Lukes El Poder Un Enfoque Radical
Lukes El Poder Un Enfoque Radical
Lukes El Poder Un Enfoque Radical
ARTÍCULO 32:
ARTÍCULO 22:
I
I ~D "I'::", ...... ~ ....... ;¿~" ........ .
9. O.JNCLUSIÓN
B ibliagrafia
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............................ .
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I :. U·''''"{'}'"·;''i.:¡ rF :;.-, •.. · i
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1. INTRODVCCION tfF'
PREFACIO ••
••
I
Este breve libro encierra un análisis conceptual
_d(!JJ>:Oder. En él voy a pronunciarme Bar un
1 tF
•
I tf'
Este lib:o tiene su origen en una conferencia
pronuncIada en la Sorbona ante 1
p' . alumnos e
I~~e Blrnbaum. Luego se convirtió en un
d
•I enfo~~deLp()g~[ (es decir. una manera de
identificar a éste) que_~U_ª9ic,~~!LseQJi~g~Q
-ri~o-y- en sentido político (y. en este contexto,
••
gUlon para el seminario de Sociología Pol't'.
a cuva l' .,
) rea IzanOn contribuí en Ov"o.d
.,,11 r
.
1 lea,
Junta-
II
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i
considero que hay una relación íntima entre los
dos sentidos). El enfoque que voy a defender, yo •
If
I
mente con R. W. Johnso n R d . k M .
F k ., . o ene artm y
ra,n. Parkm, Luego fue objeto de abunda..'1.tes
reVlSlones, a la luz de los debates -especial-
me?re e,n la Université de Montréal y la McGill
diría que, por un lado, es inevitablemente eva-
~.ícitiv()_ y,está _·e~t:n~ia.I!:!1~lg~~()I1~(!stado~[ 15] 1
'y, por el otro~ es aplicable empíricamente. In-
•
F
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;1 tentaré demostrar por qué este enfoque es supe- tF
¡
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I
f
¡ Vnlverslty de esa misma ciudad d"" la U .
. f ,'" nlver-
slty o Massachusetts y la New Un ivers ity del
Ulster, en Coleraine- y de los fundados a _
i
¡
J rior a los alternativos. Defenderé, además, su
carácter evaluativo y contestado, cosas que no
son defectos para mi; y sostendré que es «opera-
••
, mentas y criticas de (entre otros) Brian Ba:, tivo., es decir empíricam.ente útil. por cuanto F
John ?aventa -que está verificando ah
una l t' ., ora en permite forjar hipótesis en términos de dicho F
. nves 19aclon empírica algunas de sus enfoque que en principio son verificables y fal- ".,
Ideas-, Jerome Karabe!, Jackie Lukes, José M.a
MaravaH, Kenneth Newton, Bertell OH -.
I sables (a despecho de los argumentos, c:o.!flún-.
\ - -----mente--esgrimidos, en' contra)," InCluso daré •
~
•.
Frank - P.árkin, Bob Rae Joseph Raz Fmank' ejemplos de tales hipótesis, de algunas de las
W 'gh , , ran
n t y. sobre todo, Peter Bachrach, William cuales llegaré hasta el ex~remo de pretender.
Connolly y. Al.an MonteJiore. Estoy especial- .que son ciertas.
~ente a?ra~ecldo a Peter Bachrach. Las discu-
SIOnes publIcas y privadas que mantuvimos du-
rante su estancia en Oxford fueron Ocasl'
A lo largo de mi argumentación ~ocaré una
."
•,.
. l'
exc,~cl0na es de mtercambiar -y no sólo de
ones
• l • •.
t¡ ....
ratI.Ilcar- o~iniones; fueron para mí extraordi-
¡
I . I Cf. Parsons. cuando se lamenta; .Por desgracia. el con-
,: ¡:.. ~
cepto de poder no tiene arraigo en las ciencias sociales. así
narIamente mteresantes y enriquecedoras.
se trate de política o sociología» ([26), p. 139). (Las referen- "'t ti
r ..
) cias entre corchetes corresponden a obras que figuran en la
bibliografia. ¡"fra. pp, 80-85,)
f..
,-'.,. ~
-.
•
I
¡ IllrodllCcíÚIl 3
t
• cia y con los intereses reales, Entre los proble-
mas políticos están las tres famosas áreas pro-
blemáticas clave estudiadas por Robert Dahl
por lo menos una aplicación empírica. intere-
sante en grado sumo. en el libro de Matthew
Crenson The un-politics of air pollution [9}. Ar-
•,• [12 J en New Ha ven (nuevo desarrollo urbano,
educación pública y nombramientos políticos),
la pobreza y las relaciones raciales en Balti-
gumentaré que el enfoque de los pluralistas era,
efectivamente, inadecuado, por las razones
aducidas por Bachrach y Baratz. y que el'enfo-
more. así como la polución atmosférica. Estos que de éstos va más lejos. aunque. por otro
t temas no serán discutidos en sí. sino que sim- lado, no lo bastante, y está necesitado de un
•• plemente se aludirá a ellos en puntos significa-
dos de la argumentación. Por su naturaleza,
temple radical. Mi estrategia consistirá en es-
bozar tres mapas conceptuales. que espero pon-
•, ...
ésta es polémica. Y realmente, el que lo sea
forma parte esencial de mi alegato. ..
gan de manifiesto los rasgos distintivos de esos
tres enfoques del poder. a saber el de los plura-
,,
Comienza esta argumentación examinando listas (al que llamare unidimensional), el de sus
t un enfoque del poder y concepciones emparen- crítICOS (arqUe .llamare' bidlmensioñal) y un ter-
tadas -que tiene profundas raíces históricas, cer -enfoque~ del podér(al que llamaré tridimen-
particularmente en el pensamiento de Max We- sional). Luego pasáí-é-aexaminar los lados-fuer-
•
t .-------- --
ber, y que adquirió una sensible influencia en-
tre los politólogos americanos de la década de
.'los sesenta a través de la obra de Dahl y sus
tes y débiles respectivos. intentando demostrar
.... mediante ejemplos que el tercero' de estos'enfo~'- .
ques permite un análisis de las relaciones de
lt colegas pluralistas. A este enfoque se le criticó poder más profundo y satisfactorio que el pro-
•
•
•"•
2. EL EI'-iFOQUE UNIDIMENSIONAL
1=./ <"l/mm" I/I,idil/l,msio/lui 5
••
•
~
., ~ menudo se califica a éste de ~que "p1ura-
~
.ltsta» del p09~S. pero tal etiqueta es ya enga-
ñosa. por cuanto DahI, PoIsby, Wolfinger y otros
••
'\ prete??en demostrar que el poder -según lo
IdentIfIcan ellos- está, de hecho, distribuido de ••
manera pluralista en New Haven, por ejemplo,
y más generalmente en el sistema político de los
Estados Unidos en su totalidad. Hablar, como
•
••
.b~cer1los susodichos autores, de un-~eIlfoque pIu-
ralista» del poder. o de una «aproximació~
pluralista» al mismo o bien de una «metodolo-
,.~ .. ()."f ue·' . _e.~__
~{QO~ e-n (7], p. 80). Más adelante en ese mismo
artIculo, Dah! describe su «enfoque intuitivo de ••
••
gía pluralista,. presupone que las conclusiones
la relación de poder,. en términos ligeramente
... de los pluralistas ya están contenidas en -;~s
diferentes: parecía, dice, cimpli~ar una tentó;· .-
concepciones, aproxima;:i~!1Y,método. Real-
tiva cClr:º.f)._a(h~.J>()~M90arte de A.¿ie_"'::::---
mente, yo no creo que así sea. Creo que éstos
son capaces de generar en determinados casos
conclusiones no pluralistas. Utilizando, por
~o~segtiif··q1:'ie-~~.h_ªg~ algo~ue, de otra man~ra.
no haría- ([7}, p. 82). Nót~~ que si el primer ••
ejemplo, su enfoque del poder y su metodología
para identificarlo (de manera que el lugar
.. e~~~ciado gira en torno a ~~apacidad-de-A- (<< •••
e~rarñéd~ed~oosegui~ B_..__ _
._ ..._. hag~ áfi;- ... »), elsegunqo especifica hUna kritá:'
••
1
\ dond~.s.e ub icaeLpoder· se· determiná vlendo-----
··-·-----qúién prevalece a la hora de adoptar decisiones
dondequiera que haya un conflicto observable).
~J J}~!oña ,',
t\tW:~esde lueg
.,'\".~tt~!-X en e~~2~t;~~a.
.rel)(:13.': ." ,. ••
: Robert McKenzie [I9J concluye que el poder es
piramidal en los dos principales partidos políti-
:tuaLv.'~' ",~$á. ~ t . ;
w. . . ,~.r~
- ..e ~J.;.i$.~
este --e ejercicio de! poder- la Idea
central de este enfoque dei poder (como reac-
••
cos británicos; y sirviéndose de un enfoque y
una metodología diferentes, SamueJ- Beer f6J
concluye que en el caso del Partido Laborista no
ción al hincapié que hacen los llamados c:elitis-
tasI' en las reputaciones del poder). En Who go-
verns?, el método capital de Dah! consiste en
••
lo es. Del primero de esos enfoques se extraen
conclusiones elitistas cuando es aplicado a es.
t~cturas elitistas de adopción de decisiones y
ti determinar con respecto a cada decisión qué
•• ¿
J'. -vas propu~stas por otros o propusieron alterna-
tivns que [ueroo rechazadas. Estas acciones fue-
......... ron de~P!lcs clasificadas como 'éxitos' o 'derro-
•• tas' indiviJu::des--los participantes con la ma-
( ), C·
,
Se puede concebir el cp9Aer. -influencia" y -con·
rfJ?Af'
[1
\tt ? rY"
Dar uié . . re alece e ctivamente en la ado -
\1 ció eje de ision
- .mr
ent de na comunida »
p. 113). Aquí se hace hincapIé en e es u-
dio del comportamiento concreto, observable. El
trol D son sinónimos seivjbl(~s- como la capacidad de
un actor de hacer algo que afecte a, ºtro~ªc;jQL_gue
cambie el probable curso de unos futuros aconteci-
mientos especificados. Esto puede ser mas fácilmente
investigador, según Polsby, «debería ~studiaLel concebido en una situación de adopción de decisiones
([30}, pp. 3-4).
I
'1
" -~
"
~
comportªmie.nto efectivo, ya sea de primera
mano. ya sea reconstruyéndolo a partir de do-
cumentos, testimonios. ~riódicos y otras fuen- Arguye este autor que identificar a _c:q!lienpI'~
tes apropiadas» (p. 121). Así pues, la metodolo- valece en la adopción de decisioneslt pare¡:::eser (
8 gía pluralista. en palabras de Mere!man. «estu- tt la mejor manera de determinar qué i~.clividu{)s
8 dió el comportamiento efectivo, insistió en las y grupos tienen 'más' poder en la vida s~ial.
.. ~ definiciones operativas y encontró pruebas. Más porque el conflicto directo entre actores plantea
aún: pareció obtener conclusiones fiables, que una situación que se asemeja sobremodo a una
8
8
,, satisfacían los cánones de la ciencia» ({20].
p.4S!).
(Convendrá tener en cuenta que los pluralis- . .
_tas._ tienden a usar de formainteréaf!lºia~ble_
verificación experimental de su capacidad de
influir en los resultad<?~~Jp. 4). _Como se des-
'\(---- prende de esta última cita. se su ne ue las
.. decisiones» entrañan un co -;-
de
--~poderlO,_«influenciall. etc., supo~iend~ que hay -eClr e ectivo y observable. Así-- pues,
8 una «n9Ci9DprirIl_ªrlª__t1.l:l~_p~r:es:~ __~s!~.!. de~r.ás
'•.
afirma que sólo es posible verificar estricta- ,,
\8 de todos esos conceptos lt ([101. en [7]. p,80). mente la hipótesis de una clase dirigente sí hay
Who govems? habla todo de «influencia», mien- . ,
« .. _ casos que impliquen decisiones políticas
tras-que Polsby habla ante todo de «poder.,) clave donde las preferencias de la hipotética
élite dirigente choquen con las de cualquier
re
••
otro grupo similar que se pueda sugerir», y ce •• -
I Par;¡. un examen critico del uso que de su propia con- en tales casos prevalecen regularmente las pre-
cepción del poder hace Dahl. véase Morris [251. ferencias de la élite» ([11], p. 4(6). Los pluralis-
••
•
,
"
•
~
~
El /!nfoque unidimensional 9 ~
tas hablan de decisiones relativas a problemas
P
ptrtc::nccknlt!s a «áreas probh:~máticasl) (clave) fPl
sclicCÍonadas. suponiendo una vez más que ta- fF1íl
I~:; problemas son polémicos e implican un -:on- FE
r1icto declivo. Como -dice Dahl. ·es «requisito
\ ~
~. aunque quizá no suficiente, ~l
(
. L.t!:na c!a,¿ejI1}.R.I.l.·cill!~ un"desa~j.l~ efectivo en
las preferencias de. cJ.2~ .Q_I!l_~~1QJlEo~ (p. 467). f· ~
~
....
~
tpt
~
_u_o --
. ~:y.a.pr~·~r~~bsérvese-que'talim plicadón'no p
1 ~s requerida por las definiciones de poder de
~
D=thI o de Polsby. las cuales simplemente re-
quieren que A. pueda llegar o llegue a afectar a ~
Jo que hace B. Y de hecho, en Who governs? ~
... Dahl se muestra muy sensible a la operatividad ~
del poder o la influencia en.~.usenciª, .Q_~_C-9.D- ~
~
'" ffi.§;-inch.isó afirma:-enef~cto, .que. una ~ verifi-
p:
;"""Wl\.~(~~~~~~~:;~~~~s.~~e~~:;~;;;~;~o; p
. que consiga llevar adeiante una polít. i.ca impor~ p
tante en contra de la oposición de otros. o vetar
políticas propuestas porofros, o llévar adelante __ ~
una- política doñde no aparezca oposición {sic]» fU
([ 12 J. p. 66) 2. De todos modos, éste es sólo uno Rechazando esta presunción de una «objetividad de ~
de los muchos ejemplos de que el texto de Who IQ5 intereses .. , podemos ver ciertos casos de des-
fD
- governs? es más sutil y profundo que la mayoría
de los pronunciamientos_ conceptuales y meto- fU
ID
1 Otro ejemplo se da en [as pp. 161-<:2 y 321, cuando Dahl
apunta implícitamente hada el proceso de no adopción de ~
•
-..
decisiones. diciendo del poder de los miembros del estrato
Z Lls cursivas son mías (S. L.). Este pasaje es ferozmente político que determina en parte si un asunto se convierte o
criticado por Morris (251. no en .problema de f'.otoriedad pública».
fG
¡-
lID
•
•
lO Slen:rr Lukcs
3. EL ENFOQUE BIDIMENSIONAL
acuerdo intraclasista- como un cont1icto intraclasista
,
cana. J:lpoder. dicen. tiene dos caras. La pri-
empíricos. Suponer que los intereses «realeslO de una
"
!'
clase les pueden ser asignados por analista permite a
éste atribuir una "falsa conciencia de claselO cuando
la clase en cuestión no coincide con él ([30}. pp. 22-
mera es la que acabamos de considerar. según
la cual «?,!. poder está enteramente incorporado
y plen~!.!l_e_f!..t~ejad~ en_ las :Eecision~!l
t
t
• 23 ~. cretas' o en la-.... actiVidad
.~~-~_. ~. -_..
directamente relacio-
..
.t
8 bién se ejerce el. pºº.er- cuando A consagra sus.ener-. ~
gías a Crear o reforzar aqlleHos valores soci~le.s y po- O;
.líticos y prácticas institucionales .~u.Llimitan el al-
)cance del proceso político a la consideración públlc~J
l' /solamente de los problemas que sean relat~amente
!inocuos paraA~Enfa·me(iida en que A consigue ha- .
~
impiae:-
. _. -.'cedo~~e para todos los efectos prácticoS._'Ule
8.· ~re el~apete cualqujer prpblema cuya re-
I
Geiger... termina el an:iüsis cabal de la estructura de intere-
"•
ses de las clases sociales, manifestándose únicamente ya la
manía religiosa. (Die K1a.ssengesellschaji im SchmehliegeI.
••
Colonia y Hagen. 1949. p. 133, citado y traducido en Da-
hrendorf ([ 131. p. 175)}.
•• .
••
12
.-
.•
SIe1.'en Lukes
a~'."~."
- ~
.,
chneider: cados
maneradistin.t.os.
general po.r.u
para. nreferirse
1.a do, lo aempleo
todasano las
,mas de control C:~n éxito deA sobre--.a~es deCir:
.d.. e..ufor-
n. te'
(;G.- ;;.
.-.
Todas las formas de organización política sienten in- de la .cansec~;A de hrObediencra-de ~B: li
clinación por la explotación de unos tipos de conflic- LO~ menciona-do'sautores.en efecto, desarrollan ~
•
.
tos y la supresión de otros. puesto que organi:;ar es toda una tipología (interesante en grado sumo)
mVI'Í'i~ar inclil1aciones. Ciertos temas se organizan ti
de estas formas de control. formas que ellos en-
dentro de la política. mientras que otros lo hacen
fuera de ella ([341. p.71). tienden como tipos de poder en cualquiera de
sus dos facetas. Por otro lado. califican de 'po:-; 11, ti
El significado del trabajo de Ba~hrach y Baratz d. er' a uno d. e e.s. os tiPO. S,. a sabe. r.,_.la consecuci~n J.: ,- •
reside en que estos autores aportan a la discu-
sión en torno al poder la idea -de crucial im-
de la obediencia mediante la amenaza de san]}
'~nes. siñ< emhargo~'areiponei- su posición po J
demos eliminar fácilmente el equívoco lla-
••
portancia- de la «movilización de inclinacio-
nes". Hay, según sus propias palabras,
mando cl2QQ.~,L» "~JQ,prim~r~y «coerción!_ét,l()
.s~g1Jndo.
•
un conjunto de valores. creencias, rituales yproce-
( Su tipología del -"'p~de!:!ªJ:>_~~ª_.2tles, coer:
;ctI_ción, influencia._~_utoric!ad.Jue!:Za_T~-ª,º-Ü)ula_¡
".
dimientos institucionales (creglas del juego,.) predo-
minantes que actúan sistemática y consecuentemente
en beneficio de personas y grupos detenninados a
U ción. Existe coerción, como acabamos de ver,
,~~~~n:~:n~i~~~t~~t~~id:~~:~i~:~~!a~~;
•,.
expensas de O_~r:9~. Los beneficiarios están colocados
en posición aventajada para defender y promover sus
intereses establecidos. La mayoría de las veces. los _
.. defensores del statu qm. son un grupo minoritario
«un conflicto en .!QrDoa IQS}lalo~~_oal cursode~
la-~~ entre A X B»,(p. 24) \ Exi~a
dOnde A, csin recurrir a una amenaza taCIta o,
••
o elitista dentro de la población en cuestión. Sin em- ~franca de·:.:~&iir~lv~·a~c~io!ijn~ri~gurosa, ·h~~e9.~~JJ:H,cal!1-
'\ •
1 •
I
bargo. el elitismo no está predestinado ni es omni- bie el curso de su acción» (p. 30). En una situa-:. ~.
I
-_.¡., '.- presente; como fácilmente pueden certificar los cono' ,-- ciónque compoita,_auJiid~d, ~B_ob~~e.f.~ por-
trarios a la guerra de Vietnam, la movilización de t •
inclinaciones puede beneficiar y frecuentemente be-
neficia a _una neta mayoría ([41. pp. 43-44). ••
¿QUé valortiene entonces este segUndo enfoque,
I Sobre la coerción, d. Robert Nozick. eCoercion., en
Philosophy, po!itics and socier)', {ounh series. Peter .r..aslett.
Ij •
bidimensional, del poder? ¿Qué mapa concep-
tual es el suyo? Responder a esta pregunta
w. G. Runciman. Ouentio Skinner. comps.. Oxford. Black-
well. 19i2. pp. 101-35. Y J. Roland Pennock y John W. Olap-
mano comps.: Coercían: Nomos XlV, YearbooJc uf the Ame- 4
•
plantea una dificultad, toda vez gue Bachrach y
Barati_u$an.eLtérmino flpO<ler» con d~ si,~~~
rican Societ.v for Political and Legal Philosoph.v. Chicago y
••
I•
Nueva York. Aldine-Atherton Inc., 1972.
f
"
f
•• El ell!oqw; bldilne1!siollul 15
"...
~
fI'I..,¡.. una n ecisión es cuna decisióº, ue conduce-ª"
\{J" _aSl:lpresión o frustr~ción de 1L- . .___ ..~~Q
ñial!Westo 3:. Los . valor~s..~..j!1.!~reses de gu~~ !
.
~ ser articuladas: o manteniaas ocultas: o amor-
- ti uadas an .... . n acc;:_e.sº~ªJª--~;;~
_ onde se adoptan las decisiones en cuestión~ o,
'1:
fr,Fl..'
¡:.. en caso de que fallen todas estas cosas, trunca-
das o destruidas en la fase de ejecución de las .
,
decisiones del proceso político» (p. 44). . t
• En parte, Bachrach y Baratz redefinen efecti-
vamente las fronteras de lo que hay que consi-
~
..
I derar como problema político. Para los pluralis-
taso estas fronteras son establecidas por el sis-
tema político que se está obserVando o, mejor
••
.
16 F¡ ,;" .... /11'· 17 ll¡
d~ tal, c,,-~~c;~arguyen. :;:., ,.. . L···
1",I/lI/<'/I.'/OII<,{ .
ílb
_r _. __
\
importantes o 'clave' y analiza la adopción de manda d~ c~mbio ..que. aI!lt!fla:e-en:~tencla -~-'.'
" decisiones en relación con ellos, Para Bachrach . cLulcna'dopta.Ías decisiones" (p'. 50), Si «E.~ece IU'"
y Baratz. en cambio.~es de crucial im..wruncia habc'r una aqukscencia universal con respecto al '
j ;
tl
identificar los wohlemar potencioles a los Que la ::;.tatu quo ... entonces no será posible cdet~rmi- J.
-adopción· ae:=no~aecTsionés'T~:;pid~-a¿t~~fzaii~-: !lar empiricarr:ente~~:onsenso es ge~umo o. I.t
Para elios. TOs_Jlroblemas._ITm~o por el contrarlO, ha SIdo lmpuestQ..JDedIante la "
I!clave,.pu:..~~~~~==~~P?: .~~nt.o, actya!ii.0 -más adopción de no decisión lO. Los autores agregan
probablemente- otencla es. sIendo un pro- -extrañamente que «el análisis de este problema
blema·dave-;;aque que en r ña un gé~uino de- queda fuera del alcance de un .analista po!íticO) ?
safioalos·recursoscel poder ó autoridad ae \' acaso sólo pueda ser analIzado fructlfera-
quienes ordinaname¡iie°-dom1nan'efproceso en ~ente por un filósofo~ (p, 49),
virt_~d A~[3i~L~~.,d,~~~eI~Trlañ-las-saÜaas políti- Esta ültima observación parece indicar que
cas del sistema,., es declr-~-üña-aeffiandá· dé Bachrach v Baratz,IlQ...estálL~.W-tOS decgJ~uw,_~
transformación duradera tanto de la manera en quieLer1_ci.~ctLt!~que~~oder de adopción de no
que son distribuidos los valores en el sistema de d~~t~iº!:!.e~J~.o pu_ed~ ser ejeJc,~~Q}!n~?~~n.«:iª_(te
gobierno .. , como de la propia distribución de confiictos observables o qJle._Jilmª~'p'QdL~mOS
los valores,. ([4}, pp. 47-48). saber si 10 ha sido. De cualquier manera. el con- .
A despecho de esta crucial diferencia con los - J¡Tétº_-q~e· ~lf~s creen necesario se da ,entre los
pluralistas. el análisis de Bachrach y Baratz ill(t!reses de. quienes_.~~!,ª!l implicados en la
tiene en común con el de aquéllos u~~~)' --;d~p~¡ó;-de ~º'decisiql1es y los intere~!:~~~
significativo. a saber el hinca ié e el cqrr{1ict q~iene~ ellos excluyen de la audi~ión 4~r1~r~g_(!J
°
efectivo, observab e, a iedo encubierto. ien- _~i?tema_J?Oli~i~g:__ ¿ ~ó~() ~~ identifican los lD.te-o
tras que los PfitFaITSias sosfíéñen gu";;. en la reses de estos últimos? Bachrach y Baratz con-
oªdO-R<:jórl.de decisiones. el-2Qder únicamente se testan que el observador
1
j. revela allí donde hU-~onflicto, Bachrach y Ba- dcb~ dt:t.:rminar si tales p.:rsonas Y grupos aparen-
'_ratz suponen que esto mismo ~llrre en casos de kmentt! d~fa\'oreddos por la movilizaciQr¡ de las in-
adopción de no decisiones. Afirman.- por tanto, ..:liña.:iuncs tic:ncn agravios abkrtos o encubit!rtós ....
que:s;Í "PO hey S0nflict<t. abierto o encubierlo, "";;cndo agrados abi.:rtos lus qut: ya han SIdo exr>re~a
{
~, haora que resüm:l e existe un consenso en Jus \" han dádu lugar a un problema dentro del SIS-
~,~, cual2.to a a l~~onución d~ vapres imperante. It..'m~ politko,.J.Tlknlra~ que lu~ ~ncubit!rtos están to-
• c.,rf!"· \ en cuyo caso es imposible la adoESión de ded- . (bna (II(/d del ~i:>kma.
e:. J' \~!:.:,.~J \ - ,., .. - - - -". . .. .,'I ¡.
¡
~
•• S/e'\'en Lukes 4. EL ENFOQUE TRIDIMENSIONAL
L:·
•• 1
l'
.,r
,"
pora al análisis de las relaciones de poder la
cuestión del control sobre el programa político
y de los modos de mantener fuera del proceso
,
la político problemas potenciales. No obstante,
entiendo que es inadecuada por tres raz.Q.!les.
"
;
.:
. ciente e intenc' indí'
I
s entre va-
rias a te.mati.v. as. mientras que. las inclinaciones
c!el_~I~te!!1a Q~~den ~~mo~iliz~das, recreadas y
reforzadas de formas que no son consciente- .
..
.,J
El "'1""", 'ndim,núuMI ,,11 ••
tu quo puede ser tan firme -y' generalizada que
~S[oS ignoren los pot~ncia!es aspirantes a su po- aquí dos-casos diferenciables. En~ ~'I
~~ ,/!
••
sidun y. por consiguiente. las alterl].3lh·as al
proce:m politico existente. cuvas inclinaciones
es tá e~ ~enómen~. de la acción co¡.e~tiva, donde
la pohtlca o acélOn de una colectIVIdad (ya sea
un grupo, como por ejemplo una clase, o una
fi1
1M
U~
••
••
se esfuerzan por mantener. En" cuanto «estudio-
sos del poder y sus consecuencias". dicen. institución. como por ejemplo un partido polí 11 ' J
"nut'strapreocupación no es si los defensores tico o una empresa comercial) es manifiesta.
dd staru quo usan su poder conscientemente,
_s.0..2_~i).I2: i:rc~.~~mo Ji~rfeI1J_51~.~ :~c tos~
tIene erro en el proceso político y en otros acto-
pero no atribui~kJt las decisiones o al compor-
la-ml-:--·- in ividuos articu ares. n s e - .
~ndo ¡uga.. sd'-- el J~!1?meno df! lºLele_c~~
•
f ••
res dentro del sistema ({4 J, p.50).
Más aun: las inclinaciones del sistema no se
«sise ICOS- u orga.~~~.!I~~~~_.donde l~_~<?y.il..!:..
zación de inclinaciones resulta, como decía
$chattschneíder; de~a de organlzaclOn:]
•,•
~JJ
nutren simpÍemente de una serie de actos elegi-
() dos individualmente. sino también y sobre todo Tales colectividades y organizaciones se com-
dd com orta jento . ¡mente estruct
~uIturalme·nte corni rado e os grupos. y de
v
. ponen, por-süp~estO;(Ieliialv¡aüos, pero el po_
. der que ejercen no'-se puede conc::f>~~ ••
... s prac lCasoode-ras
mente e en man¡ estarse
-~~~~~~~~~~
r a inac-
°cion-deTosin ividuos. Biéhnlchy'Saratz coin-
simp'lemente en términos·-d-e'liS· d.ecTsiones o el
comportamiento de los individuos. Como dijo
suci~tamente . Mae,!.l2? b.Q.IlJl?r~c!n .s#
••
pro ia 'sto~~_pero no,!a hacen a su ____..!! arbI-
••
o
II
está ligado esencialmente a la personalidad de los indivi-
duos. la autoridad siempre se encuentra asociada a posicio-
nes o roles sociales- ([13J. p. 166).
l Karl Marx y
. _
Friedrich Engels. -The· Eighteenth
,
m-
••
I Véase Steven Lukes. Indi\lidual¡sm. Oxford. Blackwell.
l maire oC Louís Bonaparte •• en Marx y Engels. Sdected 4
1973. cap. XVII! [El individuaiismo. Barcelona. Anagrama.
1975 l. Compán:se con la decisión de Dahrendorf de • segui r
lVorks. Moscú, Ediciones en Lenguas extranjeras. 1962.
vol. l. p. 2471cEI 18 Brumario de Luis Bonaparte •. en Marx •
oo. las pruvc:chosas y ponderadas definiciones de Max We- y Engels. Obras escogidas. Madrid. Aka!. 1975. vol. 1. p.2501_
•
•
.(
•e
,
•• " El mloqLlt! Iridil/lt'llsional 23
..1
de Un mundo feliz o del mundo de B. F. Skinner
•• de OfroS). Esta insistencia en el conflicto efectivo
en cuanto rasgo esencial del poder no va a nin-
guna parte, y ello por dos razones, cuando me-
pa.ra percatarse de que el_control del ~
.!IneDto ~uiere un sinfín de formas menos to-
J.ales y más mundanas. a través del control de la
nos.
"
(1 .1
) La primera es que, según los propios análisis informaclOn, a traves de los medios de comuni-
cación social y a través de los procesos de socia-
•
lit
de Bachrach y Baratz, h<!Y----º.9..s_tjp9íJ:i~Qºg~
.9u~.E.l!e.den no ¡m ¡¡car tal conflicto a saber la
mª.n.m!J~-ª<;lQD-Y__ª_ª-Y tori a -!...que ellos conci ben
Ízacl .la e ser una ¡roma, ciertamente,
que aya excelentes descripciones de este fenó-
". como un ~actl.~r:4QJ?>ª~ado ~~ razón» ([4), p. meno en Who governs? Consideremos la des-
20),. aunque en otro lugar digan que_-'~9ITlE9.Z:~ª
cripción del papel de los «patricios» a comien-
zos del siglo XIX: «La élite parece haber poseído
_tl.rl__~ºsibkqmfli~Jº...it~.vaI2Le~_~ (p. 37).
!' I
l) La segunda razón por la que la insistencia e~ ~ la más indispensable de las características ·de
.
8
8
.!
.'
el conflicto efectivo y obser¡a.ble no va a nin-
guna pan ncillarnente que resulta suma-
men insatisfactorio u oner u~-et-··der s'
un grupo dominante: el sentimiento. compar-
tido no sólo por ella. sino asimismo por la
plebe, de que su pretensión de gobernar era le-
gítima» ([12], p. 17). Y Dahl descubre también
1.
~~jerce en sLU1ª~iQJl~sº~JqJlOjc~. Dicno con· :
~ este fenóme~o en las c~~diciones ~Pluralistas._(
todo rigor,~_p~~de_eierc~r pod~rs9Q.~~§ ~on.~- :i
--...
.• '
-
r'
l'
I
!
__ guiendo que éste haga lo que no quiere hacer~-- ';
(f ReJO tamb.ién...ejerce poder sobre el influyendo ,.
~ en sus necesidaCIes ~enuinas. modelándolas o
de la actualIdad. Los dlngentes, .~hcx e ~
respo en a
SInO q
~
r nei de los VOtantes.
's modelan esas re erencias» p.
. y más adelante: cCasi toda a pob ación
adulta se ha visto sometida a algún grado de
.
. ,
I
'.l' ~
adoctrinamiento a través de las escuelas» (p. ¡
¡
Tal asociación queda patente al máximo en POlVer and
J
poverry ({4], especialménte pp. 49·50), como reaccíón a la 317), etc. Lo malo, al parecer, es que tanto Ba-
presión ejercida por las criticas de los pluralistas a las im· chrach y Baratz como los pluralistas sUpÓnen
t' plicaciones -potencialmente tridimensíonales- del artí- que si el poder, tal como lo entienden eUos. sólo
•• ratz (pp. 1268-(9) 'j ,\l~rdman (p. 1269). .cesa río para el poder. Pero esto es ignorar~n
. ----
•-,
••
( A:~~J11 ~~~i~Sti~í'~:w~y~%_;;~~~~g
El m!oqlle tnáimensional
25
'"•
..Yale a un consenso geIl.U.Íno es simplemellt~ des-
•.,.
l'-Ir jQ¡(del;· ooertconslSte en 1m
.f.:CO . ic~o ore..,.,.
Ir, ue:tal
f ,'J
"•
,
-.
7
, 1.6
•,
,,
,
,
~
¡
.
ses. {Mi explicación del conflicto latente y los intereses n:aJJ.,
~~
. BIBLIOTECA
les ha de dislinguirs.e de la de Danrendorf. que habla de lO'\.;t},
l~reses .objetivos» y «latentes» en cuanto .intereses anta~ ~i ./
nieos 'condicionados por las posiciones sociales. y aun inh~?~:
rentes a ellas". en asociaciones imperativamente coordina-~~,
das, que son • independientes de las orientaciones C'onscien- :~~
les {d~ los individuos}- ((13J. pp. 174. 178). Danrend~'f~;
IOm;¡ por sodológicam~nlt: dado lo qu~ ¡¡.Ira mi ~:; empl~I,~~
\.'3mcnlr dc:tc:rmin;¡blc.) .' :~~h .,
T I •
q¡ ••
1I
'5. LA CONCEPCION DE PODER ÚJ· l'()IIC"P~IÓII JI! POdl!T subyact!lIIt!
29 ~
SUBYACENTE
Claramente. todos nos afectamos unos a otros
todo el t¡~mpo de mil maneras; el concepto de ..
f ••
, I~ ;
I f <''~',
!f •
pode~, al Igual Rue los de coerción. influencia. h! ~-
~uto:ldad, etc., con él emparentados, escoge i", .
~mb~tos de esa afectación que le parecen signi-
flcatlvos en algún aspecto específico. Para que
¡¡4;~
rf~
~ 1\.
••
Rasgo común a estos tres enfoques del poder es
su c:lrácter evaluativo: todos ellos surgen de una
una forma de concebir el poder (o una forma de
~e~nir el concepto del poder) sea útil en el aná-
it •
!Í'
perspt.'Ctiva moral y política particular y operan
dentro de ella. Yo diría, ciertamente, que el poder
liSIS de las relaciones sociales, tiene que com-
port~r una respuesta a las preguntas: «¿a qué se i "•
es UJIO de esos conceptos que dependen inevitable.
mente de los valores. Con esto quiero decir que
considera aspecto significativo?,. y «'qué es 10
q~e hace significativo que A afecte a ?». Ahora B ~ • ••
I
tanto su definició'n como cualquier uso que de a- ble? el concepto de poder así definido, cuando
, se mter~reta y pone en práctica. proporciona
•
quél se quiera hacer, una vez definido, van liga-
dos indisolublemente a una determInada se- uno o mas enfoques del poder, esto es una o más
formas de identificar casos de poder en el
"•
rie de supuestos acerca de valores -probable-
mente no reconocidos- que predeterminan su . n: undo real. Los tres enfoques que hemos con-
s~derado se pueden entender como interpreta-
ámbito de aplicación empírica. Más adelante' '"
sostendré que algunos de estos usos permiten. r:
mejor que otros la extensión y profundización j;
cIones y aplicaciones alternativas de un mismo
c?ncepto de poder subyacente, según el cual A
••
de ese ámbito. Además, el concepto de poder es,'}l
en consecuencia, lo que se ha dado en llamar'~~·
una .. noción esencialmente contestada», uno de;~.t
ejerce poder sobre B cuando A afecta a B en
sentido contrario a los intereses de B '. De cual-
,
l"'
•,
esos conceptos que «inevitablemente implican,"f1
disputas interminables sobre sus usos correctos-j~.:
¡ Esta distinción entre «concepto_ y «enfoque- es para.
, 11 ~
di
30 La concepcióll de poder subyacl!lIIt!
••
31
quier modo, hay formas alternativas -no me- ambios en la acción de otras unidades, indivi-
nos contestables- d:! conceptualizar el poder
•• que implican criterios alternativos de significa-
tividad. Ex::tminemos dos de ellas.
guales o colectivas. en os procesos e interas-
ción social,. ([281, en [29], p. 299). ¿ Qué es, a su
entender, lo' que hay de específico en este meca-
'!,
I
¡t
r..
r
f.,
<-:
-
~
Análogamente. los que mantienen los tres diferentes enfo-
ques del poder que he expuesto, ofrecen interpretaciones
divergentes de lo que se ha de entender por intereses y de
.
lit cómo pueden resultar afectados adversamente éstos. Estoy
de acuerdo. además. con las sugerencias de Rawls de que
las diversas concepciones de la justicia (como enfoque del
"
it '.,
poder) son .e! resultado de diferentes n~iones de sociedad
en el contexto de unas concepciones contrapuestas de las
•
necesidades y oportunidades naturales de la vida hum~a.
Para com prender pl!!namente una determinada concepclOD_
de justicia tendremos que explicitar la concepción de roo-
!t pendón social de la cual deriva- (pp. 9·10). Disiento. en
~. cambio. de la aparente creencia de RawIs de que, en última
instancia. existe una concepción racional o un conjunto de
•'."
principios de justicia que está por descubrir. «Justicia- es
una noción no menos esencialmente contestada que la de
-poder» .
•. ~,
11
,
fIII'
32 La collc~cióll de poder subyacc/He 33
,.
f/P
dt!' la cinstitucionalizacíón de la autoridad 10
(p. 331) Y «es concebido como un medio genera-
lizado de movilizar las adhesiones o la obliga-
ción de cara a una acción colectiva eficaz» (p.
secución del consentimiento que dio
yes en un principIO. n una situación de gobierno
-representativo, se ¡upone que el pueblo dirige a
le-
.-.
lO
nos se basan en la opinión», lo cual no es menos
pues. a Wright MilIs por haber interpretado el válido para las diversas formas de monarquía que
poder «exclusivamente como una facilidad para para las democracias (p.41).
conseguir lo que desea un grupo -el de quienes
tienen el poder- impidiendo que otro grupo
-el de quienes 'están fuera'- consiga lo que
La concepción del poder de Arendt asocia a éste
¡
¡', ...
con una tradición y un vocabulario que ella ~
desea" en lugar de ver en él una «facilidad para
I
hace remontarse hasta Atenas y Roma, según
~
el cumplimiento de una función dentro y en pro los cuales la república se basa en el imperio de
•«"
de la sociedad en cuanto sistema» ([261, p. 139). la ley, que descansa sobre «el poder del pueblo»
Consideremos en segundo lugar el concepto (p. 40). Desde esta perspectiva. el poder aparece
de poder definido por Hannah Arendt. ' disociado de la «relación mando-obediencia.
«El poder ... , dice. " {p. 40) Y .la cuestión del dOfI!inio. (p. 44LEl
poder es consensual: «no necesita ~ustificación, -=
corresponde a la aptitud humana no sólo de actuar, ..R0r ser inherente a la mís;;Ja exi$tPQcia de las
•
sino de actuar de manera concertada. El poder no es
nunca la propIedad de un indlvlduo; pertenece a un
-grupo y existe sólo mientras permanece unido el
comunidades políticas; lo que sí necesita es legi-
timaCIón ... El poder surge siempre que el pue- ,,.
~
•
, 34 La COllcl!pcióll Je poder sub.'~aCI!I!II! 35
t~
forzar su teoría de la integración social. basada
"
Ii.
asuntos públicos a una cuestión de dominio» y
•• en un consenso acerca de los valores por el pro-
cedimiento de sustraer a la vista toda una serie
de problemas que han interesado a los llamados
a la vinculación conceptual del poder con la
fuerza y la violencia. - Hablar de poder no vio-
1'
¡,
i
1,
1-
1:
I
, teóricos de la 'coerción', justamente en el con-
texto del «poder». Por obra de la definición, fe-
nómenos como la coerción. la explotación. la
lento», dice la autora, «es una redundancia»
([l], p.56). Estos distingos permiten a Arendt
hacer afirmaciones como las que siguen: .. La
t,
•
,"
manipulación y demás dejan de ser fenómenos tiranía. como descubrió Montesquieu. es por i'
íI del poder y, por consigui~nte, desaparecen del tanto la más violenta y menos poderosa de las
..
~
.
ptazar}odo el ¡>eso de su análisis d 1 poder en cuanto
I!X resio e u nlre ·ndlV os o
pa orientarlo hacia una canee ción del POder como
os.
amos» (p. 50); «la violencia siempre puede des-
truir al poder; del cañón de la escopeta sale la "
orden más efic az, que lleva a la obediencia más
inmediata y perfecta;" lo que nunca puede salir
colecti vas, i"rñCÍuso los valores subyaceñtes pueden de él es poder» (p. 53); «poder y violencia son
I '"
ser el resultado de una «disposición pactada» sobre contrarios, pues donde el uno domina de ma·
1::
•• • l.
la base de conflictos efltre partes que tienen poderes
diferenciales. toda vez que para Parsons. el «poder;' ~"
supone la existencia previa de metas colectivas ((16].
nera absolu ta, la otra está a usente. La violencia
aparece dondequiera que el poder corre peligro,
pero abandonada a su suerte, acaba con la de-
...
.. p.265) . saparición del poder» {p. 56).
Tales conceptualizaciones del poder son ra-
. "'
En el caso de Arendt. similarmente, la concep-
tualización del poder desempeña un papel per-
cionalmente defendibles. Ahora bien, la opinión
de este libro es que tienen menos valor que
•.
" ti
~
~
36 La cOllcepdól/ de poda slIoyaC!.'IIlc! 37 ~
~
la enunciada aquí, y ello por dos razones. como cuando los gobernados tienen confianza
En primer lugar, existen convincentes redefi- justificada en sus gobernantes, puede alcanzar fIP
niciont!s del poder que son ajenas tanto a las objetivos deseados por todos y que a todos be- f1P
'-Icepciones capitales de «poder» en sentido tra- nefician. Se ha dicho, en defensa de esta visión. fIP
dicion::d cuanto a la temática que siempre ha que cen cualquier clase de grupo, la existencia
preocupado fundamentalmente a los estudiosos dt! posiciones de 'liderazgo' definidas 'engen-
F
del poder. Estos insisten en la locución «poder dra' poder, el cual se puede usar para alcanzar .-:
para". ignorando "poder sobre». Así pues. poder metas deseadas por la mayoría de los compo-
'{
-=
indica una «capacidad», una «facilidad», una
«aptitud». no una relación. De acuerdo con ello,
nentes del grupo» ([16], p. 263). Análogamente,
Arendt dice que los miembros de un grupo que .,
~
.
interés fundamental por estudiar en primer lu- cooperativa, donde individuos o grupos se vean F
gar las relaciones de poder. el interés por garan-
tizar -o procurar garantizar-la obediencia de
las personas superando o evitando su oposición.
afectados unos por otros significativamente, no
dándose conflicto de intereses entre eUos, serán
identificables como casos de .influencia», mas
•
En segundo lugar. el propósito de estas defi- no de «poderlO. Todo lo que dicen Parsons y ~
•
¡
.... niciones es. como hemos visto, reforzar ciertas ATendt sobre el comportamiento consensual re- í
posiciones teóricas; mas todo lo que se
pueda sulta razonable, pero lo mismo ocurre con todo :i ~
expresar mediante ellás se puede expresar con lo que destierran del lenguaje del poder. t i
mayor claridad mediante el esquema concep-
tual aquí propuesto. sin que ello implique ocul-
Llegado a este punto, quizá sea útil que pre-
sente un mapa conceptual (fig. 1) del poder y
~ t
•
fIJ
tar a los ojos del observador los aspectos --ca- sus deudos -todas las modalidades de «afecta-
•
1
, ~:
:'
1. l.'-
pitales- del poder que ellas definen si~__ ~~is
tencia. Así, por ejemplo, Parsons se opone a ver
en el poder un fenómeno de «suma nula» y
apel~ a la analogía de la creación de crédito en
economía, argumentando que el uso del poder,·
ción significativa.-.- el cual se ceñirá. grosso
modo, a la tipología de Bachrach y Baratz a la
que antes hice referencia. Huelga decir que este
_ mapa en sí es esencialmente. contestable y en
particular. aunque esté destinado a analizar y
, ~I
l
i¡
li .•
tE
" ~!
fE
1.. situar el concepto de poder que subyace en los
enfoques unidimensional. bidimensional y ·tri-
"l'
,
•I
~I1
I
:'1'
••
dimensional, no pretendo que por fuerza resulte
aceptable para todos los defensores de estos en-
·
·
I
I
¡ ¡{
Así. para Parsons. «el poder de A sobre B. se convierte
2
I i ti
en un cderecho" de prioridad en la adopción de decisiones
(!).
foques. Una razón di;; ello, por supuesto. es que
.está desarrollado desde la perspectiva del enfo-
I t
I
:: f
¡
•.,
•
1', ..
• I
(1
-------------------------
J(l
•,
S(t!1'ell Lukes La concepción de poder subyacente
39
que tridimensional, que incorpora los orros dos consigue (o es causa de) que B haga o piense lo
•• y. por consiguiente, va más lejos que ellos, que de otro modo no haría o pensaría, Y negati-
vamente, porque B acepta autónomamente las
¡8-c~~~T-----l
de que B cambie de rumbo. Sospecho que nos
hallamos en presencia de una antinomia fun-
I I damental (kantiana) entre causalidad, por un
I I
lado, y autonomía y razón, por el otro. No veo
I¡8ue~a ¡
I
I
1
la manera de resolver tal antinomia: simple-
mente, actúan aquí presiones conceptuales con-
trad ietorias. t
POder-.,
..
I t'
I
,
f
I
Podríamos preguntarnos asimismo si el poder
Inducción "
I I puede o no ser ejercido por A sobre B de forma
I I Esllmulo
A que coincida con los intereses reales de B. Es
¡, . ,'~l
I / Persuas.ón
I I
I I elc. Innuenaa ':;1 decir: supongamos que existe ahora un conflicto
" ';
I I . t r·· entre las preferencias de A y E, pero que las
Aultor" dad
,.:; ::.~
I
¡
I
I I preferencias de A coinciden con Jos intereses
'-------- ------- ,
•• 7
';0
·6. PODER E INTERESES Ii
i
4
4
4
nÍJ.; mientras que la segunda proporciona una f,
dd~nsa anarquista en contra de esa tiranía,
idc:ntificando la totalidad o la mayoría de los
r
,~
J!'
~
~
•4
casos de influencia con el poder. Aunque me L 4
atr:le la st:runda respuesta. me inclino por
adoptar la primera, cuyos peligros pueden ser H f
obviados insistiendo en la base empírica que
He definido el conceRf~iciendo gueA
sirve para identificar los intereses reales. Tal
identificación no es cosa de A, Si~10 de B, que
procede a optar en unas condiciones de relativa
autonomía y, en particular. con independencia
I:!jerce poder sobre B~:fecta a B de
jiañera contraria a los mtereses de B: Ahoia '
bien. la noción de,qntereses» es una noción
((.1))
. 4
t
dd poder de A. por ejemplo a través de una inevitablemente evaluativa (cf. (81 y (51): si digo
participación democrática l. que algo coincide con tus intereses. quiero decir
que tienes un derecho a dIo. y si digo que ce la
política x coincide con el interés de A a, esto
constituye una justificación prima (acie de esa
política. En general. hablar de intereses procura
una licencia para emitir juicios nonnativos de
carácter moral y político. No es de extrañar.
pues, que concepciones diferentes de 10 que son
los intereses vayan asociadas con posiciones
morales y políticas diferentes. De forma muy
burda, se podría decir que el liberal toma a los
hombres como son y les aplica principios rela-
tivos a deseos. lacion us int ses con lo .
ir
, l.
.....
l•.
- que efectivamente desean o prefieren. con sus
preferencIas poITticas tal como se ffiañifiestan a
través de su participación política '. El refor-
mista, a -su vez, viendo y deplorando que el sis-
tema político no dé igual importancia a todos
;
-{