El Cuento Popular

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EL CUENTO POPULAR

Actividades y guía de lectura

         La costumbre de contar historias es muy antigua. Cuando aún no existía la


escritura el hombre ya contaba cuentos que, con el tiempo, se fueron transmitiendo
oralmente, de padres a hijos. Así, muchas historias sobrevivieron a través de los
años y las generaciones, hasta que fueron escritas y recopiladas. Esto permitió que
se conserven y llegaran hasta nosotros.

         Aunque un relato haya tenido originalmente un autor, una vez que el pueblo lo
adopta como propio se transforma en popular; es decir, pasa a ser de toda la
comunidad: es colectivo, de todos. Forma parte de la tradición de un pueblo. Por
esta razón, los cuentos populares son anónimos, es decir, se desconoce su autor.
Además, cada persona que transmite un cuento popular le agrega situaciones o
detalles y así encontramos diferentes versiones de un mismo cuento.
          Los cuentos populares, también llamados tradicionales o folklóricos, son
narraciones simples, porque tienen que ser “fáciles” de seguir cuando se los
escucha. De allí que desarrollen una anécdota sencilla, sean espontáneos y
redundantes, empleen frases breves y simples, incluyan construcciones propias de
la región y expresiones familiares. Esa simplicidad se ve compensada por la
presencia del relator. Así como en el cuento literario es determinante la figura del
autor, en el cuento tradicional el relator tiene a su cargo lograr una versión
atractiva de una historia ya conocida, memorizar episodios y diálogos y emplear
tonos de voz, miradas y gestos para representar a los personajes o crear climas.
Más que limitarse a contar un  cuento, el relator lo dramatiza para conquistar  a su
auditorio.

         Existen, por lo menos, dos tipos de cuentos populares: los realistas (que tratan
asuntos de la vida cotidiana) y los maravillosos (que tratan asuntos fabulosos y
sobrenaturales, generalmente productos de antiguas leyendas o mitos). En ambos
casos, los cuentos populares incluyen una cuota de humor.

         El humor permite, en principio, que los lectores u oyentes encuentren su


reafirmación a través de la risa colectiva. Hay muchos clases y motivos de humor
en los cuentos populares, es decir ingredientes humorísticos básicos que podemos
generalizar en: la  burla a las clases dominantes a través del ingenio de pobres y/ o
pícaros (normalmente se trata de pobres que, con su astucia, consiguen una serie
de cosas); el comportamiento de tontos, debido a que estos rompen los
convencionalismos y las costumbres y la astucia sobre la fuerza.

Diferencia entre cuentos populares de tradición oral y cuentos


populares literarios: 

Si se tiene en cuenta su origen (una comunidad o un autor), su forma de difusión


(oral o escrita) y el grado de elaboración (menor o mayor), los cuentos pueden ser
clasificados en populares (cuyas características ya hemos mencionado) y literarios
(o modernos). Este último tipo de cuento es relativamente reciente (siglo XIX), se
relaciona con el desarrollo urbano y con el creciente proceso de industrialización.
En cambio, los cuentos populares o tradicionales han surgido y se han difundido en
comunidades campesinas, en la etapa preindustrial de las sociedades. De allí que
muchos de los elementos que los componen remiten al ámbito rural.

Presentamos ejemplos de estos dos tipos de cuentos: un cuento popular de


tradición oral (La astucia de una vieja) y un cuento popular literario: Flojazo pa’ el
dentista, cuyo autor es Luis Landriscina. 
Luego de leerlos, completar la Guía de lectura y análisis que figura al
pie de los mismos.

La astucia de una vieja (anónimo)

         Había una vez un matrimonio anciano y muy pobre que vivía en el campo. Un día, el
marido salió de su casa en busca de leña y cuando se internó en el bosque encontró, en
medio de unos matorrales, una carga de plata.

 Dejó la leña y muy contento cargó en su burro el hallazgo. Llegó a su casa y contó a su
mujer su buena suerte. La vieja, que no era lerda, le dijo:
-Calláte, viejo; no sos el primero que encuentra plata y no andés contándolo.
Bajaron la carga y la escondieron dentro de la casa. Al día siguiente, muy temprano, la
mujer le dijo al viejo:
-Levantáte y vení para peinarte, viejo, que tenés que ir a la escuela.
El viejo, asombrado, le contestó:
-Pero mujer, ¿estás loca? Ni cuando era chico fui a la escuela...
-Bueno, lo mando yo y se acabó, no rezongues más.

Acostumbrado a los mandatos de la vieja, obedeció y fue a la escuela. En la ausencia del


viejo, ella se puso a trabajar haciendo bollos, merengues y buñuelos. A la noche, se
acostaron y más tarde, con un pretexto, la vieja se levantó de la cama y desparramó en el
patio todos los dulces.
Al día siguiente, la vieja lo hizo levantar bien temprano al viejo, para que hiciera fuego.
Cuando el viejo estuvo en el patio, gritó:
-¡Corré, vieja, que llovieron buñuelos y otros dulces!
-Calláte, viejo, que no es la primera vez que llueven buñuelos, pero no andés contándolo–
contestó la vieja astuta.
Los juntaron, comieron algunos y otros los guardaron. 

Como a las dos horas, llegaron a la casa de los viejos dos caballeros en busca de la carga de
plata. La vieja, que no era lerda, les dijo:
-Señor, nosotros no hemos encontrado nada.-  El inocente viejo dijo:
-Sí, vieja, la hemos hallado.
-Mentís, viejo embustero, no encontramos nada.
-Sí, vieja, fue cuando fui a la escuela.
-¡Mentís, viejo!
-¡Mentís, vieja...  fue cuando llovieron buñuelos!
-¡Mentís, viejo!
A todo esto los caballeros, que presenciaron esta pelea, se fueron diciendo:
-¡Este viejo está loco! ¡Cuándo habrá estado en la escuela y cuándo habrán llovido
buñuelos!
Y así, gracias a la astucia de la vieja, se quedaron con la carga de plata.

(1)  Reelaboración del relato recopilado por Susana Chertudi en el libro Juan Soldao. Cuentos
folklóricos de la Argentina. Bs. As., EUdeBA, 1962 y editado en Cuentos populares de
Argentina. Antología compilada por Susana Itzcovich. Bs. As., Ed. Troquel (Biblioteca
¡Viva la tinta!), 1998
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FLOJAZO PA’  EL DENTISTA (2)  de Luis Landriscina (3)
        
Corrientes es la provincia que define un poco la cultura regional del litoral. Es una
provincia a la cual es más fácil nombrarla que  explicarla. Los correntinos tienen identidad
propia porque son el resultado de la mezcla entre el guaraní y el español, sin ninguna otra
cultura en el medio y son, además, orgullosamente correntinos. Ahora no tanto, pero treinta
años atrás, usted le ponía en tela de juicio el honor  a un correntino y  este lo ensartaba
como mariposa pa’ colección. El correntino es de manejar muy bien el cuchillo. Este era el
caso del Moncho Garmendia, de la zona de Santo Tomé. El Moncho era un símbolo de
coraje. Cicatriz que anduviera suelta... la tenía el Moncho. Se  había peleado con todo lo
que se le había puesto adelante. Pero no tenía cicatrices de haber peleado solamente, sino
que las tenía del trabajo también, porque era un hombre de trabajo, de arriar hacienda y de
todos los trabajos del campo.

Pero así como era un símbolo de coraje, tenía un talón de Aquiles: le tenía pánico a los
dentistas y a los médicos... con decirle que  ni vacunado estaba el Moncho. Y venía mal por
un dolor de muelas: cuatro días con sus noches sin dormir y con unas ojeras que parecían
estribos.  Su patrón, don Soto,  le dijo:

-Moncho, vamos a dejarnos de pavear. Mañana vamos a lo del doctor García, allá en el
pueblo, para que te cure esa muela, así dejás de molestar a tu familia y a todos los que te
rodean, porque hay que estar aguantando tus gemidos todo el día.
El Moncho, acostumbrado a respetar a su patrón, no le dijo “no” de entrada, pero entró a
hacer unos dibujos con la alpargata en la tierra:
-Discúlpeme patrón... yo no voy a ir.
-¡¿Cómo?!
-No... no voy a ir yo
-¿Cómo no vas  a ir? ¿Por qué?
-  Me da vergüenza decirle, pero le tengo miedo al dentista.
-¡Pero que no se diga!  Vas a ser un papelón pa’ Corrientes, chamigo. Mirá, mañana cuando
yo pare la camioneta frente a tu rancho y sientas los bocinazos, más vale que te subás,
porque si yo me llego a enojar, me va a costar bastante abuenarme... ¿Me oiste?

      
   Al otro día, temprano, llegan al pueblo y juntos esperan en el consultorio del dentista. En
un momento dado, se abre la puerta, sale el doctor García, jovial y saluda:
-¿Qué tal don Soto? ¿Qué  tal Moncho? ¿Quién se va a atender?
-El Moncho, que anda con problemas en una muela. Atendelo, a ver qué tiene.
- Pasá Moncho, pasá.

         El olor característico que existe en los consultorios de dentista fue lo primero que al
Moncho  lo tiró pa’ atrás. Y al ver el sillón del dentista, mezcla rara de camilla y silla
eléctrica, ahí sí... el coraje del Moncho no dio para más: salió corriendo. Lo atajaron en la
puerta porque se le había enredado la espuela en la alfombra. El patrón se enojó:
-¡Bueno Moncho!, che... parece mentira, un hombre grande, haciendo semejante papelón...
¡pasá pa’ adentro, che!
El Moncho bajó la cabeza, avergonzado de su propio temor y entró. Usando la psicología,
el dentista le dice:
-Yo sé lo que te pasa Moncho, te está faltando un trago para agarrar coraje... ¿No es cierto?
-Y ...sí- le dijo Moncho, que no sabía qué decir del julepe.  El dentista le ofrece una botella
de caña.
-Tomá Moncho, a ver si agarrás coraje.
Le destapó la botella y el Moncho le pegó una “zambullida”. Mientras tanto, el dentista
hacía como que no veía y acomodaba el instrumental haciéndose el distraído.  Cuando vio
de reojo que se había bajado tres cuartas partes de la botella, pensó que era el momento
ideal. Se da vuelta, fraternalmente, sin apurar la cosa y dice:
-Y... ¿qué tal Moncho? ¿Ya agarraste coraje?
-¡Sí, señor! –El Moncho deja la botella y en un movimiento saca el cuchillo y dice:
- ¡¡¡Vamos a ver quién es el  corajudo que me va a tocar la muela ahora!!!...

(2)  Extraído de: Luis Landriscina,  De todo como en galpón, Bs.As., Grupo Imaginador de
Ediciones, 2006.
(3)  Luis Landriscina (n. Colonia Baranda, Chaco, Argentina, 1935) es un humorista, cuentista,
recitador y actor argentino famoso por su estilo narrativo y su humor basado en los usos y
costumbres regionales del país.

Guía de lectura y análisis

1)   Mencionar los elementos característicos de los cuentos populares.

2)   ¿Cuáles son los ingredientes de humor básicos que podemos encontrar en este tipo de
relatos?

3)   Completar el siguiente cuadro:

Cuento popular  Cuento 


de tradición oral popular 
literario
Origen
Forma de difusión
Grado de elaboración
Etapa
 histórica
 en la que surgen

4-Cuento: La astucia de una vieja (anónimo)

a)    Mencionar personajes y características de personalidad de cada uno de ellos.

b)   ¿Qué ingredientes humorísticos básicos aparecen en el cuento?

c)    Indicar tiempo cronológico y el espacio en el que se desenvuelve la acción.

5-Cuento: Flojazo pa’ el dentista de Luis Landriscina

a)    Mencionar cuáles son los personajes y que características de personalidad los definen.

b)   Indicar tiempo cronológico y espacio en el que se desenvuelve la acción.

c)    Transcribir qué expresiones propias de la región del litoral argentino aparecen en el cuento.

d)   Una de las técnicas que se utilizan  para producir humor lingüístico o verbal, es la
desviación de lo previsible, es decir, la transgresión de la realidad habitual mediante la
irrupción de lo desacostumbrado, lo sorpresivo. Indicar en qué momentos del cuento es
utilizada esta técnica

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