Escuela Clasica de La Criminologia
Escuela Clasica de La Criminologia
Escuela Clasica de La Criminologia
Escuelas criminológicas
Entendemos por escuelas ciertas corrientes de pensamiento coincidentes en conceptos
básicos de determinada disciplina. Cuando varios autores coinciden en la concepción de
algunos conceptos fundamentales como el origen y fundamento de derecho criminal, el delito,
la responsabilidad, la pena, el método, los fines del derechos penal y otros, decimos que
pertenecen a determinada escuela o que conforman tal o cual escuela.
ESCUELA CLASICA
La Sancion Penal según la Escuela Clasica no era un medio para modificar al sujeto
delincuente, sino sobre todo como un instrumento legal para defender a la sociedad del
crimen.
En este último aspecto las escuelas liberales clásicas se situaban como una
instancia crítica frente a la práctica penal y penitenciaria del anclen régime y tenían en la mira
sustituir- la por una política criminal inspirada en principios radical-mente diferentes (principio
de humanidad, principio de legali-dad, principio de utilidad). Y también en este sentido, como
ejemplo de un discurso crítico sobre el sistema penal y de una alternativa radical ante él, las
escuelas liberales clásicas han concitado nuevo interés a la luz de las tendencias criminológi-
cas que, controvirtiendo el modelo de la criminología positivis-ta, han desplazado
su atención de la criminalidad al derecho penal, haciendo objeto a ambos de una crítica
radical desde el punto de vista sociológico y político.
La criminología actual, a partir del año 1930 , se caracteriza por la tendencia a superar
las teorías patológicas de la criminalidad, es decir aquellas que se basan en las características
biológicas y psicológicas que diferencia-rían a los sujetos "criminales" de los individuos
"normales", y en la negación del libre arbitrio mediante un rígido determi- nismo. Estas teorías
eran propias de la criminología positivista que, inspirada en la filosofía y en la psicología del
positivis-mo naturalista, predominó entre fines del siglo pasado y comienzos del presente.
Sigue a la concepción patológica dé la criminalidad (reacción, según se verá, y a anticipada
por Durkheim en los tiempos del predominio de tal concepción), la matriz positivista subsiste
hasta nuestros días como fundamental en la historia de la disciplina.
Travis Hirschi expone que: "todo individuo es un infractor potencial y sólo el miedo
al daño irreparable que pudiera ocasionarle el delito en sus relaciones interpersonales e
institucionales, lo frena". Por lo tanto, la causa de la criminalidad resultaría del debilitamiento
en el individuo de todos los lazos o vinculaciones que lo unen a la sociedad. Los cuatro
factores que determinan la vinculación del individuo a la sociedad:
1. Apego o lazos emocionales con otras personas.
2. Compromiso o inhibiciones sociales por temor a pérdidas.
3. Participación en actividades convencionales
4. Creencias favorables a los valores establecidos. Contexto de ruptura de los mecanismos de
vinculación social informal:
LA ESCUELA POSITIVA
Esta es todo lo contrario a la Escuela Clásica, la Escuela Positiva si tuvo una existencia real,
con un grupo de juristas que retaron a otros juristas del campo para poder imponer sus ideas.
Una clase de intelectuales que hacen de LOMBROSO un jefe y sus conocimientos una
doctrina. FERRI nos dice que " la escuela positiva consiste en lo siguiente: estudiar al delito,
primero en su génesis natural, y después en sus efectos jurídicos, para adaptar jurídicamente
a las varias causas que lo producen los diversos remedios, que por consiguientes serán
eficaces " Debido a los excesos de la Escuela Clásica, nace la Escuela Positiva. Todo se
debió al abuso de la dogmática, al olvido del hombre delincuente a sus creencias de haber de
haber agotado la problemática jurídico-penal.
El principal medio de difusión de esta escuela fue la revista "Archivi di psichiatria, scienze
penali e antropología criminales.
Enrico Ferri (1856-1929) fue un político, criminólogo y sociólogo italiano y además estudiante
de Cesare Lombroso. Sin embargo, mientras que Lombroso investigó los factores fisiológicos
que motivaban a los criminales, Ferri investigó los factores sociales y económicos. Ferri fue el
autor de Sociología Criminal en 1884, editor de Avanti, un diario socialista, como a su vez un
anti-reformista dentro del Partido Socialista Italiano, fue elegido por el fascismo como senador
vitalicio en 1929, luego de que se hubiese declarado adherente de la ideología fascista en
1923, sin embargo no puede asumir su puesto debido a su muerte.
". La vida de esta escuela ha sido agitada y fecunda, llena de aciertos y de errores también,
así como ha tenido muchos que la apoyan también están los que la contradicen.
Otro conocimiento que FERRI nos explica es: "la escuela criminal positiva no consiste
únicamente, en el estudio antropológico del criminal, pues constituye una renovación
completa, un cambio radical de método científico en el estudio de la patología social criminal,
y de los que hay de más eficaz entre los remedios sociales y jurídico que nos ofrece. La
ciencia de los delitos y de las penas era una exposición doctrinal de silogismos, dados a luz
por la fuerza exclusiva de la fantasía lógica; nuestra escuela ha hecho de ello una ciencia
de observación positiva, que, fundándose en la antropología, la psicología y
la estadística criminal, y así de como el derecho penal y los estudios penitenciarios, llega a ser
la ciencia sintética que yo mismo la llamo sociología criminal, y así esta ciencia, aplicando el
método positivo al estudio del delito, del delincuente y del medio, no hace otra cosa que llevar
a la ciencia criminal clásica el soplo vivificador de las ultimas e irrefragables conquistas
hechas por la ciencia del hombre y de la sociedad, renovada por las doctrinas evolucionistas ".
Dentro de los representantes esta escuela, tenemos a LOMBROSO, FERRI Y GAROFALO,
esto no quiere decir que sean todos sino que con ellos son con los cuales se marca el
principio de una corriente que llegaría con fuerza hasta nuestros días.
Los postulados de esta escuela son:
- La Escuela Positiva se caracteriza por su método científico.
- El delito es un hecho de la naturaleza y debe estudiarse como un ente real, actual y
existente.
- Su determinismo, es totalmente determinista esta escuela.
- Sustituye la responsabilidad moral por la responsabilidad social, puesto que el hombre vive
en sociedad y será responsablemente social mientras viva en sociedad.
- El hecho de que si no hay responsabilidad moral, no quiere decir que se pueden quedar
excluido del derecho.
- El concepto de Pena se sustituye por el de sanción.
- La sanción va de acuerdo a la peligrosidad del criminal.
- Estas deben durar mientras dure la peligrosidad del delincuente, y por eso son de duración
indeterminada.
- La ley penal no restablece el orden jurídico, sino que tiene por misión la de combatir la
criminalidad considerada como fenómeno social.
- El derecho a imponer sanciones pertenece al Estado a título de defensa social.
- Más importante que las penas son los substitutivos penales.
- Se acepta "tipos" criminales.
- La legislación penal debe estar basada en los estudios antropológicos y sociológicos.
- El método es inductivo - experimental.
Las teorías de Lombroso sobre el delincuente
Lombroso dijo que las causas de la criminalidad son de acuerdo con la forma, causas físicas y
biológicas .Un aspecto particularmente difundido de la obra de Lombroso es la concepción del
delito como resultado de tendencias innatas, de orden genético, observables en ciertos rasgos
físicos o fisonómicos de los delincuentes habituales (asimetrías craneales, determinadas
formas de mandíbula, orejas, arcos superciliares, etc.). Sin embargo, en sus obras se
mencionan también como factores criminógenos el clima, la orografía, el grado de civilización,
la densidad de población, la alimentación, el alcoholismo, la instrucción, la posición económica
y hasta la religión.
Un rasgo llamativo en su obra es la crudeza con que expone algunas de sus conclusiones,
que resulta aún más chocante a la luz de las ideas que predominan en la criminología luego
del ocaso de la escuela positiva. Esta crudeza puede deberse a la tendencia positivista a
despojar el discurso científico de toda otra consideración aparte de la mera descripción de la
realidad, eludiendo juicios morales o sentimentales.
Por ejemplo, refiriéndose a lo que él llama la terapia del delito, dice:
"En realidad, para los criminales natos adultos no hay muchos remedios: es necesario o bien
secuestrarlos para siempre, en los casos de los incorregibles, o suprimirlos, cuando su
incorregibilidad los torna demasiado peligrosos "Otro rasgo característico de la obra de
Lombroso es la precariedad de su método científico, frecuentemente de la observación
empírica, a veces sobre la población, y de relaciones de causalidad escasamente fundadas.
Por ejemplo, de la comparación entre la temperatura anual media en las distintas provincias
de Italia y el índice de homicidios en cada una de ellas concluye Lombroso que
el calor favorece este tipo de delitos.
La posición según la cual los delitos son producto de estos diversos factores determinantes,
lleva lógicamente a bregar por un código penal que los prevea y ajuste las condenas a la
existencia de esos mismos factores, dejando de lado las preocupaciones de la llamada
dogmática penal. La pena tiene como objetivo según Lombroso la defensa social, entendida
como neutralización del peligro que para la sociedad representan ciertos individuos que no
pueden dominar sus tendencias criminales. Al mismo tiempo, tiene el fin de intentar una
readaptación en los casos en que fuera posible. La concepción de Lombroso torna irrelevante
el estudio de la imputabilidad del sujeto, puesto que –según se deriva lógicamente de sus
postulados– todos los criminales son inimputables, y cuanto menor sea su responsabilidad,
mayor es su peligrosidad. Esta idea se opone agudamente a las concepciones más frecuentes
entre abogados y juristas, a quienes Lombroso criticó, sosteniendo que pretendían aminorar la
pena precisamente para los individuos más peligrosos.
"En realidad, para los criminales natos adultos no hay muchos remedios: es necesario o bien
secuestrarlos para siempre."
Más adelante Lombroso comenzó a investigar el fenómeno de los médium. Aunque
inicialmente escéptico, luego se convirtió en un creyente del Espiritismo. ¿Y como ateo,
Lombroso discute sus opiniones sobre fenómenos paranormales y el Espiritismo en
su libro Después de la muerte - qué? "' (1909) en que dice: "creer en los espíritus y afirma que
la médium era genuina". Más tarde se supo el engaño por la mujer.
Conclusión
Las escuelas son ciertas corrientes de pensamiento coincidentes en conceptos básicos de
determinada disciplina. Cuando varios autores coinciden en la concepción de algunos
conceptos fundamentales como el origen y fundamento de derecho criminal, el delito, la
responsabilidad, la pena, el método, los fines del derechos penal y otros, decimos que
pertenecen a determinada escuela o que conforman tal o cual escuela
El objeto fundamental de la escuela clásica es el estudio y análisis del delito y de la pena. Esta
escuela se basa en el principio del libre albedrio, esto quiere decir que el hombre es
responsable de sus actos. Esta escuela también puede denominarse "escuela de la
disuasión". La pena funciona como retribución al daño que el delincuente le hace a la
sociedad.
Frente a los postulados del derecho penal clásico surge la escuela llamada "positivista",
inspirada en el evolucionismo de Darwin y en el cientificismo, dentro de los cuales cabe
mencionar la teoría de la degeneración de Morel; las descripciones psiquiátricas de la
monomanía homicida de Esquirol y de la locura moral de Prichard; y, finalmente, las
hipótesis antropométricas de Gall, todas ellas precursoras de la corriente que encabezan
Cesare Lombroso (1835-1909), Enrico Ferri (1856-1929) y Raffaele Garófalo (1852-1934).
Entre las ideas centrales de la escuela positivista cabe mencionar:
1. El comportamiento delictivo no es elegido (anormalidad por causas biológicas).
2. El comportamiento es previsible (peligrosidad) y curable (tratamiento).
3. Defensa social (segregación) + tratamiento (prevención especial).
4. El delincuente curado se vuelve ""normal" y se reintegra al orden social.
5. El orden social se compone de personas normales (aptas) y conformes.
En esta escuela, el objeto de estudio fundamental es el delincuente. Por esta razón, se centra
en estudiar y analizar quién comete el delito. Entonces, fundamenta su análisis en la realidad
individual, el hombre, su constitución biológica y otros factores externos que influyen en el
individuo, para que este cometa delito.
La escuela positivista es determinista, esto quiere decir que el hombre es delincuente porque
está predestinado a serlo.
ESCUELA DE CHICAGO:
La Escuela Sociológica o Ecológica de Chicago fue pionera en impulsar el análisis cultural de
la delincuencia, permitiendo un mejor conocimiento de ésta, de los estilos de vida y
cosmovisiones de las minorías, de los mecanismos de aprendizaje y transmisión de sus
valores y pautas de conducta.
En rigor, la Escuela de Chicagono sólo estudió el tema del delito, sino que su mirada fue
más general y abarcó una serie de temáticas: la deserción escolar, las pandillas juveniles, el
alcoholismo, la locura, los divorcios, la inmigración, la pobreza, la falta de viviendas, la
urbanización, la industrialización y una serie de problemáticas sociales, todas ellas vinculadas
de manera consustancial a la ciudad de Chicago y la problematización de su dinamismo,
crecimiento y fluidez (BURGESS, 2009: 134; SOZZO, 2008: 109-110). La ciudad, sobre la que
recabaron una inmensa cantidad de información, era propiamente el escenario de las grandes
transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales que ocurrían en EE.UU desde
fines del siglo XIX. En efecto, como describe Keith HAYWARD,esa ciudad que en el año 1860
tenía sólo 20 mil habitantes: “En poco más de un siglo, y gracias a la ventajosa posición
geográfica en la que se encuentra, Chicago pasó de ser una oscura localidad comercial de
frontera a convertirse en una de las ciudades más importantes del mundo, con una población
que, en 1930, superaba los 3 millones de habitantes” (2011: 220).Y la ciudad de Chicago no
solo presenta la característica del crecimiento acelerado de su población, sino también
la heterogeneidad de la misma: “Además de ser un imán para inmigrantes afroamericanos
que buscaban escapar de la pobreza y la represión del Sur rural, fue también el destino
preferido de una enorme cantidad de inmigrantes europeos (HAYWARD, 2011: 220).
Todo se encuentra en un estado de agitación, todo parece estar cambiando (…) Los hábitos
se pueden formar solamente en un ambiente relativamente estable, aún si esa estabilidad
consiste simplemente en una forma de cambio relativamente constante. Cualquier forma de
cambio que provoque alteraciones sensibles en la vida social tiende a romper los hábitos; y
con la ruptura de las costumbres sobre las que se apoya la organización social
existente, ella destruye la organización social misma (2008: 120, subrayado propio).
Estos postulados de la Escuela de Chicagosobre la desorganización social y el
debilitamiento del control social presuponen unavisión monista de la sociedad, donde
seestableceun único patrón normativo que nos va a permitirdiferenciar entre aquello que
está bien y aquello que está mal. Por ende, al extender su validez hacia toda la sociedad,la
Escuela de Chicago ubica en el orden de lo patológico a los territorios que no se adecuan a lo
prescripto como lo correcto. Ya no se tratadel individuo patológico del positivismo
criminológico, pero sí encontramos la idea de la “comunidad o el hábitat
patológico” (SOZZO, 2008: 112-113).Y estos sociólogos van aintentar intervenir para reforzar
y ordenar ese control social que no puede reproducir el orden social esperable, que se
sostiene evidentemente sobre los propios valores de los investigadores y no de los sujetos
investigados.Les interesa conocer las prácticas y los valores de los territorios de la
desorganización social para poder comprenderlos y de esta forma lograr que los modifiquen y
se ajusten al “código normativo convencional”: pretenden intervenir en la sociedad
organizando los territorios o barrios que estudian, bajo su propio código (de clase y
nacionalidad) moral y normativo.
El postulado sobre el que se basa esta teoría, independientemente del nombre, es que el
delito está enraizado en la organización social y es una expresión de esa organización social.
Un grupo puede estar organizado a favor del comportamiento delictivo o bien organizado en
contra de ese comportamiento. La mayoría de las comunidades están organizadas en favor de
conductas delictivas como anti-delictivas, y en este sentido la tasa de delitoses una
expresión de la organización grupal diferencial (SUTHERLAND, 2011a: 122, subrayado
propio).
Este postulado teórico general es contrastado empíricamente
por SUTHERLAND cuando lleva a cabo la investigación sobre los ladrones profesionales. En
efecto, nuestro autor va a despatologizar las comunidades que presentan elevados niveles
de delitos y va a demostrar que en esos territorios también hay organización, aunque sea
de otro tipo y no se ajuste a los códigos normativos y morales hegemónicos (en lo que
consideramos un a fuerte crítico no sólo de clase sino incluso metodológica hacia sus
compañeros sociólogos). Para SUTHERLAND(1991: 33 y ss.) el delito se aprende mediante
un proceso, no es algo natural; y por ende,el delincuente que pretende ser tal debe
participar de un aprendizaje exitoso, que implica mucho más que la sola voluntad de
serlo: hay técnicas específicas de acuerdo al tipo de delito, códigos morales, conocimiento de
las leyes específicas y de las relaciones necesarias para garantizar la impunidad, prácticas
sobre el territorio, un determinado lenguaje (argot), ciertos modales y relaciones, y tampoco
debe faltar la capacidad del sujeto para definir e interpretar las situaciones que se presentan;
es decir, se debe participar de un cierto orden,superar una serie de pruebas y participar de
una cierta organización en torno a la constitución del mundo de los delincuentes para llegar a
convertirse en uno de ellos, donde por supuesto que no puede faltar el reconocimiento de los
pares (por ello mismo es que SUTHERLAND nos aclara que no basta con robar para
convertirse en un ladrón).
Vemos entonces que para el autor se necesita un doble mecanismo dentro del proceso
de aprendizaje de la asociación diferencial: definiciones proclives a cometer delitos por un
lado, y aislamiento de aquellas que prescriben desfavorablemente la comisión de un delito,
por otro. SUTHERLAND nos explica que la teoría de la “asociación diferencial” es una
explicación hipotéticadesde el punto de vista del proceso por el cual una persona es iniciada
en la actividad delictiva (nivel individual); mientras que la “desorganización social” también
es una explicación hipotética, pero desde el punto de vista de la sociedad. Y nos aclara que
ambas son compatibles entre sí y que una es la contrapartida de la otra, invitándonos así a
pensarlas de manera conjunta (2009: 368).Es importante destacar que para SUTHERLAND la
clave del proceso de “asociación diferencial” no radica en que un sujeto se junte o se agrupe
con aquellos que representan el mundo del delito, sino que el acento está puesto en la
asociación con una serie de comunicaciones favorables a la comisión de delitos, al
mismo tiempo que se produce un aislamiento de aquellas comunicaciones contrarias o
desfavorables a la comisión delictiva.
Su libro más importante es "Criminología Crítica y Crítica del Derecho Penal" publicado en
1982. Con este, Baratta opera una base real de la criminología crítica, en la cual observa: para
la nueva criminología o criminología crítica, debe revertirse radicalmente el sentido de la
desviación o el mejor comportamiento social negativo. Tal es la conducta que se opone a las
necesidades humanas básicas, la necesidad de la vida, a una existencia digna, a un trabajo
no es humillante. Por tanto, la verdadera negatividad es la opresión social de los débiles por
los fuertes, la conducta de las minorías privilegiadas y prepotencia sobre de los dominados.
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Teorías feministas[editar]
El feminismo en criminología viene a indicar que la criminología convencional es sin
dudas sesgada hacia el género masculino. Las feministas argumentan que las perspectivas
anteriores omiten la dimensión femenina en la teoría y la experiencia del mundo en el que
viven las mujeres. Ejemplo de ello son los estudios sobre culturas carcelarias: al analizar los
efectos de la reclusión en prisiones de hombres y mujeres, se encuentran grandes diferencias
entre ambos.13 La criminología, en particular, representa una perspectiva centrada en el rol de
los hombres y la forma en la que perpetran crímenes contra otros hombres. Además, se tiende
a generalizar el comportamiento de las mujeres, sea como delincuentes o víctimas, en
relación a lo que es hecho por los hombres, fuera de cualquier evidencia empírica. 14 Otro
aspecto de los feministas es el modo en que las mujeres acceden a la profesión de
criminólogas. En este sentido, se ha adoptado el término malestream, para indicar el estilo
asumido por la mayoría de los criminólogos e investigadores, por la que las mujeres se han
adaptado a la forma de trabajar de sus colegas masculinos. 15
Basado en las obras de Marx, Hartsock sugiere que el punto de vista femenino en el mundo
es más neutro que el de los hombres. 16 De acuerdo con Marx, aquellos con menos poder
tienen una visión más clara del mundo como subordinados de clase, ven la riqueza de las
clases dominantes, mientras éstas son esencialmente indiferentes a las condiciones de los
menos afortunados. Desde su posición de subordinación, las mujeres son más capaces de
revelar la realidad empírica en comparación con los hombres. Por lo tanto, hay dos conceptos
clave en la escuela feminista: la criminología puede ser interpretada desde una perspectiva
neutral en relación al género, o bien a partir de una reivindicación positiva por la adopción del
punto de vista femenino.16
Feminismo liberal y radical[editar]
Artículos principales: Feminismo liberal y Feminismo radical.
Más allá de las dos últimas distinciones, la crítica feminista puede ser dividida en dos grupos:
liberal y radical. Los liberales prevén el fin de la discriminación de las mujeres a través de la
participación en las estructuras existentes que conforman el sistema político y el derecho
penal, en lugar de anular el sistema social y el poder patriarcal. 17 Por lo tanto, los partidarios
de este grupo son menos propensos a un cambio estructural.
Las feministas radicales, resaltan la necesidad de transformar el sistema y sus estructuras de
poder. El feminismo de este grupo ve las raíces de la opresión en el patriarcado, tanto en
las esferas pública y privada, que domina el mundo de las mujeres a través del control de la
sexualidad, tales como, por ejemplo, a través de la pornografía, violación y otras formas
de violencia sexual, la imposición de definiciones machistas, el papel de la mujer, en particular
para la vida familiar.18 Las feministas radicales, sin embargo, creen que las estructuras
patriarcales surgen a partir de las desigualdades de clase, relativas a los medios de
producción. El excedente, en particular, requiere que el hombre se aproveche de un trabajo
subordinado, la mujer, proporcionando prestaciones secundarias no remuneradas como, por
ejemplo, ordenar la casa, hacer las compras, cuidar de los hijos, etcétera. 19 Otros autores
coinciden en que una sociedad patriarcal obliga a las mujeres a asumir un papel subordinado,
pero, a diferencia de los radicales, el patriarcado no es el resultado de la agresión masculina,
sino que depende de la producción de capital (Eisenstein, 1979, Hartmann, 1979 Y 1981,
Messerschmidt 1986, Currie 1989). Las feministas radicales creen que el problema de la
represión solo puede ser resuelto con una revolución que es la creación ex novo de una
sociedad sin clases, sin jerarquías y sin desigualdades.
Muchas críticas han sido realizadas hacia los criminólogos feministas. Algunos creen que el
pensamiento feminista es irrelevante para la criminología (Gelsthorpe 1997), Bottomley &
Pease (1986), o Walker (1987), otros creen que la disciplina se confunde con la sociología
etnográfica (Rice 1990, Mama 1989, Ahluwalia 1991). Una contribución importante ha sido
propuesta en 1992 por Pat Carlen, según la cual hay una incapacidad del feminismo
criminológico para conciliar la teoría con la realidad política, convirtiendo peligrosamente hacia
perspectivas auto-referenciales. El autor considera que la defensa social y las políticas de
prevención solo pueden ser realizadas a través de las intervenciones de la "ingeniería social".
El autor cree que este liberalismo refleja en la convicción de que las políticas de reducción de
la delincuencia pueden ser logradas sin la necesidad de recurrir a alguna forma de "ingeniería
social".
Más allá de la crítica a la rama libertaria del feminismo, Carlen sugiere que se necesitan las
reivindicaciones feministas para permitir a las mujeres hablar de sí mismas, lo que revela una
tendencia separatista, alegando que lo que las feministas exigen es simplemente la
oportunidad de hacer investigación en las ciencias sociales, derecho que debería ser
extendido a todas las clases de seres humanos. Este separatismo, admite Carlen, muestra en
sí mismo un rechazo a aceptar la evolución de las corrientes principales de la criminología,
definiéndolas como malestream (centradas en los hombres) o en otros términos peyorativos.
Quizás la prueba más importante de la crítica del feminismo y de ciertas franjas de feminismo
radical en particular, es que en algunos aspectos de la sociedad occidental, se ha convertido
en el grupo de interés dominante, que puede permitirse criminalizar a la masculinidad
(Nathanson & Young, 2001).
Teorías posmodernas[editar]
La escuela posmodernista en criminología se centra en el estudio del crimen y los criminales,
entendiendo la "criminalidad" como un producto del poder para limitar el comportamiento de
aquellos que son excluidos pero que buscan superar la desigualdad social y comportarse de
una manera que la estructura de poder prohíbe. Se centra en la identidad del sujeto humano,
el multiculturalismo y las relaciones humanas, empleando el concepto de "diferencia" y
"alteridad", el esencialismo como reduccionismo (Carrington: 1998). El posmodernismo
cambia el foco de preocupación marxista por la opresión económica y social a la producción
lingüística, argumentando que el derecho penal es un lenguaje para crear relaciones de
dominación. Por ejemplo, el lenguaje de los tribunales (la llamada "jerga legal") expresa y
institucionaliza el dominio del individuo, ya sea el acusado o el acusador, criminal o víctima,
por las instituciones sociales. De acuerdo a la criminología posmoderna, el discurso del
derecho penal es dominante, excluyente y marginalizador, menos diverso y culturalmente no
pluralista, exagerando las reglas definidas y la exclusión de los otros.
Critica al Sistema Penitenciario.
La nueva escuela criminológica reflexiona sobre el sistema penitenciario concluyendo que
esté no reeduca y tampoco prepara al sujeto para su reinserción, ya que entienden que las
cárceles solo fomentan la individualidad y despoja al encarcelado de su significado exterior de
su autonomía.
Además las cárceles se conducen bajo su propia subcultura, asumiendo las actitudes, los
modelos de comportamiento y sus valores propios, determinado asa una educación criminal y
una educación como detenido.
La manera en que se eregulan las relaciones de poder y los valores negativos construidos en
la ilegalidad convergen resultando en hábitos mentales inspirados en el cinismo, en el culto y
el fanatismo a la violencia ilegal, esbozando así un modelo antagónico de la legalidad de la
vida en comunidad.