Cuadernillo de Jurisprudencia de La Corte Interamericana de Derechos Humanos #3: Personas en Situación de Desplazamiento

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CUADERNILLO DE JURISPRUDENCIA DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS

Nº 3: PERSONAS EN SITUACIÓN DE DESPLAZAMIENTO


364.185
C827c

Corte Interamericana de Derechos Humanos.


Cuadernillo de Jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos No. 3 : Personas en situación de desplazamiento / Corte Interamericana
de Derechos Humanos y Cooperación Alemana (GIZ) . -- San José, C.R. : Corte IDH,
2020

54 p. : 28 x 22 cm.

ISBN 978-9977-36-254-0

1. Desplazamiento. 2. Grupos en situación de vulnerabilidad. 3. Derecho a la


integridad personal. 4. Derecho de asociación. 5. Protección a la familia. 6. Derecho
a la privacidad 7. Propiedad privada. 8. Libertad de circulación y residencia. 9.
Reparaciones.
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

PRESENTACIÓN

El presente cuadernillo de jurisprudencia es una actualización al año 2020 del tercer número
de una serie de publicaciones que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) realiza
con el objeto de dar a conocer sus principales líneas jurisprudenciales respecto de diversos temas de
relevancia e interés regional. Este tercer número, ahora actualizado, está dedicado a abordar la
situación de las personas desplazadas en la jurisprudencia interamericana.

Para abordar este tema, se han extractado los párrafos más relevantes de los casos
contenciosos, medidas provisionales y opiniones consultivas en los cuales la Corte ha tratado esta
temática, con especial énfasis en sus pronunciamientos en torno al contenido y alcance de los
derechos, las obligaciones del Estado y las restricciones a los derechos. En una primera parte de este
cuadernillo, se exponen las resoluciones donde la Corte IDH ha abordado aspectos generales
relacionados con la situación de las personas desplazadas, a saber, se caracteriza al desplazamiento
como una violación continua y múltiple de derechos humanos, se resalta la situación de vulnerabilidad
en que se encuentran las personas desplazadas y se señalan las obligaciones del Estado para garantizar
el retorno de la población. Una segunda parte de este cuadernillo, desarrolla de manera particular, la
manera en que la Corte Interamericana -a partir del análisis de las circunstancias en que ejercen sus
derechos las personas desplazadas- ha declarado violados diversos derechos de la Convención
Americana, como el derecho a la integridad personal (artículo 5), derecho de asociación (art. 16
CADH), derecho de protección de la familia (artículo 17), vida privada y propiedad (artículos 11 y
21), y libertad de circulación (artículo 22). Asimismo, se da cuenta de la manera en que la Corte ha
abordado el tema respecto de ciertos titulares de derechos, como son los pueblos indígenas, mujeres
y niños y niñas. Finalmente, se exponen algunas medidas de reparación que ha dispuesto la Corte
IDH en estos casos.

Se han seleccionado los principales párrafos que ilustran la opinión de la Corte relativa a los
temas en que se ha dividido este cuadernillo. Los títulos buscan facilitar la lectura y no necesariamente
corresponden a los usados en las sentencias u opiniones consultivas. Sólo se han dejado en el texto
algunas notas a pie de página cuando la Corte hace una cita textual.

La Corte Interamericana agradece al Dr. Claudio Nash, por su colaboración como editor de
esta publicación de la serie de Cuadernillos de Jurisprudencia.

Esperamos que este nuevo Cuadernillo de Jurisprudencia sirva a la difusión de la jurisprudencia


de la Corte en toda la región.

Elizabeth Odio Benito

Presidenta

ÍNDICE

3
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

1. ASPECTOS GENERALES 5
1.1 Concepto de desplazamiento ________________________________________________________________ 5
1.2. El desplazamiento forzado como violación continua a los derechos humanos _______ 7
1.3. El desplazamiento forzado como violación múltiple a los derechos humanos ________ 8
1.4. Situación de vulnerabilidad acentuada en que se encuentran las personas
desplazadas y obligaciones del Estado _________________________________________________________ 10
1.5. Dificultad en la identificación de las víctimas en los casos de desplazamiento forzado
y la necesidad de considerar las particularidades del caso __________________________________ 14
1.6. Obligación del Estado de garantizar el retorno de las personas desplazadas y la
participación de los y las afectadas en la gestión de dicho retorno ___________________________ 15

2. CONSIDERACIONES PARTICULARES SOBRE DERECHOS VIOLADOS Y TITULARES


AFECTADOS 19
2.1 Derechos violados ___________________________________________________________________________ 19
2.1.1 Desplazamiento como violación al derecho a la integridad personal (art. 5 CADH) 19
2.1.2 Violación del derecho de asociación (art. 16 CADH) __________________________________ 21
2.1.3 Violación del derecho a la protección de la familia y a la no intervención ilegítima del
Estado (art. 17 CADH) ________________________________________________________________________ 22
2.1.4 Especial gravedad de la violación al derecho a la vida privada (art. 11 CADH) y/o a la
propiedad (art. 21 CADH) ____________________________________________________________________ 25
2.1.5 El desplazamiento como una forma de violación del artículo 22 de la CADH bajo
hipótesis de afectación directa (desplazamiento) y de facto (no generar condiciones para
retorno). _______________________________________________________________________________________ 27
2.1.5.1. Desplazamiento como violación directa del artículo 22 de la CADH ____________ 27
2.1.5.2. Desplazamiento como violación de facto del artículo 22 de la CADH al no
generar condiciones para el retorno ______________________________________________________ 33
2.2. Titulares afectados __________________________________________________________________________ 38
2.2.1. Situación de vulnerabilidad acentuada de mujeres, niños, niñas y personas de la tercera edad
38
2.2.2. Situación de vulnerabilidad agravada cuando los desplazados son pueblos indígenas _______ 41

3. MEDIDAS DE REPARACIÓN DICTADAS EN CONTEXTOS DE POBLACIÓN


DESPLAZADA 46
3.1. Presunción del daño material __________________________________________________________ 46
3.2. Alteración a las condiciones de existencia como criterio para ordenar la reparación
del daño inmaterial ______________________________________________________________________________ 47
3.3. Programas de vivienda__________________________________________________________________ 48
3.4 Programas de salud _________________________________________________________________________ 48
3.5 Restitución de tierras a comunidades indígenas desplazadas ________________________ 49
3.6 Medidas de seguridad para el retorno______________________________________________________ 49
3.7 Medidas de reparación masiva y su individualización ante la Corte ______________________ 52
3.8 Medidas de reparación interna _____________________________________________________________ 53
3.9 Perfeccionar y reforzar la licha contra la discriminación racial y étnica _________________ 53

4
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

1. ASPECTOS GENERALES

La Corte IDH ha tratado aspectos generales relacionados con la situación en que se


encuentran las personas desplazadas en la región. Específicamente, ha señalado que el
desplazamiento es una violación continua y múltiple de derechos humanos y ha destacado
la situación de vulnerabilidad en que se encuentra la población desplazada. En conjunto con
esto, ha indicado las obligaciones que tiene el Estado respecto a la población desplazada de
garantizar su retorno.

1.1 CONCEPTO DE DESPLAZAMIENTO

Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006. Serie C No. 1481.

214. La Corte debe enfatizar que Colombia, al enfrentar dicha problemática de


desplazamiento interno, ha adoptado una serie de medidas a nivel legislativo,
administrativo y judicial, incluyendo múltiples leyes, decretos, documentos del Consejo
Nacional de Política Económica y Social (CONPES), resoluciones y directivas presidenciales
[…]. La ley 387 de 18 de julio de 1997, por ejemplo, estableció mecanismos para registrar y
prestar atención de emergencia a la población desplazada. Sin embargo, este Tribunal
coincide con el criterio establecido por la Corte Constitucional Colombiana, en el sentido de
que “no es el registro formal ante los entes gubernamentales lo que le da el carácter de
desplazado a un individuo, sino el mero hecho de haberse visto compelido a abandonar el
lugar de residencia habitual”. En este sentido, dicha Corte Constitucional ha declarado “la
existencia de un estado de cosas inconstitucional en la situación de la población desplazada
debido a la falta de concordancia entre la gravedad de la afectación de los derechos
reconocidos constitucionalmente y desarrollados por la ley, de un lado, y el volumen de
recursos efectivamente destinados a asegurar el goce efectivo de tales derechos y la
capacidad institucional para implementar los correspondientes mandatos constitucionales
y legales, de otro lado”2.

Corte DIH. Caso Chitay Nech y otros vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C No. 2123.

1 Los hechos del presente caso se contextualizan en el municipio de Ituango, donde la incursión de grupos
armados disidentes en la zona generó un incremento de la actividad de las estructuras denominadas
paramilitares o de “autodefensa”, así como una mayor presencia del Ejército Nacional. El 11 de junio de 1996
cerca de 22 miembros de un grupo paramilitar se dirigieron al corregimiento de La Granja, Ituango, donde
asesinaron a un grupo de pobladores. A pesar de los recursos judiciales interpuestos, no se realizaron mayores
investigaciones ni se sancionaron a los responsables. Asimismo, entre los días 22 de octubre y 12 de noviembre
del año 1997 tuvo lugar otra incursión paramilitar en el corregimiento de El Aro. 30 hombres armados
torturaron y asesinaron a un grupo de pobladores. Adicionalmente el grupo paramilitar obligó y forzó, bajo
amenaza de muerte, a algunos residentes del área a arrear ganado robado durante varios días. Durante la
incursión, los paramilitares sustrajeron entre 800 y 1.200 cabezas de ganado. Finalmente, antes de retirarse de
El Aro, los paramilitares destruyeron e incendiaron gran parte de las casas. Algunos autores de los delitos fueron
investigados y sancionados, en ausencia, en el marco de un proceso penal.
2 Sentencia T025 de 22 de enero de 2004, emitida por la sala Tercera de Revisión de la Corte Constitucional
(expediente de anexos al escrito de contestación de la demanda, Tomo III, Anexo 30, ff. 4363 a 4747hh).
3 Los hechos del presente caso se refieren a Florencio Chitay Nech quien era un indígena maya. En el año 1973
el señor Chitay Nech se unió a movimientos campesinos de la región e inició su participación política afiliándose
al partido Democracia Cristiana. En el año 1977 el partido Democracia Cristiana presentó al señor Chitay Nech
como candidato a Concejal en la contienda electoral municipal de San Martín Jilotepeque y resultó electo. Como
consecuencia de la desaparición forzada del entonces Alcalde del Municipio, el señor Chitay Nech asumió la
responsabilidad de la Alcaldía. Desde junio de 1980 recibió diversas amenazas y hostigamientos. El 1 de abril de

5
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

140. Al respecto, el Tribunal ha considerado que los Principios Rectores de los


Desplazamientos Internos de las Naciones Unidas resultan particularmente relevantes para
determinar el contenido y alcance del artículo 22 de la Convención Americana, los cuales
definen que "se entiende por desplazados internos las personas o grupos de personas que
se han visto forzadas u obligadas a escapar o huir de su hogar o de su lugar de residencia
habitual, en particular como resultado o para evitar los efectos de un conflicto armado, de
situaciones de violencia generalizada, de violaciones de los derechos humanos [...], y que no
han cruzado una frontera estatal internacionalmente reconocida” 4 . En el mismo sentido:
Caso Masacres de Río Negro Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 4 de septiembre de 20125, párr. 173

1981 Florencio Chitay Nech salió de su vivienda en la ciudad de Guatemala acompañado de su hijo Estermerio
Chitay. Frente a una tienda, un grupo de hombres armados se bajaron de un vehículo, golpearon al señor Chitay
Nech en la cabeza y lo introdujeron en el automóvil. Desde entonces Florencio Chitay Nech se encuentra
desaparecido. A pesar de haberse interpuesto una serie de recursos, no se realizaron mayores investigaciones
ni se sancionaron a los responsables.
4 Comisión de Derechos Humanos, Principios Rectores de los Desplazamientos Internos de las Naciones Unidas,
E/CN.4/1998/53/Add.2 de 11 de febrero de 1998, párr. 2. AG/RES. 2508 (XXXIX-O/09) “Desplazados Internos”,
Aprobada en la cuarta sesión plenaria, celebrada el 4 de junio de 2009, punto resolutivo 2 (disponible en:
www.oas.org/dil/esp/AG-RES_2508-2009.doc).
5 Los hechos del presente caso se desarrollan en el contexto del conflicto armado interno en Guatemala, entre
1962 y 1996. La Comisión de Esclarecimiento Histórico estableció que se cometieron múltiples violaciones de
derechos humanos. En ese contexto, se realizaron una serie de masacres que son objeto del caso. Las masacres
que involucran el presente caso son las del 04 de marzo de 1980 en la capilla de Río Negro, la masacre de 13 de
febrero de 1982 en la Aldea de Xococ, la de 13 de marzo de 1982 en el Cerro de Pacoxom, la de 14 de mayo de
1982 en “Los Encuentros” y la masacre del 14 de septiembre de 1982 en “Agua Fría”.
El 04 de marzo de 1980 fueron ejecutados siete líderes de la comunidad Río Negro, otros dos líderes fueron
también ejecutados ese mismo día. El 13 de febrero de 1982 aproximadamente 70 personas, entre hombres,
mujeres y niños, de la comunidad de Río Negro fueron trasladadas a Xococ, de las cuales solo regresaron 2
personas a Río Negro. El 13 de marzo del mismo año, los patrulleros y soldados escarbaron una fosa y
procedieron a matar a las personas de Río Negro que se encontraban presentes. Los cadáveres de las personas
masacradas fueron lanzados a una quebrada cercana o a una fosa. Durante la masacre, los patrulleros y militares
escogieron a 17 niños de la comunidad de Río Negro que fueron obligados a vivir con miembros de la Comunidad
Xococ.
En la masacre del 14 de mayo fueron asesinadas por lo menos 79 personas y luego el 14 de septiembre, 92
personas. Las personas que lograron escapar de las distintas masacres perpetradas se refugiaron en las
montañas, algunos por años, despojados de todas sus pertenencias, durmiendo a la intemperie y moviéndose
continuamente a fin de huir de los soldados y patrulleros que los perseguían aún después de las masacres.
Además, los integrantes de la comunidad de Río Negro experimentaron severas dificultades para encontrar
comida, a la vez que varios niños y adultos murieron de hambre pues el ejército y los patrulleros destruían los
sembradíos que lograban tener. Algunas mujeres dieron a luz en la montaña, y sólo pudieron registrar a sus
hijos tiempo después, con fechas y lugares de nacimiento falsos, para protegerlos.
Al entrar en vigor una ley de amnistía del año 1983, algunos sobrevivientes de las masacres fueron reasentados
por el gobierno en la colonia Pacux, ubicada detrás del destacamento militar de Rabinal. Sin embargo, continuó
en dicho lugar. Al menos 289 sobrevivientes de las masacres de Río Negro aún residen en la colonia semiurbana
de Pacux cuyas condiciones de vida en la colonia Pacux son precarias y las tierras no son adecuadas para la
agricultura de subsistencia. Además, el reasentamiento implicó la pérdida de la relación que la comunidad tenía
con su cultura, recursos naturales y propiedades y del idioma Maya Achí.

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Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

1.2. EL DESPLAZAMIENTO FORZADO COMO VIOLACIÓN CONTINUA A


LOS DERECHOS HUMANOS

Corte IDH. Caso de la Comunidad Moiwana vs. Surinam. Excepciones Preliminares,


Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 1246.

108. Los hechos probados establecen que los miembros de la comunidad residían en la
aldea de Moiwana, y que esta aldea y sus tierras tradicionales circundantes no han sido
habitadas desde los hechos del 29 de noviembre de 1986 […]. A la fecha de la presente
Sentencia, los miembros de la comunidad continúan desplazados internamente en
Suriname o viven como refugiados en la Guyana Francesa […]. En razón de ello, el Tribunal
puede ejercer su competencia sobre el desplazamiento continuo de la comunidad, el cual –
a pesar de que inicialmente se produjo por el ataque de 1986 – constituye una situación que
persistió después de que el Estado reconoció la competencia del Tribunal en 1987 y se
mantiene hasta el presente.

Corte IDH. Caso de las Masacres de Río Negro vs. Guatemala. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de septiembre de 2012. Serie C No. 250.

178. Como fue establecido anteriormente […], los miembros de la comunidad de Río Negro
se vieron obligados a huir de sus tierras ancestrales a partir de las masacres perpetradas en
su contra en los años 1980 y 1982. Asimismo, el Tribunal ha acreditado que la mayoría de
las personas que sobrevivieron las referidas masacres y la posterior persecución por parte
del Estado fueron reasentadas por el gobierno, como el mismo Estado lo reconoció […], en
la colonia de Pacux, donde residen actualmente. En razón de ello, el Tribunal puede ejercer
su competencia sobre el presunto desplazamiento continuo de la comunidad, el cual, a pesar
de que se inició antes del reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte,
constituye una situación que presuntamente persiste hasta la fecha.

6 Los hechos del presente caso se refieren a la comunidad N’djuka que está conformada por personas originarias
del África que habitan en la zona oriental de Suriname desde el siglo XVII. Esta comunidad tiene su propio idioma
e historia, así como tradiciones culturales y religiosas que la distinguen de las comunidades indígenas que
habitan en el mismo territorio. La aldea de Moiwana fue fundada por clanes N’djuka a fines del siglo XIX. En
1986, el régimen militar de Desire Bouterse se enfrentó al grupo armado opositor conocido como el Jungle
Commando. Cientos de indígenas fallecieron producto de las hostilidades entre ambos grupos.
El 29 de noviembre de 1986 se efectuó una operación militar en la aldea de Moiwana. Agentes militares y sus
colaboradores mataron al menos a 39 miembros de la comunidad, entre los cuales había niños, mujeres y
ancianos, e hirieron a otros. Asimismo, la operación quemó y destruyó la propiedad de la comunidad y forzó a
los sobrevivientes a huir. Desde su huida de la aldea de Moiwana, los pobladores han sufrido condiciones de
pobreza y no han podido practicar sus medios tradicionales de subsistencia.
La aldea de Moiwana y sus tierras tradicionales circundantes quedaron abandonadas desde el ataque de 1986.
A los miembros de la comunidad les ha sido imposible recuperar los restos de sus familiares que murieron
durante el ataque. No se realizaron mayores investigaciones ni se sancionaron a los responsables de los hechos.

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Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

1.3. EL DESPLAZAMIENTO FORZADO COMO VIOLACIÓN MÚLTIPLE A


LOS DERECHOS HUMANOS

Corte IDH. Caso de la “Masacre de Mapiripán” vs. Colombia. Sentencia de 15 de


septiembre de 2005. Serie C No. 1347.

186. En conclusión, la Corte observa que la situación de desplazamiento forzado interno


que han enfrentado los familiares de las víctimas no puede ser desvinculada de las otras
violaciones declaradas en la presente Sentencia. Las circunstancias del presente caso y la
especial y compleja situación de vulnerabilidad que afecta a dichas personas, incluyen pero
trascienden el contenido de la protección debida por los Estados en el marco del artículo 22
de la Convención. En efecto, el desplazamiento de esos familiares tiene origen en la
desprotección sufrida durante la masacre y revela sus efectos en las violaciones a su
integridad personal […] y en las consecuencias de las faltas al deber de investigar los hechos,
que han derivado en impunidad parcial […]. Además, fue analizada la violación del artículo
19 de dicho instrumento por la desprotección a que se han visto sometidos quienes eran
niños y niñas al momento de ser desplazados o mantienen esa condición actualmente […].
El conjunto de estos elementos llevan al Tribunal a considerar que, más allá del contenido
normativo del artículo 22 de la Convención, la situación de desplazamiento analizada
también ha afectado el derecho de los familiares de las víctimas a una vida digna, en relación
con el incumplimiento de las obligaciones de respeto y garantía de los derechos
consagrados en esas normas.

Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006. Serie C No. 148.

212. La vulnerabilidad acentuada de los desplazados es reforzada por su proveniencia


rural y, en general, afecta con especial fuerza a mujeres, quienes son cabezas de hogar y
representan más de la mitad de la población desplazada. La crisis del desplazamiento
interno provoca a su vez una crisis de seguridad, dado que los grupos de desplazados
internos se convierten en un nuevo foco o recurso de reclutamiento para los propios grupos
paramilitares, de narcotráfico y de la guerrilla.

213. Asimismo, dentro de los efectos nocivos que provoca el desplazamiento forzado
interno, se han destacado la pérdida de la tierra y de la vivienda, la marginación, graves
repercusiones psicológicas, el desempleo, el empobrecimiento y el deterioro de las
condiciones de vida, el incremento de las enfermedades y de la mortalidad, la pérdida del
acceso a la propiedad entre comuneros, la inseguridad alimentaria y la desarticulación
social.

7 Los hechos del presente caso se iniciaron el 12 de julio de 1997 cuando un centenar de miembros de las
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) aterrizaron en el aeropuerto de San José de Guaviare en vuelos
irregulares y fueron recogidos por miembros del Ejército sin exigirles ningún tipo de control. El Ejército
colombiano facilitó el transporte de los paramilitares hasta la localidad de Mapiripán.
El 15 de julio de 1997, más de cien hombres armados rodearon Mapiripán por vía terrestre y fluvial. Al llegar a
Mapiripán, los paramilitares tomaron control del pueblo, comunicaciones y oficinas públicas, y procedieron a
intimidar a sus habitantes. Un grupo fue torturado y asesinado.
La fuerza pública llegó a Mapiripán el 22 de julio de 1997, después de concluida la masacre y con posterioridad
a la llegada de los medios de comunicación, cuando los paramilitares ya habían destruido gran parte de la
evidencia física. A pesar de los recursos interpuestos, no se realizaron mayores investigaciones ni se
sancionaron a los responsables.

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Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

234. En este sentido, la Corte observa que la situación de desplazamiento forzado interno
que han enfrentado las víctimas en el presente caso no puede ser desvinculada de las otras
violaciones declaradas en la presente Sentencia. Las circunstancias del presente caso y la
especial y compleja situación de vulnerabilidad que afecta a dichas personas, incluyen pero
trascienden el contenido de la protección debida por los Estados en el marco del artículo 22
de la Convención. En efecto, el desplazamiento tiene origen en la desprotección sufrida
durante las masacres, no sólo a raíz de las violaciones al derecho a la vida (artículo 4 de la
Convención) […], a la integridad personal (artículo 5 de la Convención) […] y a la libertad
personal (artículo 7 de la Convención) […], sino también por la destrucción del ganado y las
viviendas, en violación de los derechos a la propiedad privada (artículo 21 de la
Convención) […] y respeto a la vida privada y al domicilio (artículo 11.2 de la Convención)
[…]. El conjunto de estos derechos vulnerados llevan al Tribunal a considerar que, más allá
del contenido normativo del artículo 22 de la Convención, la situación de desplazamiento
analizada también ha afectado el derecho de las víctimas y sus familiares a una vida digna,
en los términos anteriormente señalados, en relación con el incumplimiento de las
obligaciones de respeto y garantía de los derechos consagrados en esas normas.

Corte IDH. Caso Miembros de la Aldea Chichupac y comunidades vecinas del


Municipio de Rabinal Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2016. Serie C No. 3288.

173. Este Tribunal ha establecido que en razón de la complejidad del fenómeno del
desplazamiento interno y de la amplia gama de derechos humanos que afecta o se ponen en
riesgo, y en atención a las circunstancias de especial vulnerabilidad e indefensión en que
generalmente se encuentran los desplazados, su situación puede ser entendida como una
condición de facto de desprotección. Esta situación, conforme a la Convención Americana,
obliga a los Estados a adoptar medidas de carácter positivo para revertir los efectos de su
referida condición de debilidad, vulnerabilidad e indefensión, incluso respecto de las
actuaciones y prácticas de terceros particulares.

174. En este sentido, este Tribunal ha señalado que el derecho de circulación y de


residencia puede ser vulnerado por restricciones de facto si el Estado no ha establecido las
condiciones ni provisto los medios que permiten ejercerlo, por ejemplo cuando una persona
es víctima de amenazas u hostigamientos y el Estado no provee las garantías necesarias
para que pueda transitar y residir libremente en el territorio de que se trate, incluso cuando
las amenazas y hostigamientos provienen de actores no estatales. Asimismo, la Corte ha

8 Los antecedentes del caso, los cuales incluyen un contexto sistemá tico de violaciones graves y masivas de los
derechos humanos en Guatemala durante el conflicto armado interno, en el cual la població n maya fue
particularmente afectada;. Los hechos acontecidos entre los añ os 1981 y 1986 en la aldea Chichupac y
comunidades vecinas de Xeabaj, Chijom, Coyojá , El Tabló n, Toloxcoc, Chirrum, El Chol, y El Apazote, todas ellas
ubicadas dentro del municipio de Rabinal y pobladas por personas maya achí. Dichos hechos incluyen
desapariciones, ejecuciones, detenciones, desplazamientos forzados, actos de tortura, violencia sexual y trabajos
forzosos, entre otros. Estos hechos sucedieron antes y despué s de la masacre en la clínica de la aldea Chichupac
perpetrada el 8 de enero de 1982, donde 32 hombres de la comunidad fueron seleccionados de una lista,
torturados y ejecutados. Los hechos relativos a las investigaciones abiertas. En este caso se tramitaron dos
expedientes relacionados con la investigació n de los hechos de la masacre de 8 de enero de 1982, uno ante la
Unidad de Casos Especiales y Violaciones a los Derechos Humanos del Ministerio Pú blico, abierto a partir de una
denuncia interpuesta en marzo de 1993 y aú n en etapa de investigació n, y otro ante el Procurador de los
Derechos Humanos de Guatemala, quien dictó una resolució n en septiembre de 1996 relacionada con los
cementerios clandestinos localizados, entre otros lugares, en la aldea Chichupac. Por otro lado, se abrieron
nueve expedientes relacionados con los hechos del caso cometidos antes y despué s de dicha masacre, a partir
de denuncias interpuestas entre los añ os 1995 y 2010. Todos estos estarían aú n en etapa de investigació n. No
se advierten acciones dirigidas a la determinació n de los responsables en siete de estos nueve expedientes. En
los dos expedientes restantes se registran algunas actuaciones dirigidas a determinar responsabilidades, pero
estas fueron mínimas.

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Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

indicado que la falta de una investigación efectiva de hechos violentos puede propiciar o
perpetuar un exilio o desplazamiento forzado.

1.4. SITUACIÓN DE VULNERABILIDAD ACENTUADA EN QUE SE


ENCUENTRAN LAS PERSONAS DESPLAZADAS Y OBLIGACIONES DEL
ESTADO

Corte IDH. Caso de la “Masacre de Mapiripán” vs. Colombia. Sentencia de 15 de


septiembre de 2005. Serie C No. 134.

175. Los motivos y las manifestaciones de la vulnerabilidad acentuada en los desplazados


han sido caracterizados desde diversas perspectivas. Dicha vulnerabilidad es reforzada por
su proveniencia rural y, en general, afecta con especial fuerza a mujeres, quienes son
cabezas de hogar y representan más de la mitad de la población desplazadas, niñas y niños,
jóvenes y personas de la tercera edad. La crisis del desplazamiento interno provoca a su vez
una crisis de seguridad, dado que los grupos de desplazados internos se convierten en un
nuevo foco o recurso de reclutamiento para los propios grupos paramilitares, de
narcotráfico y de la guerrilla. El retorno de los desplazados a sus hogares carece, en muchos
casos, de las condiciones necesarias de seguridad y de dignidad para ellos y, dentro de los
efectos nocivos de los reasentamientos que provoca el desplazamiento forzado interno,
además de graves repercusiones psicológicas en ellos, se han destacado (i) la pérdida de la
tierra y de la vivienda, (ii) la marginación, (iii) la pérdida del hogar, (iv) el desempleo, (v) el
deterioro de las condiciones de vida, (vi) el incremento de las enfermedades y de la
mortalidad, (vii) la pérdida del acceso a la propiedad entre comuneros, (viii) la inseguridad
alimentaria, y (ix) la desarticulación social, así como el empobrecimiento y el deterioro
acelerado de las condiciones de vida […].

177. En razón de la complejidad del fenómeno del desplazamiento interno y de la amplia


gama de derechos humanos que afecta o pone en riesgo, y en atención a dichas
circunstancias de especial debilidad, vulnerabilidad e indefensión en que generalmente se
encuentran los desplazados como sujetos de derechos humanos, su situación puede ser
entendida como una condición individual de facto de desprotección respecto del resto de
personas que se encuentren en situaciones semejantes. Esta condición de vulnerabilidad
tiene una dimensión social, que se presenta en el contexto histórico específico del conflicto
armado interno en Colombia, y conduce al establecimiento de diferencias en el acceso de los
desplazados a los recursos públicos administrados por el Estado. Dicha condición es
reproducida por prejuicios culturales que dificultan la integración de los desplazados a la
sociedad y pueden llevar a la impunidad de las violaciones de derechos humanos cometidas
en su contra.

178. En relación con esa situación de desigualdad, es pertinente recordar que existe un
vínculo indisoluble entre las obligaciones erga omnes de respetar y garantizar los derechos
humanos y el principio de igualdad y no discriminación, el cual posee carácter de jus cogens
y es fundamental para la salvaguardia de los derechos humanos tanto en el derecho
internacional como en el interno e impregna toda actuación del poder del Estado, en
cualquiera de sus manifestaciones. En cumplimiento de dichas obligaciones, los Estados
deben abstenerse de realizar acciones que de cualquier manera vayan dirigidas, directa o
indirectamente, a crear situaciones de discriminación de jure o de facto, así como a adoptar
medidas positivas para revertir o cambiar situaciones discriminatorias existentes en sus
sociedades, en perjuicio de determinado grupo de personas. Esto implica el deber especial
de protección que el Estado debe ejercer con respecto a actuaciones y prácticas de terceros

10
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

que, bajo su tolerancia o aquiescencia, creen, mantengan o favorezcan las situaciones


discriminatorias.

179. En los términos de la Convención Americana, la situación diferenciada en que se


encuentran los desplazados obliga a los Estados a otorgar un trato preferente a su favor y a
adoptar medidas de carácter positivo para revertir los efectos de su referida condición de
debilidad, vulnerabilidad e indefensión, incluso vis-à-vis actuaciones y prácticas de terceros
particulares.

Corte I DH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006. Serie C No. 148.

210. En razón de la complejidad del fenómeno del desplazamiento interno y de la amplia


gama de derechos humanos que afecta o pone en riesgo, y en atención a las circunstancias
de especial vulnerabilidad e indefensión en que generalmente se encuentran los
desplazados, su situación puede ser entendida como una condición de facto de
desprotección. En los términos de la Convención Americana, dicha situación obliga a los
Estados a otorgar un trato preferente a su favor y a adoptar medidas de carácter positivo
para revertir los efectos de su referida condición de debilidad, vulnerabilidad e indefensión,
incluso vis-à-vis actuaciones y prácticas de terceros particulares. En el mismo sentido: Caso
Chitay Nech y otros vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 25 de mayo de 2010, párr.141; Caso Masacres de Río Negro vs. Guatemala.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de septiembre de 2012,
párr.174; Caso de las Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la Cuenca del Río
Cacarica (Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 20139, párr.315.

212. La vulnerabilidad acentuada de los desplazados es reforzada por su proveniencia


rural y, en general, afecta con especial fuerza a mujeres, quienes son cabezas de hogar y
representan más de la mitad de la población desplazada. La crisis del desplazamiento
interno provoca a su vez una crisis de seguridad, dado que los grupos de desplazados
internos se convierten en un nuevo foco o recurso de reclutamiento para los propios grupos
paramilitares, de narcotráfico y de la guerrilla.

9 Los hechos del caso tuvieron lugar durante la segunda mitad de los años 90’, en el Urabá Chocoano y se
enmarcan en un contexto en el cual la presencia de los grupos armados ilegales y la situación de violencia en la
región por parte de “bloques” o “grupos” paramilitares y guerrilleros se había ido extendiendo y agudizando.
Conforme a lo expuesto, la población afrocolombiana de la región tuvo que soportar en su territorio la presencia
de diversos grupos armados al margen de la ley, acompañada de amenazas, asesinatos y desapariciones, que
originaron su desplazamiento forzado a gran escala, en particular durante la segunda mitad de los años 90’. En
lo que se refiere a los hechos del caso, los mismos tuvieron lugar en el marco de una operación militar llamada
“Génesis” que se llevó a cabo entre el 24 y el 27 de febrero de 1997 en el área general del Río Salaquí y Río
Truandó para capturar y/o destruir integrantes del grupo guerrillero de las FARC. Asimismo, simultáneamente
a la operación “Génesis”, grupos paramilitares de las Autodefensas Unidas de Córdoba y Urabá (ACCU), en el
desarrollo de la llamada “operación Cacarica”, emprendieron un avance de norte a sur desde el Parque Nacional
de los Katios a lo largo del río Cacarica, pasando por Bijao y otras comunidades ubicadas en la ribera de ese río,
para finalmente llegar a las riberas de los ríos Salaquí y Truandó, donde desarrollaron operaciones conjuntas
con el Ejército. En el marco de la “Operación Cacarica”, los paramilitares ejecutaron a Marino López en Bijao y
desmembraron su cuerpo.
Posteriormente a esos hechos, varios centenares de pobladores de la cuenca del río Cacarica se vieron forzados
a desplazarse a Turbo, Bocas de Atrato y Panamá, donde permanecieron en diferentes asentamientos por varios
períodos durante los cuatro años posteriores. En Turbo las condiciones de vida de los desplazados se
caracterizaron por falta de atención por parte del gobierno, hacinamiento, malas condiciones y falta de
privacidad. Posteriormente, muchas de las personas desplazadas retornaron a otras comunidades de paz en
territorios del Cacarica. Además, con posterioridad a los hechos de febrero de 1997, los desplazados siguieron
siendo objeto de actos de hostigamiento, amenazas y violencia por parte de grupos paramilitares.

11
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

213. Asimismo, dentro de los efectos nocivos que provoca el desplazamiento forzado
interno, se han destacado la pérdida de la tierra y de la vivienda, la marginación, graves
repercusiones psicológicas, el desempleo, el empobrecimiento y el deterioro de las
condiciones de vida, el incremento de las enfermedades y de la mortalidad, la pérdida del
acceso a la propiedad entre comuneros, la inseguridad alimentaria y la desarticulación
social.

Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016. Serie C No. 32510.

10 En 2002 existía en Colombia un conflicto armado interno. En ese marco, el 11 de agosto de 2002 el Poder
Ejecutivo emitió el Decreto No. 1837, mediante el cual declaró un “estado de conmoción interior”, que luego de
diversas prórrogas, mantuvo vigencia hasta el 6 de mayo de 2003. En desarrollo de ese estado de excepción, el
el 11 de septiembre de 2002 se publicó el Decreto 2002, “por el cual se adopta[ro]n medidas para el control del
orden público”. Durante 2002, con el objeto de retomar el control territorial, el Estado llevó a cabo varios
operativos militares en la Comuna 13 de la ciudad de Medellín, donde a lo largo de las últimas tres décadas se
han registrado ciclos de violencia como consecuencia de las confrontaciones entre grupos armados ilegales. En
particular, el operativo denominado Orión, que inició el 16 de octubre de ese año, causó el debilitamiento de la
presencia guerrillera en la Comuna 13, mas no trajo aparejado el fin de la presencia y actividad de todos los
grupos armados ilegales. Como consecuencia de las amenazas y los enfrentamientos armados que se generaron
en el territorio se produjo un fenómeno de desplazamiento intraurbano, en que muchas personas se vieron
forzadas a desplazarse a diferentes zonas de Medellín. Por otra parte, para 2001 existía un contexto de violencia
habitual, generalizada y sistemática en perjuicio de las mujeres, quienes, para 2002, se veían afectadas por el
conflicto armado, y en particular, en caso de las mujeres desplazadas que se encontrarían en una situación de
especial vulnerabilidad. Igualmente, en la Comuna 13 las mujeres fueron afectadas especialmente por la
violencia y por el fenómeno del desplazamiento intraurbano. Además, existía contexto de violencia en perjuicio
de las mujeres defensoras de derechos humanos en Colombia, y según se ha documentado, líderes y
representantes comunitarios de la Comuna 13 se hallaban en una situación de riesgo. Hechos relativos a la
señora Rúa y sus familiares. - La señora Rúa, sus hijas y su compañero permanente se vieron obligados a dejar
la Comuna 13 entre e 24 y 26 de junio de 2002. Ello fue motivado, según declaró ella, por enfrentamientos en el
lugar y porque le comentaron que su nombre estaba en un listado de personas que los paramilitares pretendían
asesinar. El 8 de julio de 2002presentó una denuncia penal por el desplazamiento, refiriendo también que su
casa había sido ocupada por paramilitares y luego destruida. La investigación estuvo suspendida en dos
oportunidades y de acuerdo a información con que cuenta la Corte, se encuentra en etapa de instrucción. Por
otra parte, la señora Rúa solicitó su inscripción en el “Registro Único de Desplazados” (RUD) en varias
oportunidades desde 2002 hasta el 2010, sin lograrlo, aun cuando presentó dos acciones de tutela y el 6 de
marzo de 2014 se ordenó su inscripción como desplazada. El 16 de abril de 2007 el Estado le asignó un monto
de ayuda humanitaria. La señora Rúa no ha podido reanudar sus actividades en la JAC, y ella y sus familiares
viven actualmente en un municipio cercano a la ciudad de Medellín. Hechos relativos a la señora Ospina y sus
familiares.- El 12 de noviembre de 2002 la señora Ospina se fue del barrio con su esposo y sus tres hijos. Declaró
que lo hizo por la violencia y persecución que sufrían las lideresas en la Comuna 13, porque escuchó que podía
ser detenida y que se encontraba en la lista de personas que los paramilitares “estaban buscando”. Autoridades
judiciales establecieron que ella “se vio obligada a desplazarse” por “las amenazas proferidas en su contra por
un grupo irregular”. La señora Ospina indicó que aunque después su esposo e hijo regresaron con el fin de
proteger su vivienda, y luego alquilaron el inmueble, hubo diversos actos de intromisión en la residencia, que
finalmente fue destruida. Ella denunció los hechos el 18 de julio de 2003. La investigación fue suspendida el 5
de septiembre de 2006 y reabierta el 22 de enero de 2008. El 29 de junio de 2009 y el 31 de marzo de 2014 se
dictaron dos sentencias condenatorias contra dos integrantes de grupos armados ilegales. Por otro lado, la
señora Ospina solicitó su inscripción en el RUD, lo que en primer término fue denegado. No obstante luego, el
13 de febrero de 2004 se ordenó su inclusión. Entre el 20 de agosto de 2004 y el 26 de julio de 2005 ella, su
esposo y una hija residieron en Uruguay, por ser beneficiarios de un programa de la Iglesia Católica de “Salida
Temporal de Colombianos”. La señora Ospina no ha vuelto al barrio, y vive en otro sector de Medellín. Hechos
relativos a las señoras Naranjo, Mosquera, Yarce y sus familiares.
El 12 de noviembre de 2002 las señoras Naranjo, Mosquera y Yarce fueron detenidas sin orden judicial, con base
en dichos de dos personas que indicaron que ellas “eran milicianas” y que se estaban cambiando de domicilio.
El 22 de esos mes y año quedaron en libertad, luego que el Fiscal interviniente emitiera una resolución señalando
la falta de elementos para afirmar que hubieran cometido un delito. El 22 de mayo de 2003 se ordenó archivar
el expediente. El 29 de junio de 2006 se ordenó la apertura de actuaciones disciplinarias para investigar la
detención, que fueron archivadas el 9 de noviembre del 2007 sin determinar responsabilidades. 3 Conforme lo
constatado por autoridades judiciales, luego de su liberación las tres señoras “fueron intimidadas por los grupos
paramilitares a causa de las labores comunitarias”. El 22 de noviembre de 2002 la señora Mosquera, su hija
Hilda Milena Villa Mosquera, y el nieto de la primera, Lubín Alfonso Villa Mosquera, dejaron su lugar de

12
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

226. Por otro lado, este Tribunal ha considerado que la insuficiencia estatal en la
asistencia básica durante el desplazamiento puede comprometer la responsabilidad del
Estado respecto al derecho a la integridad personal si es que las condiciones físicas y
psíquicas que debieron enfrentar las víctimas no son acordes con estándares mínimos
exigibles en este tipo de casos. Así, la Corte ha declarado violaciones a la integridad personal
relacionadas con el desplazamiento en casos en que hubo afectaciones específicas
adicionales a aquellas producidas por el hecho del desplazamiento. En razón de ello,
anteriormente se condenó a Colombia por la inobservancia de sus obligaciones de
garantizar la asistencia humanitaria y un retorno seguro, en el marco del derecho de
circulación y de residencia, y la protección del derecho a la integridad personal, reconocidos
en los artículos 22.1 y 5.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del
mismo instrumento.

Corte IDH. Caso Miembros de la Aldea Chichupac y comunidades vecinas del


Municipio de Rabinal Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2016. Serie C No. 328.

173. Este Tribunal ha establecido que en razón de la complejidad del fenómeno del
desplazamiento interno y de la amplia gama de derechos humanos que afecta o se ponen en
riesgo, y en atención a las circunstancias de especial vulnerabilidad e indefensión en que
generalmente se encuentran los desplazados, su situación puede ser entendida como una
condición de facto de desprotección. Esta situación, conforme a la Convención Americana,
obliga a los Estados a adoptar medidas de carácter positivo para revertir los efectos de su
referida condición de debilidad, vulnerabilidad e indefensión, incluso respecto de las
actuaciones y prácticas de terceros particulares.

174. En este sentido, este Tribunal ha señalado que el derecho de circulación y de


residencia puede ser vulnerado por restricciones de facto si el Estado no ha establecido las
condiciones ni provisto los medios que permiten ejercerlo, por ejemplo cuando una persona
es víctima de amenazas u hostigamientos y el Estado no provee las garantías necesarias
para que pueda transitar y residir libremente en el territorio de que se trate, incluso cuando
las amenazas y hostigamientos provienen de actores no estatales. Asimismo, la Corte ha
indicado que la falta de una investigación efectiva de hechos violentos puede propiciar o
perpetuar un exilio o desplazamiento forzado.

residencia. Pese a ello la señora Mosquera continúo ejerciendo actividades en la Comuna 13, y regresó al barrio
el 24 de abril de 2004, donde mantuvo presencia intermitente al menos hasta el 6 de octubre de 2004. Por su
parte, la señora Naranjo luego de recuperar su libertad comenzó a sufrir amenazas de los paramilitares al ser
señalada colaboradora de las milicias, por lo que junto con la señora Yarce decidieron dejar el barrio, pero no
abandonó de forma definitiva el barrio las Independencias III de la Comuna 13, se ausentó temporalmente de su
residencia en varias oportunidades. Por otra parte, entre el 7 de febrero y el 15 de octubre de 2003 autoridades
estatales recibieron distintas informaciones en que se indicaba amenazas y otros actos contra la señora Yarce,
como así también amenazas contra las señoras Naranjo y Mosquera. El 2 de octubre de 2004, a partir de
información que autoridades habrían obtenido de la señora Yarce, se detuvo a una persona que supuestamente
pertenecía a un grupo armado ilegal, quien fue liberada el mismo día. El 6 de octubre de 2004 mientras que ella
desayunaba con su hija y la señora Yarce un desconocido le disparó. Ese mismo día se inició una investigación
por el homicidio de la señora Yarce, que luego se acumuló a la investigación de amenazas contra ella y las señoras
Mosquera y Naranjo. El 9 de enero de 2009 y el 15 de julio de 2010 se emitieron sentencias condenatorias, cada
una contra una persona distinta.

13
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

1.5.
DIFICULTAD EN LA IDENTIFICACIÓN DE LAS VÍCTIMAS EN LOS
CASOS DE DESPLAZAMIENTO FORZADO Y LA NECESIDAD DE
CONSIDERAR LAS PARTICULARIDADES DEL CASO PARA DICHO PROCESO

Corte IDH. Caso de las Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la Cuenca del


Río Cacarica (Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2013. Serie C No. 270.

39. La Corte recuerda que, de conformidad con el artículo 35.1 del Reglamento, el informe
al que se refiere el artículo 50 de la Convención debe contener “todos los hechos
supuestamente violatorios, inclusive la identificación de las presuntas víctimas”. En este
sentido, corresponde a la Comisión y no a este Tribunal, identificar con precisión y en la
debida oportunidad procesal a las presuntas víctimas en un caso ante la Corte. Sin embargo,
el Tribunal recuerda que, de conformidad con el artículo 35.2 del Reglamento, “[c]uando se
justificare que no fue posible identificar [en el sometimiento del caso] a alguna o algunas
presuntas víctimas de los hechos del caso por tratarse de casos de violaciones masivas o
colectivas, el Tribunal decidirá en su oportunidad si las considera víctimas”.

40. Según fue constatado en este caso, los listados presentados por la Comisión y por los
representantes efectivamente difieren en cuanto a que los segundos incluyen a más
personas […]. Del mismo modo, es relevante recordar que durante este proceso la Comisión
se refirió reiteradamente a las complejidades y dificultades para identificar plenamente a
todas las presuntas víctimas, en las circunstancias propias del caso, y a la consecuente
necesidad de adoptar criterios flexibles que atiendan a las particularidades del caso. Ese
criterio fue compartido por los representantes. Además, como fuera señalado por los
mismos representantes, sin que haya sido controvertido, las peculiaridades del contexto y
las dificultades de acceso al territorio fueron reconocidas por el mismo Estado cuando éste
hizo referencia a los motivos por los cuales no se había investigado de manera adecuada los
hechos del desplazamiento forzado.

41. En aplicación del artículo 35.2 del Reglamento, para que una persona pueda ser
considerada víctima y se acoja a una reparación, tiene que estar razonablemente
identificada. Sin embargo, según consta en los escritos principales, el caso se refiere a
hechos que involucraron a varios centenares de personas que habrían sido forzadas a
desplazarse hacia distintos destinos, que habrían ocurrido hace unos 15 años, en una zona
de difícil acceso y con presencia de grupos armados al margen de la ley. El Tribunal recuerda
que no es su propósito “trabar con formalismos el desarrollo del proceso sino, por el
contrario, acercar la definición que se dé en la Sentencia a la exigencia de justicia” 11.

42. Por ello, teniendo en cuenta la magnitud y naturaleza de los hechos del caso, así como
el tiempo transcurrido, el Tribunal estima razonable que sea complejo identificar e
individualizar a cada una de las presuntas víctimas más aún cuando se trata de poblaciones
desplazadas, en situación de vulnerabilidad, difícilmente localizables. Es por ello que
considera razonable que el listado inicial de presuntas víctimas presentado por la Comisión
pueda haber variado en el transcurso del trámite del presente caso, por lo cual, en aplicación

11 Corte IDH. Caso Masacres de Río Negro Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 4 de septiembre de 2012 Serie C No. 250, párr. 34 [49] (sic); Corte IDH. Caso Masacres de El Mozote
y lugares aledaños Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de octubre de 2012 Serie C
No. 252, párr. 54.

14
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

del artículo 35.2 del Reglamento, la Corte tomará en cuenta el listado presentado por los
representantes en su escrito de solicitudes y argumentos.

1.6. OBLIGACIÓN DEL ESTADO DE GARANTIZAR EL RETORNO DE LAS


PERSONAS DESPLAZADAS Y LA PARTICIPACIÓN DE LOS Y LAS
AFECTADAS EN LA GESTIÓN DE DICHO RETORNO

Corte IDH. Asunto Pueblo Indígena Kankuamo respecto de Colombia. Medidas


Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 5 de
julio de 200412.

Considerando 10. Que la situación que vive el pueblo indígena Kankuamo, según lo
descrito por la Comisión, ha afectado la libre circulación de sus miembros y los ha obligado
a desplazarse a otras regiones, por lo que es necesario que el Estado asegure que las
personas beneficiadas con las presentes medidas puedan seguir viviendo en su residencia
habitual y brinde las condiciones necesarias para que las personas desplazadas de dicha
comunidad regresen a sus hogares.

Punto Resolutivo 3. Requerir al Estado que garantice las condiciones de seguridad


necesarias para que se respete el derecho a la libre circulación de las personas del pueblo
indígena Kankuamo, así como que quienes se hayan visto forzadas a desplazarse a otras
regiones, puedan regresar a sus hogares si lo desean.

Corte IDH. Caso de la Comunidad Moiwana vs. Surinam. Excepciones Preliminares,


Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124.

113. Se ha demostrado claramente que los miembros de la comunidad tienen la


convicción de que no podrán regresar a su territorio ancestral mientras no obtengan justicia
por los hechos de 1986. Andre Ajintoena declaró que después del ataque visitó el área junto
con otras personas sólo para recolectar información y sacar fotos del lugar. Una vez que el
grupo hubo terminado, algunos de sus integrantes se sintieron enfermos; según el señor
Ajintoena, se dieron cuenta de que “las cosas no estaban bien, no era apropiado, porque de
acuerdo con nuestra cultura uno no puede regresar al lugar sin haber hecho arreglos”. Al
haber regresado sin “aplicar las reglas religiosas [y] culturales” – es decir, realizar los
rituales mortuorios necesarios y alcanzar reconciliación con los espíritus de quienes
fallecieron en el ataque de 1986 […]– el señor Ajintoena y quienes le acompañaban creían
haber ofendido seriamente a esos espíritus y, como consecuencia, empezaron a sufrir

12 El escrito de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de 2 de julio de 2004, mediante el cual sometió
a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de acuerdo con los artículos 63.2 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y 25 del Reglamento de la Corte, una solicitud de adopción de medidas provisionales
a favor de los miembros del pueblo indígena Kankuamo respecto de la República de Colombia, con el propósito
de que se proteja su vida, su integridad personal, su identidad cultural y su especial relación con el territorio
ancestral. De acuerdo con información entregada por los peticionarios, la ubicación geográfica del pueblo
indígena Kankuamo ha expuesto a sus miembros a constantes actos de violencia y amenazas por parte de grupos
armados al margen de la ley que operan en la zona. Esto ha generado que los gobernadores y líderes de los
cabildos indígenas de la región hayan sido víctimas de amenazas, atentados y asesinatos. Asimismo, numerosas
familias han debido desplazarse con el fin de proteger su vida, padecen el bloqueo de alimentos y los jóvenes
indígenas se ven expuestos al reclutamiento forzado por parte de estos grupos armados. Entre los años 1993 y
2003, habían sido asesinados por los grupos armados aproximadamente 166 indígenas Kankuamos. De dicha
cifra, el número de víctimas a agosto de 2003 era de 44. Corte IDH. Asunto Pueblo Indígena Kankuamo
respecto Colombia. Resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 05 de julio de 2004,
vistos 1 y 2 letras f y g.

15
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

enfermedades físicas y psicológicas. Todos los miembros de la comunidad que testificaron


ante la Corte expresaron temores similares con respecto a espíritus vengadores, y
afirmaron que sólo podrían vivir en la aldea de Moiwana nuevamente si se purificaran
primero sus tierras tradicionales.

Corte IDH. Asunto de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó respecto de


Colombia. Medidas Provisionales. Resolución de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 2 de febrero de 200613.

Considerando 9. Que dado que la situación que se vive en la Comunidad de Paz ha obligado
a sus pobladores a desplazarse a otras regiones del país, es necesario que el Estado asegure
que las personas beneficiadas con las presentes medidas puedan seguir viviendo en su
residencia habitual y brinde las condiciones necesarias para que las personas de dicha
Comunidad que se hayan visto forzadas a desplazarse regresen a sus hogares.

Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C No. 212.

149. Al respecto, en coincidencia con la comunidad internacional, este Tribunal reafirma


que la obligación de garantía para los Estados de proteger los derechos de las personas
desplazadas conlleva no sólo el deber de adoptar medidas de prevención sino también
realizar una investigación efectiva de la supuesta violación de estos derechos y proveer las
condiciones necesarias para un retorno digno y seguro a su lugar de residencia habitual o
su reasentamiento voluntario en otra parte del país. Para ello, se debe garantizar su
participación plena en la planificación y gestión de su regreso o reintegración. En el mismo
sentido: Caso Masacres de el Mozote y lugares aledaños vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 25 de octubre de 2012 14 , párr. 188 y Caso de las Comunidades
Afrodescendientes Desplazadas de la Cuenca del Río Cacarica (Operación Génesis) Vs.
Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de
noviembre de 2013, párr. 220; Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción
Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016, párr. 224.

13 El escrito de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de 3 de octubre de 2000, mediante el cual


sometió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de acuerdo con los artículos 63.2 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y 25 del Reglamento de la Corte, una solicitud de medidas provisionales
en favor de los habitantes de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó, Departamento de Antioquía,
República de Colombia, con el fin de que se proteja su vida e integridad personal, en relación con el caso No.
12.325 en trámite ante la Comisión. Que, en dicho escrito, la Comisión expresó que los residentes de dicha
comunidad “han sido objeto de graves actos de violencia y hostigamiento por parte de grupos paramilitares de
la zona”, de los que serían también responsables miembros del Ejército de Colombia. En particular, la Comisión
comunicó a la Corte que había sido informada del “asesinato de 47 de [los] miembros [de la comunidad] en un
período de nueve meses”. Corte IDH. Asunto de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó respecto
Colombia. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 09 de octubre
de 2000, vistos 1 y 2.
14 Los hechos del presente caso sucedieron entre el 11 y el 13 de diciembre de 1981 cuando la Fuerza Armada
de El Salvador con el apoyo de la Fuerza Aérea salvadoreña, realizó una serie consecutiva de ejecuciones
masivas, colectivas e indiscriminadas de civiles, en el caserío El Mozote, el cantón La Joya, los caseríos Ranchería,
Los Toriles y Jocote Amarillo, así como en el cantón Cerro Pando y en una cueva del Cerro Ortiz. Estos ataques
se dieron en el marco de una supuesta operación de contrainsurgencia que formaba parte de una política de
“tierra arrasada” planificada y ejecutada por el Estado.
Tras doce años de conflicto armado, el 16 de enero de 1992 se firmó el Acuerdo de Paz que puso fin a las
hostilidades entre el Gobierno de El Salvador y el FMLN. El 23 de enero de 1992, la Asamblea Legislativa de la
República de El Salvador dictó el Decreto Legislativo Nº 147 denominado “Ley de Reconciliación Nacional”. El
20 de marzo de 1993, cinco días después de la presentación del Informe de la Comisión de la Verdad, la Asamblea
Legislativa dictó la denominada “Ley de Amnistía General para la Consolidación de la Paz”.

16
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

Corte IDH. Caso Defensor de Derechos Humanos y otros Vs. Guatemala. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2014. Serie
C No. 28315.

167. Por otra parte, en coincidencia con la comunidad internacional, la Corte ha


reafirmado que la obligación de garantía para el Estado de origen de proteger los derechos
de las personas desplazadas conlleva no sólo el deber de adoptar medidas de prevención
sino también proveer las condiciones necesarias para facilitar un retorno voluntario, digno
y seguro a su lugar de residencia habitual o a su reasentamiento voluntario en otra parte
del país. Para ello, se debe garantizar su participación plena en la planificación y gestión de
su regreso o reintegración.

Corte IDH. Caso Miembros de la Aldea Chichupac y comunidades vecinas del


Municipio de Rabinal Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2016. Serie C No. 328.

175. La Corte recuerda asimismo que la obligación de garantizar el derecho de


circulación y residencia también debe tomar en consideración las acciones emprendidas
por el Estado para asegurar que las poblaciones desplazadas puedan regresar a sus lugares

15 Entre 1962 y 1996 tuvo lugar en Guatemala un conflicto armado interno. Según la Comisión de
Esclarecimiento histórico, los intentos de formar organizaciones defensoras de derechos humanos tuvieron
como resultado la eliminación de sus dirigentes, y durante los años ochenta, la aparición de nuevos grupos sólo
incrementó la acción represiva por parte del Estado. El año 1994, en el marco de los acuerdos suscritos entre el
Gobierno y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatamalteca (URNG) para alcanzar una solución negociada al
conflicto, se firmó el Acuerdo Global sobre Derechos Humanos que reconocía la importancia de las instituciones
y entidades nacionales de promoción y protección de los derechos humanos, y la conveniencia de su
fortalecimiento y consolidación.
A pesar de ello, durante los años siguientes, volvieron a producirse numerosos actos de hostigamiento y agresión
en contra de defensores y defensoras de derechos humanos. Es más, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos el año 2004, señaló que la cantidad de actos de agresiones en contra de ellos había aumentado y
formaba parte de un patrón de intimidación hacia los defensores de derechos humanos que tenía como objetivo
impedir la actuación efectiva del Poder Judicial de dicho país en la investigación y juzgamiento de los crímenes
cometidos durante el conflicto armado interno, asegurando la impunidad.
El señor A.A., nacido en 1930, promotor de los derechos humanos, tenía cinco hijos (entre los cuales estaba Y.A.
y B.A), y cinco nietos. El año 1983 el hijo de A.A., Y.A., fue desaparecido en la Ciudad de Guatemala por agentes
estatales, hecho establecido en la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos emitida en el caso
Gudiel Álvarez (Diario Militar) vs. Guatemala. La familia de A.A. en ese entonces, fue considerada como
subversiva, y por lo tanto se vieron forzados a trasladarse dentro de Guatemala, a México y a Estados Unidos
entre los años 1983 y 1987 aproximadamente.
El año 1997, retorna A.A. a Guatemala, retomando su liderazgo en la Aldea Cruce de la Esperanza en la cual
participó en la fundación de la Asociación Integral de Personas con Discapacidad de Occidente y Sur de
Guatemala (AIDOS), promovió la construcción de la Escuela de Autogestión Comunitaria de la Aldea Cruce de la
Esperanza, siendo posteriormente el Presidente de su Comité Educativo COEDUCA; y, se desempeñó como
Vicepresidente del Comité de Prevención a la Minusvalía Escolar, creado en 2001 y conformado por vecinos del
municipio de Santa Lucía. El año 2002, el señor A.A. fue nombrado como “Héroe Anónimo” por el Sistema de las
Naciones Unidas en Guatemala, por su compromiso con la construcción de la paz y el desarrollo de su
comunidad, particularmente por la participación en la construcción de viviendas. El año 2004, es escogido como
Alcalde Comunitario del Consejo Comunitario de Desarrollo de la Aldea Cruce Esperanza.
El 20 de diciembre del mismo año, época en la cual se encontraba con su familia exigiendo justicia por la
desaparición de su hijo Y.A., es asesinado. Su cuerpo es encontrado con tres impactos de proyectil de arma de
fuego. Con posterioridad a la muerte, se solicitan medidas de seguridad para la señora B.A y su familia, debido a
la existencia de amenazas de muerte que ha recibido la familia y el reciente asesinato de su padre, sin que se
haya llevado a cabo medida alguna por la Policía Nacional Civil. No así por la Policía Municipal, durante los nueve
días de rezo siguientes a la muerte. Posteriormente a eso tanto B.A con sus hijos (20 y 14 años), como E.A con
sus hijos (12 y 7 años) se trasladan fuera de la ciudad, retornando B.A en el año 2006, a partir del cual continúa
con sus labores de promoción de derechos humanos y la mujer. En 2005 B.A. presentó una denuncia ante el
Ministerio Público por hostigamientos, la cual es desestimado el 28 de febrero del 2008.
Debido a la muerte de A.A., se inicia una investigación penal por la Fiscalía de Santa Lucía de Cotzumalguapa,
siendo remitido el caso en marzo del 2005 a la Fiscalía Especial de Derechos Humanos. Durante el procedimiento
ante la Corte, el Estado sostuvo que la investigación seguía abierta.

17
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

de origen sin riesgo de que se vean vulnerados sus derechos. En ese sentido, este Tribunal
reafirma que la obligación de los Estados de proteger los derechos de las personas
desplazadas conlleva no solo el deber de adoptar medidas de prevención sino también
proveer las condiciones necesarias para un retorno digno y seguro a su lugar de residencia
habitual o su reasentamiento voluntario en otra parte del país. Para ello, se debe garantizar
su participación plena en la planificación y gestión de su regreso o reintegración.

18
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

2. CONSIDERACIONES PARTICULARES SOBRE DERECHOS


VIOLADOS Y TITULARES AFECTADOS

La Corte IDH ha señalado que el desplazamiento forzado implica una vulneración al derecho
a la integridad personal en distintas formas. La afectación al derecho a la integridad
personal se produce tanto por las circunstancias que conducen al desplazamiento forzado
(miedo, angustia, agresiones) como por las condiciones en que vive la población desplazada
(por ejemplo, falta de acceso a servicios básicos). De ahí la Corte ha derivado violaciones al
5.1 y 5.2 de la CADH.

En cuanto al derecho a la protección de la familia, la Corte IDH ha destacado que el


desplazamiento forzado muchas veces implica la fragmentación del núcleo familiar (art. 17
CADH), lo que constituye un incumplimiento por parte del Estado de su obligación de
proteger a toda persona contra injerencias arbitrarias o ilegales en su familia.

En los casos de desplazamiento forzado, se constata que hay una afectación particularmente
grave del derecho de propiedad (art. 21 CADH), ya que no sólo hay privación de bienes
materiales de la población, sino que también hay una pérdida de todo referente social de las
personas, existiendo una alteración de las condiciones básicas de existencia. Asimismo, la
Corte IDH señala que también a través de dichos actos se vulnera el derecho a la vida
privada, al existir injerencias abusivas de la vida privada y domicilio (art. 11 CADH).

La Corte IDH se ha referido de manera particular a la situación en que se encuentran ciertos


titulares de derechos en contextos de desplazamiento forzado. Específicamente, ha
señalado que las mujeres y niños y niñas se encuentran en una situación de vulnerabilidad
acentuada, lo que exige al Estado tomar medidas especiales. Respecto a los pueblos
indígenas, esta vulnerabilidad se acrecienta por la especial relación que tienen los pueblos
con las tierras de las cuales han sido desplazados.

2.1 DERECHOS VIOLADOS

2.1.1 DESPLAZAMIENTO COMO VIOLACIÓN AL DERECHO A LA INTEGRIDAD


PERSONAL (ART. 5 CADH)

Corte IDH. Caso de la Comunidad Moiwana vs. Surinam. Excepciones Preliminares,


Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124.

93. La falta de cumplimiento de esta obligación ha impedido a los miembros de la


comunidad Moiwana honrar adecuadamente a sus seres queridos fallecidos y ha implicado
la separación forzosa de éstos de sus tierras tradicionales, situaciones que afectan los
derechos de estos miembros consagrados en el artículo 5 de la Convención. Además, se ha
afectado la integridad personal de los miembros de la comunidad por el sufrimiento que les
ha causado la obstaculización, a pesar de sus esfuerzos persistentes, para obtener justicia
por el ataque a su aldea, particularmente a la luz del énfasis de los N’djuka en sancionar
apropiadamente las violaciones cometidas. […]

19
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero
de 2006. Serie C No. 140.16

159. Asimismo, es necesario destacar que luego de los hechos de enero de 1990, varios
habitantes de Pueblo Bello han salido de Colombia o se vieron desplazados de dicho
corregimiento […], debido al miedo y angustia ocasionados por los hechos y a la situación
posterior, y han enfrentado los efectos del fenómeno del desplazamiento forzado interno.
Algunos de ellos han tenido que regresar contra su voluntad por no encontrar medios de
subsistencia fuera de esta localidad.

160. Como se observa, los familiares de las personas presuntamente desaparecidas y


privadas de la vida han sufrido graves daños como consecuencia de los hechos de enero de
1990, de la desaparición y/o privación de la vida de las mismas, por la falta de eficacia en la
búsqueda de los cuerpos de los desaparecidos y, en algunos casos, por el miedo de vivir en
Pueblo Bello. Todo lo anterior, además de haber afectado su integridad física, psíquica y
moral, ha impactado sus relaciones sociales y laborales, ha alterado la dinámica de sus
familias […].

161. Más allá de lo anterior, el hecho de que aún hoy, dieciséis años después de sucedidos
los hechos, 37 de esas 43 personas continúen desaparecidas, ha ocasionado que los
familiares no hayan contado con la posibilidad de honrar apropiadamente a sus seres
queridos fallecidos. En casos que involucraban la desaparición forzada de personas, el
Tribunal ha afirmado que la violación del derecho a la integridad psíquica y moral de los
familiares de la víctima es una consecuencia directa, precisamente, de ese fenómeno, que
les causa un severo sufrimiento por el hecho mismo, que se acrecienta por no haber sido
establecida toda la verdad de los hechos y como un efecto de la impunidad parcial.

162. Así, la Corte estima que los familiares inmediatos individualizados en este proceso
deben ser considerados a su vez como víctimas de la violación del derecho a la integridad
personal, consagrado en el artículo 5.1 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de
dicho tratado.

Corte IDH. Caso de las Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la Cuenca del


Río Cacarica (Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2013. Serie C No. 270.

321. Se encuentra demostrado que entre 150 y 320 familias desplazadas a finales de
febrero de 1997 fueron albergadas en el Coliseo de Turbo y en dos albergues construidos
con ayuda de agencias internacionales y recursos del gobierno a través de la entonces Red
de Solidaridad Social […]. La mayoría de estas familias permanecieron en Turbo y en la
hacienda El Cacique - Bahía Cupica (Chocó), por más de dos años. Numerosas familias se
vieron fragmentadas o separadas como consecuencia del desplazamiento. Se ha podido
constatar también que en Turbo las condiciones de vida de los desplazados se
caracterizaron por el hacinamiento, falta de privacidad, carencia de servicios básicos de
salud, alimentación desequilibrada e insuficiente, insuficiencia y mala calidad del agua. En
noviembre de 1997 se suspendió oficialmente la ayuda a 75 familias “por falta de fondos”.
Todo lo anterior condujo a la multiplicación de enfermedades y llevó a riesgos de epidemia.

16 Los hechos del presente caso sucedieron entre el 13 y 14 de enero de 1990. Un grupo de aproximadamente
60 hombres fuertemente armados, pertenecientes a una organización paramilitar llegaron al corregimiento de
Pueblo Bello. Los paramilitares saquearon algunas viviendas y secuestraron a un grupo de personas, quienes
finalmente fueron asesinados.
Se interpusieron una serie de recursos a fin de que se inicien las investigaciones y se sancionen a los
responsables. Sin embargo, no se tuvieron mayores resultados.

20
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

Del mismo modo, el Tribunal pudo constatar que las medidas tomadas por el Estado en
materia de protección de la población fueron insuficientes […].

323. Las medidas de asistencia básicas proporcionadas por el Estado durante el período del
desplazamiento fueron insuficientes, toda vez que las condiciones físicas y psíquicas que
debieron enfrentar durante casi cuatro años no son acordes con estándares mínimos
exigibles en este tipo de casos. El hacinamiento, la alimentación, el suministro y manejo del
agua, así como la falta de adopción de medidas en materia de salud evidencian
incumplimiento de las obligaciones estatales de protección con posterioridad al
desplazamiento, con la consecuencia directa de la vulneración del derecho a la integridad
personal de quienes sufrieron el desplazamiento forzado.

324. Por ende, el Estado ha incumplido sus obligaciones de garantizar la asistencia


humanitaria y un retorno seguro, en el marco del derecho de circulación y residencia, y la
protección del derecho a la integridad personal, reconocidos en los artículos 22.1 y 5.1 de
la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en
perjuicio de las comunidades del Cacarica que estuvieron en situación de desplazamiento
forzado durante un período de tres a cuatro años.

Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016. Serie C No. 325.

226. Por otro lado, este Tribunal ha considerado que la insuficiencia estatal en la
asistencia básica durante el desplazamiento puede comprometer la responsabilidad del
Estado respecto al derecho a la integridad personal si es que las condiciones físicas y
psíquicas que debieron enfrentar las víctimas no son acordes con estándares mínimos
exigibles en este tipo de casos. Así, la Corte ha declarado violaciones a la integridad personal
relacionadas con el desplazamiento en casos en que hubo afectaciones específicas
adicionales a aquellas producidas por el hecho del desplazamiento. En razón de ello,
anteriormente se condenó a Colombia por la inobservancia de sus obligaciones de
garantizar la asistencia humanitaria y un retorno seguro, en el marco del derecho de
circulación y de residencia, y la protección del derecho a la integridad personal, reconocidos
en los artículos 22.1 y 5.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del
mismo instrumento.

2.1.2 VIOLACIÓN DEL DERECHO DE ASOCIACIÓN (ART. 16 CADH)

Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016. Serie C No. 325.

275. La Corte concluyó que el Estado no ha garantizado las condiciones necesarias para
que luego de su desplazamiento forzado las señoras Rúa, Ospina, Mosquera y Naranjo
regresen de forma segura a la Comuna 13 (supra párrs. 240 y 245). Durante el tiempo que
ellas estuvieron desplazadas, el derecho de asociación de dichas señoras se vio afectado, ya
que no pudieron seguir ejerciendo libremente su labor como defensoras de derechos
humanos en calidad de integrantes y como representantes de la AMI y de la JAC,
respectivamente, teniendo en cuenta que por el tipo de trabajo comunitario que realizaban
debían de permanecer en la Comuna 13. Además, cabe destacar que la muerte de la señora
Yarce a la vez impactó su participación en las distintas organizaciones, en tanto que a partir
de ese hecho, las señoras Mosquera y Naranjo se vieron forzadas a desplazarse y dejar de
ejercer sus funciones por la inseguridad y temor que sentían por lo sucedido. En
consecuencia, este Tribunal considera que el Estado vulneró el derecho a la libre asociación

21
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

de las referidas víctimas que se desplazaron, ya que no les garantizó los medios necesarios
para que como integrantes de distintas organizaciones, pudieran realizar libremente sus
actividades como defensoras de derechos humanos.

2.1.3 VIOLACIÓN DEL DERECHO A LA PROTECCIÓN DE LA FAMILIA Y A LA NO


INTERVENCIÓN ILEGÍTIMA DEL ESTADO (ART. 17 CADH)

Caso Chitay Nech y otros vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo,


Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010

161. Asimismo, los hermanos Chitay Rodríguez se vieron imposibilitados de gozar de la


convivencia familiar ante el temor fundado que tenían de regresar a su lugar de origen por
lo sucedido, inclusive por la desaparición de otros familiares, y debido a la necesidad de
alimentarse y educarse. Por lo tanto, tuvieron que crecer separados dado que mientras la
madre regresó a San Martín Jilotepeque con Estermerio y María Rosaura, Encarnación tuvo
que quedarse trabajando en la capital, su hermano Pedro fue internado en un seminario y
Eliseo se fue a ayudar a una tía en la capital. Este Tribunal nota que esta situación de ruptura
de la estructura familiar se refleja hasta el día de hoy, ya que en la actualidad los tres
hermanos menores viven en el extranjero y sólo los dos mayores en su país de origen […].

162. La Corte toma en cuenta que la desaparición forzada tenía como propósito castigar
no sólo a la víctima sino también a su familia y a su comunidad […]. En el presente caso, el
Tribunal considera que la desaparición de Florencio Chitay agravó la situación de
desplazamiento y desarraigo cultural que sufrió su familia. Así, el desarraigo de su territorio
afectó de forma particularmente grave a los miembros de la familia Chitay Rodríguez por su
condición de indígenas mayas.

163. En razón de las consideraciones previas y el allanamiento del Estado, la Corte estima
que existió una afectación directa a los miembros de la familia Chitay Rodríguez por las
constantes amenazas y persecuciones que sufrieron sus miembros, el desplazamiento de
que fueron víctimas, el desarraigo de su comunidad, la fragmentación del núcleo familiar y
la pérdida de la figura esencial del padre, a raíz de la desaparición de Florencio Chitay, lo
cual se vio agravado en el contexto del caso, que subsistió hasta después del 9 de marzo de
1987, lo que constituye un incumplimiento por parte del Estado de su obligación de
proteger a toda persona contra in[j]erencias (sic) arbitrarias o ilegales en su familia. En
consecuencia, la Corte considera que el Estado es responsable por la violación del derecho
a la protección de la familia reconocido en el artículo 17 de la Convención, en relación con
el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Encarnación, Pedro, Eliseo, Estermerio y María
Rosaura, todos de apellidos Chitay Rodríguez.

Caso de las Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la Cuenca del Río


Cacarica (Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2013. Serie C No. 270.

325. La Corte ha señalado en otros casos que el derecho a la protección de la familia


conlleva, entre otras obligaciones, la de favorecer, de la manera más amplia, el desarrollo y
fortaleza del núcleo familiar. En el presente caso, la Corte constata que hay elementos de
información sobre las condiciones de hacinamiento, la falta de privacidad de las personas,
y la afectación de las estructuras familiares […]. De lo anterior surge que, durante el período
en que duró la situación de desplazamiento de las comunidades del Cacarica, el Estado no

22
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

tomó las medidas positivas necesarias para la debida protección e integridad de las familias
desplazadas, las cuales se vieron fragmentadas o separados sus miembros.

Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016. Serie C No. 325.

246. Entre los derechos que pueden verse afectados por situaciones de desplazamiento
forzado se encuentra aquél relativo a la protección de la familia, recogido en el artículo 17
de la Convención Americana, como también los derechos del niño, de conformidad al
artículo 19 del tratado. La primera norma reconoce que la familia es el elemento natural y
fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y el Estado. La
Corte ha establecido que el Estado se encuentra obligado a favorecer el desarrollo y la
fortaleza del núcleo familiar y que la separación de niños de su familia constituye, bajo
ciertas condiciones, una violación de su derecho a la familia. Así, el niño tiene derecho a vivir
con su familia, llamada a satisfacer sus necesidades materiales, afectivas y psicológicas.

247. La Corte ha considerado en casos de desplazamiento forzado que ese fenómeno, en


tanto conlleve la separación o fragmentación del núcleo familiar, puede generar la
responsabilidad del Estado por la transgresión del artículo 17 de la Convención, como
también, de ser el caso, de su artículo 19 respecto de niñas o niños afectados por esa
situación. Asimismo, ha examinado la responsabilidad estatal respecto a personas que se
encontraban desplazadas en forma independiente al examen de actos que causaron el
desplazamiento.

248. La Corte entiende que en situaciones de desplazamiento forzado surge un deber


estatal de procurar la reunión familiar, especialmente en casos de familias con niños. Este
deber, atinente a los derechos a la protección de la familia y los derechos del niño, es
independiente de otros que también son atinentes a situaciones de desplazamiento forzado,
como el de posibilitar un retorno seguro. Lo anterior no obsta a que, de acuerdo a las
circunstancias del caso, medidas para posibilitar el retorno seguro sean aptas también para
lograr la reunión familiar.

Corte IDH. Caso Carvajal Carvajal y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 13 de marzo de 2018. Serie C No. 35217.

191. Del mismo modo, el artículo 17 de la Convención Americana reconoce que la familia
es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la

17 El 28 de noviembre de 2018 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte
Interamericana” o “la Corte”) dictó Sentencia en la que declaró la responsabilidad internacional del Estado
mexicano por la desaparició n forzada de Nitza Paola Alvarado Espinoza, José Á ngel Alvarado y Rocio Irene
Alvarado Reyes, en el contexto de la implementació n del Operativo Conjunto Chihuahua y la lucha contra el
crimen organizado en Mé xico con la participació n de las fuerzas armadas en labores de seguridad ciudadana
(artículos 3, 4, 5, 7 de la Convenció n Americana sobre Derechos Humanos, en adelante “la Convenció n
Americana”, así como I.a de la Convenció n Interamericana sobre Desaparició n Forzada de Personas, en adelante
“Convenció n sobre Desaparició n Forzada”). Asimismo, la Corte declaró que derivado de la falta de investigació n
efectiva e impunidad en el caso, se violaron los derechos a las garantías judiciales y protecció n judicial (artículos
8 y 25), así como la adopció n de medidas internas (artículo 2, en relació n con los artículos I.b y IX de la
Convenció n sobre Desaparició n Forzada). Respecto de las distintas afectaciones a los familiares con motivo de
la desaparició n, las amenazas y el desplazamiento forzado, se declaró la vulneració n a sus derechos a la
integridad personal (artículo 5), de circulació n y de residencia (artículo 22), y a la protecció n a la familia
(artículo 17), todos ellos en relació n con el artículo 1.1 de la Convenció n Americana. Asimismo, se declaró el
incumplimiento del artículo 63.2 de la Convenció n Americana por parte del Estado, en relació n con las Medidas
Provisionales adoptadas en el Asunto Alvarado Reyes respecto Mé xico, ordenadas desde el añ o 2010.

23
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

sociedad y el Estado. Dada la importancia del derecho a la protección a la familia, la Corte


ha establecido que el Estado se encuentra obligado a favorecer el desarrollo y la fortaleza
del núcleo familiar. Asimismo, ha afirmado que implica el derecho de toda persona a recibir
protección contra injerencias arbitrarias o ilegales en su familia, así como también que los
Estados tienen obligaciones positivas a favor del respeto efectivo de la vida familiar. La
Corte también ha reconocido que el disfrute mutuo de la convivencia entre padres e hijos
constituye un elemento fundamental en la vida de familia. El Tribunal también ha
establecido que la separación de niños de su familia constituye, bajo ciertas condiciones,
una violación de su derecho a la familia reconocido en el artículo 17 de la Convención
Americana.

197. Por otra parte, en el marco del presente proceso, fueron presentados numerosas
declaraciones que dan cuenta del efecto que ha tenido sobre la integridad de la familia
Carvajal, así como en la vida de cada uno de sus integrantes, el hecho que varios de sus
integrantes tuvieran que migrar y dispersarse fuera del territorio colombiano, sin que el
Estado pueda brindar las condiciones de seguridad para su retorno. En consecuencia, la
Corte concluye que el Estado es también responsable por la violación del derecho de
protección a la familia, contenido en el artículo 17.1 de la Convención, en relación con el
artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los familiares de Nelson Carvajal, así como por
haber violado el derecho a la protección especial de los niños, contenido en el artículo 19 de
la Convención Americana, en perjuicio de Paola Andrea Carvajal Bolaños, María Alejandra
Carvajal Bolaños, Cristhian Camilo Motta Carvajal, y César Augusto Meneses Carvajal.

Corte IDH. Caso Alvarado Espinoza y otros Vs. México. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 28 de noviembre de 2018. Serie C No. 37018.

281. En relación con el derecho a la familia, la Corte ha considerado en casos de


desplazamiento forzado que ese fenómeno, en tanto conlleve la separación o fragmentación
del núcleo familiar, puede generar la responsabilidad del Estado por la transgresión del
artículo 17 de la Convención.

282. Al respecto, en el marco del presente proceso, fueron presentados numerosas


declaraciones que dan cuenta del efecto que ha tenido sobre la integridad de la familia
Alvarado, así como en la vida de cada uno de sus integrantes, el hecho que hayan tenido que
dispersarse fuera de sus lugares de origen y desintegrarse como familia, sin que el Estado
haya brindado en definitiva las condiciones de seguridad para su retorno o reubicación.

18 El 28 de noviembre de 2018 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte
Interamericana” o “la Corte”) dictó Sentencia en la que declaró la responsabilidad internacional del Estado
mexicano por la desaparició n forzada de Nitza Paola Alvarado Espinoza, José Á ngel Alvarado y Rocio Irene
Alvarado Reyes, en el contexto de la implementació n del Operativo Conjunto Chihuahua y la lucha contra el
crimen organizado en Mé xico con la participació n de las fuerzas armadas en labores de seguridad ciudadana
(artículos 3, 4, 5, 7 de la Convenció n Americana sobre Derechos Humanos, en adelante “la Convenció n
Americana”, así como I.a de la Convenció n Interamericana sobre Desaparició n Forzada de Personas, en adelante
“Convenció n sobre Desaparició n Forzada”). Asimismo, la Corte declaró que derivado de la falta de investigació n
efectiva e impunidad en el caso, se violaron los derechos a las garantías judiciales y protecció n judicial (artículos
8 y 25), así como la adopció n de medidas internas (artículo 2, en relació n con los artículos I.b y IX de la
Convenció n sobre Desaparició n Forzada). Respecto de las distintas afectaciones a los familiares con motivo de
la desaparició n, las amenazas y el desplazamiento forzado, se declaró la vulneració n a sus derechos a la
integridad personal (artículo 5), de circulació n y de residencia (artículo 22), y a la protecció n a la familia
(artículo 17), todos ellos en relació n con el artículo 1.1 de la Convenció n Americana. Asimismo, se declaró el
incumplimiento del artículo 63.2 de la Convenció n Americana por parte del Estado, en relació n con las Medidas
Provisionales adoptadas en el Asunto Alvarado Reyes respecto Mé xico, ordenadas desde el añ o 2010.

24
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

2.1.4 ESPECIAL GRAVEDAD DE LA VIOLACIÓN AL DERECHO A LA VIDA PRIVADA


(ART. 11 CADH) Y/O A LA PROPIEDAD (ART. 21 CADH)

Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006. Serie C No. 148.

177. Asimismo, este Tribunal ha tenido como demostrado, y el Estado ha reconocido […],
que antes de retirarse de El Aro, los paramilitares destruyeron e incendiaron gran parte de
las casas del casco urbano, quedando a salvo sólo una capilla y ocho viviendas […], con el fin
de causar terror y el desplazamiento de la población.

182. Este Tribunal también considera que la quema de las viviendas de El Aro constituye
una grave vulneración de un bien indispensable para la población. El propósito de la quema
y destrucción de los hogares de los pobladores de El Aro era instituir terror y causar el
desplazamiento de éstos, para así obtener una victoria territorial en la lucha en contra de la
guerrilla en Colombia […]. Por tales motivos, el efecto que tuvo la destrucción de los hogares
fue la pérdida, no solo de bienes materiales, sino de todo referente social de personas que,
en algunos casos, habían residido todas sus vidas en dicho poblado. La destrucción de sus
hogares, además de constituir una gran pérdida de carácter económico, causó en los
pobladores una pérdida de sus más básicas condiciones de existencia, lo cual hace que la
violación al derecho a la propiedad en este caso sea de especial gravedad.

197. En el presente caso, reconociendo los avances en esta materia en el derecho


internacional de los derechos humanos, y por las consideraciones anteriores, la Corte
estima que la destrucción por parte de los paramilitares, con la colaboración del Ejército
colombiano, de los domicilios de los habitantes de El Aro, así como de las posesiones que se
encontraban en su interior, además de ser una violación del derecho al uso y disfrute de los
bienes, constituye asimismo una grave, injustificada y abusiva injerencia en su vida privada
y domicilio. Las presuntas víctimas que perdieron sus hogares perdieron también el lugar
donde desarrollaban su vida privada. Por lo anterior, el Tribunal considera que el Estado
colombiano incumplió con la prohibición de llevar a cabo injerencias arbitrarias o abusivas
en la vida privada y el domicilio.

200. Por todo lo anterior, esta Corte considera que el Estado es responsable por la
violación de los derechos consagrados en:

a) el artículo 21 (Derecho a la Propiedad Privada) de la Convención, en relación con el


artículo 1.1 (Obligación de Respetar los Derechos) de la misma, en perjuicio de las cincuenta
y nueve (59) personas que perdieron bienes en El Aro, quienes se encuentran señaladas en
el Anexo III de esta Sentencia; y

b) el artículo 11.2 (Protección de la Honra y de la Dignidad) de la Convención, en


relación con los artículos 21 (Derecho a la Propiedad Privada) y 1.1 (Obligación de Respetar
los Derechos) de la misma, en perjuicio de las cuarenta y tres (43) personas cuyos
domicilios fueron destruidos en El Aro, quienes se encuentran señaladas en el Anexo III de
este fallo.

Corte IDH. Caso de las Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la Cuenca del


Río Cacarica (Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2013. Serie C No. 270.

346. El Tribunal recuerda que en el contexto del derecho de propiedad de miembros de los
pueblos indígenas, el artículo 21 de la Convención protege la vinculación estrecha que los

25
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

pueblos indígenas y otras comunidades o pueblos tribales, como pueden ser las
afrodescendientes, guardan con sus tierras, así como con los recursos naturales de los
territorios ancestrales y los elementos incorporales que se desprendan de ellos. Debido
precisamente a esa conexión intrínseca que los integrantes de los pueblos indígenas y
tribales tienen con su territorio, la protección del derecho a la propiedad, uso y goce sobre
éste es necesaria para garantizar su supervivencia.

349. Según la Norma 7 de Derecho Internacional Humanitario Consuetudinario, “las partes


en [un] conflicto deberán hacer en todo momento la distinción entre bienes de carácter civil
y objetivos militares. Los ataques sólo podrán dirigirse contra objetivos militares. Los
bienes de carácter civil no deben ser atacados” 19 . Asimismo, la Norma 133 estipula que
“deberán respetarse los derechos de propiedad de las personas desplazadas” 20. El principio
21.3 de los Principios Rectores de Naciones Unidas sobre Desplazamiento Forzado indica
que la “propiedad y las posesiones que hayan abandonado los desplazados internos serán
objeto de protección contra la destrucción y la apropiación, ocupación o uso arbitrarios e
ilegales”21.

350. La Corte también ha estimado en otros casos que, por las circunstancias en que
tuvieron lugar los hechos y en especial por la condición socio-económica y de vulnerabilidad
de las presuntas víctimas, los daños ocasionados a su propiedad pueden tener un efecto y
magnitud mayores que los que hubiesen tenido para otras personas o grupos en otras
condiciones.

352. La Corte constata que la destrucción de los hogares de los pobladores de las
comunidades de la cuenca del río Cacarica, además de constituir una gran pérdida de
carácter económico, causó en los pobladores una pérdida de sus condiciones básicas de
existencia, lo cual hace que la violación al derecho a la propiedad en este caso sea de especial
gravedad. En este sentido, la Corte Constitucional colombiana ha establecido que “la
propiedad debe ser considerada como un derecho fundamental, siempre que ella se
encuentre vinculada de tal manera al mantenimiento de unas condiciones materiales de
existencia, que su desconocimiento afecte el derecho a la igualdad y a llevar una vida
digna”22.

353. Por último, el Tribunal nota que si bien la Comisión y los representantes alegaron la
violación del derecho a la propiedad privada por las destrucciones ocasionadas durante las
incursiones paramilitares, así como por los daños que se habrían producido por el desuso
de esos bienes y por la pérdida del usufructo de los mismo, “en perjuicio de los miembros
de las comunidades afrodescendientes del Cacarica asociadas en CAVIDA y las mujeres

19 Corte IDH. Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones.
Sentencia de 30 de noviembre de 2012. Serie C No. 259, párr. 271. Además son normas de Derecho
Internacional Humanitario Consuetudinario relevantes en el presente caso: “Norma 8. Por lo que respecta a los
bienes, los objetivos militares se limitan a aquellos bienes que por su naturaleza, ubicación, finalidad o
utilización contribuyan eficazmente a la acción militar y cuya destrucción total o parcial, captura o
neutralización ofrezca, en las circunstancias del caso, una ventaja militar definida. Norma 9. Son bienes de
carácter civil todos los bienes que no son objetivos militares. Norma 10. Los bienes de carácter civil gozan de
protección contra los ataques, salvo si son objetivos militares y mientras lo sean”. Henkaerts, Jean – Marie,
Doswald – Beck Louise, El derecho internacional humanitario consuetudinario, volumen I, normas, CICR, Buenos
Aires, 2007, pp. 29 a 41.
20 Caso Masacre de Santo Domingo Vs. Colombia, párr. 272.
21 Naciones Unidas, Consejo Económico y Social, Informe del Representante del Secretario General, Sr. Francis
M. Deng, presentado con arreglo a la resolución 1997/39 de la Comisión de Derechos Humanos,
E/CN°4/1998/53/Add.2, 11 de febrero de 1998. Anexo: Principios Rectores de los desplazamientos internos.
22 Corte Constitucional de Colombia. Sentencia No. T-506/92 de 21 de agosto de 1992, Sentencia citada en el
caso Caso de las Masacres de Ituango Vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de 2006 Serie C No. 148, párr. 181

26
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

cabeza de familia que habitan en Turbo”, también es cierto que no individualizaron a las
víctimas ni identificaron los bienes que les habrían sido arrebatados a cada una de las
personas o comunidades desplazadas. Sin embargo, teniendo en cuenta las circunstancias
particulares del caso, el contexto en el cual ocurrieron los hechos y el hecho que el Estado
no controvierte las consideraciones de derecho relacionadas con la presunta violación a
este derecho, el Tribunal considera que el Estado es responsable por los actos relacionados
con incursiones paramilitares que causaron o propiciaron la violación del derecho a la
propiedad colectiva, contenido en el artículo 21 de la Convención, en perjuicio de los
miembros de las comunidades desplazadas del Cacarica.

2.1.5 EL DESPLAZAMIENTO COMO UNA FORMA DE VIOLACIÓN DEL ARTÍCULO 22


DE LA CADH BAJO HIPÓTESIS DE AFECTACIÓN DIRECTA (DESPLAZAMIENTO) Y
DE FACTO (NO GENERAR CONDICIONES PARA RETORNO).

La Corte IDH ha señalado que una interpretación evolutiva del artículo 22 de la CADH
permite sostener que esta disposición protege el derecho a no ser desplazado
forzadamente. Por otra parte, la Corte IDH sostiene que este derecho no sólo puede ser
vulnerado por existir restricciones formales o legales a la circulación de la población, sino
que también por condiciones de facto que impidan a la población desplazarse libremente.

2.1.5.1. DESPLAZAMIENTO COMO VIOLACIÓN DIRECTA DEL ARTÍCULO 22 DE LA


CADH
Corte IDH. Caso de la Masacre de Mapiripán vs. Colombia. Sentencia de 15 de
septiembre de 2005. Serie C No. 134.

187. En este sentido, el Tribunal ha señalado que los términos de un tratado internacional
de derechos humanos tienen sentido autónomo, por lo que no pueden ser equiparados al
sentido que se les atribuye en el derecho interno. Además, dichos tratados de derechos
humanos son instrumentos vivos cuya interpretación tiene que adecuarse a la evolución de
los tiempos y, en particular, a las condiciones de vida actuales.
188. Mediante una interpretación evolutiva del artículo 22 de la Convención, tomando en
cuenta las normas de interpretación aplicables y de conformidad con el artículo 29.b de la
Convención -que prohíbe una interpretación restrictiva de los derechos-, esta Corte
considera que el artículo 22.1 de la Convención protege el derecho a no ser desplazado
forzadamente dentro de un Estado Parte en la misma. Para efectos del presente caso, esto
también ha sido reconocido por dicha Corte Constitucional de Colombia al interpretar el
contenido del derecho constitucional a escoger su lugar de domicilio, “en la medida en que
para huir del riesgo que pesa sobre su vida e integridad personal, los desplazados se ven
forzados a escapar de su sitio habitual de residencia y trabajo”23. En el mismo sentido: Caso
de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de 2006, Serie C No 148, párr.
207 y Caso de las Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la cuenca del Río Cacarica
(Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 20 de noviembre de 2013, Serie C No. 270, párr. 219.

Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006. Serie C No. 148.

23Sentencia T-025/04 de 22 de enero de 2004, emitida por la Sala Tercera de Revisión de la Corte Constitucional
(expediente de anexos a los alegatos finales presentados por los representantes, tomo I, folio 5156).

27
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

208. Como ha sido comprobado […], los hechos del presente caso se enmarcan en una
situación generalizada de desplazamiento forzado interno que afecta a Colombia y que es
causada por el conflicto armado interno. Por tal motivo, antes de determinar si dichos
hechos constituyen una violación por parte del Estado del artículo 22 de la Convención en
perjuicio de las personas presuntamente desplazadas por los hechos en La Granja y El Aro,
la Corte estima necesario analizar, como lo ha hecho en otros casos, la problemática del
desplazamiento forzado a la luz del derecho internacional de los derechos humanos y el
derecho internacional humanitario, así como la manifestación de dicho fenómeno en el
contexto del conflicto armado interno que vive Colombia.

209. Al respecto, la Corte considera que los Principios Rectores de los Desplazamientos
Internos emitidos en 1998 por el Representante del Secretario General de las Naciones
Unidas resultan particularmente relevantes para definir el contenido y alcance del artículo
22 de la Convención en un contexto de desplazamiento interno. Además, dada la situación
del conflicto armado interno en Colombia, también resultan especialmente útiles las
regulaciones sobre desplazamiento contenidas en el Protocolo II a los Convenios de Ginebra
de 1949. Específicamente, el artículo 17 del Protocolo II prohíbe ordenar el desplazamiento
de la población civil por razones relacionadas con el conflicto, a no ser que así lo exijan la
seguridad de las personas civiles o razones militares imperiosas y, en este último caso, se
deberán adoptar “todas las medidas posibles para que la población civil sea acogida en
condiciones satisfactorias de alojamiento, salubridad, higiene, seguridad y alimentación”.
En este sentido, la Corte Constitucional de Colombia ha considerado que, “en el caso
colombiano, además, la aplicación de esas reglas por las partes en conflicto se revela
particularmente imperiosa e importante, puesto que el conflicto armado que vive el país ha
afectado de manera grave a la población civil, como lo demuestran, por ejemplo, los
alarmantes datos sobre desplazamiento forzado de personas”24.

Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016. Serie C No. 325.

214. La Corte ha señalado que la libertad de circulación es una condición indispensable


para el libre desarrollo de la persona. En este sentido, ha coincidido con lo indicado por el
Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en su Observación General No. 27, la
cual establece que el derecho de circulación y de residencia consiste, inter alia, en lo
siguiente: a) el derecho de quienes se encuentren legalmente dentro de un Estado a circular
libremente en ese Estado y escoger su lugar de residencia, y b) el derecho de una persona a
ingresar a su país y permanecer en él. El disfrute de este derecho no depende de ningún
objetivo o motivo en particular de la persona que desea circular o permanecer en un lugar.
Asimismo, protege el derecho a no ser desplazado forzadamente dentro de un Estado Parte
y a no tener que salir forzadamente fuera del territorio del Estado en el cual se halle
legalmente.

215. Este Tribunal ha dicho también que el derecho de circulación y de residencia puede
ser vulnerado de manera formal o por restricciones de facto si el Estado no ha establecido
las condiciones ni provisto los medios que permiten ejercerlo. Un ejemplo de lo anterior
ocurre cuando una persona es víctima de amenazas u hostigamientos y el Estado no provee
las garantías necesarias para que pueda transitar y residir libremente en el territorio de que
se trate, incluso cuando las amenazas y hostigamientos provienen de actores no estatales.

24 Sentencia C-225/95 de 18 de mayo de 1995, emitida por Corte Constitucional, párr. 33.

28
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

Asimismo, la Corte ha indicado que la falta de una investigación efectiva de hechos violentos
puede propiciar o perpetuar un exilio o desplazamiento forzado.

219. La Corte comprende que las causas que llevaron a las personas referidas a
desplazarse son complejas, en el sentido de que no obedecen a un único hecho generador
del desplazamiento, sino a múltiples circunstancias. Pese a lo anterior, no es posible atribuir
responsabilidad estatal por violación al deber de respeto si no puede constatarse la
participación de agentes estatales en hechos concretos que hayan generado el
desplazamiento. La información con la que cuenta la Corte al respecto no es suficiente para
ello. Tampoco de las sentencias internas surge la participación de agentes estatales en
alguna forma.

222. De modo previo, debe dejarse sentado que no es pertinente respecto de los hechos
de desplazamiento de este caso, examinar la observancia del deber de prevención por parte
del Estado. En efecto, la responsabilidad estatal en un caso concreto no puede determinarse
por la mera alusión a una obligación estatal general, dada la situación de contexto, de
adoptar acciones para proteger a la población y evitar su desplazamiento. En el examen de
un caso particular, descartada la atribución de responsabilidad al Estado de los hechos de
desplazamiento por inobservancia del deber de respeto (supra párrs. 218 a 220), a fin de
determinar la eventual responsabilidad estatal por la falta de prevención, sería necesario
constatar que el desplazamiento se relacionó a una situación de riesgo real e inmediato en
relación con una o varias personas determinadas y que el Estado, pese a tener conocimiento
de dicho riesgo, no adoptó acciones dirigidas a evitar su consumación. En el presente caso,
las circunstancias que originaron el desplazamiento son complejas (supra párrs. 107, 109,
117, 120, 218 y 219) y no hay elementos para relacionar puntualmente los desplazamientos
del caso con una noticia previa, por parte del Estado, de una situación de riesgo para las
presuntas víctimas obligadas a desplazarse.

Corte IDH. Caso Carvajal Carvajal y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 13 de marzo de 2018. Serie C No. 352.

189. Con respecto a ese derecho, la Corte ha señalado que “el derecho de circulación y de
residencia, protegido en el artículo 22.1 de la Convención Americana, es una condición
indispensable para el libre desarrollo de la persona, y contempla, inter alia, el derecho de
quienes se encuentren legalmente dentro de un Estado a circular libremente en él así como
escoger su lugar de residencia. Este derecho puede ser vulnerado de manera formal o por
restricciones de facto cuando el Estado no ha establecido las condiciones, ni provisto los
medios que permiten ejercerlo. Dichas afectaciones de facto pueden ocurrir cuando una
persona es víctima de amenazas u hostigamientos y el Estado no provee las garantías
necesarias para que pueda transitar y residir libremente en el territorio de que se trate.
Asimismo, la Corte ha indicado que la falta de una investigación efectiva de hechos violentos
puede propiciar o perpetuar un exilio o desplazamiento forzado”.

190. Por otra parte, la Corte ha reafirmado que la obligación de garantía para el Estado
de origen de proteger los derechos de las personas desplazadas conlleva no sólo el deber de
adoptar medidas de prevención sino también proveer las condiciones necesarias para
facilitar un retorno voluntario, digno y seguro a su lugar de residencia habitual o a su
reasentamiento voluntario en otra parte del país. Para ello, se debe garantizar su
participación plena en la planificación y gestión de su regreso o reintegración.

195. El Tribunal considera que en el presente caso se configuraron restricciones de facto


al derecho de circulación y de residencia de nueve de los familiares de Nelson Carvajal,

29
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

debido a que – para varios de ellos - las omisiones del Estado de garantizar el derecho su
integridad personal a través de la investigación de las amenazas (supra párr. 153),
generaron gran inseguridad y un temor fundado en aquellos de que su vida e integridad
personal estaban en riesgo de ser vulnerados si permanecían en Colombia, lo cual provocó
su salida del país. Por otra parte, si bien el Estado alegó que había ofrecido ciertas medidas
de seguridad frente a las amenazas que recibieron varios familiares de Nelson Carvajal con
anterioridad a su salida del país, no consta en el acervo probatorio si con posterioridad a su
migración el Estado tomó medidas concretas para permitir un retorno voluntario, digno y
seguro a su lugar de residencia habitual.

196. En conclusión, dado que algunos de los familiares de Nelson Carvajal se vieron
forzados a salir de su lugar de residencia habitual y desplazarse en razón de la situación de
riesgo que soportaban, y el temor que sentían, y que el Estado incumplió con su obligación
de investigar las amenazas de las cuales fueron objeto varios de ellos, así como de proveer
las condiciones necesarias para facilitar un retorno voluntario, digno y seguro a sus lugares
de residencia habitual o un reasentamiento voluntario en otra parte del país, de todos los
que tuvieron que salir del territorio colombiano, se declara la violación del artículo 22.1 de
la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de los
familiares de Nelson Carvajal Carvajal que tuvieron que migrar y refugiarse fuera del país.
Además, dado que dentro de las víctimas del desplazamiento se ha comprobado que Paola
Andrea Carvajal Bolaños, María Alejandra Carvajal Bolaños, Cristhian Camilo Motta
Carvajal, y César Augusto Meneses Carvajal, eran niñas y niños al momento de esos hechos,
esas violaciones deben ser consideradas en relación con el artículo 19 de la Convención.

Corte IDH. Caso Omeara Carrascal y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 21 de noviembre de 2018. Serie C No. 36825.

272. La Corte ha señalado que la libertad de circulación es una condición indispensable


para el libre desarrollo de la persona. En este sentido, ha establecido que el derecho de
circulación y de residencia consiste en: a) el derecho de quienes se encuentren legalmente
dentro de un Estado a circular libremente en ese Estado y escoger su lugar de residencia, y
b) el derecho de una persona a ingresar a su país y permanecer en él. El disfrute de este
derecho no depende de ningún objetivo o motivo en particular de la persona que desea
circular o permanecer en un lugar. Asimismo, protege el derecho a no ser desplazado
forzadamente dentro de un Estado Parte y a no tener que salir forzadamente fuera del
territorio del Estado en el cual se halle legalmente. Este Tribunal ha dicho también que el
derecho de circulación y de residencia puede ser vulnerado de manera formal o por
restricciones de facto si el Estado no ha establecido las condiciones, ni provisto los medios
que permiten ejercerlo.

273. En este sentido, la Corte analizará si el desplazamiento es directamente atribuible a


las acciones estatales y si luego de que el Estado tomó conocimiento de los hechos de

25El 21 de noviembre de 2018 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte” o “este
Tribunal”) dictó Sentencia mediante la cual, en consideració n del reconocimiento parcial de responsabilidad
internacional y el examen del caso, declaró al Estado responsable por: i) la violació n de los derechos a la vida e
integridad personal, en perjuicio de Noel Emiro Omeara Carrascal y Hé ctor Á lvarez Sá nchez, por los atentados
sufridos y sus posteriores muertes; ii) la desaparició n forzada y posterior ejecució n de Manuel Guillermo
Omeara Miraval; iii) la violació n a las garantías judiciales y protecció n judicial, en perjuicio de Noel Emiro
Omeara Carrascal, Manuel Guillermo Omeara Miraval, Hé ctor Á lvarez Sá nchez, y sus familiares2; iv) la violació n
a los derechos a la integridad personal, protecció n a la familia y los derechos del niñ o, en perjuicio de los
familiares de los señ ores Omeara Carrascal, Omeara Miraval y Á lvarez Sá nchez, debido al profundo dolor y
sufrimiento ocasionados como consecuencia de los hechos, y v) la violació n al derecho de circulació n y de
residencia, en perjuicio de Carmen Teresa Omeara Miraval, Fabiola Á lvarez Solano y sus tres hijos.

30
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

desplazamiento, en el marco de sus obligaciones, adoptó acciones tendientes a posibilitar


un retorno seguro o si prestó asistencia a las personas desplazadas. En este sentido, tanto
la Comisión como los representantes alegaron que el riesgo que los obligó a desplazarse, fue
creado por el Estado por tres factores: a) la colaboración con grupos paramilitares para la
comisión de crímenes en Aguachica; b) la falta de avances en las investigaciones, y c) la falta
de medidas de protección ante el conocimiento del riesgo de los familiares, incluyendo a los
menores de edad.

274. Está demostrado que en un período de ocho meses, los familiares de las tres víctimas
de hechos violentos sufrieron la pérdida del padre, abuelo y hermano, así como una
afectación directa en sus vidas por las secuelas de los hechos sufridos por sus seres
queridos. Asimismo, está probada la impunidad que persiste en este caso por la falta de la
debida diligencia en las investigaciones de los hechos acaecidos en contra de Noel Emiro
Omeara Carrascal, Manuel Guillermo Omeara Miraval y Héctor Álvarez Sánchez. Aunado a
lo anterior, tal como fue reconocido por el Estado, las alegadas amenazas recibidas por la
señora Carmen Teresa Omeara Miraval no han sido investigadas (supra párrs. 25.b) y 35.b)).

277. La falta de adopción de medidas, las acciones de agentes estatales en colaboración


con grupos armados ilegales para la comisión de los tres atentados contra sus familiares y
la falta de debida diligencia y avances en las investigaciones, que mantienen los hechos en
la impunidad, han sido factores fundamentales en la creación del riesgo que conllevaron al
desplazamiento de algunos de los familiares de las víctimas.

278. En consecuencia, la Corte considera que Colombia es responsable por la violación


del artículo 22.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de la
Convención, por la falta al deber de respeto del derecho de circulación y de residencia, en
perjuicio de Carmen Teresa Omeara Miraval, Fabiola Álvarez Solano y sus tres hijos, Elba
Katherine Omeara Álvarez, Manuel Guillermo Omeara Álvarez y Claudia Marcela Omeara
Álvarez, así como en relación con los derechos del niño, consagrado en el artículo 19 de la
Convención, en perjuicio de las víctimas que al momento en que ocurrieron los hechos eran
niñas y niño.

Corte IDH. Caso Alvarado Espinoza y otros Vs. México. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 28 de noviembre de 2018. Serie C No. 370.

273. A la luz de la controversia planteada respecto del alegado desplazamiento forzado


(artículo 22), corresponde a la Corte determinar en qué medida el traslado del lugar de los
hechos por parte de distintos miembros de la familia, aun cuando los destinos fueran
distintos, estuvo determinado por los distintos sucesos del caso, principalmente a la luz del
deber de garantía (artículo 1.1) y el deber de prevención relacionado con este derecho.

274. La Corte ha señalado que el derecho de circulación y de residencia […] contempla,


inter alia, el derecho de quienes se encuentren legalmente dentro de un Estado a circular
libremente en él así como escoger su lugar de residencia. Este derecho puede ser vulnerado
de manera formal o por restricciones de facto cuando el Estado no ha establecido las
condiciones, ni provisto los medios que permiten ejercerlo. Dichas afectaciones de facto
pueden ocurrir cuando una persona es víctima de amenazas u hostigamientos y el Estado
no provee las garantías necesarias para que pueda transitar y residir libremente en el
territorio de que se trate, inclusive cuando las amenazas y hostigamientos provienen de
actores no estatales. Asimismo, la Corte ha afirmado que la falta de una investigación

31
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

efectiva de hechos violentos puede propiciar o perpetuar un exilio o desplazamiento


forzado.

275. La Corte ya ha dado cuenta de un contexto de riesgo en la región, así como se ha


desprendido un riesgo implícito para los familiares derivado de la búsqueda del
esclarecimiento de las desapariciones forzadas, particularmente, acentuado con motivo de
las denuncias presentadas, señalamientos concretos de la participación de autoridades del
ejército y participación activa en las investigaciones ministeriales. Adicionalmente, dicho
riesgo se ha materializado posteriormente con actos de amenazas concretos (supra párr.
270).

276. Asimismo, la Corte reitera el conocimiento concreto sobre la situación de riesgo de


los familiares, particularmente a partir de la adopción de medidas provisionales por parte
de esta Corte, mediante Resolución de 26 de noviembre de 2010 y siguientes ampliaciones,
mediante las cuales solicitó al Estado adoptar las medidas que fueron necesarias para
proteger la vida e integridad personal de distintos familiares beneficiarios. Al respecto, la
Corte ha sostenido que corresponde a las autoridades estatales que toman conocimiento de
una situación de riesgo especial, identificar o valorar si la persona objeto de amenazas y
hostigamientos requiere de medidas de protección o remitir a la autoridad competente para
hacerlo, así como ofrecer a la persona en riesgo información oportuna sobre las medidas
disponibles.

277. En particular, la Corte acreditó que los distintos grupos familiares se han visto en la
necesidad de realizar diversos desplazamiento en el territorio nacional y otros fuera de este
(supra párrs. 151 al 156). En vista de lo anterior, este Tribunal estima que para el momento
del desplazamiento de los grupos familiares, era evidente que las autoridades tenían
conocimiento de que habían ocurrido actos de amenazas y que el contexto y demás
elementos del caso permitían establecer la posibilidad concreta de su realización. Algunas
de las medidas de seguridad adoptadas por el Estado consistieron en construcciones e
instalaciones genéricas que no se adecuaron a las necesidades familiares, según lo
establecido por los propios beneficiarios, por lo que la Corte nota que los desplazamientos
ocurridos correspondieron en gran medida a la falta de protección efectiva brindada por el
Estado.

278. Al respecto, en su Resolución de Medidas Provisionales de 14 de marzo de 2018, la


Corte reiteró que ya había llamado la atención al Estado sobre el incumplimiento en la
realización de un análisis de riesgo específico solicitado desde su Resolución de 23 de junio
de 2015 (Considerando 18 y Resolutivo 5), por lo que reiteró al Estado su realización
inmediata. En atención a lo anterior, la Corte tomó nota que, pese a lo ordenado
reiteradamente, hasta la fecha de diversos incidentes, el Estado no había cumplido con la
realización del mencionado análisis de riesgo de las personas beneficiarias, lo cual resultaba
inaceptable en relación con sus obligaciones internacionales, por lo que la falta de
implementación de las medidas provisionales de manera integral podía derivar en daños
graves o irreparables a las personas beneficiarias de las mismas, dejando sin efecto tales
medidas. Finalmente, el 27 de marzo del 2018 el Estado transmitió el diagnóstico de riesgo,
en el cual confirmó la situación de riesgo en que se encuentran los familiares.

279. Por otra parte, la Corte ha reafirmado que la obligación de garantía para el Estado
[…] de proteger los derechos de las personas desplazadas conlleva no sólo el deber de
adoptar medidas de prevención sino también proveer las condiciones necesarias para
facilitar un retorno voluntario, digno y seguro a su lugar de residencia habitual o a su

32
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

reasentamiento voluntario en otra parte del país. En este sentido, la Corte verifica que hasta
el momento no se han tomado las medidas efectivas e integrales necesarias a fin de
garantizar el retorno de los distintos grupos familiares que así lo soliciten.

280. Sin perjuicio de lo anterior, la Corte constató que el grupo familiar de Patricia Reyes
Rueda, A.M.U.A, A.A.R, A.R.A.R, Manuel Reyes Lira y María de Jesús Rueda Villanueva, fueron
trasladados a Benito Juárez luego de haber convenido con el Estado las medidas de
reubicación en un refugio de seguridad, el cual consistió en el arrendamiento de un
inmueble y servicio de alimentación para ella y su familia, por lo que el Estado afirmó no
haber violentado su derecho reconocido en el artículo 22 convencional (supra 262). Sobre
este particular, el Tribunal advierte que si bien el Estado brindó algunas medidas de
seguridad frente al riesgo, las cuales fueron adoptadas de común acuerdo con las
beneficiarias, dicho grupo familiar ya ha salido de dicho refugio y se ha vuelto a trasladar,
por lo que la Corte entiende que dicha medida asistencial tuvo un carácter temporal e
ineficaz y no así una solución como garantía de retorno o reubicación frente al riesgo y
contexto del caso.

281. En relación con el derecho a la familia, la Corte ha considerado en casos de


desplazamiento forzado que ese fenómeno, en tanto conlleve la separación o fragmentación
del núcleo familiar, puede generar la responsabilidad del Estado por la transgresión del
artículo 17 de la Convención.

282. Al respecto, en el marco del presente proceso, fueron presentados numerosas


declaraciones que dan cuenta del efecto que ha tenido sobre la integridad de la familia
Alvarado, así como en la vida de cada uno de sus integrantes, el hecho que hayan tenido que
dispersarse fuera de sus lugares de origen y desintegrarse como familia, sin que el Estado
haya brindado en definitiva las condiciones de seguridad para su retorno o reubicación.

283. En vista de lo anterior, la Corte concluye que el Estado mexicano no garantizó el


derecho a la integridad personal derivado de las amenazas recibidas en perjuicio de José
Ángel Alvarado Fabela y Jaime Alvarado Herrera, así como de sus respectivos grupos
familiares (supra párrs. 78 y 271). Asimismo, el Estado no garantizó el derecho de
circulación y residencia y el derecho a la protección de la familia, en perjuicio de los grupos
familiares identificados anteriormente (supra párrs. 151 a 156), quienes se vieron
obligados a desplazarse con motivo de la desaparición forzada de sus familiares, las
amenazas, hostigamientos, muerte de un familiar, así como por no brindar las garantías
para un retorno seguro; lo anterior, no obstante la vigencia de medidas provisionales
ordenadas por este Tribunal. Lo anterior, en violación de los artículos 22 y 17 de la
Convención Americana y el incumplimiento del artículo 63.2 de la misma (infra párr. 289).

2.1.5.2. DESPLAZAMIENTO COMO VIOLACIÓN DE FACTO DEL ARTÍCULO 22 DE LA


CADH AL NO GENERAR CONDICIONES PARA EL RETORNO
Corte IDH. Caso de la Comunidad Moiwana vs. Suriname. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124.

111. De particular relevancia para el presente caso resultan los Principios Rectores
emitidos en 1998 por el Representante del Secretario General de las Naciones Unidas sobre
la cuestión de los desplazados internos, los cuales se basan en la normativa internacional
de derechos humanos y de derecho internacional humanitario. La Corte considera que
varias de estas directrices iluminan el contenido y alcance del artículo 22 de la Convención

33
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

en el contexto de desplazamiento interno. Para los fines del presente caso, el Tribunal
enfatiza los siguientes principios:

1.1. Los desplazados internos disfrutarán en condiciones de igualdad de los mismos


derechos y libertades que el derecho internacional y el derecho interno reconocen a los
demás habitantes del país. No serán objeto de discriminación alguna en el disfrute de sus
derechos y libertades por el mero hecho de ser desplazados internos.

5. Todas las autoridades y órganos internacionales respetarán y harán respetar las


obligaciones que les impone el derecho internacional, incluidos los derechos humanos y el
derecho humanitario, en toda circunstancia, a fin de prevenir y evitar la aparición de
condiciones que puedan provocar el desplazamiento de personas.

8. El desplazamiento no se llevará a cabo de forma que viole los derechos a la vida,


dignidad, libertad y seguridad de los afectados.

9. Los Estados tienen la obligación específica de tomar medidas de protección contra


los desplazamientos de pueblos indígenas, minorías, campesinos, pastores y otros grupos
que tienen una dependencia especial de su tierra o un apego particular a la misma.

14.1. Todo desplazado interno tiene derecho a la libertad de circulación y a la libertad de


escoger su residencia.

28.1. Las autoridades competentes tienen la obligación y responsabilidad primarias de


establecer las condiciones y proporcionar los medios que permitan el regreso voluntario,
seguro y digno, de los desplazados internos a su hogar o su lugar de residencia habitual, o su
reasentamiento voluntario en otra parte del país. Esas autoridades tratarán de facilitar la
reintegración de los desplazados internos que han regresado o se han reasentado en otra
parte.

119. La Corte nota que Suriname ha objetado que los miembros de la comunidad hayan
sufrido restricciones a su circulación o residencia; al respecto, el Estado afirma que pueden
circular libremente a través del territorio del país. Sin perjuicio de que pueda existir en
Suriname una norma que establezca este derecho, sobre lo cual esta Corte no ve necesidad
de pronunciarse, en este caso la libertad de circulación y de residencia de los miembros de
la comunidad se encuentra limitada por una restricción de facto muy precisa, que se origina
en el miedo fundado descrito anteriormente, que los aleja de su territorio ancestral.

120. Por tanto, el Estado no ha establecido las condiciones ni provisto los medios que
permitirían a los miembros de la comunidad regresar voluntariamente, en forma segura y
con dignidad, a sus tierras tradicionales, con respecto a las cuales tienen una dependencia
y apego especiales – dado que objetivamente no hay ninguna garantía de que serán
respetados sus derechos humanos, particularmente los derechos a la vida e integridad
personal. Al no establecer tales elementos – incluyendo, sobre todo, una investigación penal
efectiva para poner fin a la impunidad reinante por el ataque de 1986 – Suriname no ha
garantizado a los miembros de la comunidad su derecho de circulación y residencia.
Asimismo, el Estado ha privado efectivamente a los miembros de la comunidad que todavía
se encuentran exiliados en la Guyana Francesa de sus derechos a ingresar a su país y
permanecer en él.

Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C No. 212.

150. Por tanto, si bien no consta que Guatemala ha restringido de manera formal la
libertad de circulación y de residencia de los miembros del núcleo familiar de Florencio

34
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

Chitay, la Corte estima que en este caso dicha libertad se encuentra limitada por una grave
restricción de facto, que se origina en las amenazas y hostigamientos que han provocado su
partida, así como el temor fundado generado por todo lo ocurrido a su padre, otros
familiares y miembros de la comunidad, aunado a la falta de investigación y enjuiciamiento
de los responsables de los hechos, lo que los ha mantenido alejados de su comunidad. El
Estado ha incumplido también con el deber de garantía de este derecho, ya que además de
propiciar su desplazamiento no ha establecido las condiciones ni ha provisto los medios que
permitirían a los miembros de la familia Chitay Rodríguez regresar de forma segura y con
dignidad a su comunidad, con la que tienen un vínculo cultural especial. Finalmente, el
Estado no ha otorgado una reparación integral que restituya los derechos vulnerados y
garantice, entre otras medidas, la no repetición de los hechos ante tal situación.

Corte IDH. Caso de las Masacres de Río Negro vs. Guatemala. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 4 de septiembre de 2012. Serie C No. 250.

172. El artículo 22.1 de la Convención reconoce el derecho de circulación y de residencia.


En este sentido, la Corte ha establecido en otros casos que este artículo también protege el
derecho a no ser desplazado forzadamente dentro de un Estado Parte.

174. Este Tribunal ha establecido que en razón de la complejidad del fenómeno del
desplazamiento interno y de la amplia gama de derechos humanos que afecta o se ponen en
riesgo, y en atención a las circunstancias de especial vulnerabilidad e indefensión en que
generalmente se encuentran los desplazados, su situación puede ser entendida como una
condición de facto de desprotección. Esta situación, conforme a la Convención Americana,
obliga a los Estados a adoptar medidas de carácter positivo para revertir los efectos de su
referida condición de debilidad, vulnerabilidad e indefensión, incluso vis-à-vis las actuaciones
y prácticas de terceros particulares.

175. En este sentido, esta Corte ha señalado que el derecho de circulación y de residencia
puede ser vulnerado por restricciones de facto si el Estado no ha establecido las condiciones
ni provisto los medios que permiten ejercerlo, por ejemplo cuando una persona es víctima de
amenazas u hostigamientos y el Estado no provee las garantías necesarias, para que pueda
transitar y residir libremente en el territorio de que se trate, incluso cuando las amenazas y
hostigamientos provienen de actores no estatales.

176. Por otro lado, la Corte observa que los mencionados Principios Rectores establecen
obligaciones para los Estados relativas al regreso, al reasentamiento y la reintegración de los
desplazados internos, inter alia:

Principio 28.1. Las autoridades competentes tienen la obligación y responsabilidad


primarias de establecer las condiciones y proporcionar los medios que permitan el
regreso voluntario, seguro y digno de los desplazados internos a su hogar o su lugar de
residencia habitual, o su reasentamiento voluntario en otra parte del país. […].

Principio 28.2. Se harán esfuerzos especiales por asegurar la plena participación de los
desplazados internos en la planificación y gestión de su regreso o de su reasentamiento
y reintegración. […]

Principio 29.2. Las autoridades competentes tienen la obligación y la responsabilidad


de prestar asistencia a los desplazados internos que hayan regresado o se hayan
reasentado en otra parte, para la recuperación, en la medida de lo posible, de las
propiedades o posesiones que abandonaron o de las que fueron desposeídos cuando se
desplazaron. Si esa recuperación es imposible, las autoridades competentes

35
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

concederán a esas personas una indemnización adecuada u otra forma de reparación


justa o les prestarán asistencia para que la obtengan.

Corte IDH. Caso Masacres de el Mozote y lugares aledaños vs. El Salvador. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de octubre de 2012. Serie C No. 252.

186. El artículo 22.1 de la Convención reconoce el derecho de circulación y de residencia.


En esta línea, la Corte considera que esta norma protege el derecho a no ser desplazado
forzadamente dentro de un Estado Parte o a no tener que salir forzadamente fuera del
territorio del Estado en el cual se halle legalmente. Asimismo, este Tribunal ha señalado en
forma reiterada que la libertad de circulación es una condición indispensable para el libre
desarrollo de la persona. De igual forma, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas en su Comentario General No. 27 en cuanto al contenido de este derecho, el cual
consiste, inter alia, en: a) el derecho de quienes se encuentren legalmente dentro de un
Estado a circular libremente en ese Estado y escoger su lugar de residencia, lo cual incluye
la protección contra toda forma de desplazamiento interno forzado; y b) el derecho de una
persona a ingresar a su país y permanecer en él. El disfrute de este derecho no depende de
ningún objetivo o motivo en particular de la persona que desea circular o permanecer en un
lugar.

193. En el presente caso, y según se desprende de los testimonios recibidos, han sido
comprobadas situaciones de desplazamiento masivas provocadas justamente a raíz del
conflicto armado y la desprotección sufrida por la población civil debido a su asimilación a
la guerrilla, así como en lo que atañe al presente caso, a consecuencia directa de las
masacres ocurridas entre el 11 y el 13 de diciembre de 1981 y de las circunstancias
verificadas en forma concomitante como parte de la política estatal de tierra arrasada, todo
lo cual provocó que los sobrevivientes se vieran obligados a huir de su país al ver su vida,
seguridad o libertad amenazadas por la violencia generalizada e indiscriminada. El Tribunal
concluye que el Estado es responsable por la conducta de sus agentes que causó los
desplazamientos forzados internos y hacia la República de Honduras. Además, el Estado no
brindó las condiciones o medios que permitieran a los sobrevivientes regresar de forma
digna y segura. Como ha establecido esta Corte con anterioridad, la falta de una
investigación efectiva de hechos violentos puede propiciar o perpetuar el desplazamiento
forzado. Por tanto, el Tribunal estima que en este caso la libertad de circulación y de
residencia de los sobrevivientes de las masacres se encontró limitada por graves
restricciones de facto, que se originaron en acciones y omisiones del Estado, lo cual
constituyó una violación del artículo 22.1 de la Convención.

Corte IDH. Caso Defensor de Derechos Humanos y otros Vs. Guatemala. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2014. Serie
C No. 283.

166. La Corte ha señalado que el derecho de circulación y de residencia puede ser


vulnerado de manera formal o por restricciones de facto si el Estado no ha establecido las
condiciones ni provisto los medios que permiten ejercerlo. Un ejemplo de lo anterior ocurre
cuando una persona es víctima de amenazas u hostigamientos y el Estado no provee las
garantías necesarias para que pueda transitar y residir libremente en el territorio de que se
trate, incluso cuando las amenazas y hostigamientos provienen de actores no estatales.
Asimismo, la Corte ha indicado que la falta de una investigación efectiva de hechos violentos
puede propiciar o perpetuar un exilio o desplazamiento forzado.

36
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

171. En definitiva, aun cuando no consta en la prueba el período específico de tiempo en


que habrían permanecido en México, se desprende que B.A., su madre C.A., y sus hijos L.A. y
N.A., iniciaron en México, y dieron seguimiento en aquél país, a los trámites de solicitudes
de refugio, y que al menos el 6 de julio de 2005 obtuvieron la calidad de “no inmigrante
refugiado”, otorgándoseles el permiso para permanecer en ese país. Por tanto, es evidente
que permanecieron por un período de tiempo en México. Por otro lado, del acervo
probatorio se desprende que, en el mes de febrero de 2006, C.A., B.A. y sus hijos L.A. y N.A.
ya se encontraban en el Municipio de Santa Lucía Cotzumalguapa y que permanecieron en
ese lugar, en donde alquilaron una vivienda. Es decir, después de salir de la Aldea Cruce de
la Esperanza el 31 de diciembre de 2004, no volvieron a regresar a su lugar de residencia
habitual […].

172. En consecuencia, la Corte considera que, tras la muerte del señor A.A., el Estado no
proporcionó medidas de protección adecuadas para garantizar que los miembros de la
familia A mencionados no se vieran obligados a desplazarse dentro de Guatemala o hacia
México.

176. Para la Corte dos aspectos son fundamentales en cuanto a las alegadas medidas de
seguridad y protección estatal que fueron ofrecidas. En primer lugar, el ofrecimiento
concreto fue realizado en el año de 2008, es decir, al menos tres años después de que la
familia A se vio obligada a desplazarse. Por tanto, durante dicho período, es claro que el
Estado incumplió con su deber de proveer las condiciones necesarias para facilitar a dichas
personas un retorno voluntario a sus lugares de residencia. En segundo lugar, si bien la
información proporcionada por las representantes permite aclarar que en el año 2008 el
Estado ofreció, al menos, la “asignación de protección personal, de puesto fijo y vigilancia
perimetral” […], no consta en el acervo probatorio la manera en que dichas medidas serían
implementadas en cuanto a las circunstancias de tiempo, modo y lugar, así como su
duración. En consecuencia, no es posible determinar si las mismas tendrían la finalidad de
permitir un retorno voluntario, digno y seguro al lugar de residencia habitual, o bien, la de
garantizar protección en el lugar en que habían permanecido fuera de la Aldea Cruce de la
Esperanza, ni la manera en que se garantizaría la participación plena de las víctimas en la
planificación y gestión de su regreso o reintegración. Tampoco se desprende si dichas
medidas se implementarían a favor únicamente de B.A., o bien, incluirían a su madre C.A., a
sus hijos L.A. y N.A., a su hermana E.A., y a los hijos de ésta, J.A. y K.A.

177. La falta de prueba que controvierta la inefectividad de las alegadas medidas de


seguridad y protección estatal que fueron ofrecidas, aunado a la declaración de B.A. y la
ausencia de información por parte del Estado, permiten a la Corte concluir que el Estado no
adoptó medidas suficientes y efectivas para garantizar a los integrantes de la familia A
desplazados forzadamente, un retorno digno y seguro a sus lugares de residencia habitual
o un reasentamiento voluntario en otra parte del país, asegurando su participación plena
en la planificación y gestión de un proceso de regreso o reintegración.

Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016. Serie C No. 325.

239. Establecido lo anterior, es procedente analizar la conducta estatal una vez que el
Estado tuvo conocimiento de las situaciones de desplazamiento. Al respecto, como en
ocasiones anteriores, la Corte entiende que una vez que el Estado toma conocimiento de una
situación de desplazamiento, su deber de adoptar, entre otras, las medidas tendientes a
proveer las condiciones necesarias para un retorno digno y seguro a su lugar de residencia

37
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

habitual o su reasentamiento voluntario, sin perjuicio del deber de dar participación a las
personas desplazadas, al diseñar e implementar esas medidas.

241. Además, el desplazamiento generó que las condiciones de vida de las tales personas
se hayan visto significativamente afectadas. Como ha quedado expuesto (supra párrs. 117,
120, 229, 233 y 237 y nota a pie de página 327), el Estado fue omiso en brindar asistencia o
bien, cuando le fue requerida atención, brindó ayuda humanitaria de forma limitada y
demorada. La Corte considera que la insuficiente asistencia del Estado coadyuvó al
sufrimiento que, siendo en principio propio de la situación de desplazamiento, podría haber
sido paliado por una adecuada asistencia. En consonancia con lo anterior, este Tribunal
entiende que el hecho de que las señoras Mosquera y Naranjo hayan regresado al lugar de
su residencia aun persistiendo una situación de inseguridad, no puede deslindar de
responsabilidad al Estado, ya que no contribuyó a que merme tal situación, que fue la que
provocó los desplazamientos. La subsistencia de un estado de inseguridad se constata de lo
dicho por ellas, así como por familiares y conocidos.

2.2. TITULARES AFECTADOS

2.2.1. SITUACIÓN DE VULNERABILIDAD ACENTUADA DE MUJERES, NIÑOS,


NIÑAS Y PERSONAS DE LA TERCERA EDAD

Corte IDH. Caso de la “Masacre de Mapiripán” vs. Colombia. Sentencia de 15 de


septiembre de 2005. Serie C No. 134.

175. Los motivos y las manifestaciones de la vulnerabilidad acentuada en los desplazados


han sido caracterizados desde diversas perspectivas. Dicha vulnerabilidad es reforzada por
su proveniencia rural y, en general, afecta con especial fuerza a mujeres, quienes son
cabezas de hogar y representan más de la mitad de la población desplazadas, niñas y niños,
jóvenes y personas de la tercera edad. La crisis del desplazamiento interno provoca a su vez
una crisis de seguridad, dado que los grupos de desplazados internos se convierten en un
nuevo foco o recurso de reclutamiento para los propios grupos paramilitares, de
narcotráfico y de la guerrilla. El retorno de los desplazados a sus hogares carece, en muchos
casos, de las condiciones necesarias de seguridad y de dignidad para ellos y, dentro de los
efectos nocivos de los reasentamientos que provoca el desplazamiento forzado interno,
además de graves repercusiones psicológicas en ellos, se han destacado (i) la pérdida de la
tierra y de la vivienda, (ii) la marginación, (iii) la pérdida del hogar, (iv) el desempleo, (v) el
deterioro de las condiciones de vida, (vi) el incremento de las enfermedades y de la
mortalidad, (vii) la pérdida del acceso a la propiedad entre comuneros, (viii) la inseguridad
alimentaria, y (ix) la desarticulación social, así como el empobrecimiento y el deterioro
acelerado de las condiciones de vida […].

186. En conclusión, la Corte observa que la situación de desplazamiento forzado interno


que han enfrentado los familiares de las víctimas no puede ser desvinculada de las otras
violaciones declaradas en la presente Sentencia. Las circunstancias del presente caso y la
especial y compleja situación de vulnerabilidad que afecta a dichas personas, incluyen pero
trascienden el contenido de la protección debida por los Estados en el marco del artículo 22
de la Convención. En efecto, el desplazamiento de esos familiares tiene origen en la
desprotección sufrida durante la masacre y revela sus efectos en las violaciones a su
integridad personal […] y en las consecuencias de las faltas al deber de investigar los
hechos, que han derivado en impunidad parcial […]. Además, fue analizada la violación del

38
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

artículo 19 de dicho instrumento por la desprotección a que se han visto sometidos quienes
eran niños y niñas al momento de ser desplazados o mantienen esa condición actualmente
[…]. El conjunto de estos elementos llevan al Tribunal a considerar que, más allá del
contenido normativo del artículo 22 de la Convención, la situación de desplazamiento
analizada también ha afectado el derecho de los familiares de las víctimas a una vida digna,
en relación con el incumplimiento de las obligaciones de respeto y garantía de los derechos
consagrados en esas normas. En el mismo sentido: Caso de las Masacres de Ituango vs.
Colombia. Sentencia de 1 de julio de 2006, párr. 234; Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs.
Colombia. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre
de 2016, párr. 216.

Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006. Serie C No. 148.

212. La vulnerabilidad acentuada de los desplazados es reforzada por su proveniencia


rural y, en general, afecta con especial fuerza a mujeres, quienes son cabezas de hogar y
representan más de la mitad de la población desplazada. La crisis del desplazamiento
interno provoca a su vez una crisis de seguridad, dado que los grupos de desplazados
internos se convierten en un nuevo foco o recurso de reclutamiento para los propios grupos
paramilitares, de narcotráfico y de la guerrilla.

Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C No. 328.

171. De lo expuesto anteriormente, la Corte constata que el desplazamiento forzado, la


fragmentación familiar y el desarraigo cultural que sufrieron Encarnación, Pedro, Eliseo,
Estermerio y María Rosaura, de apellidos Chitay Rodríguez constituyen vulneraciones a los
derechos de circulación y de residencia y la protección a la familia, así como a la protección
de los niños respecto de los tres últimos. Por lo tanto, el Tribunal considera que el Estado
es responsable de la violación de los artículos 22 y 17 de la Convención Americana, en
relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Encarnación y Pedro, ambos de
apellidos Chitay Rodríguez. Asimismo, es responsable de la violación de los artículos 22, 17
y 19 de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio de Eliseo,
Estermerio y María Rosaura, todos de apellidos Chitay Rodríguez.

Corte IDH. Caso de las Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la cuenca del


Río Cacarica Vs. Colombia (Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2013.
Serie C No. 270.

329. Con respecto a las condiciones en los lugares de desplazamiento, la Corte ha podido
comprobar que el Estado realizó una serie de acciones encaminadas a brindar asistencia a
las comunidades una vez que retornaron al Cacarica […]. En particular, el Estado brindó
información completa relacionada con la asistencia brindada a las Comunidades de Paz. Sin
perjuicio de lo anterior, el Tribunal también ha observado que las personas que se
encontraban en los lugares de desplazamiento padecieron, durante un período mínimo de
tres años, distintos tipos de carencias y violaciones a su derecho a la integridad (en términos
de condiciones de salubridad, de acceso a una atención en salud, a servicios básicos
esenciales, entre otros) […]. La Corte constata que esa falta de atención resulta
especialmente grave cuando los afectados son personas que se encuentran en situación de
especial vulnerabilidad, como son las niñas y niños.

39
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

330. En el presente caso, no ha sido controvertido que, como consecuencia de los hechos
del presente caso, varios centenares de personas han tenido que desplazarse de las
Comunidades del río Cacarica, dentro de las cuales se encuentran niñas y niños mientras
que otros nacieron en condiciones de desplazamiento. Por ende, el Estado es responsable
por la violación a los derechos de niños y niñas, por no haber desarrollado las acciones
positivas suficientes a su favor en un contexto de mayor vulnerabilidad, en particular
mientras estuvieron alejados de sus territorios ancestrales, período en que se vieron
afectados por la falta de acceso a educación y a salud, el hacinamiento y la falta de
alimentación adecuada.

331. La Corte considera que el Estado incumplió con su deber de protección especial de las
niñas y niños afectados por las incursiones y posteriores desplazamientos forzados, toda
vez que no cumplió con su obligación especial de protegerles en el marco de un conflicto
armado no internacional. Por tanto, la Corte concluye que el Estado es responsable por la
violación a los derechos a la integridad personal de los niños y niñas desplazados así como
de aquellos que nacieron en situación de desplazamiento, reconocido por el artículo 5 de la
Convención Americana, en relación con los artículos 1.1 y 19 del mismo instrumento.

Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016. Serie C No. 325.

225. Además, en razón de la complejidad del fenómeno del desplazamiento interno y de


la amplia gama de derechos humanos que afecta o pone en riesgo, y en atención a
circunstancias de especial debilidad, vulnerabilidad e indefensión en que generalmente se
encuentran los desplazados como sujetos de derechos humanos, su situación puede ser
entendida como una condición individual de facto de desprotección. Dicha situación obliga
a los Estados a otorgar un trato preferente a su favor y a adoptar medidas de carácter
positivo para revertir los efectos de su referida condición de debilidad, vulnerabilidad e
indefensión. En adhesión, esta Corte ya ha manifestado en otros casos que, en el contexto
colombiano de desplazamiento interno hay ciertos grupos de individuos que se hallan ante
una situación de vulnerabilidad acentuada, entre las que se encuentran las mujeres,
especialmente mujeres cabeza de familia, junto a niñas, niños y personas mayores.

243. En cuanto al impacto particular referido, la Corte observa que del contexto
acreditado se desprende que el desplazamiento forzado en Colombia tuvo afectaciones
diferenciadas o desproporcionadas sobre las mujeres en razón de su género. Dicha
circunstancia fue documentada por diversos organismos internacionales, los cuales
identificaron que las mujeres no solamente eran el mayor grupo poblacional desplazado,
sino que también afrontaban de modo “exacerbad[o]” las “dificultades” propias del
desplazamiento o, en palabras de la Corte Constitucional colombiana, las mayores “durezas”
del fenómeno. La misma Corte Constitucional colombiana declaró que la violencia derivada
del conflicto armado tenía un impacto diferenciado y agudizado para las mujeres, que como
consecuencia de dicho impacto se vieron afectadas desproporcionadamente por el
desplazamiento forzado. Este impacto se vio traducido en la profundización de distintos
patrones de discriminación y violencia de género, incluyendo la violencia contra mujeres
lideresas. Destacó la existencia de una “exposición y una vulnerabilidad inusitadamente
altas” debido a “peligros de toda índole” para las mujeres que se encontraban desplazadas.
Sumado a ello, la Corte Constitucional identificó diversos problemas específicos de las
mujeres desplazadas, como las dificultades ante el sistema oficial de registro de población
desplazada, así como los obstáculos para acceder al sistema de atención para la población
desplazada. Este Tribunal asume que el desplazamiento de las señoras Naranjo, Rúa, Ospina
y Mosquera, insertándose en la situación descrita, tuvo un impacto particular sobre ellas

40
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

vinculado con su género. A raíz de su desplazamiento, se enfrentaron a una situación de


vulnerabilidad agravada. Igualmente, consta de los hechos del presente caso, las dificultades
que las señoras tuvieron para acceder a los sistemas estatales para población desplazada.
La Corte, debido a las particularidades del desplazamiento forzado de mujeres, reconoce
dichas circunstancias.

Corte IDH. Caso Carvajal Carvajal y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 13 de marzo de 2018. Serie C No. 352.

192. De las normas contenidas en la Convención sobre los Derechos del Niño, las cuales
integran el corpus iuris de los derechos de la niñez, se desprende la obligación de prevenir
la separación familiar y preservar la unidad familiar. Además, el Estado no solo debe
abstenerse de interferir indebidamente en las relaciones privadas o familiares del niño y de
la niña, sino también que, según las circunstancias, debe adoptar providencias positivas
para asegurar el ejercicio y disfrute pleno de sus derechos. Esto exige que el Estado, como
responsable del bien común, resguarde el rol preponderante de la familia en la protección
de la niña y el niño y preste asistencia del poder público a la familia, mediante la adopción
de medidas que promuevan la unidad familiar.

193. Asimismo, este Tribunal ha entendido que, conforme al artículo 19 de la Convención


Americana, el Estado se obliga a promover las medidas de protección especial orientadas
en el principio del interés superior de la niña y del niño, asumiendo su posición de garante
con mayor cuidado y responsabilidad en consideración a su condición especial de
vulnerabilidad. La Corte ha establecido que las niñas y los niños tienen derechos especiales
a los que corresponden deberes específicos por parte de la familia, la sociedad y el Estado.
Además, su condición exige una protección especial debida por este último y que debe ser
entendida como un derecho adicional y complementario a los demás derechos que la
Convención reconoce a toda persona. Asimismo, el Estado tiene el deber de adoptar todas
las medidas positivas para asegurar la plena vigencia de los derechos de la niña y del niño.

194. En el presente caso, la Corte ha determinado que existía una responsabilidad del
Estado por una falta al deber de investigar varias de las amenazas y hostigamientos en
contra de algunos de los familiares de Nelson Carvajal las cuales estaban vinculadas con su
homicidio (supra Capítulo VII.1). A raíz de esas amenazas, nueve familiares de Nelson
Carvajal, dentro de los cuales se encuentran cuatro niñas y niños, han tenido que emigrar
fuera del territorio colombiano y recomenzar una vida nueva.

2.2.2. SITUACIÓN DE VULNERABILIDAD AGRAVADA CUANDO LOS DESPLAZADOS


SON PUEBLOS INDÍGENAS

Corte IDH. Caso Chitay Nech y otros vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de mayo de 2010. Serie C No. 212.

125. La violencia del conflicto armado tuvo un grave impacto en las familias indígenas
mayas, debido a que no sólo ocasionó, en muchos casos, la desaparición de uno de los padres
y/o la separación de los hijos, sino que también significó el abandono de sus comunidades
y tradiciones.

126. El Tribunal observa que la mayor parte de la población indígena maya,


específicamente en las zonas rurales, vive en comunidades, las cuales representan la
mínima unidad de organización social con un sistema de autoridades propio. Las
comunidades son espacios territoriales, por lo general aldeas o cantones, que cuentan con

41
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

una estructura jurídico-política afirmada en torno a una alcaldía auxiliar, las cuales
constituyen un entramado de relaciones sociales, económicas, culturales y religiosas.

145. Adicionalmente, este Tribunal estima que el desplazamiento forzado afectó de forma
particularmente grave a los miembros de la familia Chitay Rodríguez por su condición de
indígenas mayas. Tal como lo reconoció la perito Rosalina Tuyuc, “la conexión energética
con la tierra tiene una importancia fundamental en la cosmovisión maya”, por lo que el
abandono de la comunidad no solo ha sido material para las familias que tuvieron que huir,
sino que también significó una gran pérdida cultural y espiritual. Así, refirió que:

Muchos de los hijos de campesinos, o de mayas su principal conexión es la Madre


Tierra. […] Para la cosmovisión de los pueblos mayas, principalmente está esa conexión
con la tierra, con el aire, con el agua, con los bosques, y cuando uno está fuera de la
comunidad prácticamente no tiene esa conexión energética, y por ello es que
actualmente muchos de los miles y cientos de hijos huérfanos ya no saben por qué el
movimiento de estas energías, por haber sido negado, inducido a estar fuera de su
comunidad […] y fuera de las costumbres ancestrales de los pueblos indígenas.

[…]

[E]sa pérdida [cultural] es incuantificable[, ya que] en muchas familias significó


autoprohibirse […] no hablar el idioma, no utilizar su traje, no decir de dónde es, no
decir quién es papá, quién es mamá, ocultar hasta la identidad y ocultar el apellido,
porque hablar del apellido indígena significaba la muerte inmediata.

146. Así, el desplazamiento de los familiares de Florencio Chitay fuera de su comunidad


provocó una ruptura con su identidad cultural, afectando su vínculo con sus familiares, su
idioma y su pasado ancestral.

147. En consecuencia, conforme a su jurisprudencia constante en materia indígena,


mediante la cual ha reconocido que la relación de los indígenas con el territorio es esencial
para mantener sus estructuras culturales y su supervivencia étnica y material, el Tribunal
considera que el desplazamiento forzado de los pueblos indígenas fuera de su comunidad o
bien de sus integrantes, les puede colocar en una situación de especial vulnerabilidad, que
“[p]or sus secuelas destructivas sobre el tejido étnico y cultural […], genera un claro riesgo
de extinción, cultural o físico, de los pueblos indígenas”26, por lo cual es indispensable que
los Estados adopten medidas específicas de protección considerando las particularidades
propias de los pueblos indígenas, así como su derecho consuetudinario, valores, usos y
costumbres para prevenir y revertir los efectos de dicha situación. En el mismo sentido:
Caso Masacres de Río Negro vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 4 de septiembre de 2012, párr. 177.

159. En el presente caso, la Corte además reconoce el significado especial que tiene la
convivencia familiar en el contexto de la familia indígena, la cual no se limita al núcleo
familiar sino que incluye a las distintas generaciones que la componen e incluso a la
comunidad de la cual forma parte. Al respecto, la perito Rosalina Tuyuc indicó las graves
afectaciones que sufrieron las familias mayas como consecuencia de las desapariciones
forzadas y el desplazamiento, y manifestó que:

[e]l conflicto armado lamentablemente quitó el derecho a muchas familias a estar


ahí en familia […], para nosotros el significado de tener familia significa estar con

26Auto 004/009 emitido el 26 de enero de 2009, Corte Constitucional de Colombia, parte 4, pág. 11.
Disponible en http://www.acnur.org/biblioteca/pdf/6981.pdf.

42
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

abuelo, con abuela, con papá, con mamá, con todos los hermanos, con los tíos y
tías[, esto] fue uno de los impactos muy grandes porque entonces muchos de los
hijos e hijas tuvieron que separarse, algunos por completo y otros tal vez aunque
con situaciones de pobreza, de miseria, de desplazamiento, […] se quedaron dos o
tres hijos junto a mamá. Sin embargo, [en muchos casos] esto no fue posible y por
ello es que el impacto fue la pérdida de convivencia familiar [y] de estar bajo el
núcleo de la tierra que los vio nacer.

160. Además, señaló que la desaparición del padre o de la madre no sólo significó un
cambio de roles en el sentido de que el padre sobreviviente tuvo que asumir ese rol de ser
mamá y de ser papá a la vez, sino que sobre todo impidió que los padres transmitieran sus
conocimientos de forma oral, conforme a las tradiciones de la familia maya. En ese sentido,
expresó que:

las familias mayas […] nunca abandonan a sus hijos, siempre está con la mamá
si es mujer, […] con el papá […] si es varón pues ya sabe corresponde hacer en
su tiempo igual está allí junto al papá para ver cómo se prepara la tierra, cómo
se clasifican semillas, cómo también es el tiempo de la lluvia, del verano, de la
sequía, o de muchas inundaciones, y por ello es que […] con [la pérdida de uno
de los padres] también se corta un largo camino de aprendizaje y de educación
oral.

161. Asimismo, los hermanos Chitay Rodríguez se vieron imposibilitados de gozar de la


convivencia familiar ante el temor fundado que tenían de regresar a su lugar de origen por
lo sucedido, inclusive por la desaparición de otros familiares, y debido a la necesidad de
alimentarse y educarse. Por lo tanto, tuvieron que crecer separados dado que mientras la
madre regresó a San Martín Jilotepeque con Estermerio y María Rosaura, Encarnación tuvo
que quedarse trabajando en la capital, su hermano Pedro fue internado en un seminario y
Eliseo se fue a ayudar a una tía en la capital. Este Tribunal nota que esta situación de ruptura
de la estructura familiar se refleja hasta el día de hoy, ya que en la actualidad los tres
hermanos menores viven en el extranjero y sólo los dos mayores en su país de origen […].

162. La Corte toma en cuenta que la desaparición forzada tenía como propósito castigar
no sólo a la víctima sino también a su familia y a su comunidad […]. En el presente caso, el
Tribunal considera que la desaparición de Florencio Chitay agravó la situación de
desplazamiento y desarraigo cultural que sufrió su familia. Así, el desarraigo de su territorio
afectó de forma particularmente grave a los miembros de la familia Chitay Rodríguez por su
condición de indígenas mayas.

Corte IDH. Caso Miembros de la Aldea Chichupac y comunidades vecinas del


Municipio de Rabinal Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2016. Serie C No. 328.

176. Por otra parte, conforme a su jurisprudencia constante en materia indígena,


mediante la cual ha reconocido que la relación de los indígenas con el territorio es esencial
para mantener sus estructuras culturales y su supervivencia étnica y material, el Tribunal
ha considerado que el desplazamiento forzado de los pueblos indígenas fuera de su
comunidad o bien de sus integrantes, los puede colocar en una situación de especial
vulnerabilidad, que por sus secuelas destructivas sobre el tejido étnico y cultural, genera un
claro riesgo de extinción, cultural o físico, de los pueblos indígenas, por lo cual es
indispensable que los Estados adopten medidas específicas de protección, considerando las
particularidades propias de los pueblos indígenas, así como su derecho consuetudinario,
valores, usos y costumbres, para prevenir y revertir los efectos de dicha situación.

43
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

197. En definitiva, la Corte considera que la falta de garantías de retorno a favor de los
miembros de la aldea Chichupac y comunidades vecinas del municipio de Rabinal con
posterioridad al 9 de marzo de 1987, ha afectado de forma particularmente grave las
prácticas comunitarias, culturales y religiosas tradicionales, la estructura familiar y social,
los marcadores de identidad y el idioma del pueblo maya achí de dicha aldea y comunidades.
Lo anterior, debido a la ruptura de la cultura ancestral y de los vínculos históricos con el
territorio y con las prácticas sociales, la desarticulación del tejido comunitario y la
reducción de la cohesión comunal. Todo ello ha significado una pérdida de parte de la
cultura maya que aún no ha sido evaluada en su totalidad. En este sentido, la Corte destaca
el impacto diferenciado que los hechos de violencia y el desplazamiento han tenido en la
identidad étnica y cultural de los miembros de la aldea Chichupac y comunidades vecinas
del municipio de Rabinal, lo cual los ha colocado en una situación de especial vulnerabilidad.

198. Por otra parte, la Corte destaca la existencia de claros indicios relacionados con el
impacto diferenciado que el desplazamiento forzado y la omisión de garantizar medidas de
retorno o reasentamiento tuvo en las mujeres de la aldea Chichupac y comunidades vecinas
de Rabinal a nivel cultural, social, familiar e individual. Ellas han tenido que asumir el cargo
de sus familias y junto a sus hijos enfrentar el dolor de la violencia a la que sobrevivieron,
lo cual las colocó en una especial situación de riesgo de sufrir otras formas de violencia.
Dichos indicios, los cuales se indican a continuación, dimensionan el horror vivido y la
situación individual, familiar y colectiva de las mujeres desplazadas durante el conflicto
armado interno.

202. Finalmente, la Corte entiende que el desplazamiento forzado incluyó una gran parte
de niñas y niños, quienes además del impacto de sobrevivir a los hechos de violencia, se
encontraron que su padre y su madre o uno de ellos murieron, se vieron forzados a vivir en
una cultura que no era la de ellos, lo cual les causó pérdida de identidad y desarraigo
cultural, y en algunos casos pasaron a hacerse cargo de sus hermanas y hermanos menores.
La Corte destaca el impacto diferenciado que los hechos de violencia y el desplazamiento
han tenido en las personas que eran niños y niñas en esa época, lo cual los colocó en una
situación de especial vulnerabilidad. De igual modo, no escapa al Tribunal las circunstancias
de los primeros años de vida de las niñas y niños nacidos de las violaciones sexuales de sus
madres en el marco del conflicto armado interno y que a su vez fueron víctimas de la
violencia de la época, y quienes han sido especialmente vulnerables debido a las
posibilidades de enfrentar la estigmatización, discriminación, abandono, infanticidio u otras
formas de violencia.

44
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

45
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

3. MEDIDAS DE REPARACIÓN DICTADAS EN CONTEXTOS DE


POBLACIÓN DESPLAZADA

La Corte IDH, en casos referidos a población desplazada, ha señalado que considerando las
circunstancias en que se desplaza a la población de sus territorios, se debe presumir el daño
material, facilitando la prueba a las víctimas. Por otra parte, ha dispuesto como medidas de
reparación, programas de vivienda, salud y restitución de tierras, y ha señalado que el
Estado tiene la obligación de disponer todas las medidas que sean necesarias para que la
población pueda regresar de manera segura a los territorios de los cuales fue desplazada.

3.1. PRESUNCIÓN DEL DAÑO MATERIAL

Corte IDH. Caso de la Comunidad Moiwana vs. Suriname. Excepciones Preliminares,


Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de junio de 2005.

186. Los hechos probados indican que los miembros de la comunidad fueron forzados a
dejar sus hogares y tierras tradicionales abruptamente, y se han encontrado en situación de
desplazamiento continuo, en la Guyana Francesa o en otras partes de Suriname […].
Asimismo, han sufrido pobreza y privaciones desde su huida de la aldea de Moiwana, dado
que la posibilidad de utilizar sus medios tradicionales de subsistencia se ha visto limitada
drásticamente […].

187. La Corte, tomando en cuenta, inter alia, las circunstancias del caso y la existencia de
base suficiente para presumir daño material [….].

Caso de la “Masacre de Maripipán” vs. Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de


2005. Serie C No. 124.

266. El Tribunal coincide con el Estado en que no han sido aportados los documentos
probatorios suficientes para establecer en forma cierta el daño material sufrido por la
mayoría de las víctimas identificadas. Sin embargo, también es relevante que, en las
circunstancias del presente caso, los familiares de las víctimas tuvieron que desplazarse de
Mapiripán, por lo que es comprensible el hecho de que no cuenten con los comprobantes
debidos. Es posible que muchos de ellos se hayan visto obligados a salir abruptamente de
sus hogares llevando consigo sólo lo indispensable (…).

267. En efecto, no obran pruebas suficientes para determinar los ingresos dejados de
percibir, las edades ni las actividades a las que se dedicaban la mayoría de las víctimas. Es
decir, la Corte no cuenta con elementos que le permitan tener una base suficiente para fijar
indemnizaciones a favor de la mayoría de las víctimas por concepto de daño material, por
lo cual fijará en equidad los montos correspondientes respecto de quienes el Tribunal
cuenta con alguna prueba. Esto no afecta, por otro lado, la determinación a su favor de
indemnizaciones y reparaciones por concepto de daños inmateriales en este proceso, así
como tampoco lo que se determine a nivel interno, según fue señalado […].

Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006. Serie C No. 148.

375. Asimismo, no se cuenta con documentos idóneos en relación con el valor de las
viviendas perdidas por algunas víctimas. Como ya ha sido señalado, la mayoría de las
víctimas tuvieron que desplazarse luego de que sus propiedades, así como las oficinas de
registros civiles, fueran destruidas por los paramilitares, por lo que es comprensible el

46
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

hecho de que no cuenten con los comprobantes debidos. En razón de lo anterior, el Tribunal
no determinará una indemnización por concepto de daño material a favor de las personas
que perdieron sus viviendas y aquellas que fueron desplazadas, toda vez que dicho daño
será reparado a través de otras formas de reparación no pecuniarias […].

3.2. ALTERACIÓN A LAS CONDICIONES DE EXISTENCIA COMO


CRITERIO PARA ORDENAR LA REPARACIÓN DEL DAÑO INMATERIAL

Corte IDH. Caso Masacre Plan Sánchez vs. Guatemala. Reparaciones. Sentencia de 19
de noviembre de 2004. Serie C No. 116.27

81. La jurisprudencia internacional ha establecido reiteradamente que la sentencia


constituye per se una forma de reparación. No obstante, en la sentencia de fondo emitida el
29 de abril de 2004, esta Corte estableció que hechos como los del presente caso “que
afectaron gravemente a los miembros del pueblo maya achí en su identidad y valores y que
se desarrollaron dentro de un patrón de masacres, causan un impacto agravado que
compromete la responsabilidad internacional del Estado” 28 , lo cual toma en cuenta al
momento de resolver las reparaciones.

82. El Informe CEH estableció que:

durante el enfrentamiento armado se produjeron hechos que vulneraron la existencia


del pueblo maya por los atentados que se consumaron contra su integridad e identidad.
Los efectos de estas violaciones se retroalimentan entre sí. La privación de
determinadas actividades económicas, o el despojo de tierras, por ejemplo, afectó tanto
a la alimentación y las condiciones físicas de la subsistencia, como a los referentes
culturales en los cuales se ha conformado la identidad colectiva, un cúmulo de saberes
y técnicas, el sistema de relaciones sociales y de parentesco, la concepción sagrada de
la tierra, los ritos religiosos de reciprocidad y pago a la naturaleza. Y viceversa: la
vulneración de los derechos culturales, la represión de la cultura o los signos
identitarios, el impedimento de realizar las prácticas religiosas o celebraciones,
dificultaron reproducir relaciones sociales, tejer lazos de parentesco, dar fluidez a las
prácticas económicas, y fracturaron el sentido de la pertenencia a un colectivo 29.

27 Los hechos del presente caso se refieren a la aldea Plan de Sánchez que se localiza en el Municipio de Rabinal,
en la región central de Guatemala. La zona está habitada predominadamente por miembros del pueblo indígena
maya, pertenecientes a la comunidad lingüística Achi. Desde 1982, el ejército de Guatemala mantuvo una fuerte
presencia en la zona.
El día domingo 18 de julio de 1982, se desarrollaba el día de mercado en Rabinal. Aproximadamente a las ocho
de la mañana, fueron lanzadas dos granadas de mortero en Plan de Sánchez. Posteriormente, llegó a la
comunidad un comando del ejército de aproximadamente sesenta personas. Al llegar el comando, éste separó a
las niñas y mujeres jóvenes de las mujeres mayores, los hombres y los niños. El primer grupo fue objeto de
maltratos, violaciones y asesinatos. Los niños y restantes niñas fueron apartados y asesinados a golpes. Otras
personas rendidas fueron obligadas a concentrarse en otra casa, la cual, fue objeto de disparos de armas de fuego
de manera indiscriminada y de ataques con granadas de mano.
Alrededor de 268 personas fueron ejecutadas en la masacre, quienes eran en su mayoría del pueblo maya de
Achi y algunas eran no indígenas residentes en algunas comunidades aledañas. No se realizaron mayores
investigaciones ni se sancionaron a los responsables.
28 Corte IDH. Caso Masacre Plan de Sánchez Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 29 de abril de 2004. Serie C No.
105, párr.51.
29 Informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, “Guatemala, memoria del silencio” de junio de 1999,
tomo III, pág. 181, párrs. 2887 y 2888.

47
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

83. En efecto, debido a la gravedad de los hechos del presente caso y la situación de
impunidad en la que permanecen, la intensidad del sufrimiento causado a las víctimas, las
alteraciones de sus condiciones de existencia, y las demás consecuencias de orden no
material o no pecuniario producidas, la Corte estima necesario ordenar el pago de una
compensación por concepto de daño inmaterial, conforme a equidad. En el mismo sentido:
Caso de la Masacre de Mapiripán vs. Colombia. Sentencia de 15 de septiembre de 2005,
párr.285.

3.3. PROGRAMAS DE VIVIENDA

Corte IDH. Caso Masacre Plan Sánchez vs. Guatemala. Reparaciones. Sentencia de 19
de noviembre de 2004. Serie C No. 116.

105. Dado que los habitantes de Plan de Sánchez perdieron sus viviendas como
consecuencia de los hechos del presente caso […], este Tribunal considera que el Estado
debe implementar un programa habitacional, mediante el cual se provea de vivienda
adecuada a aquellas víctimas sobrevivientes que residan en dicha aldea […] y que así lo
requieran. El Estado debe desarrollar este programa dentro de un plazo que no excederá
cinco años, a partir de la notificación de la presente Sentencia.

Corte IDH. Caso de la Masacre de Pueblo Bello vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero
de 2006. Serie C No. 140.

276. Además, dado que muchos de los habitantes de Pueblo Bello perdieron sus bienes
materiales como consecuencia de los hechos del presente caso […], este Tribunal considera
que el Estado debe implementar, tal como lo ha hecho en otros casos, un programa
habitacional de vivienda adecuada para los familiares que regresen a Pueblo Bello.

Corte IDH. Caso Masacres de el Mozote y lugares aledaños vs. El Salvador. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de octubre de 2012. Serie C No. 252.

346. Asimismo, dado que los habitantes de las comunidades mencionadas perdieron sus
viviendas como consecuencia de los hechos del presente caso […], este Tribunal ordena al
Estado que implemente un programa habitacional en las zonas afectadas por las masacres
del presente caso, mediante el cual se provea de vivienda adecuada a las víctimas
desplazadas que así lo requieran. Las víctimas desplazadas forzadamente, identificadas en
el Anexo “D” de esta Sentencia, que soliciten esta medida de reparación, o sus
representantes legales, disponen de un plazo de dos años, contado a partir de la notificación
de la presente Sentencia, para dar a conocer al Estado su intención de formar parte del
programa habitacional.

3.4 PROGRAMAS DE SALUD

Corte IDH. Caso de las Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la Cuenca del


Río Cacarica (Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2013. Serie C No. 270.

452. La Corte reconoce y valora los logros alcanzados por autoridades del Estado en cuanto
al otorgamiento de prestaciones de salud para población desplazada. Sin embargo, en
atención a los padecimientos de las víctimas la Corte, como lo ha hecho en otros casos,
ordena determinadas medidas de rehabilitación. Lo anterior, teniendo en cuenta que a la

48
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

fecha, conforme a lo manifestado en el peritaje de Juan Pablo Franco, el Ministerio de


Protección Social está diseñando un programa de atención psicosocial, es decir, que el
mismo no ha entrado en vigencia y por ende estas víctimas requieren atención psicosocial
adecuada, teniendo en cuenta que su cobertura en salud ha sido catalogada por la propia
Corte Constitucional como “bajísima”.

453. Como se ha constatado que los daños sufridos por las víctimas se refieren no sólo a
aspectos de su identidad individual, sino también a la pérdida de sus raíces y vínculos
comunitarios, resulta pertinente disponer una medida de reparación que busque reducir
padecimientos psicosociales. Con el fin de contribuir a la reparación de estos daños, el
Tribunal considera que el Estado debe brindar gratuitamente, sin cargo alguno, el
tratamiento adecuado y prioritario que requieran dichas personas, previa manifestación de
voluntad, dentro del plazo de seis meses contado a partir de la notificación de esta
Sentencia, y por el tiempo que sea necesario, incluida la provisión de medicamentos. Al
proveer el tratamiento psicológico se deben considerar las circunstancias y necesidades
particulares de cada persona, de manera que se les brinden tratamientos colectivos,
familiares e individuales, según lo que se acuerde con cada uno de ellos y después de una
evaluación individual. Para estos efectos, el Estado deberá otorgar dicho tratamiento a
través de los servicios nacionales de salud, para lo cual las víctimas deberán acudir a los
programas internos de reparación a los cuales se remite esta Sentencia […], específicamente
a los programas dispuestos para hacer efectivas las medidas de rehabilitación. Las víctimas
deberán tener acceso inmediato y prioritario a las prestaciones de salud,
independientemente de los plazos que la legislación interna haya contemplado para ello,
evitando obstáculos de cualquier índole.

3.5 RESTITUCIÓN DE TIERRAS A COMUNIDA DES INDÍGENAS


DESPLAZADAS

Corte IDH. Caso de las Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la Cuenca del


Río Cacarica (Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2013. Serie C No. 270.

459. La Corte señala que, producto del incumplimiento del deber estatal de garantizar el
derecho a la propiedad colectiva […], las comunidades del Cacarica han sufrido un daño que
va más allá del mero detrimento patrimonial. Del acervo probatorio se evidencia que éstas
tienen una relación especial con los territorios que habitaban y que, por ende, se vieron
profundamente afectadas no solo al ser despojadas de los mismos, sino también al haberse
permitido la realización de acciones de explotación ilegal de recursos naturales por parte
de terceros. Por lo anterior, y en aras de evitar que estos hechos se repitan, el Tribunal
ordena al Estado que restituya el efectivo uso, goce y posesión de los territorios reconocidos
en la normativa a las comunidades afrodescendientes agrupadas en el Consejo Comunitario
del Cacarica.

3.6 MEDIDAS DE SEGURIDAD PARA EL RETORNO

Corte IDH. Caso de la Comunidad Moiwana vs. Surinam. Excepciones Preliminares,


Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de junio de 2005. Serie C No. 124.

212. La Corte está consciente de que los miembros de la comunidad no desean regresar
a sus tierras tradicionales hasta que: 1) el territorio sea “purificado” de acuerdo con los
rituales culturales; y 2) ya no tengan temor de que se presenten nuevas hostilidades en

49
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

contra de la comunidad. Ninguna de estas dos condiciones se presentarán sin que haya una
investigación y proceso judicial efectivos, que tengan como resultado el esclarecimiento de
los hechos y la sanción de los responsables. Mientras se realizan estos procesos, hasta su
culminación, sólo los miembros de la comunidad pueden decidir cuándo sería apropiado el
regreso a la aldea de Moiwana. Cuando los miembros de la comunidad estén satisfechos de
que se ha hecho lo necesario para que puedan regresar, el Estado deberá garantizar la
seguridad de aquéllos. A tales efectos, cuando los miembros de la comunidad regresen a
dicha aldea, el Estado deberá enviar representantes oficiales cada mes a la aldea de
Moiwana durante el primer año, para realizar consultas con los residentes de Moiwana. Si
durante esas reuniones mensuales los miembros de la comunidad expresan preocupación
en relación con su seguridad, el Estado debe adoptar las medidas necesarias para
garantizarla, las cuales serán diseñadas en consulta estricta con los destinatarios de las
medidas.

Corte IDH. Caso de la Masacre de Mapiripán vs. Colombia. Sentencia de 15 de


septiembre de 2005. Serie C No. 134.

313. La Corte es consciente de que los miembros de Mapiripán no desean regresar al pueblo
debido a que tienen temor de seguir siendo amenazados por los paramilitares. Es posible
que esta situación no cambie hasta que se complete una investigación y un proceso judicial
efectivos, que tengan como resultado el esclarecimiento de los hechos y la sanción de los
responsables. En el momento en que los ex habitantes decidan regresar a Mapiripán, el
Estado deberá garantizarles su seguridad. A tales efectos, el Estado deberá enviar
representantes oficiales cada mes a Mapiripán durante el primer año, para verificar el orden
y realizar consultas con los residentes del pueblo. Si durante esas reuniones mensuales los
habitantes del pueblo expresan preocupación en relación con su seguridad, el Estado debe
adoptar las medidas necesarias para garantizarla, las cuales serán diseñadas en consulta
con los destinatarios de las medidas. En el mismo sentido: Caso de la Masacre de Pueblo
Bello vs. Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006, párr. 275.

Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia. Sentencia de 1 de julio de
2006. Serie C No. 148.

404. La Corte es consciente de que algunos miembros de Ituango no desean regresar a


los corregimientos de La Granja y El Aro debido a que tienen temor de seguir siendo
amenazados por los paramilitares. Es posible que esta situación no cambie hasta que se
complete una investigación y un proceso judicial efectivos, que tengan como resultado el
esclarecimiento de los hechos y la sanción de los responsables. En el momento en que los
ex habitantes, que no lo han hecho aún, decidan regresar a Ituango, el Estado deberá
garantizarles su seguridad, lo cual deberá incluir la supervisión de las condiciones
prevaleciente en la forma y término que permitan garantizar dicha seguridad. Si no
existieran estas condiciones el Estado deberá disponer de los recursos necesarios y
suficientes para procurar que las víctimas de desplazamiento forzado puedan reasentarse
en condiciones similares a las que se encontraban antes de los hechos en el lugar que ellas
libre y voluntariamente indiquen.

Corte IDH. Caso Masacres de el Mozote y lugares aledaños vs. El Salvador. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de octubre de 2012. Serie C No. 252.

345. Con el fin de contribuir a la reparación de las víctimas desplazadas forzadamente de


sus comunidades de origen, esto es, del caserío El Mozote, del cantón La Joya, de los caseríos
Ranchería, Los Toriles y Jocote Amarillo y del cantón Cerro Pando, el Tribunal ordena que

50
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

el Estado debe garantizar las condiciones adecuadas a fin de que las víctimas desplazadas
puedan retornar a sus comunidades de origen de manera permanente, si así lo desean. Si no
existieran estas condiciones el Estado deberá disponer de los recursos necesarios y
suficientes para procurar que las víctimas de desplazamiento forzado puedan reasentarse
en condiciones similares a las que se encontraban antes de los hechos en el lugar que ellas
libre y voluntariamente indiquen dentro del Departamento de Morazán, en El Salvador. El
Tribunal reconoce que el cumplimiento de la presente medida de reparación por parte del
Estado implica, en parte, que los beneficiarios indiquen su voluntad de retornar a sus
lugares de origen en El Salvador. Por lo tanto, el Tribunal dispone que el Estado y los
beneficiarios acuerden, dentro del plazo de dos años contados a partir de la notificación de
esta Sentencia, lo pertinente para concretar el cumplimiento de lo ordenado, en caso de que
las víctimas desplazadas forzadamente, identificadas en el Anexo “D” de esta Sentencia,
consideren su retorno a sus comunidades de origen.

Corte IDH. Caso de las Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la cuenca del


Río Cacarica (Operación Génesis) Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2013. Serie C No. 270.

460. Asimismo, la Corte es consciente de que los miembros de las comunidades del
Cacarica se sienten inseguros, en particular debido a la presencia de actores armados. Es
posible que esta situación no cambie hasta que se restablezca el orden público y hasta que
se efectúen investigaciones y procesos judiciales efectivos que tengan como resultado el
esclarecimiento de los hechos y la sanción de los responsables. Por tanto, el Tribunal
considera, como lo ha hecho en otros casos, que el Estado deberá garantizar que las
condiciones de los territorios que el Estado debe restituirles, así como del lugar donde
habitan actualmente, sean adecuadas para la seguridad y vida digna tanto de quienes ya han
regresado como de quienes aún no lo han hecho. A tales efectos, el Estado deberá enviar
periódicamente, al menos una vez al mes, representantes oficiales a los territorios de los
cuales fueron desplazados, y en particular a las Comunidades de Paz (“Esperanza de Dios”
y “Nueva Vida”), durante los cinco años siguientes a la notificación de esta Sentencia para
verificar la situación de orden público, para lo cual deberán reunirse efectivamente con las
comunidades o los representantes por éstas designados. Si durante esas reuniones
mensuales los habitantes de las comunidades expresan preocupación en relación con su
seguridad, el Estado debe adoptar las medidas necesarias para garantizarla, las cuales serán
diseñadas en acuerdo con los destinatarios de las medidas.

Corte IDH. Caso Defensor de Derechos Humanos y otros Vs. Guatemala. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2014. Serie
C No. 283.

256. Con el fin de contribuir a la reparación de las víctimas desplazadas, la Corte


considera que el Estado debe garantizar las condiciones de seguridad adecuadas para que
B.A., E.A., L.A., N.A., J.A. y K.A., puedan retornar a sus lugares de residencia, de ser el caso y
si así lo desean, sin que ello represente un gasto adicional para los beneficiarios de la
presente medida. Dichas personas cuentan con un plazo de un año, contado a partir de la
notificación de la presente Sentencia, para dar a conocer al Estado de su intención de
retornar, de ser el caso. Si dentro de este plazo las víctimas manifiestan su voluntad de
volver a sus lugares de residencia, empezará a contar un plazo de dos años para que las
víctimas y el Estado acuerden lo pertinente a fin de que éste pueda cumplir con esta medida
de reparación, entre otros, pagando los gastos de traslado de los miembros de la familia y
de sus bienes. Por el contrario, si dentro del plazo de un año referido, las víctimas no

51
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

manifiestan su voluntad de retornar, la Corte entenderá que éstas han renunciado a esta
medida de reparación.

Corte IDH. Caso Carvajal Carvajal y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 13 de marzo de 2018. Serie C No. 352.

215. Con el fin de contribuir a la reparación de los familiares de Nelson Carvajal que se
encuentran en situación de desplazamiento y que son víctimas del presente caso, la Corte
considera que el Estado debe garantizar las condiciones de seguridad adecuadas para que
puedan retornar a sus lugares de residencia, de ser el caso y si así lo desean, sin que ello
represente un gasto adicional para los beneficiarios de la presente medida. Dichas personas
cuentan con un plazo de un año, contado a partir de la notificación de la presente Sentencia,
para dar a conocer al Estado su intención de retornar. Si dentro de este plazo las víctimas
manifiestan su voluntad de volver a su país de origen, empezará a contar un plazo de dos
años para que las víctimas y el Estado acuerden lo pertinente a fin de que éste pueda cumplir
con esta medida de reparación, entre otros, pagando los gastos de traslado de los miembros
de la familia y las eventuales franquicias de aduana.

3.7 MEDIDAS DE REPARACIÓN MASIVA Y SU INDIVIDUALIZACIÓN ANTE


LA CORTE

Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016. Serie C No. 325.

326. Este Tribunal ya ha manifestado que, si bien en principio las medidas de reparación
tienen una titularidad individual, dicha situación puede variar cuando los Estados se ven
forzados a reparar masivamente a numerosas víctimas, excediéndose ampliamente las
capacidades y posibilidades de los tribunales internos. Los programas administrativos de
reparación se presentan entonces como una manera legítima de hacer frente a la obligación
de posibilitar la reparación. En adición, frente a contextos de violaciones masivas y graves
a derechos humanos, esas medidas de reparación deben concebirse junto con otras medidas
de verdad y justicia, y cumplir con ciertos requisitos relacionados, entre otros, con su
legitimidad -en especial, a partir de la consulta y participación de las víctimas-, en aspectos
como los siguientes: su adopción de buena fe; el nivel de inclusión social que permiten; la
razonabilidad y proporcionalidad de las medidas pecuniarias; el tipo de razones que se
esgrimen para hacer reparaciones por grupo familiar y no en forma individual; los criterios
de distribución entre miembros de una familia, y parámetros para una justa distribución
que tenga en cuenta la posición de las mujeres entre los miembros de la familia.

327. En el presente caso, la Corte reconoce y valora los esfuerzos desarrollados por el
Estado en materia de reparación de víctimas del conflicto armado, a través de los
mecanismos de la Ley de Víctimas. A su vez, recuerda que en el marco de sus atribuciones y
autonomía para determinar reparaciones en los casos que conoce, en el caso de las
Comunidades Afrodescendientes Desplazadas de la Cuenca del Río Cacarica (Operación
Génesis) se pronunció sobre esa Ley y las medidas de reparación pecuniarias que contiene.

328. No obstante, en relación con la solicitud del Estado de que en la presente sentencia
se haga una remisión al programa administrativo de reparaciones previsto en dicha ley, la
Corte entiende que para tales efectos hubiera sido necesario que Colombia no solo indique
genéricamente las medidas de reparación establecidas en ella, sino que precise e
individualice, en forma cierta o al menos estimada, la forma en que estas aplicarían a cada
una de las víctimas del caso con el fin de determinar si, en virtud del principio de

52
Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

complementariedad, cabía una remisión a los mecanismos previstos internamente. Este


Tribunal halla que en el marco de sus atribuciones y deberes establecidos por el artículo 63
de la Convención, debe determinar una “justa indemnización”, por ello, de alegarse la
procedencia de la remisión a medios internos de reparación, debe presentarse información
suficiente para que la Corte pueda valorar las indemnizaciones que obtendrían las víctimas,
cuando ello no ocurre, corresponde a la Corte establecer las medidas de reparación que
estime pertinentes, entre ellas las indemnizaciones compensatorias, tal como procederá a
hacerlo en este caso.

3.8 MEDIDAS DE REPARACIÓN INTERNA

Corte IDH. Caso Yarce y otras Vs. Colombia. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2016. Serie C No. 325.

329. Respecto al “recurso de reparación directa” aducido por el Estado, la Corte nota que
no es pertinente al examinar las reparaciones por violaciones ya declaradas, analizar si las
víctimas contaban con un recurso que pudiera dar al Estado la posibilidad de solucionar la
situación. Tal tipo de consideración corresponde a un análisis de admisibilidad que ya fue
realizado (supra párr. 42). Lo que corresponde ahora es fijar reparaciones adecuadas y la
información presentada por el Estado respecto al “recurso de reparación directa” no
permite concluir que el mismo derivaría en forma cierta en la reparación de las víctimas y,
siendo así, tampoco qué montos indemnizatorios o reparaciones obtendrían. No es posible
considerar el argumento sobre la indemnización en el marco de los procesos penales, pues
la Corte no cuenta con información sobre si el pago de esas indemnizaciones se hizo efectivo
o si, en su caso, el Estado asume su pago en caso de que el responsable no lo haga. Por ello,
el Tribunal se ve impedido de conocer la eficacia de estas formas de reparación y, en
consecuencia, no puede tenerlas en cuenta.

3.9 PERFECCIONAR Y REFORZAR LA LICHA CONTRA LA


DISCRIMINACIÓN RACIAL Y ÉTNICA

320. La Comisión solicitó a la Corte adoptar las medidas necesarias para evitar que en el
futuro se produzcan hechos similares conforme al deber de prevención y garantía de los
derechos humanos reconocidos en la Convención Americana. La Corte dispone, como
garantía de no repetición y dados los gravísimos hechos contra indígenas maya achí
descritos en la presente Sentencia, y ante la posibilidad de que persistan en la sociedad
actitudes y sentimientos discriminatorios, que en un plazo razonable, el Estado perfeccione
y refuerce la lucha contra toda forma de discriminación y, en particular, contra la
discriminación racial y étnica, fortaleciendo los organismos existentes o los que vaya a crear
con ese objetivo. Esos organismos deberán contar con la participación directa de personas
de los grupos vulnerables y se ocuparán también de promover la revaloración de las
culturas originarias, difundiendo su historia y riqueza. Lo anterior, en aras de que las
políticas públicas y acciones orientadas a erradicar los actos de discriminación racial sean
efectivas y se garantice así, la igualdad, el reconocimiento, respeto y promoción de los
derechos de los pueblos indígenas, desalentando de esta forma, las manifestaciones de
discriminación racial y étnica en la sociedad guatemalteca.

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Nº3: PERSONAS SITUACIÓN DESPLAZAMIENTO

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