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Tema 4
1 La Encomienda como principal estructura colonial y el extractivismo
Para comprender la realidad socioeconómica y política del Ecuador actual es importante conocer su
pasado. Este es uno de los principios del método dialéctico. En efecto, nosotros hacemos la historia del
Ecuador actual, pero no lo hacemos de manera arbitraria, sino condicionados por las circunstancias que
vienen del pasado
Según el Materialismo Histórico, para comprender y explicar la realidad socioeconómica y política de una
sociedad, es fundamental partir del análisis de la estructura económica ya que ésta condiciona y moldea
las demás instituciones de la sociedad. Como la estructura fundamental que organizó la vida en la época
colonial fue la Encomienda, ésta constituirá, también, el eje para el análisis de esta época histórica.
Conviene analizar, también, las contradicciones entre los distintos sectores sociales y las relaciones
dialécticas entre la estructura y la superestructura.
El método sociológico
Según el método sociológico de Durkheim, para comprender los fenómenos sociales que se suscitan en
un determinado momento de la historia, se debe buscar las causas, y las causas hay que encontrarlas en la
misma sociedad, porque todo hecho social es producido por la misma sociedad. Conocer la forma que
adquirió la sociedad en la época colonial y republicana nos ayudarán a comprender los fenómenos sociales
suscitados.
La sociedad colonial es una sociedad estamental que se estructura en torno a la idea de nobleza y abolengo
familiar. Los apellidos de las familias tuvieron un peso importante en la estructuración social colonial y,
más tarde, en la República, incluso, hasta nuestros días. A esto hay que añadir los títulos nobiliarios que
pretendían reproducir los privilegios de la corte real española. El origen familiar y étnico determinó y aún
determina la vida de las personas
Otro factor estructurante de la sociedad colonial fue el concepto de raza. Esta creencia favoreció la
dominación en base a la supuesta existencia de razas humanas superiores e inferiores. La “raza blanca”
por sus características biológicas de pureza, estaba destinada a imponerse sobre sobre los demás grupos
humanos. Las razas inferiores, por su precariedad biológica, debían someterse en los ámbitos político,
económico, religioso y cultural. El racismo ha constituido y sigue constituyendo uno de los mayores
estigmas sociales y fuente de dominación social.
• Los blancos españoles. En la sociedad colonial, fueron los españoles que llegaron de Europa, los
que coparon los altos cargos políticos y eclesiásticos. Además, también se convirtieron en el grupo
más poderoso económicamente.
• Los blancos criollos, descendientes de españoles nacidos en estas tierras, ocuparon el segundo
escalón en la pirámide social. Tenían u estatus superior a los mestizos, pero las leyes no les
permitían ocupar puestos importantes en la administración colonial, lo cual, con el pasar del
tiempo, vino a constituir uno de los motivos para que se opongan a la Corona española y
promuevan procesos libertarios.
• Los mestizos. Los mestizos gozaban de la oportunidad de aprender y ejercer oficios, lo que les
permitía cierta autonomía y alguna oportunidad de movilidad social.
• Los indígenas. Si bien, las leyes promulgadas por la Corona española contenían medidas para
proteger a la población indígena, esto no se respetaba. En la mayoría de los casos, los indígenas
eran obligados a trabajar, en unas condiciones casi esclavistas.
• Los negros. En el último escalón social se encontraban los esclavos africanos. Su destino era
trabajar sobre todo en las minas.
1.2 La Conquista
Los territorios que constituyeron la Real Audiencia de Quito y, más tarde, el Estado ecuatoriano, fueron
conquistados en 1533 por Sebastián de Benalcázar (con 290 hombres), Diego de Almagro (con 30
hombres) y Pedro de Alvarado (con 500 hombres). En los 16 años que duró la conquista 2.000 españoles
sometieron a 500.000 aborígenes (Hurtado, 2010: 9).
El imperio del Tahuantinsuyo extendió sus dominios a los territorios del “Reino de Quito” solamente 50
años antes de la llegada de los españoles. El Reino de Quito se extendía hasta los territorios centrales de
la Sierra y no llegó a constituirse en una nación ni en una entidad política. En la región costera y oriental
existieron diversas organizaciones tribales autónomas del reino de Quito y que no fueron dominadas ni
por el incario ni por la Corona española.
Según Hurtado, el hecho de que un puñado de españoles conquistara los territorios sobre los que se asienta
el actual Estado ecuatoriano podría encontrar una explicación en la forma del ejercicio del poder en las
sociedades pre-coloniales. Los incas, como los caciques y jefes indios concentraron el poder político y
religioso de manera absoluta, logrando, de esta manera, el disciplinamiento social y la obediencia ciega.
La conquista por parte de los incas significó un cambio de amo y lo mismo sucederá con la presencia de
los conquistadores españoles. Es que cuando los pueblos han sido disciplinados por parte del poder para
la obediencia, seguirán obedeciendo ciegamente a los amos de turno. A esto hay que añadir que la dureza
de la dominación incaica y los pesados tributos generó permanente resistencia a la presencia del incario
lo que redundó a favor de los nuevos conquistadores (Ídem).
La dominación colonial no se llevó a cabo sin la colaboración de los caciques, los cuales, a cambio de
mantener sus privilegios como jefes nativos, se aliaron con los conquistadores. Muchos caciques
colaborarán, más tarde, en el reclutamiento de indios para las mitas, en la recaudación de tributos y en
propinar castigos a los indios rebeldes. Esta alianza fue muy útil en los iniciales procesos de dominación,
pero más tarde, cuando los españoles lograron consolidar el poder y la dominación, fueron desechados.
Es una de las herencias coloniales que formarán parte de la práctica política nacional.
La conquista fue obra de soldados y religiosos: los unos derrotaron a los pueblos nativos con las armas y
los otros despojaron a los indios de sus valores, cosmovisión y espiritualidad, inculcándoles, a cambio, la
cultura y religión hispánica para moldear las almas de los indígenas de tal modo que la organización social
colonial funcione (Hurtado, 2010: 22-34).
La encomienda fue una institución colonial mediante la cual se asignaba un número de indígenas a un
encomendero quien se obligaba a protegerlos y evangelizarlos a cambio de tributos. No otorgaba título
de propiedad sobre la tierra ni derecho sobre la mano de obra indígena. Claro está, en teoría.
A mediados del Siglo XVI, el obispo de Quito Fray Pedro de Peña, denunciaba que los encomenderos
ocupaban a los indios en su servicio personal y que como parte de los tributos les hacían trabajar, gran
parte del año, en los obrajes y las minas
En las ciudades se constituyen cabildos integrados por los conquistadores y luego por sus descendientes.
Para ser nombrado alcalde (elegido anualmente) se requería tener la calidad de “vecino” y encomienda de
indios. El cabildo abierto estaba integrado por los “vecinos principales” es decir por los que tenían poder
económico. Como se puede ver, la organización política está estrechamente vinculada a la organización
de la economía.
• Las autoridades no podían tener intereses económicos dentro de su jurisdicción (se pretendía
separar los poderes económicos del poder político).
• Se prohibía los servicios personales y el trabajo forzado de los indígenas.
• Impedía que el tributo sea transformado en trabajo.
• La jornada de trabajo no superior a ocho horas diarias.
• Se prohíbe que se emplee a menores de edad y a las mujeres encinta.
• Que los encomenderos no presten dinero a los indios y que tengan tierras en el lugar de las
encomiendas.
• Que todo trabajo reciba remuneración; que se proteja la tierra de los indígenas; que se restituyan
las que han sido despojadas.
• Que no se permitan vejámenes a los indios y se castigue a los opresores.
• Que el trabajo doméstico (yanaconas) sea voluntario y con remuneración.
• Que los indios no trabajen como cargadores y se usen, a cambio, las bestias.
(Cfr. Alberto, Soto, 1959, El régimen laboral indígena en la Audiencia de Quito, Madrid. Citado por
Hurtado, 2010: 21-22)
Pero solo excepcionalmente se cumplían las leyes. Se institucionalizó la ilegalidad: se practicaba la venta
de cargos públicos y el enriquecimiento ilícito de autoridades; en la designación de autoridades pesaba la
influencia; la autoridad es una posibilidad de enriquecimiento personal y de prestigio; se hace uso de la
autoridad para hacer negocios; y, las leyes antes señaladas no fueron aplicadas por los encomenderos pues
afectaban sus intereses. Por otra parte, las autoridades que querían aplicar las leyes cayeron en desgracia,
incluso fueron asesinados. La justicia se ejercía de acuerdo a la posición social, por eso, la justicia para
los indios era prácticamente nula. Es otra de las herencias coloniales que pasarán a formar parte de la
cultura política y jurídica del Ecuador: pueden existir buenas leyes, pero se aplican a discreción.
1.6 De la encomienda a la hacienda
Si legalmente la encomienda no permitía la propiedad territorial y el encomendero estaba impedido de
tener tierras en los límites de sus encomiendas, en la práctica no se cumplió: unos adquirieron tierras en
los territorios que habitan los indios encomendados y otros consiguieron en encomienda indios vecinos a
sus propiedades. Las parcelas de los indígenas y de las comunidades quedaron dentro de las tierras del
encomendero o en su vecindad. Este proceso dará origen, en el siglo XVIII, a la hacienda. Los
encomenderos se convertirán en hacendados y los indios encomendados en “conciertos”. La Hacienda se
convertirá en el nuevo eje de la organización social, política y económica a finales de la época colonial y
durante el primer siglo de vida republicana (Hurtado, 2010: 40-41).
La resistencia indígena serrana estuvo motivada, sobre todo, por los abusos, malos tratos, excesivos
tributos y diezmos, el trabajo sin paga, la expropiación de tierras y el reclutamiento para el trabajo en las
minas (Aquiles Pérez, 1957). Pero pudieron existir otras motivaciones políticas como el milenarismo
(tiempo de retorno de las autoridades tradicionales y sus dioses) y el rechazo a la dominación colonial
española, como es el caso del levantamiento de 1764 en Riobamba. Pero la falta de organización, unidad
y proyección nacional estas luchas fracasaran.
Los criollos también protagonizaron rebeliones: A los pocos años de la conquista se rebelan los
encomenderos contra las Nuevas Leyes de Indias (1544) por afectar sus intereses, llegando a asesinar al
virrey en la “Batalla de Iñaquito”. Los cabildos, conformados por encomenderos terratenientes, asumieron
su representación y se convirtieron en aglutinadores de los descontentos de los ricos propietarios. En estas
revueltas ya se empezaron a escuchar proclamas independentistas. En 1587 protagonizan la “revolución
de las Alcabalas” contra el pago del 2% al comercio y por los empeños del presidente de la Real Audiencia
de Quito de hacer cumplir las leyes que prohibían forzar a los indios a trabajar para los particulares o en
las construcciones de iglesias y conventos. En esta rebelión los ricos propietarios lograron aglutinar a los
sectores populares con el argumento de que se duplicaría el tributo de indios y se extendería a toda la
sociedad y, además, que se prohibiría a los mestizos usar sombrero (Hurtado, 2010: 50-55).
A partir de 1785, España decide recaudar los impuestos adeudados por los ricos propietarios, entre los que
constaban algunos futuros patriotas (el marqués de Selva Alegre, Juan Pío Montufar, el conde de Casa
Jijón). Esta política fiscal hizo que aumente el descontento y fue uno de los detonantes para que los criollos
plantearan la necesidad de reemplazar las autoridades españolas, lo cual se concretó el 10 de agosto de
1809. La Junta Suprema, conformada por criollos influyentes y con títulos nobiliarios (Juan Pío Montufar,
marqués de Selva Alegre; Felipe Calderón, marqués de Solanda; Jacinto Sánchez, marqués de Villa
Orellana; Marino Flores, marqués de Miraflores; Manuel Larrea, marqués de San José), fue derrotada un
año después, dando inicio a un período de guerras civiles cuyos acontecimientos más importantes son la
declaración de la independencia de Guayaquil, el 9 de octubre de 1820 y la batalla de Pichincha, el 24 de
mayo de 1822.
2.1 Introducción
La economía ecuatoriana ha sido y es fundamentalmente extractivista. El extractivismo fue la base de la
economía colonial organizada en torno a la encomienda y será la base de la economía en los primeros 120
años del Ecuador republicano (1830-1950) organizado en torno al sistema de hacienda. Con la crisis del
sistema de hacienda se consolidó el capitalismo en el Ecuador, alrededor del año 1950, dando paso a una
nueva modalidad extractivita bananera y luego petrolera. Con los recursos del boom bananero se intenta
modificar la matriz productiva nacional con el nombre de “industrialización por sustitución de
importaciones”, propuesta por la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL) para salir del
subdesarrollo y terminar con la dependencia de los centros del poder económico mundial (países
desarrollados). Los pocos resultados de esta iniciativa se verán truncados con el nuevo reordenamiento
del capitalismo mundial y su propuesta neoliberal. Con la aplicación de las recetas y la ideología neoliberal
el Ecuador vuelve a ser un país primario-exportador. A partir del año 2007, el gobierno de Alianza País
inaugura un nuevo período extractivista, a pesar del discurso del “cambio de matriz productiva”. Como se
puede apreciar en este sucinto análisis, la columna vertebral de la economía ecuatoriana ha sido y es el
extractivismo.
Pero empecemos por responder ¿qué es el extractivismo? Y ¿por qué el extractivismo condena a los
pueblos al subdesarrollo?
El extractivismo no se refiere solo al petróleo y minerales sino también al sector agrario (agro-negocios,
biocombustibles), forestal y pesquero.
El extractivismo forma parte de la lógica capitalista de la división internacional del trabajo según la cual
unos países subdesarrollados se especializan en proveer materias primas a los países industrializados
mientras que los países desarrollados se especializan en la producción de bienes industrializados para
exportarlos a los países subdesarrollados en relaciones de intercambio desigual.
Según Acosta, los países ricos en materias primas no han logrado salir de su situación de subdesarrollo.
Ya Alejandro Von Humboldt, en sus recorridos por algunos países andinos había manifestado que los
países ricos en recursos naturales eran países de mendigos sentados sobre un saco de oro. Con esta frase
expresaba su desconcierto por la gran riqueza natural y la enorme pobreza social. A este fenómeno Alberto
Acosta lo califica como la maldición de la abundancia (Acosta, 2009). Parecería que los países ricos en
recursos naturales están condenados al subdesarrollo.
• Redistribuye regresivamente el ingreso nacional (los que más tienen reciben más)
• Concentra la riqueza en pocas manos
• Conduce a épocas de auge y crisis, dependiendo de las condiciones del mercado internacional.
• El extractivismo funciona sin mercado interno (no se alienta la demanda interna)
• El extractivismo funciona con salarios decrecientes
• El extractivismo funciona sin mayores presiones por mejorar la productividad mediante la
modernización tecnológica
Bibliografía
ACOSTA, Alberto (2012). Breve historia económica del Ecuador. Quito: Corporación Editora Nacional
HURTADO, Osvaldo, 2010, El Poder Político en el Ecuador, 18ª. Edición. Quito: Ed. Planeta