Apocalipsis 22 Versículos 1
Apocalipsis 22 Versículos 1
Apocalipsis 22 Versículos 1
Continuamos hoy,
libro de Apocalipsis, el libro de las profecías reveladas, por voluntad de Dios, al apóstol y evangelista Juan, cuando
éste se encontraba en el exilio, a causa de su predicación del Evangelio alrededor del año 95 D.C.
En este capítulo Dios nos envía Sus últimas palabras, y por ello, adquieren una singular importancia. Hemos sido
llevados al final del camino del ser humano.
Sabemos que cuando entremos en la Eternidad, en una recuperada comunión con Dios, todo adquirirá sentido y
habrá respuesta para todos los misterios que no fueron revelados en detalle.
La Biblia comienza con la presencia de Dios en la primera escena: "En el principio creó Dios los cielos y la Tierra",
Génesis, capítulo 1, versículo 1.
Y ahora la Biblia concluye con Dios en la escena, y en total control sobre todo y todos.
El Señor Jesucristo vino, sufrió, pagó el precio de nuestra redención, murió, resucitado y glorificado, es Suya la
victoria y la gloria.
1 DESPUÉS ME MOSTRÓ UN RÍO LIMPIO DE AGUA DE VIDA, RESPLANDECIENTE COMO CRISTAL, QUE SALÍA DEL
TRONO DE DIOS Y DEL CORDERO.
2 EN MEDIO DE LA CALLE DE LA CIUDAD, Y A UNO Y OTRO LADO DEL RÍO, ESTABA EL ÁRBOL DE LA VIDA, QUE
PRODUCE DOCE FRUTOS, DANDO CADA MES SU FRUTO; Y LAS HOJAS DEL ÁRBOL ERAN PARA LA SANIDAD DE LAS
NACIONES.
En la ciudad que el apóstol Juan vio, la indescriptible, brillante y luminosa Nueva Jerusalén, habrá un río cristalino,
limpio, de Agua de Vida, y el Trono de Dios será la fuente viva que la suplirá en abundancia.
"Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que
hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a
todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así."
Hasta este capítulo podría parecernos que los elementos que constituyen la Nueva Jerusalén son minerales, por la
descripción del fulgor deslumbrante de las gemas descritas. Pero ahora se nos presentan elementos vegetales que
adornarán con una rica variedad esta ciudad de belleza inigualable.
El río del primer Jardín de Edén, que se bifurcaba en cuatro brazos, nunca fue nombrado como "aguas de vida". En
Edén también estaba situado, entre muchos otros árboles,
el Árbol de la Vida, que aquí se menciona nuevamente: un árbol frutal que ofrecerá doce variedades de fruta, lo cual
indica que en la Eternidad también nos alimentaremos, aunque aquí parecen sugerirnos el texto que será una
variada dieta vegetariana, como lo fue en el principio. Algunos estudiosos de la Biblia espiritualizan este pasaje
compararlo, o relacionándolo con los frutos del Espíritu Santo.
Personalmente, preferimos mantener el punto de vista de la interpretación literal. Ahora, el apóstol Juan nos
comenta que las hojas de los árboles tienen un valor medicinal.
los habitantes que morarán en la Eternidad en el planeta Tierra, tendrán un cuerpo diferente al de los creyentes en
la Iglesia, que habitarán la Nueva Jerusalén.
Los creyentes, los que formamos la Iglesia de Jesucristo, seremos transformados "como Él es", es decir, que nuestros
cuerpos serán semejantes al del Señor Jesucristo.
Por ese motivo se deduce que los cuerpos de los que habitan en la Tierra puedan necesitar renovación de tiempo en
tiempo.
Esa podría ser la razón por la cual las naciones de la Tierra se acercarán a la Nueva Jerusalén, no sólo para adorar,
sino también para ser renovados, físicamente y espiritualmente.
Más explícitos son los siguientes versículos 3 hasta el 5 de este capítulo 22 de Apocalipsis, leemos:
3 Y NO HABRÁ MÁS MALDICIÓN; Y EL TRONO DE DIOS Y DEL CORDERO ESTARÁ EN ELLA, Y SUS SIERVOS LE
SERVIRÁN,
5 NO HABRÁ ALLÍ MÁS NOCHE; Y NO TIENEN NECESIDAD DE LUZ DE LÁMPARA, NI DE LUZ DEL SOL, PORQUE DIOS EL
SEÑOR LOS ILUMINARÁ; Y REINARÁN POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.
La primera creación fue arruinada por la maldición del pecado, y esta vieja Tierra, en la cual vivimos, soporta las
cicatrices de la maldición del pecado. Pero, esta nueva creación no conocerá el pecado. Potencialmente estaba
presente en el Jardín del Edén, en el Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal.
Ahora, la misma presencia de Dios y del Cordero nos garantiza la ausencia de todo pecado.
El Trono de Dios y del Cordero, que es la figura del Señor Jesucristo, estarán situados como el centro de la Nueva
Jerusalén.
Recordemos que en el relato de la primera creación, en el principio, el Espíritu Santo vino para renovar esta Tierra
desordenada y vacía.
Génesis 1, versículo 2 dice: "Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas." El Espíritu Santo es el
instrumento de regeneración en el corazón y en la vida de los pecadores, pero también en el de los creyentes. En la
nueva creación, Cielo nuevo, y Tierra nueva, ya no habrá necesidad de Su obra y ministerio.
Luego leemos: "Y sus siervos le servirán." El cielo no será un lugar de desocupación, sino que habrá una incesante
actividad. Allí no habrá necesidad de descansar para darle al cuerpo una oportunidad para recuperarse. La palabra
que se utilizó para describir el "servicio" usada por los judíos para demostrar que como pueblo especial, ellos podían
rendirle "servicio" a Jehová, a Dios.
"Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal." Y luego, en el versículo 6, dice:
"Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para cumplir
los oficios del culto."
Este va a ser un servicio que los creyentes, la Iglesia, vamos a brindar en particular, ante Dios, por toda la Eternidad.
Creemos que habrá una continua actividad; por fin, todo hijo de Dios cumplirá su destino y llegará a satisfacer los
deseos de su corazón, porque, llegaremos a ver el rostro de Dios.
Éste fue el deseo supremo expresado por Moisés, en el Antiguo Testamento, y por Felipe, en el Nuevo Testamento.
A través de toda su historia el ser humano ha tenido unas ansias insatisfechas de trascendencia, de eternidad, de
llenar ese "agujero negro" de su alma, que sólo la dimensión de la presencia de Jesucristo puede suplir. ¡Por fin
seremos "completos en Él"! Cada hijo de Dios llevará el nombre de Cristo. Seremos como Él, aunque con las propias
características de la original individualidad con la que fuimos creados.
A continuación, Juan, el apóstol, comenta que no habrá necesidad de ninguna clase de alumbrado, ni siquiera del sol,
o de la luna, porque ya no habrá noche. Dios mismo es la fuente que iluminará a todo el universo, porque Dios es la
luz.
En la Eternidad, la Iglesia reinará junto con Cristo. pero podría ser que Dios le dé a cada santo gobernar. Recordemos
que a Adán se le dio dominio sobre toda la creación de la Tierra.
Veamos ahora lo que nos dicen los versículos 6 y 7 de este capítulo 22 de Apocalipsis:
6 Y ME DIJO: ESTAS PALABRAS SON FIELES Y VERDADERAS. Y EL SEÑOR, EL DIOS DE LOS ESPÍRITUS DE LOS PROFETAS,
HA ENVIADO SU ÁNGEL, PARA MOSTRAR A SUS SIERVOS LAS COSAS QUE DEBEN SUCEDER PRONTO.
7 ¡HE AQUÍ, VENGO PRONTO! BIENAVENTURADO EL QUE GUARDA LAS PALABRAS DE LA PROFECÍA DE ESTE LIBRO.
¡He aquí, vengo pronto! Esto significa "rápidamente", y se repite en el versículo 12 y en el versículo 20, tres veces,
en este capítulo final. ¡He aquí, vengo pronto! No dentro de poco, ni inmediatamente, ni siquiera, enseguida. Lo que
el Señor Jesucristo está diciendo es que todos estos hechos narrados en Apocalipsis, comenzando desde el capítulo 4
en adelante, tendrán lugar durante un período de unos 7 años.
Vimos que la mayoría de los sucesos estarán limitados a los últimos tres años y medio.
Las palabras de ánimo del Señor Jesucristo: "¡He aquí, vengo pronto!, están destinadas a las personas que vivan
durante ese terrible tiempo de la Tribulación y juicio. Y el Señor Jesucristo certifica y pone su propio sello sobre este
libro, y afirma: "estas palabras son fieles y verdaderas. Creemos que esto significa que nadie debe espiritualizar
incorrectamente, o reducir el contenido de este libro a una serie de símbolos carentes de significado. Recordemos
que, al comienzo de este libro, hubo palabras de bendición para aquellos que lo leyeran. Ahora, ya en la conclusión,
el Señor Jesús repite esa bendición para los que han leído estas
palabras. Continuamos con los versículos 8 al 11 de este capítulo 22 de Apocalipsis, nos dicen:
8 YO JUAN SOY EL QUE OYÓ Y VIO ESTAS COSAS. Y DESPUÉS QUE LAS HUBE OÍDO Y VISTO, ME POSTRÉ PARA
ADORAR A LOS PIES DEL ÁNGEL QUE ME MOSTRABA ESTAS COSAS.
9 PERO ÉL ME DIJO: MIRA, NO LO HAGAS; PORQUE YO SOY CONSIERVO TUYO, DE TUS HERMANOS LOS PROFETAS, Y
DE LOS QUE GUARDAN LAS PALABRAS DE ESTE LIBRO. ADORA A DIOS.
10 Y ME DIJO: NO SELLES LAS PALABRAS DE LA PROFECÍA DE ESTE LIBRO, PORQUE EL TIEMPO ESTÁ CERCA.
11 EL QUE ES INJUSTO, SEA INJUSTO TODAVÍA; Y EL QUE ES INMUNDO, SEA INMUNDO TODAVÍA; Y EL QUE ES JUSTO,
PRACTIQUE LA JUSTICIA TODAVÍA; Y EL QUE ES SANTO, SANTIFÍQUESE TODAVÍA.
Esta es la última declaración del apóstol Juan, reiterada con frecuencia, de ser un oyente y un espectador de las
escenas descritas en este libro, por orden y mandato de Jesucristo. Juan estaba tan impactado que su reacción
natural fue la de postrarse y adorar al ángel que lo acompañaba. La inmediata reacción del ángel impresiona por su
sencillez y humildad. Aunque los ángeles fueron creados en un plano superior al del ser humano, este ángel se
identifica a sí mismo como un consiervo de Juan, de los otros profetas, y de aquellos que guardan las palabras de
este libro; él era sólo un mensajero para comunicar la Palabra de Dios a Juan. El ángel desvía inmediatamente toda la
atención hacía Quién es el único que merece ser adorado: hacia Dios. Jesucristo es el tema central del libro de
Apocalipsis. No nos confundamos, ni perdamos de vista esta realidad, estimado amigo, amiga oyente.
El ángel le dijo a Juan que no debía sellar este escrito; y recordamos, sin embargo, que al profeta Daniel, en cambio,
se le advirtió que "sellara el libro" de las profecías que le fueron reveladas. ¿Por qué esa diferencia? Creemos que el
propósito era la distancia en el tiempo, para el cumplimiento de esos acontecimientos profetizados por Daniel.
Ahora, Juan relata que se le ordena a no sellar estas profecías. Recordemos que en el tiempo del apóstol Juan, el
proceso del cumplimiento de las profecías ya había comenzado. Han transcurrido casi veinte siglos, y la Iglesia de
Jesucristo ha pasado por algunos de los períodos caracterizados por las 7 iglesias mencionadas en los primeros
cuatro capítulos de Apocalipsis. Nosotros, los creyentes y seguidores de Jesucristo, la Iglesia de Jesucristo en la
Tierra, nos encontramos todavía en alguno de los períodos descritos en los capítulos 2 y 3. ¿Cuál será? Sólo Dios
tiene esa respuesta.
A continuación el apóstol Juan escribe: "El que es inmundo, sea inmundo todavía." Amigo, amiga oyente, parece ser
que, el no arrepentirse, el no volver a Dios, endurece la condición rebelde del que peca, conduciendo al pecador a la
obcecada ceguera, que al final le llevarán a la condenación eterna. El pensamiento, de que muchas personas se
están dirigiendo alegremente, con total indiferencia hacia ese destino fatal, es realmente terrible.
12 HE AQUÍ YO VENGO PRONTO, Y MI GALARDÓN CONMIGO, PARA RECOMPENSAR A CADA UNO SEGÚN SEA SU
OBRA.
14 BIENAVENTURADOS LOS QUE LAVAN SUS ROPAS, PARA TENER DERECHO AL ÁRBOL DE LA VIDA, Y PARA ENTRAR
POR LAS PUERTAS EN LA CIUDAD.
15 MAS LOS PERROS ESTARÁN FUERA, Y LOS HECHICEROS, LOS FORNICARIOS, LOS HOMICIDAS, LOS IDÓLATRAS, Y
TODO AQUEL QUE AMA Y HACE MENTIRA.
16 YO JESÚS HE ENVIADO MI ÁNGEL PARA DAROS TESTIMONIO DE ESTAS COSAS EN LAS IGLESIAS. YO SOY LA RAÍZ Y
EL LINAJE DE DAVID, LA ESTRELLA RESPLANDECIENTE DE LA MAÑANA.
El ángel presenta una palabra muy personal de parte del Señor Jesucristo, o bien, es el Señor quien interrumpe y
comunica personalmente a Juan su promesa de un regreso. Ningún creyente puede dudar o negar que esta es una
promesa importante y personal del Señor Jesucristo. Él, personalmente, recompensará a cada creyente
individualmente, a aquellos miembros de la Iglesia que serán arrebatados, quitados del mundo; también a los de
Israel y a los Gentiles, cuando Él regrese para establecer Su Reino en el Milenio sobre la Tierra. No nos sorprende
que el apóstol Pablo escribiera a los Filipenses, en el capítulo 3 de su epístola, versículos 10 al 14: "A fin de
conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su
muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya
sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos,
yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús."
Y a continuación, nuevamente, el Señor Jesucristo declara Su deidad: "Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin,
el primero y el último." Así lo afirma al comienzo del libro de Apocalipsis, y así también lo concluye. Sólo los
creyentes, pecadores arrepentidos, que han sido perdonados y lavados por la sangre de Cristo, tendrán derecho a
acercarse a la Eternidad, confiados en tener libre acceso a la presencia de Dios, a la Nueva Jerusalén, la ciudad santa,
y al árbol de la vida. Esto es excluyente, inaccesible, para todo aquel que ha muerto en sus delitos y pecados, sin
llegar a arrepentirse, sin buscar a Dios, pero también, todo aquel que no ha mostrado fruto de su arrepentimiento,
aquel que sólo de labios, pero no de corazón, dicen creer y tener fe en Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador y Señor
nuestro.
El Señor Jesucristo afirma y ratifica que ha enviado a Su ángel con este mensaje personal, al mencionar Yo Jesús. Él
toma aquí el nombre que recibió cuando asumió Su humanidad. Los creyentes, los hijos de Dios pasaremos la
Eternidad centrados en Él, en Su persona. Él es llamado "la Raíz y el linaje de David" esto une a Jesucristo con el
Antiguo Testamento. La estrella resplandeciente de la mañana, esto es Jesucristo para la Iglesia; la estrella
resplandeciente de la mañana que aparece en el momento más oscuro de la noche, la que indica que el sol saldrá
dentro de breve, pronto. El Antiguo Testamento concluye con las palabras del profeta Malaquías diciendo que el sol
de justicia se levantaría con sanidad en Sus alas. Ésa era la esperanza del Antiguo Testamento. Pero para nosotros,
los creyentes, la Iglesia de los redimidos y salvos, Él es la estrella resplandeciente de la mañana, que vendrá en el
momento más tenebroso y oscuro. Los siguientes versículos 17 al 19, presentan una la invitación y hay una
advertencia. Leamos:
17 Y EL ESPÍRITU Y LA ESPOSA DICEN: VEN. Y EL QUE OYE, DIGA: VEN. Y EL QUE TIENE SED, VENGA; Y EL QUE QUIERA,
TOME DEL AGUA DE LA VIDA GRATUITAMENTE.
18 YO TESTIFICO A TODO AQUEL QUE OYE LAS PALABRAS DE LA PROFECÍA DE ESTE LIBRO: SI ALGUNO AÑADIERE A
ESTAS COSAS, DIOS TRAERÁ SOBRE ÉL LAS PLAGAS QUE ESTÁN ESCRITAS EN ESTE LIBRO.
19 Y SI ALGUNO QUITARE DE LAS PALABRAS DEL LIBRO DE ESTA PROFECÍA, DIOS QUITARÁ SU PARTE DEL LIBRO DE
LA VIDA, Y DE LA SANTA CIUDAD Y DE LAS COSAS QUE ESTÁN ESCRITAS EN ESTE LIBRO.
Esta es una doble invitación: una invitación para que Jesucristo venga, y una invitación a los pecadores a ir a Cristo,
antes que Él venga.
El Espíritu Santo está activo en el mundo. El Espíritu Santo está realizando Su poderosa obra en la Tierra,
convirtiendo y convenciendo a los pecadores.
El Espíritu de Dios obra a través de Su Palabra y a través de cada creyente que ama, proclama, vive, y obedece la
Palabra de Dios.
La invitación que Dios ya extendió desde el Antiguo Testamento, por el profeta Isaías, en su capítulo 55:1 es tierna,
dulce e insistente:
"A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin
dinero y sin precio, vino y leche." A lo que el Señor Jesucristo agrega: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba." (Juan
7:37).
La invitación sigue en pie. Si usted, muy estimado amigo, amiga oyente, está cansado de beber del pozo negro de
este mundo, Jesucristo hoy le extiende una cariñosa invitación personal a venir a Él. ¡Qué invitación! ¡El rechazar o
aceptarla tendrán consecuencias eternas para usted! Y ahora llegamos a la última promesa y oración de bendición.
20 EL QUE DA TESTIMONIO DE ESTAS COSAS DICE: CIERTAMENTE VENGO EN BREVE. AMÉN; SÍ, VEN, SEÑOR JESÚS.
pero el Nuevo Testamento concluye con una bendición de gracia sobre los creyentes, los hijos de Dios.
Bendita Gracia que Jesucristo extiende libre y gratuitamente a todos los seres humanos, sin tener en cuenta nuestra
condición, ni siquiera aquello que pudiéramos considerar como "méritos o logros propios".
"Amado Padre que estás en los Cielos: al volver nuestra mirada a estos 6 meses transcurridos, te damos muchas
gracias por ayudarnos en nuestra travesía por las páginas de Tu Palabra. Te agradecemos por la obra del Espíritu
Santo al provocar el convencimiento, y el arrepentimiento, en los corazones, con esta decisión de pasar "de muerte
a vida".
Oh Dios, Te rogamos que muchos lleguen al conocimiento de tu incondicional amor, de tu total perdón, de esa
nueva y plena vida que regalas a cada persona que se acerca a Ti, con sinceridad. Señor, te pedimos que continúes
bendiciendo las semillas de fe