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OPERA OMNIA
BREVES MEDITACIONES
PARA CADA DÍA DEL AÑO
Edición preparada por el Centro de Espiritualidad Paulina
© Sociedad de San Pablo, Casa General, Roma 2008
http://www.paulus.net
Sigla de la obra: BM
4. Otras intervenciones:
– se trata de algunos detalles válidos únicamente en italiano
(acentos graves o agudos);
– se han simplificado las formas plurales de sustantivos o
adjetivos (también exclusivamente para el italiano).
SIGLAS
Sac. G. Alberione S. S. P.
BREVI MEDITAZIONI
per ogni giorno dell’anno
Volume I
SI STAMPI
PARTE I
1 Cf Jn 6,27.
2 Cf Dt 6,5.
3 Cf Ef 5,32: «en Cristo y en la Iglesia».
1. BM1
DIOS UNO 9
«Gran Dios es el Señor, gran rey sobre todos los dioses. En su mano
están los abismos de la tierra, son suyas las cimas de los montes...
Venid, postrados adoremos, de rodillas ante el Señor que nos creó. Él
es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su redil, el rebaño que él
conduce» (Sal 95/94,3-7).
BM1 2.
11 DIOS TRINO
BM1 3.
13 DIOS PADRE
«Para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede
todo y para el cual somos nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por
quien existe todo y para el cual somos nosotros por medio de él»
(1Cor 8,6).
12 Cf Gén 1-2.
LAS GRANDES VERDADES 25
4.
13 Cf Mt 6,25ss; 10,30.
LAS GRANDES VERDADES 26
DIOS HIJO
«Dios, que en muchas ocasiones y de muchas maneras habló antigua-
mente a los padres por los profetas, en esta etapa final nos ha hablado
por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del
cual ha realizado los siglos. Él es reflejo de su gloria, impronta de su
ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y habiendo
realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la
Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles
cuanto más sublime es el nombre que ha heredado» (Heb 1,1-4).
BM1 Alberione, que mira a injertar todas las facultades de la persona en todo el
16 Señor Jesús. «Acoge al Hijo de Dios» quien con la mente «cree en la
doctrina enseñada por él»; quien con la voluntad «sigue los ejemplos
santísimos»; quien con el corazón «entra en comunión con Jesús-Vida»
mediante los sacramentos. Cf, enseguida después, la oración: «Atrae a ti
mi mente, mi voluntad, mi corazón».
LAS GRANDES VERDADES 27
5.
DIOS ESPÍRITU SANTO
«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre
que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de
la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni le conoce;
vosotros, en cambio, le conocéis, porque mora con vosotros y está en
vosotros» (Jn 14,15-17).
15
Cf Mt 5,4.10.
16
Célebre oración de un desconocido autor medieval, compuesta en
los primeros decenios del siglo XIV y enriquecida con indulgencias por el
papa Juan XXII en 1330. – Citada en su tiempo por san Ignacio al
comienzo de sus Ejercicios Espirituales, la reencontramos en DF, p. 5.
LAS GRANDES VERDADES 28
17 Para estos conceptos, cf DF, p. 60. La acción del Espíritu Santo, que
6.
HE SIDO CREADO
«Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas
que has creado, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser
humano para darle poder? Le hiciste poco inferior a los ángeles, le
coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus
manos, todo lo sometiste bajo sus pies» (Sal 8,4-7).
7.
¿PARA QUÉ HE SIDO CREADO? - I
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome
su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero
el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de
qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma?»
(Mc 8,34-36).
8.
¿PARA QUÉ HE SIDO CREADO? - II
«Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti,
Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el
rostro de Dios?» (Sal 42/41,2-3).
9. BM1
EL ÚNICO FIN 24
«No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber,
o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya
sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad
sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por
añadidura» (Mt 6,31-33).
10.
MI FINAL
«Tú, malvado, nos arrancas la vida presente; pero cuando hayamos
muerto por tu ley, el Rey del universo nos resucitará para una vida
eterna» (2Mac 7,9).
BM1 11.
28 FIN ÚLTIMO
«No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da gloria, por
tu bondad, por tu lealtad. ¿Por qué han de decir las naciones: “Dónde
está su Dios?”. Nuestro Dios está en el cielo, lo que quiere lo hace»
(Sal 115/113B,1-3).
12.
¿VOY HACIA MI FIN?
«Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus palabras; ábreme los ojos
y contemplaré las maravillas de tu voluntad; soy un forastero en la
tierra: no me ocultes tus promesas; mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamientos; reprendes a los soberbios, malditos
los que se apartan de tus mandatos; aleja de mí las afrentas y el
desprecio, porque observo tus preceptos» (Sal 119/118,17-22).
13.
LA VIDA
«Señor, tú me sondeas y me conoces: me conoces cuando me siento o
me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino
y mi descanso, todas mis sendas te son familiares; no ha llegado la
palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda… Tú has creado mis
entrañas, me has tejido en el seno materno» (Sal 139/138,1-4.13).
1° Nuestra vida puede deslizarse en la abundancia o en la
pobreza; ocupada en un cargo de gobierno o en una situación de
obediencia; en el estado religioso, o conyugal, o célibe; puede
encontrarse al principio, a mitad, en el ocaso; puede ser breví-
sima o durar un cierto número de años; puede desenvolverse en
un oficio, un arte, en trabajos manuales, en la enseñanza.
Dios es infinitamente sabio; es buen Padre para todos sus
hijos; todo está dispuesto por su amable bondad. Aceptemos
siempre, en todo, doquier, su divina voluntad.
2° Pero meditemos: a) A todos el Señor da las gracias
proporcionadas a sus condiciones; gracias que son suficientes
para la salvación del alma. b) En cualquier condición de vida
hay santos; pero también, en cualquier condición hay pecadores,
infieles al deber, obstinados. c) A todos y siempre les es nece-
LAS GRANDES VERDADES 42
14.
EL TIEMPO
«Acuérdate de tu Creador en tus años mozos, antes de que lleguen los
días aciagos y te alcancen los años en que digas: “No les saco gusto”;
antes de que se oscurezcan el sol, la luz, la luna y las estrellas, y tras la
lluvia vuelva el nublado» (Qo 12,1-2).
34 Para este tema, cf DF, p. 32, y la magna charta del tiempo que es el
15.
LA MUERTE
«El hombre, nacido de mujer, corto de días y harto de inquietudes,
como flor se abre y se marchita, huye como la sombra sin parar... Sus
días están determinados y sabes el número de los meses; le has puesto
un límite infranqueable» (Job 14,1-5).
36 Cf Si 14,14.
37 Qo 9,10.
38 Cf DF, pp. 30-32.
LAS GRANDES VERDADES 45
16.
LA CERTEZA DE LA MUERTE
41 «Ciertamente morirás».
LAS GRANDES VERDADES 47
17. BM1
INCERTIDUMBRE DE LA MUERTE 40
BM1
42
LAS GRANDES VERDADES 49
derramó como rescate del mundo» (Himno Pange lingua, Jueves santo).
LAS GRANDES VERDADES 50
18.
LA MUERTE, ESPEJO DE LA VIDA
«Envía tu grano por el mar y después de cierto tiempo podrás recu-
perarlo. Divide lo que tienes en siete u ocho partes, pues no sabes la
desgracia que puede sobrevenir en la tierra. Si las nubes están
cargadas de lluvia, la descargarán sobre la tierra; si un árbol cae hacia
el norte o hacia el sur, allí se queda. Quien anda observando los
vientos nunca sembrará; quien se preocupa de las nubes jamás
cosechará» (Qo 11,1-4).
19.
LA MUERTE DEL JUSTO
«La vida de los justos está en las manos de Dios, y ningún tormento
les alcanzará. Los insensatos pensaban que habían muerto, y conside-
raban su tránsito como una desgracia, y su salida de entre nosotros,
una ruina; pero ellos están en paz. Aunque la gente pensaba que
cumplían una pena, su esperanza estaba llena de inmortalidad» (Sab
3,1-4).
20.
LA MUERTE DEL PECADOR
«Los impíos serán castigados por sus pensamientos, pues despreciaron
al justo y se apartaron del Señor. Desgraciado el que desdeña la
sabiduría y la instrucción; vana es su esperanza, baldíos sus esfuerzos
e inútiles sus obras» (Sab 3,10-11).
21.
EL JUICIO PARTICULAR - I 50
«Otra cosa he observado bajo el sol: en la sede del derecho, el delito;
en el tribunal de la justicia, la iniquidad. Así que pensé: “Al justo y al
malvado los juzgará Dios, pues hay un tiempo para cada asunto y un
lugar para cada acción”» (Qo 3,16-17).
50
Cf DF, pp. 33-34.
51
Las reflexiones propuestas en esta y en las sucesivas meditaciones
sobre los Novísimos debemos interpretarlas a la luz de las enseñanzas del
Concilio Vaticano II y del magisterio posconciliar, particularmente de las
encíclicas Redémptor hóminis, Redemptóris Máter, Dives in misericordia,
Deus cáritas est, etc.
52 En el original se usa un término arcaico con este significado.
LAS GRANDES VERDADES 56
22.
EL JUICIO PARTICULAR - II
«Tú me llamarías y yo respondería, añorarías la obra de tus manos.
Contarías sin duda mis pasos, pero no vigilarías mis errores; cerrarías
mis delitos en un saco, cubrirías con cal mis culpas» (Job 14,15-17).
53 Lc 16,19ss.
LAS GRANDES VERDADES 57
54 «Se abrirá un libro escrito, donde está contenido todo aquello por lo
23.
EL JUICIO PARTICULAR - III
«¡Lejos de Dios la maldad, lejos del Todopoderoso la injusticia! Paga
a los humanos según sus obras, retribuye a los mortales su conducta.
Está claro que Dios no actúa con maldad, que el Todopoderoso no
pervierte la justicia» (Job 34,10-12).
terram».
LAS GRANDES VERDADES 59
24.
EL JUICIO PARTICULAR 60 - IV
«Digo a los jactanciosos: no os jactéis; a los malvados: no alcéis la
testuz, no alcéis la testuz contra el cielo, no digáis insolencias contra
la Roca. Ni del oriente ni del occidente, ni del desierto ni de los
montes, sólo Dios gobierna: a uno humilla, a otro ensalza. El Señor
tiene una copa en la mano, un vaso lleno de vino drogado: lo da a
beber hasta las heces a todos los malvados de la tierra» (Sal 75/74,5-9).
25.
EL PURGATORIO
«Mire cada cual cómo construye. Pues nadie puede poner otro
cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo. Y si uno construye
sobre el cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera, hierba,
paja, la obra de cada cual quedará patente, la mostrará el día, porque
se revelará con fuego. Y el fuego comprobará la calidad de la obra de
cada cual. Si la obra que uno ha construido resiste, recibirá el salario.
Pero si la obra de uno se quema, sufrirá el castigo; mas él se salvará,
aunque como quien escapa del fuego» (1Cor 3,10-15).
64 Cf 2Mac 12,46.
65 Mt 12,36.
LAS GRANDES VERDADES 63
26.
EL PURGATORIO: penas
«Sus pecados se han amontonado hasta el cielo, y Dios se ha acordado
de sus crímenes. Pagadle con su misma moneda, devolvedle el doble de
sus obras, mezcladle en la copa el doble de lo que ella mezcló. En
proporción a su fausto y a su lujo, dadle tormento y duelo. Porque ella
decía en su corazón: “Estoy sentada como una reina, no soy viuda y no
veré duelo nunca”; por eso en un solo día vendrán todas sus plagas,
muerte, duelo y hambre, y será consumida por el fuego, porque es
poderoso el Señor Dios que la condena» (Ap 18,5-8).
27.
EL PURGATORIO: deberes
«Si alguno ve que su hermano comete un pecado que no es de muerte,
pida a Dios y le dará vida –a los que cometan pecados que no son de
muerte–» (1Jn 5,16).
28.
LA RESURRECCIÓN FINAL
«Si se anuncia que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo
dicen algunos de entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
Pues bien: si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo ha
resucitado. Pero si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predi-
cación y vana también vuestra fe; más todavía: resultamos unos falsos
testigos de Dios, porque hemos dado testimonio contra él, diciendo
que ha resucitado a Cristo, a quien no ha resucitado… si es que los
muertos no resucitan. Pues si los muertos no resucitan, tampoco Cristo
ha resucitado. […] Pero Cristo ha resucitado de entre los muertos y es
primicia de los que han muerto» (1Cor 15,12-16.20).
LAS GRANDES VERDADES 67
29.
RESURRECCIÓN DE LA CARNE
«Mirad, os voy a declarar un misterio: No todos moriremos, pero
todos seremos transformados. En un instante, en un abrir y cerrar de
ojos, cuando suene la última trompeta; porque sonará, y los muertos
resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque
30.
EN EL TRIBUNAL DE JESUCRISTO 77
«Entonces aparecerá en el cielo el signo del Hijo del hombre. Todas las
razas del mundo harán duelo y verán venir al Hijo del hombre sobre las
nubes del cielo con gran poder y gloria. Enviará a sus ángeles con un
78 Cf 2Cor 5,10.
LAS GRANDES VERDADES 72
31.
JUICIO UNIVERSAL - I
«El Señor apareció para hacer justicia, y se enredó el malvado en sus
propias acciones. Vuelvan al abismo los malvados, los pueblos que
olvidan a Dios. Él no olvida jamás al pobre, ni la esperanza del
humilde perecerá. Levántate, Señor, que el hombre no triunfe: sean
juzgados los gentiles en tu presencia. Señor, infúndeles terror, y
aprendan los pueblos que no son más que hombres» (Sal 9,17-21).
32.
JUICIO UNIVERSAL - II
«El Dios de los dioses, el Señor, habla: convoca la tierra de oriente a
occidente. Desde Sión, la hermosa, Dios resplandece: viene nuestro
Dios y no callará. Le precede fuego voraz, le rodea tempestad violenta.
Desde lo alto convoca cielo y tierra, para juzgar a su pueblo:
“Congregadme a mis fieles que sellaron mi pacto con un sacrificio”.
Proclame el cielo su justicia: Dios en persona va a juzgar» (Sal
50/49,1-6).
33.
JUICIO FINAL
«Decid a los pueblos: “El Señor es rey, él afianzó el orbe, y no se
moverá; él gobierna a los pueblos rectamente”. Alégrese el cielo, goce
la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena; vitoreen los campos y
cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque, delante del Señor,
que ya llega, ya llega a regir la tierra: regirá el orbe con justicia y a los
pueblos con fidelidad» (Sal 96/95,10-13).
LAS GRANDES VERDADES 77
34.
EL INFIERNO - I
«El Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino
todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán
al horno de fuego; allí será el llanto y en rechinar de dientes. Entonces
los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga
oídos, que oiga» (Mt 13,41-43).
85 Mt 12,31.
86 «Alejamiento de Dios» (san Agustín, de quien lo toma santo Tomás).
LAS GRANDES VERDADES 80
35.
EL INFIERNO - II
«Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la
vida, que ir con las dos manos a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y,
si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida,
que ser echado con los dos pies a la gehenna. Y, si tu ojo te induce a
pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser
echado con los dos ojos a la gehenna, donde el gusano no muere y el
fuego no se apaga» (Mc 9,43-47).
BM1 36.
83 EL INFIERNO - III 92
«Como haz de estopa es la reunión de los malvados, y su final es una
llamarada de fuego. El camino de los pecadores está bien adoquinado,
pero desemboca en lo hondo del abismo» (Si 21,9-10).
90 «Hic ure, hic seca, hic non parcas, ut in aeternum parcas» (san
Agustín).
91 De las letanías de los santos.
92 En la primera edición el título era simplemente “E L INFIERNO”.
LAS GRANDES VERDADES 83
penas para cada uno de los sentidos, penas varias, entre las
cuales se recuerda el fuego.
2° El condenado sufrirá, en todas las partes del cuerpo, el
tormento de un fuego real y físico, aunque no conocemos su
íntima naturaleza. Es, en las manos de Dios, una potencia capaz
de causar dolor y de castigar al réprobo y atormentar 93 mucho
más de cuanto pueda hacer el fuego terreno a quien está
ardiendo vivo.
Es un fuego sabio, pues dirigido por la divina Justicia,
quema con mayor intensidad el sentido y la facultad que más
pecó.
Es un fuego ardentísimo, más inflamado que el fuego
terrestre: éste nos lo concedió la | divina Misericordia para BM1
nuestros usos; aquél en cambio es para castigar. 84
Es un fuego que penetra todas las potencias del alma y todos
los sentidos del cuerpo quemando, como dice san Agustín, «miris
et veris modis».94
Con el pecado el cristiano se apega demasiado a los bienes
de la tierra, hasta preferirlos a Dios, en vez de usarlos como
medios para servirle. Pues bien, estos bienes serán su tormento
«para que sepan que en el pecado está el castigo» (Sab 11,17).
Será atormentada la vista: el infierno es llamado «tinieblas
exteriores»; «tenebrosa niebla para siempre» (cf Sof 1,15). Los
condenados verán sólo cosas espantosas; todo lo demás será
densísima oscuridad.
El olfato será atormentado por el hedor de numerosos
cadáveres hediondos y pútridos.
El oído será atormentato por alaridos, blasfemias, gemidos
aterradores.
Otro tormento será la inmovilidad, mientras para la garganta
constituirán insoportable suplicio la sed y el hambre canina. El
rico epulón pedía en el infierno una gota de agua, que le era
negada.
3° Oh Jesús, mi buen Maestro, tu sangre y tu muerte son
mi esperanza. Moriste para librarme de la muerte eterna. ¿Quién
93 En el original se usa un término derivado del latín “cruciare”,
XXI, c. 10).
LAS GRANDES VERDADES 84
37.
EL PARAÍSO
«Sabemos que si se destruye esta nuestra morada terrena, tenemos un
sólido edificio que viene de Dios, una morada que no ha sido
construida por manos humanas, es eterna y está en los cielos. Y, de
hecho, en esta situación suspiramos anhelando ser revestidos de la
morada que viene del cielo, si es que nos encuentra vestidos y no
desnudos. Pues los que vivimos en esta tienda suspiramos abrumados,
por cuanto no queremos ser desvestidos sino sobrevestidos para que lo
mortal sea absorbido por la vida» (2Cor 5,1-4).
38.
EL PARAÍSO: visión beatífica
99 Cf 1Cor 7,29-31.
LAS GRANDES VERDADES 87
BM1
100 Concilio de Florencia, 1439-1445, Decreto para los griegos 89
(DENZINGER-HÜNERMANN, Enchiridion Symbolorum, edición bilingüe,
1995, n. 1305).
101 Se trata de un concepto resaltado frecuentemente por el P.
39.
EL PARAÍSO: amor de Dios
«Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la
primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe. Y vi la ciudad
santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios,
preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo. Y oí
una gran voz desde el trono que decía: “He aquí la morada de Dios
entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el
‘Dios con ellos’ será su Dios”» (Ap 21,1-3).
BM1 40.
92 EL PARAÍSO: gozo de Dios
«Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su
templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no
pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque
el Cordero que está delante del trono les apacentará y les conducirá
hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará toda lágrima de sus
ojos» (Ap 7,15-17).
BM1
105 «Et ipsa est beata vita, gaudére ad te, de te, própter te». 94
LAS GRANDES VERDADES 92
41.
LA ETERNIDAD 108
«Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna» (Mt 25,46).
42.
EL CARÁCTER: naturaleza
«Más vale fama que riqueza, mejor estima que plata y oro. Rico y
pobre tienen en común que a los dos los hizo el Señor. El prudente ve
el mal y se protege, los incautos se arriesgan para su mal. Si eres
humilde y temes al Señor tendrás riquezas, vida y honor. En la senda
del perverso, espinas y trampas; quien cuida de sí mismo se aleja de
ellas. Educa al muchacho en el buen camino: cuando llegue a viejo
seguirá por él» (Prov 22,1-6).
BM1 43.
99 EL CARÁCTER: naturaleza del buen carácter
LAS GRANDES VERDADES 97
44.
EL CARÁCTER: su educación
«Preocúpate de tu nombre, porque te sobrevivirá, dura más que mil
tesoros de oro. La buena vida tiene los días contados, pero el buen
nombre permanece para siempre. Hijos, conservad en paz la
instrucción. Sabiduría escondida y tesoro oculto, ¿para qué sirven?»
(Sir 41,12-14).
45.
FORMARME COMO HOMBRE: la conciencia
«El hombre sensato no olvida la reflexión, el malvado y el orgulloso
no tienen miedo a nada. No hagas nada sin aconsejarte, y no te
arrepentirás de tus acciones... En todos tus actos confía en ti, que
también esto es guardar los mandamientos» (Sir 32,18-19.23).
113
Oración de la asamblea antes de la comunión. Cf Mt 8,8.
Al tema de la conciencia el P. Alberione dedicó el opúsculo “Testi-
114
BM1 46.
106 LA CONCIENCIA: obrar según ella
«Hijos míos, no amemos de palabra y de boca, sino de verdad y con
obras. En esto conoceremos que somos de la verdad y tranquiliza-
remos nuestro corazón ante él, en caso de que nos condene nuestro
corazón, pues Dios es mayor que nuestro corazón y lo conoce todo.
Queridos, si el corazón no nos condena, tenemos plena confianza ante
Dios» (1Jn 3,18-21).
47.
LA CONCIENCIA: seguirla
«Antes de hablar, infórmate, y antes de caer enfermo, cuídate. Antes
del juicio, examínate a ti mismo, y a la hora de la visita encontrarás
perdón. Antes de caer enfermo, humíllate, y cuando peques, muestra
arrepentimiento» (Sir 18,19-21).
48.
EL CORAZÓN: la compasión
«Quien desprecia a su prójimo peca, dichoso quien se apiada del pobre.
Los que traman el mal se pierden, amor y lealtad a quien hace el bien»
(Prov 14,21-22).
119
«Praebe, fili mi, cor tuum mihi» (Pr 23,26 Vulg.).
120
Expresión muy eficaz, que aparece en otros textos del P. Alberione
(SP, sept.-oct. 1953, cf ACV, p. 128; NPS, p. 174). La importancia y el
espacio que atribuye al rol del corazón quizás están aún por descubrir.
Entre los aspectos innovadores de su visión al respecto, notamos: el
corazón no es sólo la sede de la vida, de los pensamientos, de las
intenciones –según la acepción bíblica de corazón–, sino también la sede
del sentimiento; el corazón-sentimiento debe estar involucrado en la
oración: «La oración debe tocar también el sentimiento...» (DF, p. 14).
LAS GRANDES VERDADES 106
49. BM1
EL CORAZÓN: benevolencia y entrega 113
124 Mt 15,32.
BM1
114
LAS GRANDES VERDADES 108
50.
EL CORAZÓN: la amistad
«Un amigo fiel es un refugio seguro, y quien lo encuentra ha
encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio y su valor es
incalculable. Un amigo fiel es medicina de vida, y los que temen al
Señor lo encontrarán» (Sir 6,14-16).
51.
EL CORAZÓN: malas amistades
«En lo grande y en lo pequeño no faltes, ni de amigo te vuelvas
enemigo. Porque la mala reputación trae vengüenza y desprecio; así le
sucede al pecador que habla con doblez. No te dejes llevar por el
128 «Lo que era óptimo, una vez corrompido se vuelve pésimo»:
130 Cf Lc 17,1ss.
LAS GRANDES VERDADES 113
52.
LA VOLUNTAD - I
«Mi porción es el Señor: he resuelto guardar tus palabras; de todo corazón
busco tu favor: ten piedad de mí según tu promesa; he examinado mi
camino, para enderezar mis pies a tus preceptos; con diligencia, sin
tardanza, observo tus mandatos; los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu voluntad» (Sal 119/118,57-61).
(1749-1803).
LAS GRANDES VERDADES 115
53.
LA VOLUNTAD - II
«Al principio Dios creó al hombre y lo dejó en poder de su libre
albedrío. Si quieres, guardarás los mandamientos y permanecerás
fiel a su voluntad. Él te ha puesto delante fuego y agua, extiende tu
mano a lo que quieras. Ante los hombres está la vida y la muerte, y a
cada uno se le dará lo que prefiera» (Sir 15,14-17).
54.
PECADO ORIGINAL: consecuencias
«...El pecado provocó en mí toda suerte de deseos. Pues sin la ley el
pecado estaba muerto» (Rm 7,8).
133
Cf 1Cor 15,10.
134
Para los conceptos expresados en este párrafo cf la Introducción
del P. Alberione en S. LAMERA, Jesús Maestro, Camino, Verdad y Vida,
1949: «El hombre decayó por el pecado original que se transmitió a toda
la especie humana. Todo quedó en él deturpado, envilecido, revuelto: “In
deterius commutatum”: inteligencia, voluntad y sentimentalidad. Se
encarnó el Hijo de Dios tomando naturaleza humana; Jesucristo en su vida
pública se definió: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. El deterioro
y el desorden de la inteligencia habían llevado a los hombres, incluso los
mejores, al conjunto de errores de los que habla la historia antigua. El
LAS GRANDES VERDADES 117
55.
EL PECADO MORTAL - I
«Oíd, cielos, escucha tierra, que habla el Señor: “Hijos he criado y he
educado, y ellos se han rebelado contra mí. El buey conoce a su amo,
y el asno el pesebre de su dueño; Israel no me conoce, mi pueblo no
comprende”. ¡Ay, gente pecadora, pueblo cargado de culpas, raza
malvada, hijos corrompidos! Han abandonado al Señor, han
despreciado al santo de Israel, le han vuelto la espalda» (Is 1,2-4).
56.
EL PECADO MORTAL - II
«Sus ojos miran a los que le temen, y conoce todas las obras del
hombre. A nadie obligó a ser impío, y a nadie dio permiso para pecar»
(Sir 15,19-20).
57.
EL PECADO MORTAL - III
«Hijo, ¿has pecado? No lo hagas más, y por tus faltas pasadas pide
perdón. Huye del pecado como de una serpiente, pues, si te acercas, te
morderá. Dientes de león son sus dientes, que destrozan vidas humanas»
(Sir 21,1-2).
58.
EL PECADO MORTAL - IV
«Detestables son los hijos de los pecadores, los que frecuentan las
casas de los impíos. La herencia de los hijos de los pecadores es la
ruina, con su linaje se perpetúa la infamia. Al padre impío le maldicen
sus hijos, porque por culpa suya son deshonrados. ¡Ay de vosotros,
impíos, que habéis abandonado la ley del Altísimo! Si os multiplicáis,
es para la perdición, si nacéis, nacéis para la perdición, si morís,
heredáis la maldición» (Sir 41,5-9).
Pasión.
144 Lc 23,34.
145 Cf Sir 21,2.
LAS GRANDES VERDADES 124
146 En el original hay una forma anticuada, algo así como “martioriza”.
147 En el original hay un término arcaico, que significa “goce”.
148 Sir 5,4.
LAS GRANDES VERDADES 125
59.
EL PECADO MORTAL - V
«Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por
lugares áridos en busca de reposo; y no lo encuentra. Entonces dice:
“Volveré a mi casa de donde salí”. Y, al volver, la encuentra
deshabitada, barrida y arreglada. Entonces va y toma consigo otros
siete espíritus peores que él y se mete a habitar allí; y el final de aquel
hombre resulta peor que el comienzo. Así le sucederá a esta
generación malvada» (Mt 12,43-45).
3° Y entonces, Dios mío, me quito el velo para ver las rui- BM1
nas de esta alma, creada por ti, poco inferior a los ángeles, des- 137
tinada a vivir con los bienaventurados del cielo. Comprendo la
infelicidad de esta existencia abandonada al vicio. Comprendo
también las ruinas morales que va esparciendo. Comprendo
asimismo el deterioro físico de tal ser.
Examen. – ¿Tengo piedad de los pobres pecadores? ¿Com-
prendo su dificultad de arrepentirse y resurgir? ¿Compadezco a
quien lucha y sufre? ¿Ruego por los pecadores? ¿Me preocupo
por su conversión?
Propósito. – Cada día diré alguna oración, rezaré al menos
un Avemaría por la conversión de los pecadores.
Oración. – Recuerda, oh Dios, que somos de barro; que
desde el pecado original hemos contraído inclinaciones al mal.
Y, lo más humillante, es que nuestras debilidades se agravaron
con nuestros pecados personales. ¡Ten piedad de nosotros, oh
Señor! Convierte a los pobres pecadores; dales la gracia de
una buena confesión; concédeles la perseverancia. Maria,
refugium peccatorum, ora pro nobis.152
60.
LOS CAMINOS DEL PECADO
«Retorna al Señor y abandona el pecado, reza ante su rostro y elimina
los obstáculos. Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia, detesta
con toda el alma la abominación» (Sir 17,25-26).
61.
EL ESTADO SOBRENATURAL DE ADÁN
«El Señor creó al ser humano de la tierra, y a ella le hará volver de
nuevo. Concedió a los humanos días contados y un tiempo fijo, y les
dio autoridad sobre cuanto hay en la tierra. Los revistió de una fuerza
como la suya y los hizo a su propia imagen. Hizo que todo ser viviente
los temiese, para que dominaran sobre fieras y aves. Discernimiento,
lengua y ojos, oídos y corazón les dio para pensar. Los llenó de
ciencia y entendimiento, y les enseñó el bien y el mal. Puso su mirada
en sus corazones, para mostrarles la grandeza de sus obras, y les
concedió gloriarse siempre de sus maravillas. Por eso alabarán su
santo nombre, para cantar la grandeza de sus obras. Puso delante de
ellos la ciencia, y les dejó en herencia una ley de vida […]. Estableció
con ellos una alianza eterna, y les enseñó sus decretos. Sus ojos vieron
la grandeza de su gloria y sus oídos oyeron su voz gloriosa. Les dijo:
“Guardaos de toda iniquidad”, y les dio a cada uno preceptos acerca
del prójimo» (Sir 17,1-4.6-14).
62.
LA CAÍDA DEL HOMBRE
«A Adán le dijo: “Por haber hecho caso a tu mujer y haber comido del
árbol de que te prohibí, maldito el suelo por tu culpa: comerás de él
con fatiga mientras vivas; brotará para ti cardos y espinas, y comerás
hierba del campo. Comerás el pan con sudor de tu frente, hasta que
vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues eres polvo y al
polvo volverás”» (Gén 3,17-19).
63.
LA REDENCIÓN
«Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su
tienda es más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre,
es decir, no de este mundo creado. No lleva sangre de machos cabríos,
ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una
vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna» (Eb 9,11-12).
158
Mt 26,41.
159
Cf 1Pe 5,8.
160 En el original se dice “alejémonos”, en el sentido de salgamos
original privó al alma de la gracia, que es la vida del alma. Jesús pagó por
el hombre y recuperó la gracia, por tanto volvió a dar la vida al alma. De
esta forma devolvió la vida al hombre caído en el pecado actual. La
satisfacción de Jesucristo fue perfecta, es decir, sirve para los hombres de
todos los tiempos y de todos los lugares; abarca las cuatro necesidades,
cada una a su modo: ciencia, integridad, impasibilidad, inmortalidad; fue
sobreabundante: “copiosa apud Deum redemptio” (Sal 129,7), “super-
abundavit gratia” (Rom 5,9); fue infinita, porque toda acción de
Jesucristo tiene valor infinito: a) Por eso Dios soporta tantos pecados
míos. b) Por eso son tan amplias las gracias del Señor en la Iglesia: la
santa comunión, las indulgencias, las muchas conversiones, la absolución
hasta setenta veces siete».
LAS GRANDES VERDADES 136
64. BM1
JESÚS REDENTOR 148
«Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó,
estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho revivir con
Cristo –estáis salvados por pura gracia–; nos ha resucitado con Cristo
Jesús, nos ha sentado en el cielo con él, para revelar en los tiempos
venideros la inmensa riqueza de su gracia, mediante su bondad para
con nosotros en Cristo Jesús» (Ef 2,4-7).
164 “Siervo del Señor”: título atribuido inicialmente a Moisés (Dt 34,5),
65.
LOS FRUTOS DE LA REDENCIÓN
EN EL INDIVIDUO
«No es así como vosotros habéis aprendido a Cristo, si es que le
habéis oído a él y habéis sido adoctrinados en él, conforme a la verdad
que hay en Jesús. Despojaos del hombre viejo y de su anterior modo
de vida, corrompido por sus apetencias seductoras, renovaos en la
mente y en el espíritu y revestíos de la nueva condición humana
creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas» (Ef 4,20-24).
166 Cf Lc 15,8-9.
LAS GRANDES VERDADES 140
66.
LOS FRUTOS DE LA REDENCIÓN
EN LA SOCIEDAD 169
«Esto dice el Señor del universo: “Dentro de poco haré temblar cielos
y tierra, mares y tierra firme. Haré temblar a todos los pueblos, que
vendrán con todas sus riquezas y llenaré este templo de gloria, dice el
Señor del universo”» (Ag 2,6-7).
67.
CONOCER A DIOS
«Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a
tu enviado, Jesucristo» (Jn 17,3).
68. BM1
LA GRACIA INCREADA 159
LAS GRANDES VERDADES 146
«A cuantos le recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que
creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de deseo de
carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios» (Jn 1,12-13).
69.
LA GRACIA SANTIFICANTE - I
«El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no
sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos inefables. Y el que escruta los corazones sabe
cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es
según Dios» (Rom 8,26-27).
70.
LA GRACIA SANTIFICANTE - II
«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre
que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de
la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce;
vosotros, en cambio, lo conocéis porque mora con vosotros y está en
vosotros» (Jn 14,15-17).
71.
LA GRACIA SANTIFICANTE - III
«Descubro la siguiente ley: yo quiero hacer lo bueno, pero lo que está
a mi alcance es hacer el mal. En efecto, según el hombre interior, me
complazco en la ley de Dios; pero percibo en mis miembros otra ley
que lucha contra la ley de mi razón, y me hace prisionero de la ley del
pecado que está en mis miembros. ¡Desgraciado de mí! ¿Quién me
librará de este cuerpo de muerte? ¡Gracias a Dios, por Jesucristo
nuestro Señor! Así, pues, yo mismo sirvo con la razón a la ley de Dios
y con la carne a la ley del pecado» (Rom 7,21-25).
72.
LA GRACIA ACTUAL - I
«En verdad, en verdad os digo: el que cree en mí también él hará las
obras que yo hago, y aun mayores, porque yo me voy al Padre. Y lo
fuerte”.
185 Flp 2,13.
LAS GRANDES VERDADES 155
73. BM1
LA GRACIA ACTUAL - II 172
74.
LA GRACIA CREADA - I 191
«Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os
llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a
vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo
he dado a conocer» (Jn 15,13-15).
SOBRENATURAL - I”.
192 2Cor 13,13. Nótese la distinción entre gracia “increada” (perso-
75. BM1
LA GRACIA CREADA - II 194 177
SOBRENATURAL - II”.
LAS GRANDES VERDADES 160
76.
LA GRACIA ES INCIERTA
«Del perdón no te sientas tan seguro, mientras acumulas pecado tras
pecado. Y no digas: “Es grande su compasión, me perdonará mis
muchos pecados”, porque él tiene compasión y cólera y su ira recae
sobre los malvados» (Sir 5,5-6).
¡Y eso que tantas almas han llorado mucho sus pecados! Una
santa humildad debe acompañarte siempre: estoy materialmente
seguro de haber cometido aquella acción pecaminosa, con
verdadera conciencia de pecado, pero no estoy tan seguro de
haber obtenido el perdón. Con todo, un alma puede confiar, más
aún, a veces considerar con certeza moral, que está en gracia de
Dios, debido a la paz interior, a haberse confesado bien, contar
con la aquiescencia del confesor, sentir su estado de fervor y el
espíritu de sacrificio en el servicio de Dios.
2° El apóstol Pablo escribe: «La conciencia, es verdad, no
me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es
el Señor» (1Cor 4,4).
Santo Tomás dice al respecto: «No conozco ningún pecado
en mí; pero no por esto me encuentro en gracia; porque pueden
esconderse en mí pecados que yo ignoro, según la expresión
del Salmo: «¿Quién comprende sus faltas?». 196 Por eso el
Apóstol nos advierte: «Trabajad por vuestra salvación con
temor y temblor» (Flp 2,12).
BM1 Sin una especial revelación divina no puede un alma tener la
181 certeza de estar en gracia. Puede haber pecados escondidos; no
estoy seguro de ir a los sacramentos con las debidas dispo-
siciones para obtener el perdón de los pecados que conozco.
San Agustín escribe: «Por grande que sea la gracia en un alma,
siempre debe temer que tal vez haya en ella alguna culpa y
responsabilidad no conocidas».
3° Señor, sería muy angustiosa tal duda para las almas más
delicadas. Yo me confío del todo a tu misericordia, seguro de
poder esperarla siempre. Para formarme la certeza moral de
estar en tu gracia quiero adoptar estos medios: el buen
testimonio de una conciencia recta, un sentido amor al Señor,
acompañado de oraciones fervorosas y de vigilancia para huir
de los peligros, tener celo por las almas, desprecio del mundo,
práctica de la mortificación, una sólida devoción a la Virgen
Sma., llevar una vida de perfección según los consejos
evangélicos. Estos medios usados en su conjunto dan una
certeza moral del perdón.
77.
LA GRACIA PUEDE PERDERSE
«El temor del Señor es sabiduría e instrucción, le agradan la fidelidad
y la mansedumbre. No seas reacio al temor del Señor, ni te acerques a
él con doblez de corazón» (Sir 1,27-28).
78.
LA GRACIA ES DESIGUAL
EN LAS DIVERSAS ALMAS 198
203 Ef 4,15.
LAS GRANDES VERDADES 167
79. BM1
TRES GRACIAS 187
«El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se
doblan. Los ojos de todos te están aguardando, tú les das la comida a
su tiempo; abres tú la mano, y sacias de favores a todo viviente. El
Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso en todas sus
acciones; cerca está el Señor de quienes le invocan, de quienes le
invocan sinceramente» (Sal 145/144,14-18).
de santo Tomás.
LAS GRANDES VERDADES 168
agustiniana.
209 «Inclino mi corazón a cumplir tus leyes, siempre y cabalmente».
210 «Inclina mi corazón a tus preceptos».
211 Vegetal o mineral.
212 Rom 8,26.
LAS GRANDES VERDADES 169
80.
EL MÉRITO
«Todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la
gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios. Por eso, no
nos acobardamos, sino que, aun cuando nuestro hombre exterior se
vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día a
día. Pues la leve tribulación presente nos proporciona una inmensa e
incalculable carga de gloria» (2Cor 4,15-17).
81. BM1
LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO 215 192
213 Concilio de Trento, Decreto sobre la justificación, 13 enero 1547,
82.
FRUTOS Y BIENAVENTURANZAS
«El fruto del Espíriuo es amor: alegría, paz, paciencia, afabilidad,
bondad, lealtad, modestia, dominio de sí. Contra estas cosas no hay
ley. Y los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con las
pasiones y los deseos. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el
Espíritu. No seamos vanidosos, provocándonos unos a otros, envi-
diándonos unos a otros» (Gál 5,22-26).
83.
COOPERACIÓN CON LA GRACIA
«Comportaos así, reconociendo el momento en que vivís, pues ya es
hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más
cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada,
el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongá-
monos las armas de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad.
Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada
de riñas y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo, y no deis
pábulo a la carne siguiendo sus deseos» (Rom 13,11-14).
84.
EL AMBIENTE DE VIDA
«En cuanto puedas, atiende a tu prójimo y aconséjate con los sabios.
Conversa con los inteligentes y habla siempre de la ley del Altísimo.
Hombres justos compartan tu mesa, y sea tu orgullo el temor del
Señor» (Sir 9,14-16).
85.
EN LA HUMANIDAD
«Tiende también tu mano al pobre, para que tu bendición sea completa.
Sé generoso con todos los vivos, y a los muertos no les niegues tu
generosidad. No te retraigas ante los que lloran, y aflígete con los que
se afligen. No dejes de visitar al enfermo, porque con estas obras te
harás querer. En todas tus acciones ten presente tu final, y así jamás
cometerás pecado» (Sir 7,32-36).
LAS GRANDES VERDADES 181
229 Cf Mt 25,34ss.
LAS GRANDES VERDADES 182
86.
LOS DEBERES FAMILIARES
«Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre
obedece al Señor. Quien teme al Señor honrará a su padre y servirá a
sus padres como si fueran sus amos. Honra a tu padre de palabra y
obra, para que su bendición llegue hasta ti» (Sir 3,5-8).
87.
EL HIJO DE LA IGLESIA
«Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro. Pues
en la Iglesia Dios puso en primer lugar a los apóstoles; en segundo
lugar, a los profetas, en el tercero a los maestros, después, los milagros,
después el carisma de curaciones, la beneficencia, el gobierno, la
diversidad de lenguas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿O todos son
profetas? ¿O todos maestros? ¿O hacen todos milagros? ¿Tienen todos
don para curar? ¿Hablan todos en lenguas o todos las interpretan?»
(1Cor 12,27-30).
233 Esta visión de la Iglesia, propia de aquel tiempo, hoy debe quedar
88.
EL CIUDADANO
«Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; ahora bien,
no utilicéis la libertad como estímulo para la carne; al contrario, sed
esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se cumple en una
sola frase, que es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero,
cuidado, pues mordiéndoos y devorándoos unos a otros, acabaréis por
destruiros mutuamente (Gál 5,13-15).
89.
PROGRESO ESPIRITUAL
«No es que yo lo haya conseguido o sea ya perfecto: yo lo persigo, a
ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo. Hermanos, yo
no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidán-
dome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante,
corro hacia la meta, hacia el premio, al cual me llama Dios desde
arriba en Cristo Jesús» (Flp 3,12-14).
90.
LAS MISIONES
«A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero como ellos, testigo de
la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que se va a revelar, os
exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad
por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por
sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con
quien os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del
rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona
inmarcesible de la gloria» (1Pt 5,1-4).
240 Cf Jn 10,16.
241 Cf 1Tm 2,4.
242 Frase elíptica, que supone una precedente afirmación: Por este
91.
LOS DEBERES DE ESTADO 244
«Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la
vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y
amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor,
esforzándoos en mantener la unidad del Espiritu con el vínculo de la
paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza
de la vocación a la que habéis sido convocados» (Ef 4,1-4).
92.
ACCIÓN CATÓLICA
«Tú, hijo mío, hazte fuerte en la gracia de Cristo Jesús, y lo que has
oído de mí, a través de muchos testigos, esto mismo confíalo a
hombres fieles, capaces, a su vez, de enseñar a otros» (2Tim 2,1-2).
LAS GRANDES VERDADES 195
93.
LA PRENSA
«La palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza;
enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y
cánticos inspirados» (Col 3,16).
94.
EL CINEMATÓGRAFO
«Reconoced la grandeza de su nombre, dadle gracias, proclamad su
alabanza con vuestros cánticos y con las cítaras, alabadle con estas
palabras: ¡Qué hermosas son las obras del Señor!... Las acciones de
los vivientes están ante él, y nada puede ocultarse a sus ojos. Su
95.
LA RADIO
«Al principio Dios creó bienes para los buenos, y males para los
pecadores. Esenciales para la vida humana son: agua, fuego, hierro y
sal, flor de harina de trigo, leche y miel, mosto, aceite y vestido. Todas
los pastores de almas procurarán obtener de sus fieles que hagan cada
año, como sus cohermanos americanos, la promesa de abstenerse de pelí-
culas que ofendan a la verdad y a la moral cristiana”» (AE, 1944, p. 46).
LAS GRANDES VERDADES 201
estas cosas son bienes para los piadosos, mas para los pecadores se
transforman en males» (Sir 39,25-27).
15,33.
263 «Si san Pablo viviera, continuaría ardiendo en aquella doble llama
de un mismo incendio: el celo por Dios y por su Cristo, y por los hombres
de cualquier pueblo. Y para que le oyeran subiría a los púlpitos más
elevados y multiplicaría su palabra con los medios del progreso actual:
prensa, cine, radio, televisión...» (San Paolo, oct. 1954; cf ACV, p. 62).
LAS GRANDES VERDADES 202
96.
EL MOMENTO PRESENTE
«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros
estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la
boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos
criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad
os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, los irá
sirviendo» (Lc 12,35-37).
266 Lc 23,43.
267 Cf Lc 12,33.
268 Jn 15,5.
LAS GRANDES VERDADES 204
269 Cf DF, pp. 47-48: «Cuarta condición [para que algo sea agradable a
Dios]: que la obra se haga bien. Quiere decir que se comience bien, se
continúe bien y se termine como se debe... Cómo comenzar: ofreciendo
todo a Dios, aceptándolo todo de su mano, comenzando bien, en seguida,
gustosamente; continuar bajo la mirada de Dios, con dulce aplicación, con
constancia enérgica; terminar humildemente, cumplidamente».
BM1
231
PARTE II
3 Heb 11,6.
LAS GRANDES VIRTUDES 209
98.
LA FE - II
«Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si decimos que estamos en
comunión con él y vivimos en las tinieblas, mentimos y no obramos la
verdad. Pero si caminamos en la luz, lo mismo que él está en la luz,
entonces estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo
Jesús nos limpia de todo pecado» (1Jn 1,5-7).
99.
LA FE - III
«Bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque
oyen. En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo
que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron. Vosotros, pues,
oíd lo que significa la parábola del sembrador» (Mt 13,16-18).
LAS GRANDES VIRTUDES 211
100.
LA FE - IV
«¡Atención, hermanos! Que ninguno de vosotros tenga un corazón
malo e incrédulo, que le lleve a desertar del Dios vivo. Animaos, por
el contrario, los unos a los otros, cada día, mientras dure este hoy; para
que ninguno de vosotros se endurezca, engañado por el pecado. En
efecto, somos partícipes de Cristo si conservamos firme hasta el final
la actitud del principio. Al decir: Si escucháis hoy su voz, no
endurezcáis el corazón, como cuando la rebelión» (Heb 3,12-15).
hay que entenderlas como señales de peligro y avisos, más que censuras
jurídicas.
LAS GRANDES VIRTUDES 215
101.
LA ESPERANZA - I
«Ya que tenemos un sacerdote grande que ha atravesado el cielo,
Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe. No tene-
mos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras
debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros,
menos en el pecado. Por eso, comparezcamos confiados ante el trono
de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un
auxilio oportuno» (Heb 4,14-16).
102.
LA ESPERANZA - II
«Por eso, ceñidos los lomos de vuestra mente y, manteniéndoos
sobrios, confiad plenamente en la gracia que se os dará en la
revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, no os amoldéis a las
aspiraciones que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia. Al
contrario, lo mismo que es santo el que os llamó, sed santos también
vosotros en toda vuestra conducta» (1Pe 1,13-15).
103.
CARIDAD - I
«Nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su
Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo
de Dios, Dios permanece en él y él en Dios Y nosotros hemos
conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él, y quien
permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él» (1Jn 4,14-16).
104. BM1
CARIDAD - II 251
105.
CARIDAD - III
«Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor
como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y
víctima de suave olor» (Ef 5,1-2).
32 Jer 31,3.
33 Prov 8,31. – Notable al respecto es la afirmación del papa Benedicto
XVI: el amor a Dios para ser humano tiene el carácter no sólo del agape,
sino también del eros (cf Mensaje para la Cuaresma 2007).
LAS GRANDES VIRTUDES 224
aequáliter omne inaequale. Nam onus sine ónere portat et omne amarum
dulce ac sápidum éfficit...» (L. III, cap. 5).
35 «Nil dulcius est amore, nil fortius, nil altius, nil latius, nil iucundius,
nil plenius, nil melius in coelo et in terra, quia amor a Deo natus est, nec
potest nisi in Deo super omnia creata quiéscere» (Ib.).
36 «Esse cum Iesu, dulcis paradisus...» (L. II, cap. 8).
LAS GRANDES VIRTUDES 225
37 Cf Ef 3,18s.
LAS GRANDES VIRTUDES 226
106.
CARIDAD - IV
«Él le dijo: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente. Este mandamiento es el principal y primero.
El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”»
(Mt 22,37-39).
38 Flp 2,1-4.
LAS GRANDES VIRTUDES 228
107.
CARIDAD - V
«Vuestro amor no sea fingido; aborreciendo lo malo, pegaos a lo
bueno. Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los
otros más que a sí mismo; en la actividad, no seáis negligentes; en el
espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor.
Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación,
sed asiduos en la oración» (Rom 12,9-12).
BM1 108.
261 CARIDAD - VI
«Yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os
persiguen , para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace
salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e
injustos» (Mt 5,44-45).
109.
PRUDENCIA - I
«El deseo de la carne es muerte; en cambio el deseo del Espíritu, vida
y paz. Por ello, el deseo de la carne es hostil a Dios, pues no se somete
a la ley de Dios; ni puede someterse. Los que están en la carne no
pueden agradar a Dios» (Rom 8,6-8).
Resurrección».
49 La expresión italiana en el original es algo defectuosa.
LAS GRANDES VIRTUDES 234
110.
PRUDENCIA - II
«Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos,
aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis
aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere» (Ef 5,15-17).
Claraval.
LAS GRANDES VIRTUDES 235
111.
JUSTICIA
«Siendo justo, todo lo gobiernas con justicia y consideras incom-
patible con tu poder condenar a quien no merece ser castigado. Porque
tu fuerza es el principio de la justicia y tu señorío sobre todo te hace
ser indulgente con todos. Despliegas tu fuerza ante el que no cree en
tu poder perfecto y confundes la osadía de los que lo conocen. Pero tú,
dueño del poder, juzgas con moderación y nos gobiernas con mucha
indulgencia, porque haces uso de tu poder cuando quieres. Actuando
así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano y diste a tus
hijos una buena esperanza pues concedes el arrepentimiento a los
pecadores» (Sap 12,15-19).
113.
TEMPLANZA
«Yo os digo: caminad según el Espíritu y no realizaréis los deseos de la
carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne;
efectivamente hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que
quisierais» (Gál 5,16-17).
114.
HUMILDAD - I
«Esta confianza la tenemos ante Dios por Cristo; no es que por
nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos nada como realización
nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios» (2Cor 3,4-5).
115.
HUMILDAD - II
«Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. El
cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a
Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de
esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como
hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente
hasta la muerte, y una muerte de cruz» (Flp 2,5-8).
63 Cf Flp 2,3-11.
64 El P. Alberione anticipa aquí lo que tratará ampliamente más
adelante (meditaciones 141-146). Cf DF, p. 41: «Contemplación del
nacimiento: Hecho niño - homo factus. Circunstancias del nacimiento:
Pobreza, humildad, mortificación son documentos para entrar en la
escuela de Jesús».
65 Jn 19,15.
66 A la meditación de este periodo de la vida de Jesús (“La Escuela di
116.
HUMILDAD - III
«Por entonces viene Jesús de Galilea al Jordán y se presenta a Juan
para que le bautice. Pero Juan intentaba disuadirle diciéndole: “Soy yo
117.
HUMILDAD - IV
«El mayor entre vosotros se ha de hacer el menor, y el que gobierna
como el que sirva» (Lc 22,26).
120.
OBEDIENCIA - II
«Yo, el Señor, tu Dios, te instruyo por tu bien. Si hubieras atendido a
mis mandatos, tu bienestar sería como un río, tu justicia como las olas
del mar» (Is 48,17-18).
121.
OBEDIENCIA - III
«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos»
(Mt 7,21).
82 Cf Lc 15,29.
LAS GRANDES VIRTUDES 257
122.
PUREZA - I
«Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación, que os apartéis de
la impureza, que cada uno de vosotros trate su cuerpo con santidad y
respeto, no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no
conocen a Dios» (1Tes 4,3-5).
87 Mt 5,8.
LAS GRANDES VIRTUDES 260
123.
PUREZA - II
«Dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la
impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría. Esto
es lo que atrae la ira de Dios sobre los rebeldes. Entre ellos andabais
también vosotros, cuando vivíais de esta manera; ahora en cambio,
deshaceos también vosotros de todo eso: ira. coraje, maldad,
calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca!» (Col 3,5-8).
126. BM1
PACIENCIA 307
127.
MORTIFICACIÓN - I 108
«Jesús dijo a los discípulos: “Si alguno quiere venir en pos de mí, que
se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera
128.
MORTIFICACIÓN - II
«No pretendas lo que te sobrepasa, ni investigues lo que te excede.
Pon atención a lo que se te encomienda, porque no tienes necesidad de
cosas secretas. No te afanes por lo que supera tus capacidades, pues ya
te han enseñado cosas que te desbordan» (Sir 3,21-23).
129.
MORTIFICACIÓN - III
«Hermanos, somos deudores, pero no de la carne para vivir según la
carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu
dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis» (Rom 8,12-13).
mientos, para que merezcamos ser una digna morada del Espíritu» (Anti-
gua oración de Adviento).
LAS GRANDES VIRTUDES 274
116 Así la Imitación de Cristo: «Tantum proficies quantum tibi ipsi vim
130.
MORTIFICACIÓN - IV
«Los que temen al Señor tienen el corazón dispuesto, y se humillan
delante de él» (Sir 2,17).
132.
MORTIFICACIÓN - VI
133.
MORTIFICACIÓN - VII
«Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y
caminad por una senda llana: así el pie cojo no se retuerce, sino que
cura. Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá
al Señor. Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios, y que
ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos»
(Heb 12,12-15).
125 «Est modus in rebus, sunt certi dénique fines, quos ultra citraque
134.
VIRTUD DE LA RELIGIÓN
«Te doy gracias, Señor, de todo corazón, proclamando todas tus
maravillas; me alegro y exulto contigo y toco en honor de tu nombre,
oh Altísimo» (Sal 9,1-2).
san Pablo: «De él, por él y para él existe todo. A él la gloria por
los siglos».129 «Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos,
morimos para el Señor...» (Rom 14,8). Este cometido concierne
a todo hombre, pero especialmente a los sacerdotes y a los reli-
giosos: «Todo sumo sacerdote, escogido de entre los hombres,
está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios;
para ofrecer dones y sacrificios por los pecados» (Heb 5,1).
3° Por medio de Jesucristo y en Jesucristo, adoramos a
Dios, damos gracias, satisfacemos por los pecados y suplicamos.
Jesús es el religioso de Dios, y en él, cabeza, cumplimos conve-
nientemente nuestros actos de religión nosotros, miembros.
Tendremos así mucho fruto: «qui mánet in | me et ego in eo, hic BM1
fert fructum multum»,130 es decir, gloria a Dios y mérito a favor 330
nuestro: «Para que Dios sea glorificado en todo, por medio de
Jesucristo» (1Pe 4,11). Obramos en Cristo, no menos de cuanto
la mano cumple las acciones bajo el mando de la voluntad.
Examen. – ¿He comprendido la virtud de la religión hasta
persuadirme íntimamente de ella? ¿Amo el culto y sus varios
actos? ¿Cómo participo en ellos?
Propósito. – He de hacer actos de culto internos y externos
continuos: la vida es una glorificación consciente de Dios:
«Padre, yo te he glorificado» (Jn 17,4).
Oración. – En ti, Jesús mío, contigo, por ti, llegue a Dios
adoración, acción de gracias, satisfacción y súplica. El Padre
las recibe de ti con complacencia, porque le eres acepto. La
acción material o espontánea de la mano no tiene valor; en
cambio, tiene valor moral por la razón. Yo viviré inmerso en ti,
oh Jesús; pensaré, decidiré, obraré en ti: «Vivo, pero no soy
yo el que vive, es Cristo quien vive en mí».131 Mis actos de
culto y mis obras quiero que sean cristianas, es decir tuyas.
Siempre Jesús en la mente, siempre Jesús en el corazón,
siempre Jesús en las manos, siempre Jesús en las intenciones.
BM1 135.
331 CELO - I
«Os exhortamos, hermanos, a que amonestéis a los indisciplinados,
animéis a los apocados, sostengáis a los débiles y seáis pacientes con
todos. Mirad que nadie vuelva a otro mal por mal; esmeraos siempre
en haceros el bien unos a otros y a todos» (1Tes 5,14-15).
136.
CELO - II
«No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor
y a nosotros como siervos vuestros. Pues el Dios que dijo Brille la luz
del seno de las tinieblas ha brillado en nuestros corazones, para que
resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el
rostro de Cristo» (2Cor 4,5-6).
BM1 137.
336 CELO - III
«A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien
común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el
de hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el
mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu,
don de curar. A este se le ha concedido hacer milagros; a aquel,
profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la
diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y
único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular
como él quiere» (1Cor 12,7-11).
138.
CELO - IV
«Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio
de Cristo, de modo que, tanto si voy a veros como si tengo de lejos
noticias vuestras, sepa que os mantenéis firmes en el mismo espíritu y
que lucháis juntos como un solo hombre por la fidelidad al Evangelio,
sin el menor miedo a los adversarios; esto será para ellos signo de
perdición, para vosotros de salvación; todo por obra de Dios. Porque a
vosotros se os ha concedido, gracias a Cristo, no sólo el don de creer
en él, sino también el de sufrir por él, estando como estamos en el
mismo combate; ese en que me visteis una vez y que ahora conocéis
de oídas» (Flp 1,27-30).
141 «Para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo» (Sal
139.
CELO - V
«Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si
nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta
gran alegría: manteneos unánimes y concordes en un mismo amor y un
mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, considerando
por la humildad a los demás superiores a vosotros. No os encerréis en
vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás» (Flp 2,1-4).
Apostolado disciplinado.
1° La Iglesia por medio del Papa y de los pastores dirige
BM1 toda la labor de apostolado en | general. Hay una jerarquía,
341 como la quiso Jesucristo. Los hombres no pueden cambiar lo
que está divinamente establecido. En los ejércitos se da un
orden de graduación y una disciplina: cada cual debe estar en su
sitio. Los pastores a la cabeza, mientras se les someten los
educadores, maestros, asociaciones de Acción Católica, cada
uno de los individuos en su propia esfera de acción. El
apostolado sin disciplina es una forma religiosa de egoísmo.
Hay que excluir las necias concurrencias, los celos, los deseos
de querer mandar. Hay que excluir asimismo las ingerencias
intempestivas, las disputas por puntos de vista personales, el
abandono del campo en son de protesta o por desaliento.
Siempre humilde, el auténtico apóstol está convencido de
que cada uno debe aportar sólo una piedrecita al gran edificio;
sabe que el mérito es proporcionado al buen hacer, y que tendrà
siempre un gran fruto quien sostiene bien la propia parte.
2° Multiplicar proyectos, trabajar según determinadas
perspectivas, esterilizarse en esfuerzos inútiles, invadir el
campo ajeno, intentar hacer lo que nos supera... son otras tantas
formas de indisciplina. En cambio, trabajar con buen ánimo en
el propio surco, ser fieles al programa, evitar las críticas, acudir
a la oración, remediar las cosas con paciencia constante… he
aquí las características de un apostolado que será bendecido.
Demasiado a menudo hay celo más en reformar a los otros
que a sí mismos; más sagacidad en sugerir qué debería hacerse
BM1 que voluntad de hacerlo; | más pesimismo que confianza en
342 Dios; más excusas para no dar golpe que espíritu de sacrificio;
más ganas de trabajar en extensión que en profundidad.
LAS GRANDES VIRTUDES 295
140.
CELO - VI
«Os queríamos tanto que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio
de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais
ganado nuestro amor. Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y
fatigas; trabajando día y noche para no ser gravosos a nadie,
proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios» (1Tes 2,8-9).
149 Lc 14,23.
150 Mt 11,29.
LAS GRANDES VIRTUDES 298
141.
EL DIVINO MAESTRO - I
«El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha
ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para
curar los corazones desgarrados, proclamar la amnistía a los cautivos,
y a los prisioneros la libertad» (Is 61,1).
151 Cf Is 2,3ss.
152 Exordio de la Carta a los Hebreos, atribuida entonces a san Pablo.
LAS GRANDES VIRTUDES 299
142.
EL DIVINO MAESTRO - II
«Estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de
modo que cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante. Si
os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el
Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros»
(1Pe 4,13-14).
157 Cf Jn 13,15.
158 Mt 3,17 y paralelos.
159 Oración a Jesús Maestro, muy utilizada sobre todo en su formu-
lación latina: «Dómine Jesu Christe, qui es Via, Véritas et Vita, fac nos
tuam supereminentem scientiam spíritu Pauli apóstoli edíscere, ut in viam
mandatorum tuorum currentes, ad vitam perveniamus sempiternam. Qui
vivis...» (Colecta en la memoria de san Antonio Mª Zacarías, 5 de julio).
LAS GRANDES VIRTUDES 302
BM1 143.
351 ENCARNACIÓN
«Quiero recordar la misericordia del Señor, las alabanzas del Señor:
todo lo que hizo por nosotros el Señor, sus muchos beneficios a la casa de
Israel, que llevó a cabo con compasión y su gran misericordia» (Is 63,7).
144.
NACIMIENTO DEL MAESTRO
«Cuando un silencio apacible lo envolvía todo y la noche llegaba a la
mitad de su carrera...» (Sab 18,14).
145.
ALREDEDOR DEL PESEBRE
«Cuando los ángeles se marcharon, los pastores se decían unos a
otros: “Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el
Señor nos ha comunicado”. Fueron corriendo y encontraron a María y
a José, y al niño acostado en el pesebre» (Lc 2,15-16).
146.
INFANCIA DEL MAESTRO
«Cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se
volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba
creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios
estaba con él» (Lc 2,39-40).
170 La primera edición citaba tres veces Heb 8,9 para este contexto,
171 Cf Lc 2,29ss.
172 Cf Gál 1,10.
173 1Tim 1,17.
LAS GRANDES VIRTUDES 310
147.
VIDA EN NAZARET - I
«A los tres días, le encontraron en el templo, sentado en medio de los
maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas. Todos los que le
oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba»
(Lc 2,46-47).
174 Cf Lc 2,41ss.
175 Cf Lc 2,49.
176 He 5,29.
LAS GRANDES VIRTUDES 311
148.
VIDA EN NAZARET - II
«Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. El
cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a
Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de
esclavo, hecho semejante a los hombres» (Flp 2,5-7).
149.
VIDA EN NAZARET - III
«Brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un
vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría
y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y
temor del Señor. Le inspirará el temor del Señor» (Is 11,1-3).
178
Heb 2,17.
179De “hipóstasis”: expresión técnica para indicar la unión en la
misma persona de elementos divinos con elementos humanos.
LAS GRANDES VIRTUDES 316
150. BM1
VIDA DE NAZARET - I 370
151.
VIDA DE NAZARET - II
«[Jesús]... fue a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente
decía admirada: “¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros?
¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos
Santiago, José, Simón y Judas?”» (Mt 13,54-55).
184 En el original se lee “Todo fue hecho por él”: falta la precisión “por
medio de”.
185 Más exactamente: «Si alguno no quiere trabajar, que no coma...».
LAS GRANDES VIRTUDES 320
152.
VIDA DE NAZARET - III
«No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para
el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el
obrero su sustento» (Mt 10,9-10).
Pablo VI (1967) y las dos de Juan Pablo II: “Laborem exercens” (1981) y
“Sollicitudo rei socialis” (1987).
187 La imagen de Jesús, sudando en el banco de trabajo, impresionaba
153.
VIDA DE NAZARET - IV
«Jesús les dijo: “No todos entienden esto, sólo los que han recibido
ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros
los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos
mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda”»
(Mt 19,11-12).
188 Mt 19,27.
189 Cf Mt 6,24.
LAS GRANDES VIRTUDES 323
154.
COMIENZO DE LA VIDA PÚBLICA
«Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; su
diestra le ha dado la victoria, su santo brazo; el Señor da a conocer su
victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia
y su fidelidad en favor de la casa de Israel» (Sal 98/97,1-3).
192 Cf DF, p. 42: «Vida privada: Ocupa 30 de 33 años; así que tiene
BM1 155.
383 JESÚS ES TENTADO
«Quien ha viajado mucho sabe muchas cosas, el que tiene experiencia
se expresa con inteligencia. Quien no ha sido probado poco sabe,
quien ha viajado posee muchos recursos» (Sir 34,9-10).
BM1 156.
386 ELECCIÓN 196 DE LOS APÓSTOLES
«Hagamos el elogio de los hombres ilustres, de nuestros padres según
sus generaciones. Grandes glorias exhibió el Señor, desde siempre ha
mostrado su grandeza» (Sir 44,1-2).
157.
FORMACIÓN DE LOS APÓSTOLES
«Esto es lo principal de todo el discurso: Tenemos un sumo sacerdote
que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos, y
es ministro del santuario y de la tienda verdadera, construida por el
Señor y no por un hombre» (Heb 8,1-2).
158.
BODAS DE CANÁ
«Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Gali-
lea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él» (Jn 2,11).
159.
LAS BIENAVENTURANZAS
«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a
vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya,
pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos
del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: “No es
el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a
vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también
guardarán la vuestra. Y todo ello lo harán con vosotros a causa de mi
nombre, porque no conocen al que me envió» (Jn 15,18-21).
206 Mt 17,5.
LAS GRANDES VIRTUDES 337
160.
CELO DE JESÚS - I
«El último día, el más solemne de la fiesta, Jesús en pie gritó: “El que
tenga sed, que venga a mí y beba el que cree en mí; como dice la
Escritura, de sus entrañas manarán ríos de agua viva”» (Jn 7,37-38).
BM1 batado. «Este es el Cordero de Dios, que quita los | pecados 208
398 del mundo» (Jn 1,29). Cuando Jesús vio vilipendiado el honor
de Dios con la profanación del templo, se encendió de indig-
nación: entrelazó unos cordeles y arrojó violentamente del tem-
plo a los vendedores. Se cumplió la profecía del salmista: «El
celo de tu casa me devora» (Jn 2,17). Igualmente lanzó Jesús
terribles amenazas contra los fariseos que tenían el corazón
repleto de pecados, y contra quienes escandalizan a los niños.
3° El celo busca además el bien del amado. «Beneficentia
est exsecutio benevolentiae».209 El verdadero amante no es un
egoísta sino un altruísta en el sentido más auténtico y sobre-
natural. Jesús buscó siempre la gloria del Padre: desde el canto
de los ángeles, «Gloria a Dios en el cielo» (Lc 2,4), a la decla-
ración conclusiva: «Padre, yo te he glorificado sobre la tierra»
(Jn 17,4). Y ello a costa de las más hondas humillaciones,
escondimientos y aniquilaciones. Jesús benefició siempre a los
hombres con toda clase de bienes: no con unas pocas monedas,
no con el pan o la salud, sino que se dio él mismo, los sacra-
mentos, la Iglesia. Ofreció su propia vida a las almas, o sea la fe,
la gracia, el paraíso.
Examen. – ¿Cómo es mi celo por la gloria de Dios y por las
almas? ¿Es iluminado, convencido, fuerte, perseverante?
Propósito. – Dar las almas a Dios, conocido en la fe, amado
en la gracia, poseído en la gloria.
BM1 Oración. – Señor, hazme comprender cada vez mejor tu
399 mandato: «A todos les está ordenado cuidar al prójimo». 210
Asimismo medito el comentario de san Agustín: «No penséis
solamente en los buenos obispos, y en los buenos clérigos.
También vosotros, a modo vuestro, sois ministros de Cristo,
viviendo bien, haciendo limosnas, predicando su amor y su
doctrina a cuantos podáis». Oh Señor, pon en mi alma y en mi
corazón buenos sentimientos, para que yo tenga siempre
pensamientos de paz y de bondad.
161.
CELO DE JESÚS - II
«Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado; el que esté
dispuesto a hacer la voluntad de Dios podrá apreciar si mi doctrina
viene de Dios o hablo en mi nombre. Quien habla en su proprio
nombre busca su propia gloria; en cambio, el que busca la gloria del
que le ha enviado, ése es veraz y en él no hay injusticia» (Jn 7,16-18).
211 «Por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo,
me retengas».
213 No obligaba, no constreñía.
214 Del prefacio de la Misa de Cristo Rey del universo.
LAS GRANDES VIRTUDES 341
BM1 162.
402 CELO DE JESÚS - III
«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12).
de transcripción.
LAS GRANDES VIRTUDES 343
163.
CELO DE JESÚS - IV
164.
CELO DE JESÚS - V
«Jesús gritó diciendo: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en el
que me ha enviado. Y el que me ve a mí, ve al que me ha enviado. Yo
he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en
tinieblas”» (Jn 12,44-46).
220 Jn 4,6.
221 “Pedro”: evidente lapsus. Se trata de Pilato.
LAS GRANDES VIRTUDES 347
165.
CELO DE JESÚS - VI
«Les dijo: “Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que
era necesario que se cumpliera cuanto está escrito en la Ley de Moisés
y en los Profetas y Salmos acerca de mí”. Entonces les abrió el
entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo: “Así está
escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer
día y en su nombre se predicará la conversión de los pecados a todos
los pueblos”» (Lc 24,44-47).
166.
CELO DE JESÚS - VII
«Te doy gracias, Señor, porque estabas airado contra mí, pero ha
cesado tu ira y me has consolado. Él es mi Dios y Salvador: confiaré y
no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi
salvación» (Is 12,1-2).
167.
CELO DE JESÚS - VIII
«Preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte,
un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manja-
res exquisitos, vinos refinados» (Is 25,6).
229 Lc 10,39.
230 Jn 3,1ss.
231 En el original, una expresión parecida a nuestro “háyase”.
LAS GRANDES VIRTUDES 352
por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu
Santo se encarnó,... fue crucificado, padeció y fue sepultado».
San Pablo declara que Jesús, desde su primera presentación en
el mundo, se ofreció | como víctima en sustitución de las
insuficientes ofrendas del Antiguo Testamento: «He aquí que
vengo para hacer tu voluntad» (Heb 10,9). Y en tal ofrenda
hemos sido salvados todos.
Examen. – ¿Conozco bien los apostolados de la oración, del
ejemplo, del sufrimiento? ¿Los ejercito, con las miras y las
disposiciones de Jesús Maestro?
Propósito. – Consideraré que el Señor me ha dado muchos
medios y muchos caminos para cumplir la redención de los
hombres. De todo deberé dar cuenta a Dios.
Oración. – Jesús Maestro, te contemplo en la santidad de tu
vida, en tus indecibles padecimientos, y allá arriba en el cielo
«semper vivens ad interpellandum pro nobis». 236 ¡Cuántas
maneras de caridad, cuántos gemidos, cuántas angustias por
nosotros y por nuestra salvación! «Al acercarse y ver la ciudad,
lloró sobre ella». 237 Dame, oh Señor, la gracia de tener tus
sentimientos; de participar en tu apostolado de la oración, del
ejemplo, del sufrimiento, de modo que yo salve al menos
algunas almas.
168.
CELO DE JESÚS - IX
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi
amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo
mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría
esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud» (Jn 15,9-11).
236 «Vive siempre para interceder a nuestro favor» (cf Heb 7,25).
237 Lc 19,41.
LAS GRANDES VIRTUDES 354
169.
CELO DE JESÚS - X
«No juzgará por apariencias ni sentenciará de oídas; juzgará a los
pobres con justicia, sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra;
pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus
labios hará morir al malvado» (Is 11,3-4).
170.
CELO DE JESÚS - XI
«Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir,
y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer
estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante. Yo
soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas» (Jn 10,9-
11).
reino?».
171.
LA PASIÓN - I
«Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles.
Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo
sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar los
pecados del pueblo. Pues por el hecho de haber padecido sufriendo la
tentación, puede auxiliar a los que son tentados» (Heb 2,16-18).
172.
LA PASIÓN - II
«Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder
recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente.
Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla» (Jn
10,17-18).
251 Lc 22,53.
LAS GRANDES VIRTUDES 364
173.
APARICIONES DEL CORAZÓN DE JESÚS - I
«Sión extiende sus manos sin hallar quien la consuele; el Señor envió
a sus adversarios para cercar a Jacob; Jerusalén se ha convertido entre
ellos en impureza» (Lam 1,17).
174. BM1
APARICIONES DEL CORAZÓN DE JESÚS - II 433
253 Iniciativas.
LAS GRANDES VIRTUDES 367
175. BM1
EL CORAZÓN DE JESÚS - LA LANZADA 435
«Al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las
piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el
costado y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y
su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que
también vosotros creáis» (Jn 19,33-35).
254 Jn 19,32-34.
LAS GRANDES VIRTUDES 368
176. BM1
LOS DISGUSTOS DEL CORAZÓN DE JESÚS 437
259 Lc 15,18s.
260 Declaraciones.
LAS GRANDES VIRTUDES 370
178.
EL CORAZÓN DE JESÚS ¡ME AMA!
«Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto
se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo
a su Unigénito, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el
amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos
amó y envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros
pecados» (1Jn 4,8-10).
179.
SÍMBOLOS DEL CORAZÓN DE JESÚS
263 Mt 11,28.
264 Jn 15,9.
265 Gál 2,20.
LAS GRANDES VIRTUDES 374
180.
AMAR AL CORAZÓN DE JESÚS
«En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a
Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor de
Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no
son pesados» (1Jn 5,2-3).
de Jesús.
LAS GRANDES VIRTUDES 376
268 Cf Mt 11,28.
LAS GRANDES VIRTUDES 379
los santos. Por eso la Iglesia canta: «Toda hermosa eres, María,
y en ti no hay mancha original. Tú, gloria de Jerusalén, tú ale-
gría de Israel, tú honor de nuestro pueblo».
2° María fue siempre enemiga y vencedora del demonio;
siempre le aplastó la cabeza; y | comenzó, por los méritos de su BM1
Hijo, la serie de triunfos sobre Satanás que se prolonga de siglo 450
en siglo.
María fue preservada inmune para ser digno tabernáculo del
Hijo de Dios encarnado, y proporcionarle una carne y sangre
inmaculadas. María por la encarnación llegaba a ser la natural
Madre de Jesucristo, como Dios es su Padre natural.271
El Espíritu Santo, para cubrirla con su sombra y cooperar
con ella a la encarnación del Verbo, no podía tener por esposa
una criatura que hubiera estado sometida al demonio.
Dios nutre un sumo, eterno, irreconciliable odio al pecado.
Por otra parte, el verdadero y más alto ornato de un alma es la
gracia, que nos hace partícipes de la vida divina. San Germán la
saluda: «Ave, oh racional y amenísimo paraíso de Dios... Ave,
oh inmaculado y purísimo palacio del sumo Rey, adornado con
toda magnificencia y lleno de toda delicia... en el que Dios se
unió a la humanidad para la encarnación».
3° ¡Reconocida, bendita y siempre amada seas, oh Sma.
Trinidad, por el singular privilegio concedido a María, y por
esta aurora de un nuevo y esplendente día para la humanidad
caída! Día de esperanza, de luz, de reconciliación, de bendición,
de redención. Haz que yo comprenda cuánto te desagrada el
pecado, cuán preciosa sea tu gracia, y con qué empeño deba yo
buscarla y acrecentarla en mi corazón.
Examen. – Mi alma ¿alaba a Dios por este don hecho a BM1
María? ¿Alaba a María por tal excepcional privilegio? ¿Me 451
purifico siempre más de toda mancha para comulgar digna-
mente? ¿Adorno mi alma con mucha gracia?
Propósito. – Seré devoto de María inmaculada.
Oración. – Ave, María, llena de gracia; la más santa de los
santos, más excelsa que los cielos, más gloriosa que los queru-
bines, más digna de honor que los serafines, más venerable que
183.
INMACULADA
«Lo mismo que antes ofrecisteis vuestros miembros a la impureza y a
la maldad, como esclavos suyos, para que obrasen la maldad, ofreced
ahora vuestros miembros a la justicia, como esclavos suyos, para
vuestra justificación» (Rom 6,19).
184. BM1
NACIMIENTO DE MARÍA 454
pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos, para reprimir al
adversario y al rebelde» (Sal 8,2-3).
185.
LA NIÑA CELESTE
«Tú eres la gloria de Jerusalén, tú eres el orgullo de Israel, tú eres el
honor de nuestro pueblo» (Jdt 15,9).
188.
ANUNCIACIÓN
«El ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado gracia
ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Jesús”... María contestó: “He aquí la esclava del Señor;
hágase en mí según tu palabra”» (Lc 1,30-31.38).
BM1
462
LAS GRANDES VIRTUDES 388
189. BM1
DESPOSORIO ENTRE MARÍA Y SAN JOSÉ 463
«En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad
de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre
llamado José; el nombre de la virgen era María» (Lc 1,26-27).
190.
VISITA A SANTA ISABEL
«En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino hacia
la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a
Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó
la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo» (Lc 1,39-41).
193.
MARÍA Y LOS MAGOS
«Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo
de rodillas le adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron
regalos: oro, incienso y mirra» (Mt 2,11).
194.
MARÍA PRESENTA A JESÚS EN EL TEMPLO
«Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño.
Simeón les bendijo y dijo a María: “Este ha sido puesto para que mu-
chos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contra-
dicción –y a ti una espada te traspasará el alma–, para que se pongan
de manifiesto los pensamientos de muchos corazones» (Lc 2,33-35).
291 Ibid.
LAS GRANDES VIRTUDES 397
195.
PRESENTACIÓN DE JESÚS AL TEMPLO
«Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en
mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su
cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado servidor,
conforme al encargo que me ha sido encomendado en orden a
vosotros: llevar a plenitud la palabra de Dios» (Col 1,24-25).
293 Lc 2,29ss.
294 Lc 2,38.
LAS GRANDES VIRTUDES 399
penas serían tan grandes cuanto era el amor que tenía esta
Madre a su Hijo y su Dios.
3° Quien quiere asemejarse a María comparta, como ella,
las penas de Jesús. No hay amor sin dolor. No hay santidad sin
mortificación. No hay redención sin sangre. Dios acepta en
sumo grado las lágrimas fruto del dolor y la cruz llevada
diariamente siguiendo a Jesús junto a María.
Examen. – ¿Tengo una idea justa del sufrimiento? ¿La esti-
mo? Y si no sé buscar las grandes penitencias ni imitar los hero-
ísmos de los santos, ¿abrazo con gozo al menos los pequeños
sufrimientos?
Propósito. – Mejor ser manso y paciente que temido y fuerte.
Oración. – María dolorosa, te presento mis penas íntimas,
quizás escondidas para todos, pero que me laceran en lo íntimo
del alma. Concédeme que llore la pasión de Jesús; que llore
mis pecados; que gima por las almas encaminadas hacia el
infierno; que yo tome parte en la obra de la redención.
196.
HUIDA A EGIPTO
«Judit, alzando la voz, dijo: “¡Alabad a Dios, alabad a Dios! Alabadle
porque no ha retirado su misericordia de la casa de Israel, porque esta
noche ha derrotado a nuestros enemigos por mi mano”» (Jdt 13,14).
199.
LA SAGRADA FAMILIA EN EL TEMPLO
«Cuánto amo tu voluntad: todo el día la estoy meditando; tu mandato
me hace más sabio que mis enemigos, siempre me acompaña; soy más
docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos» (Sal
119/118,97-99).
200.
MARÍA DURANTE LA VIDA PÚBLICA DE JESÚS
«Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y
yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arre-
batará de mi mano. Lo que me ha entregado mi Padre es lo que más
importa, y nadie puede arrancar nada de la mano de mi Padre» (Jn
10,27-29).
302 Cf Jn 8,47.
303 Lc 8,2.
LAS GRANDES VIRTUDES 406
201.
MARÍA EN CANÁ
«A los tres días, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de
Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la
boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice: “No tienen vino”.
Jesús le dice: “Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha
llegado mi hora”. Su madre dice a los sirvientes: “Haced lo que él os
diga”» (Jn 2,1-5).
203.
DOLOROSA
«Vosotros, los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor
como el dolor que me atormenta, con el que el Señor me afligió el día
de su ardiente ira» (Lam 1,12).
307 Cf Lc 22,42.
LAS GRANDES VIRTUDES 411
204.
MARÍA Y LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
«Entonces les dijo: “¡Qué necios y torpes sois para creer lo que
dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y
entrar así en su gloria?» (Lc 24,25-26).
309 Cf Mt 26,31.
LAS GRANDES VIRTUDES 413
205.
MARÍA Y LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
«Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas
mujeres y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos» (He 1,14).
310 He 1,13ss.
LAS GRANDES VIRTUDES 414
208.
EL TRÁNSITO DE MARÍA
«Habla mi amado y me dice: “Levántate, amada mía, hermosa mía, y
vente”. Mira, el invierno ya ha pasado, las lluvias cesaron, se han ido.
Brotan las flores en el campo, llega la estación de la poda, el arrullo de
la tórtola se oye en nuestra tierra...» (Cant 2,10-12).
209.
ASUNCIÓN
«¿Qué sube del desierto 317 como columna de humo, perfumada con
mirra y olíbano, con tantos perfumes exóticos?» (Cant 3,6).
210. BM1
MARÍA EN EL CIELO - I 505
213.
MARÍA EN EL CORAZÓN DE LOS HIJOS
«Al terminar la oración, tembló el lugar donde estaban reunidos; los
llenó a todos el Espíritu Santo, y predicaban con valentía la palabra de
Dios. El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma:
nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo
en común» (He 4,31-32).
323 Recordemos una vez más que estas afirmaciones deben entenderse
214.
LA VIDA DE MARÍA EN NOSOTROS
«Y tuvo un sueño: una escalinata, apoyada en la tierra, con la cima
tocaba el cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. El Señor,
que estaba en pie junto a ella, le dijo: “Yo soy el Señor, el Dios de tu
padre Abrahán y el Dios de Isaac. La tierra sobre la que estás acostado
la daré a ti y a tu descendencia. Tu descendencia será como el polvo
de la tierra, y te extenderás a occidente y a oriente, a norte y sur; y
todas las naciones de la tierra serán benditas por causa tuya y de tu
descendencia”» (Gén 28,12-14).
215.
CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA
«Hijos míos, escuchadme: dichosos los que siguen mis caminos;
escuchad la instrucción, no rechacéis la sabiduría. Dichoso el hombre
que me escucha, velando día a día en mi portal, guardando las jambas
de mi puerta. Quien me encuentra, encuentra la vida y alcanza el favor
del Señor» (Prov 8,32-35).
BREVI MEDITAZIONI
per ogni giorno dell’anno
Volume II
BM2
4
SI STAMPI
PARTE III
4 Cf Jn 10,10.
5 Cf Mt 28,19.
LAS GRANDES ORACIONES 439
218.
LOS SACRAMENTOS - II
«Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de
uno solo, con cuánta más razón los que reciben a raudales el don
gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo,
Jesucristo» (Rom 5,17).
6 Lc 22,19.
7 Cf Jn 20,22-23.
8 Latinismo, con el significado de lo que queda de la encarnación, los
221.
EL BAUTISMO - III
«¿Qué diremos, pues? ¿Permanezcamos en el pecado para que abunde
la gracia? De ningún modo. Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo
vamos a seguir viviendo en el pecado? ¿Es que no sabéis que cuantos
fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte?»
(Rom 6,1-3).
20 Declaro.
LAS GRANDES ORACIONES 446
222.
EL BAUTISMO - IV
«Mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas, avivadas
por la ley, actuaban en nuestros miembros, a fin de que diéramos
frutos para la muerte; ahora, en cambio, tras morir a aquella realidad
en la que nos hallábamos prisioneros, hemos sido liberados de la ley,
de modo que podamos servir en la novedad del espíritu y no en la
caducidad de la letra» (Rom 7,5-6).
26 2Tim 2,3.
BM2
27
LAS GRANDES ORACIONES 453
27 Cf DF, p. 45: «La lucha es siempre del yo contra Dios, del yo que
226.
LA CONFIRMACIÓN - III
«Sucederá en los últimos días, dice Dios, que derramaré mi Espíritu
sobre toda carne y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán y
vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños; y
aun sobre mis siervos y sobre mis siervas derramaré mi Espíritu en
aquellos días, y profetizarán» (He 2,17-18).
35 Intercambio de dones.
36 Cf Dt 4,7.
37 Himno “Adoro te devote...” de santo Tomás de Aquino.
38 Motete eucarístico “Panis angélicus”.
LAS GRANDES ORACIONES 459
229.
LA EUCARISTÍA - II
«Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no
se reservó a su propio Hijo, sino que le entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará todo con él?» (Rom 8,31-31).
230.
LA EUCARISTÍA - III
«Estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni princi-
pados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni
ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado
en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Rom 8,38-39).
232.
LA SANTA MISA - I 42
«No me dais ninguna satisfacción, dice el Señor del universo, ni me
agrada vuestra ofrenda. Pues de Oriente a Occidente mi nombre es
grande entre las naciones, y en todo lugar se quema incienso en mi
honor y se ofrece a mi nombre una ofrenda pura, pues ni nombre es
grande entre las naciones, dice el Señor del universo» (Mal 1,10-11).
BM2
46
LAS GRANDES ORACIONES 467
233.
LA SANTA MISA - II 44
«Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En efecto, después de
decir: “Así será la alianza que haré con ellos después de aquellos días”,
añade el Señor: “Pondré mis leyes en sus corazones y las escribiré en
su mente, y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus culpas”» (Heb
10,15-17).
nias, las oraciones, las enseñanzas, y pedir las gracias que pide
el proprio Jesucristo.
Oración. – Fin impetratorio. Está bien expresado en la
plegaria después del Prefacio, cuando se suplica al Señor que
acepte las oblatas:47 «… que te ofrecemos, ante todo, por tu
Iglesia santa y católica, para que le concedas la paz, la
protejas, la congregues en la unidad y la gobiernes en el
mundo entero, con tu servidor el Papa N.N., con nuestro
obispo N.N. Acuérdate, Señor de tus hijos N. y N. (vivos) y de
todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces; por
ellos y todos los suyos, por el perdón sus pecados y la
salvación que esperan, te ofrecemos, y ellos mismos te ofrecen,
LAS GRANDES ORACIONES 472
236.
LA SANTA COMUNIÓN - I
«¿Por qué gastar dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no
da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos
sustanciosos. Inclinad vuestro oído, venid a mí: escuchadme y viviréis.
Sellaré con vosotros una alianza perpetua, las misericordias firmes
hechas a David» (Is 55,2-3).
58 Introduce.
LAS GRANDES ORACIONES 475
237.
LA SANTA COMUNIÓN - II
«Oíd, sedientos todos, acudid por agua; venid, también los que no
tenéis dinero: comprad trigo y comed, venid y comprad, sin dinero y
de balde, vino y leche» (Is 55,1).
240. BM2
JORNADA EUCARÍSTICA 66 64
241.
LA PRESENCIA REAL
«¡No temas! ¡Sión, no desfallezcas! El Señor tu Dios está en medio de
ti, valiente y salvador; se alegra y goza contigo, te renueva con su
amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta» (Sof 3,16-17).
243.
VISITA A JESÚS EUCARÍSTICO - II
«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os ali-
viaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy man-
so y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas.
Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera» (Mt 11,28-29).
244.
LA PENITENCIA - I 71
71 El P. Alberione dedica aquí al sacramento de la penitencia nada
247.
LA PENITENCIA - IV
«Acuérdate, pues, de dónde has caído, conviértete y haz las obras
primeras. Si no, vendré a ti y removeré tu candelabro, si no te
conviertes» (Ap 2,5).
72 Cf He 2,38.
LAS GRANDES ORACIONES 497
248.
LA PENITENCIA - V
«“Venid y discutiremos”, dice el Señor. “Aunque vuestros pecados
sean como escarlata, quedarán blancos como nieve; aunque sean rojos
como la púrpura, quedarán como lana. Si sabéis obedecer, comeréis de
los frutos de la tierra; si rehusáis y os rebeláis, os devorará la espada”
–ha hablado la boca del Señor–» (Is 1,18-20).
251. BM2
LA PENITENCIA - VIII 92
tiempo cuaresmal.
LAS GRANDES ORACIONES 505
252.
LA PENITENCIA - IX
«Porque yo estoy a punto de caer, y mi pena no se aparta de mí. Yo
confieso mi culpa, me aflige mi pecado… No me abandones, Señor;
Dios mío, no te quedes lejos; ven a prisa a socorrerme, Señor mío, mi
salvación» (Sal 38/37,18-19; 22-23).
254.
EXTREMAUNCIÓN - II
«Confesaos mutuamente los pecados y rezad unos por otros para que
os curéis; mucho puede la oración insistente del justo» (Sant 5,16).
(Ritual).
LAS GRANDES ORACIONES 511
255. BM2
EXTREMAUNCIÓN - III 102
256.
EL ORDEN - I
«Que la gente vea en nosotros servidores de Cristo y administradores
de los misterios de Dios. Ahora, lo que se busca en los adminis-
tradores es que sean fieles» (1Cor 4,1-2).
82 Cf Mt 28,19-20; Mc 16,15.
83 La Doctrina de los doce Apóstoles, o Didaqué, es un texto cristiano
de autor desconocido, probablemente contemporaneo del Nuevo Testa-
mento. Contiene una catequesis moral para la comunidad, y textos
litúrgicos sobre el bautismo y la eucaristía.
LAS GRANDES ORACIONES 517
258. BM2
EL ORDEN - III 110
259.
EL MATRIMONIO
«Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él
se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el
baño del agua y la palabra» (Ef 5,25-26).
260.
LA ORACIÓN - I 88
«No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he
elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto
permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo
dé» (Jn 15,16).
261.
LA ORACIÓN - II
«En esto consiste la confianza que tenemos en Cristo: en que si le
pedimos algo según su voluntad, nos escucha. Y si sabemos que nos
escucha en lo que le pedimos, sabemos que tenemos conseguido lo
que le hayamos pedido» (1Jn 5,14-15).
BM2 262.
122 LA ORACIÓN - III
«Yo invoco a Dios, y el Señor me salva: por la tarde, en la mañana, al
mediodía, me quejo gimiendo. Dios escucha mi voz: su paz rescata mi
alma de la guerra que me hacen, porque son muchos contra mí. Dios
me escucha, les humilla el que reina desde siempre, porque no quieren
enmendarse ni temen a Dios» (Sal 55/54,17-20).
263.
LA ORACIÓN - IV
«Sólo en Dios descansa mi alma, porque él es mi esperanza. Sólo él es
mi roca y mi salvación, mi alcázar: no vacilaré. De Dios viene mi
salvación y mi gloria, él es mi roca firme, Dios es mi refugio» (Sal
62/61,2.7-8).
264.
LA ORACIÓN - V
«A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que
eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído y sálvame. Sé
tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi
alcázar eres tú» (Sal 71/70,1-3).
BM2 265.
130 LA ORACIÓN - VI
«Sed constantes en la oración; que ella os mantenga en vela, dando
gracias a Dios. Orad al mismo tiempo por nosotros, para que el Señor
nos dé ocasión de predicar, y de exponer el misterio de Cristo, por el
cual estoy en la cárcel» (Col 4,2-3).
necesidad absoluta, porque a los adultos se les conceden las gracias sola-
mente si rezan (teología). De hecho se salvó y se salva todo el que reza.
La oración es infalible en cuanto al efecto para las gracias espirituales;
para las materiales, si son útiles. Se apoya en la omnipotencia divina, en
los méritos de Jesucristo, en las promesas del Señor» (DF, p. 79).
LAS GRANDES ORACIONES 535
266.
LA ORACIÓN - VII 93
«Mis ojos se adelantan a las vigilias, meditando tu promesa; escucha
mi voz, por tu misericordia, con tus mandamientos dame vida» (Sal
119/118,148-149).
267.
LA ORACIÓN
«Tus preceptos son admirables, por eso los guarda mi alma; la expli-
cación de tus palabras ilumina, da inteligencia a los ignorantes; abro la
boca y respiro ansiando tus mandamientos» (Sal 119/118,129-131).
268.
LA ORACIÓN VOCAL
«Te invoco de todo corazón: respóndeme, Señor, y guardaré tus leyes;
a ti grito: sálvame, y cumpliré tus decretos. Me adelanto a la aurora
pidiendo auxilio, esperando tus palabras» (Sal 119/118,145-147).
Véase el volumen Oraciones, del mismo Autor, Ed. San Paolo, 2007.
LAS GRANDES ORACIONES 541
269.
LA ORACIÓN VITAL
«Mi alma guarda tus preceptos, y los ama intensamente; guardo tus
decretos, y tú tienes presentes mis caminos» (Sal 119/118,167-168).
BM2 270.
142 LOS SACRAMENTALES
«Alabad al Señor en su templo, alabadle en su fuerte firmamento.
Alabadle por sus obras magníficas, alabadle por su inmensa grandeza.
Alabadle tocando trompetas, alabadle con arpas y cítaras, alabadle con
tambores y danzas, alabadle con trompas y flautas, alabadle con
platillos sonoros, alabadle con platillos vibrantes. Todo ser que alienta
alabe al Señor» (Sal 150,1-6).
LAS GRANDES ORACIONES 543
artificios, apoyaturas.
LAS GRANDES ORACIONES 544
271.
EL ESTADO RELIGIOSO 99
tancia. Para el religioso: más gracias, más facilidad para alcanzar la santidad,
salvación más segura, muerte más tranquila. Para la sociedad: hacen
grandes obras, son una manifestación externa de la santidad de la Iglesia,
son ejemplo santo, son más firmes en la doctrina. 3. Práctica. Estima del
estado; considerar los privilegios y las gracias; permanecer humildes y
santamente deseosos» (DF, p. 85).
100 Sobre el presente argumento, cf el capítulo VI de la constitución
101 Mt 19,21.
LAS GRANDES ORACIONES 547
272.
DIRECCIÓN ESPIRITUAL 102
«Escucha y haz caso a las sentencias de los sabios, presta atención a
mi enseñanza: te gustará guardarlas dentro, tenerlas a punto en tus
labios. Para que pongas tu confianza en el Señor he pensado instruirte
hoy» (Prov 22,17-19).
BM2 273.
150 VOCACIONES
«En cuanto a los diáconos, sean asimismo respetables, sin doble
lenguaje, no aficionados al mucho vino ni dados a negocios sucios;
que guarden el misterio de la fe con la conciencia pura. Tienen que ser
probados primero y cuando se vea que son intachables, que ejerzan el
ministerio» (1Tim 3,8-10).
274.
LA LITURGIA - I
275.
LA LITURGIA - II
«¿Es ese el ayuno que deseo en el día de la penitencia: inclinar la
cabeza como un junco, acostarse sobre saco y ceniza? ¿A eso llamáis
ayuno, día agradable al Señor? Este es el ayuno que yo quiero: soltar
las cadenas injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los opri-
midos, quebrar todos los yugos» (Is 58,5-6).
276.
AÑO LITÚRGICO - I
«El Señor reina, vestido de majestad, el Señor, vestido y ceñido de
poder: así está firme el orbe y no vacila. Tu trono está firme desde
siempre, y tú eres eterno» (Sal 93/92,1-2).
plos de Jesús y los imitan, de modo que en el curso del año van
configurándose a él en las varias virtudes.
El resumen de toda la religión es la imitación de Aquel a
quien adoramos. Se aguarda y se invoca al Mesías durante el
Adviento; es decir detestamos la culpa para que Jesucristo
venga y nazca en nosotros con su gracia. En Navidad la Iglesia
nos conduce al pesebre para que desapeguemos el corazón de
todas las cosas y vivamos según la escuela del | pequeño y BM2
amable Maestro. La Epifanía y la vida pública de Jesús nos 158
hacen participar en la divulgación de la palabra divina; la
Cuaresma y la pasión tienden a reconciliarnos con Dios; la
Pascua quiere llevarnos a la nueva vida en Cristo resucitado.
3° En el tiempo de Pentecostés, que comprende unas 26
semanas, la Iglesia nos exhorta con los preceptos y con su obra
a ofrecernos dócilmente a la acción del Espíritu Santo. Éste
quiere encender en el alma el fuego de la divina caridad para
que vivamos el Evangelio, practiquemos las virtudes y nos
asemejemos a Cristo nuestro Señor y a su Padre, que son santos.
Examen. – ¿Conozco el año litúrgico? ¿Sigo sus ciclos para
imitar y vivir siempre más en Cristo? Con cada misterio ¿crece
la gracia en mí?
Propósito. – Quiero, durante este año, vivir el espíritu de la
sagrada liturgia.
Oración. – Jesús, haz que yo secunde la Iglesia, maestra de
fe, de santidad y de oración. Haz que, viviendo tus misterios, yo
sea de veras otro tú mismo, alter Christus, un verdadero
cristiano, como deseas tú.
277. BM2
AÑO LITÚRGICO - II 159
278. BM2
AÑO LITÚRGICO - III 161
106 María Goretti fue canonizada después por Pío XII en 1950.
LAS GRANDES ORACIONES 560
279. BM2
DOMINGO 1º DE ADVIENTO 163
280. BM2
DOMINGO 2º DE ADVIENTO 166
281.
DOMINGO 3º DE ADVIENTO
111 Actualmente este pasaje se lee el 3er domingo de Adviento, ciclo A.
LAS GRANDES ORACIONES 565
282.
LAS GRANDES ORACIONES 567
DOMINGO 4º DE ADVIENTO
«Inclina el oído, Señor, escúchame, que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo, salva a tu siervo que confía en
ti; tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, que a ti te estoy llamando
todo el día; alegra el alma de tu siervo, pues levanto mi alma hacia ti»
(Sal 86/85,1-4).
283.
VIGILIA DE NAVIDAD
«Su poder divino nos ha concedido todo lo que conduce a la vida y a
la piedad, mediante el conocimiento del que nos ha llamado con su
propia gloria y potencia, con las cuales se nos han concedido las pre-
ciosas y sublimes promesas, para que, por medio de ellas, seáis partí-
cipes de la naturaleza divina, escapando de la corrupción que reina en
el mundo por la ambición; en vista de ello, poned todo empeño en
añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conoci-
miento la templanza, a la templanza la paciencia, a la paciencia la pie-
dad, a la piedad el cariño fraterno, y al cariño fraterno el amor. Pues
estas cosas, si las tenéis en abundancia, no os dejan ociosos ni infe-
cundos para el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo» (2Pe 1,3-8).
284.
NAVIDAD
LAS GRANDES ORACIONES 571
285.
SAN ESTEBAN PROTOMÁRTIR
«Los malvados me tendieron un lazo, pero no me desvié de tus
decretos; tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi
corazón» (Sal 119/118,110-111).
286.
SAN JUAN EVANGELISTA
«Uno de los discípulos, al que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa
en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase
por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le
preguntó: “Señor, ¿quién es?”» (Jn 13,23-25).
287.
¿QUÉ SERÁ ESTE NIÑO? 116
«A los que había conocido de antemano les predestinó a reproducir la
imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos
hermanos. Y a los que predestinó les llamó; a los que llamó, les
justificó; a los que justificó, les glorificó» (Rom 8,29-30).
288.
ÚLTIMO DÍA DEL AÑO
«Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.
Antes que naciesen los montes, o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios. Tú reduces el hombre a
polvo, diciendo: “Retornad, hijos de Adán”. Mil años en tu presencia
son un ayer que pasó, una vela nocturna. Los siembras año por año,
como hierba que se renueva» (Sal 90/89,1-5).
289.
PRIMER DÍA DEL AÑO 121
«Haz bien a tu siervo: viviré y cumpliré tus palabras; ábreme los ojos
y contemplaré las maravillas de tu voluntad; soy un forastero en la
tierra: no me ocultes tus promesas» (Sal 119/118,17-19).
BM2 290.
192 EPIFANÍA
«Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la roca que nos salva;
entremos en su presencia dándole gracias, vitoreándole al son de
instrumentos. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos
los dioses» (Sal 95/94,1-3).
291.
SAGRADA FAMILIA 122
«Hijos, escuchad a vuestro padre, hacedlo así y viviréis. Porque el
Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la
madre sobre ellos» (Sir 3,1-2).
292.
LAS BODAS DE CANÁ 125
«Honra a tu padre con todo tu corazón, y no olvides los dolores de tu
madre. Recuerda que ellos te engendraron, ¿qué les darás a cambio de
lo que te dieron?» (Sir 7,27-28).
BM2
201
LAS GRANDES ORACIONES 589
293.
LA FE DEL LEPROSO Y DEL CENTURIÓN 126
«Tú eres, Señor, altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos
los dioses. El Señor ama al que aborrece el mal, protege la vida de sus
fieles y les libra de los malvados. Amanece la luz para el justo y la
294.
LA TEMPESTAD CALMADA 130
«Tú me has seguido en la doctrina, la conducta, los propósitos, la fe,
la magnanimidad, el amor, la paciencia, las persecuciones y los
padecimientos, como aquellos que me sobrevinieron en Antioquía,
Iconio y Listra. ¡Qué persecuciones soporté! Y de todas me libró el
Señor. Por otra parte, todos los que quieran servir al Señor
piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos. Pero los malvados y
embaucadores irán de mal en peor, engañando a los demás y
engañándose ellos mismos» (2Tim 3,10-13).
BM2 295.
208 EL TRIGO Y LA CIZAÑA 134
«Nosotros, que somos del día, vivamos sobriamente, revestidos con la
coraza de la fe y el amor, y teniendo como casco la esperanza de la
salvación. Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener
la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por
nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos con él» (1Tes 5,8-10).
296.
EL GRANO DE MOSTAZA Y LA LEVADURA 136
«Cuando os anuncié nuestro evangelio, no fue sólo de palabra, sino
también con la fuerza del Espíritu Santo y con plena convicción.
Sabéis cómo nos comportamos entre vosotros para vuestro bien. Y
vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la
Palabra en medio de una gran tribulación, con la alegría del Espíritu
Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de
Macedonia y de Acaya» (1Tes 1,5-7).
BM2
136 Título original: “Domingo VI después de Epifanía”.
212
LAS GRANDES ORACIONES 597
les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del
profeta: “Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo
secreto desde la fundación del mundo”» (Mt 13,31-35).
2° En el mundo, la predicación del Evangelio es la más
humilde de las ciencias. La vida del Maestro comenzó en una
gruta. Él se presentó como el más humilde de los hombres.
Cuando comienza su enseñanza, habla con extrema sencillez, y
a un auditorio en mayoría de pobres, artesanos, niños, mujeres.
¡Qué diferencia respecto al uso de filósofos y oradores que
hablan con el esplendor de su elocuencia y tejen sus discursos
de hábiles razonamientos! No obstante, Jesucristo ha trasforma-
do el mundo: ha implantado toda una vida, una moral, una
doctrina, un nuevo organismo social y sobrenatural. Ningún
poder de emperadores, de partidos o de doctrina lo abaterá; es
infalible, indefectible, sanador; domina los siglos y extiende sus
frutos a la eternidad.
En cada alma la acción de la divina palabra obra como la
levadura, moviendo las potencias: conquista la inteligencia, la
voluntad, el sentimiento. Todo el hombre experimenta como un
fermento de vida nueva y sobrenatural. La fe, la esperanza, la
caridad producen la vida cristiana, frutos que no son de la tierra,
méritos para el cielo, un premio que es el gozo mismo de Dios.
El cristiano es una maravilla que comprenderemos en la eternidad.
La Iglesia, simbolizada en el árbol, crecerá hasta el fin del
mundo; el alma aumenta sus méritos hasta el término de la vida.
Admiremos el gran reino de la Iglesia; pongamos en el alma | la divina
levadura del Evangelio, leyéndolo y escuchándolo con devoción. BM2
El Evangelio es un libro venido del cielo, eco y resumen de 213
la predicación apostólica; contiene la palabra o buena nueva
anunciada por Jesucristo al mundo. Está escrito en cuatro diversas
redacciones, pero forma un libro solo divinamente inspirado.
3° Antes de la lectura: Oh Jesús, luz verdadera que ilumi-
nas a todo hombre viniendo al mundo, te ruego alumbres mi
mente con la lectura del santo Evangelio, de modo que pueda yo
conocer los misterios del reino de Dios. Concédeme el espíritu
de humildad y de fe que acerca las almas a tu sacratísimo
Corazón y las capacita para comprender las verdades que tu
Padre celeste ha revelado a los hombres.
LAS GRANDES ORACIONES 598
297.
LOS JORNALEROS DE LA VIÑA 137
«¿No sabéis que en el estadio todos los corredores cubren la carrera,
aunque uno solo se lleva el premio? Pues corred así: para ganar. Pero
un atleta se impone toda clase de privaciones para ganar una corona
que se marchita; nosotros, en cambio, una que no se marchita» (1Cor
9,24-25).
BM2
215
LAS GRANDES ORACIONES 599
298.
LA SEMILLA DE LA PALABRA 140
299.
EL CIEGO DE JERICÓ 143
«Hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador; la
trampa se rompió y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del
Señor, que hizo el cielo y la tierra» (Sal 124/123,7-8).
sanan todas las heridas que los pecados abren en las almas.
Por ellas espero el perdón, la buena muerte y el paraíso.
Por la sangre de Jesucristo confío en huir de las ocasiones,
vencer las tentaciones, acrecentar la fe, vivir en gracia, encen-
der en mí una caridad silenciosa y activa. Quiero que cada
señal de la cruz sea una plegaria a mi dolorido Señor para
implorar esta gracia.
300.
MIÉRCOLES DE CENIZA
«Dios mío, sálvame, que me llega el agua al cuello: me estoy
hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie; he entrado en
la hondura del agua, me arrastra la corriente. Estoy agotado de gritar,
tengo ronca la garganta; se me nublan los ojos de tanto aguardar a mi
Dios» (Sal 69/68,2-4).
301.
LAS TENTACIONES DE JESÚS 146
«Se puso junto a mí: le libraré; le protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y le escucharé. Con él estaré en la tribulación, le defen-
deré, le glorificaré; le saciaré de largos días, y le haré ver mi salva-
ción» (Sal 91/90,14-16).
BM2 302.
230 LA TRANSFIGURACIÓN 147
«Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas, haz que
camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, y
todo el día te estoy esperando» (Sal 25/24,4-5).
303.
EL DEMONIO INMUNDO 149
«A ti, Señor, te invoco, Roca mía, no seas sordo a mi voz; que si no
me escuchas, seré igual que los que bajan a la fosa. Escucha mi voz
suplicante cuando te pido auxilio, cuando alzo las manos hacia tu
santuario» (Sal 28/27,1-2).
304.
LA MULTIPLICACIÓN DE LOS PANES 150
«Una cosa pido al Señor, eso buscaré: habitar en la casa del Señor por
los días de mi vida; gozar de la hermosura del Señor contemplando su
templo. Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá
en lo escondido de su morada, me alzará sobre la roca» (Sal 27/26,4-
5).
305.
LAS GRANDES ORACIONES 616
306.
DOMINGO DE RAMOS
«Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un
extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te
afrentan caen sobre mí» (Sal 69/68,8-10).
307.
JUEVES SANTO
«Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Este es el
día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Señor,
danos la salvación, Señor, danos prosperidad. Bendito el que viene en
nombre del Señor» (Sal 118/117,23-26).
308.
VIERNES SANTO
«No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres; que tu
compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados. Socórrenos,
Dios salvador nuestro, por el honor de tu nombre; líbranos y perdó-
nanos nuestros pecados, a causa de tu nombre » (Sal 79/78,8-9).
155 Téngase presente que, hasta la reforma de Pío XII, las celebra-
309.
SÁBADO SANTO
«El ángel habló a las mujeres: “Vosotras no temáis, ya sé que buscáis
a Jesús el crucificado. No está aquí: ¡ha resucitado!, como había dicho.
Venid a ver il sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos:
‘Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a
Galilea. Allí le veréis’. Mirad, os lo he anunciado”» (Mt 28,5-7).
158 «Exulten (por fin los coros de los ángeles)» (Pregón pascual).
LAS GRANDES ORACIONES 627
310.
PASCUA DE RESURRECCIÓN
«Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes
ácimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así,
pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de co-
rrupción y de maldad), sino con los panes ácimos de la sinceridad y la
verdad» (1Cor 5,7-8).
311.
DOMINGO IN ALBIS
«Dios mío, mi corazón está firme, para ti tocaré y cantaré, gloria mía.
Despertad, cítara y arpa, despertaré a la aurora; te daré gracias ante los
pueblos, Señor, tocaré para ti ante las naciones: por tu bondad, que es
más grande que los cielos, por tu fidelidad, que alcanza a las nubes»
(Sal 108/107,2-5).
312.
LAS GRANDES ORACIONES 632
313.
PATROCINIO DE SAN JOSÉ 163
163 Título original: “Miércoles después del domingo II de Pascua”.
LAS GRANDES ORACIONES 634
314.
«YO VOY AL PADRE» 166
«Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti,
Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el
rostro de Dios?» (Sal 42/41,2-3).
315.
LA PROMESA DEL ESPÍRITU 167
«Doy gracias al Señor de todo corazón, en la compañía de los rectos,
en la asamblea. Grandes son las obras del Señor, dignas de estudio
para quienes las aman. Esplendor y belleza son su obra, su generosi-
dad dura por siempre» (Sal 111/110,1-3).
316. BM2
ROGATIVAS Y LETANÍAS 168 271
317. BM2
ASCENSIÓN 274
318.
LA NOVENA DE PENTECOSTÉS 170
«Y en cuanto a vosotros, la unción que de él [el Espíritu] habéis reci-
bido permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero
como su unción os enseña acerca de todas las cosas –y es verdadera y
no mentirosa– según os enseñó, permaneced en él» (1Jn 2,27).
319.
PENTECOSTÉS
«Envías tu aliento, y los creas, y repueblas la faz de la tierra. Gloria a
Dios para siempre, goce el Señor con sus obras» (Sal 104/103,30-31).
320.
LA SANTÍSIMA TRINIDAD
«Pueblos todos, batid palmas. Aclamad a Dios con gritos de júbilo,
porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra »
(Sal 47/46,2-3).
321.
CORPUS DOMINI 177
«Te alimentaría con flor de harina, te saciaría con miel silvestre» (Sal
81/80,17).
322.
EL CONVITE Y LOS INVITADOS 178
«Yo te amo, Señor, tú eres mi fortaleza, Señor, mi roca salvadora, mi
alcázar, mi libertador; Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte» (Sal 18/17,2-3).
323.
LA OVEJA PERDIDA 179
«Mírame, Señor, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido;
ensancha mi corazón oprimido y sácame de mis tribulaciones. Mira
mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados; mira cuántos
son mis enemigos, que me detestan con odio cruel» (Sal 25/24,16-19).
324.
LA PESCA MILAGROSA 182
«¿Cómo podrá un joven andar honestamente? Cumpliendo tus pala-
bras; te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus
mandamientos; en mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré
contra ti» (Sal 119/118,9-11).
325.
EL PERDÓN DE LAS OFENSAS 183
«Y por último, tened todos el mismo sentir, sed solidarios en el sufri-
miento, quereos como hermanos, tened un corazón compasivo y sed
humildes. No devolváis mal por mal, ni insulto por insulto, sino al
contrario, responded con una bendición, porque para esto habéis sido
llamados, para heredar una bendición» (1Pe 3,8-9).
odio!, tengan todos un solo corazón «para que sean una sola
cosa».
326.
LA DIVINA PROVIDENCIA 184
«El Señor es fuerza para su pueblo, apoyo y salvación para su ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad, sé su pastor y llévalos siem-
pre» (Sal 28/27,8-9).
327.
POR SUS FRUTOS LOS CONOCERÉIS 188
«Cuando erais esclavos del pecado, erais libres en lo que toca a la
justicia. ¿Y qué fruto obteníais entonces? Cosas de las que ahora os
avergonzáis, porque conducen a la muerte. Ahora, en cambio, libe-
rados del pecado y hechos esclavos de Dios, dais frutos para la
santidad que conducen a la vida eterna. Porque la paga del pecado es
la muerte, mientras que el don de Dios es la vida eterna en Cristo
Jesús, Señor nuestro» (Rom 6,20-23).
328.
UNA SANTA ASTUCIA 189
«Escuchad, reyes, y entended; aprended, gobernantes de los confines
de la tierra. Prestad atención, los que domináis multitudes y os sentís
orgullosos de tener muchos súbditos: el poder os viene del Señor y la
soberanía del Altísimo. Él examinará vuestras acciones y sondeará
vuestras intenciones» (Sab 6,1-3).
329.
EL LLANTO SOBRE JERUSALÉN 190
«Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del
Señor es límpida y da luz a los ojos; la voluntad del Señor es pura y
eternamente estable; los mandamientos del Señor con verdaderos y
enteramente justos; más preciosos que el oro, más que el oro fino; más
dulces que la miel de un panal que destila. Aunque tu siervo vigila
para guardarlos con cuidado, ¿quién conoce sus faltas? Absuélveme
de lo que se me oculta» (Sal 19/18,9-13).
330.
EL FARISEO Y EL PUBLICANO 192
«Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; no te
acuerdes de los pecados ni de las maldades de mi juventud; acuérdate
de mí con misericordia, por tu bondad, Señor» (Sal 25/24,6-7).
331.
HE OÍDO TU ORACIÓN 194
«El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace
recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas» (Sal 23/22,1-2).
332.
EL BUEN SAMARITANO 196
«Ciertamente, apenas habrá quien muera por un justo; por una persona
buena tal vez se atrevería alguien a morir; pues bien: Dios nos demos-
tró su amor en que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió
por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su
sangre, seremos por él salvados del castigo!» (Rom 5,7-9).
333.
UNO SOLO VOLVIÓ A DAR GRACIAS 198
«Nosotros debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros, her-
manos amados del Señor, porque Dios os escogió los primeros para la
salvación mediante la santificación del Espíritu y la fe en la verdad»
(2Tes 2,13).
para no repetirlo.
LAS GRANDES ORACIONES 679
334.
PRIMERO EL REINO, DESPUÉS EL CUERPO 200
«Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi
carne retozan por el Dios vivo. Hasta el gorrión ha encontrado una
casa, y la golondrina un nido donde colocar sus polluelos: tus altares,
Señor de los Ejércitos, rey mío y Dios mío» (Sal 84/83,3-4).
335.
EL JOVEN DE NAÍN RESUCITADO 201
«Hermanos, incluso en el caso de que alguien sea sorprendido en
alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de
mansedumbre; pero vigílate a ti mismo, no sea que también tú seas
tentado. Llevad los unos las cargas de los otros y así cumpliréis la ley
de Cristo» (Gál 6,1-2).
336.
LA HUMILDAD ES SENSATEZ 202
«Si alguien piensa ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo. Ca-
da uno examine su proprio comportamiento; el motivo de satisfacción
lo tendrá entonces en sí mismo y no en relación con los otros. Pues ca-
da cual carga con su proprio fardo» (Gál 6,3-5).
337. BM2
EL MAYOR MANDAMIENTO 203 332
338.
«TUS PECADOS TE SON PERDONADOS»204
«Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias;
contempladle y quedaréis radiantes, vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él le escucha y le salva de todas sus
angustias» (Sal 34/33,5-8).
339.
LOS INVITADOS A LAS BODAS 205
«Si os indignáis, no lleguéis a pecar; que el sol no se ponga sobre
vuestra ira. No deis ocasión al diablo. El ladrón que no robe más; sino
que se fatigue trabajando honradamente con sus propias manos para
poder repartir con el que lo necesita» (Ef 4,26-28).
340.
LA FE PERFECTA 208
«El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en pie-
dad. El Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fie-
les» (Sal 145/144,8-10).
341. BM2
LOS DOS DEUDORES 210 343
342. BM2
LA MONEDA DEL CÉSAR Y LA DE DIOS 211 346
343.
«OS SUCEDA CONFORME A VUESTRA FE»212
«Me invocaréis e iréis a suplicarme, y yo os escucharé. Me buscaréis y
me encontraréis, si me buscáis de todo corazón. Me dejaré encontrar,
y cambiaré vuestra suerte» (Jer 29,12-13).
cristo, mi cabeza, son méritos míos. He ahí por qué espero en ti,
oh Señor mío.
Acto de esperanza. Dios mío, espero de tu bondad, por tus
promesas y por los méritos de Jesucristo, nuestro Salvador, la
vida eterna y las gracias necesarias para merecerla con las
buenas obras, que debo y quiero hacer. Señor, no quede yo
confundido para siempre.
344. BM2
EL JUICIO FINAL 213 352
«No te exasperes por los malvados, no envidies a los que obran el mal:
se secarán pronto, como la hierba, como el césped verde se agostarán.
Confía en el Señor y haz el bien, habita en tu tierra y practica la
lealtad» (Sal 37/36,1-3).
345.
CÁTEDRA DE SAN PEDRO EN ROMA
(18 de enero)
346.
LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO
(25 de enero)
«Doy gracias a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me hizo capaz, se fió
de mí y me confió este ministerio, a mí, que antes era un blasfemo, un
perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí porque
no sabía lo que hacía, pues estaba lejos de la fe; sin embargo, la gracia
de nuestro Señor sobreabundó en mí junto con la fe y el amor que
tienen su fundamento en Cristo Jesús» (1Tim 1,12-14).
BM2
359
LAS GRANDES ORACIONES 706
347.
LA PURIFICACIÓN
(2 de febrero)
348.
SAN JOSÉ
(19 de marzo)
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la
criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y
tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados» (Mt 1,20-21).
349. BM2
SAN JOSÉ 366
PROTECTOR DE LA IGLESIA UNIVERSAL
«Mi fidelidad y misericordia le acompañarán, por ni nombre crecerá
su poder: extenderé su izquierda hasta el mar y su derecha hasta el
Gran Río. Él me invocará: “Tú eres mi padre, mi Dios, mi roca salva-
dora”, y yo le nombraré mi primogénito, excelso entre los reyes de la
tierra» (Sal 89/88,25-28).
350.
SAN JOSÉ PATRONO DE LOS MORIBUNDOS
«(El Señor) le dio una gloria como la de los santos, le hizo poderoso
para temor de sus enemigos. Con su palabra puso fin a los prodigios y
le glorificó delante de los reyes; le dio mandamientos para su pueblo y
le mostró algo de su gloria. Por su fidelidad y humildad le santificó, le
eligió de entre todos los vivientes» (Sir 45,2-4).
351.
SAN GABRIEL ARCÁNGEL
(24 de marzo) 214
352.
SAN MARCOS EVANGELISTA
(25 de abril)
BM2 353.
376 SAN JUAN BAUTISTA
(24 de junio)
217 Is 49,1-3.5-7.
LAS GRANDES ORACIONES 720
354.
SAN PEDRO Y SAN PABLO
(29 de junio)
218 Lc 1,57-68.
LAS GRANDES ORACIONES 721
355.
TRANSFIGURACIÓN
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
356.
ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO
(15 de agosto)
BM2 357.
387 SAN MATEO EVANGELISTA
(21 de septiembre)
358.
SAN MIGUEL ARCÁNGEL
(29 de septiembre)
«Y hubo un combate en el cielo: Miguel y sus ángeles contra el dra-
gón, y el dragón combatió, él y sus ángeles. Y no prevaleció y no que-
dó lugar para ellos en el cielo» (Ap 12,7-8).
BM2 359.
392 SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS
(2 de octubre)
223 Mt 18,1-10.
LAS GRANDES ORACIONES 731
BM2 360.
394 FIESTA DEL SANTO ROSARIO
(7 de octubre)
«Crecí como cedro del Líbano, como ciprés de las montañas del Her-
món. Crecí como palmera de Engadí, como plantel de rosas de Jericó,
como gallardo olivo en la llanura, como plátano crecí. Como cina-
momo y aspálato di perfume, como mirra exquisita derramé aroma»
(Sir 24,13-15).
brante solo (Misa rezada), los fieles solían asistir rezando el rosario o
algunas otras fórmulas de oración. Lo mismo cabe decir respecto a las
Vísperas.
LAS GRANDES ORACIONES 734
361.
SAN LUCAS EVANGELISTA
(18 de octubre)
362.
SAN RAFAEL ARCÁNGEL
(24 de octubre)
363.
LA REALEZA DE JESUCRISTO
(último domingo de octubre) 231
«Le siguen las tropas del cielo sobre caballos blancos, vestidos de lino
blanco y puro. Y de su boca sale una espada aguda, para herir con ella
a las naciones, pues él las regirá con vara de hierro y pisará el lagar
del vino del furor de la ira de Dios todopoderoso. En el manto y en el
muslo lleva escrito un título: “Rey de reyes y Señor de señores» (Ap
19,14-16).
230 Jn 5,1-4.
231 En el nuevo orden litúrgico: último domingo del año litúrgico.
LAS GRANDES ORACIONES 739
364. BM2
FIESTA DE TODOS LOS SANTOS 405
(1 de noviembre)
365.
CONMEMORACIÓN
DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS
(2 de noviembre)
1 N.B. Hay cristianos que muy útilmente eligen enero como “mes del
2° Consideraciones:
San José descendiente de David.
San José esposo de María.
San José custodio de los vírgenes.
San José padre putativo de Jesús.
San José defensor del Redentor.
San José cabeza de la Sagrada Familia. BM2
San José hombre justo. 415
San José casto y virgen.
San José dócil ejecutor de los designios divinos.
San José hombre fuerte.
San José hombre prudente.
San José espejo de paciencia.
San José amante de la pobreza.
San José amante de la piedad.
San José modelo de los trabajadores.
San José hombre del silencio operoso.
San José ornato de la vida doméstica.
San José ejemplo de vida interior.
San José ejemplo de obediencia.
San José modelo de las almas eucarísticas.
San José íntimo familiar de Jesús y María.
San José modelo de toda virtud.
San José terror de los demonios.
San José perfecto ciudadano.
APÉNDICE 752
2 Así sugería el Autor allá por 1940. Hoy no será fácil encontrar en
– Eucaristía. Comunión.
– Amor puro. La caridad se nutre de la Eucaristía.
IV. Presentación de Jesús al templo.
– Jesús en el rosario. Jesús es el eterno sacerdote.
– María en el rosario. María es modelo de toda virtud.
– Intención. Por los sacerdotes.
– Fruto. La obediencia.
– Palabras. «Ecce pósitus est hic... in ruinam et resurrectionem». 7
– Eucaristía. Preparación a la comunión.
– Amor puro. La caridad se enciende en la meditación.
V. Pérdida y hallazgo de Jesús.
– Jesús en el rosario. Jesús es el Maestro.
– María en el rosario. El Corazón de María.
– Intención. Por los docentes.
– Fruto. Odio al pecado.
– Palabras. «In iis quae Patris mei sunt opórtet me esse».8
– Eucaristía. Agradecimiento en la comunión.
– Amor puro. Caridad en las familias.
Misterios dolorosos: I. Oración de Jesús en el huerto.
– Jesús en el rosario. Jesús paciente.
BM2 – María en el rosario. La vida de María fue un continuo martirio.
424 – Intención. Por las almas tentadas.
– Fruto. La voluntad de Dios.
– Palabras. «Jesus orávit tertio: non mea sed tua voluntas fiat».9
– Eucaristía. La reparación.
– Amor puro. Las lámparas vivientes.
II. La flagelación de Jesús.
– Jesús en el rosario. Jesús es el reparador.
– María en el rosario. Virginidad de María.
– Intención. Por los obstinados.
– Fruto. Pureza de los sentidos.
– Palabras. «Fuit flagellatus tota die».10
– Eucaristía. Sacrilegio.
Mt 26,44 y Lc 22,42).
10 “Fue flagelado todo el día” (cf Sal 73/72,14).
APÉNDICE 759
Cant 8,5).
19 “De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro...” (cf Sal
45/44,10).
APÉNDICE 761
21 2Mac 12,42-43.
APÉNDICE 764
23 Lc 22,14-20.
APÉNDICE 766