Eficiencia Eficacia
Eficiencia Eficacia
Eficiencia Eficacia
Así, la eficiencia supone conseguir que los máximos resultados sean los previstos
a partir de unos recursos mínimos. Por ejemplo, un trabajador que consigue
generar 10 artículos con la mitad de materia prima que otro será más eficiente.
En la práctica, la forma más sencilla de ver la diferencia entre ser eficaz y eficiente
es con un ejemplo práctico. Por ejemplo, si se consideran las diferencias entre la
efectividad de la actividad y la eficiencia de la actividad entre los agentes
comerciales de una empresa.
Así, se parte de la premisa de que cada equipo de ventas tiene objetivos diarios,
semanales, mensuales y trimestrales que, cuando se logran, son representativos
de la efectividad de sus roles. Si sus representantes tienen la tarea de hacer un
número determinado de llamadas cada día, y fácilmente alcanzan esa cifra, puede
decirse que son efectivos en sus trabajos. Algunos incluso pueden ir más allá y
superar ese límite de llamadas cada día. Pero, ¿qué pasa si esas llamadas
producen pocas conexiones e incluso menos ventas?
Sin embargo, si una empresa tiene recursos limitados para trabajar, es posible que
el camino más conveniente sea el que pasa por realizar operaciones eficientes
para maximizar sus capacidades sin apurar demasiado. Encontrar el punto óptimo
entre eficacia y eficiencia es realmente el objetivo final de todas las empresas.
Sin embargo, no siempre es necesario elegir entre una u otra opción. A veces la
clave está en encontrar el equilibrio perfecto entre ambas, es decir, en hablar un
mecanismo que haga compatibles tanto los recursos empleados como el
cumplimiento de metas.