MAX FLORES DÍAZ de La Sustitución de Importaciones A
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MAX FLORES DÍAZ de La Sustitución de Importaciones A
147-155
De la sustitución de importaciones a
la sustitución de exportaciones
Max Flores
Una primera, que denominaremos de "sustitución interna", en tanto que está refe-
rida a la sustitución de la producción para la oferta interna realizada en condicio-
nes artesanales, o simplemente no capitalistas, por producción efectuada dentro
de relaciones capitalistas de producción. Este cambio involucra dos procesos con-
comitantes. Uno de ellos, consiste en la acumulación originaria - en el sentido que
le da Marx1 - que crea las nuevas condiciones socio-económicas; y el otro, que vie-
ne dado por una inicial expansión del mercado interno que permite el funciona-
miento de la producción capitalista dentro de sus condiciones necesarias; esto es,
que sea continua y rentable.
Esta primera fase encuentra sus limites en la estrechez de los mercados locales y
en que, a diferencia del capitalismo hoy desarrollado, que desde sus inicios pudo
apoyarse en los mercados exteriores para colocar sus bienes industriales, el capi-
talismo sub-desarrollado no puede hacerlo, lo cual marca una diferencia histórica
y significativa en la evolución de ambas situaciones.
Siempre se supone dentro del análisis del I.S.I. la existencia de una demanda pre-
existente, que condicionaría el perfil del aparato productivo naciente; y se olvida
1
En efecto, Marx señala: "La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso
histórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se la llama "originaria"
porque forma la prehistoria del capital y del régimen capitalista de producción". El Capital, Tomo
I, p. 608. F.C.E.
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que tal demanda viene determinada por la producción de las economías capitalis-
tas desarrolladas, lo que genera un desequilibrio en los circuitos de acumulación
internos. Los bloqueos y estrangulamientos, en esta fase, surgen de las caracterís-
ticas mismas de la acumulación de capital en el subdesarrollo, tales como, las de-
sarticulaciones inter-sectoriales y de un financiamiento del proceso, en términos
del ingreso derivado de las exportaciones tradicionales, que a su vez, están some-
tidas a los vaivenes del mercado internacional.
Es de importancia advertir que las tres etapas antes señaladas no se dan en el pro-
ceso histórico concreto como tres fases discontinuas o transparentemente separa-
das, sino que en la propia realidad se superponen y combinan; y es a través del
privilegio que en su apoyo le otorga la política económica vigente a una etapa es-
pecífica, que puede distinguirse cuál es la que tiene mayor relevancia para el mo-
mento.
El análisis de las etapas mencionadas debe hacerse a la luz de las múltiples y di-
versas interrelaciones del centro y la periferia capitalista. El proceso de industria-
lización y sus aspectos conexos en el mundo subdesarrollado, queda comprendi-
do y atravesado por el circuito global y planetario de acumulación de capital;
dentro del cual deben distinguirse y privilegiarse los impulsos generados a partir
del Estado-Nación periférico y dominado que se esté examinando en particular.
Dichos impulsos vienen caracterizados por la estructura y dinámica interior que
posee cada formación económico-social en particular; y estas son más que cristali-
zaciones de todo un proceso histórico con sus singularidades y alternativas pro-
pias. Al respecto, elementos de primer orden para el análisis los constituyen, la
intensidad y ritmo de crecimiento del mercado interior, el grado de complejidad
y las formas de articulación de la estructura económico-social y el nivel tipo de
organización de las fuerzas productivas.
Otro polo del análisis viene dado por el proceso de internacionalización del capi-
tal, dentro del cual conviene distinguir dos etapas, sobre todo a instancias de las
diferentes improntas que generan. A nuestro criterio, estas etapas serian:
Sostenemos que este tipo de industrialización, más que una estrategia de desarro-
llo o una política económica industrial adelantada por el Estado, es una forma
concreta que asume la acumulación de capital en la periferia capitalista.
Como toda empresa dentro del capitalismo privado, sólo se justifica y desarrolla
cuando es rentable, por lo tanto, es indispensable que aparezca un mercado tal
que de lugar a la situación señalada. Como consecuencia del crecimiento del mer-
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b) Las crisis mundiales capitalistas, como el "crack" del año 29, fecha en que se se-
ñala el inicio de la industrialización de varios países.
2
Para el caso de Brasil y Argentina ver, "Historia Económica del Brasil" de Cairo Prado Junior; y
"Etapas de Acumulación y Alianza de Clases en la Argentina" de Mónica Peralta Ramos.
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También dentro del campo de las racionalizaciones del proceso industrial latino-
americano, se ha querido ver que éste es producto de la implementación de un
modelo estratégico, elaborado por los equipos tecno-burocráticos de los centros
internacionales para el desarrollo.
73% del valor agregado4; y como es bien sabido, este pequeño número de empre-
sas constituye el estamento de la gran industria (más de 100 trabajadores por uni-
dades productivas). Y es precisamente dentro de este estamento, que es amplia-
mente hegemónico el capital extranjero.
4
Ver Max Flores, El Capitalismo en la Venezuela Actual. Revista de Ciencias Económicas y
Sociales, 1979, No. 1.
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A partir de la estructura industrial que se conforma, surge una dinámica que tien-
de a evolucionar hacia un modelo de la economía, que es básicamente segregador
y restrictivo, en el que se distingue, una desigual distribución del ingreso tanto en
términos factoriales, como desde el punto de vista de la distribución personal;
efecto éste que se ve reforzado por el hecho de ser el ritmo de incremento del ni-
vel de empleo, siempre menor que el de crecimiento del producto, sobre todo en
las secciones de la industria donde se trabaja con alta densidad de capital.
Los rasgos anteriores dan lugar a que los patrones de consumo sean escindidos:
las personas de ingresos superiores gastan la mayor parte de su presupuesto en
bienes de consumo duradero, y en cambio, los sectores mayoritarios, que reciben
bajos ingresos, destinan la parte más sustancial de su presupuesto a la obtención
de bienes perecibles (alimentos, vestidos, calzado, etc.). Este mercado fracturado
le resta potencia al proceso de acumulación, descansando básicamente su dina-
mismo, en la expansión del consumo de bienes duraderos (industrias metalmecá-
nica y electrodoméstica), sobre la base de precios monopólicos y consecuente-
mente altos, lo cual refuerza el carácter segregador del modelo.
clase obrera, por lo que tendrá que ser a través de la vía de la concentración ideo-
lógica que pueda superarse esta situación.
La sustitución de exportaciones
En la actualidad, una buena parte de los gobiernos del continente, adelantan polí-
ticas económicas y de otros tipos, en pos de la consecución del nuevo mito: la sus-
titución de exportaciones. Si en el pasado se creyó que la I.S.I. constituía la punta
de lanza para romper el subdesarrollo y consecuentemente, lograr reproducir las
sociedades de los países capitalistas desarrollados, y ello no ha sido posible por
esa vía, la creencia que la sustitución de exportaciones (I.S.E.) si puede hacerlo, es
algo generalizado en el interior de los grupos de dominación, de planificadores,
de técnicos y otros.
El hecho señalado, hace que la senda de avance de la integración sea lenta y tor-
tuosa, y que en muchos casos, se llegue a estancamientos prolongados. Es por ello
que la I.S.E. se vea como la vía más expedita para salir del impasse, además de
que existen razones objetivas para que prosperara, como es el caso del re-acomo-
do de las formas de acumulación mundial, con su consecuente redespliegue in-
dustrial que está llevando y llevando muchas industrias hacia la periferia. Por
otra parte, se ofrecen razones técnicas sobre los posibles beneficios que aportaría
el nuevo proceso. Sobre el particular, el Dr. D.F. Maza Zavala hace una magnífica
síntesis.
Ya están vigentes en varios países, sistemas de incentivos para impulsar las ex-
portaciones no tradicionales, y van desde exoneraciones fiscales para los exporta-
dores, pasando por primas de exportación, hasta un seguro para exportaciones;
además de apoyo político en términos de la construcción de canales de comercia-
lización.
Sobre estos aspectos, tenemos que señalar en una primera instancia, que el pro-
blema clave de las diferencias de productividad que pone en desventaja a las nue-
vas exportaciones en el mercado internacional, no tiene una solución racional, ni
a mediano ni a largo plazo. Hasta ahora, la forma de superar esta situación ha
sido por la vía del subsidio a las exportaciones (incentivos antes señalados), que a
la larga significa que es la población en su conjunto quien financia tanto a los ex-
portadores como a los consumidores extranjeros.
Antes decíamos, que existen condiciones objetivas que hacen viable a la I.S.E.,
cuando nos referíamos a los cambios en el cuadro de la acumulación mundial; en
efecto, la competencia intercapitalista se ha agudizado dentro de los mercados
oligopólicos, lo que ha hecho crear una obsolescencia prematura del capital pro-
ductivo, donde la tónica consiste en la sustitución de máquinas por máquinas
más eficaces aún, lo cual deja a un lado, medios de producción con suficiente ca-
pacidad de producir. Este capital productivo desvalorizado es trasladado masiva-
mente a los países capitalistas subdesarrollados que aún teniendo mercados inter-
5
Citado por Guillermo Márquez, Comercio Internacional y Subdesarrollo, Monte Avila Editores,
1978, p. 225.
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nos marginales, puede revalorizarse con ventas en los mercados locales y, even-
tualmente, con ventas al exterior, aprovechando los incentivos para la exporta-
ción. En la actualidad, algunos países latino-americanos (México, Brasil), a pesar
que una buena parte de sus exportaciones consiste en productos manufacturados
no han podido eliminar sus dificultades de balanza de pagos.
A manera de conclusiones
Referencias
Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad Nº 50 Sep-
tiembre-Octubre de 1980, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.