Enero 2021 Revista Dialogo Con La Jurisprudencia
Enero 2021 Revista Dialogo Con La Jurisprudencia
Enero 2021 Revista Dialogo Con La Jurisprudencia
PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA
Mecanismo de saneamiento de la propiedad
En el Pleno Jurisdiccional Nacional Civil y Procesal Civil virtual realizado
el 24 y el 25 de noviembre de 2020, los jueces superiores determinaron que
es jurídicamente viable que quien adquirió un bien inmueble por título
privado, como la compraventa, pueda declararse propietario por
prescripción adquisitiva, pues esta institución, aparte de ser un modo de
adquirir la propiedad, es a su vez una forma de consolidar esta. Este
acuerdo plenario es analizado por diversos especialistas en Derecho
Inmobiliario, algunos de los cuales discrepan del reciente criterio
jurisprudencial.
MINISTERIO PÚBLICO
Actuaciones pueden afectar la libertad individual
El Tribunal Constitucional consideró que las actuaciones del Ministerio
Público sí pueden afectar la libertad individual, amenazándola o violándola
en términos fácticos. En el caso seguido al expresidente Morales Bermúdez,
la investigación fiscal indudablemente lo hace, pues persigue la privación
de la libertad del beneficiario, sustentándose en una calificación arbitraria
de los hechos a los que se refiere. El Ministerio Público califica de delito de
lesa humanidad los hechos que le atribuye al demandante. Sin embargo, no
indica cuál es la base normativa para efectuar semejante calificación.
Ó
PRESCRIPCIÓN DE INMUEBLES DEL ESTADO
Procedencia
La Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema estableció en un caso sobre
prescripción adquisitiva que la Ley N° 29618 –ley que establece la
presunción de que el Estado es poseedor de los inmuebles de su propiedad y
declara imprescriptibles los bienes inmuebles de dominio privado estatal–
entró en vigor el 24 de noviembre de 2010, y como la parte demandante
habría adquirido el inmueble sub materia por prescripción en 1996 (plazo
contado desde 1986, que es el referente próximo acreditado para el inicio de
su posesión), entonces, dicha ley no le alcanza, más aún si tenemos en
cuenta que la prescripción adquisitiva de dominio es meramente declarativa.
DESPIDO NULO
No renovación de CAS a trabajadora en periodo de lactancia
El Tribunal Constitucional determinó que quedó acreditado que a la
recurrente no se le renovó el contrato CAS cuando se encontraba ejerciendo
su permiso de lactancia, y sin que la entidad empleadora justifique si la falta
de renovación se debió a razones ajenas al ejercicio de su maternidad. De
esta manera, el Tribunal consideró que debe presumirse que el despido de la
demandante fue uno de tipo nulo, que tuvo como causa las consecuencias
biológicas del embarazo.
ESPECIAL DEL MES
LA PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA COMO MECANISMO
DE SANEAMIENTO DE LA PROPIEDAD
RESUMEN INTRODUCTORIO
Prescripción ¿Es válido El Pleno acordó por mayoría: “Sí es válido, pues la
adquisitiva jurídicamente prescripción adquisitiva de dominio, en este caso,
de dominio que quien tendría la función de consolidar o asegurar el
adquirió un bien derecho del propietario usucapiente como para
inmueble por acceder a la inscripción registral. Lo que conlleva
título privado afirmar: por un lado, a que no hay prohibición de
(incluso del acumulación de títulos de dominio y, por otro lado,
titular registral), la prescripción garantiza un nuevo título que
como la consolide y asegure la situación del usucapiente.
compraventa, En razón, que la usucapión aparte de ser un modo
pretenda también de adquirir la propiedad, es también un modo de
la declaración de consolidar la propiedad”.
propiedad
mediante la
prescripción
adquisitiva?
¿PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA POR EL COMPRADOR?
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
Hace algunos años, a propósito de un pleno jurisdiccional civil distrital
realizado en Trujillo, escribí un artículo titulado “Compraventa y
prescripción: ¿compatibles?” (Diálogo con la Jurisprudencia Nº 158.
Gaceta Jurídica, Lima, noviembre, 2011). En dicho artículo, opiné que no
era posible que una persona que había adquirido un bien por compraventa
recurra luego a la prescripción adquisitiva de dominio para que un juez lo
declare dueño de su bien.
La Corte Suprema fue por un tiempo del mismo parecer. Sostenía que era
improcedente la pretensión prescriptoria planteada por un propietario
porque resultaba jurídicamente imposible declarar la propiedad por
prescripción, cuando previamente se había adquirido el bien por
compraventa. Sin embargo, la posición de la Corte Suprema ha cambiado.
En varias sentencias ha declarado que el propietario que compró un bien sí
puede adquirirlo por prescripción adquisitiva, porque la prescripción es una
forma de consolidar y sanear el derecho de propiedad.
Los pronuciamientos judiciales contradictorios han dado lugar al reciente
Pleno Jurisdiccional Civil y Procesal Civil 2020, realizado el 25 de
noviembre de 2020. En el Pleno se formuló la siguiente pregunta: ¿es válido
jurídicamente que quien adquirió un bien inmueble por título privado
(incluso del titular registral) como compraventa pretenda también la
declaración de propiedad mediante la prescripción adquisitiva? El Pleno, en
mayoría, respondió la pregunta acordando que: “Sí es válido, pues la
prescripción adquisitiva de dominio, en este caso, tendría la función de
consolidar o asegurar el derecho del propietario usucapiente como para
acceder a la inscripción registral. Lo que conlleva afirmar: por un lado, a
que no hay prohibición de acumulación de títulos de dominio y, por otro
lado, la prescripción garantiza un nuevo título que consolide y asegure la
situación del usucapiente. En razón, que la usucapión aparte de ser un modo
de adquirir la propiedad es también un modo de consolidar la propiedad”.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Debido a las dificultades para sanear registralmente el derecho de
propiedad, en Perú se viene utilizando la prescripción adquisitiva de
dominio para tal efecto, a pesar de que esa no es la función prevista
legislativamente para la prescripción. Se trata de un camino forzado –y
dudoso– para sanear registralmente la propiedad predial.
No tengo duda de que la prescripción debería ser un mecanismo idóneo para
sanear registralmente la propiedad, pero así no está prevista en Perú. Para
que se utilice como mecanismo de saneamiento registral, tiene que haber
regulación al respecto. Pero lo que no se puede hacer, por más buenas
intenciones que existan, es desnaturalizar el proceso de prescripción
adquisitiva de dominio.
El sistema legal peruano prevé mecanismos específicos para sanear
registralmente el derecho de propiedad. La dificultad en cumplir con esos
mecanismos no justifica que los jueces amparen el uso de la prescripción
para sanear registralmente la propiedad. Si los mecanismos existentes son
difíciles de cumplir, se impone una modificación legislativa para que la
prescripción pueda ser utilizada también para sanear registralmente la
propiedad predial. Mientras ello no ocurra, la utilización de la prescripción
adquisitiva para sanear registralmente la propiedad constituye un camino
forzado –y dudoso– del saneamiento registral inmobiliario.
RESUMEN
CONCLUSIONES
- Podemos verificar que ambos docentes coinciden (palabras más,
palabras menos) en el hecho de que solicitar judicialmente la propiedad
por prescripción (adjuntando a la demanda un título que acredite dicho
derecho) debe ser amparado, pese a su formal contradicción.
- Ambos reconocen, además, que la fuerza subsanable de la prescripción
supera la contradicción de pretender ser declarado propietario por
usucapión, pese ya ser titular con base en el título que adjunta en su
demanda (compraventa, donación, por ejemplo).
- Sin embargo, ambos profesores –Mejorada más que Arata– se muestran
cautos en el empleo de la prescripción, la cual debe ser entendida como
medio de prueba de carácter extraordinario de la propiedad a través de la
posesión.
- Por mi parte, considero que esa contradicción es más aparente que real,
pues no podemos asumir sin más que el prescribiente ya es propietario
por el hecho de adjuntar un título, toda vez que este deberá ser
corroborado judicialmente.
- Además, la consecuencia de rechazar estas demandas y declararlas
improcedentes de plano generan transgresiones a principios y derechos
constitucionales y procesales, conforme lo detallé oportunamente; entre
ellos, la violación al derecho de la propiedad, al debido proceso, a la
tutela jurisdiccional efectiva, a la fundamentación y la motivación de las
resoluciones judiciales y demás.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Gaceta Jurídica.
• AA. VV. (2013). Código Civil Digital: compendio de normas civiles y
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En: AA. VV. Código Civil comentado. Tomo V. Lima: Gaceta Jurídica.
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Nacional Civil y Procesal Civil (25.11.2020) [video]. YouTube.
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• Canal Justicia TV. (18 de diciembre 2020b). Pleno Jurisdiccional
Nacional Civil y Procesal Civil (25.11.2020) [video]. YouTube.
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• Ledesma Narváez, M. (2008). Comentarios al Código Procesal Civil.
Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica.
• Ledesma Narváez, M. (2008). Comentarios al Código Procesal Civil.
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Jurídica.
• Poder Judicial. (2011). Pleno Jurisdiccional Distrital Civil 2011.
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Universidad Externado de Colombia.
• La Ley. (1 de diciembre de 2020). “Estas son las cuatro conclusiones del
Pleno Jurisdiccional Nacional Civil y Procesal Civil 2020”. En: La Ley.
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RESUMEN
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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• Gonzales Barrón, G. H. (2010). La usucapión. Fundamentos de la
prescripción adquisitiva de dominio (vol. 2). Lima: Jurista Editores.
• Menendez Hernández, J. (2007). “La prescripción y la seguridad
jurídica”. En: Revista Crítica de Derecho Inmobiliario N° 702,
LXXXIII, julio-agosto, 1603-1643.
* Abogado por la Universidad de Trujillo.
1 Por ejemplo, el artículo 950 del Código Civil señala que: “(…) La sentencia que accede a
la petición es título para la inscripción de la propiedad en el registro respectivo y para
cancelar el asiento en favor del antiguo dueño”, es decir, la prescripción adquisitiva
(adquisición originaria) está por encima de las transferencias sucesivas dadas por la
seguridad que otorga el registro (adquisición derivada). En el Derecho Comparado
sucede lo mismo, el Código Civil y Comercial de Argentina, en su artículo 2258,
norma que: “Prueba en la reivindicación de muebles no registrables. En la
reivindicación de cosas muebles no registrables: a) si las partes derivan sus derechos de
un antecesor común, prevalece el derecho de la que primero adquiere el derecho real;
b) si las partes derivan sus derechos de distintos antecesores, prevalece el derecho que
se derive del antecesor más antiguo. Sin embargo, siempre prevalece el derecho que
se remonta a una adquisición originaria, aunque sea más reciente” (resaltado
nuestro); es decir, se aplican primero las reglas de antigüedad de título propias de las
adquisiciones derivadas, sin embargo, nunca es título suficiente para una adquisición
originaria, la cual prevalece sobre aquella.
2 El artículo 660 del Código Civil menciona que: “Desde el momento de la muerte de una
persona, los bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se transmiten a
sus sucesores”. Propia de adquisiciones derivadas, ya que el título que adquiere el
heredero o legatario debe ser igual o menor al que tenía el causante.
3 El cual ya tuve la honorable oportunidad de referirme con mayor detalle en Diálogo con
la Jurisprudencia N° 258, marzo 2020, Gaceta Jurídica, p. 77, con el tema:
“Usucapión: posesión de menores de edad y suma de plazos posesorios”.
4 Mediante STS 1264/2001, del 28 de diciembre de 2001, el Tribunal Supremo de España
resolvió un caso de acción declarativa de dominio (conocido en nuestro medio como
acción de mejor derecho de propiedad) interpuesto por los herederos de quien en vida
fue don Lucio, contra los herederos de los esposos don David y doña Rosa,
fundamentado la demanda su calidad de heredera inscrita en el asiento registral-
inscripción tercero de la finca N° 000, al folio N° 001, tomo N° 002, libro N° 003 del
Registro de la Propiedad N° 1 de San Cristóbal de la Laguna, a su vez doña Juana
(heredera de don David y doña Rosa), contesta la demanda afirmando que poseen el
bien desde el año 1949 en virtud de contrato de arrendamiento suscrito con el entonces
dueño de la casa don Lucio, formulándose contrato de compraventa (documento
privado) con fecha 26 de enero de 1951 en el que su viuda doña Cecilia vende la
vivienda a don David, firmando en nombre de la vendedora que no sabe firmar, don
Armando, junto con dos testigos, lo cual implica el consentimiento de la vendedora,
siendo esta en el momento de la venta titular del pleno dominio de la
vivienda. Formulando, a su vez, reconvención en la cual suplicaba se dicte sentencia
desestimando la demanda declarando la validez y la plena eficacia del contrato de
compraventa de fecha 26 de enero de 1951 y, consecuentemente, la nulidad de la
partición de la herencia de don Lucio, declarándose que la propiedad de la vivienda en
cuestión corresponde a los herederos de don David y su esposa doña Rosa, o bien que
la propiedad del referido inmueble ha sido adquirida por usucapión o prescripción
adquisitiva por los herederos de don David y doña Rosa, declarándose la nulidad del
asiento registral. La primera instancia dictó sentencia en fecha 21 de setiembre de
1993, cuyo fallo estimó la demanda formulada por la representación procesal de doña
Elisa contra los herederos de don David y doña Rosa, en la persona de doña Juana, y
desestimando la reconvención formulada por esta contra la señora Elisa, debo declarar
y declaro como legítima y única propietaria del inmueble descrito en el hecho primero
de esta resolución a doña Elisa, declarando, también, la nulidad del contrato de fecha
26 de enero de 1951. Apelada la sentencia, la segunda instancia falló estimar el recurso
de apelación interpuesto y revocar la sentencia apelada. Desestimar la demanda
principal y estimar la reconvención declarando que los herederos de don David y doña
Rosa son propietarios de la finca urbana descrita en el hecho primero de la demanda,
ordenando la cancelación del asiento registral. El Tribunal Supremo, mediante
casación, declara no haber lugar al recurso de casación interpuesto por doña Elisa
contra la sentencia dictada por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Santa
Cruz de Tenerife, debido a los hechos probados se pone de manifiesto que el
comprador estaba en la creencia de tener doña Cecilia el dominio de la finca y que
podía transmitirlo, lo que resulta avalado por las cartas que al comprador dirigió el
procurador señor González Alonso (documentos 3 y 4 de la contestación a la demanda)
y la intervención que este tuvo en la formalización del contrato; y también porque una
cosa es la falta de eficacia de los repetidos contratos en cuanto a la finalidad que
persiguen, y otra que no sirvan de títulos que legitimen una prescripción adquisitiva.
Podemos notar que, incluso, quien teniendo el título de propietario mediante contrato
traslativo de propiedad de su causante y después por herencia (ambos modos derivados)
puede consolidar su derecho mediante la prescripción adquisitiva de dominio (modo
originario) su titularidad del bien, por tanto, la usucapión no es solo un mero medio de
prueba de adquisición de la propiedad, sino un modo de adquisición, que perfectamente
lo pueden hacer los propietarios, a pesar de que cuenten con titulación derivada.
5 Casaciones N°s 2432-2000-Lima, 672-2001-Lima y 1610-2017-Lima.
LA USUCAPIÓN COMO MODO NO SOLO DE
ADQUIRIR, SINO TAMBIÉN DE CONSOLIDAR –O
“ASEGURAR”– LA PROPIEDAD
RESUMEN
Á
I. PROBLEMÁTICA
¿Es válido jurídicamente que quien adquirió un bien inmueble por título
privado (incluso del titular registral) como la compraventa pretenda también
la declaración de propiedad mediante la prescripción adquisitiva? Esta
interrogante ha sido planteada y respondida en sentido positivo como cuarto
tema del Pleno Jurisdiccional Virtual Nacional Civil y Procesal Civil
realizado los días 24 y 25 de noviembre de 2020, organizado por el Consejo
Ejecutivo del Poder Judicial. En dicho cónclave se ha concluido, aprobando
por mayoría la segunda ponencia.
La referida postura vencedora (segunda ponencia), por ochenta y dos votos
a favor, contra treinta y cinco que se inclinaron por la primera ponencia, se
ha sostenido en que: “Sí es válido, pues la prescripción adquisitiva de
dominio, en este caso, tendría la función de consolidar o asegurar el derecho
del propietario usucapiente como para acceder a la inscripción registral. Lo
que conlleva afirmar: por un lado, a que no hay prohibición de acumulación
de títulos de dominio y, por otro lado, la prescripción garantiza un nuevo
título que consolide y asegure la situación del usucapiente. En razón, que la
usucapión aparte de ser un modo de adquirir la propiedad, es también un
modo de consolidar la propiedad”.
En tanto que la ponencia no vencedora (primera ponencia), se sostenía en
que: “No es válido, pues la prescripción adquisitiva de dominio es un modo
de adquirir el derecho de propiedad, es decir opera en favor de quien no es
propietario. En tal sentido, es imposible que un propietario pueda, otra vez,
‘adquirir’ la propiedad, aparte de resultar jurídicamente imposible que se
tenga dos títulos de dominio sobre el mismo bien inmueble”.
Ilustrando académica y pragmáticamente el marco previo a la votación que
emitieron los ciento diecisiete jueces superiores de la república que
intervinieron en este cuarto tema abordado en el Pleno Jurisdiccional
Virtual Nacional Civil y Procesal Civil, participaron como especialistas
invitados los juristas Martín Mejorada Chauca y Moisés Arata Solís –cuyas
ideas principales se evocan infra–, quienes, si bien dieron a entender que
podrían estar de acuerdo con el planteamiento de que la prescripción
adquisitiva de dominio podría ser utilizada incluso por el ya propietario,
pese a que originariamente dicha categoría jurídica estaba concebida en
exclusividad para el no propietario, tal extensión en su aplicación habría de
obedecer, en desmedro del uso de lo que se conoce como título supletorio –
inciso 1 del artículo 504 del Código Procesal Civil–, a la imposibilidad
concreta, o excesiva engorrosidad o dificultad extrema, de obtener la
regularización de la titularidad registral por parte de quien ha adquirido el
derecho de propiedad sobre un bien inmueble, así como a la necesidad, no
solo para el interesado, sino también para la misma sociedad, de definir o
concretizar la titularidad registral en favor de quien realmente corresponda.
VI. EN CONCLUSIÓN
¿Es válido jurídicamente que quien adquirió un bien inmueble por título
privado (incluso del titular registral) como la compraventa pretenda también
la declaración de propiedad mediante la prescripción adquisitiva? La
respuesta, para la forma como está planteada la pregunta, sí admite
asequibilidad con lo planteado como segunda ponencia, esto es: “Sí es
válido, pues la prescripción adquisitiva de dominio, en este caso, tendría la
función de consolidar o asegurar el derecho del propietario usucapiente
como para acceder a la inscripción registral. Lo que conlleva afirmar: por
un lado, a que no hay prohibición de acumulación de títulos de dominio y,
por otro lado, la prescripción garantiza un nuevo título que consolide y
asegure la situación del usucapiente. En razón, que la usucapión aparte de
ser un modo de adquirir la propiedad, es también un modo de consolidar la
propiedad”; pero de ningún modo debe ser considerada como una única
respuesta, ni como una respuesta absoluta, sino que caben muchas
relatividades.
Una parte del sustento de la aludida segunda ponencia es “que no hay
prohibición de acumulación de títulos de dominio”, lo cual –de seguro con
invocación tácita del precepto de Derecho Privado de que “lo que no está
prohibido está permitido”–, nominalmente resulta siendo verdadero y
válido, pero no necesariamente lo mismo desde el punto de vista
teleológico, ya que no debería perderse de vista que en el artículo II del
Título Preliminar del Código Civil se consagra el desamparo al ejercicio y a
la omisión abusivos de un derecho. Entonces, si la idea es propiciar o
facilitar que el sujeto a quien le asiste el derecho de propiedad por haberlo
así adquirido instrumentalmente, pero que no puede culminar la
solidificación registral de dicho derecho por defectos o complejidades de
dicha instrumentalidad, pueda consolidar dicho derecho de propiedad a
través de la vía de la usucapión, dicha idea deviene en legítima, lícita, legal
y constitucional, pero siempre que se verifique que no hay abuso del
derecho, o –peor– antijuridicidad; sin embargo, esa idea no debería valerse
solo del aludido precepto de descarte, porque cuando este se utiliza
individualizada o excluyentemente provoca la percepción de un tufillo de
abuso que, a su vez, podría dificultar la percepción o verificación de una
verdadera intención de abuso del derecho por parte de quien invoca la
prescripción adquisitiva de dominio, no obstante haber previamente ya
adquirido el derecho de propiedad por un título distinto y preexistente.
La otra parte del sustento de la aludida segunda ponencia es que “la
prescripción garantiza un nuevo título que consolide y asegure la situación
del usucapiente”; alegación que, si bien podría asumirse como más objetiva
que la referida en el párrafo precedente, también implica el deber de tenerse
cuidado en que no sea utilizada individualizada o excluyentemente,
insistiéndose en que si la idea es propiciar o facilitar que el sujeto a quien le
asistiría el derecho de propiedad por haberlo así adquirido
instrumentalmente, pero que no puede culminar la solidificación registral de
dicho derecho por defectos o complejidades de dicha instrumentalidad,
pueda consolidar dicho derecho de propiedad a través de la vía de la
usucapión, tal idea devendría en legítima, lícita, legal y constitucional, pero
siempre que se verifique que no hay ni abuso del derecho ni muchos menos
antijuridicidad –o, por decir lo menos, mala fe–. Sin embargo, utilizar el
vocablo ‘asegurar’, además del de ‘consolidar’, para mostrar a la usucapión
como una figura jurídicamente viable y aceptable, resulta siendo poco
menos que relativo y hasta inadecuado. Relativo porque la realidad nacional
marca –y ha demarcado desde hace mucho tiempo– que ni siquiera la
titularidad registral asegura por completo la inviolabilidad del derecho de
propiedad, sin perjuicio de la tantas veces invocada “seguridad jurídica”,
que ha llegado –incluso– al estatus de utopía –en ciertas épocas más que
ahora, y en cierta magnitud más que ahora, pero aún ahora–. Inadecuado
porque la interpretación del término en mención podría desmedirse y
propiciar una falta percepción de seguridad; tanto por el lado de un eventual
abuso del derecho –en el mismo contexto de lo ya señalado para esto en el
párrafo precedente–, como por el lado de la antijuridicidad y el
aprovechamiento de parte de alguien a quien no le corresponde el derecho
de propiedad, pero que aprovecha las circunstancias de la usucapión y el
eventual descuido, o desconocimiento, del verdadero propietario,
deviniendo incluso en irreparabilidad en contra de este.
No piérdase de vista que el ordenamiento jurídico nacional no exige como
requisito para establecer la posesión el animus domini ni el animus rem sibi
habendi, esto es, la intención de tener una cosa como si fuera suya o como
queriendo hacerla suya por parte de quien ejerce el dominio físico directo
sobre ella, o sea, la voluntad de señorío pleno sobre la cosa, que es lo que
caracteriza a la teoría subjetiva de la posesión. En la antagónica teoría
objetiva se prefiere evitar dificultades subjetivas como la verificación del
animus domini, en tanto este resulta siendo un elemento psicológico de
difícil determinación externa. Es por ello que queda claro que la posesión
resulta siendo un hecho jurídico que para su configuración requiere de la
realización de actos materiales de uso y disfrute sobre un bien, lo que
configura el ius possessionis. En tal sentido, a priori, el título del poseedor
es el hecho fáctico que lo legitima, o que le da apariencia de legitimidad,
sobre lo cual recae además la presunción iuris tantum de buena fe, la que –
inclusive–dura mientras las circunstancias permitan al poseedor creer que
posee legítimamente o, en todo caso, hasta que sea emplazado
judicialmente.
Finalmente, se remarca que la ya referida postura adoptada por mayoría,
respecto de la cual se podría estar de acuerdo con el planteamiento de que la
prescripción adquisitiva de dominio pueda –eventualmente– ser utilizada
incluso por el ya propietario, pese a que originariamente dicha categoría
jurídica estaba concebida en exclusividad para el no propietario, tal
extensión en su aplicación habría de obedecer, en desmedro del uso de lo
que se conoce como título supletorio, a la imposibilidad concreta, o
excesiva engorrosidad o dificultad extrema, de obtener la regularización de
la titularidad registral por parte de quien ha adquirido el derecho de
propiedad sobre un bien inmueble, así como a la necesidad, no solo para el
interesado, sino también para la misma sociedad, de definir o concretizar la
titularidad registral en favor de quien realmente corresponda, y de ninguna
manera en beneficio de alguien cuyo interés dominante sea el de
aprovecharse indebidamente de lo –aún– difuso de esta posición, o de
alguien cuyo título no tenga origen o sucesión jurídicamente correctos.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Civil y Procesal Civil. Organizado por el Consejo Ejecutivo del Poder
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Nacional Civil y Procesal Civil. Organizado por el Consejo Ejecutivo del
Poder Judicial, Lima.
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cautelar de incautación dispuesta en proceso penal. Diálogo con la
Jurisprudencia, (263), pp. 47-60.
Ó
INTRODUCCIÓN
De acuerdo al numeral 5 del artículo 2 de la Constitución Política, toda
persona tiene derecho a solicitar, sin expresión de causa, y a obtener dentro
del plazo legal y con el costo que suponga la información que requiera de
cualquier entidad pública. Este reconocimiento constitucional ha dado
origen a la promulgación de la Ley Nº 27806, Ley de Transparencia y
Acceso a la Información Pública, cuyo artículo 2 dispone que las entidades
obligadas a suministrar la información que elaboren o guarden son las que
están comprendidas en el artículo I del Título Preliminar de la Ley Nº
27444, Ley de Procedimiento Administrativo General1; todas ellas
pertenecientes al sector público o que ejerzan función administrativa o
presten servicios públicos, en virtud de concesión, delegación o
autorización del Estado.
Siendo ello así, cabe advertir que esta regulación no comprende a las
organizaciones políticas. Esta exclusión podría estar justificada en el hecho
de que estas asociaciones, al estar consideradas como personas jurídicas de
derecho privado, que surgen del reconocimiento de la libertad de
asociación, no están obligadas a suministrar de manera directa a la
ciudadanía la información con la que cuentan, entre ellas por ejemplo su
información financiera.
Desde esta perspectiva, nos parece insuficiente que solo se haya garantizado
el acceso a cierta información partidaria a través de los portales electrónicos
de los organismos electorales (Oficina Nacional de Procesos Electorales y
Jurado Nacional de Elecciones), pues estos medios no pueden ni deben
sustituir la participación directa de la ciudadanía en cuanto a la obtención de
la información de su interés para el ejercicio de sus derechos políticos. En
ese sentido, para nosotros, el simple hecho de que estas instituciones a partir
de una ideología se proyecten como una alternativa de gobierno es más que
suficiente para exigirles que permitan el acceso directo a la información con
la que cuentan, ya que de ello depende en gran medida que el elector forme
una opinión pública, libre e informada sobre ellas.
Bajo ese alcance, en las siguientes páginas desarrollamos algunas
consideraciones que justifican o sustentan nuestra propuesta, teniendo en
cuenta, para tal efecto, los pronunciamientos emitidos por el Tribunal
Constitucional en cuanto al ejercicio del aludido derecho, que si bien han
sido desarrollados a la luz de la obtención de la información que
administran los organismos públicos, también resultarían aplicables al caso
que planteamos. Posteriormente, damos a conocer aquella información que,
de acuerdo al criterio del legislador y la autoridad electoral, debe hacerse
pública, ya que ello garantizaría la transparencia en el funcionamiento de
las organizaciones políticas y en la administración de los recursos
económicos-financieros por parte del candidato.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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BASE LEGAL
Constitución Política: art. 103.
Código Procesal Constitucional: art. 1.
FALLO DE REFERENCIA
“Asumiendo un criterio que, como ha quedado expuesto en el f. j. 60 supra, este
Colegiado comparte, la Corte no considera que la regla de imprescriptibilidad de los
crímenes de lesa humanidad pueda regir solamente a partir de la rati cación de la
Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes
de lesa humanidad, hacia el futuro, sino que, siendo una norma de ius cogens, tales
crímenes son imprescriptibles, cualquiera sea la fecha en que se hayan cometido” (STC
N° 0024-2010-PI/TC, fundamento jurídico 68).
PALABRAS CLAVE
Hábeas corpus / Delito de lesa humanidad / Reserva de convenio internacional /
Imprescriptibilidad
RESUMEN
Para Galgano, cada derecho real consiste en una o más facultades que su
titular puede ejercitar sobre la cosa y que, juntas, componen el denominado
contenido del Derecho. La propiedad es, entre los derechos reales, el
derecho que consiente la más amplia esfera de facultades que un sujeto
pueda ejercitar sobre una cosa y una esfera de facultades potencialmente
ilimitadas (Galgano, 2002, p. 71).
Una clásica doctrina francesa explicaba sobre la propiedad que, siendo el
derecho en virtud del cual una cosa nos pertenece con exclusión de todos
los demás, es de esencia de este derecho que dos personas no pueden tener
cada una en su totalidad el dominio de propiedad de la misma cosa. Es
porque, teniendo yo el derecho de propiedad de una cosa, otro no puede, per
rerum naturam, llegar a ser propietario de la misma, en tanto que yo no deje
por completo de serlo; y él no puede adquirir la propiedad por ninguna
parte, sino cesando ya de ser propietario de aquella parte que él pueda
adquirir (Pothier, 1882, pp. 16-17).
La doctrina italiana actual refiere que el significado etimológico (y conexo
empleo convencional) del término ‘propiedad’ postula, por tanto, a la
distinción entre las cosas “propias” que son de un determinado propietario
(pero relacionado con la pertenencia exclusiva al sujeto titular del derecho),
y las comunes (se presenta el requisito de exclusividad de la relación como
capacidad de excluir a los otros sujetos de la facultad de uso y disfrute de
las cosas mismas) (Moccia, 2010, p. 48).
Entendida la noción de propiedad como la situación de pertenencia
(estrictamente) individual, el carácter de la privatización (es decir, de la
exclusión de los otros del bien objeto de pertenencia) coincide
evidentemente con la atribución (imputación) de la titularidad formal de la
situación misma en relación con un único sujeto (persona física). Al
respecto, se habla de “propiedad de los individuos” como privados, por
ello: “privada” en sentido subjetivo o, mejor en el mismo sentido
“individual” (Moccia, 2010, p. 49).
Ciertamente, el derecho subjetivo requiere de la existencia de una garantía
externa que, de uno u otro modo, asegure que la facultad en él contenida no
sea vana o ilusoria. Ahora bien, como quiera que esa garantía, por lo menos
si asume la forma de deber jurídico, es susceptible de ser violada por
quienes deben observarla, se hace necesario determinar la incidencia que
una situación como esta puede tener en la noción del instituto estudiado.
Dichas situaciones, sin embargo, no serían verdaderas garantías si es que,
ante su violación, el ordenamiento jurídico no reaccionara de alguna
manera; pues una situación de indiferencia determinaría la más absoluta
irrelevancia –jurídica– del deber, en tanto, que nada habría imperativo en
aquello que puede ser cumplido o incumplido, sin que exista la posibilidad
de que, mediante una sanción, se tienda a la imposición coactiva del
resultado que tiende a producir (Escobar Rozas, 2002, pp. 163-164).
En efecto, cuando la transgresión del deber lesiona el interés del titular del
derecho subjetivo sin hacerlo desaparecer, la función del mecanismo de
tutela consiste en eliminar el hecho que causa la referida lesión, para de esta
manera recomponer el estado anterior de cosas y permitir la total
satisfacción de dicho interés. Tal cosa ocurre, por ejemplo, cuando cierto
bien es sustraído. En este caso, el mecanismo de tutela previsto por el
ordenamiento jurídico concede a su propietario la posibilidad de recuperarlo
y de lograr de esta forma la desaparición de la anómala situación que,
momentáneamente, impide la realización efectiva de su interés (Escobar
Rozas, 2002, pp. 164-165). La reivindicación es el mecanismo de tutela de
la propiedad más completo, encarna la fundamental y más eficaz defensa de
la propiedad (De Ruggiero, 1929, p. 652).
3. Objeto cierto
El bien que se pretende recuperar mediante la reivindicación debe ser
plenamente identificado. En doctrina, se ha dicho que la reivindicación se
dirige a reclamar una cosa concreta y perfectamente identificada de quien la
tiene en su poder (Lacruz Berdejo, 2008, p. 300), ha de identificarse la cosa,
probando el demandante que la que ha demostrado le pertenece y reivindica
es la cual posee el demandado. El que haya de tratarse de cosas
determinadas es solo un presupuesto necesario para poder ser identificadas.
Mas la identificación consiste en hacer patente que la cosa determinada,
cuya propiedad ha demostrado el reivindicante que le pertenece, es
precisamente aquella que se reclama al demandado y que este posee
(Albaladejo, 2002, p. 340).
Hoy por hoy, el cumplimiento de este requisito en gran medida depende del
auxilio de los conocimientos de ingeniería apoyados en la tecnología del
sistema de posicionamiento global (GPS) con el uso de coordenadas UTM
que coadyuvan a la identificación georreferenciada de predios frente al
desfasado y las más de las veces inexistente catastro registral.
Hemos dejado sentado que, para determinar si quien demanda debe ser
calificado como reivindicante, es requisito sine qua non examinar y
verificar si es el propietario solo quien esté en la situación jurídica subjetiva
de propietario deberá obtener tutela reivindicativa, hay aquí una relación
antecedente-consecuente entre la determinación del derecho de propiedad
del reivindicante y la condena de restitución del bien que pesaría sobre el
poseedor (Sánchez Coronado, 2013, p. 81). De la determinación de la
titularidad dominical dependerá, consecuentemente, la posibilidad de
pretender viablemente la reivindicación.
Idóneamente, se entiende que, ante el conflicto de titularidades, la
reivindicación afianza su potencia restitutiva tendiente a que se declare la
certeza del derecho de propiedad del pretensor y a que el poseedor, aun
cuando disponga de un título (entiéndase negocio jurídico: típicamente una
compraventa contenida en contrato simple, contrato con firmas legalizadas,
minuta, escritura pública o inclusive inscrita en el registro; o un acto
administrativo u otros), sea condenado al restablecimiento de la posesión a
favor del reivindicante, en razón de que ese título solo le otorga un nada
más que aparente –no constituido– derecho de propiedad, porque no es
oponible al –único– derecho de propiedad del reivindicante.
Sin embargo, en el caso de la reivindicación contra el usucapiente
consumado, la perspectiva es diversa, aquí el vigor de la pretensión
reivindicatoria se desvanece, porque, según su ya reseñada noción histórica,
la rei vindicatio podría ser ejercida ya no por quien se reputaba propietario
de la cosa, sino por el propietario que ha adquirido ex novo el bien por
usucapión. Aquí no hay conflicto de titularidades que discutir, aquí solo
hay un titular, un solo propietario, único legitimado para tutelar su
derecho de propiedad mediante la reivindicación, el usucapiente
consumado.
La usucapión se gesta en la vida social misma, su existencia rebasa la malla
del formalismo, es prístinamente connatural con la inexorable función
económica que deben cumplir los bienes de ser aprovechados por el ser
humano en la necesidad que tiene de adaptarse a su medio con fines de
asegurar su propia subsistencia, ante la prolongada y sostenida permisión
tácita del formalmente considerado titular dominical del bien.
Este es el contexto en el que debe enmarcarse el análisis del artículo 927 del
Código Civil en virtud del cual la reivindicación no procede contra aquel
que adquirió el bien por prescripción porque, efectivamente, este es el
nuevo dueño; la norma contenida en este dispositivo sobre este aspecto es
clara, pero desde cuándo se adquiere un bien por efecto de la usucapión, de
modo que la posesión del nuevo propietario sea incuestionable mediante la
reivindicación u otra pretensión real, el artículo 952 del Código Civil
contiene una norma que trasluce la respuesta a esta interrogante, la cual
converge con la opinio iuris mayoritaria; no obstante, se han generado dos
corrientes jurisprudenciales antagónicas que han dado vida a una
injustificada e incomprensible divergencia de criterios.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CRITERIO DE LA CORTE
1. Demanda
Mediante escrito de fojas ciento uno, la Sucesión Testamentaria de Víctor
Sabino Torre Antúnez interpone demanda de Prescripción Adquisitiva de
Dominio contra la Municipalidad Metropolitana de Lima, la Asociación
Vecinal de la Primera Etapa de Covida, la Junta General de Propietarios del
Centro Comercial Mercado Modelo Covida, y el Centro Educativo César
Vallejo Nº 2071 de Covida, solicitando se le declare judicialmente
propietaria por prescripción del inmueble ubicado en el lote s/n, de la
manzana K, de la urbanización Covida, del distrito de Los Olivos, provincia
y departamento de Lima, señalando que desde el año mil novecientos
setenta y ocho viene poseyendo el inmueble sub litis de forma pública,
continua y pacífica, refiriendo que el mencionado terreno se halla situado en
la falda de un cerro rocoso a la altura de la cuadra once de la avenida
Antúnez de Mayolo, en la manzana K, lote s/n, de la urbanización Covida,
del distrito de Los Olivos, provincia y departamento de Lima.
2. Contestación de la demanda
Emplazada que fue la misma, la Junta General de Propietarios del Centro
Comercial Mercado Modelo Covida, contesta la demanda, señalando que no
es cierto que los demandantes se encuentren en posesión del terreno desde
el año mil novecientos setenta y ocho, en forma pacífica, pública y
continua, ya que existe el Expediente número 029428, seguido por la
Asociación Vecinal de la Primera Etapa de Covida, distrito de Los Olivos,
en la Municipalidad Metropolitana de Lima, en el cual se afirma que
mediante la Resolución de Concejo número 128, de fecha cinco de
setiembre de mil novecientos noventa y uno, se aprobó la adjudicación en
venta directa del terreno de seis mil noventa y siete punto cuarenta y dos
metros cuadrados (6,097.42 m2) ubicado en la loma del Cerro de la avenida
Antúnez de Mayolo, en el entonces distrito de San Martín de Porres, hoy
distrito de Los Olivos, a favor de la Asociación Vecinal de la Primera Etapa
de Covida.
3. Contestación de la demanda
Emplazada que fue la misma, la Municipalidad Metropolitana de Lima,
contesta la demanda señalando que la Sucesión accionante no reúne los
requisitos del artículo 950 del Código Civil; pues, interpuso la demanda de
Nulidad de Resolución Administrativa en noviembre del año mil
novecientos noventa y cuatro, contra la Municipalidad de Lima ante el
Vigésimo Juzgado Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, para que
se declare la nulidad de la Resolución de Concejo Nº 061-94 de fecha
veinticuatro de julio de mil novecientos noventa y cuatro, mediante la cual
se autorizó la adjudicación de venta directa a favor de la Asociación Vecinal
de la Primera Etapa de la Urbanización Covida, proceso que concluyó con
la sentencia de vista de fecha veintisiete de setiembre de mil novecientos
noventa y seis, y siendo inscrito en el Asiento D - 2 de la Ficha número
449588 del Registro de Propiedad Inmueble de Lima.
4. Rebeldía
Se declaró rebelde a los demandados: Asociación Vecinal de la Primera
Etapa de Covida y al Centro Educativo César Vallejo.
6. Sentencia de vista
La Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte,
mediante sentencia de vista de fecha veinte de agosto de dos mil catorce
confirmó la sentencia apelada que declaró fundada la demanda de
Prescripción Adquisitiva de Dominio; sustentando lo siguiente: A) De los
actuados, se verifica que la posesión continua del bien sub litis es posible
inferirla incluso desde el año mil novecientos ochenta y seis, por más de
diez años, tal como se desprende de las copias certificadas de autoavalúo y
comprobantes de pago que obran de fojas veintiuno a ochenta y tres, la
constancia de inspección judicial de fojas ochenta y cinco, la constancia
expedida por la Gobernación del Distrito de Los Olivos de fojas ochenta y
ocho, lo cual es corroborado con las declaraciones testimoniales de
Domitila Castillo Seminario, Isabel Vidal Policarpio y Rosa Isabel Torrejón
Rubio, efectuadas en la Audiencia de Pruebas cuya acta obra de fojas
novecientos sesenta y uno a novecientos sesenta y cuatro, quienes
manifestaron conocer a los demandantes desde que vinieron a vivir en el
inmueble sub materia desde el año mil novecientos ochenta; B) Se
corrobora una posesión en modo pacífico; esto es, exenta de violencia, pues
no existe en autos medio de prueba que desvirtúe esta afirmación de los
demandantes, escoltada además en las declaraciones testimoniales obrantes
en autos; C) La existencia del proceso judicial sobre Impugnación de
Resolución de Concejo, interpuesta por el demandante Víctor Sabino Torre
Antúnez no desvirtúa dicha conclusión, pues conforme se aprecia de dichos
actuados mediante la Resolución número 20, de fecha diez de abril de mil
novecientos noventa y seis, se ha estimado la demanda, declarando nula la
Resolución de Concejo Nº 061-94, la cual ha sido confirmada mediante la
resolución de vista de fecha veintisiete de setiembre de mil novecientos
noventa y seis; D) La posesión ha sido pública, de lo cual han dado fe los
testigos que prestaron su declaración en la Audiencia de Pruebas, cuya acta
obra a fojas novecientos sesenta y uno.
7. Recurso de casación
Esta Sala Suprema mediante la resolución de fojas ciento sesenta y dos del
cuadernillo de casación, de fecha trece de febrero de dos mil diecisiete, ha
declarado procedente el recurso de casación por las siguientes causales: 1)
Infracción normativa procesal del artículo 139 incisos 3 y 5 de la
Constitución Política del Perú, sosteniendo que el causante testamentario
de los accionantes, Víctor Sabino Torre Antúnez, promovió una acción de
impugnación de la Resolución de Concejo Nº 061-94 bajo el Nº 38978-04,
que concluyó con la sentencia que declaró fundada en parte dicha
pretensión; y, en consecuencia, nula la precitada resolución administrativa,
desestimando la pretensión de adjudicación del terreno colindante, decisión
que trajo consigo que el Concejo Metropolitano de Lima, a través de su
Resolución Nº 111-98 decretara la nulidad de la Resolución Nº 128-91, la
cual aprobó la adjudicación en venta directa del terreno de seis mil noventa
y siete punto cuarenta y dos metros cuadrados (6,097.42 m2) a favor de la
Asociación Vecinal de la Primera Etapa de Covida, así como también la
orden de que el Comité de Defensa Judicial de la Municipalidad
Metropolitana de Lima inicie las acciones civiles y/o penales conducentes a
que Víctor Sabino Torre Antúnez desocupe el área que se encuentra
posesionando sin autorización municipal, cuya petición de adjudicación ha
sido denegada por el Poder Judicial, lo cual no ha sido informado por los
accionantes; agrega además, que de autos se desprende que no se cumple
con el presupuesto del animus domini, pues su causante Víctor Sabino Torre
Antúnez, a través de sendos procedimientos ha señalado que la propiedad
del predio sub júdice le corresponde a la Municipalidad Metropolitana de
Lima, a quien reconociéndole la titularidad del bien le solicitó la
adjudicación en venta directa, hecho que también enerva la continuidad, así
como la posesión pacífica y pública que se exige en el caso de autos; y, 2)
La infracción normativa material de los artículos 73 de la Constitución
Política del Perú, 2 de la Ley Nº 29618 y 55 de la Ley Orgánica de
Municipalidades (Ley Nº 27972), aduciendo que los jueces de mérito no
han advertido la naturaleza del bien público imprescriptible del inmueble
objeto de prescripción.
III
. MATERIA JURÍDICA EN DEBATE
El tema en debate radica en determinar si la Sala Superior ha cumplido con
el deber de motivación de las resoluciones judiciales al momento de estimar
la demanda de Prescripción Adquisitiva de Dominio, por haber cumplido
los requisitos que establece el artículo 950 del Código Civil.
IV.CONSIDERANDO
Primero.- Es conveniente precisar que el recurso de casación es un medio
de impugnación extraordinario, cuya finalidad esencial es garantizar la
correcta aplicación e interpretación del derecho objetivo al caso concreto y
la unificación de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia
de la República, explicitada por la ley, la misma que tiene respaldo
constitucional en el artículo 141 de la Constitución Política del Perú; siendo
importante destacar que este recurso no tiene por finalidad el reexamen del
proceso, como tampoco la revaloración de los medios probatorios; por
tanto, este Tribunal Supremo, sin constituirse en una tercera instancia
procesal, debe cumplir con pronunciarse sobre los fundamentos del recurso,
por las causales de infracción normativa declaradas procedentes.
Segundo.- Según Rafael de Pina: “El recurso de casación ha de fundarse en
motivos previamente señalados en la ley. Puede interponerse por infracción
de la ley o por quebrantamiento de forma. Los motivos de casación por
infracción de la ley se refieren a la violación en el fallo de las leyes que
debieran aplicarse al caso, a la falta de congruencia de la resolución judicial
con las pretensiones deducidas por las partes, a la falta de competencia etc.;
los motivos de la casación por quebrantamiento de forma afectan (….) a
infracciones en el procedimiento”1. En ese sentido, se entiende que la causal
de infracción normativa supone una violación a la ley, la que puede
presentarse en la forma o en el fondo2.
Tercero.- En ese sentido, cabe resaltar que si bien es cierto, este Supremo
Tribunal al conocer el recurso de casación debe limitarse a los agravios
invocados por la parte recurrente, también lo es que, se justifica la
posibilidad de ejercer las facultades nulificantes que reconoce la ley, cuando
en ejercicio de la función jurisdiccional se vulneran o amenazan derechos
procesales con valor constitucional, descartando las simples irregularidades
procesales, que no son por sí mismas contrarias a la Constitución Política
del Perú.
Cuarto.- Este Supremo Colegiado en el cuadernillo formado a propósito
del recurso de casación interpuesto, ha declarado procedente el recurso por
las causales de infracción normativa procesal y material, en ese sentido,
conforme a la regla jurídica establecida en el artículo 388 del Código
Procesal Civil, corresponde primero emitir pronunciamiento respecto a la
causal de infracción normativa procesal, pues de ampararse acarrearía la
nulidad de la impugnada y se dispondría el reenvío de la causa al estadío
procesal correspondiente, para que proceda de acuerdo a lo resuelto, no
teniendo objeto el pronunciamiento sobre las demás causales de
interpretación o aplicación de normas materiales.
Quinto.- Con ese propósito, corresponde precisar que la infracción
normativa procesal, ha sido concedida a efectos de analizar si se han
afectado el debido proceso y la motivación de las resoluciones, atendiendo
que nuestro ordenamiento jurídico, exige fundamentalmente que todo
proceso o procedimiento sea desarrollado de tal forma que su tramitación
garantice a las personas involucradas en él, las condiciones necesarias para
defender adecuadamente y dentro de un plazo razonable los derechos u
obligaciones sujetos a consideración3, y la disposición civil exige que las
resoluciones contengan los fundamentos de hecho y de derecho aplicables
al punto en cuestión, según el mérito de lo actuado, porque uno de los
principales componentes del derecho al debido proceso se encuentra
constituido por el denominado derecho a la motivación, consagrado por el
artículo 139, inciso 5 de la Constitución Política del Perú, por el cual se
garantiza a las partes involucradas en la controversia el acceso a una
respuesta del juzgador que se encuentre adecuadamente sustentada en
argumentos que justifiquen lógica y razonablemente, en base a los hechos
acreditados en el proceso y al derecho aplicable al caso.
Sexto.- Este derecho no solo tiene relevancia en el ámbito del interés
particular correspondiente a las partes involucradas en la litis, sino que
también juega un papel esencial en la idoneidad del sistema de justicia en su
conjunto, pues no debe olvidarse que una razonable motivación de las
resoluciones constituye una de las garantías del proceso judicial,
directamente vinculada con la vigilancia pública de la función
jurisdiccional, por la cual se hace posible conocer y controlar las razones
por las cuales el juez ha decidido una controversia en un sentido
determinado.
Sétimo.- El Tribunal Constitucional en el Expediente Nº 01480-2006-
AA/TC-Lima, Caja de Beneficios y Seguridad Social del Pescador, ha
precisado que: “El derecho a la debida motivación de las resoluciones
importa que los jueces, al resolver las causas, expresen las razones o
justificaciones objetivas que los llevan a tomar una determinada decisión.
Esas razones, por lo demás, pueden y deben provenir no solo del
ordenamiento jurídico vigente y aplicable al caso, sino de los propios
hechos debidamente acreditados en el trámite del proceso. Sin embargo, la
tutela del derecho a la motivación de las resoluciones judiciales no debe ni
puede servir de pretexto para someter a un nuevo examen las cuestiones de
fondo ya decididas por los jueces ordinarios”; así también en el Expediente
Nº 3433-2013-PA/TC-Lima, Servicios Postales del Perú S.A. - Serpost S.A.
señala que: “A mayor abundamiento, este Tribunal, en distintos
pronunciamientos, ha establecido que el derecho a la debida motivación de
las resoluciones judiciales es una garantía del justiciable frente a la
arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones judiciales no se
encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en
datos objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se
deriven del caso”.
Octavo.- Previamente a resolver los agravios planteados, es menester
señalar que está fehacientemente acreditado que la posesión de la parte
demandante no se encuentra afectada por la violencia; y que si bien existió
un proceso judicial incoado por el mismo accionante, ello no demuestra que
la posesión de este no haya sido pacífica, pues dicho proceso solo tenía
como finalidad regularizar su situación de hecho respecto del terreno sub
litis. Asimismo, está plenamente acreditado, que la posesión del accionante
ha sido de manera pública y continua; es decir, no se ha perdido por alguna
causa la posesión del bien sub materia, y ello se ha demostrado con la
Resolución de Alcaldía al Comité de Defensa Judicial de la Municipalidad
Metropolitana de Lima, con la finalidad de que se inicien las acciones
civiles y/o penales, conducentes a que Víctor Sabino Torre Antúnez
desocupe el área de terreno sub litis.
Noveno.- Bajo dicho contexto, nos delimitaremos a absolver el primer
agravio denunciado, donde el recurrente cuestiona la pacificidad de la
posesión por la acción de impugnación de resolución administrativa incoada
por el accionante. Al respecto, se advierte de autos que corre el Expediente
Nº 29428 seguido por la Asociación Vecinal de la Primera Etapa de Covida,
del distrito de Los Olivos ante la Municipalidad Metropolitana de Lima, en
el cual mediante la Resolución número 128, de fecha cinco de setiembre de
mil novecientos noventa y uno, aprueba la adjudicación de venta directa del
terreno de seis mil noventa y siete punto cuarenta y dos metros cuadrados
(6,097.42 m2), ubicado en la loma del cerro de la avenida Antúnez de
Mayolo, del distrito de Los Olivos, a favor de la asociación señalada. Corre
también la Resolución de Concejo Nº 061, de fecha veinticuatro de junio de
mil novecientos noventa y cuatro, que declaró improcedentes las solicitudes
de adjudicación presentadas por la Asociación de Padres de Familia del
Colegio Nacional César Vallejo y del Inabif, así como por Víctor Sabino
Torre Antúnez contra la Resolución de Concejo número 128; lo que motivó
a este último accionar judicialmente a través de la impugnación de la
Resolución del Concejo número 61, para que se declare nula y se le
adjudique el terreno sub litis; la misma que tuvo pronunciamiento favorable
en parte por la primera instancia, declarando nula la Resolución de Concejo
Nº 061, de fecha veinticuatro de junio de mil novecientos noventa y cuatro,
e infundada la pretensión de adjudicación en venta del área de seiscientos
sesenta y ocho punto cuarenta y ocho metros cuadrados (668.48 m2),
decisión que fue confirmada en alzada por la Sala Superior. Del tenor de
dichas resoluciones, podemos advertir que el accionante tiene como única
intención, formalizar la posesión de hecho que ejercía sobre el terreno
materia de prescripción, no pudiendo señalarse –por este motivo– que su
posesión no haya sido pacífica; es más, a raíz de los procesos
administrativos surgidos en relación al inmueble sub materia, se emitió la
Resolución de Concejo Nº 111, de fecha cinco de junio de mil novecientos
noventa y ocho, por la que se demuestra que la posesión del accionante ha
sido continua; pues, en dicho documento se sugiere iniciar las acciones
civiles y/o penales, conducentes a que Víctor Sabino Torre Antúnez
desocupe el área que posee, concluyéndose que el accionante no ha sido
privado de su posesión, tampoco esta ha sido interrumpida; en ese sentido,
dicho extremo debe desestimarse.
Décimo.- Respecto al segundo agravio, debemos precisar que la Ley Nº
29618 –Ley que establece la presunción de que el Estado es poseedor de los
inmuebles de su propiedad y declara imprescriptibles los bienes inmuebles
de dominio privado estatal– entró en vigencia el veinticuatro de noviembre
de dos mil diez; la parte demandante habría adquirido el inmueble sub
materia por prescripción en el año mil novecientos noventa y seis (contados
desde el año mil novecientos ochenta y seis, que es el referente próximo
acreditado para el inicio de su posesión); por tanto, dicha Ley no le alcanza,
más si tenemos en cuenta, que la prescripción adquisitiva de dominio es
meramente declarativa; es decir, que la regulación contemplada en el
artículo 950 del Código Civil sobre los requisitos de la usucapión no
contiene disposición expresa que exija para la adquisición del derecho de
propiedad por dicha vía, además de los ya señalados, sentencia favorable
firme por parte del órgano jurisdiccional, criterio que se sustenta en el
artículo 952 del Código Civil, por cuanto este dispositivo es expreso cuando
señala que: “quien adquiere un bien por prescripción”, esto es, quien ya
adquirió la condición de propietario de un bien por cumplimiento de todos
los requisitos establecidos en el artículo 950 del Código Civil, “puede” no
dice que “deba”, vale decir, es potestativo del adquirente que “entable un
proceso para que se le declare propietario” y no “para que se le constituya
en propietario”; esto es, para que se le reconozca como tal. En el caso sub
júdice, habiendo la parte demandante acreditado en este proceso, una
posesión pública, continua, pacífica y con animus domini, la sentencia en
ella dictada es meramente declarativa, reconocedora de que luego de la
probanza respectiva ha operado ya la usucapión. La prescripción adquisitiva
es evidentemente declarativa, en tanto busca el reconocimiento de un
derecho a partir de una situación de hecho determinada o un
pronunciamiento de contenido probatorio que adquirirá certidumbre
mediante la sentencia o resolución, de tal forma que el contenido abstracto
de la ley se convierte en una decisión concreta, estableciendo una relación
de derecho entre las partes, de modo que no se puede llegar a una decisión
jurisdiccional por la que se considere que el posesionario se ha convertido
en propietario del bien, al haberlo adquirido por prescripción adquisitiva sin
que reciba un título que lo considere como tal, conforme al trámite judicial,
notarial o registral correspondiente. Por estas razones este agravio debe
desestimarse.
Por las razones expuestas y en aplicación del artículo 397 del Código
Procesal Civil, declararon: INFUNDADO el recurso de casación
interpuesto por el Ministerio de Educación a fojas mil novecientos treinta y
cinco; en consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista de fojas mil
novecientos uno, de fecha veinte de agosto de dos mil catorce, emitida por
la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte;
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial
El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Brandon Jordan
Laurencio Torre contra el Ministerio de Educación y otros, sobre
Prescripción Adquisitiva de Dominio; y los devolvieron.
Ponente Señor De la Barra Barrera, Juez Supremo.-
S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ ALCÁNTARA, DE LA
BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA
INTRODUCCIÓN
1. Tesis declarativa
El artículo 927 del Código Civil dispone que: “La acción reivindicatoria
es imprescriptible. No procede contra aquel que adquirió el bien por
prescripción”, lo que implica que la facultad del propietario de
recuperar el bien se extiende mientras dure el derecho (lo cual no es
igual a imprescriptible) sin embargo, si el bien fue adquirido por un
tercero vía usucapión no podrá ejercerse contra él la reivindicación.
Por último, una interpretación literal del artículo 952 del Código Civil
nos lleva a concluir que la sentencia de prescripción adquisitiva es
declarativa, tal ha sido el pronunciamiento de la Corte Suprema en el
presente caso, tal como se indica en su considerando décimo:
DÉCIMO: (…) Que la prescripción adquisitiva de dominio es
meramente declarativa; es decir, que la regulación contemplada en
el artículo 950 del Código Civil sobre los requisitos de la usucapión
no contiene disposición expresa que exija para la adquisición del
derecho de propiedad por dicha vía, además de los ya señalados,
sentencia favorable firme por parte del órgano jurisdiccional, criterio
que se sustenta en el artículo 952 del Código Civil, por cuanto este
dispositivo es expreso cuando señala que: “quien adquiere un bien
por prescripción”, esto es, quien ya adquirió la condición de
propietario de un bien por cumplimiento de todos los requisitos
establecidos en el artículo 950 del Código Civil, “puede” no dice
que “deba”, vale decir, es potestativo del adquirente que “entable
un proceso para que se le declare propietario” y no “para que se le
constituya en propietario”; esto es, para que se le reconozca como
tal. (El énfasis es añadido)
En otras normas de nuestro ordenamiento, puede apreciarse que la
usucapión se produce por el mero cumplimiento de los requisitos
exigidos legalmente, tal es el caso del artículo 62 del Decreto Supremo
Nº 006-2006-VIVIENDA, Reglamento del Título I de la Ley Nº 28687,
referido a “Formalización de la Propiedad Informal de Terrenos
Ocupados por Posesiones Informales, Centros Urbanos Informales y
Urbanizaciones Populares”, que dispone lo siguiente:
Artículo 62.-
La adquisición por prescripción adquisitiva de dominio opera de
pleno derecho por el transcurso del plazo establecido, siempre que se
cumplan los requisitos establecidos en la Ley y el presente
reglamento, siendo la resolución que se emita meramente
declarativa.
Podemos ver así, que a nivel doctrinal, jurisprudencial y normativo
existe una tendencia a afirmar que la sentencia o pronunciamiento de la
prescripción adquisitiva de dominio es de naturaleza declarativa, puesto
que el derecho se constituye por la mera verificación de los requisitos
establecidos en la ley.
2. Tesis del derecho expectaticio
En el presente caso los puntos más álgidos que debió analizar la Corte
Suprema fueron dos: 1. ¿La interposición de un proceso de nulidad de
acto administrativo debió tomarse como un supuesto de falta de
pacificidad en la posesión del usucapiente? Y 2. Lo dispuesto en la Ley
N° 29618, esto es, que el Estado es poseedor de todos sus predios y que
los predios de dominio privado del Estado son imprescriptibles, ¿resulta
aplicable al presente caso?
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Avendaño Valdez, J y Avendaño Arana, F. (2019). Derechos Reales. Lima: Fondo
Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Cuadros Villena, F. (1995). Derechos Reales. (T. II). Lima: Editorial Cultural Cusco.
Gonzales Barrón, G. (2010). La usucapión. Lima: Jurista Editores.
Ramírez Cruz, E. (1999). Tratado de los Derechos Reales. Lima: Rodhas.
* Asistente de cátedra de los cursos de Derecho de Contratos y Seminario de Derecho
Civil y Procesal Civil en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
(UNMSM). Miembro del Taller de Derecho Civil José León Barandiarán de la
UNMSM.
EL PROPIETARIO NO PUEDE EMPLEAR LA USUCAPIÓN
NOTARIAL PARA CONSOLIDAR SU TITULARIDAD
CRITERIO DE LA CORTE
CASACIÓN Nº 3168-2016-HUAURA
NULIDAD DE ACTO JURÍDICO
Lima, veintiséis de julio de dos mil diecisiete.
LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: vista la causa número tres mil ciento
sesenta y ocho - dos mil dieciséis; y producida la votación con arreglo a ley,
emite la siguiente sentencia:
I. ASUNTO
En el presente proceso de nulidad de acto jurídico la demandante Donata
Catalina Castro Tiburcio ha interpuesto recurso de casación mediante
escrito obrante a fojas quinientos noventa, contra la sentencia de vista de
fojas quinientos setenta y uno, de fecha treinta de mayo de dos mil
dieciséis, emitida por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Huaura, que revocó la sentencia apelada de fojas quinientos seis, de fecha
siete de setiembre de dos mil quince, que declaró fundada la demanda;
reformándola declara infundada esta.
II. ANTECEDENTES
1. Demanda
El veinticinco de agosto de dos mil once, mediante escrito obrante a fojas
cincuenta y seis, Donata Catalina Castro Tiburcio interpuso demanda de
nulidad de acto jurídico referido a la prescripción adquisitiva de dominio de
fecha dieciséis de marzo de dos mil nueve, argumentando que:
Tiene la posesión hace más de veinticinco años, y que poco a poco ha ido
construyendo la casa materia de litigio.
Señala ser hermana del demandado, de padre y madre; sin embargo, el
demandado y su esposa, el dieciséis de marzo de mil nueve, solicitaron ante
notario público que se les declare propietarios por prescripción, con la única
finalidad de apropiarse del bien que pertenece a la sucesión.
El cuatro de enero de dos mil diez, el demandado le cursó carta notarial
solicitando que desocupe. Por más de que vivían en la misma casa, nunca
informó a la demandante ni a sus hermanas para seguir el trámite de
sucesión intestada, logrando declararse como único heredero.
Inició un proceso de petición de herencia, el cual se declaró fundado,
ordenando que concurra en forma conjunta con el demandado, con ello
acredita ser heredera y posesionaria del bien.
2. Contestación de la demanda
El veinticinco de noviembre de dos mil once, a fojas setenta y cinco,
Nemesio Víctor Castro Tiburcio y Angélica Arellano Beteta contestan la
demanda, argumentando que:
- El proceso de petición de herencia no tiene nada que ver con la
adquisición por compraventa del bien de fecha seis de mayo de mil
novecientos sesenta y dos, que hiciera de sus anteriores propietarios, sus
padres Ismael Castro Bravo y Aniceta Tiburcio Bustamante.
- Sus padres al encontrarse en delicado estado de salud, ofrecieron el bien
inmueble, ante lo cual ofreció comprar antes que lo venda a terceras
personas.
- Acudió a la Municipalidad Distrital de Hualmay a solicitar licencia de
construcción, así como revisión de plano.
Hemos de comenzar diciendo que la casación se torna en cierto sentido compleja, pero no
tanto en lo referente a las temáticas, sino por lo difícil de tratar de conectar las premisas que
se construyen y utilizan para dar la solución al recurso casatorio en cuestión, al punto que se
ha optado por una recreación arbitraria del razonamiento realizador del despacho supremo, a
favor de la coherencia de la que todos somos acreedores.
Ahora bien, primero que nada, antes de dirigirnos a los temas sustanciales, surgen ciertas
inquietudes en la temática del terreno procesal. Una de ellas es respecto a la no
participación del notario en todo el proceso. Es decir, se peticiona la nulidad de un
procedimiento de prescripción adquisitiva notarial, pero no es parte del proceso el notario
público que gestionó dicho procedimiento, a pesar de tener la autoría y, por tanto, la
responsabilidad sobre este, lo que daría paso a un litisconsorcio necesario pasivo ex
artículos 92 y 93 del CPC. Este defecto en la constitución de la relación jurídica procesal
bien podría haber conllevado la invalidez de las sentencias y del proceso mismo; sin
embargo, la Corte Suprema soslayó grotescamente tal cosa, emitiendo sentencia casatoria
definitiva reputando válido el acto jurídico cuestionado, a pesar de existir una fundada
sospecha sobre la forma en cómo el escribano realizó el procedimiento adquisitivo notarial,
en vista de que de ser cierto el hecho alegado por la demandante, esto es, que venía
poseyendo el inmueble por más de veinticinco años, además de que en él habitaban ella y
los demandados, se pone en tela de juicio la realización debida de la inspección notarial del
inmueble, el pegado de carteles fuera del mismo, las publicaciones edictales, la notificación
correcta del titular registral, entre otros (actuaciones reguladas en las legislaciones
especiales sobre la materia).
Conduzcámonos ahora a las temáticas sustanciales:
Ariano Deho, E. (s/f). “Sobre la ‘imposibilidad’ de pretender la declaración de usucapión del bien adquirido
por compraventa”. Disponible en:
<https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/e98e3f804c9d03488572bd7ee8aa914d/Tema+N%C2%B0+4.pdf?
MOD=AJPERES&CACHEID=e98e3f804c9d03488572bd7ee8aa914d>.
Falzea, Á. (2007). Eficacia jurídica. (3ª ed.). Antillón, W. (trad.). Costa Rica: Investigaciones Jurídicas.
* Administradora de los Módulos Corporativos de Paz Letrado Civil y Familia de la Corte Superior de Justicia
de La Libertad. Magíster en Derecho Civil y Comercial, con estudios concluidos de Doctorado en Derecho
en la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), y con estudios concluidos de Maestría en Gestión Pública y
Políticas en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Especialista en Gestión del Potencial Humano por
la Universidad ESAN. Abogada por la UNT.
1 Pues, si el bien materia de la presente litis resultaba estar sujeto a copropiedad por coheredad, claramente no
sería posible la prescripción por parte del demandado Nemesio al ser un (co)propietario junto con la sra.
Donata.
2 Justamente, el profesor italiano introduce a la institución de la usucapión dentro de la categoría de los
hechos con eficacia preclusiva, esto es: “un tipo de eficacia que permite al sujeto invocar jurídicamente
ese título, no solo en el caso en que el derecho haya sido efectivamente adquirido por él por primera vez,
sino también en el caso en que él fuera precedentemente, y por diversa fuente, titular del derecho. El modo
en que opera la usucapión –y que distingue el fenómeno de las otras especies de adquisición de los
derechos subjetivos– es entonces ambivalente: constituye el derecho que antes no existía y conserva el
derecho que existía desde antes. La consideración separada de cada una de las dos hipótesis conduciría a
definir usucapión, o como hecho constitutivo, o como hecho conservativo, respectivamente”.
JURISPRUDENCIA PENAL Y PROCESAL PENAL
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
II. FINALIDAD
El artículo 471 del CPP de 2004 establece que el imputado que se acoja a
este proceso recibirá un beneficio de reducción de la pena de una sexta
parte. Este beneficio es adicional y se acumulará al que reciba por
confesión, en tanto esta sea útil y anterior a la celebración del proceso
especial.
En virtud del citado artículo, la terminación anticipada tiene la categoría de
ser una figura premial, por cuanto quien se acoja a ella obtendrá el beneficio
de la reducción de la pena en una sexta parte. La norma además invoca que,
de producirse la confesión, y esta se encuentre en estricta sujeción a los
alcances de los artículos 160 y 161 del CPP de 2004, el beneficio de la sexta
parte se adicionará y acumulará al que reciba por confesión.
En este caso, para la reducción de la pena, el paso a seguir sería el
siguiente: en primer lugar, se deberá reducir el correspondiente a la
confesión, en este caso la disminución prudencial de la pena hasta en una
tercera parte por debajo del mínimo legal, de cumplirse los presupuestos
establecidos en el artículo 160 del CPP de 2004; hecha la reducción, y sobre
la base de esta, se procederá a reducir el correspondiente al beneficio de la
sexta parte; lo que significa que quien se acoja a este proceso especial
obtendrá en algunos casos, siempre y cuando sea aplicable, un doble
beneficio, por confesión y el correspondiente a la sexta parte.
Sobre el tema, el Acuerdo Plenario N° 5-2009/CJ-116 (fundamento 14)
precisa:
El artículo 471 NCPP estipula una reducción adicional acumulable de la
pena de una sexta parte. Cabe puntualizar que la última frase del citado
dispositivo legal precisa que el beneficio en cuestión es adicional y se
acumulará al que reciba por confesión. Esta última es una circunstancia
modificativa de la responsabilidad de carácter genérica y excepcional, en
tanto permite disminuir la pena hasta en una tercera parte por debajo del
mínimo legal (artículo 161 NCPP), que lo que hace es redefinir el marco
penal correspondiente, de ahí que es lógica la disposición procesal que la
diferencia del beneficio por el acogimiento a la terminación anticipada y,
por tanto, no encuentra obstáculo a su acumulación. Ahora bien, la
aplicación del beneficio de una reducción de una sexta parte se refiere a
la pena concreta o final. Sobre esta, una vez definida, es que ha de operar
la reducción de una sexta parte –es una pauta de disminución fija y
automática, es decir, tasada–. El acuerdo podrá consignarla, pero en todo
caso siempre diferenciándola de la pena concreta y final, del resultado
final como consecuencia del beneficio aludido, a efectos de que el juez
pueda definir con seguridad y acierto la realidad del beneficio premial y
su exacta dimensión.
El presente dispositivo fue modificado por la Ley N° 30076 del 19 de
agosto de 2013, adicionando los siguientes párrafos:
Casos de reincidentes y habituales
“La acumulación no procede cuando el imputado tenga la calidad de
reincidente o habitual, de conformidad con los artículos 46-B y 46-C del
Código Penal, en cuyo caso solo recibe el beneficio correspondiente a la
terminación anticipada”.
En este caso, de tener el imputado la calidad de reincidente o habitual y
su condición se ajuste a los alcances de los artículos 46-B y 46-C del
Código Penal, solo recibirá el beneficio de la reducción de una sexta
parte, sin considerarse aquella que le hubiera correspondido por el de
confesión.
Casos de miembros de organizaciones criminales
“La reducción de la pena por terminación anticipada no procede cuando
al imputado se le atribuya la comisión del delito en condición de
integrante de una organización criminal, esté vinculado o actúe por
encargo de ella”.
Los miembros o integrantes de organizaciones criminales o aquellos que de
cualquier forma estén vinculados a aquella están exonerados de la reducción
propia de esta figura premial. Sin embargo, teniendo en cuenta que todos
los delitos son susceptibles de ser sometidos al proceso especial de
terminación anticipada, nada impide que integrantes de organizaciones
criminales puedan acogerse a esta figura, pero se encuentran exonerados del
beneficio de la reducción de la sexta parte, por lo tanto, el acogimiento a la
terminación anticipada tendrá por finalidad dar por concluida de forma
anticipada el proceso, aun sabiendo que no obtendrán el beneficio
correspondiente.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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su implementación. Lima: Palestra Editores.
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Lima: Ediciones Jurídicas.
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Lima: IDEMSA.
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• San Martín, C. (2003). Derecho Procesal Penal (2ª ed. T. II). Lima:
Editora Jurídica.
• Sánchez, P. (2009). El nuevo proceso penal. Lima: IDEMSA.
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
Si bien es cierto, se puede verificar una labor activa del Poder Judicial en la
lucha por contrarrestar las afectaciones a la salud y a la vida de los
ciudadanos a raíz de la pandemia generada por la COVID-19, las políticas
judiciales orientadas a contrarrestar el hacinamiento carcelario y el mayor
riesgo de contagio por el virus antes mencionado; siempre debe ser aplicado
por el juzgador al caso concreto y atendiendo a criterios de razonabilidad y
proporcionalidad.
En ese sentido, debemos partir de la premisa de que el contagio de COVID-
19 es inmimente dentro o fuera de un establecimiento penitenciario; todos
los ciudadanos estamos expuestos a adquirir dicho virus, por ello,
concordamos con la postura de los jueces al considerar que la pandemia per
se no constituye un elemento de convicción que permita sostener un pedido
de cese de prisión preventiva. La pandemia no puede ser utilizada como
argumento para fundamentar un cese o excarcelación de oficio, es necesario
que el juez tenga en cuenta la condición de vulnerabilidad del interno.
Por ello, se debe tener en cuenta la información de contenido sanitario
desarrollada por la entidad competente (Minsa), en este sentido, la
determinación del grupo de riesgo fue efectuada a través de la Resolución
Ministerial Nº 84-2020-MINSA y sus posteriores modificatorias, hasta la
última Resolución Ministerial Nº 448-2020-MINSA, ello en conformidad
con el Decreto Supremo Nº 083-2020-PCM, el cual estableció en el artículo
8 quiénes son las personas consideradas en grupos de riesgo por la COVID-
19.
Por tanto, el juez deberá ponderar la existencia de las enfermedades
referidas por el Minsa y la edad de los internos para tener en cuenta el
riesgo de estos, resaltando que las enfermedades señaladas por sí solas no
pueden ser tan riesgosas pero, ante la situación de contraer la COVID-19,
generan un mayor riesgo en la salud de los internos; sumado a ello, se debe
tener en cuenta la crítica situación de los establecimientos penitenciarios de
nuestro país y las medidas tomadas dentro de estos.
La situación de cada interno, en cuanto a la aplicación de la medida cautelar
de prisión preventiva, debe ser evaluada a detalle, priorizando el derecho
fundamental a la salud y a la libertad, por encima de la naturaleza o
gravedad del delito, puesto que ni siquiera estamos ante el cumplimiento de
una condena, por lo que el aseguramiento en el proceso no puede primar
sobre bienes jurídicos tan importantes, como son la vida, la salud y la
libertad de las personas.
Por lo expuesto, los jueces deben revisar de oficio las prisiones preventivas
impuestas, no solo a raíz de la pandemia, sino que debe ser una obligación
del juzgador en concordancia con el principio rebus sic stantibus, conforme
a lo establecido en el artículo 255, inciso 2 del CPP, teniendo una
orientación humanitaria, considerando además la situación deplorable de
nuestros centros penintenciarios. Ante ello, es preciso recordar lo señalado
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Rosadio
Villavicencio vs. Perú:
Ha sido criterio de este Tribunal que una detención o prisión preventiva
debe estar sometida a revisión periódica, de tal forma que no se
prolongue cuando no subsistan las razones que motivaron su adopción.
En este orden de ideas, el juez no tiene que esperar hasta el
momento de dictar sentencia absolutoria para que una persona
detenida recupere su libertad, sino que debe valorar periódicamente si
las causas, necesidad y proporcionalidad de la medida se mantienen, y si
el plazo de la detención ha sobrepasado los límites que imponen la ley y
la razón. (Fundamento jurídico 210, p. 48). (El resaltado es nuestro)
En consecuencia, no solo es una facultad del juez revisar de oficio
periódicamente si las causas, la necesidad y la proporcionalidad de las
medidas dictadas se mantienen, sino que debe ser una obligación del juez,
no solo por la pandemia sino permanentemente, de modo que se priorice la
aplicación de medidas cautelares menos lesivas a la libertad por sobre la
prisión preventiva.
CONCLUSIONES
Á
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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tratamiento. Lima: Ideas Solución Editorial.
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Puerto.
• San Martín Castro, C. (2015). Derecho Procesal Penal. Lecciones.
Lima: Instituto de Criminología y Ciencias Penales.
* Abogada por la Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo de Lambayeque, con maestría en
Derecho Penal y Procesal Penal de la Escuela de Posgrado de la Universidad Pedro
Ruíz Gallo de Lambayeque, y ponente en temas de Derecho Penal.
DEMORA EN PRESENTAR LA DENUNCIA POR EL
DELITO DE VIOLACIÓN SEXUAL NO LE RESTA
ESPONTANEIDAD NI CREDIBILIDAD
Cuando el literal c) del numeral 1 del artículo 349 del CPP señala que
la acusación fiscal contendrá los elementos de convicción que
fundamenten el requerimiento acusatorio, exige al fiscal anexar en
físico o mediante soporte informático los anexos que sustentan su
pretensión, es decir, los elementos de convicción que lo amparan.
BASE LEGAL: Código Procesal Penal de 2004: arts. I.3, 122.5, 349.1, 352.5. Directiva N°
002-2017-MP-FN.
FALLO DE REFERENCIA: “El scal en el ámbito de su intervención en el proceso
conforme al artículo 122.1 del CPP puede dictar disposiciones (6), providencias (7) y
formular requerimientos (8), sin perjuicio de los actos de investigación practicados
directamente u ordenados practicar a la Policía Nacional que correspondan para
comprobar la imputación criminal, como lo permite el artículo 61.2 del CPP” (Exp. Nº
4430-2008-19).
PALABRAS CLAVE: Requerimiento / Derecho de defensa / Derecho a la salud / Debida
motivación
1 SAN MARTÍN CASTRO, César (2015). Derecho Procesal Penal. Lecciones, conforme
el Código Procesal Penal de 2004. Lima: Inpeccp-Cenales, p. 774.
2 MARTÍNEZ FLORES, Héctor (2002). “Las nulidades procesales”. En: Revista Jurídica
de Cajamarca, Año III, N° 9. Recuperado de:
<https://www.derechoycambiosocial.com/RJC/Revista9/nulidades.htm>.
3 GORIGOITÍA ABBOTT, Felipe (2015). “La regulación de la nulidad procesal en el
nuevo Código Procesal boliviano: un análisis a partir de cuatro cuestiones”. En: Revista
Boliviana de Derecho N° 19, p. 84.
4 LEGUA QUISPE-INGA, Alejandro (2019). “Clasificación de la nulidad procesal.
Relación con la nulidad procesal insubsanable”. En: Revista de Derecho y Ciencia
Política, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Col. 74, p. 510.
5 BINDER, Alberto M. (2000). El incumplimiento de las formas procesales. Elementos
para una crítica a la teoría unitaria de las nulidades en el proceso penal. Buenos
Aires: Ad-Hoc, p. 85.
6 En este caso, corresponderá aplicar los principios de convalidación, subsanación y
saneamiento que prevé el CPP, si fuera pertinente.
7 CAVANI BRAIN, Renzo I. (2010). “Hacia la construcción de una teoría de la ineficacia
procesal en el proceso civil peruano”. Citado por TORRES CARRASCO, Manuel
(dir.). Estudios sobre la nulidad procesal. Lima: Gaceta Jurídica, pp. 115 y 117.
8 Artículo 84.- Derechos y deberes del abogado defensor
“El abogado defensor goza de todos los derechos que la ley le confiere para el ejercicio de
su profesión, especialmente de los siguientes (...): 7. Tener acceso a los expedientes
fiscal y judicial para informarse del proceso, sin más limitación que la prevista en la
ley, así como a obtener copia simple de las actuaciones en cualquier estado o grado del
procedimiento”.
9 Artículo 324.- Reserva y secreto de la investigación
“1. La investigación tiene carácter reservado. Solo podrán enterarse de su contenido las
partes de manera directa o a través de sus abogados debidamente acreditados en autos.
En cualquier momento pueden obtener copia simple de las actuaciones.
(...)
3. Las copias que se obtengan son para uso de la defensa. El Abogado que las reciba está
obligado a mantener la reserva de Ley, bajo responsabilidad disciplinaria. Si reincidiera
se notificará al patrocinado para que lo sustituya en el término de dos días de
notificado. Si no lo hiciera, se nombrará uno de oficio”.
10 Artículo 137.- Traslados, remisión y resolución sobre la formación del expediente
judicial
“1. Formado el expediente judicial, se pondrá en Secretaría a disposición del Ministerio
Público y de los demás sujetos procesales por el plazo de cinco días para su revisión,
eventual solicitud de copias, simples o certificadas, y, en su caso, para instar la
incorporación de alguna pieza de las contempladas en el artículo anterior o la exclusión
de una que no corresponda incorporar. De esta última solicitud se correrá traslado a las
demás partes por igual plazo”.
11 Artículo 138.- Obtención de copias
“1. Los sujetos procesales están facultados para solicitar, en cualquier momento, copia,
simple o certificada, de las actuaciones insertas en los expedientes fiscal y judicial, así
como de las primeras diligencias y de las actuaciones realizadas por la Policía. De la
solicitud conoce la autoridad que tiene a su cargo la causa al momento en que se
interpone.
(...)
3. Si el estado de la causa no lo impide, ni obstaculiza su normal prosecución, siempre que
no afecte irrazonablemente derechos fundamentales de terceros, el fiscal o el juez
podrán ordenar la expedición de copias, informes o certificaciones que hayan sido
pedidos mediante solicitud motivada por una autoridad pública o por particulares que
acrediten legítimo interés en obtenerlos”.
12 SAN MARTÍN CASTRO, César. Ob. cit., p. 385.
13 SALINAS SICCHA, Ramiro (2017). La etapa intermedia en el NCPP. Lima: Ideas, pp.
161-162.
Los requerimientos scales deben
anexar sus elementos de convicción y
se le debe correr traslado de todo ello
a la defensa técnica
RESUMEN EJECUTIVO
Palabras clave: Decreto Ley N° 20530 / Incorporación / Ley N° 25066 / Cierre del
Decreto Ley N° 20530.
Recibido: 30/12/2020
Aprobado: 12/01/2020
INTRODUCCIÓN
I. ANTECEDENTES
Ó
III. LA CASACIÓN N° 6435-2017-LA LIBERTAD
CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBIOGRÁFICAS
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BASE LEGAL: Constitución Política del Perú: art. 2, inc. 2, art. 23 y art. 26, inc. 1.
FALLOS DE REFERENCIA: “El inciso 1), del art. 26 de la Constitución Política reconoce
que en la relación laboral se respeta el principio de igualdad de oportunidades sin
discriminación. Es evidente que el reconocimiento constitucional de dicho principio
laboral constituye una manifestación del derecho a la igualdad en el ámbito de las
relaciones laborales.
Sobre el particular el Tribunal Constitucional, en la STC N° 008-2005-PI/TC, ha señalado
que el principio constitucional de igualdad de trato en el ámbito laboral hace
referencia a la regla de no discriminación en materia laboral, el cual especí camente
hace referencia a la igualdad ante la ley. Esta regla de igualdad asegura, en lo relativo a
los derechos laborales, la igualdad de oportunidades de acceso al empleo y de
tratamiento durante el empleo.
La discriminación en el entorno laboral es un fenómeno social cotidiano y universal que
provoca desigualdades entre las personas y genera desventajas sociales y económicas
que debilitan la cohesión y la solidaridad sociales. Por ello, la erradicación de la
discriminación laboral tiene por nalidad promover la igualdad de oportunidades a n
de que tanto hombres como mujeres disfruten de un trabajo decente, sin perjuicio de
su origen, sexo, raza, color, orientación sexual, religión, opinión, condición económica,
social, idioma, o de cualquier otra índole” (fundamentos 34, 35 y 36, STC Exp. N° 05652-
2007-PA/TC).
“(…) este Tribunal advierte que son múltiples las formas en las que se pueden efectuar
distintos tratos discriminatorios en contra de las mujeres embarazadas o aquellas que
hubiesen sido recientemente madres en lo que respecta al acceso, al despido o la falta
de renovación de contratos temporales. Es importante que este Tribunal haga recordar
que los constantes despidos o falta de renovación de los contratos temporales de
trabajo a las mujeres gestantes generan distintas consecuencias a nivel personal y
social. En el plano personal, pueden conducir a algunas mujeres, en situaciones
complejas –que se vinculen con problemas personales, económicos o incluso de salud–
a interrumpir su embarazo a n de permanecer en su puesto de trabajo. A nivel social,
incentiva a que las parejas decidan no tener hijos, con todas las consecuencias que ello
puede generar a nivel poblacional. Por último, insensibiliza a la comunidad, pues
invisibiliza los grandes obstáculos que la mujer puede atravesar durante el embarazo y
que deberían ser objeto de medidas especiales de protección por parte del Estado”
(fundamento 17, STC Exp. N° 03601-2014-PA/TC).
Palabras clave: Despido nulo / CAS / Reposición / Derecho a la igualdad y a la no
discriminación / Madre lactante
CARACTERÍSTICAS
- Se realiza dentro del periodo de lactancia, el cual dura hasta que el niño cumpla un
año.
- Se realiza posteriormente a las comunicaciones escritas que realiza la trabajadora
a su entidad empleadora sobre su estado de gestación.
- Se realiza previa comunicación de la no renovación del CAS.
- La entidad empleadora realiza la convocatoria pública para la ocupación de la
plaza en la que laboraba la trabajadora.
APLICACIÓN AL CASO
POSTULADO CONSECUENCIA
CONCRETO
RESUMEN
Como bien se puede apreciar, el capital social representa una garantía para
los acreedores sociales, razón por la cual cuanto más elevado sea, mayor
será la garantía de cobertura de los pasivos de la sociedad.
Aumentar el capital social es hacer que los activos respondan por las deudas
en mayor cuantía que antes, lo que en consecuencia redunda en beneficio de
los acreedores sociales. Jurídicamente, todo aumento de capital implica una
elevación de la cifra del capital social que figura en el estatuto, lo que lleva
a una modificación estatutaria.
En el caso de la resolución que comentamos, la sociedad anónima Engil
Metal Company S.A. se constituye con S/ 500 representado por 500
acciones de S/ 1 cada una y luego incrementa su capital social a S/ 278.700
como producto de la asociación en participación del asociado Marco
Anderson Panduro que compromete el 50 % de los beneficios que se
obtengan en un periodo de diez años.
Respecto al órgano competente y sobre las formalidades que se debían
seguir, conforme señala el artículo 201 de la LGS, el aumento de capital se
acuerda por junta general, cumpliendo los requisitos establecidos para la
modificación del estatuto, consta en escritura pública y se inscribe en el
Registro.
En lo concerniente a las modalidades de aumento de capital, conforme al
artículo 202 de la LGS, el aumento de capital puede originarse en:
- Nuevos aportes.
- La capitalización de créditos contra la sociedad, incluyendo la
conversión de obligaciones en acciones.
- La capitalización de utilidades, reservas, “beneficios”, primas de capital
y excedentes de revaluación.
- Los demás casos previstos en la Ley.
Esta nueva redacción de la LGS mejora sustancialmente la del artículo 212
de la Ley anterior, siendo más técnica y precisa, ya que, además de los
nuevos aportes, ha incluido la capitalización de créditos contra la sociedad,
lo que implica trasladar pasivos de la sociedad a la cuenta capital social,
diferenciándola de la conversión de obligaciones en acciones reguladas en
el segundo párrafo del artículo 214 de la LGS. Asimismo, además de la
capitalización de reservas, permite la capitalización de utilidades,
“beneficios” (dentro de los cuales en el caso se han incluido las
“potenciales” utilidades de un contrato de asociación en participación),
primas de capital y excedentes de revaluación, y reconoce los demás casos
de aumento de capital previstos en la ley como, por ejemplo, la
capitalización del resultado del ajuste por inflación.
Respecto a los efectos derivados del aumento de capital, conforme al
artículo 203 de la LGS, el aumento de capital determina, o bien la creación
de nuevas acciones para su posterior emisión y suscripción, o bien el
incremento del valor nominal de las acciones ya creadas y emitidas.
En el caso de autos, el aumento de capital se concretó con la creación y la
emisión de 279 200 nuevas acciones de S/ 1 cada una.
V. CONCLUSIONES FINALES
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
• Elías. E. (2015). Derecho Societario Peruano. Tomo I (2ª ed.). Lima:
Gaceta Jurídica.
CASACIÓN N° 1879-2016-Lambayeque
Lima, diez de octubre de dos mil dieciocho.
LA SALA CIVIL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE
JUSTICIA DE LA REPÚBLICA: Vista la causa número mil ochocientos
setenta y nueve - dos mil dieciséis, en audiencia en la fecha y producida la
votación de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia:
I. ASUNTO
Se trata del recurso de casación interpuesto por Segundo Eustacio Villarreal
Sánchez a fojas cuatrocientos ochenta y cuatro, contra la resolución de vista
de fojas cuatrocientos sesenta y ocho, de fecha veintisiete de enero de dos
mil dieciséis, emitida por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque, que confirmó la resolución apelada de fojas
cuatrocientos cuarenta y dos, de fecha trece de julio de dos mil quince, que
declaró fundada la excepción de prescripción extintiva propuesta por el
Banco de Crédito del Perú; en consecuencia, nulo todo lo actuado y
concluido el proceso.
II. CAUSALES POR LAS QUE SE DECLARÓ PROCEDENTE EL
RECURSO DE CASACIÓN
Mediante resolución de fecha quince de agosto de dos mil diecisiete,
obrante a fojas sesenta y tres del cuadernillo de casación, esta Sala Suprema
ha declarado procedente el recurso de casación por la causal de infracción
normativa por la inobservancia de los artículos 139, incisos 3 y 5, de la
Constitución Política del Perú; 122, incisos 3 y 4, del Código Procesal
Civil; y 12 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder
Judicial; y 1993 y 1996 del Código Civil, argumentando que: a) no se ha
observado el artículo 1996 del Código Civil, pues, no se ha considerado que
el plazo se interrumpe por intimación para constituir en mora, y por citación
con la demanda. Ante el surgimiento de la interrupción del plazo de
prescripción, se debe entender que este empezaría a computarse desde el
cuatro de marzo de dos mil cinco, por lo que a la fecha de inicio de la
demanda; esto es, el dieciocho de agosto de dos mil trece, esta se encuentra
dentro del plazo que establece la ley sustantiva para el ejercicio de la acción
personal; b) la inobservancia del artículo 1993 del Código Civil, el pago
total de la adquisición concluyó en el año mil novecientos noventa y nueve,
conforme aparece reflejado en los estados de cuenta que obran anexados al
expediente de diligencia preparatoria. No se verificó que el negocio jurídico
de compraventa de acciones concluyó con el pago total; y es a partir de ahí
que recién podría ejercitar la verificación y/o disponer la entrega de los
paquetes de las acciones que habría adquirido, habiendo su parte requerido
al demandado Banco de Crédito del Perú, con cartas de fechas veintiuno de
octubre de dos mil cuatro, veintisiete de noviembre de dos mil cuatro y
cuatro de marzo de dos mil cinco, la entrega y devolución que había
adquirido con su intervención; y c) la inobservancia de los artículos 139,
incisos 3 y 5, de la Constitución Política del Perú; 122, incisos 3 y 4, del
Código Procesal Civil; y 12 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica
del Poder Judicial; la Sala Superior no ha emitido pronunciamiento acorde
al principio de legalidad, limitándose a indicar que el plazo a la fecha de la
demanda ya ha prescrito, violentando de esta manera los alcances de la
normas citadas.
III
. ANÁLISIS
Primero. Que, previamente a la absolución del recurso de casación sub
examine, es necesario hacer un breve recuento de lo acontecido en el
proceso. En tal sentido, se advierte que el demandante Segundo Eustacio
Villarreal Sánchez, mediante demanda de fecha catorce de agosto de dos
mil trece, obrante a fojas ciento noventa y nueve, solicita que se le declare
el reconocimiento de compra de acciones, respecto de las empresas Luz del
Sur Sociedad Anónima y Telefónica del Perú Sociedad Anónima ante la
vendedora-colocadora Banco de Crédito del Perú, por lo que requiere que se
ordene a la empresa demandada cumplir con la entrega de acciones
adquiridas por el demandante, según el siguiente detalle: Luz del Sur
Sociedad Anónima hasta por la suma de cuatro mil ochocientos cincuenta y
cinco soles con setenta y cuatro céntimos (S/ 4,855.74), Telefónica del Perú
Sociedad Anónima hasta por cuatro mil quinientos cincuenta y cinco soles
(S/ 4,555.00), las cuales fueron canceladas de su cuenta corriente, y como
pretensión alternativa, el pago de indemnización por enriquecimiento sin
causa, debiendo cancelarse la suma de ciento treinta y nueve mil
novecientos diez soles con cuarenta y ocho céntimos (S/ 139,910.48) por el
pago para la adquisición de las acciones de Luz del Sur Sociedad Anónima
y la suma de ciento setenta y siete mil setecientos tres soles con treinta y
seis céntimos (S/ 177,703.36) por el pago para la adquisición de las
acciones de Telefónica del Perú Sociedad Anónima. Al respecto, el Banco
de Crédito del Perú, mediante escrito de fecha veintitrés de setiembre de
dos mil trece, deduce excepción de prescripción extintiva de la acción,
respecto de las pretensiones demandadas, indicando que dicha petición ha
excedido el plazo establecido en el inciso 1 del artículo 2001 del Código
Civil que es de diez años, toda vez que desde la supuesta celebración del
acto jurídico de compra de acciones y el supuesto cumplimiento del pago
del precio, esto es, en los años mil novecientos noventa y seis y mil
novecientos noventa y siete, hasta la fecha de interposición de la demanda,
han transcurrido más de dieciséis años. Que, mediante escrito obrante de
fojas doscientos cincuenta y seis a fojas doscientos cincuenta y ocho, el
demandante absuelve el traslado de la excepción propuesta, señala que el
plazo de prescripción comienza a correr desde el día en que puede
ejercitarse la acción, conforme a lo señalado en el artículo 1993 del Código
Civil, y ello dependerá de la naturaleza de la acción, en el caso de la acción
personal se entiende que la acción puede ejercitarse desde el día en que se
cumplen los requisitos y las modalidades a los que estaba sometida la
exigibilidad del derecho o inmediatamente si no había modalidades
establecidas, indicando que si bien el pago total de la adquisición concluyó
en el año mil novecientos noventa y nueve, es recién a partir de este
momento en que podía ejercitarse la verificación y la entrega de los
paquetes de acciones, las cuales fueron requeridas mediante cartas de fechas
veintiuno de octubre y veintisiete de noviembre del año dos mil cuatro y
carta notarial de fecha cuatro de marzo del año dos mil cinco, incluso
fueron materia de respuesta por el banco, no alcanzándole el plazo de
prescripción alegado.
Segundo. Por resolución número dieciséis de fecha trece de julio de dos mil
quince, obrante a fojas cuatrocientos cuarenta y dos, el Octavo Juzgado
Civil con Sub Especialidad Comercial de Chiclayo de la Corte Superior de
Justicia de Lambayeque declaró fundada la excepción de prescripción
extintiva, fundamentándose en que, de lo expuesto por ambas partes, se
tiene que es el propio demandante quien manifiesta que es a partir del año
mil novecientos noventa y nueve que pudo ejercer su derecho de compra de
acciones, por lo que, en principio, habría operado el plazo de prescripción
establecido en el artículo 2001, inciso 1, del Código Civil, pues a la fecha
de interposición de demanda, catorce de agosto del año dos mil trece, por lo
menos, han transcurrido trece años; sin embargo, debe determinarse si
ocurrió alguno de los supuestos de interrupción del plazo de prescripción;
así, el artículo 1996 del Código Civil señala que se interrumpe la
prescripción, entre otros, por intimación para constituir en mora al deudor.
Asimismo, se señala que, si bien la parte recurrente inicia el trámite de
conciliación extrajudicial, habiéndose realizado la respectiva audiencia, el
diecinueve de abril del año dos mil trece, obrante de fojas ciento ochenta y
ocho a ciento ochenta y nueve, la cual se desarrolló con asistencia de ambas
partes; en consecuencia, a través de este acto, mediante el cual la entidad
ejecutante fue requerida extrajudicialmente con las pretensiones ahora
demandadas; por lo tanto, ya había operado en exceso el plazo de
prescripción de diez años para ejercer la acción personal, conforme a lo
establecido en el artículo 2001, inciso 1, de Código Civil; no pudiéndose
tener como un acto de intimación las cartas obrantes de fojas doscientos
cincuenta y uno y fojas doscientos cincuenta y dos, pues mediante estas se
solicita información sobre la situación en particular, pero en estricto no se
requiere el cumplimiento de prestación alguna.
Tercero. Por resolución de revisión, de fecha veintisiete de enero de dos mil
dieciséis, emitida por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Lambayeque, confirmó la apelada, argumentando que las alegaciones del
apelante no desvirtúan el sustento de la resolución impugnada, por no
referirse específicamente a la fecha desde la cual pudo ejercerse el derecho;
así como si a la fecha de la interposición de la demanda han transcurrido
trece años, señalando además que con las cartas que se indican no se pueden
considerar como requerimientos para el cumplimiento de la prestación.
Cuarto. Consideraciones previas del recurso de casación:
4.1. En primer lugar, debe tenerse en cuenta que el recurso extraordinario de
casación tiene por objeto el control de las infracciones que las sentencias o
los autos puedan cometer en la aplicación del Derecho; partiendo a tal
efecto de los hechos considerados probados en las instancias de mérito
aceptados por las partes, para luego examinar si la calificación jurídica
realizada es la apropiada a aquellos hechos. No bastando la sola existencia
de la infracción normativa, sino que se requiere que el error sea esencial o
decisivo sobre el resultado de lo decidido.
4.2. En el presente caso, corresponde emitir pronunciamiento en relación
con las causales del recurso de casación formulado por el demandante, cuya
procedencia se ha declarado sobre infracción normativa por la
inobservancia de los artículos 139, incisos 3 y 5, de la Constitución
Política del Perú; 122, incisos 3 y 4, del Código Procesal Civil; 12 del
Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial; y 1993 y
1996 del Código Civil.
4.3. En tal sentido, atendiendo que se han denunciado infracciones a normas
materiales y procesales bajo el sustento de interpretación errónea e
inaplicación, es importante anotar que la labor casatoria de la Sala Suprema
se orienta al control de Derecho y no de hechos, de tal forma que para
resolver las infracciones denunciadas es necesario acudir a la base fáctica
fijada en el auto impugnado y a los argumentos esgrimidos en esta,
examinando si las normas cuya infracción se denuncian han sido aplicadas e
identificar cuál es la interpretación acogida; finalmente, en el considerando
siguiente, se procederá a la interpretación de las normas legales para
determinar si se ha producido o no la interpretación errónea así como la
inaplicación en el auto de vista recurrido en casación.
4.4. Por tanto, dada la naturaleza y los efectos del error in procedendo, se
emitirá pronunciamiento, en primer término, sobre esta causal denunciada,
pues resulta evidente que, de estimarse la misma, carecería de objeto
pronunciarse sobre las causales materiales, al encontrarse perjudicada la
validez de los actos procesales; caso contrario, de no ser estimada dicha
causal, recién correspondería emitir pronunciamiento sobre las demás
causales.
Quinto. De la infracción normativa por la inobservancia del artículo
139, incisos 3 y 5, de la Constitución Política del Perú:
5.1. Sobre esta causal, sostiene la parte recurrente que no existe un debido
proceso porque, al resolver el incidente de excepción de prescripción de la
acción, no se tuvo a la vista el expediente principal, donde se puede
verificar que el demandado sí fue notificado con la demanda y los anexos
hasta en tres oportunidades y que el plazo prescriptorio se habría
interrumpido. Al respecto, se vulnera el derecho al debido proceso, cuando
en el desarrollo del proceso no se ha respetado el derecho de las partes, se
ha obviado o alterado actos de procedimientos, la tutela jurisdiccional no ha
sido efectiva, el órgano jurisdiccional deja de motivar sus decisiones o lo
hace en forma incoherente, en clara transgresión de la normativa vigente y
de los principios procesales.
5.2. Es así que el Derecho a un debido proceso y la tutela jurisdiccional
efectiva reconocidos también como el principio de la función jurisdiccional
en el inciso 3 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú garantiza
al justiciable, ante su pedido de tutela, el deber del órgano jurisdiccional de
observar el debido proceso y de impartir justicia dentro de los estándares
mínimos que su naturaleza impone; así, mientras la tutela judicial efectiva
supone tanto el derecho al acceso a los órganos de justicia como la eficacia
de lo decidido en la sentencia, es decir, una concepción genérica que
encierra todo lo concerniente al derecho de acción frente al poder-deber de
la jurisdicción, el derecho al debido proceso, en cambio, significa la
observancia de los principios y las reglas esenciales exigibles dentro del
proceso, entre ellas, el de motivación de las resoluciones judiciales
consagrado en el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución Política del
Perú, por el cual se garantiza a las partes involucradas en la controversia el
acceso a una respuesta del juzgador que se encuentre adecuadamente
sustentada en argumentos que justifiquen lógica y razonablemente, con base
en los hechos acreditados en el proceso y al derecho aplicable al caso, la
decisión adoptada y que, además, resulten congruentes con las pretensiones
y las alegaciones esgrimidas por aquellas dentro de la controversia.
5.3. Este derecho no solo tiene relevancia en el ámbito del interés particular
correspondiente a las partes involucradas en la litis, sino que también juega
un papel esencial en la idoneidad del sistema de justicia en su conjunto,
pues no debe olvidarse que una razonable motivación de las resoluciones
constituye una de las garantías del proceso judicial, directamente vinculada
con la vigilancia pública de la función jurisdiccional, por la cual se hace
posible conocer y controlar las razones por las cuales el juez ha decidido
una controversia en un sentido determinado; implicando, en este sentido, un
elemento limitativo de los supuestos de arbitrariedad. Razón por la cual su
vigencia específica en los distintos tipos de procesos ha sido desarrollada
por diversas normas de carácter legal, como los artículos 121 y 122, inciso
3, del Código Procesal Civil, por los cuales se exige que la decisión del
juzgador cuente con una exposición ordenada y precisa de los hechos y el
derecho que la justifica.
5.4. En otras palabras, la motivación o fundamentación de las resoluciones
judiciales se traduce en la explicación detallada que debe realizar el juez de
los motivos que han conllevado la decisión final. En esta fundamentación
debe existir conexión lógica entre los hechos narrados por las partes
(demandante y demandado), y las pruebas aportadas por ellos, coherencia y
consistencia en sus razonamientos. Para que una motivación sea real y fiel
reflejo de una aplicación racional del ordenamiento jurídico debe
necesariamente fundarse en derecho, lo que significa que la norma
seleccionada debe estar en estricta correspondencia con el petitorio y los
fundamentos, dispositivo legal que debe ser válido, vigente, y en caso de no
ser vigente, si corresponde su aplicación o no al caso en concreto.
5.5. A efectos de establecer si el auto impugnado ha infringido las normas
que garantizan el derecho al debido proceso y la motivación de las
resoluciones judiciales, es menester acudir a los argumentos expuestos en el
auto definitivo impugnado, es así que la Sala Superior procedió a
determinar que a la fecha de la interposición de la demanda han transcurrido
trece años, señalando además que con las cartas que se indican no se pueden
considerar como requerimientos para el cumplimiento de la prestación, por
lo que se verifica que ha operado la prescripción conforme a lo normado en
el inciso 1 del artículo 2001 del Código Civil. Al respecto, el artículo 1993
del Código Civil prescribe: “La prescripción comienza a correr desde el día
en que puede ejercitarse la acción y continúa contra los sucesores del titular
del derecho”; mientras que el artículo 1996, inciso 2, del mismo cuerpo
legislativo establece que se interrumpe la prescripción por: “Intimación para
constituir en mora al deudor”.
5.6. Esta Corte Suprema, en reiterada jurisprudencia, como la Casación N°
2264-2014-Puno, ha precisado: “Que el artículo 1993 del Código Civil,
debe interpretarse en el sentido de que el plazo de prescripción comienza a
correr desde el día en que puede ejercitarse la acción –dies a quo– lo que
ocurre cuando se toma conocimiento de la existencia del acto jurídico que
se trata de impugnar, pues es evidente que es solo a partir de dicha fecha en
que se está en posibilidad de actuar”.
5.7. De otro lado, para el cómputo del plazo de prescripción de diez años,
tiene que establecerse que no existen causales de suspensión o interrupción
del decurso prescriptorio; en efecto, la sentencia de vista concluye en su
considerando tercero que han transcurrido trece años a la fecha de
interposición de la demanda, no existiendo actos interruptorios en ese lapso,
indicando la parte recurrente que el plazo se inició en el año mil
novecientos noventa y nueve. Por otro lado, la parte demandada indica que
el plazo se inició en el año mil novecientos noventa siete, por lo que al
haberse presentado la demanda con fecha catorce de agosto de dos mil
trece, en ambos casos se excedió el plazo de diez años establecido en el
inciso 1 del artículo 2001 del Código Civil.
5.8. Sin embargo, conforme se aprecia de la carta notarial de fecha cuatro
de marzo de dos mil cinco, obrante a fojas doscientos cincuenta y dos, en
donde se aprecia en su encabezado que el recurrente Segundo Eustacio
Villarreal Sánchez solicita al Banco de Crédito que den “solución al
reclamo que se indica en la referencia, el mismo que vengo gestionando
desde el mes de octubre de dos mil cuatro”, en referencia a la situación de
acciones de Telefónica y Luz del Sur. Asimismo, en la parte final de la
referida carta notarial, señala que: “Recurro a la presente, considerando el
tiempo que ha transcurrido y que aún no ha solucionado la situación de
dichas acciones. Espero atiendan mi reclamo lo antes posible, caso contrario
me veré obligado a recurrir a las instancias correspondientes para hacer
valer mis derechos”. Respecto a la intimación en mora establecida en el
inciso 2 del artículo 1996, Luciano Barchi Velaochaga señala que: “El
objeto de la intimación (interpelación o requerimiento) consiste en la
exigencia de la ejecución de la prestación debida. El objeto de la intimación
no consiste, pues, en constituir en mora al deudor, sino más bien, lograr la
ejecución de la prestación. En otras palabras, el acreedor busca mediante la
interpelación (o intimación) el pago”1. En tal sentido, conforme se
desprende de dicha carta, el recurrente exige al banco el cumplimiento de
sus obligaciones al haber adquirido paquetes de acciones de las empresas
Telefónica Sociedad Anónima y Luz de Sur Sociedad Anónima, trayendo
como consecuencia la interrupción del plazo prescriptorio en el momento en
que se tomó conocimiento por parte de dicho banco, que en caso de no
cumplir con su obligación, el cómputo del referido plazo comienza a correr
nuevamente desde un inicio, aspecto que no fue tomado en cuenta por las
instancias de mérito. Siendo esto así, esta Suprema Sala, de conformidad
con el inciso 2 del artículo 1996 del Código Civil, con un análisis amplio,
valorando principios y derechos constitucionales como el de debido proceso
y debida motivación, considera que con la interposición de la carta notarial
de fecha cuatro de marzo de dos mil cinco, obrante a fojas doscientos
cincuenta y dos se interrumpe el término prescriptorio. Por tanto, en mérito
a lo expuesto, debe declararse fundado el recurso de casación por la causal
invocada de infracción normativa del artículo 139, incisos 3 y 5, de la
Constitución Política del Perú, concordante con el inciso 2 del artículo 1996
del Código Civil.
Sexto. Actuación en sede de instancia:
6.1. Estando a lo expuesto, en sede de instancia, esta Suprema Sala debe
precisar que el plazo de prescripción extintiva comienza a correr desde el
día en que se puede ejercitar la acción, conforme al artículo 1993 del
Código Civil.
6.2. En el caso de autos, está acreditado que el demandante Segundo
Eustacio Villarreal Sánchez requirió al Banco de Crédito del Perú, cumplir
con sus obligaciones, toda vez que adquirió un paquete de acciones de las
empresas Telefónica del Perú y Luz del Sur, conforme con el inciso 2 del
artículo 1996 del Código Civil, mediante la carta notarial de fecha cuatro de
marzo de dos mil cinco, obrante a fojas doscientos cincuenta y dos; por lo
que se interrumpió el plazo prescriptorio establecido en el inciso 1 del
artículo 2001 del Código Civil; en consecuencia, el plazo de prescripción de
diez años comienza a correr desde esta fecha y vencía el cuatro de marzo de
dos mil quince.
6.3. En consecuencia, si el inicio del nuevo plazo de prescripción se produjo
con emisión de la carta notarial de fecha cuatro de marzo de dos mil cinco,
a la fecha de interposición de la demanda de fecha catorce de agosto de dos
mil trece, no ha transcurrido el plazo de prescripción de diez años que
establece el inciso 1 del artículo 2001 del Código Civil.
6.4. Por tanto, de conformidad con lo establecido con el artículo 396 del
Código Civil, corresponde casar la sentencia de vista; y actuando en sede de
instancia, revocar la resolución apelada declarando infundada la excepción
de prescripción y disponer que continúe la tramitación del proceso en el
estado que se encuentre.
Por tales consideraciones, de conformidad con el artículo 396 del Código
Procesal Civil, declararon: FUNDADO el recurso de casación interpuesto
por Segundo Eustacio Villarreal Sánchez a fojas cuatrocientos ochenta y
cuatro; en consecuencia, CASARON el auto de vista contenido en
resolución de vista de fojas cuatrocientos sesenta y ocho, de fecha
veintisiete de enero de dos mil dieciséis, emitida por la Segunda Sala Civil
de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque y, actuando en sede de
instancia, REVOCARON el auto apelado contenido en la resolución
número dieciséis de fecha trece de julio de dos mil quince, obrante a fojas
cuatrocientos cuarenta y dos, expedido por el Octavo Juzgado Civil con Sub
Especialidad Comercial de Chiclayo de la Corte Superior de Justicia de
Lambayeque, que declaró fundada la excepción de prescripción extintiva
deducida por la parte demandada; y REFORMÁNDOLA declararon
INFUNDADA la excepción de prescripción extintiva;
ORDENÁNDOSE que se continúe la tramitación del proceso en el estado
que se encuentre; en los seguidos por Segundo Eustacio Villarreal Sánchez
contra el Banco de Crédito del Perú, sobre entrega de acciones y otros;
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el diario oficial
El Peruano, conforme a ley; y los devolvieron.
Ponente señora Cabello Matamala, jueza suprema.
S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA, ORDÓÑEZ ALCÁNTARA, DE LA
BARRA BARRERA, CÉSPEDES CABALA.
Landmarks
1. Cover