Tema 3 El Problema de La Verdad
Tema 3 El Problema de La Verdad
Tema 3 El Problema de La Verdad
1-¿Tienes alguna conclusión sobre el conocimiento sensible y sobre el racional del tema anterior?
2-¿Crees que existen verdades definitivas o todo es dudoso, relativo, revisable?
3-¿Es importante conocer la verdad, aunque sea desagradable, o es preferible conocer sólo lo positivo?
GUIÓN:
Actividades
Para desentrañar el sentido de la palabra «verdad» es conveniente recordar el significado que tiene en las
lenguas de mayor influencia en nuestra cultura:
• En griego se utiliza el término alétheia, que significa «lo que no está oculto», es decir, «lo que está
manifiesto», y viene a ser «descubrimiento». La falsedad, pseudos, es su contrario, el
«encubrimiento». Así pues, verdad en griego es descubrimiento de las cosas, desvelamiento de lo que
son.
• En latín, el término veritas se refiere, concretamente, a la exactitud y el rigor en el decir, que
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conecta lo que se dice con quien lo dice. Este matiz lo recoge la palabra castellana «veracidad», que se
opone a «mentira» o «engaño».
Tradicionalmente los filósofos han distinguido entre la verdad en sentido óntico o metafísico, que
está más relacionada con el primer significado griego, y la verdad epistemológica:
Decimos que algo es verdadero, en sentido óntico, cuando es realmente aquello que es; cuando, por
ejemplo, decimos que “este lingote es de oro verdadero” o que “este cuadro es un verdadero Picasso”...
¿Qué es, pues, lo auténticamente real y qué es pura apariencia? Esta fue la primera pregunta de la
metafísica. De la observación de que había realidades que en el fondo eran lo mismo, a pesar de
presentarse bajo distintos aspectos (como el agua en hielo, líquido y vapor), los primeros filósofos
sacaron la conclusión de que, para conocer la realidad, el auténtico ser, debían buscarlo detrás de las
apariencias, debían “descubrirlo”, es decir, quitarle las apariencias que lo cubren. Por tanto en sentido
óntico, verdad se entiende como esencia o autenticidad, y su contrario será “inautenticidad” o
“apariencia”. (Este aspecto metafísico se tratará en el siguiente tema.)
La vedad epistemológica no se refiere a las cosas, sino a nuestro conocimiento de las cosas. Decimos
que una afirmación (un enunciado, una proposición) es verdadera cuando aquello que se dice está de
acuerdo o se corresponde con los hechos. Así, la afirmación “Este anillo es de oro” será verdadera si
realmente el anillo es de oro, pero si es de otro material (de latón por ejemplo), la afirmación será
falsa. En este caso, el adjetivo “verdadero” no indica una propiedad de las cosas, sino de nuestras
afirmaciones sobre ellas.
A partir del siglo XVII con Descartes, hemos de diferenciar lo más clara mente posible entre la
verdad o falsedad de nuestro conocimiento, por una parte; y, por otra, la seguridad que nosotros
podamos tener acerca de la verdad conocida. Del conocimiento podemos decir que es verdadero falso.
De nuestra seguridad respecto a su veracidad se pueden indicar los siguientes estados:
• Ignorancia: estado de la mente en el que se admite el desconocimiento sobre un determinado
asunto.
• Duda: estado en el que no se puede afirmar o negar la verdad de un juicio, porque las razones que
están a favor y las que están en contra tienen una fuerza similar.
• Certeza subjetiva: estado en el que la mente afirma la verdad de un jui cio sin admitir ninguna
posibilidad de equivocación.
El problema consiste en poder afirmar la verdad de nuestros enunciados y, a la vez, nuestra certeza
sobre esa verdad. Esta situación conduce a la búsqueda de criterios que sirvan para establecer la verdad
de nuestro conocimiento.
3. CRITERIOS DE VERDAD
Se llama criterio de verdad a aquella característica o procedimiento por el cual podemos distinguir la
verdad de la falsedad y estar seguros del valor de un enunciado. Podemos mencionar los siguientes:
• La autoridad. Una afirmación se acepta como verdadera por proceder de alguien a quien se concede crédito
por su conocimiento en una materia.
• La tradición. Se toma por verdadero aquello que a lo largo del tiempo se ha aceptado como verdadero
y goza de un apoyo popular o institucional.
• La correspondencia entre el pensamiento y la realidad. Lo que pensamos será verdadero si al
comprobarlo coincide con la realidad empírica. Y como el pensamiento se expresa con el lenguaje, el criterio
consiste en establecer la adecuación o correspondencia entre lo que se dice y lo que es. La comprobación
experimental es una forma de buscar esa adecuación.
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• La evidencia. Es evidente lo que se nos presenta como indiscutible, como intuitivamente verdadero, de
modo inmediato al sujeto que conoce, aunque a menudo sea necesario mostrarlo mediante razonamientos.
Se puede distinguir entre evidencia racional y evidencia sensible. Por ejemplo, es evidente que “A es A”, “el
todo es mayor que las partes”...Porque, aunque no puedo probarlo, su verdad se me presenta de forma tan
directa y patente que me es imposible dudar de ella. Sin embargo establecer de forma definitiva qué
proposiciones son evidentes y cuáles no resulta bastante complicado.
• La coherencia lógica. Es un criterio lógico-matemático, que consiste en comprobar que no existe
contradicción entre los enunciados que perte necen a un mismo sistema, y que estos se derivan
necesariamente de los axiomas o principios establecidos. Una proposición como “3 elevado al cuadrado es
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matemático.
• La intersubjetividad consiste en que nuestras creencias para ser admitidas como verdaderas y
constituir conocimiento, han de ser aceptadas por cualquier sujeto racional. Algo no puede ser nunca
considerado como objetivamente verdadero si solo es afirmado por una persona
4. TEORÍAS DE LA VERDAD
Por teorías de la verdad entendemos los diversos intentos producidos a lo largo de la historia para
definir, explicar y comprender qué es la verdad. Existe una relación estrecha entre las teorías de la
verdad, entendidas de esta manera, y los criterios de verdad mencionados antes, porque cada teo ría de la
verdad se apoya preferentemente en uno de estos criterios o en varios y se trata en realidad de ver algo
de más explicación sobre los mismos. Vamos a ver las cuatro teorías de la verdad más significativas.
Esta teoría nos proporciona la estructura básica de la verdad, que las demás teorías también mantienen.
La formulación clásica la proporcionó Aristóteles: «Decir de lo que es que no es, o de lo que no es que es,
eso es falso; decir de lo que es que es y de lo que no es que no es, es verdadero» (Metafísica, IV, 7). En
esta fórmula están contenidos los elementos que intervienen en el acto de conocer:
La verdad se entiende como una relación especial de «ajuste» entre estos dos elementos, a la que se
denomina correspondencia o adecuación. Este es el concepto espontáneo de la verdad: la concordancia
entre lo que se dice de algo y lo que ese algo es.. Es decir, la mente se limita a reflejar lo que existe
en la realidad, tal como está dado. Ello implica que el individuo es pasivo en su relación con la
realidad, y que la conoce tal como es.
Sin embargo, I. Kant, en el s. XVIII, cambia esta concepción, ya que en dichas operaciones de
comparación, el sujeto no es un mero receptor pasivo, sino que la mente actúa construyendo el
objeto de conocimiento, como ya hemos visto con la percepción. Al conocer, los datos que percibimos
tienen que someterse a las leyes que rigen nuestro cerebro. Por este motivo, la verdad no se puede
entender como una correspondencia exacta entre la cosa, tal como es en sí misma, y un conocimiento
pasivo que los recibe tal cual.
Esta concepción se torna problemática en cuanto formulamos algunas de las siguientes cuestiones:
¿Cómo puede saberse lo que algo es con independencia de nuestro decir? ¿Es posible salir de nosotros
mismos y de nuestro lenguaje para comprobar la conexión entre el pensamiento y la realidad desde una
posición objetiva y externa a esa relación?
Esta teoría fue formulada por Hegel (1770-1831) por primera vez y más tarde se ha expuesto en
diferentes versiones. Todas coinciden en utilizar como criterio de verdad la coherencia de la
proposición, cuya verdad depende de su posible o imposible incorporación al conjunto de proposicio nes
que tenemos ya por verdaderas: cualquier nuevo conocimiento, ya sea en ciencia o en la vida cotidiana, ha
de efectuarse desde el sistema de conocimientos que ya tenemos, y lo consideraremos verdadero si
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podemos integrarlo en él.
Por ejemplo, la proposición “si sigues hacia el horizonte, llegarás al fin del mundo” es falsa porque entra
en contradicción con numerosas proposiciones verdaderas (por ejemplo, con la proposición “la tierra es
redonda”.)
Se trata, por tanto, de un criterio contextual, en virtud del cual nada es verdadero o falso aisladamente,
sino que cada uno de nuestros conocimientos está esencialmente referido y conectado con el resto del
sistema del saber en que se integra. Sólo así cobra sentido y valor de verdad, pues, como dice Hegel, «lo
verdadero es el todo».
Por otra parle, Hegel defenderá que la verdad se alcanza históricamente: el saber es histórico y solo al final
de la historia se mostrará en toda su magnitud y sentido.
Ahora bien, el hecho de que un conjunto de proposiciones no se contradigan y se apoyen sólo garantiza, como
máximo, que, si una es verdadera, lo sean las demás. Pero podría ser falso todo el conjunto. Por ejemplo, la
proposición matemática “la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos”, es verdadera en el
contexto de la geometría del matemático Euclides, aunque sería falsa en otro tipo de geometría que no
admitiese la posibilidad de líneas rectas en el espacio.
El pragmatismo americano llevó a cabo, a principios del siglo XX un replanteamiento importante en la forma de
entender la verdad. Así, para los filósofos pertenecientes a esta corriente de pensamiento lo verdadero es
todo aquello que es eficaz, útil y conduce al éxito. En este sentido, una proposición es verdadera si al aplicarla
produce resultados positivos. Así, una teoría verdadera sobre el sida será aquella que permita curarlo.
Estamos, pues, en el terreno en el que la doble capacidad de la razón teórica y práctica se unen. Para Williams
James (1842-1910) el conocimiento no es mero conocimiento teórico del mundo, sino que debe construir
ideas que satisfagan las necesidades e intereses de los hombres. Así, por ejemplo, la verdad de una filosofía se
medirá porque resulte útil para vivir mejor y de una ciencia concreta por sus aplicaciones específicas, por
ejemplo para conseguir instrumentos que faciliten el trabajo.
En la práctica utilizamos frecuentemente esta concepción de la verdad...Pero hay que tener en cuenta que
habría que considerar las consecuencias tanto a corto plazo como a largo plazo de lo que se considera útil, ya
que lo verdadero en este sentido se convierte en algo que puede ser muy provisional y cambiante.
Esta teoría, defendida por J. Habermas en el s. XX entre otros, destaca la necesidad del diálogo como
marco para ir descubriendo cooperativamente la verdad de las proposiciones.
En realidad, cuando decimos que algo es verdadero estarnos dando a entender que creemos tener razones
suficientes para convencer a otros interlocutores de la verdad de la proposición, siempre que podamos
dialogar libremente sobre ello, sin presiones externas a la búsqueda misma de la verdad.
Por eso, las personas que tienen afán de verdad están dispuestas a dialogar con otras, sin coacciones, sin
trampas, para comprobar si pueden llegar a suscitar la adhesión de los demás interlocutores, si pueden
generar un consenso en torno a lo que tienen por verdadero.
Los argumentos que se aducen en ese diálogo pueden proceder de distintas formas de comprobar la verdad:
correspondencia, coherencia, utilidad, etc., pero lo que se trata de descubrir en él es si son capaces de
generar el consenso (es aceptación o acuerdo) de la comunidad de interlocutores. Así funcionan, a fin de
cuentas, las comunidades científicas que buscan cooperativamente la verdad... pero desde los orígenes del
pensamiento, Sócrates y su discípulo Platón fueron los grandes defensores del diálogo como método
dialéctico en la búsqueda de la verdad.
Ahora bien, el consenso no es un criterio de verdad suficiente, porque los interlocutores pueden equivocarse
o carecer de información relevante. Por eso las verdades son siempre revisables.
La aportación básica de esta teoría consiste en mostrar que los seres humanos no tenemos otra forma de
acceder a la verdad que no sea aduciendo razones y escuchando las de otros, con la pretensión de alcanzar un
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consenso acerca de lo que tenemos por verdadero.
Hemos visto hasta ahora diversas formas de entender la verdad. Las que hemos examinado parten de la
convicción de que, de alguna manera, es posible alcanzar el conocimiento, es decir, de que podemos hacer
afirmaciones verdaderas, entendiendo por tales las que se corresponden con la realidad, las que son
coherentes con las demás o las que funcionan en la práctica. Sin embargo, a lo largo de la historia se han ido
dando paralelamente posturas que han dudado seriamente de nuestra capacidad de alcanzar algún tipo de
conocimiento verdadero, e incluso la han negado. Veremos ahora cuáles son las actitudes ante la posibilidad de
un conocimiento global, válido y seguro, sobre el mundo:
El escepticismo
Esta palabra proviene del verbo griego sképtomai, que significa “mirar atentamente”, “examinar minu-
ciosamente”. Si este examen minucioso se hace para estar completamente seguro antes de tomar una
decisión, muchas veces ésta resulta casi imposible. De ahí que se llamara escépticos a aquellos pensadores que
creyeron que es imposible llegar nunca a una certeza absoluta. Hay que distinguir dos grados de escepticismo:
el radical (o pirrónico) y el moderado.
a) El escepticismo radical afirma que el hombre no tiene capacidad para alcanzar ningún conocimiento.
Llega a esta conclusión analizando simplemente en qué consiste el conocimiento. Si por conocer se
entiende que un sujeto (S) capta un objeto (O) externo a él, esto es imposible, ya que tal objeto no lo
captamos tal cual en la mente del sujeto.¿Cómo podemos saber si esta imagen que tenemos en la mente
es igual o semejante al objeto? Para saberlo, deberíamos poder salir de nosotros mismos y compararlos.
Este tipo de escepticismo ya fue planteado por algunos sofistas, especialmente Gorgias en el siglo v a. C.
Pero se considera que el fundador de la escuela escéptica fue Pirrón de Elis(360-270 a.C). Para ese filósofo
la base de nuestras creencias acerca de la realidad son las sensaciones. Defiende que como las sensaciones
son cambiantes, no pueden proporcionar conocimiento firme y seguro. Por esto, en vez de decir «Esto es
así». deberíamos decir «Esto me parece así». Lo mejor, decía Pirrón, es la suspensión del juicio (epokhé), es
decir, no pronunciarse sobre nada y la tarea del filósofo es hacer dudar de las verdades que otros tratan
de defender como si fuesen seguras.
Se ha dicho que este tipo de escepticismo es autocontradictorio. Si alguien afirma que no se puede conocer ni
afirmar nada, ya está afirmando algo: que no puede conocerse. ¿Cómo lo sabe? ¿Se puede conocer que no se
puede conocer nada? Entonces ya se conoce algo... Por eso, la mayoría de los escepticismos no son de este
tipo.
b) El escepticismo moderado cree también que es imposible alcanzar ningún conocimiento, pero no porque
no tengamos capacidad para conocer o porque nuestras afirmaciones no sean verdaderas; a lo mejor lo que
creemos conocer es verdad, pero lo que no tenemos es un cri terio definitivo para poder saber cuándo
nuestras afirmaciones son verdaderas y cuándo no. Lo único que podemos decir es que algunas de ellas son
más probables en función de las razones que tengamos a su favor. Así pues, aunque nunca sabremos si
nuestras creencias son verdaderas o no, está justificado sostener algunas opiniones en vez de sus
contrarias porque unas son más razonables que otras .
Este tipo de escepticismo empezó también en la Antigüedad, pero alcanzó su mayor desarrollo en el
Renacimiento y en la época moderna, por ejemplo con Michel de Montaigne (1533-1592) y más tarde con
David Hume (1711-1776). Sin embargo, se trata de un escepticismo puramente teórico que nos hace
desconfiar de la razón para que nos alejemos del dogmatismo, es decir, de creer que podemos conocer lo
que es la realidad en sí y de una vez por todas; mientras que en la práctica, consideran que debemos basar -
nos en las creencias más razonables y no instalarnos en la duda constante, ya que eso paralizaría nuestra
capacidad de acción.
En conclusión, mientras que el escepticismo radical niega que sea posible un conocimiento firme y seguro, el
escepticismo moderado duda de que sea posible ese conocimiento.
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El dogmatismo
La postura contraria al escepticismo es el dogmatismo. La palabra dogma significaba originariamente
'opinión', pero pasó a significar 'doctrina fijada'. Se utiliza sobre todo en religión para referirse a aquella
doctrina que es absolutamente verdadera, ya que se considera revelada por Dios. Ya desde la Antigüedad,
se calificó de dogmática a aquella persona que, al contrario de la escéptica, acepta que el ser humano
puede alcanzar la verdad absoluta.
Esta postura resulta particularmente peligrosa en el campo de la política y de la religión porque con
facilidad conduce al fanatismo, que tiene, como desgraciadamente se puede comprobar, graves
consecuencias prácticas. En este sentido radical, la persona dogmática tiende a ser intransigente e
intolerante con las opiniones que se oponen a las suyas, ya que al estar convencido de su verdad, piensa
que la posición contraria debe ser falsa.
Sin embargo, prácticamente ninguna corriente filosófica adopta un dogmatismo radical de este
tipo , Pero, si entendemos por dogmatismo aquella postura que tiene confianza en la capacidad humana de
conocer, es decir, que considera que de alguna manera podemos alcanzar el conocimiento seguro y
universal, y tener certeza de ello, podemos incluir dentro de este dogmatismo moderado a la gran mayoría
de los filósofos que han desarrollado algún sistema metafísico y alguna teoría del conocimiento: Platón,
Aristóteles, Tomás de Aquino, etc.), ya que si defienden mediante razones sus teorías, es porque las creen
verdaderas.
Por ejemplo uno de los filósofos que ha sido considerado dogmático, en este sentido, es Descartes. Aunque es
consciente de los peligros que acechan a la razón, considera que, con un buen método, ésta es capaz de
proporcionar conocimiento válido y universal acerca de todo lo que se proponga.
El criticismo
El criticismo es una postura intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo porque se considera
que el conocimiento es posible ( a diferencia de lo que afirman los escépticos), sin embargo éste no
es incuestionable y definitivo (como defienden los dogmáticos), sino que debe ser revisado y
criticado continuamente para detectar posibles falsificaciones y errores.
Se califica de criticismo a cualquier postura que, antes de afirmar que algo es verdadero o falso,
analiza las facultades humanas para ver si tiene capaci dad para acceder a tal conocimiento y bajo qué
condiciones puede hacerlo. En principio, todos los grandes filósofos han hecho reflexiones de este
tipo, pero la mayoría no ha centrado su pos tura justamente en este análisis o crítica del conocimiento
humana.
Quien sí lo hizo fue INMANUEL KANT (1724-1804), cuya filosofía se ha calificado justamente de
«criticismo». Para KANT la primera tarea de la razón es analizar su propia forma de conocer, sus
posibilidades y sus límites. Sin esta crítica previa cae fácilmente en engaños e ilusiones, tomando por
conocimiento objetivo aquello que no son más que ideas producidas por ella misma. La razón humana
puede, efectivamente, tener un conocimiento objetivo, pero éste no es el de la realidad en sí misma,
independientemente de nuestra forma de conocer, sino de la realidad como objeto de conocimiento. Por
lo tanto estableciendo cuáles son las condiciones que aporta el sujeto a la hora de conocer, podemos llegar
a establecer cómo captamos la realidad.
El relativismo
Se denomina relativistas a aquellas posturas que consideran que se puede llegar a conocimientos verda-
deros, pero que éstos no son válidos ni para todos los sujetos ni para todos los tiempos. Aquello que
puede ser verdad para unos puede no serlo para otros, y lo que puede haber sido verdad durante u n
tiem po pu ed e s er q u e en otro no l o s ea. Cuando los relativistas hablan de los sujetos
cognoscentes, pueden referirse a estos dos sentidos:
a) El relativismo individual sostiene que la verdad puede ser distinta para cada individuo. Esta
postura fue defendida por algunos sofistas (siglo v a. C.) y se ha afirmado que la mejor expresión del
mismo se halla en la frase del sofista Protágoras de Abdera: «El hombre es la medida de todas las
cosas».
Según la cual cada ser humano conoce e interpreta la realidad de una forma distinta porque todos
tenemos características personales que nos influyen al conocer, desde la edad, el género, la
personalidad, el grado de formación, etc...Supone la defensa de que la verdad es subjetiva y nuestros
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valores morales también.
b} El relativismo social o cultural no cree que haya una verdad para cada individuo, pero sí que cada
sociedad o cada cultura tiene su propio sistema de verdades. Así, lo que puede ser verdad para una puede
no serlo para otra. Por ejemplo, para la cultura occidental el mejor modelo de familia es la monógama, en
cambio, para la cultura musulmana es la polígama. El gran desarrollo de la antropología cultural a partir del
siglo pasado contribuyó a la defensa de este tipo de relativismo. Los antropólogos mostraron que las
concepciones de los individuos, sus formas de pensar y de valorar, dependían completamente de la
cultura de cada grupo y que no tenía senti do hablar de una verdad absoluta, ya que esto supondría un
conocimiento que fuera independiente de los patrones culturales.
El perspectivismo
Aunque tiene muchos puntos en común con el relativismo, se diferencia en uno fundamental: no niega la
posibilidad teórica de una verdad absoluta. Según el perspectivismo, cada sujeto o colectivo que
conoce lo hace desde un punto de vista o perspectiva particular, por lo tanto tiene una visión parcial
de la realidad. Esta visión no es falsa y, además, es insustituible, porque toda perspectiva recoge un
aspecto importante de la realidad. Por lo tanto, en su medida, todas las perspectivas son verdaderas, y
la reunión de todas ellas, si fuese posible, sería la verdad completa e histórica. Ortega y Gasset ha
defendido el perspectivismo como forma de superar el dilema entre dogmatismo y escepticismo.
A modo de conclusión o reflexión sobre las distintas actitudes ante la posibilidad del
conocimiento...
El repaso que hemos hecho de las distintas actitudes frente al conocimiento puede habernos dejado un
poco confundidos. Si tan difícil es ponernos de acuerdo sobre la posibilidad de un conocimiento seguro,
¿qué sentido tiene esforzarnos en entender y conocer mejor todo lo que nos rodea?
Aunque defendiéramos la posición más escéptica posible y considerásemos que no hay nada que se pueda
conocer, eso no nos eximiría de luchar contra la ignorancia, la manipulación y el error...Aunque dudemos
de la posibilidad de alcanzar una verdad absoluta y definitiva, hemos de intentar acercarnos a ella en lo
posible. Sin embargo, el éxito de esta búsqueda depende de que sepamos mantener una sociedad
abierta, tolerante y preocupada por la investigación y la verdad.
La conquista de la verdad supone un esfuerzo continuo en una doble dirección: salir de la ignorancia,
aumentando el conocimiento mediante el estudio y la investigación, y salir del error, mediante la crítica
del falso conocimiento y de la ideología. Esta doble tarea tiene que abordarse individual y
colectivamente:
-Individualmente, somos responsables de luchar contra nuestra propia ignorancia, intentar ampliar
nuestros conocimientos y profundizar cuanto se pueda en algunas de las ramas de la ciencia, las letras,
el arte, los saberes profesionales o la filosofía. También, individualmente, somos responsables de
mantenernos bien informados y de estar alerta contra el autoengaño y la distorsión ideológica.
ACTIVIDADES
1-Busca un ejemplo de tu propia experiencia para cada uno de los estados en que nos podemos
encontrar respecto a la verdad.
2-Con qué estado respecto a la verdad relacionas el siguiente texto de Descartes y señala sobre qué
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tres aspectos decide aplicar la duda:
“Hacía mucho tiempo que había advertido que en lo referente a las costumbres, es preciso seguir a veces
las opiniones que se sabe son muy inciertas, como si fueran indudables, pero, dado que entonces sólo deseaba
entregarme a la investigación de la verdad, pensé que era necesario que hiciese todo lo contrario, y que
rechazase como absolutamente falso todo aquello en que pudiera imaginar la menor duda...Así, puesto que
nuestros sentidos en ocasiones nos engañan, quise suponer que no había nada que fuese tal como ellos nos lo
hacen imaginar. Y como hay hombres que se equivocan al razonar, incluso en las cuestiones más simples de
geometría, juzgando que estaba expuesto a errar como cualquier otro, rechacé como falsas todas las
razones que antes había aceptado por demostraciones. Y en fin, considerando que los mismos pensamientos
que tenemos estando despiertos pueden también sobrevenirnos cuando dormimos, sin que haya ninguno que
sea verdadero, resolví fingir (suponer) que todas las cosas que hasta entonces habían entrado en mi espíritu
no eran más verdaderas que las ilusiones de mis sueños.” Descartes, El Discurso del Método
3-Describe el caso de un conocimiento tenido por verdadero sin serlo y el modo como se ha llegado a
determinar su falsedad.
5-COMENTARIO DE TEXTO: ¿Qué te sugiere el siguiente diálogo? ¿Estás de acuerdo con algún de los dos
personajes? Argumenta tu respuesta.
“-La verdad...pero ¿qué es la verdad?, preguntó Luis. ¿Acaso podemos saber la verdad? Cada uno tiene su verdad y
ninguna es mejor o peor que la de otros. Yo tengo mi verdad y ninguna es mejor o peor que la de otros. Yo tengo mi
verdad y a mí me vale, sólo os pido que me la respetéis, como yo respeto la de cada uno de vosotros. Es más, creo que los
seres humanos no van detrás de la verdad, sino que lo único que quieren es vivir, mejor dicho, sobrevivir, ir “tirando” en
medio de un mundo complicado y difícil, y para ello necesitan muletas, cada uno las suyas...esas muletas son las
creencias que cada uno acepta como verdaderas: lo de menos es cómo sean los hechos, lo importante es mis creencias me
sirvan para vivir, como lo importante de un gato no es decidir si es negro o blanco, sino que cace ratones.
-Y entonces, ¿cómo explicas, por ejemplo el trabajo de los científicos, o el de los detectives, o el de los jueces, que se
esfuerzan constantemente por conseguir que aquello que descubren sea la verdad?, preguntó Nieves.”
“Y ¿qué es la verdad?” (pág. 14)
6- COMENTARIO DE TEXTO: “Se cuenta de Pirrón, fundador del pirronismo (nombre del escepticismo
antiguo, según el cual nunca sabemos bastante como para estar seguros de que una norma determinada de
acción es más sensata que otra), que una vez durante su juventud, mientras daba su paseo después de comer,
vio a su maestro de filosofía (de quien había adoptado sus principios) con la cabeza metida en un agujero del
que no podía salir. Después de contemplarlo un rato, decidió continuar su camino, puesto que había llegado a
la conclusión de que no poseía una base suficiente para poder establecer con seguridad que le haría un bien a
aquel viejo sacándole del agujero. Otras personas menos escépticas fueron a rescatarlo no sin reprobar a
Pirrón por su proceder inhumano; pero el maestro, fiel a sus principios elogió la acción tan consecuente de su
discípulo.
Pues bien, yo no propugno un escepticismo tan heroico como éste. Estoy dispuesto a admitir los principios
ordinarios del sentido común, si no en la teoría, por lo menos en la práctica. Estoy, asimismo, dispuesto a
admitir cualquier conclusión científica fidedignamente establecida, no como verdad absoluta, pero sí como
suficientemente probable para poder establecer una base para una ulterior acción racional. Así, el
escepticismo que yo propugno se podría reducir a lo siguiente: a) cuando los expertos están de acuerdo, la
opinión contraria no puede ser tenida como cierta; b)cuando entre ellos no se ponen de acuerdo, ninguna
opinión puede ser considerada como cierta por un profano; c)cuando todos ellos consideren que no existen
fundamentos suficientes para una opinión positiva, el hombre corriente hará muy bien de suspender todo
tipo de juicio por su parte.” B. Russell
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Responde y debate a partir del texto:
a) ¿Qué te parece la consecuencia práctica del escepticismo de Pirrón?
b) ¿Estás de acuerdo con la postura de B. Russell? Cuestiónate: ....Y si todo lo dejamos en manos de los
expertos. ..¿Quiere decir que no podemos tener nuestras propias opiniones? O tal vez... ¿En qué cosas sí y en
cuáles no?
7-¿Por qué crees que “prácticamente ninguna corriente filosófica adopta un dogmatismo radical”? (Piensa en
los rasgos de la filosofía del tema 1)
8-La frase de Protágoras ya la vimos en el otro tema referida a la percepción... (Texto de Pinillos) ¿Piensas
que se puede aplicar a cualquier tipo de conocimiento? ¿Por qué?
10-Relaciona cada una de las frases siguientes con el filósofo correspondiente (Protágoras, Pirrón de
Elis, Descartes, Kant y Ortega) y argumenta a qué postura corresponde:
a) “Las cosas que concebimos muy clara y distintamente (es decir, evidentes para nuestra razón) son todas
verdaderas”
b) “Las cosas que le parecen justas y buenas a cada ciudad son así para ella, mientras las crea tales”
c)”Llamo trascendental a todo conocimiento que se ocupa no tanto de los objetos, cuanto de nuestro modo
de conocerlos, en cuanto que tal modo ha de ser posible a priori.”
d)”La verdad integral sólo se obtiene articulando lo que el prójimo ve con lo que yo veo, y así sucesivamente.
Cada individuo es un punto de vista esencial.”
e) “No debemos confiar en los sentidos ni en la razón, sino permanecer impasibles sin opinión, sin inclinarnos
hacia una parte o hacia la otra.”
b) No podemos aceptar sin más lo que hemos aprendido, sino que hemos de ser críticos, para así ampliar
nuestro conocimiento.
c) Nuestro entendimiento puede conocer la esencia inmutable de las cosas y de ese modo conocer verdades
eternas y absolutas.
d) Eso que dices es verdad aquí, pero en otras culturas sería inaceptable.
e) No creas nada de lo que oigas y sólo la mitad de lo que veas (proverbio anglosajón)
g) Cada individuo -persona, pueblo, época- es un órgano insustituible para la conquista de la verdad.
12-Identifica las tres posturas distintas ante la posibilidad del conocimiento que nos presenta el
diálogo extraído del texto leído sobre “¿Y...qué es la verdad? Descríbela e indica algún filósofo
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que la defienda.
“-Más o menos lo que yo quiero decir es que nadie puede conocer la verdad –volvió a tomar la palabra
Luis-, por lo tanto, o la verdad no existe, o si existe, no puede ser conocida.
-Luis, tú te estás contradiciendo, pues vienes a decir que es verdad que no es existe la verdad.... ¿en qué
quedamos?
-Yo creo que lo que Luis dice, afirmó entonces Isa, se relaciona con eso tan famoso de que nada es
verdad ni mentira, todo es del color del cristal con que se mira. Todas las cosas pueden verse de mil
maneras distintas, siendo válidas todas ellas.
-¿Podríamos otorgar valor de verdad a opiniones racistas y xenófobas, por ejemplo, simplemente por el
hecho de que alguien las exponga diciendo que son “su verdad”? preguntó la profesora.
-Yo creo que la verdad es la verdad, la diga quien la diga, y que una afirmación o es verdadera o falsa, de
modo que estás en la verdad o en la falsedad. Quiero decir, que si existe una verdad tiene que serlo para
todo el mundo, y lo contrario de esta verdad será falso; y también pienso que las verdades no pueden
cambiar. Otro problema distinto es cómo podemos nosotros llegar a conocer la verdad... –fue la
intervención de Pablo-“. (Pág.14-15)
13-Conclusión y reflexión personal: ¿Con qué postura te identificas más: la del escéptico, dogmático,
relativista o criticista? Explica por qué, argumentando tanto la que veas positivamente, como lo que veas de
negativo en otras.
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