El Espíritu Contemplativo
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El espíritu contemplativo:
un desafío a la modernidad*
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1. Cf., por ejemplo, Sermo 26 (Die deutschen und lateinischen Werken, ii, 26-27);
Sermo 41 (ibid., ii, 249) y passim, tal como aparece en la ed. crítica de J. Quint
(Stuttgart, Kohlhammer, 1971).
2. Ramana Maharshi.
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como solía decir aquel contemplativo español del Siglo de Oro, esfor-
zándose por mostrar el lado positivo del quietismo, y proclamando de
nuevo lo que los textos de la Bhagavad-gītā y los buddhistas habían
dicho siglos atrás: no deberías ser ni incauto ni cauteloso, porque ni
te falta todo ni lo tienes todo, sino que eres libre y, por lo tanto, libre
estás de preocupaciones.10 Svarga kamo yajeta (haz sacrificios para poder
ir al cielo),11 esto es importante, dice la mīmām.sā; pero no es así como
alcanzarás el moks.a (la liberación), añade el vedānta.
8. De Deo abscondito 3.
9. Texto anónimo, por miedo a la Inquisición, que algunos autores han atribuido
a santa Teresa de Jesús, entre otros. Cf. bg iii, 4; iv, 20; xviii, 49; Dīgha-nikāya
iii, 275; etc.
10. La frase inglesa «you should be neither careless nor caruful because you are
neither “less” nor “full” but free and thus care free» contiene un juego de palabras
intraducible.
11. Frase ritual de los brahmanes.
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perfume podía haberse vendido para dar el dinero a los pobres, pero
la que amaba fue alabada, porque realizó «un acto lleno de belleza»,
de pura espontaneidad, como dio a entender Jesús al defenderla (Mt
26,10). «Alegraos conmigo», canta un cantor ciego bengalí bāul: «Yo
no puedo ver la oscuridad». Y nosotros no podemos ver la luz —solo
el mundo iluminado—.
Doctrina peligrosa es esta, llena de riesgos. Los contemplativos
están «por encima» o «fuera» de la sociedad, como dicen muchos
textos, pero pueden perder su inocencia. También puede ocurrir que
la gente se aproveche de esta indiferencia y despreocupación y abuse
de ellos para explotarlos y cometer injusticias. Sin embargo, al final
parece que ningún suceso puede turbar su «perfecta alegría», como
explica la tradición franciscana.
Los hombres de hoy siempre tienen prisa por llegar a la «siguiente
meta», mientras que para el contemplativo no hay ninguna diferencia
fundamental entre un cielo que está arriba y una historia que está
delante. Ambas cosas son aplazamientos: se «entra» en el cielo o se
«avanza» en la historia. Tanto si se trata de un capitalismo individua-
lista como si se trata de un capitalismo de Estado, de fe en un cielo o
de fe en la historia, la diferencia entre una ganancia que se encuentra
más arriba y una ganancia contenida en el futuro es solo de grado y de
dirección. Si en Occidente el marxismo es considerado una apostasía
(cristiana), en Oriente aparece como una herejía (cristiana). Si en
Occidente el cristianismo es considerado una alienación, en Oriente
aparece como un primer paso hacia su socialización. Marxismo y cris-
tianismo son primos hermanos.
La actitud contemplativa no sigue este modelo. Si hay que jugar
al juego secular, hazlo honestamente, pero sin idolatrar sus reglas.
Cada momento es un momento de por sí pleno y, todo lo más, en-
gendra el siguiente: «Caminante, no hay camino, se hace camino al
andar», canta Antonio Machado.13 Cada momento contiene todo el
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20. «Mi peso es mi amor» (san Agustín, Las confesiones, xiii, 9, 10, en Obras de
san Agustín [texto bilingüe], ii, Á. Custodio Vega [ed.], Madrid, bac, 2005, pág.
561).
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