lleva un halo de retenciones que le van a dar el sentido de
pasado a esas rememoraciones. El horizonte retencional se va perdiendo paulatinamente
en la indeterminación. Y es posible que un tipo de conciencia (la rememoración) tenga
el sentido del pasado porque se tiene ese halo o estela de retenciones, ese horizonte de
determinada indeterminación que se forma involuntariamente acompañando a la
experiencia presente.
objetivo, del tiempo del calendario o del reloj. Pero el tiempo objetivo, que tiene como
modelo de una línea de puntos, el uno-tras-otro, para Husserl, es una temporalidad
derivada o secundaria respecto de esta experiencia vivida del tiempo como fluir de la
cual Kant no daría cuenta. Y Husserl pretende explicar cómo esa temporalidad objetiva
es constituida a partir de esta experiencia primaria del tiempo que tenemos y que nos da
el sentido originario del tiempo.
vivencias
CACT
R2 R1 impresión P1 P2
ser oído de distinto modo desde distintos lugares de la sala, “desde diversas
perspectivas”. Pero la melodía como un objeto que consiste en una hilación de notas se
desarrolla en el tiempo, y cada fase temporal del objeto melodía, es decir, cada nota, es
exactamente correlativa de una fase temporal del tiempo de mis vivencias. En ese caso
hay un modelo de análisis donde vemos cómo hay una coincidencia punto por punto
entre los momentos temporales del objeto -melodía- y los momentos temporales de mis
vivencias.
Ahora bien, estas dos dimensiones temporales -del objeto y de las vivencias- son
dimensiones constituidas, fundadas en la conciencia absoluta constituyente del tiempo,
que no tiene esta temporalidad de sucesión de momentos discretos, sino que es la
temporalidad de la impresión que pasa a retención y que conlleva protenciones. El
tiempo objetivo es el de las fases temporales del objeto, que son concordantes, punto
por punto, con las fases temporales de mis vivencias. Cada vivencia es anterior a otra y
posterior a otra. Pero, en realidad, dice Husserl, toda esta temporalidad es fundada en la
temporalidad propia de la conciencia absoluta constituyente del tiempo, en la cual el
ahora es una impresión que está entrelazada con retenciones (R1, R2) y protenciones
(P1, P2). A este nivel, no habría sucesión de momentos discretos, sino que esta
impresión es pasaje del futuro hacia el pasado, no hay puntos o momentos, y hay que
comprender cómo a partir de esta temporalidad vivida se constituye la temporalidad
objetiva.
ahora. Pero también, a la vez, es conciencia de las vivencias que se suceden unas tras
otras en el tiempo. Husserl llama a esto la “doble intencionalidad” de la conciencia
absoluta constituyente del tiempo, que está representada en el nivel más bajo del
gráfico, por un lado con las flechas se dirigen hacia arriba, a las vivencias
(“intencionalidad transversal”), y por otro lado con las flechas horizontales que se
dirigen al mismo fluir de la conciencia (“intencionalidad longitudinal”). Esto significa
que la conciencia puede ser consciente del tiempo de sus vivencias desarrollándose en la
sucesión (int. transversal), sólo porque vive su presente como pasando, con su horizonte
retencional y protencional (int. longitudinal). Es decir que a partir de que el presente
pasa y lleva consigo la retención y la protención, de modo que la conciencia es
conciencia del pasado y del futuro, puede ubicar sus propias vivencias en la serie
temporal.
Por eso Husserl dice que, a pesar de que el modelo básico de la intencionalidad de
la conciencia suponía una hýle, como vimos al comenzar estas clases, hay modos de la
intencionalidad sin material sensible, porque acá no hay ningún material intermediario
sino que la conciencia misma intenciona los momentos temporales sucesivos de sus
vivencias. Porque ella misma se percibe a sí misma como fluyendo (intencionalidad
longitudinal), puede percibir sus propias fases temporales en la sucesión
(intencionalidad transversal). Y el hecho de que tenga esta doble intencionalidad, el
hecho de que se autopercate de sí misma fluyendo, es lo que le permite intencionar el
tiempo como sucesión donde se ubican sus vivencias, y correlativamente las fases
temporales de los objetos. Acerca de la conciencia absoluta constituyente del tiempo,
que describimos como este fluir, Husserl dice que incluso hablar de fluir o de flujo,
como una especie de “río”, es un nombre inapropiado (y en realidad, dice, “para todo
esto carecemos de palabras”). Es lo que ya en Ideas llamaba, a falta de otro nombre, la
“vida” de la conciencia. El flujo absoluto es un cambio que no comporta la alternativa
del no-cambio, como cualquier proceso empírico. Es un cambio sin nada que cambie, y
todo proceso exige algo que se desenvuelve, por lo tanto no podría hablarse aquí de
ningún proceso que se dé en el tiempo, ni de nada que dure en el tiempo: la conciencia
absoluta constituyente del tiempo no es algo que esté en el tiempo. No podría ser
constituyente del tiempo si ella misma, si sus “fases” mismas, fueran simultáneas a lo
constituido, si estuviera en el tiempo. La CACT es “cuasi temporal”, en la medida en
que en ella no hay sucesión de un uno tras otro sino un Ineinander (uno en otro) de sus
29
fases.
objetivo (de los diversos escorzos que muestra el objeto, por ejemplo), que es
correlativa a su vez del tiempo de mis vivencias. Y esa línea del tiempo de mis
vivencias se funda, en última instancia, en la conciencia absoluta constituyente del
tiempo que representamos en el gráfico con una línea, aunque no lo es. Digo esto último
solamente para mencionar que en el ejemplo que yo di de la percepción de la columna
no estaba considerada la cuestión de que el objeto mismo puede cambiar o puede
moverse en el tiempo. Pero eso no modifica el análisis ya que, en última instancia, esa
temporalidad de sucesión también se va a fundar en el tiempo objetivo, que es
correlativo del tiempo de mis vivencias, que es fundado en esta red de retenciones y
protenciones orientadas en torno a la impresión.
puede hablar de una síntesis pasiva a nivel de las sensaciones, de la hýle. En principio,
la expresión “síntesis pasiva” resulta extraña porque por la tradición moderna -en
particular Kant- lo que entendemos por “síntesis” tiene que ver con una actividad de la
conciencia, una actividad de enlazar, de dar unidad, organizar o dar sentido, por lo que
hablar de “síntesis pasiva” puede sonar contradictorio. Kant daba la siguiente definición
de “síntesis” en la KrV: “todo enlace … es una acción del entendimiento que
designaremos con la denominación general de síntesis” (B129-B130). Con este giro
(síntesis pasiva) Husserl sugiere que hay una autoorganización o una autoestructuración
de la experiencia sin actividad del yo. Esto es algo que de algún modo anticipamos
cuando dijimos que la nóesis interpreta un material sensible dándole sentido, pero ese
material sensible, a su vez, esbozaba un sentido, condicionaba o motivaba la donación
de sentido. En la figura del pato-conejo, que cumple el rol de material sensible, podía
ver un pato o un conejo pero no una mesa. De modo que por más que no era un sentido
único era, de todas formas, un esbozo de sentido. Había entonces, dijimos, una actividad
de la conciencia pero también una cierta afección que se da por parte de la sensación. El
que haya síntesis pasivas significa que, en parte, el sentido se estructura, se conforma u
organiza sin actividad del yo, se da una autoorganización del sentido a nivel de la
sensibilidad. Este tema empieza a cobrar más importancia en la fenomenología de
Husserl a partir de la fenomenología genética, aquella que está expresada por ejemplo
en las Meditaciones cartesianas. Allí vemos que se incorporan a la reflexión
fenomenológica los temas de las habitualidades, la asociación y los tipos empíricos,
temas en los que resuena un poco el empirismo de Hume, como Husserl mismo
reconoce.
El título de “síntesis pasiva” se refiere por lo menos a tres cosas: 1) la síntesis del
tiempo. Las protenciones y retenciones, el horizonte que acompaña la impresión, se da
sin actividad del yo. No es como la rememoración que se hace voluntariamente, sino
que hay una síntesis pasiva del tiempo. El tiempo se autoorganiza de este modo, tiene
esta estructura de impresión, retención, protención, sin que el yo tenga participación
activa en esto. 2) Hay también una síntesis pasiva que Husserl llama de
“protoasociación” de la sensación en el sentido de que el material sensible se
autoorganiza por asociación. Y 3) hay una síntesis pasiva por “asociación inductiva”
(también llamada “transferencia aperceptiva” o “analogizante”). Ya hablamos de la
temporalidad, de modo que ahora diremos algo de las otras formas.
32
Esta cuestión de la síntesis pasiva aparece en las Meditaciones cartesianas IV, por
ejemplo en los §§32, 33, 38 y 39. En el §31 Husserl habla del yo como polo idéntico de
las vivencias. Esto es algo que vimos que aparecía en Ideas I, el yo puro como vacío y
anónimo. Allí decía que no podíamos describirlo por sí mismo, sino sólo por medio de
sus actos. Ahora, en el §32 de Meditaciones agrega el tema de las habitualidades del yo,
algo que no aparecía en Ideas I, y dice que “este yo centrípeto no es un polo vacío de
identidad … sino que en virtud de una ley de la génesis trascendental gana una nueva
propiedad duradera con cada acto de un nuevo sentido irradiado por él.” Los actos del
yo por los que el yo instaura el sentido y la validez de los objetos perduran como
33
Estas habitualidades, que son actos repetidos de percibir ciertos objetos, por
ejemplo, determinados cursos o recorridos típicos de la experiencia, sedimentan y
aparecen como datos previos. De modo que un contorno de objetos se da sin actividad
del yo. En función de esto se organizan los horizontes de lo percibido; eso sucede
“automáticamente” y en función de habitualidades. El §39, que se refiere a “la
asociación como principio de la génesis pasiva” dice:
Husserl escribió mucho más que esto que tomé de las Meditaciones acerca de la
síntesis pasiva, tanto acerca de la protoasociación como de la asociación inductiva. El
tomo XI de la obra completa, publicado en 1966, se titula precisamente Análisis sobre
las síntesis pasivas. Y hay un buen resumen acerca de las cuestiones principales que se
tratan allí en el libro de Walton: Husserl: mundo, conciencia, temporalidad, en el
35
En función de lo que acabo de decir, para Husserl cada yo puede ser llamado “una
mónada”, lo que da cuenta de una concepción del yo como individualizado. Y cada yo
tiene su mundo correlativo en virtud de su historia. Eso es lo que lo hace un yo diferente
a los demás. Estás mónadas, para Husserl, “tienen ventanas”, como dice también en las
Meditaciones. Esto quiere decir que las mónadas no están cerradas en sí mismas sino
que hay experiencia de la alteridad. La V Meditación, que es la que veremos a
continuación, habla de la experiencia de otros “yoes” y de que cada yo se experimenta a
sí mismo como integrante de una comunidad intermonádica trascendental.
4
También acerca de los análisis husserlianos de la pasividad puede consultarse el libro
recientemente publicado de Andrés Osswald, La fundamentación pasiva de la experiencia. Un
estudio sobre la fenomenología de E. Husserl, Madrid, Plaza y Valdés, 2016.
36
Con estas descripciones el dato hylético cambia respecto del tratamiento que se
hacía de él en Ideas I¸ por ejemplo. En Ideas I, era más bien un material muerto sin
sentido, que era animado o informado por una actividad de la conciencia de donación de
sentido. Requería una interpretación activa por parte de la conciencia. Ahora adquiere
“vida propia” porque tiene una auto-constitución temporal, una autoconstitución
asociativa –en la medida en que los datos semejantes forman campos visuales, táctiles,
etc. en cuyo marco se hacen síntesis pasivas particulares- y por otro lado, a esto se suma
que no es necesario interpretar noéticamente cada momento porque las retenciones
despiertan interpretaciones pasadas, que se trasladan asociativamente a nuestra
experiencia presente. Esto es lo que decía, usando un término no muy preciso, cuando
hablaba de “completar” el horizonte del objeto a partir de una transferencia que se da
desde la experiencia pasada habitual.
Si uno de los datos es uno de los modos fenoménicos de un objeto intencional [es
decir: si uno de los datos que se presenta es uno de los modos fenoménicos de un objeto
ya intencionado] el otro dato se completa hasta llegar a ser asimismo fenómeno de
algo y, precisamente, de un objeto análogo.
Todo traspaso a distancia que tiene su origen en una parificación asociativa es, a
un tiempo, fusión, y en ésta -en tanto que no aparecen incompatibilidades- asimilación
37
Hay diversos problemas asociados a este tema de la función de las síntesis pasivas
en la percepción, que solamente menciono aquí. Uno de ellos es explicar cómo se da la
primera experiencia de un cierto objeto, que luego va a ser reforzada o modificada hasta
que se formen tipos empíricos, que luego pueden a su vez irse modificando,
subdiviendo, agrupando y formando una típica del mundo. Es el problema de lo que
Husserl llama “protofundación del sentido”, cómo uno llega a percibir por primera vez
algo, y para dar cuenta de esto más profundamente habría que ir más atrás que estos
análisis genéticos, a la dimensión que Husserl llama “generativa” y donde funciona una
protointencionalidad instintiva, una direccionalidad ciega o indeterminada hacia el
afuera como en el deseo o la nutrición; los instintos son una dimensión más de los
análisis de Husserl acerca de la pasividad que aquí no consideramos.
Para concluir con este tema y continuar con el de la empatía, cito in extenso una
parte del §50 de Meditaciones Cartesianas, que resume el sentido de la “apercepción
asemejadora” o analogizante de la que hablamos, y que jugará un rol importante en el
tema siguiente, relativo a la experiencia de otros yoes.
Con esto último, subraya que la apercepción analogizante es una síntesis pasiva y
no un acto de síntesis intelectual como se da por ejemplo al juzgar.
Empatía
cambio] es captar una relación no aditiva entre el asiento y él, es registrar una
organización sin distancia de las cosas de mi universo en torno a ese objeto
privilegiado.
El otro aparece como otro centro de perspectiva del mundo, que ordena las cosas
desde otro lugar, que le da otra profundidad a las cosas, las dota de otros aspectos que
no me son accesibles a mí. Y por eso va a decir que el otro es vivido por mí como una
“fuga del mundo”.
Hice esta digresión sólo para mostrar que la dificultad inicial que aparece en la
caracterización husserliana del otro como contra-sujeto está bien descripta en este
párrafo de Sartre, para quien resulta ser una dificultad insuperable. La dificultad es la de
pensar una conciencia que tiene por objeto a otra conciencia, que tiene a la primera
como objeto.
se me aparece otro yo, otra conciencia, propone realizar una segunda reducción: una
reducción a la esfera de la propiedad o a la esfera de lo propio. Propone esto porque lo
que se propone saber es cómo, “por primera vez” -entre comillas ya que no se trata de
una descripción genética- algo tiene sentido de “otro que yo” para mí. Entonces en
primer lugar propone hacer el intento de purgar todo mi mundo, no sólo de otros yoes
con los que cuento, sino de todo aquello que pueda tener un sentido conferido por otro
yo, y en esto consiste esta segunda “reducción a lo propio”. Tengo que determinar cuál
es la pura esfera de mi propiedad, tengo que saber primero cuál es el ámbito propio de
mi yo, para identificar la primera aparición de algo extraño.
Esto, como pueden advertir, puede resultar algo bastante difícil de practicar. En el
mismo análisis de Husserl se ve la abstracción y la dificultad que supone este
procedimiento de excluir del mundo todo lo que, aun sin ser el otro, tiene su sentido a
partir de un otro. Respecto de la reducción de la que ya hablamos la clase pasada, esta
es una “segunda reducción” que pone entre paréntesis al otro y todo lo que en mi
experiencia tiene un sentido dado por otros, develando así la “esfera de la propiedad” o
de “primordialidad”, la cual para Husserl incluye solamente todas las presentaciones y
las apresentaciones que yo puedo convertir en percepciones. A esta esfera Husserl la
llama también “naturaleza primordial”, e incluye, además de mi propio cuerpo, los otros
cuerpos-objetos constituidos por mediación de mi propio cuerpo que siente y que se
mueve. La idea es reducir nuestra experiencia de objetos a su naturaleza de “meras
cosas”, desprovistas de predicados culturales (que suponen a los otros). Esta reducción a
la “naturaleza” no significa anular toda visión de los artefactos, sino que es posible
también reducir la experiencia de cualquier artefacto a la de una mera cosa material,
espacio-temporal, con sus determinaciones sensibles (colores, figura, etc.), que
mantiene relaciones condicionales típicas con otras cosas, etc. Obviamente que esto
significa una abstracción respecto del mundo cotidiano, en el que las cosas aparecen
teñidas de sentidos culturales. (Esta esfera de “naturaleza primordial”, que no es la
misma que describen las ciencias de la naturaleza, pero que está a su base, es descripta
detallada y extensamente por Husserl en Ideas II).
Entre los objetos de esta naturaleza primordial aparece entonces con singularidad
y primariedad mi cuerpo. Mi cuerpo es un objeto particular en la medida en que (a.) en
él y solamente en él mi voluntad se traduce inmediatamente en movimiento: “estas
cinestesias [movimientos] de los órganos transcurren en el «lo hago yo» y están
sometidas a mi «yo puedo»”. Esta particularidad es lo que lo hace cuerpo propio (Leib),
palabra que se distingue en alemán de Körper, que se refiere a los cuerpos físicos. Leib
es vertido en distintas traducciones de Husserl como “cuerpo vivo”, “cuerpo propio”,
“cuerpo vivido”, o “carne”. Las particularidades que hacen de mi cuerpo un objeto
único dentro de mi campo perceptivo están expuestas más larga y específicamente en
Ideas II. Pero en esta Meditación aparecen mencionados de modo resumido algunos
ragos. Por ejemplo, como recién mencionamos, mi cuerpo se me aparece como un
cuerpo particular, como un cuerpo vivo y mío (propio), en la medida en que (a.) tiene
una relación directa con mi voluntad. Es decir su movimiento y mi voluntad tienen una
relación inmediata, a diferencia de cualquier otro cuerpo al que, en principio, tengo que
ir a buscarlo para moverlo. En cambio, el querer moverse implica directamente el
movimiento de mi cuerpo. Este es un modo en que este objeto aparece de un modo
distinto de todos los demás en mi experiencia.
Además, (b.) yo siento y percibo todos los objetos por intermedio de este único
objeto, mi cuerpo. No sólo eso, sino que (c.) cuando tengo sensaciones táctiles de
cualquier objeto, esta serie de sensaciones objetivas son simultáneas o paralelas punto
por punto a una serie de sensaciones en mi cuerpo (lo que Husserl llama “ubiestesias”,
sensaciones localizadas táctiles), de modo siempre que toco algo tengo dos series de
sensaciones táctiles correlativas, unas objetivas y otras relativas a mi cuerpo. Derivado
de esto, mi cuerpo tiene sensaciones dobles —dice Husserl en Ideas II —, en el sentido
43
de que, cuando una mano toca la otra, por ejemplo, la mano que es objeto del toque, a su
vez, siente la mano que la toca. En ese sentido, el poder tocarse tocando o sentirse
sintiendo (que es una cuestión que vimos que viene desde Aristóteles, por lo menos)
hace que este objeto aparezca como distinto de todo otro objeto, distinto de todo otro
cuerpo. Y hay otras características que aparecen en Ideas II y que Husserl no desarrolla
en Meditaciones pero están supuestas en esta caracterización de la singularidad y
primariedad de este cuerpo propio dentro de los cuerpos que integran la naturaleza
primordial o la esfera de propiedad. Por ejemplo (d.), está el hecho necesario de que mi
cuerpo es un objeto que nunca puede desaparecer de mi campo perceptivo. Cualquier
objeto puede entrar o salir de mi campo perceptivo, pero hay un objeto que nunca
desaparece por completo de mi campo perceptivo: el cuerpo propio. Y, a la vez, esa
permanencia absoluta del cuerpo en el campo perceptivo implica como contrapartida
(e.) una imposibilidad absoluta de variar indefinidamente de perspectiva respecto suyo.
Es decir: ante cualquier objeto, yo nunca lo capto por completo, pero puedo variar
indefinidamente la perspectiva, explorarlo con libertad indefinidamente. En cambio
respecto de mi cuerpo no puedo hacerlo: hay lados de mi cuerpo que me son
absolutamente inaccesibles, como por ejemplo, las partes que no puedo ver
directamente con la vista. Puedo usar un espejo, pero en ese caso tengo una imagen y no
percepción directa de mi cuerpo. En última instancia, el ojo no puede verse a sí mismo.
Es decir que hay una permanencia absoluta del cuerpo en mi campo perceptivo, que es
correlativa de una limitación absoluta del cambio de perspectiva respecto de mi cuerpo.
Todas estas características de mi experiencia de este objeto lo hacen un cuerpo único
entre los cuerpos que percibo, lo constituyen como “cuerpo propio”. Y a todo esto se
refiere Husserl con “mi cuerpo vivo”, que es el cuerpo que aparece singularizado de
modo único entre todos los cuerpos que percibo en mi esfera primordial o naturaleza
primordial, aquella que aparece por la reducción a la esfera de lo propio.
Husserl aclara que esto que está empezando a describir no es una génesis del otro.
Es decir que no está describiendo, por ejemplo, cómo se formó el sentido del otro en la
experiencia psicológica infantil. Si bien, como dijimos, las Meditaciones sumaban al
análisis estático la perspectiva genética (especialmente la IV), en el caso de este análisis
de la V Med. Husserl aclara: “No se trata aquí de la revelación de una génesis que
transcurre temporalmente, sino de un análisis estático”. Se trata de “revelar cómo la
experiencia da sentido a un ser con una esencia propia que no es la mía … y se inserta
44
en la mía propia, ... y que tan sólo en la mía propia puede alcanzar sentido y
verificación”. Se trata entonces de describir cómo aparece lo otro, es decir, cuál es el
sentido fundamental de algo extraño en mi experiencia. Ahora bien, después se podrán o
no trazar paralelos empíricos a estas descripciones que él formula como puramente
trascendentales y estructurales.
Hay que destacar como primera de ellas la etapa de constitución del otro [...] A
una con ello y motivado por ello [o sea, a partir de la constitución del otro] se lleva a
cabo la superposición universal de un estrato de sentido sobre mi mundo primordial
mediante la cual éste se convierte en el fenómeno de un mundo objetivo, determinado
como uno y el mismo mundo para cualquiera, incluido yo mismo.
Para llegar a elucidar, a partir del mundo primordial, cómo se constituye el mundo
objetivo, dice, lo primero que hay que mostrar es cómo se constituye “un otro yo” para
el “yo”. Y a partir de eso va a poder haber un mundo objetivo, correlato de la
intersubjetividad. Esto implica que “lo primero ajeno en sí (lo primero no yo) es pues, el
otro yo”.
Entonces, ¿cómo aparece el otro yo? En el §50 dice que entre los cuerpos de esa
naturaleza primordial, que son primeramente mi cuerpo propio y los objetos percibidos
a través suyo, hay algunos cuerpos físicos o materiales que manifiestan una analogía o
semejanza con mi propio cuerpo. Este “propio cuerpo”, recordamos, es el que era
caracterizado y singularizado por varias cosas, siendo una de ellas -que enfatiza aquí en
Meditaciones- el hecho de que lo muevo inmediatamente, es el “órgano de mi voluntad”
o de mi “yo puedo”. Ahora bien, a partir de esta experiencia de mi cuerpo vivo se van a
dar dos síntesis pasivas que van a llegar a darme la experiencia de otro cuerpo vivo, un
cuerpo de otro yo.
Vimos que todos estos últimos términos mencionados eran términos que se
aplicaban primero a la experiencia de un objeto cualquiera de percepción: a partir de ver
un escorzo de un objeto, yo transfería los horizontes anticipados de acuerdo con mi
experiencia pasada. Pero acá, si bien se da una transferencia aperceptiva también,
Husserl señala que difiere de la que transfiere características de objetos de la
experiencia pasada a la presente. ¿En qué difiere la peculiar transferencia aperceptiva o
analogizante que está en juego en la experiencia del otro, respecto de la que se da en la
percepción de cualquier otro objeto? En primer lugar, (a.) el término a partir del cual se
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realiza la transferencia aperceptiva está, en este caso, siempre presente de modo vivo en
el campo perceptivo. Es mi cuerpo mismo, no es una percepción pasada. Yo le transfiero
al otro cuerpo el sentido de cuerpo propio a partir de mi cuerpo vivo, que está siempre
presente, no es una experiencia pasada. En segundo lugar, (b.) la transferencia
aperceptiva de un objeto da lugar a una apercepción que puede plenificarse, puede
hacerse percepción, por ejemplo moviéndome en torno suyo. Es decir que yo transfiero,
a partir de experiencias pasadas, ciertos aspectos del objeto que no veo, los anticipo, y
puedo luego plenificar esas intenciones vacías moviéndome alrededor del objeto. En
este caso, el sentido de cuerpo propio que yo le doy al otro cuerpo, el sentido de un
cuerpo que está gobernado por otro yo y que es campo de sensaciones, deriva de una
transferencia aperceptiva que parte de la experiencia actual de mi cuerpo (a.), y que
nunca puede ser plenificada (b.). Es decir que yo nunca puedo transformar en
presentación el curso de vivencias ajeno, sino que siempre tendré solamente
apercepciones y presentificaciones. Ese otro yo nunca va a aparecer por sí mismo,
porque eso significaría que yo tendría experiencia de su experiencia, y eso no es posible.
Entonces lo que aparece es, simplemente, el otro apresentado a través de su cuerpo en la
medida en que ese cuerpo aparece como un cuerpo vivo. Y nunca puedo tener una
presentación, una percepción del curso de vivencias ajeno, porque sería una vivencia de
mi propio curso de vivencias y se daría entonces una fusión, no sería una experiencia de
otro yo.
Este análisis desglosa hasta aquí distintos “momentos” o dimensiones del sentido
“otro yo”, pero si vamos directamente al resultado, a la experiencia del otro tal como es
vivida, entonces lo que tenemos que decir es que hay un Ineinander, un “uno en otro”
del cuerpo y del yo ajeno. Dice Husserl que: “no percibimos primero, aisladamente, el
cuerpo físico del otro, sino que percibimos directamente al otro en su cuerpo, y no como
un anexo de la percepción de su cuerpo”. El cuerpo físico del otro es solamente un
estrato que puede ser extraído por abstracción a partir de la primera experiencia de ese
otro cuerpo como cuerpo propio de otro yo. Lo que primero se capta es el cuerpo del
otro como un cuerpo vivo, animado por otra conciencia, y el cuerpo físico del otro
solamente puede ser aislado por abstracción, a partir de un análisis. Así como la
atención temática a la materialidad del signo impide la captación del sentido expresado
(como cuando revisamos un texto para corregir erratas), la atención al cuerpo físico del
otro coarta la experiencia del otro yo. Así como si uno ve letra por letra deja de leer el
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sentido de la palabra, el atender al cuerpo físico del otro impide la captación del otro yo.
Si uno ve los ojos, como dice Sartre, deja de ver la mirada, y si ve la mirada deja de ver
los ojos. Dice Husserl:
Finalmente, hay que agregar que Husserl dice que todo esto que describimos es la
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forma básica de la experiencia del otro, es decir, la manera más primaria como aparece
otro yo para un yo. Ahora bien, todo lo dicho hasta aquí describe la “empatía directa” o
“simple”. Pero puede haber también una “empatía constructiva, indirecta o mediata”. Es
decir que la empatía puede necesitar de una construcción, debido a la diferencia de la
corporalidad o conducta extraña respecto de la mía. Si, como dijimos, la empatía está
fundada en una parificación, una transferencia analogizante del sentido de cuerpo propio
a un cuerpo extraño a partir de mi propio cuerpo, hay que tener en cuenta que existen
cuerpos que tienen muchas diferencias con el mío. Husserl se refiere en este sentido a
“anomalías”, y habla de cuerpos que no tienen los mismos campos sensoriales, personas
ciegas o sordas, y también cuerpos animales, que son distintos de mi cuerpo propio. Y
Husserl dice que, en todos estos casos, de todas maneras, yo transfiero el sentido de
cuerpo propio mediante variaciones a partir de una medida óptima o normal, que es la
de mi propio cuerpo. Toda empatía parte de una normalidad, un término medio que sirve
de óptimo al que remite todo darse modificado del mundo. Solamente podemos
comprender otros tipos de vida “anómalos”, lejanos culturalmente o animales, como
variaciones a partir de nuestra experiencia humana y, primero, propia. Dice Husserl que
toda experiencia de lo extraño se hace a partir de esta normalidad de la cual yo soy el
primer modelo: la humanidad es el modelo para empatizar con la animalidad, y antes,
yo soy el modelo para empatizar con todo ser humano. Yo soy el modelo de normalidad
a partir del cual, por variaciones, puedo tener experiencia de otros anómalos. Esta idea
se encuentra en el §55 de Meditaciones cartesianas, donde dice que sabemos que
hay casos que se salen de la regla [ciegos, sordos, etc.], de modo que en absoluto
son siempre idénticos los sistemas fenoménicos, y pueden diferir estratos enteros de
sentido. Pero la excepción a la regla tiene ella misma que constituirse primero como
tal, y sólo puede hacerlo sobre la base de una normalidad antecedente.
A la problemática de las anomalías [que son estas personas con sistemas fenoménicos
distintos del mío] pertenece también el problema de la animalidad … . Hablando en
términos de constitución, el hombre es, respecto del animal, el caso normal, así como
yo mismo soy la norma originaria para todos los hombres. Los animales están
constituidos para mí como variaciones anómalas de mi humanidad.
mediata, que tiene que ver con corporalidades no humanas o con distintos sistemas
fenoménicos, y luego a formas superiores de la empatía, que tienen que ver con objetos
culturales y con la empatía del mundo cultural extraño con el familiar, y también a la
empatía histórica hacia comunidades que ya no existen, mediada por monumentos y
documentos. Todas estas formas derivadas de la empatía se fundan en la forma primaria
de la empatía, que es el primer modo de aparición de un otro para mí, que es a través de
su cuerpo vivo como análogo al mío.