Ley de Vagos y Maleantes

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Capítulo Criminológico Vol. 25, No.

2, 1997,9-48
ISSN: 0798-9598

LA LEY DE VAGOS Y MALEANTES


O LA PERVIVENCIA DE CONTRACORRIENTES
EN EL PROCESO DE MODERNIZACIÓN DEL
SISTEMA PENAL VENEZOLANO

Thamara Santos A.*


Colaborador: Soc. Leovic Baralt

La publicación en estos momentos de un trabajo crítico sobre la Ley de Vagos y Maleantes reviste
gran importancia y pertinencia en vista de la reciente decisión de la Corte Suprema de Justicia de
derogar dicho instrumento, medida que ha suscitado una fuerte reacción de las autoridades locales
del gobierno quienes reclaman que se les haya expropiado del medio legal a través del cual
controlan y combaten la delincuencia y que la ciudadanía haya quedado a merced del hampa.

* Investigadora del Instituto de Criminología Dra. Lolita Aniyar de Castro (!CLAC) Facultad de
Ciencias Jurídicas y Políticas, Universidad del Zulia, con la colaboración del Sociólogo Leovic
Baralt.
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 11

RESUMEN
Dedicamos las páginas siguientes a analizar los efectos que la
resolución de desaplicar la Ley de Vagos y Maleantes en el Es-
tado Zulia, emitida en Febrero de 1994 por la entonces Gober-
nadora del Estado, suscitada en las prefecturas así como en los
seis Tribunales Municipales y de Parroquia, y en el Centro de
Arrestos y Detenciones Preventivas y Judiciales El Marite (re-
tén). Nos fundamos en información obtenida en la prefectura del
Municipio Maracaibo mediante el examen de las hojas de con-
trol de detenidos, allí elaborados para 855 casos registrados en
enero, marzo y mayo de 1994, y en entrevistas aplicadas a los
jueces de Municipio en septiembre de ese año, así como en en-
trevistas realizadas a funcionarios del centro de retención, com-
plementados con datos recogidos de la observación de las activi-
dades allí desarrolladas y de las condiciones y funcionamiento
de las instalaciones destinadas a alojar a los vagos y maleantes
remitidos por la prefectura, como también la información obte-
nida de la revisión del libro de novedades de control de deteni-
dos. Intentamos conocer y constatar si la medida gubernamental
de desaplicar la mencionada ley, fue pertinente y se basó en sóli-
dos argumentos. Tales resultados son de especial trascendencia
en la actual situación de abolición de dicha ley.
Palabras clave: Leyes de vagos y maleantes, anulación, pertinencia legal

THE V AGRANCY LAW AND THE EXISTENCE OF


RESISTENCE TO THE PROCESS OF MODERNIZATION
IN THE VENEZUELAN PENAL SYSTEM

ABSTRACT
The following text analyzes the effects of the nonapplication or
annulment resolution of the vagrancy law in Zulia State, issued
in February of 1994 by the governor of the State and applied in

Recibido: 02-05-97 • Aceptado: 15-06-97


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Thamara Santos A.
12 Capítulo Criminolllgico VoL 25, No. 2 (1997}

the prefectures , in the municipal and parrochial courts, and in


the preventative judicial detention center El Marite. The study
was based on infonnation obtained from the Maracaibo Munici-
pal Prefecture through analysis of the detention control sheets
recorded there for 855 cases registered in January, March and
May of 1994, and also on interviews with municipal judges in
September of the same year. Interviews were likewise held with
officials from the detention center and corroborated with infor-
mation obtained through observations of the activities realized
there, and the conditions and functioning of the physical plant
destined to house the vagrants sent there from the prefectures.
lnformation was also obtained through revision of the register
of daily happenings and control of inmates. The intention was to
determine if this govemmental measure ofannulment of the Va-
grancy Law proved to be pertinent and based on solid argu-
ments. The results are of special interest in the present situation
of the abolishment of said law.
Key words: Vagrancy Laws, Annulment , Legal pertinence.

l. INTRODUCCIÓN

A principios de febrero de 1994 se giraron instrucciones a todos los


Prefectos del Estado Zulia para que dieran cumplimiento a la Resolución
Gubernamental de desaplicar la Ley de Vagos y Maleantes y remitir a los
Tribunales de Municipio a los ciudadanos detenidos a la orden de las Pre-
fecturas cuyas conductas sean tipificadas como faltas en el Código Penal
Venezolano.
El supuesto de que dicha decisión ocasionaría reacciones y consecuen-
cias en distintos ámbitos nos planteó la pertinencia de evaluar la medida a
través de un seguimiento de los casos denunciados y las detenciones poli-
ciales efectuadas y gestionadas por las Prefecturas.
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 13

Este propósito implicó conocer los efectos de la Resolución tanto en


relación a los individuos a quienes se aplica la Ley y las personas que resul-
tan afectadas por los comportamientos de éstos, como en relación a las ins-
tancias legales a las que compete conocer, aplicar y ejecutar la Ley, entién-
dase: prefecturas, juzgados municipales y locales de arrestos y detenciones
preventivas policial~ y judiciales.
Las próximas líneas se dedicarán a analizar los efectos de la decisión
gubernamental en las dos últimas instancias, propósito que remite en todo
momento al estudio matriz de la investigación realizada en el período ene-
ro-septiembre 1994 en la ciudad de Maracaibo en la Prefectura de su princi-
pal Municipio de nombre homónimo. Esta parte del trabajo fue publicada
en número anterior de esta misma revista.

2. PERSPECTIVAS DE ANÁLISIS Y OBJETIVOS DE LA INDA-


GACIÓN

a) Perspectivas de Análisis:
Se asumió la evaluación de la decisión gubernamental tomada en fe-
brero del año 94 a partir de argumentos críticos a la Ley, no tanto los referi-
dos a sus inconsistencias jurídico-legales y constitucionales, sino sobre todo
en los que se refieren a su efectividad y eficacia instrumental. En este senti-
do las estadísticas delictivas oficiales no indican que la ley haya contribuido
a prevenir los delitos ni tampoco que la reincidencia en las conductas des-
critas como vagancia y mal entretenimiento hayan disminuido. Esto signifi-
ca que los fines preventivos y correctivos que se pretenden no se alcanzan y
por lo tanto que la ley es ineficaz.
Así las cosas, si partimos de que en sentido lato la política criminal
busca racionalizar la relación fines-medios, y en este caso el medio - la ley-
no es adecuada a los fines - prevenir delitos y corregir a los individuos anti-
sociales o predelincuentes - entonces, lo razonable sería prescindir del re-
curso en cuestión. A esto se añade que el mismo es un recurso impropio
para cumplir con los principios doctrinarios y las exigencias técnicos-lega-
les que requiere un ordenamiento jurídico que tiene como fundamento pro-
veer la seguridad jurídica y garantizar las libertades ciudadanas.
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11tamara Santos A.
14 Capítulo Criminológico VoL 25, No. 2 (1997)

Es impropia en primer término porque la ley contraría principios y de-


rechos constitucionales así como los establecidos en la normativa interna-
cional sobre Derechos Humanos: Principio de legalidad, del Juez Natural,
de taxatividad y derecho al debido proceso.
Colide a su vez esta Ley Penal administrativa con los principios orgá-
nicos de las normas penales y procesales ordinarias respetuosas de garantías
y derechos.
En segundo término es impropia porque un examen técnico-legal rigu-
roso señala defectos en la estructura así como vaguedades y confusiones en
la redacción de las figuras posibles de sanción. Desde este punto de vista la
Ley se presenta como una especie de híbrido entre el Código Penal, del cual
toma una serie de delitos y faltas, y el Código de Policía, al cual en sentido
estricto corresponderían varias de las situaciones y hechos atribuidos a los
llamados vagos y maleantes.
Por su lado, también la criminología interpela a la ley respecto a su
aptitud instrumental para prevenir la comisión de delitos por parte de pre-
delincuentes y respecto a su competencia para solventar los problemas y si-
tuaciones disruptivas o desaprobables, aunque no penalizables.
La primera cuestión se plantea así, ¿puede la coerción externa modifi-
car un estado interno, o los elementos intrínsecos de la personalidad presu-
miblemente enferma, que se expresa en un comportamiento peligroso pre-
disponente al delito, presupuestos estos que trata de recoger la citada nor-
mativa?
¿Cuál es la capacidad, o posibilidad de éxito demostrada por un recur-
so legal como el comentado, para remover los factores profundos, y buscar
la salida adecuada a personas, cuyas conductas y hechos por lo general es-
tán asociados indisolublemente a condiciones personales y socio ambienta-
les precarias, signadas por deterioro y carencias emocionales, culturales y
hasta lingüísticas, que son el vehículo de una elémental interacción social y
una mínima relación con el mundo?
¿No usurpa la ley la competencia que tienen la psicología, la psiquia-
tría, la pedagogía o la sociología, para comprender esta área del comporta-
miento humano e intervenir según lo requiere el problema planteado en
cada caso?
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 15

Estas son interrogantes antiguas, para las cuales no hay respuesta ofi-
cial pese a las recurrentes críticas a la ley, por tanto ante el silencio, surge la
pregunta de si tanta obstinación en mantenerla no se debe a una voluntad
implícita de imponer la existencia de un régimen legal que más que comple-
mentario es suplementario del derecho penal, con la ventaja para la autori-
dad política de poder disponer discrecionalmente sin muchas reglas ni lími-
tes legales y según las circunstancias aconsejen, de algunos individuos, cu-
yas características y cuyo comportamiento o acto "indiquen" peligrosidad o
"potencial para delinquir".
Si a dicha pregunta sumamos la manifiesta ineptitud del sistema judi-
cial penal para ventilar inclusive un significativo número de delitos graves,
la natural conclusión es que la preservación de la ley de vagancia está sujeta
a intereses pragmáticos de carácter político que se anteponen y suprimen los
intereses y valores de justicia.

b. Los objetivos de la Indagación


El objetivo central de la indagación consiste en conocer y evaluar los
efectos de la desaplicación de la ley de vagos y maleantes en las tres esferas
señaladas. De este objetivo derivan otros dos de carácter práctico; el prime-
ro dirigido a proponer el reordenamiento y racionalización de la justicia de
faltas existente, la cual según la Ley Orgánica del Poder Judicial es atribu-
ción de los Tribunales Municipales o de Parroquia.
El segundo objetivo apunta a sugerir alternativas viables de solución
de las discrepancias y problemas de la misma naturaleza que los planteados
por la ley de vagancia.
Serían éstas recursos que ofrecen a las comunidades un aprendizaje de
tolerancia, convivencia y arreglo pacífico de ciertas discrepancias que aten-
didas de este modo impide que se conviertan en pleitos graves o delitos y
puede muy bien sustituir a una ley de efectos gravosos como la que analiza-
mos. Estas alternativas fueron planteadas en el capítulo sobre la prefectura.
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Thamara Santos A.
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3. LA INDAGACIÓN EN LOS TRIBUNALES MUNICIPALES Y


EN EL CENTRO DE ARRESTOS Y DETENCIONES PREVEN-
TIVAS POLICIALES Y JUDICIALES. RAZONES PARA SU SE-
LECCIÓN. QUÉ SE INDAGÓ. CÓMO SE INDAGÓ

3.1. Los Tribunales de Municipio de Maracaibo

Son las unidades inferiores de la estructura jerárquica del Poder Judi-


cial cuya Ley Orgánica en su artículo 87, numeral dos, les asigna la función
de "conocer de los juicios por las faltas y delitos cuyo conocimiento les atri-
buye el Código de Enjuiciamiento Criminal". Esta competencia se las otor-
ga de igual modo el Libro Tercero del Código Penal y el artículo 413 del
Código de Enjuiciamiento Criminal.
Desde un punto de vista restringido a lo legal, los jueces de Municipio
y de Parroquia tienen marcada su competencia por las leyes penales y pro-
cesales ordinarias y es el principio de legalidad de los delitos y las penas el
que establece los límites respecto a una ley y una competencia administrati-
va, la cual en el caso que nos ocupa, conoce, juzga y sanciona sujetos peli-
grosos, que sin ser delincuentes se pronostica que podrían llegar a serlo.
Sin embargo una interpretación menos literal y más amplia que conju-
gue los criterios de la legalidad, la justicia, el derecho y la realidad social, y
que busque lograr respuestas político criminales-proactivas, nos confronta
con el hecho de que en rigor la mayor parte de las conductas descritas en la
ley de vagos y maleantes corresponde a faltas y delitos de la legislación pe-
nal y por tanto también en rigor es materia de competencia de los jueces.
Esta es una de las razones por las cuales la Resolución Gubernamental or-
dena a los prefectos remitir esos hechos a lo que es la q¡>mpetencia natural.
De aquí la importancia de los jueces municipales para la indagación
evaluativa sobre los efectos de la desaplicación de la ley d~ vagancia en el
ámbito administrativo, y la remisión de casos de faltas y hechos punibles a
la jurisdicción, representada, para nuestros efectos, por los seis Tribunales
Municipales de Maracaibo, entre cuyos titulares procuramos conocer: su
apreciación sobre la Resolución del Gobierno, su empeño y activación para
cumplirla, su experiencia con los casos que se les han enviado, las conse-
Ley de vagos y maleantes o la pervivenci.a de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 17

cuencias de la medida del Ejecutivo para los despachos judiciales, y las ob-
servaciones y sugerencias sobre la decisión.
El instrumento empleado para obtener la información consistió en una
entrevista abierta que se realizó a cada funcionario.

3.2. El Centro de Arrestos y Detenciones Preventivas Policiales y


Judiciales El Marite ·

Como su nombre lo indica es un establecimiento destinado al arresto y


detención cautelar de los individuos a los que se les hace una averiguación
policial y/o judicial.
Para nuestro propósito el estudio evaluativo de este centro es indispen-
sable debido a la relación permanente que tiene con la prefectura y, a partir
de la vigencia de la Resolución, la que tiene con tribunales de municipio.
Con la prMectura los vínculos son estrechos debido a que ésta es sede
de recepción y decisión de casos de violación del Código de Policía, y des-
de el momento en que en ella se acató la decisión de desaplicar la ley de va-
gos y maleantes ha tenido que seguir conociendo y dictando medidas de
arresto no sólo a quienes concurren en actos indeseables de vagancia, sino a
quienes incurren en actos punibles que aunque son remitidos a los tribuna-
les les son devueltos por éstos obligando a los funcionarios a tramitarlos y
tomar una decisión que lleve implícita una sanción.
En el Centro El Marite se buscó en primer lugar conocer los casos de
vagos y maleantes que allí llegaban por orden de la Prefectura del Munici-
pio Maracaibo y comparar los informes que en ambas instituciones se ela-
boran a fin de verificar si los dos contienen los mismos elementos de identi-
ficación de los hechos y de sus autores.
En segundo lugar se buscó saber si la sanción de arresto que se dicta a
las personas denunciadas o aprehendidas por violar la ley de vagos y ma-
leantes tiene algún efecto preventivo.
Los sujetos de análisis fueron autoridades de alta jerarquía, personal
del área profesional, y de custodia del establecimiento, y como es natural
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Thamara Santos A.
18 Capítulo CriminológicO VoL 25, No. 2 (1997)

algunos de los arrestados por orden del prefecto por ser denunciados por
una causal de la ley que nos ocupa.
La información se recaudó mediante entrevistas específicas al perso-
nal directivo, profesional y de custodia y a los arrestados en el local.
Las entrevistas fueron complementadas con las notas y observaciones
realizadas durante las visitas y recorrido por las instalaciones en las cuales
se desempeñan las labores técnicas y profesionales, y en las cuales se dis-
pensan los diversos servicios a los arrestados y detenidos: Sala Técnica,
donde reposan los archivos y se reseña y fotografía a quienes ingresan al
centro; pabellones destinados a las diferentes categorías de arrestados y de-
tenidos; servicios médicos y deportivos, economato y área de seguridad in-
terna y externa.
Una fuente informativa adicional la constituyó la revisión de los archi-
vos y la del libro de novedades o diario de control de detenidos.

4. INDAGACIÓN EN LA PREFECTURA Y SU RELACIÓN CON


LOS TRIBUNALES DE MUNICIPIO Y LA RESOLUCIÓN GU-
BERNAMENTAL

De los comportamientos y situaciones previstas en la Ley de Vagos y


Maleantes conocen la Prefectura, la Gobernación y el Ministerio de Justicia.
La Prefectura constituye la primera instancia de conocimiento de un caso al
cual accede por denuncia o de oficio para luego, si procede, ordenar la de-
tención y abrir la averiguación. Si durante ésta última se encuentran sufi-
cientes elementos para proseguir el caso, se lo encauza a través de un proce-
dimiento sumario que culmina con la decisión de aplicar una medida reedu-
cativa. Podría sin embargo ocurrir que a esta dependencia le lleguen casos
desde los tribunales ordinarios, inclusive de primera instancia, para que se
aplique la Ley que aquí examinamos.
Este procedimiento, es de suponer, ha debido cambiar una vez puesta
en práctica la Resolución Gubernamental, por lo tanto los casos de faltas
penales descritas en la ley de vagancia serían enviados a los juzgados muni-
cipales, mientras la prefectura quedaría dispuesta para ventilar situaciones y
hechos causantes de perturbación descritos como de vagancia.
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 19

Este aspecto medular fue el que nos indujo a conocer en la prefectura


cuál era el grado de cumplimiento de la decisión, cómo se ejecutaba allí la
remisión a los Tribunales y qué efectividad tenía esta medida.
¿Cómo abordamos este aspecto de la indagación?
El eje del análisis lo constituyó el examen en la Prefectura del Munici-
pio Maracaibo, 1 de 855 casos registrados (812 hombres y 73 mujeres entre
18 y 6 años) los meses de enero, marzo y mayo de 19942, cuya información
se recabó a través del examen de las hojas de control de detenidos que se
elaboran en esa dependencia, junto a los informes sobre entradas policiales
y judiciales de Vagos y Maleantes que se envían desde el Centro de Deten-
ciones El Marite. Precisamos que del total de los casos se hizo una distin-
ción entre los individuos que tenían un sólo registro o entrada policial, lla-
mados primarios, para los cuales elaboramos un formulario informativo de-
signado como 1, y los individuos que tenían más de un registro, llamados
reincidentes, cuyo formulario se denominó 2. Ambos formularios contienen
la información sobre la causa de la denuncia o retención.
Notorias en esta primera fase de la indagación, y creemos que decisiva
para el acatamiento o no de la decisión por parte de los jueces del munici-
pio, fueron la calidad y modalidades de elaboración de los informes envia-
dos desde la prefectura.
Pudimos a través de su lectura constatar las omisiones, e imprecisio-
nes en los criterios para atribuirle a alguien y describir un comportamiento
o hecho de vago y maleante, así como para describir las circunstancias en
las que éstos se desenvuelven; así mismo se encontró el uso frecuente del

La Prefectura del Municipio Maracaibo procesaba casos procedentes de 19 Parroquias de


la ciudad.
2 La selección fue arbitraria basada en un censo que posibilita la mayor confiabilidad, y
factibilidad de la investigación. En la oficina de detenidos comunes donde se reciben
estos casos no era posible garantizar la consecución de todos los informes porque se
estaba en período de reorganización y de cambio de metodología (del trabajo manual al
computarizado). Por otra parte debimos rastrear los recaudos de los meses que primero
aparecieran y estuvieran completos aunque la dispersión de los mismos en gavetas,
archivos y cajas dificultaba y ponía en riesgo la confiabilidad de la fuente.
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Titamara Santos A.
20 Capítulo Criminológico VoL 25, No. 2 (1997)

impreciso término "se presume" por parte de la policía y la ausencia de una


fórmula única para escribir los informes y de este modo estandarizar la in-
formación3.
Estas condiciones nos condujeron en muchas ocasiones a establecer
criterios propios para organizar, clasificar y sistematizar los datos. De esta
forma como un objetivo central para nosotros fue identificar los hechos in-
deseables y separarlos de los punibles establecimos dos listas, una funda-
mentada en el libro tercero del Código Penal, a cuyas faltas asimilamos las
que corresponden a los maleantes. La otra descriptiva de los comportamien-
tos no delictivos, catalogados de vagancia.
Llegado este punto, pasemos a las observaciones realizadas y los datos
asentados en la prefectura en relación a quienes se presume están incursos
en faltas penales y hechos discordantes.

S. DESCODIFICANDO LAS FÓRMULAS LEGALES SOBRE VA-


GOS Y MALEANTES

Partiendo del criterio arbitrario de identificar los hechos indeseables


llamados de vagancia y separarlos de los punibles, a fin de demostrar que la
medida tomada por el Gobierno tuvo un sustento material, es decir, que la
ley establece delitos y éstos son de competencia judicial, procedimos a
agruparlos en tablas contentivas de hechos y comportamientos atribuidos a
individuos denunciados o detenidos por primera vez y por más de una vez,
es decir, reincidentes.

3 Para despejar las dudas que nos provocara la lectura de las hojas de control de detenidos y
otros suministros, y sobre todo acerca de si los problemas planteados eran privativos de
esa prefectura en particular, revisamos los instrumentos originales que la investigadora
Daniela Bettiol, de Mérida, empleara en esa localidad para evaluar la visibilidad y
recursos en el control social formal en el contexto de vagos y maleantes, de título
homónimo (revista CENIPEC. Mérida) y verificamos que se registraban problemas
similares también ligados a la discrecionalidad de los funcionarios para redactar los
informes que allí se llevan.
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 21

Cuadro 1
Hechos y situaciones de vagancia conocidos en la prefectura por denuncias o actuación
de otlcio atribuidos a individuos primarios

Meses
Situaciones de vagancia Enero Marzo Mal'o Total
Merodear en actitud sospechosa 4 8 4 16
Mantener en zozobra 2 4 8 14.
Azote del sector 2 o 5 7
Total 8 12 17 37

Cuadro2
Hechos y situaciones de vagancia conocidos en la prefectura por denuncias o actuación
de otlcio atribuidos a individuos reincidentes

Meses
Hechos l' situaciones de vagancia Enero Marzo Mal'o Total
Mantener en zozobra 5 3 2 10
Merodear en actitud sospechosa o 5 6 11
Azote del barrio o o 5 5
Total 5 8 13 26
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Thamara Santos A.
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Cuadro 3
* Hechos delictivos conocidos en la prefectura por denuncia o
actuacl6n de oftcio atribuidos a primarios

Delitos o faltas administrativas equiv. Enero Marzo Mayo Total


A faltas penales
Amenaza de Muerte 2 8 o 10
Porte de Arma de Fuego 1 3 2 6
** Agresión con Arma de Fuego 1 o o
Amenaza con Arma de Fuego 1 o o 1
Porte de Arma Blanca 3 o 3 6
Hacerse pasar por funcionario 2 1 3 6
Sustraer Arma de Reglamento 2 1 1 4
Secuestro de Vehículo 1 o o 1
Intento de Fuga o 1 6 7
Disparar al Aire o 5 2 7
Estafa 2 o 2 4
***Posesión de dinero o pertenencias ajenas 2 10 3 15
Destrozos en residencias 2 3 13 18
Destrozos en local comercial 1 o o 1
Promover juegos ilícitos o 5 o 5
Abuso sexual 3 o 3 6
Venta fraudulenta de carne 1 o o 1
****Delito contra la propiedad 2 o 1 3
Hurto en local comercial 2 o (} 2
Hurto en radio reproductor 3 1 2 6
Hurto 2 6 11 19
Intento de Atraco o 1 1 2
Arrebatar 2 6 14 22
Intento de hurto de vehículo o 5 o 5
Extorsión o 1 o 1
Intento de asesinato o 1 o 1
Escandalizar 4 18 7 29
Total 39 76 74 189

* Hechos Delictivos alude a Maleantes, término del cual es sinónimo.


** Agresión es un término vago, pero acá se infiere que hubo golpe o lesión.
*** Posesión de dinero o pertenencias ajenas, indica hurto o apropiación indebida.
**** Delictivos sustituye el término Maleante que es su sinónimo.
Ley de vagos y malemttes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 23

Cuadro4
* Hechos delictivos conocidos en la prefectura por denuncia o actuación de oficio
atribuidos a individuos reincidentes que correspondan al Código Penal

Hechos Mes~:s
Enero Marzo Mayo Total

Porte de Anna de Fuego o o


Amenaza de Muerte 2 1 1 4
Porte Ilícito de anna de Fuego 1 1 5 7
Someter con anna blanca 6 o 2 8
Disparar con anna de fuego 2 o o 2
Secuestro 8 o o 8
Violación de menor o 1 o 1
Despojar de dinero y/o pertenencia o 2 o 2
Escandalizar 15 13 13 41
Estafa 14 8 7 29
Destrozos en el hogar 1 o 1 2
Sustracción de artículos en local comercial 1 o 9 10
Efectuar juegos de azar ilícitos o 8 4 12
Destrozo de local o 1 o 1
* Delito contra la propiedad o 3 3 6
Arrebatar 4 o o 4
Intento de seducción de menor 4 9 25 38
Atraco 1 o o
Hurto 2 o 4 6
Intento de Violación del menor 4 6 9 19
Sustraer Radio Reproductor l o o
Violentar cerraduras de vehículos 7 2 5 14
Extorsión o 2 o 2
Intento de seducción con fuerza o 1 o
Hacerle frente a comisión policial o 1 o
Hurtar vehículo 1 1 o
Interferir labor policial 1 o 3 4
Hurto de productos alimenticios o 1 1 2
Soborno o o 4 4
Intento de fuga o o 3 3
H<Grs¡: pas¡u: por funcionario
Total
º
54
º
61 1Q3 218
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Thamara Santos A.
24 Capítulo Criminológico VoL 25, No. 2 (1997)

CuadroS
Hechos y situaciones de vagos y maleantes conocidos en la prefectura por denuncia o
actuación de oficio atribuidos a primarios ashnilables al Código de Policía

Meses
Hechos y Situaciones Enero Marzo Mayo Total

Riña Colectiva 6 12 15 33
Ejercer Prostitución o o 2 2
Desconectar servicio telefónico 3 2 2 7
Interferir labor policial 2 2 13 17
Introducirse en residencia 16 12 6 34
Ebriedad 9 27 19 55
Efectuar fiesta ilegal o 1 o
Total 36 56 57 149

Cuadro 6
Hechos y situaciones de vagos y maleantes conocidos en la prefectura por denuncia o
actuación de oficio atribuidos a reincidentes y asimilables al Código de Policía

Meses
Actos indeseables o faltas policiales Enero Marzo Mayo Total

- Violación del Código de Policía 1 o o 1


- Ejercer Prostitución o o 1
- Fomentar Riña 8 9 9 26
- Infringir buenas costumbres 1 o o
- Obligar al menor a pedir o 1 o
Total 36 56 57 149
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 25

Lista de hechos y situaciones


* No encuadrables en ninguno de los tres instrumentos legales. Correspondientes a in-
dividuos primarios a los que se les atribuyen actos de vagancia o dellctuosos

Meses
Hechos y situaciones ~o encuadrables Enero Marzo Mayo Total

Lanzar objeto contundente 2 11 3 16


Ofensa verbal 1 o o 1
Consumo de drogas o 1 o
Tratar de agredir 4 3 7
Indocumentado * o
Invadir o
Porte de arma de juguete o 2 o 2
Detención preventiva 1 5 1 7
Averiguaciones 1 o 1 2
Agresión Física 14 28 51 93
Alterar el orden público 14 9 7 30
Introducirse en local comercial 1 6 13 20
Faltar el respeto a la autoridad 3 o o 3
Irrespeto ciudadano o o 2 2
Actos inmorales 1 6 3 9
Total 42 70 85 194

Por ser descripciones vagas, y en tanto no configurar un hecho típico tal como lo exigen los
principios penales de reserva de ley y de taxatividad, consideramos que no son encuadrables en
ninguna ley ni penal ni administrativa.

* No hay información en 3 casos correspondientes, dos a marzo y uno a mayo.


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Tiulmara Santos A.
26 Capítulo Criminológico Vol. 25, No. 2 (1997}

Lista de hechos y situaciones


No encuadrables en ninguno de los tres instrumentos legales, correspondientes a indi-
viduos reincidentes a los que se les atribuye conductas de vagos y maleantes

Meses
Hechos y situaciones no encuadrables Enero Marzo Mayo Total

Violación del Código de Policía 1 o o 1


Infringir buenas costumbres 1 o o 1
Lanzar objetos contundentes o 7 6 13
Tratar de agredir o 1 o 1
Indocumentado 1 3 1 5
Invadir o 1 1 2
Prontuario Policial o 1 2 3
Buhonerismo 1 o 1 2
* Obscenidades o o 2 2
Detención Preventiva o o
Averiguación de Documento o o
** Agredir con arma blanca 8 o o 8
Agredir con arma de fuego 1 o o 1
***Arrollamiento 2 o o 2
Agresión Física 12 23 35 70
Alterar orden público 10 11 14 35
Poseer artículo dudoso de procedencia o o 3 3
Introducirse en local 5 5 12 22
****Intento de soborno o 2 o 2
Actos inmorales o 4 2 6
Violación de Fianza 1 o o 1
Faltar respeto a autoridad 3 1 1 5
Faltar respeto al ciudadano 1 o 2 3
Total 47 59 84 190

*No especifica si en el público o privado, ni a través de qué medio o fonna ofendió la moral
pública, si fuera específico sería una falta al Código Penal.
** Pudieran denotar lesión y daño, pero el término agredir es vago.
Pudiera incluirse aquí el ITEM, Delito contra la propiedad
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 27

Es de precisar que al desglosar la información computamos un total de


1.097 hechos que comprenden a los 855 individuos estudiados, de los cua-
les 132 de los registrados por primera vez tienen adjudicada más de una
conducta o hecho, y 110 registrados por dos o más veces están en condición
similar.
Para nuestros propósitos inmediatos lo importante es distinguir los pri-
marios de los reincidentes, porque la medida de desaplicación de la ley re-
cae sobre ambos independientemente de la causa que se les atribuya y sí
cuentan éstos y su gravedad para conocer los casos en realidad problemáti-
cos que requieren intervención extrajudicial. Esta es un aspecto del cual no
nos ocuparemos.
Pasemos ahora a la lectura de los cuadros y comparemos ambos tipos
de destinatarios directos de la ley.

5.1. Lectura de los Datos:

Tenemos ante nosotros un total de 1.124, hechos que involucran a per-


sonas denunciadas o detenidas por primera vez y por dos o más veces de
acuerdo a la ley de vagancia.
Siguiendo, no el orden de los cuadros sino el significado de las cifras
advertimos en primer lugar, la existencia de una serie de hechos y situacio-
nes que no encuadran en ninguno de los instrumentos legales coercitivos.
La aparición inesperada de estos casos nos indujo a elaborar una lista, que
como puede notarse, contiene una mayoría de casos entre primarios,
34,27%, y reincidentes, 40,50% que no pudieron ser identificados u homo-
logados con las figuras penales o administrativas. Esta situación desde los
puntos de vista legal, criminológico y sociológico, indican que los registros
policiales fueron inmotivados.
Quizás ocurra que los informes respectivos contengan deficiencias y
confusiones e impidan identificar aún el más mínimo criterio legal para en-
cuadrarlas en las figuras antijurídicas. No obstante, nuestro ordenamiento
jurídico penal se funda en el principio de la legalidad de los delitos y las pe-
nas y nadie puede ser detenido, juzgado y castigado por hechos no previstos
con anterioridad por la ley. Desde luego, este es uno de los argumentos más
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Tiw.mara Santos A.
28 Capítulo CriminDlógtco VoL 25, No. 2 (1997}

contundentes de quienes abogan por la abolición de la ley, pues aún cuando


los esgrimidos por sus partidarios sean racionalizantes e intenten diferen-
ciarla de los instrumentos penales, la ley de vagancia opera como una pena
que puede consistir en una medida limitada de la libertad con una duración
de hasta 5 años, prorrogables a juicio de la autoridad extrajudicial.
Puede apreciarse entonces que la aplicación de esta ley constituye una
violación abierta del régimen legal venezolano y de los valores que susten-
tan este orden y el sistema democrático: libertad, seguridad, igualdad y jus-
ticia.
Así las cosas, al apartarse de la perspectiva jurídico legal y hacerse
una lectura de la información numérica, estimamos que en el supuesto de
que los casos señalados constituyan evidentes transgresiones a las leyes
mencionadas, tampoco puede entenderse por ejemplo, que a casos de inva-
sión de tierras, arrollamiento, indocumentación, buhonerismo y consumo de
drogas en el que están involucrados sea primarios, sea reincidentes, se les
aplique la ley de vagancia cuando hay canales institucionales y normativas
específicas para atenderlos: el arrollamiento concierne a la ley de tránsito
terrestre; los indocumentados corresponden a la dirección y reglamentación
de identificación y extranjería; la invasión de tierras y el buhonerismo son
competencia de las alcaldías y las ordenanzas municipales, y el consumo de
drogas, es tratado por servicios especializados de cura y tratamiento (los
cuales por cierto son muy escasos). En este sentido la única conclusión po-
sible es que la ley usurpa el espacio de otros recursos y sedes de decisión y
que es un medio expedito y funcional para descargar la materia de su com-
petencia en otros entes.
Siguiendo este razonamiento crítico, surge la interrogante de por qué a
individuos primarios y reincidentes se les detiene bajdl el alegato de deten-
ción preventiva, averiguación, prontuario policial, averiguación de docu-
mentos, si no se detecta en estas causales de ninguna imputación objetiva y
precisa que indique que a esos individuos debiera aplicársele el instrumento
en cuestión.
Similares consideraciones hacemos en relación a las genéricas des-
cripciones de: alterar el orden público, tratar de agredir, actos inmorales,
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 29

obscenidades, infringir buenas costumbres, irrespeto a la autoridad o al ciu-


dadano, introducirse en local o agredir con armas.
Todas las figuras abarcadas en ambos puntos se relacionan con la pre-
vención e imputación genérica de un estado de la persona, o un delito o fal-
ta, cuya vaguedad e impropiedad bastan per se para anular o invalidar cual-
quier acto ejecutado por la autoridad.
No se trata de que muchas de estas situaciones y hechos no sucedan,
pero la mayoría de ellos son delitos y para que a alguien se le impute un cri-
men y sancione por medio de una ley estatal, tienen que observarse las re-
glas que rigen en toda instancia y fase del proceso que comienza con la de-
tección de la transgresión, la aprehensión del presunto transgresor, la averi-
guación de los hechos, el establecimiento de la verdad de los mismos y el
dictamen y ejecución de la medida a aplicar.
En la infoimación examinada nos hemos percatado de que defectos y
alteraciones legales dominan los registros de los casos que se presuponen
envueltos en laS fórmulas de vagos y maleantes y en rigor ninguna de las fi-
guras descritas es encuadrable en éstas.
Pasemos ahora a conocer la naturaleza de las figuras descritas por la
ley. Véase en los cuadros 3 y 4 que 189 individuos a los cuales se les regis-
tra por primera vez como maleante y 218 a los que se les registra con el
mismo calificativo dos veces o más, ocupan las posiciones más elevadas en
el total de la muestra estudiada, y al contrastar en detalle cada hecho legal
con los hechos contenidos en el libro de faltas y otros delitos del Código
Penal no quedó más alternativa que asimilar los primeros a éstos segundos.
La conclusión es clara, los hechos de maleantes, término que según el dic-
cionario es sinónimo de delincuente equivalen a delitos de pequeña cuantía;
sin embargo, no está tan clara la condición jurídico-legal de estos justicia-
bles, pues como hemos aseverado, deberían ser encauzados ante la instancia
natural y legítima, esto es, los tribunales penales ordinarios. Esta confusión
comienza a despejarse cuando nos adentramos en la información sobre la
ocupación y otros datos sociales y culturales de los destinatarios de la ley
mencionada.
Los cuadros 3 y 4 nos indican la calidad de los hechos y situaciones
atribuidas a maleantes: se trata de faltas; sin embargo, para quienes resultan
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Th.am.ara Santos A.
30 Capítulo Criminológico VoL 25, No. 2 (1997)

afectados tienen gran significado porque los ofenden y perjudican en algún


grado, por lo tanto necesitan ser dirimidas y resueltas.
Pero la clientela de esta área de lo punible es la que procede de los
sectores más pobres de la sociedad. Esta no es una apreciación subjetiva, la
sustentan los datos: de una parte, las hojas de suministro de los 855 indivi-
duos estudiados, informan que los oficios declarados refieren en su gran
mayoría a modos económicos y actividades laborales precarias y erráticas,
casi nunca satisfactorias de las exigencias mínimas para desempeñarse en el
trabajo formal y ciertas actividades informales: 43% declara ser obrero;
14% declara dedicarse al comercio y descendiendo en la escala encontra-
mos que 6% se desempeña como albañil, y así hasta llegar al ínfimo 0,4%
que dijo ser carpintero.
A estos datos se suma el de los 497 individuos que se registran bajo el
"No porta documento", circunstancia que se asocia en forma determinante a
la aplicación de la ley, pero lo que es más importante, se asocia a la condi-
ción elemental requerida para ser persona y para ser ciudadano. En efecto la
identidad personal es un atributo intrínseco y una precondición a la ciudada-
nía, sin la primera no existe la segunda, y éste es el caso al que nos referi-
mos. La figura "No porta documentos", quiere significar que el individuo
no tiene nada que lo identifique porque no conoce su identidad. No inscri-
birse en el registro civil, y no haberse cedulado nunca es diferente a "estar
indocumentado", es decir a estar ilegal en el país, que es la otra categoría
registrada en el informe policial.
No tener identificación ni conocer su identidad pues es uno de los as-
pectos más relevantes de la elementalidad de la vida de quienes son objetos
de la aplicación de la ley de vagancia.
Y más allá aún de la sumatoria de los números, la observación directa
realizada a través de nuestra asistencia a algunos actos de presentación de
los llamados vagos y maleantes nos disipa las dudas sobre la ínfima posi-
ción que ocupan no sólo en la escala económica social, sino en la esfera cul-
tural, pues muchos de ellos no son considerados indeseables sólo desde el
punto de vista conductual, sino también existencial, al poner de manifiesto
impedimentos reales para relacionarse, comunicarse y convivir de acuerdo a
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contraconientes
en el proceso de nwdemización del sistema penal venezolano 31

las reglas fijadas tanto por los grupos de referencia y en número significati-
vo por los grupos de pertenencia.
Se trata sin más de personas no domesticables a través de algún recur-
so coercitivo legal debido a que sus problemas remiten a carencias, elemen-
talidad y defectos adjudicables a su socialización, al modo como se desarro-
lla su vida e interacción humana y a la tenencia de capacidades e instrumen-
tos para desenvolverse respecto a sí mismo y al mundo de relaciones. Estos
problemas sólo admiten vías especiales de intervención por parte de servi-
cios asistenciales públicos o privados.
En esta perspectiva la ley confunde dos órdenes claramente distingui-
bles de problemas, éstos últimos referibles a los servicios asistenciales, a los
cuales compete la atención, los comportamientos, hechos o situaciones de
vagancia o discordantes y los hechos y comportamientos punibles en senti-
do estricto que son enjuiciables y solventables por los órganos judiciales pe-
nales.
Si la ley trata de modo similar a categorías diferentes de problemas es
porque lo que le da su razón y sentido es la uniformidad, la igualdad social
de sus destinatarios principales, es decir, su condición de miserables, térmi-
no con el que queremos significar la extrema pobreza cultural, social, perso-
nal y económica que caracteriza su clientela. Esto a su vez significa que la
ley de vagancia sobrevive porque configura el ámbito adecuado para los
justiciables que carecen de espacio en el sistema ordinario de la justicia pe-
nal, punto medular de nuestro planteamiento el cual esbozamos así:
La Ley de Vagos y Maleantes sobrevive en Venezuela porque ella
cumple dos objetivos políticos criminales: un objetivo explícito visible de
profilaxia social, y un objetivo implícito, subterráneo de colmar el vacío
que la estructura organizativa de la administración de justicia penal deja al
no abrir un espacio para la justicia de las pequeñas faltas y causas penales,
cuyos protagonistas proceden, en su mayoría, de los segmentos sociales pri-
vados de recursos para solventar sus litigios en la sede que garantiza dere-
chos y decisiones más ajustadas a las reglas de la equidad y los límites lega-
les.
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Thamara Santos A.
32 Capítulo Criminológtco VoL 25, No. 2 (1997)
--- - -

6. LA LEY DE VAGOS Y MALEANTES DE LA POLÍTICA


CR~INALVENEZOLANA

No basta saber que durante 40 años, tiempo transcurrido de la última


reforma hecha a la hoy vigente ley de vagancia, los mismos gobernantes y
funcionarios que han ordenado y ejecutado las medidas correccionales para
sujetos indeseables en la cual indistintamente de acuerdo a los tiempos y al
lenguaje de moda se mezclan pillos, hampones, sujetos de mal vivir, azotes
de barrio, delincuentes de alta, mediana y baja jerarquía, etc., aceptan que la
citada normativa es insuficiente, anacrónica, defectuosa, en fin, no idónea
para "combatir el delito". Sin embargo, ellos mismos la activan una y otra
vez bajo la justificación de que no se ha creado una ley que la sustituya y
que "pueda ganarle la batalla al problema de la inseguridad ciudadana".
Los signos inequívocos de esta posición son la falta de voluntad para
encarar la cuestión y la acomodaticia posición que naturaliza la existencia
de ciudadanos que gozan de una cobertura jurídico-institucional proporcio-
nal a sus status y posibilidades económicas para acceder y obtener algún re-
sultado del sistema penal-judicial, y personas ajenas a los servicios y bene-
ficios de -en nuestro caso- de la justicia penal ordinaria, para quienes hay
un sistema paralelo de carácter policial surcado también de. limitaciones e
insuficiencias de diverso género.
Para esta categoría de personas víctimas o agentes de delitos de distin-
to rango y exiguo valor económico hay una explícita política criminal, la de
orden público o callejero, la que se actúa frente a todos mediante operativos
conjuntos y detenciones masivas, que al acompañarse de una amplia propa-
ganda y despliegue de agentes y medios técnicos, crean el efecto de tranqui-
lizar al colectivo y por fin devolverle las calles.
Esta es la labor "profiláctica", de "prevención" y e neutralización de
los llamados sujetos peligrosos.
Con ese efectismo discursivo, visual y público se distrae la atención
sobre una omisión inexplicable en cualquier régimen moderno de derecho,
cual es el derecho de todos los habitantes del territorio nacional a que se le
de el mismo tratamiento objetivo, imparcial y justo en las instancias pena-
les-judiciales.
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Ley de vagos y ,hrueantes o la peruivencia de contracorrientes


en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 33

Tres argumentos esgrimiremos a favor de este planteamiento. Antes


de entrar en ello, recordemos que el libro tercero del Código Penal y la Ley
Orgánica del Poder Judicial, establecen los delitos y faltas, así como que es
el ámbito judicial la sede donde se ventilan, es decir los juzgados de Parro-
quia y Municipio. Recordemos también que el motivo que indujo al Ejecuti-
vo del Estado Zulia a ordenar a las prefecturas a enviar a los Tribunales res-
pectivos los casos de vagos y maleantes que constituyeran hechos punibles
se fundó en esas previsiones legales.
No obstante en primer lugar, la multiforme actividad de diversos cuer-
pos policiales desplegada por prefecturas, jefaturas civiles, y cuerpos estata-
les y municipales, actuantes a través de la ley de vagancia y las leyes u or-
denanzas de policía, se ha trocado en la actividad político criminal ordinaria
con o sin la anuencia de jueces y fiscales del ministerio público a quienes se
mengua su potestad de castigar delitos y proteger los derechos ciudadanos.
Podríamos atribuir este multiformidad del control policial a ese rasgo
que Raúl Zaffaroni advierte en muchos países de nuestro continente, "la de-
sorientación político-criminal", por la cual se legisla y ponen en prácticas
medidas en las que se mezclan fórmulas y programas del más disparatado
carácter.
Podríamos también atribuírsela a la tendencia venezolana, a crear o re-
formar leyes para resolver toda clase de problemas en la creencia de que la
ley por sí misma y la juridificación de las relaciones y la vida social, serán
el artilugio mediante el cual se evitarán o resolverán aquellos.
Lo cierto del caso es que tenemos ante nosotros una triple legislación
elaborada para incidir sobre la misma materia, ya lo señalamos, el grueso de
nuestros datos se refiere a los maleantes, a quienes se les imputa hechos
previstos en el Código Penal no sólo en el libro tercero. Pero además, ad-
vertimos en los cuadros 5 y 6, atinentes a individuos primarios y reinciden-
tes, un número idéntico de hechos y situaciones de vagos y maleantes que
son asimilables a figuras del Código de Policía. Esto suscita perplejidad
porque no se entiende la razón por la cual sí existe una normativa policial
que prevé medidas sancionatorias para estas figuras se recurre a la ley de
vagancia. Esto evidencia que lo importante no es el hecho o comportamien-
to sino establecer la condición de peligrosidad de los vagos y maleantes
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'111amaro. Santos A.
34 Capítulo Criminológtco VoL 25, No. 2 (1997)

para decidir su destino legal y para cuyo establecimiento se obtiene infor-


mación sobre su persona, su condición familiar, social, su trabajo, es decir,
su historia de vida, la cual conjugada con los datos sobre el hecho atribuido.
Sería la condición personal del agente de los comportamientos indeseables
la que proporcionaría el elemento para decidir el procedimiento a seguir,
aunque en el plano objetivo el hecho que se le impute sea idéntico tanto en
la ley policial como en la que analizamos.
¿Por qué si lo que se busca es actuar con rigor sobre el sujeto peligro-
so que transgrede esta ley no se aplica el Código Penal?
En este punto en segundo lugar, aludimos a dos posibilidades: uno pri-
mero, según los expertos, desde el punto de vista de la doctrina, nuestro de-
recho penal es de acto y no de autor y por lo tanto sólo cuentan para juzgar
a un presunto infractor la tipicidad del hecho y los elementos que determi-
nen su culpabilidad y responsabilidad.
Esto en nuestro tema implica que el elemento base de la legislación de
vagancia, cual la peligrosidad, no es admisible pues en consecuencia el por-
tador de ese elemento tiene que ser procesado en la instancia extrajudicial
donde cuenta el estado interior y las cualidades personales y sociales no la
manifestación externa del agente de la violación del precepto legal.
Una segunda posibilidad o más bien un argumento contundente que
verifica que sin necesidad de hacerlo expreso nueStra política criminal, ad-
mite una justicia diferencial para el segmento más miserable de la sociedad
lo suministra el estudio "Políticas Judiciales y Política en Venezuela", reali-
4
zado por Rogelio Pérez Perdomo . En este trabajo dirigido a describir y
analizar la estructura y composición de los servicios judiciales en Venezue-
la, se advierte que la distribución territorial y demográfica de los tribunales
de primera instancia y los de municipio y distrito que respectivamente co-
nocen de asuntos de mayor y de menor cuantía, no tienen como objeto ser-
vir a la proporción poblacional de bajos ingresos, ni en Caracas, ni proba-
blemente en el interior5.

4 PÉREZ PERDOMO, Rogelio. Fotocopia de Trabajo realizado en 1993 en Oñati, España.


5 IDEM. P.P. 94.
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 35

Luego de analizar la materia que compete a los tribunales de munici-


pio el autor nos entera de que en el año 1991 ventilaron 20.107 juicios pe-
nales, la actividad más voluminosa después de las 58.223 actuaciones nota-
riales y las 20.663 comisiones civiles y mercantiles6 tasadas con arancel judicial.
No obstante respecto a los asuntos penales, señala el autor "veremos
luego que el libro de faltas del Código Penal, el cual es su competencia espe-
cífica, es conocido en la práctica por autoridades municipales no judiciales"7 .
Concluye Pérez Perdomo en que "para tener conflictos que involucren
sumas importantes, como para generar litigios, se requiere estar distante de
los límites de pobreza, y en vista de que la cifra de pobreza crítica se situa-
ba en 1989 en 41,3, es de suponerse que este grupo de personas no tengan
derechos que reclamar, ni conviertan sus conflictos en litigios" 8.
Siguiendo nuestros argumentos tomamos en tercer lugar, la revisión
de las estadísticas delictivas, ver cuadros 6 y 7, las cuales suministran pis-
tas sobre el modo como el procesamiento institucional de la información va
descartando y seleccionando los hechos que finalmente serán procesados,
sentenciados y a los que se les aplicará una pena.
Estas estadísticas cuyas fuentes principales, son el Cuerpo Técnico de
Policía Judicial y el Consejo de la Judicatura nos informan sobre la catego-
ría de delitos y sobre cada figura en particular y si bien no podríamos aven-
turamos a decir que no contienen información sobre los hechos de baja
cuantía y faltas penales, las categorías que podrían aludir a ellos, como deli-
tos contra el orden público, y sobre todo los de hurto y lesiones son los ex-
puestos a mayor descarte policial judicial. Véase los cuadros sobre casos
conocidos de hurtos, es decir, registrados por la policía, las detenciones por
ésta efectuadas y los casos concluidos y compárese luego en el cuadro sobre
casos de hurto concluidos por la policía y número de asuntos recibidos en
los tribunales de primera instancia, y se constatará, primero, que el transcur-
so del tiempo abarcado entre 1980 y el primer trimestre de 1993, un prome-

6 IDEM, Cuadro 12. P.P. 96.


7 IDEM. P.P. 97.
8 IDEM. P.P. 98.
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Thamara Santos A.
36 Capítulo CrtmblOlógfco VoL 25, No. 2 (1997)
---- -------- ---- -- - ---

Casos conocidos - detenciones efectuadas y casos concluidos por la Policía


Técnica Judicial. En relación a hurtos - años 1980-1991

Años Casos conocidos Detenciones efectuadas Casos concluidos


1980 37.747 13.393 13.783
1981 37.343 13.199 14.713
1982****
1983 44.318 16.245 18.749
1984 50.900 19.494 20.691
1985 61.700 22.332 20.482
1986 72.798 20.750 22.127
1987 97.781 23.171 24.180
1988 80.000 23.303 27.127
1989 86.558 30.921 34.063
1990 77.000 28.982 37.095
1991 70.211 28.365 27.746
1992 66.146 25.084 23.393
1er. Trimestre 1993 16.534 5.915 5.495

OCEI. Anuarios Estadísticos


1981, 1987 y 1991
Fuente: Consejo de la Judicatura. Estadísticas delictivas del Ministerio de Justicia 1992 y 1993.
****No se dispone de la información para 1982.
Ley de vagos y maleantes o la peruiuencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 37

Cuadro7
Casos de hurto concluidos por la poUcía, y número de asuntos recibidos
en los tribunales penales de primera instancia

Años Casos concluidos Asuntos recibidos en los


~or la policía {*} tribunales penales (**)
1980 13.783
1981 14.713
1982
1983 18.749 12.425
1984 20.691 14.843
1985 20.482 15.203
1986 22.127 20.858
1987 24.180 18.694
1988 27.127 20.528
1989 34.063 24.089
1990 37.095 27.120
1991 27.746 22.658
1992 23.393
ler. Trimestre 1993 5.495

OCEI. Anuarios estadísticos de 1981, 1987 y 1991.


Fuente: (*)Ministerio de Justicia.
(**) Consejo de la Judicatura.
Nota: Los anuarios anteriores al de 1983, no contienen datos sobre los tribunales penales.

dio de 65% del total de los casos de hurto registrados por la Policía Técnica
Judicial es descartado.
Segundo, que en ese mismo lapso de tiempo del total de casos conclui-
do por ese Cuerpo Policial, un porcentaje significativo -alrededor del 30%-
no llega a los tribunales.
Tercero, que ese doble filtraje de hechos de hurto puede indicar o que
la Policía Técnica los remite a otras instancias de policía administrativa, o
que salen del sistema policial y no reciben respuesta.
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Thamara Santos A.
38 Capítulo Criminológico VoL 25, No. 2 (1997)

Cuarto, que podría hipotetizarse que de los casos descartados, varios


son de bajo monto económico y en tanto tallos organismos penales al tener
que dar prioridad a otros hechos más graves deciden derivarlos o archivar-
los.
Quinto, que si hechos de hurto, buena parte de los cuales son de me-
diana, y claro está otra de baja cuantía, son desechados por los órganos de
justicia penal en pro de otros delitos de mayor importancia, podría inferirse
que las figuras establecidas en el Libro Tercero del Código Penal, y otros
daños contemplados en el Código de Policía y en la Ley de Vagos y Ma-
leantes, de las cuales los victimarios y en buena parte muchas víctimas son
de bajos recursos y no pueden sostener un litigio tribunalicio, están destina-
dos por decisión implícita y explícita a una justicia de segunda categoría,
cual es la de los órganos de policía administrativa.

7. LOS JUECES DE MUNICIPIO Y LA DESAPLICACION DE LA


LEY DE VAGOS Y MALEANTES EN EL ESTADO ZULlA.
AÑO 1994

La desaplicación de la ley de vagos y maleantes produjo, tal y como


señalamos en los inicios de este artículo, efectos en las diferentes instancias
a las cuales compete su puesta en práctica así como a los sujetos sobre los
cuales recae la ley y a las personas afectadas por un hecho, situación o com-
portamiento en ésta prevista.
El primer efecto, llamémoslo boomerang, se operó en la prefectura, a
la cual los tribunales devolvían los casos de incursión en hechos penales,
muchas veces sin revisarlos.
El segundo efecto, consecuencia del anterior, fu~ que los funcionarios
1

de la prefectura ante la devolución de los casos por parte de los jueces se


vieron en la necesidad de aplicar sanciones -casi siempre del Código de
Policía- sobre todo a los reincidentes, al mismo tiempo que tuvieron que
improvisar un régimen de control que dada su carencia de fuerza coercitiva
y su modo de implementación estaba privado de toda eficacia.
En tercer lugar, como resultado de las anteriores, el prefecto y el per-
sonal encargado de procesar las denuncias y de recibir a los detenidos que
'
1
Ley de vagos y rhazeantes o la pervtvencia de contraconientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 39

los cuerpos policiales trasladan allí se vieron presionados y desafiados por


quienes se sentían afectados y reclamaban una respuesta efectiva a su caso
particular.
Ocupémonos aquí de conocer y comprender la posición de los jueces
ante la medida gubernamental, partiendo de la información previamente ob-
tenida en la prefectura sobre la negativa de aquellos a revisar los informes
de casos de maleantes y vagos que corresponden a figuras del Código Pe-
nal. Comencemos por conocer la apreciación sobre la Resolución Guberna-
mental.
En primer lugar, ninguno de los jueces entrevistados conoció la Reso-
lución por vías formales. Más aún, antes de conceder la entrevista, el inves-
tigador se vio obligado a presentárselas para darles a conocer los términos
de su redacción.
Una vez conocida, esbozaron su apreciación particular en la cual todos
coincidieron en que la medida no era pertinente, aunque los argumentos es-
grimidos fueron diversos. Para dos jueces la materia es competencia de la
prefectura, pues, según uno de ellos, la ley de vagancia está vigente y así lo
establece. En consecuencia los esfuerzos para mejorarla deben dirigirse a
preparar bien a los prefectos y sus equipos que es a quienes atañe elaborar
los informes (expedientes) e imponer las medidas.
Para un tercer juez, hubo errores en los procedimientos para transferir
la competencia pues lo que ha debido hacerse primero era haber perdido la
nulidad de la ley a través de la Corte Suprema de Justicia, o por vía de un
Decreto y su respectiva publicación en Gaceta, tal como lo establece la Ley
Orgánica de Procedimiento Administrativo Judicial.
Para el Juez Distribuidor la competencia está muy bien definida en el
artículo 413 del Código de Enjuiciamiento Criminal, y a pesar de que su
despacho estaba saturado de trabajo y sería inconveniente cargarlo más no
se opuso a que se enviaran los casos, siempre y cuando fuesen establecidos
en el Código Penal.
Podemos apreciar por nuestra parte que la devolución de los casos por
parte de los jueces a la prefectura está en relación directa con su considera-
ción sobre la ilegitimidad de la medida gubernamental. Al respecto el juez
distribuidor señaló que la Gobernadora llegó al acuerdo con el juez rector
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'Tha.mara Santos A.
40 Capitulo Crim1nológtco VoL 25, No. 2 (1997)

de desaplicar la ley, para luego él junto a los fiscales del Ministerio Público
acordar a su vez recibir los casos correspondientes al Código Penal ya que
desde la prefectura les enviaban muchos no ajustados a esta ley. De los
otros dos jueces uno devolvió todos los casos porque competen al prefecto,
y otro no había recibido ningún caso en Maracaibo, pero al lugar donde tra-
bajaba antes le remitieron uno y no se ajustaba al Art. 413 del Código de
Enjuiciamiento Criminal9.
Una cuarta información fue que se remitieron algunos casos a la Poli-
cía Técnica Judicial debido a la construcción defectuosa de los expedientes.
En otros casos se devolvieron porque se aproximaba el vencimiento del pla-
zo para la sanción y pronto serían liberados.
Intentamos luego, relacionar las razones de la devolución con los ca-
sos que cada juez hubiera encontrado, conocido, procesado y sancionado,
que fueran previstos en la ley de vagos y maleantes y el Código de Policía.
La respuesta de dos entrevistados coincidió en señalar que sólo se ocupaban
de aquellos literales del Art. 413 del Código de Enjuiciamiento Criminal;
otro entrevistado expresó no haber conocido ningún caso, y un cuarto mani-
festó que esa es competencia de los prefectos según lo establece el artículo
23 del Código de Policía 10.
Como quiera que los entrevistados manifestaron no tener ninguna ex-
periencia en materia contravencional que no sea la atribuida por el citado
Art. 413, no pudieron dar cuenta de algún resultado, ni de problemas que se
le hubieran presentado con la medida de desaplicar la ley de vagancia y re-
solver en su sede los casos de delitos.

9 Art. 413. Corresponde a los jueces de Parroquia o Municipio el conocimiento de todos los
juicios por faltas definidas en el Libro m del Código Penal y los que procedan por los
delitos enumerados en sus artículos.
10 Art. 23. El Código de Policía del Estado Zulia, establece: La limitación del Poder de
Policía se encuentra en el orden público como concepto jurídico indeterminado, pero
determinable, y que al estudiar el caso concreto pueda ser valorado y sopesado por el
juez, en caso de intentarse recurso administrativo, por encima de lo que haya
previamente interpretado la administración.
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de rrwdemización del sistema penal venezolano 41

Se observa que ellos por unanimidad consideraron que a pesar de no


conocer las estadísticas debían haber aumentado los hechos de vagos y ma-
leantes para aquellos momentos.
Tenemos en síntesis que los Jueces de Municipio al devolver los expe-
dientes elaborados y enviados desde la prefectura manifestaron su desacuer-
do con la decisión gubernamental de desaplicar la ley de vagos y maleantes.
Ese desacuerdo descansa en razones cuyos argumentos son:
Uno, el Ejecutivo Regional omitió los procedimientos admi-
nistrativos legales al tomar una decisión que no es de su com-
petencia, en consecuencia esa decisión carece de legitimidad,

Segundo, es imposible que los jueces examinen y tomen deci-


siones sobre informes (para ellos expedientes) plagados de
erro~s y deficiencias,

Terc~ro, la única competencia de los juzgados municipales la


establece el artículo 413 del Código de Enjuiciamiento Crimi-
nal al atribuirle la materia contenida en el libro tercero del Có-
digo Penal y otros muy precisos artículos del mismo.
Estos tres argumentos admiten una doble lectura. La primera lectura es
justo la de carácter formal: alude a la violación de las formas como un obs-
táculo para impartir justicia en los casos que la prefectura remite bajo la
presunción de tratarse de hechos delictivos además concernientes a las pre-
visiones del libro tercero y otros artículos del Código Penal. Este argumento
deja intacto el fondo de la cuestión, así que en la segunda clave de lectura
se interpreta que el rol activo del juez reside en la interpretación de un dere-
cho identificado con una realidad social signada por conflictos sociales los
cuales es necesario regular a través de acciones que apunten a mejorar o a
sustituir el indeseado estado de cosas.
La ley de vagos y maleantes no corrige sujetos peligrosos ni previene
los delitos, más bien, agrava las situaciones que pretende regular porque
además de profundizar las diferencias sociales entre justiciables de rango
superior e inferior, acentúa la discriminación en el acceso a la justicia y con
ambas contribuye a acrecentar la conflictualidad existente no resuelta con
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Thamara Santos A.
42 Capítulo CriminDlógico VoL 25, No. 2 (1997)

una nueva, que en buena parte resulta de esa falta de soluciones adecuadas,
es decir, de la ineficacia de los medios y decisiones tomadas.
Por otro lado como tampoco se admite la creación de foros extralega-
les para solucionar muchos de esos conflictos planteados por vagos y ma-
leantes, que no son otros que problemas de convivencia, en sustitución de la
justicia de faltas, no hay más camino que judicializar esos hechos y tratarlos
en su ámbito natural conforme al mismo procedimiento legal previsto para
los delitos de importante cuantía.
En este orden de ideas se inscribe la medida gubernamental: una inter-
pretación de la ley bajo criterios de justicia y no de la ley como mera fór-
mula de cálculo y tramitación de casos según su valor económico, o sea la
cuantía. Por otra parte un argumento imbatible sobre la legitimidad de la de-
cisión gubernamental es que si se hubiese tratado de la derogación o anula-
ción de ley, sin duda alguna se hubiesen violado la competencia y procedi-
mientos legales expresamente establecidos, pero se trató de la desaplicación
de la ley por parte de la legítima autoridad, a la cual el Código Civil le otor-
ga la facultad de ejercer el control difuso de la Constitución. La resolución
se funda en una interpretación amplia de la Constitución y en una visión po-
lítico-criminal de la problemática delictiva y de la inseguridad que no admi-
te otra forma de considerar al Derecho que no sea la de resolver los conflic-
tos, proveer seguridad jurídica y lograr la paz y orden ciudadano, por la vía
de garantizar a todos los justiciables una sola justicia y un igual trato y res-
11
peto a sus derechos .
En un segundo momento, entendemos que la instrucción de los expe-
dientes, defectuosa y errada, dificulta a los jueces conocer y elaborar dictá-
menes, sobre todo cuando ésto es causa de atrasos en el trabajo y añade un

11 Una modificación sin embargo se produjo a finales de 1994, el 11 de noviembre, a


solicitud de la asesora legal de la prefectura, a través del Fiscal Décimo Cuarto del
Ministerio Público del Estado Zulia, por lo cual, la prefectura al momento de poner a
algún ciudadano a la orden del tribunal debe hacerlo ante el juzgado undécimo de
primera instancia en lo penal y de salvaguarda del patrimonio público, en su carácter de
juzgado distribuidor... con ello, el ejecutivo buscó facilitar la tramitación a la instancia
policial judicial, medida que tampoco desbloqueó la cerrada actitud de los jueces.
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 43

elemento más a la anacrónica desorganización administrativa de los tribuna-


les. No obstante, el Estado no puede endosar a los ciudadanos sus propios
errores u omisiones e imprevisiones, y menos aún cuando está en juego un
valor fundamental como es de la libertad y todos los derechos que la res-
guardan. La justicia reclama al juez una responsabilidad que trasciende la
posición formal burocrática pues a él toca actuar para mejorar situaciones o
sustituir resultados insatisfactorios y antagónicos con el Derecho.
Aparte de esto, una ley de rango inferior no puede superponerse a le-
yes superiores, y aunque la Constitución en el numeral 11 del Art. 60, con-
templa medidas de seguridad para personas necesitadas de corrección, todo
el articulado sobre la libertad, derechos de defensa, dignidad personal e
igualdad ante la ley, priva sobre aquel.
En un momento final, no puede olvidarse que en la actualidad el Dere-
cho y la administración de justicia, en particular penal, están operando cam-
bios en vista de su pérdida de validez y eficacia. En este sentido se está re-
clamando a la ley y a los jueces regular y resolver sin formalismos puros los
conflictos que aquejan a todos los ciudadanos a riesgo de que si no se actúa
en esta dirección se provoque la anomía y desintegración del orden social y
jurídico. "La virtud de la justicia está estrechamente relacionada con la vir-
tud de la concordia -nos dice Norberto Bobbio 12 .. .la virtud de la justicia es
la que preside la constitución de una totalidad compuesta de partes, y en
cuanto tal, permite a las partes estar juntas, compartir, no disolverse y no re-
gresar al caos primigenio, y en consecuencia, constituir un orden ...".

8. EL CENTRO DE ARRESTOS Y DETENCIONES PREVENTI-


VAS, POLICIALES Y JUDICIALES Y LA DESAPLICACIÓN
DE LA LEY DE VAGOS Y MALEANTES EN EL ESTADO
ZULlA, AÑO 1994.
En líneas anteriores nos referimos a que la devolución a la prefectura de
los informes que en ésta se elaboran por parte de los jueces de municipio pro-

12 Norberto Bobbio. El Filósofo y la Política, de José Fernández Santillan. Fondo de


Cultura Económica. México, 1996. P.P. 212-213.
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4

Thamara Santos A.
44 Capítulo Criminológico VoL 25, No. 2 (1997)

ducía un efecto que desde luego contribuyó a distorsionar las pretensiones


de la resolución de desaplicar la ley de vagancia. Este efecto fue la obliga-
ción de los funcionarios de la prefectura de aplicar alguna sanción y a adop-
tar un régimen de compromisos, en realidad de control, de aquellos casos
más requeridos de seguimiento. Para nuestros efectos interesa la sanción de
arresto toda vez que ésta se cumplía en el Centro de Arrestos "El Marite".
Recordemos que el breve estudio que en este local hicimos tuvo dos
objetivos, el principal, conocer la eficacia que tenía el arresto, y otro secun-
dario, conocer los casos de vagos y maleantes que allí llegaban por orden de
la prefectura y comparar los informes que en ambas instituciones se elabo-
ran a fines de identificar los hechos y sus autores.
Notamos en la información que la mayoría de los sancionados sufren
arresto por tres días seguidos de cuatro, dos y cinco, para luego descender el
número de los que reciben uno, seis, siete y ocho días. La pregunta que de
inmediato surge, es ¿qué sentido tienen una sanción cuyo alcance es menor
ante el despliegue y costo de recursos humanos, económicos y sociales que
moviliza? 1
1
Esta misma duda surge entre el personal del estableciffiiento, el cual,
desde la directiva y todo el tren administrativo y técnico arguye razones
contrarias a la medida de arresto:
- En primer lugar, señalan que el establecimiento no está destinado a
otro fin que el de las detenciones preventivas y lo que la prefectura busca
con el arresto es castigar aunque sea en bajo grado.
- En segundo lugar, al tratarse de un local impropio y no acondicionado
para implementar algún régimen de castigo, los arrestados, de los cuales se
busca que no vuelvan a incurrir en faltas, no pueden ser sometidos por el bre-
ve tiempo que allí están a algún tipo de tratamiento preventivo, disuasivo y
menos aún reeducativo. Por lo tanto, el pabellón que se ha acondicionado
para ellos en una actitud de colaboración de la dirección del centro con la
prefectura, les facilita por sus buenas condiciones pasar los días de encierro
en un ambiente más favorable que cualquier recinto policial o carcelario.
- En tercer lugar, los arrestados representan un problema para el esta-
blecimiento porque es cierto que hay casos de alto riesgo que requieren de
una protección que el local no puede dispensar. Por otro lado, esto implica
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 45

distraer al personal de custodia interna y concentrarlo en esos casos, cuando


su responsabilidad es por todos los individuos allí detenidos.
-En cuarto lugar, un arresto de entre uno a cinco días va contra princi-
pios de derecho porque no tiene ningún fin reeducativo ni preventivo y más
bien resta efectividad a la amenaza implícita en el castigo penal.
Estos criterios de quienes están al frente de las diversas tareas que se de-
sempeñan en el citado establecimiento son contundentes: la medida de arresto
es inútil, jurídicamente inconveniente, gravosa para los destinatarios y ejecuto-
res de la medida desde todo punto de vista, y sólo cumple la función de ence-
rrar el denunciado para demostrar a los denunciantes y afectados que algo se
está haciendo, aunque sea por breve tiempo. Véase el cuadro 8.
No conformes con esto, quisimos probar si el beneficio de la medida
podría ser más bien colateral, o tal vez no visible en términos de lo que se
·busca con la limitación de la libertad, por ello indagamos sobre la estructura
organizativa, sobre la calidad de los servicios y el funcionamiento del régi-
men; sobre la seguridad interna y externa y el personal que dispensa ésta,
sobre condiciones físicas y ,ambientales del local* todo ello por una razón:

Cuadro 8
Número de personas en relación al número mensual de entradas policiales

~- --·--
Meses
No. De entradªs Enero Marzo Ma~o
1-5 65 87 105
6-10 11 23 17
11-15 11 16 8
16-20 6 6 3
21-25 6 3 4
26omás 2 6 3
N.S/N.R. o 1 2
Total 101 142 142

* Es de precisar que la organización, funcionamiento y controles del establecimiento, registraba en el


período de la indagación un óptimo nivel, nunca antes vivido, por cuanto la gerencia tenía como
propósito lograr que la detención preventiva se cumpliere conforme al respecto de todos los
derechos humanos y conforme a criterios de eficiencia en el aspecto administrativo.
tt.tU ····t-·!·~ .¡jl Lu1:f ::lt 1 61~... ~~~~ ·' .1j ~ Uj l1111 t ~~~~ ~ulu 1 e a~11 .t....... +~ I!JI.~Ht• di-~"'!t't""l'~"•>t ''""''~"·"t

Thamara Santos A.
46 Capítulo Crim1nol.ógfco VoL 25, No. 2 (1997)

la parte mayoritaria de la clientela de nuestros centros de limitación o res-


tricción de libertad, en especial la clientela de la ley de vagancia es gente
muy carente desde el punto de vista social cultural, y podríamos pensar, que
pasar cinco días con ventajas como: tener alimen~ión de aceptable cali-
dad, atención médica, actividades recreativas, ayuda a alcohólicos y adictos
a drogas (aún cuando no fuere más que un primer contacto) ayuda religiosa,
aunque no compensan un momento de libertad perdida, si pudiera ser inter-
pretada como una oportunidad más para ellos que les permitiera apreciar
que al evitársele un régimen de encierro con las secuelas de la carcerización
es darles un voto de confianza y exigirles una reflexión sobre su autoestima,
su contribución a la convivencia civilizada, su obligación de acatar y com-
portarse conforme a las reglas de los grupos en que se desenvuelven sus vi-
das.
Sin embargo, constatamos que hubo refractariedad de algunos a esas
medidas y que el encierro corto convertía a varios individuos en clientes se-
manales o quincenales de la policía, los cuales en su mayoría eran indivi-
duos que no respondían a ninguna causal legal y aún así pasaban a poblar el
universo qe los vagos y maleantes, por efecto de la aplicación de una medi-
da represiva que tiene efectos criminógenos idénticos a los producidos por
la cuestionada ley.

7. CONSIDERACIONES FINALES

En vista de las dificultades presentadas para lograr que la medida gu-


bernamental de desaplicar la ley de vagos y maleantes se cumpliera acaba-
lidad, tal como lo observamos en la obligación de la prefectura de sancionar
por la vía del código policial con la imposición de arresto o la adopción de
varias formas de compromiso -inefectiva por la ausencia de coercitividad y
seguimiento de los casos sujetos a éste-, elaboramos junto a los asesores le-
gales de la prefectura una propuesta de régimen normativo transitorio que
impusiera sanciones adecuadas a los casos concretos y que posibilitase que
aquellos casos difíciles y en realidad graves fuesen tratados en instancias y
con medios específicos de tratamiento. Esto no comportaría gastos adicio-
nales, pues implicaba, coordinar con las instituciones y servicios existentes,
Ley de vagos y maleantes o la pervivencia de contracorrientes
en el proceso de modernización del sistema penal venezolano 47

las acciones y formas de intervención pertinentes (tratamiento psiquiatrico,


ambulatorio, desintoxicación, orientación familiar; etc.).
Por otro lado, pudimos constatar que en el departamento de asuntos le-
gales de la prefectura se hace una apreciable actividad de conciliación, a
través de la cual se resuelven muchos conflictos interpersonales e intraveci-
nales que en nuestro ámbito de estudio con alta probabilidad contribuiría a
dar soluciones más certeras, evitándose gravar y agravar más las situacio-
nes, conductas y hechos que se adjudican a los llamados vagos. El ensayo
de un caso, que podríamos calificar entre los más difíciles, pero exitoso, nos
hizo fortalecer nuestra posición. Por ello hemos insistido en varios otros fo-
ros y trabajos en la importancia que reviste la justicia de paz como recurso
alternativo de resolución de conflictos. Si se pensara en esta posibilidad, los
tribunales municipales se descargarían de la responsabilidad que tienen de
asumir la clientela de los maleantes, las prefecturas dedicarían sus recursos
a desempeñar una labor mayor de conciliación y de resolución de algunos
conflictos y situaciones no atinentes a la justicia de paz, y el ciudadano po-
dría confiar en que su situación problema, podría ser canalizado y solucio-
nado sin recurrir a la engorrosa, costosa, lenta e ineficiente e injusta "justi-
cia policial de faltas". Con esa justicia de paz se llena el vacío dejado por
nuestra estructura judicial para las faltas y con seguridad se lograría pacifi-
car a nuestra sociedad que va con paso seguro hacia un estado generalizado
de violencia si no se le atiende en sus cotidianas pequeñas y grandes necesi-
dades y demandas.

BffiLIOGRAFIA
FERNÁNDEZ, S. José. Norberto Bobbio: El Filósofo y la Política. Fondo de
Cultura Económica, México 1996.
GABALDÓN, Luis Gerardo y BETTIOL, Daniela. "La Visibilidad y Recursos
en el Control Social Formal en el Contexto de Vagos y Maleantes". En Revista
CENIPEC No. 14.199-1992. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la
U .L.A. Mérida.
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48 Capitulo Criminológtco VoL 25, No. 2 (1997}
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HERNÁNDEZ, Tosca. La Ideologizaci6n del Delito y de la Pena. EDIT.


U.C.V. Caracas, 1977.
PÉREZ, Perdomo Rogelio. "Políticas Judiciales y Políticas en Venezuela".
Trabajo en Fotocopia. Oñati; España, 1993.
Otras Fuentes
Estadísticas Delictivas, Mio-Justicia 1992-1993.
Anuarios Estadísticos de la OCEI, años 1981, 1982 y 1991.
Ley de Vagos y Maleantes.
Código de Policía del Estado Zulia, 1987.
Ley Orgánica del Poder Judicial.

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