20 Actividades de Estimulación para Los Más Pequeños
20 Actividades de Estimulación para Los Más Pequeños
20 Actividades de Estimulación para Los Más Pequeños
más pequeños
1. Cantar canciones infantiles
Las canciones infantiles suelen ser cortas, rítmicas y, a menudo,
rimadas. ¡Por eso gustan tanto a los niños! Puedes cantarlas tú mismo
con la ayuda de un CD. Para cantar canciones infantiles no se necesita
ningún material y todos conocemos al menos una (por ejemplo, Debajo
de un botón). Otra ventaja de esta actividad es que se puede practicar en
cualquier lugar: de paseo, en el coche…
¿Qué estimula en el niño?
Cantar con tu hijo, o al menos para él, es un modo de compartir un
tiempo juntos y de comunicaros. También ayuda a estimular el lenguaje
de forma lúdica: el pequeño escucha, memoriza la musicalidad de las
frases y se divierte oyendo la rima. También desarrolla el vocabulario al
intentar repetir las palabras y las frases. Y si acompañas la canción con
gestos, imitando algunas acciones, ¡todavía mejor!
Algunas sugerencias de canciones infantiles
Debajo de un botón, ton, ton Que encontró Martín, tin, tin Había un ratón,
ton ,ton, Ay, que chiquitín, tin, tin.
Ay que chiquitín, tin, tin era aquel ratón, ton, ton que encontró Martín, tin,
tin debajo de un botón, ton, ton.
—————————————————-
Caracol, col, col saca tus cuernos al sol que tu padre y tu madre ya los
sacó.
Chocolate, molinillo, corre, corre que te pillo, correrás, correrás pero no
me pillarás.
3. Objetos escondidos
En este juego, hay que esconder un objeto pequeño, mejor si le resulta
familiar, para que el niño pueda identificarlo fácilmente. El pequeño tiene
que ir a buscarlo y orientarse gracias a tus indicaciones: “Mira debajo de
la silla”, “¿has mirado debajo del cojín?”. Entonces tu hijo se convierte en
un pequeño explorador. Felicítale cuando encuentre el objeto. El juego
no debe durar más de diez minutos para que el pequeño pueda mantener
la atención y no se desanime. También puedes dejar que sobresalga una
parte del objeto para que sea más accesible.
¿Qué le aporta esta actividad?
El juego de los objetos escondidos ejercita la memoria de tu hijo. Cuando
encuentre lo que has escondido, se dirá: “Sí, es el objeto que me han
enseñado antes”. Este juego también le permite empezar a
conceptualizar: aprenderá que lo que no está visible existe de todos
modos. A los más tímidos, les ayudará a coger confianza en sí mismos, a
atreverse a explorar, y también a desdramatizar la desaparición visual y,
por extensión, la separación, ya que al final del juego el objeto reaparece.
Para los más lanzados, este juego saciará su sed de descubrimientos y
canalizará su energía: tendrán que prestar atención para poder seguir tus
indicaciones. Las nociones de derecha e izquierda no se adquieren hasta
más adelante, cuando están en Educación Infantil. Las indicaciones que
le des, como “debajo”, “encima”, “al lado”, “más lejos”, le permitirán
empezar a situarse en el espacio y, al mismo tiempo, enriquecer su
vocabulario.
Variante
También puedes esconder el objeto en la más pequeña de una serie de
cajas que se encajan o envolverlo en tres o cuatro capas de papel. Al
abrir y cerrar las cajas o al desplegar los papeles, tu hijo trabajará la
motricidad fina de sus dedos. Y qué recompensa, después de tantos
esfuerzos: ¡encontrar el tesoro!
6. La plastilina
Amasar, triturar, modelar, construir, deformar… La plastilina no está
reservada a los niños “mayores” de más de tres años. Esta actividad
también es apta para los más pequeños, aunque el resultado estético
esté lejos de la perfección.
¿Qué le aporta esta actividad?
Al amasar la plastilina, el niño descubre una nueva textura y desarrolla la
motricidad fina. Enséñale que se pueden obtener formas distintas con el
mismo material. Haz bolas o churros, formas muy simples que pueda
reproducir. Así ejercitará su capacidad de imitación. Y al mezclar las
barras de diferentes colores, creará otros nuevos. Además, la plastilina
también estimulará su creatividad e imaginación. Sin olvidar el poder
“calmante” de la plastilina: ¡triturar relaja!
¿La plastilina es comestible?
Algunos padres tienen miedo de dejar que su bebé juegue con plastilina
porque todavía se meten todo en la boca. Aunque la mayoría de las
plastilinas que se venden no son tóxicas, no se pueden ingerir. Para
evitar riesgos, compra una plastilina comestible, hay marcas que las
fabrican. También puedes prepararla tú mismo mezclando 2 vasos de
harina, 1 vaso de agua y ½ vaso de sal. O simplemente utiliza miga de
pan. Le faltará color, pero no será peligrosa para el bebé.
Independientemente del tipo de plastilina que escojas, no dejes al niño
solo mientras realiza esta actividad.
7. Leer cuentos
Puedes empezar a leer cuentos cortos a tu hijo desde los 12 meses,
aunque no entienda el sentido de todas las palabras. Lo que importa a
esta edad es la musicalidad de las palabras más que su significado.
¿Por qué a los bebés les gustan las historias?
Para empezar, la lectura es un momento único que compartes con tu
hijo. Lo sientas en tus rodillas, es algo reconfortante, le expresas tu
cariño, te comunicas con él. El sonido de las palabras, lo que se llama su
musicalidad, hace que tu bebé reaccione: balbucea y gesticula en
respuesta a tu lectura. Y también almacena todas esas palabras para
más adelante. Escoge cuentos sencillos con situaciones y personajes
que le sean familiares: la casa, papá, mamá… Generalmente, al bebé le
gusta que le lean siempre los mismos libros. En el futuro, cuando
atraviese por determinadas situaciones, los cuentos le confortarán: ¡no
es el único que las vive!
11. Las maracas
Guarda cinco botellas de plástico vacías, a poder ser transparentes.
Llénalas de legumbres secas (lentejas, garbanzos…), de sémola (tapioca
o perlas de tapioca), avellanas, coditos de pasta o azúcar. Lo importante
es tener en cada botella ingredientes que produzcan un sonido diferente
al agitarla. Cierra bien las botellas o pon un poquito de pegamento en el
interior del tapón. Agítalas o e invita a tu hijo a hacer lo mismo (por eso
es importante escoger botellas pequeñas, que el bebé pueda sujetar
bien). Por último, agitad las botellas los dos a la vez. ¡Vaya miniconcierto!
¿Por qué es interesante esta actividad?
Tu hijo descubre que se pueden producir sonidos diferentes. Y se da
cuenta de las consecuencias de sus gestos: agito, y se produce un ruido.
Al coger la botella con la mano y moverla, mejorará el agarre de los
objetos y su motricidad. Y al querer imitarte, desarrollará su capacidad de
emulación. Además, es un momento de complicidad entre los dos.
Variante
También puedes poner boca abajo varias cacerolas de tamaños
diferentes, La actividad será más ruidosa. Golpea cada cacerola con una
cuchara de madera, una a una, para obtener un sonido diferente caza
vez. Luego pide a tu hijo que te imite.