LA EXPERIENCIA DE LA ARQUITECTURA EN DOCUMENTOS Taller 4

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LA EXPERIENCIA DE LA ARQUITECTURA EN DOCUMENTOS

La experiencia de la arquitectura es parte integral del sentido de habitar y por tanto de la


existencia de los seres humanos. Desde que se nace hasta que se muere, la vida de los seres está
íntimamente ligada a los hechos construidos; no se puede prescindir de su presencia. La
experiencia de la arquitectura es raras veces tratada en los documentos que hablan sobre la
disciplina y sus manifestaciones. Otras disciplinas, especialmente las ciencias sociales,
ocasionalmente se interesan por el tema. Esto quizá se debe a la dificultad de describir esa
experiencia en términos concretos o expresiones precisas. Dado su carácter existencial, la
experiencia de la arquitectura puede ser analizada desde perspectivas filosóficas, cultura les,
psicológicas, antropológicas, sociológicas o esté ticas. ¿Es acaso posible describirla en términos
puramente arquitectónicos?

En 1951 se publicó la primera edición castellana del libro Saber ver la arquitectura, del historiador
y crítico italiano Bruno Zevi'. El título parece afirmar la importancia de la percepción visual en la
apreciación y el entendimiento de la arquitectura, pero el contenido centra su interés en la
comprensión de la espacialidad entendida como el vacío que crean los elementos materiales de la
arquitectura. El siguiente párrafo expresa categóricamente este planteamiento:

"La definición más precisa que se puede dar hoy de la arquitectura es aquella que tiene en cuenta
el espacio interior. La arquitectura bella, será la arquitectura que tiene un espacio interno que nos
atrae, nos eleva, nos subyuga espiritualmente; la arquitectura 'fea' será aquella que tiene un
espacio interno que nos molesta y nos repele. Pero lo importante es establecer que todo lo que no
tiene espacio interno no es arquitectura" 10.

Al hablar de aquello que "nos atrae, nos eleva y subyuga"... "nos molesta y nos repele". Zevi se
refiere directamente a la experiencia de la arquitectura. Más aún, la palabra experiencia es
empleada por Zevi en varias ocasiones. Una referencia concreta se lee en el siguiente párrafo:

"El espacio interno, aquel espacio que, como ve remos en el siguiente capítulo, no puede ser
representado completamente en ninguna forma, ni aprehendido ni vivido, sino por experiencia
directa, es el protagonista del hecho arquitectónico. ¡Tomar posesión del espacio, saberlo ver,
constituye la clave de ingreso a la comprensión de los edificios”!! Es interesante la idea de Zevi de
que el espacio arquitectónico sólo puede ser aprehendido por la experiencia directa. Pero las
frases contienen una con tradición. ¿Si el espacio es el protagonista de la arquitectura, por qué se
habla de verlo en vez de sentirlo Zevi parece privilegiar la percepción visual sobre otros
componentes del entendimiento y por tanto de la experiencia de la arquitectura? La visión
perspectiva de las tres dimensiones es uno de sus puntos de apoyo. Pero esa visión no puede ser
estática, se requiere del movimiento. Al respecto dice lo siguiente:

..."la realidad del objeto no se agota en las tres dimensiones de la perspectiva; para representarla
integralmente tendría que hacerse un sin fin de perspectivas desde infinitos puntos de vista. Hay,
por tanto, otro elemento, además de las tres dimensiones tradicionales, y es precisamente el
desplazamiento sucesivo del ángulo visual. Así fue bautizado el tiempo como 'cuarta dimensión12
Desplazarse significa movimiento corporal, experiencia directa. El cuerpo en movimiento percibe
de manera diferente al cuerpo inmóvil. Zevi asocia el desplazamiento del ángulo visual con el
tiempo, es decir, con la duración de la vivencia. Pero la experiencia de la arquitectura no radica tan
sólo en el movimiento, tiene otras implicaciones.

Zevi en su recorrido por las edades del espacio descalifica la arquitectura griega por carecer de
espacio interior y presta especial atención a aquellas arquitecturas en las cuales este espacio
adquiere un carácter especial, por ejemplo, la arquitectura monumental del Imperio romano y la
del barroco italiano. Esta última, a la cual Zevi profesa especial admiración, incorporó un amplio
repertorio de recursos, unos de orden abstracto, otros perceptuales, destinados a inducir en el
sujeto múltiples sensaciones. La experiencia del espacio barroco es, sin duda, una de las más ricas
en cuanto a sensaciones se refiere. Es teatral, en el sentido de escenificar el espacio mismo, de
convertirlo en protagonista de la arquitectura y en seducir al espectador mediante su
representación.

La experiencia de la arquitectura según Zevi es la experiencia visual dinámica de la espacialidad,


específicamente la del espacio interior o vacío de la arquitectura. Para ampliar la limitación
contenida en esta idea, Zevi dice lo siguiente:

"La experiencia espacial propia de la arquitectura tiene su prolongación en la ciudad, en las calles y
en las plazas, en las callejuelas y en los parques, en los estadios y en los jardines, allí donde la obra
del hombre ha delimitado 'vacíos', es decir, donde ha creado espacios cerrados"¹

En síntesis, Zevi destaca el valor del espacio como el componente principal de la arquitectura y por
tanto de su experiencia. Entiende por espacio aquello que queda una vez construida la
arquitectura, sea una calle o un recinto. Privilegia el papel de la visión, es decir, de la imagen,
como agente de esa experiencia y le asigna importancia a los cambios de punto de vista. En esto
reconoce implícitamente el papel del cuerpo en la construcción de la experiencia. Sugiere que la
experiencia espacial sólo su cede en obras especiales, en los grandes logros de la construcción
humana. Lo cotidiano no parece asumir importancia en su discurso.

En 1957 se publicó en lengua danesa y en 1959 en lengua inglesa el libro titulado Experiencing
Architecture del autor Steer Eiler Rasmussen". La traducción de este título al español es
Experimentar la arquitectura. El empleo de un verbo-experimentar- en lugar de un sustantivo-
experiencia da un giro significativo al contenido del libro, pues se califica la experiencia como una
acción, no como un acontecimiento singular. El objetivo de Rasmussen es el de dar a conocer a un
público amplio una serie de instrumentos para el entendimiento y disfrute de la arquitectura. Para
ello señala y describe aquellos que le son inherentes: sólidos y vacíos, planos de color, escala y
proporción, ritmo, texturas, luz, color y sonido. Según Rasmussen son estas las propiedades de la
arquitectura que se experimentan al estar en ella, recorrerla y analizarla. El siguiente es ilustrativo
de la idea de Rasmussen:

"Entender la arquitectura, entonces, no es lo mismo que determinar el estilo de un edificio por


ciertos rasgos externos. No es suficiente ver la arquitectura, debe experimentarse. Debe
apreciarse cómo fue diseñada para un propósito especial y cómo corresponde, armónicamente,
con el concepto y el ritmo de una época específica. Se debe habitar en sus recintos, sentir cómo
nos encierran, como conducen naturalmente hacia otros. Se debe ser consciente de los efectos de
textura, descubrir el por qué fueron escogidos esos colores y cómo la escogencia tuvo que ver con
la orientación del recinto hacia las ventanas y el sol. Se debe experimentar la gran diferencia que
la acústica crea en la concepción del espacio: la manera como el sonido actúa en una enorme
catedral, con sus ecos y prolongadas reverberaciones, comparada con un pequeño espacio re
cubierto por paneles y repleto de colgaduras, alfombras y cojines"15.

En este párrafo Rasmussen define muchos aspectos interesantes de la experiencia de la


arquitectura, en especial la observación de sus propiedades y la conciencia de algunos aspectos: la
textura, la luz, el sonido. Existe en el texto un énfasis notorio en las propiedades perceptuales de
la arquitectura, matiza do por referencias a las sensaciones producidas por las masas y planos
construidos. Esto, a simple vista, parece nuevamente centrar la experiencia en lo sensorial e
ignorar la importancia de otras dimensiones de la experiencia, en especial aquellas derivadas de
los afectos, de las vivencias y de la memoria. Los dos textos anteriores orientan el entendimiento
de la arquitectura en sí misma, como objeto ca paz de ser aprehendido sensorial e
intelectualmente, pero no se adentran en aquello que el sujeto experimenta al encontrarse en un
espacio arquitectónico. Los ejemplos analizados por sus autores provienen de la gran arquitectura
de valor histórico y monumental y tratan tangencialmente la arquitectura de la vida cotidiana. Se
enfatiza de esa manera la importancia de las grandes obras sobre las pequeñas cosas del mundo
ordinario y se favorece la experiencia trascendental de la arquitectura inducida por ellas. Sin
desconocer la validez de las pro puestas de Zevi y de Rasmussen, se advierte la necesidad de
expandir sus límites y aplicarlas también al estudio de la experiencia de lo cotidiano.

El autor noruego Christian Norberg-Schulz ha tratado en varios de sus libros el tema de la


experiencia de la arquitectura a partir de la noción de espacio existencial, a la cual atribuye un
papel preponderante en sus interpretaciones sobre el tema del espacio en la arquitectura,
Norberg-Schulz es uno de los autores que más se acercan al problema que se plantea en este libro,
sin abocarlo directamente. La noción de espacio es fundamental en la obra de Norberg-Schulz.
Inicia el primer capítulo del libro Existencia, espacio y arquitectura, con las siguientes frases:

"El interés del hombre por el espacio tiene raíces existenciales: deriva de una necesidad de
adquirir relaciones vitales en el ambiente que le rodea para aportar sentido y orden a un mundo
de acontecimientos y acciones. Básicamente se orienta a 'objetos', es decir, se adapta fisiológica y
tecnológicamente a las cosas físicas, influye en otras personas y es influido por ellas y capta las
realidades abstractas o 'significados transmitidos por los diversos lenguajes creados con el fin de
comunicarse. Su orientación hacia los diferentes objetos puede ser cognoscitiva o afectiva, pero
en cualquier caso desea establecer un equilibrio dinámico entre él y el ambiente que le rodea"¹6.

Luego de una revisión de carácter histórico y de la mirada a varias disciplinas, Norberg-Schulz


concluye lo siguiente:

"Hasta ahora hemos distinguido cinco conceptos de espacio: el espacio pragmático de la acción
física, el espacio perceptivo de orientación inmediata, el espacio existencial que forma para el
hombre la imagen estable del ambiente que le rodea, el espacio cognoscitivo del mundo físico y el
espacio abstracto de las puras relaciones lógicas. El espacio pragmático integra al hombre con su
ambiente 'orgánico' natural; el espacio perceptivo es esencial para su identidad como persona; el
espacio existencial le hace pertenecer a una totalidad social y cultural; el espacio cognoscitivo
significa que es capaz de pensar acerca del espacio; y el espacio lógico, finalmente, ofrece el
instrumento para describir los otros. Esta serie muestra una abstracción creciente desde el espacio
pragmático, que ocupa el nivel más bajo, hasta el espacio-lógico, que está en la cumbre, o lo que
es lo mismo, un contenido creciente de 'información'. Cibernética mente, pues, la serie es
controlada desde la cúspide, en tanto que su energía vital sube desde el fondo".

"Sin embargo, ha sido omitido un aspecto básico. Desde tiempos remotos no sólo se ha actuado
en el espacio, se ha percibido espacio, se ha existido en el espacio y se ha pensado acerca del
espacio, sino que también se ha creado espacio para expresar la estructura de su mundo como un
real imago mundi. A esa creación podemos llamarla 'espacio expresivo o artístico' y tiene su sitio
en la jerarquía junto a la cima, a continuación del espacio cognoscitivo...". Con esto define
Norberg-Schulz un rango amplio de experiencias del mundo físico, desde la pura acción hasta la
abstracción y la estética. La importancia que asigna a lo existencial se ratifica posteriormente en la
idea de que ..."el espacio arquitectónico puede definirse como una 'concretización' del espacio
existencial". De esta forma, la experiencia de la arquitectura propiamente dicha asume como
origen y destino lo existencial y esto, como el mismo Norberg-Schulz afirma, es un concepto
psicológico. De ahí la importancia de los afectos y la memoria, además de todo у aquello que
proviene del cuerpo y los sentidos.

Como conclusión de la lectura de estos textos que dan varias preguntas. ¿En qué consiste la
experiencia de la arquitectura? ¿Es sólo un conjunto de percepciones? ¿Contiene elementos de
orden afectivo o espiritual? ¿Qué se vive y se siente en esa experiencia? ¿Es posible distinguir en la
experiencia de la arquitectura dos planos distintos, uno el de la experiencia cotidiana y otro el de
una experiencia de orden superior o trascendental en la cual se intensifican al máximo las
sensaciones y los significados que provee el espacio construido? ¿En qué grado influyen las
propiedades materiales de la arquitectura en su experiencia? Las respuestas tratan de dar se a lo
largo de este texto.

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