Curso 70-Clase02
Curso 70-Clase02
Curso 70-Clase02
Punto de partida
· El concepto de cultura vial, es decir, aquellos conocimientos, prácticas y reglas que rigen
nuestro comportamiento al trasladarnos en la vía pública, con el objetivo de reflexionar
sobre las prácticas instaladas al circular.
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· La noción de que la circulación se concreta en un espacio público teñido de circunstancias
históricas, geográficas y sociales.
En esta segunda clase trabajaremos los modos de circulación en el espacio público y las leyes que
rigen el tránsito de nuestro país, así como también las prácticas recomendadas para cada rol que son
herramientas fundamentales para una circulación segura.
La circulación
El tránsito es la actividad que realizamos los ciudadanos para trasladarnos de un lugar a otro en
un contexto social, histórico y geográfico determinado. La circulación de las personas está
influida por condiciones del espacio en donde se desarrollan las actividades humanas, ya sea
urbano o rural.
En las ciudades, especialmente en las grandes metrópolis, los crecientes volúmenes de tránsito se han
constituido en un problema de difícil solución. El incremento de la congestión vehicular genera
importantes problemas, principalmente el aumento de los tiempos necesarios para moverse en la
ciudad y, por consiguiente, mayores emisiones de gases que impactan sobre la calidad del aire.
A partir de la década del 70 se produjo en Argentina una profunda mutación del sector agropecuario
que generó impacto en los modelos de desarrollo de los espacios rurales. Como consecuencia
predominó un modelo de desarrollo basado en exploraciones familiares con anclaje local en pueblos
pequeños y medianos, con un fuerte componente territorial y de circulación de mercancías basado en
el ferrocarril.
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En los años 90 se diseminó un modelo rural basado en grandes unidades productivas controlado por
empresas nacionales y transnacionales; la desaparición del ferrocarril y la preponderancia del
transporte automotor en el traslado de bienes y personas. Esto incorporó maquinaria móvil de gran
porte y un despoblamiento de amplias zonas rurales que se completa con un déficit en las
infraestructuras viales. Por estas razones la circulación por las zonas rurales cambió por completo: las
personas se desplazan habitualmente a localidades cercanas o a las grandes ciudades para realizar
diversas actividades vinculadas a la salud, el trabajo, la educación, la satisfacción de sus necesidades,
etcétera; el tránsito por caminos y rutas implica el desplazamiento junto a vehículos de diversos
tamaños que circulan a diferentes velocidades. Además, en la mayoría de los casos, estas vías de
circulación carecen de espacios específicos para la circulación de bicicletas y peatones, lo que puede
condicionar/dificultar aún más el tránsito seguro.
El párrafo que sigue a continuación nos ilustra el movimiento cotidiano en las ciudades:
«En aceras y calzadas se mezcla y confunde aquello radiante que emanan objetos y seres bajo la
apariencia de un movimiento cada vez más acelerado, que pugna y forcejea por correr. La calma y
la inmovilidad quedan para los umbrales. La ciudad se convierte en pista de incesante tráfago;
máquinas y pasajeros van arrastrados como partículas metálicas por trombas de electricidad. Esta
mole infinitamente complicada y viva está en perpetua agitación; hombres, vehículos y hasta
objetos inánimes se diría que andan por una necesidad intrínseca de andar».
Este pasaje nos ubica en una realidad donde el movimiento es incesante, lugares en los que solo al
mirar es suficiente para acelerar nuestros cuerpos. Desde esta mirada, el transitar no es igual en todas
partes: cada lugar nos devuelve un andar diferente, y a su vez, la geografía propone un modo y una
diversidad de medios para hacerlo. Es decir, cada espacio tiene su complejidad para ser investigada
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teniendo en cuenta que esos modos de transitar ponen en juego diferentes aspectos como la
convivencia, el bienestar, la libertad de movimientos, la salud, lo económico, lo social y cultural. Dichos
modos se han ido conformando en una historia, forjando una idiosincrasia, una cultura vial.
De la teoría a la práctica
Para ejemplificar, les dejamos el siguiente video: Don't text and drive: Si conduces, deja el
móvil. Société de l'Assurance Automobile du Québec
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Los derechos y obligaciones en materia de tránsito y seguridad vial
En la vía pública convergen derechos, obligaciones y responsabilidades. Por ende, vivir, gozar de la
salud y de la integridad física y psíquica, transitar libremente, movilizarse, permanecer en el espacio
público y participar de los eventos sociales y culturales ─que se desarrollan en ese ámbito─ son
derechos fundamentales. Estos derechos reconocidos en el ordenamiento nacional y en los sistemas
provinciales no se presentan en el espacio público sin tensiones y conflictos.
La Constitución Nacional establece dos cuestiones que son fundamentales en materia de tránsito. La
primera está relacionada con el derecho fundamental que tenemos como ciudadanos, así el artículo
14 establece que: «Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las
leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y
comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio
argentino [...]».
La segunda, se refiere a las atribuciones que las provincias y municipios poseen en cuestiones no
determinadas por la Constitución Nacional para el Estado Nacional y que tienen implicancias directas
en lo referido al tránsito. En este sentido, el artículo 121 de nuestra carta magna establece que «las
provincias conservan todo el poder no delegado por esta Constitución al Gobierno Federal, y el que
expresamente se hayan reservado por pactos especiales al tiempo de su incorporación». De manera tal
que, en materia de tránsito las provincias y los municipios conservan las atribuciones para determinar
lo relativo a esta temática.
En nuestro país rige la normativa nacional Ley Nª 24.449 y Ley Nª 26.363 con sus decretos
reglamentarios. Sin embargo, cada jurisdicción tiene sus propias leyes y decretos, es decir que
son las provincias las que establecen su voluntad de adherir parcial, total o no adherir a la
normativa nacional.
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Por eso, la circulación de una jurisdicción a otra presenta una heterogeneidad normativa. Por ejemplo,
en determinados lugares de la región sur del país en época invernal es obligatorio circular con cadenas
en los neumáticos. Esta es una recomendación específica de un lugar donde el territorio presenta
características particulares y por eso la normativa hace adecuaciones: «En condiciones de seguridad en
el sistema de rodamiento, será de uso obligatorio, cadenas para hielo, cubiertas con clavos u otros
elementos que permitan la circulación sin que dañe la calzada, cuando el estado del camino lo exija, o
en las oportunidades y lugares en que la autoridad competente así lo aconseje mediante carteles o por
otros medios de información, sin perjuicio de las exigencias del art 29 de la Ley Nacional N°
24.449»(Art. 5º - Condiciones de seguridad. De La Ley Nº 376. TIERRA DEL FUEGO, ANTÁRTIDA E ISLAS
DEL ATLÁNTICO SUR).
El siguiente cuadro es una herramienta para comprender cómo funciona la normativa en nuestro país.
Se toma como ejemplo el marco normativo de la Provincia de Buenos Aires.
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Para profundizar sobre el marco normativo vigente les sugerimos consultar:
https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-24449-818
La política de seguridad vial, como política pública, ingresa con mayor énfasis en la agenda nacional a
partir del año 2008, cuando el Estado reconoce, a través de una demanda social, la necesidad de
intervenir y regular el modo de circular y transitar por el espacio público. Para ello se propone unificar
y homogeneizar políticas y normativas vinculadas a la temática, así como articular las políticas
provinciales en materia de prevención, control y sanción.
Existen antecedentes que hemos mencionado anteriormente: en 1994 se sancionó la Ley Nacional de
Tránsito N° 24.449, que se aplica a la circulación de las personas, animales y vehículos en la vía pública,
implementando así un conjunto de acciones que apuntan a la coordinación de políticas de seguridad
vial en todo el territorio nacional con el objetivo de reducir la tasa de siniestralidad.
La sanción de la Ley N° 26.363, que crea la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), bajo la órbita
del Ministerio del Interior y Transporte supuso un salto cualitativo respecto de la preocupación del
Estado por esta temática. A partir de ese momento, este organismo impulsa políticas públicas
tendientes a la unificación de criterios en materia de tránsito y seguridad vial, como por ejemplo la
Licencia Única Nacional de Conducir, el Certificado Nacional de Antecedentes de Tránsito (CENAT), el
Observatorio de Seguridad Vial, entre otros.
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Roles y normas en la circulación
En nuestra vida circulamos ejerciendo diferentes roles y las formas en que lo hacemos dependen de las
diversas situaciones culturales, sociales, políticas y económicas que presentan las distintas regiones
geográficas de nuestro país. Los derechos y obligaciones de los actores inmersos en este espacio son
una parte fundamental para comprender lo que sucede en el espacio público.
El especialista Isabelino Siede (2005) habla de la educación del transeúnte y pone en el centro al sujeto
y no a las «vías» o los «caminos». De esta manera, el foco está en la formación del ciudadano que
transita, cualquiera sea el medio o la forma que utilice para desplazarse. Dicha formación aborda las
normas de tránsito «en el marco de una reflexión sobre la articulación entre los problemas de
circulación, las normas pensadas para resolverlos y el contexto geográfico específico». En efecto, la
problemática que entraña el tránsito puede y debe ser estudiada desde diversos puntos de vista para
abordarla en su complejidad.
Tal como mencionamos al comienzo de la clase, nuestro transitar está regulado por la Ley Nº 24.449, y
su decreto reglamentario que rige en el territorio nacional. En el apartado referido a la circulación se
contemplan los distintos roles que podemos asumir al circular. Somos peatones, conductores, y
pasajeros:
• El artículo 39 especifica las condiciones para conducir. Cabe destacar en este punto la importancia
de contar con la documentación pertinente (artículo 40); la exigencia de la licencia permite controlar
que todo conductor posea un mínimo indispensable de habilidad al volante, verificado por las
autoridades.
Entre las obligaciones de los conductores se establece que «antes de ingresar a la vía pública verificar
que tanto el conductor como el vehículo se encuentren en adecuadas condiciones de seguridad;
circular con cuidado y prevención; advertir cualquier tipo de maniobra; utilizar únicamente la calzada
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sobre la derecha y en el sentido señalizado, respetando las vías exclusivas y los horarios de tránsito
establecidos».
Para quienes conducen con acompañantes hay ciertas cuestiones particulares que se consideran en la
normativa: el número de ocupantes guarde relación con la capacidad para la que fue construido y no
estorben al conductor; que los menores de 10 años viajen en el asiento trasero y con el sistema de
retención infantil adecuado para cada edad; que sus ocupantes usen cinturones de seguridad) en los
vehículos y sus respectivos apoyacabezas; que tratándose de una motocicleta, ambos ocupantes
(conductor y pasajero) lleven puestos los respectivos cascos normalizados.
Asimismo, como pasajeros de transporte público también tenemos obligaciones, entre ellas: abonar el
pasaje; respetar la prohibición de no fumar, o asomarse por ventanillas; ceder el asiento a personas
que lo necesiten; respetar la prohibición de trasladar animales, salvo perros guías de personas no
videntes, entre otros.
• En el artículo 38 se especifica cómo deben transitar los peatones y se distinguen las obligaciones
de acuerdo al ámbito. Este señala:
«En zona urbana: 1. Únicamente por la acera u otros espacios habilitados a ese fin; 2. En las
intersecciones, por la senda peatonal; 3. Excepcionalmente por la calzada, rodeando el vehículo, los
ocupantes del asiento trasero, sólo para el ascenso-descenso del mismo (...). Las mismas disposiciones
se aplican para sillas de ruedas, coches de bebés, y demás vehículos que no ocupen más espacio que el
necesario para los peatones [...]».
«En zona rural: Por sendas o lugares lo más alejado posible de la calzada. Cuando los mismos no
existan, transitarán por la banquina en sentido contrario al tránsito del carril adyacente. Durante la
noche portarán brazaletes u otros elementos reflectivos para facilitar su detección. El cruce de la
calzada se hará en forma perpendicular a la misma respetando la prioridad de los vehículos si existen
cruces a distinto nivel con senda para peatones, su uso es obligatorio para atravesar la calzada».
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Como se observa, la normativa nacional contempla cada uno de los roles que asumimos al circular. Sin
embargo, a nivel provincial y municipal puede haber otras disposiciones que incluyan las características
locales, e incluso estrategias de difusión y promoción de la seguridad vial, que hagan hincapié en las
problemáticas locales.
Más allá de las leyes vigentes existen recomendaciones generales, respecto a la circulación que
contribuyen principalmente a la convivencia en el espacio vial.
En este apartado veremos qué implica conducir un vehículo y cuáles son los recaudos que debemos
tomar antes de hacerlo.
En primera instancia, ser conductor implica acceder a la Licencia Nacional de Conducir que habilita a
conducir determinado tipo de vehículo. Esto incluye una previa formación práctica y teórica de todos
los aspectos que hacen al tránsito y al conocimiento de las normas viales.
Uno de los aspectos que tiene mayor incidencia en las modalidades de conducción y que, a la vez,
implica un menor registro consciente por parte de los sujetos es el estado psicofísico del conductor.
Conducir un vehículo es una tarea compleja que se desarrolla en un ambiente también complejo. Por
eso, es necesario valernos de tres mecanismos centrales para esta tarea: la percepción, la atención y
las habilidades motoras. Asimismo, es necesario mantenerse alerta para desarrollar un buen uso de las
capacidades físicas y mentales: visión, audición, tacto, olfato, percepción, motivación, juicio crítico,
etcétera; así como para resolver de manera segura las diferentes situaciones que se presentan durante
la conducción.
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Existen factores de riesgo que alteran las funciones psicofísicas fundamentales para la conducción
responsable (los sentidos, los reflejos, los movimientos voluntarios, las emociones y la capacidad de
atención hacia nuestro entorno).
● La fatiga o cansancio: conducir sin descanso durante mucho tiempo es el factor primordial de
la fatiga. El parpadeo constante, la pesadez y los cambios frecuentes de postura son algunos de los
síntomas. La fatiga provoca principalmente dificultad en la visión y disminuye la capacidad de reacción.
● El consumo de alcohol es una práctica muy habitual en nuestra sociedad que, a pesar de ser
tóxico, anestésico y narcótico, está culturalmente aceptado. Es un depresor del sistema nervioso
central que afecta las funciones inhibidoras del cerebro, las intelectuales, sensoriales, los reflejos y las
motoras. La disminución de la atención y concentración al manejar, sumado a los reflejos tardíos para
realizar una maniobra mientras se conduce, coloca al alcohol como el mayor factor de riesgo en
siniestros viales. Los límites de alcohol permitidos según el art. 48 de la ley 24.449 son: hasta 0,5
gramos de alcohol por litro de sangre a los conductores de autos y camionetas, 0,2 a los motociclistas y
no tiene tolerancia para conductores profesionales.
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Evitar el consumo de alcohol antes de manejar es una manera de cuidarnos a nosotros
mismos y a la sociedad en su conjunto.
https://www.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&view=download&category_slug=hoja
s-informativas-5231&alias=41188-hoja-informativa-beber-conducir-188&Itemid=270&lang=es
● En cuanto a las drogas, sus efectos son similares a los del alcohol y algunos fármacos: producen
euforia, incremento del tiempo de reacción, mala valoración del riesgo, y aumento de la sensación de
seguridad. Algunos medicamentos pueden ocasionar somnolencia, falta de concentración, reducción
de la atención, trastornos visuales, alteraciones motoras, así como variación del pensamiento y el
razonamiento. Por eso, es necesario hacer una consulta médica para saber los efectos que pueden
ocasionar en la capacidad de conducción.
● Las personas con diabetes tienen mayor riesgo de sufrir un siniestro durante la conducción
debido a que pueden tener una crisis de hipoglucemia (baja del nivel de azúcar en sangre) como
consecuencia del tratamiento, sobre todo con la insulina y los hipoglucemiantes orales. Puede dar
lugar a mareos, desorientación, falta de concentración, trastornos de coordinación y pérdida de
conciencia. Para disminuir el riesgo de sufrir un siniestro es importante conocer sobre la enfermedad y
los efectos secundarios de los medicamentos que se utilizan; detectar los primeros síntomas de una
descompensación y saber cómo subsanarlos; extremar las precauciones o incluso no conducir en la
fase aguda de la enfermedad (por ejemplo al inicio de un tratamiento, ya que es cuando existe mayor
riesgo). Ante los primeros síntomas de descompensación, se recomienda detener el vehículo en un
lugar seguro y quitar el contacto.
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Con una buena educación diabetológica y capacidad de reconocer una hipoglucemia, no hay
impedimento ni peligro para que las personas que padecen diabetes puedan conducir.
● El uso del celular durante la conducción es uno de los factores de distracción más importante.
Atender un llamado, mandar un mensaje de texto o hablar por teléfono en el espacio público es un
factor de riesgo, tanto para peatones como para conductores. Sus síntomas son, aumenta el ritmo
cardíaco, alteración de las pulsaciones y la actividad cerebral (incluso con el sistema manos libres).
La acción de marcar o buscar un número que requiere entre 5 y 10 segundos provoca una reducción
de la velocidad y disminuye la percepción de las señales del entorno; por ejemplo, a 120 km por hora
significa entre 180 y 350 metros sin el control adecuado.
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(Art. 36 de la LNT), que implica que se debe circular, en primer lugar, respetando las indicaciones de la
autoridad de comprobación o aplicación (policía, agentes de control, etc.); en segundo lugar las
señales de tránsito y, por último, las normas legales (leyes nacionales, provinciales y ordenanzas
municipales), en ese orden de prioridad. La autoridad de aplicación puede cambiar lo ordenado por
una señal vial o lo estipulado por las normas de tránsito dependiendo de la situación que se presente.
En auto
Para circular en auto es indispensable que el conductor esté habilitado para conducir ese tipo de
vehículo y que lleve consigo:
- Revisión técnica vehicular (RTO) (en aquellas jurisdicciones que sea obligatorio).
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- Chapas patentes legibles, normalizadas, sin aditamentos y en buen estado de conservación.
Ante un control de tránsito la documentación requerida por el agente debe ser entregada. Una vez
verificada será devuelta inmediatamente; no puede ser retenida, salvo en los casos que la normativa
así lo contemple.
Además, hay que llevar matafuego y balizas portátiles normalizadas. Es importante, también,
considerar que el número de ocupantes guarde relación con la capacidad para la que fue construido el
vehículo, y con la cantidad de cinturones de seguridad y apoyacabezas por pasajero. Por último, los
menores de 10 años deben viajar en el asiento trasero con el sistema de retención infantil
correspondiente.
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https://www.youtube.com/watch?v=pZTl-Iy18eA
Este video nos deja una reflexión final que, además de ser muy interesante, es el propósito que
perseguimos con este curso: “si queremos mejorar nuestra calidad de vida tenemos que reconocer lo
que hacemos en la práctica y a partir de ahí cambiar nuestra manera de pensar y de actual en el
mundo calle”.
De la teoría a la práctica
ESTO NO ES UNA ACTIVIDAD PARA ENTREGAR
Les proponemos que observen en un punto estratégico del espacio público las siguientes
situaciones:
● ¿Cuántas personas esperan sobre la vereda antes de que el semáforo los habilite para
cruzar la calle?
● ¿Cuántas cruzan antes de que el semáforo los habilite?
● ¿Hay personas que esperan abajo del cordón de la vereda?
● Luego preguntarse, ¿Qué hacen ustedes en esas ocasiones?
Para profundizar sobre esta reflexión los invitamos a ver el siguiente video elaborado por la
Agencia Provincial de Seguridad Vial, de Santa Fe:
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https://www.youtube-nocookie.com/embed/QzwShiJVyqI?rel=0
Los peatones somos los actores más vulnerables de la vía pública. Las personas SIEMPRE somos
la prioridad. En las esquinas #Cedamoselpaso. 21 al 28 de marzo. Semana Internacional del
Peatón.
Seguridad automotriz
La seguridad pasiva son los elementos que reducen al mínimo los daños que se pueden producir
cuando el vuelco o choque es inevitable: airbag; cinturón de seguridad; sistema de retención infantil;
apoyacabezas; carrocería con deformación programada y la columna de dirección articulada.
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En este punto merece una mención especial la utilidad de los cinturones de seguridad: después
de la penicilina, es el sistema de seguridad que más vidas ha salvado. Disminuye alrededor de un
70% el número de víctimas fatales, ya que impide ser lanzado y que los ocupantes se golpeen
entre sí, provocando la muerte a otro debidamente ajustado. Es primordial que todos los
pasajeros tengan colocado el cinturón de seguridad en todo trayecto (ciudades y rutas).
Chocar contra un objeto fijo a 50 km/h sin cinturón de seguridad equivale a caer de un tercer
piso. Además, este sistema debe ser acompañado por el correcto uso del apoyacabezas que
evita el efecto latigazo o muerte por desnucamiento en caso de impacto.
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Colocación correcta del apoyacabezas:
Altura: el borde superior debe estar entre el borde superior de tu cabeza y la altura de tus ojos.
Distancia: la separación entre cabeza y apoyacabezas no debe ser superior a 4 cm.
A continuación, los invitamos a ver los siguientes videos sobre la posición correcta en el auto, la
colocación del cinturón y los espejos:
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Mirá las equivocaciones que solemos cometer cuando subimos al auto -
Agencia Nacional de Seguridad Vial – 2016
https://www.youtube.com/watch?v=w5lqMEhn5_M
En relación con la seguridad vial para los niños se contempló una nueva modificación de la Ley de
Tránsito que extendió el uso obligatorio del Sistema de Retención Infantil (SRI) de los 4 a los 10 años. El
uso correcto de este dispositivo reduce en un 70% los riesgos de lesiones graves y fatales en caso de un
incidente.
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En moto
La moto puede ser para muchos el primer vehículo ya que tiene precios accesibles, un mantenimiento
económico, y consume poco combustible. Sin embargo, su conducción no es una tarea sencilla dado
que requiere la adquisición de una serie de conocimientos y destrezas que necesitan ser enseñadas y
comprendidas a los fines de un manejo seguro. Es importante comprender que exige un tipo de
conducción que involucra todo el cuerpo.
Los motociclistas y ciclistas están expuestos a mayor riesgo de colisiones porque son menos
visibles en la vía pública. Además, al compartir el tránsito con vehículos de mayor porte, los deja
en desventaja por la falta de protección física y los hace vulnerables a sufrir lesiones en el caso
de un siniestro.
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Posición adecuada para conducir:
Al momento de la conducción, los pies deben colocarse sobre los estribos, apoyados en la zona media
de la planta para poder accionar la palanca de cambio y el freno trasero sin necesidad de levantarlos o
desplazarlos.
Es importante mantener la presión suficiente sobre los puños del manubrio y tomar con firmeza la
dirección para sortear cualquier desnivel, piedra u otro obstáculo. Esta posición retrasa el cansancio y
posibilita una conducción más cómoda y efectiva.
Estos componentes deben ser utilizados de manera suave y progresiva. El acelerador se debe utilizar a
medida que el motor vaya respondiendo y el embrague debe realizar todo el recorrido antes de
accionar los cambios. Esto requiere una coordinación entre los 3 componentes ya que si no se realiza
en forma correcta se puede perder el control de la motocicleta.
Técnicas de frenado:
Para el uso correcto de los frenos es importante tener manos y pies sobre los mismos para entrar en
acción cuando se requiera.
Frenar con el motor: consiste en utilizar el motor rebajando los cambios para disminuir la velocidad,
preservando el accionar de los frenos y permitiendo una reducción gradual.
Frenar sobre el piso mojado: la maniobra debe realizarse con mucha suavidad incrementando la
utilización del freno trasero. Las distancias de frenado aumentan, por lo que es imprescindible tener
mayor tiempo de anticipación y frenar antes.
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En bicicleta
La bicicleta es, efectivamente, un vehículo, por ende debe ser considerado como parte del tránsito. Su
conducción requiere estar alerta, efectuar cálculos de distancia, anticipar conductas de otros actores
viales y afrontar los riesgos que involucra convivir con vehículos más grandes y de mayor velocidad.
https://www.youtube.com/watch?v=MfbdedaOs9Q
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Según un informe socio cultural (realizado a través de una encuesta cualitativa de respuesta múltiple)
del observatorio de la ANSV, la bicicleta se usa en un 42% para hacer deporte y en un 37% para realizar
desplazamientos cortos. Además, el estudio arrojó que para ir al trabajo es usada en un 22%, para ir a
pasear 21%, para ir a estudiar 9% y para otras actividades en un 16%.
Este tipo de vehículo merece atenerse a las consideraciones que la Ley de Tránsito expresa en el
artículo 40 bis, en pos del cuidado de uno mismo y de los otros en el tránsito. Por tal motivo, es
obligatorio transitar en bicicleta con los elementos necesarios y atender a todas las recomendaciones
que la ley dispone para una conducción segura:
● Timbre o bocina.
● Espejos retrovisores.
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Además, antes de salir se recomienda:
● Revisar que la cadena esté bien lubricada, tener una adecuada presión de aire en las ruedas y
que los frenos funcionen correctamente.
● Planificar bien el viaje para evitar circular en lugares de mucha afluencia vehicular.
● Sujetar el manubrio con ambas manos manteniendo los dedos apoyados en el freno.
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Para saber más sobre técnicas de frenado, conducción nocturna y otras maniobras en auto,
moto y bicicleta los invitamos a participar del Curso Virtual de Educación Vial para la
Ciudadanía realizado por el Centro de Formación, de la Agencia Nacional de Seguridad Vial:
https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLScEY2GximKvQ1x4czAQ585727uI0NKkhniPqHtnYu
ljkJJfRg/viewform?embedded=true
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Actividades
A partir de lo trabajado en esta clase y recuperando los conceptos de la seguridad vial abordados, les
proponemos la siguiente actividad:
2. Pensar cómo lo trabajarían desde la asignatura a cargo, en el aula, con una actividad que
comprenda la perspectiva de la educación vial que proponemos. Esa que insiste en dejar de
poner el foco en las señales de tránsito para trabajar aspectos sociales, culturales y
ciudadanos.
Es importante que sea en el lugar donde transcurre la cotidianeidad de la comunidad: esquina, calle,
puerta de la escuela, parque/plaza, situación que se dé en el patio de la escuela, entre otras.
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La concepción de la educación vial que se propone en este curso se
diferencia de la perspectiva tradicional basada en un modelo de enseñanza
focalizado en las señales de tránsito y en los aspectos punitivos:
memorización de señales, juego en pistas viales que solo trabajan el rol de
conductor desde la infancia, o el juego de ser agentes que multan a los
adultos infractores. Contenidos que, en su abordaje aislado, constituyen
una propuesta descontextualizada de las prácticas viales de los estudiantes.
https://www.argentina.gob.ar/seguridadvial/educacionvial/actividades-para-trabajar-en-aula-d
e-nivel-inicial
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Requisitos
Gorz, A. (1973). La ideología social del automóvil. Le Sauvage. Disponible en: http://www.grijalvo.com
/Gorz/Ideologia_social_del_automovil.htm
Ierardo, E. (2013). El tiempo es veloz, el tránsito caótico. Revista Ñ. Extraído 30 de marzo desde 2013.
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Kreimer P. (2006). La tiranía del Automóvil. Los Costos Humanos del desarrollo tecnológico. Buenos
Aires: Ediciones Anarres.
UBACyT. Equipo S032. Ponencia presentada al 1er Congreso Internacional Extraordinario de Ciencia
Política. Universidad Nacional de San Juan. Director: Mario Toer. Integrantes: Pablo Martínez
Sameck, Leandro Agilda, Agustín Burbano de Lara, Natalia Garrido, Ariel Goldstein, Federico
Montero, Amilcar Salas Oroño. (2010).
Scarpellino, P. (2014). La normativa vial en la Argentina. Buenos Aires: Agencia Nacional de Seguridad
Vial.
Créditos
Agencia Nacional de Seguridad Vial y Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET)
(2021). Clase Nro. 2: La circulación en el espacio público. Curso Virtual de Educación Vial para
docentes. Hacia una visión común e integradora. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0
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