Anatomia Funcional de La Voz
Anatomia Funcional de La Voz
Anatomia Funcional de La Voz
La voz se produce gracias a la acción coordinada de casi todo nuestro cuerpo. El aparato
fonador o vocal está integrado por estructuras musculares de diferentes regiones y por elementos
del aparato respiratorio y del aparato digestivo.
Es importante remarcar que ninguna estructura de nuestro cuerpo tiene como función
única ni primera la producción de la voz. La voz fue una adaptación evolutiva muy posterior a
otras acciones imprescindibles para la vida. Así, la laringe, a la que relacionamos de forma
automática con la voz, tiene como función principal la de protección de las vías respiratorias.
Muchos animales poseen pliegues vocales y no emiten sonidos. En las aves la laringe no
interviene en la producción de sonidos, ya que éste se origina en la siringe que se localiza en el
extremo inferior de la tráquea.
Cuando hablamos de fonación hacemos referencia a la voz hablada y cantada ya que
ambas utilizan los mismos mecanismos para su producción, aunque, debido a sus características
especiales la voz cantada usará los elementos del aparato fonador de modo más controlado.
A lo largo de este capítulo, haremos referencia explícita a la voz cantada para poner de
relieve algunas características que le son propias o que en la voz hablada tendrán una
importancia menor.
El aparato fonador se divide para su estudio en tres porciones:
La mancha o fuelle Formada por las estructuras infraglóticas que determinan la mayor o
menor presión del aire espirado.
El vibrador Constituido por los pliegues vocales (cuerdas vocales) de la laringe.
Los resonadores Integrados por las cavidades supraglóticas donde el sonido producido
en los pliegues vocales es amplificado y modificado.
a
Fig. 1. Aparato fonador
b a: cavidad nasal; b: cavidad bucal; c: laringe;
e
c d: pulmones; e: faringe; f: tráquea; g:
f diafragma.
Los músculos del abdomen (que no aparecen
d
en el dibujo) serán junto con el diafragma los
g responsables del control de nuestra voz.
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2. EL FUELLE DEL APARATO FONADOR
La caja torácica está integrada por la unión entre las costillas, el esternón y la porción
torácica (dorsal) de la columna vertebral. Esta unión se realiza mediante diversas articulaciones
que confieren movilidad y elasticidad a todo el conjunto, lo que permitirá que durante la
respiración los diámetros de la caja torácica varíen y los pulmones se llenen y vacíen de aire.
Los movimientos del tórax óseo son el sumatorio de los movimientos individuales de
sus componentes. Durante la inspiración se produce la elevación de las costillas, y durante la
espiración su descenso. Así, cualquier músculo que produzca el ascenso costal será inspirador, y
todo aquel que determine su descenso un músculo espirador.
Durante la inspiración las costillas superiores se dirigen hacia delante produciendo un
aumento del diámetro anteroposterior del tórax. Las costillas inferiores se dirigen hacia los lados
produciéndose un aumento del diámetro transversal de la caja torácica.
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2.2 TRÁQUEA Y PULMONES
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Fig. 4. Movimientos del
diafragma en la respiración.
a: inspiración, b: espiración.
La espiración tranquila es un proceso pasivo en el que el ascenso del diafragma (fig. 4b)
se produce por su elasticidad y la de los elementos de la cavidad torácica. Este retorno del
diafragma determina la salida de aire intrapulmonar que pasará por la laringe en la cual los
pliegues vocales (cuerdas vocales) están abducidos. En el habla o en el canto la espiración es
activa y estará controlada por la musculatura abdominal. En la fonación las cuerdas vocales
están aducidas y el aire espirado ha de salir de los pulmones con una cierta presión para poder
abrir la hendidura glótica (glotis) y producir la vibración de los pliegues vocales (cuerdas
vocales).
En el proceso de la inspiración podemos encontrar diferentes músculos implicados. Su
acción es muy limitada respecto a la del diafragma y sólo actuarán en ocasiones concretas. Son
denominados: músculos accesorios de la inspiración. Dentro de este grupo encontramos
músculos que se insertan en la caja torácica. Entre ellos, los músculos pectorales, músculos del
cuello y pequeños músculos profundos del tórax.
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2.4. MÚSCULOS ABDOMINALES. ESPIRACIÓN CONTROLADA
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Los músculos del abdomen y el diafragma intervendrán en todos los actos de expulsión:
tos, estornudo, micción, defecación, vómito y en el parto. Para que se pueda dar la acción
conjunta del diafragma y de los músculos del abdomen es necesario la acción de la laringe.
Antes de cualquier acto de expulsión se produce una inspiración profunda y la aducción
(acercamiento) de los pliegues vocales, impidiendo la salida del aire inspirado. Este aire quedará
contenido en los pulmones mientras los pliegues vocales permanezcan cerrados. Esta columna
de aire está sujeta por el diafragma que se halla bajo ella. Del mismo modo el diafragma está
fijado en la posición de inspiración ya que el aire, que no puede salir de los pulmones, le impide
ascender y relajarse. Es ahora cuando los músculos del abdomen contrayéndose aumentarán la
presión intraabdomnial que puede determinar el vaciado de las vísceras (si los pliegues vocales
permanecen acercados) o la expulsión del aire pulmonar (si estos finalmente son separados), de
forma análoga a lo que sucede durante la fonación.
Los músculos de la pared lateral del abdomen se sitúan como las hojas de un libro. El
oblicuo externo cubre al oblicuo interno y éste al transverso que es el más profundo de todos
ellos. Junto a las acciones mencionadas, estos músculos son los responsables de los
movimientos de rotación, inclinación lateral y flexión ventral del tronco.
Al igual que en la inspiración, encontramos una musculatura accesoria de la espiración.
Debido a que la espiración tranquila es un proceso pasivo determinado por la relajación de los
pulmones, caja torácica y diafragma, la musculatura accesoria de la espiración es de poca
importancia. Sólo hallamos pequeños músculos, algunos de función muy controvertida, situados
en el tórax.
La laringe tiene la función de proteger las vías respiratorias y de producir los sonidos
bajo la acción del aire espiratorio. Se sitúa en la parte medial y anterior del cuello, por delante
de la faringe. Cranealmente comunica, a través de la faringe, con la cavidad bucal y las fosas
nasales, y caudalmente se continúa con la tráquea (fig. 1). Interviene en la respiración, la
deglución y la fonación.
Como en los primates no humanos, la laringe del niño se halla en una posición elevada
en el cuello, a la altura de la base occipital o de las primeras vértebras cervicales (en el neonato
el borde inferior del cartílago cricoides se sitúa entre la tercera y la cuarta vértebra cervical).
Hasta la edad de un año y medio o dos, la posición de la laringe del niño sigue elevada, similar a
la de cualquier otro mamífero. Luego, alrededor de los dos años empieza a descender, lo cual
modifica la manera de respirar, de deglutir y de emitir sonidos (en el adulto el borde inferior del
cricoides se encuentra a la altura de la sexta o séptima vértebra cervical). Hasta la edad de un
año y medio o dos, la posición de la laringe del niño continúa siendo elevada, similar a la de
cualquier otro mamífero. Luego, alrededor de los dos años empieza a descender, lo que
determinará que se modifique la forma de respirar, deglutir i emitir sonidos (en el adulto el
borde inferior del cricoides se halla a la altura de la sexta o séptima vértebra cervical). Debido a
este descenso de la laringe se produce una cavidad muy desarrollada por encima de los pliegues
vocales (cuerdas vocales) gracias a la cual los sonidos emitidos por la laringe pueden ser
modificados i hacerse audibles i el niño puede empezar a producir los sonidos del habla. A
partir de ahora el niño no podrá deglutir i respirara a la vez. Posiblemente, la posición baja de la
laringe en el ser humano, con la consiguiente expansión del tracto vocal, sean la clave de
nuestra capacidad para producir toda la riqueza del lenguaje articulado.
Otro cambio importante en la laringe sucede durante la pubertad. Por un efecto
hormonal la laringe crece en longitud y diámetro, con lo cual los pliegues vocales (cuerdas
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vocales) crecen en longitud. Durante este proceso se produce la muda vocal. En el chico los
pliegues vocales crecen entre 4 y 11 mm. y en la chica entre 1,5 y 4 mm., por ello, el cambio de
la voz en el sexo masculino será mucho más evidente. Antes de la pubertad los pliegues vocales
del chico i de la chica tiene una longitud similar, mientras que después de la pubertad los
pliegues vocales del hombre tienen casi el doble de longitud, por término medio, que los de la
mujer. El cambio que se produce en la voz durante la pubertad no sólo se relaciona con el
aumento de longitud de los pliegues vocales sino también con cambios estructurales que se
producen en la estructura histológica (que estudiaremos más adelante) del propio pliegue.
Durante la pubertad, la voz femenina desciende alrededor de 2,5 semitonos y la voz masculina
alrededor de una octava.
La laringe contiene los pliegues vocales denominados comúnmente cuerdas vocales. La
presencia de estos pliegues determina la presencia de tres regiones distintas en el interior de la
laringe.
Porciones de la laringe
Las articulaciones establecidas entre los diferentes cartílagos, se hallan reforzadas por
pequeños ligamentos que las sujetan. Además encontramos ligamentos que unen a la laringe con
estructuras vecinas, como el hioides, y otros que unen entre sí los diferentes cartílagos (fig. 7).
El hioides es un hueso impar que se sitúa sobre la laringe (fig. 7 b). Es el único del
cuerpo que no se articula con otro hueso sino que se halla suspendido del cráneo por pequeños
ligamentos y estructuras musculares. Tiene forma de U, con una parte anterior o cuerpo y unas
astas (cuernos) mayores que constituyen las ramas de la U; ambas estructuras pueden palparse
en el cuello. Posee asimismo dos pequeñas astas (cuernos) menores que se dirigen hacia arriba y
no son palpables.
La laringe se une al hioides mediante una membrana ligamentosa (membrana
tirohioidea). En el hueso hioides se insertan, por un lado, la lengua y, por otro, los denominados
músculos extrínsecos de la laringe que veremos en otro apartado. Estos músculos llevan hacia
arriba y hacia abajo al hueso hioides y consigo a la laringe y a la lengua. Las tres estructuras
constituyen por ello un bloque funcional inseparable tanto durante la fonación como durante la
deglución.
Dentro del grupo de ligamentos propios de la laringe destacaremos los ligamentos vocal
y vestibular por constituir el esqueleto de los pliegues vocales (cuerdas vocales) y vestibulares
(cuerdas vocales falsas) que estudiaremos más adelante. Ambos ligamentos son bilaterales y se
extienden desde el tiroides al aritenoides correspondiente. Los vestibulares se sitúan
cranealmente a los vocales.
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3.1 CARTÍLAGOS Y ARTICULACIONES DE LA LARINGE
La laringe está formada por un esqueleto de piezas cartilaginosas que se articulan entre
sí. Los cartílagos de la laringe son nueve: tres de impares (tiroides, cricoides y epiglotis) y tres
de pares (aritenoides, corniculados o de Santorini y cuneiformes o de Wrisberg o de Morgagni).
Existen, además, pequeños cartílagos inconstantes. En ellos se insertan pequeños músculos
(musculatura intrínseca), que actuando sobre sus articulaciones, determinarán los movimientos
de los pliegues vocales (cuerdas vocales).
Estudiaremos sólo los cartílagos principales.
Cartílagos de la laringe
Los cartílagos tiroides, cricoides y aritenoides son de tipo hialino (como los que forman
la tráquea y bronquios) y pueden osificarse con la edad. El cartílago epiglotis es de tipo elástico
(como el cartílago de la oreja) y no se calcifica.
El cartílago tiroides se halla integrado por dos láminas (derecha e izquierda) que se unen
por delante en la línea media formando un ángulo abierto hacia atrás. Este ángulo en los
hombres es de unos 90° y en la mujer de unos 120°, por ello protubera más en los hombres bajo
la piel.
El tiroides se sitúa craneal al cricoides y contiene ala epiglotis y a los cartílagos
aritenoides (fig. 7).
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El tiroides y el cricoides se articulan entre sí dando lugar a las denominadas
articulaciones cricotiroideas (fig. 7 g) . En ellas el tiroides bascula hacia delante y atrás. Este
movimiento será de gran importancia para la elongación y tensión de los pliegues vocales.
En los aritenoides se insertan el ligamento y el músculo vocal que son el esqueleto del
pliegue vocal (cuerda vocal). La base de estos cartílagos se articula con la lámina del cartílago
cricoides dando lugar a las articulaciones cricoaritenoideas (fig. 7 k). En ellas se producen dos
tipos de movimientos: de deslizamiento del aritenoides sobre el cricoides y de rotación
alrededor de un eje vertical. Estos movimientos determinaran la aducción (acercamiento) o
abducción (separación) de los pliegues vocales (cuerdas vocales) (fig. 8).
La epiglotis se sitúa en la parte posterior del ángulo del tiroides al que se une por medio
de un pequeño ligamento (fig. 7 j). Su función es cerrar el vestíbulo de la laringe para impedir la
entrada de cuerpos extraños a las vías respiratorias durante la deglución.
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Tiroaritenoideo Algunas de sus fibras se extienden hasta la epiglotis formando el
músculo tiroepiglótico. Es aductor de los pliegues vocales.
Los músculos intrínsecos son pares a excepción del aritenoideo transverso que es único.
Todos ellos son aductores de los pliegues vocales (cuerdas vocales) a excepción del
cricoaritenoideo posterior que los abduce (fig. 8 d). Este músculo es el responsable de separar
los pliegues vocales durante la respiración y permite la entrada y salida de aire. El resto de
músculo acercan los pliegues vocales cerrando la entrada a las vías respiratorias. Durante la
fonación (en el período prefonatorio) estos músculo son los que acercan los pliegues vocales y
los interponen al paso del aire espirado que los hará vibrar.
Además de la acción de acercar los pliegues vocales hay dos músculos intrínsecos que
son los responsables de los cambios en el tono fundamental de la voz: el cricotiroideo y el vocal.
El músculo cricotiroideo produce la basculación del cartílago tiroides sobre el cricoides
(en la articulación cricotiroidea) alargando y tensando los pliegues vocales (fig. 10). Las
variaciones finas del tono de la voz se deben al músculo vocal. Este músculo, que se encuentra
en el interior del pliegue vocal (fig. 11 e, 12 i) al contraerse provoca un aumento del volumen de
los pliegues vocales y modifica de este modo sus vibraciones. La acción de este último músculo
podemos entenderla si nos fijamos en lo que sucede en nuestro brazo cuando “hacemos bola”:
observamos que el músculo se pone tenso y que de repente aumenta el volumen del brazo. El
músculo vocal hace algo parecido en el interior del pliegue vocal i varia así sus características
físicas. A esta acción se suma la del músculo cricotiroideo que actuando conjuntamente alarga y
tensa les pliegues vocales. Así cada pliegue gracias a la acción combinada de estos dos
músculos se comporta como si fuera un conjunto de diferentes estructuras con grosores y
tensiones diferentes. Como este proceso se produce en ambos pliegues, el resultado es que
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tenemos dos cuerpos vibrantes de características cambiantes que permitirán emitir toda la rica
gama de sonidos de la voz human al paso del aire espirado.
Los pliegues vocales son altamente elásticos y tienen una estructura histológica que le
permite a la voz su gran versatilidad.
Hirano (1974) describió cinco capas de estructura histológica distinta en el pliegue vocal
(cuerda vocal) (fig. 13). La más superficial de ellas es el epitelio delgado y lubrificado que
cubre a la lámina propia, en la que se distinguen tres capas; bajo esta, en la posición más
profunda, se encuentra el músculo vocal.
En los pliegues vocales, al paso del aire espirado, se produce un tono complejo que será
modificado y amplificado en las cavidades de resonancia supraglóticas. Sin ellas el sonido
producido no sería audible. Las diferentes propiedades mecánicas de las cinco capas son
esenciales para los suaves movimientos de los pliegues vocales y su vibración normal.
Durante toda la vida la laringe se verá afectada por los distintos cambios producidos en
los niveles de hormonas sexuales. Durante la pubertad, como hemos visto anteriormente, se
producen cambios importantes en la laringe. Los pliegues vocales crecen en longitud y se
producen también cambios en la masa del pliegue vocal determinando ambos procesos los
cambios de la voz. Pero los pliegues vocales también se verán afectados en su constitución
bioquímica durante otros procesos que impliquen cambios hormonales importantes, como son la
menopausia, el período premenstrual o la vejez.
El síndrome premenstrual se caracteriza por la fatiga vocal, el registro decreciente
(pérdida de agudos), pérdida de fuerza de la voz y pérdida de ciertos harmónicos. Este síndrome
se inicia habitualmente 4-5 días antes de la menstruación en el 33% de las mujeres. Las
profesionales de la voz son las especialmente afectadas.
El síndrome vocal de la menopausia se caracteriza por la disminución de la intensidad
de la voz, fatiga vocal, pérdida de los tonos más altos i de la calidad vocal.
Se ha observado que la frecuencia fundamental de la voz (en estudios hechos con voz
cantada) decrece sucesivamente aproximadamente cada diez años en ambos sexos. Para las
mujeres, la frecuencia fundamental continúa decreciendo en edades avanzadas y parece decrecer
más rápidamente después de la menopausia. En los hombres, por el contrario, la frecuencia
fundamental de la voz aumenta repentinamente hacia los 60 años i continua creciendo un poco
durante el resto de la vida. Así, mientras que a los 20 años hay grandes diferencias entre las
frecuencias fundamentales en ambos sexos, a los 90hay muy poca diferencia entre el tono
fundamental de la voz masculina y la femenina.
La fonación exige un cierre y una abertura continuas de los pliegues vocales (cuerdas
vocales) con cambios en la longitud y la tensión. Estas variaciones requerirán fluctuaciones
continuas de la salida de aire. En el habla normal la regulación de la salida de este aire es
básicamente voluntaria i automática. En los conferenciantes, actores y cantantes se observa, sin
embargo, un control en la espiración que se ejerce por acción de los músculos abdominales. La
voz es producida por la espiración del aire a través de la hendidura glótica (glotis) cerrada; los
pliegues vocales son obligados a separarse y a ponerse en vibración por la presión del aire
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espirado (presión subglótica) ejercida. El sonido producido en los pliegues vocales sería
prácticamente inaudible si éste no se modificara y ampliara en las cavidades supraglóticas o
resonadores de la voz.
Inmediatamente antes de la fonación (período prefonatorio) los pliegues vocales
(cuerdas vocales) han de estar en contacto (aducidos) manteniendo la hendidura glótica (glotis)
cerrada de modo que se interponga al paso del aire espirado. A medida que el aire intrapulmonar
es expulsado se produce un aumento progresivo de la presión subglótica o infraglótica. Cuando
esta presión es superior a la de cierre de los pliegues vocales, estos son obligados a separar-se
(abducir-se) y el aire sale con fuerza produciéndose un descenso brusc de la presión en la
hendidura glótica. este efecto, conocido como efecto Bernoulli, junto a la elasticidad e los
pliegues vocales, determina que los pliegues se acerquen (aduzcan) y se cierre nuevamente la
hendidura glótica (glotis). este fenómeno se va produciendo de forma rápida y repetida
determinando la vibración de los pliegues vocales i, por tanto, la producción de la voz. Se
denomina ciclo fonatorio o ciclo vibratorio a cada una de las fases de abertura y cierre de los
pliegues vocales (fig. 14).
Los pliegues vocales no hacen vibrar el aire como las cuerdas de un instrumento, sino
que se crean remolinos de aire a través de l’abertura i cierre de la hendidura glótica. La
interrupción del flujo del aire provoca la vibración acústica por un mecanismo similar al que
produce al sonido de una palmada.
El sonido producido en los pliegues vocales es un tono complejo, que consta de una
frecuencia fundamental y de sus armónicos superiores. El tono aumenta cuando los ciclos de
cierre i abertura de los pliegues vocales se acortan y se repiten con más frecuencia. La onda
compuesta formada en la laringe pasa a través de las cavidades supraglóticas que actúan como
filtros, dejando pasar sólo aquellas frecuencias que coinciden con la de las propias cavidades de
resonancia. El conjunto formado por el tono fundamental más los armónicos modificados
constituyen el timbre de la voz.
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El tono de la voz está directamente relacionado con la longitud y el grosor de los
pliegues vocales de cada individuo. Las diferencias relativas entre hombres y mujeres en cuanto
a la longitud (aproximadamente 18 mm. en los hombres y 10 en las mujeres) y el grosor de los
pliegues vocales serían los determinantes primarios de la diferencia de tono entre individuos de
ambos sexos (la frecuencia fundamental en el hombre es de unos 125 Hz. y en la mujer de unos
200).
La intensidad o volumen de la voz dependerá principalmente de la presión del aire
espirado. la energía con la que el aire es impulsado desde los pulmones determinará una mayor
o menor amplitud vibratoria de los pliegues vocales, que provocará un aumento o disminución
de la intensidad del sonido producido. Al aumentar la presión del aire espirado crece la amplitud
de las vibraciones, ya que los pliegues vocales se distancian y acercan con mayor agilidad. El
flujo del aire se corta bruscamente y la intensidad de la voz aumenta.
Los músculos que se originan o insertan en el hueso hioides actuarán sobre la laringe
desplazándola verticalmente durante la deglución y el habla. En la laringe se producirán también
unos movimientos en sentido anteroposterior. Estos movimientos se asocian normalmente a los
movimientos verticales; la laringe se dirige un poco hacia delante cuando se eleva y regresa
atrás cuando desciende.
Los músculos extrinsecos de la laringe se clasifican en dos grupos: músculos que elevan
la laringe y músculos que producen su descenso. Los músculos elevadores de la laringe se
denominan músculos suprahioideos ya que se sitúan por encima del hueso hioides. Los que
producen su descenso se llaman infrahioideos, por estar por debajo del dicho hueso.
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Fig. 15. Músculos extrínsecos de la
laringe
a: hueso temporal, b: músculo
estiloioideo, c: vientre posterior del
músculo digástrico, d: músculo
tirohioideo, e: músculo omohioideo,
f: primera costilla, g: escápula, h:
esternón, i: clavícula, j: músculo
esternotiroideo, k: músculo
esternohioideo, l: cartílago tiroides,
m: hioides, n: músculo milohioideo,
o: vientre anterior del músculo
digástrico, p: mandíbula.
De forma natural, sin entrenamiento previo, la laringe tiene tendencia a subir en las
notas agudas y a bajar en las notas graves por acción de la musculatura extrínseca. Al subir la
laringe se amplifican los armónicos agudos que acompañan al tono fundamental y al bajarla se
amplifican los graves. Por tanto, la percepción que tenemos si realizamos un sonido con la
laringe alta es que se trata de un sonido agudo, aunque estemos frente un sonido medio. Algo
parecido pasa al realizar un sonido medio con la laringe baja, tímbricamente es grave y nos dará
la sensación de ser una nota grave aunque no lo sea. Por tanto, es posible que en personas no
entrenadas, que sólo tienen un control auditivo de su voz, la laringe se desplace para conseguir
la sensación auditiva que la persona desea al emitir un sonido, siendo más la búsqueda de una
sensación tímbrica que una necesidad para producir el tono buscado lo que determina estos
movimientos en la vertical.
Algunas escuelas de canto consideran que esta tendencia natural de la laringe en la
producción de agudos y graves debe mantenerse y usan una técnica vocal que realiza las notas
agudas con la laringe alta y las graves con la laringe baja en el cuello. Así se obtiene un timbre
más claro en los agudos y más oscuro en los graves, pudiendo incluso parecer dos voces
diferentes en una u otra zona.
Si esta tendencia se exagera el cantante tendrá problemas en la emisión de su voz. Si
realiza los graves con la laringe en posición demasiado baja la voz será oscura, aparentemente
muy llena, paro engolada, y tendrá dificultades para emitir los agudos. Si realiza los agudos con
la laringe demasiado alta, la voz será abierta, rectilínea y sin cuerpo y el cantante tendrá
dificultades en la emisión de los graves. En ambos casos esto provocará fatiga vocal y puede
determinar a más corto o largo plazo dolencias en los pliegues vocales (cuerdas vocales).
El pasaje de la voz o voz de paso es considerado por algunos autores como un hecho
natural inherente a la voz, mientras que otros (entre los que me incluyo) consideran que se trata
de un subproducto de la técnica vocal utilizada.
En aquellas técnicas en que los agudos se realizan con la laringe situada en una posición
elevada y los graves con una posición baja, se observa que yendo del grave al agudo existen
notas intermedias que se realizan con dificultad y se oyen destimbradas. Estas notas constituyen
el pasaje de la voz. En estas técnicas, como decíamos, se producen dos timbres diferentes de la
voz en el registro agudo y en el grave. Otras escuelas buscan un timbre homogéneo de la voz en
todo su registro. En estos casos, mediante la musculatura extrínseca se mantiene la laringe en
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una posición intermedia casi fija en el cuello, de este modo el timbre no varia y no se produce el
pasaje de la voz.
En las técnicas que disponen la laringe en una posición baja durante la producción de
sonidos graves y alta para la emisión de notas agudas, habrá una posición intermedia en la cual
la laringe no tiene una posición determinada, ni tampoco las cavidades de resonancia. Así, si se
hace una vocalización partiendo de una posición baja de la laringe y se van realizando notas
sucesivamente más agudas, la laringe se tendrá que desplazar verticalmente para situarse en la
posición alta que le permita emitir las notas agudas. En la zona de tránsito entre ambas
posiciones extremas se producirá el denominado pasaje de la voz.
Al producir una nota aguda con la laringe elevada el cantante nota que la voz le resuena
con fuerza en la cara, se habla de voz de cabeza o registro de cabeza. De modo análogo, al
producir un sonido grave con la laringe en posición baja, el cantante nota una gran resonancia en
el pecho, se habla de voz de pecho o registro de pecho. Estas sensaciones vibratorias se deben
a que la onda sonora producida en los pliegues vocales (cuerdas vocales) se propaga por las
estructuras musculares hacia la cara (donde se hallan los senos paranasales que son cavidades
vacías) o hacia la cavidad torácica. En las técnicas que usan los músculos extrínsecos para
mantener la laringe en una posición vertical casi fija en la zona intermedia del cuello la
sensación de cabeza y de pecho se pierden casi totalmente.
Todas las cavidades situadas por encima de los pliegues vocales (cuerdas vocales)
actúan, o pueden actuar, como cajas de resonancia de la voz. Se habla de resonadores o
cavidades supraglóticas. Distinguimos la boca, la faringe y las fosas nasales.
Hay resonadores móviles, como la boca, que pueden modificar su forma y volumen
adaptándose al sonido producido, y otros fijos, como las fosas nasales, que no podrán cambiar
su forma ni su volumen. La boca se modificará en función de la abertura mandibular y de la
posición de la lengua y labios. La faringe cambia su morfología principalmente en función de
los desplazamientos de la laringe, la lengua y el velo del paladar o paladar blando.
Clásicamente, principalmente en la voz cantada, se ha dado gran importancia a los senos
paranasales como resonadores de la voz, pero estas cavidades actuarán como zonas en las cuales
el aire vibrará dando lugar a sensaciones propioceptivas para el cantante, y no como cavidades
de resonancia para amplificar el sonido y hacerlo más audible.
La faringe es la parte del tubo digestivo situada por detrás de la cavidad nasal, la bucal y
de la laringe. Actúa como conducto común para la deglución y la respiración.
Por su parte anterior se comunica cranealmente con las fosas nasales, medialmente con
la cavidad bucal y caudalmente con la laringe. Su pared posterior es plana. Se distinguen en ella
tres porciones:
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Porciones de la faringe
Porción nasal de la faringe (rinofaringe, Se sitúa por detrás de las fosas nasales. Se
nasofaringe o epifaringe) (fig. 16 c) comunica con la porción oral de la faringe por el
istmo faríngeo que es cerrado completamente por
el velo del durante la deglución separando ambas
partes.
Porción oral de la faringe (orofaringe, Comunica por delante con la cavidad bucal por el
bucofaringe o mesofaringe) (fig. 16 f) istmo de las fauces (fig. 18 f) que está limitado
cranealmente por el velo del paladar, a cada lado
por el arco palatogloso y palatofaríngeo (fig. 18)
y caudalmente por la lengua.
Músculos de la faringe
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Estilofaríngeo Es elevador de la faringe y la laringe.
Palatofaríngeo o faringoestafilino. Pertenece a los músculos del velo del paladar. Además
de actuar sobre el velo del paladar produce la elevación
de la faringe.
Los músculos elevadores de la faringe están débilmente desarrollados. Forman una capa
longitudinal interna que se sitúa por debajo de los músculos constrictores. En general, sus
movimientos son poco amplios y las variaciones del volumen de la cavidad faríngea se deben
principalmente al desplazamiento de la laringe (merced a su musculatura extrínseca), de la
lengua y del velo del paladar.
La faringe puede actuar como resonador de la voz. En función del tamaño de esta
cavidad el aire espirado resonará en ella con mayor o menor intensidad. Si durante la fonación,
la laringe se sitúa en una posición demasiado baja (por la contracción de los músculos
infrahioideos), se produce principalmente un aumento del volumen de la porción laríngea de la
faringe con lo cual la voz resuena en ella adquiriendo el timbre característico de la denominada
voz engolada.
El paladar constituye el suelo de la cavidad nasal y el techo de la boca. Está formado por
dos porciones, el paladar duro u óseo y el velo del paladar o paladar blando (fig. 16 b, p).
El velo del paladar es una formación fibromuscular movible que continúa
posteriormente el paladar duro. Constituye una separación parcial entre la porción nasal y la oral
de la faringe. Como hemos visto, cierra el istmo faríngeo durante la deglución. Del su borde
posterior cuelga una pequeña prolongación carnosa, la úvula palatina, denominada
corrientemente campanilla.
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Lateralmente el velo del paladar se continúa con dos pliegues mucosos denominados
arco palatogloso (pilar anterior del velo del paladar) y arco palatofaríngeo (pilar posterior del
velo del paladar).
En los sonidos nasales el velo del paladar se halla relajado y el aire pasa hacia la cavidad
nasal, donde resuena; en los sonidos orales el velo del paladar está elevado y tensado cerrando el
paso hacia las fosas nasales, con lo cual el aire resuena únicamente en la boca (fig. 19).
Para toser, silbar o soplar el velo del paladar ha de estar elevado. Durante la respiración
tranquila se relaja permitiendo el paso del aire desde las fosas nasales.
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Músculos del velo del paladar
Tensor del velo del paladar Tensa el velo del paladar y contribuye a la abertura de la
(periestafilino externo)* trompa auditiva o de Eustaquio**
Elevador del velo del paladar Eleva el velo del paladar y lo lleva hacia atrás, por ejemplo
(periestafilino interno)* durante la succión de líquidos. Abre, al mismo tiempo, el
orificio faríngeo de la trompa auditiva.
Palatogloso (glosopalatino, Ocupa el espesor del arco palatogloso (pilar anterior del velo
glosoestafilino) del paladar). Desciende el velo del paldar y estrecha el istmo
de las fauces. Eleva la base de la lengua.
* Por la acción de estos músculos sobre la trompa auditiva, cuando se nos tapan los oídos por causa, por ejemplo,
de un cambio de altitud, de modo instintivo tragamos saliva.
**Trompa auditiva o de Eustaquio: conducto óseo y cartilaginoso de unos 3-4 cm. situado entre el oído medio y la
porción nasal de la faringe; iguala la presión del aire externo y la del contenido en la cavidad timpánica.
21
La posición de los labios hará que la voz sea proyectada y dirigida hacia el exterior, de modo
análogo a como actúa el pabellón de una trompeta.
La forma y posición de la lengua determinará cambios en la forma y volumen de la
cavidad bucal, interviniendo directamente en el timbre de la voz. En el canto la lengua debe
situarse plana en el suelo de la boca, pero sin realizar una fuerza muscular excesiva que
dificultaría la emisión sonora. Si la lengua se aplana con demasiada fuerza se produce el
descenso de la laringe dando lugar a una voz engolada. Si este descenso es aún más pronunciado
la raíz de la lengua se sitúa en el interior de la cavidad faríngea impidiendo la fonación.
Para que la boca sea una cavidad de resonancia eficiente, es necesaria la coordinación de
todas sus estructuras. Éstas actuaran de forma coordinada entre sí y con las demás partes del
aparato fonador. Una posición adecuada de las estructuras de la boca es la que se da en el
bostezo. Todos los cantantes hemos oído alguna vez la expresión “posición de bostezo” y
algunos maestros hablan de “tener una patata caliente en la boca” o de “poner boca tonta”. En
todos estos casos lo que se está intentando es que el alumno abra la boca relajadamente, que
coloque la lengua plana sin esfuerzo y que eleve el velo del paladar.
En la boca encontramos además los dientes. En cada individuo estas estructuras no
móviles influirán en la forma y el tamaño de la cavidad bucal y, por tanto, en las características
tímbricas de la voz de cada persona.
La boca, además de actuar como cavidad de resonancia de la voz será la responsable de
la articulación de los sonidos del habla en la que intervendrán sus distintas partes denominadas
articuladores.
Estudiaremos a continuación las diferentes estructuras de la boca y su acción sobre la
voz.
4.3.1 LABIOS
Los labios limitan la hendidura bucal (hendidura labial o fisura oral). Lateralmente se
unen formando la comisura labial y el ángulo de la boca. En el interior de los labios, entre otros
tejidos, encontramos principalmente un músculo: el orbicular de la boca (orbicular de los
labios). Los labios se continúan con las mejillas que contienen al músculo buccinador; principal
músculo de esta región. Estos dos músculos forman parte de la denominada musculatura facial o
de la mímica; conjunta de pequeños músculos subcutáneos responsables de las distintas
expresiones.
Se describen 22 músculos faciales que se agrupan en: a) músculos cutáneos del cráneo;
b) músculos auriculares; c) músculos de los párpados y las cejas; d) músculos de la nariz; y e)
músculos de los labios. Dentro de este último grupo, se encuentran los músculos que
pueden modificar la posición y forma de los labios i que, por tanto, tendrá gran importancia en
el timbre de la voz.
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Mentoniano (borla del mentón) Eleva el mentón y el labio superior.
Elevador del labio superior y del ala de la nariz Atrae en dirección superior el ala de la nariz y
el labio superior.
Elevador del labio superior Su acción se confunde con la del anterior.
Cigomático mayor Desplaza la comisura de los labios
superolateralmente.
Cigomático menor Tira superolateralmente del labio superior.
Risorio Tira lateral y posteriormente de la comisura de
los labios.
Depresor del ángulo de la boca (triangular de Tira de la comisura inferolateralmente.
los labios)
Orbicular de la boca (de los labios) Produce el cierre de los labios y ayuda al
vaciado del vestíbulo de la boca.
El orbicular, que se coloca como un esfínter alrededor de los labios, hará que la boca se
abra en forma circular, mientras que el buccinador, tirando de la comisura de los labios,
determinará una abertura horizontal de la boca. Del equilibrio entre ambos músculos se podrán
obtener posiciones intermedias.
El uso exagerado de la musculatura facial de los labios puede determinar que la boca se
abra bajo una tensión muscular excesiva y que se adopten posiciones incómodas e innecesarias.
esta tensión muscular dificultará la producción de la voz y obligará al cantante a adoptar
posiciones incorrectas de la laringe u otras estructuras del aparato fonador.
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4.3.2 ARTICULACIÓN TEMPOROMANDIBULAR Y MÚSCULOS DE LA
MASTICACIÓN
Músculos de la masticación.
Masetero Eleva la mandíbula cerrando fuertemente la boca /fig. 22 a).
Temporal Es el más potente elevador de la mandíbula, cerrando con
fuerza la boca. Sus fibras posteriores llevan la mandíbula hacia
atrás (fig. 22 b).
Pterigoideo lateral (externo) Lleva hacia delante la mandíbula y produce su descenso (fig. 20
d).
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Pterigoideo medial (interno) Es sinérgico del temporal y el masetero produciendo la
elevación de la mandíbula (fig. 20 c).
Como la boca será el principal resonador de la voz, su mayor o menor abertura será de
gran importancia para la calidad tímbrica y la intensidad de la voz.
En el canto, será necesario abrir la boca para crear una cavidad de resonancia adecuada
al tono producido en los pliegues vocales (cuerdas vocales), para ello, relajaremos la
musculatura de la masticación y de este modo la boca se abrirá sin producirse tensiones
musculares que afectarían a la calidad de la voz. Por esta razón, algunos maestros de canto en el
momento de vocalizar hacen que sus alumnos se den un masaje en la cara para ayudar a relajar
dicha musculatura.
Los músculos suprahiodeos, que veíamos anteriormente, al contraerse pueden provocar
el descenso forzado de la mandíbula abriendo la boca con fuerza. Esta acción debe evitarse
durante la fonación ya que la tensión muscular generada dificultará la producción de la voz.
4.3.3 LENGUA
Porciones de la lengua
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Músculos extrínsecos de la lengua
Hiogloso Si el hioides está fijo, lleva la lengua hacia atrás y abajo (fig. 23 g).
Condrogloso Es un fascículo variable, que en caso de existir, tiene las mismas acciones que el
anterior.
Estilogloso Tracciona el vértice de la lengua hacia atrás y toda la lengua hacia atrás y arriba
(fig. 23 h).
La cavidad nasal, como hemos visto, puede estar separada total o parcialmente de la
cavidad bucal por el velo del paladar, produciéndose los sonidos orales o nasales del habla. En
el canto esta cavidad será usada sólo sonidos como onomatopeyas (ding, dong...) o en la “boca
cerrada”.
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No se ha de confundir nariz con cavidad nasal. La nariz es la porción externa que
proyecta a la cavidad nasal hacia delante. La cavidad nasal está formada por las fosas nasales
derecha e izquierda separadas por el tabique nasal.
Las fosas nasales son dos cavidades que se sitúan bajo el cráneo y sobre la cavidad
bucal, de la cual se hallan separadas por el paladar. Presentan un techo (formado por huesos del
cráneo), un suelo (formado por el paladar), una pared medial ( el tabique nasal) y una pared
lateral. Se comunican posteriormente con la porción nasal de la faringe a través de las coanas
(orificios posteriores de las fosas nasales).
La pared lateral es irregular por la presencia de los cornetes superior, medio e inferior
(fig. 24 d, n, o). Los cornetes limitan los meatos superior, medio e inferior (fig. 24 g, h, k) a los
que van a drenar los senos paranasales i el conducto nasolacrimal que comunica el ojo con la
parte baja de la fosa nasal (por esta razón al llorar el exceso de lágrima sale al exterior a través
de la nariz).
Región olfatoria Queda limitada por el cornete superior y la parte craneal del
tabique nasal. Está cubierta por una mucosa amarillenta y
opaca. A ella llegan los nervios olfatorios.
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