Primer Parcial FDT

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 7

Usted es un reconocido abogado y recibe en su estudio al Sr.

Felipe Gómez, Socio Gerente de


“Automotores Gómez y Pereyra S.R.L.” que se ha dirigido a usted para hacerle una consulta.
Le comenta que se dedica a la compra y venta de automotores usados, y que si bien la mayoría de las
veces adquiere los vehículos a sus dueños para luego revenderlos, otras veces recibe los automotores en
consignación. También adquiere automotores chocados o volcados, a efectos de desarmarlos y
comercializar las autopartes.
Por otra parte, le comenta que el mes pasado el Congreso de la Nación dictó la Ley N° 66.345 (cuyo texto
le entrega), mediante la cual creó el denominado “Impuesto a la Transferencia de Automotores Usados”.
Esta ley ya ha sido publicada pero entrará en vigencia el primer día del próximo mes.
En el transcurso de la conversación con el Sr. Felipe Gómez, usted le advierte que la Ley contiene las
siguientes normas.
Artículo 1°: Estarán sujetos al impuesto dispuesto en esta Ley los automotores usados fabricados con
anterioridad al año 1995, cuya transferencia se produzca dentro del ámbito de las provincias de Córdoba,
Santa Fe, Mendoza, Corrientes y Entre Ríos.
Artículo 2°: El impuesto se generará al momento en que se concrete la venta o transferencia del rodado,
independientemente de la inscripción de las mismas en el Registro Nacional de Propiedad del Automotor,
y estará a cargo del adquirente.
Artículo 3°: El impuesto a pagar será equivalente al veinte por ciento (20%) del valor que tenga el
automotor transferido. El valor del automotor será exclusivamente el que el mismo tenga según la tabla
que anualmente publicará la A.F.I.P.- D.G.I, sin que pueda asignarse relevancia a circunstancias tales
como el precio de venta, el estado de conservación u otras similares.
Artículo 4°: Estarán alcanzadas por este impuesto las ventas que se concretaron en los dos (2) años
anteriores a la entrada en vigencia de la presente ley. Quienes hayan resultado adquirentes en tales
operaciones, deberán declarar e ingresar el tributo dentro de los treinta (30) días contados a partir de la
entrada en vigencia de la presente Ley.
Artículo 5°: Publíquese en el Boletín Oficial.

También le comenta que días atrás el Poder Ejecutivo dictó el Decreto Reglamentario de dicha ley, que
dispone:
Artículo 1°: A los efectos de lo dispuesto por el artículo 2° de la ley 33.114, se entenderá que existió
“concreción de la venta” cuando se efectuó la entrega material del automotor por cualquier título
(consignación, comodato, locación o cualquier otro que importe la entrega material del automotor). En
tales casos, se considerará “adquirentes” a aquellos a quienes el automotor les haya sido entregado
materialmente (consignatarios, comodatarios, locatarios, etc.).
Artículo 2°: Serán considerados responsables solidarios del pago del tributo quienes por cualquier título
intermedien en la venta de los automotores alcanzados por el impuesto, cuando no resulten ser los
obligados directos al pago conforme el artículo anterior.

Tras estas aclaraciones, usted le comenta que, a primera vista, el nuevo impuesto los perjudicaría en gran
medida y le sugiere tomar las debidas previsiones, conociendo exactamente la situación en que se
encontrarían frente al tributo conforme a las normas aplicables y sabiendo si podrían atacar éstas por
algún motivo.
El Sr. Felipe Gómez, desea que le explique detalladamente si el Estado posee facultades para crear
tributos y exigir su pago, y –en su caso– si dichas facultades poseen límites.
Previo a retirarse de su oficina, le solicita que usted elabore un dictamen escrito sobre la cuestión.

Primer parcial FDT

Ciudad de Buenos Aires, 30 de diciembre de 2020.


Señor Gerente
Automotores Gómez y Pereyra S.R.L.

S____________/__________D
Tengo el agrado de dirigirme a usted, en mi carácter de asesor legal, a fin elevarle el
siguiente dictamen sobre la cuestión planteada por la sociedad que usted representa.

Las figuras tributarias que a mi saber y entender podrían ser objeto de


cuestionamiento jurídico, por violentar principios vigentes que rigen en nuestro
ordenamiento positivo:

a) No Confiscatoriedad:

Se plantea como premisa general, que el principio de no confiscatoriedad constituye


un
equilibrio entre el derecho de la propiedad, consagrado como un derecho
fundamental,
y la potestad tributaria de exigir los tributos como consecuencia de la solidaridad que
supone la vida social.
A la vez se expresa: “Entendemos la confiscación como la privación a un sujeto de sus
bienes, que en éste caso pueden sufrir los propios contribuyentes, como resultado de
la aplicación desmesurada y anormal de los tributos, producida por diversas vías. Una
de ellas, es la que ocasionaría la aplicación de un solo tributo, cuya cuantía, por
desmesurada, obligaría al contribuyente a sacrificar el bien o una parte del mismo para
satisfacer la deuda tributaria.
Otro camino seria la aplicación de un conjunto de tributos que recaen sobre la misma
capacidad económica, cada uno de los mismos gravámenes individualmente
considerados, no tienen tal carácter, sin embargo por el efecto de su conjunto, tiene
un efecto confiscatorio”.

El Principio de No Confiscatoriedad, es uno de los límites de la potestad tributaria,


que como tal, otorga contenido al principio de legalidad.
El mismo, esta íntimamente ligado al principio de la capacidad contributiva o límite a la
carga fiscal de los contribuyentes, que obliga al Estado a garantizar el derecho a la
propiedad privada, evitando que sus impuestos disminuyan la disposición patrimonial
individual.
García Belsunce nos dice “… la concepción alberdiana de que el impuesto debe recaer
sobre la renta y no sobre el capital es un principio con plena vigencia en las finanzas
modernas; ello no va en contra de la existencia de gravámenes de capital como
expresión de capacidad contributiva. Lo que se quiere significar es que los impuestos al
capital que toman al mismo como hecho imponible, deben ser pagados con la renta
que los capitales producen, porque fuera de esta hipótesis el impuesto lo va
absorbiendo y en un determinado período de tiempo lo confisca”.
Tal lo expuesto, podemos afirmar que la aplicación de un impuesto a la transferencia
de un bien de capital, debe aplicarse sobre la renta, es decir sobre la diferencia de
compra y de venta. Pues de otra manera, implicaría una confiscación del bien, tal como
lo plantea correctamente lo plantea García Belsunce.

a) Reserva de Ley:

Un reglamento es una norma jurídica de carácter específico dictada por la


Administración Pública y con valor subordinado a la ley, que es de carácter general. Los
reglamentos son la consecuencia de las competencias propias que el ordenamiento
jurídico concede a la Administración, mientras que las disposiciones del poder
ejecutivo con fuerza de Ley tienen un carácter excepcional y suponen una verdadera
sustitución del poder legislativo ordinario.
Su aprobación corresponde tradicionalmente al Poder Ejecutivo, aunque los
ordenamientos jurídicos actuales reconocen potestad reglamentaria a otros organos
del Estado.
El problema que plantea la naturaleza jurídica de los reglamentos estriba en la
determinación de si trata o no de actos administrativos en un sentido estricto.

Para una parte de la doctrina el reglamento, como todo acto de la Ädministración


Pública regulado por el Derecho Administrativo, es un acto administrativo debiendo
distinguirse entre actos administrativos generales y singulares, encuadrando los
reglamentos dentro de los primeros.

Otra parte de la doctrina se inclina por entender que aunque procede de la


Administración, el reglamento no es un acto administrativo, y que su encuadramiento
se encuentra dentro de las fuentes del derecho administrativo.

Difieren ambas concepciones en el procedimiento para su elaboración, el órgano de


que emanan, el comienzo de su eficacia y la legitimación para su impugnación. El
ejercicio de la potestad reglamentaria está sometido jurídicamente a límite que no
deben ser violados. Estos límites derivan de una parte, del principio de Reserva de ley y
de otra de la propia naturaleza de los reglamentos administrativos en cuanto
disposiciones subordinadas a la ley.

Concluyendo, podemos afirmar que el decreto reglamentario, no se encuentra


subordinado a la ley 66.345, por cuanto modifica sustancialmente el espíritu que ha
tenido el legislador al dictar la norma. Ello, es así, pues define al concepto de compra
venta del rodado, dándole un alcance distinto al previsto en la ley.

b) Irretroactividad Tributaria:
Desde los antiguos canonistas, se consideraba que para que una ley fuese retroactiva,
debia tener razones muy especiales, que ameritaban el efecto estraordinario;
estimaban la irretroactividad como derecho divino, al paso que la retroactividad era de
derecho humano. La irretroactividad nace en el derecho romano y se extiende luego
por el mundo, convirtiéndose en un principio de aplicación de la ley aceptado
universalmente.

Hay que plantearse tres interrogantes:

Acerca de la irretroactividad de la ley:

 En primer lugar, cuál es su fundamento;


 En segundo lugar, cuál es su esencia y;
 En tercer lugar, cuál es su finalidad.

De esta manera se puede cumplimentar un concepto nítido sobre la naturaleza jurídica


del principio de irretroactividad.

El fundamento es la base sobre la cual se asienta una realidad, y cuando se pregunta


cuál es la base que funda la realidad jurídica del principio de irretroactividad, se
observa que es la necesidad de dar estabilidad al ordenamiento jurídico.

Sin el mencionado principio se presentan confusiones sobre la oportunidad de


regulación, de suerte que en muchas ocasiones con una conveniencia presente se
regulaba una situación pasada, que resultaba exorbitante al sentido de la justicia, por
falta de adecuación entre el supuesto de hecho y la consecuencia jurídica.

En general el efecto retroactivo está prohibido por razones de orden público. Las
personas tienen confianza en la ley vigente, y conforme a ella celebran sus
transacciones y cumplen sus deberes jurídicos.

Dar efecto retroactivo a una ley equivale a destruir la confianza y seguridad que se
tiene en las normas jurídicas.
Además especialmente cuando se trata de la reglamentación de toda una institución
jurídica, existe verdadera imposibilidad para regular el efecto retroactivo.
El orden público exige, en materia tributaria, la existencia del principio de
irretroactividad; Y lo tiene que exigir, porque la noción de orden es la armonía de las
partes entre sí y de éstas con el todo. Y no puede haber armonía si no existe
adecuación jurídica y sentido de oportunidad de la ley en su aplicación en el tiempo. Si
la eficacia de una norma es fuera de oportunidad, es inadecuada, y al serlo se torna en
inconveniente; y lo que es contrario al principio de conveniencia regulativa es también
contrario, por lógica coherencia, al orden público, pues éste se tiñe con toda falta de
armonía.

El tiempo, dimensión necesaria para el entendimiento humano, determina siempre,


directa o indirectamente, el sentido de la oportunidad normativa. Es evidente que la
ley tributaria debe tener una eficacia tempora; de ahí que, sobre todo cuando se
impone una obligación de hacer, el aspecto temporal es substancial, y entonces el acto
de retrotraer abstractamente los efectos reales a situaciones de hecho, que en su
momento generaron consecuencias jurídicas proporcionadas a las circunstancias de
tiempo, modo y lugar, equivale a otorgar un efecto no adecuado a la verdadera causa.

La seguridad jurídica es requisito para la configuración del orden público.


Si no hay lugar a una estabilidad en cuanto a la consecuencia jurídica, obviamente no
pueden los destinatarios de la ley estar gozando del derecho a la seguridad. La
incertidumbre ante la actuación del Estado impide la seguridad debida a cada uno de
los asociados.

Si la ley tributaria modifica situaciones jurídicas definidas por el mismo legislador, sin
una finalidad de favorabilidad en cuanto a las cargas tributarias, por ejemplo, incurre,
no sólo en una contradicción, sino en el desconocimiento del derecho adquirido y
legítimamente constituído.

La consecuencia, entonces, es que la actividad del legislador estatal deja de cumplir


con una finalidad esencial a su razón de ser: la seguridad y tranquilidad de los
asociados.

La esencia del principio de irretroactividad de la ley tributaria es la imposibilidad de


señalar consecuencias jurídicas a actos, hechos o situaciones jurídicas que ya están
formalizados jurídicamente, salvo que se prescriba un efecto más perfecto tanto para
el sujeto de derecho, como para el bien común, de manera concurrente, caso en el
cual la retroactividad tiene un principio de razón suficiente para operar.
Lo imperfecto siempre se sujeta a lo más perfecto, dada la naturaleza perfectible de la
legalidad.

Es el sentido teleológico del principio, es decir, el para qué existe.


La respuesta es para dar seguridad al ordenamiento jurídico.

La irretroactividad de la ley es una medida técnica escogida para dar seguridad al


ordenamiento jurídico. Su zona ontológica no está, pues, en la filosofía jurídica sino en
la jurisprudencia o ciencia del derecho.(Omega)
La irretroactividad es dentro de la técnica jurídica, un principio de aplicación más que
de
interpretación previa. La interpretación y la aplicación son operaciones de tracto
sucesivo. Un error corriente que conviene disipar, es el de considerar a la
irretroactividad como un principio que solo sirve al interés privado. Esto explica su
inclusión en casi todas las constituciones del mundo entre las garantías y derechos
individuales.

Pero sin negar su importancia en el Derecho Privado, resalta su trascendencia en el


derecho público. Sirve al individuo pero también a la colectividad, acaso en mayor
grado, porque tiende a dar firmeza al ordenamiento jurídico, que es de carácter social.

A la ley no hay que darle efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna, como se
lee en el derecho mexicano, porque los beneficios o perjuicios de una retroacción,
recaen exclusivamente sobre las personas, que son los sujetos activos y pasivos en
todo negocio jurídico, y nunca sobre las cosas.

La irretroactividad puede estar consignada en la ley fundamental o en las leyes


ordinarias.
En el primer caso se dice que es constitucional, y, en el segundo, meramente
legislativa.
En la irretroactividad constitucional, las restricciones, si las hay, son permanentes
-dura lo que dura la ley fundamental- en tanto que en la irretroactividad legislativa, las
condiciones son variables y quedan sometidas al libre criterio del legislador.

La naturaleza jurídica del principio de irretroactividad es la premisa según la cual, en la


generalidad de las circunstancias se prohibe, con base en la preservación del orden
público y con la finalidad de plasmar la seguridad y estabilidad jurídicas, que una ley
tenga efectos con anterioridad a su vigencia, salvo circunstancias especiales que
favorezcan, tanto al destinatario de la norma como a la consecución del bien común,
de manera concurrente.

El Art.4º, de la Ley 66.345, plantea una irretroactividad de 2 (dos) años anteriores al


dictado de la norma., con lo cual se vulneran cuestiones de orden público, como la
estabilidad jurídica.

c) Responsables Solidarios:

La primer cuestión debemos definir al destinatario legal tributario como aquella


persona
que debe pagar el tributo al fisco; se trata de un deudor a título propio y es el
realizador del hecho imponible. Sentado ello, podemos afirmar, que en la figura del
responsable solidario, no se excluye de la relación jurídica al destinatario legal
tributario, pero se ubica a su lado a un tercero ajeno a la producción del hecho
imponible y se le asigna el carácter de sujeto pasivo de esa relación jurídica.

El realizador del hecho imponible -es decir el destinatario legal tributario-, y el tercero
extraño a la realización del hecho imponible coexisten como sujetos pasivos indistintos
de la relación jurídica tributaria principal. Este tercero recibe el nombre de responsable
solidario. En efecto, todos aquellos a quienes la ley declara sujetos pasivos de aquella
relación son igualmente responsables con respecto a la pretensión crediticia estatal,
con prescindencia de si son o no los generadores del hecho imponible.
Si la ley crea un responsable solidario, el destinatario legal del tributo permanece
dentro de la relación jurídica bajo la denominación de contribuyente. Surge entonces
un doble
vínculo obligacional cuyo objeto es único, la prestación tributaria.
Ambos vínculos, fisco con contribuyente y fisco con responsable solidario, son
autónomos pero integran una sola relación jurídica por identidad de objeto.

Por todo lo anteriormente expuesto, y definidos los sujetos pasivos de la relación


jurídica, despliego que el Art.2º, del Decreto Reglamentario resulta demasiado amplio
en cuanto no identifica con precisión quienes podrían ser considerados como
responsables solidarios de la obligación.

d) Elusión Tributaria:

Tal amplitud en la definición del responsable solidario, puede derivar en que


determinados sujetos se beneficien en la figura de la elusión tributaria, amparándose
en subterfugios o resquicios legales, no previstos por el legislador al momento de
redactar la ley, bien sea por una redacción deficiente de la misma, o bien porque dicha
ley produce efectos no previstos al entrar en juego con el resto de las normas
tributarias.

También podría gustarte