Teresa Colomer (2012) Pág. 20 - 27
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REFERENCIAS
La literatura infantil en la escuela
El Curriculum de Formación de Magisterio en Argentina. En: Rev. Propuestas Educativas, Año 9 Nº 20, di- Dra. Teresa Colomer
ciembre de 1999
Reflexiones en torno al futuro de la formación docente. En: Birgin, A. Dussel, Y., Duschastzky, S., Tiramonti,
G. (comps) La formación docente. Cultura, escuela y política. Serie FLACSO Acción, Edit. Troquel. Buenos
Aires, 1998 / / 1. ¿Para qué sirve la literatura infantil?
El Currículum de Formación del Magisterio. Planes de estudio y programas de enseñanza - Editorial Miño y
Dávila, Buenos Aires, 1998 S ecciones infantiles y juveniles en las bibliotecas y librerías, cuentos en los quioscos, bibliotecas
escolares, asignaturas de literatura infantil en las universidades, salones del libro infantil y juvenil,
editoriales especializadas…¿para qué sirven todos esos libros? La respuesta no ha sido la misma a lo
Davini MC- Birgin, A. Políticas de Formación Docente en el Escenario de los ‘90. Continuidades y Transfor- largo de su historia e incluso, en un mismo período, pueden coexistir visiones muy distintas.
maciones. En: Souto, Marta (org.) Sistemas y Políticas de Formación. Edit. Facultad de Filosofía y Letras/ A veces predomina la idea de que los libros deben servir para enseñar directamente a los ni-
Novedades Educativas, Bs. As., 1998. ños, dándoles ejemplos didácticos de conducta (tales cómo ser bien educados, solidarios, etc.), o bien
se miran como un material escolar adecuado para trabajar temas diversos (los colores, el bosque, la
Davini, M.C. - Alliaud, Andrea. ¿Quiénes eligen ser maestros en Argentina?. En: Revista Perspectivas - drogadicción, etc.). Otras veces triunfa la idea de que se trata ante todo de “literatura”, de obras que
UNESCO, Vol. XXVII, No. 1, 1997 ofrecen la experiencia artística que puede estar al alcance de los pequeños.
Es importante reflexionar sobre ello porque lo que se piense al respecto condiciona la acti-
Davini, M.C. Novas tecnologias sociais, reforma educacional e formacao de professores. En: Rev. Cadernos tud de los adultos, tanto de los que se encargan de producir este tipo de libros (escritores, editores,
de Pesquisa, Fundacao Carlos Chagas, Vol. 101, Sao Paulo, Brasil, julio de 1997
etc.), como la de los que ofrecen su lectura a los niños, niñas y adolescentes (maestros, bibliotecarios,
cuentacuentos, etc.). Aquí se sostiene que la literatura para niños y jóvenes debe ser, y verse, como
Conflictos en la evolución de la Didáctica. El problema de la demarcación de la Didáctica general y las di-
literatura, y que las principales funciones de estos textos pueden resumirse en tres:
dácticas especiales. En: Camilloni, A. y otros, Corrientes Contemporáneas de la Didáctica. Bs. Aires, Edit.
Paidos, 1996
1. Iniciar el acceso al imaginario que comparte una sociedad determinada.
Davini, M.C. - Alliaud, A. Maestros del Siglo XXI, Edit. Miño y Dávila, Buenos Aires, 1995. 2. Desarrollar el dominio del lenguaje a través de las formas narrativas, poéticas y dramáticas del
discurso literario
Davini, M.C. La formación docente en cuestión: política y pedagogía. Edit. Paidos, Buenos Aires, 1995. 3. Ofrecer una representación articulada del mundo que sirve como instrumento de socialización de
las nuevas generaciones.
La formación de los docentes. Un programa de investigaciones. En: Revista del Instituto de Investigaciones
en Ciencias de la Educación (IICE) No. 7, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 1995 Los niños y niñas alcanzan estos beneficios a través de distintos corpus literarios: la literatura
de tradición oral, las obras clásicas y la literatura infantil que se produce actualmente (Colomer, 2010).
Formación y Trabajo Docente: realidades y discursos en la década del ‘90. En: Revista Argentina de Educa- Vamos a ver algunos ejemplos de ello.
ción (RAE), No. 21, Buenos aires, 1994
Los niños y niñas pueden obtener estas experiencias a través de la lectura de un vasto con-
El itinerario infantil de lecturas iniciado en las primeras edades se amplía a medida que los junto de obras infantiles y juveniles que han realizado con éxito un doble movimiento: ajustarse a
niños crecen. Pero ello no significa que tengan que esperar a llegar a algún punto determinado de su las capacidades de los lectores y ayudarles a progresar. En definitiva, las obras leídas a lo largo de la
formación para disfrutar de la experiencia literaria. Por el contrario, es su misma participación en un infancia, como toda experiencia literaria, proponen el acceso a la formalización de la experiencia hu-
acto completo de comunicación literaria lo que les permite avanzar por ese camino. Así, las narracio- mana. Es así como los niños y niñas pueden conocer, por ejemplo, el canto a la infancia que supone Las
nes infantiles, sin importar para qué edad sean, ofrecen una experiencia que tiene que ver de alguna aventuras de Tom Sawyer al experimentar la perspectiva infantil que supone la coexistencia de los sen-
manera con los siguientes aspectos (Colomer, 2002): timientos de exaltación por la naturaleza en la que viven inmersos los protagonistas, con el del temor
que les lleva a conjurarla a través de prácticas supersticiosas. O pueden conocer a través de Robinson
1. El aprendizaje de las formas prefijadas de la literatura (y la imagen) en las que se plasma la experien- Crusoe el mantenimiento de la dignidad humana en circunstancias adversas y la tensión establecida
cia humana. Tal como acabamos de ver en el ejemplo anterior, en el caso de la narración en la cultura entre el ideal de posesión de bienes y el impulso de superación propio del género humano.
occidental, incluye las distintas maneras de organizar las historias. Se trata de un itinerario en el que La comunicación literaria se produce desde el inicio y lo que progresa es la capacidad de
las historias pueden ser cada vez más largas y complejas (con acciones paralelas, intercalaciones, construir sentido a través de las vías señaladas. Ello sostiene la idea educativa de que la formación
etc.) y pueden adoptar “moldes” (narraciones circulares, acumulativas, encadenadas, incluidas en una lectora debe dirigirse desde su comienzo al diálogo entre el individuo y la cultura, al uso de la literatura
historia marco, etc.) y géneros (fábulas, leyendas, cuentos maravillosos o detectivescos, etc.) cada vez para contrastarse uno mismo con ese horizonte de voces, y no para saber analizar la construcción del
más variados a medida que aumenta la capacidad de los niños para seguirlas sin perderse. artificio como un objetivo en sí mismo, tal como señalábamos antes. El trabajo escolar sobre las obras
debe orientarse, pues, a desentrañar su sentido global, la estructura simbólica donde el lector puede
2. La familiarización con las distintas voces que configuran el conjunto de narradores a través de los proyectarse. La literatura ofrece entonces la ocasión de ejercitarse en la objetivación de la experiencia
cuales los libros hablan a los niños. Más que resultar una idea inquietante (voces que resuenan en y aumenta la capacidad de entender el mundo. Tal recompensa es lo que justifica el esfuerzo de leer.
nuestro cerebro), ello significa que se ensancha el conocimiento de los niños y niñas sobre la forma
de ver y contar la realidad, ya que les hablan muchas más personas que las que se encuentran en su
entorno real. Las “voces de los libros” van a llevarles de la mano a lo largo de sus lecturas, haciéndoles
adoptar distintas –y a menudo simultáneas- perspectivas sobre el mundo (omniscientes, íntimas, dis- / / 3. ¿Cómo poner a los libros de nuestro lado?
tanciadas, burlescas, admirativas, etc.) y acostumbrándoles al uso de registros y formas lingüísticas
muy variadas. La educación literaria tiene como base el encuentro de los lectores y los textos. La lectura lite-
raria puede producirse en diversos tipos de actividades escolares, agrupadas en lo que se podría decir
3. La incursión en la experiencia estética. Los libros introducen a los niños a una nueva forma de co- “ámbitos” o “espacios” de lectura, cada uno responde principalmente a uno u otro de los objetivos
municación en la que importa el cómo y en la que uno se detiene a apreciar la textura o el espesor de educativos. Aquí distinguiremos cuatro, en el bien entendido que se trata de tipo de encuentros muy
las palabras y las imágenes, las formas con las que la literatura y las artes plásticas han elaborado el interrelacionadas. Diferenciarlas, pero, les otorga una entidad propia que favorece que sean “pen-
lenguaje y las formas visuales para expresar la realidad de un modo artístico. Es decir, el acceso a una sadas” como tales y, en consecuencia, articuladas y organizadas en la escuela de manera previa a la
manera específicamente humana de ver y sentir el mundo. programación concreta de los cursos (Colomer, 2008):
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1. El primer ámbito es el del encuentro individual entre los lectores y los libros. Su objetivo principal REFERENCIAS
es hacer percibir la literatura como una situación comunicativa real de nuestra sociedad y conseguir la
construcción de hábitos lectores y de una cierta capacidad expresiva. La lectura autónoma, extensiva, Bettelheim, B. (1977): Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Barcelona: Crítica.
silenciosa, de gratificación inmediata y de elección libre es imprescindible para desarrollar las compe-
tencias de lectura y escritura. La creación de un espacio, semanal por ejemplo, de lectura personal en Colomer, T. (2010): Introducción a la literatura infantil y juvenil actual. Madrid: Síntesis.
la escuela da a todos los alumnos la oportunidad de leer y un tiempo prolongado para hacerlo, con in-
dependencia del contexto sociofamiliar. La lectura en el aula o en la biblioteca es una actividad avalada Colomer, T. (2008): Andar entre libros. La lectura literaria en la escuela, México: Fondo de Cultura Econó-
por la innovación educativa desde hace décadas y las administraciones educativas la han introducido mica, 2ª ed.
finalmente en disposiciones recientes. En el mismo sentido, habrá que recurrir también a la asistencia
o realización de representaciones teatrales o audiciones poéticas, la formación en el uso de la biblio- Colomer, T. (dir.) (2002): Siete llaves para valorar las historias infantiles. Madrid: Fundación Germán Sán-
teca, el análisis de webs, colecciones o tipo de ediciones, etc. El intercambio de recomendaciones de chez Ruipérez.
libros, una actividad natural de estas situaciones-con la utilización de reseñas, confección de book
Eco, U.: “Hoy los libros son nuestros viejos”. La Nación
trailers, participación en redes de relación social, etc .- enlaza el segundo apartado.
Machado, A.M. (2002): Lectura, escuela y creación literaria. Madrid: Anaya
2. El segundo ámbito es el de la participación del lector en una lectura socializada del texto. Su objetivo
principal es acoger la respuesta de los lectores a las obras y favorecer la construcción compartida de la Meek, M. (2004): En torno a la cultura escrita. México: Fondo de Cultura Económica.
interpretación. Compartir la lectura de forma intensiva permite experimentar la dimensión socializado-
ra de la literatura, sentirse parte de una comunidad de lectores con referentes y complicidades mutuas
y establecer un tránsito desde la recepción individual hasta la recepción interior de una comunidad
cultural que la interpreta y valora. Dar el protagonismo a los alumnos para discutir los textos en pe-
queños grupos o colectivamente es una actividad poco frecuente en las aulas, pero actualmente ocupa
el centro de la investigación educativa interesada en mostrar la manera en que los chicos y chicas se
apropian de las estrategias de interpretación y hacen evolucionar sus conceptos literarios (la distin-
ción entre autor y narrador, la noción de personaje, la incidencia de la perspectiva, etc).
3. El tercer ámbito es el encuentro de la lectura literaria con otros aprendizajes curriculares. La lectura
extensiva de textos literarios puede expandir así su lugar en la escuela a través de múltiples activida-
des que permiten la asociación. Las más inmediatas, naturalmente, son las de los aprendizajes lingüís-
ticos. Los textos se ofrecen como un gran punto de partida para hablar o para escribir a partir de ellos
o según ellos, en actividades que interrelacionen la lectura, la escritura y el habla. Un gran número de
experiencias escolares han demostrado ampliamente los beneficios de estas situaciones de aprendi-
zaje en el dominio progresivo de la lengua. Algunas actividades tienen precedentes muy remotos en el
tiempo, como la recitación o la imitación escrita de modelos, otros son más recientes, como los talleres
de escritura creativa que fueron uno de los motores de renovación de la enseñanza de la literatura al
etapa secundaria ya hace tres décadas o la integración de los aprendizajes en proyectos de trabajo.
Pero las ventajas de la presencia de la literatura pueden extenderse a los conocimientos específicos de
todas las áreas curriculares y de la acción educativa integral, dada su riqueza de elementos culturales
(sociales, éticos, históricos, artísticos, etc.).
4. El cuarto ámbito es el del encuentro del lector con el texto a través de una lectura intensiva guiada
que le permita aprender a leer y a construir interpretaciones más elaboradas. La lectura guiada ha
sido siempre una responsabilidad de la escuela y es la tarea que los docentes han sentido como más
propia de su trabajo. Se sitúa en el ámbito más específico de la programación y el esfuerzo escolar
para enseñar a los alumnos cómo proceder ante textos inicialmente complejos o bien como descubrir
la complejidad de los aparentemente sencillos, ofrecer información asociada, explicitar conocimientos
conceptuales o sistematizar los saberes adquiridos.
Dentro de estos ámbitos, los maestros deben planificar sus actuaciones concretas (Colomer, 2010), la
forma en la que los libros y los adultos colaborarán juntos para que los niños y niñas aprendan a domi-
nar el escrito y accedan a los beneficios que aporta la literatura y que hemos señalado al inicio. Se trata
de un camino muy gratificante para todos y que ha demostrado sobradamente su eficacia. De modo
que hay que concluir que todo son ventajas para nuestro interés por formar a las nuevas generaciones.