ADOLESCENCIA
ADOLESCENCIA
ADOLESCENCIA
•INTODUCCIÓN:
La adolescencia (del latín adolescere: desarollarse), no sólo es una fase en el desarrollo psíquico
del individuo, hacia una supuesta madurez, sino también una transformación en algo nuevo que
conserva en sí lo antiguo: nunca desaparece la infancia, como nunca se accede a una madurez
absoluta.
La adolescencia consiste más en un proceso, en una etapa de transición que en un estadio con
límites temporales fijos. Ahora bien, los cambios que ocurren en este momento son tan
significativos que resulta útil hablar de la adolescencia como un periodo diferenciado del ciclo vital
humano.
La adolescencia comienza con la pubertad, es decir, con una serie de cambios fisiológicos que
desembocan en plena maduración de los órganos sexuales, y la capacidad para reproducirse y
relacionarse sexualmente.
El intervalo temporal en que transcurre comenzaría a los 11-12 años y se extendería hasta los 18-
20. Sin embargo no podemos equiparar a un chico de 13 con uno de 18 años; por ello hablaremos
de “adolescencia temprana” entre los 11-14 años (que coincide con la pubertad), y luego de un
segundo periodo de “juventud” entre los 15-20 años; su prolongación hasta llegar a la adultez,
dependerá de factores sociales, culturales, ambientales, así como de la adaptación personal.
Los cambios biológicos marcan el inicio de la adolescencia, pero esta no se reduce a ellos, sino que
se caracteriza además por significativas transformaciones psicológicas y sociales.
1.2. ADOLESCENCIA: ÉPOCA DE INMADUREZ EN BUSCA
DE MADUREZ:
El ingreso en el mundo adulto exige una serie de cambios, de maduraciones en todos los
niveles del ser que desembocan en actitudes y comportamientos de madurez. Este cambio pone
de manifiesto que el verdadero sentido de la etapa adolescente es la maduración de la autonomía
personal. El adolescente en medio de su desorientación y conflictos persigue tres objetivos
íntimamente relacionados entre sí:
- Logro de la independencia.
ð La inmadurez del niño es la de la persona que, sin valerse de sí misma, no percibe esta
situación como problemática.
Al comparar las actitudes o el comportamiento del adolescente con el “niño bueno” o el adulto
responsable, se puede tener una falsa impresión de retroceso, ya que el adolescente es menos
ordenado, menos sociable, menos dócil y menos respetuoso que antes; pero eso no significa que
sea menos maduro o menos responsable. Ahora el adolescente necesita obrar por convicciones
personales lo que le conduce a replantearse su comportamiento anterior. Ha elegido un campo de
juego más difícil que antes, y esto produce que se obtengan peores resultados, sin embargo estos
resultados no son signos de retroceso, sino de crecimiento, de madurez propia de la adolescencia.
Por tanto sería un error creer que la madurez llega de pronto al final de la adolescencia.
A partir de los 12 años comienza el aprendizaje para saber afrontar la realidad de modo personal.
A lo largo de este aprendizaje el chico/a denota comportamientos inmaduros, pero hay que decir
que estos comportamientos son necesarios para el desarrollo de la personalidad.
El adolescente madura en la medida en que se decide a recorrer el camino recién descubierto sin
“andaduras”. El progreso es más lento y difícil pero también más efectivo.
“El concepto de madurez respecto al adolescente no debe considerarse un estado fijo o el punto
final de proceso de desarrollo; la madurez es un término relativo que denota el grado en que la
persona descubre y es capaz de emplear recursos, que se hacen accesibles a él en el proceso de
crecimiento”.
Junto con los comportamientos inmaduros, se dan también desde el inicio de la etapa
adolescente, comportamientos que denotan cierta madurez; porque un rasgo de inmadurez
solamente queda evidenciado cuando se ha producido algún progreso de algún tipo.
CONCLUSIÓN: La adolescencia es una época de inmadurez que normalmente (no siempre) deja
paulatinamente de serlo.
Durante este periodo del desarrollo humano es cuando maduran los órganos sexuales, tanto
internos como externos, y generalmente les ocurre antes a las chicas que a los chicos debido a
factores hormonales:
- En los chicos se desarrolla el pene y los testículos, así como la próstata y el uréter; aparece
la primera eyaculación.
La incertidumbre con la que se viven estos cambios, ya sean más temprana o tardíamente,
tiene mucha relación con el sentimiento de confianza en uno mismo, y del entorno social
significativo del adolescente.
Los cambios fisiológicos obligan a revisar y rehacer la imagen del propio cuerpo: La
preocupación por el propio físico pasa a primer plano. Pero no sólo la imagen del propio físico,
sino la representación de sí mismo pasan a constituir un tema fundamental. El adolescente tiene
una enorme necesidad de reconocimiento por parte de los otros, necesita ver reconocida y
aceptada su identidad por las personas (adultos, compañeros) que son significativas para él. Es
este reconocimiento y aceptación lo que asegura un concepto positivo de sí mismo.
Con la pubertad ha comenzado la capacidad sexual propia del organismo humano maduro,
con la instauración de la genitalidad.
En todos los tiempos y en todas las sociedades, la adolescencia parece haber sido una etapa
de peculiar actividad sexual. Lo que varía de unas épocas a otras, de unas sociedades a otras, son
los modos o patrones de ejercer esa sexualidad.
La actividad más característica entre adolescentes suele ser la conducta heterosexual de caricias
íntimas, dentro de un marco de encuentro, que puede dar lugar a desarrollar distintos tipos de
sentimientos y comportamientos: desde la mera simpatía y amistad, hasta el enamoramiento
propiamente dicho.
Este periodo (de las operaciones formales) se caracteriza por el desarrollo de la capacidad de
pensar más allá de la realidad concreta. La realidad es ahora un subconjunto de lo posible, de las
posibilidades para pensar. En la etapa anterior el niño desarrollo un número de relaciones en la
interacción con materiales con materiales concretos; ahora puede pensar acerca de la relación de
relaciones y otras ideas abstractas.
Los últimos trabajos sobre el tema, indican que parece ser que el contenido de la tarea y los
conocimientos previos del niño sobre dicha tarea influyen decisivamente a la hora de utilizar o no
estrategias de pensamiento formal.
Por lo general el adolescente observa el criterio de los padres en materias que atañan a su
futuro, mientras que sigue más el consejo de sus compañeros en opciones de presente.
7.2. SOCIABILIDAD DEL ADOLESCENTE:
La sociabilidad es la capacidad, la aptitud que permite al individuo vivir con los otros y en
grupo, y es fruto de comprensión hacia el otro, de posibilidad de simpatía y empatía.
A partir de los 8 años es lo “extremo de la personalidad” lo que motiva las simpatías. Desde
los 10 años las motivaciones tienen en cuenta preferentemente la conducta del individuo frente al
grupo (por ejemplo ser buen compañero). A partir de los 11-13 años la elección de compañeros se
basa sobre todo en aspectos individuales del carácter. La simpatía en el momento de la
adolescencia se dirige cada vez más hacia la personalidad total del otro; y tiene en cuenta,
sobretodo, las cualidades afectivas del otro.
Con el desarrollo de la madurez las posibilidades asociativas se multiplican, y las relaciones
sociales se descubren mejor. El adolescente no sólo tiene la necesidad de encontrar un amigo,
sino, que de hecho se hace capaz de vivir la amistad dado que tiene la capacidad de sociabilidad.
En la sensibilidad social se distingue entre: sensibilidad ante la persona, y la sensibilidad a las
normas del grupo. Son estos dos aspectos los que se manifiestan en las relaciones con los otros,
como más característicos en la adolescencia.
La amistad:
Las amistades juegan un doble papel en la adolescencia:
- En el proceso de socialización.
Es la primera vez que se establece una relación no-biológica y no-institucional con el otro.
THAN HUONG ha llevado a cabo una investigación con adolescentes para estudiar el
significado de la amistad en la integración social, y en particular el papel que desempeña en el
camino hacia el amor, la sexualidad, la propia conciencia y la del otro. Una de las preguntas hacía
referencia a las relaciones de los adolescentes con sus padres. Tras las respuestas se puede
deducir que los momentos más difíciles en la relación con los padres corresponde al intervalo de
edad de entre 11-12 años, y 14-15 años. Un 87´50% de adolescentes declara que no habla con sus
padres de cosas íntimas, no confían fácilmente en sus padres principalmente en lo que concierne a
la vida sentimental, a los problemas muy personales, y en algunos casos a los problemas políticos
o religiosos. Todos estos temas personales que los adolescentes no confían a sus padres se los
cuentan a los amigos. Por lo que respecta a la sexualidad sólo un 24% han sido informados por sus
padres.
La amistad juvenil permite que se tome conciencia de la realidad del otro, se forman actitudes
sociales, se toma experiencia en las relaciones interpersonales. Si las amistades juveniles
contribuyen a un aprendizaje de las relaciones interpersonales, el pertenecer a un grupo o a una
banda puede aparecer como un aprendizaje de la vida en sociedad.
El grupo:
No todas las palabras con las que se designan a los grupos (pandilla, banda, el “gang” grupo,
asociación, sociedades de adolescentes,...) significan lo mismo.
La banda, igual que el “gang” los forman jóvenes espontáneamente; estos jóvenes que
componen la banda, suelen vivir al margen de la sociedad, aunque no cometan necesariamente
actividades delictivas. Mientras que las bandas no están organizadas desde fuera, el grupo si
puede estar organizado o institucionalizado; de hecho hay grupos a los que pertenece el
adolescente aunque él no quiera, como son por ejemplo el grupo familiar, el grupo escolar, o el
grupo de trabajo.
El adolescente espera del grupo que le permita la conquista de su autonomía, pero una vez
que llega a ser independiente abandona el grupo porque la noción de autonomía y la de grupo se
oponen. Es normal que el adolescente se salga del grupo para comprometerse en relaciones
personales, y en relaciones con el otro sexo.
Los adolescentes se encuentran con dos grandes fuentes de influencia social en su desarrollo:
Los, amigos que adquieren un papel fundamental en este periodo; y la familia (especialmente los
padres).
Los adolescentes no saben muy bien lo que quieren o a qué aspiran. Pueden llegar a parecer
adultos muy pronto (físicamente), por lo que desean ser tratados como tales por sus padres; sin
embargo la concepción social de la adolescencia alarga enormemente este periodo, por lo que aun
les queda un largo camino por recorrer para conseguir el estatus de adulto.
El salto generacional que existe entre padres e hijos, y las nuevas necesidades de autonomía
de los adolescentes, provocan ciertas tensiones familiares, pero el hecho de que existan algunos
conflictos inevitables no quiere decir que las relaciones entre padres e hijos estén continuamente
deterioradas. Existen investigaciones que demuestran que un comportamiento paternal de
orientación igualitaria, democrática y liberal favorece que no aparezcan conflictos graves,
contribuyendo al dialogo y la comunicación familiar, y pacificando las relaciones con los hijos. Así
GRYGIELSKI afirma que los adolescentes que mantienen una comunicación abierta con sus padres,
tanto en temas sociales como en temas personales o íntimos, se identifican con ellos más que los
adolescentes que no logran alcanzar un buen grado de comunicación socio-personal con los
padres.
Existen estudios como el de NOLLER y CALLAN (1991) que analizan las diferencias existentes
entre los padres y las madres en la relación con sus hijos/as adolescentes. Los resultados, en
general, indican que las actitudes que tienen ante la vida familiar los/las adolescentes coinciden
más con las de sus madres que con las de sus padres, ya que las madres son más comprensivas y
abiertas en la comunicación con los hijos, siendo más fácil negociar y llegar a acuerdos con ellas.
Los resultados de estos estudios también indican que hay claras diferencias entre los chicos y las
chicas en la relación con los padres; las adolescentes se comunican más con los padres que los
chicos, y tanto ellos como ellas se comunican más con sus madres que con sus padres. También
hay evidencias de que los diálogos con las madres son considerados, generalmente, como más
frecuentes, positivos y fructíferos que con los padres, debido a esa mayor frecuencia y calidad de
sus interacciones.
Los adolescentes hablan con más frecuencia con su madre que con su padre y en general, los
temas a tratar son sobre su vida social y sus intereses (relaciones con amigos, información sexual,
problemas diarios,...) mientras que los temas a tratar con el padre suelen ser de política, e interés
nacional. En cuanto a compartir y descubrir sus sentimientos, la madre vuelve a ser la elegida para
hacerlo por delante del padre.
A la hora de hablar de conflictos y discrepancias entre padres e hijos adolescentes los temas
hacen referencia a:
- El orden en la casa,
- La forma de vestir,
- La apariencia externa,
- La obediencia a los adultos,
- La higiene personal,
- Las peleas con los hermanos,
- La reivindicación de la autonomía e independencia,
- El trato a las salidas con otros chicos y chicas,
- El horario de salidas,
- Cuestiones económicas,
- Consumo,
BEHAR y COLS han analizado las distintas estrategias utilizadas por los adolescentes para
afrontar los conflictos entre ellos y sus padres:
Cuando el tema hace referencia a la vida social del joven (horario de salida, salidas
fuera de casa, fiestas,...), las estrategias más utilizadas por los adolescentes son las
descargas emocionales con enfados y gritos.
Cuando el tema a tratar son las relaciones con el sexo opuesto, el adolescente se
muestra menos agresivo, pero en caso de no haber acuerdo con los padres, callan, y no
hacen caso de la opinión de estos.
Cuando el tema se refiere a los estudios, el adolescente, en un principio, lanza la
descarga emocional, pero posteriormente es capaz de dialogar para así buscar nuevas
alternativas.
Hay que señalar que a medida que avanza la sociedad actual se va concediendo mayor
libertad e independencia a los adolescentes, que, por su parte cada día exigen más. De igual modo
cada día se van aproximando más las diferencias entre los sexos, mucho más difuminadas que
hace unas décadas. En este sentido hay que señalar que la posición económica y el nivel
sociocultural que tenga la familia, va a determinar la independencia otorgada a los hijos.
Se observa que los diferentes tipos de disciplina parental se relaciona con la probabilidad de
aceptación, por parte de los hijos, de los padres democráticos; el rechazo de los padres
autoritarios y los excesivamente permisivos, ya que los adolescentes lo interpretan como
desinterés de los padres hacia ellos.
a) PADRES DEMOCRÁTICOS: Los adolescentes con conductas más autónomas e independientes,
proceden de familias con padres democráticos o igualitarios que favorecen la adquisición de la
autonomía personal, que ofrecen un gran calor emocional, una comunicación abierta, una
disciplina dialogante y razonada, una tolerancia y flexibilidad adecuadas, y unas exigencias de
madurez acordes con la edad de su hijo. Este tipo de disciplina favorece y potencia el desarrollo
integral del adolescente, además de una mayor adaptación y madurez del joven, e incluso con
resultados académicos positivos.
c) PADRES EXCESIVAMENTE PERMISIVOS: Son padres que no ejercen ningún control sobre sus
hijos, no les exigen superaciones personales, provocan en los adolescentes sentimientos de
abandono y de no ser importantes para los padres, sintiéndose poco apoyados en su desarrollo
personal.
Concepto de amistad:
Las amistades son vínculos afectivos que se definen como relaciones voluntarias y recíprocas,
que se mantienen en el tiempo y que conllevan afecto.
La amistad en la adolescencia:
Las amistades hacen contribuciones específicas al desarrollo que no son aportadas por
ningún otro tipo de relación, como por ejemplo el sentimiento de igualdad y el de pertenencia a
un grupo.
Dado que las relaciones con amigos son igualitarias por naturaleza, además son íntimas. Las
amistades permiten que el adolescente experimente dentro de ellas una amplia gama de
sentimientos y valores que pueden ser tanto positivos (cariño, confianza, lealtad,...) como
negativos (celos, ira, agresividad,...).
Las amistades son también logros sociales significativos, son indicadores de la competencia
social. En definitiva el establecimiento de nuevas amistades es posible que aumente la
autoestima.
Las relaciones con los iguales ofrecen un contexto en el que, tanto niños como adolescentes,
pueden compararse con los demás, crear así un concepto de autoeficacia en las relaciones sociales
y por consiguiente llegar a un mejor conocimiento de sí mismo. (La comparación social es
necesaria para que las personas lleguen a desarrollar un sentimiento válido y preciso de su propia
identidad). El grupo de iguales ayuda a desarrollar una toma de conciencia acerca de nosotros
mismos que la experiencia familiar no puede proporcionar.
Las relaciones con los iguales cumplen un papel importante en la socialización de las
personas, pero de un modo muy especial durante la transición de la adolescencia, ya que en esta
etapa lo que se busca en el grupo de iguales es un apoyo para ir logrando progresivamente
autonomía respecto al contexto familiar.
Los estudios actuales muestran unos resultados que apuntan en la dirección de que no existe
tanta diferencia entre los valores de la familia y el grupo de iguales, ya que son los padres quienes
sitúan al hijo en el contexto externo en el que se va a desarrollar (eligen el barrio, el colegio al que
asistirá,...), por tanto el entorno inmediato de los hijos está formado por familias del mismo nivel
socioeconómico y cultural; esto garantiza una cercanía en valores y actitudes, creencias, estilos de
vida y prácticas educativas de los adolescentes.
Para estudiar las relaciones sociales que construyen los adolescentes con su grupo de iguales,
los objetivos, características, y funciones del microsistema que forman los adolescentes con su red
social de iguales hay que tener en cuenta el enfoque ecológico de BRONFENBRENNER y la teoría
de las redes sociales de LEWIS, que son dos marcos distintos pero complementarios:
Los dos cambios más importantes que se producen en la adolescencia son: El cambio de rol,
pasar de niño a adolescente, y el cambio de entorno, pasar del colegio al instituto.
a) EL CAMBIO DE ROL viene marcado por la pubertad (momento en el que se deja de ser niño para
ser adolescente). Este paso exige nuevas adaptaciones y aprendizajes, adquirir nuevos
conocimientos y conductas, establecer nuevas relaciones y afectos con el otro sexo, con los
compañeros/as y con los amigos/as. Por tanto la llegada de la pubertad requiere la elaboración de
una nueva identidad, obliga a los adolescentes a redefinir sus afectos, sus ideas, sus conductas, sus
relaciones sociales,... En definitiva a la elaboración y adquisición de un nuevo rol.
Los cambios de roles son momentos bastante difíciles para la mayoría de las personas debido
a la extinción de ventajas que poseía el rol que se abandona, así como también por las exigencias
del nuevo rol; pero en la adolescencia a estas dificultades por el cambio de rol se suman las
motivadas por el cambio de entorno.
Según esta teoría el ser humano, desde su nacimiento, se encuentra inmerso en un sistema
de redes sociales que van a configurar su desarrollo. Las características que definen son las
siguientes:
Los sistemas se componen por redes sociales que a su vez están formadas por
elementos, sujetos o agentes sociales. Los elementos de la red social de los iguales
en la adolescencia serían: los compañeros del instituto, los vecinos del barrio, los
amigos de la pandilla, amigos íntimos...
Los agentes sociales cumplen distintas funciones en una u otra etapa de la vida.
Los elementos o sujetos que forman el sistema están relacionados y se influyen
recíprocamente, estas influencias pueden ser directas o indirectas.
Los agentes sociales o sujetos se comportan de forma distinta en interacción o
presencia de unos u otros sujetos. Las personas se comportan de manera diferente
según las situaciones o los elementos sociales presentes en cada contexto de
interacción.
Los sistemas están orientados a la consecución de unos objetivos y para lograrlos
cumplen ciertas funciones.
La teoría de las redes sociales defiende que para comprender el desarrollo social de las
personas indistintamente de la etapa de la vida en la que se encuentren, es necesario el estudio de
los siguientes aspectos que definen las redes sociales: - Naturaleza y características de las redes
sociales. - Tipos de relaciones que constituyen las redes. - Evolución de las interacciones y
relaciones a lo largo del tiempo.
2. Tipos de relaciones que constituyen las redes: Para calificar el tipo de relación hay que
considerar los vínculos afectivos creados entre los miembros de la red y el grado de intimidad
logrado. Teniendo en cuenta estas dos dimensiones, las relaciones se pueden clasificar de la
siguiente manera:
- Relación de apego.
- Relación de amistad.
- Relación con los compañeros.
- Relación de enamoramiento.
3. Evolución de las interacciones y relaciones a lo largo del tiempo: En cuanto al desarrollo de las
relaciones LEWIS propone un modelo sobre la formación y evolución de las relaciones, a partir de
las interacciones. Siendo las interacciones comportamientos cuantificables y observables, mientras
que las relaciones no se observan, sino que hay que extraerlas de las interacciones y por ello sin
más difíciles de medir.
Según esta teoría las relaciones se construyen a lo largo del tiempo, nutriéndose de múltiples
interacciones que van especificando la clase de relación y el tipo de vínculo que se está
estableciendo.
Las bandas son un fenómeno de la adolescencia, también son un fenómeno patológico dada
la oposición que existe entre estas y la sociedad, e ilustrada con los actos delictivos realizados por
las mismas.
- Tipología: Hay muchísimas clases y tipos de grupos pero según su formación pueden ser
grupos espontáneos o grupos organizados.
Los grupos espontáneos se caracterizan sobre todo por la homogeneidad de edades y sexo,
así como también por la homogeneidad social. Las motivaciones que reúnen los grupos
espontáneos son sobre todo la búsqueda de distracciones comunes y la posibilidad de “discutir
entre jóvenes”. Las actividades más frecuentes de estos grupos suelen ser: Reuniones en casa,
salidas por la ciudad, excursiones, deportes,
El grupo espontáneo es una forma particularmente desarrollada de los grupos de adolescentes, su
frecuencia es mucho más importante que la de los grupos organizados.
Hay estudios que demuestran que los grupos espontáneos pueden deslizarse hacia una
situación más marginal, formando las llamadas “bandas de adolescentes”; caracterizadas
básicamente por una falta absoluta de organización y por vivir en un perpetuo presente, así como
también por la inseguridad e incomprensión de los integrantes.
Estas bandas de adolescentes pueden dar lugar a la aparición de subgrupos que se pueden
dividir en dos categorías:
La rebeldía:
La rebeldía en el ámbito familiar puede agudizarse entre los 14 y 17 años, fase caracterizada
como la del negativismo y las impertinencias. La rebeldía extra familiar dirigida contra las
estructuras, valores y costumbres sociales, aparece más adelante, y a veces se prolonga más allá
de los 20 años. Hay que distinguir 4 tipos de rebeldía en la juventud:
I. La rebeldía regresiva: Nace del miedo a actuar y se traduce en una actitud de reclusión
en sí mismo. El adolescente adopta una postura de protesta muda y pasiva contra todo.
IV. La rebeldía progresiva: Es signo del adolescente que sabe soportar el paso de la realidad
pero no el de la injusticia, acepta las reglas, pero las discute y critica para mejorarlas.
La juventud es rebelde por naturaleza, y los jóvenes actuales son más rebeldes que los de
otras épocas, dado que la sociedad en la que viven ha cambiado; solamente a causa de
determinados cambios sociales, el afán de independencia de los adolescentes ha podido derivar
hoy en fenómenos de delincuencia juvenil, y de la mentalidad marxista de cierta parte de la
juventud que tiene una arraigada conciencia de clase frente a los adultos. Por otro lado, una gran
parte de la juventud se está volviendo conformista porque no han tenido que esforzarse para
conseguir lo que querían, pueden protestar ante las injusticias sociales pero las admiten.
La fuga del hogar de los adolescentes es un riesgo que ha existido siempre, pero en la
actualidad, el riesgo ha aumentado como deterioro del ambiente familiar y del ambiente social.
La fuga material o abandono físico del hogar es una reacción típica de la adolescencia inicial,
mientras que las fugas formales o pseudofugas son más propias de la adolescencia media. En las
pseudofugas se busca una ocupación o costumbre social como medio para alejarse de la familia
(un trabajo en otra localidad, ingreso en el servicio militar, pisos de estudiantes,...)
Las causas que originan las fugas del hogar son muy diversas, algunas están relacionadas con
las malas condiciones del ambiente familiar y social: matrimonios separados, desavenencias
conyugales, falta de cariño en el hogar,...
Entre las malas condiciones psicológicas del hogar que favorecen la fuga de los adolescentes
debe destacarse la “vida de los internados” privada de un lazo familiar, el sentimiento de repulsión
a causa de segundas nupcias y la discriminación injusta de los padres respecto al trato de los
demás hermanos. Otras causas pueden deberse a las presiones familiares: actitudes autoritarias y
proteccionistas de los padres, educación rígida, etc. Estas presiones son, a la vista de los hijos, un
obstáculo para el logro de la autonomía personal. La fuga también puede obedecer a ciertas
causas como es por ejemplo una búsqueda de lo nuevo o desconocido.
Los efectos de la timidez son bastante conocidos: en presencia de otras personas, el tímido se
muestra vergonzoso, torpe al expresarse y confuso. Al tímido le preocupan los efectos externos
de su timidez, ya que quiere evitar que le presten atención y fijen su mirada en él.
La timidez no tiene que ser vista como algo problemático, sólo lo es cuando es excesiva; en
este caso puede perturbar la vida emocional y mental de las personas, y crear un estado
permanente de ansiedad e insatisfacción; pero una timidez moderada no es preocupante.
Con la llegada de la adolescencia la timidez se hace mucho más consciente y sistematizada. La
timidez es más propia de la adolescencia que de la infancia, por la aparición de la capacidad de
reflexión que permite ser consciente de la propia timidez, y por el problema con el que se
encuentran los adolescentes de adaptarse a un nuevo ambiente.