Fundamentos Medicina Legal
Fundamentos Medicina Legal
Fundamentos Medicina Legal
de MEDICINA
LEGAL
Catalogación Editorial Ciencias Médicas
W 700
Cómo citar:
Colectivo de autores. Fundamentos de medicina legal [Internet]. La Habana: Editorial Cien-
cias Médicas; 2021. Disponible en: http://www.bvs.sld.cu/libros_texto/fundamentos_me-
dicina_legal/indice_p.htm
El libro consta de 14 capítulos, en los que se presenta una visión de la medicina legal
desde los aspectos más generales incluyendo la historia de la medicina legal en
Cuba, los elementos básicos de la ética y la bioética, y los más específicos para su
preparación como futuro médico a partir del hecho conocido de que toda actuación
médica exige una conducta científica-técnica y un comportamiento ético, y de la frase
que sustenta que “aquel que de medicina solo sabe ni de medicina sabe”. Comienza
con los capítulos Generalidades, Derecho médico y Ética médica y Bioética. Continúa
con el importante tema de la Traumatología forense de la cual el destacado profesor
español Lecha Marzo dijo “si bien la tanatología dio origen a la medicina legal, la
traumatología es la que más ha determinado su crecimiento y desarrollo”. También
se incluye capítulos de Toxicología forense, Sexología forense, Obstetricia legal, Psi-
quiatría forense, Seguridad social, Identidad y un aparte necesario para la Genética
forense. Otro gran tema, la Tanatología forense, dedicado al estudio de la muerte
y el cadáver, la Asfixiología medicolegal y un capítulo dedicado a los documentos
medicolegales donde pueden encontrarse los de más frecuente uso en el ejercicio
diario de la profesión.
Debemos reconocer la ayuda incondicional prestada por las Dras. Elisa Isabel
Montalvo Vidal y Marta Eugenia Vásquez Ortiz durante el proceso de concepción,
confección y análisis de los capítulos del libro y en la preparación, desarrollo y re-
cogida de actas de las sesiones de trabajo. También a la Dra. Halina Pérez Álvarez
que en la etapa final nos ayudó con presteza en la búsqueda de información y otras
precisiones. No puedo dejar de incluir en esta relación a mi esposa, la Lic. Caridad
Salas Abreu, por su estímulo y ayudas constantes en el proceso de elaboración del
capítulo que me correspondió directamente, y en el resto de las tareas de revisión y
análisis del contenido del libro.
negligencias, que pudieron llegar, en los casos más severos, hasta la muerte, amputa-
ciones, la libertad o multas pecuniarias.
El Profesor Raimundo de Castro y Bachiller, uno de los más eminentes médicos legis-
tas de Cuba, que ejerció como profesor titular de la asignatura durante una buena parte
Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal 3
de la primera mitad del siglo xx, tomando lo más avanzado del desarrollo alcanzado
por las ciencias en general y de la medicina legal en particular, nos legó la definición
que ha llegado hasta la actualidad, con plena vigencia, la cual se considera una de las
más completas e ilustrativas: “La medicina legal es la aplicación de los conocimientos
médicos y sus ciencias auxiliares a la investigación, interpretación y desenvolvimiento
de la Justicia Social”.
En esta definición no solo se expresa la utilidad de los conocimientos médicos y bioló-
gicos, sino que se extiende a la necesidad de la aplicación de los conocimientos médicos
y de otras ciencias auxiliares, dejando sentado, con meridiana claridad, la necesidad de
la aplicación de todos los conocimientos que puedan ser de utilidad para los fines de
auxiliar, adecuada y científicamente, a la administración de justicia.
Esta definición, también lleva en sí los propósitos fundamentales de la medicina legal,
ya convertida en una ciencia de aplicación, como son la investigación, la interpretación
y el desenvolvimiento de la justicia social.
A la luz de los conceptos más modernos se puede afirmar, como complemento de
lo anterior, que la medicina legal es también una ciencia que tiene su actuar basado en
la evidencia.
Los médicos generales, que prestan sus servicios en los policlínicos, en relación con
las actuaciones medicolegales que deben realizar, se rigen por lo que está establecido
en el Reglamento General de esas instituciones que en su capítulo xxii, De la actuación
medicolegal, expresa lo siguiente:
ARTÍCULO 84.- Se considera actuación medicolegal cualquier actividad médica o
de prestación de servicios de salud que se produzca en el Policlínico, sus consulto-
rios o en cualquier otro lugar del Área de Salud o vinculada a esta que, en ocasión
de prestar atención facultativa a cualquier persona, por enfermedad, lesión u otra
razón, logre envolver una responsabilidad profesional o determine una situación
jurídica establecida. Las conductas médicas en estos casos se rigen por los pro-
cedimientos medicolegales establecidos para estos casos.
ARTÍCULO 85.- El Policlínico, a través de sus médicos, brinda el servicio de reco-
nocimiento y expedición de certificado de defunción en caso de muerte natural.
ARTÍCULO 86.- En los casos de muerte violenta o sospechosa de criminalidad, el mé-
dico que conozca de esta, orienta a quienes corresponda formular la denuncia ante
la autoridad competente, para que se solicite la atención del médico especializado.
ARTÍCULO 87.- Cuando se trate de muertes accidentales o suicidio y en base a las
condiciones reales del lugar que así lo aconsejen, el médico del Policlínico accederá
a la solicitud de la autoridad judicial competente para realizar el levantamiento del
cadáver e incluso la expedición del certificado médico de defunción, si las circuns-
tancias del hecho no obligan a presentar responsabilidades en el orden judicial.
Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal 9
Procedimientos medicolegales
La actuación profesional médica, al relacionarse con lo que constituye un interés social,
forzosamente está condicionada por disposiciones legales, y ello exige casi siempre una
forma de actuar o un procedimiento pautado por leyes, reglamentos o por la costumbre,
tanto en lo adjetivo o formal como en lo intrínseco o sustantivo. El conjunto de reglas
y normas de conducta de esa típica actuación del médico en su ejercicio profesional
constituyen los procedimientos medicolegales.
Los procedimientos medicojudiciales o medicoforenses son los establecidos por las
leyes procesales que indican o norman el uso y la práctica de las actuaciones de los
médicos ante los tribunales de justicia, ya sea de la jurisdicción penal o de la civil. Son
disposiciones generales aplicables en los casos de delitos, como homicidio, lesiones,
violación y otros (jurisdicción penal), o a cuestiones como la declaración de incapacidad
(jurisdicción civil).
Los procedimientos medicoadministrativos son múltiples y variados, y se determi-
nan por disposiciones que reglamentan las actuaciones médicas en las cuestiones de
la administración de salud u otra. Frecuentemente corresponden a los organismos o
centros de la salud pública.
Los procedimientos medicolaborales o medicosociales surgen de la aplicación de
las disposiciones de la seguridad social. A veces pueden tenerse como medicojudicial
o medicoadministrativos.
Una nítida separación de los tres procedimientos no pasa muchas veces de ser es-
quemática y teórica.
Acorde con el artículo 202 de la Ley de Procedimiento Penal, los médicos designados
peritos lo son con carácter de peritos titulares, ya que el mencionado artículo establece
que son tales “... los que poseen capacitación académica reconocida oficialmente en
una ciencia, arte o profesión cuyo ejercicio está regulado legalmente”. Resulta oportuno
señalar que este precepto explica que pueda ser perito titular un estomatólogo.
La diferencia entre el testigo y el perito está dada en que el primero depone por co-
nocer lo que ha visto u oído, y el segundo depone sobre lo que no ha visto ni oído, de lo
que se impone por lo recogido por la instrucción del caso.
La comparación entre la actuación de los peritos y la información ofrecida por los
testigos permite establecer las diferencias siguientes:
–– 1.ro: El perito es la persona conocedora de la materia o asunto sobre lo cual informa o
dictamina, y el testigo es el que tiene conocimientos de hechos por haberlos captado
por sus sentidos.
–– 2.do: El perito puede ser sustituido y el testigo no tiene sustituto posible.
–– 3.ro: El perito, en ciertas ocasiones, puede excusarse de actuar, ya que otro puede
sustituirlo; sin embargo, el testigo, tiene la obligación de declarar para auxiliar a la
administración de la justicia.
–– 4.to: El perito no comete delito si se equivoca de buena fe, en cambio el testigo delinque
cuando no dice la verdad.
–– 5.to: El testigo será advertido de la obligación en que está de decir la verdad, sin ocultar
lo que sepa, y la responsabilidad penal con que incurriría si faltare a tales deberes
(artículo 179 de la Ley de Procedimiento Penal), y el perito es advertido de la obligación
Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal 11
Los deberes morales de los peritos revisten extraordinaria importancia, pero su ulterior
desarrollo dentro del capítulo que trata sobre ética médica permite resumirlos en simple
relación, tomada del antiguo Tratado de Mata: Veracidad, franqueza, buen uso de la liber-
tad de profesión, celo y diligencia, valor y entereza; moderación, paciencia y urbanidad,
imparcialidad, probidad intelectual en la apreciación de los hechos, inclinación al bien
en la duda, mesura y prudencia, lealtad, consideración y respeto a los juicios ajenos.
La Ley de Procedimiento Penal establece cuándo y para qué se dispone la realización
de una prueba pericial. La propia Ley especifica quiénes son las personas que pueden
ser nombrados como peritos, y también el número de estos. En ese sentido aparecen
en el texto de la citada Ley los artículos relativos al “Dictamen Pericial”:
ARTÍCULO 200.- Puede disponerse el dictamen pericial cuando, para conocer o
apreciar algún hecho de importancia en la causa, se requieren conocimientos
científicos, artísticos, técnicos o prácticos.
ARTÍCULO 201.- Para la práctica de toda diligencia pericial se utilizarán necesaria-
mente los peritos designados oficialmente con ese carácter. Si no los hubiere de
la clase respectiva, se utilizarán otros, conforme a la regulación de este Capítulo.
ARTÍCULO 202.- Los peritos pueden ser o no titulares. Son peritos titulares los
que poseen capacitación académica reconocida oficialmente en una ciencia, arte,
profesión u oficio respecto a los cuales no se expida título oficial de capacitación.
ARTICULO 205.- Nadie puede negarse a acudir al llamamiento para desempeñar
un servicio pericial, a menos que esté legítimamente impedido.
ARTICULO 210.- Al dar comienzo al acto, se les advierte a los peritos de la obligación
de proceder bien y fielmente en el desempeño de sus funciones, sin proponerse
otro fin que el de descubrir y declarar la verdad.
un perito médico, y en realidad solo actúa como tal, cuando es designado por la autori-
dad competente, como el Instructor policial, conforme a las disposiciones de la Ley de
Procedimiento Penal.
En resumen, los médicos forenses son facultativos que administrativamente de-
penden del Ministerio de Salud Pública y desempeñan actuaciones medicolegales por
disposiciones judiciales.
Delito
La palabra delito deriva del verbo latino delinquere, que significa abandonar, apartar-
se del buen camino, alejarse del sendero señalado por la ley. La definición de delito ha
diferido y difiere todavía en la actualidad entre escuelas criminológicas.
El Código Penal Cubano en su Título iv, referido al delito, contiene en el Capítulo i “El
Concepto de Delito”, y define este en los artículos siguientes:
ARTÍCULO 8.1.- Se considera delito toda acción u omisión socialmente peligrosa
prohibida por la ley bajo conminación de una sanción penal.
Capítulo 1. Generalidades de la medicina legal 13
ARTÍCULO 8.2.- No se considera delito la acción u omisión que, aun reuniendo los
elementos que lo constituyen, carece de peligrosidad social por la escasa entidad
de sus consecuencias y las condiciones personales de su autor.
Bibliografía
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República de Cuba (2017). Gaceta Oficial extraordinaria N.o 7. Decreto Ley N.o 339 y 340 “de la ma-
ternidad de la trabajadora” Capítulo i
Capítulo 2
Derecho médico
Gliceria Lleó Jiménez
Responsabilidad penal
Para que exista responsabilidad penal, el acto médico que se juzga debe constituir
delito. Se ha expresado antes lo que establece el Código Penal sobre lo que es un delito
por intención o por imprudencia. En la responsabilidad profesional del médico queda
fuera el delito por intención o doloso, este se juzgaría como cualquier ciudadano común.
La responsabilidad penal médica queda dentro del delito por imprudencia o culposo,
y este puede ser por omisión o por acción dañina, ya que se están violando las reglas
del arte médico consistentes en:
–– Imprudencia: Cuando se provoca un mal a consecuencia de un actuar precipitado y sin el
cuidado que la ciencia y la experiencia médica enseñan que se debe tener en cuenta
al tratar a un enfermo, existiendo un incumplimiento del deber de atención y cuidado.
–– Negligencia: Es el descuido y la desatención, en no prever lo previsible, resultado de
lo cual se perjudica la salud del paciente.
–– Impericia: Puede ser total, cuando el que la comete carece de esa condición profesional
que se requiere. Es burda, cuando a pesar de estar capacitado para el desempeño de
su profesión, emplea de manera deficiente o no emplea los conocimientos científi-
cos y técnicos requeridos en el proceder que ejecuta causando la muerte o lesión
del paciente; existiendo un nexo causal con la acción u omisión referida, estando
20 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Responsabilidad civil
En el caso que se deriva del acto médico culposo o imprudente, se establece en el
Código Penal cubano Título x La Declaración y Ejecución de las Obligaciones Civiles,
artículo 70: “el responsable penalmente lo es también civilmente por los daños y per-
juicios causados. El Tribunal que conoce del delito declara la responsabilidad civil y su
extensión, aplicando las normas correspondientes de la legislación civil”, determinará
la forma y cuantía de la indemnización, y esta responsabilidad civil ligada a lo penal
puede extenderse a terceros; por ejemplo, cuando los médicos son funcionarios, em-
pleados o miembros de instituciones asistenciales, serán responsables civilmente, los
órganos y organismos del Poder Popular del Estado en que los profesionales reconocidos
culpables prestan sus servicios.
También puede demandarse la responsabilidad civil sin establecerse un procedimien-
to penal; aunque no es un hecho frecuente en Cuba, a tenor del artículo 82 del Código
Civil que establece que “el que causa ilícitamente daño o perjuicio a otro está obligado
a resarcirlo”, esto incluye la indemnización de los perjuicios en caso de muerte, de daño
a la integridad corporal y en el supuesto de que el lesionado pierda total o parcialmente
su capacidad para el trabajo remunerado, o si sus necesidades aumentan o sus pers-
pectivas en el futuro disminuyen.
Responsabilidad administrativa
La responsabilidad administrativa se deriva de conductas personales de médicos que,
aún sin llegar a determinar actos delictivos, comprometen seriamente el prestigio de la
profesión médica y de las instituciones asistenciales. Por lo que, dentro de la esfera ad-
ministrativa, el Ministerio de Salud Pública puede imponer la suspensión en los cargos o
la inhabilitación a los profesionales de la salud por conductas contrarias a los principios,
normas o valores de carácter social, moral o humano de la sociedad socialista, lesivas a
la dignidad de los pacientes, a la sensibilidad de los familiares y perjudiciales al crédito
y prestación de servicios de las unidades asistenciales (Reglamento disciplinario para
los trabajadores de la salud).
Capítulo 2. Derecho médico 21
Bibliografía
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lona; Editorial Masson.
Capítulo 3
Este capítulo tiene el propósito de mostrar al lector, de forma breve, algunos concep-
tos básicos que faciliten su introducción en la temática del texto, y que, si bien no son
de las ciencias medicolegales, sí son indispensables para incorporar al acto médico el
aspecto moral y el aspecto ético, complementos necesarios a los conocimientos cientí-
fico-técnicos que deberá utilizar en su diario quehacer asistencial y, en específico, para
realizar cualquier actuación medicolegal.
Ética
Desde que el hombre comenzó a vivir en comunidad, surgió la necesidad de normas de
convivencia social fundamentadas en las costumbres y en las relaciones de producción
que originaron los principios morales existentes en diferentes grupos sociales. Es la con-
ciencia social la que determina la diferencia entre el bien y el mal, lo moral de lo inmoral.
Con el surgimiento de la ética y su evolución hasta llegar a ser la ciencia que estudia
la moral, su origen y desarrollo, aparecen normas éticas que, en forma de códigos o
principios, pautan el actuar de los hombres.
En los antecedentes de la ética médica en Cuba están los grandes pensadores de las
luchas por la emancipación y la independencia nacional. En primer lugar, el Padre Félix
Varela, el que nos enseñó a pensar en el concepto de Patria, y el Apóstol de nuestra
independencia, José Martí; la ética martiana constituye hoy una herramienta en nuestro
acontecer ciudadano.
Entre los aspectos conceptuales, la moral es el conjunto de principios, normas y valores
que cada generación ofrece a la siguiente, en la confianza de que se trata de un buen
legado de orientaciones sobre el modo de comportarse para llevar una vida buena y justa.
La moral se expresa como un sistema de opiniones, representaciones, normas y eva-
luaciones sobre la regulación de la conducta de los individuos. Refleja y fija mediante
normas o reglas de conducta, las exigencias que la sociedad o las clases plantean al
hombre en su vida cotidiana. La moral no se apoya en leyes formales, sino en la fuerza
de la persuasión y el ejemplo, en la autoridad moral de algunas personas o de la opinión
pública.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 23
La ética se define como la filosofía de la moral; también como la ciencia que trata de la
moral, su origen y desarrollo, de las reglas y de las normas de conducta de los hombres,
de sus deberes hacia la sociedad, la patria y el estado. Es la disciplina filosófica que
constituye una reflexión teórica sobre los problemas morales: “La ética es la ciencia de
la conducta que responde a los dictados de la conciencia moral” (Profesor Francisco
Lancís y Sánchez).
La ética general es la de toda sociedad o grupo humano, mientras la ética particular
es la que norma la actuación dentro de determinadas profesiones, tales como la ética
artística, la ética estética, la ética jurídica, la ética médica, entre otras.
La ética médica trata de los principios y normas de conducta que rigen las relaciones
entre los médicos. En Cuba tiene un alcance mayor, porque incluye las relaciones entre
los trabajadores de la salud y de estos con el hombre sano o enfermo y con la sociedad,
pero su paradigma es la relación médico-paciente y, por extensión, con los familiares.
Abarca también la ética médica situaciones que se originan a partir de esta relación tan
singular, tales como: el consentimiento informado, el secreto profesional, el error médico,
los trasplantes de órganos y tejidos, la reproducción asistida, la madre subrogada, las
investigaciones con seres humanos, los dilemas éticos que se plantean a lo largo de las
distintas etapas de la vida.
La ética médica es clasista. En las sociedades divididas en clases sociales va a
responder al modo de producción dominante. En la sociedad capitalista se carac-
teriza por relaciones mercantilistas, en las que el profesional vende un servicio y el
paciente lo compra, o sea, la relación comercial desplaza a lo ético.
En la sociedad socialista cubana, la salud pasa a ser un derecho del pueblo garantizado
en la Constitución del país (artículos 46 y 72), y como tal, la práctica de la medicina ad-
quiere un carácter humanista, solidario en la cual lo más importante pasa a ser la relación
médico-paciente y con los familiares, y no su carácter económico.
La ética médica se relaciona con otras ciencias como la deontología, que es la cien-
cia o tratado de los deberes. El término creado por Max Simon generalizándose su uso
entre los médicos: “Ciencia de los deberes morales del médico”, Max Simon en su obra
Deontología Médica.
Ciencia de los deberes de estado del médico, de sus deberes profesionales, deberes
que para ser bien cumplidos requieren ciertas cualidades, o mejor, ciertas virtudes,
y a los que corresponden ciertos derechos (Profesor Francisco Lancís y Sánchez).
La ética médica también se relaciona con la diceología, ciencia que se ocupa de los
derechos.
Bioética
La bioética es otra de las ciencias que se relaciona con la ética médica. El término
comienza a utilizarse a comienzos de la década de los años 70, a un llamado del oncólo-
24 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Consentimiento informado
El consentimiento informado surge a partir del juicio que, al final de la segunda guerra
mundial, se realizó en Núremberg, Alemania, para juzgar a los oficiales nazis que habían
participado en la guerra, y con ellos a los médicos que habían realizado investigaciones
con seres humanos en los campos de concentración.
En la sentencia condenatoria del juicio se recoge que:
deben conservarse ciertos principios básicos para poder satisfacer conceptos
morales, éticos y legales.
El consentimiento voluntario del sujeto humano es absolutamente esencial. Esto
quiere decir que la persona implicada debe tener capacidad legal para dar su
consentimiento: que debe estar en una situación tal que pueda ejercer su libertad
de escoger, sin la intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño,
coacción o algún otro factor coercitivo o coactivo; y que debe tener el suficiente
conocimiento y comprensión del asunto en sus distintos aspectos para que pueda
tomar una decisión consciente… (Anexo 3.2).
el médico, es decir, respetar la voluntad del paciente de ser él quien decida qué hacer
con su cuerpo. En los casos de menores de 18 años de edad o de personas declaradas
incapaces por cualquier razón, se debe obtener el consentimiento informado sustituto,
que es el que deben dar los padres o tutores.
También precisa que las comisiones deberán comenzar a funcionar el día 1.ro de junio
de ese año 1983. En cuanto a su composición, resoluciones posteriores norman que
deben integrarlas un número impar de profesionales y técnicos que se distingan por
sus cualidades morales y que deben participar profesionales dedicados a las ciencias
humanísticas. Igual se norma la puesta en vigor y el funcionamiento de las Comisiones
Provinciales y Nacional de Ética Médica (Anexo 3.5).
La interrelación entre las Comisiones de Ética Médica en sus diferentes niveles
organizativos no es de subordinación. Los lineamientos generales de trabajo están
contenidos en los principios de la ética médica, y los niveles superiores cumplirán una
función eminentemente de orientación metodológica, de consulta y de facilitador de la
información. No obstante, las conclusiones que emitan las comisiones institucionales
son apelables ante las Comisiones Provinciales, y las de estas últimas, ante la Comisión
Nacional.
ocurra es el trabajo en equipo, el trabajo colectivo, que facilita la oportuna consulta cuando
aflore cualquier duda que debe enfrentarse con humildad y sin falso orgullo. Igual pueden
influir el exceso de confianza o la inseguridad. Desde el punto de vista institucional, pueden
intervenir deficiencias administrativas o el déficit de medios auxiliares.
En Cuba, cuando se presenta una situación determinada que puede constituir un error
médico o exista la posibilidad de responsabilidad o falta médica (abordada en el capítulo
Derecho médico), está previsto se realice una investigación por una Comisión Médica que,
después de realizar los pasos previstos en la metodología creada al efecto, se pronuncie
precisando su criterio de si se trata de un error médico o de una falta médica. En caso de
error, la administración debe organizar su análisis en el colectivo que corresponda para
que, mediante la discusión profunda, con actitud crítica y autocrítica, se profundice, y
de forma educativa, el hecho nocivo se transforme en experiencia para el colectivo y los
participantes en el análisis. Si se trata de una falta médica, se deberá dar cuenta a las
autoridades correspondientes en cumplimiento de lo dispuesto en la legislación vigente
(Resolución N.º 458/2019 del Ministro de Salud Pública (Anexo 3.7).
Por su determinada similitud, cabe hacer mención al concepto de iatrogenia, en la
actualidad más conocido como efectos adversos. La iatrogenia, como indica su etimo-
logía (del griego iatro = médico/genia = producir), no es más que el daño secundario,
no querido, que puede tener su origen a partir de la acción u omisión de un profesional
de la salud. Es la consecuencia nociva sufrida por personas sanas o enfermas directa
o indirectamente de acciones u omisiones médicas. Por ejemplo, en una indicación
terapéutica, como malestares originados por la quimioterapia en pacientes con enfer-
medades malignas, trastornos hormonales posteriores a la ablación de los ovarios o
digestivos por la extirpación de una parte del estómago.
La iatrogenia puede ocurrir de forma individual o colectiva. Por un médico o un para-
médico. De manera directa o indirecta, institucional o social.
Dilemas bioéticos
Dilema o disyuntiva es un problema sin solución aparente, cuya salida es también
problemática. Es aquel problema cuya solución plantea un nuevo problema y que sigue
siendo problemático aun después de haberlo resuelto. Los dilemas no se resuelven, en
el mejor de los casos se disuelven.
También se considera como el conflicto de valores o creencias que resulta de una
situación en la que la elección de un bien inevitablemente conlleva la pérdida de otro.
Surge cuando hay dos o más valores morales o principios éticos en conflicto. En la prác-
tica médica asistencial se presentan situaciones que pueden convertirse en verdaderos
conflictos y engendrar dilemas de carácter ético.
32 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Reproducción asistida
La reproducción asistida tiene dos modalidades, la inseminación artificial y
la fecundación in vitro. La inseminación artificial consiste en colocar en el útero
los espermatozoides seleccionados previamente de una muestra. Los esperma-
tozoides pueden ser de la pareja y es la llamada inseminación artificial conyugal,
o de un banco de semen, que se le denomina inseminación artificial de donante.
La fecundación in vitro es una técnica por la cual la fecundación de los ovocitos por los
espermatozoides, se realiza fuera del cuerpo de la madre. El ovocito fecundado (preem-
brión) puede entonces ser transferido al útero y continuar su desarrollo hasta el parto.
Maternidad subrogada
La maternidad subrogada, gestación subrogada, gestación por sustitución, vientre de
alquiler o subrogación, es la práctica por la que una mujer acepta quedar embarazada,
llevar la gestación a término y dar a luz a un niño; todo ello, para otra persona o pareja,
las cuales son o se convierten en progenitores del niño. Sucede, cuando una mujer está
embarazada y posteriormente va a dar a luz, no obstante, el bebé pertenece tanto desde
la genética como de forma legal a otros padres.
Para alcanzar el estado de gestación, la madre subrogada, gestacional o portadora
(como se suele llamar en algunas ocasiones), se utilizan técnicas como la fecundación
in vitro, o la inseminación artificial, la elección de una técnica u otra depende del caso
particular.
Los tipos de maternidad subrogada que existen se diferencian en función del objetivo
de la propia madre que aporta el vientre, y el factor monetario que exista de por medio.
También se puede categorizar en función de la composición genética del propio bebé (es
decir, las personas que aportan tanto el óvulo como el espermatozoide). De esta forma,
la maternidad subrogada puede ser de dos tipos:
–– Tradicional: La madre gestacional aporta su propio óvulo, pero el padre proviene de la
subrogación o de un donante. En este caso, el bebé se suele concebir por inseminación
artificial o fecundación in vitro.
–– Gestacional: Tanto el óvulo como el espermatozoide son aportados por la pareja que
solicita la subrogación. La mujer embarazada no tiene ninguna relación genética con
el bebé.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 33
Ingeniería genética
La ingeniería genética es una ciencia que manipula de manera directa el genoma de
un ser vivo, por medio de un conjunto de técnicas que aíslan, multiplican y modifican
los genes del individuo con el fin de su estudio y beneficio. Son técnicas capaces de
actuar directamente sobre el material genético, y sobre las estructuras y mecanismos
moleculares responsables de transmitir los caracteres hereditarios.
Con la manipulación genética y el conocimiento que ofrece la secuenciación de todo el
genoma humano, la medicina se transformará en una ciencia predictiva o genómica, plan-
teándose nuevos dilemas y conflictos éticos. El uso indiscriminado de la manipulación
genética, sin una normativa ética, implica un grave peligro para el patrimonio genético,
la diversidad humana, la heterogeneidad, el derecho a la vida y a la identidad personal.
La clonación (del griego retoño, rama). Copia idéntica de un organismo a partir de su
ADN. Puede definirse como el proceso por el que se consiguen, de forma asexual, copias
idénticas de un organismo, célula o molécula ya desarrollado.
También pueden dar lugar a dilemas éticos los procesos de congelación y desconge-
lación de los embriones sobrantes de la fecundación in vitro, para su posterior utilización,
y la producción de células madre embrionarias obtenidas de embriones sobrantes de la
fecundación in vitro o de embriones generados por clonación.
–– Restaurar la salud.
–– Respetar los derechos de los pacientes.
Muerte digna
La Asociación Médica Mundial aprobó en la Declaración de Venecia (Anexo 3.8):
El Deber del médico: Curar cuando sea posible y aliviar siempre el sufrimiento;
proteger los intereses de este, sin haber ninguna excepción a dicho principio, aun
en caso de enfermedad incurable o de malformación. Se puede aliviar o acortar
el sufrimiento interrumpiendo el tratamiento, con consentimiento del paciente o
familiares. Hay la obligación de asistir al moribundo, proporcionarle medicamentos
necesarios para mitigar la fase final de la enfermedad.
del paciente. Según la definición de eutanasia la indirecta no lo sería, pues uno de los
elementos de esta práctica es la provocación intencional de la muerte. En todo caso,
la indirecta se da como resultado de efectuar procedimientos médicos intensos, con
intención terapéutica, que pueden causar la muerte.
Bibliografía
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Publicaciones Acuario. Centro Félix Varela.
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Capítulo 3. Ética médica y bioética 37
otros métodos de estudio. Todos están de acuerdo, sin embargo, en que deben conservarse
ciertos principios básicos para poder satisfacer conceptos morales, éticos y legales:
1. El consentimiento voluntario del sujeto humano es absolutamente esencial. Esto quiere
decir que la persona implicada debe tener capacidad legal para dar su consentimiento;
que debe estar en una situación tal que pueda ejercer su libertad de escoger, sin la
intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño, coacción o algún otro
factor coercitivo o coactivo; y que debe tener el suficiente conocimiento y comprensión
del asunto en sus distintos aspectos para que pueda tomar una decisión consciente.
Esto último requiere que antes de aceptar una decisión afirmativa del sujeto que va a
ser sometido al experimento hay que explicarle la naturaleza, duración y propósito de
este, el método y las formas mediante las cuales se llevará a cabo, todos los inconve-
nientes y riesgos que pueden presentarse, y los efectos sobre su salud o persona que
puedan derivarse de su participación en el experimento.
El deber y la responsabilidad de determinar la calidad del consentimiento recaen en la
persona que inicia, dirige, o implica a otro en el experimento. Es un deber personal y
una responsabilidad que no puede ser delegada con impunidad a otra persona.
2. El experimento debe realizarse con la finalidad de obtener resultados fructíferos para
el bien de la sociedad que no sean asequibles mediante otros métodos o medios de
estudio, y no debe ser de naturaleza aleatoria o innecesaria.
3. El experimento debe diseñarse y basarse en los resultados obtenidos mediante la
experimentación previa con animales y el pleno conocimiento de la historia natural
de la enfermedad o del problema en estudio, de modo que los resultados anticipados
justifiquen la realización del experimento.
4. El experimento debe ser conducido de manera tal que evite todo sufrimiento o daño
innecesario físico o mental.
5. No debe realizarse experimento alguno cuando hay una razón a priori para suponer que
puede ocurrir la muerte o una lesión irreparable; excepto, quizá, en los experimentos
en los que los médicos investigadores son también sujetos de experimentación.
6. El riesgo tomado no debe exceder nunca el determinado por la importancia humanitaria
del problema que ha de resolver el experimento.
7. Se deben tomar las precauciones adecuadas y disponer de las instalaciones óptimas
para proteger al sujeto implicado de las posibilidades incluso remotas de lesión, inca-
pacidad o muerte.
8. El experimento debe ser conducido únicamente por personas científicamente califica-
das. En todas las fases del experimento se requiere la máxima precaución y capacidad
técnica de los que lo dirigen o toman parte en este.
9. Durante el curso del experimento el sujeto humano deber tener la libertad de poder
finalizarlo si llega a un estado físico o mental en el que la continuación del experimento
le parece imposible.
10. En cualquier momento durante el curso del experimento el científico que lo realiza
debe estar preparado para interrumpirlo si tiene razones para creer “en el ejercicio de
40 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
su buena fe, habilidad técnica y juicio cuidadoso” que la continuación del experimento
puede provocar lesión incapacidad o muerte al sujeto en experimentación.
(Traducción adaptada de Mainetti (1989), Ética médica, Quirón, La Plata, Argentina).
Introducción:
1. La Asociación Médica Mundial (AMM) ha promulgado la Declaración de Helsinki como
una propuesta de principios éticos para investigación médica en seres humanos, in-
cluida la investigación del material humano y de información identificables.
La Declaración debe ser considerada como un todo y un párrafo debe ser aplicado con
consideración de todos los otros párrafos pertinentes.
2. Conforme al mandato de la AMM, la Declaración está destinada principalmente a
los médicos. La AMM insta a otros involucrados en la investigación médica en seres
humanos a adoptar estos principios.
Principios generales:
3. La Declaración de Ginebra de la Asociación Médica Mundial vincula al médico con
la fórmula “velar solícitamente y ante todo por la salud de mi paciente”, y el Código
Internacional de Ética Médica afirma que: “El médico debe considerar lo mejor para el
paciente cuando preste atención médica.”
4. El deber del médico es promover y velar por la salud, bienestar y derechos de los pa-
cientes, incluidos los que participan en investigación médica. Los conocimientos y la
conciencia del médico han de subordinarse al cumplimiento de ese deber.
5. El progreso de la medicina se basa en la investigación que, en último término, debe
incluir estudios en seres humanos.
6. El propósito principal de la investigación médica en seres humanos es comprender
las causas, evolución y efectos de las enfermedades y mejorar las intervenciones
Capítulo 3. Ética médica y bioética 41
En los ensayos clínicos, el protocolo también debe describir los arreglos apropiados
para las estipulaciones después del ensayo.
Comités de ética de investigación:
23. El protocolo de la investigación debe enviarse, para consideración, comentario, con-
sejo y aprobación al comité de ética de investigación pertinente antes de comenzar
el estudio. Este comité debe ser transparente en su funcionamiento, debe ser inde-
pendiente del investigador, del patrocinador o de cualquier otro tipo de influencia
indebida y debe estar debidamente calificado. El comité debe considerar las leyes y
reglamentos vigentes en el país donde se realiza la investigación, como también las
normas internacionales vigentes, pero no se debe permitir que estas disminuyan o
eliminen ninguna de las protecciones para las personas que participan en la investi-
gación establecidas en esta Declaración.
El comité tiene el derecho de controlar los ensayos en curso. El investigador tiene la
obligación de proporcionar información del control al comité, en especial sobre todo
incidente adverso grave. No se debe hacer ninguna enmienda en el protocolo sin la
consideración y aprobación del comité. Después que termine el estudio, los investiga-
dores deben presentar un informe final al comité con un resumen de los resultados y
conclusiones del estudio.
Privacidad y confidencialidad:
24. Deben tomarse toda clase de precauciones para resguardar la intimidad de la persona
que participa en la investigación y la confidencialidad de su información personal.
Consentimiento informado:
25. La participación de personas capaces de dar su consentimiento informado en la
investigación médica debe ser voluntaria. Aunque puede ser apropiado consultar a
familiares o líderes de la comunidad, ninguna persona capaz de dar su consentimiento
informado debe ser incluida en un estudio, a menos que ella acepte libremente.
26. En la investigación médica en seres humanos capaces de dar su consentimiento
informado, cada participante potencial debe recibir información adecuada acerca de
los objetivos, métodos, fuentes de financiamiento, posibles conflictos de intereses,
afiliaciones institucionales del investigador, beneficios calculados, riesgos previsibles
e incomodidades derivadas del experimento, estipulaciones posestudio y todo otro
aspecto pertinente de la investigación. El participante potencial debe ser informado
del derecho de participar o no en la investigación y de retirar su consentimiento en
cualquier momento, sin exponerse a represalias. Se debe prestar especial atención
a las necesidades específicas de información de cada participante potencial, como
también a los métodos utilizados para entregar la información.
Después de asegurarse de que el individuo ha comprendido la información, el médico
u otra persona calificada apropiadamente debe pedir entonces, preferiblemente por
escrito, el consentimiento informado y voluntario de la persona. Si el consentimiento
44 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
no se puede otorgar por escrito, el proceso para lograrlo debe ser documentado y
atestiguado formalmente.
Todas las personas que participan en la investigación médica deben tener la opción
de ser informadas sobre los resultados generales del estudio.
27. Al pedir el consentimiento informado para la participación en la investigación,
el médico debe poner especial cuidado cuando el participante potencial está
vinculado con él por una relación de dependencia o si consiente bajo presión. En
una situación así, el consentimiento informado debe ser pedido por una persona
calificada adecuadamente y que nada tenga que ver con aquella relación.
28. Cuando el participante potencial sea incapaz de dar su consentimiento informado,
el médico debe pedir el consentimiento informado del representante legal. Estas
personas no deben ser incluidas en la investigación que no tenga posibilidades de
beneficio para ellas, a menos que esta tenga como objetivo promover la salud del grupo
representado por el participante potencial y esta investigación no puede realizarse en
personas capaces de dar su consentimiento informado y la investigación implica solo
un riesgo y costo mínimos.
29. Si un participante potencial que toma parte en la investigación considerado incapaz
de dar su consentimiento informado es capaz de dar su asentimiento a participar
o no en la investigación, el médico debe pedirlo, además del consentimiento del
representante legal. El desacuerdo del participante potencial debe ser respetado.
30. La investigación en individuos que no son capaces física o mentalmente de otorgar
consentimiento, por ejemplo, los pacientes inconscientes, se puede realizar solo si
la condición física/mental que impide otorgar el consentimiento informado es una
característica necesaria del grupo investigado. En estas circunstancias, el médico
debe pedir el consentimiento informado al representante legal. Si dicho representante
no está disponible y si no se puede retrasar la investigación, el estudio puede llevar-
se a cabo sin consentimiento informado, siempre que las razones específicas para
incluir a individuos con una enfermedad que no les permite otorgar consentimiento
informado hayan sido estipuladas en el protocolo de la investigación y el estudio
haya sido aprobado por un comité de ética de investigación. El consentimiento para
mantenerse en la investigación debe obtenerse a la brevedad posible del individuo o
de un representante legal.
31. El médico debe informar cabalmente al paciente los aspectos de la atención que
tienen relación con la investigación. La negativa del paciente a participar en una inves-
tigación o su decisión de retirarse nunca debe afectar de manera adversa la relación
médico-paciente.
32. Para la investigación médica en que se utilice material o datos humanos identificables,
como la investigación sobre material o datos contenidos en biobancos o depósitos
similares, el médico debe pedir el consentimiento informado para la recolección,
Capítulo 3. Ética médica y bioética 45
Estipulaciones posensayo:
34. Antes del ensayo clínico, los auspiciadores, investigadores y los gobiernos de los
países anfitriones deben prever el acceso posensayo a todos los participantes que
todavía necesitan una intervención que ha sido identificada como beneficiosa en el
ensayo. Esta información también se debe proporcionar a los participantes durante
el proceso del consentimiento informado.
–– Luchar contra aquellos vicios y costumbres que afectan la promoción de salud de nuestra
sociedad y entre estas, el hábito de fumar, la obesidad y el sedentarismo, procurando
en esta labor ofrecer el máximo de ejemplo personal ante los pacientes.
–– Mantener en todo momento un porte y aspecto personal acordes con nuestras costum-
bres y moral comunistas, cumpliendo, además, con las normas de vestuario vigentes
en las diferentes áreas de trabajo de las unidades asistenciales.
POR CUANTO: El Acuerdo para el control administrativo, número 2817, del Comité
Ejecutivo del Consejo de Ministros, del 25 de noviembre de 1994, adoptado de con-
formidad con las Disposiciones Finales Sexta y Séptima del Decreto-Ley N.o 147 “De
la Reorganización de los Organismos de la Administración Central del Estado, del 21
de abril de 1994, establece los deberes, atribuciones y funciones comunes de los
Organismos de la Administración Central del Estado, correspondiendo a sus jefes, a
tenor de lo dispuesto en el numeral 4, del apartado Tercero “Dictar en el límite de sus
facultades y competencia, reglamentos, resoluciones y otras disposiciones de obligatorio
cumplimiento para el sistema del organismo; y en su caso, para los demás organismos, los
órganos locales del poder popular, las entidades estatales, el sector cooperativo, mixto,
privado y la población.”
POR CUANTO: Mediante la Resolución Ministerial N.o 8, del 10 de febrero de 2005,
se dispone fortalecer el trabajo de las Comisiones de Ética Médica al nivel de unidad,
provincia y nación.
POR CUANTO: El impetuoso desarrollo de los Programas de la Revolución en este Sec-
tor requieren a la vez, de un amplio y sistemático trabajo de educación ética y actuación
moral con todos los profesionales, técnicos, estudiantes y trabajadores en general, que
garantice a cada ciudadano que necesite de nuestros servicios recibir, en primer lugar,
una atención de alta calidad, dentro de los elevados valores morales que caracterizan a
la Salud Pública cubana.
POR CUANTO: El propósito de continuar desarrollando las bases metodológicas de
nuestro Sistema Nacional de Salud y promover aún más el humanismo en nuestro encargo
social, hace necesario perfeccionar las funciones de las Comisiones de Ética Médica, así
como modificar su composición y funcionamiento.
POR CUANTO: Por Acuerdo del Consejo de Estado, de fecha 27 de mayo de 2004, se
designó al que resuelve, Ministro de Salud Pública.
POR TANTO: En el ejercicio de las facultades que me están conferidas, Resuelvo:
PRIMERO: Reorganizar las Comisiones de Ética Médica al nivel de unidad, municipio,
provincia y nación, teniendo como premisa que las integren profesionales y técnicos
de distintas disciplinas de la salud, así como otros profesionales de las ciencias huma-
nísticas que se desempeñan en el sector salud y otros trabajadores prestigiosos, que
mantengan una destacada conducta laboral y social y que tengan el reconocimiento de
sus respectivos colectivos por su trayectoria y actitud mantenidas. Sus miembros han
de ser un magisterio vivo de los valores éticos que rigen la práctica de la salud pública
cubana y deberán influir en este sentido, directa y sistemáticamente, con el colectivo de
trabajadores de su centro.
SEGUNDO: Las Comisiones de Ética Médica se crean en las unidades del Sistema
Nacional de Salud que prestan servicios a la población.
TERCERO: Las unidades del Sistema Nacional de Salud que prestan servicios a la po-
blación, a los efectos de la aplicación de esta Resolución, son las siguientes:
52 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
a) Hospitales.
b) Institutos de investigación con atención hospitalaria.
c) Policlínicos.
d) Clínicas estomatológicas.
e) Instituciones del Sistema Integrado de Urgencia Médica.
f) Centros de atención integral al diabético.
g) Hogares maternos.
h) Centros de genética médica.
i) Unidades de seguridad acuática.
j) Sanatorios especializados.
k) Unidades de extracción de sangre, tales como bancos de sangre, centros de ex-
tracción de sangre y servicios de sangre.
l) Hogares de ancianos.
m) Casas de abuelos.
n) Centros médicos psicopedagógicos.
o) Instituto de Medicina legal.
p) Centros provinciales de medicina legal.
q) Farmacias.
r) Centros provinciales de higiene, epidemiología y microbiología.
s) Centros municipales de higiene, epidemiología y microbiología.
t) Unidades municipales de higiene y epidemiología.
u) Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología.
v) Instituto Nacional de Nutrición e Higiene de los Alimentos.
CUARTO: Las Comisiones de Ética Médica se integran por un Presidente, un Se-
cretario y un número impar de miembros que no debe de exceder de 9, en las unidades y
direcciones municipales, y de 11 en las provinciales. La Comisión Nacional se constituye
con un presidente, vicepresidente, secretario y un número impar de miembros que no
debe exceder de 15.
QUINTO: Las funciones de las Comisiones de Ética Médica son las siguientes:
a) Participar, de forma activa, programada y sistemática, en la educación eticomoral
de profesionales, técnicos y trabajadores en general del sector.
b) Establecer relaciones de coordinación con las Universidades de Ciencias Médicas
para el trabajo educativo eticomoral con los estudiantes y docentes.
c) Realizar evaluaciones periódicas, en coordinación con la dirección del centro o
del territorio, del estado de la educación ético-moral en su radio de acción, iden-
tificando los principales problemas que existen en este sentido y proponiendo
medidas para su solución.
d) Asesorar en las decisiones éticas de la práctica asistencial, cuando se solicite
por el Consejo de Dirección del centro, algún profesional, técnico o trabajador
del colectivo correspondiente, así como por los pacientes o sus familiares.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 53
e) Velar por la observancia de los principios éticos previstos para las investigaciones,
los eventos científicos y las publicaciones que se desarrollen a su nivel.
f) Promover el desarrollo de investigaciones y eventos científicos sobre aspectos
de interés relacionados con la ética médica.
g) Velar porque las informaciones y mensajes relacionados con la salud, que apa-
rezcan en los medios masivos de difusión cumplan con los Principios de la Ética
Médica.
h) Dictaminar, cuando se le solicite, sobre la presunta violación de los Principios de
la Ética Médica, previa determinación por la dirección administrativa de que no
ha existido violación de la disciplina. Esta función solo faculta a las Comisiones a
emitir criterios sobre si ha ocurrido o no violación de algunos de estos principios,
absteniéndose de sugerir cualquier tipo de medida, función que corresponde a
las direcciones administrativas institucionales, municipales, provinciales o na-
cionales, según las disposiciones legales establecidas.
SEXTO: Los Directores de las Unidades son los responsables de la creación de las Co-
misiones de Ética Médica y del cumplimiento de sus funciones en el ámbito de su radio
de acción, de conformidad con lo establecido en esta Resolución.
SÉPTIMO: Las Comisiones de Ética Médica establecen relaciones de trabajo con las
instancias correspondientes del Sindicato, la Federación de Estudiantes Universitarios,
la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, las Universidades y Facultades
de Ciencias Médicas y las Sociedades Científicas de la Salud, para la realización de las
acciones educativas que se prevean.
OCTAVO: En las unidades del Sistema Nacional de Salud los integrantes de las Comi-
siones de Ética Médica serán propuestos de mutuo acuerdo, entre la Administración y el
Sindicato, y son aprobados en Asamblea General de Trabajadores del centro. En el caso
de las Comisiones municipales y provinciales, la propuesta será de mutuo acuerdo entre
la Dirección de Salud y el Secretariado del Sindicato de la instancia correspondiente, mien-
tras que la Comisión Nacional es propuesta por el Consejo de Dirección del Ministerio de
Salud Pública y el Secretariado Nacional del Sindicato de la Salud.
NOVENO: Los Presidentes de las Comisiones de Ética Médica son invitados perma-
nentes de los Consejos de Dirección y principales actividades de las instancias de Salud
Pública correspondientes.
DÉCIMO: Los directivos de las distintas instancias del Sistema Nacional de Salud, in-
cluirán, trimestralmente, un punto en el Orden del Día de sus Consejos de Dirección, para
tratar temas éticos que afectan el sistema.
UNDÉCIMO: Las Comisiones de Ética Médica de los diferentes niveles confeccionarán
sus planes de acción anuales, teniendo en cuenta las funciones establecidas en el Apar-
tado Tercero de esta Resolución. Para su confección debe tenerse en cuenta, además,
los problemas planteados por los profesionales, técnicos, estudiantes y trabajadores del
centro, municipio, provincia y nación, las opiniones de las personas que reciben la atención
54 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
de salud, sus familiares, personas de la comunidad y sus líderes informales, así como las
organizaciones políticas y de masas de las instancias correspondientes.
DÉCIMO SEGUNDO: Las Comisiones de Ética Médica rendirán cuenta de la labor reali-
zada anualmente en el Consejo de Dirección del centro o en la instancia de Salud Pública
correspondiente.
DÉCIMO TERCERO: Los análisis realizados en los centros por las Comisiones de Ética
Médica en función de la calidad de los servicios, la docencia y la investigación, serán
presentados, previa coordinación con la dirección sindical correspondiente, en Asamblea
General de Trabajadores. Esta reunión debe constituir un momento importante para mo-
vilizar la conciencia y la acción de todos los trabajadores en torno a esta problemática.
DÉCIMO CUARTO: La Comisión Nacional de Ética Médica asesora metodológicamente
a las comisiones constituidas en los diferentes niveles del Sistema Nacional de Salud, no
existiendo relaciones de subordinación entre estas.
DÉCIMO QUINTO: Cuando se reclame una medida administrativa a la instancia supe-
rior, a partir de una violación dictaminada por la Comisión de Ética Médica actuante, la
instancia superior administrativa podrá consultar a la Comisión de Ética Médica de su
nivel y valorar su opinión.
DÉCIMO SEXTO: En el caso de que la Comisión de Ética Médica de cualquier instancia,
sea consultada y dictamine una violación de los Principios, está en la obligación de brindar
una explicación a los implicados cuando le sea solicitada.
DÉCIMO SÉPTIMO: Los casos que al momento de la entrada en vigor de la presente
Resolución se encuentren en tramitación, continuarán hasta su culminación de acuerdo
a lo dispuesto en la Resolución Ministerial N.o 8, del 10 de febrero de 2005.
DÉCIMO OCTAVO: Se faculta al Viceministro que atiende el Área de la Asistencia Médica
y Social para definir, mediante Instrucción, otros centros asistenciales pertenecientes al
Sistema Nacional de Salud que se consideran Unidades que prestan servicios a la pobla-
ción, a los efectos de la aplicación de esta Resolución.
DÉCIMO NOVENO: Se deroga la Resolución Ministerial N.o 8, del 10 de febrero de 2005.
COMUNÍQUESE a los Viceministros del organismo; a los Directores de Unidades de
Subordinación Nacional; a los Directores Provinciales de Salud; y a cuantas personas
naturales y jurídicas deban conocer de esta.
ARCHÍVESE el original en la Dirección Jurídica del organismo.
DADA en el Ministerio de Salud Pública, en la Ciudad de La Habana, a los 15 días del
mes de julio de 2009.
CERTIFICO: Que es copia fiel del original que obra en los archivos de esta Dirección
Jurídica. 7 de julio de 2009.
SEGUNDO: Crear los Comités de Ética de Investigación (CEI) mediante resolución del
Director de la instancia correspondiente y a propuesta del Consejo Científico, en aquellas
entidades de salud, ya sean asistenciales, docentes, investigativas o administrativas, que
se caractericen por realizar actividades de investigación que involucren seres humanos,
y requieran de la observancia de normas éticas específicas.
TERCERO: Los Comités de Ética de Investigación (CEI) ofician como órgano consultivo
colegiado y tienen como objetivos generales:
–– o Velar por el valor, la validez científica y la justificación ética y social de las investi-
gaciones científicas que involucren seres humanos.
–– o Garantizar la protección de los derechos, seguridad y bienestar de las personas,
ecosistemas y grupos sociales que participen en investigaciones científicas.
–– o Emitir dictamen de aprobación o no de la documentación evaluada, correspondiente
a la investigación científica propuesta.
–– o Dar seguimiento periódico a las investigaciones científicas aprobadas y tomar las
acciones pertinentes.
CAPÍTULO I
AUTORIDADES SOLICITANTES
Artículo 1: Las autoridades facultadas para solicitar la creación de una Comisión de
Responsabilidad Penal Médica provincial son la Fiscalía, los Tribunales y la Instrucción
Policial, según corresponda.
Artículo 2: La solicitud de creación de comisiones provinciales de responsabilidad
penal médica se presenta por conducto del Fiscal Jefe Provincial o por el Presidente del
Tribunal Provincial al Director Provincial de Salud del territorio, según corresponda; y las
solicitudes de las comisiones nacionales se presentan al Ministro de Salud Pública por
60 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
conducto del Fiscal General de la República o por el Presidente del Tribunal Supremo
Popular cuando corresponda, durante la tramitación de los procesos penales.
CAPÍTULO II
CONSTITUCIÓN E INTEGRACIÓN DE LA COMISIÓN DE RESPONSABILIDAD PENAL
MÉDICA
Artículo 3.1: Las comisiones de responsabilidad penal médica se constituyen mediante
Resolución del Director Provincial de Salud o del Ministro de Salud Pública; designándose
al Presidente y Secretario en dicho cuerpo legal.
2: En los casos en que se disponga por el Director Provincial de Salud la creación de
una Comisión de Responsabilidad Penal Médica, esta decisión se comunicará al Ministro
de Salud Pública.
Artículo 4: Las comisiones de responsabilidad penal médica se constituyen por un
mínimo de cinco y de forma excepcional hasta nueve miembros, siendo en todos los casos
un número impar, pudiendo auxiliarse de otros profesionales en condición de asesores.
Artículo 5: El Presidente de la comisión de responsabilidad penal médica debe ser un
profesional de la medicina de reconocido prestigio, valor ético y político, preferiblemente
especialista vinculado a la principal evaluación del caso en pericia o en medicina legal
del territorio.
Artículo 6: Los miembros de una comisión de responsabilidad penal médica no pue-
den ser trabajadores de la unidad de salud en la que haya ocurrido el hecho objeto de
la denuncia.
CAPÍTULO III
SOLICITUD DEL PERITAJE MEDICOLEGAL
Artículo 7: La autoridad facultada a partir de una denuncia o la tramitación de un proce-
so penal, presenta la solicitud de creación de comisión de responsabilidad penal médica
ante el Director Provincial de Salud o el Ministro de Salud Pública, según corresponda.
Artículo 8: En la solicitud deben constar los documentos siguientes:
a) Documento de solicitud donde se refleje la autoridad solicitante, número de
denuncia o expediente de investigación o de fase preparatoria.
b) Información testifical obtenida de las víctimas, familiares de las víctimas, los
trabajadores de la unidad asistencial implicados y otros de interés vinculados al
hecho.
c) Informe circunstanciado, fechado, firmado y acuñado por el Director de la unidad
asistencial donde haya ocurrido el hecho.
d) Historia clínica o microhistoria.
e) Informe de necropsia o,
f) Dictamen de sanidad de lesiones.
g) Descargos del personal de la medicina objeto de imputación, si los hubiere.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 61
CAPÍTULO IV
RECEPCIÓN Y TRAMITACIÓN DE LA SOLICITUD
Artículo 11: El Director Provincial de Salud o el Ministro de Salud Pública según corres-
ponda, una vez recibida de la autoridad facultad de la solicitud de la pericia, procede a
revisar la documentación aportada y, de cumplir con los elementos requeridos, procede
a constituir la comisión de responsabilidad penal médica solicitada; cuando las solici-
tudes que se reciban no incluyan los elementos previstos en el artículo 8 de la presente
resolución, el director provincial o el ministro devuelven a la autoridad el expediente a
los efectos de su completamiento.
Artículo 12: A partir de la creación de la Comisión, esta dispone de un término de
treinta (30) días hábiles para el estudio, valoración, discusión y elaboración del dictamen
pericial a entregar a la autoridad solicitante; excepto en los casos en que sea necesario
buscar nuevos elementos para dar respuesta a la solicitud, pudiendo prorrogarse por la
autoridad hasta un término de quince (15) días naturales.
62 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Artículo 13: Cuando la solicitud se refiera a la atención médica brindada por personal
de Salud que labora en unidades de subordinación nacional u otras de alta especiali-
zación, la solicitud de la pericia se realizará directamente al Ministro de Salud Pública.
13.1 La autoridad podrá solicitar, en los casos que lo considere necesario, una segunda
Comisión Nacional de Responsabilidad Penal Médica.
Artículo 14: La documentación aportada y el dictamen pericial emitido, se remiten
por conducto del Director Provincial de Salud o del Ministro de Salud Pública según
corresponda a la autoridad solicitante.
CAPÍTULO v
SOBRE EL DICTAMEN PERICIAL
Artículo 15: El dictamen emitido por la comisión de responsabilidad penal médica
correspondiente responde los elementos que, interesados en el despacho de solicitud
por la autoridad, así como definirá la existencia o no de violaciones de las reglas del
arte médico y del nexo causal entre dichas violaciones y el daño causado, determinando
explícitamente y de forma individual la participación del personal de salud objeto de
investigación. El informe de dictamen a emitir se rige por los aspectos contenidos en el
anexo único a la siguiente Resolución.
15.1: Si por las circunstancias del hecho, por la carencia de pruebas fehacientes o
de evidencias imprescindibles como las consignadas en el artículo 9 de la presente
resolución, la Comisión considera la imposibilidad de establecer la ocurrencia de vio-
laciones de las reglas del arte médico o del nexo causal con el desenlace del paciente,
de igual forma emite un dictamen con los razonamientos médicos y legales que funda-
mentan tal posición.
Artículo 16: Las conclusiones de la comisión se emiten mediante el dictamen de
forma unánime por los miembros integrantes, en caso que no se logre la unanimidad,
el miembro no acogido emite de forma individual mediante informe sus argumentos y
valoración pericial.
Artículo 17: El presidente de comisión de responsabilidad penal médica provincial
o nacional concluido el dictamen correspondiente, procede a su despacho con el di-
rector provincial de Salud o el ministro, para por su conducto trasladar a la autoridad
solicitante.
Artículo 18: En los casos que el dictamen pericial emitido por la comisión de respon-
sabilidad penal médica sea omiso o ambiguo, corresponde la solicitud de la ampliación
de dicho informe por la autoridad facultada, debiendo pronunciarse la Comisión en un
término de diez (10) días hábiles.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 63
DISPOSICIONES GENERALES
PRIMERA: Cuando en procesos de investigación resulten imputados residentes de
especialidades médicas, las comisiones deben evaluar las regulaciones específicas
dispuestas por el organismo para este régimen de estudio, vinculadas al nivel de ha-
bilidades y competencias adquiridas y vencidas, la obligación de la supervisión por el
especialista a su cargo de la actuación médica del residente; así como la participación
de este en los hechos y las circunstancias de su intervención.
SEGUNDA: En los casos que la autoridad lo considere necesario y de forma excepcio-
nal, podrá solicitar al Ministro de Salud Pública en primera instancia la conformación de
una Comisión de Responsabilidad Penal Médica Nacional.
TERCERA: Los procesos de investigación vinculados a la actuación médica de profe-
sionales extranjeros que se encuentran insertados en el estudio de especialidades mé-
dicas en las instituciones del sistema nacional de salud, deben ser informados de forma
expedita a los directores provinciales de salud de los territorios correspondientes y en los
casos de unidades asistenciales de subordinación nacional al Ministro de Salud Pública.
DISPOSICIONES FINALES
PRIMERA: El viceministro que atiende las unidades organizativas de Atención Médi-
ca y Social, Medicamentos y Tecnología Médica, Docencia, la Ciencia y la Innovación
Tecnológica queda encargado del cumplimiento de lo que en la presente Resolución se
dispone y de coordinar su implementación con las autoridades competentes.
SEGUNDA: Derogar la Resolución N.o 99 de fecha 7 de abril de 2008 del Ministro de
Salud Pública.
TERCERA: La presente Resolución entra en vigor a partir de los sesenta (60) días
hábiles posteriores a la fecha de su firma.
Prefacio
Cuando se abordan los problemas éticos asociados con la atención médica del término
de la vida, se plantean inevitablemente interrogantes sobre la eutanasia y el suicidio
con ayuda médica. La Asociación Médica Mundial condena como antiético tanto la
eutanasia como el suicidio con ayuda médica. Se debe entender que la política de
la AMM sobre estos temas se aplica plenamente al contexto de esta Declaración sobre
Enfermedad Terminal.
Introducción
Cuando el diagnóstico médico de un paciente excluye la esperanza de reponer o
mantener su salud y su muerte es inevitable, con frecuencia el médico y el paciente se
ven enfrentados a un conjunto de decisiones complejas relativas a las intervenciones
médicas. Los avances de la ciencia médica han aumentado la capacidad del médico de
abordar muchos problemas asociados con la atención médica del término de la vida. Sin
embargo, es un área de la medicina que históricamente no ha recibido la atención que
merece. Aunque no se debe comprometer la prioridad de investigación para curar enfer-
medades, se debe prestar más atención a desarrollar tratamientos paliativos y mejorar la
capacidad del médico para evaluar y abordar los aspectos médicos y psicológicos de los
síntomas de una enfermedad terminal. La fase de muerte debe ser reconocida y respe-
tada como una parte importante en la vida de una persona. Mientras aumenta la presión
pública en muchos países para considerar el suicidio con ayuda médica y la eutanasia
como opciones aceptables para terminar con el sufrimiento en los pacientes terminales,
el imperativo ético para mejorar el tratamiento paliativo en la fase terminal de la vida se
convierte en tema de primera plana.
La Asociación Médica Mundial reconoce que las actitudes y creencias sobre la muerte
y el morir varían mucho según la cultura y la religión. Además, muchas medidas paliativas
y para mantener la vida necesitan tecnologías o recursos económicos que simplemente
no están disponibles en muchos lugares. El enfoque de la atención médica para los
enfermos terminales se verá muy influenciado por estos factores, por lo que intentar
formular normas detalladas sobre la atención terminal que puedan ser aplicadas de
manera universal no es práctico ni sensato. Por lo tanto, la Asociación Médica Mundial
presenta los siguientes principios de base para ayudar a los médicos y las asociaciones
médicas nacionales a tomar decisiones relativas a la atención en fase terminal.
Capítulo 3. Ética médica y bioética 65
Principios
El deber del médico es curar cuando sea posible, aliviar el sufrimiento y proteger los
intereses de sus pacientes. No habrá ninguna excepción a este principio, incluso en caso
de una enfermedad incurable.
En la atención de pacientes terminales, las principales responsabilidades del médico
son ayudar al paciente a mantener una calidad de vida óptima al controlar los síntomas
y satisfacer las necesidades psicológicas y permitir que el paciente muera con dignidad
y tranquilidad. Los médicos deben informar a los pacientes sobre la disponibilidad, los
beneficios y otros efectos potenciales de los cuidados paliativos.
Se debe respetar el derecho del paciente a la autonomía para tomar decisiones con
respecto a las decisiones en la fase terminal de la vida. Esto incluye el derecho a rechazar
un tratamiento y a solicitar medidas paliativas para aliviar el sufrimiento, pero que pue-
den tener el efecto adicional de acelerar el proceso de muerte. Sin embargo, se prohíbe
éticamente a los médicos ayudar a los pacientes de manera activa a suicidarse. Esto
incluye aplicar cualquier tratamiento cuyos beneficios paliativos, en opinión del médico,
no justifiquen los efectos adicionales.
El médico no debe emplear cualquier medio que no tenga beneficio alguno para
el paciente.
El médico debe reconocer el derecho de los pacientes a redactar una voluntad
anticipada que describa sus deseos sobre la atención, en caso que no puedan co-
municarse y que designen un representante que tome las decisiones que no están
expresadas en la voluntad anticipada. En particular, el médico debe abordar los
deseos del paciente con respecto a las intervenciones para mantenerlos en vida y
también las medidas paliativas que puedan tener el efecto adicional de acelerar la
muerte. Cuando sea posible, se debe incluir al representante que toma las decisiones
por el paciente en estas conversaciones.
El médico debe tratar de comprender y atender las necesidades psicológicas de sus
pacientes, especialmente las relativas a los síntomas físicos del paciente. El médico debe
tratar de asegurarse que los recursos psicológicos y espirituales estén disponibles para
los pacientes y sus familias, a fin de ayudarlos a tratar la ansiedad, el miedo y la pena
asociados a la enfermedad terminal.
El manejo clínico del dolor en los pacientes terminales es de mucha importancia para
el alivio del sufrimiento. Los médicos y las asociaciones médicas nacionales deben
hacer una promoción para difundir y compartir la información sobre el manejo del dolor,
a fin de asegurarse que todos los médicos involucrados en la atención terminal tengan
acceso a las mejores normas de práctica y a los tratamientos y métodos más corrientes
disponibles. Los médicos deben poder llevar adelante el manejo clínico apropiado del
dolor agresivo sin temor indebido a las repercusiones reglamentarias o legales.
66 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Las asociaciones médicas nacionales deben instar a los gobiernos y a las instituciones
de investigación a invertir recursos adicionales para crear tratamientos destinados a
mejorar la atención del término de la vida. El currículo de las escuelas de medicina debe
incluir la enseñanza de los cuidados paliativos. Cuando no exista, se debe considerar la
creación de la medicina paliativa como una especialidad médica.
Las asociaciones médicas nacionales deben defender la creación de redes entre
instituciones y organizaciones relacionadas con los cuidados paliativos, a fin de facilitar
la comunicación y la colaboración.
Cuando el paciente no puede revertir el proceso final de cesación de las funciones
vitales, el médico puede aplicar medios artificiales necesarios para mantener activos
los órganos para trasplantes, siempre que proceda de acuerdo con las normas éticas
establecidas en la Declaración de Sídney de la Asociación Médica Mundial sobre la
Certificación de la Muerte y la Recuperación de Órganos.
22 de marzo 2017
Capítulo 4
Traumatología forense
Gliceria LLeó Jiménez
Sin embargo, desde el punto de vista medicolegal, lesión es cualquier alteración anató-
mica, funcional o psíquica ocasionada por cualquier agente, y sería sinónimo de trauma
cuando la lesión se trata de un daño específicamente anatómico.
El delito de lesiones está definido en nuestro Código Penal en su artículo 271.1 como
“el que cause lesiones corporales graves o dañe gravemente la salud a otro”, ello significa
que, al ocasionar una lesión a una persona, existe una responsabilidad penal y de ahí la
connotación jurídica del término lesión.
En el resto de los artículos (272.2) se definen las que consideran graves: las que ponen
en peligro inminente la vida de la víctima, o dejan deformidad, incapacidad o cualquier
secuela anatómica, funcional o psíquica. En el artículo 273 las que cieguen, castren e
inutilicen para la procreación. Y en el artículo 274, las lesiones no graves son las que
requieren para su curación tratamiento médico, pero que no provocan lo expresado en
los artículos anteriores.
En resumen, se puede realizar una clasificación de las lesiones como:
–– Graves:
• Con peligro inminente para la vida.
• Dejan deformidad, incapacidad, secuela anatómica funcional o psíquica.
• Cieguen, castren e inutilicen para la procreación.
–– No graves: Aquellas que requieren tratamiento médico.
Es necesario aclarar que existe además lesiones no graves sin necesidad de asistencia
médica que no están incluidas en el Código Penal, pero sí en otras normativas jurídicas,
68 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Contusión
La contusión es la lesión que se causa por agentes vulnerantes contusos por acción
mecánica, cuando ejercen presión o atrición (de diferente grado de intensidad) sobre la
piel y los tejidos subyacentes.
Otro concepto sería “aquellas lesiones provocadas por la acción sobre el cuerpo de
instrumentos duros de superficie roma u obtusa, que actúan sobre el organismo por
intermedio de una fuerza viva” (Gisbert Calabuig, 2004).
Los mecanismos de producción de las contusiones pueden ser los siguientes
(Fernández Arribas, Arredondo Fortuny, 2014):
–– Por percusión o presión: Un instrumento dotado de cierta fuerza dinámica que se ejerce
perpendicularmente y cesa su acción en cuanto encuentra la superficie corporal (golpe
de bastón, latigazo, puñetazo, presión de la mano, entre otros).
–– Por frotamiento: Cuando la fuerza se ejerce de manera tangencial.
–– Mecanismo mixto: Frecuentemente se combinan ambos mecanismos (por ejemplo,
en los aplastamientos).
–– En otras ocasiones se puede producir un mecanismo de tracción que dé lugar a lesiones
más complejas.
Las contusiones se clasifican de la manera siguiente.
De acuerdo con Velpeau y Dupuytren se clasifican en grados:
–– Primer grado:
• Hiperemia.
• Excoriaciones.
• Equimosis.
70 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
–– Segundo grado:
• Hematoma.
• Derrames serosos (de Morell-Lavalle).
• Heridas contusas.
–– Tercer grado:
• Esguince.
• Luxación.
• Fracturas, fisuras o ambas.
–– Cuarto grado: Lesiones viscerales (desgarro hepático, esplénico, entre otras).
Es una lesión que su data lesional puede variar desde menos de 7 días y hasta
20 días, lo que depende del agente vulnerante, de la localización de la lesión, entre otros,
y puede dejar una cicatriz blanquecina que desaparece paulatinamente.
Erosión. La Escuela Cubana de Medicina Legal designa como erosión a las lesiones
similares a las antes descritas, pero localizadas en las mucosas.
El profesor Nerio Rojas propone designar erosión a las lesiones idénticas no traumá-
ticas, de carácter patológico, sobre todo las localizadas en las mucosas.
Una forma particular son las erosiones y excoriaciones debidas a la acción traumática
de las uñas, y que también se conocen como estigmas ungüeales. Pueden asumir tres
formas (Fernández Arribas, Arredondo Fortuny, 2014):
–– Excoriación arqueada o semilunar: Reproduce el borde libre de la uña y se ocasiona
por presión de esta (muchos autores califican a esta forma como el verdadero estigma
ungüeal).
Capítulo 4. Traumatología forense 71
Herida incisa. Se origina por la acción cortante o filo del arma. Estas heridas son lineales,
de bordes regulares y limpios. También influye la posición de la región en el momento de
la herida, esto puede aumentar o disminuir la separación de los bordes cuando ocurren
en la rodilla, el codo, el hueco axilar, etc. Son superficiales al inicio y más profundas en
el centro, y vuelven afinarse a la salida a lo que se le llama colas. Cuando el filo del arma
presenta melladuras, la herida será irregular y presentará hendiduras, dentelladuras.
Además, pueden causarse heridas en colgajo, cuando el instrumento cortante penetra
de manera oblicua, uno de los bordes queda cortado en bisel y el otro resulta un colgajo
de sección triangular con el borde libre fino. La profundidad de estas heridas depende de
la fuerza empleada y si existe o no un planeo óseo subyacente.
Herida perforante o punzante. Se ocasiona por la acción de la punta del instrumento
o arma (alfileres, agujas, clavos, punzón, flechas, tijeras, etc.) que perfora los tejidos y
cavidades. Las características de estas heridas consisten en poseer un orificio de entra-
da, un trayecto y, si atraviesa por completo una zona del cuerpo, un orificio de salida. El
orificio de entrada puede tener diversa forma, lo que depende del instrumento utilizado, y
adoptan forma triangular, circular, cuadrangular, estrellada, entre otros. El orificio puede
ser pequeño, y ello depende del diámetro del instrumento.
Herida perforocortante. Es causada por instrumentos o armas donde actúa el filo y la
punta. Su mecanismo de producción es por deslizamiento, corte o penetración. Es una
combinación de las dos descritas más arriba. Las características de estas heridas depen-
derán de si actúa el filo o la punta. Su efecto depende de la región anatómica lesionada
y si esta son grandes vasos o vísceras.
74 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Herida cortocontundente. Son las causadas por instrumentos provistos de una hoja
con filo y peso considerable (hachas, machete, azadón y sable), por lo que a su efecto
cortante se añade el propio de una gran fuerza viva. Las características de las heridas
son de bordes irregulares, contundidos, puede provocar colgajos y llegar a lesionar
planos óseos.
Distancia del disparo. Esta puede ser a boca de jarro o bocatocante, y esto significa
a menos de 1 cm de la piel; corta distancia en armas cortas a 50 o 60 cm desde la boca
del arma hasta la superficie corporal, y larga distancia en armas cortas más de 50 o
60 cm desde la boca del arma hasta la superficie corporal. A partir de la distancia que
se efectúe el disparo habrá variación en las características del orificio de entrada, en la
distancia a bocatocante por dentro de la piel y nada por fuera, en la corta distancia están
presentes los elementos del disparo y en la larga distancia solo está el anillo de contusión.
En esta sección se estudiarán las lesiones originadas por los agentes físicos y
químicos.
–– Caída fásica: Se desenvuelve en dos o más fases, y tiene lugar en dos o más tiempos
sucesivos.
–– Caída acelerada: Se añade el componente dinámico de la velocidad que aumenta la
fuerza de la caída; por ejemplo, la caída desde un vehículo en movimiento.
–– Caída post mortem: Cuando un cadáver es lanzado para ocultar un hecho criminoso.
–– Caída o precipitación compleja: Ocurre cuando un individuo cae conjuntamente con
el vehículo en que viaja.
Las lesiones en las caídas son variables, pueden ser desde excoriaciones, equimosis,
hematomas y bolsa sanguínea, hasta fracturas de cráneo, de miembros superiores o
inferiores.
En la precipitación desde alturas, las lesiones pueden ser:
–– Cutáneas, a veces escasas.
–– Esqueléticas.
–– Viscerales.
Se deben describir de manera correcta las lesiones; pero, también, hay que emitir
el pronóstico medicolegal que es el juicio más o menos hipotético, aunque con base
científica, que hace el médico de asistencia. Para ello debe tomar en cuenta la evolución
probable que debe tener la lesión que presenta, unido a la clasificación en la legislación
penal que se recoge en el Código Penal y en la Resolución N.o 141 de 1988 de la Asam-
blea Nacional del Poder Popular, que ya se había expresado al inicio de este tema. Tal
pronóstico se sustenta en el delito de lesiones tipificado en el Código Penal, del que se
infiere que puede ser:
–– Grave: Con o sin peligro inminente para la vida de la víctima, o porque le deja de-
formidad, incapacidad o cualquier secuela anatómica o fisiológica (o ambas).
Es muy importante que el médico de asistencia que emite el pronóstico medicolegal
de las lesiones se abstenga de considerar que es grave por secuela psíquica, pues
si bien la deformidad y la secuela anatómica o fisiológica pueden en ocasiones
pronosticarse desde la primera asistencia, sin que el lesionado esté curado, la
Capítulo 4. Traumatología forense 79
Parte de estado
El parte de estado es una comunicación oficial y documental que realiza el médico de
asistencia a solicitud de la autoridad competente en los periodos que esta establezca
sobre el estado de salud del lesionado, su evolución y cualquier agravación, el alta médica
o si el lesionado abandona el tratamiento y hasta su curación o muerte. Todo ello tiene
su base legal en el artículo 145 de la Ley de Procedimiento Penal cubana.
Historia clínica
La historia clínica es un documento medicolegal de gran trascendencia, ya que en esta
se plasma toda la atención médica prestada al lesionado, el diagnóstico de sus lesiones,
la evolución y el tratamiento. Todo ello permite realizar una corroboración del pronóstico
medicolegal emitido y, sobre todo, en aquellos que se consideró que hubo peligro inmi-
nente para la vida; pero, además, si ha quedado alguna secuela y el tiempo de curación,
elementos que son utilizados por los médicos legistas en el momento de emitir su dicta-
men de sanidad de lesiones contribuyendo así a una correcta calificación de las lesiones.
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Capítulo 4. Traumatología forense 81
Toxicología forense
Elisa R. Gálvez Cabrera
La toxicología forense es la ciencia que estudia los tóxicos y sus efectos; las intoxica-
ciones, el origen de estas, las propiedades, los mecanismos de acción, las consecuencias,
los efectos lesivos, los métodos analíticos, el modo de evitar la contaminación ambiental
y laboral, las medidas de profilaxis y el tratamiento.
Cada época histórica tuvo su tóxico, desempeñando los venenos un importante pa-
pel en la historia. Su uso con fines positivos como la caza, el exterminio de plagas y de
animales dañinos, como medicamentos, o con fines criminales, condicionó el desarrollo
gradual y paralelo de la toxicología en esas prácticas.
El hombre prehistórico tuvo conocimiento de las propiedades tóxicas de algunas
sustancias minerales, vegetales y animales, las que utilizó para la caza y, después con
fines euforizantes, terapéuticos o criminales. Probablemente fueron los productos de
origen vegetal los primeros tóxicos dirigidos. Tanto en la mitología oriental, como en la
romana o la griega, se refieren con frecuencia al empleo de los tóxicos. En Grecia, se usó
la cicuta como el veneno del Estado para las ejecuciones. Los romanos también hicieron
uso político de los venenos, el emperador tenía un envenenador oficial.
La toxicología judicial o forense surge y se desarrolla como ciencia durante el siglo
xix en Francia, estimulada por el uso indiscriminado de los venenos en Europa. El funda-
dor de esta moderna ciencia fue Mateo José Buenaventura Orfila (1787-1853), profesor
español de Medicina Legal, Decano de una universidad de París.
La toxicología judicial o forense es la parte de la toxicología que se encarga de los
análisis toxicológicos de interés legal, es decir, la toxicología como auxiliar de la medicina
legal. Es una de las disciplinas de las ciencias forenses que coloca a la toxicología al
servicio de la administración de la justicia, requiere de resultados analíticos indiscuti-
bles desde el punto de vista científico y legalmente defendibles. Estudia la acción o los
cambios que causan las sustancias tóxicas o los venenos en el organismo humano y
sus implicaciones legales.
que pueden causar la muerte. Se reserva el término veneno para la sustancia tóxica que
tiene la capacidad inherente de producir efectos dañinos sobre el organismo.
Desde el punto de vista medicolegal, existe una distinción medicolegal entre los términos
de intoxicación y envenenamiento, dada por la intención; de esta forma, la intoxicación es
un evento sin intención que ocurre de manera accidental, en tanto, el envenenamiento se
produce de manera intencional y puede ser suicida u homicida.
En cuanto a la causa u origen del evento tóxico, se describe de la manera siguiente:
–– Etiología medicolegal accidental: Intoxicaciones alimentarias, alimentos contami-
nados con pesticidas, plomo, hongos. Las intoxicaciones por picaduras de animales
como el escorpión y las serpientes. La absorción de gases y productos de químicos
de limpieza. Merece especial atención la intoxicación medicamentosa, dada por la
automedicación, los errores de dosis y pautas de tratamiento, la confusión en el pro-
ducto y la ingestión en los niños.
–– Etiología medicolegal suicida: Los autoenvenenamientos y autolesiones. La satisfac-
ción en la evolución de la drogadicción. El consumo de altas dosis de medicamentos
para evitar el dolor, la angustia o la ansiedad.
–– Etiología medicolegal homicida: Muerte intencional por otra persona con el uso de
una sustancia tóxica (veneno).
–– Etiología medicolegal judicial (ejecución): Es el empleo de una sustancia a dosis fuerte-
mente elevada que penetra con rapidez para ejecutar la pena capital. En la antigüedad,
la cicuta, posteriormente el ácido cianhídrico (CNH) y sus sales en las cámaras de
gas, y en la actualidad, el pentotal intravenoso en la inyección letal.
Toxicología conductual
La toxicología conductual tiene como objetivo la investigación del alcohol y las drogas
en relación con los efectos que ocasionan en el comportamiento y en el desarrollo de
tareas, en el marco de las consecuencias medicolegales derivadas de su uso (tránsito,
crímenes sexuales, delitos de lesiones, entre otros).
Legislación y drogas
Numerosas investigaciones revelan que el uso de sustancias psicotrópicas (u otras
que tienen efectos similares) constituye una de las principales causas de muerte e in-
84 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
validez temporal y permanente en el mundo, pero también ocasionan una pesada carga
económica para los pueblos; por ello, han sido objeto de Convenios internacionales que
conforman un sistema de fiscalización internacional por el uso de las drogas, al cual se
ha atemperado la legislación interna de varios países, entre estos Cuba.
Definición de droga
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como droga o substancia psicotró-
pica a las substancias químicas, naturales o sintéticas con trofismo sobre la actividad
mental, y que pueden ser utilizadas en la clínica o en la experimentación. Es la substancia
que proporciona bienestar, estupor o euforia, y que origina dependencia y cambios en el
comportamiento.
Las drogas tienen una extraordinaria importancia medicolegal, dada por la elevada
delictogénesis, la repercusión sociosanitaria que generan, por la repercusión en la salud
de las personas, por la trascendencia en el orden judicial, por las implicaciones en el
campo laboral, en el campo civil y sobre todo en el campo de lo penal y por la asociación
directa con la violencia.
Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM IV), del año
1994 y publicado por la American Psychiatric Association (sistema internacionalmente
más aceptado para el diagnóstico de las enfermedades mentales), se denomina depen-
dencia de sustancias al síndrome global de la conducta que incluye las alteraciones rela-
cionadas con la ingestión de una droga de abuso (con inclusión del alcohol), los efectos
secundarios de los medicamentos y la exposición a tóxicos. Agrupa las sustancias que
causan dependencia en 11 clases:
–– Alcohol.
–– Alucinógenos.
–– Anfetaminas o simpaticomiméticos de acción similar.
–– Cafeína.
–– Marihuana.
–– Cocaína.
–– Fenciclidina.
–– Inhalantes.
–– Nicotina.
–– Opioides.
–– Sedantes, hipnóticos y ansiolíticos.
más baja. Existe tolerancia a una sustancia cuando se precisa de una dosis cada vez más
elevada para obtener la misma respuesta inicial, por presentar una menor sensibilidad a
la misma dosis de la droga. La aparición de este fenómeno depende de la naturaleza de
la droga, la vía de administración y de las características individuales del consumidor.
Abstinencia. Síndrome que consiste en la existencia de determinados síntomas,
principalmente fisiológicos y psicológicos, resultantes de la interrupción abrupta o la
disminución acentuada del consumo de una sustancia.
El tema del consumo de drogas en los cubanos es aún muy controvertido, con
grandes prejuicios, donde resulta difícil la confesión del consumo; aunque, algunas
investigaciones han hallado que la obtención de placer o la vía hedónica de consumo
es frecuente en sujetos disociales y en jóvenes procedentes de medios familiares eco-
nómicamente holgados, que por error han sido habituados a la satisfacción excesiva
de sus necesidades de recreación. Debe destacarse que este placer artificial que solo
dura unos minutos, muchas veces se cambia por el sufrimiento del resto de la vida
del consumidor y sus seres queridos en “un negocio realmente muy malo”, donde se
muestra la ingenuidad de las víctimas.
–– Una tercera y última etapa caracterizada por la depresión del sistema nervioso con la
consecuente relajación denominada fase de depresión.
Metanol
El metanol, alcohol metílico CH3OH o “alcohol de madera”, es un líquido incoloro e
inflamable con olor y sabor igual al etanol, que se utiliza como disolvente en la prepara-
ción de lacas, tintes y curtidos de pieles. Por su gran similitud con el etanol, suele usarse
de modo fraudulento en la fabricación clandestina de bebidas. Este alcohol metílico
como tal no causa efecto tóxico en el organismo; pero, cuando es transformado por los
sistemas enzimáticos hepáticos a formaldehído y ácido fórmico, se origina el efecto
tóxico por la acción selectiva de este compuesto sobre el sistema nervioso. La vía más
frecuente de intoxicación aguda es la vía oral.
Cuadro clínico. El inicio de los síntomas es entre 40 min y 72 h (por lo habitual entre
12 y 24 h). Después de un cuadro clínico de embriaguez, la ingestión simultánea de
etanol retrasa el cuadro clínico. La intoxicación afecta el sistema nervioso central, los
ojos y el tubo gastrointestinal, dando un cuadro de acidosis metabólica. La afectación
se caracteriza por:
–– Sistema nervioso central: Cefalea, náuseas, letargia, ataxia, estado de embriaguez,
convulsiones, coma y edema cerebral.
–– Afectación ocular: Visión imprecisa, disminución de la agudeza visual, fotofobia,
midriasis y ceguera irreversible.
–– Manifestaciones gastrointestinales: Náuseas, vómitos, dolor abdominal y pancreatitis
aguda.
–– Acidosis metabólica.
Marihuana
La marihuana es la droga ilícita más consumida, asociada a la creencia errónea en la
población de que es una droga “blanda”, y que provoca menos efectos dañinos (incluso
que el tabaco); además, por ser la droga de más fácil acceso por su precio más barato,
y por no depender necesariamente de su importación, así como por el desconocimiento
de que puede constituir el principio de una escalada hacia drogas más potentes (Fig. 5.1).
Fig. 5.2. A la izquierda, se observan los derivados de la picadura; a la derecha, recipiente con aceite
de hachís.
Capítulo 5. Toxicología forense 93
El diagnóstico clínico de la intoxicación por marihuana se hace mediante los cuatro com-
plejos clínicos descritos por el profesor cubano de Medicina Legal, Dr. Ignacio Fournier Ruiz,
que agrupan los signos y síntomas propios del consumo a consecuencia de la acción
de los cannabinoides, principio activo de la Cannabis sativa, nombre genérico de la
planta. Estos complejos clínicos son:
–– Complejo oculopalpebral: Midriasis, congestión conjuntival y blefarostenosis reac-
cional.
–– Complejo neuropsíquico: Variable con la personalidad, influencia del momento del
examen. Alucinaciones.
–– Complejo rinobucofaríngeo: Consiste en sequedad de las mucosas (fosas nasales,
de la boca y de la faringe), dificultad para escupir, aliento extraño (heno quemado).
–– Complejo dinamolocomotor: Agitación motriz, firmeza de los movimientos.
Cocaína
La cocaína es un alcaloide que se obtiene de las hojas del arbusto (Erythroxylon
coca) (Fig. 5.3), cultivado desde hace muchos años en América del Sur, primero usado
en ritos religiosos y para impedir la aparición del cansancio, eliminando la sensación de
hambre y de frío. Cuando fue aislado el alcaloide de las hojas de esta planta, se trató de
emplearlo en el tratamiento de la morfinomanía, obteniéndose resultados desastrosos.
El control mundial de la cocaína empezó en la Convención del opio, en 1921. Cuando
surgió en el mercado clandestino la heroína hubo un retroceso de la cocaína, aunque
con posterioridad su consumo aumentó.
En cuanto a los derivados, el crack es un derivado de la cocaína, y es extremadamente
peligroso, por cuanto tiene efectos inmediatos muy intensos y provoca una dependencia
psicológica tan esclavizante que resulta casi imposible abandonar su consumo una vez
que se ha probado varias veces. Se trata de una pasta como porcelana que, cuando se
tritura, asemeja escamas. Se fuma en forma de cigarrillos, pulverizado y mezclado con
tabaco o marihuana, entre otros (Fig. 5.4). Hasta 1984 era bastante desconocido, año en
que aparece en Nueva York, Los Ángeles y Miami, extendiéndose por EE. UU. y al resto
del mundo. En la actualidad constituye un grave problema sociosanitario.
94 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Fig. 5.5. Formas que utilizan los transportadores humanos de drogas para evadir las autoridades
legales.
Estos aspectos deben ser tenidos en cuenta en estrecho vínculo con los fines que
persigue el diagnóstico del consumo de drogas, que es extremadamente importante
como ya se ha insistido, tanto por su repercusión en la salud de las personas, como por
su trascendencia en el orden jurídico generando implicaciones laborales, civiles y sobre
todo penales.
96 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
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Capítulo 6
Sexología forense
Elisa Isabel Montalvo Vidal y Marta Eugenia Vázquez Ortiz
ellos pueden formalizar una denuncia ante la autoridad competente en una unidad de
la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), que será la autoridad encargada de enviar la
víctima a Medicina Legal.
F. Lancís y Sánchez, reconoce los delitos sexuales de la forma siguiente. Son figuras
delictivas “que reconocen en su génesis el instinto sexual, o expresan actos libidinosos,
lascivos, lujuriosos u obscenos que traducen una actividad sexual y una satisfacción
erótica”.
Violación
En el artículo 298 del Código Penal de la República de Cuba, se recoge que la violación
es el acceso carnal con una mujer, sea por vía normal o contranatura, cuando el culpable
use fuerza o intimidación suficiente para conseguir su propósito, o la víctima se halle en
estado de enajenación mental o de trastorno mental transitorio, o privada de razón o
de sentido por cualquier causa, o incapacitada para resistir, o carente de la facultad de
comprender el alcance de su acción o de dirigir su conducta, o siempre que la víctima sea
menor de 12 años de edad. Cuando la víctima es una menor de 12 años de edad, o por el
hecho resulta lesionada o con enfermedad grave, el victimario recibe una sanción mayor.
Se debe significar que en la legislación penal cubana la violación es heterosexual,
siendo el sujeto activo una persona del sexo masculino y el sujeto pasivo una persona
del sexo femenino. Las circunstancias en que se produce el acto son las que lo hacen
ser prohibido por la ley.
El legislador emplea los términos “vía normal” para referirse al coito efectuado por vía
vaginal y “contranatura” como la cópula por el ano. Uno u otro vocablo se relacionan con
el funcionamiento de los órganos sexuales humanos y no con el comportamiento que la
sociedad considera como normal.
Cuando la víctima ofrece resistencia o el victimario trata de inmovilizarla, acallarla o la
magulla para disminuir su fuerza o si la lesiona por la violencia del acto en sí, se manifies-
ta la violación con violencia física; de lo contrario, en ausencia de lesiones, si concurren
alguna(s) del resto de las circunstancias reflejadas en el Código Penal, se integraría la
violación sin violencia física.
100 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Abusos lascivos
En el artículo 300 del Código Penal cubano aparece el delito de abusos lascivos, como
aquel que es cometido por quien, sin ánimo de acceso carnal, abuse lascivamente de
una persona de uno u otro sexo, cuando el autor utiliza fuerza o intimidación suficientes
para conseguir su propósito, o cuando la víctima se encuentra en estado de enajenación
mental o de trastorno mental transitorio, o privada de razón o de sentido por cualquier
causa, o incapacitada para resistir, o carente de la facultad de comprender el alcance de
su acción o de dirigir su conducta, o siempre que la víctima sea menor de 12 años de edad.
En este caso, el autor no posee el ánimo de acceso carnal, o sea, no tiene la intención
y no realiza el coito con la víctima, sino que procura la satisfacción del deseo sexual (libi-
do) de muy diversos modos, por medio de cualquier maniobra o evolución erótica. Unas
veces se utilizan besos, otras se producen tocamientos digitales, bucales o peneanos
en diversas zonas del cuerpo, que se califican como maniobras abusivas debido a las
circunstancias en que se producen, fundamentalmente porque las víctimas no dan su
consentimiento o su consentimiento no es válido.
En este delito, víctima y victimario pueden ser tanto del sexo femenino como mas-
culino; además, los hechos que pueden dar lugar a la integración del delito de abusos
lascivos son extraordinariamente variados y numerosos.
Estupro
En el artículo 305 del Código Penal cubano Capítulo II, delitos contra el normal desarrollo
de la familia, señala que el estupro es cometido por quien tenga relación sexual con mujer
soltera mayor de 12 años y menor de 16, empleando abuso de autoridad o engaño. El
autor siempre es del sexo masculino y la víctima del sexo femenino.
Capítulo 6. Sexología forense 101
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Capítulo 7
Obstetricia medicolegal
Elisa Isabel Montalvo Vidal y Marta Eugenia Vázquez Ortiz
La palabra obstetricia proviene del latín obsto, que significa estar de pie y obstetrix, que
es igual a partera. Forma parte del contenido de la Medicina Legal, cuando se estudian
las cuestiones legales relacionadas con el embarazo, el parto y el puerperio, además del
aborto ilícito y las cuestiones referentes al estudio medicolegal del producto humano de
la concepción hallado muerto.
Embarazo
El embarazo es el periodo comprendido entre la fecundación y el nacimiento del
producto, durante el cual ocurre su desarrollo. Tiene un tiempo de duración aproximado
de 280 días o 9 meses. A veces es necesario establecer si una mujer está embarazada,
por las consecuencias jurídicas tanto para ella, como en relación con los derechos de la
futura persona.
Puerperio
El puerperio es el periodo comprendido entre la fecha del parto y el retorno a la nor-
malidad, o involución, de los órganos sexuales femeninos. Los signos de parto reciente
presentes en el puerperio son:
–– Pulso blando y frecuente.
–– Vientre flácido y con vergetures violáceas.
–– Útero globuloso (se debe precisar su altura).
–– Desgarros, erosiones, tumefacción, cúmulos sanguíneos y loquios en genitales ex-
ternos, vagina y en el periné.
Los signos de parto antiguo pueden ser más datos en la identidad de una supuesta
madre; algunos de estos son:
–– Hiatos de la vulva más ensanchado y por lo general con la cicatriz de la episiotomía.
–– Carúnculas mirtiformes.
–– Cuello uterino en forma de “hocico de tenca”, con un orificio lineal o a veces desga-
rrado, a diferencia del puntiforme de la nulípara.
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ternidad de la trabajadora” Capítulo I.
Capítulo 8
Psiquiatría forense
Ernesto Pérez González
El profesor Lancís (1970) definió a la psiquiatría forense, de forma concisa, como: “la
rama de la medicina legal que estudia las cuestiones legales que surgen como conse-
cuencia de los diversos estados de anormalidad psíquica.” Pérez define lo siguiente:
La psicopatología forense o psiquiatría forense, ya que ambos términos son si-
nónimos (Lancís, 1976), es una actividad pericial que tiene por objetivo auxiliar al
Derecho en el esclarecimiento del estado de salud mental de una persona de interés
en un proceso judicial, civil o penal, según las normas establecidas para la solicitud
y respuesta de pericias forenses (Pérez, 2018a).
Los peritajes en este campo se dirigen, por tanto, a dar respuesta a cuestiones rela-
tivas a en qué grado el estado mental de una persona particular, en un momento
o periodo también específico de interés a un proceso judicial, puede ‒o no‒ estar
afectado o haber estado afectado, por una enfermedad mental, de forma que pueda
‒o no‒ aplicársele una fórmula que en la ley contemple tratamientos diferenciados
o tutelas para personas que sufran de un estado mental anómalo (Pérez, 2005).
Psicopatología medicolegal
En consecuencia de lo expuesto en párrafos anteriores, según las leyes penales ‒las
dirigidas a la respuesta social a los delitos‒, civiles ‒las dirigidas a registrar, regular y
decidir sobre actos de las personas que obran en los ámbitos familiar, administrativo, pa-
trimonial y similares‒ o laborales, hagan referencia a estados de anormalidad psicológica
que trasciendan a enfermedad mental de su interés, así se identifican los objetivos de las
pericias psiquiátricas o “tareas” forenses (Pérez, 2005) a cumplir en este campo. En las
legislaciones de todos los países, incluyendo Cuba, existen estas llamadas “fórmulas”
(Torío, 1983) o referencias a tales “diversos estados de anormalidad psíquica” (Lancis,
1970), aunque cada una de estas puede emplear formas propias de categorizarlas, dis-
tintas a la terminología psiquiátrica.
Las fórmulas que pueden aparecer con más frecuencia en las leyes penales y civiles
de un país y determinar pericias psiquiátricas son las siguientes:
–– Penales:
• Del acusado: Con objetivo en su posible inimputabilidad o a su competencia mental
para ser juzgado; y sobre su peligrosidad posdelictiva, si fuera inimputable.
Capítulo 8. Psiquiatría forense 109
• Del recluso: Para establecer si le han aparecido trastornos mentales tan importantes
que impiden mantenerlo en prisión.
• De la víctima: Para establecer su estado mental al sufrir el delito o si a consecuencia
de este sufrió trastornos mentales graves, ya sea por su intensidad o por ser perma-
nentes y constituir secuela psíquica.
• Del testigo: Para establecer si es psíquicamente apto para declarar.
• De personas con peligrosidad predelictiva, para establecer si esta depende de tras-
tornos mentales, incluyendo adicciones.
–– Civiles:
• De personas con presunta afectación o restricción de su capacidad civil.
• De personas que desean efectuar actos, tales como testar, casarse y similares, pero
pudieran no estar mentalmente aptos para ello.
• Otros.
Los peritos que establecen el estado mental de personas para la justicia, también
deben guiarse de forma estricta por los requisitos establecidos en las clasificacio-
nes diagnósticas vigentes, tal como la Clasificación Internacional de Enfermedades
(Organización Mundial de la Salud, 1992) y el Glosario Cubano (Hospital Psiquiátrico
de La Habana, 1983); pero, una vez establecido y justificado un diagnóstico, tendrán,
además, que interpretarlo en su informe pericial, escrito preliminar o verbal en el acto
de juicio oral, estableciendo sus equivalencias con los términos que aparecen en la
Ley para referirse a los estados psíquicos anormales, diferentes a los de la psiquiatría,
única forma en que sus resultados pueden ser entendidos y aplicados por los operarios
judiciales que demandaron su auxilio pericial (Daniel, 1948).
Los conflictos determinados por tales diferencias en la forma de categorizar a la
enfermedad mental, han sido durante años el punto de mayor dificultad entre juristas y
peritos psiquiatras, dado que el Derecho utiliza sus términos y la psiquiatría los suyos
(Calcedo, 1982); pero, en el caso de Cuba, en que por ley la actividad médico forense en
general y, dentro de esta, la psiquiátrica forense, está regulada, organizada y controlada
desde el Ministerio de Salud Pública, este conflicto quedó bastante atrás, cuando entró
en vigencia una resolución de dicho ministerio (Resolución N.o 100 del 7 de abril de 2008,
Ministerio de Salud Pública), en la que no solo se establecen de forma categórica para
todo el país los aspectos organizativos de la actividad psiquiátrica forense, sino también
los protocolos de actuación pericial y los criterios generales para homologar las fórmulas
jurídicas con las categorías psiquiátricas. Los peritos aplicarán a cada caso su criterio
profesional independiente, pero deberán proceder metodológicamente según la citada
resolución, así como tomarla como referencia interpretativa, pues esta se fundamenta
en lo practicado, investigado, publicado y reconocido académicamente en Cuba en este
campo en las últimas décadas.
Un médico de asistencia, incluyendo el de nivel primario, en cualquier país, debe atender
a personas interesadas en plantear dudas razonables ante la ley sobre el estado mental
de un sujeto, acusado o víctima de un delito, pudieran solicitarle que emita documentos
que reflejen si este ha sido atendido por trastornos mentales, para con ellos promover
pericias sobre su salud mental. En estas situaciones, en primer lugar, el documento
que se emita ‒el que ya no podrá ser un certificado de primera intención, tanto por no
tratarse de ese momento asistencial como tampoco de lesiones propiamente dichas‒
debe estar amparado por una historia clínica previa; así como, limitarse al contenido
de esta, sin derivar hacia interpretaciones que solo competen a un perito designado, y
confeccionarse según lo establecido para resumirla. En segundo lugar, debe observarse
el principio ético de confidencialidad, de suerte que no a cualquier persona se le entre-
gue información médica de otra; aunque, de tratarse de un caso penal y de solicitarlo
formalmente la autoridad competente (el Instructor policial, el Fiscal o directamente el
Juez, no así otro abogado, que de desearlo deberá solicitarlo por medio de aquellos) se
estará obligado a entregar a esta. Una buena práctica sería la de que cuando un médico
involucrado en asuntos de salud mental de alguien, recibe de personas la solicitud de
Capítulo 8. Psiquiatría forense 111
emitir este tipo de documentos, insistimos que, tanto en el caso de acusados como de
víctimas, les oriente dirigirse a la autoridad competente para que esta los solicite en la
forma legal establecida, a excepción de tratarse del inicio de un proceso de incapacidad
civil, que se tratará más adelante.
a otra persona para evitar que esta, en ese mismo momento y de manera a su vez ilícita
y sin haberla provocado, dañe su integridad física. También el error justifica a un acto
delictivo, que es tratado en otro capítulo de este libro por ser el sustento del llamado error
médico, que libra de responsabilidad al galeno que actúa en determinadas circunstancias
que no impliquen negligencia o impericia.
Dentro de las eximentes también se ubica a la “inimputabilidad” (Díaz-Pablos, 1965;
Torio, 1983; Gisbert-Calabuig, 1983), que exime de responsabilidad penal a los menores
de edad y a determinados enfermos mentales.
La mayoría de edad penal se establece en cada país por la propia ley penal, y por
lo general oscila entre los 16 y 18 años. En Cuba es de 16 años (Ley N.o 62 del 29 de
diciembre de 1987) y hasta el día anterior a cumplir esa edad una persona se considera
inimputable y ni siquiera es procesada penalmente si comete un delito. Es algo que se
aplica considerando solo la fecha de nacimiento de la persona y no requiere de pericias
médicas, salvo que exista duda de falsedad en esta (Pérez, 2018a). Lo anterior no re-
presenta que si un menor de edad comete un delito no se le analice y se adopten con él
medidas preventivas, solo que ello no se hace por el sistema penal ni es juzgado.
La posibilidad de aplicar inimputabilidad por enfermedad psiquiátrica sí requiere de
demostración pericial (Pérez, 2018a) y no se fundamenta de manera mecánica en que
exista algún documento diagnóstico a nombre de quién delinquió, ni porque él sufra o
haya sufrido alguna vez de cualquier trastorno mental. Lo anterior determina la necesidad
de que todo médico esté informado en este tema.
Para que un trastorno mental sea causa de inimputabilidad, en cualquier país, se exige,
con una u otra redacción (Pérez, 2018a), que este cumpla tres requisitos (Torio, 1983,
Pérez, 2018b), estos son:
–– Coincidir en tiempo con la comisión del delito; que, por tanto, sea el trastorno mental
la causa del delito.
–– Determinar un nivel de desajuste suficiente que borre o inhiba de forma importante
las potencialidades psicológicas de la persona para actuar según un razonamiento
coherente y socialmente determinado, basado en la captación eficiente de la realidad
exterior y de sí mismo. Para ser causa de inimputabilidad no importará que un trastorno
sea habitual en la persona ‒crónico o continuo‒ o que esta lo sufra transitoriamen-
te ‒agudo‒, lo decisivo es que alcance ese nivel pleno de afectación, equiparable al
nivel de funcionamiento psicótico o defectual equivalente.
–– No ser intencionalmente, autoprovocado o previsible por el agente, de modo que no
se considera inimputable a la persona que se autoinduce de manera intencional un
trastorno mental; ni si conoce previamente que este puede sobrevenir, como es el
caso del que se embriaga sabiendo que el alcohol le provoca conductas agresivas.
A esta exclusión del beneficio de la inimputabilidad se le conoce en Derecho Penal
como acto libre en causa.
114 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
La enfermedad mental:
Artículo 20.1: Está exento de responsabilidad penal el que comete el hecho delictivo
en estado de enajenación mental, trastorno mental transitorio o desarrollo mental retar-
dado, si por alguna de estas causas no posee la facultad de comprender el alcance de
su acción o de dirigir su conducta.
2: Los límites de la sanción de privación de libertad fijados por la ley se reducen a la
mitad, si en el momento de la comisión del delito la facultad del culpable para comprender
el alcance de su acción o dirigir su conducta, está sustancialmente disminuida.
3: Las disposiciones de los dos apartados precedentes no se aplicarán si el agente se
ha colocado voluntariamente en estado de trastorno mental transitorio por la ingestión de
bebidas alcohólicas o sustancias psicotrópicas, ni en ningún caso en que pudiera haber
previsto las consecuencias de su acción.
Según los referentes de la Resolución 100 (Resolución N.o 100 del 7 de abril de 2008,
Ministerio de Salud Pública), desde la psiquiatría, respecto al contenido del primer
párrafo del antes citado artículo 20:
–– Se considerarán carentes de facultad de voluntad y juicio, a aquellos en que se demos-
tró pericialmente de forma retrospectiva, al correlacionar el trastorno diagnosticado
con la acción delictiva, que la cometieron en la evolución de trastornos psicóticos o
defectuales equivalentes, transitorios o permanentes.
–– Debe observarse que esto se aplica por igual a los penalmente llamados “trastornos
mentales transitorios”, por ser cuadros psicóticos agudos, reversibles y de corta du-
ración (Jiménez, 1947; Díaz, Henríquez, E. 1955; Bonnet, 1980); que a los calificables
como “estado de enajenación” −que son como se califican en lenguaje penal a las
psicosis de curso crónico−; que al “desarrollo mental retardado”, categoría empleada
penalmente para el retraso mental (Henríquez, 1949; Pérez, 2018a). En realidad, las
tres formas lo son de enajenación, pues una es variante transitoria de esta y la otra
por falta de desarrollo psíquico (Jiménez, 1950).
–– Pero también debe observarse que, si una persona padece de uno de estos tras-
tornos, pero no llega a la pérdida total de la “facultad de comprender el alcance de
su acción o de dirigir su conducta”, es decir, a la pérdida total de juicio y voluntad,
no clasificaría en el beneficio de la inimputabilidad, por tanto no toda persona con
trastornos psicológicos, o que alguna vez se haya atendido por psiquiatras, incluso
ni siquiera si alguna vez ha estado psicótica, es necesariamente inimputable: cada
vez que cometa un delito, si hay dudas de su estado mental al hacerlo, hay que
demostrar la existencia ‒o no‒ de ese nivel como causa de su actuación delictiva,
para que la ley la considere ‒o no‒ inimputable.
Capítulo 8. Psiquiatría forense 115
Como puede observarse, existe un segundo párrafo en el antes citado artículo 20 del
Código Penal Cubano que recoge la posibilidad de aplicación incompleta de la eximente,
cuando un trastorno mental no sea totalmente desorganizante, pero afecte de forma impor-
tante las facultades decisorias de la persona. Respecto a ese tipo de casos, la Resolución
100 (Resolución N.o 100 del 7 de abril de 2008, Ministro de Salud Pública) establece que:
–– Se considerarán en disminución sustancial de facultad de voluntad y juicio, a fines
de eventual semimputabilidad, a aquellos en que se demostró pericialmente de forma
retrospectiva, al correlacionar el trastorno diagnosticado con la acción delictiva, que la
cometieron en la evolución de trastornos severos, transitorios o permanentes, que sin
llegar a ser psicóticos o defectuales equivalentes, influyeron de forma importante en
el paso al acto.
–– Las personas que delinquen en esta situación, sin llegar a ser inimputables, reciben
una rebaja importante en la pena que se les impone por haber delinquido. Es un bene-
ficio mayor que el de las atenuantes ordinarias, conocido como “eximente incompleta”
(Hacha, 1966; Torio, 1981; Pérez, 2018b).
Existe una gran correlación entre la eximente por inimputabilidad y el criterio clínico
psiquiátrico de nivel psicótico (Pérez, 2018a), en el que los síntomas y signos son de tal
magnitud que representan la desorganización de la personalidad y de la captación de la
realidad, la que es borrada o sustituida por percepciones e ideas que determinan la con-
ducta, en lugar de las habituales capacidades, informaciones de origen objetivo, afectos
y motivaciones propias de las otras personas.
Como expresión de este nivel extremo de desajuste, la persona es incapaz de perca-
tarse o de admitir que está enfermo, pues aquellos fenómenos psicopatológicos que
presenta constituyen su realidad, tan convincente para él como lo es para el resto de las
personas la objetiva que perciben. En consecuencia, le resulta imposible responder a los
requerimientos sociales y a sus propias históricas necesidades y motivaciones.
Aún dentro de la desorganización, el cuadro clínico del nivel psicótico sigue determina-
das reglas, recogidas en las descripciones clínicas en textos y sistemas clasificatorios, que
son las que, sumando la experiencia clínica, permiten al experto psiquiatra establecer los
distintos diagnósticos. Como pone Shakespeare en boca de un personaje de su Macbeth:
“aunque esto sea locura hay método en ella”.
La aplicación sistemática del método clínico en el análisis de la información de cada
caso y la necesaria correlación a establecer entre la conducta delictiva y el trastorno que
hipotéticamente se manifestó en el delito, es lo que da pocas posibilidades de éxito al
simulador, si enfrenta a un perito psiquiatra experimentado, informado del delito y desde
el punto de vista clínico cuidadoso (Pérez, 2018a).
Los cuadros funcionales u orgánicos en su origen pueden ser indistintamente
agudos o crónicos en su evolución y determinar, a su vez, afectaciones en el nivel
116 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
neurótico o psicótico1, según el caso. Distintas enfermedades pueden dar cuadros clínicos
evolutivos disímiles, el paciente afectado pudiera estar en ocasiones funcionando
de manera transitoria al nivel psicótico, en tanto que en otras puede hacerlo al nivel
neurótico o hasta normal. Este tránsito entre niveles puede ser a veces muy fugaz.
Salvo que se trate de un cuadro psicótico de presencia continua, el resto de las enfer-
medades pueden o no estar en el nivel psicótico en un momento dado, de ahí que un
diagnóstico, cualquiera que sea, no determine taxativamente inimputabilidad. Pero aun
en los cuadros psicóticos o defectuales de presencia continua, el experto analizará de
forma cuidadosa el caso, pues también deberá comprobar si con las capacidades que
el paciente tiene, pudo ser el que cometió el delito o es objeto de un error judicial o está
siendo empleado como “chivo expiatorio”.
Puede considerarse que estos principios interpretativos de la ley penal cubana en
lo referente a fórmulas de inimputabilidad, son aplicables a otras en otros países, aun
cuando no estén redactadas de igual forma en todos; ya que, en general, el objetivo de
estas es proteger de la sanción penal a personas que delinquen producto de un estado
mental que le impide ajustar su conducta a las normas sociales.
Resta comentar que, no obstante existir estas deseables protecciones para el psicótico
que delinque, en las estadísticas del crimen no se evidencia que estos enfermos come-
tan más delitos, en general, o agresiones, en particular, que el resto de las personas, y
si ellos disfrutan de una buena atención del sistema de salud mental, muy vinculado al
nivel primario, esta posibilidad de que delincan es todavía menor (Pérez, 2015 y 2018a).
Lo más general de esta sección se explica de forma gráfica (Fig. 8.1) (Pérez, 2006).
1 El origen, las manifestaciones clínicas y la evolución de los trastornos psiquiátricos son contenidos
de la asignatura Psiquiatría, en la que se los trata más detalladamente.
Capítulo 8. Psiquiatría forense 117
Existe la posibilidad de que después de haber cometido un delito, una persona afec-
tada por los trastornos psicóticos que lo llevaron a tener tales conductas siga afectada
por estos y, en consecuencia, persistan en esta específicamente los componentes de
la enfermedad que lo hacen proclive a delinquir, es decir, que mantengan “peligrosidad
posdelictiva”. Como inimputables tales casos no irán a prisión, pero requerirán de medidas
de control (Torio, 1983; Pérez, 2018b).
Para estos casos, como la generalidad de otros códigos, el Código Penal Cubano (Ley
N. 62 del 29 de diciembre de 1987), en sus artículos 85, 86 y 88, establece la posibilidad
o
así como si requiere o no de ingreso forzoso para mantenerlo en control y tratarlo con el
objetivo de que desaparezcan las condiciones que determinan esas tendencias, ya que
no se trata de mantenerlo ingresado de por vida (Pérez, 2018b). Siempre debe atenderse
a que un ingreso psiquiátrico, aun en las mejores condiciones, deteriora las costumbres
y relaciones sociales del paciente, las que precisamente son lo más importante para su
reinserción social cuando mejore, por lo que no debe recurrirse a este salvo que el caso
lo requiera (Kaplan, Sadock y Ruíz, 2015; Pérez, 2018b).
El paciente inimputable asegurado, como peculiaridad de Cuba, ingresará –por auto
del tribunal que impone esa medida− en una sala cerrada, pero en un hospital psiquiá-
trico del sistema nacional de salud, en custodia del personal de la salud pública (Pérez,
2018b), no de prisiones, donde disfrutará de todos los derechos de un paciente, salvo el
de egresar por su voluntad o por solicitud familiar, pues solo podrá salir de alta cuando
los psiquiatras de asistencia, por lo general también entrenados como peritos, durante
sus reportes periódicos lleguen a informar de su recuperación al tribunal y este, único
legalmente autorizado para decidir su alta, lo decida documentalmente.
Durante su rehabilitación, pero más cuando egrese, su rápida captación en la atención
primaria para dar continuidad al tratamiento recibido en el hospital, será decisivo para
mantener los logros y evitar reincida en la peligrosidad. Obviamente, los médicos y otro
personal de ese nivel jugarán un importante papel.
El desarrollo de la red de asistencia en salud mental en Cuba ha hecho posible hacer
propuestas de que el aseguramiento terapéutico no transcurra solo en forma de ingreso
cerrado, sino que incluya otras formas no cerradas de control terapéutico en las que el
paciente mantiene mayor relación con su medio familiar, comunitario y, a veces, laboral.
Es algo pendiente de establecerse en la ley cubana (Pérez, 2018b).
Para interpretar adecuadamente este tema, en especial desde el punto de vista médico,
es importante identificar dos aspectos:
–– No basta que una persona sea adicta o consumidora habitual de alcohol u otra dro-
ga, o enajenada mental, por ejemplos, para considerarla penalmente en peligrosidad
predelictiva y aplicarle las medidas penales previstas para esto, sino que tendría que
tener primero las conductas interpretables como evidencias de riesgo, de peligrosidad,
para poderlas calificar después en aquellos índices.
–– Los índices de los párrafos a y b del artículo 73, vinculados al consumo habitual o
adictivo del alcohol y otras drogas, y el del artículo 74, “Enajenados mentales y personas
de desarrollo mental retardado”, dependen de condiciones que tienen equivalencia en
diagnósticos médicos y que requieren de tratamiento médico, a diferencia del índice
de “conducta antisocial” del 73.c. A consecuencia de ello, solo para establecer penal-
mente la presencia de aquellos índices que no son el de conducta antisocial, resulta
necesaria la pericia psiquiátrica, pues, además, para ellos el Juez decidirá, basado
en los artículos 78 y 79 del código penal, una “medida de seguridad terapéutica”, es
decir, de tratamiento obligatorio en un centro médico especializado, ambulatorio o
ingresado, según las necesidades de cada caso y que durará hasta que “desaparez-
ca en el sujeto el estado peligroso”; en tanto que en casos de índice predelictivo por
conducta antisocial, impondrá una “medida de seguridad reeducativa”, a cargo de los
órganos de control del Ministerio del Interior y sus instituciones, no de salud pública.
Incapacidad civil
En la actualidad es frecuente en la práctica de la atención primaria de salud, relacio-
nada más que ninguna al envejecimiento poblacional, la problemática de ancianos que
presentan cuadros clínicos de demencia y que poseen bienes, pero que por ese mismo
estado mental no pueden realizar extracciones bancarias, ventas de propiedades, permutas
y similares acciones en las que ejercería su capacidad de obrar sobre sus bienes. Otros
pacientes, afectados por otras enfermedades mentales continuas y asistidos en otros
niveles de atención por otros especialistas, como psiquiatras, internistas y neurólogos,
pudieran estar en situación similar (Pérez, 2018a).
Capítulo 8. Psiquiatría forense 121
2 Debe observarse que las mayorías de edad civil y penal son diferentes. En general las definiciones y
procesos penales y civiles son independientes unos de otros, pues responden a objetivos sociales
diferentes. Incluso cada proceso es independiente de los previos, por lo que la pericia emitida para
uno no es transferible a otro.
122 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Es decir, el criterio inicial del médico de asistencia siempre será sometido a posterior
verificación pericial, como también ocurre con los certificados de primera intención de
lesionados que motivan después la pericia de sanidad de lesiones. En resumen, el primer
paso o momento estará a cargo del médico de asistencia, y el segundo, ya al nivel del
tribunal, estará a cargo de dos peritos que no pueden ser médicos de asistencia de la
persona analizada.
El documento no pericial que dará inicio al proceso puede ser emitido en forma de
resumen de historia clínica o de certificado diagnóstico, en cuyas observaciones el
médico de asistencia, en congruencia con su diagnóstico, escribe su apreciación del
grado de incapacidad psíquica del paciente, siempre describiendo sucintamente las ma-
nifestaciones clínicas que sustentan tal diagnóstico y determinan tal estado, así como
su pronóstico evolutivo. Quien expida este documento debe limitarse a las razones clí-
nicas y las limitaciones que estas implican, sin opinar, mucho menos tomar en cuenta,
cuestiones sobre posible tutor u otro aspecto similar. Como es obvio, este documento
tiene que estar respaldado por la historia clínica en que se ha recogido el estado de las
funciones psíquicas del supuesto incapacitado al emitirlo, para garantía de quien lo emite;
y quedará registrado.
Respecto al momento pericial, según los artículos 30 y 31 del Código Civil de Cuba
(Ley 59 de 15 de octubre de 1987), en todos estos casos el tribunal actuante está obli-
gado a ordenar el examen pericial por “dos médicos distintos al de asistencia”, pues el
de asistencia ya emitió su criterio para iniciar el proceso y es el que se está validando.
Los peritos responderán a la autoridad competente, la designada en la Ley para evaluar
y decidir sobre tan trascendente asunto, “sobre el real grado” de capacidad para “regir
su persona y sus bienes”, característico de la persona peritada en su individualidad. Para
ello la debe calificar de incapacitada si lo es totalmente o describiendo sus limitaciones
si lo fuera de forma restringida, de suerte que el tribunal pueda adoptar la medida menos
restrictiva y más adecuada a cada caso.
Concluida la primera etapa de este proceso, después de examinar también a la persona
y de recibir el informe pericial, el Tribunal hará la declaratoria de su estado de incapacidad
plena o restringida, si así procede. Después y con participación fiscal, el Tribunal designa
al tutor que tomará decisiones en nombre del incapacitado total, o al curador que super-
visará y complementará al considerado en capacidad restringida. En esta designación
se tomará en cuenta, entre otros elementos, que sea alguien que no tenga conflicto de
intereses con el incapacitado, por lo general entre sus familiares más allegados y con
posibilidades de asumir la tutoría. No necesariamente la persona que promovió el proceso
será tutor o curador del incapacitado e, incluso, de no tener familia u otros allegados el
incapaz, o no ser seleccionable ningún familiar, un funcionario judicial, tal como un fiscal,
pudiera ser designado como tutor o curador (Pérez, 2006).
124 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
–– Las demencias, con especial incidencia las de causa cerebrovascular o por enferme-
dad de Alzheimer u otras enfermedades cerebrales degenerativas.
–– Los retrasos mentales severos y profundos.
–– La esquizofrenia, pero no en todos los casos de esa enfermedad, sino en los de
evolución continua (“crónica”) con gran deterioro de la personalidad previa, entre
otras posibles.
Una persona afectada por un trastorno de nivel psicótico, pero de evolución aguda,
por tanto, de pronóstico reversible, no debe ser calificada como permanentemente inca-
paz sobre el fundamento de este, y en su caso, el tribunal pudiera recibir de los peritos
que nombró el informe de que la persona, al ser examinada, transita por un periodo de
incapacidad reversible a corto plazo. Si el pronóstico de reversibilidad o irreversibilidad
no puede aún establecerse, se deberá también informar al tribunal, especificando las
necesidades de tiempo y recursos de las que depende dicha definición, de la que pen-
derá una decisión judicial de gran trascendencia para la vida social de esa persona, lo
que llama a prudencia (Pérez, 2006). El ejemplo de esta variante es el de una persona
que sufre una psicosis reactiva o se encuentra en estado de coma o afectada por otro
síndrome cerebral orgánico agudo, cuyo estado mental al recuperarse no sea predecible.
En casos límites, en especial si es evidente una evolución inevitable a corto plazo
hacia la cronicidad psicótica plena o una larga evolución en ese nivel psicótico o su
equivalente defectual, lo indicado es considerar al sujeto como incapacitado. Tal
puede ser el caso de ancianos con defecto demencial incipiente, pero ya manifiesto
como síndrome orgánico crónico, más allá del cambio cognitivo, aun cuando todavía
tengan momentos de lucidez, con remisión no total, sino parcial, de la orientación
o la memoria.
La clásica psiquiátrica forense siempre distinguió en la clínica el intervalo lúcido
(periodo en el cual un incapacitado recupera mantenida y totalmente su capacidad de
obrar) del momento lúcido (breve periodo en que el incapacitado recupera parcialmente
alguna función, como es el caso de ancianos dementes que a veces sorprenden,
pues durante un rato vuelven a reconocer a los familiares o recuerdan algo, para
de inmediato regresar a su desorientación y amnesia habitual) (Rojas, 1931 y 1938;
Pérez, 2006). Con tal evolución y tan precaria recuperación momentánea de algunas
funciones, propia del momento lúcido, no sería prudente proteger a la persona con
simple restricción de capacidades.
Una variante muy peculiar radica en los casos de personas que, por el curso evolutivo
de su enfermedad, alternan periodos de incapacidad total o restringida con otros largos
periodos de plena capacidad, como ocurre en los trastornos bipolares o maníaco-depre-
sivos. En tales casos, el jurista recibirá esa información, según se trate del médico de
asistencia o de los peritos, para adoptar la medida protectiva más conveniente.
126 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
En casos en que alternen largos periodos de plena capacidad de obrar con otros de psi-
cosis incapacitante, como ocurre en los mencionados trastornos bipolares o maníaco-de-
presivos, el médico de asistencia o, en su momento, el perito, debe describir el pronóstico
alternante y los riesgos del periodo de incapacidad ‒que patrimonialmente son muchos,
ya sea por la dispendiosidad de la fase maníaca o por el abandono y desinterés total de
la fase depresiva‒; para que el tribunal, poseedor social de ese atributo, valore y decida la
mejor solución del caso dentro de lo legalmente establecido.
Personas con otros trastornos de nivel neurótico, tales como trastornos de persona-
lidad y similares, no deben considerarse ni siquiera como candidatos a iniciar el proceso.
La simulación a veces se manifiesta en este campo, cuando alguien intenta aparen-
tar un trastorno mental en pos de ser declarado incapaz, cuyo fin perseguido con más
frecuencia ha sido el intento por revertir una acción ya realizada por vías de impugnarla
por ineptitud mental al ejecutarla; por ejemplo, una permuta, venta o cesión de vivienda.
De manera muy ocasional, un sujeto con una causa penal en curso o en inminencia de ser
descubierto en actividad delictiva, ha intentado simular para ser declarado incapacitado; lo
cual, de hecho, no determinaría nada más que dudas solucionables. Ello se debe a que la
incapacidad no se traduce de manera automática en inimputabilidad; en primer lugar, por
la independencia entre las jurisdicciones civil y penal, y, en segundo lugar, porque en cada
causa penal se requerirá de un peritaje que, como se vio, parta del análisis de la conducta
delictiva concreta de que se trate, también para demostrar que un sujeto con ese trastorno
pudo ser o no el autor de ese delito. A la larga se trata de acciones de evasión de la acción
judicial que no pasan del intento y se fundamentan en el desconocimiento de la propia ley;
pero, a veces, aparecen en el campo de acción del médico, asistencial o perito, que en tales
casos debe ser más cuidadoso que nunca en la observancia de las disposiciones legales
y protocolos de actuación que se han reflejado.
Invalidez laboral
Se tratarán los aspectos laborales de forma muy breve y general, apenas en lo nece-
sario para su proyección en los temas penal y civil, ya que la invalidez laboral puede ser
de interés en estos campos. Ejemplo de ello, al establecer la responsabilidad civil en un
delito en que las víctimas han quedado psíquicamente afectadas en su capacidad labo-
ral, o al establecer la prolongación de una pensión alimenticia cuando el hijo que arriba
a la mayoría de edad o la excónyuge sean desde el punto de vista laboral inválidos por
trastornos mentales.
En Cuba, el establecimiento de los grados y periodos de invalidez laboral no suele ser
tarea pericial forense, ya que no es frecuente que se le analice en los tribunales, sino que
se ventilan en comisiones intersectoriales de peritaje laboral de ubicación municipal en
las que se integran médicos de diversas especialidades, incluyendo la de medicina del
128 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Sobre las tres primeras variantes pueden existir innumerables aspectos fundamen-
tados en especificidades contractuales, normas estatales o internacionales relativas a
toda o determinada ocupación (las de los trabajadores de barcos o personal de vuelo de
aeronaves, por ejemplo).
También el derecho penal establece delitos para quienes cometen con personas dis-
capacitadas mentales, determinados actos aprovechando esa condición. Ello representa
una forma de protección social del enfermo mental.
En derecho civil existe la protección de la declaratoria de incapacidad, plena o restrin-
gida; pero, también, otras que atienden a la obligación de los padres u otros familiares
de brindarle sustento o asumir por ellos determinadas obligaciones cuando no puedan
asumirlas por sí mismos. La propia existencia de una forma restringida de declaratoria
de incapacidad refleja el interés social en limitar lo menos posible el ejercicio de sus
derechos por parte del enfermo mental, cuando esto sea posible.
En lo laboral, desde el Estado existe la posibilidad de subsidiar de diversas formas a
personas que, en razón de graves trastornos mentales, tienen invalidez para el trabajo.
Hasta en el propio campo de las regulaciones éticas y bioéticas existen determinadas
definiciones universales de principios destinadas a la protección de toda persona; pero,
también, otras destinadas a proteger de manera específica a los enfermos mentales, como
la titulada “La Protección de los Enfermos Mentales y el Mejoramiento de la Atención en
salud mental” (Organización de Naciones Unidas, 2004) emanada de la propia Asamblea
General de Naciones Unidas. Esta reclama el respeto de los derechos del paciente men-
tal, tanto en sus relaciones con la red de atención en salud mental, como con los demás
sectores de la sociedad, asistenciales o no. Estas normas éticas, por ejemplo, también
están destinadas a proscribir la experimentación con estos pacientes o tomarlos como
donantes de órganos o tejidos, si estos no están en condiciones de consentir; o estable-
cen condiciones especiales a cumplir cuando ellos son sujetos necesarios de ensayos
clínicos de psicofármacos o de otras formas de tratamiento de la enfermedad mental.
Como puede verse, desde diferentes áreas de la sociedad y la comunidad de naciones,
no solo desde el sector salud y la psiquiatría, se forma un entramado protectivo de dere-
chos, dirigido a esta forma de discapacidad, en cumplimiento de un principio planteado
desde la Constitución; pero, el personal de la salud, es el primer comprometido con la
promoción y observancia de todo ello.
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Capítulo 9
Seguridad social
María de los Ángeles Hernández Sosa
El Sistema de Seguridad Social en Cuba, está compuesto por un conjunto de bases ju-
rídicas y mecanismos que garantizan la protección a todos los ciudadanos. Este sistema
comprende un régimen general, regímenes especiales y un régimen de Asistencia Social.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), en el año 1991 señaló que la Segu-
ridad Social es la protección que la sociedad proporciona a sus miembros, mediante
medidas públicas contra las privaciones económicas y sociales que, de no ser así,
ocasionarían la desaparición o una fuerte reducción de los ingresos por causa de enfer-
medad, maternidad, accidente de trabajo, o enfermedad laboral, desempleo, invalidez,
vejez y muerte; y, también, la protección en forma de asistencia médica y de ayuda a las
familias con hijos: “El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor
suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad
política” (Simón Bolívar, discurso de Angostura el 15 de febrero de 1819).
El Sistema de Seguridad Social está compuesto por los dos Regímenes que se definen
a continuación:
–– Régimen de Seguridad Social, definido en la Ley de Seguridad Social, mediante el cual el
Estado ofrece protección al trabajador en los casos de enfermedad o accidente de origen
común o profesional, maternidad, invalidez y vejez, y en caso de muerte del trabajador
protege a su familia.
–– Régimen de Asistencia Social, definido en la propia Ley, para proteger especialmente
a los ancianos, a las personas no aptas para trabajar y, en general, a todas aquellas
personas cuyas necesidades esenciales no estén aseguradas o que por sus condicio-
nes de vida o de salud requieran protección y no puedan solucionar sus dificultades
sin ayuda de la sociedad.
La protección del Estado se manifiesta como Prestaciones, que pueden ser de tres tipos:
–– Prestaciones en servicios: asistencia médica y estomatológica, rehabilitación
–– Prestaciones en especie: medicamentos y alimentación hospitalaria, aparatos orto-
pédicos y prótesis.
–– Prestaciones monetarias: subsidios o pensiones, por enfermedad, accidente, invalidez
o por edad.
Existen otras situaciones, que se equiparan con el accidente del trabajo, y a los efectos
legales, aunque por concepto no lo son, a los afectados en esas circunstancias se les
garantiza igual protección por la Seguridad Social. Estas equiparaciones son:
–– Durante el trayecto normal o habitual de ida al trabajo y regreso de este.
–– En el trabajo voluntario promovido por la organización sindical.
–– En el trabajo voluntario promovido por las organizaciones de masas hacia la produc-
ción o los servicios.
–– Salvando vidas humanas o en la defensa de la propiedad o el orden legal socialista.
–– En el desempeño de funciones de la Defensa Civil.
Capítulo 9. Seguridad social 135
Para establecer que un paciente padece una enfermedad profesional, debe estar pre-
sente, el denominado “trípode diagnóstico” conformado por:
–– El cuadro clínico, que fundamenta el diagnóstico de la enfermedad que se sospecha.
–– Los análisis de laboratorio o exámenes complementarios que confirman el diagnóstico
clínico.
–– La exposición cierta al agente causal, en el centro laboral.
Además de reunir los requisitos del trípode, la enfermedad debe estar contemplada en
la Resolución N.o 283 del MINSAP, donde aparece el listado de las enfermedades conside-
radas como profesionales. No obstante, si se demuestra que el trabajador se enferma por
un agente presente en su medio laboral, aun cuando no esté en esta relación, se podría
considerar una enfermedad profesional.
Todas las enfermedades consideradas como profesionales y recogidas en la mencio-
nada resolución, se consideran objeto de declaración obligatoria. Cuando el médico de
asistencia de un trabajador considera que la enfermedad es de origen profesional, debe
remitirlo al especialista de medicina del trabajo.
El cuerpo contiene:
–– Diagnóstico de la enfermedad, lesión o estado de salud.
–– Tratamiento de forma genérica, concisa.
–– Si el paciente puede seguir trabajando o si está incapacitado.
–– Número de días de incapacidad (en números y letras).
–– Si se trata de un caso de enfermedad o de accidente.
–– Alguna otra observación de interés.
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Capítulo 10
Identidad
Héctor Soto Izquierdo y Dodany Machado Mendoza
La identidad para medicina legal está relacionada en el artículo 24 del Código Civil con
lo expresado: Que el individuo de la especie humana adquiere la condición de persona
con el nacimiento y la pierde cuando fallece”, por eso, en los humanos, los términos
identidad individual e identidad personal denotan lo mismo.La identidad es el conjunto
de caracteres, condiciones o peculiaridades que sirven para distinguir o diferenciar un
individuo del resto. Proviene del latín idem que significa “lo mismo”.
Identificar es el procedimiento científico-técnico que permite llegar a la identidad
tanto relativa como absoluta.
Identidad relativa. Consisten en el conjunto de caracteres que se relacionan con un
individuo y no necesariamente son concluyentes para establecer que se trata de un
individuo específico (edad, sexo, grupo racial y estatura). Estos aspectos conforman la
denominada tetralogía identificativa, aunque existen otros elementos somatoscópicos y
somatométricos que también se pueden emplear; tales como, el color del iris, el cabello,
más algunos como el tono de voz, la caligrafía, la prótesis, los tatuajes y las cicatrices,
entre otros.
Identidad absoluta. Esta establece la individualidad y suele llamarse también identidad
personal. Se construye mediante el uso de tecnologías tales como la dactiloscopia, el
dentigrama, la iridología, el estudio de las rugosidades del paladar, los estudios imageno-
lógicos (rayos X, tomografía axial computarizada y resonancia magnética), serológicos,
inmunológicos y de biología molecular (ADN), siendo este último el de mayor confiabilidad
y más costoso en la actualidad para fines forenses.
Las bases legales de la identidad consisten en:
–– Constitución de la República.
–– Código Civil.
–– Código Penal.
–– Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral.
–– Ley del Registro del Estado Civil.
–– Código de la Familia.
–– Reglamento General de Hospitales.
142 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
La identificación por lo general se inicia con el estudio de los cuatro elementos que
constituyen la denominada tetralogía identificativa, empleados para la identificación de
un producto de la concepción, una persona o del cadáver.
Todo individuo para ejercer sus derechos y deberes (políticos, civiles, penales, eco-
nómicos, etc.), debe ser capaz de demostrar a los demás que es la persona que dice ser.
En Cuba se emplean para estos fines los siguientes:
–– Carné de identidad.
–– Certificado de nacimiento.
–– Pasaporte.
Se puede utilizar la siguiente guía para evaluar los diferentes parámetros: esquema del
brote dentario, el desarrollo piloso, genital, mamario y la edad ósea.
Esquema del brote dentario. La evolución dentaria, la que se determina mediante la
valoración del número y tipo de piezas dentales que han brotado, comparándolo con los
estándares normales (Fig. 10.1).
144 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Fig. 10.1. Esquema del brote dentario. A: Dentición temporal; B: Dentición permanente.
Capítulo 10. Identidad 145
Evolución del vello axilar. El brote del vello en la axila, aislado y corto, se verifica
aproximadamente a los 13 años en la mujer y de los 14 o 14,5 en el hombre.
Desarrollo genital masculino. Según los criterios de Tanner:
–– Estadio 1: Los testículos, el escroto y el pene tienen el mismo tamaño y apariencia de
la etapa infantil (menos de 11,8 años).
–– Estadio 2: Aumenta de tamaño el escroto y los testículos, con enrojecimiento y cambio
de textura de la piel del escroto (11,8-13,6 años).
–– Estadio 3: Aumento de tamaño del pene, fundamentalmente en longitud, continúa el
crecimiento de testículos y del escroto (13,6-14,8 años).
–– Estadio 4: Prosigue el crecimiento en longitud y en circunferencia del pene con desarrollo
del glande, continúa el crecimiento de testículos y del escroto con oscurecimiento de
la piel de este último (14,8-16,7 años).
–– Estadio 5: Los órganos genitales adquieren el tamaño y las proporciones del adulto
(más de 16,7 años).
Fig. 10.2. Esquema del desarrollo piloso. A: Desarrollo en el sexo masculino; B: Desarrollo en el
sexo femenino.
Capítulo 10. Identidad 147
La edad ósea. Se calcula mediante la evaluación del desarrollo del esqueleto, valoran-
do el crecimiento óseo, la aparición de los puntos de osificación, la unión de las epífisis
con las diáfisis, las sinostosis de los huesos craneales, los cambios degenerativos, etc.
En el caso de los niños, adolescentes y jóvenes es muy útil la evaluación del estado de
maduración ósea. Esta se realiza mediante el estudio radiográfico de los puntos de osi-
ficación de la mano y de las epífisis distales del cúbito y del radio. Para ello se emplea
de manera convencional el lado izquierdo, pudiendo usarse los patrones del método del
atlas de Greulich y Pyle, el de Tanner Whitehouse II o los existentes sobre la maduración
ósea de la población cubana.
Los signos de involución son:
–– 35 años: Canas aisladas en regiones temporales.
–– 36 años: Arrugas “patas de gallina” en el ángulo externo de los ojos.
–– 40 años: Arrugas alrededor de la boca.
–– 45 a 50 años: Ramillete de pelos en trago (Bárbula Hirci), pelos en la nariz, así como
cejas copiosas y largas.
–– 50 a 55 años: Canas aisladas en el pubis.
–– Más de 60 años: Halo senil o gerontoxón; piel delgada, seca, escamosa; manchas,
queratosis o púrpuras seniles y en las mujeres pelos en el mentón, mejillas, labio
superior y orejas.
20 años Entre 18 y 20 años, los límites de la sanción penal pueden ser reducidos hasta en un
tercio
A menores de 20 años no puede imponerse la pena de muerte
60 años A los acusados mayores de 60 años, el límite mínimo de la sanción de privación de
libertad puede rebajarse hasta en un tercio
Tabla 10.4. Algunas características morfológicas de los tres grupos raciales principales
Situaciones de desastres
Ante una situación de desastre, el personal médico debe apoyar el trabajo de identifi-
cación de cadáveres, teniendo en cuenta la solicitud previa por parte de las autoridades
sanitarias o judiciales. Para esto debe tener presente diversos elementos útiles para dirigir
la entrevista a los familiares o allegados.
El médico debe tener en cuenta lo siguiente:
–– Reconocimiento visual de señales corporales individuales.
–– Otras acciones que el personal médico puede realizar en función de auxiliar el trabajo
especializado de identificación en casos de desastres son las siguientes:
• Fijar la ubicación del cadáver en el lugar donde aparece (y en el depósito, para que
pueda presentarse para el reconocimiento).
• Conservar las prendas de vestir (no desvestir el cuerpo en el lugar del suceso).
• Conservar el contenido de los bolsillos (no extraerlos en el lugar del suceso).
150 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Bibliografía
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Capítulo 11
Genética forense
Maritza Domínguez Méndez
Los estudios de paternidad pueden ser simples o complejos. En los primeros participan
la madre (aunque no siempre es necesaria su presencia), el hijo(s), y el o los supuestos
padres. En los casos que el padre se encuentre ausente (fallecido, desaparecido), se está
en presencia de una paternidad compleja y es necesario la reconstitución del genotipo
o perfil genético, a partir de familiares próximos, restos óseos o muestras indubitadas
(células presentes en objetos de uso personal) o de muestras clínicas (las que por alguna
razón se encuentran almacenadas o guardadas, como son los bancos de espermas, las
transfusiones de sangre, etc., y se tenga la certeza que pertenezcan al individuo en cues-
154 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
dactilar, con una aguja o lanceta quirúrgica se pincha la cara anterior de algún dedo de la
mano y las gotas de sangre se depositan sobre un papel secante. Lo normal es depositar
de 3 a 4 gotas de sangre y dejarlas secar a temperatura ambiente en un lugar protegido,
otra forma puede ser por medio de células epiteliales bucales (saliva) frotando la parte
interna de los carrillos con hisopos estériles en seco, se realizan dos tomas (con un hi-
sopo se frota la cara interna del carrillo derecho y con el otro, la cara interna del carrillo
izquierdo). Los hisopos, correctamente identificados, deben dejarse secar a temperatura
ambiente en un lugar protegido. Es fundamental no introducirlos en las fundas hasta que
no estén totalmente secos, ya que en la saliva hay bacterias que proliferan rápido con la
humedad, y ocasionan la degradación del ADN.
En los casos de paternidad compleja, la toma de la muestra será en condescendencia
a cada caso en particular (construcción de perfiles genéticos por familiares próximos,
restos cadavéricos u objetos). Una vez recogidas las muestras, se mantienen las ade-
cuadas precauciones para su mantenimiento y conservación (garantizando la autenti-
cidad, integridad, la no contaminación, la privacidad y confidencialidad) hasta el inicio
del proceso tecnológico en los laboratorios, mediante la llamada cadena de custodio.
Cada laboratorio crea sus propias normativas de trabajo, en caso de los laboratorios con
perfil forense, deben estar acreditados, con una adecuada certificación para el trabajo
y la realización de los controles de calidad.
Una vez terminado los procesos tecnológicos (extracción y purificación del ADN,
cualificación y cuantificación, reacción en cadena de la polimerasa o PCR), se inicia el
proceso de análisis por medio de la construcción de los perfiles genéticos, que deviene
en una exclusión de la paternidad (en caso que no coincidan los perfiles genéticos), o
en una inclusión como padre biológico. En este último caso se realiza entonces el aná-
lisis estadístico o cálculo probabilístico (a través del teorema de Bayes), ofreciéndose
los resultados por lo general con una precisión correspondiente al 99,99 %. Concluye el
proceso con la emisión del dictamen en correspondencia a la entidad que pide el peritaje
o la investigación biológica de la paternidad. El cual, además del perfil genético de cada
individuo, debe reflejar la firma a la que pertenecen los marcadores de ADN utilizados,
la población de base para el cálculo de las frecuencias alélicas utilizadas (en caso de
exclusión, la cantidad de marcadores excluyentes) y de inclusión, el resultado de los
cálculos del índice de paternidad acumulado y la probabilidad de la paternidad con que
se cierra el estudio (99,99 %).
Bibliografía
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Capítulo 12
Tanatología forense
Alejandro Caral Gutiérrez, Halina Pérez Álvarez y Marlene Basanta Montesinos
La tanatología, palabra derivada del griego (tanatos, significa muerte; logos, equivale a
estudio) es la parte de la medicina legal que se ocupa de todas las cuestiones referentes
a la muerte y el cadáver.
La muerte determina la transformación de un ser que vive (persona) en un cuerpo
carente de vida (cadáver). Esta transformación trae como consecuencia problemas
biológicos, sociales y jurídicos, a los que se añaden los filosóficos, religiosos, morales
y sanitarios. Todas estas cuestiones se entremezclan cuando el cadáver y la muerte se
estudian con determinado interés medicolegal. Una definición muy sencilla es la que
establece que “la muerte es el cese del conjunto de actos o fenómenos que constituyen
lo que llamamos vida”.
La vida equivale a un complejo conjunto de fenómenos bioquímicos que siguen unas
leyes fijas, y cuyo normal funcionamiento se traduce en un equilibrio biológico y fisico-
químico y en una constancia de valores orgánicos. Cuando ocurre la muerte, esas leyes
dejan de cumplirse y el cuerpo humano queda en estado inerte, sufriendo las influencias de
orden físico, químico y microbiano del medio ambiente y aun de su propio medio interno.
En el ámbito de la medicina legal, el estudio de la muerte está vinculado a las muertes
violentas o sospechosas de criminalidad y, por tanto, a los llamados delitos contra la vida.
Según pauta el Código Penal los delitos contra la vida son los siguientes:
–– Homicidio: Consiste en la muerte de una persona por otra.
–– Asesinato: Es la muerte de una persona por otra, cuando existe premeditación, ensa-
ñamiento, alevosía, entre otros.
–– Auxilio al suicidio: El que preste auxilio o induzca a otro al suicidio.
–– Aborto ilícito: El que se realice fuera de regulaciones de salud, con o sin autorización
de la grávida.
Muerte
La muerte no es un fenómeno instantáneo, sino un verdadero proceso, en el que un gran
número de actos vitales se van extinguiendo en una secuencia tan gradual y silente que
escapa por lo general a la observación. Se admite que la vida se extingue con las funciones
Capítulo 12. Tanatología forense 159
Terminología tanatológica
Muerte natural
La muerte natural es la debida a enfermedad, debilitamiento progresivo de las funciones
vitales o la senectud, y es sinónimo de la muerte mal llamada patológica. No intervienen
en su origen fuerzas o agentes ajenos al organismo, excepto los gérmenes, y no hay vio-
lencias en su ocurrencia. No hay culpabilidad de terceros, excepto la que pueda derivarse
de una responsabilidad médica.
Muerte violenta
La muerte violenta es la debida a agentes externos traumáticos o violentos, son las
muertes venidas de afuera. Determinación activa o pasiva en su desencadenamiento.
Existe siempre en esta una etiología medicolegal, y de acuerdo a ello puede ser:
–– Accidental: Hecho fortuito, casual, no intencional, por lo general imprevisto. No
interviene la voluntad ajena o propia para ocasionar el hecho, pero puede existir
160 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Diagnóstico de la muerte
Los signos inciertos de la muerte son:
–– Facies cadavérica o hipocrática.
–– Inmovilidad.
–– Deshidratación.
–– Relajación de esfínteres.
–– Abolición de la sensibilidad cutánea y sensorial.
–– Se pudieran usar equipos auxiliares que van desde el clásico estetoscopio hasta otros
más sofisticados como la electrocardiografía, este últimos con la ventaja de dejar un
documento gráfico del resultado del examen.
Supresión de la respiración
La supresión de la respiración se trata de la privación o interrupción de los conocidos
movimientos respiratorios que repercuten, directamente, en la verdadera respiración, la
que se lleva a cabo al nivel celular; ya que, al no entrar aire al organismo, se agotará el
oxígeno existente en la célula y se suspenden así los procesos metabólicos que repercuten
en toda la vida celular y del organismo en general.
Es muy conocido este signo como el “paro respiratorio” directamente vinculado, casi
siempre, al paro cardiaco, que no se debe confundir con la apnea voluntaria o momentá-
nea, como la que se lleva acabo cuando el sujeto hace una inmersión en una piscina, que
depende de nuestra voluntad y no de la alteración de los centros respiratorios existentes
en el bulbo encefálico.
El diagnóstico casi siempre se realiza, inicialmente, en forma visual, para pasar a com-
probarlo acercando el oído bien sea a las fosas nasales o de manera directa auscultando
sobre la parte posterior del tórax, ya sea con el empleo de instrumentos o con la oreja
sobre la piel de dicha región. Otros métodos también pueden ser empleados.
Espasmo cadavérico
El espasmo cadavérico es una contractura vital final, inmediata o instantánea, que se
presenta sin estar precedida por un periodo de relajación muscular, lo que la diferencia de
la rigidez cadavérica ordinaria, de ahí que fije la actitud que tenía el sujeto en el momento
de la muerte. Puede ser generalizado, cuando afecta a todo el cuerpo, y localizado, cuando
interesan solo ciertos grupos musculares aislados. Se observa con escasa frecuencia,
de ahí el valor de algunas de las causas recogidas en la literatura:
–– La emoción o extraordinaria tensión nerviosa en que lo sorprende la muerte.
–– Procesos convulsivantes (tétanos, eclampsia, etc.).
–– Heridas por arma de fuego y otros traumatismos importantes en la cabeza.
–– La fulguración por corriente atmosférica.
Enfriamiento cadavérico
El enfriamiento cadavérico es el fenómeno debido a los cambios que se originan en
el cuerpo sin vida, a partir del momento en que se extinguen los procesos bioquímicos
vitales. La temperatura corporal es consecuencia de fenómenos bioquímicos. En el
cuerpo se produce calor constantemente, como producto secundario de las reacciones
metabólicas; al cesar la vida, cesan también de forma paulatina los procesos metabólicos
y, por ende, el cadáver comienza a perder calor.
En términos muy generales, el enfriamiento cadavérico transcurre de forma gradual,
disminuyendo la temperatura de modo progresivo, hasta igualarse con la del medio am-
biente. Se inicia por los pies, las manos y la cara, los que están fríos a las 2 h de la muerte.
Después, se extiende a las extremidades y al tórax, y, por último, al hueco epigástrico, la
axila y al cuello. Los órganos abdominales profundos conservan el calor incluso hasta 24 h
posteriores. El enfriamiento al tacto sería completo de las 8 a las 17 h, con mayor frecuencia
de 10 a 12 h después de la muerte.
En Cuba, país tropical, donde hay calor casi todo el año, la temperatura corporal se
mantiene alrededor de 3 h posteriores a la muerte y, por tanto, el enfriamiento se hace más
manifiesto entre las 3 y 8 h posteriores al deceso, habiéndose perdido, aproximadamente,
entre 0,5 y 1 ˚C por hora, según la temperatura ambiental de cada época, para lograr un
equilibrio térmico que siempre es el resultado final.
Los factores que pueden influir en el enfriamiento cadavérico son:
–– Causa de la muerte: Enfermedades crónicas, hemorragias, intoxicaciones por fósforo,
arsénico, alcohol, en las muertes por frío y en las grandes quemaduras se produce el
enfriamiento de manera más rápida.
–– Las enfermedades agudas, las apoplejías, el golpe de calor, la sofocación, las intoxi-
caciones por venenos convulsivantes, como la nicotina y la estricnina, producen el
enfriamiento de manera más lenta.
–– La edad, la estatura, el estado nutricional y el peso, son factores que condicionan la
extensión de la superficie corporal, la capacidad calorífica y la capacidad específica
de la conducción calórica. Los cadáveres de los fetos, de los recién nacidos y de los
niños se enfrían más rápido, que los de adultos.
–– Estado nutricional y biotipo: En los individuos caquécticos, el enfriamiento es más
rápido; además, se plantea un enfriamiento más rápido, si la muerte sobreviene es-
tando el sujeto en ayunas.
Capítulo 12. Tanatología forense 165
Livideces cadavéricas
Una vez que cesa la circulación sanguínea, la sangre se afecta por la gravedad; ya que,
cuando ocurre el cese de la actividad cardiaca, se inicia mediante una contracción vascular
que progresa desde el ventrículo izquierdo hacia la periferia un amplio desplazamiento de
la masa sanguínea que vacía la arteria y origina una hiperrepleción de las venas. A partir
de este momento, la sangre va hacia las partes declives del organismo cuyos capilares
distiende, y causa en la superficie cutánea manchas de color rojo violado conocida
como livideces cadavéricas. Constituye un fenómeno constante que incluso, en algunas
ocasiones, puede iniciar su formación ya desde la agonía.
El color inicial de las livideces puede variar desde el rojo claro al azul oscuro, depen-
diendo del color de la sangre en el momento de la muerte, y evoluciona después hacia
el verde amarillento hasta su desaparición; pero, se pueden observar rosadas en las in-
toxicaciones por el monóxido de carbono y el cianuro, o la refrigeración, y achocolatadas
en las intoxicaciones por venenos metahemoglobinizantes, como es el caso de la sal de
nitro, entre otras posibilidades.
La intensidad de las livideces depende de la fluidez de líquido sanguíneo, por lo que
será mayor en las asfixias, porque la sangre se mantiene fluida, y estará menos marcada
en las muertes con hemorragias y anemia, debido a la reducida cantidad de sangre o del
pigmento hemoglobinúrico de esta.
La distribución depende de la posición del cadáver, presentándose en los planos de-
clives e interrumpiéndose en los sitios de apoyo, donde se aprecian zonas pálidas, por lo
que indican la posición en que ha permanecido el cadáver. Se pueden observar en forma
de púrpura hipostática, producto de la ruptura de los vasos por la hipóstasis cadavérica
que aumenta la presión.
La evolución de las livideces se caracteriza por el inicio de pequeñas manchas ais-
ladas que se pueden ver en el plano posterior del cuello, entre los 20 y 45 min; después
confluyen, hasta abarcar grandes áreas en un tiempo estimado cerca de la 1.ra h de fa-
llecido, en el resto del cadáver aparecen de 3 a 5 h después de la muerte, y ocupan todo
166 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
el plano inferior del cadáver a las 10 o 12 h de fallecido. Estas manchas desaparecen con
facilidad a la presión digital antes de las 8 h, y lo hacen con dificultad después de ese
tiempo, y no desaparecen después de las 12 h. Lo anterior pone de manifiesto que, si un
cadáver es movilizado antes de las 12 h, las livideces pueden aparecer en otra posición
y se mantienen o no las originales, y si se moviliza después de las 12 h no cambian de
posición, lo que constituye un elemento trascendente en la investigación criminal.
Es importante y fácil realizar el diagnóstico diferencial de las livideces con las equimo-
sis, con solo practicar una incisión en la zona afectada, se verá la sangre extravasada,
coagulada y adherida a las mallas del tejido; en cambio, en las livideces, la sangre fluye
al cortar los capilares. Se puede ver algún relieve en las equimosis, el color suele ser
diferente y la localización no coincide con los planos declives.
Rigidez cadavérica
Se entiende por rigidez cadavérica la tiesura, envaramiento o endurecimiento de los
músculos, que se origina posterior a la muerte. Los músculos se acortan ligeramente,
impiden el movimiento de las articulaciones y provocan posiciones o posturas que pueden
tener determinado interés medicolegal.
Es tardía, enérgica y de larga duración en una musculatura normal e intacta, y lo contrario
en una musculatura débil o alterada, y siempre va precedida de una fase de relajación que
afecta en principio a la musculatura lisa, el miocardio y el diafragma, y posteriormente, a
los músculos estriados esqueléticos.
Se inicia entre 3 y 6 h después de la muerte, comenzando por los músculos de la
mandíbula inferior y orbicular de los párpados, para después afectar la cara, el cuello,
el tórax, el tronco y, por último, las piernas. Se completa entre las 8 y 12 h después de
la muerte, alcanza su máxima intensidad a las 24 h e inicia su desaparición entre 36 y
48 h, siguiendo el mismo orden en que se propagó.
Capítulo 12. Tanatología forense 167
Putrefacción cadavérica
La putrefacción cadavérica es el signo inequívoco de la muerte, ya que no se trata
del cese de un fenómeno vital, sino de la modificación de los tejidos, que solo ocurre
168 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Periodos de la putrefacción
El nombre de cada periodo de la putrefacción corresponde con el aspecto que más
se destaca; ya que, sobre todo pasado el inicio, siempre hay coincidencia de distintos
periodos en un mismo cuerpo.
Se plantean cuatro periodos o fases que son:
–– Cromático o de coloración.
–– Enfisematoso o gaseoso.
–– Colicuativo o de licuefacción.
–– Reducción esquelética.
Este periodo tiene una duración de varios días, a veces hasta un par de semanas.
Periodo colicuativo o de licuefacción. Se caracteriza por cambios al nivel de la piel y
de los tejidos en general, que se van licuando, con olor característico y aspecto bitumi-
noso, con desprendimiento de partes y pérdida de la integridad de las cavidades; que, en
resumen, se pueden enumerar como:
–– Epidermis despegada y reblandecida.
–– Formación de ampollas de dimensiones variables con líquido de color pardo.
–– Desprendimiento epidérmico, que deja aspecto de quemaduras de segundo grado.
–– Salida de líquido de color pardo por los orificios nasales.
–– Desprendimiento de uñas y pelos.
–– Escape de gases y pérdida de aspecto macrosómico del cuerpo.
–– Hundimiento ocular, aplastamiento nasal, denudación del cráneo y destrucción de
partes blandas.
–– Soluciones de continuidad en el abdomen que dan salida a gases al exterior.
–– Órganos reblandecidos que dejan escapar serosidad sucia, con aspecto bituminoso
del cuerpo y olor rancio.
Esta fase dura por lo general de 8 a 10 meses, pero está un tanto en dependencia de
las condiciones del medio en el cual ocurre el proceso.
Periodo de reducción esquelética. Se caracteriza por la pérdida de las partes
blandas del cuerpo que va dejando libre el esqueleto, con la existencia del putrílago
como sustancia identificadora, lo que se puede esquematizar de la forma siguiente:
–– Pérdida de partes blandas del cadáver.
–– Las partes blandas desaparecen por medio de la licuefacción y se transforman en
putrílago.
–– Pueden permanecer más tiempo el tejido fibroso y cartílagos (esqueleto unido).
–– Separación de la cabeza del tronco al final del periodo.
–– Separación de costillas y esternón.
–– El abdomen se deprime, su pared queda unida a la columna vertebral, más tarde queda
reducido a residuos negruzcos que se unen a estructuras vecinas.
–– Los órganos abdominales se van destruyendo con diferencias en cuanto a su resis-
tencia.
lo conservan de una forma más o menos permanente y que han sido considerados como
vías anormales de la propia putrefacción. Los principales tipos de desarrollo anormal son:
momificación, saponificación y corificación.
Momificación. Es la desecación cadavérica por deshidratación rápida, en medio seco y
con aire caliente, gracias a la cual persisten sus formas exteriores de un modo prolongado.
Puede ser natural o artificial, la primera de gran interés medicolegal, la segunda por lo
general de interés social, político o cultural. A su vez puede ser parcial o total, según la
extensión en el organismo. Demora en constituirse desde 15 días hasta 3 o 4 meses, y se
observa con mayor frecuencia en los recién nacidos, en las mujeres, en los sujetos delga-
dos y en algunas causas de muerte específicas como son los cuadros diarreicos agudos.
Saponificación. Es la transformación jabonosa de la grasa subcutánea, los músculos
y demás tejidos blandos. Ocurre en las regiones del cuerpo donde abundan las grasas,
como es el caso de las mejillas y las nalgas. La sustancia que caracteriza este proceso
se denomina adipocira (por tener características intermedias entre la grasa y la cera).
Presenta un aspecto untuoso, viscoso y una coloración amarillenta en estado húmedo
(adipocira reciente); mientras que es blanquecina y de consistencia dura y seca, granu-
lando a la palpación cuando envejece (adipocira antigua).
Para que esta transformación de las grasas y en partes blandas se lleve a cabo se
requiere de la permanencia del cadáver en un medio húmedo, desempeñando también
un papel fundamental determinadas condiciones individuales, como son la edad (más
frecuente en niños), el sexo (mayor en el femenino), la obesidad, el alcoholismo y algunas
intoxicaciones especialmente que originen degeneración grasa.
Aunque existen autores que la han constatado desde los 15 días del fallecimiento.
Se plantea de forma general su comienzo aproximadamente a las 6 semanas del
deceso.
Corificación. Es la transformación de la piel del cadáver en un tejido similar al cuero
recién curtido, en cadáveres en cajas metálicas cerradas con soldadura durante un tiempo,
alrededor de 1 año.
Las disposiciones legales sobre los cadáveres están dispersas en el Código Penal, la
Ley de Procedimiento Penal, la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y Laboral, las
Ordenanzas Sanitarias, la Ley del Registro del Estado Civil, el Reglamento de la Ley del
Registro del Estado Civil y la Resolución N.o 9, de 1992 del MINSAP.
Como resumen se puede decir que la ley reconoce ciertos derechos a los familiares o
allegados en la atención de los funerales, traslación y lugar de enterramiento; pero, limi-
tados por intereses superiores de la colectividad, de orden sanitario, judicial o de moral
pública, en tal forma que el cadáver, que por lo ya no es persona, tampoco es susceptible
de libre posesión y menos de ser propiedad de nadie. Todo ello permite considerar que
la condición jurídica de los familiares o allegados en relación con el cadáver es la de
semiposesión.
Reconocimiento de cadáver
El reconocimiento de cadáver es la inspección mediante los sentidos que hace el médico
de un cadáver para extender el certificado médico de defunción, o enviar dicho cadáver
para la realización de la necropsia clínica. Para decidir su actuación, debe recoger los
antecedentes patológicos personales del fallecido.
Hay otro reconocimiento que se llama judicial, que es el que dispone el Instructor
policial para que se determine la causa de la muerte y se precisen las condiciones que
la rodearon; además, se le informe si es necesario o no la práctica de la necropsia, si por
el examen externo del cadáver y las circunstancias del hecho es posible determinar la
causa de la muerte y no es necesaria la diligencia para conocer algún antecedente útil
a la investigación, como lo establece el artículo 143 de la Ley de Procedimiento Penal.
En los reconocimientos de cadáveres se deben explorar:
–– Signos tanatológicos: Consignar todos los signos que deriven de los fenómenos
cadavéricos, aclarando su estado en el momento del examen. Por ejemplo, livideces
extendidas en el plano posterior del cadáver que no desaparecen a la digitopresión.
–– Signos de violencia: Si el cadáver presenta lesiones violentas se examinarán una a
una, precisando su naturaleza, el tamaño, la profundidad, la dirección y la ubicación
topográfica.
–– Signos patológicos no violentos: Se pueden observar al examinar exteriormente el
cadáver: edema, cianosis, palidez, enfermedades de la piel, entre otras.
–– Signos terapéuticos o quirúrgicos o ambos: El cadáver puede presentar punturas en
sitios electivos, cicatrices de incisiones quirúrgicas recientes o antiguas o signos
de otras medidas terapéuticas que, a la vez, pueden ser quirúrgicas como es el caso
de la traqueotomía.
174 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
–– Otros signos de interés: Se buscarán señas particulares (por ejemplo, nevos pigmen-
tarios significativos), tatuajes (podrán ser profesionales, religiosos o amorosos).
–– Orificios naturales: Se realizará el examen de los orificios naturales, deteniéndose en
la boca, en el estado de las piezas dentarias y de la mucosa oral. El examen del orificio
anal y de la vagina recobra interés cuando la causa de la muerte estuvo vinculada a
una agresión sexual.
En el año 1992, se dictó la Resolución N.o 9 del Ministerio de Salud Pública, la cual pone
en vigencia el Reglamento General de Manipulación de Cadáveres y Restos Humanos,
donde se formulan algunos conceptos y se hace distinción entre el embalsamamiento, la
conservación transitoria y la preparación del cadáver. Tomando en cuenta la resolución
mencionada, se define al embalsamamiento como: “El procedimiento que se realiza
cuando se requiere conservar un cadáver por más de 72 h de ocurrido el fallecimiento o
en casos en los que otros intereses muevan a la conservación de dicho cuerpo.”
La conservación transitoria como: “El procedimiento que se utiliza para preservar un
cadáver en su correcto estado durante las primeras 24 h después de haber ocurrido el
fallecimiento.”
La preparación del cadáver consiste en las maniobras que se realizan sobre el cadáver
que se encuentra ya en alguna fase del periodo de putrefacción, para tratar de reducir al
mínimo los efectos de la putrefacción ya comenzada e inhibir en lo posible la continua-
ción de esta.
Los centros autorizados para hacer la conservación, embalsamamiento o preparación
del cadáver son los siguientes:
–– Funerarias autorizadas.
–– Hospitales que así se acrediten.
–– Centros municipales de medicina legal.
–– Servicios y centros de medicina legal provinciales y territoriales.
–– Instituto de Medicina Legal.
Certificación de la muerte
La certificación de la muerte es la expedición por un médico del instrumento oficial
destinado a consignar la muerte de un individuo, y que se denomina certificado médico
de defunción. Es un documento de gran importancia y de obligada utilización, ya que en
178 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
todo caso de muerte es imprescindible su emisión con una doble finalidad: para asiento
de la defunción en el Registro del Estado Civil, autorización para el enterramiento y para
estadística demográfica y de salud. Tendrá, a su vez, un interés especial cuando la muerte
haya estado vinculada a un hecho de trascendencia juridicopenal.
En Cuba, la expedición de los certificados médicos de defunción tiene su base legal
fundamental en la Resolución N.o 9 del año 1992 del MINSAP, que pone en vigor el
Reglamento General de Manipulación de Cadáveres y Restos Humanos, en este se detallan
los facultados para confeccionar dicho documento.
El Reglamento General de Manipulación de Cadáveres y Restos Humanos rige el
tratamiento que hay que dar a los cadáveres y restos humanos en el Sistema Nacional
de Salud y otras dependencias que, no siendo propias del sistema, tengan por razón del
servicio que prestan, disponer de cualquier forma de estos.
En el artículo 2 se presenta las definiciones aclaratorias siguientes:
–– Muerte natural: La ocasionada por enfermedades o patología no traumática o debili-
tamiento progresivo de las funciones vitales propios del proceso senil.
–– Muerte violenta: La ocasionada por agentes externos traumáticos o violentos.
–– Muerte sospechosa: Aquella en la cual existe algún indicio de responsabilidad penal.
–– Necropsia clínica: Es la que se realiza con un propósito científico o docente, con
particular interés en conocer, precisar o confirmar las causas de la muerte natural,
las complicaciones que pudieron ocurrir en la evolución de la enfermedad o conocer
en general la evolución de cualquier proceso patológico en un fallecido.
–– Necropsia medicolegal: La que se practica por disposición de la autoridad competente
para determinar las causas de la muerte y otras circunstancias, relacionadas con los
procedimientos penales.
Si el fallecimiento ocurriese en áreas atendidas por médicos de familia, será una obli-
gación de este disponer la necropsia clínica o emitir el certificado médico de defunción,
incluso en casos de sujetos en tránsito o no residentes en el área, siempre que la causa
de muerte sea natural. De no existir médico de familia en el área, el médico más cercano
asumirá esta decisión.
Una vez que el médico actuante pasa a confeccionar el certificado médico de defun-
ción, debe observar las normas para el llenado correcto de este, las que se detallarán a
continuación (véase el capítulo correspondiente a Documentos medicolegales):
–– En primer lugar, debe conocer que el certificado médico de defunción está compuesto
por dos originales, los cuales tienen diferentes destinos, uno se envía al departamento
de Estadísticas de Salud Pública del nivel correspondiente, y el otro a las oficinas del
Registro Civil que competa, estos dos originales deben ser llenados por la misma
persona, es decir, no pueden tener letras diferentes.
–– Tiene que realizarse de forma manuscrita, no con máquina de escribir ni otro método,
debe usarse solo tintas azules y negras, hay que utilizar letra clara y legible, preferi-
blemente letra de molde, no se permiten enmiendas ni tachaduras, sin dejar casillas
en blanco, no empleando abreviaturas o siglas, salvo las permitidas en el instructivo
que aparece al dorso de este.
–– Los datos que se requieran para el llenado del certificado médico de defunción se
tomarán del carné de identidad, de la historia clínica, por información de un familiar,
o por lo que compruebe o conozca del resultado de la necropsia clínica practicada.
–– Los modelos confeccionados no se pueden separar, solo se efectuará esa acción por
el personal que labora en las oficinas de admisión de los hospitales y policlínicos.
–– La sección destinada al ordenamiento de las causas de la muerte, es la parte más
importante desde el punto de vista asistencial, así como la más compleja a realizar.
Está dividida en dos partes: La parte I contiene los incisos a, b, c, y d, donde se enca-
denan las causas de la muerte, en la parte II aparecen dos rayas donde se escribirá otras
enfermedades significativas que contribuyeron a la muerte; pero, no relacionas con la
causa directa, como no es de llenado obligatorio, se pasa a explicar la parte I, la más
esencial. Esta tiene cuatro incisos, en el inciso (a) siempre se escribe la causa directa
de la muerte, que corresponde al episodio final de la enfermedad de base, siendo una
complicación de la patología fundamental. Los cadáveres en estado de putrefacción no
son causa para que el médico de asistencia no pueda confeccionar el certificado médico
de defunción. No existe base legal que ampare dicha actuación.
Capítulo 12. Tanatología forense 181
Exposición de cadáveres
Hay dos tipos de exposición de cadáveres. Una de estas, que se puede llamar corriente
o civil, es la que se hace del cadáver por los deudos y allegados para recibir las expresiones
de condolencia; en ocasiones, tiene carácter notorio, como sucede en los casos de muertes
de grandes personalidades a las que se les rinde homenaje por grandes multitudes. Pero
esta exposición no tiene interés medicolegal, sí lo tiene el tipo de exposición judicial que
es la que dispone el artículo 140 de la Ley de Procedimiento Penal.
En el caso de cadáveres desconocidos, y si el estado de este lo permite, se expondrá
al público, previa conservación del cuerpo, a fin de intentar de esa forma la identificación,
por este motivo, el cadáver se puede mantener hasta 30 días conservado en refrigeración,
sin proceder a su inhumación.
Inhumación
La inhumación, aunque etimológicamente es igual que enterrar, en realidad no siem-
pre es así. Se debe considerar como sepultar o dar sepultura a un cadáver, que a veces
no constituye un verdadero acto de enterramiento, pues el cuerpo queda separado
totalmente de la tierra, como ocurre cuando se da sepultura en bóvedas o nichos, y con
el empleo de ataúdes. Para proceder a la inhumación requiere la licencia de sepultura
(boleta de enterramiento), y cumplir los requisitos que fija la Ley de Registro del Estado
Civil; entre estos se citan los siguientes:
La inhumación del cadáver se realizará:
–– En cualquier momento dentro de las 24 h posteriores al fallecimiento, si se hubiera
practicado la necropsia.
–– Después de las 6 h y antes de las 24 de ocurrido el fallecimiento, si no se hubiera
practicado la necropsia.
–– La inhumación o cremación del cadáver se hará obligatoriamente en todos los casos
dentro de las 24 h posteriores a la defunción, excepto que se disponga otra cosa por
resolución judicial o que medie autorización sanitaria.
Exhumación
La exhumación es el acto de extraer de su sepultura un cadáver inhumado. Existen dos
tipos de exhumación, la civil o administrativa y la judicial.
La exhumación civil o administrativa es la que se realiza más frecuente, a solicitud de
familiares. Esta se realiza para trasladar los restos de un lugar a otro, ya sea dentro del
mismo cementerio o a otro, para guardar el cadáver ya transformado en restos óseos o
para incinerar dichos restos óseos. En Cuba, esta acción se establece a los 2 años
de la defunción.
182 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Cremación
La cremación es la incineración o reducción a cenizas del cadáver, es decir, es la acción
de incinerarlos. Este método sustituye a la inhumación, se ha convertido en la actualidad
en un procedimiento habitual en Cuba. Esta actuación se realiza bajo regulaciones que
evitan la ocultación de hechos criminales y que atienden aspectos sanitarios, así como
el sentimiento público.
Se debe destacar que para la cremación de un cadáver no es requisito indispensable
haber realizado la necropsia.
Conducción
La conducción es el acto de conducir o trasladar un cadáver al cementerio o de un
lugar a otro. Tiene un interés sanitario, por lo que está reglamentado en las Ordenanzas
Sanitarias.
En los casos judiciales, se precisa la autorización del Instructor policial que conozca
de la causa.
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Capítulo 13
Asfixiología medicolegal
Yleana Vizcaíno Dimé y Ruth Juárez Fontanet
La muerte violenta puede ser causada por traumatismos que ocasionan los distintos
agentes vulnerantes, por sustancias tóxicas y también por una asfixia mecánica. Por ello,
la necesidad de que durante el ejercicio de la profesión el médico debe distinguir cuáles
son los signos que, de forma general, pueden indicar que la muerte se debe a una asfixia,
y las características de cada uno de estos actos violentos que casi siempre provocan la
muerte, aunque de manera excepcional la víctima pueda sobrevivir.
Ahorcamiento
El ahorcamiento es la constricción del cuello por el extremo de un lazo o dogal, sobre
el cual actúa el propio peso del cuerpo de la víctima, estando el extremo opuesto atado
a un punto fijo.
Existen signos externos que se observan en el cadáver que indican que se trata de un
ahorcamiento, como la existencia del surco frecuentemente situado en el tercio superior
del cuello, por encima del hueso hioides. Este surco puede ser único o múltiple, cuya
dirección es oblicua ascendente en dirección al nudo. El surco suele dibujar la trama
del lazo, y la profundidad y el ancho dependen de que este sea más o menos ancho
Capítulo 13. Asfixiología medicolegal 185
Estrangulación
La estrangulación es la asfixia causada por la constricción del cuello debida a una fuer-
za ajena al peso del cuerpo de la persona estrangulada, empleando un dogal (puede ser
una cuerda, cordón, textiles, etc.), la mano del agresor, o cualquier otra estructura rígida,
como puede ser el antebrazo. Entre sus variedades se encuentran la estrangulación a
lazo, a mano, antebraquial y con objetos.
Las variedades de estrangulación (a lazo y a mano) son las que con mayor frecuencia
se observan en Cuba, por tanto, se hace referencia a los principales aspectos de interés
medicolegal de cada una de estas.
Estrangulación a lazo
En la estrangulación a lazo, la constricción del cuello la realiza un lazo apretado por una
fuerza ajena al peso del cuerpo. La fuerza constrictora actúa perpendicularmente al cuerpo.
Al igual que en el ahorcamiento, existen signos externos que se observan en el cadá-
ver e indican que se trata de una estrangulación a lazo, estos son: el surco se sitúa por
debajo del cartílago tiroides (a la altura de la laringe), no se interrumpe (pero pudiera
haber interrupciones por interposición de cuerpos extraños como las ropas), transversal,
horizontal, puede ser único, doble o múltiple de acuerdo al número de vueltas que da el
lazo, con una profundidad uniforme. Casi siempre se trata de surcos pálidos y blandos,
casi no originan excoriaciones y se apergaminan raras veces. En ocasiones, este surco
deja una impresión borrosa cuando la estrangulación fue realizada con lazos anchos y
flexibles y mantenidos poco tiempo.
Estrangulación a mano
La estrangulación a mano es la variedad de estrangulación que tiene lugar por la
constricción del cuello originada por la mano. Esta compresión puede ser realizada por
una o las dos manos.
En este tipo de estrangulación, en el cadáver se observan signos externos que indican
que se trata de esta variedad, como los estigmas digitales: la huella o huellas dejadas por
las extremidades de los dedos aplicados sobre la piel, igual pueden observarse estigmas
ungüeales que son excoriaciones producidas por las uñas con forma semilunar, desecada,
con la concavidad dirigida hacia el lado de la palma, ello es debido a la presión ejercida, y
pueden ser excoriaciones lineales alargadas cuando se produce el deslizamiento de las
uñas y más anchas e irregulares cuando se deslizan en toda su amplitud.
La zona ocupada por los estigmas varía en la ubicación de los dedos, que pueden
situarse en región anterior, posterior y lateral del cuello. Hay ocasiones en que la presión
de los dedos no se ha hecho con la punta, por lo que la uña no toma parte en la agresión y
no se forman las excoriaciones descritas, sino equimosis que, a veces, resultan invisibles
Capítulo 13. Asfixiología medicolegal 187
Estrangulación antebraquial
La estrangulación antebraquial es la compresión que aplica el antebrazo sobre el
cuello, con lo que se ocluye la vía respiratoria, o se sitúa el cuello de la víctima en el pliegue
de flexión del codo del agresor que flexiona su antebrazo y con esto comprime las regio-
nes laterales del cuello de la víctima, anulando la circulación carotidea. Esta explicación
también es válida cuando se utilizan otros objetos.
Sofocación
La sofocación es la asfixia mecánica en la que hay un impedimento brusco de la ventila-
ción pulmonar, al no poder pasar a las vías respiratorias el aire respirable. Las variedades
de sofocación son las siguientes:
–– Oclusión de los orificios respiratorios.
–– Obstrucción de las vías respiratorias.
–– Compresión toracoabdominal.
–– Sepultamiento.
188 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Compresión toracoabdominal
La compresión toracoabdominal produce la asfixia por inmovilización de la pared del
tórax y el abdomen, debido al agente que la comprime. Si la compresión es intensa, aunque
breve, en la cara, el cuello y la parte superior del tórax aparece un tinte violáceo uniforme,
Capítulo 13. Asfixiología medicolegal 189
en cuyo fondo resaltan múltiples equimosis puntiformes de color rojo oscuro casi negro,
las cuales también se observan en la conjuntiva y en los párpados. Este conjunto sindró-
mico cervicofacial ha recibido el nombre de mascarilla equimótica.
También se pueden ver fracturas costales aisladas o múltiples contusiones en la pared
torácica que, por sí sola, no explican la causa de la muerte.
La etiología medicolegal más frecuente es la accidental. En niños pequeños por el peso
de los padres al dormir juntos, en adultos por aplastamientos debido a multitudes en páni-
co, paso de vehículos pesados, caída de objetos pesados sobre el tórax y en derrumbes.
La etiología homicida es rara, pero se puede ver asociado a otras variedades de asfixia
mecánica y de sofocación.
Sepultamiento
El sepultamiento es la asfixia que se ocasiona cuando el cuerpo de la víctima queda
cubierto por entero, o solo en sus orificios respiratorios, por la tierra o un medio pul-
verulento cualquiera que penetra por aspiración en las vías respiratorias. El material
pulverulento del sepultamiento da lugar al signo fundamental para el diagnóstico, la
presencia en las vías aéreas de partículas abundantes de dicho material, lo que no solo
permite afirmar la causa de muerte, sino también el medio en que sucedió. El medio
extraño llega hasta la laringe, los bronquios y, a veces, hasta los alveolos pulmonares;
también puede ser deglutido, encontrándose en el estómago y a veces en el duodeno.
Cuando el sepultamiento ha tenido lugar por derrumbe, desprendimiento o aludes, al
sepultamiento propiamente dicho suele asociarse en grado menor o mayor (en propor-
ción al espesor de la capa sepultante) la compresión de las paredes toracoabdominales,
entonces se añaden traumatismos y el síndrome de la mascarilla equimótica.
En los casos en que no ha habido penetración del medio en las vías aéreas ni digestivas,
hay que hacer el diagnóstico por las lesiones asfícticas y traumáticas, si estas presentan
características que las definan como causantes de la muerte.
Sumersión
La sumersión es la asfixia que se causa cuando el aire de los pulmones es reemplazado
por un líquido o semilíquido que penetra a través de la boca y la nariz.
Existen signos que se observan en el exterior del cadáver que indican que se trata de
una sumersión, como es el hongo espumoso resultante de la mezcla de aire, agua y moco.
190 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Otros signos tienen valor para correlacionar con la información que se brinda, como los
antecedentes del hecho y el resto de los hallazgos; por eso se buscan, y se deben emplear
para elaborar el criterio medicolegal acerca de cómo se produjo la muerte y cuál puede
ser su etiología medicolegal.
Las livideces cadavéricas son extensas, la piel esta fría, el pene retraído al igual que
el escroto, pezones y piel por la contracción de los músculos erectores pilosos. Hay
maceración cutánea en la palma de las manos y la planta de los pies (piel arrugada) por
la permanencia en el agua.
En los cadáveres de los sumergidos pueden encontrarse algunas violencias traumáticas
que pueden ser vitales (entre estas, por ejemplo, traumatismos para que la víctima pierda
la conciencia o lesiones accidentales), o producidas después de la muerte, por choque
contra las rocas, por hélices de embarcaciones o por animales acuáticos, con ausencia
de signos vitales.
Pueden observarse equimosis faciales múltiples, pequeñas, diseminadas a veces
aisladas con una localización predominante en párpados o conjuntivas.
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Vargas Alvarado, E. (1996). Medicina Forense y Deontología Médica. México: Trilla.
Capítulo 14
Documentos medicolegales
Cristina Hernández Cabrera y Juan Alberto Abreu Scull
se refiere al derecho del paciente a ser reconocido como persona libre y dueña de tomar
sus decisiones. Cuando este paso se obvia en la historia clínica, pueden surgir quejas con
relación a los principios de la ética médica, específicamente en lo referente a la relación
entre el médico y el paciente.
Desde el punto de vista de la responsabilidad jurídica, su importancia deriva de su
potencialidad como medio de prueba. De hecho, resulta prácticamente rutinario que, ante
una demanda o una denuncia penal originada en un hecho asistencial, la primera acción
de la Instrucción Penal sea la solicitud de la historia clínica a la institución involucrada y
la ocupación de esta.
Se ha resaltado la importancia decisiva que para un caso de responsabilidad médica
tendría todo aquello que “parezca” o “no aparezca” registrado en la historia clínica, equivale
casi a la prueba de lo realizado y lo no realizado. Su valor derivaría de la utilidad que le
confiere haber sido elaborada con anterioridad al reclamo, recomendándose que sus hojas
se encuentren foliadas. De ahí la importancia de una metódica elaboración de la historia
clínica, consignando todos los hallazgos, como aquello que, habiendo sido en especial
buscado, resultó negativo y contribuyó a establecer los planteamientos diagnósticos y
fundamentar las decisiones terapéuticas.
Las partes involucradas en este importante documento medicolegal son:
–– El médico, que la debe elaborar.
–– El paciente, sujeto y objeto de esta.
–– El centro asistencial, que la custodia.
–– Otros profesionales y técnicos que la utilizan.
El Reglamento General de Hospitales en su artículo 123 establece que su contenido y
ordenamiento estarán regulados de acuerdo con las características de cada especialidad.
Los usos de las historias clínicas son:
–– Asistencial: Permite comprobar el desarrollo del estudio y la conducta seguidos con
el paciente.
–– Docente: Contribuye de forma activa en el proceso docente educativo de pregrado y
posgrado.
–– Investigativo: Para el desarrollo de nuevos conocimientos y mejorar la asistencia médica.
–– Auditoría médica: Para controlar la atención que se presta y evaluar asuntos espe-
cíficos.
–– Judicial: Cuando existen asuntos de competencia de la justicia vinculados a su infor-
mación.
Receta médica
La receta médica es el documento por medio del cual el médico da a conocer la
prescripción terapéutica hecha. De acuerdo con la Instrucción 1/2018 del Ministro
de Salud Pública, se encuentran vigentes el modelo 53-78 para uso en La Habana
y el modelo 53-05-04 para uso en el resto del país (Fig. 14.1).
La receta médica debe contener la información mínima siguiente:
–– Institución donde se emite y especialidad.
Capítulo 14. Documentos medicolegales 195
Fig. 14.1. A: Modelo para uso en La Habana; B:Modelo para uso en el resto del país.
Certificados médicos
Los certificados médicos son documentos mediante los cuales el médico da constan-
cia de hechos ciertos, relativos a su actuación profesional. Constan de preámbulo, parte
expositiva y fórmula final. Entre los tipos más frecuentes se encuentran:
–– C ertificado de asistencia de primera intención de un lesionado (modelo 53-13)
(Anexo 14.1).
–– Certificado de reconocimiento por ingestión de bebidas alcohólicas (modelo 53-13-1)
(Anexo 14.2, modelo y guía para el examen clínico). La guía para el examen clínico se
observa en el reverso del modelo
–– Certificado médico (modelo 53-63): Es el que se emplea para establecer el diagnós-
tico del estado de salud o enfermedad del trabajador en el momento que el médico
de asistencia debe certificarlo. Tiene como objetivo el de recibir las prestaciones
establecidas por el régimen de seguridad social cubano, ya sea de tipo monetarias
196 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
como son el subsidio por enfermedad o por licencia de maternidad o para recibir las
prestaciones en especie como son los medicamentos normados por tarjeta, siendo
estos, los usos fundamentales (Anexo 14.3).
–– Certificado de defunción: Este a su vez puede ser de tres tipos:
• De defunción fetal.
• De defunción neonatal.
• Modelo 8-111 (18-39), para fallecidos de 28 días o más, que es el de uso más frecuen-
te por el médico general (Anexo 14.4).
Bibliografía
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Ministerio de Salud Pública (1988). Decreto Ministerial 139 Reglamento de Ley de la Salud Pública.
22 de febrero de 1988. Gaceta Oficial de la República, Cuba.
Ponce Zerquera, F. et al. (1999). Medicina Legal. La Habana: Editorial Ciencias Médicas y Editorial
Pueblo y Educación.
198 Fundamentos de medicina legal - Colectivo de autores
Anexos
Anexo 14.1. Certificado de asistencia
de primera intención de un lesionado
Capítulo 14. Documentos medicolegales 199