Analisis Literario Octavio Paz
Analisis Literario Octavio Paz
Analisis Literario Octavio Paz
- Apartados temáticos
El poema completo está escrito en 584 versos, cifra igual (según explica
el mismo Octavio Paz) a los días que tarda el planeta Venus en realizar
la conjunción con el Sol.
La "Piedra de Sol" es el Calendario Azteca, los 584 versos son los días
del planeta Venus (Quetzalcóatl en la mitología mexica) en su camino
hacia el Sol; puede ser también el "eterno retorno", pues el poema es
claramente circular.
Argumento
Octavio Paz escribió Piedra de sol a la edad de cuarenta años. Como poeta
moderno, heredero del simbolismo y del surrealismo, asume en su poética las
características propias de la poesía moderna: la irracionalidad, el símbolo, la
metáfora visionaria, los espacios en blanco, la analogía, la ironía, la
ambigüedad, las disonancias, la plurisemia. Este extenso poema que exige ser
leído “de un tirón” y no solamente en una lectura, sino muchas lecturas atentas
y desde diferentes ángulos, nos muestra en gran parte la fuerza y la
complejidad de la poética de Octavio Paz. En su obra La otra voz, al referirse a
los poemas extensos expresa: El poema es en su origen, poema épico (…)
cada una de sus partes tiene vida propia(…) en el poema largo encontramos no
solo la extensión, que es una medida cambiante, sino máxima variedad en la
unidad.(1990:12) Piedra de sol es un poema mayor, construido
cuidadosamente con enlaces simultáneos, semejanzas y oposiciones, frases
que se confunden con las que le preceden y las que le siguen, como lazos
interiores que le dan unidad semántica y estructural. Es un poema
asombrosamente dialéctico en sus contradicciones, en la unidad de sus
contrarios, en la universalidad y particularidad del macrocosmos y del
microcosmos. Las divisiones o fragmentos de poema corresponden a pausas o
momentos de transición entre un nivel y otro. Su ritmo es vertiginoso y cíclico.
En su estructura encontramos el monólogo, la narración, la descripción, la
síntesis. El narrador habla desde su interioridad, en otras ocasiones, en
segunda persona del singular y del plural, el poema en su movimiento avanza,
retrocede, da un rodeo y llega siempre.
NÚCLEOS TEMÁTICOS
La sujeción del instante Introducirse en un poema es iniciar un viaje, y en este
caso, es un viaje cíclico. El poema es circular, retorna sobre sí. Su eje es la
aprehensión del instante. Su núcleo mayor es la fijeza del instante, al decir de
Père Gimferrer (1980:33). Podríamos graficar el poema como una especie de
vórtice cuyo centro es el instante, por donde circulan el amor, el tiempo, la vida,
la muerte, el ser. La sujeción del instante es el encuentro consigo mismo, con
el ser, la autoconciencia que cristaliza en un instante que condensa el pasado,
el presente y el futuro en un solo destello, es una búsqueda continua: A la
salida de mi mente busco, /busco sin encontrar, busco un instante. Esa
búsqueda inherente al acto creativo de escribir, del oficio de poeta, que es otra
forma de acercarse al ser: Busco sin encontrar, escribo a solas; la búsqueda de
esa conciencia del ser que es la caída en los abismos del tiempo: caigo en el
instante, caigo a fondo(…)piso mi sombra en busca de un instante ;la búsqueda
en el tiempo concreto, en la concreción del instante de una hora específica:
busco una fecha viva como un pájaro/busco el sol de las cinco de la tarde. El
instante es un elemento que encontramos a lo largo de todo el poema en forma
de equivalencia, de isotopía, de reiteraciones fónicas y semánticas que nos
conduce a la conciencia del momento poético, como lectores y seres humanos,
detenidos en el mismo instante de poeta cuando expresa: arde el instante, en
la síntesis del tiempo cuando: todos los siglos son un solo instante, como el fluir
del ser, la revelación, la conciencia: no hay nada frente a mí, sólo un instante,
como si desnudo se contemplara en un espejo llameante
Resumen de texto
El instante se abisma y sobrenada
rodeado de muerte, amenazado
por la noche y su lúgubre bostezo, amenazado
por la muerte vivaz y enmascarada
el instante se abisma y se penetra
(…)
el instante traslúcido se cierra
(…)
crece dentro de mí, me ocupa todo.
La revelación de ese instante es plena, pero también no termina nunca de
revelarse, así
como es el misterio de la vida:
Esta noche me vasta y este instante
que no acaba de abrirse y revelarme
dónde estuve, quién fui, cómo te llamas,
cómo me llamo yo.
El ser humano muere y no acaba de conocerse en su totalidad, puede
aprehender sólo instantes; relámpagos de la conciencia:
(…)
las máscaras podridas se derrumban
por un instante inmenso y vislumbramos
nuestra unidad perdida
el desamparo que es ser hombres
la gloria que es ser hombres
y compartir el pan, el sol, la muerte
el olvidado asombro de estar vivos.
Como dice el poeta, cuando el hombre se despoja de sus máscaras y muestra
el verdadero rostro, se produce un choque, una iluminación y la inmensidad del
instante; fijeza del instante fijada en el poema.
La mujer; el encuentro amoroso
Otro de los tópicos del poema es la presencia de la mujer en el instante
amoroso, relacionada con el sol, como una fuente de luz: vientre de luz, roca
solar, o ¿piedra de sol? Aquí la presencia femenina es luminosa, es vida, color
de día, color de nube, por esa razón la hora centellea y tiene cuerpo /el mundo
ya es visible por tu cuerpo.
El cuerpo al cual hace referencia el poema, es el mundo con sus plazas, sus
iglesias, es la mujer-mundo, mujer-ciudad: Voy por tu cuerpo como por el
mundo/tu vientre es una plaza soleada (…) eres una ciudad que el mar asedia.
El erotismo, el deseo hacia la presencia femenina, se personifica en la
naturaleza y sus elementos, en los animales, los sueños y los pensamientos:
Como mi pensamiento vas desnuda
voy por tus ojos como por el agua
los tigres beben sueño en esos ojos
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna
como la nube por tu pensamiento
voy por tu vientre como por los sueños.
Muchos autores han tomado como metáfora el cuerpo de la mujer con la
naturaleza y sus elementos, pero Octavio Paz lo hace de una forma reveladora,
utiliza imágenes visionarias, alucinantes, irracionales. Gimferrer, en su ensayo
anota que este tipo de poema pertenece a una familia existente ya en la
historia de la literatura pero su originalidad lo hace una pieza única por su
destreza literaria, su ritmo, su musicalidad: todo el complejo mecanismo interior
de Piedra de sol, hecho de permutas, retornos o motivos, interacciones,
correspondencias, debe ser visto bajo este ángulo: la unidad esencial del
mundo y la unidad de palabra y mundo (1980:38). Mujer/agua, mujer/tierra,
mujer/fuego, mujer/vida, mujer/muerte, mujer/amor, son algunas de las parejas
que encontramos en este núcleo semántico. El poema en su itinerario es
dialéctico, así cuando exalta a la mujer en su naturaleza líquida, símbolo de
vida, personificada con la lluvia, el agua, con el río y el bosque como espacios
virtuales de conocimiento, como un remanso, como un sendero en la montaña;
de repente, en el ritmo y en el sentido se produce un salto brusco, pues aquel
sendero termina en un abismo por donde se despeña el ser, vuelve a la fijeza
del instante, al clímax amoroso, a la caída donde se pierde el cuerpo:
Y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas.