Antropología de La Alimentación Humana I y II
Antropología de La Alimentación Humana I y II
Antropología de La Alimentación Humana I y II
INTRODUCCIÓN
Los primates (el hombre pertenece a este orden de mamíferos) más antiguos que
se conocen (“Eosimios”) vivieron en China hace 30 millones de años.
Pero entre los primates actuales existen muy diferentes tipos de alimentación.
De modo que hemos pasado por comer prácticamente todas las fuentes de
nutrientes, y sin duda algo de ese proceso evolutivo ha permanecido, pues de
hecho el hombre moderno puede comer casi de todo.
Ningún otro mamífero, con la excepción de las ratas (que viven en el medio
humano), dispone de una aptitud tan grande para adaptarse a tan variables
condiciones y, en consecuencia, desarrollar un abanico de comportamientos
alimentarios tan diversos.
Esto es lo que tiene que tener en claro antes de proseguir “Ud. puede comer de
todo”, y es obvio que eso hace la humanidad, pues come desde insectos a
cereales, desde animales a frutas, desde hortalizas hasta minerales.
También es importante conocer que somos mucho más parecidos a los primeros
HSS que a nuestros ancestros primates.
ANTROPOLOGÍA DE LA ALIMENTACIÓN
Nota: En el año 2000 se han encontrado en África, unos pocos restos fósiles de un
homínido que datan de 6 millones de años.
Aún no se ha podido determinar si ya era bípedo, aunque hay algunos indicios que
así lo indicarían.
Este descubrimiento podría una vez más alterar las fechas y concepciones
evolutivas, en permanente revisión, y que han sufrido numerosas
transformaciones en el siglo pasado, a medida que se fueron encontrando nuevos
fósiles.
Homo Erectus:
Luego entre 1,5 y 1 millón de años atrás, aparece el Homo Erectus, nuestro
antecesor del género Homo que más perdura, pues llega hasta los 100.000 años
AC.
El Homo Erectus fue el primer homínido que en parte emigró de África, y esto
hace apenas 2.000 generaciones atrás.
Hasta hace una década la mayoría sostenía que se había iniciado hace unos
100.000 años, sin embargo hace 5 años en la Sierra de la Gran Dolina, Atapuerca
- España, se encontraron restos fósiles de 780.000 años de antigüedad, de una
población con características intermedias entre el Homo Erectus y el Neandertal,
pero que aparentemente se extinguió, no encontrándose rastros genéticos en el
hombre moderno.
Además ya antes se habían encontrado fósiles del género Homo en Australia con
una datación de 45.000 años, y cabe recordar que Australia se dividió del resto de
los continentes hace 100 millones de años, y que hace 45.000 años ya habían
10.000 kilómetros de océano entre África y Australia, por lo que evidentemente
debieron llegar por Asia, y así no obstante debieron cruzar 250 kilómetros de
océano, lo cual es una tarea sugestivamente difícil de ser hecha por el Homo
Erectus.
Una de las teorías actuales, sostiene que el Homo Erectus evolucionó a Homo
Sapiens de distintas maneras, según el lugar a donde los llevó su migración
original desde África.
Nuestro antepasado más antiguo considerado como del género Homo subgénero
Sapiens, apareció en el período interglaciar hace alrededor de 350 a 200 mil años,
era el Homo Sapiens Steiheimensis, que vivía en el centro y norte de Europa.
No se sabe si era ya capaz de obtener “el fuego”, aunque lo más probable es que
conociera su utilidad y su origen natural (por ej. el provocado por rayos o
producido espontáneamente en el bosque), e intentara mantenerlo encendido
añadiendo materiales combustibles.
El Eslabón Perdido:
El punto es que si consideramos que a los primeros Primates les llevó 25 millones
de años llegar a Australopithecus, y de 3,5 a 5 millones más llegar a Homo
Erectus, de éste al Homo Sapiens deberían haber pasado muchos millones más, y
no apenas 1 millón.
Pues los 28,5 a 30 millones de años hasta el Homo Erectus resultan escasos para
el impresionante “salto cuántico” que significa pasar de una capacidad cerebral de
1.000 c.c. del Homo Erectus a los 1.500 c.c. del primer Homo Sapiens.
♦ Y también existen teorías de la más diversa índole, que pasan por las de restos
de Civilizaciones Anteriores como la Atlante, hasta incluso la Manipulación
Genética por parte de Extraterrestres, que no tienen ningún sustento concreto,
pero que en teoría al menos, son más factibles que las Darwinianas.
Se estima que la tierra tiene una antigüedad de 5 mil millones de años, sin
embargo los primeros vestigios de vida bacteriana datan de 3.700 millones de
años, las llamadas bacterias extremófilas, pues vivían a una presión de 10
atmósferas y altas temperaturas (aún existentes en regiones con estas
condiciones).
Se estima que la tierra comenzó a enfriarse hace unos 4.000 a 3.500 millones de
años, pero no se sabe bien cuándo obtuvo las condiciones óptimas para el
desarrollo de otras formas de vida, pues por lo que sabemos, recién hace apenas
600 millones de años, comenzaron a aparecer las primeras formas de vida
compleja.
Pero recientes descubrimientos han demostrado que en esa época el planeta hace
rato que se había enfriado lo suficiente, de hecho recién estaba saliendo de la
mayor glaciación, que se conoce como “el planeta de hielo”, pues toda su
superficie estaba congelada.
O sea que de acuerdo a lo que sabemos hasta ahora, la tierra estuvo un 90% de
su existencia sin vida biológica compleja.
Y también es muy sugestivo que especies como las cucarachas, no hayan tenido
prácticamente ningún cambio en más de 340 millones de años.
A su vez del primer Australopithecus a lo que hoy somos, existe un salto cuántico
(en capacidad cerebral), infinitamente superior al que por ejemplo puede
conjeturarse entre un Tiranosaurio y un Chimpancé.
Es absurdo pretender tratar la patología más difundida y rebelde del mundo, que
no es ocasionada por ningún agente infeccioso o alteración genética, sino por un
cambio brusco en los Hábitos Alimentarios, si no se conoce la Evolución de la
Alimentación Humana.
Hombre de Neandertal:
Hace unos 150 a 100 mil años surgió el Homo Sapiens Neandertalensis.
El Neandertal desarrolló cultos definidos (ritos funerarios entre otros), fabricó los
primeros utensilios para uso doméstico, sencillos vestidos de piel que le protegían
del frío, y utensilios de madera, hueso, cuero, asta, etc.
Todo indica que aparentemente vino de Oriente, pero sus orígenes son bastante
indefinidos.
Características
Periodo Cronología Especies
Sociales
Recolectoras Herbívoras
Australopithecus
Omnívoras Paleolítico Inferior 3,5 a 2,5 millones AC
Homo Habilis
CarroñerasOmnívoras Paleolítico Inferior 2,5 a 1,5 millones AC
Homo Erectus
Cazadoras Paleolítico Inferior 1,5 millones a 100 mil AC
Hombre de
Cazadoras Paleolítico Medio 100 a 35 mil AC
NeandertalHomo Sapiens
Cazadoras Paleolítico Superior 35 a 6 mil AC
Sapiens
Revolución Neolítico 6 a 4 mil AC
Homo Sapiens Sapiens
AgrícolaCazadora Era del Cobre 4 a 3 mil AC
Homo Sapiens Sapiens
Agrícola Era del Bronce 2.000 a 700 AC
Homo Sapiens Sapiens
Cazadora Agrícola Era del Hierro 700 a 218 AC
Homo Sapiens Sapiens
Cazadora Agrícola
Hay sólidos indicios que hacen pensar que el Cro-Magnón tuvo un papel decisivo
en la extinción de los pocos Homo Erectus que eventualmente existían y los
aproximadamente 100.000 Hombres de Neandertal, que habitaban la Europa
Occidental.
Y es que el HSS tenía numerosas ventajas con respecto a ellos, siendo la más
importante el mayor desarrollo intelectual y del lenguaje, lo que les permitía
también tener herramientas y estrategias de caza muy superiores; pero también
era más alto, estilizado, ágil y rápido, y sobre todo vivía en conglomerados
sociales de un número mucho mayor (de entre 30 a 40), cuando el Neandertal por
lo general vivía en pequeños clanes familiares. Esto determinaba que ante
cualquier eventual enfrentamiento, el HSS llevara una enorme ventaja.
Por ejemplo, los cereales y las leguminosas nunca fueron usuales en las regiones
montañosas a causa del mayor tiempo que requiere su preparación puesto que el
agua tarda más en hervir en altura que al nivel de mar.
De allí proviene que el alimento de mayor valor y jerarquía social sea la carne, aún
hoy.
Por otra parte es obvio que la carne es más sabrosa y sobre todo “más tierna”
recién cocida, entonces es lógico que el HSS comiera hasta saciarse la carne
recién cocida, y hasta desechara la fría pues podía cazar otra presa cuando
quisiese.
Todo indica que “comía una vez al día”, tal como lo hacen todos los grandes
mamíferos cazadores.
La gran mayoría de la humanidad siguió comiendo una vez al día hasta finales del
siglo XIX, y sugestivamente resaltamos que la Obesidad prácticamente no existía
hasta esa época, salvo en la clase aristocrática, que así y todo no llegaba a los
desmedidos niveles actuales, donde se observan personas con pesos superiores
a los 300 o 400 Kg..
Esta revolución del Neolítico fue un paso determinante en la historia humana, pero
“no fue electivo sino obligado”.
Cazar implica sin duda menor esfuerzo que cultivar o recolectar, pero la población
humana había crecido geométricamente y la alimentación casi exclusivamente
proveniente de la caza, había diezmado las “presas”.
Nuestro planeta sólo nos ofrecerá espacio para mantenernos de pie, pues se
dispondrá únicamente de 3 cm2 por persona en la superficie sólida, incluyendo
Groenlandia y la Antártida. Es más, si la especie humana continúa multiplicándose
al mismo ritmo, en el 3.550 la masa total de tejido humano será igual a la masa de
la Tierra.
Esto se relaciona con que cada 30 millones de años la tierra pasa por el centro de
su galaxia “la vía láctea”, y allí recibe una gran cantidad de meteoros.
La luna se formó por el choque de un asteroide del tamaño de Marte, que expulsó
parte de la materia terráquea, hace unos 4.500 a 4.000 millones de años.
Pero las olas de extinciones masivas de los últimos 40.000 años tienen una causa
interna: “el hombre”.
Todas estas fechas tienen directa relación con la entrada del hombre a esos
lugares:
Por ejemplo comenzando con Australia, se sabe que el género Homo la habitó por
lo menos desde hace 45.000 años, y no obstante ser escasa su población y su
perfeccionamiento en la caza aún incipiente, le tomó apenas 5.000 años producir
una ola de extinción.
Sólo el caso de África constituye una relativa excepción, pues al ser el primer
continente habitado por homínidos cazadores, muchas especies tuvieron tiempo
de reconocer a este depredador y adaptarse, y además la gran diversidad de
especies existentes merced al favorable clima, permitió que parte de su mega
fauna haya sobrevivido.
Esta singularidad tal vez sea la que lo ha hecho más dañino para el ecosistema,
pues su conducta en la cacería no era equilibrada sino que se centraba en “el
concepto del menor esfuerzo”, lo que implicaba que cazaba el animal más grande
posible hasta que terminaba por extinguirlo, y recién seguía con el siguiente.
Esto está demostrado con el Mamut, cuya última evidencia de caza data de unos
10.000 años, pasando luego a centrarse en los vacunos.
Todo esto se encuentra también apoyado por la datación de las pinturas rupestres.
5) Contaminación ambiental
Sin dudas no queda margen razonable para pensar que el hombre, con esta
conducta voraz e irresponsable, haya sido “un manso recolector de vegetales”.
Ni aún hoy, con todas las ONG dedicadas a concientizar a la humanidad sobre la
importancia vital de preservar los recursos del planeta, el HSS ha cambiado su
conducta primigenia.
Entonces como dijimos fue recién hace 10.000 años cuando, obligado por las
circunstancias, el hombre se inicia en la Agricultura.
Particularmente los cereales no sólo no son esenciales sino que “no son
combustibles diseñados para la máquina humana”.
Esto es sencillo de entender: “Los Cereales son de los pocos nutrientes que
ingerimos actualmente que no pueden ser digeridos sin previa cocción”.
Efectivamente, los cereales y sus derivados como aceites y farináceos, los lácteos
y las grasas animales procesadas, y otros cultivos como la caña de azúcar,
resultan nocivos para el ser humano.
Los cereales son la fuente de calorías más barata, pero están lejos de proveer
todos los nutrientes esenciales, dando así origen a la paradoja de la existencia de
Obesidad en la pobreza, acompañada a veces de malnutrición proteica.
EL VEGETARIANISMO
¿Se puede vivir siendo vegetariano?: “Por supuesto que sí”, pero es ciertamente
difícil.
Por lo general implica varias comidas diarias (para lo que nuestro organismo no
está diseñado, pues no somos herbívoros) lo cual es incómodo para el hombre
contemporáneo (a lo que hay que sumar que esta dieta requiere también un
considerable tiempo destinado a la preparación de los alimentos).
3) Producen menor saciedad y por mucho menos tiempo que las carnes, lo que
nos lleva a sentir hambre más de una vez al día.
Definitivamente bajar de peso con una dieta vegetariana requiere mucho mayor
esfuerzo y voluntad que con una carnívora, pero con seguridad también puede
lograrse.
Es una posibilidad bastante cierta que la raza humana con el tiempo acabe siendo
exclusivamente vegetariana (por múltiples condicionantes que exceden este
tema), pero lo hará merced a la biosíntesis de alimentos que posean los nutrientes
esenciales de los derivados animales, pero provenientes de los vegetales; y esto
sin duda será muy beneficioso.
Los productos animales tienen también numerosos efectos perniciosos, que los
vegetarianos certeramente explicitan, pero “estamos diseñados para comer
carne”.
Esto es irrebatible desde el punto de vista biológico evolutivo, pero sin embargo
sigue siendo caldo de fútiles controversias.
Sin dudas la Industria Alimenticia y las leyes de mercado definidas por las
preferencias públicas, van a solucionar esta divergencia mucho antes de que
vegetarianos y carnívoros se pongan de acuerdo, y pensamos que lo harán a favor
de los vegetarianos, pero merced a los avances en Ingeniería Genética de los
alimentos.
Hay también quienes son defensores a ultranza de la "alimentación natural", pero
algunos confunden alimentación natural con vegetarianismo. La alimentación más
natural para el ser humano, es la que desarrolló durante las 3/4 partes de su
existencia como Homo Sapiens Sapiens (y durante mucho más tiempo si
consideramos los otros escalones evolutivos), hasta el año 10.000 A.C., antes de
la agricultura. El vegetarianismo es apenas una variante de la alimentación,
posible gracias a nuestra extraordinaria versatilidad.
Ninguna dieta es más fácil que la que nos acerca a la escrita en nuestros genes;
que por cierto no determinan que debamos vivir padeciendo hambre o no
podamos saciarnos por completo, muy por el contrario pretende asegurar la
sobrevivencia de la especie, lo cual viene logrando con éxito por millones de años
"No se trata de dejar de comer, sino de aprender a hacerlo".
ANTROPOLOGÍA DE LA ALIMENTACIÓN II
J. Boza López
Introducción
Pero lo cierto es que la comida desempeña funciones importantes que van más
allá de la mera subsistencia, como las relaciones humanas surgidas en torno a
ella, que ha hecho decir que: “comiendo se entiende la gente”.
Los primeros grupos humanos se cree que serían familias matriarcales, grupos
estables que se compondrían de madre y sus hijos pequeños, parecido a lo que
sucede con las familias de primates. Biológicamente son las hembras las que se
han encargado de cuidar y enseñar a su prole, y les han procurado su
alimentación diaria, creándose fuertes vínculos de manera permanente con su
descendencia. En los grupos prehistóricos la madre sería lo primordial, ya que
tenía la capacidad de crear vida, sustentarla y perpetuar la especie.
Las pinturas rupestres nos muestran que la caza en la Prehistoria, que jugaría tan
importante papel en el desarrollo humano, sería practicada por ambos sexos, ya
que los grupos o bandas de homínidos viajaban y cazaban juntos, a la que se une
la recolección de alimentos tarea más femenina (Kay y Voorhies,1978).
Hasta la primera mitad del siglo XIX no se empezó a estudiar los utensilios de
sílex y los esqueletos fósiles hallados, estudios que se efectuaron conjuntamente
con investigaciones geológicas y paleontológicas, pudiendo así desvelarse la edad
de nuestro planeta, alrededor de unos 4.650 millones de años según la datación
radiométrica, y demostrarse que la vida surgió en épocas más antigua de lo que
se había pensado hasta entonces, ya que de acuerdo con el reloj biológico de la
secuencia de los fósiles, la vida representada por unos primitivos organismos
pluricelulares, aparecería aproximadamente hace unos 600 millones de años.
De acuerdo con los antropólogos Edey (1977), Foley (1988), Harris (1996) y
especialmente con la Dra. Aguirre (2004), los individuos que integramos hoy la
humanidad somos muy parecidos entre sí, pese a nuestras diferencias externas,
ya que todos pertenecemos a una sola especie, la del Homo sapiens. Es evidente
que el hombre surgió de otros seres que no eran humanos en un proceso
evolutivo, a través del cual se desarrollaron nuestros antepasados y adquiriendo
las diferentes características que nos distinguen de otras especies animales, a la
vez que de este proceso surgieron la diversificación del hombre en sus diferentes
razas.
Los humanos formamos parte del reino animal y según el criterio de clasificación
establecido por Linneo, pertenecemos al Phylum de los cordados, Clase de los
mamíferos, Orden de los primates, Suborden de los antropoides y Familia de los
homínidos, familia que comprende todo el Género homo desde sus ancestrales
especie en formas fósiles a la actual del Homo sapiens sapiens.
Linneo, pese a no ser evolucionista, situó al chimpancés al lado del hombre por
sus semejanzas, y más tarde la teoría de la evolución mostraría que los
chimpancés son los seres más cercanos al hombre. Los homínidos son primates
no arborícolas, que se caracterizan por su bipedestación que se mantiene de
forma erguida permanentemente, con un pie que presenta un pulgar no oponible,
pelvis más corta y ancha, cara chata y un cerebro globular desarrollado colocado
de forma vertical sobre la columna. La dentadura es menos potente en los
homínidos que en el resto de los antropoides, siendo los caninos más pequeños y
los premolares presentan dos cúspides para triturar los alimentos duros.
Conviene señalar que antes de que se comenzara a caminar sobre dos piernas,
se produjo una alteración climática muy importante que provocó la reducción del
área forestal y la aparición de la sabana en el continente africano. El hábitat
cambió radicalmente y por primera vez se vieron ante la necesidad de salir de su
bosque para encontrar alimentos en zonas más alejadas, lo que les obligó a
desplazarse largas distancias bajo el sol y por un paisaje hostil, donde las ventajas
de su adaptación a la bipedestación fueron evidentes.
Los estudios anatómicos demuestran que los antropoides de África son más
parecidos a los homínidos, así como los análisis de biología molecular muestran
resultados muy similares, aunque se desconoce su antepasado común. De esa
separación aparecen dos ramas: los chimpancés y los antepasados del hombre. El
Australopithecus, surge hace alrededor de cinco millones de años. El género
Homo aparece hace unos dos millones de años, y por último el Homo sapiens
alrededor de unos 200.000 años.
Por las huellas marcadas en ceniza volcánica en África, sabemos que los
homínidos caminaban erguidos, sus rastros muestran un talón bien formado, un
arco fuerte y una eminencia metatarsiana muy definida, si bien por la curvatura de
los huesos del dedo pulgar del pie, estos Australopithecus debían tener más
destreza que los Homos que los siguieron, para trepar a los árboles. De esto se
infiere que aunque estaban adaptados a caminar por las sabanas, por la noche se
subirían a los árboles buscando refugio de los grandes felinos predadores
nocturnos.
El Australopithecus africanus que vivó hace unos 3 millones de años, era pequeño
y de complexión ligera, así como otras dos variedades de australopitecos
vegetarianas (A. robustus y A. boisei), que existieron hace 2,6 millones de años,
dotadas de grandes maxilares y enormes molares, junto crestas óseas en la parte
posterior del cráneo en las cuales se insertaron potentes músculos masticadores,
y que convivieron en África durante centenares de miles de años con los más
tempranos representantes del género Homo: el Homo habilis que hizo su aparición
alrededor del 1,9 millones de años, pero con una diferencia trascendental, su
omnivorísmo, que le brindó una ventaja en la selección de su dieta frente a los
australopitecos vegetarianos, lo que le permitió sobrevivir a los avatares del
cambio ambiental.
f) Por el estudio de las especies que habitaban el mismo medio y al mismo tiempo,
y las posibles relaciones (presa-predador) dentro de la cadena trófica.
Los anteriores comentarios, dieron origen a una nueva teoría sobre la evolución de
nuestro cerebro en un ambiente marino. Ya en 1960 Hardy especuló con nuestra
procedencia del medio marino, basándose en algunas evidencias anatómicas pero
especialmente fisiológicas y de comportamiento, como el poder nadar desde el
nacimiento antes que andar, aunque de todo ello lo verdaderamente importante es
que ese Homo acuaticus, habitante de las costas, lagos o ríos, tuvo para su
alimentación productos de ese medio, colmados de nutrientes indispensables para
la evolución cerebral (Morgan, 1982).
Crawford y Marsh (1989) señalaron que sólo en ese hábitat, con la disponibilidad
de ácidos grasos poliinsaturados de larga cadena, pudo desarrollarse el cerebro
del hombre desde la capacidad pequeña de los primates hasta la por él alcanzada,
lo que permite afirmar que los humanos han evolucionado en la interfase agua-
suelo, la cual le proporcionó los nutrientes necesarios para el desarrollo del
cerebro.
Aguirre (2006) nos señala, que al principio los individuos de un grupo o banda se
dispersarían, recogiendo y comiendo cada uno lo va encontrando, lo que es una
forma de alimentación adaptada a ambientes de escasez. En la comensalidad, en
cambio, el grupo obtiene y reparte colectivamente la comida. Este tipo de
alimentación grupal funciona en ambientes de abundancia, cuando se puede
cooperar y correr riesgos para obtener mejores presas y después compartirlas. Lo
que hicieron nuestros ancestros omnívoros fue combinar ambas formas, algunos
individuos del grupo, entre los que se encontrarían los más viejos, las hembras
grávidas y las crías, se dedicarían a una recolección vagabunda de hojas, frutas,
bayas, semillas y brotes vegetales, junto a miel, larvas, pequeños roedores,
huevos, etc., mientras los más hábiles y ligeros saldrían en grupo arriesgándose
para conseguir carne, ya sea de animales muertos naturalmente, robando las
presas de los grandes carnívoros de la sabana, y sólo más tarde cazando
animales de porte, cuando los útiles de madera, hueso o piedra sustituyeron con
éxito sus débiles uñas y colmillos.
En épocas más recientes, hace un millón y medio de años, fue cuando el Homo
erectus, se dedica a la caza colectiva una vez perfeccionara sus instrumentos
líticos (bifaces), aptos ahora para arrojar, cortar y desgarrar. Este homo cazador,
que había sido presa durante millones de años, se transforma en predador, nueva
ubicación del hombre en la cadena trófica que a partir de aquí ya no dependerá de
los predadores, sino de la cantidad de alimento que pueda extraer del medio
ambiente. Cuando la evolución nos llegó finalmente a transformarnos en Homo
Sapiens Sapiens, hace apenas 40.000 años, ya eran los mayores cazadores del
planeta, aunque continuaran consumiendo todas las fuentes de nutrientes.
Eaton et al. (1997) y Aguirre (2006) han publicado modelos composición química
de la alimentación paleolítica, estudiándolas comparativamente con la dieta media
actual de los Estados Unidos, así como la recomendada por la OMS, que
resumimos a continuación:
Carbohidratos, % energía……….. 45 46 58
Grasas, % energía………………. 21 40 – 42 30
Según este modelo, la ingesta proteica durante el paleolítico fue alta, sin embargo
la grasa es significativamente menor de la esperada con tan elevada ingesta
cárnica, y ello posiblemente fuera debido a que los animales de caza son magros
por su actividad. Por otro lado, los monogástricos con abundancia de ácidos
grasos poliinsaturados, como consecuencia del tipo de vegetales consumidos,
presentarían una relación P/S (poliinsaturados/saturados) muy satisfactoria. Puede
apreciarse también elevados ingresos de fibra dietética, calcio y ácido ascórbico
que serían muy beneficiosos para su salud, y aunque el colesterol total de la dieta
fuera más elevado del actualmente recomendado, es probable que sus niveles en
sangre fueran bajos, consecuencia por un lado de la riqueza en ácidos grasos
poliinsaturados, y por otro, el superior nivel de actividad física de nuestros
antepasados.
Faustino Cordón (1988) en su libro La cocina hizo al hombre, nos muestra que: “El
hombre que se define por la facultad de hablar, sólo ha podido originarse en unos
homínidos, precisamente cuando se aplicaron a transformar, con la ayuda del
fuego, alimentos propios de otras especies en comidas adecuadas para ellos”.
La aparición de la agricultura
Tras el frío periodo glacial hace unos 20.000 años la temperatura de la tierra
comenzó a aumentar, hasta el punto que hace unos 15.000 años se fundió el hielo
que cubría Europa, y a medida que retrocedían los glaciares, los bosques
sustituyeron las llanuras cubiertas de pastos que alimentaban a los grandes
mamíferos. El cambio climático o la depredación humana incidieron en la
desaparición de la megafauna del pleistoceno, provocando la caída de la caza
mayor, y nuevos cambios en la alimentación. El hombre en esa época glacial,
disponía ya de armas eficaces para la caza y manejaba el fuego, lo que tuvo una
especial importancia en su supervivencia. En las zonas costeras, continuó
consumiendo pescados y mariscos, y en las llanuras comenzó los trabajos de
selección y cultivo de plantas de interés alimenticio, considerado como el
nacimiento de la agricultura.
La conclusión es que estas primeras higueras domesticadas, tal vez fue el origen
de la agricultura y, por tanto, de la civilización, higos que fueron producto de una
mutación espontánea, propagada después por los humanos mediante esquejes
sucesivos. Las mutaciones de este tipo son conocidas en las higueras silvestres:
producen una variedad llamada "partenocárpica", en que la fruta no necesita de
polinización, madurando y quedándose pegada al árbol, ganando en suavidad y
dulzura en lugar de pudrirse en el suelo.
Alrededor de los 7.000 años a.C. se iniciaron los regadíos; a los 4.000 años a. C.
se ideo el arado y la rueda lo que facultó un espectacular avance de la agricultura
y el transporte. La aparición del arado provocó la virilización de la agricultura,
actividad hasta entonces limitada a las mujeres encargadas de la recolección de
semillas silvestres y de su posterior siembra, pero el manejo de los primitivos
arados de madera tirados por bestias necesitaba de un mayor esfuerzo más
propio del hombre.
Los datos poblacionales disponibles para el Oriente Medio, señalan que en cuatro
mil años se multiplicó por cuarenta la población. Sin embargo la calidad de vida, y
de manera especial la alimentación, fracasó estrepitosamente ya que aunque
había aumentado la cantidad de alimentos se sacrificó la variedad, restringiéndose
la dieta a un “alimento principal” (staple food), generalmente un cereal o un
tubérculo, complementado con algún producto de origen animal. Esto trajo
aparejado que, cuando faltaba ese alimento principal aparecían las “hambrunas”, y
cuando faltaban sus complementos, la población quedaba condenada a estados
carenciales crónicos por falta de algunos micronutrientes (Testart, 1988).
Condicionantes de la alimentación
Como señaló Néstor Luján (1989), “la necesidad de nutrirse ha configurado los
aspectos esenciales de la psicología colectiva de los pueblos, entrando a la vez en
esa especie de desviación inteligente y sensual que es la cocina”, esa que
transformar los alimentos en comida, y que aporta mucho de los conocimientos
generados desde esa prehistoria hasta los de la actualidad, y constituyen una
ciencia de nuestra cultura que llamamos Antropología de la alimentación.
En una gran parte de las sociedades, las tradiciones religiosas, determinan los
alimentos que pueden o no consumir sus creyentes. La religión hindú permite el
comer carne pero pone un mayor énfasis en el vegetarianismo:"No debes usar tu
cuerpo dado por Dios para matar a otras criaturas de Dios, ya sean humanas,
animales o lo que sea." (Yajur Veda, 12.32), y no consumen carne de vaca ya que
es un animal sagrado (Madre Surabhi), y produce los cinco productos
purificadores (leche, cuajada, ghee, orina y estiércol). La vaca ocupa un lugar en
la trasmigración de las almas, concede beneficios materiales, es símbolo de la
maternidad, y la importancia de estos condicionantes religiosos se refleja en que el
Estado asume y legitima tabúes o prescripciones alimentarías en su Constitución.
Los azteca al igual que otros grupos étnicos de lugares muy apartados,
practicaron los sacrificios humanos y canibalismo, convirtiéndolos en el foco
primordial de sus creencias religiosas (Super, 1988). La antropofagia o costumbre
de comer carne y vísceras humanas, fue una manera de mostrar el odio y la
superioridad de un pueblo hacia otro, por lo que se comían las cabezas y
corazones de los prisioneros de guerra y con esto adquirían mayor fuerza.
También se practicó como culto divino, por lo que era considerado un honor el que
se sacrificara y se comiera el corazón de alguien pues así rendían culto a sus
dioses. Una tercera práctica de este "rito" era el comerse a un ser querido que
haya muerto por causas naturales, pues con esto se creía se ayudaba a que
llegara a un mejor lugar, además de colaborar a satisfacer las necesidades
alimenticias de la familia, antropofagia que se ha continuado practicando hasta
épocas recientes en países como Guinea Papua.
Hace alrededor de unos 40.000 años surge el Homo sapiens que sin grandes
cambios en su genotipo llega a nuestros días, aunque con un trascendente
progreso cultural que lo lleva a emprender la revolución neolítica con la aparición
de la agricultura y la domesticación de los animales, todo lo cual posibilitó para
una parte importante de la población el sedentarismo y la vida urbana en aldeas,
mientras otros pueblos continuaron hasta nuestros días con el nomadeó (los
pastores de la lluvia, del tiempo o trashumantes).
Bibliografía consultada
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