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VIH/sida
VIH/sida
30 de noviembre de 2020
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Datos y cifras
El VIH, que continúa siendo uno de los mayores problemas para la salud
pública mundial, se ha cobrado ya casi 33 millones de vidas. Sin embargo, habida
cuenta del acceso creciente a la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la
atención eficaces del VIH, incluidas las infecciones oportunistas, la infección por
el VIH se ha convertido en un problema de salud crónico llevadero que permite a
las personas que viven con el virus llevar una vida larga y saludable.
Aunque no existe cura para la infección por el VIH hay tratamientos de
prevención eficaces que permiten mantener controlado el virus y prevenir la
transmisión a otras personas: prevención de la transmisión maternoinfantil, uso
de preservativos masculinos y femeninos, intervenciones para la reducción de
daños, profilaxis anterior a la exposición, profilaxis posterior a la exposición,
circuncisión médica masculina voluntaria y antirretrovíricos.
Se estima que, a finales de 2019, había 38 millones de personas con el VIH.
Para alcanzar el nuevo objetivo mundial «95/95/95» propuesto tendremos
que redoblar nuestros esfuerzos para evitar el escenario más desfavorable: medio
millón de muertes adicionales en el África subsahariana, un aumento de las
infecciones por el VIH como consecuencia de las interrupciones en el servicio del
VIH durante la pandemia de COVID-19 y la ralentización de la respuesta de
salud pública al VIH.
Signos y síntomas
Los síntomas de la infección por el VIH difieren según la etapa de que se trate. Aunque el
máximo de infectividad se tiende a alcanzar en los primeros meses, muchos infectados ignoran
que son portadores hasta fases más avanzadas y pueden seguir transmitiendo el virus si no
reciben tratamiento. A veces, en las primeras semanas que siguen al contagio por el VIH la
persona no manifiesta ningún síntoma o presenta un cuadro seudogripal con fiebre, cefalea,
erupciones o dolor de garganta.
Transmisión
El VIH se transmite a través del intercambio de determinados líquidos corporales de la persona
infectada, como la sangre, la leche materna, el semen o las secreciones vaginales. También se
puede transmitir de la madre al hijo durante el embarazo y el parto. No es posible infectarse en
los contactos ordinarios cotidianos como los besos, abrazos o apretones de manos o por el
hecho de compartir objetos personales, agua o alimentos.
Es importante tener en cuenta que las personas con VIH que reciben tratamiento
antirretrovírico (TAR) y han suprimido la carga vírica no transmiten el VIH a sus parejas
sexuales. El acceso temprano al TAR y el apoyo para continuar el tratamiento son, por tanto,
cruciales no solo para mejorar la salud de las personas con el VIH, sino para prevenir la
transmisión del virus.
Factores de riesgo
Hay algunos comportamientos que aumentan el riesgo de que una persona contraiga el VIH:
Diagnóstico
El VIH puede diagnosticarse mediante pruebas de diagnóstico rápido que ofrecen resultados el
mismo día. Esto facilita enormemente el diagnóstico precoz y la vinculación con el tratamiento y
la atención. Las personas también pueden realizarse autopruebas de detección del VIH. Con
todo, ninguna prueba puede proporcionar por sí sola un diagnóstico completo de la infección
por el VIH; la OMS recomienda una estrategia de diagnóstico basada en tres pruebas
secuenciales realizadas por trabajadores sanitarios o agentes de salud cualificados y
capacitados, en hogares, centros comunitarios o centros de salud. La infección por el VIH se
puede detectar con gran exactitud mediante pruebas precalificadas por la OMS en el marco de
una estrategia de pruebas aprobada a nivel nacional.
Las pruebas de diagnóstico del VIH de uso más generalizado detectan los anticuerpos que se
generan como parte de la respuesta inmunitaria ante el virus. En la mayoría de las personas,
los anticuerpos contra el VIH aparecen en los 28 días posteriores a la infección. Durante este
tiempo, las personas experimentan el llamado periodo de seroconversión, cuando todavía no
se han generado anticuerpos en un número suficiente para su detección en pruebas estándar,
y pueden no haber tenido signos de infección por el VIH, pero pueden transmitir el VIH a otras
personas. Después de la infección, una persona puede transmitir el VIH a una pareja sexual o a
otra persona con la que comparte drogas, y las embarazadas pueden transmitir el virus durante
el embarazo o durante la lactancia.
A quienes hayan dado positivo en una primera prueba diagnóstica se les debe realizar una
nueva prueba antes de atenderlos y tratarlos, con el fin de descartar que los resultados sean
incorrectos o se haya proporcionado una información equivocada. Con todo, una vez se ha
diagnosticado la infección y se ha empezado el tratamiento no deben realizarse nuevas
pruebas diagnósticas.
Si bien se dispone de pruebas simples y eficaces para los adolescentes y adultos, este no es el
caso de los bebés nacidos de madres VIH-positivas. Las pruebas serológicas no bastan para
detectar la infección en los niños menores de 18 meses de edad porque la madre transfiere de
forma pasiva los anticuerpos contra el VIH al niño durante el embarazo y lactancia. Por eso,
deben realizarse pruebas virológicas en el momento del nacimiento o a las seis semanas de
edad. Están apareciendo nuevas tecnologías de diagnóstico que permiten hacer la prueba en el
lugar donde se presta la asistencia y obtener un resultado en el mismo día, lo cual permite
también atender al paciente e iniciar el tratamiento con mayor rapidez.
Muchos países han introducido como alternativa nuevas técnicas que permiten a los usuarios
realizarse las pruebas ellos mismos para promover el diagnóstico del VIH. La autoprueba del
VIH es un proceso por el cual la persona que quiere conocer su estado serológico respecto del
VIH recoge una muestra, realiza la prueba e interpreta los resultados en privado o con alguien
en quien confíe. Estas autopruebas no proporcionan un diagnóstico definitivo, sino que son un
primer análisis después del cual se debe acudir a un profesional sanitario o agente de salud
para que realice una prueba de confirmación. Muchos países están utilizando en estos
momentos soluciones alternativas para fomentar y apoyar la autoprueba del VIH mediante
plataformas digitales y apoyo en línea para facilitar el procedimiento de prueba y el
establecimiento de vínculos con los servicios.
Las parejas sexuales de las personas a las que se ha diagnosticado la infección por el VIH y
todo aquel que consuma drogas inyectables con una persona infectada por este virus tienen
una mayor probabilidad de ser VIH-positivos. La OMS recomienda ofrecer servicios de
notificación voluntaria asistida a las parejas o los compañeros de consumo de drogas
inyectables, ya que es una manera sencilla y eficaz de llegar hasta ellos. Muchas de estas
parejas o compañeros no han sido diagnosticados y desconocen que han estado expuestos al
virus, y seguramente agradecerán el apoyo y la oportunidad de hacerse la prueba del VIH. Los
servicios prestados a las parejas o los compañeros de consumo de drogas inyectables pueden
ser muy aceptables y eficaces, pero deben ofrecerse siempre desde el respecto a las
decisiones de las personas a quienes se ofrecen. Los servicios deben ser siempre voluntarios
y apoyar todas las opciones que se ofrecen con el fin de evitar posibles daños psicosociales.
Todos los servicios de detección de la infección por el VIH deben regirse por los cinco
principios fundamentales recomendados a este respecto por la OMS:
consentimiento informado;
confidencialidad;
asesoramiento;
garantía de que los resultados de la prueba son correctos;
vinculación con la asistencia, el tratamiento y otros servicios.
Prevención
Una persona puede reducir el riesgo de infección por el VIH limitando su exposición a los
factores de riesgo. A continuación se explican los principales métodos para prevenir el
contagio, que se suelen usar conjuntamente.
Las personas que consumen drogas inyectables pueden protegerse de la infección por el VIH
utilizando en cada inyección material estéril, en particular la aguja y la jeringuilla, y no
compartiendo el material utilizado al consumir la droga ni soluciones de droga. El tratamiento
sustitutivo con opioides para las personas dependientes de estas sustancias también ayuda a
reducir el riesgo de transmisión del VIH y a que el paciente cumpla la pauta terapéutica
prescrita. A continuación se enumera el conjunto exhaustivo de intervenciones de prevención y
tratamiento del VIH en las personas que se inyectan drogas:
La realización de pruebas de detección del VIH y otras ITS está altamente recomendada para
todas las personas expuestas a cualquiera de los factores de riesgo. Ello les permitirá conocer
su estado serológico respecto del VIH y acceder sin demora a los servicios de prevención y
tratamiento necesarios. La OMS también recomienda ofrecer pruebas de detección para el/la
compañero/a sexual o para parejas. Asimismo recomienda los servicios de notificación
voluntaria asistida a las parejas, con arreglo a los cuales las personas con el VIH reciben apoyo
para informar de ello a sus parejas, ya sea solas o con la ayuda de prestadores de atención
sanitaria. Los programas que ofrecen apoyo en las redes sociales para realizarse la prueba
también pueden constituir una solución eficaz y aceptable para algunos grupos de población.
Varios estudios han confirmado que si una persona VIH-positiva recibe TAR y ha suprimido la
carga vírica, no transmite el VIH a sus parejas sexuales no infectadas. Así, la OMS recomienda
ofrecer TAR temprano a todas las personas con VIH con el objetivo principal de salvar vidas y
contribuir a reducir la transmisión del VIH.
La OMS recomienda la profilaxis anterior a la exposición al VIH en todas las personas que
corren un riesgo sustancial de contraer la infección por el VIH como parte de un conjunto de
estrategias preventivas. Además, estas recomendaciones se han ampliado a las mujeres VIH-
negativas durante el embarazo y la lactancia. Para los hombres que mantienen relaciones
sexuales con hombres, la profilaxis anterior a la exposición al VIH según las circunstancias es
también una opción eficaz. Consiste en la toma de dos comprimidos entre 24 y dos horas antes
de las relaciones sexuales, un tercer comprimido 24 horas después de los dos primeros y un
cuarto 48 horas después de los dos primeros. Este tratamiento se denomina con frecuencia el
2+1+1. Recientemente se ha demostrado en dos ensayos aleatorizados que los productos de
acción prolongada de profilaxis anterior a la exposición al VIH, como la inyección intramuscular
de cabotegravir (CAB-LA) que se administra cada ocho semanas, son altamente eficaces para
evitar la infección por el VIH. En 2021 se solicitará la aprobación regulatoria para CAB-LA.
Además, se están llevando a cabo más ensayos abiertos de prolongación para abordar los
problemas de seguridad y aplicación. Por lo tanto, es poco probable que CAB-LA esté
disponible fuera del entorno de estudio hasta 2022. En dos ensayos controlados aleatorizados
se ha demostrado que el anillo vaginal con dapivirina (DVR) tiene un efecto modesto en la
prevención del VIH, pero un buen perfil de seguridad para las mujeres. Se ha visto una mejor
eficacia en ensayos abiertos de prolongación. La Agencia Europea de Medicamentos ha
proporcionado recientemente una opinión positiva sobre el DVR. Esto allana el camino para su
uso en países de ingresos bajos y medianos y ofrece a las mujeres que no quieren, o no
pueden, tomar a diario un medicamento oral de profilaxis anterior a la exposición al VIH una
opción de prevención adicional.
La OMS recomienda el tratamiento antirretrovírico de por vida para todas las personas con VIH,
independientemente de su recuento de células CD4 y de la etapa clínica de la enfermedad;
esto incluye a las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. En 2019, el 85% de las
aproximadamente 1,3 millones de embarazadas infectadas por el VIH en todo el mundo
recibieron antirretrovíricos para prevenir la transmisión a sus hijos. Un número cada vez mayor
de países y territorios está alcanzando tasas muy bajas de transmisión maternoinfantil del VIH,
y la eliminación de este tipo de transmisión como problema de salud pública ha sido validada
en algunos de ellos (Anguila, Antigua y Barbuda, Armenia, Belarús, Bermudas, Cuba, Islas
Caimán, Malasia, Maldivas, Montserrat, Saint Kitts y Nevis y Tailandia). Por otro lado, varios
países con tasas elevadas de infección por este virus están logrando grandes progresos en su
camino hacia la eliminación.
Tratamiento
Es posible suprimir el VIH mediante tratamientos en los que se combinan tres o más fármacos
antirretrovíricos. Aunque el TAR no cura la infección, inhibe la replicación del virus en el
organismo y permite que el sistema inmunitario recobre fortaleza y capacidad para combatir las
infecciones oportunistas y los cánceres.
Desde 2016, la OMS recomienda proporcionar TAR de por vida a todas las personas con el
VIH, incluidos los niños, adolescentes y adultos y las mujeres embarazadas y en periodo de
lactancia, con independencia de su estado clínico y de su recuento de CD4. Para junio de
2020, esta recomendación de tratamiento generalizado había sido adoptada ya por 185 países,
que abarcaban el 99% de las personas infectadas por el virus a nivel mundial. Además de
«tratar a todos», la OMS también recomienda iniciar rápidamente el TAR en todas las personas
que viven con el VIH y de ofrecer, el mismo día del diagnóstico, ese tratamiento a las que estén
listas para iniciarlo. A mediados de 2020, 70 países de ingresos bajos y medianos informaron
de que habían adoptado esta política, y aproximadamente la mitad de ellos informaron de su
aplicación en todo el país.
Las directrices actuales para el tratamiento de la infección por el VIH incluyen nuevos
antirretrovíricos con mejor tolerabilidad, mayor eficacia y tasas más bajas de incumplimiento
terapéutico que los fármacos recomendados anteriormente. En 2019, la OMS recomendó el
uso de dolutegravir o efavirenz a dosis bajas como tratamiento de elección. El dolutegravir
también debe utilizarse en el tratamiento de segunda línea, si no se emplea en primer lugar, y
se recomienda el darunavir/ritonavir como fármaco de anclaje en el tratamiento de tercera línea
o como una opción alternativa en el tratamiento de segunda línea.
Para junio de 2020, la transición al tratamiento con dolutegravir se ha llevado a cabo en más de
100 países de ingresos bajos y medianos y se espera que ello prolongue el tiempo de uso del
tratamiento y la calidad de la asistencia a las personas infectadas. A pesar de estas mejoras,
las opciones para los lactantes y los niños pequeños siguen siendo limitadas. Por esta razón, la
OMS y sus asociados están coordinando sus esfuerzos para posibilitar que se desarrollen e
introduzcan con mayor rapidez y eficacia formulaciones pediátricas de nuevos antirretrovíricos
adecuadas para cada edad.
Además, una de cada tres personas infectadas por el VIH solicita asistencia en una etapa
avanzada de la enfermedad, por lo general aquejados de graves síntomas clínicos, con unos
recuentos bajos de CD4 y un riesgo elevado de que la enfermedad se agrave y resulte mortal.
Para reducir este riesgo, la OMS recomienda ofrecer a estas personas un conjunto de servicios
que incluya, además de un inicio rápido del TAR, pruebas de detección y profilaxis con
fármacos para las infecciones graves más habituales que pueden provocar morbilidad grave y
acabar siendo mortales, como la tuberculosis y la meningitis criptocócica.
A mediados de 2020 había en el mundo más de 26 millones de personas infectadas por el VIH
en tratamiento con antirretrovíricos. Esto equivale a una tasa mundial de cobertura del TAR de
aproximadamente un 67%. Con todo, se necesitan más esfuerzos para ampliar el tratamiento,
especialmente entre los niños y los adolescentes. A finales de 2019 solo el 53% de los niños
recibían TAR.
La ampliación del acceso al tratamiento constituye una parte fundamental del objetivo «90-90-
90», diseñado para reactivar los esfuerzos a nivel mundial con miras a poner fin a la epidemia
de sida en 2030.
Respuesta de la OMS
La 69.ª Asamblea Mundial de la Salud ratificó una nueva «Estrategia mundial del sector de la
salud contra el VIH para 2016-2021». La estrategia incluye cinco orientaciones que guían las
medidas prioritarias que deberán adoptar los países y la OMS.
Estas son las cinco orientaciones estratégicas:
La OMS es uno de los copatrocinadores del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre
el VIH/sida (ONUSIDA), en el cual dirige actividades relacionadas con el tratamiento de la
infección por el VIH y la atención a los infectados y con la coinfección VIH/TB, y comparte con
el UNICEF la coordinación de las actividades dirigidas a eliminar la transmisión de este virus de
la madre al niño.
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