Fundamentos Medicina Legal

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 219

Fundamentos

de MEDICINA
LEGAL
Catalogación Editorial Ciencias Médicas

Fundamentos de medicina legal/ Colectivo de autores; editor científico Francisco


Ponce Zerquera.--La Habana: Editorial Ciencias Médicas, 2021.
204 p.: il., tab. — (Colección Ciencias Médicas. Serie Medicina Legal).
-
-
Medicina Legal, Ética Médica, Bioética, Traumatología/ética, Toxicología Forense,
Psiquiatría Forense, Genética Forense, Médicos Forenses/legislación & jurisprudencia

W 700

Cómo citar:
Colectivo de autores. Fundamentos de medicina legal [Internet]. La Habana: Editorial Cien-
cias Médicas; 2021. Disponible en: http://www.bvs.sld.cu/libros_texto/fundamentos_me-
dicina_legal/indice_p.htm

Editor científico: Francisco Ponce Zerquera


Edición: Dra. Giselda Peraza Rodríguez
Diseño: D.I. Amanda Rodríguez Sánchez y D.I. Meylín Sisniega Lorigados
Emplane: Téc. Amarelis González La O

© Colectivo de Autores, 2021


© Sobre la presente edición:
Editorial Ciencias Médicas, 2021

ISBN (PDF) 978-959-313-924-3


ISBN (Epub) 978-959-313-925-0

Editorial Ciencias Médicas


Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas
Calle 23, No. 654 entre D y E, El Vedado
La Habana, CP 10 400, Cuba
Correo electrónico: ecimed@infomed.sld.cu
Teléfono: (+53) 7836 1893
Sitio web: www.ecimed.sld.cu
Autores
Francisco Ponce Zerquera (editor científico)
Especialista de II Grado en Medicina Legal
Profesor Auxiliar y Consultante
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Víctor Manuel Rodríguez Guevara


Máster en Salud Pública
Especialista de I Grado en Medicina Legal
Especialista de II Grado en Administración de Salud
Presidente de la Sociedad Cubana de Medicina Legal
Instituto de Medicina Legal

Gliceria Lleo Jiménez


Máster en Criminología
Especialista de II Grado en Medicina Legal
Profesora Auxiliar
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Elisa Isabel Montalvo Vidal


Especialista de II Grado en Medicina Legal
Profesora Auxiliar
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Marta Eugenia Vázquez Ortiz


Máster en Educación Médica
Especialista de I Grado en Medicina General Integral
Especialista de I Grado en Medicina Legal
Profesora Auxiliar
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Elisa Regla Gálvez Cabrera


Máster en Toxicología Clínica
Especialista de II Grado en Medicina Legal
Investigador Agregado
Profesora Auxiliar
Vicerrectoría Académica
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana
Héctor Soto Izquierdo
Máster en Antropología
Licenciado en Biología
Antropólogo Forense
Asistente
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Dodany Machado Mendoza


Máster en Antropología
Licenciado en Biología
Antropólogo Forense
Asistente
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Maritza Domínguez Méndez


Máster en Ciencias del Laboratorio Clínico
Especialista de I Grado en Medicina General Integral
Especialista de I Grado en Genética Clínica
Profesora Auxiliar
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Ernesto Pérez González


Doctor en Ciencias Médicas
Máster en Criminología
Especialista de II Grado en Psiquiatría
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

María de los Ángeles Hernández Sosa


Doctor en Ciencias Pedagógicas
Máster en Educación Médica
Especialista de I Grado en Medicina General Integral
Especialista de I Grado en Medicina Legal
Investigador Agregado
Profesora Titular
Facultad de Ciencias Médicas Calixto García
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Halina Pérez Álvarez


Máster en Investigación en Aterosclerosis
Especialista de I Grado en Medicina Legal
Profesora Auxiliar
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana
Alejandro José Caral Gutiérrez
Máster en Salud Pública
Especialista de I Grado en Medicina Legal
Profesor Auxiliar
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Ruth Juárez Fontanet


Máster en Investigaciones en Aterosclerosis
Especialista de I Grado en Medicina General Integral
Especialista de I Grado en Medicina Legal
Asistente
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Cristina Cabrera Hernández


Especialista de I Grado en Medicina General Integral
Especialista de I Grado en Medicina Legal
Instructor
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Juan Alberto Abreu Scull


Especialista de I Grado en Medicina General Integral
Especialista de I Grado en Medicina Legal
Asistente
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Alicia Marlenne Basanta Montesinos


Máster en Salud Pública
Especialista de I Grado en Medicina Legal
Profesora Auxiliar
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana

Yleana Vizcaíno Dime


Máster en Salud Ambiental
Especialista de I Grado en Medicina Legal
Profesora Auxiliar
Instituto de Medicina Legal
Universidad de Ciencias Médicas de La Habana
Prefacio

La confección de un libro lleva, en primer lugar, un proceso de toma de conciencia de


la necesidad y utilidad de su contenido para algún beneficio social. En ese proceso
intervienen factores subjetivos y objetivos que van a ayudar en la correcta toma de
decisiones. La necesidad de hacer un nuevo libro de medicina legal para los estudiantes
de la carrera de Medicina surge, en principio, del hecho que el texto actual tiene más
de 20 años de editado. Además, dado el tiempo transcurrido, los conocimientos han
evolucionado y los planes de estudio y la legislación en Cuba han sido actualizados,
todo lo cual hace necesario un nuevo texto que dé respuesta a los requerimientos
actuales.

Si bien el libro responde al programa de estudio de la asignatura en la carrera de


medicina, al analizar la envergadura de tan importante propósito y tener en cuenta
que los contenidos de cualquier texto de medicina legal están condicionados por la
legislación del país, los autores han entendido que también puede constituir fuente
de orientación a médicos, juristas, psicólogos, biólogos, policiólogos, criminólogos,
entre otros profesionales que necesiten de una consulta acerca de cómo enfrentar
una situación determinada en el marco de los procedimientos medicolegales y la
legislación vigente o cualquier otro asunto dentro de las amplias fronteras de la
medicina legal. La ausencia de otros libros nacionales recientes sobre esta materia
potencializa esta necesidad.

La medicina legal es una ciencia de aplicación de conocimientos propios o de otras


ciencias para resolver los problemas que el derecho le plantea a la medicina, lo que
determina debe contar con conocimientos muy variados para poder dar respuestas
precisas y capaces de resolver los asuntos planteados. El programa de la asignatura
Medicina Legal y Ética Médica está concebido para preparar al futuro médico, de
manera que pueda enfrentar las demandas de la sociedad.

Como la aspiración fundamental de este libro es precisamente que el estudiante cuen-


te con una fuente de conocimientos organizados que le facilite su preparación para
enfrentar los asuntos medicolegales que se le plantean una vez graduado, lo hemos
estructurado siguiendo el programa de la asignatura de forma tal que le ayude en el
estudio de las diversas materias que contiene.

El libro consta de 14 capítulos, en los que se presenta una visión de la medicina legal
desde los aspectos más generales incluyendo la historia de la medicina legal en
Cuba, los elementos básicos de la ética y la bioética, y los más específicos para su
preparación como futuro médico a partir del hecho conocido de que toda actuación
médica exige una conducta científica-técnica y un comportamiento ético, y de la frase
que sustenta que “aquel que de medicina solo sabe ni de medicina sabe”. Comienza
con los capítulos Generalidades, Derecho médico y Ética médica y Bioética. Continúa
con el importante tema de la Traumatología forense de la cual el destacado profesor
español Lecha Marzo dijo “si bien la tanatología dio origen a la medicina legal, la
traumatología es la que más ha determinado su crecimiento y desarrollo”. También
se incluye capítulos de Toxicología forense, Sexología forense, Obstetricia legal, Psi-
quiatría forense, Seguridad social, Identidad y un aparte necesario para la Genética
forense. Otro gran tema, la Tanatología forense, dedicado al estudio de la muerte
y el cadáver, la Asfixiología medicolegal y un capítulo dedicado a los documentos
medicolegales donde pueden encontrarse los de más frecuente uso en el ejercicio
diario de la profesión.

Debemos reconocer la ayuda incondicional prestada por las Dras. Elisa Isabel
Montalvo Vidal y Marta Eugenia Vásquez Ortiz durante el proceso de concepción,
confección y análisis de los capítulos del libro y en la preparación, desarrollo y re-
cogida de actas de las sesiones de trabajo. También a la Dra. Halina Pérez Álvarez
que en la etapa final nos ayudó con presteza en la búsqueda de información y otras
precisiones. No puedo dejar de incluir en esta relación a mi esposa, la Lic. Caridad
Salas Abreu, por su estímulo y ayudas constantes en el proceso de elaboración del
capítulo que me correspondió directamente, y en el resto de las tareas de revisión y
análisis del contenido del libro.

Francisco Ponce Zerquera


Noviembre de 2020
Contenido

Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal/ 1


Medicina legal como ciencia/ 2
Características de la medicina legal/ 3
Importancia social de la especialidad/ 4
Etapas del desarrollo histórico de la medicina legal/ 5
Premisas de la Escuela Cubana de Medicina Legal/ 7
Funciones del médico general y sus actuaciones medicolegales/ 8
Procedimientos medicolegales/ 9
El médico ante la administración de justicia/ 9
Diferencias entre médico legista y médico forense/ 11
Documentos medicolegales de uso frecuente en la práctica médica/ 12
Aspectos generales del derecho médico/ 12
Delito/ 12
Bases legales que sustentan la actuación médica en Cuba/ 13
Bibliografía/ 14

Capítulo 2. Derecho médico/ 15


Deberes médicos establecidos por la ley/ 17
Delito, definición y variedades/ 18
La denuncia del delito/ 18
La responsabilidad legal del médico/ 19
Responsabilidad penal/ 19
Responsabilidad civil/ 20
Responsabilidad administrativa/ 20
Bibliografía/ 21

Capítulo 3. Ética médica y bioética/ 22


Ética/ 22
Bioética/ 23
Principios de la ética médica y la bioética/ 24
Consentimiento informado/ 25
Relaciones entre la ética médica, la bioética y la práctica médica/ 26
Códigos éticos y deontológicos/ 26
Comisiones de ética médica/ 27
Comités de ética de la investigación/ 27
Ética en la docencia y en la investigación científica en medicina/ 28
Responsabilidad moral del médico y del personal paramédico/ 29
Secreto profesional y sus límites/ 30
Error médico y la iatrogenia médica o los efectos adversos/ 30
Dilemas bioéticos/ 31
Dilemas bioéticos al comienzo de la vida/ 32
Dilemas bioéticos en el transcurso de la vida/ 33
Dilemas bioéticos al final de la vida/ 34
Bibliografía/ 36
Anexos: Códigos y declaraciones/ 38
Anexo 3.1. Juramento de Hipócrates/ 38
Anexo 3.2. Código de Núremberg/ 38
Anexo 3.3. Declaración de Helsinki de la Asamblea Médica Mundial: Principios éticos
para las investigaciones médicas en seres humanos/ 40
Anexo 3.4. Principios de la ética médica/ 46
Anexo 3.5. Resolución Ministerial N.o 138/2009 del Ministerio de Salud Pública
de la República de Cuba/ 50
Anexo 3.6. Resolución Ministerial N.o 40/2014del Ministerio de Salud Pública de la República
de Cuba/ 55
Anexo 3.7. Resolución N.o 458/2019 del Ministerio de Salud Pública de la República de Cuba/ 58
Anexo 3.8. Declaración de Venecia sobre la enfermedad terminal/ 64

Capítulo 4. Traumatología forense/ 67


Actuaciones medicolegales y bases legales ante un lesionado/ 68
Lesiones por agentes vulnerantes: contusiones y heridas/ 69
Contusión/ 69
Lesiones causadas por arma blanca/ 73
Heridas por arma blanca/ 73
Lesiones producidas por arma de fuego/ 74
Heridas por arma de fuego/ 74
Lesiones ocasionadas por quemaduras/ 75
Clasificación clínica de las quemaduras/ 75
Lesiones ocasionadas por caídas y precipitaciones desde alturas/ 76
Clasificación de las caídas/ 76
Lesiones ocasionadas por accidentes de tránsito/ 77
Certificación de las lesiones/ 78
Metodología para la correcta descripción de las lesiones/ 78
Dictamen de las lesiones por sanidad legal/ 79
Parte de estado/ 80
Historia clínica/ 80
Bibliografía/ 80

Capítulo 5. Toxicología forense/ 82


Generalidades de la toxicología forense/ 82
Toxicología conductual/ 83
Legislación y drogas/ 83
Definición de droga/ 86
Clasificación de las drogas/ 86
Importancia medicolegal de las drogas/ 87
Conducta del médico de asistencia ante un paciente intoxicado/ 88
Diagnóstico y certificación del uso de drogas/ 89
Portadores humanos de drogas/ 94
Aspectos éticos del diagnóstico del consumo de drogas/ 95
Bibliografía/ 96

Capítulo 6. Sexología forense/ 98


Aspectos medicolegales de los delitos sexuales/ 98
Delitos sexuales de mayor interés medicolegal/ 99
Violación/ 99
Pederastia con violencia/ 100
Abusos lascivos/ 100
Estupro/ 100
Actuación del médico general ante víctimas de delitos sexuales/ 101
Bibliografía/ 102

Capítulo 7. Obstetricia medicolegal/ 103


Embarazo/ 103
Diagnóstico medicolegal del embarazo e importancia en las distintas
esferas del derecho/ 103
Parto, simulación y disimulación/ 104
Puerperio/ 105
Aborto y aborto ilícito/ 105
Aspectos importantes del aborto ilícito/ 106
Conducta del médico ante la presunción de un aborto ilícito/ 106
Bibliografía/ 107

Capítulo 8. Psiquiatría forense/ 108


Psicopatología medicolegal/ 108
Psicopatología en el terreno penal/ 111
Eximentes y atenuantes de la responsabilidad penal/ 112
Estado peligroso e índices de peligrosidad de carácter psicopatológico/ 116
Incapacidad civil/ 120
Capacidad e incapacidad en razón de la edad/ 121
Procesos judiciales de incapacidad/ 122
Criterios jurídicos de incapacidad plena y de capacidad restringida/ 124
Criterios clínicos de incapacidad plena/ 124
Criterios clínicos de capacidad restringida/ 126
Invalidez laboral/ 127
Estado legal del enajenado mental/ 128
Bibliografía/ 129

Capítulo 9. Seguridad social/ 132


Antecedentes históricos de la seguridad social/ 132
Bases legales del Sistema de Seguridad Social en Cuba/ 133
Sistema de Seguridad Social/ 133
Accidentes del trabajo y enfermedades profesionales/ 134
Conducta del médico de asistencia ante un paciente que ha tenido un accidente
del trabajo o común, o una enfermedad profesional o común/ 135
Certificado médico o modelo 53-63 del Ministerio de Salud Pública/ 136
Requisitos para la confección del certificado médico/ 136
Aspectos a tener en cuenta para la elaboración del certificado médico/ 137
Causas para anular un certificado médico/ 137
Sistema de Peritaje Médico Laboral/ 138
Bibliografía/ 139

Capítulo 10. Identidad/ 141


Procedimientos para la identidad relativa e importancia medicolegal/ 142
Identificación/ 142
Determinación de la edad y el sexo/ 143
Grupo racial, ancestralidad o filiación racial/ 149
Situaciones de desastres/ 149
Bibliografía/ 150

Capítulo 11. Genética forense/ 151


Antecedentes históricos de la genética forense/ 151
Aplicaciones de la genética forense/ 151
Conflictos de filiación e investigación biológica de la paternidad/ 152
Comportamiento de las bases legales de la filiación en Cuba/ 152
Principales conflictos de filiación/ 153
Clasificación de los conflictos de filiación/ 153
Técnicas utilizadas para determinar la filiación/ 154
Funciones del médico general en los conflictos filiatorios/ 155
Bibliografía/ 156

Capítulo 12. Tanatología forense/ 158


Muerte/ 158
Terminología tanatológica/ 159
Importancia medicolegal de la muerte encefálica/ 161
Aspectos medicolegales derivados de la muerte encefálica/ 161
Diagnóstico de la muerte/ 162
Cese de los latidos cardiacos y de la circulación/ 162
Supresión de la respiración/ 163
Espasmo cadavérico/ 163
Pérdida de la contractilidad muscular/ 163
Enfriamiento cadavérico/ 164
Livideces cadavéricas/ 165
Rigidez cadavérica/ 166
Putrefacción cadavérica/ 167
Tiempo o data de la muerte/ 171
Estudio del cadáver/ 172
Estado legal del cadáver/ 172
Examen del cadáver/ 173
Conducta del médico de la familia ante un fallecido por muerte violenta
o por muerte natural/ 174
Intervenciones sobre el cadáver/ 175
Actuaciones medicolegales relacionadas con la muerte y el cadáver/ 177
Bibliografía/ 182

Capítulo 13. Asfixiología medicolegal/ 184


Asfixias de interés medicolegal/ 184
Ahorcamiento/ 184
Estrangulación/ 186
Sofocación/ 187
Sepultamiento/ 189
Sumersión/ 189
Aspectos preventivos a tener en cuenta por el médico general/ 190
Bibliografía/ 191

Capítulo 14. Documentos medicolegales/ 192


Documentos medicolegales más importantes y frecuentes/ 193
Historia clínica/ 193
Receta médica/ 194
Certificados médicos/ 195
Metodología para el correcto llenado de los documentos medicolegales/ 197
Bibliografía/ 197
Anexos/ 198
Anexo 14.1. Certificado de asistencia de primera intención de un lesionado/ 198
Anexo 14.2. A: Certificado de reconocimiento por ingestión de bebidas alcohólicas/ 199
Anexo 14.2. B: Guía para el examen clínico/ 200
Anexo 14.3. Certificado médico/ 201
Anexo 14.4. Certificado médico de defunción/ 202
Capítulo 1

Generalidades de la medicina legal


Víctor Manuel Rodríguez Guevara

La medicina legal, como resultado de su evolución histórica, se ha convertido en una


ciencia con características muy peculiares que, aun cuando mantiene un vínculo muy
estrecho con otras ramas de las ciencias médicas, la diferencia notablemente de estas.
A lo largo del desarrollo histórico de la humanidad, las diferentes sociedades han
tenido la necesidad de resolver múltiples conflictos de orden sanitario para los cuales
la tenencia de conocimientos, habilidades y aptitudes ha sido vital.
La disposición de los restos mortales de una persona se convirtió, desde las tempranas
épocas de la comunidad primitiva, en un asunto de extraordinaria importancia para la
comunidad, por lo que fue necesario designar personas para que realizaran esta activi-
dad. De igual forma, fue necesario investir de autoridad a determinadas personas para que
decidieran la conducta a seguir ante un individuo que había dañado severamente la salud
de otra, bien por lesiones o por causarle la muerte. Con el surgimiento de la medicina
como profesión, estas y otras múltiples responsabilidades fueron derivadas hacia
los médicos, quienes vinculando sus conocimientos con los presupuestos morales y
jurídicos existentes auxiliaban a quienes tenían la responsabilidad de tomar decisiones
en la resolución de conflictos de este tipo.
La propia evolución de la sociedad ha llevado implícita la necesidad de pasar del empleo
de los conocimientos empíricos iniciales hasta la utilización del elevado desarrollo cientí-
fico técnico alcanzado en el último siglo, para hacer más eficiente y veraz la información
que emane de los informes emitidos. La especialización en diferentes ramas del saber
influyó, determinantemente, en la aparición de disímiles vertientes de las ciencias, por
lo que las médicas no escapan de esta. Surge así la medicina legal como insustituible
auxiliar de la administración de justicia.
Sin embargo, la gran responsabilidad medicolegal no ha variado, ya que, desde la
antigüedad, al médico se le ha dado la responsabilidad de dictaminar sobre determina-
dos casos, tanto dentro de la actividad propiamente médica, como fuera de esta. En el
primero de los supuestos, cuando se presume que han existido violaciones de las reglas
de arte médico, o en caso del segundo, se presuma la existencia de un hecho criminoso.
La antes mencionada responsabilidad médica implicó, desde la edad antigua has-
ta la contemporaneidad, la imposición de penas o sanciones por tratamientos que
no cumplieron con las expectativas de los interesados por malas prácticas, o por
2 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

negligencias, que pudieron llegar, en los casos más severos, hasta la muerte, amputa-
ciones, la libertad o multas pecuniarias.

Medicina legal como ciencia


Definir a la medicina legal, disciplina que tiene modos de actuar, contenidos, caracte-
rísticas y propósitos diversos no es tarea fácil. De ahí que diferentes autores, de diversos
países y en diferentes épocas del devenir histórico de las ciencias, hayan propuesto
algunas, que en mayor o menor medida se ajustan a su principal objetivo: ser un valioso
auxiliar de la administración de justicia. La mayoría de estas coincide en mostrar el
estrecho vínculo existente entre la medicina y el derecho. Pero esta afirmación, aun
cuando tiene una dosis importante de verdad, es demasiado simplista para explicar la
complejidad de esta ciencia.
Desde la más simple, que parte de quienes dicen que la medicina legal es un puente
entre la medicina y el derecho, lo que pudiera atribuirse a los primeros intentos de lograr
una definición, en correspondencia con el propio proceso evolutivo de la sociedad y el
vertiginoso desarrollo científico técnico alcanzado por esta, hasta la actualidad, con
la transformación de todos los procesos analógicos a la tecnología digital, así como
lo relacionado con la informatización y las comunicaciones, se han ido promoviendo
diferentes definiciones.
Es de destacar el hecho de la coincidencia, entre los autores, de reflejar el estrecho
lazo de unión entre las ciencias médicas y el campo del derecho, pero adicionan la
necesidad de otros conocimientos, como lo expresa la siguiente: “Medicina legal es el
conjunto de conocimientos médicos y biológicos necesarios para la resolución de los
problemas que plantea el Derecho, tanto en la práctica de las leyes, como en su perfec-
cionamiento y evolución”.
Otros autores, aun cuando mantienen la misma línea de conceptos anteriores, com-
plican el asunto al hacer sinónimos los términos de medicina legal, medicina forense,
medicina judicial y jurisprudencia médica. La Escuela Cubana de Medicina Legal acepta
como válidos los sinónimos de medicina legal y medicina forense, por entender que el
fin último de ambas es contribuir al mejor desenvolvimiento de la justicia social, aunque
no desconoce la existencia de múltiples cuestiones que las diferencian.
El anterior libro de texto de la asignatura, publicado en el año 1998 por un colectivo de
autores dirigido por el Profesor de Mérito y Doctor en Ciencias Francisco Lancís Sánchez,
muestra dos definiciones para ilustrar esta compleja tarea:
“Para Buhner, la medicina legal es la ciencia del médico que se aplica a los fines de
la ciencia del derecho”, mientras que Pellegrini la define como la disciplina medica
que se propone el estudio de la personalidad fisiológica y patológica del hombre
en lo que respecta al derecho”.

El Profesor Raimundo de Castro y Bachiller, uno de los más eminentes médicos legis-
tas de Cuba, que ejerció como profesor titular de la asignatura durante una buena parte
Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal 3

de la primera mitad del siglo xx, tomando lo más avanzado del desarrollo alcanzado
por las ciencias en general y de la medicina legal en particular, nos legó la definición
que ha llegado hasta la actualidad, con plena vigencia, la cual se considera una de las
más completas e ilustrativas: “La medicina legal es la aplicación de los conocimientos
médicos y sus ciencias auxiliares a la investigación, interpretación y desenvolvimiento
de la Justicia Social”.
En esta definición no solo se expresa la utilidad de los conocimientos médicos y bioló-
gicos, sino que se extiende a la necesidad de la aplicación de los conocimientos médicos
y de otras ciencias auxiliares, dejando sentado, con meridiana claridad, la necesidad de
la aplicación de todos los conocimientos que puedan ser de utilidad para los fines de
auxiliar, adecuada y científicamente, a la administración de justicia.
Esta definición, también lleva en sí los propósitos fundamentales de la medicina legal,
ya convertida en una ciencia de aplicación, como son la investigación, la interpretación
y el desenvolvimiento de la justicia social.
A la luz de los conceptos más modernos se puede afirmar, como complemento de
lo anterior, que la medicina legal es también una ciencia que tiene su actuar basado en
la evidencia.

Características de la medicina legal


La Escuela Cubana de Medicina Legal le atribuye a la especialidad las características
siguientes:
–– Es proteica y polimorfa en su constitución.
–– Es heterogénea en sus propósitos concretos.
–– No tiene por finalidad la curación del enfermo.

La propia definición da fe de lo variada y abarcadora que es esta ciencia. Cuando se


dice aplicación de los conocimientos médicos y sus ciencias auxiliares, se está involu-
crando a todo aquel conocimiento que sea de utilidad para esclarecer un asunto deter-
minado. Utilizando los siguientes ejemplos, es posible esclarecer esa afirmación: una
aparente simple lesión por arma blanca. ¿Cómo se podría llegar a formular un pronóstico
legal, si no se conocieran aspectos medulares de anatomía humana?, ¿qué es un arma
blanca y cuáles son las características de las lesiones o heridas que produce? O, en el
caso de esclarecer la participación de un conductor en un hecho, en ocasión de conducir
vehículos por la vía pública, en el que se presume la ingestión de bebidas alcohólicas,
si no se conoce el metabolismo y los efectos del etanol en el organismo humano; o, en
casos más complejos, donde es necesario dictaminar sobre la capacidad mental de
una persona, tanto en el campo del derecho penal como en el civil, si no se tiene una
comprensión clara del papel del individuo como ente biopsicosocial, y la necesidad de
interactuar con otras especialidades tanto médicas como no médicas. Infinitos serían
los ejemplos que pudieran ponerse a fin de demostrar lo proteico y polimorfo de la
constitución de la medicina legal.
4 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

De igual forma, al hablar de heterogeneidad de propósitos de esta ciencia, no hay


comparación con otra rama de la medicina, pues el médico legista tiene que enfrentar en
su práctica profesional aspectos tan disímiles, como los más conocidos de diagnosticar
la muerte de una persona y diferenciar si se trata de una muerte natural o de una muerte
violenta, ya que, aunque en ambos casos uno de los fines es determinar las causas de
su ocurrencia, en el caso de la medicina legal se requiere mucho más.
Ya antes se hizo referencia a la determinación de la capacidad mental de una persona,
pero el médico legista debe aportar elementos de prueba para la determinación, por
parte del Tribunal, de que una mujer o un hombre han sido víctimas de delitos sexuales.
En la actualidad, está cobrando mucha fuerza la creación de comisiones de respon-
sabilidad penal, integradas por médicos legistas y de otras especialidades, según sea
el caso de que se trate, para determinar la responsabilidad penal del personal médico
(entiéndase médicos, licenciados, enfermeras y técnicos), en la atención de un paciente,
en la que se presume la existencia de violaciones de las reglas del arte médico.
Por último, la característica más evidente: no tiene por finalidad la curación del
enfermo, porque su objetivo supremo es el de esclarecer científicamente los hechos
puestos por las autoridades competentes a su análisis para que, con las conclusiones
que se deriven de los estudios realizados, se promueva una mejor y más adecuada
administración de justicia.
Por todo lo anterior, el vínculo estrecho y permanente existente entre lo científico y
lo técnico con lo ético y jurídico debe fortalecerse cada día con un estudio profundo de
las evidencias en cada caso y la actualización constante con los avances de la ciencia.

Importancia social de la especialidad


No cabe duda de que por ser una ciencia médico-social, la medicina legal es impres-
cindible para los especialistas en cuestión, pues es la herramienta con la cual pueden
desempeñar su papel social como auxiliar de la administración de justicia. Es importante
también para todos los médicos, debido a que, por ley, cualquiera puede ser llamado a
deponer ante un tribunal de justicia sobre aspectos vinculados con el trabajo médico.
Además, les permite poder orientar, de forma adecuada, a las personas que lo necesi-
ten sobre la conducta a seguir ante determinadas situaciones que se presentan en la
sociedad, y que implican la participación médica y la jurídica.
Para los instructores policiales y los juristas es de inestimable valor; ya que, con el
concurso de sus conocimientos, pueden valorar de forma adecuada los dictámenes
médicos que tienen que analizar para la toma de decisiones en sus respectivos campos
de trabajo.
Otro ejemplo de la importancia social de la especialidad lo es para los gobernantes
y legisladores, ya que sin los conocimientos medicolegales no les sería posible legislar
en aspectos que involucran a los individuos, a la familia y a la sociedad, en temas como
los delitos contra la vida o los de la seguridad social, por solo poner dos ejemplos.
Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal 5

Para la sociedad en general es de gran importancia, pues dentro del dominio de la


especialidad se tratan aspectos concernientes a la moral, a la ética y a la salud social.

Etapas del desarrollo histórico de la medicina legal


La literatura especializada recoge como primer experto en la materia a Imhotep, quien
vivió en Egipto, aproximadamente 3000 a. C., y fue alta autoridad judicial del rey Zoser y
arquitecto de la gran pirámide de Sakkara. Entre sus múltiples actividades se dedicaba
al embalsamamiento de cadáveres. En este sentido, es necesario señalar que los fines
de estas actividades de conservación de cadáveres se hacían más bien con carácter
religioso que médico-jurídico.
El aporte de la medicina mesopotámica consiste en el “Código de Hammurabi”, escrito
en Babilonia 1700 años a. C., el que contiene los datos más antiguos de lo que será el
derecho médico. En la Edad Media se destacaron los códigos de Justiniano y el Hsi Yuan
Lu en China. El código Justiniano apareció en los años 529 a 564 d. C., en la declinación
del imperio romano, y en este se regulaba la práctica de la medicina, la cirugía y la obs-
tetricia, y se imponían penas severas por mala práctica profesional.
Por su parte, Hsi Yuan Lu fue escrito por un juez chino en el siglo xiii. En este código
ya se clasificaban las lesiones de acuerdo con el instrumento que las causaba, y su
gravedad se establecía de acuerdo con la región corporal afectada. En dicho código
también se detallaban métodos para examinar víctimas de asesinatos.
La medicina legal apareció por primera vez en Alemania, en el siglo xvi; la Ley
Carolina, promulgada por Carlos v en 1532, que obligaba a expertos en medicina
(esencialmente barberos-cirujanos de la época) a intervenir sobre los cadáveres en
caso de homicidio voluntario o involuntario, imponiéndose una pena proporcional a
las lesiones producidas.

Etapas del desarrollo histórico de la medicina legal en Cuba


En la etapa precolombina, no existen evidencias de prácticas de la medicina legal.
Una vez que llegan los españoles a América, trajeron con ellos algunas estructuras
administrativas que existían en la metrópoli; fue, de esta manera, que se establecieron
en Cuba los Cabildos. El Cabildo es el organismo que regía de forma directa los asun-
tos administrativos de cada ciudad, el cual velaba por los intereses de la comunidad
e intentaba resolver los problemas que le afectaban en materias tan diversas como
el aseo, el ornato, el manejo de bienes públicos, entre otros. Este dictaba normas de
buena convivencia y normaba los precios a los productos de primera necesidad, por
ejemplo, el pan. También tenían a su cargo dirimir conflictos entre vecinos, como en
el caso de riñas donde resultaran lesiones o muerte de personas. Estas acciones, que
pueden considerarse como el embrión de futuras actuaciones medicolegales, no eran
realizadas por médicos, sino por vecinos seleccionados entre los de mayor probidad y
buena conducta dentro de la comunidad.
6 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Ya más avanzada la etapa colonial, se instala en Cuba, en el año 1711, la primera


forma de Organización de la Salud Pública que existía en España, el Real Tribunal del
Protomedicato.
Era este un cuerpo técnico encargado de vigilar el ejercicio de las profesiones sanitarias
(médicos, cirujanos y farmacéuticos), así como de ejercer una función docente y atender
a la formación de estos profesionales. Creado en España en el siglo xv; en el siglo xvi se
extendió a las colonias. Fue suprimido a principios del siglo xix, manteniéndose en Cuba
hasta el 1833. Es justo asegurar que, en Cuba, la enseñanza universitaria condicionó el
verdadero desarrollo de la medicina legal como ciencia.
En 1728 se funda la Real y Pontificia Universidad del Máximo Dr. San Gerónimo de
La Habana, encontrándose la enseñanza de la medicina dentro de las primeras cinco
cátedras universitarias.
Un año antes que comenzara en España la enseñanza de la Medicina Legal, la inició
en La Habana el Dr. José de Lletor y Castroverde, al dictar un curso en el Real Colegio
Seminario de San Carlos y San Ambrosio en 1838.
En el año 1842 ocurre una reforma en la universidad, convirtiéndose en Real y Literaria
Universidad de La Habana. Es en este año que se funda la cátedra de Medicina Legal,
Toxicología, Higiene Pública, Policía Médica, Historia, Biografía y Bibliografía Médica,
asignatura esta que se impartía en el 3.er año del Bachillerato en Medicina, otorgada al
profesor español Dr. José Lletor y Castroverde.
El primer cubano que desempeñó la cátedra fue el ilustre Dr. Ramón Zambrana y
Valdés. Destacado intelectual, hombre de profundos conocimientos enciclopédicos, mé-
dico, químico, botánico, distinguido poeta, literato consumado, gran escritor y elocuente
orador. Fue uno de los fundadores de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y
Naturales de La Habana, de la que fue su primer secretario. Se le considera el precursor
de la Escuela Cubana de Medicina Legal.
Una vez concluida la etapa colonial, se establece la etapa republicana, y en 1902, se
incorpora a la cátedra como ayudante graduado el Dr. Raimundo de Castro y Bachiller,
quien llegaría a ser la más importante figura de la medicina legal en Cuba y permanecería
en la cátedra durante 52 años, 30 de estos como Profesor Titular, hasta su fallecimiento
el 14 de enero de 1954. El profesor Raimundo de Castro es considerado el fundador de
la Escuela Cubana de Medicina Legal.
Con el triunfo de la Revolución en 1959 se originan modificaciones en la enseñanza,
se dictan las bases fundamentales para la reforma de la enseñanza superior. Por acuer-
do del 10 de enero de 1962, el Consejo Superior de Universidades dispuso la sustitución
de la Cátedra de Medicina Legal y Toxicología por departamento de Medicina Legal.
En 1986, un nuevo y vigoroso plan de estudios crea la asignatura de Medicina Legal y
Ética Médica, y en el año de 1976 se extiende a todas las provincias la enseñanza de
la Medicina Legal. Al tiempo en que ocurrían estas modificaciones en la enseñanza
Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal 7

de la Medicina Legal, se transforman instituciones que realizaban prácticas asistenciales


de la especialidad.
En 1958 se comienza la construcción del edificio que acogería la Morgue Judicial,
Banco de órganos y tejidos de La Habana, el cual inicia sus actividades al año siguiente,
y se mantiene con ese nombre hasta 1960, en que se le denomina Instituto de Medi-
cina Legal. En todo ese periodo, la medicina forense se subordinó a la administración
de justicia, y no es hasta el año 1965 que se transfiere el Cuerpo Médico Forense del
Ministerio de Justicia al Ministerio de Salud Pública, lo que incluyó también el llamado
Instituto de Medicina Legal.
En 1971 se creó en Cuba el sistema para la formación de especialistas de medicina
legal, mediante el programa del régimen de las residencias médicas. En esta actividad
desempeñaron un importante papel los profesores Francisco Lancís y Sánchez, Ignacio
Fournier Ruiz y el Profesor Consultante Francisco Ponce Zerquera. Los dos primeros en
la elaboración del programa docente y la estrategia de formación de los residentes, y el
tercero en la captación y selección, por todo el país, de los mejores candidatos a realizar
la especialidad, quienes una vez graduados se convertirían en el embrión de la actividad
medicolegal en los diferentes territorios del país.
En la actualidad, la medicina legal, tanto desde el punto de vista de su formación de
pregrado como de posgrado, así como desde su práctica asistencial está distribuida
por todas las provincias del país. Cada universidad de ciencias médicas cuenta con
un colectivo de profesores que imparte la asignatura a los estudiantes de medicina.
El colectivo perteneciente a los servicios provinciales de medicina legal, además de la
práctica asistencial, imparte docencia de posgrado para formar a los residentes de esta
especialidad.
Además, los profesores de Medicina Legal imparten cursos en las facultades de
Derecho, así como cursos de posgrado a jueces, fiscales, abogados e instructores po-
liciales, en aras de mejorar las competencias y el desempeño de cada uno de ellos en
el ejercicio de sus funciones.

Premisas de la Escuela Cubana de Medicina Legal


Desde los momentos fundacionales de la Escuela Cubana de Medicina Legal, los pione-
ros de la especialidad pusieron énfasis en actuar bajo los más puros principios morales,
éticos y jurídicos, apegándose a la más estricta verdad científica, sin dejarse influir por
personas o circunstancias ajenas al hecho que se investigaba. Esa actitud se ha man-
tenido hasta la actualidad, y está sustentada en las premisas siguientes:
–– Probidad intelectual en la apreciación de los hechos.
–– Prudencia en las opiniones, sin debilidad.
–– Alta responsabilidad moral y jurídica.
–– Respeto a la verdad histórica.
–– Respeto a la semántica y al buen decir.
8 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Funciones del médico general y sus actuaciones


medicolegales
La Ley N.o 41 Ley de la Salud Pública, a la cual se ha hecho y hará referencia en múl-
tiples ocasiones por ser una de las bases legales de la actuación medicolegal expresa,
en su Sección Decimotercera, lo relacionado con las actuaciones medicolegales, y en
ese sentido expresa lo siguiente:
ARTÍCULO 44.- Se consideran actuaciones medicolegales aquellas actividades
médicas que se desarrollan en las unidades asistenciales y demás dependencias
del Sistema Nacional de Salud en ocasión de prestarse atención facultativa a una
persona que presente enfermedad o lesión en su integridad física o mental que
implique una responsabilidad penal, o sea determinante de una concreta situación
medicolegal.
ARTÍCULO 45.- De igual modo son consideradas actuaciones medicolegales la
realización de actividades contenidas en declaraciones, dictámenes, informes, certi-
ficados o partes relacionadas con la salud del paciente, emitidos espontáneamente
o a solicitud de la unidad asistencial o dependencia del Sistema Nacional de Salud,
por las autoridades judiciales o los funcionarios de los organismos competentes,
siempre que las actividades relacionadas se refieran a cuestiones médicas.

Los médicos generales, que prestan sus servicios en los policlínicos, en relación con
las actuaciones medicolegales que deben realizar, se rigen por lo que está establecido
en el Reglamento General de esas instituciones que en su capítulo xxii, De la actuación
medicolegal, expresa lo siguiente:
ARTÍCULO 84.- Se considera actuación medicolegal cualquier actividad médica o
de prestación de servicios de salud que se produzca en el Policlínico, sus consulto-
rios o en cualquier otro lugar del Área de Salud o vinculada a esta que, en ocasión
de prestar atención facultativa a cualquier persona, por enfermedad, lesión u otra
razón, logre envolver una responsabilidad profesional o determine una situación
jurídica establecida. Las conductas médicas en estos casos se rigen por los pro-
cedimientos medicolegales establecidos para estos casos.
ARTÍCULO 85.- El Policlínico, a través de sus médicos, brinda el servicio de reco-
nocimiento y expedición de certificado de defunción en caso de muerte natural.
ARTÍCULO 86.- En los casos de muerte violenta o sospechosa de criminalidad, el mé-
dico que conozca de esta, orienta a quienes corresponda formular la denuncia ante
la autoridad competente, para que se solicite la atención del médico especializado.
ARTÍCULO 87.- Cuando se trate de muertes accidentales o suicidio y en base a las
condiciones reales del lugar que así lo aconsejen, el médico del Policlínico accederá
a la solicitud de la autoridad judicial competente para realizar el levantamiento del
cadáver e incluso la expedición del certificado médico de defunción, si las circuns-
tancias del hecho no obligan a presentar responsabilidades en el orden judicial.
Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal 9

ARTÍCULO 88.- El Policlínico, a través de sus médicos, brinda el servicio de recono-


cimiento y expedición de certificado de aptitud para el trabajo, mediante exámenes
preempleo, periódicos y de reintegro al trabajo. En el caso de sospecha de enfer-
medad ocupacional, remite al trabajador para la atención del médico especializado.

Procedimientos medicolegales
La actuación profesional médica, al relacionarse con lo que constituye un interés social,
forzosamente está condicionada por disposiciones legales, y ello exige casi siempre una
forma de actuar o un procedimiento pautado por leyes, reglamentos o por la costumbre,
tanto en lo adjetivo o formal como en lo intrínseco o sustantivo. El conjunto de reglas
y normas de conducta de esa típica actuación del médico en su ejercicio profesional
constituyen los procedimientos medicolegales.
Los procedimientos medicojudiciales o medicoforenses son los establecidos por las
leyes procesales que indican o norman el uso y la práctica de las actuaciones de los
médicos ante los tribunales de justicia, ya sea de la jurisdicción penal o de la civil. Son
disposiciones generales aplicables en los casos de delitos, como homicidio, lesiones,
violación y otros (jurisdicción penal), o a cuestiones como la declaración de incapacidad
(jurisdicción civil).
Los procedimientos medicoadministrativos son múltiples y variados, y se determi-
nan por disposiciones que reglamentan las actuaciones médicas en las cuestiones de
la administración de salud u otra. Frecuentemente corresponden a los organismos o
centros de la salud pública.
Los procedimientos medicolaborales o medicosociales surgen de la aplicación de
las disposiciones de la seguridad social. A veces pueden tenerse como medicojudicial
o medicoadministrativos.
Una nítida separación de los tres procedimientos no pasa muchas veces de ser es-
quemática y teórica.

El médico ante la administración de justicia


Dejando de un lado la posibilidad de que el médico puede ser acusado o denunciante
por su condición de ciudadano; es importante limitar la explicación de lo antes indicado
para dar paso a lo siguiente: El médico, como profesional de la medicina, puede encon-
trarse en tres situaciones, ya sea como testigo, como certificador y como perito.
Ejemplos de estas situaciones son las siguientes:
–– Testigo: El médico puede recoger una información valiosa dada por un herido grave
u otra persona durante la asistencia. No es el caso típico; su importancia es circuns-
tancial.
–– C ertificador: La actuación del médico en este sentido es muy frecuente, como
también puede ser trascendente o importante. Además, se debe aclarar que
10 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

la palabra certificador se utiliza por la Escuela Cubana con valor definidor en


el contexto medicolegal, aunque no la utiliza la perspectiva procesal; no obs-
tante, parece útil para comprender y definir esta frecuente actuación médica.
Es importante recalcar que la actuación del certificador no supone necesariamente la
expedición de un certificado, ya que cualquier otra forma de documento (parte, carta
oficio o comunicación como la especial forma del certificado), no expresan nada más
que un hecho determinado conocido o desconocido por el médico que lo consigna o
expresa un criterio definido que por el documento lo afirma, lo asevera o certifica. El
significado legal y ético del documento es patente.
–– Perito: Es la situación más trascendente en que puede encontrarse el médico, y en
el orden profesional, científico y técnico puede llegar a ser brillante. De la acepción
común que se tiene de la palabra perito, sinónima de experto, y en relación con lo esta-
blecido por las leyes de procedimiento (penal y civil), se entiende como médico perito
al profesional médico que somete a la consideración de un tribunal una información,
juicio o criterio, de carácter científico o técnico, para ayudar al juzgador a conocer o
apreciar de manera adecuada algún hecho o circunstancia importante que requiere
para su correcta interpretación conocimientos de orden médico.

Acorde con el artículo 202 de la Ley de Procedimiento Penal, los médicos designados
peritos lo son con carácter de peritos titulares, ya que el mencionado artículo establece
que son tales “... los que poseen capacitación académica reconocida oficialmente en
una ciencia, arte o profesión cuyo ejercicio está regulado legalmente”. Resulta oportuno
señalar que este precepto explica que pueda ser perito titular un estomatólogo.
La diferencia entre el testigo y el perito está dada en que el primero depone por co-
nocer lo que ha visto u oído, y el segundo depone sobre lo que no ha visto ni oído, de lo
que se impone por lo recogido por la instrucción del caso.
La comparación entre la actuación de los peritos y la información ofrecida por los
testigos permite establecer las diferencias siguientes:
–– 1.ro: El perito es la persona conocedora de la materia o asunto sobre lo cual informa o
dictamina, y el testigo es el que tiene conocimientos de hechos por haberlos captado
por sus sentidos.
–– 2.do: El perito puede ser sustituido y el testigo no tiene sustituto posible.
–– 3.ro: El perito, en ciertas ocasiones, puede excusarse de actuar, ya que otro puede
sustituirlo; sin embargo, el testigo, tiene la obligación de declarar para auxiliar a la
administración de la justicia.
–– 4.to: El perito no comete delito si se equivoca de buena fe, en cambio el testigo delinque
cuando no dice la verdad.
–– 5.to: El testigo será advertido de la obligación en que está de decir la verdad, sin ocultar
lo que sepa, y la responsabilidad penal con que incurriría si faltare a tales deberes
(artículo 179 de la Ley de Procedimiento Penal), y el perito es advertido de la obligación
Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal 11

de proceder bien y fielmente en el desempeño de sus funciones, sin proponerse otro


fin que el de descubrir y declarar la verdad (artículo 210 de la propia Ley).
–– 6.to: El perito se supone que siempre tiene conocimientos, el testigo puede estar
carente de estos.

Los deberes morales de los peritos revisten extraordinaria importancia, pero su ulterior
desarrollo dentro del capítulo que trata sobre ética médica permite resumirlos en simple
relación, tomada del antiguo Tratado de Mata: Veracidad, franqueza, buen uso de la liber-
tad de profesión, celo y diligencia, valor y entereza; moderación, paciencia y urbanidad,
imparcialidad, probidad intelectual en la apreciación de los hechos, inclinación al bien
en la duda, mesura y prudencia, lealtad, consideración y respeto a los juicios ajenos.
La Ley de Procedimiento Penal establece cuándo y para qué se dispone la realización
de una prueba pericial. La propia Ley especifica quiénes son las personas que pueden
ser nombrados como peritos, y también el número de estos. En ese sentido aparecen
en el texto de la citada Ley los artículos relativos al “Dictamen Pericial”:
ARTÍCULO 200.- Puede disponerse el dictamen pericial cuando, para conocer o
apreciar algún hecho de importancia en la causa, se requieren conocimientos
científicos, artísticos, técnicos o prácticos.
ARTÍCULO 201.- Para la práctica de toda diligencia pericial se utilizarán necesaria-
mente los peritos designados oficialmente con ese carácter. Si no los hubiere de
la clase respectiva, se utilizarán otros, conforme a la regulación de este Capítulo.
ARTÍCULO 202.- Los peritos pueden ser o no titulares. Son peritos titulares los
que poseen capacitación académica reconocida oficialmente en una ciencia, arte,
profesión u oficio respecto a los cuales no se expida título oficial de capacitación.
ARTICULO 205.- Nadie puede negarse a acudir al llamamiento para desempeñar
un servicio pericial, a menos que esté legítimamente impedido.
ARTICULO 210.- Al dar comienzo al acto, se les advierte a los peritos de la obligación
de proceder bien y fielmente en el desempeño de sus funciones, sin proponerse
otro fin que el de descubrir y declarar la verdad.

Diferencias entre médico legista y médico forense


Médico legista es aquel profesional de la medicina, que una vez concluidas las
actividades de su servicio social, o concluidas sus actividades como especialista de
medicina general integral ha cursado los estudios de especialización de posgrado en
la especialidad de medicina legal y obtenido el correspondiente título que lo acredita
como Especialista de I Grado en esta especialidad. En casos excepcionales, se puede
acceder a la residencia de medicina legal por la vía directa, es decir, una vez concluidos
los estudios de medicina, sin necesidad de cumplir con el servicio social ni de haber
realizado la especialidad de medicina general integral.
El médico forense es aquel que desempeña un cargo oficial retribuido para prestar
servicios como auxiliar de la administración de justicia. Erróneamente se le tiene como
12 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

un perito médico, y en realidad solo actúa como tal, cuando es designado por la autori-
dad competente, como el Instructor policial, conforme a las disposiciones de la Ley de
Procedimiento Penal.
En resumen, los médicos forenses son facultativos que administrativamente de-
penden del Ministerio de Salud Pública y desempeñan actuaciones medicolegales por
disposiciones judiciales.

Documentos medicolegales de uso frecuente


en la práctica médica
Aun cuando esta materia será desarrollada en el capítulo correspondiente a docu-
mentos medicolegales, no se debe dejar de expresar en el marco introductorio algunos
de los documentos de uso más frecuente en la práctica médica. Son estos la historia
clínica, la receta médica, el certificado médico de salud y enfermedad del trabajador,
certificado médico de defunción; certificado médico de defunción neonatal; certificado
de asistencia de primera intención de un lesionado; certificado de reconocimiento por
ingestión de bebidas alcohólicas y el dictamen de la Comisión de Peritaje Laboral.

Aspectos generales del derecho médico


Los aspectos concernientes al derecho médico serán expuestos con mayor amplitud
en el capítulo correspondiente a este tema, no obstante, a modo de introducción se
exponen algunas consideraciones de esta importante actividad.
Debe entenderse por derecho médico, la parte o capítulo de la medicina legal que trata
de la normación jurídica del ejercicio profesional de la medicina. El término es utilizado en
ocasiones para sustituir al de medicina legal, cuando en verdad no pasa de ser una parte
de esta disciplina, como también lo son la medicina forense o la deontología médica.
Pudiera admitirse como designación sinónima la de jurisprudencia médica, también
utilizada, a veces, con sentido más lato como medicina legal. El uso de estos términos
con acepciones no bien precisadas lleva a la confusión semántica que, si para algunos
no es trascendente, no deja de requerir esta breve aclaración.

Delito
La palabra delito deriva del verbo latino delinquere, que significa abandonar, apartar-
se del buen camino, alejarse del sendero señalado por la ley. La definición de delito ha
diferido y difiere todavía en la actualidad entre escuelas criminológicas.
El Código Penal Cubano en su Título iv, referido al delito, contiene en el Capítulo i “El
Concepto de Delito”, y define este en los artículos siguientes:
ARTÍCULO 8.1.- Se considera delito toda acción u omisión socialmente peligrosa
prohibida por la ley bajo conminación de una sanción penal.
Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal 13

ARTÍCULO 8.2.- No se considera delito la acción u omisión que, aun reuniendo los
elementos que lo constituyen, carece de peligrosidad social por la escasa entidad
de sus consecuencias y las condiciones personales de su autor.

Y continúa el propio Código Penal en su Capítulo ii definiendo los diferentes tipos


de delitos, según la intencionalidad o no del autor de cometerlos y los diferencia de la
manera siguiente:
ARTÍCULO 9.1.- El delito puede ser cometido intencionalmente o por imprudencia.
ARTÍCULO 9.2.- El delito es intencional cuando el agente realiza consciente y volun-
tariamente la acción u omisión socialmente peligrosa y ha querido su resultado, o
cuando, sin querer el resultado, prevé la posibilidad de que se produzca y asume
este riesgo.
ARTÍCULO 9.3.- El delito se comete por imprudencia cuando el agente previó la
posibilidad de que se produjeran las consecuencias socialmente peligrosas de
su acción u omisión, pero esperaba, con ligereza, evitarlas, o cuando no previó la
posibilidad de que se produjeran a pesar de que pudo o debió haberlas previsto.

El deber de denunciar el delito


Toda persona, incluidos los médicos y otros profesionales y técnicos de la salud, con
conocimiento de que se ha cometido o se intenta cometer un delito, deja de denunciarlo
a las autoridades, tan pronto como pueda hacerlo, incurre en el delito de Incumplimiento
del deber de denunciar previsto en el Código Penal, en su Capítulo x, que expresa:
ARTÍCULO 162.- El médico que al asistir a una persona o reconocer a un cadáver
nota u observa signos de lesiones externas por violencia o indicios de intoxicación,
de envenenamiento o de haberse cometido cualquier delito y no da cuenta inme-
diatamente a las autoridades, consignando los datos correspondientes, incurre en
sanción de privación de libertad de seis meses a dos años o multa de doscientas a
quinientas cuotas, siempre que el hecho no constituya un delito de mayor entidad.

Bases legales que sustentan la actuación médica en Cuba


Existen múltiples documentos legales que le permiten al médico actuar conforme
a la ley, en las diferentes áreas en las que se extiende su campo de acción; es decir, la
administrativa, la civil, la laboral, la penal, la militar y también en lo relacionado con lo
ético o moral.
Estas bases están recogidas en todas las leyes, resoluciones y reglamentos, entre
otras, que en su confección señalan aspectos médicos. Las principales son:
–– Constitución de la República.
–– Código Penal.
–– Ley de Procedimiento Penal.
–– Código Civil.
14 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral.


–– Ley de la Seguridad Social (Ley N.o 105 de 2008).
–– Ley N.o 41 de la Salud Pública (1983).
–– Código de Trabajo (Ley 116 de 2014).
–– Decreto Ley N.o 234 de 2003 de la maternidad de la trabajadora.
–– Decreto Ley N.o 339 y 340 “de la maternidad de la trabajadora” Gaceta Oficial Extraor-
dinaria N.o 7, 2017.
–– Reglamento General de Hospitales.
–– Reglamento General del Policlínico.
–– Resolución 283 de 1914 del MINSAP (lista de enfermedades profesionales).
–– Resolución 52 de 1994 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS) (funcio-
namiento de comisiones médicas de peritaje).
–– Resolución 176 del MINSAP/1989 (expedición de certificados médicos y “hago constar”).
–– Ordenanzas sanitarias.
–– Registro Nacional de profesionales de la Salud.

Bibliografía
Asamblea Nacional del Poder Popular (2003). Decreto Ley N.o 234 de 2003 de la Maternidad de la
Trabajadora. La Habana.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1987). Ley N.o 59. Código Civil. 13 de octubre de 1987.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1983). Ley N.o 41. Ley de Salud. La Habana. Gaceta Oficial
de la República de Cuba Edición Ordinaria. 15 agosto 1983.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1987). Ley N.o 7. Ley de procedimiento civil, administrativo,
laboral y económico. Revisado en: http://www.cubalegalinfo.com/lpcale-indice.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1988). Decreto 139 Reglamento de la Ley de la Salud Pública.
La Habana. Gaceta Oficial de la República de Cuba Edición Ordinaria N.o 12. 22.
Asamblea Nacional del Poder Popular. Ministerio de Justicia (1999). Ley N.o 5. Ley de Procedimiento
Penal (actualizada). La Habana.
Asamblea Nacional del Poder Popular. Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (2013). La Habana,
Cuba; Código del Trabajo. Ley N.o 116.
Constitución de la República de Cuba (2019). Gaceta Oficial de la República de Cuba; La Habana, Cuba.
Lancís Sánchez, F. et al. (1999). Lecciones de Medicina Legal. Editorial Ciencias Médicas. La Habana.
Ley N.o 62 Código Penal (1998). Edición actualizada, concordada y comentada. Editorial Félix Varela,
La Habana.
Ministerio de Salud Pública (2008). Reglamento General del Policlínico. Resolución Ministerial N.º 135.
Ministerio de Salud Pública (2007). Reglamento General de Hospitales. Anexo a la Resolución
Ministerial N.o 1.
República de Cuba (2017). Gaceta Oficial extraordinaria N.o 7. Decreto Ley N.o 339 y 340 “de la ma-
ternidad de la trabajadora” Capítulo i
Capítulo 2

Derecho médico
Gliceria Lleó Jiménez

El derecho médico es una disciplina casi inexistente en el derecho, aunque en el campo


de la medicina es el que se ocupa de la normación jurídica del ejercicio profesional y se
considera hasta hoy como parte o capítulo de la medicina legal. En ocasiones se utiliza
como sinónimo el término jurisprudencia médica; pero, si se realiza el análisis se vería
que jurisprudencia significa: conjunto de las sentencias, decisiones o fallos dictados por
los tribunales de justicia o las autoridades gubernativas o doctrina o enseñanza que se
extrae de este conjunto de sentencias o norma de juicio que sustituye las omisiones o
lagunas de la ley, y que se basa en las prácticas seguidas en casos iguales o parecidos,
o sea, que no es propiamente el derecho médico.
El derecho médico surge de las relaciones sociales que se originan en la prestación
de los servicios de salud de los profesionales y técnicos de dicha rama y sus estudiantes
entre sí, con los enfermos y sus familiares, con las instituciones asistenciales, docentes y
de investigación y con la sociedad vinculadas en su mayoría a cualquiera de las variantes
del acto médico que puede ser de promoción, prevención, diagnóstico, terapéutico, y
de rehabilitación (Colectivo de autores, 2004). No existe una definición jurídica de acto
médico, pero algunos autores proponen un concepto de este, como: “Toda actividad
lícita desarrollada por un profesional médico legítimamente capacitado conducente
a la curación de una enfermedad o a la promoción de la salud integral de la persona”
(Gisbert Calabuig, 2004).
Son fuentes del derecho médico (dispersas en diversas ramas del derecho), las bases
legales que sustentan las actuaciones médicas. Entre otras que se exponen en relación
con los temas tratados en este libro se encuentran:
–– Constitución de la República de Cuba.
–– Ley N.o 41/1983 Ley de la Salud Pública.
–– Decreto ley N.o 139/1988 Reglamento de la Ley de la Salud Pública.
–– Resolución N.o 1/2007 Ministro de Salud Pública. Reglamento General de Hospitales.
–– Resolución N.o 135/2008 Ministro de Salud Pública. Reglamento General de Policlínico.
–– Ley N.o 62/1988 Código Penal.
–– Ley N.o 5/1977 Ley de Procedimiento Penal.
–– Ley N.o 105/2009 Ley de la Seguridad Social.
16 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– Ley N.o 116/2014 Código de Trabajo.


–– Resolución N.o 283/2014 Ministro de Salud Pública. Sobre las enfermedades profe-
sionales.
–– Resolución N.o 283/2014 Ministro de Salud Pública. Listado de las enfermedades
profesionales y el procedimiento para la prevención, análisis y control de estas en el
Sistema Nacional de Salud.
–– Resolución 52/1994 del Ministro de Trabajo y Seguridad Social Sobre las Comisiones
Médicas de Peritaje Laboral.
–– Ley N.o 59/1989 Código Civil.
–– Ley N.o 7/1987 Ley de Procedimiento Civil, Administrativo, Laboral y Económico.
–– Decreto Ley N.o 339 y 340/2017 de la maternidad de la trabajadora.
–– Resolución 176/1989 Ministro de Salud Pública. Sobre la expedición de certificados
médicos.
–– Resolución N.o 458/2019 Ministro de Salud Pública. Metodología para la evaluación
de la responsabilidad médica vinculada a los procesos penales.
–– Resolución N.o 9/1992 Ministro de Salud Pública. Reglamento general sobre manipu-
lación de cadáveres y restos humanos.
–– Resolución N.o 59/1990 Ministro de Salud Pública. Establece las disposiciones para
la regulación de las actuaciones con fallecidos extranjeros en Cuba.
–– Resolución N.o 90/2001 Ministro de Salud Pública. Establece los principios para la
determinación y certificación de la muerte en Cuba.
–– Resolución N.o 139/1982 Ministro de Salud Pública. Sobre la emisión del certificado
de asistencia de primera intención de un lesionado.
–– Decreto N.o 326/2014 Reglamento del Código de Trabajo de Cuba.
–– Ley N.o 105/2009 Ley de Seguridad Social.
–– Decreto-Ley N.o 283/2009 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS). Re-
glamento de la Ley N.o 105/09 de Seguridad Social.
–– Instrucción 1/2018 Ministro de Salud Pública. De la Receta médica (Modelo 53-05-04)
y (Modelo 53-78).

La juridicidad de la actividad médica profesional depende del sistema socioeconómico


existente en cada país para establecer la relación profesional médico-paciente. En Cuba,
la Constitución establece la atención gratuita e integral a la salud de todos los ciuda-
danos, por tanto, la relación profesional se establece de dos formas: médico-paciente
y médico-estado, en la primera está presente todo lo relacionado con los deberes del
médico y el aspecto ético, mientras que en la segunda está todo lo relacionado con lo
administrativo, disciplinario y laboral.
Los requisitos para ejercer la profesión médica son:
–– Capacidad científica: Dado por el título expedido por el Ministerio de Educación Su-
perior de Doctor en Medicina. Si fuesen ciudadanos extranjeros, cuyo título no fue
Capítulo 2. Derecho médico 17

emitido en Cuba, deberán realizar la convalidación o equiparación de sus estudios;


todo ello regulado en la Ley de Salud en su capítulo v, Del Ejercicio de la Práctica
Médica artículo 91.
–– Capacidad legal: Estar inscripto en el Registro General de Profesionales de la Salud.
–– Debe prestarse el juramento correspondiente en la forma que legalmente se dispone
(Ley de Salud Capítulo v artículo 89).

De no cumplirse estos requisitos, se estaría en presencia del ejercicio ilegal de la


medicina. Esto está representado en el Código Penal cubano en su artículo 149 en el
delito de Usurpación de Capacidad Legal, que plantea: “El que, con ánimo de lucro u otro
fin malicioso, o causando daño o perjuicio a otro, realice actos propios de una profesión
para cuyo ejercicio no está debidamente habilitado…”

Deberes médicos establecidos por la ley


Los deberes médicos establecidos por la ley se encuentran dispersos en diversas
leyes, resoluciones y disposiciones jurídicas, entre estas el Código Penal, la Ley de Salud,
la Resolución Ministerial 584 de 2014 (reglamento disciplinario de los trabajadores de
la salud), entre otros.
Se consideran deberes fundamentales de los médicos los siguientes:
–– Respetar el decoro, el pudor y la dignidad de los pacientes, y observar una conducta
consecuente con los principios de la moral socialista y las normas de la ética médica.
–– No expedir certificados médicos, recetas, dietas o dictámenes periciales no ajustados
a la realidad por facilismo o superficialidad.
–– Atender la salud de la ciudadanía y evitar cualquier acto que pueda ser constitutivo de
delito y que por su trascendencia pueda perjudicar el prestigio de la actividad médico
asistencial, la formación docente o la investigación.
–– Prestar auxilio o socorro al herido.

Cuando se violan estos deberes, la ley contempla tipificaciones delictivas relacionadas


con estos como, por ejemplo, en el Código Penal:
–– Si no se prestara asistencia médica, el artículo 146 establece el delito de “denegación
de auxilio y desobediencia”.
–– Si no se evita un acto que pueda constituir delito, como es no denunciar las lesiones
u homicidio o el aborto ilícito, el artículo 162 establece el delito de “incumplimiento
del deber de denunciar”.
–– Si se emiten certificados falsos, el artículo 254 establece el delito “falsificación de
certificados facultativos”.
–– Si se expiden recetas médicas y administración de sustancias psicotrópicas con fines
distintos a los terapéuticos, los artículos 192 y 193 establecen el delito “producción,
venta, demanda, tráfico, distribución y tenencia ilícitos de drogas, estupefacientes,
sustancias psicotrópicas y otras de efectos similares”.
18 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– Si no se reportan las enfermedades trasmisibles, el artículo 195 establece el delito


de “otras conductas que implican peligro para la salud pública”.

Delito, definición y variedades


En los párrafos anteriores se ha expresado conductas violatorias de la ley por parte
de los médicos al no cumplir con sus deberes, es necesario dejar claro el concepto de
delito y de sus variedades.
Se considera delito toda acción u omisión socialmente peligrosa prohibida por la ley
bajo conminación de una sanción penal (artículo 8.1 Código Penal cubano).
Las variedades del delito pueden ser:
–– Intencionales o dolosos. Cuando la persona realiza consciente y voluntariamente la
acción u omisión socialmente peligrosa y ha querido su resultado, o cuando sin querer
el resultado, prevé la posibilidad de que se produzca y asume este riesgo (artículo 9.2
del Código Penal cubano).
–– Por imprudencia o culposos. Cuando la persona previó la posibilidad de que se produ-
jeran las consecuencias socialmente peligrosas de su acción u omisión, pero esperaba
con ligereza evitarlas, o cuando no previó la posibilidad de que se produjeran a pesar
de que pudo o debió haberlas previsto (artículo 9.3 del Código Penal cubano).

La denuncia del delito


Tal como se expresó al referir los deberes médicos, cuando durante la atención
médica el profesional tiene la presunción de que se ha cometido un delito, bien sea de
lesiones, homicidio o de aborto ilícito, tiene el deber de ponerlo en conocimiento de las
autoridades competentes por medio del certificado correspondiente. De no hacerlo,
puede cometer el delito de “incumplimiento del deber de denunciar”, según establece
el artículo 162 del Código Penal.
El artículo 116 de la Ley de Procedimiento Penal establece respecto a la denuncia
varios elementos que el médico debe conocer, por ejemplo:
–– El denunciante no incurrirá en ningún caso en otra responsabilidad que la correspon-
diente a los delitos que hubiere cometido por medio de la denuncia o en ocasión de esta.
–– Los que por razón de sus cargos, profesiones u oficios, tuvieren noticias de que se ha
cometido un delito perseguible de oficio, están obligados a denunciarlo inmediatamente
ante un Tribunal, Fiscal, Instructor; unidad de policía o, no habiendo esta, ante la unidad
militar más próxima al sitio donde ejercieren sus cargos.
–– Si un funcionario o empleado de una unidad estatal incumpliere esta obligación, se
pondrá en conocimiento de su superior jerárquico a los efectos que procedan en el
orden administrativo o laboral.

Es importante conocer que, la Ley de Procedimiento Penal, en el artículo 117 esclare-


ce que los ascendientes o descendientes del acusado, su cónyuge y parientes hasta el
Capítulo 2. Derecho médico 19

cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad; el abogado del acusado respecto


a los hechos investigados que este le haya confiado en su calidad de defensor y otras
personas que las disposiciones de esta ley contempla, se dispensan.
El artículo 118 explica que las denuncias pueden hacerse por escrito o de palabra,
personalmente o mediante terceros y el que reciba la denuncia, sea verbal o escrita, hará
constar la identidad del denunciante y la comprobará por los medios que estime suficien-
tes. Si el denunciante lo exigiere, se le dará constancia de haber presentado la denuncia.
Una situación que ejemplifica cuándo el médico realiza una denuncia ocurre al llenar
el certificado de asistencia de primera intención de un lesionado, haciendo constar las
lesiones que presenta un paciente provocadas por otra persona, con el objetivo de que
se esclarezca policialmente la existencia del delito de lesiones o de una contravención
al orden interior.

La responsabilidad legal del médico


En primer lugar, hay que definir qué responsabilidad médica es la obligación que
tienen los médicos de reparar y satisfacer las consecuencias de los actos u omisiones
cometidos en el ejercicio de la profesión.
Si la responsabilidad resulta la consecuencia de un acto médico perjudicial y el efecto
dañoso está previsto en la Ley, la responsabilidad legal, de acuerdo con la esfera jurídica
en que se produce, será penal, civil, administrativa y laboral.

Responsabilidad penal
Para que exista responsabilidad penal, el acto médico que se juzga debe constituir
delito. Se ha expresado antes lo que establece el Código Penal sobre lo que es un delito
por intención o por imprudencia. En la responsabilidad profesional del médico queda
fuera el delito por intención o doloso, este se juzgaría como cualquier ciudadano común.
La responsabilidad penal médica queda dentro del delito por imprudencia o culposo,
y este puede ser por omisión o por acción dañina, ya que se están violando las reglas
del arte médico consistentes en:
–– Imprudencia: Cuando se provoca un mal a consecuencia de un actuar precipitado y sin el
cuidado que la ciencia y la experiencia médica enseñan que se debe tener en cuenta
al tratar a un enfermo, existiendo un incumplimiento del deber de atención y cuidado.
–– Negligencia: Es el descuido y la desatención, en no prever lo previsible, resultado de
lo cual se perjudica la salud del paciente.
–– Impericia: Puede ser total, cuando el que la comete carece de esa condición profesional
que se requiere. Es burda, cuando a pesar de estar capacitado para el desempeño de
su profesión, emplea de manera deficiente o no emplea los conocimientos científi-
cos y técnicos requeridos en el proceder que ejecuta causando la muerte o lesión
del paciente; existiendo un nexo causal con la acción u omisión referida, estando
20 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

condicionado el análisis al nivel de experiencia del profesional, el estado de la ciencia


y la técnica médica en el instante de ejecutarse el proceder y la posibilidad o no de
utilización de esos conocimientos en las circunstancias del caso concreto.
–– Inobservancia de los reglamentos: Cuando no se cumplen las medidas que se le im-
ponen con carácter obligatorio en estos; ya que, en el ejercicio de la profesión médica,
el facultativo viene obligado al estricto cumplimiento de los preceptos contenidos
tanto en los reglamentos de carácter general como específicos.

Responsabilidad civil
En el caso que se deriva del acto médico culposo o imprudente, se establece en el
Código Penal cubano Título x La Declaración y Ejecución de las Obligaciones Civiles,
artículo 70: “el responsable penalmente lo es también civilmente por los daños y per-
juicios causados. El Tribunal que conoce del delito declara la responsabilidad civil y su
extensión, aplicando las normas correspondientes de la legislación civil”, determinará
la forma y cuantía de la indemnización, y esta responsabilidad civil ligada a lo penal
puede extenderse a terceros; por ejemplo, cuando los médicos son funcionarios, em-
pleados o miembros de instituciones asistenciales, serán responsables civilmente, los
órganos y organismos del Poder Popular del Estado en que los profesionales reconocidos
culpables prestan sus servicios.
También puede demandarse la responsabilidad civil sin establecerse un procedimien-
to penal; aunque no es un hecho frecuente en Cuba, a tenor del artículo 82 del Código
Civil que establece que “el que causa ilícitamente daño o perjuicio a otro está obligado
a resarcirlo”, esto incluye la indemnización de los perjuicios en caso de muerte, de daño
a la integridad corporal y en el supuesto de que el lesionado pierda total o parcialmente
su capacidad para el trabajo remunerado, o si sus necesidades aumentan o sus pers-
pectivas en el futuro disminuyen.

Responsabilidad administrativa
La responsabilidad administrativa se deriva de conductas personales de médicos que,
aún sin llegar a determinar actos delictivos, comprometen seriamente el prestigio de la
profesión médica y de las instituciones asistenciales. Por lo que, dentro de la esfera ad-
ministrativa, el Ministerio de Salud Pública puede imponer la suspensión en los cargos o
la inhabilitación a los profesionales de la salud por conductas contrarias a los principios,
normas o valores de carácter social, moral o humano de la sociedad socialista, lesivas a
la dignidad de los pacientes, a la sensibilidad de los familiares y perjudiciales al crédito
y prestación de servicios de las unidades asistenciales (Reglamento disciplinario para
los trabajadores de la salud).
Capítulo 2. Derecho médico 21

Bibliografía
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1983). Ley N.o 41. Ley de la Salud Pública. 15 agosto 1983.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1987). Ley N.o 59. Código Civil. 13 de octubre de 1987.
Colectivo de autores (2004). Temas de Medicina Legal para estudiantes de Derecho. La Habana;
Editorial Félix Varela.
Fournier Ruiz, I. (1989). Medicina Legal en Preguntas y Respuestas. La Habana; Editorial Ciencias
Médicas.
González Pérez, J., Montalvo Vidal, E., Gálvez Cabrera, E., Tamame Camargo, A., Basanta Montesi-
nos, A.M. et al. (2009). Medicina Legal y Ética Médica [CD ROM] La Habana; Instituto Superior de
Ciencias Médicas.
Ley N.o 62 Código Penal (1998). Edición actualizada, concordada y comentada. La Habana; Editorial
Félix Varela.
Ministerio de Salud Pública, Cuba (2014). Resolución Ministerial N.o 584 de 2014 que aprueba y pone
en vigor el Reglamento disciplinario para los trabajadores de la salud.
Ponce Zerquera, F. et al. (1999). Medicina Legal. La Habana; Editorial Ciencias Médicas y Editorial
Pueblo y Educación.
Villanuevas Cañadas, E., Gisbert Calabuig, J.A. (2004). Medicina Legal y Toxicología. 6.ta ed. Barce-
lona; Editorial Masson.
Capítulo 3

Ética médica y bioética


Francisco Ponce Zerquera

Este capítulo tiene el propósito de mostrar al lector, de forma breve, algunos concep-
tos básicos que faciliten su introducción en la temática del texto, y que, si bien no son
de las ciencias medicolegales, sí son indispensables para incorporar al acto médico el
aspecto moral y el aspecto ético, complementos necesarios a los conocimientos cientí-
fico-técnicos que deberá utilizar en su diario quehacer asistencial y, en específico, para
realizar cualquier actuación medicolegal.

Ética
Desde que el hombre comenzó a vivir en comunidad, surgió la necesidad de normas de
convivencia social fundamentadas en las costumbres y en las relaciones de producción
que originaron los principios morales existentes en diferentes grupos sociales. Es la con-
ciencia social la que determina la diferencia entre el bien y el mal, lo moral de lo inmoral.
Con el surgimiento de la ética y su evolución hasta llegar a ser la ciencia que estudia
la moral, su origen y desarrollo, aparecen normas éticas que, en forma de códigos o
principios, pautan el actuar de los hombres.
En los antecedentes de la ética médica en Cuba están los grandes pensadores de las
luchas por la emancipación y la independencia nacional. En primer lugar, el Padre Félix
Varela, el que nos enseñó a pensar en el concepto de Patria, y el Apóstol de nuestra
independencia, José Martí; la ética martiana constituye hoy una herramienta en nuestro
acontecer ciudadano.
Entre los aspectos conceptuales, la moral es el conjunto de principios, normas y valores
que cada generación ofrece a la siguiente, en la confianza de que se trata de un buen
legado de orientaciones sobre el modo de comportarse para llevar una vida buena y justa.
La moral se expresa como un sistema de opiniones, representaciones, normas y eva-
luaciones sobre la regulación de la conducta de los individuos. Refleja y fija mediante
normas o reglas de conducta, las exigencias que la sociedad o las clases plantean al
hombre en su vida cotidiana. La moral no se apoya en leyes formales, sino en la fuerza
de la persuasión y el ejemplo, en la autoridad moral de algunas personas o de la opinión
pública.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 23

La ética se define como la filosofía de la moral; también como la ciencia que trata de la
moral, su origen y desarrollo, de las reglas y de las normas de conducta de los hombres,
de sus deberes hacia la sociedad, la patria y el estado. Es la disciplina filosófica que
constituye una reflexión teórica sobre los problemas morales: “La ética es la ciencia de
la conducta que responde a los dictados de la conciencia moral” (Profesor Francisco
Lancís y Sánchez).
La ética general es la de toda sociedad o grupo humano, mientras la ética particular
es la que norma la actuación dentro de determinadas profesiones, tales como la ética
artística, la ética estética, la ética jurídica, la ética médica, entre otras.
La ética médica trata de los principios y normas de conducta que rigen las relaciones
entre los médicos. En Cuba tiene un alcance mayor, porque incluye las relaciones entre
los trabajadores de la salud y de estos con el hombre sano o enfermo y con la sociedad,
pero su paradigma es la relación médico-paciente y, por extensión, con los familiares.
Abarca también la ética médica situaciones que se originan a partir de esta relación tan
singular, tales como: el consentimiento informado, el secreto profesional, el error médico,
los trasplantes de órganos y tejidos, la reproducción asistida, la madre subrogada, las
investigaciones con seres humanos, los dilemas éticos que se plantean a lo largo de las
distintas etapas de la vida.
La ética médica es clasista. En las sociedades divididas en clases sociales va a
responder al modo de producción dominante. En la sociedad capitalista se carac-
teriza por relaciones mercantilistas, en las que el profesional vende un servicio y el
paciente lo compra, o sea, la relación comercial desplaza a lo ético.
En la sociedad socialista cubana, la salud pasa a ser un derecho del pueblo garantizado
en la Constitución del país (artículos 46 y 72), y como tal, la práctica de la medicina ad-
quiere un carácter humanista, solidario en la cual lo más importante pasa a ser la relación
médico-paciente y con los familiares, y no su carácter económico.
La ética médica se relaciona con otras ciencias como la deontología, que es la cien-
cia o tratado de los deberes. El término creado por Max Simon generalizándose su uso
entre los médicos: “Ciencia de los deberes morales del médico”, Max Simon en su obra
Deontología Médica.
Ciencia de los deberes de estado del médico, de sus deberes profesionales, deberes
que para ser bien cumplidos requieren ciertas cualidades, o mejor, ciertas virtudes,
y a los que corresponden ciertos derechos (Profesor Francisco Lancís y Sánchez).

La ética médica también se relaciona con la diceología, ciencia que se ocupa de los
derechos.

Bioética
La bioética es otra de las ciencias que se relaciona con la ética médica. El término
comienza a utilizarse a comienzos de la década de los años 70, a un llamado del oncólo-
24 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

go norteamericano Van Rensselaer Potter a “crear un movimiento de los científicos del


mundo para salvar al hombre y al medio que lo rodea del daño que el mismo hombre le
estaba haciendo”.
La Encyclopedia of Bioethics propone la definición siguiente:
Estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida
y del cuidado de la salud, por cuanto dicha conducta es examinada a la luz de los
valores y principios morales.

Otras fuentes apuntan:


Estudio interdisciplinario orientado a la toma de decisiones éticas de los problemas
planteados por los progresos médicos, biológicos y tecnológicos en el ámbito so-
cial, y su repercusión en la sociedad y su sistema de valores, tanto en el momento
presente como en el futuro (Acosta Sariego, José Ramón Bioética global susten-
table, Apuntes desde Cuba).
Bioética es la ética de la vida que tiene que ver con la biología, la clínica y la atención
primaria (Julio Montt Momberg, exjefe del Programa de Bioética de la Organización
Panamericana de la Salud).

La bioética es un movimiento interdisciplinario, en el terreno de los valores, para


buscar solución a los nuevos problemas que se han generado como consecuencia del
desarrollo en espiral de las ciencias y la tecnología, para evitar los conflictos entre las
ciencias biomédicas y la ética, y el daño que esto ocasiona al hombre y a su medio (de-
finición elaborada por el autor de este capítulo, a partir de varias de las más conocidas).
Los valores son una construcción personal de cada estudiante sometido a las múltiples
influencias del contexto, y bajo la influencia de sus propias vivencias. El profesor debe
asegurar la creación de situaciones de aprendizaje que se aprovechen integralmente
en beneficio de la construcción por los estudiantes de sus conocimientos, habilidades
y valores. Los valores fundamentales desarrollados llevarán al estudiante a cumplir
y hacer cumplir la ética y la legalidad que rige para el desempeño profesional; por lo
tanto, el profesional formado debe ser capaz de incorporar a su desempeño y conducta
diaria los valores compartidos siguientes: dignidad, patriotismo, humanismo, solidari-
dad, responsabilidad, laboriosidad, honradez, honestidad, justicia, internacionalismo y
antiimperialismo.

Principios de la ética médica y la bioética


Tanto la ética médica como la bioética tienen sus principios. Los principios de la
ética médica provienen desde la época de la medicina hipocrática, y se manifiestan en
el principio de beneficencia, o sea, siempre hacer lo mejor para el paciente, y en el de no
maleficencia o lo que es igual evitar todo daño posible al paciente (Anexo 3.1).
Capítulo 3. Ética médica y bioética 25

Con el surgimiento de la bioética y las condiciones sociopolíticas y económicas que


la favorecieron surge la necesidad de nuevos principios, a los clásicos beneficencia y
no maleficencia se suman los de autonomía y de justicia.
El principio de autonomía, se interpreta como el derecho del paciente y en general del
ser humano a decidir acerca de su salud y enfermedad, y consecuentemente qué hacer
o no hacer con su persona.
El principio de justicia implica ser equitativos en la administración de los recursos
en general, teniendo siempre presente el paciente que más los necesite y se beneficie
de estos por encima de cualquier otra consideración, o cuál es la inversión a priorizar
en la adjudicación de los recursos disponibles. Es necesario que los profesionales y
técnicos de la salud conozcan estos principios que servirán de guía en la conducta que
debe asumir en su diario actuar.

Consentimiento informado
El consentimiento informado surge a partir del juicio que, al final de la segunda guerra
mundial, se realizó en Núremberg, Alemania, para juzgar a los oficiales nazis que habían
participado en la guerra, y con ellos a los médicos que habían realizado investigaciones
con seres humanos en los campos de concentración.
En la sentencia condenatoria del juicio se recoge que:
deben conservarse ciertos principios básicos para poder satisfacer conceptos
morales, éticos y legales.
El consentimiento voluntario del sujeto humano es absolutamente esencial. Esto
quiere decir que la persona implicada debe tener capacidad legal para dar su
consentimiento: que debe estar en una situación tal que pueda ejercer su libertad
de escoger, sin la intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño,
coacción o algún otro factor coercitivo o coactivo; y que debe tener el suficiente
conocimiento y comprensión del asunto en sus distintos aspectos para que pueda
tomar una decisión consciente… (Anexo 3.2).

Con posterioridad, durante la xviii Asamblea Médica Mundial celebrada en Helsinki,


Finlandia, en el año1964 se le agregó la necesidad de brindar una información detalla-
da, pormenorizada de los factores de riesgo y beneficios, de forma tal, que la persona
objeto de la investigación pudiera contar con todos los elementos posibles para tomar
su decisión (Anexo 3.3).
En la práctica, el consentimiento informado consiste en la información al objeto de
investigación o al paciente del procedimiento que se va a realizar para que este con-
sienta o no. Es indispensable como un paso previo para cualquier tipo de investigación,
y en la práctica médica diaria se incluye desde la prescripción de un medicamento, un
estudio complementario hasta un acto quirúrgico. Se sustenta en hacer valer el principio
de autonomía que tiene toda persona sobre el de beneficencia que puede creer tener
26 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

el médico, es decir, respetar la voluntad del paciente de ser él quien decida qué hacer
con su cuerpo. En los casos de menores de 18 años de edad o de personas declaradas
incapaces por cualquier razón, se debe obtener el consentimiento informado sustituto,
que es el que deben dar los padres o tutores.

Relaciones entre la ética médica, la bioética


y la práctica médica
Todo acto médico tiene dos componentes, el científico-técnico y el ético. Esto implica
una preparación científico-técnica y la existencia de los valores éticos morales que se
van a reflejar en su conducta profesional.

Códigos éticos y deontológicos


Se ha hecho tradicional que los grupos profesionales reconocieran la necesidad de
preceptuar su actuación de acuerdo con normas éticas precisas. La profesión médica
constituye un paradigma en este sentido, dada la absoluta necesidad de regir su desempeño
por estrictas normas eticomorales.
En Cuba, antes del triunfo de la Revolución el primero de enero del año 1959, los mé-
dicos se regían, desde el punto de vista ético, por el Código de Moral y Ética y las Reglas
de Etiqueta Profesional del Colegio Médico Nacional.
Con el triunfo de la Revolución y la consiguiente aparición de principios de carácter
socialista, muchas de las cuestiones incluidas en el antiguo código ético del Colegio
Médico Nacional se hacen obsoletas, y de hecho se modifican en la práctica profesional,
hasta que aparece, en el año 1983, un importante documento normativo, Los principios
de la ética médica, que fue discutido y aprobado por los profesionales y técnicos de la
salud en asambleas celebradas en todos los centros de trabajo del sector.
Los principios de la ética médica (Anexo 3.4) que en Cuba equivalen al Código Ético
de los profesionales y técnicos de la Salud, se recogen en un documento en el que se
expone que:
…en el ejercicio de nuestra función social debemos observar principios eticomorales
de profundo contenido humano, ideológico y patriótico, tales como dedicar todos
nuestros esfuerzos y conocimientos científicos y técnicos al mejoramiento de la
salud del hombre; trabajar, consecuentemente, allí donde la sociedad lo requiera;
estar siempre dispuestos a brindar la atención médica necesaria, con elevado
espíritu internacionalista. De tal forma, nuestra conducta debe estar basada en
la estricta observancia de los Principios que se exponen divididos en cuatro sec-
ciones: En relación con el paciente y sus familiares, en relación con el resto de los
trabajadores de la salud, en las relaciones entre el docente y el educando y como
parte de la sociedad.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 27

En el documento, dentro de una redacción de lógico estilo paternalista, propia de esa


etapa histórica, se recoge un nuevo enfoque sobre el consentimiento informado en de-
terminadas condiciones de alto riesgo para el paciente. En estas condiciones se orienta
que debe obtenerse su consentimiento o el de los familiares antes de asumir medidas
de diagnóstico o terapéuticas, lo que constituye un paso de avance en el camino del re-
conocimiento del principio de autonomía, en momentos que las concepciones bioéticas
aún no se dominaban en Cuba.

Comisiones de ética médica


El 12 de abril del año 1983, la Resolución Ministerial N.º 72 del Ministro de Salud
Pública dispone la creación de las Comisiones de Ética Médica en todas las unidades
del Sistema Nacional de Salud; las que, entre otras funciones, deberán:
Ventilar las infracciones de las normas de conductas éticas que se formulen contra
profesionales y técnicos de la salud y, además, participar en la educación moral
en el campo de la salud, asesorar aportando elementos de juicio en las decisiones
éticas en la práctica asistencial, evaluar éticamente los proyectos de investigación
clínica, biomédica y médico-social, velar por la observancia de las normas éticas
previstas para las investigaciones en humanos, así como promover el desarrollo
de investigaciones y eventos científicos sobre aspectos de interés relacionados
con la ética médica.

También precisa que las comisiones deberán comenzar a funcionar el día 1.ro de junio
de ese año 1983. En cuanto a su composición, resoluciones posteriores norman que
deben integrarlas un número impar de profesionales y técnicos que se distingan por
sus cualidades morales y que deben participar profesionales dedicados a las ciencias
humanísticas. Igual se norma la puesta en vigor y el funcionamiento de las Comisiones
Provinciales y Nacional de Ética Médica (Anexo 3.5).
La interrelación entre las Comisiones de Ética Médica en sus diferentes niveles
organizativos no es de subordinación. Los lineamientos generales de trabajo están
contenidos en los principios de la ética médica, y los niveles superiores cumplirán una
función eminentemente de orientación metodológica, de consulta y de facilitador de la
información. No obstante, las conclusiones que emitan las comisiones institucionales
son apelables ante las Comisiones Provinciales, y las de estas últimas, ante la Comisión
Nacional.

Comités de ética de la investigación


Durante la segunda parte de la década de los años noventa comienzan a organizarse
Comités de Ética de la Investigación independientes en las unidades de mayor complejidad
y volumen de actividades investigativas, con la finalidad de evaluar desde el punto de vista
ético los proyectos de investigación clínica, biomédica y médico social, así como velar
por la observancia de las normas éticas previstas para las investigaciones en humanos.
28 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

La Instrucción VADI 4/2000 del viceministro a cargo de la Docencia del Ministerio de


Salud Pública aportó la base legal para el funcionamiento de los Comités de Ética de la
Investigación y dispuso:
…crearlos en aquellos centros que lo requieran por el volumen y complejidad de
las investigaciones que llevan a cabo para que velen por el rigor ético y científico
de los proyectos y la ulterior ejecución de estos, así como velar por la observancia
de las normas éticas previstas para las investigaciones en humanos…

En las unidades de menor complejidad investigativa estas funciones se mantienen


a cargo de las comisiones de ética médica. Más recientemente, la Resolución 40/2014
actualiza las funciones y todo lo correspondiente a estos comités (Anexo 3.6).

Ética en la docencia y en la investigación


científica en medicina
Como es conocido, la enseñanza de la ética médica se hace objetiva en la práctica,
con la conducta moral y el ejemplo que deben brindar a diario los profesores y especia-
listas a los alumnos que trabajan con ellos. Es de esta forma que se van incorporando
como conducta habitual los principios éticos que conforman y complementan el actuar
de los profesionales de la salud.
La inclusión del estudio de la ética médica en el programa de la asignatura de Medicina
Legal y Ética Médica, tiene como objetivo fundamental reforzar, sistematizar, organizar
los valores que, durante toda la carrera, en la práctica diaria han incorporado.
Desde el punto de vista deontológico, los docentes deben ser ejemplos en sus acti-
tudes y relaciones con los estudiantes, pacientes y familiares, su exigencia y apariencia
personal, su superación científica y política constantes. Mientras que los estudiantes
deben apropiarse de los conocimientos científicos, técnicos y éticos necesarios para:
–– Establecer una adecuada relación médico-paciente, con los familiares y con el resto
de la población.
–– Valorar al hombre sano o enfermo como una unidad bio-psico-socio-cultural-espiritual
en su nivel superior, que vive en determinado medio social con el que interactúa.
–– Conocer el modelo de atención médica en la comunidad.
–– Respetar al docente y al resto del colectivo con el que convive.

Las investigaciones científicas no son concebibles sin un adecuado marco ético. En


Cuba, el organismo rector en el campo de la salud ha mantenido una constante preo-
cupación en la normación y control de estos aspectos. Como se ha expresado en este
capítulo, en las primeras resoluciones ministeriales que creaban las Comisiones de Ética
Médica se incluyó como parte de sus funciones la evaluación desde la perspectiva ética
de los proyectos de investigación clínica, biomédica y médico social, y se orientaba a las
direcciones de las grandes unidades del sistema que, cuando lo consideraran necesario,
teniendo en cuenta el número y el carácter de las investigaciones, podían proponer la
formación de Comités de Ética de la Investigación Científica.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 29

Posteriormente, la Instrucción VADI 4/2000 del Viceministro a cargo de la Docencia del


Ministerio de Salud Pública aportó la base legal para el funcionamiento de estos comités,
y dispuso crearlos en aquellos centros que lo requieran por el volumen y complejidad
de las investigaciones que llevan a cabo, para que velen por el rigor ético y científico de
los proyectos y la ulterior ejecución de estos. En tiempos más recientes, la Resolución
Ministerial N.o 40/2014 del Ministro de Salud Pública determina, entre otros aspectos,
los que se explican a continuación (véase el Anexo 3.6):
PRIMERO: Crear una Comisión en la Dirección de Ciencia y Técnica del Ministerio de
Salud Pública, la que está coordinada por el Centro Nacional Coordinador de Ensayos
Clínicos, que implementa un sistema para la aprobación de la propuesta de creación
o reestructuración de los Comités de Ética de Investigación (CEI) de acuerdo a la ne-
cesidad y pertinencia de las instituciones a que correspondan así como su evaluación,
seguimiento, registro y preparación para su certificación por la Agencia Reguladora.
SEGUNDO: Crear los Comités de Ética de Investigación (CEI) mediante resolución del
Director de la instancia correspondiente y a propuesta del Consejo Científico, en aquellas
entidades de salud, ya sean asistenciales, docentes, investigativas o administrativas, que
se caractericen por realizar actividades de investigación que involucren seres humanos,
y requieran de la observancia de normas éticas específicas.

Responsabilidad moral del médico


y del personal paramédico
El deber es una categoría de la ética, además de interpretarse como un principio
jurídico. El deber, visto desde la concepción marxista leninista, expresa las normas, los
principios y las reglas que guían la conducta social.
A partir de estas concepciones, en la sociedad socialista, los deberes morales del
profesional y el técnico de la salud, en sentido general, tienen que responder a (tomado
del libro Ética y Deontología Médica de Daniel Alonso Menéndez y colaboradores):
–– Plena identificación con la concepción materialista y científica del mundo.
–– Responder consecuentemente al carácter clasista de su función social y científica.
–– Vincular su función social, de profundo contenido humanista, con su constante pre-
ocupación por la búsqueda de eficiencia científica.
–– Desarrollar su función social vinculada al colectivo, procurando una influencia positiva
de su conducta entre los componentes de su medio laboral.
–– Plasmar en conducta diaria (normas eticomorales de conducta social), los rasgos que
conforman una personalidad educada y formada, equilibrada, conforme a los principios
de nuestra ideología: el amor al trabajo, la modestia, la sencillez, la afabilidad con los
compañeros y el desarrollo de relaciones afectivas con el sujeto fundamental de su
trabajo: el paciente.
30 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Secreto profesional y sus límites


Durante las relaciones profesionales del médico, otros profesionales y técnicos de
la salud con pacientes, familiares y otros miembros de la comunidad, surgen vínculos
afectivos que facilitan que se transmita, sobre todo al médico, al psicólogo y al personal
de enfermería, informaciones de índole personal o familiar. El conjunto de informaciones
que recibe el médico en relación con el cuadro clínico que afecte al paciente, sumadas a
las de carácter íntimo o personal y al resultado de las investigaciones complementarias
que haya indicado, van a constituir en su conjunto el secreto profesional.
Todo este cúmulo de información, que integra el secreto profesional, va a delimitar un
aspecto de tipo moral que obliga al profesional a guardar de manera celosa respetando
la confianza y los derechos del paciente; pero, además, debe saber distinguir cuándo, no
informar, puede entrar en contradicción con los intereses del Estado y de la sociedad,
y adquiere un aspecto jurídico. Esto se refiere a los casos en los que la ley prevé su de-
nuncia por constituir un delito, tales como el delito de lesiones, de homicidio o de una
enfermedad que puede afectar la salud de otras personas (enfermedades de declaración
obligatoria como las de trasmisión por vía sexual o la enfermedad tumoral maligna en
relación con el Registro Nacional del Cáncer).
Lo antes expuesto determina el carácter relativo del secreto profesional en la práctica
médica en la sociedad cubana, la obligación del profesional de conservar el secreto en su
aspecto moral y el deber de cumplir con las normas establecidas en el aspecto jurídico.

Error médico y la iatrogenia médica o los efectos adversos


El error médico ocurre cuando, en la atención de un paciente, las conclusiones diag-
nósticas o las indicaciones terapéuticas no se corresponden con la afección que padece
el enfermo. Para aceptar que no se ha cometido un error médico debe establecerse
de manera clara que el personal a cargo de su atención realizó los procedimientos sin
cometer imprudencia, negligencia, impericia ni incumplió normas o procedimientos de
obligatorio cumplimiento previamente establecidos para la atención referida. De haber
cometido alguno de estos, se consideraría que efectuó una falta médica.
También debe haber utilizado los recursos que las ciencias médicas ponen a su alcance,
y demostrado dominio actualizado de los conocimientos necesarios para su desempeño
profesional con independencia del lugar geográfico en que se encuentre trabajando.
Las causas que dan origen a un error médico pueden ser variadas. En ocasiones, la
complejidad del diagnóstico tiene su origen en la diversidad de las formas clínicas de una
enfermedad determinada, el paralelismo de signos y síntomas, en otras, las afecciones poco
frecuentes o no habituales en determinado medio, región o país. La experiencia es un factor
determinante que obliga a reconocer las limitaciones personales que pueda tener el personal
en las diferentes etapas de su formación y capacitación. Un factor que favorece que esto no
Capítulo 3. Ética médica y bioética 31

ocurra es el trabajo en equipo, el trabajo colectivo, que facilita la oportuna consulta cuando
aflore cualquier duda que debe enfrentarse con humildad y sin falso orgullo. Igual pueden
influir el exceso de confianza o la inseguridad. Desde el punto de vista institucional, pueden
intervenir deficiencias administrativas o el déficit de medios auxiliares.
En Cuba, cuando se presenta una situación determinada que puede constituir un error
médico o exista la posibilidad de responsabilidad o falta médica (abordada en el capítulo
Derecho médico), está previsto se realice una investigación por una Comisión Médica que,
después de realizar los pasos previstos en la metodología creada al efecto, se pronuncie
precisando su criterio de si se trata de un error médico o de una falta médica. En caso de
error, la administración debe organizar su análisis en el colectivo que corresponda para
que, mediante la discusión profunda, con actitud crítica y autocrítica, se profundice, y
de forma educativa, el hecho nocivo se transforme en experiencia para el colectivo y los
participantes en el análisis. Si se trata de una falta médica, se deberá dar cuenta a las
autoridades correspondientes en cumplimiento de lo dispuesto en la legislación vigente
(Resolución N.º 458/2019 del Ministro de Salud Pública (Anexo 3.7).
Por su determinada similitud, cabe hacer mención al concepto de iatrogenia, en la
actualidad más conocido como efectos adversos. La iatrogenia, como indica su etimo-
logía (del griego iatro = médico/genia = producir), no es más que el daño secundario,
no querido, que puede tener su origen a partir de la acción u omisión de un profesional
de la salud. Es la consecuencia nociva sufrida por personas sanas o enfermas directa
o indirectamente de acciones u omisiones médicas. Por ejemplo, en una indicación
terapéutica, como malestares originados por la quimioterapia en pacientes con enfer-
medades malignas, trastornos hormonales posteriores a la ablación de los ovarios o
digestivos por la extirpación de una parte del estómago.
La iatrogenia puede ocurrir de forma individual o colectiva. Por un médico o un para-
médico. De manera directa o indirecta, institucional o social.

Dilemas bioéticos
Dilema o disyuntiva es un problema sin solución aparente, cuya salida es también
problemática. Es aquel problema cuya solución plantea un nuevo problema y que sigue
siendo problemático aun después de haberlo resuelto. Los dilemas no se resuelven, en
el mejor de los casos se disuelven.
También se considera como el conflicto de valores o creencias que resulta de una
situación en la que la elección de un bien inevitablemente conlleva la pérdida de otro.
Surge cuando hay dos o más valores morales o principios éticos en conflicto. En la prác-
tica médica asistencial se presentan situaciones que pueden convertirse en verdaderos
conflictos y engendrar dilemas de carácter ético.
32 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Dilemas bioéticos al comienzo de la vida


En la etapa del comienzo de la vida existen situaciones relacionadas con la reproduc-
ción que pueden dar origen a situaciones dilemáticas. Los descubrimientos científicos
y técnicos que se han introducido en el área de la reproducción humana, tales como la
reproducción asistida, la maternidad subrogada y la ingeniería genética han dado origen
a múltiples problemas éticos que requieren de un adecuado enfoque.

Reproducción asistida
La reproducción asistida tiene dos modalidades, la inseminación artificial y
la fecundación in vitro. La inseminación artificial consiste en colocar en el útero
los espermatozoides seleccionados previamente de una muestra. Los esperma-
tozoides pueden ser de la pareja y es la llamada inseminación artificial conyugal,
o de un banco de semen, que se le denomina inseminación artificial de donante.
La fecundación in vitro es una técnica por la cual la fecundación de los ovocitos por los
espermatozoides, se realiza fuera del cuerpo de la madre. El ovocito fecundado (preem-
brión) puede entonces ser transferido al útero y continuar su desarrollo hasta el parto.

Maternidad subrogada
La maternidad subrogada, gestación subrogada, gestación por sustitución, vientre de
alquiler o subrogación, es la práctica por la que una mujer acepta quedar embarazada,
llevar la gestación a término y dar a luz a un niño; todo ello, para otra persona o pareja,
las cuales son o se convierten en progenitores del niño. Sucede, cuando una mujer está
embarazada y posteriormente va a dar a luz, no obstante, el bebé pertenece tanto desde
la genética como de forma legal a otros padres.
Para alcanzar el estado de gestación, la madre subrogada, gestacional o portadora
(como se suele llamar en algunas ocasiones), se utilizan técnicas como la fecundación
in vitro, o la inseminación artificial, la elección de una técnica u otra depende del caso
particular.
Los tipos de maternidad subrogada que existen se diferencian en función del objetivo
de la propia madre que aporta el vientre, y el factor monetario que exista de por medio.
También se puede categorizar en función de la composición genética del propio bebé (es
decir, las personas que aportan tanto el óvulo como el espermatozoide). De esta forma,
la maternidad subrogada puede ser de dos tipos:
–– Tradicional: La madre gestacional aporta su propio óvulo, pero el padre proviene de la
subrogación o de un donante. En este caso, el bebé se suele concebir por inseminación
artificial o fecundación in vitro.
–– Gestacional: Tanto el óvulo como el espermatozoide son aportados por la pareja que
solicita la subrogación. La mujer embarazada no tiene ninguna relación genética con
el bebé.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 33

Ingeniería genética
La ingeniería genética es una ciencia que manipula de manera directa el genoma de
un ser vivo, por medio de un conjunto de técnicas que aíslan, multiplican y modifican
los genes del individuo con el fin de su estudio y beneficio. Son técnicas capaces de
actuar directamente sobre el material genético, y sobre las estructuras y mecanismos
moleculares responsables de transmitir los caracteres hereditarios.
Con la manipulación genética y el conocimiento que ofrece la secuenciación de todo el
genoma humano, la medicina se transformará en una ciencia predictiva o genómica, plan-
teándose nuevos dilemas y conflictos éticos. El uso indiscriminado de la manipulación
genética, sin una normativa ética, implica un grave peligro para el patrimonio genético,
la diversidad humana, la heterogeneidad, el derecho a la vida y a la identidad personal.
La clonación (del griego retoño, rama). Copia idéntica de un organismo a partir de su
ADN. Puede definirse como el proceso por el que se consiguen, de forma asexual, copias
idénticas de un organismo, célula o molécula ya desarrollado.
También pueden dar lugar a dilemas éticos los procesos de congelación y desconge-
lación de los embriones sobrantes de la fecundación in vitro, para su posterior utilización,
y la producción de células madre embrionarias obtenidas de embriones sobrantes de la
fecundación in vitro o de embriones generados por clonación.

Dilemas bioéticos en el transcurso de la vida


En la práctica médica habitual de atención al adulto se generan situaciones que pueden
dar origen a dilemas éticos, tanto en el campo de la medicina intensiva, la cirugía o la
psiquiatría, sobre todo en el internamiento de los enfermos mentales.
La ocurrencia de conflictos éticos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) es muy
frecuente, lo que evidencia que los profesionales que allí trabajan enfrentan situaciones
difíciles. El primero de estos dilemas, que puede preverse, comienza con la toma de de-
cisión acerca de si el paciente ingresa o no en la unidad de cuidados intensivos. Este es
uno de los dilemas fundamentales, ya que constituye una forma de limitación del esfuerzo
terapéutico, por lo que esta decisión no debe tomarse teniendo en cuenta solo el criterio de
una persona, sino un criterio colegiado entre todos los factores que tengan que ver con la
atención de este tipo de enfermo; criterios que, a su vez, deben ser revisados y analizados
de manera sistemática y estar abiertos a cambios e interpretaciones individuales según
la situación específica de cada paciente. En esos momentos, es importante conocer el
concepto de paciente crítico, que es aquel con la necesidad de un manejo especializado
y continuo que requiere aplicación de soportes vitales de manera inmediata o probable.
Su afección evoluciona con probabilidades reales de regresión.
Objetivos principales en la atención a un paciente crítico:
–– Mantener una vida de calidad.
–– Aliviar el sufrimiento.
–– Evitar riesgos al paciente.
34 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– Restaurar la salud.
–– Respetar los derechos de los pacientes.

Otro problema ético es el cuestionamiento de si existe diferencia, desde el punto


de vista moral, entre no iniciar un procedimiento de sostén de funciones vitales y el
suspenderlo después de comenzada su aplicación por considerarlo inútil; también, lo
relativo al tipo de medidas que pueden ser omitidas o retiradas en razón de su utili-
dad, si existe el criterio unánime de la imposibilidad de recuperación de un enfermo.
No cabe duda de que aunque la ética no aporte las respuestas definitivas, es muy útil al
momento de tomar la decisión adecuada. El elemento básico de la formación clínica en
urgencias es el aprendizaje en la toma de decisiones racionales, tanto de tipo técnico
como ético.
La cirugía es una actividad intervencionista fundamentada en la responsabilidad del
conocimiento, apoyada en las ciencias cognitivas, gobernada por el razonamiento y lle-
vada a cabo bajo los principios de la ética. En la práctica quirúrgica es relevante obtener
información actualizada sobre los métodos y estándares para mejorar la calidad de la
atención y evitar errores, estos son considerados imperativos profesionales y científicos.
Los dilemas éticos actuales del ejercicio quirúrgico requieren del análisis de los prin-
cipios éticos y morales, con la finalidad de avanzar en la autorrealización del ejercicio
profesional, procurando así el bienestar del profesional y de sus pacientes.
El internamiento involuntario hospitalario del paciente psiquiátrico da origen a dilemas
éticos y legales. Si bien son notorias y manifiestas las reformas que en los últimos tiempos
ha experimentado la asistencia sanitaria al paciente mental, todavía existe la necesidad
de rediseñar estrategias coherentes y nuevas reflexiones para lo que es ineludible reforzar
las medidas legislativas que garanticen la sostenibilidad de estas, y una actitud diferente
por parte del mundo sanitario. De este modo se hace preciso elaborar protocolos que
reflejen una mejor funcionalidad del sistema y eliminar situaciones conflictivas.
Igualmente es útil el alcanzar consensos que permitan resoluciones ante los conflictos
éticos, como el empleo de mecanismos de sustitución de la voluntad del paciente frente
a la aplicación del tratamiento o hasta qué punto la autoridad judicial y el otorgamiento
de la autorización para el internamiento, justifica este como única opción terapéutica con
prioridad respecto al principio de autonomía de un paciente mental.

Dilemas bioéticos al final de la vida


Algunos de los grandes dilemas bioéticos que se enfrentan se relacionan con la muer-
te, y pueden estar vinculados al ejercicio de dos pilares de la bioética: la autonomía y la
beneficencia. En muchas ocasiones, estos dilemas se relacionan con el paciente crítico
o con el paciente en estado terminal.
El concepto de paciente crítico se expuso en los dilemas bioéticos en el transcurso de
la vida. El paciente en fase terminal, es aquel con enfermedad avanzada en fase evolutiva
e irreversible con síntomas múltiples, impacto emocional y pérdida de autonomía física;
Capítulo 3. Ética médica y bioética 35

con escasa o nula capacidad de respuesta al tratamiento específico; el pronóstico de


vida limitado a semanas o meses, en un contexto de fragilidad progresiva. Sin criterio de
ingreso en la unidad de cuidados intensivos, salvo como donante de órganos.
A diferencia del paciente crítico, se toma una conducta de procurar evitar cuidados
o tratamientos desproporcionados como ingreso en la unidad de cuidados intensivos,
monitorizaciones y procedimientos invasivos, aplicación de soportes mecánicos, trans-
fusiones de sangre, soportes vasoactivos intravenosos, nutrición parenteral, entre otros.
Requiere sustitución del tratamiento intensivo y considerar un entorno familiar digno
para el paciente.

Muerte digna
La Asociación Médica Mundial aprobó en la Declaración de Venecia (Anexo 3.8):
El Deber del médico: Curar cuando sea posible y aliviar siempre el sufrimiento;
proteger los intereses de este, sin haber ninguna excepción a dicho principio, aun
en caso de enfermedad incurable o de malformación. Se puede aliviar o acortar
el sufrimiento interrumpiendo el tratamiento, con consentimiento del paciente o
familiares. Hay la obligación de asistir al moribundo, proporcionarle medicamentos
necesarios para mitigar la fase final de la enfermedad.

De lo antes expuesto surge la necesidad de esclarecer algunos términos como la


eutanasia, la distanasia o ensañamiento terapéutico, la cacotanasia, la ortotanasia y el
suicidio asistido.
Eutanasia (Eu: bien + Thanatos: muerte). Según la Declaración de la Asociación Médica
Mundial adoptada por la 39.ª Asamblea Médica Mundial Madrid (España), muerte sin sufri-
miento físico, que se provoca con la voluntariedad del paciente. Considerada como muerte
natural, suave, indolora, sin agonía, provocada sin sufrimiento, por agentes adecuados.
El autor se permite aclarar que tiene que ser un médico el que lleve a cabo el proceso.
La eutanasia, es decir, el acto deliberado de poner fin a la vida de un paciente, aunque
sea por voluntad propia o a petición de sus familiares, es no solamente ilegal, también
contrario a la ética. Ello no impide al médico respetar el deseo del paciente de dejar que
el proceso natural de la muerte siga su curso en la fase terminal de su enfermedad.
Los tipos de eutanasia, según el accionar del médico son:
–– Activa directa involuntaria: Muerte provocada por la acción directa del médico sin con-
sentimiento del paciente. Se iguala al homicidio. Paciente competente mentalmente, y
se procede sin consentimiento y sin brindar información. No es legal en ningún sitio.
–– Activa directa voluntaria: Es la muerte inducida directamente por el médico con con-
sentimiento del paciente (aceptada en el nordeste de Australia, Holanda y Bélgica).
Polémica actual, al nivel internacional se considera homicidio.
–– Activa indirecta: Muerte no solicitada, facilitada por efecto indirecto no buscado mé-
dicamente. Es la que se verifica cuando se origina sin la intención de causar la muerte
36 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

del paciente. Según la definición de eutanasia la indirecta no lo sería, pues uno de los
elementos de esta práctica es la provocación intencional de la muerte. En todo caso,
la indirecta se da como resultado de efectuar procedimientos médicos intensos, con
intención terapéutica, que pueden causar la muerte. ​

Distanasia o ensañamiento terapéutico. Consiste en el “encarnizamiento” o “ensaña-


miento” terapéutico mediante el cual se expone al enfermo a una muerte lenta y dolo-
rosa, con agonía prolongada. A pesar de su situación terminal, de agonía y afectado de
una enfermedad grave e irreversible, se inician o mantienen medidas de soporte vital u
otras intervenciones carentes de utilidad clínica, que solo prolongan su vida biológica,
sin posibilidades reales de mejora o recuperación. Surge según los deseos de otros
(familiares, médicos) y no según el verdadero interés del paciente.
Cacotanasia. Es la eutanasia que se impone sin el consentimiento del afectado. La
palabra apunta hacia una “mala muerte” (siendo kakós: malo).
Ortotanasia. También conocida como eutanasia pasiva, se trata de respetar el falle-
cimiento biológico sin actuar para retrasarlo, lo que se considera moral y jurídicamente
correcto. Incluye la práctica de terminar, con el consentimiento del paciente, de su de-
legado o tutor, con tratamientos que sostienen la vida en el enfermo terminal como la
ventilación y nutrición artificial. Se ha sustituido en la terminología práctica por “muerte
digna”, para centrar el concepto en la condición (dignidad) del paciente terminal y no en
la voluntad de morir.
Suicidio asistido. Significa proporcionar a una persona, en forma intencional y con
conocimiento, los medios, procedimientos o ambos necesarios para suicidarse, incluidos
el asesoramiento sobre dosis letales de medicamentos, la prescripción de dichos me-
dicamentos o su suministro. Se plantea como deseo de extinción de muerte inminente
porque la vida ha perdido razón de ser o se ha hecho dolorosamente desesperanzada.
Cabe destacar que en este caso es el paciente el que voluntaria y de manera activa termina
con su vida, de ahí el concepto de suicidio.

Bibliografía
Acosta Sariego, José R. (2009). Los árboles y el bosque. Texto y contexto bioético cubano. La Habana:
Publicaciones Acuario. Centro Félix Varela.
Alonso Mariño, A.L. et al. (2014). Dilemas éticos de las decisiones médicas en cuidados intensivos.
Acta Médica del Centro, 8(1); Disponible en: http://www.revactamedicacentro.sld.cu/index.php/
amc/article/view/43/142
Alonso Menéndez, D. et al. (1979). Ética y Deontología Médica. La Habana: MINSAP Gabinete Central
Docente Metodológico.
Altisent, R. (s/a): La ética clínica en el contexto de la atención primaria. Instituto de Bioética y Ciencias
de la Salud Unidad 2. Curso on line de Ética Clínica en Atención Primaria. https://www.elsevier.
es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-articulo- -S1138359313000476
Amaro Cano, M.C. (2009). Ética Médica y Bioética. La Habana; Editorial Ciencias Médicas.
Cañete, R. et al. (2012). Consentimiento informado: algunas consideraciones actuales. Acta Bioética
18(1), pp. 121-127. http:dx.doi.org/10.4067/S1726-569X2012000100011 
Capítulo 3. Ética médica y bioética 37

Códigos Internacionales (1990). Código de Núremberg. Boletín OPS; (108):625-629.


Colectivo de autores (1994). Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana. Compilación de
temas para la asignatura Filosofía y Salud. La Habana: ISCMV:329.
Colectivo de autores (2017). Temas de Ética Médica; Ministerio de Salud Pública. Instituto Superior
de Ciencias Médicas de La Habana.
Colectivo de autores del MINSAP (1983). Principios de la Ética Médica. La Habana: Ed. Política.
Colectivo de autores del MINSAP (2019). Resolución N.º 458/2019 del Ministerio de Salud Pública
de Cuba sobre Responsabilidad Penal Médica.
Colegio Médico de Cuba (1912). Estatutos, Reglamentos y Código de Moral del Colegio Médico de
Cuba. La Habana: Hourcade Crews.
Gaceta Oficial de la República (1958). Juramento de Honor: Código de Moral y Ética: Reglas de
Etiqueta Profesional del Colegio Médico Nacional. La Habana.
Gaceta Oficial de la República (1958). Juramento de Honor: Código de Moral y Ética: Reglas de
Etiqueta Profesional del Colegio Médico Nacional. La Habana.
Gisbert Calabuig, J.A. (1998) Medicina Legal y Toxicología. 5.ta ed.; Barcelona: Ed. Masson S.A.
González Menéndez, R. (2004). Lo espiritual en el contexto de la relación profesional del equipo de
salud. Educación Médica Superior, 18(1).
González Menéndez, R. (2006). Humanismo, Espiritualidad y Ética Médica. La Habana: Editora Política.
González Menéndez, R. (2011). Humanismo y Gestión de Salud en el Siglo xxi ¿Avanzamos o retro-
cedemos? La Habana: Editorial Ciencias Médicas.
Ibáñez, B. (2018). Internamiento no voluntario del paciente psiquiátrico: normas legales y aspectos
críticos. Medicina de Familia. SEMERGEN, 44: (2)
https://www.researchgate.net/publication/317694384
Instituto de Bioética y Ciencias de la Salud Unidad 2. Curso on line de Ética Clínica en Atención Primaria.
https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-familia-semergen-40-articulo- -S1138359313000476
Lancís y Sánchez, F. (1982). Lecciones de la Medicina Legal. Ciudad de la Habana; Imprenta Minis-
terio de Educación Superior.
Lancís y Sánchez, F. (1999). Medicina Legal. La Habana: Editorial Pueblo y Educación; Editorial
Ciencias Médicas.
León Cellini, C. (1973). Ética en Medicina. Madrid: Ed. Científico-Técnico.
Palavecino Cáceres, A. (2014). Dilemas éticos y jurídicos a propósito del aborto en Chile., Polis
(Santiago) Revista Latinoamericana 2014; 13(38): 521-541. /consultada 4 abr 2019/. Disponible
http://dx.doi.org/10.4067/S0718-65682014000200023
Rodríguez Ortega, G. (2011). Toma de decisiones y dilemas éticos en Cirugía. Cirujano General. 2011
33 (Supl. 2) /consultada 4 abr 2019/ Disponible en: http://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/
resumen.cgi?IDARTICULO=30963
Seliolle Connor, S. y Fuenzalida-Puelma, H. (1990). Bioética: Presentación del número especial. Bo-
letín OPS: 180: 370. /consultada 4 abr 2019/ Disponible en: https://www.google.com/search?q=
&ie=utf-8&oe=utf8&aq=t&rls=org.mozilla: es-ES:official&client=firefox-a&channel=fflb&gws_rd=ssl
Torres Acosta, R. (2001). Glosario de Bioética. La Habana; Publicaciones Acuario Centro Félix Varela.
Vargas Alvarado, E. (1991). Medicina Forense y Deontología Médica. México: Trillas.
38 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Anexos: Códigos y declaraciones


Anexo 3.1. Juramento de Hipócrates
Juro por Apolo, médico, por Esculapio, Higía y Panacea y pongo por testigos a todos
los dioses y diosas, de que he de observar el siguiente juramento, que me obligo a
cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y mi inteligencia.
Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a los autores de mis días,
partiré con ellos mi fortuna y los socorreré si lo necesitaren; trataré a sus hijos como a
mis hermanos y si quieren aprender la ciencia, se la enseñaré desinteresadamente y sin
ningún género de recompensa.
Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis hijos,
a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que
determine la ley médica, y a nadie más.
Estableceré el régimen de los enfermos de la manera que les sea más provechosa
según mis facultades y a mí entender, evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a
pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa seme-
jante; me abstendré de aplicar a las mujeres pesarios abortivos.
Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza. No ejecutaré la talla,
dejando tal operación a los que se dedican a practicarla.
En cualquier casa donde entre, no llevaré otro objetivo que el bien de los enfermos;
me libraré de cometer voluntariamente faltas injuriosas o acciones corruptoras y evitaré
sobre todo la seducción de mujeres u hombres, libres o esclavos.
Guardaré secreto sobre lo que oiga y vea en la sociedad por razón de mi ejercicio y
que no sea indispensable divulgar, sea o no del dominio de mi profesión, considerando
como un deber el ser discreto en tales casos.
Si observo con fidelidad este juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida
y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga
sobre mí la suerte contraria.
(Versión del griego, por el R.P. Manuel Briceño Jáuregui, S.J.)

Anexo 3.2. Código de Núremberg


Tribunal Internacional de Núremberg, 1947

Experimentos médicos permitidos:


Son abrumadoras las pruebas que demuestran que algunos tipos de experimentos mé-
dicos en seres humanos, cuando se mantienen dentro de límites bien definidos, satisfacen
‒generalmente‒ la ética de la profesión médica. Los protagonistas de la práctica de expe-
rimentos en humanos justifican sus puntos de vista basándose en que tales experimentos
dan resultados provechosos para la sociedad, que no pueden ser procurados mediante
Capítulo 3. Ética médica y bioética 39

otros métodos de estudio. Todos están de acuerdo, sin embargo, en que deben conservarse
ciertos principios básicos para poder satisfacer conceptos morales, éticos y legales:
1. El consentimiento voluntario del sujeto humano es absolutamente esencial. Esto quiere
decir que la persona implicada debe tener capacidad legal para dar su consentimiento;
que debe estar en una situación tal que pueda ejercer su libertad de escoger, sin la
intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño, coacción o algún otro
factor coercitivo o coactivo; y que debe tener el suficiente conocimiento y comprensión
del asunto en sus distintos aspectos para que pueda tomar una decisión consciente.
Esto último requiere que antes de aceptar una decisión afirmativa del sujeto que va a
ser sometido al experimento hay que explicarle la naturaleza, duración y propósito de
este, el método y las formas mediante las cuales se llevará a cabo, todos los inconve-
nientes y riesgos que pueden presentarse, y los efectos sobre su salud o persona que
puedan derivarse de su participación en el experimento.
El deber y la responsabilidad de determinar la calidad del consentimiento recaen en la
persona que inicia, dirige, o implica a otro en el experimento. Es un deber personal y
una responsabilidad que no puede ser delegada con impunidad a otra persona.
2. El experimento debe realizarse con la finalidad de obtener resultados fructíferos para
el bien de la sociedad que no sean asequibles mediante otros métodos o medios de
estudio, y no debe ser de naturaleza aleatoria o innecesaria.
3. El experimento debe diseñarse y basarse en los resultados obtenidos mediante la
experimentación previa con animales y el pleno conocimiento de la historia natural
de la enfermedad o del problema en estudio, de modo que los resultados anticipados
justifiquen la realización del experimento.
4. El experimento debe ser conducido de manera tal que evite todo sufrimiento o daño
innecesario físico o mental.
5. No debe realizarse experimento alguno cuando hay una razón a priori para suponer que
puede ocurrir la muerte o una lesión irreparable; excepto, quizá, en los experimentos
en los que los médicos investigadores son también sujetos de experimentación.
6. El riesgo tomado no debe exceder nunca el determinado por la importancia humanitaria
del problema que ha de resolver el experimento.
7. Se deben tomar las precauciones adecuadas y disponer de las instalaciones óptimas
para proteger al sujeto implicado de las posibilidades incluso remotas de lesión, inca-
pacidad o muerte.
8. El experimento debe ser conducido únicamente por personas científicamente califica-
das. En todas las fases del experimento se requiere la máxima precaución y capacidad
técnica de los que lo dirigen o toman parte en este.
9. Durante el curso del experimento el sujeto humano deber tener la libertad de poder
finalizarlo si llega a un estado físico o mental en el que la continuación del experimento
le parece imposible.
10. En cualquier momento durante el curso del experimento el científico que lo realiza
debe estar preparado para interrumpirlo si tiene razones para creer “en el ejercicio de
40 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

su buena fe, habilidad técnica y juicio cuidadoso” que la continuación del experimento
puede provocar lesión incapacidad o muerte al sujeto en experimentación.
(Traducción adaptada de Mainetti (1989), Ética médica, Quirón, La Plata, Argentina).

Anexo 3.3. Declaración de Helsinki de la Asamblea


Médica Mundial: Principios éticos
para las investigaciones médicas en seres humanos
Adoptada por la 18.ª Asamblea Médica Mundial (AMM), Helsinki, Finlandia, junio 1964
y enmendada por la 29.ª Asamblea Médica Mundial, Tokio, Japón, octubre 1975.
35.ª Asamblea Médica Mundial, Venecia, Italia, octubre 1983.
41.ª Asamblea Médica Mundial, Hong Kong, septiembre 1989.
48.ª Asamblea General Somerset West, Sudáfrica, octubre 1996.
52.ª Asamblea General, Edimburgo, Escocia, octubre 2000.
Nota de Clarificación, agregada por la Asamblea General de la AMM, Washington 2002.
Nota de Clarificación, agregada por la Asamblea General de la AMM,  Tokio 2004.
59.ª Asamblea General, Seúl, Corea, octubre 2008.
64.ª Asamblea General, Fortaleza, Brasil, octubre 2013.

Introducción:
1. La Asociación Médica Mundial (AMM) ha promulgado la Declaración de Helsinki como
una propuesta de principios éticos para investigación médica en seres humanos, in-
cluida la investigación del material humano y de información identificables.
La Declaración debe ser considerada como un todo y un párrafo debe ser aplicado con
consideración de todos los otros párrafos pertinentes.
2. Conforme al mandato de la AMM, la Declaración está destinada principalmente a
los médicos. La AMM insta a otros involucrados en la investigación médica en seres
humanos a adoptar estos principios.

Principios generales:
3. La Declaración de Ginebra de la Asociación Médica Mundial vincula al médico con
la fórmula “velar solícitamente y ante todo por la salud de mi paciente”, y el Código
Internacional de Ética Médica afirma que: “El médico debe considerar lo mejor para el
paciente cuando preste atención médica.”
4. El deber del médico es promover y velar por la salud, bienestar y derechos de los pa-
cientes, incluidos los que participan en investigación médica. Los conocimientos y la
conciencia del médico han de subordinarse al cumplimiento de ese deber.
5. El progreso de la medicina se basa en la investigación que, en último término, debe
incluir estudios en seres humanos.
6. El propósito principal de la investigación médica en seres humanos es comprender
las causas, evolución y efectos de las enfermedades y mejorar las intervenciones
Capítulo 3. Ética médica y bioética 41

preventivas, diagnósticas y terapéuticas (métodos, procedimientos y tratamientos).


Incluso, las mejores intervenciones probadas deben ser evaluadas continuamente
a través de la investigación para que sean seguras, eficaces, efectivas, accesibles y
de calidad.
7. La investigación médica está sujeta a normas éticas que sirven para promover y ase-
gurar el respeto a todos los seres humanos y para proteger su salud y sus derechos
individuales.
8. Aunque el objetivo principal de la investigación médica es generar nuevos conocimien-
tos, este objetivo nunca debe tener primacía sobre los derechos y los intereses de la
persona que participa en la investigación.
9. En la investigación médica, es deber del médico proteger la vida, la salud, la dignidad,
la integridad, el derecho a la autodeterminación, la intimidad y la confidencialidad de la
información personal de las personas que participan en investigación. La responsabili-
dad de la protección de las personas que toman parte en la investigación debe recaer
siempre en un médico u otro profesional de la salud y nunca en los participantes en la
investigación, aunque hayan otorgado su consentimiento.
10. Los médicos deben considerar las normas y estándares éticos, legales y jurídicos para
la investigación en seres humanos en sus propios países, al igual que las normas y
estándares internacionales vigentes. No se debe permitir que un requisito ético, legal o
jurídico nacional o internacional disminuya o elimine cualquiera medida de protección
para las personas que participan en la investigación establecida en esta Declaración.
11. La investigación médica debe realizarse de manera que reduzca al mínimo el posible
daño al medio ambiente.
12. La investigación médica en seres humanos debe ser llevada a cabo solo por perso-
nas con la educación, formación y calificaciones científicas y éticas apropiadas. La
investigación en pacientes o voluntarios sanos necesita la supervisión de un médico
u otro profesional de la salud competente y calificado apropiadamente.
13. Los grupos que están subrepresentados en la investigación médica deben tener un
acceso apropiado a la participación en la investigación.
14. El médico que combina la investigación médica con la atención médica debe invo-
lucrar a sus pacientes en la investigación solo en la medida en que esto acredite un
justificado valor potencial preventivo, diagnóstico o terapéutico y si el médico tiene
buenas razones para creer que la participación en el estudio no afectará de manera
adversa la salud de los pacientes que toman parte en la investigación.
15. Se debe asegurar compensación y tratamiento apropiados para las personas que son
dañadas durante su participación en la investigación.

Riesgos, costos y beneficios:


16. En la práctica de la medicina y de la investigación médica, la mayoría de las interven-
ciones implican algunos riesgos y costos.
42 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

La investigación médica en seres humanos solo debe realizarse cuando la importancia


de su objetivo es mayor que el riesgo y los costos para la persona que participa en la
investigación.
17. Toda investigación médica en seres humanos debe ser precedida de una cuida-
dosa comparación de los riesgos y los costos para las personas y los grupos que
participan en la investigación, en comparación con los beneficios previsibles para
ellos y para otras personas o grupos afectados por la enfermedad que se investiga.
Se deben implementar medidas para reducir al mínimo los riesgos. Los riesgos deben
ser monitoreados, evaluados y documentados continuamente por el investigador.
18. Los médicos no deben involucrarse en estudios de investigación en seres humanos a
menos de que estén seguros de que los riesgos han sido adecuadamente evaluados
y que es posible hacerles frente de manera satisfactoria.
Cuando los riesgos que implican son más importantes que los beneficios esperados o
si existen pruebas concluyentes de resultados definitivos, los médicos deben evaluar
si continúan, modifican o suspenden inmediatamente el estudio.

Grupos y personas vulnerables:


19. Algunos grupos y personas sometidas a la investigación son particularmente vulne-
rables y pueden tener más posibilidades de sufrir abusos o daño adicional.
Todos los grupos y personas vulnerables deben recibir protección específica.
20. La investigación médica en un grupo vulnerable solo se justifica si la investigación
responde a las necesidades o prioridades de salud de este grupo y la investigación no
puede realizarse en un grupo no vulnerable. Además, este grupo podrá beneficiarse
de los conocimientos, prácticas o intervenciones derivadas de la investigación.

Requisitos científicos y protocolos de investigación:


21. La investigación médica en seres humanos debe conformarse con los principios cien-
tíficos generalmente aceptados y debe apoyarse en un profundo conocimiento de la
bibliografía científica, en otras fuentes de información pertinentes, así como en experi-
mentos de laboratorio correctamente realizados y en animales, cuando sea oportuno.
Se debe cuidar también del bienestar de los animales utilizados en los experimentos.
22. El proyecto y el método de todo estudio en seres humanos deben describirse clara-
mente y ser justificados en un protocolo de investigación.
El protocolo debe hacer referencia siempre a las consideraciones éticas que fueran
del caso y debe indicar cómo se han considerado los principios enunciados en esta
Declaración. El protocolo debe incluir información sobre financiamiento, patrocina-
dores, afiliaciones institucionales, posibles conflictos de interés e incentivos para las
personas del estudio y la información sobre las estipulaciones para tratar o compensar
a las personas que han sufrido daños como consecuencia de su participación en la
investigación.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 43

En los ensayos clínicos, el protocolo también debe describir los arreglos apropiados
para las estipulaciones después del ensayo.
Comités de ética de investigación:
23. El protocolo de la investigación debe enviarse, para consideración, comentario, con-
sejo y aprobación al comité de ética de investigación pertinente antes de comenzar
el estudio. Este comité debe ser transparente en su funcionamiento, debe ser inde-
pendiente del investigador, del patrocinador o de cualquier otro tipo de influencia
indebida y debe estar debidamente calificado. El comité debe considerar las leyes y
reglamentos vigentes en el país donde se realiza la investigación, como también las
normas internacionales vigentes, pero no se debe permitir que estas disminuyan o
eliminen ninguna de las protecciones para las personas que participan en la investi-
gación establecidas en esta Declaración.
El comité tiene el derecho de controlar los ensayos en curso. El investigador tiene la
obligación de proporcionar información del control al comité, en especial sobre todo
incidente adverso grave. No se debe hacer ninguna enmienda en el protocolo sin la
consideración y aprobación del comité. Después que termine el estudio, los investiga-
dores deben presentar un informe final al comité con un resumen de los resultados y
conclusiones del estudio.

Privacidad y confidencialidad:
24. Deben tomarse toda clase de precauciones para resguardar la intimidad de la persona
que participa en la investigación y la confidencialidad de su información personal.

Consentimiento informado:
25. La participación de personas capaces de dar su consentimiento informado en la
investigación médica debe ser voluntaria. Aunque puede ser apropiado consultar a
familiares o líderes de la comunidad, ninguna persona capaz de dar su consentimiento
informado debe ser incluida en un estudio, a menos que ella acepte libremente.
26. En la investigación médica en seres humanos capaces de dar su consentimiento
informado, cada participante potencial debe recibir información adecuada acerca de
los objetivos, métodos, fuentes de financiamiento, posibles conflictos de intereses,
afiliaciones institucionales del investigador, beneficios calculados, riesgos previsibles
e incomodidades derivadas del experimento, estipulaciones posestudio y todo otro
aspecto pertinente de la investigación. El participante potencial debe ser informado
del derecho de participar o no en la investigación y de retirar su consentimiento en
cualquier momento, sin exponerse a represalias. Se debe prestar especial atención
a las necesidades específicas de información de cada participante potencial, como
también a los métodos utilizados para entregar la información.
Después de asegurarse de que el individuo ha comprendido la información, el médico
u otra persona calificada apropiadamente debe pedir entonces, preferiblemente por
escrito, el consentimiento informado y voluntario de la persona. Si el consentimiento
44 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

no se puede otorgar por escrito, el proceso para lograrlo debe ser documentado y
atestiguado formalmente.
Todas las personas que participan en la investigación médica deben tener la opción
de ser informadas sobre los resultados generales del estudio.
27. Al pedir el consentimiento informado para la participación en la investigación,
el médico debe poner especial cuidado cuando el participante potencial está
vinculado con él por una relación de dependencia o si consiente bajo presión. En
una situación así, el consentimiento informado debe ser pedido por una persona
calificada adecuadamente y que nada tenga que ver con aquella relación.
28. Cuando el participante potencial sea incapaz de dar su consentimiento informado,
el médico debe pedir el consentimiento informado del representante legal. Estas
personas no deben ser incluidas en la investigación que no tenga posibilidades de
beneficio para ellas, a menos que esta tenga como objetivo promover la salud del grupo
representado por el participante potencial y esta investigación no puede realizarse en
personas capaces de dar su consentimiento informado y la investigación implica solo
un riesgo y costo mínimos.
29. Si un participante potencial que toma parte en la investigación considerado incapaz
de dar su consentimiento informado es capaz de dar su asentimiento a participar
o no en la investigación, el médico debe pedirlo, además del consentimiento del
representante legal. El desacuerdo del participante potencial debe ser respetado.
30. La investigación en individuos que no son capaces física o mentalmente de otorgar
consentimiento, por ejemplo, los pacientes inconscientes, se puede realizar solo si
la condición física/mental que impide otorgar el consentimiento informado es una
característica necesaria del grupo investigado. En estas circunstancias, el médico
debe pedir el consentimiento informado al representante legal. Si dicho representante
no está disponible y si no se puede retrasar la investigación, el estudio puede llevar-
se a cabo sin consentimiento informado, siempre que las razones específicas para
incluir a individuos con una enfermedad que no les permite otorgar consentimiento
informado hayan sido estipuladas en el protocolo de la investigación y el estudio
haya sido aprobado por un comité de ética de investigación. El consentimiento para
mantenerse en la investigación debe obtenerse a la brevedad posible del individuo o
de un representante legal.
31. El médico debe informar cabalmente al paciente los aspectos de la atención que
tienen relación con la investigación. La negativa del paciente a participar en una inves-
tigación o su decisión de retirarse nunca debe afectar de manera adversa la relación
médico-paciente.
32. Para la investigación médica en que se utilice material o datos humanos identificables,
como la investigación sobre material o datos contenidos en biobancos o depósitos
similares, el médico debe pedir el consentimiento informado para la recolección,
Capítulo 3. Ética médica y bioética 45

almacenamiento y reutilización. Podrá haber situaciones excepcionales en las que


será imposible o impracticable obtener el consentimiento para dicha investigación. En
esta situación, la investigación solo puede ser realizada después de ser considerada
y aprobada por un comité de ética de investigación.
Uso del placebo:
33. Los posibles beneficios, riesgos, costos y eficacia de toda intervención nueva deben
ser evaluados mediante su comparación con las mejores intervenciones probadas,
excepto en las circunstancias siguientes:
a) Cuando no existe una intervención probada, el uso de un placebo, o ninguna
intervención, es aceptable; o cuando por razones metodológicas científicamente
sólidas y convincentes, sea necesario para determinar la eficacia y la seguridad
de una intervención el uso de cualquier intervención menos eficaz que la mejor
probada, el uso de un placebo o ninguna intervención.
b) Los pacientes que reciben cualquier intervención menos eficaz que la mejor
probada, el placebo o ninguna intervención, no correrán riesgos adicionales
de daño grave o irreversible como consecuencia de no recibir la mejor inter-
vención probada.
Se debe tener muchísimo cuidado para evitar abusar de esta opción.

Estipulaciones posensayo:
34. Antes del ensayo clínico, los auspiciadores, investigadores y los gobiernos de los
países anfitriones deben prever el acceso posensayo a todos los participantes que
todavía necesitan una intervención que ha sido identificada como beneficiosa en el
ensayo. Esta información también se debe proporcionar a los participantes durante
el proceso del consentimiento informado.

Inscripción y publicación de la investigación y difusión de resultados:


35. Todo estudio de investigación con seres humanos debe ser inscrito en una base de
datos disponible al público antes de aceptar a la primera persona.
36. Los investigadores, autores, auspiciadores, directores y editores todos tienen obligacio-
nes éticas con respecto a la publicación y difusión de los resultados de su investigación.
Los investigadores tienen el deber de tener a la disposición del público los resultados
de su investigación en seres humanos y son responsables de la integridad y exactitud
de sus informes. Todas las partes deben aceptar las normas éticas de entrega de in-
formación. Se deben publicar tanto los resultados negativos e inconclusos como los
positivos o de lo contrario deben estar a la disposición del público. En la publicación se
debe citar la fuente de financiamiento, afiliaciones institucionales y conflictos de inte-
reses. Los informes sobre investigaciones que no se ciñan a los principios descritos en
esta Declaración no deben ser aceptados para su publicación.
46 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Intervenciones no probadas en la práctica clínica:


37. Cuando en la atención de un paciente las intervenciones probadas no existen u otras
intervenciones conocidas han resultado ineficaces, el médico, después de pedir consejo
de experto, con el consentimiento informado del paciente o de un representante legal
autorizado, puede permitirse usar intervenciones no comprobadas, si, a su juicio, ello
da alguna esperanza de salvar la vida, restituir la salud o aliviar el sufrimiento. Tales
intervenciones deben ser investigadas posteriormente a fin de evaluar su seguridad
y eficacia. En todos los casos, esa información nueva debe ser registrada y, cuando
sea oportuno, puesta a disposición del público.
Nota: Los párrafos 26, 27, 28 y 29 han sido revisados editorialmente por el Secretariado
de la AMM el 5 de mayo de 2015.

Anexo 3.4. Principios de la ética médica


Editora política/La Habana, 1983
La constante elevación del nivel de salud de nuestro pueblo constituye uno de los
fines de la nueva sociedad que construimos.
La gigantesca obra desplegada por la revolución en el campo de la salud aparece
justamente entre sus primeros y más importantes conquistas de unánime reconoci-
miento mundial.
El objetivo de mantener y preservar la salud del pueblo deviene una permanente tarea
priorizada de nuestro país, al mismo tiempo que nuestra experiencia médica se extiende,
también, al terreno de la ayuda internacionalista a otros países.
Estos éxitos significan un legítimo honor para los trabajadores de la medicina, que nos
sentimos dignificados por el respeto y la confianza de nuestro pueblo.
Nuestra actuación en el cumplimiento del deber solo puede responder a los principios
éticos de la moral comunista, expresión de los intereses de la clase obrera y del pueblo
en general.
La ética médica es una manifestación de la ética en general ‒concepto íntimamente
relacionado con la moral‒ y se refiere, específicamente, a los principios y normas que
rigen la conducta de los profesionales de la salud: médicos, estomatólogos y otros
profesionales vinculados al sector, los estudiantes universitarios y de nivel medio de las
especialidades médicas, las enfermeras y otros técnicos de la salud.
El carácter socialista de nuestra medicina constituye la base material sobre la que se
sustenta la moral y la ética de los trabajadores de la medicina cubana. Esta engendra
principios éticos radicalmente opuestos ‒de carácter clasista y partidista‒ a la ética
burguesa, ya que:
La medicina y la salud se han llevado al pueblo y a todos los lugares del país.
Nuestra medicina ha sido llevada también a otros pueblos que así lo han requerido,
en cualquier lugar del mundo.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 47

Existe la disposición probada de los trabajadores de la salud de defender la patria


socialista, tanto ofreciendo sus conocimientos médicos en el plano militar como con las
armas directamente, si fuera necesario.
Los trabajadores de la medicina cubana se identifican con la concepción dialéctico-ma-
terialista de los fenómenos naturales y sociales.
Es por ello que en el ejercicio de nuestra función social debemos observar principios
eticomorales de profundo contenido humano, ideológico y patriótico, tales como dedicar
todos nuestros esfuerzos y conocimientos científicos y técnicos al mejoramiento de la
salud del hombre; trabajar, consecuentemente, allí donde la sociedad lo requiera; estar
siempre dispuestos a brindar la atención médica necesaria, con elevado espíritu inter-
nacionalista.
Consecuentemente, nuestra conducta en relación con el paciente y sus familiares, con
el resto de los trabajadores del sector y con la sociedad, debe estar basada en la estricta
observancia de los principios éticos siguientes:

En relación con el paciente y sus familiares:


–– Dedicar nuestros esfuerzos a la prevención, recuperación y rehabilitación.
–– Propiciar que solo se realicen en cada paciente los estudios complementarios in-
dispensables para llegar al diagnóstico correcto, eliminando cualquier tendencia a
realizar indicaciones que se aparten de este objetivo y provoquen molestias o peligros
innecesarios a los enfermos.
–– Respetar el decoro, el pudor y la dignidad de las personas bajo nuestra atención.
–– Propiciar una adecuada relación personal con el paciente, que le inspire un estado aní-
mico de seguridad; explicarle su estado de salud y las causas de su enfermedad, con
el tacto y prudencia necesarios, e informarle, oportunamente, las medidas preventivas,
de diagnóstico, de tratamiento y de rehabilitación que debe adoptar, o a las que ha de
ser sometido.
–– Establecer similar relación con los familiares del paciente, informándoles, en cualquier
momento, todos los aspectos relacionados con el manejo de la enfermedad, propiciando
obtener el máximo apoyo y cooperación posibles, en lo relacionado con la prevención,
curación o rehabilitación de su familiar.
–– Escuchar las preocupaciones y dificultades del paciente y sus familiares, darles la
atención requerida y esforzarnos por viabilizar las soluciones posibles.
–– Utilizar, en todo momento de nuestras relaciones con los pacientes y sus familiares,
un lenguaje claro, sencillo y comprensible, erradicando cualquier expresión soez o de
mal gusto.
–– Conservar el secreto profesional, teniendo en cuenta los intereses del paciente,
siempre que ello no ocasione un perjuicio social ni ponga en peligro la salud de otras
personas.
48 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– No divulgar aspectos de la enfermedad que puedan estar relacionados con la vida


íntima del paciente o sus familiares.
–– Al publicar los resultados de observaciones y de experiencias, para contribuir a la
protección y mejoramiento de la salud y el avance científico-técnico de las ciencias
médicas, hay que tener en cuenta que la información no debe perjudicar la integridad
psíquica y moral del paciente u otras personas, ni los intereses de la sociedad.
–– Mantener, en los casos de enfermedades de curso fatal, absoluta o relativa reserva
sobre el diagnóstico y pronóstico en relación con el paciente y seleccionar a quien se
debe dar esa información con el tacto necesario.
–– Tratar, en la práctica médica cotidiana, de indicar los medicamentos básicos y esen-
ciales que existan en el país, a fin de evitar dificultades e inquietudes en la población
con la prescripción de marcas o productos similares no disponibles.
–– Obtener, antes de aplicar cualquier medida diagnóstica o terapéutica, que pueda signi-
ficar un alto riesgo para el paciente, su consentimiento o el de sus familiares, excepto
en los casos de fuerza mayor.
–– Evitar y combatir cualquier tendencia a la complacencia en la emisión de recetas, indica-
ciones de investigaciones, elaboración de certificados médicos u otras prescripciones
que, sin una necesidad real, solo vayan dirigidos a satisfacer demandas injustificadas
de los pacientes.
–– Antes de proceder a realizar la necropsia o la práctica de operaciones en cadáveres
con fines de segregar órganos, tejidos o fracción de ellos, debe asegurarse que estos
actos sean rodeados del respeto y garantía propios de actividades del más alto valor
científico-técnico.
–– Atender, de forma solícita y benévola, a toda persona que recabe nuestros servicios, sin
mostrar prisa o indiferencia hacia sus padecimientos, ni hacer comentarios indiscretos
en su presencia.
–– Evitar que lleguen a manos de los pacientes o de sus familiares las historias clínicas,
informes de laboratorio, o cualquier otro documento médico que pueda darles indebida
o perjudicial información.
–– Garantizar que no se interrumpa la asistencia del paciente, en los casos que se requiera
su traslado a otra área de servicio o a otro centro.
–– Exigir, de aquellos trabajadores que nos están subordinados, la conducta adecuada ante el
paciente y sus familiares y en el mismo sentido, actuar con aquellos que, aunque no estén
subordinados, intervienen en una u otra forma en el trato a los pacientes.
–– Cuidar de no incurrir en el error médico que resulta de una equivocación, aunque no
exista mala fe, ni elemento de negligencia, despreocupación o ignorancia. Debemos
evitar a toda costa que nuestro trabajo se afecte por el apresuramiento innecesario,
la superficialidad o la rutina.
–– Los errores médicos deben ser conocidos y analizados en las reuniones estrictamente
médicas, con la libertad y profundidad necesarias, que permitan derivar de estas las
experiencias que impidan su repetición.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 49

–– El médico, la enfermera y todo el personal técnico, deben poseer la valentía necesaria


para reconocer sus errores y eliminarlos.

En las relaciones con el resto de los trabajadores de la salud:


–– Mantener, para con nosotros mismos y con los demás profesionales de la salud, una
actitud crítica y autocrítica sobre los asuntos referidos a la relación con los pacientes, al
diagnóstico, asistencia, tratamiento y rehabilitación de estos; cuidar que las opiniones
y criterios se basen en el más profundo análisis científico posible.
–– Evitar indiscreciones que menoscaben el prestigio de otros compañeros o de institu-
ciones del sistema de salud.
–– Poner en conocimiento de las autoridades correspondientes cualquier violación que
nos conste, tanto de estos principios éticos como de los reglamentos establecidos en
las unidades de salud pública.

En las relaciones entre el docente y el educando:


–– El docente debe promover e inculcar los principios éticos, a través de la palabra y el
ejemplo, ante sus alumnos, a la vez que desarrollará el esfuerzo necesario dirigido a
garantizar la adecuada adquisición de conocimientos y habilidades entre estos.
–– Propiciará que las relaciones entre él y sus educandos se enmarquen en la debida
autoridad y respeto que se requieren en la actividad docente.
–– Prestar especial atención a su superación individual, teórica y práctica, como aspecto
esencial para el cumplimiento de sus responsabilidades docentes.
–– Los alumnos realizarán el mayor esfuerzo, dedicación y sacrificio por alcanzar el más
alto nivel de aprendizaje práctico y teórico.
–– Estarán dispuestos a recibir entrenamiento especializado en aquellas disciplinas que
lo demanden, a fin de satisfacer las necesidades de nuestro pueblo y las tareas inter-
nacionalistas que se requieran.

Como parte de la sociedad:


–– Ejercer con altruismo las actividades propias de nuestra esfera de trabajo, subordinando
el interés personal al social.
–– Comportarnos en todo momento con sencillez, modestia, honestidad y dentro de las
reglas de una elevada educación formal y política.
–– Estar siempre en disposición de cumplir las obligaciones que nos corresponden como
ciudadanos, así como aquellas que, por razón del carácter excepcional de nuestro
trabajo, nos exijan el mayor esfuerzo, dedicación y sacrificio.
–– Actualizar y perfeccionar nuestros conocimientos de forma continua, para lograr la
óptima calidad de los servicios que prestamos a la sociedad.
–– Procurar que la información que ofrezcamos con propósitos de divulgación científica
y educativa sea correcta y adecuada, y abstenernos de verter conceptos u opiniones
que puedan alarmar innecesariamente a la ciudadanía.
50 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– Luchar contra aquellos vicios y costumbres que afectan la promoción de salud de nuestra
sociedad y entre estas, el hábito de fumar, la obesidad y el sedentarismo, procurando
en esta labor ofrecer el máximo de ejemplo personal ante los pacientes.
–– Mantener en todo momento un porte y aspecto personal acordes con nuestras costum-
bres y moral comunistas, cumpliendo, además, con las normas de vestuario vigentes
en las diferentes áreas de trabajo de las unidades asistenciales.

Estos principios y normas se sustentan en nuestra plena identificación con la con-


cepción materialista y científica del mundo, y con el carácter clasista de nuestra función
social y científica. La transgresión de cualquiera de ellos constituye una falta a los deberes
morales que integran nuestra ética médica revolucionaria y socialista.
Tales faltas deben ser conocidas, analizadas y corregidas a través de las vías y me-
canismos idóneos, cuyo establecimiento corresponde al Ministerio de Salud Pública y al
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud.
Los profesionales, los estudiantes de las especialidades médicas y otros técnicos me-
dio de la salud, reunidos en las asambleas convocadas al efecto en todo el país, hemos
discutido y aprobado estos principios de la ética médica.

Anexo 3.5. Resolución Ministerial N.o 138/2009


del Ministerio de Salud Pública de la República de Cuba
POR CUANTO: La Constitución de la República de Cuba, proclamada el 24 de febrero
de 1976 y reformada el 26 de junio de 2002, por el Acuerdo N.o V-74 del órgano supremo
de poder del Estado, en sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular,
en su Preámbulo se declara la voluntad de los ciudadanos cubanos de que la ley de leyes
de la República esté presidida por el profundo anhelo, al fin logrado, de José Martí: “Yo
quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad
plena del hombre” y este Preámbulo, así como los Principios de la Ética Médica, aproba-
dos por el Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y publicados
por la Editora Política el 26 de febrero de 1983, constituyen las bases de la concepción
ética de nuestra Salud Pública socialista, enriquecida en la realidad cotidiana de la
prestación de los servicios, la docencia y la investigación en nuestro sector.
POR CUANTO: La Ley N.o 41 “De la Salud Pública”, del 13 de julio de 1983, en el
artículo 3 de su Capítulo I “Disposiciones Generales”, establece que el Ministerio de Salud
Pública tiene a su cargo la rectoría metodológica, técnica y científica, en la prestación
de los servicios y regula el ejercicio de la medicina y de las actividades que le son afines,
fijando las condiciones, requisitos y limitaciones de estas; y la organización de la salud
pública y la prestación de los servicios que a ella corresponde en nuestra sociedad so-
cialista se basa, tal y como se dispone, en el inciso c) del artículo 4, en el carácter social
del ejercicio de la medicina, de acuerdo con los principios de la moral socialista y de la
ética médica establecida.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 51

POR CUANTO: El Acuerdo para el control administrativo, número 2817, del Comité
Ejecutivo del Consejo de Ministros, del 25 de noviembre de 1994, adoptado de con-
formidad con las Disposiciones Finales Sexta y Séptima del Decreto-Ley N.o 147 “De
la Reorganización de los Organismos de la Administración Central del Estado, del 21
de abril de 1994, establece los deberes, atribuciones y funciones comunes de los
Organismos de la Administración Central del Estado, correspondiendo a sus jefes, a
tenor de lo dispuesto en el numeral 4, del apartado Tercero “Dictar en el límite de sus
facultades y competencia, reglamentos, resoluciones y otras disposiciones de obligatorio
cumplimiento para el sistema del organismo; y en su caso, para los demás organismos, los
órganos locales del poder popular, las entidades estatales, el sector cooperativo, mixto,
privado y la población.”
POR CUANTO: Mediante la Resolución Ministerial N.o 8, del 10 de febrero de 2005,
se dispone fortalecer el trabajo de las Comisiones de Ética Médica al nivel de unidad,
provincia y nación.
POR CUANTO: El impetuoso desarrollo de los Programas de la Revolución en este Sec-
tor requieren a la vez, de un amplio y sistemático trabajo de educación ética y actuación
moral con todos los profesionales, técnicos, estudiantes y trabajadores en general, que
garantice a cada ciudadano que necesite de nuestros servicios recibir, en primer lugar,
una atención de alta calidad, dentro de los elevados valores morales que caracterizan a
la Salud Pública cubana.
POR CUANTO: El propósito de continuar desarrollando las bases metodológicas de
nuestro Sistema Nacional de Salud y promover aún más el humanismo en nuestro encargo
social, hace necesario perfeccionar las funciones de las Comisiones de Ética Médica, así
como modificar su composición y funcionamiento.
POR CUANTO: Por Acuerdo del Consejo de Estado, de fecha 27 de mayo de 2004, se
designó al que resuelve, Ministro de Salud Pública.
POR TANTO: En el ejercicio de las facultades que me están conferidas, Resuelvo:
PRIMERO: Reorganizar las Comisiones de Ética Médica al nivel de unidad, municipio,
provincia y nación, teniendo como premisa que las integren profesionales y técnicos
de distintas disciplinas de la salud, así como otros profesionales de las ciencias huma-
nísticas que se desempeñan en el sector salud y otros trabajadores prestigiosos, que
mantengan una destacada conducta laboral y social y que tengan el reconocimiento de
sus respectivos colectivos por su trayectoria y actitud mantenidas. Sus miembros han
de ser un magisterio vivo de los valores éticos que rigen la práctica de la salud pública
cubana y deberán influir en este sentido, directa y sistemáticamente, con el colectivo de
trabajadores de su centro.
SEGUNDO: Las Comisiones de Ética Médica se crean en las unidades del Sistema
Nacional de Salud que prestan servicios a la población.
TERCERO: Las unidades del Sistema Nacional de Salud que prestan servicios a la po-
blación, a los efectos de la aplicación de esta Resolución, son las siguientes:
52 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

a) Hospitales.
b) Institutos de investigación con atención hospitalaria.
c) Policlínicos.
d) Clínicas estomatológicas.
e) Instituciones del Sistema Integrado de Urgencia Médica.
f) Centros de atención integral al diabético.
g) Hogares maternos.
h) Centros de genética médica.
i) Unidades de seguridad acuática.
j) Sanatorios especializados.
k) Unidades de extracción de sangre, tales como bancos de sangre, centros de ex-
tracción de sangre y servicios de sangre.
l) Hogares de ancianos.
m) Casas de abuelos.
n) Centros médicos psicopedagógicos.
o) Instituto de Medicina legal.
p) Centros provinciales de medicina legal.
q) Farmacias.
r) Centros provinciales de higiene, epidemiología y microbiología.
s) Centros municipales de higiene, epidemiología y microbiología.
t) Unidades municipales de higiene y epidemiología.
u) Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología.
v) Instituto Nacional de Nutrición e Higiene de los Alimentos.
CUARTO: Las Comisiones de Ética Médica se integran por un Presidente, un Se-
cretario y un número impar de miembros que no debe de exceder de 9, en las unidades y
direcciones municipales, y de 11 en las provinciales. La Comisión Nacional se constituye
con un presidente, vicepresidente, secretario y un número impar de miembros que no
debe exceder de 15.
QUINTO: Las funciones de las Comisiones de Ética Médica son las siguientes:
a) Participar, de forma activa, programada y sistemática, en la educación eticomoral
de profesionales, técnicos y trabajadores en general del sector.
b) Establecer relaciones de coordinación con las Universidades de Ciencias Médicas
para el trabajo educativo eticomoral con los estudiantes y docentes.
c) Realizar evaluaciones periódicas, en coordinación con la dirección del centro o
del territorio, del estado de la educación ético-moral en su radio de acción, iden-
tificando los principales problemas que existen en este sentido y proponiendo
medidas para su solución.
d) Asesorar en las decisiones éticas de la práctica asistencial, cuando se solicite
por el Consejo de Dirección del centro, algún profesional, técnico o trabajador
del colectivo correspondiente, así como por los pacientes o sus familiares.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 53

e) Velar por la observancia de los principios éticos previstos para las investigaciones,
los eventos científicos y las publicaciones que se desarrollen a su nivel.
f) Promover el desarrollo de investigaciones y eventos científicos sobre aspectos
de interés relacionados con la ética médica.
g) Velar porque las informaciones y mensajes relacionados con la salud, que apa-
rezcan en los medios masivos de difusión cumplan con los Principios de la Ética
Médica.
h) Dictaminar, cuando se le solicite, sobre la presunta violación de los Principios de
la Ética Médica, previa determinación por la dirección administrativa de que no
ha existido violación de la disciplina. Esta función solo faculta a las Comisiones a
emitir criterios sobre si ha ocurrido o no violación de algunos de estos principios,
absteniéndose de sugerir cualquier tipo de medida, función que corresponde a
las direcciones administrativas institucionales, municipales, provinciales o na-
cionales, según las disposiciones legales establecidas.
SEXTO: Los Directores de las Unidades son los responsables de la creación de las Co-
misiones de Ética Médica y del cumplimiento de sus funciones en el ámbito de su radio
de acción, de conformidad con lo establecido en esta Resolución.
SÉPTIMO: Las Comisiones de Ética Médica establecen relaciones de trabajo con las
instancias correspondientes del Sindicato, la Federación de Estudiantes Universitarios,
la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, las Universidades y Facultades
de Ciencias Médicas y las Sociedades Científicas de la Salud, para la realización de las
acciones educativas que se prevean.
OCTAVO: En las unidades del Sistema Nacional de Salud los integrantes de las Comi-
siones de Ética Médica serán propuestos de mutuo acuerdo, entre la Administración y el
Sindicato, y son aprobados en Asamblea General de Trabajadores del centro. En el caso
de las Comisiones municipales y provinciales, la propuesta será de mutuo acuerdo entre
la Dirección de Salud y el Secretariado del Sindicato de la instancia correspondiente, mien-
tras que la Comisión Nacional es propuesta por el Consejo de Dirección del Ministerio de
Salud Pública y el Secretariado Nacional del Sindicato de la Salud.
NOVENO: Los Presidentes de las Comisiones de Ética Médica son invitados perma-
nentes de los Consejos de Dirección y principales actividades de las instancias de Salud
Pública correspondientes.
DÉCIMO: Los directivos de las distintas instancias del Sistema Nacional de Salud, in-
cluirán, trimestralmente, un punto en el Orden del Día de sus Consejos de Dirección, para
tratar temas éticos que afectan el sistema.
UNDÉCIMO: Las Comisiones de Ética Médica de los diferentes niveles confeccionarán
sus planes de acción anuales, teniendo en cuenta las funciones establecidas en el Apar-
tado Tercero de esta Resolución. Para su confección debe tenerse en cuenta, además,
los problemas planteados por los profesionales, técnicos, estudiantes y trabajadores del
centro, municipio, provincia y nación, las opiniones de las personas que reciben la atención
54 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

de salud, sus familiares, personas de la comunidad y sus líderes informales, así como las
organizaciones políticas y de masas de las instancias correspondientes.
DÉCIMO SEGUNDO: Las Comisiones de Ética Médica rendirán cuenta de la labor reali-
zada anualmente en el Consejo de Dirección del centro o en la instancia de Salud Pública
correspondiente.
DÉCIMO TERCERO: Los análisis realizados en los centros por las Comisiones de Ética
Médica en función de la calidad de los servicios, la docencia y la investigación, serán
presentados, previa coordinación con la dirección sindical correspondiente, en Asamblea
General de Trabajadores. Esta reunión debe constituir un momento importante para mo-
vilizar la conciencia y la acción de todos los trabajadores en torno a esta problemática.
DÉCIMO CUARTO: La Comisión Nacional de Ética Médica asesora metodológicamente
a las comisiones constituidas en los diferentes niveles del Sistema Nacional de Salud, no
existiendo relaciones de subordinación entre estas.
DÉCIMO QUINTO: Cuando se reclame una medida administrativa a la instancia supe-
rior, a partir de una violación dictaminada por la Comisión de Ética Médica actuante, la
instancia superior administrativa podrá consultar a la Comisión de Ética Médica de su
nivel y valorar su opinión.
DÉCIMO SEXTO: En el caso de que la Comisión de Ética Médica de cualquier instancia,
sea consultada y dictamine una violación de los Principios, está en la obligación de brindar
una explicación a los implicados cuando le sea solicitada.
DÉCIMO SÉPTIMO: Los casos que al momento de la entrada en vigor de la presente
Resolución se encuentren en tramitación, continuarán hasta su culminación de acuerdo
a lo dispuesto en la Resolución Ministerial N.o 8, del 10 de febrero de 2005.
DÉCIMO OCTAVO: Se faculta al Viceministro que atiende el Área de la Asistencia Médica
y Social para definir, mediante Instrucción, otros centros asistenciales pertenecientes al
Sistema Nacional de Salud que se consideran Unidades que prestan servicios a la pobla-
ción, a los efectos de la aplicación de esta Resolución.
DÉCIMO NOVENO: Se deroga la Resolución Ministerial N.o 8, del 10 de febrero de 2005.
COMUNÍQUESE a los Viceministros del organismo; a los Directores de Unidades de
Subordinación Nacional; a los Directores Provinciales de Salud; y a cuantas personas
naturales y jurídicas deban conocer de esta.
ARCHÍVESE el original en la Dirección Jurídica del organismo.
DADA en el Ministerio de Salud Pública, en la Ciudad de La Habana, a los 15 días del
mes de julio de 2009.
CERTIFICO: Que es copia fiel del original que obra en los archivos de esta Dirección
Jurídica. 7 de julio de 2009.

Dr. José Balaguer Cabrera


Ministro de Salud Pública

Lic. Tania María García Cabello


Directora Jurídica
Capítulo 3. Ética médica y bioética 55

Anexo 3.6. Resolución Ministerial N.o 40/2014


del Ministerio de Salud Pública de la República de Cuba
POR CUANTO: La Ley N.o 41 de Salud Pública del 13 de julio de 1983, define el papel
rector del Ministerio de Salud Pública en la prestación de los servicios de salud y de
regulación del ejercicio de la Medicina, así como de las actividades que le son afines;
en su artículo 96, recoge que, a los fines de dar respuesta a las necesidades priorizadas
en el campo de la salud, canaliza las actividades de ciencia y técnica en esta rama,
especialmente las dirigidas a la investigación y al desarrollo, las cuales se realizan en
concordancia con las necesidades científicas, socioeconómicas y políticas, mediante
los planes correspondientes y de conformidad con las regulaciones establecidas por los
órganos y organismos rectores.
POR CUANTO: La Asociación Médica Mundial (AMM) ha promulgado la Declaración de
Helsinki, Fortaleza, Brasil 2013, acápite 23, la cual establece como uno de sus principios
éticos para la investigación médica en seres humanos que todo protocolo de investiga-
ción debe enviarse para consideración, comentario, consejo y aprobación, a un comité de
ética de investigación antes de comenzar el estudio, el cual debe ser independiente del
investigador, del patrocinador o de cualquier otro tipo de influencia indebida.
POR CUANTO: La Resolución Ministerial N.o 48 del 13 de marzo de 1992 aprobó y puso
en vigor las Buenas Prácticas Clínicas (BPC) con el objetivo de garantizar la calidad en la
realización de los Ensayos Clínicos que se realicen en nuestro país. En la que se establece
que los protocolos de ensayos clínicos sean sometidos a una evaluación objetiva y externa
a los promotores e investigadores que deberá concluir con el dictamen de aprobación o
no del protocolo de la investigación clínica.
POR CUANTO: La Resolución 128/08 del director del Centro para el Control Estatal de la
Calidad de los Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos (CECMED), de fecha 20 de
noviembre del año 2008 pone en vigor la Regulación 21-2008 “Requisitos para la solicitud
de Autorización y Modificación de Ensayos Clínicos” la cual en su capítulo 4, apartado 4.2.1
inciso b) establece como requisito para la autorización de inicio de los ensayos clínicos,
la aprobación de la investigación por un comité de ética de la investigación científica.
POR CUANTO: En el ejercicio de las facultades que me están conferidas en el
artículo 100, inciso a) de la Constitución de la República de Cuba:
POR TANTO: En uso de las facultades que me están conferidas,
RESUELVO:
PRIMERO: Crear una Comisión en la Dirección de Ciencia y Técnica del Ministerio
de Salud Pública, la que está coordinada por el Centro Nacional Coordinador de
Ensayos Clínicos, que implementa un sistema para la aprobación de la propuesta
de creación o reestructuración de los Comités de Ética de Investigación (CEI) de
acuerdo a la necesidad y pertinencia de las instituciones a que correspondan, así
como su evaluación, seguimiento, registro y preparación para su certificación por la
Agencia Reguladora.
56 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

SEGUNDO: Crear los Comités de Ética de Investigación (CEI) mediante resolución del
Director de la instancia correspondiente y a propuesta del Consejo Científico, en aquellas
entidades de salud, ya sean asistenciales, docentes, investigativas o administrativas, que
se caractericen por realizar actividades de investigación que involucren seres humanos,
y requieran de la observancia de normas éticas específicas.
TERCERO: Los Comités de Ética de Investigación (CEI) ofician como órgano consultivo
colegiado y tienen como objetivos generales:
–– o Velar por el valor, la validez científica y la justificación ética y social de las investi-
gaciones científicas que involucren seres humanos.
–– o Garantizar la protección de los derechos, seguridad y bienestar de las personas,
ecosistemas y grupos sociales que participen en investigaciones científicas.
–– o Emitir dictamen de aprobación o no de la documentación evaluada, correspondiente
a la investigación científica propuesta.
–– o Dar seguimiento periódico a las investigaciones científicas aprobadas y tomar las
acciones pertinentes.

CUARTO: Los Comités de Ética de Investigación (CEI) para su correcto desempeño y


funcionamiento toman decisiones que son independientes del Consejo Científico, Comi-
siones de Ética Médica, del investigador, promotor, patrocinador o de cualquier tipo de
influencia éticamente inaceptable, siempre en conformidad con las leyes y reglamentos
vigentes en el país.
QUINTO: Los Comités de Ética de Investigación (CEI) tienen un número de in-
tegrantes no inferior a cinco miembros, con una composición multidisciplinaria
que incluya: profesionales de las Ciencias Exactas, Naturales y de la Salud, de
las Ciencias Sociales y Humanidades con experiencia en este campo que deben
contar con la calificación y experiencia necesarias para revisar y evaluar los aspectos
científicos, metodológicos y éticos de las investigaciones científicas que se sometan
a su consideración. Además, cuentan con un miembro cuya área de interés primario
no sea científica y un miembro independiente de la institución. En todos los casos
sus integrantes deben mantener una conducta íntegra, tanto laboral como social.
Haciendo explícita la confidencialidad que se requiere en esta actividad, mediante
un documento firmado.
SEXTO: Los Comités de Ética de Investigación (CEI) están conformados por un Pre-
sidente, un Vicepresidente, un Secretario y el resto de sus integrantes en condición de
miembros. En caso requerido, se invitan expertos en el tema sometido a evaluación, los
cuales no tienen derecho al voto.
SÉPTIMO: Los Comités de Ética de Investigación (CEI) tienen las funciones siguientes:
–– E xaminar, comentar y enjuiciar el valor y la validez científica y ética de las investiga-
ciones en salud, relacionada con los seres humanos, así como la justificación social
de la necesidad de realizar el estudio.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 57

–– Analizar el proceso de aprobación de los pacientes respecto a los métodos diagnós-


ticos que se utilizarán, tanto la calidad de la información brindada a los participantes,
como las técnicas de comunicación previstas, la metodología de medición de la ca-
pacidad y competencia de las personas, o su representante legal y las herramientas
(formularios) concebidas para su obtención.
–– Evaluar la calificación y experiencia profesional de los investigadores para la
ejecución del proyecto, utilizando para ello su currículum vitae actualizado y cualquier
otra información relevante que se precise, así como la idoneidad de la infraestructura
acorde al tipo de investigación o ensayo clínico propuesto.
–– Solicitar de los investigadores la inclusión de los documentos establecidos en el
proyecto.
–– Organizar y realizar sus actividades de acuerdo con procedimientos normalizados de
trabajos escritos, armónicos con las Normas de Buenas Prácticas Clínicas vigentes
en Cuba, y las Guías Operacionales para el funcionamiento de los Comités de Ética
de la OMS, así como mantener los registros establecidos.
–– Divulgar los requisitos para solicitar la evaluación de un proyecto de investigación o
de una investigación en curso, así como de los plazos de evaluación y las apelaciones
para conocimiento público.

OCTAVO: Una vez recibido el proyecto o protocolo de investigación, los Comités de
Ética de Investigación (CEI) cuentan con un término de treinta (30) días hábiles para emitir
un dictamen, el cual será alcanzado por consenso o mayoría simple. Dicho dictamen
se pronuncia por:
–– Aprobarlo sin modificaciones.
–– Aprobarlo tras modificaciones propuestas por el CEI.
–– Que se reelabore y vuelva a presentar al CEI.
–– No aprobarlo.

NOVENO: Los Comités de Ética de Investigación (CEI) conservan permanentemente


los documentos que establecen su constitución y funcionamiento interno y por un
periodo no menor de 3 años o por el periodo establecido por la autoridad reguladora,
para los proyectos con los dictámenes de las investigaciones o ensayos clínicos con-
cluidos, así como la información acerca de los controles que se hayan realizado para
su seguimiento.
DÉCIMO: Los Comités de Ética de Investigación (CEI) se nombran para trabajar por un
periodo de cuatro años, los que transcurridos se renuevan al menos en una tercera parte
y no más de dos terceras partes del total de miembros en activo al expirar su mandato.
DÉCIMO PRIMERO: Los Comités de Ética de Investigación (CEI) cuentan con
autonomía para emitir dictámenes con respecto a la estructura organizativa de la cual
dependen. Garantizando que no exista conflicto de intereses en la evaluación y toma de
decisiones de cualquier investigación.
58 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

DÉCIMO SEGUNDO: En el caso de ensayos clínicos multicéntricos que lo requieran, se


mantendrá la evaluación y seguimiento de estos por un Comité de Ética y Revisión (CER)
para cada proyecto, según lo establecido en las Normas de Buenas Prácticas Clínicas.
DÉCIMO TERCERO: Los Comités de Ética de Investigación (CEI) se someten a un
sistema de evaluación, en el cual estén definidos los criterios de certificación/acredi-
tación y seguimiento con control de su actividad y establecimiento de programas de
capacitación y de estrategias para mejorar las buenas prácticas de evaluación ética
de las investigaciones en Salud, conducido por una Comisión Nacional. Al mismo tiempo
todos forman parte del Registro Nacional de los Comités de Ética de Investigación CEI.
DÉCIMO CUARTO: La viceministra que atiende la Docencia y las Investigaciones queda
encargada de la instrumentación y control de lo que por la presente se dispone.
NOTIFÍQUESE a la directora de Ciencia y Técnica del Ministerio de Salud Publica y a la
Directora del Centro Nacional Coordinador de Ensayos Clínicos.
COMUNÍQUESE a los viceministros, directores del Organismo, directores de las Unida-
des de Subordinación Nacional, directores de los Centros de Investigación y Directores
Provinciales de Salud.
ARCHÍVESE el original debidamente firmado en la Dirección Jurídica del Organismo.
DADA en el Ministerio de Salud Pública, en La Habana, a los 31 días del mes de enero
del año 2014.

Dr. Roberto Morales Ojeda

Anexo 3.7. Resolución N.o 458/2019 del Ministerio


de Salud Pública de la República de Cuba
POR CUANTO: La Ley N.o 41 “Ley de la Salud Pública” de fecha 13 de julio de 1983,
en el artículo 46 dispone que el peritaje médico-judicial se realiza por disposición del
Instructor Policial, Fiscal o Tribunal, salvo que las condiciones del lugar lo imposibiliten
y de conformidad con la Ley Procesal vigente; y en el artículo 47 establece que la me-
todología y los procedimientos para la realización de los peritajes médico-judiciales,
los establece el Ministerio de Salud Pública en coordinación con el Tribunal Supremo
Popular, la Fiscalía General de la República y el Ministerio del Interior.
POR CUANTO: La Resolución N.o 99 de fecha 7 de abril de 2008 del Ministro de Salud
Pública aprueba la “Metodología para la evaluación de la responsabilidad penal médica”,
la cual es necesario derogar teniendo en cuenta los antecedentes de estos procesos,
así como la necesidad de dar respuesta con la adecuada calidad científica y celeridad
requerida a las autoridades facultadas en la tramitación de los procesos penales co-
rrespondientes.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 59

POR TANTO: En el ejercicio de las atribuciones que me están conferidas según el


artículo 145 inciso d) de la Constitución de la República de Cuba,
RESUELVO
PRIMERO: Actualizar la Metodología para la evaluación de la responsabilidad penal
médica vinculada a los procesos penales.
SEGUNDO: La responsabilidad médica es la obligación que tienen los profesionales
de la Salud de responder ante los órganos judiciales por los daños ocasionados durante
el ejercicio de la profesión.
TERCERO: La negligencia es una conducta omisa que se contrapone a las normas
que exigen una determinada actuación solicitada, atenta y sagaz, consiste en no prever
lo previsible, provocándose con dicho actuar un perjuicio a la salud del paciente, el cual
presenta un nexo causal con la lesión causada o el fallecimiento de este último.
3.1 La imprudencia es considerada una acción delictiva no intencional, para el delito
se comete imprudencia cuando el agente previó la posibilidad de que se produjeran las
consecuencias socialmente peligrosas de su acción u omisión; pero esperaba evitarlas,
o cuando no previó la posibilidad de que se produjeran a pesar de que pudo o debió
haberlas previsto.
CUARTO: La impericia o incapacidad técnica para el ejercicio de la profesión médica
se evidencia cuando el profesional a pesar de estar capacitado para el desempeño
de su profesión, emplea deficientemente o no emplea los conocimientos científicos y
técnicos requeridos en el proceder que realiza, causando la muerte o lesión al paciente,
existiendo un nexo causal con la acción u omisión referida, condicionándose el análisis a
la experiencia del profesional, el estado de la ciencia y la técnica médica en el momento
de ejecutarse el proceder y la posibilidad de la utilización o no de esos conocimientos
en las circunstancias del caso en concreto.
QUINTO: La inobservancia de los reglamentos se manifiesta cuando el agente no cum-
ple las medidas que se le imponen con carácter obligatorio en estos; toda vez que, en el
ejercicio de la profesión médica, el facultativo está obligado al estricto cumplimiento de
los preceptos contenidos tanto en los reglamentos de carácter general como específicos.

CAPÍTULO I
AUTORIDADES SOLICITANTES
Artículo 1: Las autoridades facultadas para solicitar la creación de una Comisión de
Responsabilidad Penal Médica provincial son la Fiscalía, los Tribunales y la Instrucción
Policial, según corresponda.
Artículo 2: La solicitud de creación de comisiones provinciales de responsabilidad
penal médica se presenta por conducto del Fiscal Jefe Provincial o por el Presidente del
Tribunal Provincial al Director Provincial de Salud del territorio, según corresponda; y las
solicitudes de las comisiones nacionales se presentan al Ministro de Salud Pública por
60 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

conducto del Fiscal General de la República o por el Presidente del Tribunal Supremo
Popular cuando corresponda, durante la tramitación de los procesos penales.

CAPÍTULO II
CONSTITUCIÓN E INTEGRACIÓN DE LA COMISIÓN DE RESPONSABILIDAD PENAL
MÉDICA
Artículo 3.1: Las comisiones de responsabilidad penal médica se constituyen mediante
Resolución del Director Provincial de Salud o del Ministro de Salud Pública; designándose
al Presidente y Secretario en dicho cuerpo legal.
2: En los casos en que se disponga por el Director Provincial de Salud la creación de
una Comisión de Responsabilidad Penal Médica, esta decisión se comunicará al Ministro
de Salud Pública.
Artículo 4: Las comisiones de responsabilidad penal médica se constituyen por un
mínimo de cinco y de forma excepcional hasta nueve miembros, siendo en todos los casos
un número impar, pudiendo auxiliarse de otros profesionales en condición de asesores.
Artículo 5: El Presidente de la comisión de responsabilidad penal médica debe ser un
profesional de la medicina de reconocido prestigio, valor ético y político, preferiblemente
especialista vinculado a la principal evaluación del caso en pericia o en medicina legal
del territorio.
Artículo 6: Los miembros de una comisión de responsabilidad penal médica no pue-
den ser trabajadores de la unidad de salud en la que haya ocurrido el hecho objeto de
la denuncia.

CAPÍTULO III
SOLICITUD DEL PERITAJE MEDICOLEGAL
Artículo 7: La autoridad facultada a partir de una denuncia o la tramitación de un proce-
so penal, presenta la solicitud de creación de comisión de responsabilidad penal médica
ante el Director Provincial de Salud o el Ministro de Salud Pública, según corresponda.
Artículo 8: En la solicitud deben constar los documentos siguientes:
a) Documento de solicitud donde se refleje la autoridad solicitante, número de
denuncia o expediente de investigación o de fase preparatoria.
b) Información testifical obtenida de las víctimas, familiares de las víctimas, los
trabajadores de la unidad asistencial implicados y otros de interés vinculados al
hecho.
c) Informe circunstanciado, fechado, firmado y acuñado por el Director de la unidad
asistencial donde haya ocurrido el hecho.
d) Historia clínica o microhistoria.
e) Informe de necropsia o,
f) Dictamen de sanidad de lesiones.
g) Descargos del personal de la medicina objeto de imputación, si los hubiere.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 61

h) En los casos de solicitud de comisiones nacionales de responsabilidad penal


médica, el dictamen emitido por la comisión provincial y la ampliación, si hubiere.
i) Actuaciones de la Instrucción sobre el cumplimiento de las garantías procesales
establecidas por la ley.
j) Demás antecedentes de interés que resulten de las investigaciones practicadas.

Artículo 9: Los documentos medicolegales considerados imprescindibles para realizar


la pericia son la historia clínica o en su defecto la microhistoria y la necropsia, de forma
excepcional podrán valorarse a juicio de la Comisión otros documentos que permitan
evidenciar la secuencia de la atención médica brindada al paciente que resultó lesionado
o fallecido.
Artículo 10: El Informe Circunstanciado deberá contar con:
a) Relación, profesión, años de experiencia laboral y cargo del personal involucrado
en el proceso investigativo.
b) En caso de que el personal de salud involucrado en la atención médica sea resi-
dente, definir especialidad y año de residencia.
c) Descripción de la atención médica brindada al paciente que resultó lesionado o
fallecido.
d) En caso de que el hecho haya sido investigado en la institución como una queja,
incorporar el informe correspondiente.
e) Referencia a las normas generales, ramales e institucionales, protocolos de
actuación médica, guías de buenas prácticas u otras normas que hayan sido
infringidas por el personal de salud involucrado en la atención médica brindada.
f) Nombre, apellidos y firma del Director de la institución de Salud.

CAPÍTULO IV
RECEPCIÓN Y TRAMITACIÓN DE LA SOLICITUD
Artículo 11: El Director Provincial de Salud o el Ministro de Salud Pública según corres-
ponda, una vez recibida de la autoridad facultad de la solicitud de la pericia, procede a
revisar la documentación aportada y, de cumplir con los elementos requeridos, procede
a constituir la comisión de responsabilidad penal médica solicitada; cuando las solici-
tudes que se reciban no incluyan los elementos previstos en el artículo 8 de la presente
resolución, el director provincial o el ministro devuelven a la autoridad el expediente a
los efectos de su completamiento.
Artículo 12: A partir de la creación de la Comisión, esta dispone de un término de
treinta (30) días hábiles para el estudio, valoración, discusión y elaboración del dictamen
pericial a entregar a la autoridad solicitante; excepto en los casos en que sea necesario
buscar nuevos elementos para dar respuesta a la solicitud, pudiendo prorrogarse por la
autoridad hasta un término de quince (15) días naturales.
62 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Artículo 13: Cuando la solicitud se refiera a la atención médica brindada por personal
de Salud que labora en unidades de subordinación nacional u otras de alta especiali-
zación, la solicitud de la pericia se realizará directamente al Ministro de Salud Pública.
13.1 La autoridad podrá solicitar, en los casos que lo considere necesario, una segunda
Comisión Nacional de Responsabilidad Penal Médica.
Artículo 14: La documentación aportada y el dictamen pericial emitido, se remiten
por conducto del Director Provincial de Salud o del Ministro de Salud Pública según
corresponda a la autoridad solicitante.

CAPÍTULO v
SOBRE EL DICTAMEN PERICIAL
Artículo 15: El dictamen emitido por la comisión de responsabilidad penal médica
correspondiente responde los elementos que, interesados en el despacho de solicitud
por la autoridad, así como definirá la existencia o no de violaciones de las reglas del
arte médico y del nexo causal entre dichas violaciones y el daño causado, determinando
explícitamente y de forma individual la participación del personal de salud objeto de
investigación. El informe de dictamen a emitir se rige por los aspectos contenidos en el
anexo único a la siguiente Resolución.
15.1: Si por las circunstancias del hecho, por la carencia de pruebas fehacientes o
de evidencias imprescindibles como las consignadas en el artículo 9 de la presente
resolución, la Comisión considera la imposibilidad de establecer la ocurrencia de vio-
laciones de las reglas del arte médico o del nexo causal con el desenlace del paciente,
de igual forma emite un dictamen con los razonamientos médicos y legales que funda-
mentan tal posición.
Artículo 16: Las conclusiones de la comisión se emiten mediante el dictamen de
forma unánime por los miembros integrantes, en caso que no se logre la unanimidad,
el miembro no acogido emite de forma individual mediante informe sus argumentos y
valoración pericial.
Artículo 17: El presidente de comisión de responsabilidad penal médica provincial
o nacional concluido el dictamen correspondiente, procede a su despacho con el di-
rector provincial de Salud o el ministro, para por su conducto trasladar a la autoridad
solicitante.
Artículo 18: En los casos que el dictamen pericial emitido por la comisión de respon-
sabilidad penal médica sea omiso o ambiguo, corresponde la solicitud de la ampliación
de dicho informe por la autoridad facultada, debiendo pronunciarse la Comisión en un
término de diez (10) días hábiles.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 63

DISPOSICIONES GENERALES
PRIMERA: Cuando en procesos de investigación resulten imputados residentes de
especialidades médicas, las comisiones deben evaluar las regulaciones específicas
dispuestas por el organismo para este régimen de estudio, vinculadas al nivel de ha-
bilidades y competencias adquiridas y vencidas, la obligación de la supervisión por el
especialista a su cargo de la actuación médica del residente; así como la participación
de este en los hechos y las circunstancias de su intervención.
SEGUNDA: En los casos que la autoridad lo considere necesario y de forma excepcio-
nal, podrá solicitar al Ministro de Salud Pública en primera instancia la conformación de
una Comisión de Responsabilidad Penal Médica Nacional.
TERCERA: Los procesos de investigación vinculados a la actuación médica de profe-
sionales extranjeros que se encuentran insertados en el estudio de especialidades mé-
dicas en las instituciones del sistema nacional de salud, deben ser informados de forma
expedita a los directores provinciales de salud de los territorios correspondientes y en los
casos de unidades asistenciales de subordinación nacional al Ministro de Salud Pública.

DISPOSICIONES FINALES
PRIMERA: El viceministro que atiende las unidades organizativas de Atención Médi-
ca y Social, Medicamentos y Tecnología Médica, Docencia, la Ciencia y la Innovación
Tecnológica queda encargado del cumplimiento de lo que en la presente Resolución se
dispone y de coordinar su implementación con las autoridades competentes.
SEGUNDA: Derogar la Resolución N.o 99 de fecha 7 de abril de 2008 del Ministro de
Salud Pública.
TERCERA: La presente Resolución entra en vigor a partir de los sesenta (60) días
hábiles posteriores a la fecha de su firma.

NOTIFÍQUESE al Viceministro que atiende las unidades organizativas de Atención Mé-


dica y Social, Medicamentos y Tecnología Médicos, Docencia, la Ciencia y la Innovación
Tecnológica y al director jurídico, ambos del organismo.

COMUNÍQUESE a los directores provinciales de salud y del municipio especial Isla


de la Juventud y de las unidades de subordinación nacional y por su conducto a los
directores y jefes asistenciales subordinados.

DESE CUENTA al Ministro del Interior, la Fiscalía General de la República y al Presidente


del Tribunal Supremo Popular.
ARCHÍVESE el original de la presente Resolución, debidamente firmado, en la Dirección
Jurídica del organismo.
DADA en el Ministerio de Salud Pública, La Habana, a los 30 días del mes de noviembre
de 2019. “Año 61 de la Revolución”.

Dr. José Ángel Portal Miranda


64 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Anexo 3.8. Declaración de Venecia


sobre la enfermedad terminal
Adoptada por la 35.ª Asamblea Médica Mundial (AMM) Venecia, Italia, octubre
1983, Y revisada por la 57.a Asamblea General de la AMM, Pilanesaberg, Sudáfrica,
octubre 2006

Prefacio
Cuando se abordan los problemas éticos asociados con la atención médica del término
de la vida, se plantean inevitablemente interrogantes sobre la eutanasia y el suicidio
con ayuda médica. La Asociación Médica Mundial condena como antiético tanto la
eutanasia como el suicidio con ayuda médica. Se debe entender que la política de
la AMM sobre estos temas se aplica plenamente al contexto de esta Declaración sobre
Enfermedad Terminal.

Introducción
Cuando el diagnóstico médico de un paciente excluye la esperanza de reponer o
mantener su salud y su muerte es inevitable, con frecuencia el médico y el paciente se
ven enfrentados a un conjunto de decisiones complejas relativas a las intervenciones
médicas. Los avances de la ciencia médica han aumentado la capacidad del médico de
abordar muchos problemas asociados con la atención médica del término de la vida. Sin
embargo, es un área de la medicina que históricamente no ha recibido la atención que
merece. Aunque no se debe comprometer la prioridad de investigación para curar enfer-
medades, se debe prestar más atención a desarrollar tratamientos paliativos y mejorar la
capacidad del médico para evaluar y abordar los aspectos médicos y psicológicos de los
síntomas de una enfermedad terminal. La fase de muerte debe ser reconocida y respe-
tada como una parte importante en la vida de una persona. Mientras aumenta la presión
pública en muchos países para considerar el suicidio con ayuda médica y la eutanasia
como opciones aceptables para terminar con el sufrimiento en los pacientes terminales,
el imperativo ético para mejorar el tratamiento paliativo en la fase terminal de la vida se
convierte en tema de primera plana.
La Asociación Médica Mundial reconoce que las actitudes y creencias sobre la muerte
y el morir varían mucho según la cultura y la religión. Además, muchas medidas paliativas
y para mantener la vida necesitan tecnologías o recursos económicos que simplemente
no están disponibles en muchos lugares. El enfoque de la atención médica para los
enfermos terminales se verá muy influenciado por estos factores, por lo que intentar
formular normas detalladas sobre la atención terminal que puedan ser aplicadas de
manera universal no es práctico ni sensato. Por lo tanto, la Asociación Médica Mundial
presenta los siguientes principios de base para ayudar a los médicos y las asociaciones
médicas nacionales a tomar decisiones relativas a la atención en fase terminal.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 65

Principios
El deber del médico es curar cuando sea posible, aliviar el sufrimiento y proteger los
intereses de sus pacientes. No habrá ninguna excepción a este principio, incluso en caso
de una enfermedad incurable.
En la atención de pacientes terminales, las principales responsabilidades del médico
son ayudar al paciente a mantener una calidad de vida óptima al controlar los síntomas
y satisfacer las necesidades psicológicas y permitir que el paciente muera con dignidad
y tranquilidad. Los médicos deben informar a los pacientes sobre la disponibilidad, los
beneficios y otros efectos potenciales de los cuidados paliativos.
Se debe respetar el derecho del paciente a la autonomía para tomar decisiones con
respecto a las decisiones en la fase terminal de la vida. Esto incluye el derecho a rechazar
un tratamiento y a solicitar medidas paliativas para aliviar el sufrimiento, pero que pue-
den tener el efecto adicional de acelerar el proceso de muerte. Sin embargo, se prohíbe
éticamente a los médicos ayudar a los pacientes de manera activa a suicidarse. Esto
incluye aplicar cualquier tratamiento cuyos beneficios paliativos, en opinión del médico,
no justifiquen los efectos adicionales.
El médico no debe emplear cualquier medio que no tenga beneficio alguno para
el paciente.
El médico debe reconocer el derecho de los pacientes a redactar una voluntad
anticipada que describa sus deseos sobre la atención, en caso que no puedan co-
municarse y que designen un representante que tome las decisiones que no están
expresadas en la voluntad anticipada. En particular, el médico debe abordar los
deseos del paciente con respecto a las intervenciones para mantenerlos en vida y
también las medidas paliativas que puedan tener el efecto adicional de acelerar la
muerte. Cuando sea posible, se debe incluir al representante que toma las decisiones
por el paciente en estas conversaciones.
El médico debe tratar de comprender y atender las necesidades psicológicas de sus
pacientes, especialmente las relativas a los síntomas físicos del paciente. El médico debe
tratar de asegurarse que los recursos psicológicos y espirituales estén disponibles para
los pacientes y sus familias, a fin de ayudarlos a tratar la ansiedad, el miedo y la pena
asociados a la enfermedad terminal.
El manejo clínico del dolor en los pacientes terminales es de mucha importancia para
el alivio del sufrimiento. Los médicos y las asociaciones médicas nacionales deben
hacer una promoción para difundir y compartir la información sobre el manejo del dolor,
a fin de asegurarse que todos los médicos involucrados en la atención terminal tengan
acceso a las mejores normas de práctica y a los tratamientos y métodos más corrientes
disponibles. Los médicos deben poder llevar adelante el manejo clínico apropiado del
dolor agresivo sin temor indebido a las repercusiones reglamentarias o legales.
66 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Las asociaciones médicas nacionales deben instar a los gobiernos y a las instituciones
de investigación a invertir recursos adicionales para crear tratamientos destinados a
mejorar la atención del término de la vida. El currículo de las escuelas de medicina debe
incluir la enseñanza de los cuidados paliativos. Cuando no exista, se debe considerar la
creación de la medicina paliativa como una especialidad médica.
Las asociaciones médicas nacionales deben defender la creación de redes entre
instituciones y organizaciones relacionadas con los cuidados paliativos, a fin de facilitar
la comunicación y la colaboración.
Cuando el paciente no puede revertir el proceso final de cesación de las funciones
vitales, el médico puede aplicar medios artificiales necesarios para mantener activos
los órganos para trasplantes, siempre que proceda de acuerdo con las normas éticas
establecidas en la Declaración de Sídney de la Asociación Médica Mundial sobre la
Certificación de la Muerte y la Recuperación de Órganos.
22 de marzo 2017
Capítulo 4

Traumatología forense
Gliceria LLeó Jiménez

La traumatología forense es la parte de la medicina legal que se ocupa del estudio de


los daños corporales causados por violencias sobre el organismo, por cualquier agente
externo o interno.
El Diccionario terminológico de ciencias médicas establece estos conceptos de lesión
y traumatismo:
–– Lesión: Daño o alteración morbosa orgánica o funcional de los tejidos.
–– Traumatismo: Término general que comprende todas las lesiones internas o externas
provocadas por una violencia exterior.

Sin embargo, desde el punto de vista medicolegal, lesión es cualquier alteración anató-
mica, funcional o psíquica ocasionada por cualquier agente, y sería sinónimo de trauma
cuando la lesión se trata de un daño específicamente anatómico.
El delito de lesiones está definido en nuestro Código Penal en su artículo 271.1 como
“el que cause lesiones corporales graves o dañe gravemente la salud a otro”, ello significa
que, al ocasionar una lesión a una persona, existe una responsabilidad penal y de ahí la
connotación jurídica del término lesión.
En el resto de los artículos (272.2) se definen las que consideran graves: las que ponen
en peligro inminente la vida de la víctima, o dejan deformidad, incapacidad o cualquier
secuela anatómica, funcional o psíquica. En el artículo 273 las que cieguen, castren e
inutilicen para la procreación. Y en el artículo 274, las lesiones no graves son las que
requieren para su curación tratamiento médico, pero que no provocan lo expresado en
los artículos anteriores.
En resumen, se puede realizar una clasificación de las lesiones como:
–– Graves:
• Con peligro inminente para la vida.
• Dejan deformidad, incapacidad, secuela anatómica funcional o psíquica.
• Cieguen, castren e inutilicen para la procreación.
–– No graves: Aquellas que requieren tratamiento médico.

Es necesario aclarar que existe además lesiones no graves sin necesidad de asistencia
médica que no están incluidas en el Código Penal, pero sí en otras normativas jurídicas,
68 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

ya que son faltas de menor gravedad denominadas contravenciones y no son tipificadas


como delito, por lo que conllevan sanciones de multas.
Con relación a las lesiones clasificadas como graves, es importante destacar qué
significado tiene desde el punto de vista medicolegal y jurídico los términos siguientes:
–– Peligro inminente para la vida: Es el estado que presenta el lesionado al momento de
ser examinado, y que, de no recibir asistencia médica de manera rápida, puede morir.
Los estados que pudieran provocar esto son: shock, gran hemorragia, cuadros clínicos
asfícticos, coma por traumatismo severo craneoencefálico y quemaduras extensas.
–– Deformidad: La secuela que queda a consecuencia de una lesión y que tiene como
característica ser visible, permanente y causa fealdad. El criterio de permanencia, el
médico lo puede determinar por las características y evolución de la lesión; las otras
dos características son criterios subjetivos que los evalúa el jurista en el momento
de juzgar, ya que toman en cuenta todos los factores y por supuesto un criterio sobre
la estética que es de apreciación.
–– Incapacidad: Es la limitación o impedimento que provoca la lesión ya sea orgánica o
funcional para realizar las labores habituales de la persona, en el caso de los niños
se agrega su desempeño para los juegos.
–– Secuelas: Son las consecuencias permanentes de la lesión y pueden ser:
• Anatómica: Pérdida de una parte anatómica o integridad de esta.
• Funcional: Pérdida total o limitación de la función de un órgano o sistema.
• Psíquica: Trastorno mental permanente o grave a consecuencia de la lesión.

Actuaciones medicolegales y bases legales


ante un lesionado
Las actuaciones medicolegales por parte del médico ante un lesionado son: obliga-
ción en primer lugar, de prestarle asistencia médica y, en segundo lugar, dar parte a las
autoridades competentes entiéndase Policía Nacional Revolucionaria (PNR) a través del
Certificado de Asistencia de Primera Intención de un Lesionado.
El Certificado de Asistencia de Primera Intención de un Lesionado es el documento
legal emitido por el médico de asistencia para dar parte a la autoridad que ha atendido a
un lesionado, de ahí su importancia médica y legal.
Cuando el médico realiza esta certificación, para culminar su obligación legal de de-
nunciar el delito de lesiones hará llegar a la autoridad actuante, por medio del mecanismo
o la vía establecida para estos fines en el centro asistencial, el documento original; pero,
dejando constancia en la hoja de cargo y en el archivo correspondiente de la unidad.
Mediante este certificado es que el médico de asistencia denuncia el delito de lesiones
sin que tenga que ir a una unidad de policía, y si no emitiera dicho certificado, estaría
incumpliendo con lo que establece el artículo 146 del Código Penal Denegación de auxilio
(véase el Código Penal Ley N.o 62/1988). Esta certificación servirá, además, para con
Capítulo 4. Traumatología forense 69

posterioridad realizar el peritaje de sanidad de lesiones por parte de los especialistas de


medicina legal o médicos forenses. Este peritaje no es más que el estudio, seguido de
dictamen, que hacen los peritos médicos, a la vista, para calificar las lesiones que sufrió
un individuo y de las cuales fue dado de alta por el médico que le asistió y se explicará
más adelante.
Las bases legales que sustentan en Cuba estas actuaciones son la Ley de la Salud
Pública, el Reglamento de la Ley de la Salud Pública, la Resolución Ministerial del MINSAP
N.o 139 de 1982 sobre la emisión del certificado mencionado, el Código Penal, la Ley de
Procedimiento Penal y la Resolución N.o 141 de 1988 de la Asamblea Nacional del Poder
Popular. Para poder realizar de forma adecuada el llenado de este certificado se deben
conocer las características de los distintos tipos de lesiones que se producen.

Lesiones por agentes vulnerantes: contusiones


y heridas
Las lesiones han sido clasificadas de diferentes formas por diversos autores, las con-
tusiones y las heridas son las más frecuentes.

Contusión
La contusión es la lesión que se causa por agentes vulnerantes contusos por acción
mecánica, cuando ejercen presión o atrición (de diferente grado de intensidad) sobre la
piel y los tejidos subyacentes.
Otro concepto sería “aquellas lesiones provocadas por la acción sobre el cuerpo de
instrumentos duros de superficie roma u obtusa, que actúan sobre el organismo por
intermedio de una fuerza viva” (Gisbert Calabuig, 2004).
Los mecanismos de producción de las contusiones pueden ser los siguientes
(Fernández Arribas, Arredondo Fortuny, 2014):
–– Por percusión o presión: Un instrumento dotado de cierta fuerza dinámica que se ejerce
perpendicularmente y cesa su acción en cuanto encuentra la superficie corporal (golpe
de bastón, latigazo, puñetazo, presión de la mano, entre otros).
–– Por frotamiento: Cuando la fuerza se ejerce de manera tangencial.
–– Mecanismo mixto: Frecuentemente se combinan ambos mecanismos (por ejemplo,
en los aplastamientos).
–– En otras ocasiones se puede producir un mecanismo de tracción que dé lugar a lesiones
más complejas.
Las contusiones se clasifican de la manera siguiente.
De acuerdo con Velpeau y Dupuytren se clasifican en grados:
–– Primer grado:
• Hiperemia.
• Excoriaciones.
• Equimosis.
70 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– Segundo grado:
• Hematoma.
• Derrames serosos (de Morell-Lavalle).
• Heridas contusas.
–– Tercer grado:
• Esguince.
• Luxación.
• Fracturas, fisuras o ambas.
–– Cuarto grado: Lesiones viscerales (desgarro hepático, esplénico, entre otras).

Se definirán a continuación estas lesiones de forma que quede clara su descripción


en el momento de ser utilizadas en el certificado de asistencia de primera intención de
un lesionado que se tratará más adelante.
Hiperemia. Algunos autores utilizan el término hiperemia y otros eritemas. Es el
cúmulo de sangre en una parte u órgano, y eritema es un enrojecimiento difuso o en
manchas de la piel derivado por la congestión de los capilares que desaparece momen-
táneamente por la presión, según el Diccionario terminológico de ciencias médicas. Su
mecanismo de producción en ambas es el mismo, es un aumento del flujo sanguíneo
por dilatación de arteriolas y capilares superficiales de la piel. La data lesional es breve,
o sea, que desaparece en minutos, algunos autores plantean hasta 45 min.
Excoriación. La excoriación es el levantamiento de la dermis con denudación del co-
rion, a veces interesa el cuerpo papilar y la parte reticular de la dermis que deja una zona
hemorrágica y después se organiza en una costra, y puede ser:
–– Serosa: De color amarillo debido al derrame de linfa, se deseca sin sobrepasar habi-
tualmente los límites de la lesión.
–– Serohemática: De color rojo amarillento, debido a una mezcla de sangre y linfa cuando
la lesión alcanza las papilas dérmicas.
–– Hemática: Formada únicamente por sangre.

Es una lesión que su data lesional puede variar desde menos de 7 días y hasta
20 días, lo que depende del agente vulnerante, de la localización de la lesión, entre otros,
y puede dejar una cicatriz blanquecina que desaparece paulatinamente.
Erosión. La Escuela Cubana de Medicina Legal designa como erosión a las lesiones
similares a las antes descritas, pero localizadas en las mucosas.
El profesor Nerio Rojas propone designar erosión a las lesiones idénticas no traumá-
ticas, de carácter patológico, sobre todo las localizadas en las mucosas.
Una forma particular son las erosiones y excoriaciones debidas a la acción traumática
de las uñas, y que también se conocen como estigmas ungüeales. Pueden asumir tres
formas (Fernández Arribas, Arredondo Fortuny, 2014):
–– Excoriación arqueada o semilunar: Reproduce el borde libre de la uña y se ocasiona
por presión de esta (muchos autores califican a esta forma como el verdadero estigma
ungüeal).
Capítulo 4. Traumatología forense 71

–– Arañazo lineal: Debido a la presión y el deslizamiento tangencial sobre la piel, delgada,


alargada y más o menos profunda.
–– E xcoriaciones en rasguño: Se originan cuando la uña, tras haber profundizado en la
piel, se desliza por ella por su forma más ancha; sus bordes laterales son poco netos
y tiene una morfología alargada.

El mecanismo de producción de estas lesiones es cuando el agente contundente actúa


por fricción (frotamiento).
Equimosis. Es la infiltración de la sangre en las mallas del tejido celular subcutáneo,
al ocurrir la ruptura traumática de pequeños vasos, la extravasación de sangre hacia
los tejidos con una disposición laminar que colorea la piel en forma de manchas
más o menos extensas y morfología diversa, según el agente y el mecanismo productor.
Según van pasando los días, las equimosis van variando su coloración debido a la
transformación del pigmento hemático, y ello puede orientar a la data de la lesión o el
tiempo en que fueron producidas, y así se tienen que:
–– 1.er día: rojo lívido o bronceado.
–– 3.er día: negro violáceo.
–– 6.to día: azuloso.
–– 12.mo día: verdoso.
–– 18.vo día: amarillento.
–– Desaparece alrededor del 21.er día.

Sugilaciones. Son equimosis originadas por un mecanismo especial, como es el


mecanismo de succión (ejercido, por ejemplo, al aspirar fuertemente con la boca). En
cuanto a su forma es de carácter ovalado pues reproduce el orificio bucal, y se suele
localizar por lo general en cuello, las mamas, la cara interna de los muslos, los brazos,
el abdomen bajo y la espalda. Tienen importancia medicolegal porque están asociadas
a agresiones sexuales.
Las equimosis, de forma general, tienen gran trascendencia desde el punto de vista
medicolegal, ya que por medio de estas por su aspecto se puede conocer el probable
agente productor; por su coloración, el tiempo que hace se han producido y son lesiones
vitales, o sea, solo se pueden causar en personas vivas.
Equimoma. Son equimosis de mayor extensión.
Hematoma. La sangre en vez de infiltrar los tejidos se acumula, se colecciona entre
sus planos a modo de bolsa subcutánea. Es una tumefacción prominente, fluctuante, con
una coloración característica, se rompen vasos de mayor calibre que en las equimosis.
Derrame seroso (de Morell-Lavalle). Se origina cuando un traumatismo actúa de ma-
nera tangencial sobre una superficie un poco amplia del cuerpo; la piel y el tejido celular
subcutáneo se deslizan sobre una superficie resistente. El tejido flojo que une la fascia
a la piel se desgarra y esta se despega en una gran extensión. Este tipo de contusión se
observa por el paso de ruedas de vehículos automotores y afecta de manera especial la
cara interna de los muslos y la región dorsolumbar.
72 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Herida contusa. Son lesiones ocasionadas por la acción de agentes contundentes


que, además de la acción contusiva superficial o profunda, producen una solución de
continuidad de la piel cuya elasticidad es vencida por la acción del instrumento. Se ca-
racterizan por tener bordes irregulares, dentados; el tejido celular subcutáneo se desgarra
con más extensión que la piel, por lo que los bordes están despegados, excoriativos y
equimóticos, con puentes de tejidos entre sus bordes y de variada profundidad, pudien-
do llegar hasta la región ósea. Se considera que son lesiones que pueden demorar su
cicatrización hasta 15 días o más.
Hasta aquí se han descrito las lesiones consideradas como de 1.er y 2.do grado. Se
describen a continuación las lesiones consideradas de 3.ro o 4.to grado.
Esguince. Es la distensión violenta de una articulación sin luxación, que puede llegar
a la rotura de algún ligamento o de fibras musculares próximas. Se caracteriza por dolor,
inflamación e incapacidad para los movimientos.
Luxación. Pérdida completa de contacto de la articulación. Lesión capsuloligamentosa
con pérdida de contacto de las superficies articulares, que puede ser parcial o total. Tam-
bién se conceptualiza como separación permanente de las dos partes de una articulación
que pudiera además dañar ligamentos y nervios.
Fractura. Solución de continuidad en un hueso causada de forma traumática o patoló-
gica. Pueden ser abiertas o cerradas, desplazadas o no, conminutas, entre otras.
Fisura. Fractura incompleta, cuyos fragmentos óseos no se separan.
Mordedura. Lesión contusa causada por los dientes. Sus mecanismos incluyen presión,
tracción y en ocasiones succión. Pueden ser causadas por los animales y por el hombre.
Dentro de sus características están que presentan a lo largo de sus bordes la huella de los
dientes que la han producido, su forma es la de dos áreas equimóticas curvas y opuestas
en la piel que representan las arcadas dentales, pueden llegar a verse arrancamientos de
partes salientes. Suelen curar alrededor de los 15 días, si no se infectan porque en esa
condición tardaría más su curación.
Arrancamiento. Se origina por una violenta tracción de la piel y los tejidos subyacentes
en determinadas regiones del cuerpo. Se localizan en partes prominentes del cuerpo prin-
cipalmente las extremidades, y casi siempre sus partes distantes; pero, también, a veces
la totalidad del miembro, por ejemplo, el pene, el pabellón auricular, etc. Puede interesar
planos superficiales y profundos, las lesiones son de superficies muy irregulares, poco
sangrantes y con los bordes como deshilachados. Su etiología es por lo general accidental
en centros de trabajo por maquinarias o en accidentes de tránsito.
Aplastamiento. Compresión ejercida por dos superficies más o menos irregulares que
pueden ser ambas activas, o una activa y otra pasiva. Las lesiones más graves ocurren en
órganos internos y en el tejido óseo. La piel, por su gran capacidad elástica, pocas veces
sufre daño grave. Muchas veces es de etiología accidental. En pacientes que sobreviven
grandes traumatismos por aplastamiento, se considera el crush syndrome, este obedece a
la gran extravasación sanguínea, en especial en miembros inferiores, y a su subsecuente
hemólisis que causa nefropatía hemoglobinúrica.
Capítulo 4. Traumatología forense 73

Lesiones causadas por arma blanca


Se considera arma blanca a los instrumentos con características laminadas o cilín-
dricas, con punta y filo, además de peso en algunos. Su nombre se debe a que el acero
antiguo era del todo distinto al actual, ya que era de color blanco, estos instrumentos se
cromaban y, por tal razón, en la noche el destello lunar los hacía brillar, razón por la cual
se les designó de esta manera.
Otros objetos preparados que tengan las características mencionadas, también
pueden determinar heridas por los efectos traumáticos filosos, punzantes o ambos, y
en algunos casos, también por el efecto traumático contuso, cuando además de filo, el
objeto tiene peso; por ejemplo, agujas, tijeras, cristal, clavos u otros objetos fabricados
de forma artesanal.

Heridas por arma blanca


Las heridas por arma blanca pueden ser:
–– Incisa.
–– Punzante o perforante.
–– Perforocortantes.
–– Cortocontundente.

Herida incisa. Se origina por la acción cortante o filo del arma. Estas heridas son lineales,
de bordes regulares y limpios. También influye la posición de la región en el momento de
la herida, esto puede aumentar o disminuir la separación de los bordes cuando ocurren
en la rodilla, el codo, el hueco axilar, etc. Son superficiales al inicio y más profundas en
el centro, y vuelven afinarse a la salida a lo que se le llama colas. Cuando el filo del arma
presenta melladuras, la herida será irregular y presentará hendiduras, dentelladuras.
Además, pueden causarse heridas en colgajo, cuando el instrumento cortante penetra
de manera oblicua, uno de los bordes queda cortado en bisel y el otro resulta un colgajo
de sección triangular con el borde libre fino. La profundidad de estas heridas depende de
la fuerza empleada y si existe o no un planeo óseo subyacente.
Herida perforante o punzante. Se ocasiona por la acción de la punta del instrumento
o arma (alfileres, agujas, clavos, punzón, flechas, tijeras, etc.) que perfora los tejidos y
cavidades. Las características de estas heridas consisten en poseer un orificio de entra-
da, un trayecto y, si atraviesa por completo una zona del cuerpo, un orificio de salida. El
orificio de entrada puede tener diversa forma, lo que depende del instrumento utilizado, y
adoptan forma triangular, circular, cuadrangular, estrellada, entre otros. El orificio puede
ser pequeño, y ello depende del diámetro del instrumento.
Herida perforocortante. Es causada por instrumentos o armas donde actúa el filo y la
punta. Su mecanismo de producción es por deslizamiento, corte o penetración. Es una
combinación de las dos descritas más arriba. Las características de estas heridas depen-
derán de si actúa el filo o la punta. Su efecto depende de la región anatómica lesionada
y si esta son grandes vasos o vísceras.
74 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Herida cortocontundente. Son las causadas por instrumentos provistos de una hoja
con filo y peso considerable (hachas, machete, azadón y sable), por lo que a su efecto
cortante se añade el propio de una gran fuerza viva. Las características de las heridas
son de bordes irregulares, contundidos, puede provocar colgajos y llegar a lesionar
planos óseos.

Lesiones producidas por arma de fuego


Se denomina arma de fuego a los instrumentos de dimensiones y formas variadas,
destinados a lanzar proyectiles expulsados por efecto de la expansión brusca de gases
por la explosión de pólvora en un contenedor. Las armas de fuego se pueden clasificar,
de acuerdo al alcance y la longitud del cañón, en armas cortas y largas; de acuerdo a la
carga que disparan, en proyectil único o proyectiles múltiples, y según la constitución, en
típicas (las armas comerciales fabricadas) y atípicas (las irregulares e improvisadas).

Heridas por arma de fuego


Las heridas por arma de fuego, por lo general, están constituidas por un orificio de
entrada, el trayecto y el orificio de salida que puede estar presente o no. Es de señalar que
los proyectiles también pueden ocasionar excoriaciones, equimosis, surcos o canales
cuando no llegan a penetrar el tejido, porque depende de la energía cinética y el ángulo
de incidencia sobre el cuerpo. Las características de la trayectoria del proyectil desde
su entrada es la siguiente:
–– Orificio de entrada: Puede ser único o múltiple, y adopta diversas formas, tales como,
circular, ovalada, estrellada, entre otras. Por su tamaño, puede ser menor, e igual o
mayor que el diámetro del proyectil, y sus bordes están invertidos. El orificio o herida
de entrada está integrado por el orificio propiamente dicho, el anillo de enjugamiento
y el anillo o zona de contusión. El anillo de enjugamiento se forma por las suciedades
que arrastra el proyectil a su paso por el cañón del arma, de las que se enjuga o lim-
pia al pasar la piel, lo que puede no suceder si la limpieza se hace por la ropa. El de
contusión consiste en el anillo de piel que ha perdido la epidermis que rodea la zona
de enjugamiento, y esto se debe a la mayor retractibilidad de la epidermis en relación
con la dermis. Alrededor del orificio, se observan otras dos zonas, la de incrustación
de muy pequeños fragmentos de los granos de la pólvora, que se introducen debajo
de la epidermis, para constituir el llamado tatuaje, y la constituida por el depósito de
humo, que puede faltar según la distancia.
–– Trayecto: Recorrido del proyectil por los tejidos. Puede ser único o múltiple; este último,
si el proyectil se fragmenta durante su paso por los tejidos.
–– Orificio de salida: Puede faltar, por lo general es mayor que el de entrada, y su forma
y tamaño varía, lo que depende de los planos que atravesó. Presenta los bordes ever-
tidos y no tiene anillo de contusión.
Capítulo 4. Traumatología forense 75

Distancia del disparo. Esta puede ser a boca de jarro o bocatocante, y esto significa
a menos de 1 cm de la piel; corta distancia en armas cortas a 50 o 60 cm desde la boca
del arma hasta la superficie corporal, y larga distancia en armas cortas más de 50 o
60 cm desde la boca del arma hasta la superficie corporal. A partir de la distancia que
se efectúe el disparo habrá variación en las características del orificio de entrada, en la
distancia a bocatocante por dentro de la piel y nada por fuera, en la corta distancia están
presentes los elementos del disparo y en la larga distancia solo está el anillo de contusión.

Lesiones ocasionadas por quemaduras


Las quemaduras son las lesiones resultantes de la acción de agentes físicos,
químicos o biológicos que, al actuar sobre los tejidos, dan lugar a reacciones locales o
generales y su gravedad está en relación a su extensión y profundidad. Pueden provocar
quemaduras los siguientes:
–– Los agentes físicos capaces de causar quemaduras son: llama, cuerpos sólidos
calentados al rojo vivo o en fusión, líquidos en ebullición, así como gases y vapores,
radiaciones y la electricidad.
–– Los agentes químicos son: sustancias cáusticas y corrosivas.
–– Los agentes biológicos son: insectos, medusas, peces, batracios, ciertas plantas,
entre otras.

En esta sección se estudiarán las lesiones originadas por los agentes físicos y
químicos.

Clasificación clínica de las quemaduras


La clasificación de las quemaduras desde el punto de vista clínico se puede realizar en
grados (I, II y III) como lo hace el autor Converse-Smith de los EE. UU., y en letras, como
lo realiza el autor argentino Fortunato Benaim de acuerdo a la profundidad del estrato de
piel afectada. En Cuba se utiliza la de Benaim, que es la siguiente:
–– Epidérmicas.
–– Dérmicas superficiales (A).
–– Dérmicas profundas (AB).
–– Hipodérmicas (B).

Si se unen ambas clasificaciones, quedaría de esta manera:


–– Grado I: epidérmicas.
–– Grado II: intermedias.
–– Dérmicas superficiales (A).
–– Dérmicas profundas (AB).
–– Grado III: hipodérmicas (B).
76 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

La extensión superficial del cuerpo afectada se puede calcular por medio de la


conocida regla de los nueve, propuesta por Wallace, y es la siguiente:
–– Cabeza y cuello: 9 %.
–– Cara anterior del tronco: 18 %.
–– Cara posterior del tronco: 18 %.
–– Cada extremidad inferior: 18 %.
–– Cada extremidad superior: 9 %.
–– Periné: 1 %.

Las quemaduras epidérmicas nunca tendrán flictenas o ampollas, la zona lesionada


está enrojecida, caliente y con dolor. A los 6 o 7 días se restituye la continuidad de la
piel y no queda cicatriz. Las dérmicas superficiales siempre tienen flictenas o ampollas,
el fondo de quemadura está de un color rosado brillante, pero pálido. En las dérmicas
profundas, el fondo de las flictenas es rojo tomate y evoluciona en unos días hacia una
escara fina que desaparece en pocos días; pero puede dejar cicatrices hipertróficas y
retráctiles. Las hipodérmicas se observan blancas acartonadas, secas y no duelen porque
hay afectación de las terminaciones nerviosas. Estas evolucionan hacia una escara, que
a veces necesitan de injerto de piel.
La quemadura provocada por la electricidad tiene sus características propias, es blanco
amarillenta, de consistencia firme y aparece como si estuviera incrustada con los bordes
sobresalientes y el centro deprimido como si fuera un “sacabocado”. La profundidad de
la lesión es variable.
Las lesiones emanadas por sustancias cáusticas y corrosivas consisten escaras secas,
pero su color varía de acuerdo a la sustancia que se utilice; la de los álcalis son blandas
translucidas y húmedas, otras sustancias pueden originar flictenas. Cuando alguna de
estas sustancias es ingerida se presentarán lesiones al nivel de los labios y el tracto
digestivo, lo que provoca severas complicaciones.

Lesiones ocasionadas por caídas y precipitaciones


desde alturas
La caída es el desplome del cuerpo desde su propia altura sobre el suelo. La
precipitación es el desplome del cuerpo desde una altura mayor de 5 m (de acuerdo a la
Escuela Cubana de Medicina Legal).

Clasificación de las caídas


Las caídas pueden clasificarse en:
–– Caída simple o estática: No existe ningún componente dinámico extraño en la caída.
–– Caída complicada: Se añade otro componente lesivo que complica el trauma o agrava
sus consecuencias; por ejemplo, al caer la víctima sobre un charco o sobre el fuego,
entre otras situaciones.
Capítulo 4. Traumatología forense 77

–– Caída fásica: Se desenvuelve en dos o más fases, y tiene lugar en dos o más tiempos
sucesivos.
–– Caída acelerada: Se añade el componente dinámico de la velocidad que aumenta la
fuerza de la caída; por ejemplo, la caída desde un vehículo en movimiento.
–– Caída post mortem: Cuando un cadáver es lanzado para ocultar un hecho criminoso.
–– Caída o precipitación compleja: Ocurre cuando un individuo cae conjuntamente con
el vehículo en que viaja.

Las lesiones en las caídas son variables, pueden ser desde excoriaciones, equimosis,
hematomas y bolsa sanguínea, hasta fracturas de cráneo, de miembros superiores o
inferiores.
En la precipitación desde alturas, las lesiones pueden ser:
–– Cutáneas, a veces escasas.
–– Esqueléticas.
–– Viscerales.

Lesiones ocasionadas por accidentes de tránsito


Se considera accidente de tránsito a cualquier accidente de vehículo que ocurre en
la vía pública; por ejemplo, que se origina en, termina en, o afecta parcialmente a un
vehículo en la vía pública, de acuerdo a la Clasificación Internacional de Enfermeda-
des (CIE-10). Y la Ley 109/2010 Código de Seguridad Vial lo define como “hecho que
ocurre en la vía pública donde interviene por lo menos un vehículo en movimiento y
que como resultado produce la muerte, lesiones de personas o daños materiales”.
Los accidentes de tránsito más frecuentes son el atropello, la colisión, el vuelco y la
caída desde el vehículo en movimiento:
–– Atropello: Encuentro entre un cuerpo humano y un vehículo o animal en movimiento
en la vía pública. Esta variedad de accidente de tránsito consta de varias fases: cho-
que, caída, aplastamiento y arrastre. En cada una de estas fases se pueden observar
múltiples lesiones de las ya descritas, como las excoriaciones, las equimosis, los
hematomas, las fracturas de miembros y craneales; así como, lesiones al nivel de los
órganos internos, como el desgarro de hígado, de bazo, de riñón, entre otras.
–– Colisión: Es el choque de dos vehículos entre sí o contra un obstáculo fijo. Las lesio-
nes que presenten los ocupantes dependerá del lugar que ocupen en el vehículo y si
el choque fue frontal, trasero o lateral. Se causan igualmente lesiones en la cabeza
al chocar contra el techo, fracturas en miembros inferiores, en tórax, entre otras.
–– Vuelco: Ocurre cuando el vehículo pierde su estabilidad y puede deslizarse por alguno
de sus laterales o el techo. Los ocupantes pueden salir proyectados o ser aplastados
o golpearse contra las diferentes partes del vehículo, lo que provoca diversos tipos
de lesiones de las mencionadas.
–– Caída desde el vehículo en movimiento: En esta variedad de accidente se pueden
ocasionar lesiones por aplastamiento al caerse y pasarle los neumáticos por enci-
78 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

ma, o quedar enganchado en algún saliente y ser arrastrado, situación en la que se


observan escoriaciones en placas en el cuerpo, acompañadas de otro tipo de lesión
o fracturas en distintas partes del organismo por la caída.

Certificación de las lesiones


Esta es una de las actuaciones medicolegales más frecuentes en la práctica médica,
y se realiza cuando el médico, después de atender al lesionado, procede a llenar el Cer-
tificado de asistencia de primera intención de un lesionado para lo cual debe clasificar
las lesiones y emitir el pronóstico medicolegal correspondiente (véase el Anexo 14.1 en
el capítulo Documentos medicolegales).

Metodología para la correcta descripción de las lesiones


Como se puede observar en el Anexo 14.1, este es el modelo oficial del certificado de
asistencia de primera intención de un lesionado, y debe ser llenado en todas sus partes
con letra clara, legible, en tinta azul o negra, sin tachaduras o borrones y no utilizar abre-
viaturas porque se trata de un documento medicolegal.
Para realizar la descripción de las lesiones, es importante que se tenga en cuenta los
elementos siguientes:
–– Características: Describir la naturaleza de la lesión si es una excoriación, equimosis,
hematoma, esguince, fractura, luxación, herida qué variedad, sus bordes, su forma y
dimensiones.
–– Localización: Ubicación anatómica de la lesión con una descripción correcta.
–– Dirección: En el caso de las heridas, si son perpendicular, tangencial u otra, al eje del
cuerpo.
–– Número: Cantidad de las lesiones descritas, única o múltiples.
–– Profundidad: Por planos anatómicos y si son penetrantes o no en cavidades.

Se deben describir de manera correcta las lesiones; pero, también, hay que emitir
el pronóstico medicolegal que es el juicio más o menos hipotético, aunque con base
científica, que hace el médico de asistencia. Para ello debe tomar en cuenta la evolución
probable que debe tener la lesión que presenta, unido a la clasificación en la legislación
penal que se recoge en el Código Penal y en la Resolución N.o 141 de 1988 de la Asam-
blea Nacional del Poder Popular, que ya se había expresado al inicio de este tema. Tal
pronóstico se sustenta en el delito de lesiones tipificado en el Código Penal, del que se
infiere que puede ser:
–– Grave: Con o sin peligro inminente para la vida de la víctima, o porque le deja de-
formidad, incapacidad o cualquier secuela anatómica o fisiológica (o ambas).
Es muy importante que el médico de asistencia que emite el pronóstico medicolegal
de las lesiones se abstenga de considerar que es grave por secuela psíquica, pues
si bien la deformidad y la secuela anatómica o fisiológica pueden en ocasiones
pronosticarse desde la primera asistencia, sin que el lesionado esté curado, la
Capítulo 4. Traumatología forense 79

secuela síquica se diagnostica mediante el peritaje psiquiátrico que determine que


el trastorno mental no existía previamente, sino que surgió a consecuencia de las
lesiones y es permanente.
–– No grave que requiere tratamiento médico: Es el que se emite cuando las lesiones
corporales no ponen en peligro la vida de la víctima, ni le dejan las secuelas, pero
requieren para su curación tratamiento médico.
–– No grave sin necesidad de asistencia médica: Es el pronóstico medicolegal que
corresponde a las lesiones que sanan espontáneamente, como las contusiones de
primer grado que son superficiales y no dejan secuelas.

El pronóstico medicolegal es excluyente y nunca debe expresarse en términos tales


como reservado, crítico, malo o bueno.
Para establecer la relación pronóstico medicolegal, la clasificación legal del delito de
lesiones y calificación médica de las lesiones, se utilizan elementos que se deben tener
en cuenta y que se observan en la figura 4.1. En dicho diagrama se deja establecida,
de forma clara, la relación entre los diferentes conceptos que el médico debe tener en
cuenta para el llenado del certificado.

Fig. 4.1. Diagrama que representa la relación entre el pronóstico medicolegal, la


clasificación legal del delito de lesiones y la calificación médica de las lesiones.

Dictamen de las lesiones por sanidad legal


El dictamen de sanidad legal de las lesiones es una actuación medicolegal que reali-
zan los médicos forenses por orden de la autoridad, una vez curadas o estabilizadas las
lesiones que dieron origen al pronóstico medicolegal.
Cuando exista más de una lesión, el pronóstico tendrá en cuenta la de mayor gravedad.
Si en la atención médica intervienen varias especialidades, sería recomendable y adecuado
que el certificado de asistencia de primera intención de un lesionado sea realizado por
el jefe del equipo médico o por el médico que trata la lesión de mayor connotación que,
80 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

por lo general, es el cirujano, el ortopédico, el neurocirujano, pero nunca se debe omitir


una lesión en la descripción ni realizar certificaciones separadas.
También existe el certificado de segunda intención que es el mismo modelo, pero, se
utiliza, cuando de primera instancia el médico no apreció una lesión más severa y después,
uno o 2 días o más, el lesionado acude nuevamente y se le diagnostica, por ejemplo, una
fractura en el lugar donde se había descrito una contusión en la muñeca derecha. En
ocasiones, los médicos de asistencia son reacios a emitir esta certificación y es su deber
hacerlo, y esto no le va a provocar al médico ningún problema jurídico.
El parte de estado y la historia clínica, de gran importancia en la asistencia médica de
un lesionado, son dos documentos medicolegales que se tratan en el tema Documentos
medicolegales.

Parte de estado
El parte de estado es una comunicación oficial y documental que realiza el médico de
asistencia a solicitud de la autoridad competente en los periodos que esta establezca
sobre el estado de salud del lesionado, su evolución y cualquier agravación, el alta médica
o si el lesionado abandona el tratamiento y hasta su curación o muerte. Todo ello tiene
su base legal en el artículo 145 de la Ley de Procedimiento Penal cubana.

Historia clínica
La historia clínica es un documento medicolegal de gran trascendencia, ya que en esta
se plasma toda la atención médica prestada al lesionado, el diagnóstico de sus lesiones,
la evolución y el tratamiento. Todo ello permite realizar una corroboración del pronóstico
medicolegal emitido y, sobre todo, en aquellos que se consideró que hubo peligro inmi-
nente para la vida; pero, además, si ha quedado alguna secuela y el tiempo de curación,
elementos que son utilizados por los médicos legistas en el momento de emitir su dicta-
men de sanidad de lesiones contribuyendo así a una correcta calificación de las lesiones.

Bibliografía
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1983). Ley N.o 41. Ley de la Salud Pública. 15 agosto 1983.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1988). Resolución N.o 141 de 1988 sobre contravenciones
al orden interior.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1998). Ley N.o 62 Código Penal; Edición actualizada,
concordada y comentada. La Habana; Editorial Félix Varela.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1999). Ley N.o 5. Ley de Procedimiento Penal (actua-
lizada). La Habana; Ministerio de Justicia.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (2010). Ley N.o 109. Código de Vialidad. 17 sep-
tiembre de 2010.
Colectivo de autores (1984). Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas. Ciudad de La Habana;
Editorial Científico Técnica.
Fernández Arribas, E., Arredondo Fortuny, Z. (2014). Guía práctica de Lesiones. Valoración clínica y
Capítulo 4. Traumatología forense 81

sus implicaciones. España; Editorial Elsevier.


Fournier Ruiz, I. (1989). Medicina Legal en Preguntas y Respuestas. La Habana; Editorial Ciencias
Médicas.
García Gutiérrez, A. (2010). Traumatismos, En: Pardo Gómez, G., García Gutiérrez, A. Temas de Cirugía
Tomo I. La Habana; Editorial Ciencias Médicas.
González Pérez, J., Montalvo Vidal, E., Gálvez Cabrera, E., Tamame Camargo, A., Basanta Montesinos,
A.M., Ponce Zerquera, F. (2009). Medicina Legal y Ética Médica [CD ROM] La Habana: Instituto
Superior de Ciencias Médicas.
Ministerio de Salud Pública, Cuba (1982). Resolución Ministerial N.o 139 de 1982 sobre Certificado
de Asistencia Médica de Primera Intención de un lesionado.
Ponce Zerquera, F. et al. (1999). Medicina Legal. La Habana; Editorial Ciencias Médicas y Editorial
Pueblo y Educación.
Villanuevas Cañadas, E., Gisbert Calabuig, J.A. (2004). Medicina Legal y Toxicología. 6.ta ed. Barce-
lona; Editorial Masson.
Capítulo 5

Toxicología forense
Elisa R. Gálvez Cabrera

La toxicología forense es la ciencia que estudia los tóxicos y sus efectos; las intoxica-
ciones, el origen de estas, las propiedades, los mecanismos de acción, las consecuencias,
los efectos lesivos, los métodos analíticos, el modo de evitar la contaminación ambiental
y laboral, las medidas de profilaxis y el tratamiento.
Cada época histórica tuvo su tóxico, desempeñando los venenos un importante pa-
pel en la historia. Su uso con fines positivos como la caza, el exterminio de plagas y de
animales dañinos, como medicamentos, o con fines criminales, condicionó el desarrollo
gradual y paralelo de la toxicología en esas prácticas.
El hombre prehistórico tuvo conocimiento de las propiedades tóxicas de algunas
sustancias minerales, vegetales y animales, las que utilizó para la caza y, después con
fines euforizantes, terapéuticos o criminales. Probablemente fueron los productos de
origen vegetal los primeros tóxicos dirigidos. Tanto en la mitología oriental, como en la
romana o la griega, se refieren con frecuencia al empleo de los tóxicos. En Grecia, se usó
la cicuta como el veneno del Estado para las ejecuciones. Los romanos también hicieron
uso político de los venenos, el emperador tenía un envenenador oficial.
La toxicología judicial o forense surge y se desarrolla como ciencia durante el siglo
xix en Francia, estimulada por el uso indiscriminado de los venenos en Europa. El funda-
dor de esta moderna ciencia fue Mateo José Buenaventura Orfila (1787-1853), profesor
español de Medicina Legal, Decano de una universidad de París.
La toxicología judicial o forense es la parte de la toxicología que se encarga de los
análisis toxicológicos de interés legal, es decir, la toxicología como auxiliar de la medicina
legal. Es una de las disciplinas de las ciencias forenses que coloca a la toxicología al
servicio de la administración de la justicia, requiere de resultados analíticos indiscuti-
bles desde el punto de vista científico y legalmente defendibles. Estudia la acción o los
cambios que causan las sustancias tóxicas o los venenos en el organismo humano y
sus implicaciones legales.

Generalidades de la toxicología forense


El tóxico o veneno es la sustancia que, una vez ingresada al organismo, rompe el
equilibrio de salud, provocando los cuadros clínicos de intoxicación o envenenamiento
Capítulo 5. Toxicología forense 83

que pueden causar la muerte. Se reserva el término veneno para la sustancia tóxica que
tiene la capacidad inherente de producir efectos dañinos sobre el organismo.
Desde el punto de vista medicolegal, existe una distinción medicolegal entre los términos
de intoxicación y envenenamiento, dada por la intención; de esta forma, la intoxicación es
un evento sin intención que ocurre de manera accidental, en tanto, el envenenamiento se
produce de manera intencional y puede ser suicida u homicida.
En cuanto a la causa u origen del evento tóxico, se describe de la manera siguiente:
–– Etiología medicolegal accidental: Intoxicaciones alimentarias, alimentos contami-
nados con pesticidas, plomo, hongos. Las intoxicaciones por picaduras de animales
como el escorpión y las serpientes. La absorción de gases y productos de químicos
de limpieza. Merece especial atención la intoxicación medicamentosa, dada por la
automedicación, los errores de dosis y pautas de tratamiento, la confusión en el pro-
ducto y la ingestión en los niños.
–– Etiología medicolegal suicida: Los autoenvenenamientos y autolesiones. La satisfac-
ción en la evolución de la drogadicción. El consumo de altas dosis de medicamentos
para evitar el dolor, la angustia o la ansiedad.
–– Etiología medicolegal homicida: Muerte intencional por otra persona con el uso de
una sustancia tóxica (veneno).
–– Etiología medicolegal judicial (ejecución): Es el empleo de una sustancia a dosis fuerte-
mente elevada que penetra con rapidez para ejecutar la pena capital. En la antigüedad,
la cicuta, posteriormente el ácido cianhídrico (CNH) y sus sales en las cámaras de
gas, y en la actualidad, el pentotal intravenoso en la inyección letal.

Entre las disciplinas que componen la toxicología forense se encuentran la toxicología


forense post mortem, la investigación de sustancias tóxicas en el ámbito laboral, el control
del dopaje y la toxicología conductual. Por la importancia que reviste para el médico de
asistencia, se tratarán en este capítulo los aspectos relacionados con la toxicología del
comportamiento o conductual.

Toxicología conductual
La toxicología conductual tiene como objetivo la investigación del alcohol y las drogas
en relación con los efectos que ocasionan en el comportamiento y en el desarrollo de
tareas, en el marco de las consecuencias medicolegales derivadas de su uso (tránsito,
crímenes sexuales, delitos de lesiones, entre otros).

Legislación y drogas
Numerosas investigaciones revelan que el uso de sustancias psicotrópicas (u otras
que tienen efectos similares) constituye una de las principales causas de muerte e in-
84 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

validez temporal y permanente en el mundo, pero también ocasionan una pesada carga
económica para los pueblos; por ello, han sido objeto de Convenios internacionales que
conforman un sistema de fiscalización internacional por el uso de las drogas, al cual se
ha atemperado la legislación interna de varios países, entre estos Cuba.

Legislación cubana sobre drogas


Aunque el Código Penal cubano no tipifica como delito el consumo de drogas, para no
hacer víctima de una medida represiva a una persona que, en definitiva, es un enfermo, sí
regula la tenencia y el tráfico. Por tanto, se sanciona a quien tenga la droga en su poder,
tratando de evitar que sea legal el poseer la droga a la vista de cualquiera, con el pretexto
de ser un consumidor, toxicómano o enfermo, lo cual sería negativo desde el punto de
vista social. La ley cubana cuenta con varios artículos para reprimir los diversos delitos
vinculados al uso indebido de drogas.
El Código Penal cubano recoge en el capítulo de los Delitos contra la Salud Pública
los que constituyen delito en relación con las drogas:
Artículo 190.1. La producción, venta, demanda, tráfico, distribución y tenencia de
drogas estupefacientes, sustancias psicotrópicas y otras de efectos similares.
Artículo 191. La simple tenencia de drogas estupefacientes, sustancias psicotrópicas
y otras de efectos similares...sin la debida autorización o prescripción facultativa.
Artículo 192.1...el profesional que autorizado para recetar o administrar drogas...lo
haga con fines distintos a los terapéuticos…
Constituyen delitos en relación con las drogas:
….. conducir un vehículo o permitir que otro lo haga en estado de embriaguez alco-
hólica o bajo los efectos de la ingestión de drogas.
…. conducir un vehículo habiendo ingerido bebidas alcohólicas en cantidad sufi-
ciente para afectar su capacidad de conducción, aunque sin llegar al estado de
embriaguez.

También se introducen en la legislación cubana aspectos en relación con las medidas


educativas, de tratamiento y rehabilitación de la persona enferma por esta causa. Así, el
consumo reiterado de drogas pudiera llevar a constituir índices de peligrosidad (de base
psicopatológica) recogidos en el Código Penal: la embriaguez habitual o dipsomanía,
la narcomanía y la conducta antisocial, lo que implicaría la declaración del consumidor
en “estado peligroso” a partir de la certificación médica de cualquiera de estos índices.
Otro aspecto de interés en la legislación cubana, relacionado con el consumo de dro-
gas (alcohol y sustancias psicotrópicas) es que se puede considerar como una causa
eximente de la responsabilidad penal, cuando corresponde con enfermedad mental u
ocasiona trastorno mental transitorio; pero, en igual medida, no se aplica si el afectado
se ha colocado voluntariamente en ese estado ni en ningún otro caso en que pudiera
haber previsto las consecuencias de su acción, en cuyo caso constituye causa agravante
de la responsabilidad penal. El Ministerio de Salud Pública ha emitido resoluciones que
Capítulo 5. Toxicología forense 85

complementan la actividad de fiscalización de drogas de manera conjunta con otros


organismos e instituciones del Estado, así como los controles administrativos necesarios
para la correcta fiscalización de la manipulación de estos productos por el personal de
salud, incluyendo la industria farmacéutica.
La Ley N.o 41 o Ley de Salud Pública en su artículo 99, establece que el Ministerio
de Salud Pública es el organismo encargado de controlar la importación, exportación,
elaboración, almacenamiento, distribución, circulación, venta y uso o aplicación de las
drogas estupefacientes y sustancias psicotrópicas, por lo que este organismo emite
todas las resoluciones para dar cumplimiento a lo dispuesto en la Ley de Salud Pública.
Ejemplo de estas resoluciones son:
–– Resolución N.o 72 del MINSAP 12-3-90, que establece las regulaciones para el control
de las sustancias psicotrópicas similares a las dictadas para las drogas estupefacien-
tes, de conformidad con las disposiciones contenidas en el “Convenio sobre sustancias
psicotrópicas de 1971”.
–– La Resolución N.o 64 del MINSAP, sobre la prescripción y venta de sustancias psi-
cotrópicas, el Recetario oficial de estupefacientes, la doble receta acompañada de
método, la dosis diaria a consumir, el tiempo de tratamiento.

Por medio de la Comisión Nacional de Drogas se garantiza la adecuada coordinación


nacional e internacional para la prevención del fenómeno de la droga en Cuba, y para
cumplimentar los compromisos contraídos por el país con la ONU.
Cuba mantiene una posición vertical y de principios en el enfrentamiento del uso in-
debido de drogas dentro y fuera del país. Se trabaja para prevenir el tráfico y consumo
internos sobre bases científicas, y se enfoca la problemática desde el punto de vista del
trabajo social y con la familia. Para ello se tiene en cuenta que, para obtener resultados
verdaderamente favorables, en esta lucha se deben involucrar los técnicos, los profesio-
nales de la salud, la población en general, las organizaciones de masas y otros sectores
como el Ministerio de Educación (MINED), el Ministerio de Educación Superior (MES), el
Ministerio de Justicia (MINJUS) y el Ministerio del Interior (MININT).
El fenómeno de las drogas alcanza a todos sin excepción, bien de manera directa o
de modo indirecto. En todas las clases sociales hay consumidores de drogas, no solo
de las ilícitas o prohibidas, sino también de las que se pueden adquirir de forma libre en
las farmacias y los hospitales o mediante otras formas de comercialización.
El diagnóstico medicolegal del consumo de drogas y el efecto que provocan (intoxi-
cación aguda) son actuaciones que se asumen por el médico de asistencia, en el cuerpo
de guardia o en el consultorio. Frecuentemente la autoridad competente solicita a los
médicos de asistencia en el cuerpo de guardia un examen clínico y la expedición del
Certificado de reconocimiento por ingestión de bebidas alcohólicas, para investigar si
una persona (por lo general asociada con algún acto violento, en la mayoría de los ca-
sos un hecho de tránsito) ha consumido bebidas alcohólicas y si se encuentra bajo sus
efectos (intoxicación alcohólica aguda o estado de embriaguez).
86 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

El diagnóstico del consumo de drogas es extremadamente importante, tanto por su


repercusión en la salud de las personas, como por su trascendencia en el orden jurídico.
Por lo anterior, este tiene implicaciones en el campo de lo laboral, de lo civil y, sobre
todo, en el campo de lo penal.

Definición de droga
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como droga o substancia psicotró-
pica a las substancias químicas, naturales o sintéticas con trofismo sobre la actividad
mental, y que pueden ser utilizadas en la clínica o en la experimentación. Es la substancia
que proporciona bienestar, estupor o euforia, y que origina dependencia y cambios en el
comportamiento.
Las drogas tienen una extraordinaria importancia medicolegal, dada por la elevada
delictogénesis, la repercusión sociosanitaria que generan, por la repercusión en la salud
de las personas, por la trascendencia en el orden judicial, por las implicaciones en el
campo laboral, en el campo civil y sobre todo en el campo de lo penal y por la asociación
directa con la violencia.

Clasificación de las drogas


Según el origen de las drogas, estas se clasifican en:
–– Drogas naturales: Son las que se derivan fundamentalmente de las plantas, como la
adormidera, la coca, el cannabis (marihuana), el peyote y algunos hongos.
–– Drogas sintéticas: Son sustitutos de cada una de las drogas naturales a las cuales
se les ha extraído su componente principal y ha sido elaborado químicamente en el
laboratorio.

De acuerdo con lo legislado, las drogas se clasifican en:


–– Drogas lícitas (café, tabaco, cigarros y alcohol).
–– Drogas ilícitas (marihuana, cocaína, heroína, éxtasis, entre otras).

Según el efecto fundamental que provocan, las drogas se denominan de la forma


siguiente:
–– Psicoanalépticas o estimulantes: Estos ocasionan euforia y sobrevaloración de las
potencialidades del consumidor, con sentimientos transitorios de omnipotencia y
efímeras aptitudes audaces; por ejemplo: café, té, hojas de coca, metilfenidato, ice,
anfetaminas y cocaína.
–– Psicolépticas o depresores: Se consideran así a los que tienen una acción sedante;
por ejemplo: narcóticos naturales y sintéticos, alcohol, hipnóticos y tranquilizantes.
–– Psicodislépticas: Consisten en perturbadores del psiquismo o distorsionantes, psi-
codélicos o alucinógenos; por ejemplo: dietilamida del ácido lisérgico (LSD, por las
siglas en inglés de su nomenclatura), la marihuana y sus derivados, la fenciclidina
(polvo de ángel) y los hongos alucinógenos, que ocasionan trastornos del esquema
corporal, metamorfosis y vivencias de tipo onírico, así como delirios.
Capítulo 5. Toxicología forense 87

Importancia medicolegal de las drogas


La escala de consumo de las drogas, que abarca desde el mínimo hasta el abuso y el
consumo adictivo, ha dado lugar a diversas definiciones y redefiniciones de los síndro-
mes que provocan, de necesario conocimiento para el médico de asistencia, entre estos:
dependencia, habituación, toxicomanía, tolerancia, abstinencia.
Dependencia. Cuando existe una vinculación metabólica o conductual (o ambas) entre
el consumo de una sustancia y la persona, de forma que esta no pueda prescindir de su
consumo sin que aparezcan trastornos de la conducta y varios síntomas y signos clíni-
cos que desaparecen con la administración de la sustancia. La dependencia puede ser:
–– Física o biológica: Cuando existe un vínculo metabólico, si se suprime bruscamente
la sustancia aparece síndrome de abstinencia.
–– Psíquica: Cuando la vinculación con la sustancia es puramente conductual.

Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM IV), del año
1994 y publicado por la American Psychiatric Association (sistema internacionalmente
más aceptado para el diagnóstico de las enfermedades mentales), se denomina depen-
dencia de sustancias al síndrome global de la conducta que incluye las alteraciones rela-
cionadas con la ingestión de una droga de abuso (con inclusión del alcohol), los efectos
secundarios de los medicamentos y la exposición a tóxicos. Agrupa las sustancias que
causan dependencia en 11 clases:
–– Alcohol.
–– Alucinógenos.
–– Anfetaminas o simpaticomiméticos de acción similar.
–– Cafeína.
–– Marihuana.
–– Cocaína.
–– Fenciclidina.
–– Inhalantes.
–– Nicotina.
–– Opioides.
–– Sedantes, hipnóticos y ansiolíticos.

Habituación. Solo deseo, no hay tendencia a aumentar las dosis, la dependencia es


psíquica y el daño es al nivel individual.
Toxicomanía. Invencible deseo o compulsión de seguir consumiendo la droga y ob-
tenerla por todos los medios, tendencia a aumentar las dosis para obtener el propósito
deseado. Relación de dependencia psíquica y, por lo general, física respecto a los efectos
de la droga, con síndrome de abstinencia. Efecto nocivo para el individuo y para la sociedad.
Tolerancia. Es la capacidad de soportar dosis cada vez mayores de una substancia
sin que se verifiquen efectos tóxicos graves, es la reducción en la reacción al consumo
repetitivo de la misma sustancia, después de administraciones repetidas, por lo que
se requiere una dosis más alta para obtener el efecto antes logrado con una dosis
88 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

más baja. Existe tolerancia a una sustancia cuando se precisa de una dosis cada vez más
elevada para obtener la misma respuesta inicial, por presentar una menor sensibilidad a
la misma dosis de la droga. La aparición de este fenómeno depende de la naturaleza de
la droga, la vía de administración y de las características individuales del consumidor.
Abstinencia. Síndrome que consiste en la existencia de determinados síntomas,
principalmente fisiológicos y psicológicos, resultantes de la interrupción abrupta o la
disminución acentuada del consumo de una sustancia.
El tema del consumo de drogas en los cubanos es aún muy controvertido, con
grandes prejuicios, donde resulta difícil la confesión del consumo; aunque, algunas
investigaciones han hallado que la obtención de placer o la vía hedónica de consumo
es frecuente en sujetos disociales y en jóvenes procedentes de medios familiares eco-
nómicamente holgados, que por error han sido habituados a la satisfacción excesiva
de sus necesidades de recreación. Debe destacarse que este placer artificial que solo
dura unos minutos, muchas veces se cambia por el sufrimiento del resto de la vida
del consumidor y sus seres queridos en “un negocio realmente muy malo”, donde se
muestra la ingenuidad de las víctimas.

Conducta del médico de asistencia


ante un paciente intoxicado
El médico de asistencia desempeña una función fundamental ante un paciente intoxi-
cado, por lo que debe contar con todos los elementos para poder hacer un diagnóstico
rápido y certero. En lo adelante, se desarrollará en este capítulo el estudio del cuadro
clínico de las drogas que son de relativo interés práctico; dada la frecuencia con que las
autoridades competentes requieren el diagnóstico medicolegal, y solicitan al médico
de asistencia que examine a los supuestos intoxicados o adictos a las drogas como el
alcohol etílico o etanol, el metanol, la marihuana y la cocaína.
¿Cuál debe ser la conducta del médico de asistencia ante un intoxicado?
–– Brindar asistencia médica.
–– Diagnosticar el consumo.
–– Certificar el examen clínico practicado, teniendo en cuenta la importancia de describir
los síntomas y signos que contribuyeron científicamente al diagnóstico, la fecha y la
hora en que se realiza el examen y la buena técnica en caso de la toma de muestras
biológicas (sangre y orina) para apoyar el diagnóstico clínico.

De gran importancia en el orden práctico para el médico de asistencia es el conocimiento


de los servicios que ofrece en Cuba el Centro Nacional de Toxicología (CENATOX) que,
durante las 24 h del día, brinda información especializada sobre toxicología clínica
(urgencias, prevención, diagnóstico y tratamiento) por vía telefónica desde cualquier parte
del país, de indiscutible utilidad para el médico de asistencia.
Capítulo 5. Toxicología forense 89

Diagnóstico y certificación del uso de drogas


Alcohol etílico o etanol
El alcohol es la sustancia química más utilizada por la humanidad. Casi todos los países
del mundo poseen una bebida típica de la que se enorgullecen. Las bebidas alcohólicas
contienen etanol (alcohol etílico). Atendiendo a la elaboración se pueden distinguir entre
bebidas producidas por fermentación alcohólica (vino, cerveza, hidromiel y sake), en las
que el contenido de alcohol no supera los 18 o 20˚, y las producidas por destilación de
más de 20˚, por lo general a partir de un producto de fermentación de más de 35˚ (licores
y aguardientes). Existe una gran variedad de bebidas alcohólicas dispersas por el mundo,
haciendo del alcohol la sustancia psicoactiva más popular del planeta.
Cuando el alcohol alcanza el cerebro, órgano abundantemente irrigado de sangre, afecta
de manera progresiva las capacidades sensoriales, perceptivas, cognitivas y motoras,
incluyendo el control muscular y el equilibrio del cuerpo. Estas características inherentes
al alcohol, confieren gran interés medicolegal al consumo de bebidas alcohólicas por su
asociación con la violencia.
Importancia medicolegal del alcoholismo agudo. El alcohol interfiere de forma nega-
tiva en todas las fases de la conducción. Es la investigación toxicológica más frecuente
presente en controles de tránsito, investigaciones laborales y en casos de muertes
violentas. Resultados de investigaciones en La Habana demuestran que se corrobora
en uno de cada tres accidentes del tránsito mortales, en uno de cada cuatro accidentes,
en uno de cada dos homicidios, en uno de cada cuatro suicidios, en asaltos sexuales
(víctimas y victimarios), en riñas y lesiones, y asociado a cualquier violencia.
Desde el punto de vista jurídico, la ingestión de bebidas alcohólicas puede tener di-
ferentes implicaciones en relación con el tránsito, puede ser causa eximente, atenuante
o agravante de la responsabilidad penal, así como determinadas especificidades en el
orden preventivo (cifras fronteras para los conductores de vehículos).
La ingestión de alcohol es directamente proporcional a los delitos relacionados
con la violencia. Se ha comprobado que beber de manera esporádica y en grandes
cantidades (bebedores de fin de semana) ocasiona problemas característicos, al mar-
gen de la cantidad ingerida finalmente. El alcohol potencia, a su vez, los efectos de la
ira, la violencia y el descontrol de las emociones que puede llevar a actitudes criminales,
problemas graves de convivencia familiar y provocar accidentes de tránsito, debido a
conductas temerarias.
El cuadro clínico del alcoholismo agudo se puede dividir en tres fases:
–– La primera caracterizada por una desinhibición inicial que da paso a un estado de
alegría y de sensación de poder hacer denominada fase de excitación.
–– Una segunda etapa caracterizada por la desinhibición total que impide la ejecución
de determinadas acciones, lo que con frecuencia ocasiona frustraciones que se aso-
cian a episodios violentos, denominada fase de violencia.
90 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– Una tercera y última etapa caracterizada por la depresión del sistema nervioso con la
consecuente relajación denominada fase de depresión.

Cada una de estas fases de la embriaguez o intoxicación alcohólica aguda suele


representarse con un animal basado en el comportamiento que asume el intoxicado;
así, la fase de excitación se representa con el mono, la fase de violencia con el león y la
fase de depresión con el cerdo.
Las modernas y peligrosas formas del consumo de alcohol son las siguientes:
–– Tampodka, tampax on the rocks: Almohadillas sanitarias impregnadas en Vodca o
Whisky que se introducen en la vagina o en el ano.
–– Eyeballing: Aplicación directa de alcohol en la mucosa de los ojos.
–– Oxy-shots: Inhalación de alcohol en nebulizadores con oxígeno.

Principios del examen clínico para la certificación de la ingestión de bebidas alcohó-


licas. Debe ser realizado por un médico, facultativo que debe informar en el documento
que certifica la actuación: Modelo 53-13-1 del MINSAP “certificado de reconocimiento
por ingestión de bebidas alcohólicas”, siguiendo la guía para el examen físico a realizar
(véase el Anexo 14.2 en el capítulo Documentos medicolegales).
Recomendaciones para la elaboración del certificado de reconocimiento por
ingestión de bebidas alcohólicas. Resulta de extraordinaria importancia seguir la
guía para el examen físico que tiene al dorso el documento original con los aspectos
siguientes:
–– Aliento etílico: Será apreciado por el médico examinador al colocarse lateralmente
y lo más cercano posible a la boca del examinado, indicándole a este que expire de
forma lenta y mantenida durante algunos segundos.
–– Euforia: Se valorará con cuidado porque, por lo general, no se conoce la personalidad
del examinado.
–– Locuacidad: Apreciar la calidad de la conversación del examinado.
–– Disartria: Dificultad para hablar.
–– Incoordinación motora de miembros superiores: Se explora mediante las pruebas
“índice-índice” e “índice-nariz”.
–– Incoordinación motora de miembros inferiores: Se explora mediante la prueba “ta-
lón-rodilla” y comprobando el signo de Romberg (simple y sensibilizado).
–– Marcha atáxica (en zigzag): Es expresión de una alteración de la coordinación, y se
manifiesta por la tendencia a caerse hacia delante, atrás o a los lados.

Otros elementos a tener presente durante el examen físico para la certificación


del estado alcohólico del examinado, por estar presente cuando hay ingestión de bebidas
alcohólicas a la exploración, son: las maniobras manuales imprecisas, la disminución de la
atención, el lenguaje tropeloso, la constatación de hipo, náuseas y vómitos, la lenta adapta-
ción a la oscuridad, el nistagmo de rotación alargado, la sensibilidad corneal disminuida,
la desorientación, el sueño constante y, en intoxicaciones profundas, el estado de coma
y hasta la muerte.
Capítulo 5. Toxicología forense 91

Con el fundamento de todos los hallazgos durante el examen físico y en dependen-


cia de los resultados que deben ser consignados de manera explícita (si, no, presente,
ausente, positivo o negativo) y no dejar nunca espacios en blanco, finalmente el médico
debe pronunciarse en relación a las posibles conclusiones marcando con una X en el
espacio previsto, si ha ingerido o no bebidas alcohólicas y si se encuentra o no en estado
de embriaguez. Termina con la firma del documento, con lo que se asume la responsa-
bilidad de todo lo plasmado en el certificado.
En casos de solicitud de toma de muestra biológica (sangre, orina) para complementar
el diagnóstico, es importante tener presente la responsabilidad del médico examinador
y las recomendaciones para la toma correcta de la muestra. Si se va a tomar muestra
de sangre, se recomienda que sea de una punción venosa superficial, en el antebrazo;
además, se debe practicar la antisepsia con agua jabonosa y enjuague del área a pun-
cionar, y no tomar de conexión en uso de venoclisis. Se debe usar siempre anticoagu-
lante en el frasco, procurar el llenado total, tapa hermética y colocar todos los datos de
identificación en el frasco. Importante garantizar la documentación relativa al traslado y
manipulación de la muestra desde el lugar donde se obtiene hasta el laboratorio donde
se va a analizar (Sistema de Cadena de Custodia).

Metanol
El metanol, alcohol metílico CH3OH o “alcohol de madera”, es un líquido incoloro e
inflamable con olor y sabor igual al etanol, que se utiliza como disolvente en la prepara-
ción de lacas, tintes y curtidos de pieles. Por su gran similitud con el etanol, suele usarse
de modo fraudulento en la fabricación clandestina de bebidas. Este alcohol metílico
como tal no causa efecto tóxico en el organismo; pero, cuando es transformado por los
sistemas enzimáticos hepáticos a formaldehído y ácido fórmico, se origina el efecto
tóxico por la acción selectiva de este compuesto sobre el sistema nervioso. La vía más
frecuente de intoxicación aguda es la vía oral.
Cuadro clínico. El inicio de los síntomas es entre 40 min y 72 h (por lo habitual entre
12 y 24 h). Después de un cuadro clínico de embriaguez, la ingestión simultánea de
etanol retrasa el cuadro clínico. La intoxicación afecta el sistema nervioso central, los
ojos y el tubo gastrointestinal, dando un cuadro de acidosis metabólica. La afectación
se caracteriza por:
–– Sistema nervioso central: Cefalea, náuseas, letargia, ataxia, estado de embriaguez,
convulsiones, coma y edema cerebral.
–– Afectación ocular: Visión imprecisa, disminución de la agudeza visual, fotofobia,
midriasis y ceguera irreversible.
–– Manifestaciones gastrointestinales: Náuseas, vómitos, dolor abdominal y pancreatitis
aguda.
–– Acidosis metabólica.

La ingestión de metanol debe considerarse siempre una intoxicación muy grave en


la que deben tomarse precauciones extraordinarias.
92 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Marihuana
La marihuana es la droga ilícita más consumida, asociada a la creencia errónea en la
población de que es una droga “blanda”, y que provoca menos efectos dañinos (incluso
que el tabaco); además, por ser la droga de más fácil acceso por su precio más barato,
y por no depender necesariamente de su importación, así como por el desconocimiento
de que puede constituir el principio de una escalada hacia drogas más potentes (Fig. 5.1).

Fig. 5.1. Marihuana.

Los derivados de la Marihuana consisten en la picadura y el aceite de hachís (Fig. 5.2).


Es menester señalar que en la actualidad se elaboran productos químicos sintéticos que
simulan la marihuana, mucho más agresivos que los derivados de la planta, que reciben
la denominación de cannabinoides sintéticos.

Fig. 5.2. A la izquierda, se observan los derivados de la picadura; a la derecha, recipiente con aceite
de hachís.
Capítulo 5. Toxicología forense 93

El diagnóstico clínico de la intoxicación por marihuana se hace mediante los cuatro com-
plejos clínicos descritos por el profesor cubano de Medicina Legal, Dr. Ignacio Fournier Ruiz,
que agrupan los signos y síntomas propios del consumo a consecuencia de la acción
de los cannabinoides, principio activo de la Cannabis sativa, nombre genérico de la
planta. Estos complejos clínicos son:
–– Complejo oculopalpebral: Midriasis, congestión conjuntival y blefarostenosis reac-
cional.
–– Complejo neuropsíquico: Variable con la personalidad, influencia del momento del
examen. Alucinaciones.
–– Complejo rinobucofaríngeo: Consiste en sequedad de las mucosas (fosas nasales,
de la boca y de la faringe), dificultad para escupir, aliento extraño (heno quemado).
–– Complejo dinamolocomotor: Agitación motriz, firmeza de los movimientos.

Es de significar que, a diferencia de lo que se observa en la intoxicación alcohólica,


aquí habrá firmeza en los movimientos y ausencia de ataxia, siendo muy característico
la sequedad bucal y la dificultad para escupir, lo que permite distinguir el cuadro clínico
de la intoxicación por Cannabis del alcoholismo agudo, a pesar de que en ambos casos
se pueden observar la euforia y la agitación psicomotriz. No se debe olvidar el frecuen-
te consumo simultáneo de la marihuana y de las bebidas alcohólicas, lo que hará más
florido el cuadro clínico que podrá recordar el del esquizofrénico en crisis.

Cocaína
La cocaína es un alcaloide que se obtiene de las hojas del arbusto (Erythroxylon
coca) (Fig. 5.3), cultivado desde hace muchos años en América del Sur, primero usado
en ritos religiosos y para impedir la aparición del cansancio, eliminando la sensación de
hambre y de frío. Cuando fue aislado el alcaloide de las hojas de esta planta, se trató de
emplearlo en el tratamiento de la morfinomanía, obteniéndose resultados desastrosos.
El control mundial de la cocaína empezó en la Convención del opio, en 1921. Cuando
surgió en el mercado clandestino la heroína hubo un retroceso de la cocaína, aunque
con posterioridad su consumo aumentó.
En cuanto a los derivados, el crack es un derivado de la cocaína, y es extremadamente
peligroso, por cuanto tiene efectos inmediatos muy intensos y provoca una dependencia
psicológica tan esclavizante que resulta casi imposible abandonar su consumo una vez
que se ha probado varias veces. Se trata de una pasta como porcelana que, cuando se
tritura, asemeja escamas. Se fuma en forma de cigarrillos, pulverizado y mezclado con
tabaco o marihuana, entre otros (Fig. 5.4). Hasta 1984 era bastante desconocido, año en
que aparece en Nueva York, Los Ángeles y Miami, extendiéndose por EE. UU. y al resto
del mundo. En la actualidad constituye un grave problema sociosanitario.
94 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Fig. 5.3. Cocaína.

Fig. 5.4. Derivados de la Cocaína.

Portadores humanos de drogas


Son las personas que intentan enmascarar y esconder drogas ilegales para burlar el
control de las autoridades aduaneras, ocultándolas en el cuerpo; por ejemplo, en el espa-
cio gastrointestinal, adosada al cuerpo, en los genitales, en el recto o en otros espacios
virtuales. Se denominan “body packers”, “body stuffers”, “mulas tragonas”, “culeros”,
“camellos” o “correos de drogas”. Estos portadores humanos de drogas transportan
centenas de gramos de drogas, divididos en pequeñas bolsitas de látex (10 a 100 g).
El contenido de una bolsa puede equivaler a dosis letales de cocaína o heroína, lo que
asegura la muerte en caso de una ruptura (Fig. 5.5).
Capítulo 5. Toxicología forense 95

Fig. 5.5. Formas que utilizan los transportadores humanos de drogas para evadir las autoridades
legales.

Aspectos éticos del diagnóstico del consumo


de drogas
Las cuestiones bioéticas, éticas y deontológicas constituyen aspectos de gran im-
portancia a tener en cuenta al proceder al diagnóstico del consumo de una sustancia de
abuso. Los aspectos éticos del diagnóstico del consumo de drogas son:
–– El secreto profesional y su relatividad.
–– El carácter confidencial de la información por parte del equipo de salud.
–– El consentimiento informado.
–– El respeto a la vida privada del paciente.
–– El derecho del paciente a conocer el resultado de los exámenes a él practicados.
–– La no discriminación.

Estos aspectos deben ser tenidos en cuenta en estrecho vínculo con los fines que
persigue el diagnóstico del consumo de drogas, que es extremadamente importante
como ya se ha insistido, tanto por su repercusión en la salud de las personas, como por
su trascendencia en el orden jurídico generando implicaciones laborales, civiles y sobre
todo penales.
96 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Finalmente es menester señalar que estas cuestiones también constituyen aspectos


de gran importancia a tener en cuenta cuando se procede al diagnóstico de si ha habido
o no consumo de una sustancia tóxica.
Al informar sobre el diagnóstico positivo acerca del consumo de drogas, en dependencia
de la finalidad de la prueba, pudiera estar exonerando a un culpable o condenando a un
inocente, por lo que se requiere de absoluta seguridad al emitir conclusiones al respecto.
No se trata de minimizar u ocultar resultados cuando objetiva y científicamente se puede
afirmar que son positivos, sino de estar seguros de la veracidad y cientificidad de lo que
se va a certificar.

Bibliografía
Apuba Nandy (2010). Forensic Medicine. India: Calcuta.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1983). Ley de la Salud Pública. Ley N.o 41. 15 de agosto de 1983.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1988). Decreto Ley 139 Reglamento de la Ley de Salud. Gaceta
Oficial de la República de Cuba; edición Ordinaria N.o 12. 22 agosto 1988.
Asamblea Nacional del Poder Popular (2010). Ley N.o 109 Código de Seguridad Vial. La Habana:
Gaceta Oficial de la República de Cuba; edición Ordinaria. N.o 40 17 septiembre 2010.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1983). Ley N.o 41. Ley de Salud. La Habana. Gaceta Oficial
de la República de Cuba; edición Ordinaria. 15 agosto 1983.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1999). Ley N.o 5/1977 Ley de Procedimiento Penal (actuali-
zada). La Habana. Ministerio de Justicia.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1988). Ley N.o 62/1988. Código Penal; edición actualizada
concordada y comentada. La Habana: Editorial Félix Varela.
Asamblea Nacional del Poder Popular (2011). Resolución N.o 28. Metodología a emplear en las
unidades de salud para el diagnóstico de los efectos del alcohol. La Habana. Gaceta Oficial de
la República de Cuba; edición extraordinaria N.o 14. 15 marzo 2011.
Asamblea Nacional del Poder Popular (2011). Resolución N.o 29. Metodología de procedimientos
y pruebas a emplear para la detección de drogas tóxicas, sustancias alucinógenas, hipnóticas,
estupefacientes u otros de efectos similares. La Habana. Gaceta Oficial de la República de Cuba;
edición extraordinaria N.o 14. 15 marzo 2011.
Colectivo de Autores (2002). Atención a las Adicciones en la Comunidad. Folleto del Ministerio de
Salud Pública.
DSM-IV (s/a). Manual de Diagnóstico de la Asociación Psiquiátrica Norteamericana IV Revisión.
Fournier Ruiz, I. (1983). Preguntas y Respuestas. Medicina Legal (II Parte). La Habana: Editorial
Ciencias Médicas; pp. 316-22.
Gálvez Cabrera, E. (1988). “El alcohol como un factor causal en los accidentes del tránsito”. Tesis
para optar por el título de Especialista en Medicina Legal. La Habana: Instituto de Medicina Legal.
Gálvez Cabrera, E. (2004). Apuntes sobre Drogas de Abuso. En: http//www.uvirtual.sld.cu/wssc/slides
Gálvez Cabrera, E. (2006). Apuntes sobre violencia intrafamiliar. En: http//www.ucmh.sld.cu/uv/
supercurs
Gálvez Cabrera, E. (2006). Alcohol etílico; Disponible en: http//www.sld.cu/uv/supercurso
Gálvez Cabrera, E. (2005). Bases legales de la actuación médica ante el uso de drogas ilícitas en
Cuba. Rev. Cubana Med Gen Integr; 21(5-6).
Capítulo 5. Toxicología forense 97

Gálvez Cabrera, E. (2003). El modelo de certificado para el diagnóstico medicolegal del consumo
de drogas. Revista Habanera de Ciencias Médicas. 1(5).
Gálvez Cabrera, E. (2005). Uso Indebido de Drogas en Estudiantes de 6.to año de Medicina. Rev.
Habanera de Ciencias Médicas. Volumen 4, N.o 5, nov.-dic.
Gisbert Calabuig, J.A. (2004). Medicina Legal y Toxicología. 6.ta ed. España: Editorial Masson.
González Marquetti, T., Gálvez Cabrera, E. (2005). Drogas y sexualidad: grandes enemigos. Rev.
Cubana Med Gen Integr; 21(5-6).
González Pérez, J., Montalvo Vidal, E., Gálvez Cabrera, E., Tamame Camargo, A., Basanta Montesinos,
A.M., Ponce Zerquera, F. (2009). Medicina Legal y Ética Médica. [ CD ROM] La Habana: Instituto
Superior de Ciencias Médicas.
González, R. (2000). Cómo enfrentar el peligro de las drogas. Santiago de Cuba: Editorial Oriente.
González, R. (s/a). Clínica y terapéutica de las adicciones para el Médico General. Ediciones San
Luis. Argentina.
Milián, Y. Gálvez, E. (2005). Factores de riesgo para el consumo de drogas ilícitas. Rev cubana Med
Gen Integr; (5-6).
Milián Gálvez, E. (2006). Epidemiología del uso de drogas ilícitas en el municipio Plaza. Rev cubana
Med Gen Integr; 22(1).
Organización Mundial de la Salud (2011). Clasificación Internacional de enfermedades y causas de
muerte. CIE-X1: 11.na edición.
Ponce Zerquera, F. et al. (1999). Medicina Legal. La Habana: Editorial Ciencias Médicas.
Reglamento General de Hospitales (2007). [Internet] [citado 2011 mar 14 Disponible en: http://files.
sld.cu.urgencia/files/2012/07/rm_1_2007.pdf
Reimann, W. Prokop, O. (1987). Vademécum de Medicina Legal para médicos, criminalistas y juristas.
La Habana: Editorial Científico Técnica.
República de Cuba (2008). Resolución N.o 135. Reglamento de Policlínicos. Gaceta Oficial; edición
Ordinaria, 17 jun 2008.
Vargas Alvarado, E. (1980), Medicina Legal. Compendio de Ciencias Forenses para médicos y abo-
gados. San José. Costa Rica: Lehmann Editores.
Capítulo 6

Sexología forense
Elisa Isabel Montalvo Vidal y Marta Eugenia Vázquez Ortiz

El médico general debe orientar a las personas de la comunidad cuando le plantean


problemas relacionados con el sexo, ya que la familia es el primer grupo social al cual
pertenece el ser humano, donde se adquieren los valores básicos acerca de la sexualidad.
En ese primer grupo social se aprende qué es lo bueno y qué es lo malo, lo socialmente
aceptable, los roles sexuales y los patrones culturales.
Cuando las relaciones sexuales originan conductas antijurídicas, porque se viola la li-
bertad de las personas de ejercer su sexualidad de forma libre, surgen los delitos sexuales
de los que se derivan problemas medicolegales. El médico debe presumir si se trata de
un delito, orientar la conducta legal que pueden seguir los supuestos afectados, prestar
asistencia médica cuando sea necesaria y, lo que es fundamental, tener en cuenta la
prevención de la violencia sexual y la contribución a la rehabilitación física o psíquica
(o ambas) de la víctima.
Desde el punto de vista ético y legal, el secreto profesional obliga al médico a no revelar
lo que ha conocido respecto a los hechos y sus circunstancias, limitándose a informarlo
solo a la autoridad correspondiente cuando lo solicite.
Aunque mayoritariamente la sexología forense trata cuestiones de carácter penal,
también la actividad sexual humana se considera en otros ordenamientos jurídicos, como
en el derecho constitucional, en el derecho civil, en lo administrativo y en lo laboral, pues
de la actividad sexual surgen los problemas medicolegales relativos a la procreación y
el producto de la concepción.

Aspectos medicolegales de los delitos sexuales


En caso de sospecha de un delito sexual, el médico debe atender a las víctimas en los
casos que esto sea necesario por daños físicos o a la salud y orientar a estas o a sus
familiares cómo y dónde hacer la denuncia de lo ocurrido.
Orientar es informar a los afectados que pudiera tratarse de un delito sexual, que, por
ser delitos privados, se denuncian por interés de las partes afectadas y no por el médico
de asistencia (como sucede con los delitos de lesiones y el homicidio). Por tanto, solo
Capítulo 6. Sexología forense 99

ellos pueden formalizar una denuncia ante la autoridad competente en una unidad de
la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), que será la autoridad encargada de enviar la
víctima a Medicina Legal.
F. Lancís y Sánchez, reconoce los delitos sexuales de la forma siguiente. Son figuras
delictivas “que reconocen en su génesis el instinto sexual, o expresan actos libidinosos,
lascivos, lujuriosos u obscenos que traducen una actividad sexual y una satisfacción
erótica”.

Delitos sexuales de mayor interés medicolegal


Entre los delitos sexuales de mayor interés medicolegal se encuentran:
–– La violación.
–– La pederastia con violencia.
–– Los abusos lascivos.
–– El estupro.

Violación
En el artículo 298 del Código Penal de la República de Cuba, se recoge que la violación
es el acceso carnal con una mujer, sea por vía normal o contranatura, cuando el culpable
use fuerza o intimidación suficiente para conseguir su propósito, o la víctima se halle en
estado de enajenación mental o de trastorno mental transitorio, o privada de razón o
de sentido por cualquier causa, o incapacitada para resistir, o carente de la facultad de
comprender el alcance de su acción o de dirigir su conducta, o siempre que la víctima sea
menor de 12 años de edad. Cuando la víctima es una menor de 12 años de edad, o por el
hecho resulta lesionada o con enfermedad grave, el victimario recibe una sanción mayor.
Se debe significar que en la legislación penal cubana la violación es heterosexual,
siendo el sujeto activo una persona del sexo masculino y el sujeto pasivo una persona
del sexo femenino. Las circunstancias en que se produce el acto son las que lo hacen
ser prohibido por la ley.
El legislador emplea los términos “vía normal” para referirse al coito efectuado por vía
vaginal y “contranatura” como la cópula por el ano. Uno u otro vocablo se relacionan con
el funcionamiento de los órganos sexuales humanos y no con el comportamiento que la
sociedad considera como normal.
Cuando la víctima ofrece resistencia o el victimario trata de inmovilizarla, acallarla o la
magulla para disminuir su fuerza o si la lesiona por la violencia del acto en sí, se manifies-
ta la violación con violencia física; de lo contrario, en ausencia de lesiones, si concurren
alguna(s) del resto de las circunstancias reflejadas en el Código Penal, se integraría la
violación sin violencia física.
100 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Pederastia con violencia


En el artículo 299 del Código Penal cubano se consigna que la pederastia con violencia
es el acto de pederastia activa (coito anal), empleando violencia o intimidación, o aprove-
chando de que la víctima esté privada de razón o de sentido o incapacitada para resistir,
o siempre que la víctima sea menor de 14 años de edad, aun cuando no concurran en el
hecho las circunstancias previstas anteriormente.
Si como consecuencia del hecho, la víctima resulta lesionada o con enfermedad grave,
el victimario recibe una sanción mayor.
El delito de pederastia con violencia, según la legislación penal cubana, se constituye
siendo el sujeto tanto activo como pasivo una persona del sexo masculino. El que ejecuta
el acto, es pederasta activo y el que lo tolera en su cuerpo es pederasta pasivo.

Abusos lascivos
En el artículo 300 del Código Penal cubano aparece el delito de abusos lascivos, como
aquel que es cometido por quien, sin ánimo de acceso carnal, abuse lascivamente de
una persona de uno u otro sexo, cuando el autor utiliza fuerza o intimidación suficientes
para conseguir su propósito, o cuando la víctima se encuentra en estado de enajenación
mental o de trastorno mental transitorio, o privada de razón o de sentido por cualquier
causa, o incapacitada para resistir, o carente de la facultad de comprender el alcance de
su acción o de dirigir su conducta, o siempre que la víctima sea menor de 12 años de edad.
En este caso, el autor no posee el ánimo de acceso carnal, o sea, no tiene la intención
y no realiza el coito con la víctima, sino que procura la satisfacción del deseo sexual (libi-
do) de muy diversos modos, por medio de cualquier maniobra o evolución erótica. Unas
veces se utilizan besos, otras se producen tocamientos digitales, bucales o peneanos
en diversas zonas del cuerpo, que se califican como maniobras abusivas debido a las
circunstancias en que se producen, fundamentalmente porque las víctimas no dan su
consentimiento o su consentimiento no es válido.
En este delito, víctima y victimario pueden ser tanto del sexo femenino como mas-
culino; además, los hechos que pueden dar lugar a la integración del delito de abusos
lascivos son extraordinariamente variados y numerosos.

Estupro
En el artículo 305 del Código Penal cubano Capítulo II, delitos contra el normal desarrollo
de la familia, señala que el estupro es cometido por quien tenga relación sexual con mujer
soltera mayor de 12 años y menor de 16, empleando abuso de autoridad o engaño. El
autor siempre es del sexo masculino y la víctima del sexo femenino.
Capítulo 6. Sexología forense 101

Actuación del médico general ante víctimas


de delitos sexuales
Todo lo explicado antes permite que el médico general identifique los delitos sexua-
les que ocurren con mayor frecuencia, y la conducta que debe tomar ante estos será la
siguiente:
–– Prestar la asistencia médica necesaria cuando el estado clínico de la persona lo
demande y orientar cómo hacer la denuncia ante la autoridad competente.
–– Escribir en la historia clínica tanto los hallazgos del examen físico que se realizó para
diagnosticar las lesiones, como las indicaciones médicas. Estos datos son importantes
para que después la autoridad competente pueda instruir el delito que corresponda,
sin que la atención médica y el tratamiento interfieran, sino todo lo contrario, siendo
muy valiosa esta contribución para establecer si existió peligro inminente para la vida
de la víctima por las lesiones recibidas.
–– Contribuir a la investigación judicial, conservando los indicios que pudieran estar pre-
sentes, o sea orientar a las supuestas víctimas o familiares que no debe asearse, debe
conservar el vestuario y no alterar el lugar del hecho, ya que pueden existir manchas
de sangre, semen, saliva, vellos y pelos u otras fibras, e inclusive material del lugar,
como tierra, arena, gravilla, yerbas, útiles para la demostración del delito.
–– La contribución a la rehabilitación física o psíquica (o ambas) de la víctima, una vez
realizado el correspondiente examen medicolegal, puede incluir la realización de
estudios complementarios para el diagnóstico de certeza del embarazo y de enfer-
medades de transmisión sexual (ETS) en el área de salud.
–– También debe apoyar a los médicos legistas en la interpretación de los resultados
de los exámenes complementarios y el diagnóstico de estados clínicos asociados al
hecho que se investiga judicialmente, y atender después la rehabilitación de la víctima
(lesiones, secuelas físicas y psíquicas) y la familia en el equipo básico de salud.

La contribución más importante del médico de la atención primaria de salud es la pre-


vención de la violencia sexual, porque puede llegar a constituir algunos de estos delitos,
siendo fundamental la promoción de hábitos de vida saludable en la comunidad.
Entre los errores más frecuentes en la práctica del médico asistencial, ante estos he-
chos, están que se examinan menores llevados por sus familiares al consultorio (CMF), y
se comenta con el familiar los supuestos hallazgos, otras veces se envían directamente al
servicio de Medicina Legal, sin orientar que se debe acudir a la PNR a realizar la denuncia.
102 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Bibliografía
Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba (2014). Ley N.o 116 Código del Trabajo.
Gaceta Oficial de la República de Cuba, edición Extraordinaria de17 de junio de 2014; La Habana.
Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba (1989). Ley N.o 59 Código Civil. Re-
visado https://www.gacetaoficial.gob.cu/html/codigo%20civil%20lib1.html.
Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba (1987). Ley N.o 7 - Ley de Procedi-
miento Civil, Administrativo, Laboral y Económico. Disponible en: http://www.cubalegalinfo.com/
lpcale-indice
Asamblea Nacional del Poder Popular (1983). Ley 105 de 2009 o Ley de Seguridad Social. La Habana
Gaceta Oficial de la República de Cuba, edición Ordinaria. 15 agosto 1983.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1983). Ley N.o 41. Ley de Salud. La Habana. Gaceta Oficial
de la República de Cuba, edición Ordinaria. 15 agosto 1983. Disponible en: www.gacetaoficial.cu
Asamblea Nacional del Poder Popular (1988). Decreto 139 Reglamento de la Ley de la Salud Pública.
La Habana. Gaceta Oficial de la República de Cuba, edición Ordinaria N.o 12. 22 febrero 1988.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1998). Ley N.o 62 Código Penal, edición actualizada, concor-
dada y comentada. Editorial Félix Varela.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1999). Ley 05 de Procedimiento Penal, Julio 1999. Disponible
en: https://www.gacetaoficial.gob.cu/html/ippenal.html
Colectivo de autores (1984). Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas, edición Revolucionaria.
La Habana: Editorial Científico Técnica, p. 382.
Colectivo de autores (1999). Medicina Legal. La Habana: Editorial Ciencias Médicas.
Lancís y Sánchez, F., Fournier, I., Ponce, F., González, J., Valdés, L., Pons, M. (1981). 52,94. Desco-
nocido. 103. 47,91. 23. 18,25. 5. 19,23. 0. 0,00. 131. 35,03. http://revgmespirituana.sld.cu/index.
php/gme/article/view/866/761
Ministerio de Salud Pública (1982). Resolución N.o 139 de 1982. Sobre Certificado de Asistencia
Médica de Primera Intención de un Lesionado.
República de Cuba (2017). Gaceta Oficial extraordinaria No 7, 2017. Decreto Ley N.o 339 y 340 “de
la maternidad de la trabajadora”,Capítulo I.
Capítulo 7

Obstetricia medicolegal
Elisa Isabel Montalvo Vidal y Marta Eugenia Vázquez Ortiz

La palabra obstetricia proviene del latín obsto, que significa estar de pie y obstetrix, que
es igual a partera. Forma parte del contenido de la Medicina Legal, cuando se estudian
las cuestiones legales relacionadas con el embarazo, el parto y el puerperio, además del
aborto ilícito y las cuestiones referentes al estudio medicolegal del producto humano de
la concepción hallado muerto.

Embarazo
El embarazo es el periodo comprendido entre la fecundación y el nacimiento del
producto, durante el cual ocurre su desarrollo. Tiene un tiempo de duración aproximado
de 280 días o 9 meses. A veces es necesario establecer si una mujer está embarazada,
por las consecuencias jurídicas tanto para ella, como en relación con los derechos de la
futura persona.

Diagnóstico medicolegal del embarazo


e importancia en las distintas esferas del derecho
Diagnóstico medicolegal en el derecho penal. Este diagnóstico es importante porque:
–– Elimina la sospecha de aborto ilícito, si la mujer está en estado de gestación.
–– Descarta la suposición de parto reciente y de la muerte del recién nacido, porque la mujer
aún está en estado de gestación o porque no lo estuvo nunca, o ratifica lo contrario.
–– El embarazo puede constituir un elemento de presunción de una supuesta violación
o estupro, aunque no determina la ocurrencia de esos delitos.

Diagnóstico medicolegal en el derecho civil. Este diagnóstico, también denominado


de certeza, se necesita para obtener dispensa para contraer matrimonio antes de los
300 días del divorcio anterior o viudez, ya que, si el diagnóstico es positivo, hay que definir
la paternidad legalmente de acuerdo al artículo 6 del Código de Familia.
104 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Diagnóstico medicolegal en el derecho laboral. Es fundamental, por los beneficios


que brinda la Seguridad Social mediante el Decreto-Ley 234/2003 de la Maternidad de la
Trabajadora.
El diagnóstico de embarazo puede ser de probabilidad y de certeza:
Diagnóstico de probabilidad:
–– Aumento de volumen del abdomen y del útero.
–– Aumento de volumen de las mamas y presencia de secreción láctea.
–– Línea morena.
–– Estrías abdominales.
–– Amenorrea.
–– Náuseas, vómitos, polaquiuria, entre otros.
–– Test de embarazo (alta probabilidad).

Diagnóstico de certeza: Es el de interés medicolegal:


–– Movimientos activos del feto.
–– Peloteo fetal.
–– Latidos cardiacos fetales.
–– Esqueleto fetal visto en rayos X abdominal.
–– Saco embrionario y feto comprobado en ultrasonografía de útero.

El diagnóstico del embarazo se acredita por el médico asistencial mediante el certificado


médico; modelo 53-63 del MINSAP. El médico de la comunidad debe tener dispensariza-
das las mujeres en edad fértil, lo que puede ser útil cuando el diagnóstico del parto y el
puerperio son de interés judicial.

Parto, simulación y disimulación


El parto es la expulsión o extracción por las vías naturales del feto a término o viable.
Si el producto de la concepción no reúne una de estas últimas condiciones, se dice que
se trata de un aborto. Ello es importante ante la simulación o disimulación.
En Cuba es muy rara la simulación del parto, pero aparecía en el derogado Código de
Defensa Social como el delito de “suposición de parto” cuando se deseaba fabricar un
heredero, lo que requiere el diagnóstico del parto reciente. Si la mujer se encuentra en la
comunidad, la actuación medicolegal del médico asistencial es contribuir a la preserva-
ción del lugar del suceso que posteriormente debe investigar la autoridad competente.
La disimulación de un parto por lo general ocurre para rehuir la responsabilidad del
asesinato de un recién nacido, por lo que se debe hacer el diagnóstico del parto reciente y
la determinación del tiempo transcurrido después de este. Habitualmente fue precedida de
la disimulación del embarazo y, por esto, el médico de asistencia puede aportar información
acerca de las posibles mujeres que en el área de salud puedan estar en esa situación.
Capítulo 7. Obstetricia medicolegal 105

Puerperio
El puerperio es el periodo comprendido entre la fecha del parto y el retorno a la nor-
malidad, o involución, de los órganos sexuales femeninos. Los signos de parto reciente
presentes en el puerperio son:
–– Pulso blando y frecuente.
–– Vientre flácido y con vergetures violáceas.
–– Útero globuloso (se debe precisar su altura).
–– Desgarros, erosiones, tumefacción, cúmulos sanguíneos y loquios en genitales ex-
ternos, vagina y en el periné.

La involución del útero se manifiesta de la manera siguiente:


–– Inmediatamente después del alumbramiento, al nivel del ombligo.
–– A los 6 días, a la mitad entre el ombligo y la sínfisis del pubis.
–– A los 10 días, al nivel de la sínfisis del pubis.
–– A los 12 días, por detrás del pubis.
–– A los 40 días, ya tiene su forma habitual.

La involución del cuello del útero se comporta de la manera siguiente:


–– De 4 a 5 días, el “hocico de tenca” se muestra tumefacto, blando y desgarrado, y el
conducto cervical admite la introducción de uno o dos dedos.
–– A la semana, solo permite la introducción de un dedo.
–– A las 2 semanas, se cierra por completo.

Los signos de parto antiguo pueden ser más datos en la identidad de una supuesta
madre; algunos de estos son:
–– Hiatos de la vulva más ensanchado y por lo general con la cicatriz de la episiotomía.
–– Carúnculas mirtiformes.
–– Cuello uterino en forma de “hocico de tenca”, con un orificio lineal o a veces desga-
rrado, a diferencia del puntiforme de la nulípara.

Aborto y aborto ilícito


Desde el punto de vista obstétrico, el aborto es la interrupción del embarazo antes de
que el feto sea viable, es decir, antes de las 22 semanas o con un peso menor de 500 g.
Desde el punto de vista medicolegal, es la muerte intencional del producto de la fecun-
dación, provocada en cualquier momento del embarazo, con o sin expulsión de dicho
producto fuera del claustro materno.
El aborto ilícito constituye un delito contra la vida en las circunstancias siguientes:
Cuando se realiza fuera de las regulaciones de salud establecidas para el aborto,
con o sin autorización de la grávida; se cause el aborto de esta o se destruya de
cualquier manera el embrión. Artículo 267.1 del Código Penal.
106 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Aspectos importantes del aborto ilícito


El aborto ilícito se agrava en determinadas circunstancias, estas son:
–– Cuando se comete por lucro.
–– Cuando se realiza fuera de las instituciones oficiales.
–– Cuando se realiza por una persona que no es médico.
–– Cuando, aunque no se ejerza violencia ni fuerza contra la grávida, se hace sin su
consentimiento.
–– Cuando el victimario ejerce fuerza o violencia en la persona de la grávida.
–– Cuando además de la violencia o fuerza hay lucro, se hace fuera de instituciones
oficiales o se hace por una persona que no es médico.
–– La gravedad mayor la constituye la muerte de la grávida.

El aborto ilícito se puede provocar utilizando diversos métodos, entre estos:


–– Mediante el empleo de sustancias abortivas que ocasionan un cuadro clínico general de
intoxicación.
–– Maniobras abortivas que son los procedimientos más eficaces y generan la mayoría
de las complicaciones que conllevan intervenciones judiciales. Pueden ser:
• Acción directa sobre la vagina y la superficie del cuello uterino; por ejemplo, la
cauterización.
• Acción sobre el conducto cervical; por ejemplo, la dilatación.
• Acción directa sobre el huevo y las membranas; por ejemplo, el curetaje y la aspiración.

Las complicaciones del aborto ilícito (más frecuentes) son:


–– Embolismos.
–– Hemorragias.
–– Infecciones.
–– Shock anestésico.
–– Shock neurogénico.
–– Perforación.

Conducta del médico ante la presunción de un aborto ilícito


El médico, ante la presunción de un aborto ilícito, debe tener presente que el exa-
men físico de la mujer víctima del aborto ilícito puede realizarse en vida o cadáver. La
primera situación, estando en la comunidad, se puede sospechar si existe hemorragia
uterina, eliminación de restos de placenta y eliminación de otros componentes del saco
embrionario.
En el cadáver, el diagnóstico es más fácil porque se pueden examinar directamente,
macro- y microscópicamente, los órganos de la gestación y observarse dentro de la ca-
vidad sondas, medicamentos, partículas vegetales, entre otras, o las complicaciones de
las maniobras, como las perforaciones.
Las actuaciones medicolegales, en caso de aborto ilícito, son las siguientes:
–– Descartar que se trate de un aborto espontáneo (causas maternas, fetales o ambas).
Capítulo 7. Obstetricia medicolegal 107

–– E xaminar a la mujer buscando signos en los genitales, tales como perforaciones en


la vagina o del cuello, fondo o pared posterior del útero, con complicaciones.
–– Conservación del producto de la concepción, instrumentos (sonda metálica y cureta)
y sustancias hallados en la vagina, en el útero, la cavidad abdominal o en el lugar, para
que se puedan establecer las pruebas del aborto en las membranas, el embrión o el
feto y las lesiones que provocan.

Bibliografía
Asamblea Nacional del Poder Popular (1983). Ley N.o 41. Ley de Salud. La Habana. Gaceta Oficial
de la República de Cuba, edición Ordinaria. 15 agosto 1983.
Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba (2014). Ley N.o 116 Código del Trabajo.
La Habana Gaceta Oficial de la República de Cuba, edición Extraordinaria de17 de junio de 2014.
Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba (1989). Ley N.o 59 Código Civil. Dis-
ponible en: https://www.gacetaoficial.gob.cu/html/codigo%20civil%20lib1.html.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1998). Ley N.o 62 Código Penal, edición actualizada, concor-
dada y comentada. Editorial Félix Varela.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1988). Decreto 139 Reglamento de la Ley de la Salud Públi-
ca. La Habana. Gaceta Oficial de la República de Cuba, edición Ordinaria N.o 12.22 febrero 1988.
Asamblea Nacional del Poder Popular (2009). Ley 105 de 2009 o Ley de Seguridad Social. La Habana
Gaceta Oficial de la República de Cuba, edición Ordinaria. 15 agosto 1983.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1977). Ley N.o 7 - Ley de Procedimiento Civil, Administrativo,
Laboral y Económico Revisado en: http://www.cubalegalinfo.com/lpcale-indice
Asamblea Nacional del Poder Popular (1999). Ley 05 de Procedimiento Penal. Disponible en:
https://www.gacetaoficial.gob.cu/html/ippenal.html
Colectivo de autores (1999). Medicina legal. La Habana: Editorial Ciencias Médicas.
Colectivo de autores (1984). Diccionario terminológico de ciencias médicas, edición Revolucionaria.
La Habana: Editorial Científico Técnica; p. 382.
Ministerio de Salud Pública (1982). Resolución N.o 139 de 1982. Sobre Certificado de Asistencia
Médica de Primera Intención de un Lesionado.
Ministerio de Salud Pública (1989). Resolución N.o 176 de 1989 sobre los Certificados Médicos.
República de Cuba (2017). Gaceta Oficial extraordinaria N.o 7, Decreto Ley N.o 339 y 340 “de la ma-
ternidad de la trabajadora” Capítulo I.
Capítulo 8

Psiquiatría forense
Ernesto Pérez González

El profesor Lancís (1970) definió a la psiquiatría forense, de forma concisa, como: “la
rama de la medicina legal que estudia las cuestiones legales que surgen como conse-
cuencia de los diversos estados de anormalidad psíquica.” Pérez define lo siguiente:
La psicopatología forense o psiquiatría forense, ya que ambos términos son si-
nónimos (Lancís, 1976), es una actividad pericial que tiene por objetivo auxiliar al
Derecho en el esclarecimiento del estado de salud mental de una persona de interés
en un proceso judicial, civil o penal, según las normas establecidas para la solicitud
y respuesta de pericias forenses (Pérez, 2018a).
Los peritajes en este campo se dirigen, por tanto, a dar respuesta a cuestiones rela-
tivas a en qué grado el estado mental de una persona particular, en un momento
o periodo también específico de interés a un proceso judicial, puede ‒o no‒ estar
afectado o haber estado afectado, por una enfermedad mental, de forma que pueda
‒o no‒ aplicársele una fórmula que en la ley contemple tratamientos diferenciados
o tutelas para personas que sufran de un estado mental anómalo (Pérez, 2005).

Psicopatología medicolegal
En consecuencia de lo expuesto en párrafos anteriores, según las leyes penales ‒las
dirigidas a la respuesta social a los delitos‒, civiles ‒las dirigidas a registrar, regular y
decidir sobre actos de las personas que obran en los ámbitos familiar, administrativo, pa-
trimonial y similares‒ o laborales, hagan referencia a estados de anormalidad psicológica
que trasciendan a enfermedad mental de su interés, así se identifican los objetivos de las
pericias psiquiátricas o “tareas” forenses (Pérez, 2005) a cumplir en este campo. En las
legislaciones de todos los países, incluyendo Cuba, existen estas llamadas “fórmulas”
(Torío, 1983) o referencias a tales “diversos estados de anormalidad psíquica” (Lancis,
1970), aunque cada una de estas puede emplear formas propias de categorizarlas, dis-
tintas a la terminología psiquiátrica.
Las fórmulas que pueden aparecer con más frecuencia en las leyes penales y civiles
de un país y determinar pericias psiquiátricas son las siguientes:
–– Penales:
• Del acusado: Con objetivo en su posible inimputabilidad o a su competencia mental
para ser juzgado; y sobre su peligrosidad posdelictiva, si fuera inimputable.
Capítulo 8. Psiquiatría forense 109

• Del recluso: Para establecer si le han aparecido trastornos mentales tan importantes
que impiden mantenerlo en prisión.
• De la víctima: Para establecer su estado mental al sufrir el delito o si a consecuencia
de este sufrió trastornos mentales graves, ya sea por su intensidad o por ser perma-
nentes y constituir secuela psíquica.
• Del testigo: Para establecer si es psíquicamente apto para declarar.
• De personas con peligrosidad predelictiva, para establecer si esta depende de tras-
tornos mentales, incluyendo adicciones.
–– Civiles:
• De personas con presunta afectación o restricción de su capacidad civil.
• De personas que desean efectuar actos, tales como testar, casarse y similares, pero
pudieran no estar mentalmente aptos para ello.
• Otros.

En ocasiones, pueden solicitarse pericias sobre aspectos muy puntuales, como el


análisis de la confiabilidad del testimonio en víctimas o testigos infantiles de delitos
ocultos (Pérez, 2008a).
Las pericias sobre el estado mental de personas son de alta complejidad, lo que deter-
mina que se realicen en el contexto de equipos interdisciplinarios en los que confluyen
especialistas en psiquiatría; pero, también, médicos legistas, psicólogos, neurofisiólogos
y otros. Todos ellos preparados para obtener y aportar información útil que puede pro-
venir de cualquier campo del saber que confluya en la investigación judicial, incluyendo
la propia investigación policial, la criminalística y otras pericias médicas; ya que, será
importante, todo lo que refleje, de forma confiable, la conducta del sujeto a peritar en
el periodo de interés procesal, dada la regla general de que la conducta es el reflejo
directo de su subjetividad y los eventuales trastornos en esta, de haber existido, tienen
que haberse manifestado en esa conducta, cuyas peculiaridades son establecidas por
la investigación judicial toda (Pérez, 2018a).
Por ello, para la realización de un peritaje psiquiátrico útil, en cualquier caso, siempre
será necesario que el jurista que lo solicita aporte de forma clara a los peritos, al desig-
narlos, el objetivo de este, en especial qué razones hacen dudar de que el estado mental
de la persona sea o haya sido anormal; ya que, solo ante esas dudas, es que se practican
las pericias y se las direcciona. Además, toda la información procesal existente que re-
fleje, directa o indirectamente, la conducta del sujeto en el periodo de interés al proceso
y que será el material principal que los peritos analizarán, cual material anamnéstico,
mediante la aplicación del método científico de razonamiento médico: el método clínico
(Moreno, 2012; Pérez, 2018a). También emplearán lo obtenido del examen psiquiátrico
directo y actual que hagan de la persona y otros antecedentes patológicos (Pérez, 2018a),
en ocasiones aportados desde la atención primaria. Tendrá un valor especial toda la
información proveniente de la escena del crimen, hasta para decidir, desde elementos
objetivos, no solo psicopatológicos, la diferencia entre suicidios, accidentes y homicidios
(Mohandie y Meloy, 2000; Kvitko, 2006; García, 2016).
110 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Los peritos que establecen el estado mental de personas para la justicia, también
deben guiarse de forma estricta por los requisitos establecidos en las clasificacio-
nes diagnósticas vigentes, tal como la Clasificación Internacional de Enfermedades
(Organización Mundial de la Salud, 1992) y el Glosario Cubano (Hospital Psiquiátrico
de La Habana, 1983); pero, una vez establecido y justificado un diagnóstico, tendrán,
además, que interpretarlo en su informe pericial, escrito preliminar o verbal en el acto
de juicio oral, estableciendo sus equivalencias con los términos que aparecen en la
Ley para referirse a los estados psíquicos anormales, diferentes a los de la psiquiatría,
única forma en que sus resultados pueden ser entendidos y aplicados por los operarios
judiciales que demandaron su auxilio pericial (Daniel, 1948).
Los conflictos determinados por tales diferencias en la forma de categorizar a la
enfermedad mental, han sido durante años el punto de mayor dificultad entre juristas y
peritos psiquiatras, dado que el Derecho utiliza sus términos y la psiquiatría los suyos
(Calcedo, 1982); pero, en el caso de Cuba, en que por ley la actividad médico forense en
general y, dentro de esta, la psiquiátrica forense, está regulada, organizada y controlada
desde el Ministerio de Salud Pública, este conflicto quedó bastante atrás, cuando entró
en vigencia una resolución de dicho ministerio (Resolución N.o 100 del 7 de abril de 2008,
Ministerio de Salud Pública), en la que no solo se establecen de forma categórica para
todo el país los aspectos organizativos de la actividad psiquiátrica forense, sino también
los protocolos de actuación pericial y los criterios generales para homologar las fórmulas
jurídicas con las categorías psiquiátricas. Los peritos aplicarán a cada caso su criterio
profesional independiente, pero deberán proceder metodológicamente según la citada
resolución, así como tomarla como referencia interpretativa, pues esta se fundamenta
en lo practicado, investigado, publicado y reconocido académicamente en Cuba en este
campo en las últimas décadas.
Un médico de asistencia, incluyendo el de nivel primario, en cualquier país, debe atender
a personas interesadas en plantear dudas razonables ante la ley sobre el estado mental
de un sujeto, acusado o víctima de un delito, pudieran solicitarle que emita documentos
que reflejen si este ha sido atendido por trastornos mentales, para con ellos promover
pericias sobre su salud mental. En estas situaciones, en primer lugar, el documento
que se emita ‒el que ya no podrá ser un certificado de primera intención, tanto por no
tratarse de ese momento asistencial como tampoco de lesiones propiamente dichas‒
debe estar amparado por una historia clínica previa; así como, limitarse al contenido
de esta, sin derivar hacia interpretaciones que solo competen a un perito designado, y
confeccionarse según lo establecido para resumirla. En segundo lugar, debe observarse
el principio ético de confidencialidad, de suerte que no a cualquier persona se le entre-
gue información médica de otra; aunque, de tratarse de un caso penal y de solicitarlo
formalmente la autoridad competente (el Instructor policial, el Fiscal o directamente el
Juez, no así otro abogado, que de desearlo deberá solicitarlo por medio de aquellos) se
estará obligado a entregar a esta. Una buena práctica sería la de que cuando un médico
involucrado en asuntos de salud mental de alguien, recibe de personas la solicitud de
Capítulo 8. Psiquiatría forense 111

emitir este tipo de documentos, insistimos que, tanto en el caso de acusados como de
víctimas, les oriente dirigirse a la autoridad competente para que esta los solicite en la
forma legal establecida, a excepción de tratarse del inicio de un proceso de incapacidad
civil, que se tratará más adelante.

Psicopatología en el terreno penal


La ley penal de cualquier país contiene fórmulas para proteger a personas afectadas
por trastornos mentales trascendentes, psíquicamente invalidantes (Pérez, 2018b). A
veces esa protección se dirige a considerar como delito a determinados actos contra
personas mentalmente indefensas, cuando se las victimiza sacando provecho de su
estado de indefensión psíquica; por ejemplo, cuando se considera que ocurrió violación
si una retrasada mental severa ‒o una psicótica‒ es llevada a actividad sexual, aun
si no se ejerce sobre ella fuerza física o amenazas; o cuando un anciano demente es
abandonado por su familia a riesgo de que muera y se tipifica un delito de abandono
a desvalido o incapacitado, como puede verse en los artículos 298.1.b y 275 del Código
Penal Cubano (Ley N.o 62 del 29 de diciembre de 1987). Debe observarse que no se trata
de que si una persona sufre cualquier trastorno ya sería protegida o tutelada desde el punto
de vista penal de esta forma, sino solo lo sería si su trastorno, permanente o transitorio,
es tan incapacitante que le impidió defenderse, valerse por sí misma o decidir atendiendo
a sus reales intereses y necesidades (Pérez, 2006). Para establecerlo, la autoridad penal
convocará a peritos en la materia, cuya respuesta será la más importante en este campo,
pues de esta depende que se considere si hubo o no el delito que se sustentará en deter-
minado grado, no en cualquier grado, de anomalía psíquica de la víctima (Pérez, 2018a).
También, con relación a víctimas, es universal que las leyes penales de los distin-
tos países agraven delitos cometidos contra personas, si estas, con posterioridad y a
consecuencia indudable de estos, presentaron trastornos graves en su salud mental.
El calificativo de grave puede asignarse por dos indicadores: el primero, por tratarse
de un trastorno psicótico u otro que cumple los requisitos de clasificación diagnóstica
para ese calificativo, sean o no permanentes; el segundo, posible en el caso especial de
los delitos de lesiones u otros en los que ocurren estas adicionalmente, porque hayan
quedado secuelas psíquicas (trastornos mentales que tienen de manera inequívoca su
causa en el delito, trascienden a un diagnóstico y sean siempre de pronóstico evolutivo
crónico, sin que tengan que ser graves o psicóticos). De la respuesta pericial depen-
derá que se aplique o no estas agravantes, fundamentadas en determinado grado, no
en cualquier grado, de afectación psicológica por el delito en la víctima (Pérez, 2011).
Debe captarse que se trata de dos formas de afectación a la salud, mental en lo que
ocupa a este capítulo, por las que la repercusión del delito en la víctima resulta agravan-
te: enfermedad grave o lesiones graves, la primera como daño a la salud en general y la
segunda a partir de lo que penalmente se describe como “lesiones corporales”, es decir,
112 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

específicamente la consecuencia corporal de un agente vulnerante empleado en una


agresión.
Se ilustran estos principios que aparecen reflejados en el Código Penal de cualquier
país, con algunos ejemplos del Código Penal cubano (Ley N.o 62 del 29 de diciembre de
1987): en delitos como la “violación” (artículo 298, inciso b), “Pederastia con violencia”
(artículo 299.2.b), “abusos lascivos” (artículo 300.3 la pena a imponer al autor se incre-
menta hasta la más alta sanción prevista en el código, si la víctima, a consecuencia de
uno de esos delitos, sufre de “lesiones o enfermedad grave” (obsérvese cómo se separan
dos posibilidades: enfermedad o lesión, ambas graves); el “robo con violencia” (artículo
327.5.b) se agrava si la persona asaltada sufre además “lesiones graves”; y el delito de
“lesiones” (272.1 y 274) abarca también ambas posibilidades: “lesiones corporales graves
o dañe gravemente la salud”, las primeras por vías de secuela psíquica, entre otras. Estos
ejemplos muestran también cómo el médico que aplica su ciencia en auxilio del Derecho
debe ser capaz de interpretar la terminología propia de este y de equipararla a la médica.
En los casos de víctimas se repite la posibilidad de que médicos de asistencia apor-
ten información de la atención que han dado o promovido y que reciban estas; en cuyo
caso, se debe reiterar, si la autoridad actuante les solicita información, deben limitarse
a describir los aspectos clínicos y evolutivos del trastorno psíquico tratado, sin incluir
interpretaciones o recomendaciones que competen al perito, aunque siempre que sigan
los criterios clasificatorios de los trastornos mentales, sí pudieran calificarlos en el sen-
tido de si fueron ligeros, moderados o graves, pero sin omitir los elementos clínicos que
justifican tal calificativo. En el caso en que en el cuadro clínico de la víctima hayan estado
presentes signos de nivel cualitativo, justificativos de ubicarlo como de nivel psicótico,
estos también deben ser descritos de manera detallada.

Eximentes y atenuantes de la responsabilidad penal


Otra forma de protección al enfermo mental, involucrado en una causa penal (Torio,
1983; Pérez, 2018b), es la de establecer “eximentes” para analizar, de forma diferenciada,
al enfermo mental que, a consecuencia de su trastorno, ha cometido un delito. Igualmente,
todos los códigos penales las contienen.
Los códigos penales establecen qué conductas serán delitos en un país (Pérez,
2015). También aspectos que, de concurrir en las circunstancias o en las personas
involucradas, serán tomadas como agravantes, atenuantes o eximentes de la respon-
sabilidad penal, de suerte que disminuyen o incrementan la pena prevista para imponer
por ese delito; o excluyen de su imposición (Grillo, 1988; Roxin, 1997; Quiros, 1999). Ya
se mencionaron circunstancias que sustentan una agravante de delitos por afectar la
salud mental de la víctima.
Las eximentes son circunstancias que excluyen la responsabilidad penal de quien co-
mete un acto considerable como delito (Blanco, 2000). Se trata, por ejemplo, de cometer
una agresión en legítima defensa, es decir, cuando la propia ley justifica a quien agrede
Capítulo 8. Psiquiatría forense 113

a otra persona para evitar que esta, en ese mismo momento y de manera a su vez ilícita
y sin haberla provocado, dañe su integridad física. También el error justifica a un acto
delictivo, que es tratado en otro capítulo de este libro por ser el sustento del llamado error
médico, que libra de responsabilidad al galeno que actúa en determinadas circunstancias
que no impliquen negligencia o impericia.
Dentro de las eximentes también se ubica a la “inimputabilidad” (Díaz-Pablos, 1965;
Torio, 1983; Gisbert-Calabuig, 1983), que exime de responsabilidad penal a los menores
de edad y a determinados enfermos mentales.
La mayoría de edad penal se establece en cada país por la propia ley penal, y por
lo general oscila entre los 16 y 18 años. En Cuba es de 16 años (Ley N.o 62 del 29 de
diciembre de 1987) y hasta el día anterior a cumplir esa edad una persona se considera
inimputable y ni siquiera es procesada penalmente si comete un delito. Es algo que se
aplica considerando solo la fecha de nacimiento de la persona y no requiere de pericias
médicas, salvo que exista duda de falsedad en esta (Pérez, 2018a). Lo anterior no re-
presenta que si un menor de edad comete un delito no se le analice y se adopten con él
medidas preventivas, solo que ello no se hace por el sistema penal ni es juzgado.
La posibilidad de aplicar inimputabilidad por enfermedad psiquiátrica sí requiere de
demostración pericial (Pérez, 2018a) y no se fundamenta de manera mecánica en que
exista algún documento diagnóstico a nombre de quién delinquió, ni porque él sufra o
haya sufrido alguna vez de cualquier trastorno mental. Lo anterior determina la necesidad
de que todo médico esté informado en este tema.
Para que un trastorno mental sea causa de inimputabilidad, en cualquier país, se exige,
con una u otra redacción (Pérez, 2018a), que este cumpla tres requisitos (Torio, 1983,
Pérez, 2018b), estos son:
–– Coincidir en tiempo con la comisión del delito; que, por tanto, sea el trastorno mental
la causa del delito.
–– Determinar un nivel de desajuste suficiente que borre o inhiba de forma importante
las potencialidades psicológicas de la persona para actuar según un razonamiento
coherente y socialmente determinado, basado en la captación eficiente de la realidad
exterior y de sí mismo. Para ser causa de inimputabilidad no importará que un trastorno
sea habitual en la persona ‒crónico o continuo‒ o que esta lo sufra transitoriamen-
te ‒agudo‒, lo decisivo es que alcance ese nivel pleno de afectación, equiparable al
nivel de funcionamiento psicótico o defectual equivalente.
–– No ser intencionalmente, autoprovocado o previsible por el agente, de modo que no
se considera inimputable a la persona que se autoinduce de manera intencional un
trastorno mental; ni si conoce previamente que este puede sobrevenir, como es el
caso del que se embriaga sabiendo que el alcohol le provoca conductas agresivas.
A esta exclusión del beneficio de la inimputabilidad se le conoce en Derecho Penal
como acto libre en causa.
114 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

En el Código Penal Cubano (Ley N.o 62 del 29 de diciembre de 1987) la inimputabilidad


queda formulada en su artículo 20, el cual establece las causas de inimputabilidad, así
como los requisitos antes mencionados.

La enfermedad mental:
Artículo 20.1: Está exento de responsabilidad penal el que comete el hecho delictivo
en estado de enajenación mental, trastorno mental transitorio o desarrollo mental retar-
dado, si por alguna de estas causas no posee la facultad de comprender el alcance de
su acción o de dirigir su conducta.
2: Los límites de la sanción de privación de libertad fijados por la ley se reducen a la
mitad, si en el momento de la comisión del delito la facultad del culpable para comprender
el alcance de su acción o dirigir su conducta, está sustancialmente disminuida.
3: Las disposiciones de los dos apartados precedentes no se aplicarán si el agente se
ha colocado voluntariamente en estado de trastorno mental transitorio por la ingestión de
bebidas alcohólicas o sustancias psicotrópicas, ni en ningún caso en que pudiera haber
previsto las consecuencias de su acción.

Según los referentes de la Resolución 100 (Resolución N.o 100 del 7 de abril de 2008,
Ministerio de Salud Pública), desde la psiquiatría, respecto al contenido del primer
párrafo del antes citado artículo 20:
–– Se considerarán carentes de facultad de voluntad y juicio, a aquellos en que se demos-
tró pericialmente de forma retrospectiva, al correlacionar el trastorno diagnosticado
con la acción delictiva, que la cometieron en la evolución de trastornos psicóticos o
defectuales equivalentes, transitorios o permanentes.
–– Debe observarse que esto se aplica por igual a los penalmente llamados “trastornos
mentales transitorios”, por ser cuadros psicóticos agudos, reversibles y de corta du-
ración (Jiménez, 1947; Díaz, Henríquez, E. 1955; Bonnet, 1980); que a los calificables
como “estado de enajenación” −que son como se califican en lenguaje penal a las
psicosis de curso crónico−; que al “desarrollo mental retardado”, categoría empleada
penalmente para el retraso mental (Henríquez, 1949; Pérez, 2018a). En realidad, las
tres formas lo son de enajenación, pues una es variante transitoria de esta y la otra
por falta de desarrollo psíquico (Jiménez, 1950).
–– Pero también debe observarse que, si una persona padece de uno de estos tras-
tornos, pero no llega a la pérdida total de la “facultad de comprender el alcance de
su acción o de dirigir su conducta”, es decir, a la pérdida total de juicio y voluntad,
no clasificaría en el beneficio de la inimputabilidad, por tanto no toda persona con
trastornos psicológicos, o que alguna vez se haya atendido por psiquiatras, incluso
ni siquiera si alguna vez ha estado psicótica, es necesariamente inimputable: cada
vez que cometa un delito, si hay dudas de su estado mental al hacerlo, hay que
demostrar la existencia ‒o no‒ de ese nivel como causa de su actuación delictiva,
para que la ley la considere ‒o no‒ inimputable.
Capítulo 8. Psiquiatría forense 115

Como puede observarse, existe un segundo párrafo en el antes citado artículo 20 del
Código Penal Cubano que recoge la posibilidad de aplicación incompleta de la eximente,
cuando un trastorno mental no sea totalmente desorganizante, pero afecte de forma impor-
tante las facultades decisorias de la persona. Respecto a ese tipo de casos, la Resolución
100 (Resolución N.o 100 del 7 de abril de 2008, Ministro de Salud Pública) establece que:
–– Se considerarán en disminución sustancial de facultad de voluntad y juicio, a fines
de eventual semimputabilidad, a aquellos en que se demostró pericialmente de forma
retrospectiva, al correlacionar el trastorno diagnosticado con la acción delictiva, que la
cometieron en la evolución de trastornos severos, transitorios o permanentes, que sin
llegar a ser psicóticos o defectuales equivalentes, influyeron de forma importante en
el paso al acto.
–– Las personas que delinquen en esta situación, sin llegar a ser inimputables, reciben
una rebaja importante en la pena que se les impone por haber delinquido. Es un bene-
ficio mayor que el de las atenuantes ordinarias, conocido como “eximente incompleta”
(Hacha, 1966; Torio, 1981; Pérez, 2018b).

Existe una gran correlación entre la eximente por inimputabilidad y el criterio clínico
psiquiátrico de nivel psicótico (Pérez, 2018a), en el que los síntomas y signos son de tal
magnitud que representan la desorganización de la personalidad y de la captación de la
realidad, la que es borrada o sustituida por percepciones e ideas que determinan la con-
ducta, en lugar de las habituales capacidades, informaciones de origen objetivo, afectos
y motivaciones propias de las otras personas.
Como expresión de este nivel extremo de desajuste, la persona es incapaz de perca-
tarse o de admitir que está enfermo, pues aquellos fenómenos psicopatológicos que
presenta constituyen su realidad, tan convincente para él como lo es para el resto de las
personas la objetiva que perciben. En consecuencia, le resulta imposible responder a los
requerimientos sociales y a sus propias históricas necesidades y motivaciones.
Aún dentro de la desorganización, el cuadro clínico del nivel psicótico sigue determina-
das reglas, recogidas en las descripciones clínicas en textos y sistemas clasificatorios, que
son las que, sumando la experiencia clínica, permiten al experto psiquiatra establecer los
distintos diagnósticos. Como pone Shakespeare en boca de un personaje de su Macbeth:
“aunque esto sea locura hay método en ella”.
La aplicación sistemática del método clínico en el análisis de la información de cada
caso y la necesaria correlación a establecer entre la conducta delictiva y el trastorno que
hipotéticamente se manifestó en el delito, es lo que da pocas posibilidades de éxito al
simulador, si enfrenta a un perito psiquiatra experimentado, informado del delito y desde
el punto de vista clínico cuidadoso (Pérez, 2018a).
Los cuadros funcionales u orgánicos en su origen pueden ser indistintamente
agudos o crónicos en su evolución y determinar, a su vez, afectaciones en el nivel
116 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

neurótico o psicótico1, según el caso. Distintas enfermedades pueden dar cuadros clínicos
evolutivos disímiles, el paciente afectado pudiera estar en ocasiones funcionando
de manera transitoria al nivel psicótico, en tanto que en otras puede hacerlo al nivel
neurótico o hasta normal. Este tránsito entre niveles puede ser a veces muy fugaz.
Salvo que se trate de un cuadro psicótico de presencia continua, el resto de las enfer-
medades pueden o no estar en el nivel psicótico en un momento dado, de ahí que un
diagnóstico, cualquiera que sea, no determine taxativamente inimputabilidad. Pero aun
en los cuadros psicóticos o defectuales de presencia continua, el experto analizará de
forma cuidadosa el caso, pues también deberá comprobar si con las capacidades que
el paciente tiene, pudo ser el que cometió el delito o es objeto de un error judicial o está
siendo empleado como “chivo expiatorio”.
Puede considerarse que estos principios interpretativos de la ley penal cubana en
lo referente a fórmulas de inimputabilidad, son aplicables a otras en otros países, aun
cuando no estén redactadas de igual forma en todos; ya que, en general, el objetivo de
estas es proteger de la sanción penal a personas que delinquen producto de un estado
mental que le impide ajustar su conducta a las normas sociales.
Resta comentar que, no obstante existir estas deseables protecciones para el psicótico
que delinque, en las estadísticas del crimen no se evidencia que estos enfermos come-
tan más delitos, en general, o agresiones, en particular, que el resto de las personas, y
si ellos disfrutan de una buena atención del sistema de salud mental, muy vinculado al
nivel primario, esta posibilidad de que delincan es todavía menor (Pérez, 2015 y 2018a).
Lo más general de esta sección se explica de forma gráfica (Fig. 8.1) (Pérez, 2006).

Estado peligroso e índices de peligrosidad


de carácter psicopatológico
Peligrosidad posdelictiva y aseguramiento terapéutico
del inimputable
Si de protección del enfermo mental inimputable en conflicto con la ley penal se habla,
lo más importante es la cuestión de cómo el sistema penal lo trata, de lo que prevé hacer
y hace con él después de identificarlo como inimputable (Pérez, 2018b).
Si bien la propia ley penal protege de sufrir una pena a la persona que delinquió por
padecer de un trastorno psicótico o defectual equivalente a este, también debe definir
el tipo de conducta penal protectiva a adoptar con el declarado irresponsable, según la
característica peculiar de la enfermedad mental que padece (Torio, 1983). Solo con el
auxilio del propio perito psiquiatra que lo auxilió para identificarlo como inimputable,
el penalista, en particular el Juez, logrará seleccionar la medida que haga falta para
controlar al paciente y evitar que vuelva a delinquir; y aplicarla por el tiempo necesario
(Bjerkly, 1993; Pérez, 2018b).

1 El origen, las manifestaciones clínicas y la evolución de los trastornos psiquiátricos son contenidos
de la asignatura Psiquiatría, en la que se los trata más detalladamente.
Capítulo 8. Psiquiatría forense 117

Fig. 8.1. Niveles de imputabilidad.

Existe la posibilidad de que después de haber cometido un delito, una persona afec-
tada por los trastornos psicóticos que lo llevaron a tener tales conductas siga afectada
por estos y, en consecuencia, persistan en esta específicamente los componentes de
la enfermedad que lo hacen proclive a delinquir, es decir, que mantengan “peligrosidad
posdelictiva”. Como inimputables tales casos no irán a prisión, pero requerirán de medidas
de control (Torio, 1983; Pérez, 2018b).
Para estos casos, como la generalidad de otros códigos, el Código Penal Cubano (Ley
N. 62 del 29 de diciembre de 1987), en sus artículos 85, 86 y 88, establece la posibilidad
o

de imponer una “medida de aseguramiento terapéutico” a ese inimputable, pero debe


observarse que esta no se aplica de manera automática a todos los inimputables; ya que,
en primer lugar, no se incluye en ese articulado (artículo 85) su aplicación a los afectados
por un trastorno mental transitorio, en razón de que si fue calificado así en su momento
por los peritos, dicho trastorno, por ser agudo, ya curó cuando se esté valorando por los
jueces. En segundo lugar, solo será procedente aplicarla cuando persistan en el enajenado
inimputable o en el retardado, las tendencias a conductas calificables de delito, es decir,
cuando persista en ellos peligrosidad posdelictiva, pues el código plantea (artículo 86)
que estas medidas solo aplican si el paciente inimputable “puede significar un peligro
para la seguridad de las personas o para el orden social”.
Por tanto, una vez que los peritos psiquiatras han emitido los criterios que pudieran
llevar a los jueces penales a considerar inimputable al que delinquió, deben pronunciarse,
ahora en sentido pronóstico, sobre si persistirá en ese paciente psicótico la peligrosidad,
118 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

así como si requiere o no de ingreso forzoso para mantenerlo en control y tratarlo con el
objetivo de que desaparezcan las condiciones que determinan esas tendencias, ya que
no se trata de mantenerlo ingresado de por vida (Pérez, 2018b). Siempre debe atenderse
a que un ingreso psiquiátrico, aun en las mejores condiciones, deteriora las costumbres
y relaciones sociales del paciente, las que precisamente son lo más importante para su
reinserción social cuando mejore, por lo que no debe recurrirse a este salvo que el caso
lo requiera (Kaplan, Sadock y Ruíz, 2015; Pérez, 2018b).
El paciente inimputable asegurado, como peculiaridad de Cuba, ingresará –por auto
del tribunal que impone esa medida− en una sala cerrada, pero en un hospital psiquiá-
trico del sistema nacional de salud, en custodia del personal de la salud pública (Pérez,
2018b), no de prisiones, donde disfrutará de todos los derechos de un paciente, salvo el
de egresar por su voluntad o por solicitud familiar, pues solo podrá salir de alta cuando
los psiquiatras de asistencia, por lo general también entrenados como peritos, durante
sus reportes periódicos lleguen a informar de su recuperación al tribunal y este, único
legalmente autorizado para decidir su alta, lo decida documentalmente.
Durante su rehabilitación, pero más cuando egrese, su rápida captación en la atención
primaria para dar continuidad al tratamiento recibido en el hospital, será decisivo para
mantener los logros y evitar reincida en la peligrosidad. Obviamente, los médicos y otro
personal de ese nivel jugarán un importante papel.
El desarrollo de la red de asistencia en salud mental en Cuba ha hecho posible hacer
propuestas de que el aseguramiento terapéutico no transcurra solo en forma de ingreso
cerrado, sino que incluya otras formas no cerradas de control terapéutico en las que el
paciente mantiene mayor relación con su medio familiar, comunitario y, a veces, laboral.
Es algo pendiente de establecerse en la ley cubana (Pérez, 2018b).

Pericias psiquiátricas relativas a peligrosidad predelictiva


En los códigos penales de la mayoría de los países ya no existe la llamada “peligrosidad
predelictiva”, ni medidas penales para esta. Se entiende por tal, según en el artículo 72 del
Código Penal Cubano (Ley N.o 62 del 29 de diciembre de 1987), a la “especial proclividad
en que se halla una persona para cometer delitos”. No se trata de que la persona haya
cometido un delito y prevalezca en ella esa tendencia, como era el caso de la peligrosidad
posdelictiva, sino de que “la conducta que observa” hace muy esperable que incurra en
delitos, pero todavía no los ha cometido.
En los artículos 73 y 74 del Código Penal Cubano (Ley N.o 62 del 29 de diciembre de
1987) son caracterizados los “índices de peligrosidad predelictiva”, los que definen las
variantes de su origen:
–– 73.a: La “embriaguez habitual y la dipsomanía”, entendidas por tales al consumo
habitual o adictivo del alcohol.
–– 73.b: La “narcomanía”, entendida por tal, al consumo habitual o adictivo de otras drogas.
–– 73.c: La “conducta antisocial”, entendida por tal a conductas que quebrantan habitual-
mente las normas de convivencia social, provocan, violan derechos de convivencia,
Capítulo 8. Psiquiatría forense 119

perturban el orden comunitario, implican parasitismo social y similares, siempre sin


llegar a ser delito en sí, pues en tal caso ya el sujeto sería procesado por este.
–– 74: “Enajenados mentales y personas de desarrollo mental retardado” si son de rango
inimputable y que “representen una amenaza para la seguridad de las personas o el
orden social”, sin haber cometido todavía delito, pues en tal caso se les procesaría
por este.

Para interpretar adecuadamente este tema, en especial desde el punto de vista médico,
es importante identificar dos aspectos:
–– No basta que una persona sea adicta o consumidora habitual de alcohol u otra dro-
ga, o enajenada mental, por ejemplos, para considerarla penalmente en peligrosidad
predelictiva y aplicarle las medidas penales previstas para esto, sino que tendría que
tener primero las conductas interpretables como evidencias de riesgo, de peligrosidad,
para poderlas calificar después en aquellos índices.
–– Los índices de los párrafos a y b del artículo 73, vinculados al consumo habitual o
adictivo del alcohol y otras drogas, y el del artículo 74, “Enajenados mentales y personas
de desarrollo mental retardado”, dependen de condiciones que tienen equivalencia en
diagnósticos médicos y que requieren de tratamiento médico, a diferencia del índice
de “conducta antisocial” del 73.c. A consecuencia de ello, solo para establecer penal-
mente la presencia de aquellos índices que no son el de conducta antisocial, resulta
necesaria la pericia psiquiátrica, pues, además, para ellos el Juez decidirá, basado
en los artículos 78 y 79 del código penal, una “medida de seguridad terapéutica”, es
decir, de tratamiento obligatorio en un centro médico especializado, ambulatorio o
ingresado, según las necesidades de cada caso y que durará hasta que “desaparez-
ca en el sujeto el estado peligroso”; en tanto que en casos de índice predelictivo por
conducta antisocial, impondrá una “medida de seguridad reeducativa”, a cargo de los
órganos de control del Ministerio del Interior y sus instituciones, no de salud pública.

Es inobjetable que determinados trastornos psicóticos, tanto crónicos como agudos,


pueden ser proclives a actos que amenacen la integridad del propio enfermo y la de otras
personas o la estabilidad del grupo social. Tal peligrosidad no está implícita necesariamen-
te en todos los pacientes psiquiátricos ni siquiera en su gran mayoría (Pérez, 2015). Esta
problemática, en la casi totalidad de los países, calificada en Cuba como de peligrosidad
predelictiva de enajenados, en la actualidad se resuelve sin participación del sistema de
justicia penal, por vías de regulaciones administrativas del ingreso forzoso y, en última
instancia, de forma muy operativa y por requerimiento de médicos de asistencia, por
jueces civiles, no penales. No obstante, en Cuba, de presentarse esta situación de actos
peligrosos predelictivos en pacientes, los médicos tendrían que apoyar la vía legalmente
establecida para proceder a su control, cuando se agoten las posibilidades de trasladarlo
a una unidad asistencial psiquiátrica con servicio de urgencias.
120 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

En resumen, no todos los índices de peligrosidad que se puedan plantear en un sujeto


que evidencia “la especial proclividad... para cometer delitos”, son vinculables a la psiquia-
tría ni requieren de pericias desde esa especialidad para demostrar las determinantes de
conductas o actitudes tipificables en los índices de peligrosidad predelictiva y para aplicar,
en consecuencia, el tipo de medida que el caso conlleva. Solo serán objeto de pericias
psiquiátricas las personas con tendencias a delinquir en las que se sospecha que ello es
producto de que sufren un trastorno psicótico o una adicción, tributaria de una medida
de aseguramiento terapéutico en un servicio de salud.
Al solicitar esta pericia, la autoridad deberá informar a los peritos psiquiatras, al igual
que en el caso de solicitudes de pericias a acusados, además de lo que ha determinado,
sospechas sobre la insanidad mental o el trastorno adictivo de la persona procesada, so-
bre las conductas que se han establecido procesalmente que esa persona presenta y la
hacen aparentar ser peligrosa, de suerte que ellos, en su análisis, puedan establecer si:
estas son propias de una enfermedad mental; o dependientes de una adicción al alcohol
o las drogas; o son independientes de estos índices, lo que permitirá al Juez decidir el
tipo de medida de aseguramiento que proceda según el Código Penal. En resumen, como
en otras pericias psiquiátricas, la relativa a peligrosidad predelictiva no se solicitará en
todos los casos procesados por tal razón, sino solo en aquellos en los que existan indicios
de que padecen de una adicción o de una psicosis como causa de sus conductas desde
el punto de vista social peligrosas. Además, tampoco es el perito quien demostrará con
su examen que existe tal peligrosidad predelictiva, sino que lo procesalmente esperable
es que las actitudes y conductas que, en criterio penal, la califican, sean manifiestas y
estén caracterizadas por el que por estas abrió el proceso; por lo que no se trata, enton-
ces, de demostrar pericialmente la peligrosidad, sino de establecer su posible causa ‒o
negarla‒ en uno de los índices de peligrosidad predelictiva dependientes de trastornos
psiquiátricos, por existir indicios de esa posibilidad.
No será el peritaje psiquiátrico el que establezca otras razones por las que otras per-
sonas tienen la condición de peligrosos, ni el que demuestre “la especial proclividad...
para cometer delitos” de cualquier ciudadano; la psiquiatría no tiene ese objetivo dentro
de los que le son propios, ni respuesta científica absoluta a esa pregunta (Pérez, 2018a).

Incapacidad civil
En la actualidad es frecuente en la práctica de la atención primaria de salud, relacio-
nada más que ninguna al envejecimiento poblacional, la problemática de ancianos que
presentan cuadros clínicos de demencia y que poseen bienes, pero que por ese mismo
estado mental no pueden realizar extracciones bancarias, ventas de propiedades, permutas
y similares acciones en las que ejercería su capacidad de obrar sobre sus bienes. Otros
pacientes, afectados por otras enfermedades mentales continuas y asistidos en otros
niveles de atención por otros especialistas, como psiquiatras, internistas y neurólogos,
pudieran estar en situación similar (Pérez, 2018a).
Capítulo 8. Psiquiatría forense 121

En ocasiones, poseyendo bienes, la limitación provocada por sus determinados trastor-


nos impide que el paciente o sus familiares los empleen en función de sus necesidades. En
tales casos, promover un proceso de incapacidad es la solución, amén de que la persona
quedará protegida en lo adelante por la ley.
Por lo anterior, es importante que los médicos de atención primaria, pero también los
de otros niveles, conozcan de este tema para poder orientar a las familias o cuidadores
y desempeñarse en la emisión de documentos, que, como se verá, les corresponde para
el desarrollo de determinados procesos judiciales protectivos en estos casos.

Capacidad e incapacidad en razón de la edad


Existe una mayoría de edad civil, a partir de la cual la sociedad reconoce que la persona
posee la capacidad jurídica de obrar por sí misma para contraer compromisos, administrar
bienes y tomar decisiones de trascendencia jurídica. Esta mayoría de edad es cuantita-
tivamente diferente al comparar países; pero, como regla cualitativa, suele establecerse
para cualquiera de ellos una primera edad, por lo general ubicada hasta la etapa escolar
avanzada, en la cual el sujeto es totalmente incapaz. Después se establece un periodo
que se extiende hasta la adolescencia avanzada, en el que se le reconoce con capacidad
restringida o se le reconoce puntualmente algún grado de decisión o capacidad; después
del cual, si su desarrollo psicosocial ha sido normal, el sujeto adquiere su mayoría de
edad civil y es, desde el punto de vista jurídico, capaz; se le reconoce la plena capacidad
de obrar por sí mismo (Albaladejo, 1997; Pérez, 2006).
En Cuba, según define el Código Civil (Ley 59 de 15 de octubre de 1987), la mayoría
de edad civil se adquiere a los 18 años2; se considera con capacidad restringida a la
persona entre los 10 y los 17 años de edad; y son incapaces los menores de 10 años. Los
menores de 18 años, incapaces o con capacidad restringida, requieren de la autorización
explícita de sus padres o tutores para proceder a determinados actos, lo que, por ejemplo,
resulta importante para la obtención de consentimiento informado cuando son sujetos
de procedimientos riesgosos, investigación o experimentación.
Sin embargo, puede ocurrir que, a consecuencia de un trastorno mental, una persona
arribe a determinada edad sin haber desarrollado la capacidad psicológica propia de
esta, como es el caso de niveles más limitantes del retraso mental; o que habiéndolas
desarrollado en su momento, después, durante la adultez, un trastorno mental provoque
que pierda, total o sustancialmente, esas aptitudes psicológicas que hacen lícitos los
actos que ejecuta desde su capacidad de obrar, como es el caso de las demencias. En
tales casos puede requerirse de un proceso judicial en el que se declare esa situación
individual especial de la persona, la que por su edad debía ser judicialmente capaz, pero
por un trastorno mental no lo es (Clemente, 1983; Torres, 2000; Marco y Martí, 2002).

2 Debe observarse que las mayorías de edad civil y penal son diferentes. En general las definiciones y
procesos penales y civiles son independientes unos de otros, pues responden a objetivos sociales
diferentes. Incluso cada proceso es independiente de los previos, por lo que la pericia emitida para
uno no es transferible a otro.
122 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Procesos judiciales de incapacidad


Los procesos judiciales de incapacidad o juicios de interdicción, no tienen ninguna rela-
ción con la ocurrencia e investigación de delitos o imposición de penas, pues la jurisdicción
civil tiene por finalidad definir legalmente sobre situaciones ‒llegado el caso también sobre
conflictos‒ de tipo patrimonial, de status de personas y otras del tipo de testamentos, ventas,
donaciones, divorcios, guarda y custodia de hijos y similares que solo pueden asumirse si se
está psíquicamente capacitado para obrar. Es así en cualquier país.
En ocasiones, las familias en apuro económico solucionable por esta vía rechazan ini-
ciar estos procesos, por considerar que sería como acusar al enfermo, cuando es todo lo
contrario, pues se trata de un proceso desarrollado en tribunales que nada tienen que ver
con delitos, y que tiene por finalidad protegerlo y dar acceso a los bienes patrimoniales a
su nombre para usarlos en su beneficio. Un profesional de la salud informado orientará
mejor sobre estos aspectos.
En Cuba, específicamente, en correspondencia con el modo bastante universal de
desarrollo de estos asuntos, se da curso al correspondiente proceso en un Tribunal Mu-
nicipal (Sección Civil) por promoción voluntaria de familiares, allegados o instituciones
de protección o comunitarias. Este proceso concluye con una declaratoria del real grado
de capacidad o incapacidad que tiene la persona objeto de este (Ley 59 de 15 de octubre
de 1987).
Los necesitados de hacerlo pueden ser orientados a contactar con un abogado en un
Bufete Colectivo, el que orientará sobre la documentación necesaria para encargarse, a
nombre del promovente, de presentar el caso ante el tribunal civil correspondiente. Cuando
se trate de personas sin familia ni otros convivientes que puedan promover el proceso, el
caso puede ser informado a la correspondiente fiscalía municipal.
Dentro del trabajo pericial para la justicia civil, el tema de los procesos de incapacidad,
plena o restringida, tiene especial importancia para cualquier médico de asistencia tam-
bién por otra razón; ya que, como se verá a continuación, además de quizás orientar a la
familia, este emitirá documentos que servirán para iniciar estos procesos en pacientes
que formalmente atiende, lo que hace más necesario que domine este campo y las cate-
gorías y los criterios con que se opera.
Si con relación a otras pericias tratadas antes en este capítulo, lo recomendable para
el médico que no es perito designado será abstenerse de emitir criterios periciales y
limitarse a, de solicitarlo la autoridad competente, emitir información descriptiva sobre
los antecedentes asistenciales de una persona involucrada en un proceso judicial, en el
caso de la incapacidad civil, por el contrario, sí se requerirá de sus criterios valorativos
preliminares.
La necesidad procesal de participación médica en un proceso de incapacidad se es-
tablece en dos momentos y formas diferentes (Pérez, 2006):
–– Primero: No pericial, y para dar inicio al proceso, los promoventes presentarán una
certificación común, la mencionada expedida por el médico de asistencia acerca de
la enfermedad que se plantea determina la incapacidad.
Capítulo 8. Psiquiatría forense 123

–– En un segundo momento: El tribunal, según lo establece la Ley, solicitará un examen


pericial que corrobore la enfermedad y basado en este hará la declaratoria del real
grado de incapacidad que esta determina en la persona objeto del proceso.

Es decir, el criterio inicial del médico de asistencia siempre será sometido a posterior
verificación pericial, como también ocurre con los certificados de primera intención de
lesionados que motivan después la pericia de sanidad de lesiones. En resumen, el primer
paso o momento estará a cargo del médico de asistencia, y el segundo, ya al nivel del
tribunal, estará a cargo de dos peritos que no pueden ser médicos de asistencia de la
persona analizada.
El documento no pericial que dará inicio al proceso puede ser emitido en forma de
resumen de historia clínica o de certificado diagnóstico, en cuyas observaciones el
médico de asistencia, en congruencia con su diagnóstico, escribe su apreciación del
grado de incapacidad psíquica del paciente, siempre describiendo sucintamente las ma-
nifestaciones clínicas que sustentan tal diagnóstico y determinan tal estado, así como
su pronóstico evolutivo. Quien expida este documento debe limitarse a las razones clí-
nicas y las limitaciones que estas implican, sin opinar, mucho menos tomar en cuenta,
cuestiones sobre posible tutor u otro aspecto similar. Como es obvio, este documento
tiene que estar respaldado por la historia clínica en que se ha recogido el estado de las
funciones psíquicas del supuesto incapacitado al emitirlo, para garantía de quien lo emite;
y quedará registrado.
Respecto al momento pericial, según los artículos 30 y 31 del Código Civil de Cuba
(Ley 59 de 15 de octubre de 1987), en todos estos casos el tribunal actuante está obli-
gado a ordenar el examen pericial por “dos médicos distintos al de asistencia”, pues el
de asistencia ya emitió su criterio para iniciar el proceso y es el que se está validando.
Los peritos responderán a la autoridad competente, la designada en la Ley para evaluar
y decidir sobre tan trascendente asunto, “sobre el real grado” de capacidad para “regir
su persona y sus bienes”, característico de la persona peritada en su individualidad. Para
ello la debe calificar de incapacitada si lo es totalmente o describiendo sus limitaciones
si lo fuera de forma restringida, de suerte que el tribunal pueda adoptar la medida menos
restrictiva y más adecuada a cada caso.
Concluida la primera etapa de este proceso, después de examinar también a la persona
y de recibir el informe pericial, el Tribunal hará la declaratoria de su estado de incapacidad
plena o restringida, si así procede. Después y con participación fiscal, el Tribunal designa
al tutor que tomará decisiones en nombre del incapacitado total, o al curador que super-
visará y complementará al considerado en capacidad restringida. En esta designación
se tomará en cuenta, entre otros elementos, que sea alguien que no tenga conflicto de
intereses con el incapacitado, por lo general entre sus familiares más allegados y con
posibilidades de asumir la tutoría. No necesariamente la persona que promovió el proceso
será tutor o curador del incapacitado e, incluso, de no tener familia u otros allegados el
incapaz, o no ser seleccionable ningún familiar, un funcionario judicial, tal como un fiscal,
pudiera ser designado como tutor o curador (Pérez, 2006).
124 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Una vez declarado incapacitado en cualquier nivel, la persona pierde determinados


derechos, pero serán precisamente los que no puede ejercer por no poseer la capacidad
de obrar; como por ejemplos, votar en las elecciones o decidir sobre sus propiedades,
pero conserva o gana otros que lo protegen en su condición y por los que su tutor o
curador debe velar. Esta función del tutor o curador es controlada con periodicidad por
la justicia, de suerte que no pueda disponer de manera indiscriminada de los bienes del
incapacitado, los que quedan de forma detallada registrados, sino en beneficio de este y
de sus deudos, entre otras obligaciones que derivan de su condición.

Criterios jurídicos de incapacidad plena


y de capacidad restringida
La pericia sobre presunta incapacidad trata de afirmar o negar un posible trastorno o
defecto mental permanente, de tal severidad que, a los fines judiciales, la persona afectada
no está en condiciones de obrar nunca por sí misma; de tomar decisiones sobre su persona
y bienes; de administrar y disponer de los bienes patrimoniales que, también por derecho,
le corresponden. En tales casos, la persona puede considerarse incapacitada.
En otro nivel que no llega a tal invalidismo pleno, una persona puede tener trastornos
que limitan una parte importante de sus sistemas decisorios y le impedirían obrar sola,
sin supervisión de otros, para disponer o administrar bienes de determinada complejidad;
en tanto, sí son capaces de asumir otras menos complejas, lo que resultaría en capacidad
restringida.
El planteamiento médico de incapacidad, en el que se fundamenta la declaratoria
judicial, se sustenta, por tanto, en un trastorno que conlleva pérdida de organización
psicológica o el no desarrollo en tiempo de esta por retraso mental, con pronóstico
de irreversibilidad o larga evolución. El criterio pronóstico es decisivo en materia de
incapacidad mental. Lo que se pronostica aún no ha ocurrido y, por tanto, no puede
ser demostrado de manera inequívoca, ni puede considerarse imposible otra variante;
no obstante, en medicina, pronosticar implica el cálculo científico de la evolución más
probable de la enfermedad, fundamentado en el conocimiento clínico establecido
sobre su evolución (Pérez, 2006).

Criterios clínicos de incapacidad plena


Los criterios clínicos de incapacidad plena son los que suelen observar los peritos
a partir del contenido de la Resolución 100 (Resolución N.o 100 del 7 de abril de 2008,
Ministro de Salud Pública), también útiles al médico de asistencia que emite el documento
para iniciar el proceso. En la práctica, las enfermedades que son causas más frecuentes
de incapacidad plena, por evolucionar de forma crónica o continua en el nivel psicótico
o defectual equivalente, son:
Capítulo 8. Psiquiatría forense 125

–– Las demencias, con especial incidencia las de causa cerebrovascular o por enferme-
dad de Alzheimer u otras enfermedades cerebrales degenerativas.
–– Los retrasos mentales severos y profundos.
–– La esquizofrenia, pero no en todos los casos de esa enfermedad, sino en los de
evolución continua (“crónica”) con gran deterioro de la personalidad previa, entre
otras posibles.

Una persona afectada por un trastorno de nivel psicótico, pero de evolución aguda,
por tanto, de pronóstico reversible, no debe ser calificada como permanentemente inca-
paz sobre el fundamento de este, y en su caso, el tribunal pudiera recibir de los peritos
que nombró el informe de que la persona, al ser examinada, transita por un periodo de
incapacidad reversible a corto plazo. Si el pronóstico de reversibilidad o irreversibilidad
no puede aún establecerse, se deberá también informar al tribunal, especificando las
necesidades de tiempo y recursos de las que depende dicha definición, de la que pen-
derá una decisión judicial de gran trascendencia para la vida social de esa persona, lo
que llama a prudencia (Pérez, 2006). El ejemplo de esta variante es el de una persona
que sufre una psicosis reactiva o se encuentra en estado de coma o afectada por otro
síndrome cerebral orgánico agudo, cuyo estado mental al recuperarse no sea predecible.
En casos límites, en especial si es evidente una evolución inevitable a corto plazo
hacia la cronicidad psicótica plena o una larga evolución en ese nivel psicótico o su
equivalente defectual, lo indicado es considerar al sujeto como incapacitado. Tal
puede ser el caso de ancianos con defecto demencial incipiente, pero ya manifiesto
como síndrome orgánico crónico, más allá del cambio cognitivo, aun cuando todavía
tengan momentos de lucidez, con remisión no total, sino parcial, de la orientación
o la memoria.
La clásica psiquiátrica forense siempre distinguió en la clínica el intervalo lúcido
(periodo en el cual un incapacitado recupera mantenida y totalmente su capacidad de
obrar) del momento lúcido (breve periodo en que el incapacitado recupera parcialmente
alguna función, como es el caso de ancianos dementes que a veces sorprenden,
pues durante un rato vuelven a reconocer a los familiares o recuerdan algo, para
de inmediato regresar a su desorientación y amnesia habitual) (Rojas, 1931 y 1938;
Pérez, 2006). Con tal evolución y tan precaria recuperación momentánea de algunas
funciones, propia del momento lúcido, no sería prudente proteger a la persona con
simple restricción de capacidades.
Una variante muy peculiar radica en los casos de personas que, por el curso evolutivo
de su enfermedad, alternan periodos de incapacidad total o restringida con otros largos
periodos de plena capacidad, como ocurre en los trastornos bipolares o maníaco-depre-
sivos. En tales casos, el jurista recibirá esa información, según se trate del médico de
asistencia o de los peritos, para adoptar la medida protectiva más conveniente.
126 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Criterios clínicos de capacidad restringida


La capacidad restringida implica que el sujeto no llega a funcionar de manera estable
en el nivel psicótico o defectual equivalente del rango de demencia, pues de ser así sería
un incapacitado pleno, pero tiene defectos psicológicos importantes en sus sistemas
decisorios, ya sea por enfermedades mentales que como la esquizofrenia pueden dejar
cierto deterioro en la personalidad que ya la afecte de forma importante; o porque tengan
déficit moderado de la inteligencia (o ligero, pero que tengan que asumir decisiones o
administrar bienes de gran complejidad, en demanda muy superior a sus capacidades
intelectuales); o porque sufran la pérdida, estable o progresiva según su causa, de sus
capacidades intelectuales, como es el caso de los cambios cognitivos no ligeros.
Es importante aclarar que el diagnóstico de un trastorno cualquiera no implica en sí,
mecánicamente, una interpretación de capacidad restringida; ya que, por ejemplo, puede
haber personas afectadas por la citada esquizofrenia en la que no se haya producido el
deterioro de la personalidad, o todavía no, o no tanto, u otras que tengan trastornos de
larga evolución y florida sintomatología, pero que no afectan sus capacidades de obrar,
como la mayoría de los trastornos que transcurren en el nivel neurótico o los trastornos
de personalidad. Obsérvese que en la propia esquizofrenia el paciente, según su tipo
evolutivo o el grado de deterioro que presente o no, puede tener capacidades plenas, o
restringidas o ser incapacitado. Es un buen ejemplo de que también en el campo civil los
criterios no se han de emitir de manera mecánica a partir de un diagnóstico nominal, sin
un análisis individualizado.
Otras veces, una persona con déficit intelectual ligero o moderado tiene las capaci-
dades necesarias para administrar o decidir, y ha adquirido la habilidad para hacerlo. Lo
esencial está en que, especialmente en los casos de eventual capacidad restringida, a
cada caso hay que verlo en su individualidad psíquica y en función de aquello sobre lo que
debe decidir; lo que exige a los peritos ser descriptivos en la individualidad de ese tipo de
casos en beneficio del tribunal y este debe ser informativo para que los peritos evalúen
en función de la particularidad del problema planteado para cada caso.
En ocasiones, personas que sufren cambios cognitivos por la edad, todavía no son
dementes, pero son los llamados “pródigos”, es decir, proclives a hacer regalos y cesio-
nes de bienes de gran cuantía, susceptibles de ser influenciados a esas conductas por
personas que con facilidad los conquistan con actitudes de cordialidad y afecto. Son un
ejemplo de capacidad restringida que a veces tiene tratamiento específico en leyes civiles
en determinados países, como España.
De igual manera, a veces se aplica la solución por estas vías de restricción de capa-
cidad, a personas que, sin ser propiamente psicóticos, están afectadas de adicciones
o determinados trastornos de los impulsos, como el de la ludopatía o adicción al juego de
azar; los que ponen en riesgo el patrimonio de una familia que pudiera, si así lo decide,
someter el problema a la justicia civil en busca de protección.
Capítulo 8. Psiquiatría forense 127

En casos en que alternen largos periodos de plena capacidad de obrar con otros de psi-
cosis incapacitante, como ocurre en los mencionados trastornos bipolares o maníaco-de-
presivos, el médico de asistencia o, en su momento, el perito, debe describir el pronóstico
alternante y los riesgos del periodo de incapacidad ‒que patrimonialmente son muchos,
ya sea por la dispendiosidad de la fase maníaca o por el abandono y desinterés total de
la fase depresiva‒; para que el tribunal, poseedor social de ese atributo, valore y decida la
mejor solución del caso dentro de lo legalmente establecido.
Personas con otros trastornos de nivel neurótico, tales como trastornos de persona-
lidad y similares, no deben considerarse ni siquiera como candidatos a iniciar el proceso.
La simulación a veces se manifiesta en este campo, cuando alguien intenta aparen-
tar un trastorno mental en pos de ser declarado incapaz, cuyo fin perseguido con más
frecuencia ha sido el intento por revertir una acción ya realizada por vías de impugnarla
por ineptitud mental al ejecutarla; por ejemplo, una permuta, venta o cesión de vivienda.
De manera muy ocasional, un sujeto con una causa penal en curso o en inminencia de ser
descubierto en actividad delictiva, ha intentado simular para ser declarado incapacitado; lo
cual, de hecho, no determinaría nada más que dudas solucionables. Ello se debe a que la
incapacidad no se traduce de manera automática en inimputabilidad; en primer lugar, por
la independencia entre las jurisdicciones civil y penal, y, en segundo lugar, porque en cada
causa penal se requerirá de un peritaje que, como se vio, parta del análisis de la conducta
delictiva concreta de que se trate, también para demostrar que un sujeto con ese trastorno
pudo ser o no el autor de ese delito. A la larga se trata de acciones de evasión de la acción
judicial que no pasan del intento y se fundamentan en el desconocimiento de la propia ley;
pero, a veces, aparecen en el campo de acción del médico, asistencial o perito, que en tales
casos debe ser más cuidadoso que nunca en la observancia de las disposiciones legales
y protocolos de actuación que se han reflejado.

Invalidez laboral
Se tratarán los aspectos laborales de forma muy breve y general, apenas en lo nece-
sario para su proyección en los temas penal y civil, ya que la invalidez laboral puede ser
de interés en estos campos. Ejemplo de ello, al establecer la responsabilidad civil en un
delito en que las víctimas han quedado psíquicamente afectadas en su capacidad labo-
ral, o al establecer la prolongación de una pensión alimenticia cuando el hijo que arriba
a la mayoría de edad o la excónyuge sean desde el punto de vista laboral inválidos por
trastornos mentales.
En Cuba, el establecimiento de los grados y periodos de invalidez laboral no suele ser
tarea pericial forense, ya que no es frecuente que se le analice en los tribunales, sino que
se ventilan en comisiones intersectoriales de peritaje laboral de ubicación municipal en
las que se integran médicos de diversas especialidades, incluyendo la de medicina del
128 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

trabajo, y funcionarios del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. La actual reaparición


de las relaciones laborales entre personas no estales puede determinar otro nivel de com-
plejidad organizativa para dilucidar eventuales conflictos entre empleadores y empleados.
De forma sucinta se señala que los problemas periciales psiquiátricos relativos a la
invalidez laboral, por trastornos mentales que llegan a sede judicial, pueden circunscribirse
a cuatro aspectos muy concretos (Pérez, 2018a):
–– El grado en que determinado trastorno mental puede ser causa de invalidez parcial
o temporal para determinada ocupación.
–– La posibilidad de que un trastorno psiquiátrico sea causa de invalidez total o definitiva
para determinada o cualquier ocupación.
–– La demostración de que un trastorno psiquiátrico que afecta parcial o temporalmente,
o es causa de invalidez total, se originó o no en la propia actividad ocupacional, de
forma que pueda o no considerársele como enfermedad profesional o causada por
un accidente de trabajo, con la consiguiente repercusión en materia de Seguro y de
Seguridad Social.
–– La demostración de que un trastorno psiquiátrico que afecta parcial o temporalmente,
o es causa de invalidez total se originó o no en un delito, de forma que su repercusión
en la víctima recaiga en responsabilidad civil adicional al ya penalmente responsable
de este.

Sobre las tres primeras variantes pueden existir innumerables aspectos fundamen-
tados en especificidades contractuales, normas estatales o internacionales relativas a
toda o determinada ocupación (las de los trabajadores de barcos o personal de vuelo de
aeronaves, por ejemplo).

Estado legal del enajenado mental


La condición de enfermo mental no conlleva la pérdida de la condición de persona,
porque, aunque este sea de los que no poseen la capacidad de obrar, lo que le impide go-
bernarse con independencia, sigue siendo titular de derechos, como persona jurídicamente
reconocida; tal cual lo es, cualquier ser humano desde que nace hasta que muere. En todo
caso, como enfermo mental tiene derechos protectivos adicionales, porque como se ha
visto a lo largo del presente capítulo, respecto a quien sufre de trastornos mentales de
nivel psicótico y evolución crónica, existen formas de protección que atienden de manera
diferenciada a su discapacidad y preservan sus derechos.
En el campo penal, si un enajenado delinque durante la manifestación desorganizante
de su enfermedad, puede ser considerado inimputable y, por ello, no ser penado, sino
ingresado en un centro hospitalario del sistema de salud, con los mismos derechos de
cualquier paciente, a excepción del de egresar por voluntad propia o familiar.
Capítulo 8. Psiquiatría forense 129

También el derecho penal establece delitos para quienes cometen con personas dis-
capacitadas mentales, determinados actos aprovechando esa condición. Ello representa
una forma de protección social del enfermo mental.
En derecho civil existe la protección de la declaratoria de incapacidad, plena o restrin-
gida; pero, también, otras que atienden a la obligación de los padres u otros familiares
de brindarle sustento o asumir por ellos determinadas obligaciones cuando no puedan
asumirlas por sí mismos. La propia existencia de una forma restringida de declaratoria
de incapacidad refleja el interés social en limitar lo menos posible el ejercicio de sus
derechos por parte del enfermo mental, cuando esto sea posible.
En lo laboral, desde el Estado existe la posibilidad de subsidiar de diversas formas a
personas que, en razón de graves trastornos mentales, tienen invalidez para el trabajo.
Hasta en el propio campo de las regulaciones éticas y bioéticas existen determinadas
definiciones universales de principios destinadas a la protección de toda persona; pero,
también, otras destinadas a proteger de manera específica a los enfermos mentales, como
la titulada “La Protección de los Enfermos Mentales y el Mejoramiento de la Atención en
salud mental” (Organización de Naciones Unidas, 2004) emanada de la propia Asamblea
General de Naciones Unidas. Esta reclama el respeto de los derechos del paciente men-
tal, tanto en sus relaciones con la red de atención en salud mental, como con los demás
sectores de la sociedad, asistenciales o no. Estas normas éticas, por ejemplo, también
están destinadas a proscribir la experimentación con estos pacientes o tomarlos como
donantes de órganos o tejidos, si estos no están en condiciones de consentir; o estable-
cen condiciones especiales a cumplir cuando ellos son sujetos necesarios de ensayos
clínicos de psicofármacos o de otras formas de tratamiento de la enfermedad mental.
Como puede verse, desde diferentes áreas de la sociedad y la comunidad de naciones,
no solo desde el sector salud y la psiquiatría, se forma un entramado protectivo de dere-
chos, dirigido a esta forma de discapacidad, en cumplimiento de un principio planteado
desde la Constitución; pero, el personal de la salud, es el primer comprometido con la
promoción y observancia de todo ello.

Bibliografía
Bjerkly, S. (1993). Scale for the prediction of Agression and Dangeuresness in Psychotics Patients,
an Introduction. Psychol. Rep., 73(4), pp. 1363-1377.
Blanco Losano, C. (2000). La eximente de anomalía o alteración psíquica. Madrid: Dikinson; pp. 47-67.
Bonnet, E. (1980). Medicina Legal. 2nd ed. Buenos Aires: López Librero Editores, p. 1605.
Calcedo, A. (1982). El peritaje psiquiátrico. Rev. Psicopatología. 2; abril-junio, pp. 172-180.
Clemente, T. (1983). Derecho Civil (Tomo I). La Habana: Editorial Facultad de Derecho de la Univer-
sidad de La Habana, pp. 217-245.
Daniel Andia, E. (1948). Técnica del informe medicolegal psiquiátrico. 2nd ed. Buenos Aires: El
Ateneo, pp. 139-40.
Díaz, J.A., Henríquez, E. (1955). Responsabilidad criminal ante los tribunales. Méjico DF: Editorial
América Nueva, pp. 112-120.
130 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Díaz-Pablos, F. (1965). Teoría general de la Inimputabilidad. Barcelona: Boch Casa Editorial.


García, T. (2016). La Autopsia Psicológica ¿suicidio u homicidio?, La Habana: Editorial Científico-Técnica.
Gisbert Calabuig, J. (1983). Medicina Legal y Toxicología. Valencia: Editora Fundación García-Muñoz, p. 607.
Goite, M. y Medina, A. (2018b). La Protección al enfermo mental inimputable en el Código Penal
Cubano en Estudios sobre el Código Penal cubano en el XXX Aniversario de su vigencia. Logros y
perspectivas. La Habana: Editorial UNIJURIS; pp. 214-232.
Grillo Longoria, R. (1988). Derecho Procesal Civil. La Habana: Editorial Pueblo y Educación, pp. 309-337.
Hacha, E. (1966). Trastorno Mental Transitorio, Embriaguez y Semilocura. La Habana: Imprenta Agro.
Henríquez, E. (1949). Trastorno Mental Transitorio y Responsabilidad Criminal. La Habana: Biblioteca
Jurídica de Autores Cubanos y Extranjeros, pp. 27-55.
Hospital Psiquiátrico de la Habana (1983). Glosario Cubano de la Clasificación Internacional de
Enfermedades Psiquiátricas. La Habana: Editorial Científico-Técnica.
Jiménez de Asúa, L. (1950). Crónicas del Crimen. 4.ª ed. La Habana: Biblioteca Jurídica de Autores
Cubanos y Extranjeros, p. 124.
Jiménez de Asua, L. (1947). El Criminalista (Tomo VII). Buenos Aires: Tipográfica Editora Argentina,
pp. 189-97.
Kaplan, H., Sadock, B., Ruíz, P. (2015). Sinópsis de Psiquiatría. 11.ª ed. Barcelona: Waltres Kluwer,
pp. 372, 1385-93.
Kvisko, L.A. (2006). Escena del crimen: estudio médico legal y criminalístico. Buenos Aires: Ediciones La
Rocca.
Lancís, F. (1976). Psiquiatría Forense. Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana. 13(3), pp. 17-26.
Lancís, F. (1970). Lecciones de Medicina Legal. La Habana: Editorial Universitaria, pp. 114-9.
Ley 59 de 15 de octubre de 1987 (1987). Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba. Código Civil
de la República de Cuba. Gaceta Oficial de la República de Cuba. Edición Extraordinaria del 15
de octubre de 1987.
Ley N.o 62 del 29 de diciembre de 1987 (1987). Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba. Código
Penal de la República de Cuba. Gaceta Oficial de la República de Cuba, edición especial N.o 3 del
3 de diciembre de 1987.
Marco, R.J., Martí, J.L. (2002). Psiquiatría Forense. Barcelona: Espaxs, pp. 334-340.
Ministerio de Salud Pública (2008). Resolución N.o 100 de 7 de abril de 2008, Ministerio de Salud
Pública, Cuba (En Archivos de la Dirección Jurídica del MINSAP).
Mohandie, K., Meloy, R. (2000). Clinical and Forensic Indicators of “Suicide by Cop”. J. Forensic Sci;
45(2), pp. 384-89.
Moreno, A. (2012). El método clínico. Lecturas y lecciones. La Habana: Editorial Ciencias Médicas,
pp. 35-40.
Organización de Naciones Unidas (2004). Resolución 46/119 Asamblea General de Naciones Unidas:
La Protección de los Enfermos Mentales y el Mejoramiento de la Atención en salud mental. (Sobre
el Informe del Tercer Comité A/46/721).
Organización Mundial de la Salud (I992). Trastornos Mentales y del Comportamiento. Décima Revi-
sión de la Clasificación Internacional de Enfermedades: descripciones clínicas y pautas para el
diagnóstico. (CIE-X). Madrid: MEDITOR.
Pérez, E. (2006). Manual de Psiquiatría Forense. La Habana: Editorial ONBC; pp. 71-80, 115-116.
Pérez, E. (2008). El testimonio Judicial Infantil: método para su análisis forense. La Habana: Editorial
ONBC; pp. 148-86.
Pérez, E. (2011). Psiquiatría Forense. Bogotá: Editorial: Temis; pp. 128-38.
Pérez, E. (2015). Psicología, Derecho penal y Criminología. Bogotá: Editorial Temis; pp. 114, 193.
Pérez, E. (2018a). Psiquiatría Forense. 2nd ed. La Habana: Editorial ONBC, pp. 23-36, 51-79, 278-9.
Capítulo 8. Psiquiatría forense 131

Pérez, E. (2005). Tareas forenses de la Psiquiatría y otros vínculos con el Derecho Penal y la Crimi-
nología. Revista Colombiana de Psiquiatría, 34 (Suplemento N.o 1), pp. 116-128.
Quirós Pérez, R. (1999). Manual de Derecho Penal. La Habana: Editorial Félix Varela, pp. 303-312.
Rojas, N. (1938). La Psiquiatría en la Legislación Civil. Buenos Aires: Valero Abeledo Editor.
Rojas, N. (1931). Psiquiatría Forense. Buenos Aires: El Ateneo, pp. 12-19.
Roxin, C. (1997). Derecho Penal. Madrid: Editorial Civitas, pp. 529-550.
Torío, A. (1983). Las fórmulas legislativas sobre la enfermedad mental en Estudios Jurídicos (s.n.):
Barcelona: Bosh Casa Editorial, S.A., pp. 973-976.
Torio, A. (1981). La capacidad limitada de Autodeterminación en la reforma del código penal en
Jornadas de estudio de la Deficiencia Mental s.n. Valladolid: s.n., pp. 45-50.
Torres Escames, S. (2000). Un estudio sobre el juicio notarial de capacidad. Revista Jurídica del
Notariado, 34, pp. 208-210.
Capítulo 9

Seguridad social
María de los Ángeles Hernández Sosa

El Sistema de Seguridad Social en Cuba, está compuesto por un conjunto de bases ju-
rídicas y mecanismos que garantizan la protección a todos los ciudadanos. Este sistema
comprende un régimen general, regímenes especiales y un régimen de Asistencia Social.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el año 1991 señaló que la Segu-
ridad Social es la protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante
medidas públicas contra las privaciones económicas y sociales que, de no ser así,
ocasionarían la desaparición o una fuerte reducción de los ingresos por causa de enfer-
medad, maternidad, accidente de trabajo, o enfermedad laboral, desempleo, invalidez,
vejez y muerte; y, también, la protección en forma de asistencia médica y de ayuda a las
familias con hijos: “El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor
suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad
política” (Simón Bolívar, discurso de Angostura el 15 de febrero de 1819).

Antecedentes históricos de la seguridad social


Los antecedentes históricos de la seguridad social se remontan a los tiempos en que
Hipócrates hizo referencias, en algunas obras, al tratamiento de enfermedades y acci-
dentes laborales; pero, realmente, la seguridad social nace en Alemania como producto
del proceso de industrialización, las fuertes luchas de los trabajadores, la presión de las
iglesias, de algunos grupos políticos y sectores académicos de la época.
El título de “padre de la medicina del trabajo” se reserva para el médico italiano Bernar-
dino Ramazzini (1633-1714), quien fue profesor de Medicina en la Universidad de Módena
y publicó en el año 1700, una obra sobre las enfermedades de los trabajadores, concebida
a partir de su práctica profesional en este campo.
Cuba fue pionera en la implantación de Sistemas de Seguridad Social en América La-
tina, caracterizado por un sistema de protección relativamente avanzado para su época.
Capítulo 9. Seguridad social 133

Bases legales del Sistema de Seguridad


Social en Cuba
En la actualidad está conformada por una legislación dispersa (por una parte, pre-
ventiva, y por otra, asegura la protección ciudadana), que en su contenido recogen los
aspectos normativos sobre este tema; estos son:
–– Constitución de la República de Cuba, 2019.
–– Ley N.o 105 de 2009 o Ley de Seguridad Social.
–– Ley N.o 116 de 2013 o Código del Trabajo.
–– Decreto 283, Reglamento de la Ley de Seguridad Social.
–– Decreto Ley N.o 278 de 30 de septiembre de 2010, Del régimen especial de seguridad
social para los trabajadores.
–– Decreto Ley N.o 284 del 2 de septiembre de 2011, modificativo del Decreto Ley N.o 278,
del régimen especial de seguridad social para los trabajadores por cuenta propia.
–– Resolución N.o 29 de 2014, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. Sobre los
modelos a utilizar según lo establecido en el Reglamento del Código de Trabajo.
–– Resolución N.o 284 de 2014, MINSAP. Listado de actividades que requieran la reali-
zación de exámenes médicos preempleo y periódicos especializados, para las acti-
vidades laborales en las que existan riesgos higienicoepidemiológicos.
–– Resolución N.o 283 de 2014, MINSAP. Listado de las enfermedades profesionales y el
procedimiento para la prevención, análisis y control de estas en el Sistema Nacional
de Salud.
–– Decreto Ley N.o 339 de 2016. De la Maternidad de la Trabajadora.
–– Resolución N.o 176 de 1989, MINSAP. Reglamento para la expedición y control de los
certificados médicos.
–– Resolución N.o 52 de 1994, MINSAP. Sobre el Peritaje Médico Laboral.

Sistema de Seguridad Social


La Constitución de la República de Cuba, en lo referente a los derechos, deberes y
garantías fundamentales establece que el trabajo es un derecho y un motivo de honor
para cada ciudadano, y hace referencia al Sistema de Seguridad Social, a la Asistencia
Social y a la protección e higiene del trabajo, respectivamente.
El Estado cubano tiene en cuenta esos derechos, y mediante la administración estatal
garantiza material y legalmente al trabajador la protección social adecuada en los casos de
enfermedad común o profesional, accidente común o del trabajo, invalidez total o parcial
para el trabajo, vejez o para proteger a su familia si ocurre su muerte o existe presunción
de muerte por desaparición.
134 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

El Sistema de Seguridad Social está compuesto por los dos Regímenes que se definen
a continuación:
–– Régimen de Seguridad Social, definido en la Ley de Seguridad Social, mediante el cual el
Estado ofrece protección al trabajador en los casos de enfermedad o accidente de origen
común o profesional, maternidad, invalidez y vejez, y en caso de muerte del trabajador
protege a su familia.
–– Régimen de Asistencia Social, definido en la propia Ley, para proteger especialmente
a los ancianos, a las personas no aptas para trabajar y, en general, a todas aquellas
personas cuyas necesidades esenciales no estén aseguradas o que por sus condicio-
nes de vida o de salud requieran protección y no puedan solucionar sus dificultades
sin ayuda de la sociedad.

La protección del Estado se manifiesta como Prestaciones, que pueden ser de tres tipos:
–– Prestaciones en servicios: asistencia médica y estomatológica, rehabilitación
–– Prestaciones en especie: medicamentos y alimentación hospitalaria, aparatos orto-
pédicos y prótesis.
–– Prestaciones monetarias: subsidios o pensiones, por enfermedad, accidente, invalidez
o por edad.

De ahí la importancia de poder establecer diferencias en cuanto a si un paciente ha


sufrido un accidente del trabajo o común, una enfermedad profesional o común, con-
ceptos que están definidos en las diferentes bases legales.

Accidentes del trabajo y enfermedades profesionales


La Ley N.o 116 o Código del Trabajo, establece en su artículo 129 que:
–– El accidente de trabajo es un hecho repentino relacionado causalmente con la acti-
vidad laboral, que produce al trabajador una lesión corporal que afecta su capacidad
para laboral por una o varias jornadas de trabajo, o la muerte.
–– Si el hecho no está relacionado de manera causal con la actividad laboral que desem-
peña el trabajador, se trata de un accidente común.

Existen otras situaciones, que se equiparan con el accidente del trabajo, y a los efectos
legales, aunque por concepto no lo son, a los afectados en esas circunstancias se les
garantiza igual protección por la Seguridad Social. Estas equiparaciones son:
–– Durante el trayecto normal o habitual de ida al trabajo y regreso de este.
–– En el trabajo voluntario promovido por la organización sindical.
–– En el trabajo voluntario promovido por las organizaciones de masas hacia la produc-
ción o los servicios.
–– Salvando vidas humanas o en la defensa de la propiedad o el orden legal socialista.
–– En el desempeño de funciones de la Defensa Civil.
Capítulo 9. Seguridad social 135

–– Durante las movilizaciones para cumplir tareas de instrucción militar o servicios de


carácter militar.

El artículo 130 de la propia ley establece que:


–– La enfermedad profesional es la alteración de la salud, patológicamente definida,
generada por razón de la actividad laboral en trabajadores que, en forma habitual,
se exponen a factores que causan enfermedades y que están presentes en el medio
laboral o en determinados cargos, y que es reconocida en la legislación vigente.
–– Si la alteración de la salud del trabajador ocurre sin que se cumplan los requisitos
anteriores, se trata de una enfermedad común.

Para establecer que un paciente padece una enfermedad profesional, debe estar pre-
sente, el denominado “trípode diagnóstico” conformado por:
–– El cuadro clínico, que fundamenta el diagnóstico de la enfermedad que se sospecha.
–– Los análisis de laboratorio o exámenes complementarios que confirman el diagnóstico
clínico.
–– La exposición cierta al agente causal, en el centro laboral.

Además de reunir los requisitos del trípode, la enfermedad debe estar contemplada en
la Resolución N.o 283 del MINSAP, donde aparece el listado de las enfermedades conside-
radas como profesionales. No obstante, si se demuestra que el trabajador se enferma por
un agente presente en su medio laboral, aun cuando no esté en esta relación, se podría
considerar una enfermedad profesional.
Todas las enfermedades consideradas como profesionales y recogidas en la mencio-
nada resolución, se consideran objeto de declaración obligatoria. Cuando el médico de
asistencia de un trabajador considera que la enfermedad es de origen profesional, debe
remitirlo al especialista de medicina del trabajo.

Conducta del médico de asistencia ante un paciente


que ha tenido un accidente del trabajo o común,
o una enfermedad profesional o común
Lo primero que debe hacer el médico de asistencia ante un paciente que ha tenido
un accidente del trabajo o común, o una enfermedad profesional o común es brindar la
asistencia médica necesaria; después, confeccionar el modelo de certificado médico,
según lo establecido en la Resolución N.o 176/89 del MINSAP, que es la norma jurídica
donde se establecen las disposiciones a cumplir en su expedición y control.
Además, el médico está en la obligación de orientar al paciente para que realice la
legalización del documento en el centro asistencial que lo emite y que, después, lo debe
entregar en el departamento de Recursos Humanos de su centro laboral, en cumplimiento
de lo legislado al respecto.
136 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Certificado médico o modelo 53-63


del Ministerio de Salud Pública
El certificado médico es el único certificado (entre los existentes) que oficialmente
se emplea para acreditar la invalidez temporal de trabajadores y estudiantes, ingreso y
egreso hospitalario, gravidez y otro estado de salud.
El modelo consta de tres partes: preámbulo, cuerpo o exposición y fórmula final. En
el preámbulo se expone:
–– Datos de identidad del paciente asistido.
–– Datos del médico que expide.
–– Datos de la institución de salud.
–– Fecha y hora.

El cuerpo contiene:
–– Diagnóstico de la enfermedad, lesión o estado de salud.
–– Tratamiento de forma genérica, concisa.
–– Si el paciente puede seguir trabajando o si está incapacitado.
–– Número de días de incapacidad (en números y letras).
–– Si se trata de un caso de enfermedad o de accidente.
–– Alguna otra observación de interés.

La fórmula final se compone de:


–– Lugar y fecha de expedición.
–– Firma y número del registro profesional del facultativo que lo expide.
–– Al final se consignan los datos de la persona que lo registra y el número de orden del
registro en la unidad asistencial.

Requisitos para la confección del certificado médico


Estas exigencias son generales y se pueden aplicar en la elaboración de cualquier
documento medicolegal:
–– Se escribe con la letra clara y legible.
–– La tinta debe ser de color negro, azul o negro-azul.
–– No pueden quedar acápites o espacios en blanco.
–– No puede tener borrones, enmiendas ni tachaduras.
–– No se escriben siglas ni abreviaturas.
–– Si se necesita una enmienda, esta se legaliza con la firma del médico y el cuño de la
institución.
Capítulo 9. Seguridad social 137

Aspectos a tener en cuenta


para la elaboración del certificado médico
Los aspectos a tener en cuenta para la elaboración del certificado médico son los
siguientes:
–– Solo puede ser expedido por médicos y estomatólogos en el ejercicio legal de sus
funciones asistenciales.
–– Solo puede expedirse a la población del área de atención, o en las instalaciones hos-
pitalarias, con historia clínica e inscripción.
–– Solo se expide un solo ejemplar, excepto en los casos de remisión a la Comisión de
Peritaje.
–– Se expide por invalidez temporal por más de 3 días y hasta 30 días, según lo estable-
cido para cada enfermedad, excepto en los casos que se encuentren hospitalizados,
en los accidentes o en la enfermedad profesional.
–– No se prescribe reposo por más de 30 días, excepto por egreso hospitalario.
–– No se clasifica el tipo de accidente (profesional o común), ya que esa acción es com-
petencia de las administraciones.
–– Solo pueden consignar enfermedades profesionales los especialistas en medicina
del trabajo; el médico de asistencia lo podrá señalar en el acápite “observaciones”.
–– No son válidos para el pago de prestaciones de servicio social los certificados médicos
expedidos por facultativos en el ejercicio privado de la profesión.
–– En caso de enfermedades que excedan los 180 días de reposo se recomienda a la
administración del centro de trabajo del paciente, que sea valorado por la Comisión
de Peritaje Laboral. No obstante, esta recomendación puede realizarse antes, de
acuerdo a la magnitud y evolución de la enfermedad o lesión.
–– Si el paciente que es portador de una patología crónica, reside en un municipio lejano,
se expide un resumen de historia clínica, cuando deba permanecer de reposo y la re-
consulta sobrepase los 30 días, para que el médico de su área indique la continuidad
del reposo.

Causas para anular un certificado médico


El certificado médico se puede anular por las causas siguientes:
–– Que prescriban reducción de la jornada laboral, régimen de descanso especial,
cambio de puesto de trabajo o centro laboral o cualquier otro aspecto que sea de
competencia de la Comisión de Peritaje Médico. Se exceptúan los que se emiten a
favor de las embarazadas que se ven impedidas de desempeñar el puesto de trabajo
que ocupan y deben ser trasladadas temporalmente a otro adecuado a sus posibili-
dades.
138 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– Se expidan con fecha distinta a la que es examinado el paciente.


–– Se expidan sin haber examinado al paciente.
–– Se expidan con fines de obtener o facilitar la adquisición de artículos electrodomés-
ticos o de uso personal o casero, o para la prestación de servicios deficitarios.
–– Se emita con efecto retroactivo.
–– Se expida para justificar invalidez a estudiantes que deben asistir a la escuela al campo.
–– Se expidan por estudiantes de medicina o estomatología.
–– Que contengan enmiendas o tachaduras.
–– Que no sean debidamente registrados o acuñados dentro de las 48 h de su expedición.

Cuando a la dirección de una unidad asistencial, la administración de una entidad laboral


le someta a su consideración un certificado médico expedido en dicha institución y en
el que se observa alguno de los aspectos señalados antes, lo valora y decide la validez o
nulidad de este, en el término de 10 días.
El Código Penal cubano, en su Título VII, Capítulo III, sobre Falsificación de Documen-
tos, expone que:
El facultativo que expida certificado falso de enfermedad o lesión con el fin de que
alguien, indebidamente, obtenga un derecho o el disfrute de un beneficio o se le
exima del deber de prestar algún servicio público, incurre en sanción de privación
de libertad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas o ambas.
Y añade que: Si el delito se comete por precio o recompensa material de cualquier
clase, la sanción es de privación de libertad de uno a tres años o multa trescientas
a mil cuotas.

Ante una reclamación por un certificado médico expedido de forma incorrecta se


exigirá la responsabilidad que corresponde al médico certificador. La expedición de este
documento requiere de gran responsabilidad por la complejidad de los conocimientos
que encierra esta actuación y la trascendencia, tanto para el médico como para el paciente
y sus respectivas entidades. Por lo anterior, puede originar situaciones con repercusión
económica, o éticas, laborales o administrativas y hasta penales.

Sistema de Peritaje Médico Laboral


El Sistema de Peritaje Médico Laboral está estructurado en comisiones municipales,
provinciales y nacional, con su organización y funciones específicas.
Las comisiones deben estar integradas por facultativos de diferentes especialida-
des, de preferencia por especialistas de: medicina interna, cirugía general, ortopedia
y traumatología, psiquiatría, salud ocupacional y rehabilitación; participan como in-
vitados, representantes de la Dirección del Trabajo y médicos de la entidad laboral,
representantes de la administración y de la organización sindical del centro laboral
y otros especialistas cuando se requieran.
La Comisión Municipal tienen las funciones siguientes:
–– Realizar peritajes en no más de 30 días.
Capítulo 9. Seguridad social 139

–– Prescribir reposo por un periodo no mayor a 6 meses, prorrogables 6 meses más. Al


año se evaluará la capacidad laboral del trabajador para dictaminar: invalidez parcial
o capacidad para reincorporarse al trabajo.
–– Señalar las tareas que el trabajador no puede realizar.
–– E xaminar a familiares o beneficiarios de la Seguridad Social con derecho a pensión,
que aleguen incapacidad.
–– Practicar exámenes a beneficiarios de la Seguridad Social.
–– Efectuar exámenes periciales a desvinculados laborales que aleguen incapacidad y
soliciten pensiones.
–– Participar en la Comisión Provincial cuando se requiera valorar a pacientes que per-
manezcan hospitalizados 90 días o más.

La Comisión Provincial tienen las funciones siguientes:


–– Conocer y resolver las reclamaciones en no más de 30 días.
–– Asesorar a la Dirección Provincial de Salud.
–– Participar en el control de la eficiencia del sistema.

La Comisión Nacional tiene las funciones siguientes:


–– Asesorar a las demás comisiones.
–– Realizar reexámenes.
–– Dictaminar sobre la capacidad de cualquier trabajador, a solicitud del Ministro.
–– Asesorar a los funcionarios del MINSAP.

La conclusión de los dictámenes tiene los términos siguientes:


–– Invalidez total o permanente.
–– Invalidez parcial permanente (se señalan las funciones que no puede realizar).
–– Invalidez temporal hasta 6 meses (se señalan las funciones que no puede realizar).
–– Invalidez temporal por un periodo de 2 años.
–– No existencia de incapacidad.
–– Casos especiales: reducción de la jornada laboral.
–– Régimen de descanso especial.
–– Horario para rehabilitación o recalificación.

Los niveles de jerarquía de los dictámenes son los siguientes:


–– El dictamen de la Comisión de Peritaje prevalece sobre un certificado médico.
–– El último dictamen prevalece sobre los anteriores.
–– El dictamen de la Comisión de nivel superior prevalece sobre el de nivel inferior.

Bibliografía
Asamblea Nacional del Poder Popular (1983). Ley N.o 41. Ley de Salud. La Habana. Gaceta Oficial
de la República de Cuba Edición Ordinaria. 15 agosto 1983.
140 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Asamblea Nacional del Poder Popular (1988). Decreto 139 Reglamento de la Ley de la Salud Pública.
La Habana. Gaceta Oficial de la República de Cuba Edición Ordinaria N.o 12. 22 febrero 1988.
Asamblea Nacional del Poder Popular (2009). Ley de Seguridad Social. Ley N.o 105, Ministerio de
Trabajo y Seguridad Social. La Habana, Cuba.
Asamblea Nacional del Poder Popular (2009). Reglamento de la Ley de Seguridad Social. Decreto
N.o 283, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. La Habana, Cuba.
Asamblea Nacional del Poder Popular (2013). Código del Trabajo. Ley N.o 116 Ministerio de Trabajo
y Seguridad Social. La Habana, Cuba.
Asamblea Nacional del Poder Popular (2016). De la Maternidad de la Trabajadora. Decreto Ley
N.o 339 y 340, Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. La Habana, Cuba.
Calabuig, G. (2006). Tratado de Medicina Legal y Toxicología. 6.ta ed. España: Elsevier.
Constitución de la República de Cuba (2019). Gaceta Oficial de la República de Cuba; La Habana, Cuba.
Lancís, F., Fournier, I., Ponce, F., González, J., Valdés, L., Pons, M. (1999). Medicina Legal. La Habana:
Editorial Pueblo y Educación, Editorial Ciencias Médicas.
Martínez, Y. (2017). La Seguridad Social en Cuba, un derecho ciudadano. Granma Digital, Cuba:
2017, julio 22, 10:07:58.
Ministerio de Salud Pública (1994). Sobre el Peritaje Médico Laboral. Resolución N.o 52. La Habana,
Cuba.
Silva Y., García A., Sierra L., Martínez J. (2018). Un antes y un después de la Seguridad Social en
Cuba. Granma Digital, Cuba: 2018, junio 14, 23:06:32.
Colectivo de Autores (2014). Programa de la Asignatura Medicina Legal y Ética Médica; Universidad
de Ciencias Médicas de La Habana. Comisión Nacional de Carreras, La Habana, Cuba.
Capítulo 10

Identidad
Héctor Soto Izquierdo y Dodany Machado Mendoza

La identidad para medicina legal está relacionada en el artículo 24 del Código Civil con
lo expresado: Que el individuo de la especie humana adquiere la condición de persona
con el nacimiento y la pierde cuando fallece”, por eso, en los humanos, los términos
identidad individual e identidad personal denotan lo mismo.La identidad es el conjunto
de caracteres, condiciones o peculiaridades que sirven para distinguir o diferenciar un
individuo del resto. Proviene del latín idem que significa “lo mismo”.
Identificar es el procedimiento científico-técnico que permite llegar a la identidad
tanto relativa como absoluta.
Identidad relativa. Consisten en el conjunto de caracteres que se relacionan con un
individuo y no necesariamente son concluyentes para establecer que se trata de un
individuo específico (edad, sexo, grupo racial y estatura). Estos aspectos conforman la
denominada tetralogía identificativa, aunque existen otros elementos somatoscópicos y
somatométricos que también se pueden emplear; tales como, el color del iris, el cabello,
más algunos como el tono de voz, la caligrafía, la prótesis, los tatuajes y las cicatrices,
entre otros.
Identidad absoluta. Esta establece la individualidad y suele llamarse también identidad
personal. Se construye mediante el uso de tecnologías tales como la dactiloscopia, el
dentigrama, la iridología, el estudio de las rugosidades del paladar, los estudios imageno-
lógicos (rayos X, tomografía axial computarizada y resonancia magnética), serológicos,
inmunológicos y de biología molecular (ADN), siendo este último el de mayor confiabilidad
y más costoso en la actualidad para fines forenses.
Las bases legales de la identidad consisten en:
–– Constitución de la República.
–– Código Civil.
–– Código Penal.
–– Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral.
–– Ley del Registro del Estado Civil.
–– Código de la Familia.
–– Reglamento General de Hospitales.
142 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Procedimientos para la identidad relativa


e importancia medicolegal
Identificación
Son los procedimientos científicos-técnicos que permiten establecer la identidad tanto
relativa como absoluta.
Las cuestiones que hacen necesario conocer las características, condiciones o pecu-
liaridades que sirven para distinguir o diferenciar a un individuo de otro son variadas y se
realizan con relativa frecuencia en relación con:
–– Personas o cadáveres desconocidos.
–– Certificación de la muerte.
–– Certificación del nacimiento.
–– Refugiados y cadáveres repatriados.
–– Trámites de herencias y sucesiones.
–– Conflictos filiatorios.

La identificación por lo general se inicia con el estudio de los cuatro elementos que
constituyen la denominada tetralogía identificativa, empleados para la identificación de
un producto de la concepción, una persona o del cadáver.
Todo individuo para ejercer sus derechos y deberes (políticos, civiles, penales, eco-
nómicos, etc.), debe ser capaz de demostrar a los demás que es la persona que dice ser.
En Cuba se emplean para estos fines los siguientes:
–– Carné de identidad.
–– Certificado de nacimiento.
–– Pasaporte.

Existen situaciones problemáticas relacionadas con la identidad, por ejemplo, cuando


una persona padece de amnesia, ha extraviado o se han destruido sus documentos de
identidad, o se trata de niños abandonados, ancianos, dementes, etc. Asimismo, puede
ocurrir después de la muerte en casos de víctimas de desastres masivos, incendios,
naufragios, suicidios, accidentes de tránsito; lo que se agrava si se trata de cadáveres
desconocidos y de restos humanos.
Atendiendo a su finalidad, la identificación que se hace de personas o de cadáveres
(sean recientes, en estado de putrefacción o en reducción esquelética) puede clasificarse
como identificación judicial o identificación civil.
La identificación judicial tiene como objetivo fundamental el reconocimiento de perso-
nas o cadáveres como un elemento valioso para la prueba judicial. Se realiza por diversos
métodos, estos son:
–– Dermatoscopia: Es el estudio de la identificación humana por medio de las huellas
digitales.
Capítulo 10. Identidad 143

–– Palmetoscopia: Consiste en el estudio de las impresiones de las plantas de los pies.


–– Señas particulares como las características de la piel (lunares, lesiones patológicas,
cicatrices, tatuajes, etc.), del pelo, de las uñas y del iris de los ojos.
–– Antropometría: Es la parte de la antropología que trata de las medidas o dimensiones
del cuerpo humano.
–– Retrato hablado: Es la técnica que consiste en elaborar el dibujo descriptivo de los
caracteres físicos de la cara de personas cuya identidad se ignora, fundamentado en
datos fisonómicos aportados por familiares, allegados, testigos, víctimas, etc.

La identificación civil se realiza en el marco de una relación jurídica concreta entre


las personas, atendiendo a los fines lícitos de la sociedad, de lo cual ya se han expuesto
ejemplos al inicio de este tema.

Determinación de la edad y el sexo


Entre los procedimientos medicolegales para calcular la edad en las personas se en-
cuentran los signos anatómicos que se emplean para la identificación. Dentro de estos
signos posee una importancia medicolegal particular la estimación de la edad cronológica
(cálculo aproximado mediante la valoración de un conjunto de elementos), teniendo en
cuenta que es muy aludida en las legislaciones. Para ello se describen los pasos siguientes:
–– Paso 1: Interrogatorio intencionado sobre la edad que refiere tener, y otras preguntas
dirigidas a verificar o contrastar sus argumentos.
–– Paso 2: Examen físico. Empleando la inspección de:
• Aspecto general.
• Medidas somatométricas, sobre todo en fetos y niños.
• Evolución dentaria.
• Desarrollo piloso.
• Desarrollo genital masculino.
• Desarrollo mamario.
• Desarrollo óseo.
• Signos de involución.
–– Paso 3: Exámenes y fórmulas complementarias (trabajo especializado):
• Tablas de crecimiento y desarrollo, fórmulas dentarias.
• Estudios radiográficos para determinar la edad ósea (rayos X de la mano izquierda y
epífisis distales del cúbito y el radio).

Se puede utilizar la siguiente guía para evaluar los diferentes parámetros: esquema del
brote dentario, el desarrollo piloso, genital, mamario y la edad ósea.
Esquema del brote dentario. La evolución dentaria, la que se determina mediante la
valoración del número y tipo de piezas dentales que han brotado, comparándolo con los
estándares normales (Fig. 10.1).
144 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Fig. 10.1. Esquema del brote dentario. A: Dentición temporal; B: Dentición permanente.
Capítulo 10. Identidad 145

Las fórmulas dentarias según la edad son:

El desarrollo piloso. Se tiene en cuenta la evolución del vello pubiano y el axilar.


Evolución del vello pubiano. Según los criterios de Tanner (Fig. 10.2):
–– Estadio 1: El vello pubiano no se ha desarrollado aún (H: menos de 12,7 años, M: menos
de 11,5 años).
–– Estadio 2: Ligero crecimiento de un vello esparcido, largo y poco pigmentado, suave
y lacio; que aparece hacia la base del pene o en el contorno de los labios mayores
(H: 12,7-14,1 años, M: 11,5-12,7 años).
–– Estadio 3: Vello más oscuro, grueso y encrespado, esparcido sobre la sínfisis pubiana
(H: 14,1-15 años, M: 12,7-13,2 años).
–– E stadio 4: Vello más esparcido, pero aún no extendido totalmente (H: 15-17 años,
M: 13,2-16,5 años).
–– Estadio 5: Vello adulto en tipo y cantidad, invade la cara interna de los muslos; presen-
tando una distribución en forma de triángulo de base superior en la mujer y en forma
romboidal ascendiendo por la línea media abdominal en el hombre (H: más de
17 años, M: más de 16,5 años).

Evolución del vello axilar. El brote del vello en la axila, aislado y corto, se verifica
aproximadamente a los 13 años en la mujer y de los 14 o 14,5 en el hombre.
Desarrollo genital masculino. Según los criterios de Tanner:
–– Estadio 1: Los testículos, el escroto y el pene tienen el mismo tamaño y apariencia de
la etapa infantil (menos de 11,8 años).
–– Estadio 2: Aumenta de tamaño el escroto y los testículos, con enrojecimiento y cambio
de textura de la piel del escroto (11,8-13,6 años).
–– Estadio 3: Aumento de tamaño del pene, fundamentalmente en longitud, continúa el
crecimiento de testículos y del escroto (13,6-14,8 años).
–– Estadio 4: Prosigue el crecimiento en longitud y en circunferencia del pene con desarrollo
del glande, continúa el crecimiento de testículos y del escroto con oscurecimiento de
la piel de este último (14,8-16,7 años).
–– Estadio 5: Los órganos genitales adquieren el tamaño y las proporciones del adulto
(más de 16,7 años).

El desarrollo mamario. Según criterios de Stratz (Fig. 10.3):


–– Estadio 1: La areola del pezón se encuentra al nivel de la piel y solo el pezón está
elevado (menos de 10,8 años).
146 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– Estadio 2: El pezón y la areola se elevan (botón mamario) (10,8-12,3 años).


–– Estadio 3: Elevación de la piel de la areola y el pezón (mama primaria) (12,3-15 años).
–– Estadio 4: Pezón elevado y areola marcada solo por pigmento no por relieve (mama
secundaria o adulta) (más de 15,0 años).

Fig. 10.2. Esquema del desarrollo piloso. A: Desarrollo en el sexo masculino; B: Desarrollo en el
sexo femenino.
Capítulo 10. Identidad 147

Fig. 10.3. Desarrollo mamario según estadios.

La edad ósea. Se calcula mediante la evaluación del desarrollo del esqueleto, valoran-
do el crecimiento óseo, la aparición de los puntos de osificación, la unión de las epífisis
con las diáfisis, las sinostosis de los huesos craneales, los cambios degenerativos, etc.
En el caso de los niños, adolescentes y jóvenes es muy útil la evaluación del estado de
maduración ósea. Esta se realiza mediante el estudio radiográfico de los puntos de osi-
ficación de la mano y de las epífisis distales del cúbito y del radio. Para ello se emplea
de manera convencional el lado izquierdo, pudiendo usarse los patrones del método del
atlas de Greulich y Pyle, el de Tanner Whitehouse II o los existentes sobre la maduración
ósea de la población cubana.
Los signos de involución son:
–– 35 años: Canas aisladas en regiones temporales.
–– 36 años: Arrugas “patas de gallina” en el ángulo externo de los ojos.
–– 40 años: Arrugas alrededor de la boca.
–– 45 a 50 años: Ramillete de pelos en trago (Bárbula Hirci), pelos en la nariz, así como
cejas copiosas y largas.
–– 50 a 55 años: Canas aisladas en el pubis.
–– Más de 60 años: Halo senil o gerontoxón; piel delgada, seca, escamosa; manchas,
queratosis o púrpuras seniles y en las mujeres pelos en el mentón, mejillas, labio
superior y orejas.

Edades de mayor interés medicolegal


En cuanto a las edades de mayor interés medicolegal se conforman desde el punto
de vista siguiente (Tablas 10.1-10.3):
–– Del derecho penal.
–– Del derecho civil.
–– Del derecho laboral.
148 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Tabla 10.1. Edades de mayor interés en el derecho penal

Edad Derecho Penal


12 años En menores de 12 años, se integra el delito de violación, aunque exista
consentimiento de la víctima, pues este es no válido jurídicamente
14 años En menores de 14 años, se integra el delito de pederastia con violencia
16 años A esta edad se adquiere la mayoría de edad en lo penal, o sea se le exige
responsabilidad ante un acto punible
Entre 14 y 16 años, se integra el delito de estupro
18 años Entre 16 y 18 años, los límites de la sanción penal pueden ser reducidos hasta la mitad

20 años Entre 18 y 20 años, los límites de la sanción penal pueden ser reducidos hasta en un
tercio
A menores de 20 años no puede imponerse la pena de muerte
60 años A los acusados mayores de 60 años, el límite mínimo de la sanción de privación de
libertad puede rebajarse hasta en un tercio

Tabla 10.2. Edades de mayor interés en el derecho civil

Edad Derecho Civil


14 años La hembra puede contraer matrimonio
16 años El varón puede contraer matrimonio
18 años A esta edad se adquiere la mayoría de edad en lo civil, o sea la capacidad que
permite realizar cualquier acto
Edad establecida para obtener la licencia de conducción
25 años Capacidad para poder adoptar un niño (entre este y sus padres adoptivos ha
de existir una diferencia de al menos 15 años. Los adoptados solo podrán ser
menores de 16 años (Código de la Familia)

Tabla 10.3. Edades de mayor interés en el derecho laboral


Edad Derecho Laboral
15-16 años Se puede autorizar a trabajar de manera excepcional, siempre que cumplan los
requisitos establecidos 
17 años Inicio de la edad laboral
60 años Jubilación de las mujeres
65 años Jubilación de los hombres

El médico para certificar la defunción de una persona que no posee documentos de


identidad, debe estimar su edad, porque es uno de los acápites que necesariamente hay
que llenar en el correspondiente certificado.
Otra característica importante de la tetralogía que se tiene en cuenta para el estable-
cimiento de la identidad es el sexo. La Ley de Registro del Estado Civil exige que en el
acta de inscripción de nacimiento se determine y haga constar el sexo como masculino
o femenino, y no se acepta su omisión o indeterminación. El diagnóstico medicolegal
del sexo requiere de un estudio completo de cada caso, en la persona o en el cadáver.
Capítulo 10. Identidad 149

Los elementos de probabilidad para el diagnóstico del sexo son:


–– Hábito general.
–– Psiquismo.
–– Conformación de los genitales externos.

Los elementos de certeza para el diagnóstico del sexo son:


–– Caracteres anatómicos.
–– Caracteres funcionales.
–– Cariotipo.
–– Sexo cromatínico.
–– Sexo hormonal.

Grupo racial, ancestralidad o filiación racial


La concepción de grupo racial, ancestralidad o filiación racial es una expresión biológica
compleja, no reducida solo al color de la piel, aunque es su manifestación más ostensible
y de importante aplicación en la identidad individual.
En la actualidad, los antropólogos reconocen tres grandes grupos denominados:
europoide, negroide, mongoloide y el mestizaje corresponde al cruzamiento entre estos
(Tabla 10.4).

Tabla 10.4. Algunas características morfológicas de los tres grupos raciales principales

Europoide Negroide Mongoloide


Cara oval, frente ancha Cara alargada, frente estrecha, nariz Cara ancha y aplastada, pómulos
y alta, nariz pequeña y ancha y aplanada, labios gruesos, salientes, nariz aplastada y ojos
dientes perpendiculares boca grande y esclerótica amarilla rasgados

Situaciones de desastres
Ante una situación de desastre, el personal médico debe apoyar el trabajo de identifi-
cación de cadáveres, teniendo en cuenta la solicitud previa por parte de las autoridades
sanitarias o judiciales. Para esto debe tener presente diversos elementos útiles para dirigir
la entrevista a los familiares o allegados.
El médico debe tener en cuenta lo siguiente:
–– Reconocimiento visual de señales corporales individuales.
–– Otras acciones que el personal médico puede realizar en función de auxiliar el trabajo
especializado de identificación en casos de desastres son las siguientes:
• Fijar la ubicación del cadáver en el lugar donde aparece (y en el depósito, para que
pueda presentarse para el reconocimiento).
• Conservar las prendas de vestir (no desvestir el cuerpo en el lugar del suceso).
• Conservar el contenido de los bolsillos (no extraerlos en el lugar del suceso).
150 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

• Conservar y no retirar del cuerpo las joyas y alhajas.


• Fijar el biotipo.
• Estimar la edad aparente.
• Registrar (anotar) todas las señales corporales individuales (alteraciones o lesiones
patológicas o traumáticas en la piel); por ejemplo, lunares, tatuajes, cicatrices, en-
fermedades cutáneas o afecciones del cabello o de las uñas, incluyendo las huellas
de accidentes de trabajo o alteraciones de origen ocupacional y las alteraciones de
origen patológico.

Para establecer la identidad personal, el médico puede contribuir proporcionando


información de los antecedentes patológicos personales o familiares (o ambos) de la
persona o cadáver a identificar; por ejemplo, si presentó alguna fractura o deformidad
ósea, estudios radiográficos anteriores, la ficha dental, entre otros, que se emplean para
comparar con los hallazgos en el examinado.

Bibliografía
Colectivo de autores (1999). Medicina Legal. La Habana: Editorial Pueblo y Educación, Cuba.
Comas, J. (1983). Manual de Antropología Física. México: UNAM.
Gisbert Calabuig, J.A. (2005). Medicina Legal y Toxicología. 7.ma ed. Barcelona, España: Editorial
Masson SA, p. 1377.
Pospísil, M. (1965). Manual de prácticas de Antropología Física. Ed. C.N.U., pp. 32-67.
Rebato, E., Susanne, Ch., Chiarelli, B. (2005). Para comprender la Antropología Biológica. España:
Editorial Verbo Divino, p. 388.
Reverté Coma, J.M. (1999). Antropología Forense. España: Editorial Ministerio de Justicia. p. 1056.
Villanueva Cañadas, E. (2019). Gisbert Calabuig. Medicina Legal y Toxicología. 7.ma ed. España:
Editorial Elsevier Castellano, p. 1484.
Capítulo 11

Genética forense
Maritza Domínguez Méndez

La genética forense es la subespecialidad de la genética que comprende la aplicación


de las técnicas de biología molecular, utilizando el ADN (ácido desoxirribonucleico) y la
medicina legal, para resolver ciertos problemas judiciales entre los que se encuentran:
los problemas de identificación (antropología molecular y genética de las poblaciones), la
investigación biológica de la paternidad, las pericias de criminalística biológica (estudio
de vestigios biológicos de interés criminal como manchas de sangre, esperma, pelos,
entre otras) y las bases de datos de ADN para la identificación criminal.

Antecedentes históricos de la genética forense


Desde el descubrimiento por Alec Jefffreys y colaboradores en 1985, de las regiones
polimórficas en el ADN no codificante (regiones con gran variabilidad entre los indivi-
duos), ha habido una evolución continua de la tecnología y de los marcadores genéticos
moleculares, desde los minisatélites, microsatélites STR (del inglés short tandem repeats),
que son los más utilizados en la actualidad, los polimorfismos de los cromosomas sexua-
les, el ADN mitocondrial y más recientemente los polimorfismos nucleotídicos simples
(SNP); por lo que quedó en un antes y un después la evolución de la genética forense.

Aplicaciones de la genética forense


El ADN presenta características específicas que lo hacen una herramienta fundamental
en la identificación forense, entre estas:
–– El carácter mendeliano de transmisión (la mitad del ADN presente en cualquier núcleo
celular procede del padre y la otra mitad de la madre).
–– En ausencia de mutaciones, se mantiene constante en toda la vida del individuo.
–– Es idéntico en todas las células.
–– Permite su estudio en múltiples muestras biológicas (piel, musculo, huesos, cabello,
saliva, sangre, líquido amniótico, semen, orina, etc.).
–– Alta estabilidad (inalterable frente a factores ambientales (luz, temperatura, humedad,
etc.), hacen que pueda ser estudiado en tejidos de miles de años de antigüedad o en
estado de putrefacción.
152 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

La información almacenada en estas regiones no codificantes, generan los perfiles


genéticos (conjunto de características hereditarias para un amplio número de marcadores
genéticos que posee un individuo, detectable en cualquier muestra biológica que de él
provenga). El proceso se lleva a cabo por comparación, en los casos de sospechosos de
delitos: se realiza entre el perfil genético obtenido de indicios o muestras y el genoti-
po de un individuo o evidencia orgánica; en el caso de identificación de cadáveres (ejemplo,
personas desaparecidas) se contrastan los resultados con familiares cercanos, padres
e hijos, fundamentalmente, o con perfiles obtenidos de muestras de los objetos del
individuo. Cuando se trata de identificación por accidentes masivos o catástrofes, el
procedimiento, en ocasiones, requiere de la identificación por separado de distintos
restos cadavéricos (no existe integridad del cadáver), continuando el mismo proceso
de comparación. Si se analiza una paternidad biológica, se comparan los perfiles del
hijo(s), con el supuesto padre(s) o familiares cercanos, según corresponda el proceso.
Es de interés destacar que el éxito de los avances en estas técnicas depende de las
normativas básicas establecidas para la correcta toma y conservación de las muestras
biológicas, asegurando el traslado a los laboratorios en óptimas condiciones para su
análisis. Los profesionales que intervienen deben responsabilizarse con la cadena de
custodio, evitando la degradación y la contaminación de estas.

Conflictos de filiación e investigación biológica


de la paternidad
La filiación es un aspecto legal obligatorio que constituye la identidad oficial de un
individuo. Esta identidad figura inscrita en el Registro del Estado Civil. De la paternidad
biológica deriva el ejercicio de la paternidad jurídica, sobre la que concurren circunstancias
de tipo sociofamiliar (fundamentalmente de la patria potestad) que constituyen el marco
regulador de las relaciones paternofiliales. Estas a su vez aseguran la supervivencia de
la unidad familiar como célula primaria de la estructura social humana.
Ha sido la propia evolución de la sociedad la que, partiendo de las características
socioculturales de cada nación, ha establecido las normas jurídicas que regulan las
relaciones paternofiliales, estableciendo las obligaciones y deberes de cada uno de
los progenitores para con su descendencia, así como los derechos de cada individuo
de conocer quiénes son sus padres.

Comportamiento de las bases legales


de la filiación en Cuba
En Cuba, el Estado garantiza mediante procedimientos legales la determinación de la
filiación. Dentro de las leyes y códigos promulgados existen disposiciones muy específicas
Capítulo 11. Genética forense 153

al respecto, entre las que se encuentran: el reconocimiento y la inscripción del menor,


que todos los hijos tienen iguales derechos sean habidos dentro o fuera del matrimonio
(quedando anulada toda calificación sobre naturaleza de la filiación), la posibilidad de la
impugnación al reconocimiento, entre otras. Lo que se encuentra explícito en la Consti-
tución de la República de Cuba, el Código de Familia, la Ley del Registro del Estado Civil
y el Código del Trabajo.

Principales conflictos de filiación


Las relaciones paternofiliales generan en ocasiones los llamados conflictos filiatorios o
conflictos de paternidad, los que en la práctica pueden presentarse bajo diferentes formas
legales, por lo general vinculados al establecimiento de la “paternidad” y en menor medida
de la “maternidad”, dado que esta última queda probada por lo común, desde el punto de
vista jurídico, con el hecho del embarazo y el parto. Esto genera un proceso pericial, que
en el campo de lo civil se encuentran los estudios de familiaridad (linaje familiar), los más
utilizados con fines de herencias y la determinación biológica de la paternidad o mater-
nidad. En el campo de lo penal, los delitos sexuales (violación, incesto y estupro), cambio
de cunero e identificación personal.

Clasificación de los conflictos de filiación


De manera general, los conflictos de filiación se pueden clasificar en cuatro tipos o
variantes:
–– Reclamación de la paternidad: Un sujeto que alega ser el padre biológico de una
persona cuya paternidad le ha sido adjudicada a otro.
–– Impugnación de la paternidad: Un sujeto que niega ser padre biológico de un hijo que
le han adjudicado.
–– Paternidad discutida: Cuando dos o más sujetos cohabitaron con la misma mujer en
la fecha del posible coito fecundante y no sabe cuál de ellos puede ser el padre.
–– Reclamación e impugnación tanto de la paternidad como de la maternidad: Cuando
se sospecha un cambio de recién nacido en el cunero del hospital y padre-madre im-
pugnan el hijo que le han adjudicado y reclaman otro que suponen sea su verdadero
hijo.

Los estudios de paternidad pueden ser simples o complejos. En los primeros participan
la madre (aunque no siempre es necesaria su presencia), el hijo(s), y el o los supuestos
padres. En los casos que el padre se encuentre ausente (fallecido, desaparecido), se está
en presencia de una paternidad compleja y es necesario la reconstitución del genotipo
o perfil genético, a partir de familiares próximos, restos óseos o muestras indubitadas
(células presentes en objetos de uso personal) o de muestras clínicas (las que por alguna
razón se encuentran almacenadas o guardadas, como son los bancos de espermas, las
transfusiones de sangre, etc., y se tenga la certeza que pertenezcan al individuo en cues-
154 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

tión). Otras de las alternativas de estudio de la paternidad compleja se presentan con la


madre, el hijo(s) y los abuelos paternos, es la llamada abuelidad. Si el individuo a filiar es
del sexo masculino, se realizan estudios con el cromosoma Y, que sigue la línea paterna,
interviniendo abuelo paterno, hermanos varones del padre, etc. Cuando están ausentes
la madre y el padre, puede realizarse el estudio con los hermanos de la persona a filiar,
la llamada hermandad, permitiendo verificarse el vínculo biológico.
También se puede determinar la paternidad en embriones producto de violaciones, en
mujeres con más de un compañero sexual o embarazadas producto de violaciones. En estos
casos, la toma de muestra se realiza por la biopsia de las vellosidades coriales antes de
las 10 semanas de gestación y, después, por toma de líquido amniótico. Estas técnicas
están bien desarrolladas y son utilizadas para el diagnóstico prenatal de alteraciones
cromosómicas o enfermedades hereditarias, aunque no se resta la importancia a la
relación riesgo beneficio, ya que son métodos invasivos que implican algún riesgo para
la integridad maternofetal.
Los estudios de paternidad, en un inicio, se fundamentaban en marcadores antropo-
lógicos o de comparación del parecido físico entre el hijo y el padre o supuesto padre
biológico. Este aspecto fue controvertido desde sus inicios, poco idóneo y arbitrario, que
lo hacía carente de fiabilidad, por no estar científicamente demostrados los patrones de
herencia de estos rasgos. Después se iniciaron los estudios con el análisis de los grupos
sanguíneos, proteínas séricas leucocitarias y eritrocitarias, y más tarde, con el sistema
de antígenos leucocitarios humanos (HLA); pero, la certeza que se obtenía con estos
estudios, era más bien para las exclusiones de la paternidad y no para las inclusiones.

Técnicas utilizadas para determinar la filiación


El avance tecnológico y científico de los marcadores genéticos moleculares por
medio del estudio del ADN, ha permitido establecer la determinación del perfil ge-
nético permanente e inequívoco de un individuo, lo que admite su diferenciación con
el resto de sus congéneres en cualquier momento de la vida, incluso una vez fallecido.
Esto hace que sean derogados todos los estudios que hasta el momento se realizaban
para la resolución de los conflictos filiatorios. Por lo que el estudio de polimorfismos de
ADN es la investigación que se efectúa en la actualidad para la determinación biológica
de la paternidad o prueba.
Este estudio como se explicó, se fundamenta en comparar los perfiles genéticos (de
ADN) del presunto padre y del hijo(a). A partir de la toma de la muestra, que, en los casos
de paternidad simple, se requiere de la presencia física de todos los implicados (madre,
hijo(s), supuesto(s) padre(s), en la que forma parte esencial el consentimiento informado
por escrito. En caso de los menores de edad, el consentimiento informado será firmado
por uno de los padres, tutor o tutores legales.
Las muestras pueden proceder de punción venosa, se toma unos 5 mL de sangre que
deben introducirse en un tubo que contenga un anticoagulante tipo EDTA o por punción
Capítulo 11. Genética forense 155

dactilar, con una aguja o lanceta quirúrgica se pincha la cara anterior de algún dedo de la
mano y las gotas de sangre se depositan sobre un papel secante. Lo normal es depositar
de 3 a 4 gotas de sangre y dejarlas secar a temperatura ambiente en un lugar protegido,
otra forma puede ser por medio de células epiteliales bucales (saliva) frotando la parte
interna de los carrillos con hisopos estériles en seco, se realizan dos tomas (con un hi-
sopo se frota la cara interna del carrillo derecho y con el otro, la cara interna del carrillo
izquierdo). Los hisopos, correctamente identificados, deben dejarse secar a temperatura
ambiente en un lugar protegido. Es fundamental no introducirlos en las fundas hasta que
no estén totalmente secos, ya que en la saliva hay bacterias que proliferan rápido con la
humedad, y ocasionan la degradación del ADN.
En los casos de paternidad compleja, la toma de la muestra será en condescendencia
a cada caso en particular (construcción de perfiles genéticos por familiares próximos,
restos cadavéricos u objetos). Una vez recogidas las muestras, se mantienen las ade-
cuadas precauciones para su mantenimiento y conservación (garantizando la autenti-
cidad, integridad, la no contaminación, la privacidad y confidencialidad) hasta el inicio
del proceso tecnológico en los laboratorios, mediante la llamada cadena de custodio.
Cada laboratorio crea sus propias normativas de trabajo, en caso de los laboratorios con
perfil forense, deben estar acreditados, con una adecuada certificación para el trabajo
y la realización de los controles de calidad.
Una vez terminado los procesos tecnológicos (extracción y purificación del ADN,
cualificación y cuantificación, reacción en cadena de la polimerasa o PCR), se inicia el
proceso de análisis por medio de la construcción de los perfiles genéticos, que deviene
en una exclusión de la paternidad (en caso que no coincidan los perfiles genéticos), o
en una inclusión como padre biológico. En este último caso se realiza entonces el aná-
lisis estadístico o cálculo probabilístico (a través del teorema de Bayes), ofreciéndose
los resultados por lo general con una precisión correspondiente al 99,99 %. Concluye el
proceso con la emisión del dictamen en correspondencia a la entidad que pide el peritaje
o la investigación biológica de la paternidad. El cual, además del perfil genético de cada
individuo, debe reflejar la firma a la que pertenecen los marcadores de ADN utilizados,
la población de base para el cálculo de las frecuencias alélicas utilizadas (en caso de
exclusión, la cantidad de marcadores excluyentes) y de inclusión, el resultado de los
cálculos del índice de paternidad acumulado y la probabilidad de la paternidad con que
se cierra el estudio (99,99 %).

Funciones del médico general en los conflictos


filiatorios
Una vez establecido el conflicto de filiación en la comunidad, el papel fundamental del
médico general estriba en convertirse no solo en orientador, sino en un consejero de todas
aquellas personas involucradas en este; ya que constituye un obstáculo para el cabal
156 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

disfrute de los derechos que le asisten a la niñez, y afecta el adecuado desenvolvimiento


del bienestar físico, social y psicológico de la familia en general.
En Cuba, atendiendo a los derechos del niño y la familia como núcleo esencial de la
sociedad, los implicados en el conflicto deben ser encaminados a iniciar el trámite legal
contratando los servicios de un abogado que los represente, quien será el encargado de
tramitar todo el proceso con el Tribunal Municipal Popular; quien, a su vez, presentará
dicha petición al Tribunal Supremo, que constituye, hasta el momento, el órgano con la
competencia jurídica para su solución. Este decidirá si se realiza el estudio molecular
del ADN (test de paternidad o prueba biológica de paternidad), como prueba pericial, y
realizará la solicitud a la Comisión de Identificación del Instituto de Medicina Legal (IML);
los que, a través de su comisión de paternidad, realizarán el proceso correspondiente
a la determinación biológica de la paternidad.
En la actualidad debe valorarse, que estos estudios son sumamente costosos para
Cuba, lo que deriva en ocasiones serias dificultades en su empleo. A pesar de que la
política del estado permite el amplio desarrollo de la salud, la accesibilidad y equidad
a todos sus ciudadanos a los beneficios de las nuevas tecnologías, se ve sujeta al blo-
queo imperialista que impide el libre comercio. Por lo tanto, la posibilidad de adquisición
de los métodos, medios y equipamientos para la realización del peritaje biológico (perfil
genético), que en la actualidad se encuentran en disposición solo por medio de grandes
transnacionales, en su mayoría con patentes norteamericanas (monopolización de las
patentes por los grandes laboratorios científicos). Ello favorece un nuevo neocolonialismo,
presentándose entonces el llamado conflicto de no accesibilidad, por omisión, consecuen-
cias de la globalización de la economía, con las subsecuentes limitaciones y privaciones
de todos los actores (estado, familia e individuo), al desarrollo científico-tecnológico en
materia de investigación, para la solución de casos forenses, entre los que se encuentra
la investigación biológica de la paternidad.

Bibliografía
Amaro, F. (2002). Introducción de los marcadores del sistema múltiple de Promega STR III en los
estudios de paternidad en Cuba. Tesis para optar por el Título de máster en Bioquímica. Facultad
de Biología, Universidad de La Habana.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1975). Código de Familia: Ley N.o 1289, de 14/02/1975.
Editorial Orbe, pp. 73, 1980.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1987). Ley N.o 59 Código Civil 13 de octubre de 1987.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (2019). Constitución de la República.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1979). Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y
Laboral. Editorial Orbe, p. 198.
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1989). Ley del Registro del Estado Civil, Ley N.O 51 de
15/07/1985. Ediciones ENPES, p. 94.
Bravo, M. L. (2011). Legitimidad de la paternidad biológica. Centro de Genética Forense Departamen-
to de Biología Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Universidad de Antioquia. Memorias.
Disponible en: URL: http://www. cienciasforenses.com. Revisado el 7 noviembre 2018.
Capítulo 11. Genética forense 157

Bravo, ML.Y. (2005). Legitimidad de la Paternidad Biológica. Memorias. Centro de Genética Forense.
Departamento de Biología. Facultad de Ciencias Exactas y Naturales Universidad de Antioquia.
Disponible en URL. http:// www. cienciasforenses.com. Revisado noviembre 2007.
Carracedo, A., Huget, E. (2005). Investigación Biológica de la Paternidad. En: Gisbert Calabuig.
Medicina Legal y Toxicología. 6.ed. Barcelona: Masson. pp. 1327-1334.
Lorente, M., Lorente, J.A., Villanueva, E. (2000). Identificación Humana y Medicina Legal: Considera-
ciones éticas y jurídicas. En: El ADN y la identificación en la investigación criminal y en la paternidad
biológica. Editorial Comares.
Capítulo 12

Tanatología forense
Alejandro Caral Gutiérrez, Halina Pérez Álvarez y Marlene Basanta Montesinos

La tanatología, palabra derivada del griego (tanatos, significa muerte; logos, equivale a
estudio) es la parte de la medicina legal que se ocupa de todas las cuestiones referentes
a la muerte y el cadáver.
La muerte determina la transformación de un ser que vive (persona) en un cuerpo
carente de vida (cadáver). Esta transformación trae como consecuencia problemas
biológicos, sociales y jurídicos, a los que se añaden los filosóficos, religiosos, morales
y sanitarios. Todas estas cuestiones se entremezclan cuando el cadáver y la muerte se
estudian con determinado interés medicolegal. Una definición muy sencilla es la que
establece que “la muerte es el cese del conjunto de actos o fenómenos que constituyen
lo que llamamos vida”.
La vida equivale a un complejo conjunto de fenómenos bioquímicos que siguen unas
leyes fijas, y cuyo normal funcionamiento se traduce en un equilibrio biológico y fisico-
químico y en una constancia de valores orgánicos. Cuando ocurre la muerte, esas leyes
dejan de cumplirse y el cuerpo humano queda en estado inerte, sufriendo las influencias de
orden físico, químico y microbiano del medio ambiente y aun de su propio medio interno.
En el ámbito de la medicina legal, el estudio de la muerte está vinculado a las muertes
violentas o sospechosas de criminalidad y, por tanto, a los llamados delitos contra la vida.
Según pauta el Código Penal los delitos contra la vida son los siguientes:
–– Homicidio: Consiste en la muerte de una persona por otra.
–– Asesinato: Es la muerte de una persona por otra, cuando existe premeditación, ensa-
ñamiento, alevosía, entre otros.
–– Auxilio al suicidio: El que preste auxilio o induzca a otro al suicidio.
–– Aborto ilícito: El que se realice fuera de regulaciones de salud, con o sin autorización
de la grávida.

Muerte
La muerte no es un fenómeno instantáneo, sino un verdadero proceso, en el que un gran
número de actos vitales se van extinguiendo en una secuencia tan gradual y silente que
escapa por lo general a la observación. Se admite que la vida se extingue con las funciones
Capítulo 12. Tanatología forense 159

respiratorias y circulatorias; pero, científicamente no es exacto, pues se ha observado el


latido del corazón en sujetos con lesión encefálica, por lo que se considera que la muerte
no es un momento, sino un verdadero proceso, pues los actos vitales, tan diversos por
su naturaleza, no se extinguen todos a la vez. Primero suceden en las manifestaciones
funcionales resultantes de un mecanismo delicado y complejo, y más tarde, los de la vida
vegetativa, lo que, igualmente, es variable atendiendo al grado de sensibilidad de cada
tejido a la ausencia de oxígeno.
Múltiples son los conceptos de muerte que se han dado en el curso de la historia y que
se expresan a continuación:
–– Lacassagne (1906) (citado por Gisbert Calabuig, 1998) planteaba que “es el cese de
las funciones nerviosa, circulatoria, respiratoria y termorreguladora.”
–– Thoinot (1928) (citado por Gisbert Calabuig, 1998) de manera más terminante expre-
saba: “la vida se acaba con la extinción de las funciones respiratoria y circulatoria,
sobreviviendo, en general, la acción cardiaca a la pulmonar.”
–– Piedelievre y Fournier (1963) (citado por Gisbert Calabuig, 1998) dijeron que “aparen-
temente la muerte está caracterizada por la detención del corazón, de la respiración
y de la motilidad.”
–– Gerin y Merli (1971) (citado por Gisbert Calabuig, 1998) expresaron que “la muerte
puede ser definida como la detención total y definitiva de toda actividad cerebral,
constada directa o indirectamente.”

Como se puede observar, en los diferentes conceptos emitidos se da valor a un deter-


minado sistema u órgano, como el sistema nervioso, el corazón y el pulmón, lo que hoy
se concentra en el encéfalo como centro vital superior determinante de las relaciones
sociales del sujeto, y, por ende, de la verdadera “vida”.

Terminología tanatológica
Muerte natural
La muerte natural es la debida a enfermedad, debilitamiento progresivo de las funciones
vitales o la senectud, y es sinónimo de la muerte mal llamada patológica. No intervienen
en su origen fuerzas o agentes ajenos al organismo, excepto los gérmenes, y no hay vio-
lencias en su ocurrencia. No hay culpabilidad de terceros, excepto la que pueda derivarse
de una responsabilidad médica.

Muerte violenta
La muerte violenta es la debida a agentes externos traumáticos o violentos, son las
muertes venidas de afuera. Determinación activa o pasiva en su desencadenamiento.
Existe siempre en esta una etiología medicolegal, y de acuerdo a ello puede ser:
–– Accidental: Hecho fortuito, casual, no intencional, por lo general imprevisto. No
interviene la voluntad ajena o propia para ocasionar el hecho, pero puede existir
160 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

responsabilidad penal o civil. Muchas veces asociado a la negligencia, imprudencia,


violación de las normas o reglamentos o falta de previsión. Exteriorización de fuerzas
de la naturaleza (inundaciones, terremotos, etc.).
–– Suicida: Es la muerte autoprovocada o intencional, o sea, existe intervención de la
propia víctima en el mecanismo traumático violento responsable de la muerte.
–– Homicida o criminal: Homicidio es la muerte de una persona por otra.
–– Judicial: Ejecución mediante la sanción de pena de muerte.
–– Por investigar: Se trata de una evidente muerte violenta, pero no existen todos los
elementos que permiten inclinarse por una etiología de las antes referidas, por lo que
debe profundizarse en la investigación para tratar de definir la causa real.
–– Muerte súbita o imprevista: Es la muerte natural que ocurre en un sujeto aparente-
mente sano, en un tiempo corto. Por lo general, en la autopsia se podrá comprobar la
patología que la determinó. Este concepto medicolegal se diferencia del establecido
en cardiología que establece como súbita la que ocurre en individuos con anteceden-
tes cardiovasculares; pero, en un periodo determinado, que se ha ido ajustando a la
evolución de la clínica.
–– Muerte repentina: Cuando ocurre el fallecimiento de un paciente que se encontraba
enfermo, pero no se esperaba que falleciera en ese momento de su evolución.

Muerte por inhibición


La muerte por inhibición constituye uno de los problemas más controvertidos de la
práctica medicolegal, dado que se trata de una muerte que acontece en un individuo
aparentemente sano en un periodo corto.
Es la muerte que sobreviene brusca o rápido tras un estímulo periférico relativamente
simple, y por lo común inocuo. El estímulo puede consistir en un traumatismo mínimo o una
excitación periférica leve sobre zonas reflexógenas de la piel, las mucosas y las serosas
de algunas áreas como el cuello, el abdomen, la laringe, el seno carotideo, el estómago,
los testículos, el cuello del útero y una autopsia negativa, conforman la tríada diagnóstica.
Como elementos predisponentes se plantean que ocurren en individuos muy vagotó-
nicos susceptibles a estas reacciones. Muertes en niños o en las primeras horas del día,
durante el periodo digestivo, estados emotivos como el terror o la sorpresa.
Algunos autores lo explican a partir de que el estímulo se propaga a las formaciones
reticulares y al hipotálamo, y causa vasodilatación generalizada en especial del territorio
venoso esplácnico, con caída brusca de la tensión arterial y una respuesta vegetativa con
vasodilatación paralítica y desequilibrio circulatorio irreversible.

Otras definiciones o conceptos de muerte


Otras definiciones o conceptos para clasificar el proceso de ocurrencia de la muerte
son los siguientes:
–– Muerte sospechosa: Cuando existen indicios de criminalidad.
Capítulo 12. Tanatología forense 161

–– Muerte biológica: Es el cese irreversible de las funciones vitales.


–– Muerte real: Es sinónimo de la muerte biológica, también llamada “muerte verdadera”.
–– Muerte aparente: Cuando las funciones vitales del individuo están muy disminuidas
y da la impresión de que estuviera muerto; pero, en verdad, no lo está.
–– Muerte clínica: Su diagnóstico es retrospectivo relacionado con la reversibilidad o no
de una muerte real. Supeditada al intento de resucitar a una persona y de lograrlo.
–– M uerte reciente: La existente antes que se establezca la putrefacción cadavérica.
–– Muerte lejana: Cuando ya se estableció la putrefacción cadavérica.
–– Muerte rápida: Cuando no hubo agonía.
–– Muerte lenta: Cuando existió agonía.
–– Muerte encefálica: Es el cese de las funciones encefálicas, que abarcan las funciones
cerebrales, cerebelosas y de tallo cerebral, pudiéndose detectar mediante la ausencia
de reflejos del tallo cerebral, el electroencefalograma plano, u otras formas de medir
dichas funciones. Con frecuencia se expresa como muerte cerebral, muerte de tallo
o muerte neurológica.

Importancia medicolegal de la muerte encefálica


El periodo de muerte encefálica comienza en el momento que es necesario recurrir
a los medios artificiales. La importancia medicolegal está determinada por diferentes
decisiones y acciones que se deben tomar, y que se explican a continuación:
–– Determinar data de la muerte: Como se trata de un cadáver, ya que su corazón dejó
de latir y sus pulmones de movilizarse de manera espontánea, pero es mantenido
vivo de forma artificial, con otros fines, se debe tener en cuenta que la hora de la
defunción es la misma del momento en que sus funciones vitales cesaron, y fueron
evaluadas y diagnosticada por el equipo médico designado a tal fin.
–– Para fines de trasplante: En los cadáveres con muerte encefálica se mantiene un es-
tado de sobrevida artificial, con el propósito de mantener la oxigenación en órganos
destinados a trasplante.

Aspectos medicolegales derivados de la muerte encefálica


Los aspectos medicolegales derivados de la muerte encefálica, en el campo de lo penal,
son los siguientes:
–– E xtinción de la acción penal y de la pena.
–– Delitos contra la vida.
–– Errores derivados de la data de la muerte en el certificado médico de defunción.

Los aspectos medicolegales derivados de la muerte encefálica, en el campo de lo civil,


son los siguientes:
–– La extinción de la personalidad, los deberes y derechos de la persona natural.
–– Conmoriencia.
–– Premoriencia.
162 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

El aspecto medicolegal derivado de la muerte encefálica, en el campo laboral y admi-


nistrativo, lo constituyen las pensiones de la Seguridad Social.
Pérdida irreversible de las funciones cerebrales. Este signo cierto de la muerte no se
toma en cuenta de forma habitual para realizar el diagnóstico de la muerte, solamente
en los casos en que se sospeche una muerte encefálica.

Diagnóstico de la muerte
Los signos inciertos de la muerte son:
–– Facies cadavérica o hipocrática.
–– Inmovilidad.
–– Deshidratación.
–– Relajación de esfínteres.
–– Abolición de la sensibilidad cutánea y sensorial.

El diagnóstico de la muerte se realiza mediante la determinación de los denominados


“signos ciertos de la muerte” que permiten, además, establecer su data. Algunos de estos
se detectan debido al cese de las funciones vitales, mientras otros aparecen por el esta-
blecimiento de los fenómenos cadavéricos, los que tienen gran importancia medicolegal.

Estos signos ciertos de la muerte son:


–– Cese de los latidos cardiacos y de la circulación.
–– Supresión de la respiración.
–– Espasmo cadavérico.
–– Pérdida de la contractilidad muscular.
–– Enfriamiento cadavérico.
–– Livideces cadavéricas.
–– Rigidez cadavérica.
–– Putrefacción cadavérica.
–– Pérdida irreversible de las funciones cerebrales.

Cese de los latidos cardiacos y de la circulación


El cese de los latidos cardiacos y de la circulación es un signo que recae sobre el cora-
zón y la circulación periférica, y, en la práctica, es lo que con más frecuencia se examina
para saber si un sujeto está o no fallecido.
Para el diagnóstico de la paralización cardiaca se han propuesto varios métodos,
entre estos:
–– Bouchut (citado por Gisbert Calabuig, 2006) propuso la auscultación cardiaca, requi-
riendo para su validez que se realice de forma inmediata, durante 5 min sin interrup-
ción, y en cada uno de los cuatro focos cardiacos, y que tenga por resultado que no
se oiga ni un solo tono.
Capítulo 12. Tanatología forense 163

–– Se pudieran usar equipos auxiliares que van desde el clásico estetoscopio hasta otros
más sofisticados como la electrocardiografía, este últimos con la ventaja de dejar un
documento gráfico del resultado del examen.

Supresión de la respiración
La supresión de la respiración se trata de la privación o interrupción de los conocidos
movimientos respiratorios que repercuten, directamente, en la verdadera respiración, la
que se lleva a cabo al nivel celular; ya que, al no entrar aire al organismo, se agotará el
oxígeno existente en la célula y se suspenden así los procesos metabólicos que repercuten
en toda la vida celular y del organismo en general.
Es muy conocido este signo como el “paro respiratorio” directamente vinculado, casi
siempre, al paro cardiaco, que no se debe confundir con la apnea voluntaria o momentá-
nea, como la que se lleva acabo cuando el sujeto hace una inmersión en una piscina, que
depende de nuestra voluntad y no de la alteración de los centros respiratorios existentes
en el bulbo encefálico.
El diagnóstico casi siempre se realiza, inicialmente, en forma visual, para pasar a com-
probarlo acercando el oído bien sea a las fosas nasales o de manera directa auscultando
sobre la parte posterior del tórax, ya sea con el empleo de instrumentos o con la oreja
sobre la piel de dicha región. Otros métodos también pueden ser empleados.

Espasmo cadavérico
El espasmo cadavérico es una contractura vital final, inmediata o instantánea, que se
presenta sin estar precedida por un periodo de relajación muscular, lo que la diferencia de
la rigidez cadavérica ordinaria, de ahí que fije la actitud que tenía el sujeto en el momento
de la muerte. Puede ser generalizado, cuando afecta a todo el cuerpo, y localizado, cuando
interesan solo ciertos grupos musculares aislados. Se observa con escasa frecuencia,
de ahí el valor de algunas de las causas recogidas en la literatura:
–– La emoción o extraordinaria tensión nerviosa en que lo sorprende la muerte.
–– Procesos convulsivantes (tétanos, eclampsia, etc.).
–– Heridas por arma de fuego y otros traumatismos importantes en la cabeza.
–– La fulguración por corriente atmosférica.

El mecanismo de producción de esta contractura aún no es bien conocido, aunque


se atribuye a lesión del sistema nervioso central superior que interese el tronco o tallo
cerebral (diencéfalo) en los alrededores del núcleo rojo, incluyendo el haz extrapiramidal.

Pérdida de la contractilidad muscular


La pérdida de la contractilidad muscular es un fenómeno que ocurre en forma progre-
siva en todo el organismo, de ahí que existan músculos que aún respondan al estímulo
cuando otros ya han perdido toda su capacidad de respuesta, incluso por agotamiento.
164 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Se explora estimulando de forma mecánica manualmente el músculo bíceps braquial


para constatar si se contrae o no.
Su importancia medicolegal radica en su uso en la determinación del tiempo o data de
la muerte. En Cuba, por lo habitual, si el músculo se contrae al ser estimulado se plantea
que la data de muerte es menor a 8 h.

Enfriamiento cadavérico
El enfriamiento cadavérico es el fenómeno debido a los cambios que se originan en
el cuerpo sin vida, a partir del momento en que se extinguen los procesos bioquímicos
vitales. La temperatura corporal es consecuencia de fenómenos bioquímicos. En el
cuerpo se produce calor constantemente, como producto secundario de las reacciones
metabólicas; al cesar la vida, cesan también de forma paulatina los procesos metabólicos
y, por ende, el cadáver comienza a perder calor.
En términos muy generales, el enfriamiento cadavérico transcurre de forma gradual,
disminuyendo la temperatura de modo progresivo, hasta igualarse con la del medio am-
biente. Se inicia por los pies, las manos y la cara, los que están fríos a las 2 h de la muerte.
Después, se extiende a las extremidades y al tórax, y, por último, al hueco epigástrico, la
axila y al cuello. Los órganos abdominales profundos conservan el calor incluso hasta 24 h
posteriores. El enfriamiento al tacto sería completo de las 8 a las 17 h, con mayor frecuencia
de 10 a 12 h después de la muerte.
En Cuba, país tropical, donde hay calor casi todo el año, la temperatura corporal se
mantiene alrededor de 3 h posteriores a la muerte y, por tanto, el enfriamiento se hace más
manifiesto entre las 3 y 8 h posteriores al deceso, habiéndose perdido, aproximadamente,
entre 0,5 y 1 ˚C por hora, según la temperatura ambiental de cada época, para lograr un
equilibrio térmico que siempre es el resultado final.
Los factores que pueden influir en el enfriamiento cadavérico son:
–– Causa de la muerte: Enfermedades crónicas, hemorragias, intoxicaciones por fósforo,
arsénico, alcohol, en las muertes por frío y en las grandes quemaduras se produce el
enfriamiento de manera más rápida.
–– Las enfermedades agudas, las apoplejías, el golpe de calor, la sofocación, las intoxi-
caciones por venenos convulsivantes, como la nicotina y la estricnina, producen el
enfriamiento de manera más lenta.
–– La edad, la estatura, el estado nutricional y el peso, son factores que condicionan la
extensión de la superficie corporal, la capacidad calorífica y la capacidad específica
de la conducción calórica. Los cadáveres de los fetos, de los recién nacidos y de los
niños se enfrían más rápido, que los de adultos.
–– Estado nutricional y biotipo: En los individuos caquécticos, el enfriamiento es más
rápido; además, se plantea un enfriamiento más rápido, si la muerte sobreviene es-
tando el sujeto en ayunas.
Capítulo 12. Tanatología forense 165

–– Factores ambientales: El organismo sigue las fluctuaciones de temperatura del am-


biente; se enfría tanto más rápidamente cuanto más baja sea la temperatura ambiental,
mayor humedad y ventilación, entre otros.

Importancia medicolegal del enfriamiento cadavérico


El enfriamiento cadavérico posee dos aplicaciones prácticas de gran interés medi-
colegal. Primero, en el diagnóstico de la muerte, pues la temperatura inferior a 20 ˚C
se considera incompatible con el mantenimiento de la vida y, por tanto, como signo de
muerte cierta (excepto cuando se trata de sujetos hibernados); en segundo lugar, para
el establecimiento de la data de muerte, a pesar de la poca variabilidad de temperatura
existente en Cuba durante todo el año.

Livideces cadavéricas
Una vez que cesa la circulación sanguínea, la sangre se afecta por la gravedad; ya que,
cuando ocurre el cese de la actividad cardiaca, se inicia mediante una contracción vascular
que progresa desde el ventrículo izquierdo hacia la periferia un amplio desplazamiento de
la masa sanguínea que vacía la arteria y origina una hiperrepleción de las venas. A partir
de este momento, la sangre va hacia las partes declives del organismo cuyos capilares
distiende, y causa en la superficie cutánea manchas de color rojo violado conocida
como livideces cadavéricas. Constituye un fenómeno constante que incluso, en algunas
ocasiones, puede iniciar su formación ya desde la agonía.
El color inicial de las livideces puede variar desde el rojo claro al azul oscuro, depen-
diendo del color de la sangre en el momento de la muerte, y evoluciona después hacia
el verde amarillento hasta su desaparición; pero, se pueden observar rosadas en las in-
toxicaciones por el monóxido de carbono y el cianuro, o la refrigeración, y achocolatadas
en las intoxicaciones por venenos metahemoglobinizantes, como es el caso de la sal de
nitro, entre otras posibilidades.
La intensidad de las livideces depende de la fluidez de líquido sanguíneo, por lo que
será mayor en las asfixias, porque la sangre se mantiene fluida, y estará menos marcada
en las muertes con hemorragias y anemia, debido a la reducida cantidad de sangre o del
pigmento hemoglobinúrico de esta.
La distribución depende de la posición del cadáver, presentándose en los planos de-
clives e interrumpiéndose en los sitios de apoyo, donde se aprecian zonas pálidas, por lo
que indican la posición en que ha permanecido el cadáver. Se pueden observar en forma
de púrpura hipostática, producto de la ruptura de los vasos por la hipóstasis cadavérica
que aumenta la presión.
La evolución de las livideces se caracteriza por el inicio de pequeñas manchas ais-
ladas que se pueden ver en el plano posterior del cuello, entre los 20 y 45 min; después
confluyen, hasta abarcar grandes áreas en un tiempo estimado cerca de la 1.ra h de fa-
llecido, en el resto del cadáver aparecen de 3 a 5 h después de la muerte, y ocupan todo
166 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

el plano inferior del cadáver a las 10 o 12 h de fallecido. Estas manchas desaparecen con
facilidad a la presión digital antes de las 8 h, y lo hacen con dificultad después de ese
tiempo, y no desaparecen después de las 12 h. Lo anterior pone de manifiesto que, si un
cadáver es movilizado antes de las 12 h, las livideces pueden aparecer en otra posición
y se mantienen o no las originales, y si se moviliza después de las 12 h no cambian de
posición, lo que constituye un elemento trascendente en la investigación criminal.
Es importante y fácil realizar el diagnóstico diferencial de las livideces con las equimo-
sis, con solo practicar una incisión en la zona afectada, se verá la sangre extravasada,
coagulada y adherida a las mallas del tejido; en cambio, en las livideces, la sangre fluye
al cortar los capilares. Se puede ver algún relieve en las equimosis, el color suele ser
diferente y la localización no coincide con los planos declives.

Importancia medicolegal de las livideces cadavéricas


Las livideces cadavéricas tienen importancia medicolegal en cuanto al diagnóstico de
la muerte, la determinación de la data de esta, y otros aspectos.
En el diagnóstico de la muerte. Son de gran valor cuando su color es intenso y típica-
mente localizadas, pasan desde la fase tenue, en las primeras horas de la muerte, hasta
la fase bien definida que debe ocurrir de 12 a 15 h después de la muerte.
Determinación de la data de muerte. De gran utilidad tanto por el momento de su
aparición, como por el de adquirir su total extensión y su posibilidad de desaparición a la
presión digital o mediante algún instrumento.
Posición del cadáver. Su localización representa un fiel testimonio de la posición decli-
ve del cadáver y, por ende, da una idea de la posición en que ha permanecido el cadáver
después de la muerte.

Rigidez cadavérica
Se entiende por rigidez cadavérica la tiesura, envaramiento o endurecimiento de los
músculos, que se origina posterior a la muerte. Los músculos se acortan ligeramente,
impiden el movimiento de las articulaciones y provocan posiciones o posturas que pueden
tener determinado interés medicolegal.
Es tardía, enérgica y de larga duración en una musculatura normal e intacta, y lo contrario
en una musculatura débil o alterada, y siempre va precedida de una fase de relajación que
afecta en principio a la musculatura lisa, el miocardio y el diafragma, y posteriormente, a
los músculos estriados esqueléticos.
Se inicia entre 3 y 6 h después de la muerte, comenzando por los músculos de la
mandíbula inferior y orbicular de los párpados, para después afectar la cara, el cuello,
el tórax, el tronco y, por último, las piernas. Se completa entre las 8 y 12 h después de
la muerte, alcanza su máxima intensidad a las 24 h e inicia su desaparición entre 36 y
48 h, siguiendo el mismo orden en que se propagó.
Capítulo 12. Tanatología forense 167

En cuanto al mecanismo de producción se le atribuye como principal la acidificación


de los medios humorales, lo que se piensa que ocurre por degradación del ácido adeno-
sintrifosfórico (ATP) a ácido adenosindifosfórico (ADP), liberándose con ello el fósforo
que da lugar al ácido fosfórico.

Circunstancias que pueden modificar la rigidez cadavérica


La intensidad de la rigidez cadavérica depende del estado de conservación o inte-
gridad de la musculatura en el momento de la muerte. Las circunstancias individuales,
ambientales y las relacionadas con la causa de la muerte pueden modificar la evolución
e intensidad de la rigidez.
Algunos de los factores que pueden influir en la aparición, la intensidad y la duración
de la rigidez, acelerándola o retardándola, son:
–– Edad: Los niños y los viejos presentan una rigidez precoz, débil y corta.
–– El desarrollo muscular y el estado de la nutrición. En atléticos es más tardía e intensa.
–– Cansancio: Rigidez precoz y débil.
–– Causas de muerte: En las de causa violenta y en las repentinas, la rigidez es tardía,
intensa y duradera; en las muertes por enfermedades agudas hipostenizantes, cróni-
cas, caquectizantes, la rigidez es débil, precoz y corta.
–– Hemorragias: Si son intensas provocan una rigidez precoz, débil y corta.
–– Muertes por procesos convulsivantes (tétanos, estricnina): La rigidez es precoz,
intensa y duradera.
–– Otras intoxicaciones: En las provocadas por óxido de carbono, arsénico y cloroformo
la rigidez es precoz, intensa y duradera, y en otras intoxicaciones, como las causadas
por la cocaína y el hidrato de cloral, se provocan retrasos en la aparición de la rigidez.
–– Electrocución: Provoca rigidez precoz e intensa.
–– Lesiones mortales de cerebro y médula: Adelantan la rigidez sin afectar otros aspectos.
–– Muerte por calor: Rigidez precoz, intensa y poco duradera.
–– Muerte por frío: Rigidez precoz, intensa y duradera.

Importancia medicolegal de la rigidez cadavérica


La importancia medicolegal de la rigidez cadavérica está dada por:
–– Diagnóstico de la muerte real.
–– Determinación de la data de la muerte.
–– Reconstrucción de las circunstancias en que se produjo la muerte; por ejemplo, el
diagnóstico de la simulación de un suicidio por arma de fuego.

Putrefacción cadavérica
La putrefacción cadavérica es el signo inequívoco de la muerte, ya que no se trata
del cese de un fenómeno vital, sino de la modificación de los tejidos, que solo ocurre
168 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

en el cadáver. Va precedida de procesos fermentativos de este, anaeróbicos, que se


llevan a cabo en el interior de las células por la acción de sus propias enzimas, sin
participación bacteriana, y que se agrupan bajo el nombre de autolisis. Tiene como
finalidad la destrucción del cadáver, la que se lleva a cabo por la descomposición de
la materia orgánica con la participación bacteriana. Las bacterias pueden provenir del
exterior, pero desempeñan un papel fundamental las que se encuentran en el medio
interno, en especial, las del tracto intestinal, que desde este invaden el organismo a
través de los vasos sanguíneos, sirviéndoles las proteínas y los carbohidratos de la
sangre como medios de cultivo. Primero actúan las bacterias aerobias, las que con-
sumen el oxígeno y les dan paso a las bacterias aerobias facultativas y, por último,
actúan las anaerobias.

Periodos de la putrefacción
El nombre de cada periodo de la putrefacción corresponde con el aspecto que más
se destaca; ya que, sobre todo pasado el inicio, siempre hay coincidencia de distintos
periodos en un mismo cuerpo.
Se plantean cuatro periodos o fases que son:
–– Cromático o de coloración.
–– Enfisematoso o gaseoso.
–– Colicuativo o de licuefacción.
–– Reducción esquelética.

Periodo cromático o de coloración. Se inicia con la aparición de la llamada mancha


verde abdominal, que en Cuba aparece cerca de las 24 h de ocurrido el fallecimiento, lo
que depende mucho del medio ambiente y de factores individuales. Los límites extremos
que se han descrito oscilan entre las 14 h y los 5 días. Ordinariamente, de los 3 a los 15 días
la mancha verde se ha extendido a todo el vientre y aun a otras partes del cuerpo. Es
una coloración verde claro o azulosa, en ocasiones, de color cobre en los cadáveres
congelados, localizada, en un inicio, en la fosa ilíaca derecha que se extiende después a
todo el cuerpo.
Las variaciones topográficas de la mancha verde son:
–– Sumersión: Se inicia en la parte alta del pecho y el cuello, debido a que los gérmenes
que originan la putrefacción penetran por las vías respiratorias.
–– Muertes por fenómenos congestivos cefálicos: Suele comenzar por la cara.
–– Recién nacidos: Se inicia en el cuello, la cara y la parte del esternón, debido a la este-
rilidad del intestino y la penetración de bacterias por las vías respiratorias.

Periodo enfisematoso. Se caracteriza por el desarrollo de gran cantidad de gases que


abomban y desfiguran todas las partes del cadáver (“enfisema putrefactivo”), lo que se
manifiesta en:
–– Cabeza hinchada.
–– Ojos con acusado exorbitismo.
Capítulo 12. Tanatología forense 169

–– Lengua proyectada hacia el exterior de la boca.


–– Los genitales masculinos adquieren volúmenes monstruosos.
–– El tórax y el abdomen están distendidos.
–– La red venosa superficial muy visible en toda la superficie corporal.

Este periodo tiene una duración de varios días, a veces hasta un par de semanas.
Periodo colicuativo o de licuefacción. Se caracteriza por cambios al nivel de la piel y
de los tejidos en general, que se van licuando, con olor característico y aspecto bitumi-
noso, con desprendimiento de partes y pérdida de la integridad de las cavidades; que, en
resumen, se pueden enumerar como:
–– Epidermis despegada y reblandecida.
–– Formación de ampollas de dimensiones variables con líquido de color pardo.
–– Desprendimiento epidérmico, que deja aspecto de quemaduras de segundo grado.
–– Salida de líquido de color pardo por los orificios nasales.
–– Desprendimiento de uñas y pelos.
–– Escape de gases y pérdida de aspecto macrosómico del cuerpo.
–– Hundimiento ocular, aplastamiento nasal, denudación del cráneo y destrucción de
partes blandas.
–– Soluciones de continuidad en el abdomen que dan salida a gases al exterior.
–– Órganos reblandecidos que dejan escapar serosidad sucia, con aspecto bituminoso
del cuerpo y olor rancio.

Esta fase dura por lo general de 8 a 10 meses, pero está un tanto en dependencia de
las condiciones del medio en el cual ocurre el proceso.
Periodo de reducción esquelética. Se caracteriza por la pérdida de las partes
blandas del cuerpo que va dejando libre el esqueleto, con la existencia del putrílago
como sustancia identificadora, lo que se puede esquematizar de la forma siguiente:
–– Pérdida de partes blandas del cadáver.
–– Las partes blandas desaparecen por medio de la licuefacción y se transforman en
putrílago.
–– Pueden permanecer más tiempo el tejido fibroso y cartílagos (esqueleto unido).
–– Separación de la cabeza del tronco al final del periodo.
–– Separación de costillas y esternón.
–– El abdomen se deprime, su pared queda unida a la columna vertebral, más tarde queda
reducido a residuos negruzcos que se unen a estructuras vecinas.
–– Los órganos abdominales se van destruyendo con diferencias en cuanto a su resis-
tencia.

Este periodo tiene una duración que oscila entre 2 a 3 años.


170 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Condiciones que pueden modificar la evolución de la putrefacción


En la evolución de la putrefacción influyen condiciones dependientes del propio cuerpo
o individuales, y otras del medio ambiente, las que se enumeran como:
–– Influencias individuales:
• Constitución física: Los obesos se descomponen más rápido que los delgados.
• Edad: Más rápida en los niños y más tardía en los ancianos.
–– Influencias patológicas: Pueden estar dadas por la causa de muerte o por diversos
procesos patológicos existentes antes de morir el sujeto, que retardan o aceleran
el proceso. Un ejemplo de ello puede ser la medicación a que ha estado sometido el
sujeto, o incluso la pérdida de peso progresiva o lenta que puede ocurrir en un estado
de enfermedad mantenida.

La putrefacción es precoz e intensa en:


–– Heridas graves.
–– Focos extensos de contusiones.
–– Enfermedades sépticas.
–– Muerte tras lenta agonía.
–– Otras causas de muerte (asfixia, insolación y fulguración).

La putrefacción es retardada en:


–– Grandes hemorragias.
–– Intoxicaciones por monóxido de carbono, ácido cianhídrico y arsénico.
–– Enfermedades que evolucionan con deshidratación intensa.
–– Tratamiento con antibióticos.
–– Miembros separados del tronco.
–– Influencias ambientales.
–– Dependen de la humedad, el frío, el calor y la aireación que haya en el medio ambiente
en que se desarrolle la putrefacción.
–– Será distinta en el aire libre, en la tierra (variando con la naturaleza del suelo, porosidad,
corrientes de agua, etc.). Es bien sabido que “una semana de putrefacción en el aire,
equivale a 2 semanas en el agua y 8 semanas en la tierra” en igualdad de condiciones.
–– La humedad, la temperatura y la aireación tienen un punto óptimo como condiciones
de la putrefacción, por encima y por debajo del cual se modifica su marcha y aparecen
fenómenos conservadores del cadáver.
–– La sequedad conduce a la momificación, y la humedad considerable a la sapo-
nificación.
–– El frío intenso conserva el cadáver durante tiempos muy largos.
–– La aireación abundante a través de una desecación del cadáver, puede conducir a la
momificación.

La putrefacción de desarrollo anormal: En determinadas circunstancias, la putrefacción


cadavérica (ya iniciada) se interrumpe, experimentando el cadáver ciertos procesos que
Capítulo 12. Tanatología forense 171

lo conservan de una forma más o menos permanente y que han sido considerados como
vías anormales de la propia putrefacción. Los principales tipos de desarrollo anormal son:
momificación, saponificación y corificación.
Momificación. Es la desecación cadavérica por deshidratación rápida, en medio seco y
con aire caliente, gracias a la cual persisten sus formas exteriores de un modo prolongado.
Puede ser natural o artificial, la primera de gran interés medicolegal, la segunda por lo
general de interés social, político o cultural. A su vez puede ser parcial o total, según la
extensión en el organismo. Demora en constituirse desde 15 días hasta 3 o 4 meses, y se
observa con mayor frecuencia en los recién nacidos, en las mujeres, en los sujetos delga-
dos y en algunas causas de muerte específicas como son los cuadros diarreicos agudos.
Saponificación. Es la transformación jabonosa de la grasa subcutánea, los músculos
y demás tejidos blandos. Ocurre en las regiones del cuerpo donde abundan las grasas,
como es el caso de las mejillas y las nalgas. La sustancia que caracteriza este proceso
se denomina adipocira (por tener características intermedias entre la grasa y la cera).
Presenta un aspecto untuoso, viscoso y una coloración amarillenta en estado húmedo
(adipocira reciente); mientras que es blanquecina y de consistencia dura y seca, granu-
lando a la palpación cuando envejece (adipocira antigua).
Para que esta transformación de las grasas y en partes blandas se lleve a cabo se
requiere de la permanencia del cadáver en un medio húmedo, desempeñando también
un papel fundamental determinadas condiciones individuales, como son la edad (más
frecuente en niños), el sexo (mayor en el femenino), la obesidad, el alcoholismo y algunas
intoxicaciones especialmente que originen degeneración grasa.
Aunque existen autores que la han constatado desde los 15 días del fallecimiento.
Se plantea de forma general su comienzo aproximadamente a las 6 semanas del
deceso.
Corificación. Es la transformación de la piel del cadáver en un tejido similar al cuero
recién curtido, en cadáveres en cajas metálicas cerradas con soldadura durante un tiempo,
alrededor de 1 año.

Tiempo o data de la muerte


Los datos para el cálculo aproximado de la data de la muerte en cadáveres al aire libre
y sin participación de animales de rapiña ni de insectos necrófagos son los siguientes:
–– Un cadáver con temperatura normal correspondiente a un individuo vivo, sin rigidez ni
livideces cadavéricas y con descenso de la mandíbula por relajación de los maseteros
y midriasis, la muerte debe datar de menos de 1 h.
–– A las 3 h del fallecimiento un cadáver puede estar frío según el lugar, ya hay resisten-
cia de la mandíbula y se observa en el dorso como una sombra tenue que inicia la
instalación nítida de las livideces cadavéricas, lo cual ocurre alrededor de las 4 h.
–– Si, además, hay presencia de livideces cadavéricas, las cuales para provocar palidez
en un punto es suficiente el toque sin hacer presión y hay respuesta mecánica en los
172 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

bíceps, la muerte debe datar de menos de 8 h, y, si no hay respuesta mecánica de los


bíceps, la muerte tiene más de 8 h, pero menos de 12 h.
–– Si no hay mancha verdosa en el abdomen, pero hay frialdad y rigidez cadavérica ge-
neralizada y las livideces extendidas al máximo, siendo necesario hacer presión para
provocar palidez en un punto, la muerte debe datar de más de 12 h y menos de 24 h.
–– Si, además, hay mancha verdosa en la fosa ilíaca derecha o en el hipogastrio, la muerte
debe datar de no menos de 24 h. Se exceptúan los casos de caquécticos, en los que
la mancha verdosa se puede ver varias horas antes de las 24 h.
–– Si, además, la mancha verdosa se ha extendido; hay abotagamiento de la cara de
aspecto pardo rojizo; protrusión lingual y ocular y distensión abdominal, peneana
y escrotal por gases de la putrefacción; desprendimientos epidérmicos; vesículas
putrefactivas y muy marcadas las venas superficiales, la muerte debe datar de no
menos de 48 h. Ya a las 48 h, según la temperatura y la humedad ambiental, se pueden
observar abundantes larvas de dípteros (moscas).
–– Si, además, hay desprendimiento epidérmico generalizado, fácil arrancamiento de
cabellos y uñas, y ha desaparecido la rigidez cadavérica, la muerte debe datar de no
menos 72 h.
–– Si, además, hay pérdida de peso por deshidratación cadavérica, corrosión y pérdida
de partes blandas de la cara y el cuello, la muerte debe datar de más de una semana
o de 10 días; y si hay pupas vacías de dípteros abundantes, no menos de 15 días.
–– Si hay participación de animales de rapiña y de insectos necrófagos, es posible que en
Cuba un cadáver llegue a la esqueletización en menos de 30 días, acorde con su ubicación.

Estudio del cadáver


Estado legal del cadáver
La personalidad se adquiere con el nacimiento y se extingue con la muerte. En el cadáver
no pueden reconocerse los atributos que la ley asigna a las personas; pero, como existen
razones filosóficas, religiosas y sociales que protegen al cuerpo humano sin vida de todo
acto de mofa, obscenidad o fuerza, y además, la colectividad debe ser protegida de las
molestias y peligros que a la salud pública puede suponer la putrefacción cadavérica, ha
sido necesario darle al cadáver una condición especial. Esta condición debe tener las
características siguientes: que respete los vínculos afectivos de familiares o allegados,
garantice el cumplimiento de medidas sanitarias y el cumplimiento de trámites legales o el
diligenciamiento de investigaciones judiciales en algunos casos. Ello constituye el estado
legal del cadáver, integrado por disposiciones de leyes o reglamentos que determinan el
trato y la manipulación que deben recibir los cadáveres, los trámites y las condiciones
que se precisan para su inhumación, traslación o cualquier otra operación judicial o de
otra naturaleza de que sean objeto.
Capítulo 12. Tanatología forense 173

Las disposiciones legales sobre los cadáveres están dispersas en el Código Penal, la
Ley de Procedimiento Penal, la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral, las
Ordenanzas Sanitarias, la Ley del Registro del Estado Civil, el Reglamento de la Ley del
Registro del Estado Civil y la Resolución N.o 9, de 1992 del MINSAP.
Como resumen se puede decir que la ley reconoce ciertos derechos a los familiares o
allegados en la atención de los funerales, traslación y lugar de enterramiento; pero, limi-
tados por intereses superiores de la colectividad, de orden sanitario, judicial o de moral
pública, en tal forma que el cadáver, que por lo ya no es persona, tampoco es susceptible
de libre posesión y menos de ser propiedad de nadie. Todo ello permite considerar que
la condición jurídica de los familiares o allegados en relación con el cadáver es la de
semiposesión.

Examen del cadáver


Se entiende por examen del cadáver, al que se practica por un médico. Por sus fines,
se puede distinguir entre el reconocimiento y el levantamiento.

Reconocimiento de cadáver
El reconocimiento de cadáver es la inspección mediante los sentidos que hace el médico
de un cadáver para extender el certificado médico de defunción, o enviar dicho cadáver
para la realización de la necropsia clínica. Para decidir su actuación, debe recoger los
antecedentes patológicos personales del fallecido.
Hay otro reconocimiento que se llama judicial, que es el que dispone el Instructor
policial para que se determine la causa de la muerte y se precisen las condiciones que
la rodearon; además, se le informe si es necesario o no la práctica de la necropsia, si por
el examen externo del cadáver y las circunstancias del hecho es posible determinar la
causa de la muerte y no es necesaria la diligencia para conocer algún antecedente útil
a la investigación, como lo establece el artículo 143 de la Ley de Procedimiento Penal.
En los reconocimientos de cadáveres se deben explorar:
–– Signos tanatológicos: Consignar todos los signos que deriven de los fenómenos
cadavéricos, aclarando su estado en el momento del examen. Por ejemplo, livideces
extendidas en el plano posterior del cadáver que no desaparecen a la digitopresión.
–– Signos de violencia: Si el cadáver presenta lesiones violentas se examinarán una a
una, precisando su naturaleza, el tamaño, la profundidad, la dirección y la ubicación
topográfica.
–– Signos patológicos no violentos: Se pueden observar al examinar exteriormente el
cadáver: edema, cianosis, palidez, enfermedades de la piel, entre otras.
–– Signos terapéuticos o quirúrgicos o ambos: El cadáver puede presentar punturas en
sitios electivos, cicatrices de incisiones quirúrgicas recientes o antiguas o signos
de otras medidas terapéuticas que, a la vez, pueden ser quirúrgicas como es el caso
de la traqueotomía.
174 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

–– Otros signos de interés: Se buscarán señas particulares (por ejemplo, nevos pigmen-
tarios significativos), tatuajes (podrán ser profesionales, religiosos o amorosos).
–– Orificios naturales: Se realizará el examen de los orificios naturales, deteniéndose en
la boca, en el estado de las piezas dentarias y de la mucosa oral. El examen del orificio
anal y de la vagina recobra interés cuando la causa de la muerte estuvo vinculada a
una agresión sexual.

Diligencia de levantamiento del cadáver


El levantamiento del cadáver es el examen que realiza un médico a un cadáver, incluyen-
do las ropas, y todo lo que le rodea, conforme a reglas técnicas, médicas y policiológicas,
constitutivo de una diligencia judicial, dispuesta por la autoridad competente (instructor
o fiscal). Esto se realiza en casos de muerte violenta o sospechosa de criminalidad,
siempre que el cadáver no haya sido movilizado del lugar en que fue hallado. Una di-
ligencia de levantamiento de cadáver realizada con la calidad requerida constituye el
comienzo de la necropsia medicolegal.
Si la víctima es trasladada a un centro asistencial y fallece después, o habiendo muerto
en el lugar de la violencia su cadáver es movilizado o retirado de este, no procede la
diligencia de levantamiento por resultar imposible establecer las relaciones que tuvieron
el cadáver y lo que le rodea en el instante del hecho violento. En estos casos, la actua-
ción médica que cabe realizar es la denominada reconocimiento judicial de cadáver.
Existen circunstancias en las que, a pesar de ser movilizado el fallecido, la actuación
se considera como una diligencia de levantamiento de cadáver, como son en los casos
de sumersión, derrumbes, atropellos por vehículos de trayecto obligado (por ejemplo, los
trenes) y cadáveres encontrados en pozos y precipicios.
En ocasiones, esta actuación se ejecuta no precisamente en el lugar del hecho, pues es
factible que el victimario dé muerte a la víctima y, con posterioridad, la traslade a otro sitio.
Un minucioso examen del cadáver puede orientar en cuanto a las causas de la muerte,
sobre todo las vinculadas a accidentes del tránsito, quemaduras, heridas por arma de
fuego o armas blancas. Sin embargo, existen casos en los cuales no existen evidencias
de las causas de la muerte ni al realizar dicho examen ni en el lugar que lo rodea.

Conducta del médico de la familia ante un fallecido


por muerte violenta o por muerte natural
Cuando el médico es llamado para atender a un fallecido, si constata que se trata
de una muerte violenta, debe proceder de inmediato a preservar el lugar donde ha sido
hallado el cadáver y dar aviso a la autoridad competente que se deberá ocupar de realizar
la diligencia correspondiente.
De tratarse de una muerte natural, procederá a realizar el reconocimiento del cadáver y
extender el certificado médico de defunción o, si lo entiende necesario para la determinación
de las causas de la muerte o por alguna otra razón investigativa o docente, enviar dicho
cadáver al centro hospitalario previsto para la realización de la necropsia clínica.
Capítulo 12. Tanatología forense 175

Intervenciones sobre el cadáver


Las intervenciones y las actuaciones sobre el cadáver pueden ser de distintas clases o
naturaleza (médicas, judiciales, sanitarias, etc.), se expondrán aquí las más importantes
o típicas.
Se conoce como intervenciones sobre el cadáver a las operaciones que se pueden
practicar sobre él, interesando más o menos la integridad de los tejidos. Se pueden
señalar la disección, la necropsia, la exploración musculoesquelética, la reconstrucción,
el embalsamamiento, el modelado o mascarilla, el aseo y la compostura facial.
Disección. Es la incisión y el corte que se realiza sobre el cadáver para el estudio de
su estructura anatómica. Como tiene un propósito de enseñanza, generalmente a cargo
de las escuelas de medicina, los trámites administrativos y oficiales estarán dados por
esas instituciones educacionales.
Necropsia. Etimológicamente, la palabra autopsia (del griego autos, yo mismo y ophis,
vista) significa examen con los propios ojos, comprobación personal, por lo cual se reco-
mienda el uso de necropsia (necros, cadáver).
La necropsia es la abertura de un cadáver con el objeto de averiguar la causa de la
muerte y las circunstancias en que esta se verificó. Cuando se trata de muertes naturales
que no envuelven problema jurídico, algunas se conocen por necropsias clínicas, y repre-
senta una investigación más, casi siempre final, destinada a llegar a un diagnóstico de la
enfermedad o enfermedades que tuvo el sujeto en vida y la causa de la muerte. La base
legal de esta actuación aparece recogida en el Reglamento General de Hospitales que
expresa que se realizará la necropsia con fines científicos a los pacientes que: egresen
fallecidos, a los fetos de 1000 g o más y 28 semanas o más de gestación y a los nacidos
vivos de 500 g o más y 20 semanas o más, de no producirse oposición por parte de fami-
liares o allegados responsables. De efectuarse esta actuación, no está sujeta ni a proce-
dimiento legal ni a formulismo alguno, excepto los administrativos o reglamentarios de
los hospitales. En los casos medicolegales, la disposición de las necropsias corresponde
a las autoridades competentes: instrucción penal, fiscalía o tribunal.
La necropsia medicolegal investiga las causas de la muerte, y la información que de
esta se deriva es aplicable para un propósito legal; es decir, es la que se practica con el
fin de esclarecer un hecho delictivo, en la cual se ponen de manifiesto las causas de la
muerte y las circunstancias de esta. Como dichas necropsias requieren del cumplimiento
de requisitos legales que dispone la Ley de Procedimiento Penal, no siendo más que una
diligencia judicial, se les llama también necropsias judiciales.
La necropsia medicolegal, a diferencia de la clínica, realiza un sistemático y minucioso
estudio de las ropas o vestidos, así como del exterior y del interior del cadáver, empleando
las técnicas adecuadas en cada caso, siendo obligatorio estudiar todas las cavidades.
Cuando sea pertinente se apoyará con investigaciones histopatológicas, quimicotoxico-
lógicas, bacteriológicas, radiológicas y otras.
176 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

La necropsia medicolegal se puede realizar en cualquier momento después de la muerte,


incluso en los cadáveres putrefactos, fragmentos o restos humanos o inhumados, previa
exhumación judicial.
Después de realizada la necropsia, los facultativos están en la obligación de informar
de manera oportuna de sus resultados en forma clara, precisa y ordenada a la autoridad
solicitante. Es necesario señalar que, en los fallecimientos de ciudadanos extranjeros,
internos (reclusos) aunque estén de pase, y en fallecidos en que se sospeche que estando
en vida se haya incurrido en responsabilidad médica, la necropsia a realizar es medicolegal,
aunque las causas de la muerte sean naturales, así como en los que pueda estar inmersa
una responsabilidad social, siempre a solicitud de una autoridad competente.
Exploración musculoesquelética. Se denomina exploración musculoesquelética al
examen que se realiza de las estructuras musculares óseas y cartilaginosas, ya sea me-
diante determinadas incisiones o por medio de la palpación específica de determinadas
estructuras óseas (mucho más completa y segura en el primer caso). Se realiza funda-
mentalmente cuando se conoce o se sospecha la existencia de lesiones traumáticas
al nivel esquelético; por ejemplo, en los accidentes de tránsito, en sujetos que han sido
golpeados, en caídas y precipitaciones y en otros.
Reconstrucción del cadáver. La reconstrucción del cadáver se lleva a cabo cuando
las condiciones del rostro u otra parte del cadáver se encuentran en un estado tan
deplorable que hace imposible que sea observado por sus familiares. Ejemplos de si-
tuaciones donde se lleva a cabo la reconstrucción de tejidos son en algunas víctimas
de accidentes de tránsito, derrumbes, precipitaciones, entre otras. A pesar del interés
humano, no siempre se puede realizar esta intervención dadas las condiciones del cadáver,
como son los casos de sujetos carbonizados.
En los cadáveres sin identificar, cobra mayor interés la reconstrucción, pues facilita
que sean reconocidos por sus familiares y allegados, lo que permite su identificación.
Embalsamamiento de cadáver. El embalsamamiento es la prevención artificial de la
descomposición natural de los cadáveres por medio de sustancias conservadoras. El ori-
gen del nombre se debe a la utilización durante mucho tiempo de productos balsámicos.
Se conoce también como momificación artificial.
Al ser una operación tanatológica, se ejecuta en la mayoría de los países por personal
de los servicios necrológicos, es decir, por personas que trabajan en funerarias o casas
mortuorias.
En Cuba, se realiza tanto por personal de los servicios necrológicos como por perso-
nal en servicios medicolegales, en los cadáveres que sea necesario su traslado hacia
provincias lejanas o hacia otros países. En términos generales, aquellos cadáveres que
van a ser inhumados después de las 24 h de la defunción. A pesar de ser una técnica
que se mezcla con culturas muy antiguas, es evidente su vigencia, y en la mayoría de las
legislaciones sanitarias de diferentes países se recoge en las letras de la ley, acorde con las
características sociosanitarias y culturales de cada país; por lo que, el embalsamamiento,
tiene interés histórico, religioso, sanitario y social, entre otros.
Capítulo 12. Tanatología forense 177

En el año 1992, se dictó la Resolución N.o 9 del Ministerio de Salud Pública, la cual pone
en vigencia el Reglamento General de Manipulación de Cadáveres y Restos Humanos,
donde se formulan algunos conceptos y se hace distinción entre el embalsamamiento, la
conservación transitoria y la preparación del cadáver. Tomando en cuenta la resolución
mencionada, se define al embalsamamiento como: “El procedimiento que se realiza
cuando se requiere conservar un cadáver por más de 72 h de ocurrido el fallecimiento o
en casos en los que otros intereses muevan a la conservación de dicho cuerpo.”
La conservación transitoria como: “El procedimiento que se utiliza para preservar un
cadáver en su correcto estado durante las primeras 24 h después de haber ocurrido el
fallecimiento.”
La preparación del cadáver consiste en las maniobras que se realizan sobre el cadáver
que se encuentra ya en alguna fase del periodo de putrefacción, para tratar de reducir al
mínimo los efectos de la putrefacción ya comenzada e inhibir en lo posible la continua-
ción de esta.
Los centros autorizados para hacer la conservación, embalsamamiento o preparación
del cadáver son los siguientes:
–– Funerarias autorizadas.
–– Hospitales que así se acrediten.
–– Centros municipales de medicina legal.
–– Servicios y centros de medicina legal provinciales y territoriales.
–– Instituto de Medicina Legal.

Modelado o mascarilla del cadáver. El modelado o mascarilla es un procedimiento


que se puede realizar persiguiendo fundamentalmente dos objetivos: identificativo y
para conservar los rasgos faciales en figuras célebres. Esta operación se realiza
construyendo un molde de la cara con yeso.
Aseo y compostura facial. El aseo y la compostura facial son operaciones destinadas a
desaparecer las deformidades que, sobre el cadáver y principalmente en la cara, producen
la putrefacción o los traumatismos.

Actuaciones medicolegales relacionadas


con la muerte y el cadáver
Dentro de las actuaciones sobre el cadáver se pueden señalar la certificación de la
muerte, la exposición, la inhumación, la cremación, la exhumación y la conducción.

Certificación de la muerte
La certificación de la muerte es la expedición por un médico del instrumento oficial
destinado a consignar la muerte de un individuo, y que se denomina certificado médico
de defunción. Es un documento de gran importancia y de obligada utilización, ya que en
178 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

todo caso de muerte es imprescindible su emisión con una doble finalidad: para asiento
de la defunción en el Registro del Estado Civil, autorización para el enterramiento y para
estadística demográfica y de salud. Tendrá, a su vez, un interés especial cuando la muerte
haya estado vinculada a un hecho de trascendencia juridicopenal.
En Cuba, la expedición de los certificados médicos de defunción tiene su base legal
fundamental en la Resolución N.o 9 del año 1992 del MINSAP, que pone en vigor el
Reglamento General de Manipulación de Cadáveres y Restos Humanos, en este se detallan
los facultados para confeccionar dicho documento.
El Reglamento General de Manipulación de Cadáveres y Restos Humanos rige el
tratamiento que hay que dar a los cadáveres y restos humanos en el Sistema Nacional
de Salud y otras dependencias que, no siendo propias del sistema, tengan por razón del
servicio que prestan, disponer de cualquier forma de estos.
En el artículo 2 se presenta las definiciones aclaratorias siguientes:
–– Muerte natural: La ocasionada por enfermedades o patología no traumática o debili-
tamiento progresivo de las funciones vitales propios del proceso senil.
–– Muerte violenta: La ocasionada por agentes externos traumáticos o violentos.
–– Muerte sospechosa: Aquella en la cual existe algún indicio de responsabilidad penal.
–– Necropsia clínica: Es la que se realiza con un propósito científico o docente, con
particular interés en conocer, precisar o confirmar las causas de la muerte natural,
las complicaciones que pudieron ocurrir en la evolución de la enfermedad o conocer
en general la evolución de cualquier proceso patológico en un fallecido.
–– Necropsia medicolegal: La que se practica por disposición de la autoridad competente
para determinar las causas de la muerte y otras circunstancias, relacionadas con los
procedimientos penales.

En el Capítulo 3, Sección 1: De los pacientes fallecidos en el cuerpo de guardia.


En el artículo 9 se plantea que, ante tal situación, el médico de asistencia procederá
a comunicar el fallecimiento a los familiares o allegados presentes en el hospital o poli-
clínico, en ausencia de estos, debe comunicarlo al Departamento de Admisión para que
proceda a su localización, posteriormente, en los casos de muerte natural dispondrá la
realización de la necropsia clínica, salvo que exista oposición expresa por parte de los
familiares; si existiera esta, procederá al llenado del certificado médico de defunción.
Pero, en los casos de muerte violenta o sospechosa, se comunicará de forma inmediata
a la Unidad de la PNR del territorio para levantar la correspondiente denuncia (Fig. 12.1).
En la Sección II: De los pacientes fallecidos en el traslado hacia el cuerpo de guardia:
En casos de muerte natural, indicará la realización de la necropsia clínica, y extenderá el
certificado médico de defunción, en casos de muerte violenta o sospechosa, certificará
en el modelo establecido a esos efectos que llegó cadáver y lo comunicará a la Unidad
de la PNR.
Capítulo 12. Tanatología forense 179

Fig. 12.1. Algoritmo de actuación frente a un fallecido en la comunidad.

De la expedición de los certificados médicos de defunción y otras actuaciones rela-


tivas a cadáveres:
–– Artículo 15: El certificado médico de defunción (CMD) será expedido por los médicos
en el ejercicio legal de sus funciones asistenciales en el Sistema Nacional de Salud,
cumpliendo los requisitos y las formalidades que al efecto se establecen, así como
las generales que norman la expedición de cualquier documento medicolegal.
–– Artículo 16: En todos los casos de fallecidos por muerte natural en las áreas de salud
y hospitales, será obligación de uno de los médicos expedir el certificado médico de
defunción, bien sea porque haya prestado la asistencia o recibido al fallecido, inclu-
yendo la atención en la casa, en el cuerpo de guardia o en el trayecto a este, siempre
que el médico pueda deducir las causas de la muerte; de no conocerse dichas causas
180 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

o de existir interés científico, se practicará la necropsia clínica en el departamento


de Anatomía Patológica del hospital correspondiente al área de salud donde ocurra
el fallecimiento y se procederá a emitir el certificado médico de defunción.

Si el fallecimiento ocurriese en áreas atendidas por médicos de familia, será una obli-
gación de este disponer la necropsia clínica o emitir el certificado médico de defunción,
incluso en casos de sujetos en tránsito o no residentes en el área, siempre que la causa
de muerte sea natural. De no existir médico de familia en el área, el médico más cercano
asumirá esta decisión.
Una vez que el médico actuante pasa a confeccionar el certificado médico de defun-
ción, debe observar las normas para el llenado correcto de este, las que se detallarán a
continuación (véase el capítulo correspondiente a Documentos medicolegales):
–– En primer lugar, debe conocer que el certificado médico de defunción está compuesto
por dos originales, los cuales tienen diferentes destinos, uno se envía al departamento
de Estadísticas de Salud Pública del nivel correspondiente, y el otro a las oficinas del
Registro Civil que competa, estos dos originales deben ser llenados por la misma
persona, es decir, no pueden tener letras diferentes.
–– Tiene que realizarse de forma manuscrita, no con máquina de escribir ni otro método,
debe usarse solo tintas azules y negras, hay que utilizar letra clara y legible, preferi-
blemente letra de molde, no se permiten enmiendas ni tachaduras, sin dejar casillas
en blanco, no empleando abreviaturas o siglas, salvo las permitidas en el instructivo
que aparece al dorso de este.
–– Los datos que se requieran para el llenado del certificado médico de defunción se
tomarán del carné de identidad, de la historia clínica, por información de un familiar,
o por lo que compruebe o conozca del resultado de la necropsia clínica practicada.
–– Los modelos confeccionados no se pueden separar, solo se efectuará esa acción por
el personal que labora en las oficinas de admisión de los hospitales y policlínicos.
–– La sección destinada al ordenamiento de las causas de la muerte, es la parte más
importante desde el punto de vista asistencial, así como la más compleja a realizar.

Está dividida en dos partes: La parte I contiene los incisos a, b, c, y d, donde se enca-
denan las causas de la muerte, en la parte II aparecen dos rayas donde se escribirá otras
enfermedades significativas que contribuyeron a la muerte; pero, no relacionas con la
causa directa, como no es de llenado obligatorio, se pasa a explicar la parte I, la más
esencial. Esta tiene cuatro incisos, en el inciso (a) siempre se escribe la causa directa
de la muerte, que corresponde al episodio final de la enfermedad de base, siendo una
complicación de la patología fundamental. Los cadáveres en estado de putrefacción no
son causa para que el médico de asistencia no pueda confeccionar el certificado médico
de defunción. No existe base legal que ampare dicha actuación.
Capítulo 12. Tanatología forense 181

Exposición de cadáveres
Hay dos tipos de exposición de cadáveres. Una de estas, que se puede llamar corriente
o civil, es la que se hace del cadáver por los deudos y allegados para recibir las expresiones
de condolencia; en ocasiones, tiene carácter notorio, como sucede en los casos de muertes
de grandes personalidades a las que se les rinde homenaje por grandes multitudes. Pero
esta exposición no tiene interés medicolegal, sí lo tiene el tipo de exposición judicial que
es la que dispone el artículo 140 de la Ley de Procedimiento Penal.
En el caso de cadáveres desconocidos, y si el estado de este lo permite, se expondrá
al público, previa conservación del cuerpo, a fin de intentar de esa forma la identificación,
por este motivo, el cadáver se puede mantener hasta 30 días conservado en refrigeración,
sin proceder a su inhumación.

Inhumación
La inhumación, aunque etimológicamente es igual que enterrar, en realidad no siem-
pre es así. Se debe considerar como sepultar o dar sepultura a un cadáver, que a veces
no constituye un verdadero acto de enterramiento, pues el cuerpo queda separado
totalmente de la tierra, como ocurre cuando se da sepultura en bóvedas o nichos, y con
el empleo de ataúdes. Para proceder a la inhumación requiere la licencia de sepultura
(boleta de enterramiento), y cumplir los requisitos que fija la Ley de Registro del Estado
Civil; entre estos se citan los siguientes:
La inhumación del cadáver se realizará:
–– En cualquier momento dentro de las 24 h posteriores al fallecimiento, si se hubiera
practicado la necropsia.
–– Después de las 6 h y antes de las 24 de ocurrido el fallecimiento, si no se hubiera
practicado la necropsia.
–– La inhumación o cremación del cadáver se hará obligatoriamente en todos los casos
dentro de las 24 h posteriores a la defunción, excepto que se disponga otra cosa por
resolución judicial o que medie autorización sanitaria.

Exhumación
La exhumación es el acto de extraer de su sepultura un cadáver inhumado. Existen dos
tipos de exhumación, la civil o administrativa y la judicial.
La exhumación civil o administrativa es la que se realiza más frecuente, a solicitud de
familiares. Esta se realiza para trasladar los restos de un lugar a otro, ya sea dentro del
mismo cementerio o a otro, para guardar el cadáver ya transformado en restos óseos o
para incinerar dichos restos óseos. En Cuba, esta acción se establece a los 2 años
de la defunción.
182 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

La exhumación judicial es la que se ejecuta en presencia y a solicitud de una autori-


dad competente (instructor, fiscal o tribunal), en la que intervienen además los médicos
forenses y el representante administrativo del cementerio, no se admite la presencia de
familiares del fallecido.
Los motivos de esta exhumación pueden estar enmarcados dentro de las situaciones
siguientes:
–– En las inhumaciones ilegales o indebidas.
–– Cuando se denuncia un hecho criminoso después de una inhumación y que se pudiera
esclarecer con la práctica de la exhumación.
–– Cuando es necesario ampliar las investigaciones practicadas antes de la inhumación.
–– Con fines de identificación.

Cremación
La cremación es la incineración o reducción a cenizas del cadáver, es decir, es la acción
de incinerarlos. Este método sustituye a la inhumación, se ha convertido en la actualidad
en un procedimiento habitual en Cuba. Esta actuación se realiza bajo regulaciones que
evitan la ocultación de hechos criminales y que atienden aspectos sanitarios, así como
el sentimiento público.
Se debe destacar que para la cremación de un cadáver no es requisito indispensable
haber realizado la necropsia.

Conducción
La conducción es el acto de conducir o trasladar un cadáver al cementerio o de un
lugar a otro. Tiene un interés sanitario, por lo que está reglamentado en las Ordenanzas
Sanitarias.
En los casos judiciales, se precisa la autorización del Instructor policial que conozca
de la causa.

Bibliografía
¿Cómo llenar el Certificado Médico de Defunción? http://supercurso.sld.cu/supercursos/plonearti-
clemultipage.2006-05-18.7979805252/colectivo-de-autores
Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba (1989). Ley N.o 59 Código Civil.
Revisado https://www.gacetaoficial.gob.cu/html/codigo%20civil%20lib1.html
Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba (1987). Ley N.o 7 - Ley de Procedi-
miento Civil, Administrativo, laboral y económico. Revisado en http://www.cubalegalinfo.com/
lpcale-indice.
Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba (1985). Ley de Registro del Estado
Civil, Ley N.o 51 de 15/07/1985. Ediciones ENPES, p. 94.
Capítulo 12. Tanatología forense 183

Asamblea Nacional del Poder Popular de la República de Cuba. Reglamento de la Ley del Registro
del Estado Civil.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1988). Decreto 139 Reglamento de la Ley de la Salud Pública.
La Habana. Gaceta Oficial de la República de Cuba Edición Ordinaria N.o 12. 22 febrero 1988.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1983). Ley N.o 41. Ley de Salud. La Habana. Gaceta Oficial
de la República de Cuba Edición Ordinaria. 15 agosto 1983.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1977). Ley de procedimiento Penal, julio 1977 Revisado en
https://www.gacetaoficial.gob.cu/html/ippenal.html
Asamblea Nacional del Poder Popular (1987). Ley No 62 Código Penal. x Edición actualizada, con-
cordada y comentada. La Habana: Editorial Félix Varela.
Colectivo de autores (1999). Medicina Legal. La Habana: Editorial Ciencias Médicas. pp. 10-11.
Constitución de la República de Cuba (2019). Gaceta Oficial de la República de Cuba; La Habana, Cuba.
Fournier R. et al. (1999). Medicina Legal, 2.da Parte. La Habana: Editorial Ciencias Médicas.
Fournier, R.I. (1989). Medicina Legal en Preguntas y Respuestas. La Habana: Editorial Ciencias
Médicas, p. 256.
Gisbert Calabuig, J.A. (2004). Medicina Legal y Toxicología. 6.ta ed., Barcelona: Masson, pp. 57-8.
Lancís y Sánchez, F. (1971). Lecciones de Medicina Legal. La Habana: Editorial Andrés Voisin.
Lecha Marzo, H. (1970). Tratado de autopsia y embalsamamiento. Madrid, x7.
Machado, C. y Comisión Nacional para la Determinación y Certificación de la Muerte en Cuba (2001).
Resolución Ministerial N.o 90 del Ministerio de Salud Pública, revisado en: https://www .legislacion.
sld.cu/index. php? P=FullRecord&ID=7.
Ministerio de Salud Pública (1992). Resolución 9 de 1992 Reglamento general sobre manipulación
de cadáveres y restos humanos. La Habana: MINSAP
Ministerio de Salud Pública (2007). Reglamento General de Hospitales, Área de Asistencia Médica
y Social. La Habana: MINSAP
República de Cuba (1914). Ordenanzas Sanitarias. Decreto Presidencial N.o 674, 6 de julio de 1914.
Robbins, S.L., Cotran, R.S. (1996). Patología estructural y funcional. 5.ta ed., Madrid: Mc. Grau. Hill.
Interamericana de España.
Simonin, C. (1980). Medicina Legal Judicial. 2.da ed., Barcelona: Editorial Jims.
Vargas Alvarado, E. (1996). Medicina Forense y Deontología Médica. México: Trilla.
Capítulo 13

Asfixiología medicolegal
Yleana Vizcaíno Dimé y Ruth Juárez Fontanet

La muerte violenta puede ser causada por traumatismos que ocasionan los distintos
agentes vulnerantes, por sustancias tóxicas y también por una asfixia mecánica. Por ello,
la necesidad de que durante el ejercicio de la profesión el médico debe distinguir cuáles
son los signos que, de forma general, pueden indicar que la muerte se debe a una asfixia,
y las características de cada uno de estos actos violentos que casi siempre provocan la
muerte, aunque de manera excepcional la víctima pueda sobrevivir.

Asfixias de interés medicolegal


Según la Escuela Cubana de Medicina Legal, las asfixias de interés medicolegal son las
que resultan del impedimento brusco de la respiración, las llamadas asfixias mecánicas.
Entre estas se encuentran el ahorcamiento, la estrangulación, la sofocación y la sumersión.
Aunque tienen signos particulares, existen por regla general aquellos que son comunes
en todas las variedades y que han de ser muy bien observados por el médico cuando
realiza el reconocimiento de un cadáver, son los llamados signos anatomopatológicos
generales de las asfixias. Entre estos se encuentran las hemorragias petequiales en la
cara, sobre todo en la frente, párpados, conjuntivas, labios y en las mucosas; igualmente,
es frecuente encontrar cianosis.

Ahorcamiento
El ahorcamiento es la constricción del cuello por el extremo de un lazo o dogal, sobre
el cual actúa el propio peso del cuerpo de la víctima, estando el extremo opuesto atado
a un punto fijo.
Existen signos externos que se observan en el cadáver que indican que se trata de un
ahorcamiento, como la existencia del surco frecuentemente situado en el tercio superior
del cuello, por encima del hueso hioides. Este surco puede ser único o múltiple, cuya
dirección es oblicua ascendente en dirección al nudo. El surco suele dibujar la trama
del lazo, y la profundidad y el ancho dependen de que este sea más o menos ancho
Capítulo 13. Asfixiología medicolegal 185

y duro, así como el tiempo de la suspensión. Rodea el cuello en toda su circunferencia,


excepto el área que corresponde al nudo donde se interrumpe en la mayoría de los casos.
El saliveo es relativamente frecuente, y la protrusión lingual y la exoftalmía se observan
con menor frecuencia.
Existen otros signos en el exterior del cadáver, que tienen valor para correlacionar con
la información que se brinda, como antecedentes del hecho y el resto de los hallazgos; de
ahí la importancia de explorarlos y utilizarlos para elaborar el criterio medicolegal acerca
de cómo se produjo la muerte y cuál puede ser la posible etiología medicolegal, estos son:
–– Las livideces cadavéricas: Se sitúan en el plano declive, como consecuencia de la
acción de la gravedad. En el cadáver del ahorcado en posición vertical se observan
en los miembros inferiores, las manos, el escroto; aunque, cuando se encuentran en
otras posiciones, están situadas en el plano declive correspondiente.
–– Presencia de esperma o líquido prostático: A veces se comprueba la presencia de
esperma o líquido prostático sobre el prepucio o manchando la ropa interior. Este
hecho se interpreta como un fenómeno cadavérico, en el que intervienen la acción
de la gravedad y la contracción por la rigidez cadavérica de las vesículas seminales.
–– En ocasiones, se observa en los cadáveres de los ahorcados otras violencias traumá-
ticas originadas en las convulsiones agónicas propias de la asfixia, cuando el cadáver
pende cerca de un muro, árbol, poste, etc., contra el cual se golpea.

Etiología medicolegal del ahorcamiento


La etiología medicolegal del ahorcamiento puede ser:
–– Suicida: Es la más frecuente en la práctica medicolegal.
–– Accidental: No es frecuente, pero puede observarse en niños, y la escena del hecho
es de juego, también puede tratarse de la cuerda del “tete” enredado en un punto fijo
de la cuna. Igual existe el ahorcamiento accidental como consecuencia de maniobras
autoeróticas de individuos con fines de placer solitario que, mediante la suspensión,
pretenden estimular los centros de la erección y la eyaculación a causa de la conges-
tión de la médula lumbosacra.
–– Homicida: Es muy raro. Puede tener lugar cuando hay una desproporción de fuerzas
entre agresor y víctima (indefensión de la víctima), cuando la conciencia de la víctima
ha disminuido o está perdida (traumatismo previo o uso de tóxicos) o agresión en grupo
(linchamiento), como por ejemplo sucedió en Cuba en la etapa colonial, neocolonial
y en la lucha contra bandidos.
–– Judicial: Este tipo de ahorcamiento existió hasta hace algún tiempo en países occiden-
tales como Inglaterra, aunque aún se utiliza en otras latitudes, ya que ha constituido
un modo de ejecución de sentencias judiciales que estuvo generalizado en todas las
naciones. Hoy solo es de interés histórico, atribuyéndose al emperador Justiniano su
instauración.
186 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Estrangulación
La estrangulación es la asfixia causada por la constricción del cuello debida a una fuer-
za ajena al peso del cuerpo de la persona estrangulada, empleando un dogal (puede ser
una cuerda, cordón, textiles, etc.), la mano del agresor, o cualquier otra estructura rígida,
como puede ser el antebrazo. Entre sus variedades se encuentran la estrangulación a
lazo, a mano, antebraquial y con objetos.
Las variedades de estrangulación (a lazo y a mano) son las que con mayor frecuencia
se observan en Cuba, por tanto, se hace referencia a los principales aspectos de interés
medicolegal de cada una de estas.

Estrangulación a lazo
En la estrangulación a lazo, la constricción del cuello la realiza un lazo apretado por una
fuerza ajena al peso del cuerpo. La fuerza constrictora actúa perpendicularmente al cuerpo.
Al igual que en el ahorcamiento, existen signos externos que se observan en el cadá-
ver e indican que se trata de una estrangulación a lazo, estos son: el surco se sitúa por
debajo del cartílago tiroides (a la altura de la laringe), no se interrumpe (pero pudiera
haber interrupciones por interposición de cuerpos extraños como las ropas), transversal,
horizontal, puede ser único, doble o múltiple de acuerdo al número de vueltas que da el
lazo, con una profundidad uniforme. Casi siempre se trata de surcos pálidos y blandos,
casi no originan excoriaciones y se apergaminan raras veces. En ocasiones, este surco
deja una impresión borrosa cuando la estrangulación fue realizada con lazos anchos y
flexibles y mantenidos poco tiempo.

Estrangulación a mano
La estrangulación a mano es la variedad de estrangulación que tiene lugar por la
constricción del cuello originada por la mano. Esta compresión puede ser realizada por
una o las dos manos.
En este tipo de estrangulación, en el cadáver se observan signos externos que indican
que se trata de esta variedad, como los estigmas digitales: la huella o huellas dejadas por
las extremidades de los dedos aplicados sobre la piel, igual pueden observarse estigmas
ungüeales que son excoriaciones producidas por las uñas con forma semilunar, desecada,
con la concavidad dirigida hacia el lado de la palma, ello es debido a la presión ejercida, y
pueden ser excoriaciones lineales alargadas cuando se produce el deslizamiento de las
uñas y más anchas e irregulares cuando se deslizan en toda su amplitud.
La zona ocupada por los estigmas varía en la ubicación de los dedos, que pueden
situarse en región anterior, posterior y lateral del cuello. Hay ocasiones en que la presión
de los dedos no se ha hecho con la punta, por lo que la uña no toma parte en la agresión y
no se forman las excoriaciones descritas, sino equimosis que, a veces, resultan invisibles
Capítulo 13. Asfixiología medicolegal 187

al examen directo y es necesario utilizar la luz de Wood (radiación ultravioleta filtrada)


en la oscuridad.

Estrangulación antebraquial
La estrangulación antebraquial es la compresión que aplica el antebrazo sobre el
cuello, con lo que se ocluye la vía respiratoria, o se sitúa el cuello de la víctima en el pliegue
de flexión del codo del agresor que flexiona su antebrazo y con esto comprime las regio-
nes laterales del cuello de la víctima, anulando la circulación carotidea. Esta explicación
también es válida cuando se utilizan otros objetos.

Etiología medicolegal de la estrangulación


Desde el punto de vista medicolegal, la etiología de la estrangulación puede ser:
–– Suicida: Es muy rara, pero es posible en la variedad a lazo, a veces se lleva a cabo con
la ayuda de algún dispositivo que permite aplicar el mecanismo de muerte.
–– Accidental: Todavía más infrecuente, ocasionalmente en niños pequeños que quedan
atrapados entre los balaustres de la cuna, es excepcional en adultos.
–– Homicida: Es la más frecuente en la variedad manual y a lazo. Se asocia en muchas
ocasiones a violencia sexual.
Se puede diagnosticar por los datos derivados de la disposición del lazo, del modo
de sujeción y por la situación del mecanismo accesible o no al sujeto. Es de gran
importancia la presencia de lesiones de lucha, ya que la estrangulación en adultos
va casi siempre precedida o acompañada de otras violencias, tales como: heridas
contusas en la cabeza, equimosis o estigmas ungüeales alrededor de la boca para
acallar los gritos, lesiones de defensa en las manos y antebrazos, y lesiones de caída.
Una cifra alta de alcoholemia u otras sustancias estupefacientes puede explicar la
escasa resistencia de la víctima.
–– Judicial: En España y sus colonias se llamó “garrote”, y se empleó como forma de eje-
cución desde 1812 hasta la abolición de la pena de muerte, consagrada en el artículo
12 de la Constitución Española de 1978.

Sofocación
La sofocación es la asfixia mecánica en la que hay un impedimento brusco de la ventila-
ción pulmonar, al no poder pasar a las vías respiratorias el aire respirable. Las variedades
de sofocación son las siguientes:
–– Oclusión de los orificios respiratorios.
–– Obstrucción de las vías respiratorias.
–– Compresión toracoabdominal.
–– Sepultamiento.
188 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Existen características que distinguen a estas variedades, y que permiten inferir la


variedad de que se trata:

Oclusión de los orificios respiratorios


Cualquier objeto que ocluya mecánicamente la boca y la nariz e impida la entrada de
aire en las vías respiratorias, da lugar a esta variedad de sofocación.
Se produce habitualmente con las manos o con ciertos objetos blandos; por ejemplo,
cojín, almohada, pañuelos, toallas, entre otros, que oprimen la boca y los orificios nasales,
o se utilizan cintas adhesivas y bolsas de plástico que se adhieren a estos.
Pueden encontrarse huellas de la violencia alrededor de los orificios respiratorios, bajo
la forma de estigmas ungüeales e inclusive contusiones hemorrágicas en los labios como
huella de la compresión sufrida por estos contra los dientes.
La etiología medicolegal más frecuente en la oclusión de los orificios respiratorios es
la accidental, observada en recién nacidos en el momento de la lactancia y la madre se
queda dormida o abandonados en sus cunas, y en adultos en estado de embriaguez o en
ataques epilépticos. La etiología homicida se ve asociada a otra variedad de sofocación
y a la estrangulación, y es raro el suicidio.

Obstrucción de las vías respiratorias


La obstrucción de las vías respiratorias es causada por variados cuerpos extraños
que pueden bloquear el paso del aire. Pueden ser botones, monedas, bolas o canicas,
dentaduras postizas, juguetes y alimentos (maní, frijol).
En esta variedad de sofocación se encuentra en la necropsia el cuerpo extraño causante
de la obstrucción situado en la tráquea o bifurcación bronquial, dependiendo de la forma
y dimensión.
Si el objeto ha sido introducido de manera violenta, se pueden observar lesiones trau-
máticas en la boca, la faringe y la laringe en forma de erosiones o desgarro de la mucosa
y edema.
La etiología medicolegal más frecuente en la obstrucción de las vías respiratorias es
la accidental, se ve en niños debido a la imprudencia propia de la edad, y en los adultos
por lo general en materia alimenticia; se trata, en la mayoría de los casos, de un senil, en
ebrios y en epilépticos. El suicidio es infrecuente. La etiología homicida se presenta en los
niños como maniobra infanticida, introduciéndole en la boca trapos, papeles, algodones
o, también, mordaza en el caso de los adultos.

Compresión toracoabdominal
La compresión toracoabdominal produce la asfixia por inmovilización de la pared del
tórax y el abdomen, debido al agente que la comprime. Si la compresión es intensa, aunque
breve, en la cara, el cuello y la parte superior del tórax aparece un tinte violáceo uniforme,
Capítulo 13. Asfixiología medicolegal 189

en cuyo fondo resaltan múltiples equimosis puntiformes de color rojo oscuro casi negro,
las cuales también se observan en la conjuntiva y en los párpados. Este conjunto sindró-
mico cervicofacial ha recibido el nombre de mascarilla equimótica.
También se pueden ver fracturas costales aisladas o múltiples contusiones en la pared
torácica que, por sí sola, no explican la causa de la muerte.
La etiología medicolegal más frecuente es la accidental. En niños pequeños por el peso
de los padres al dormir juntos, en adultos por aplastamientos debido a multitudes en páni-
co, paso de vehículos pesados, caída de objetos pesados sobre el tórax y en derrumbes.
La etiología homicida es rara, pero se puede ver asociado a otras variedades de asfixia
mecánica y de sofocación.

Sepultamiento
El sepultamiento es la asfixia que se ocasiona cuando el cuerpo de la víctima queda
cubierto por entero, o solo en sus orificios respiratorios, por la tierra o un medio pul-
verulento cualquiera que penetra por aspiración en las vías respiratorias. El material
pulverulento del sepultamiento da lugar al signo fundamental para el diagnóstico, la
presencia en las vías aéreas de partículas abundantes de dicho material, lo que no solo
permite afirmar la causa de muerte, sino también el medio en que sucedió. El medio
extraño llega hasta la laringe, los bronquios y, a veces, hasta los alveolos pulmonares;
también puede ser deglutido, encontrándose en el estómago y a veces en el duodeno.
Cuando el sepultamiento ha tenido lugar por derrumbe, desprendimiento o aludes, al
sepultamiento propiamente dicho suele asociarse en grado menor o mayor (en propor-
ción al espesor de la capa sepultante) la compresión de las paredes toracoabdominales,
entonces se añaden traumatismos y el síndrome de la mascarilla equimótica.
En los casos en que no ha habido penetración del medio en las vías aéreas ni digestivas,
hay que hacer el diagnóstico por las lesiones asfícticas y traumáticas, si estas presentan
características que las definan como causantes de la muerte.

Etiología medicolegal del sepultamiento


La etiología medicolegal del sepultamiento más frecuente es la accidental; por ejemplo,
en derrumbes. La etiología homicida se presenta en adultos con más frecuencia y donde
la víctima se encuentre inconsciente, epilépticos o ebrios.

Sumersión
La sumersión es la asfixia que se causa cuando el aire de los pulmones es reemplazado
por un líquido o semilíquido que penetra a través de la boca y la nariz.
Existen signos que se observan en el exterior del cadáver que indican que se trata de
una sumersión, como es el hongo espumoso resultante de la mezcla de aire, agua y moco.
190 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Otros signos tienen valor para correlacionar con la información que se brinda, como los
antecedentes del hecho y el resto de los hallazgos; por eso se buscan, y se deben emplear
para elaborar el criterio medicolegal acerca de cómo se produjo la muerte y cuál puede
ser su etiología medicolegal.
Las livideces cadavéricas son extensas, la piel esta fría, el pene retraído al igual que
el escroto, pezones y piel por la contracción de los músculos erectores pilosos. Hay
maceración cutánea en la palma de las manos y la planta de los pies (piel arrugada) por
la permanencia en el agua.
En los cadáveres de los sumergidos pueden encontrarse algunas violencias traumáticas
que pueden ser vitales (entre estas, por ejemplo, traumatismos para que la víctima pierda
la conciencia o lesiones accidentales), o producidas después de la muerte, por choque
contra las rocas, por hélices de embarcaciones o por animales acuáticos, con ausencia
de signos vitales.
Pueden observarse equimosis faciales múltiples, pequeñas, diseminadas a veces
aisladas con una localización predominante en párpados o conjuntivas.

Etiología medicolegal de la muerte por sumersión


La etiología medicolegal de la muerte por sumersión comprende las situaciones si-
guientes:
–– Accidental: Es la más frecuente por imprudencia o en personas que no saben nadar,
y también los que se lanzan al agua bajo el efecto de bebidas alcohólicas.
–– Suicida: Menos frecuente, se deben tener en cuenta los antecedentes de amenazas o
tentativas suicidas, pueden encontrarse también lesiones por otro agente o ataduras
de objetos pesados en los pies, los brazos o las manos ligadas.
–– Homicida: Muy rara y de muy difícil demostración. Un empujón a la víctima desde un
puente, embarcación o acantilado no deja huella. Se pueden amarrar grandes pesos
a la víctima para mantenerla hundida y ocultar otra causa de muerte.
–– Judicial: De interés histórico, ya que durante la Revolución Francesa existió este
tipo de muerte. Los romanos emplearon este medio de suplicio arrojando al Tiber
los condenados cargados de piedra. En la Inglaterra del siglo xv los ladrones eran
sumergidos en letrinas.

Aspectos preventivos a tener en cuenta


por el médico general
El médico general tiene dentro de sus funciones la prevención de enfermedades o
eventos que puedan alterar el estado de salud de las personas; igualmente sucede con
las asfixias, por lo que debe tener conocimientos que serán transmitidos a las familias
Capítulo 13. Asfixiología medicolegal 191

y cuidadores de personas vulnerables o con altas probabilidades de ser víctimas de una


asfixia mecánica.
En el caso de las asfixias causadas por la constricción del cuello (ahorcamiento y
estrangulación), el médico debe durante su visita al hogar, centros de trabajo del área,
escolares, entre otros, velar y recomendar que no existan objetos que sirvan como dogales
a las personas vulnerables.
En relación con la sofocación, las medidas deberán ir encaminadas a educar con rela-
ción a los accidentes y al peligro que conlleva la existencia de aditamentos que los niños,
minusválidos y los ancianos puedan tragar o broncoaspirar, entre los más frecuentes.
Igualmente, en el caso de la sumersión deberá comunicar a los padres el cuidado y
vigilancia estricta que deben tener con los cubos, las bañeras, las cisternas, los pozos,
entre otros, en las casas. En las temporadas estivales orientarlos sobre el cuidado
en ríos, piscinas y playas, además de los peligros que conllevan las imprudencias en
esos medios.

Bibliografía
Asamblea Nacional del Poder Popular (1977). Ley de Procedimiento penal (Ley N.o 5) Gaceta Oficial
de la República de Cuba; Ed. Ordinaria, 15 de agosto de 1977.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1983). Ley de la Salud Pública (Ley N.o 41) Gaceta Oficial de
la República de Cuba; Ed. Ordinaria, 15 de agosto de 1983.
Asamblea Nacional del Poder Popular (1987). Código penal (Ley N.o 62) Gaceta Oficial de la República
de Cuba; ed. Especial 30 diciembre de 1987.
Fournier Ruiz, I. (1989). Medicina Legal en Preguntas y Respuestas. La Habana: Editorial Ciencias
Médicas.
Gaceta Oficial de la República de Cuba (1988). Reglamento de la Ley de la Salud Pública (Decreto
Ley 139); ed. Ordinaria, 22 de febrero de 1988.
Gisbert Calabuig, J.A. (1998). Medicina Legal y Toxicología, 5.ta ed. Barcelona: Mazón, S.A.
Lancís y Sánchez, F. (1971). Lecciones de Medicina Legal. La Habana: Editorial Andrés Voisin.
Ministerio de Salud Pública (2007). Reglamento General de Hospitales. Anexo a la Resolución Mi-
nisterial N.o 1 de 2007.
Robbins, S.L., Cotran, R.S. (1996). Patología estructural y funcional. 5.ta ed.; Madrid: Mc. Grau. Hill.
Interamericana de España.
Simonín, C. (1980). Medicina Legal Judicial. 2.da ed.; Barcelona: Editorial Jims.
Vargas Alvarado, E. (1996). Medicina Forense y Deontología Médica. México: Trilla.
Capítulo 14

Documentos medicolegales
Cristina Hernández Cabrera y Juan Alberto Abreu Scull

A lo largo de este capítulo se desarrollarán aspectos muy importantes para un ade-


cuado desenvolvimiento profesional del médico general. En este se exponen algunos
documentos medicolegales que el programa de la asignatura tiene en cuenta como de
uso frecuente por el médico general, y con la presentación de sus modelos se pretende
que los estudiantes puedan adquirir la habilidad de rellenarlos correctamente.
En el artículo 44 de la Ley de la Salud Pública se definen las actuaciones medicolega-
les, como:
Las actividades médicas que se desarrollan en las unidades asistenciales y demás
dependencias del Sistema Nacional de Salud, en ocasión de prestarse atención
facultativa a una persona que presente enfermedad o lesión en su integridad física
o mental que implique una responsabilidad penal.

Es indispensable dejar constancia de estas actuaciones, por lo que existen docu-


mentos propios del Sistema de Salud que poseen esta función, y que constituyen los
documentos medicolegales.
Se consideran actuaciones medicolegales escritas, en ocasiones acompañadas
de imágenes u otras formas de registros que se emplean por el médico en sus rela-
ciones con las autoridades, organismos oficiales y el público en general, en los que
se exponen los conocimientos del que los redacta. Durante su implementación, no
solo se debe cuidar el contenido, sino la forma de realizarlos. Por ello, el médico que
interviene en estos casos no se puede descuidar, a menos que desee parecer como
incapaz, bien sea por sus pobres conocimientos medicolegales o por su defectuosa
redacción. Ello es debido a que estos deben estar escritos en la forma más clara,
lógica y sencilla que sea posible, para que sean comprendidos por quienes no poseen
estos conocimientos, sin que dejen de contener desde el punto de vista científico toda
la información referente al caso en cuestión.
Características generales de los documentos medicolegales. Entre estas caracte-
rísticas se tienen:
–– Estructura variable, según el documento.
–– Escritura clara con lenguaje comprensible.
Capítulo 14. Documentos medicolegales 193

–– Son modelos oficiales.


–– E xplicativos, pero concisos.
–– Adecuados a su finalidad.
–– Con legalización de enmiendas.
–– Con datos sobre su emisión y de los actuantes, y firma por cada hoja.
–– Pueden ser modelos de uso obligado, aunque en ocasiones se refleja la actuación
efectuada en cualquier papel, haya o no modelo oficial, como es el caso de la evolución
médica en la historia clínica, la remisión médica y el parte médico, entre otros, pero
no es lo más correcto.

Documentos medicolegales más importantes


y frecuentes
Historia clínica
La historia clínica, también conocida como expediente clínico, es el documento
medicolegal por excelencia y el más importante de la relación medicopaciente. Está
constituida por varios modelos oficiales, donde se deben hacer constar todas las actua-
ciones seguidas en la asistencia al sujeto (exámenes complementarios, investigaciones,
diagnósticos, evolución, tratamientos, rehabilitación y alta, entre otros), ya que recoge
el relato escrito y cronológico del estado de salud o enfermedad y los elementos que lo
avalan. Esta puede ser individual y familiar, ambulatoria o del ingresado institucional.
Se encuentra sometida al secreto profesional y posee un valor asistencial, científico,
docente y legal.
En su origen reflejó una necesidad asistencial derivada de la complejización y sociali-
zación del acto médico, y que obligó a recurrir a un medio de comunicación. Fue pensada
de manera exclusiva para el paciente internado, si bien con posterioridad aparece también
en la atención ambulatoria.
Refleja en su contenido, tanto los aspectos técnico-asistenciales, como algunos de
naturaleza ética. Su carácter de documento le confiere un trascendente valor jurídico,
administrativo y estadístico de utilidad práctica en los planos epidemiológico, docente
e investigativo.
La historia clínica es fundamental tanto para analizar y resolver problemas clínicos, como
para encarar procedimientos relacionados con los aspectos bioéticos del caso concreto.
Uno de los documentos que la componen, es el del consentimiento informado, que es aquel
mediante el cual se garantiza que el sujeto ha autorizado de manera voluntaria a que se le
realicen investigaciones y procedimientos; luego de haber comprendido la información
que se le ha dado acerca de los objetivos del estudio, los beneficios, las molestias, los
posibles riesgos y las alternativas, sus derechos y responsabilidades. Este consentimiento
está fundamentado en el principio de autonomía, uno de los principios de la bioética, que
194 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

se refiere al derecho del paciente a ser reconocido como persona libre y dueña de tomar
sus decisiones. Cuando este paso se obvia en la historia clínica, pueden surgir quejas con
relación a los principios de la ética médica, específicamente en lo referente a la relación
entre el médico y el paciente.
Desde el punto de vista de la responsabilidad jurídica, su importancia deriva de su
potencialidad como medio de prueba. De hecho, resulta prácticamente rutinario que, ante
una demanda o una denuncia penal originada en un hecho asistencial, la primera acción
de la Instrucción Penal sea la solicitud de la historia clínica a la institución involucrada y
la ocupación de esta.
Se ha resaltado la importancia decisiva que para un caso de responsabilidad médica
tendría todo aquello que “parezca” o “no aparezca” registrado en la historia clínica, equivale
casi a la prueba de lo realizado y lo no realizado. Su valor derivaría de la utilidad que le
confiere haber sido elaborada con anterioridad al reclamo, recomendándose que sus hojas
se encuentren foliadas. De ahí la importancia de una metódica elaboración de la historia
clínica, consignando todos los hallazgos, como aquello que, habiendo sido en especial
buscado, resultó negativo y contribuyó a establecer los planteamientos diagnósticos y
fundamentar las decisiones terapéuticas.
Las partes involucradas en este importante documento medicolegal son:
–– El médico, que la debe elaborar.
–– El paciente, sujeto y objeto de esta.
–– El centro asistencial, que la custodia.
–– Otros profesionales y técnicos que la utilizan.
El Reglamento General de Hospitales en su artículo 123 establece que su contenido y
ordenamiento estarán regulados de acuerdo con las características de cada especialidad.
Los usos de las historias clínicas son:
–– Asistencial: Permite comprobar el desarrollo del estudio y la conducta seguidos con
el paciente.
–– Docente: Contribuye de forma activa en el proceso docente educativo de pregrado y
posgrado.
–– Investigativo: Para el desarrollo de nuevos conocimientos y mejorar la asistencia médica.
–– Auditoría médica: Para controlar la atención que se presta y evaluar asuntos espe-
cíficos.
–– Judicial: Cuando existen asuntos de competencia de la justicia vinculados a su infor-
mación.

Receta médica
La receta médica es el documento por medio del cual el médico da a conocer la
prescripción terapéutica hecha. De acuerdo con la Instrucción 1/2018 del Ministro
de Salud Pública, se encuentran vigentes el modelo 53-78 para uso en La Habana
y el modelo 53-05-04 para uso en el resto del país (Fig. 14.1).
La receta médica debe contener la información mínima siguiente:
–– Institución donde se emite y especialidad.
Capítulo 14. Documentos medicolegales 195

–– Datos del producto: Nombre, forma farmacéutica, presentación y cantidad.


–– Datos del médico: Nombre, apellidos, firma y registro profesional, mediante el empleo
del cuño.
–– Datos del paciente: Nombre, carné de identidad, diagnóstico y dirección particular.
–– Señalamientos especiales: Fecha, y cuño de la institución donde se emite. Con res-
pecto al cuño de la institución, existe una particularidad, la forma de este reflejará
qué tipo de subordinación presenta la institución donde se emite la receta: municipal,
provincial y nacional, y esto a su vez repercutirá en el alcance que tenga. Ello se traduce
en que el medicamento prescrito podrá obtenerse en el municipio o la provincia a la
que se subordine la institución donde se emite, y en el caso de las instituciones de
subordinación nacional, estas tendrán valor legal en toda Cuba.

Fig. 14.1. A: Modelo para uso en La Habana; B:Modelo para uso en el resto del país.

Certificados médicos
Los certificados médicos son documentos mediante los cuales el médico da constan-
cia de hechos ciertos, relativos a su actuación profesional. Constan de preámbulo, parte
expositiva y fórmula final. Entre los tipos más frecuentes se encuentran:
–– C ertificado de asistencia de primera intención de un lesionado (modelo 53-13)
(Anexo 14.1).
–– Certificado de reconocimiento por ingestión de bebidas alcohólicas (modelo 53-13-1)
(Anexo 14.2, modelo y guía para el examen clínico). La guía para el examen clínico se
observa en el reverso del modelo
–– Certificado médico (modelo 53-63): Es el que se emplea para establecer el diagnós-
tico del estado de salud o enfermedad del trabajador en el momento que el médico
de asistencia debe certificarlo. Tiene como objetivo el de recibir las prestaciones
establecidas por el régimen de seguridad social cubano, ya sea de tipo monetarias
196 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

como son el subsidio por enfermedad o por licencia de maternidad o para recibir las
prestaciones en especie como son los medicamentos normados por tarjeta, siendo
estos, los usos fundamentales (Anexo 14.3).
–– Certificado de defunción: Este a su vez puede ser de tres tipos:
• De defunción fetal.
• De defunción neonatal.
• Modelo 8-111 (18-39), para fallecidos de 28 días o más, que es el de uso más frecuen-
te por el médico general (Anexo 14.4).

El Ministerio de Salud Pública ha establecido modelos oficiales para cada uno de


estos certificados. No obstante, en caso de no existir los modelos, pudieran confeccio-
narse en hojas en blanco, siempre y cuando se respete su estructura, y exceptuando el
certificado médico de defunción, que su modelo oficial es de uso obligado.
El lector cuenta con la explicación detallada de cada uno de estos certificados en
los capítulos correspondientes: Traumatología forense, Toxicología forense, Seguridad
social y Tanatología forense.
Existen otros documentos medicolegales que, como médico general, se deben conocer,
aunque se emplean con menos frecuencia. Entre estos se encuentran:
–– El parte o notificación: Es un documento breve sin modelo oficial, mediante el cual
los médicos de asistencia comunican un hecho a una autoridad fundamentalmente.
En su formato constan de preámbulo con los datos del examinado, el cuerpo o
exposición con la descripción de lo observado, el pronóstico medicolegal (en el
parte de estado), así como el diagnóstico presuntivo de las causas de la muerte
(en el parte de defunción) que sería la parte final con cuño y firma del que expide para
oficializarlo. Entre los más frecuentes y de gran interés medicolegal se pueden citar:
• Parte de estado (del lesionado, incluye intoxicaciones y abortos).
• Parte de defunción.
–– La carta-oficio o comunicación: Es el documento que se escribe a las autoridades
competentes, solicitando datos, aclaraciones, el que acompaña otros documentos
medicolegales. Se extiende para acusar recibo de algún documento u objeto que se
haya entregado o enviado al médico perito, para dar por notificado un nombramiento
como perito, aceptándolo o no, pedir datos, aclaraciones, instrucciones, contestar
sobre cualquier asunto durante el proceso o pleito, acompañar otro documento u
objeto o comunicar excusa. También se emplea en todos los casos en que se exige el
parte y se prefiere sustituir por este, así como en todos los casos en que socialmente
se requiere una carta.
–– El resumen de historia clínica también es un documento medicolegal que con fre-
cuencia debe ser confeccionado por los médicos de asistencia. Se realiza extrayendo
de la historia clínica los datos de relevancia que reflejen de manera cronológica todo
lo sucedido con el paciente, así como los tratamientos impuestos y los principales
procedimientos realizados. En el artículo 128 del Reglamento General de Hospitales
se establece que la confección de este documento es responsabilidad de cada Jefe
Capítulo 14. Documentos medicolegales 197

de Servicio, cuando su objetivo es el traslado de los pacientes a otras instituciones


hospitalarias.
–– El documento de remisión, además de la información en cuanto a la clínica y el motivo
o los motivos de la remisión, consta de otros datos como la institución de procedencia,
la institución a la que se remite, la fecha y la hora de la remisión, entre otros. Previo a
la confección de este, debe realizarse la coordinación entre las instituciones de salud
(procedencia y destino), antes de ser trasladado el paciente.

Metodología para el correcto llenado


de los documentos medicolegales
En cualquier circunstancia, debe tenerse en cuenta ciertos principios generales para la
emisión de un documento medicolegal; de esta forma se establece lo siguiente:
–– Deben ser manuscritos con letra clara y legible.
–– Se debe utilizar tinta de color negro o azul.
–– No pueden tener borrones ni tachaduras, siendo preferible, cuando se cometan errores,
confeccionar un documento nuevo o hacer las correcciones al margen (cuando se trata
del certificado médico de defunción) acuñando la rectificación.
–– Estos documentos se deben legalizar con la firma de quien(es) corresponda.
–– El uso de abreviaturas o siglas está limitado a las que se especifican como aceptadas
en los propios documentos que las admiten.
–– Todos los datos personales que se precisen deben obtenerse del carné de identidad,
siempre que sea posible.

Bibliografía
Asamblea Nacional del Poder Popular, Cuba (1983). Ley N.o 41. Ley de la Salud Pública. 15 agosto
1983.
Fournier Ruiz, I. (1989). Medicina Legal en Preguntas y Respuestas. La Habana: Editorial Ciencias
Médicas.
González Pérez, J., Montalvo Vidal, E., Gálvez Cabrera, E., Tamame Camargo, A., Basanta Monte-
sinos, A.M. et al. (2009). Medicina Legal y Ética Médica [CD ROM] La Habana: Instituto Superior
de Ciencias Médicas.
Ministerio de Salud Pública, Cuba (1982). Resolución N.o 176 de 1982. Sobre el Certificado Médico.
(En archivos de la Dirección Jurídica del MINSAP).
Ministerio de Salud Pública, Cuba (1982). Resolución N.o 139 de 1982. Sobre Certificado de Asistencia
Médica de Primera Intención de un Lesionado (En archivos de la Dirección Jurídica del MINSAP).
Ministerio de Salud Pública, Cuba (2015). Resolución N.o 872 de 2015. Procedimiento para la con-
fección de los Certificados Médicos de Defunción fetal, Defunción Neonatal y para fallecidos de
28 días y más. (En archivos de la Dirección Jurídica del MINSAP).
Ministerio de Salud Pública (1988). Decreto Ministerial 139 Reglamento de Ley de la Salud Pública.
22 de febrero de 1988. Gaceta Oficial de la República, Cuba.
Ponce Zerquera, F. et al. (1999). Medicina Legal. La Habana: Editorial Ciencias Médicas y Editorial
Pueblo y Educación.
198 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Anexos
Anexo 14.1. Certificado de asistencia
de primera intención de un lesionado
Capítulo 14. Documentos medicolegales 199

Anexo 14.2. A: Certificado de reconocimiento


por ingestión de bebidas alcohólicas
200 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Anexo 14.2. B: Guía para el examen clínico


Capítulo 14. Documentos medicolegales 201

Anexo 14.3. Certificado médico


202 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

Anexo 14.4. Certificado médico de defunción


Capítulo 14. Documentos medicolegales 203
204 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores

También podría gustarte