Ménière
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Los oídos
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Diagnóstico
Pruebas de audición
El médico sospecha la enfermedad de Ménière por los síntomas típicos de vértigo con
acúfenos y la pérdida de audición en un oído. El vértigo no es provocado por cambios en la
posición del cuerpo, a diferencia del vértigo posicional paroxístico benigno .
Para buscar otras causas, el médico suele hacer pruebas auditivas y, a veces,
una resonancia magnética nuclear (RMN) con gadolinio .
Pronóstico
No existe una forma comprobada de detener la pérdida de audición debida a la enfermedad
de Ménière. La mayoría de las personas sufren una sordera de moderada a grave en el oído
afectado, al cabo de 10 a 15 años.
Tratamiento
La prevención de ataques mediante la limitación de la sal, el alcohol y la cafeína, así
como la toma de un medicamento diurético
Fármacos como meclizina o lorazepam para aliviar las crisis repentinas de vértigo
Fármacos como la proclorperazina para aliviar los vómitos
A veces, fármacos o cirugía para reducir la presión del fluido o destruir las
estructuras del oído interno
El hecho de seguir una dieta baja en sal, evitar el alcohol y la cafeína y tomar diuréticos
(como hidroclorotiazida o acetazolamida, que aumentan la excreción de orina) puede reducir
la frecuencia de las crisis de vértigo en la mayoría de las personas con enfermedad de
Menière. Sin embargo, es posible que el tratamiento no detenga la pérdida gradual de
audición.
Cuando se producen las crisis, el vértigo puede aliviarse temporalmente con fármacos
administrados por vía oral, como meclizina o lorazepam. Las náuseas y los vómitos pueden
aliviarse con comprimidos o supositorios de proclorperazina. Estos fármacos no ayudan a
prevenir las crisis y por lo tanto no deben tomarse con regularidad, sino solo durante los
periodos agudos de vértigo. Para aliviar los síntomas, algunos médicos también suministran
corticoesteroides, como prednisona por vía oral, o en ocasiones una inyección del
corticoesteroide dexametasona detrás del tímpano.
Si la descompresión del saco endolinfático no surte efecto, los médicos pueden tener que
destruir las estructuras del oído interno que causan los síntomas mediante la inyección de
una solución de gentamicina en el oído medio, administrada a través del tímpano. La
gentamicina destruye selectivamente la función del equilibrio antes de afectar a la audición,
pero continúa existiendo un riesgo de pérdida auditiva. Este riesgo es bajo si los médicos
inyectan la gentamicina solo una vez y esperan 4 semanas antes de repetirla si es
necesario.
Las personas que sigan sufriendo episodios frecuentes y graves a pesar de estos
tratamientos pueden necesitar un procedimiento quirúrgico más invasivo. Seccionar el nervio
vestibular (neurectomía vestibular) destruye de forma permanente la capacidad del oído
interno de afectar al equilibrio, suele preservar la audición y alivia el vértigo en el 95% de los
casos. Este procedimiento suele llevarse a cabo en las personas cuyos síntomas no
mejoran después de una descompresión del saco endolinfático, o en aquellas que no
quieren volver a experimentar un episodio de vértigo jamás. Finalmente, cuando el vértigo
es incapacitante y la audición en el oído implicado se ha deteriorado, pueden extirparse
los conductos semicirculares mediante un procedimiento denominado laberintectomía. En
estos casos, la restauración auditiva es a veces posible con un implante coclear.
Ninguna de las técnicas quirúrgicas que tratan el vértigo son eficaces para la pérdida
auditiva frecuentemente asociada a la enfermedad de Ménière.
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