Historia Garifunas 1 Parte
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HISTORIA
CONTEXTO ÉTNICO A NIVEL LOCAL, NACIONAL Y REGIONAL DE LOS GARÍFUNAS DE
HONDURAS
La colonización en las Antillas Menores cambió el curso de la historia de los aborígenes arawak-caribe. El
auge de la Conquista y el éxodo masivo de exploradores y esclavistas hacia el Nuevo Mundo dio lugar al
tráfico intensivo de mano de obra africana, a raíz de lo cual se formó un nuevo grupo racial en la isla de
San Vicente, de donde surgió la comunidad garífuna o calíponam (Suazo, 1997). Al incorporarse los
negros africanos a los calíponam, aquellos se vieron obligados a aprender la lengua nativa, y de esta
manera le incorporaron la fonética africana (Taylor, 1951: 41).
Durante la época colonial (1650-1797) los garífunas fueron asediados por los franceses e ingleses en su
afán por conquistar la isla, y si bien ocurrían confrontaciones bélicas entre ambos grupos, terminaban por
firmar la paz. Esta situación contribuyó a fomentar relaciones comerciales entre garífuna y colonizadores.
A raíz de esta actividad de compra-venta, los garífunas llegaron a dominar las lenguas inglesa y francesa,
e incorporaron una buena cantidad de vocablos europeos a la lengua calíponam o garífuna.
Las versiones sobre la llegada a San Vicente alrededor de los años 1635-1675 relatan que los sobrevi-
vientes, luego del naufragio de dos barcos españoles cargados de negros provenientes de África
Occidental, tomaron en matrimonio a mujeres calíponam, dando lugar a un nuevo mestizaje que recibiría
el nombre de caribes negros, para distinguirlos de sus antepasados caribes rojos o amarillos. Con el
tiempo se convertirían en garífuna (Suazo, 1997).
En el siglo XVIII los garífunas empezaron a desplazarse a las costas de Belice, Guatemala, Honduras y
Nicaragua huyendo de las condiciones en que vivían bajo el mandato de los españoles, y a la vez,
buscando mejores oportunidades de vida y trabajo en las empresas de banano, caña de azúcar y madera
(Obando Sán- chez, 1999).
A finales del siglo XVIII, los indígenas caribes (garífuna) buscando establecer alianzas empezaron a
recibir a los negros fugitivos de las plantaciones y a otros náufragos, que fueron integrados en sus
comunidades. Según Suazo (1997) el 2 de febrero de 1797, un total de 4,584 garífuna alzados en
defensa de sus territorios habían sido capturados por los ingleses en la isla de San Vicente y trasladados
a la isla de Roatán, llegando al atardecer del miércoles 12 de abril de 1797. Fueron 2,026 los
sobrevivientes garífunas que tocaron suelo hondureño, entre hombres, mujeres y niños.
William Davidson cita registros históricos que hablan de la presencia de hombres garífuna al sur de Blue-
fields o internados en el río San Juan en la década de 1860, bajo el supuesto de trabajar en la
construcción de un canal interoceánico a través de Nicaragua. También se afirma que la actividad
comercial del puerto de Greytown tuvo que haber atraído al garífuna (Obando Sánchez, 1999).
Los ancestros garífuna que llegaron a Nicaragua trajeron su propia lengua y empezaron a perderla al
adoptar el creole, para evitar que los demás pobladores los considerasen inmigrantes. Los garífunas no
fueron reconocidos como nicaragüenses precisamente porque hablaban una lengua desconocida.
La lucha para que el gobierno de Belice reconociera oficialmente la cultura garífuna no fue fácil. Si bien
fueron aceptados en el país, los garífunas fueron discriminados, especialmente mediante las trabas que
se pusieron al uso del idioma garífuna en las escuelas y la condena en las iglesias a su espiritualidad.
"Cuando los garífunas sufrieron discriminación espiritual por parte de los católicos romanos, que
entonces era la religión dominante en Belice, incorporamos algunos de sus santos en nuestra religión y
sobrevivimos".
(https://www.bbc.com/mundo/vert-cul-46533873)
(https://redhonduras.com/eventos/12-de-abril-dia-de-la-etnia-negra-hondurena/)
2. SITUACION SOCIOECONOMICA
En lo social las características culturales de los garífunas se manifiestan en sus arcaicas estructuras
sociales y familiares, las que han sufrido muchos cambios en los últimos 300 años, en respuesta a
nuevas necesidades y por el contacto con otras poblaciones. Es una etnia que conserva su identidad
cultural, precisamente porque cambia sus patrones culturales conforme a sus necesidades. Su cultura
cambia rápida y voluntariamente, imprimiendo su propio sello a lo novedoso. En otras palabras,
convierten en propias, las costumbres que adoptan.
La conservación de los recursos naturales según la visión ancestral de las comunidades se basa en la
experiencia y el conocimiento local sumados a la herencia local tradicional, en donde las comunidades
son dueñas de sus recursos y buscan alcanzar el bienestar común. En cambio, la conservación de los
recursos naturales desde la perspectiva del capitalismo occidental va acompañada de legislaciones
impuestas. Este es el caso de la declaración de Wawashang como área protegida y la ley que regula las
áreas protegidas (decreto 42-91). Estos dos diferentes sistemas de conservación provocan tensiones
porque derivan de modos de vida y sistemas de producción completamente diferentes.
Los poblados garífunas presentan una apariencia regular y ordenada, con construcciones que siguen un
patrón rectangular. Todos los poblados, excepto los más pequeños, están divididos en secciones
(barrios) que compiten entre sí en forma más o menos amistosa. Estas divisiones son más que todo
territoriales, sin embargo, esto proporciona a la gente, especialmente en los jóvenes que han crecido
juntos, un sentimiento de participación en un grupo común.
El patrón ideal propuesto para las relaciones individuales hace énfasis en la armonía, la cooperación y la
ayuda mutua, y cuando está a punto de ocurrir un acto que pueda romper la armonía, los amigos
comunes de las partes indispuestas se preparan para activar como mediadores (Galvao. 1995:55).
RELIGION
La religión de los garífunas está formada por enseñanzas y prácticas católico-romanas, creencias
heredadas de sus antepasados africanos o indoamericanos. El culto a los ancestros, si se considera en
términos de sus implicaciones prácticas y como agente para preservar las tradiciones del grupo, es
considerado el corazón del credo garífuna. Según el credo garífuna, de la jerarquía de los seres
sobrenaturales, los espíritus de los ancestros están al mismo nivel de los “ángeles”, con quienes a
menudo se les identifica.
De la unión de estas dos lenguas (arawak-kallina) surgió una nueva que fue llamada caríbana, galibana,
calíponam o garífuna, en referencia al lugar de procedencia de los kallinagu. Esta lengua de estructura
dual fue fácilmente asimilada y comprendida por toda la población; las mujeres igneri enseñaban a sus
hijos e hijas el arawako, y los varones les enseñaban el kallina.
Los líderes o representantes de las distintas comunidades garífuna identificaron en consenso la lengua
como la manifestación cultural primordial que necesita ser revitalizada con urgencia. La declaración
universal de la lengua y cultura garífuna como patrimonio intangible de la humanidad abre el espacio para
revitalizar las expresiones culturales que están en riesgo de perderse.
En los últimos años las comunidades garífunas han participado en actividades de intercambio y revitali-
zación cultural con las comunidades garífuna de Honduras y Belice, como fue la Cumbre Garífuna de
2005.
Existen unas diez personas que pueden conversar en la lengua ancestral, la mayoría en Orinoco. Sólo
existe registro de un recuerdo sobre la educación recibida hace más de cincuenta años, descrita por
Marcelina Zenón, en Orinoco: “En tiempo de Somoza vino una maestra, pero se fue. Los viejos pudieron
estudiar cuando fueron a Costa Rica” (Marcelina Zenón, diciembre 2007).
El tambor garífuna
Para el garífuna el sonido del tambor, el canto y la danza tienen efectos curativos y son medios para
complacer a los gubida espíritus de los ancestros que además actúan como ayudantes en las ceremonias
mortuorias para facilitar el contacto con los antepasados.
“El que no conoce nuestra cultura puede decir que es un irrespeto bailar y cantar cuando alguien está
enfermo o muerto. No es así. Esa es nuestra costumbre… Así lo hicieron nuestros ancestros. Es como
cuando alguien llora y llora, después se siente distinto, como menos pesado. Así pasa con el canto y el
baile. Usted como que lucha para que no lo venza la muerte, y ese es el secreto garífuna”.
Una celebración sin tambor no es una celebración garífuna. Es el sonido que gusta a los espíritus gubida.
La purificación mediante la danza regenera el universo garífuna. De la fusión de tambor, tie- rra, sangre y
ancestros nace de nuevo el enfermo y con él la etnia.
“Un garífuna que no baile, que no cante, o que no le gusta el tambor, ese no es garífuna. Los garífunas
llevamos el canto y el baile en la sangre. Así es nuestra costumbre. Y así lo hacían nuestros
antepasados”.
De los tres tambores, el central es el que llaman tambor corazón, lanigi garauon
“El sonido del tambor es similar al humo del bubé que usa el sukia para espantar a los malos espíri- tus.
Con el ruido del tambor los malos espíritus no entran a la casa. Los tres tambores se colocan en la
ventana y allí no pueden entrar los malos espíritus”.
“El tambor central es el que juega un papel importante en la curación de la persona. Los otros dos
tambores ayudan en el ritmo, pero no tienen poderes curativos. El sonido del tambor mantiene en
movimiento el cuerpo. Y así como es el sonido, así se danza. Con el ruido del tambor se mantiene
a toda la gente danzando y cantando. Como que todos nos animamos y nos sentimos con fuerza. Y así
los malos espíritus se alejan. Y no los dejamos entrar. En los cantos del hamalijani el sukia nos va
diciendo en qué momento sonamos el tambor con más fuerza o con menos fuerza. Y así se va animando
la gente, y van siguiendo el ritmo. Y eso les gusta a los espíritus gubida”.
“El tambor es un instrumento que nosotros utilizamos con amor, porque con esos instrumentos bailaron
nuestros antepasados. El tambor es algo especial para nosotros los garífunas. Nuestros antepasados no
dejaron sus tambores cuando fueron expulsados de San Vicente. Para nosotros es una ofensa que nos
digan que no podemos usar el tambor”.
El etnomusicológico Idalberto Suco (1987) reconoce los siguientes garaones o tambores, fabricados de
un tronco de madera y un cuero de venado tensado con bejucos o sogas:
Libiama garauon, significa tambor primero; mide 25.5 cm de diámetro y 39 cm de altura.
Linigui garauon, significa corazón del tambor, tambor principal y segundo, mide 30 cm de diámetro y 45
cm de altura.
En la actualidad se siguen tocando los tambores, sin embargo, las personas declaran que hace falta la
materia prima, pues los animales y árboles del bosque han mermado y no se dispone de suficiente
material para reparar los que se tienen ni para hacer nuevos (Álvarez, 2010).
La escasez de materias primas y la facilidad para obtener instrumentos industriales ha tenido como
consecuencia la lenta sustitución de los instrumentos originales por instrumentos electrónicos que alteran
la autenticidad de la música. Además, ocurre que en algunos casos tratan de imitar sones garífunas de
otras zonas de Centroamérica, dejando de lado la música autóctona (Álvarez, 2010)
BAILE
Por otro lado, la expresión artística tradicional más famosa de los garífunas, tanto a nivel nacional como
internacional es la música y la danza, en donde se percibe fuertemente su origen africano. El más famoso
de los bailes es el conocido como “la punta”, así como el yancunu, la parranda, el jungu-jungu y el
piyamanadi (Centeno García. 1996:99).
JUEGOS TRADICIONALES
Los juegos tradicionales se practican sobre todo en tiempos festivos: navidad, Semana Santa,
año nuevo y día de las madres. En la actualidad se está perdiendo la costumbre de los juegos
tradicionales a favor de los video juegos.
Los portadores culturales de los juegos tradicionales son: David Sambola Howard, Robert
Sambola Ha- risson, Anaida Sambola Harisson, Jimmy Sambola Harisson, Verónica Sambola
Jiménez, Rafaela Ramírez López, Carmen Morales Jiménez.
Hald over
Este juego consiste en hacer girar el trompo o bailarlo en la mano hasta neutralizar
al otro jugador gol- peando su trompo. El perdedor termina con su trompo destruido.
Boys get together to make gig and play. This is made with a piece of stick, a nail,
carving it to the size and style they desire, getting a piece of string, wrapping it around
the gig and play it, using it as competition.
Play house (jugar a la casita)
Niñas y niños juegan a imitar los roles de los hombres y las mujeres en la comunidad.
A large group of children, boys and girls, develop their knowledge to become mother
and father. They usually name the older one to be to their parents, working as a family,
building house, play hunting and planning to serve as parents.
Greasy pole (palo lucio)
El juego consiste en treparse hasta la cima del palo lucio para conseguir el premio. Se
forman equipos
de ocho personas y comparten el premio.
It need more than 1 or 2 man to go in the bush and get a young tree, cut off the top of
the tree, the tree will be like 15 feet high, bring it to the town peel it off and grease it up
with black oil or Albany grease, then get a small box or a little sack and put things into it
whatsoever you want like such as biscuits, bombom, rum, cigarette, and money; then
you put the sack or box on the top of the greasy pole and several individual try to climb it
all different type of way. Who get the box or the sack will run around the town or to the
water side when they get the prize. In case they did not get the prize they continue the
game the next day.
Dory race (carrera de cayucos)
Dory sailing, a captain and a sailor trying to reach the point, turn the dory to continue the
race, who
reach first become the winner. This dory race carries a jib sail and mainly which we all call
three piece.
Este juego consiste en organizar dos filas, una de niños y otra de niñas. Cada cual
tiene que correr hasta un cierto lugar y regresar a tocar a su pareja, quien a su vez hará
lo mismo para que siga la competencia. Gana el grupo que termina primero.
En la narrativa son constantes los estereotipos del negro como “lujurioso”, “hechicero”, “supersticioso”,
“brujo”, “borracho”, “bailarín” y “haragán”. Todas estas visiones han sido aceptadas como reales, tanto
entre los garífuna como entre mestizos. Asimismo, se les ha representado como personajes secundarios
y subordi- nados a los mestizos, con lo cual resulta evidente que tanto los indígenas como los negros han
sido excluidos e invisibilizados en el imaginario colectivo de la nación (Amaya, 2005).
Las primeras apariciones de la poesía garífuna en la literatura hondureña del siglo XX son las del poeta
Claudio Barrera (1912-1971). Miembro de la “generación del 35”, fue el primer escritor hondureño que
tomó la cultura garífuna como tema de inspiración artística en los años 40 (Barrera, 1967).
Barrera captó la magia de la cultura garífuna en su ciudad natal, La Ceiba, “la novia de Honduras” o “la
ciudad más alegre del país”. El poeta creció en aldeas garífuna durante el auge de las compañías
bananeras, y recibió el influjo del Movimiento de la Negritud, especialmente del poeta cubano Nicolás
Guillén. El más representativo de sus poemas acaso sea “Danza caribe del yancunú”, que describe una
difícil y vistosa danza guerrera, el yancunú o baile de wuanáragua o “baile de los máscaros”. Esta es una
danza de hombres, llevan ropas muy coloridas, usan máscaras y se atan ristras de caracoles en las
rodillas.
Jacobo Cárcamo (1916-1959), también miembro de la generación del 35, muestra la misma tendencia,
particularmente en su “Canción negroide”. Véase aquí un fragmento: (Cárcamo, 1982.)
GASTRONOMÍA
Otros factores que inciden en la pérdida de la tradición culinaria es que las viviendas
modernas no dis- ponen de cocina artesanal separada del resto de la casa, y que
muchos matrimonios jóvenes son multiétnicos y tienden a mezclar sus tradiciones
culinarias. Por su parte los jóvenes expresaron que saben preparar las comidas típicas,
pero les requiere mucho esfuerzo, muchas horas y mucho fuego.
La tradición culinaria se recrea durante las festividades del día de madre, día de la
autonomía, Semana Santa, días de campo, aniversario de la comunidad, día
internacional garífuna, navidad y año nuevo. Se or- ganizan ferias y competencias para
premiar los mejores platillos garífuna.
ACTUALIDAD
Las proyecciones del Banco Mundial apuntan hacia una recuperación económica esperanzadora, pues el
organismo prevé que Honduras tenga un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 3,8 por ciento
en 2021, en medio de la reactivación de la actividad económica interna y la recuperación de la inversión y
la demanda externa.
Triple impacto a economía nacional
En 2020, la economía de Honduras fue la más golpeada de la región. El BM indica que el PIB nacional
cayó en -9,7 %.
Las economías de Panamá y El Salvador reportan por su parte una caída de -8,1 % y -7,2%,
respectivamente.
Pero estas mismas economías lideran el crecimiento de Centroamérica en 2021, con 5,1 % de Panamá;
4,6 % de El Salvador y 3,8 % de Honduras, según las nuevas proyecciones del Banco Mundial.
A diferencia de los demás países del istmo, Honduras no solo enfrentó el impacto de la emergencia
sanitaria por la pandemia de coronavirus, sino que los hondureños también sufrieron los embates de la
naturaleza.
El impacto económico que representarán para Honduras en los próximos años los daños sufridos por la
infraestructura productiva a causa de las tormentas tropicales Eta Y Iota es el más grande en la historia
del país.
El reporte de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentado al Gobierno
registra en 46 mil millones de lempiras el impacto de las tormentas; mientras que los daños económicos
generados por la pandemia de covid-19, según las estimaciones del Banco Central de Honduras (BCH)
son más 55 mil millones.
Así, el año 2020 dejó al país un impacto de más de 100 mil millones de lempiras en pérdidas.
Actualización de proyecciones
Todos los países centroamericanos reportan una caída económica significativa debido a las medidas de
confinamiento que detuvieron toda actividad económica por varios meses para prevenir la covid-19.
En el caso de Honduras, tras registrar un golpe a la economía que supera los daños del huracán Mitch en
1998 y de la crisis política de 2009, las proyecciones del último informe del Banco Mundial son un indicio
de una recuperación.
La revisión realizada por el Banco Mundial a las economías, publicada a inicios de año, indica que
Honduras también tendrá uno de los mayores crecimientos a nivel regional en 2022, con una estimación
de 3,9 %.
En el reporte de octubre de 2020, el BM destacó que “en años recientes, Honduras había registrado las
segundas tasas de crecimiento económico más altas de Centroamérica, superadas solo por las de
Panamá. El crecimiento del PIB del país alcanzó el 4,8 por ciento en 2017, el 3,7 por ciento en 2018 y el
2,7 por ciento en 2019, por encima del promedio en Centroamérica y muy por encima del promedio en
América Latina y el Caribe (ALC)”.
En las proyecciones anteriores, antes del embate de las tormentas Eta y Iota, las proyecciones para
Honduras apuntaban a una recuperación económica en 2021, con un crecimiento del 4,9 %.
El Banco Mundial destaca que “Honduras posee múltiples fortalezas con el potencial para un crecimiento
más rápido y una mayor prosperidad compartida, con su ubicación estratégica, una creciente base
industrial, esfuerzos continuos para diversificar sus exportaciones y una población joven y en
crecimiento”.
A nivel regional, se espera una recuperación del crecimiento, al 3,6 %, este año, con el respaldo de un
mayor ingreso de remesas y una demanda de exportación más sólida.
Las economías mundiales se enfrentan durante este año a un escenario donde se visualiza una recesión
mundial más profunda en medio de una pandemia prolongada que podría debilitar la recuperación
económica y seguir amenazando la salud y el bienestar de la población.
(https://sde.gob.hn/2021/01/18/proyecciones-del-bm-economia-hondurena-entre-las-que-mas-
crecera-en-2021/)
ACERCA DE MITOS Y REALIDADES EN EDUCACION
La educación aparece a fines de siglo como un motor fundamental del crecimiento económico y
de la competitividad en los nuevos mercados globalizados. La calidad en conocimientos de la
población de un país constituye en los actuales escenarios económicos un factor diferenciador
estratégico. Contar con una mano de obra calificada abre paso a la incorporación de progreso
tecnológico en las organizaciones, les permite innovar y realizar cambios sabiendo que su
personal puede manejarlos, crea condiciones para avanzar gerencialmente hacia un perfil de
"organizaciones que aprenden permanentemente", considerado el perfil ideal en nuestros días.
Los niveles de educación de su personal van a repercutir fuertemente tanto en el rendimiento
individual, como en los rendimientos colectivos de las organizaciones. Los trabajadores
calificados tienen una incidencia técnica positiva sobre su grupo, y apuntalan la productividad
de conjunto.
Por todas estas y otras razones, la educación es percibida como una de las inversiones de más
elevado retorno sobre la inversión. Las empresas de punta en el mundo, han aumentado en los
últimos años significativamente sus asignaciones en capacitación de los miembros de la
organización, y la concepción de la capacitación en general se ha expandido transformándose
en Desarrollo de Recursos Humanos (DHR).
A nivel de personas y de familias la educación es vista como uno de los mayores canales de
movilidad social. Se observa estadísticamente que hay correlaciones significativas, no
mecánicas, dado que interviene la situación de la demanda laboral entre los niveles de
educación y las remuneraciones que las personas pueden alcanzar.
Sin embargo, las realidades empíricas parecen señalar que las relaciones entre educación y
desigualdad son más complejas, y que es necesario atender en forma realista a esa
complejidad para poder movilizar las potencialidades de la educación como agente de cambio y
mejoramiento.
Veamos algunas de las principales tendencias observables en América Latina al respecto. Ante
todo ha habido en la región un proceso vigoroso y positivo de expansión matricular. La
cobertura de la escuela primaria se ha extendido fuertemente. Las tasas de inscripción en
primaria superan el 90% en la mayoría de los países. También han aumentado
considerablemente las tasas de inscripción en secundaria, y en educación superior. La
legislación contiene la obligatoriedad de la educación primaria, y la población tiene libre acceso
a inscribirse en ella.
El estudio, en base a la Encuesta Nacional Permanente de Hogares para Propósitos Múltiples
del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), indica que de los seis millones 246,419 hondureños
encuestados, 799,215 no saben leer ni escribir, por lo tanto son analfabetas.
Cabe resaltar que han existido avances en este proceso de alfabetización, ya que para el 2001,
Honduras contaba con el 19% de su población analfabeta, ya en el año 2018, el porcentaje
disminuyó al 12.8%, lo que indica una mejoría porcentual del 6.2%.
Por otra parte, la investigación resalta que solo el 31 por ciento de la Población
Económicamente Activa tiene escolaridad de ciclo común en adelante, y apenas 20,101
hondureños han logrado obtener un título de posgrado.
Pero todo ello es una parte del panorama educativo. La otra que preocupa profundamente en
los medios educativos de la región, tiene que ver con los serios problemas que se afrontan en
las áreas de deserción, repitencia, y calidad de la educación.
En lo que se refiere a deserción, la gran mayoría de los niños en edad escolar comienzan la
escuela primaria, pero, según las estimaciones, menos de la mitad la finalizan.
También la mayoría de los que inician la secundaria no la completan. Se forma así un
amplísimo grupo de niños y jóvenes con primaria incompleta, y secundaria incompleta. Su peso
cuantitativo es observable en las estadísticas sobre el nivel de preparación de la mano de obra
activa potencial de la región. Ubicados fuera de los marcos de la educación formal, y con
dificultades importantes para insertarse laboralmente, constituyen un extenso grupo social que
está de hecho excluido de aspectos básicos de la vida de la sociedad.
( Carpeta 11- Desigualdad y desarrollo social en América Latina)
ACTIVIDADES ECONOMICAS
De igual manera, durante gran parte del siglo XX, los garífunas han compensado la actividad de
la pesca con la del trabajo asalariado en las plantaciones de las compañías bananeras que se
afincaron en Honduras desde finales del siglo XIX. En efecto, la United Fruit Company, con su
subsidiaria la Tela Railroad Company y la Standard Fruit Company, han constituido espacios en
donde los garífunas han sido contratados devengando un salario arriba del promedio nacional,
lo cual provocó que muchos abandonaran la forma de explotación económica tradicional como
la pesca (Kepner y Soothil, 1957; May, Stacy y Galo, 1959; Valadés, 1975).
Asimismo, muchos garífunas han comenzado a buscar posiciones de trabajo en las flotas
camaroneras de Islas de la Bahía. Los productos de la pesca, generalmente pescado y
crustáceos (cangrejos, langostas, caracoles) se complementan con los que se obtienen de la
agricultura. La agricultura, tradicionalmente una actividad realizada por mujeres, aunque
también participan los hombres, ha tenido como cultivos principales los tubérculos (yuca,
camote, mandioca, malanga), los frijoles, el arroz y en menor medida el maíz.
Tasa de natalidad
Gladys Massé, doctora en Demografía y magíster en Demografía Social, está a cargo de la
Dirección de Estadísticas Sociales y de Población del INDEC, y explica que este fenómeno se
debe a dos razones: “La baja de la tasa de la natalidad como indicador es fruto de la
disminución del número de nacimientos pero también del aumento de la esperanza de vida al
nacer. Porque de esta manera llegan más personas a edades avanzadas y estas personas se
siguen contando en el denominador de la tasa. De todas formas, la disminución en el número
de nacimientos, que es el numerador de esa tasa de natalidad, se correspondería más con el
descenso en la tasa global de fecundidad. La tasa global de fecundidad es el número promedio
de hijos que tiene una mujer, y en este caso se trataría de la disminución de ese número
promedio en las mujeres en Argentina”.
Argentina no es para nada un caso excepcional. A lo largo y ancho del mundo, esta realidad se
replica, y los expertos señalan que la tendencia a la baja en el número de nacimientos llegó
para quedarse.
En 1980, en el país había un promedio de 3,3 hijos por mujer. En 2010, ese promedio había
bajado a 2,4 hijos por mujer, y en 2019, según la Dirección de Estadística de Información de
Salud del Ministerio de Salud, se habría alcanzado una cifra récord de 1,8 hijos por mujer.
Las proyecciones estiman que para mediados de este siglo las muertes van a empezar a
sobrepasar a los nacimientos. Y ahí vendría un efecto espiral.
La explicación es simple: una vez que una tendencia demográfica arranca o toma envión, se
disparara exponencialmente. Si hay menos nacimientos, hay menos gente para tener hijos, y
así sucesivamente. Lo mismo pasa a la inversa.
La fecundidad de reemplazo refiere a la fecundidad mínima que se necesita para que una
población se mantenga en el tiempo sin disminuir su volumen. Para eso, se busca que una
mujer tenga 2 hijos, para reemplazarse a sí misma y a su pareja. Suele cifrarse en 2,1 porque
se agrega un decimal para compensar por las mujeres que no tienen hijos.
Tanto en la Argentina como en la mayoría de los países se registra una caída sostenida en las
tasas de natalidad, al mismo tiempo que la esperanza de vida de las personas es cada vez
mayor. Se estima que para mediados de siglo la cantidad de muertes superará al nacimiento. Y
esto tiene implicancias económicas, sociales y ambientales, que deben considerarse desde
ahora.
Año a año, en la Argentina cada vez nacen menos bebés. Según registros oficiales, en la
ciudad de Buenos Aires los nacimientos bajaron un 41% en la última década. Pasaron de casi
86.000 en 2010 a alrededor 50.000 en 2020. En la provincia de Buenos Aires, el número bajó
casi un 30% en el mismo período de tiempo.
Esta tendencia descendiente en la cantidad de nacimientos no es novedad: en 1980, había 25
nacimientos cada 1.000 habitantes en el país. Y para 2018 había bajado a 15,4 nacimientos
cada 1.000 habitantes.
¿Qué es la tasa de natalidad y cómo se calcula?
Gladys Massé, doctora en Demografía y magíster en Demografía Social, está a cargo de la
Dirección de Estadísticas Sociales y de Población del INDEC, y explica que este fenómeno se
debe a dos razones: “La baja de la tasa de la natalidad como indicador es fruto de la
disminución del número de nacimientos pero también del aumento de la esperanza de vida al
nacer. Porque de esta manera llegan más personas a edades avanzadas y estas personas se
siguen contando en el denominador de la tasa. De todas formas, la disminución en el número
de nacimientos, que es el numerador de esa tasa de natalidad, se correspondería más con el
descenso en la tasa global de fecundidad. La tasa global de fecundidad es el número promedio
de hijos que tiene una mujer, y en este caso se trataría de la disminución de ese número
promedio en las mujeres en Argentina”.
Argentina no es para nada un caso excepcional. A lo largo y ancho del mundo, esta realidad se
replica, y los expertos señalan que la tendencia a la baja en el número de nacimientos llegó
para quedarse.
En 1980, en el país había un promedio de 3,3 hijos por mujer. En 2010, ese promedio había
bajado a 2,4 hijos por mujer, y en 2019, según la Dirección de Estadística de Información de
Salud del Ministerio de Salud, se habría alcanzado una cifra récord de 1,8 hijos por mujer.
Las proyecciones estiman que para mediados de este siglo las muertes van a empezar a
sobrepasar a los nacimientos. Y ahí vendría un efecto espiral.
La explicación es simple: una vez que una tendencia demográfica arranca o toma envión, se
disparara exponencialmente. Si hay menos nacimientos, hay menos gente para tener hijos, y
así sucesivamente. Lo mismo pasa a la inversa.
La fecundidad de reemplazo refiere a la fecundidad mínima que se necesita para que una
población se mantenga en el tiempo sin disminuir su volumen. Para eso, se busca que una
mujer tenga 2 hijos, para reemplazarse a sí misma y a su pareja. Suele cifrarse en 2,1 porque
se agrega un decimal para compensar por las mujeres que no tienen hijos.
Tasa de natalidad mundial
China mantuvo durante varios años una política de ‘‘un solo hijo”. Se había establecido en 1979
porque en su momento las proyecciones auspiciaban un crecimiento sostenido que, si no se
corregía, impedirían los programas de desarrollo, económicos y modernización que se proponía
el Gobierno. Se considera que se evitaron entre 350 y 400 millones de nacimientos gracias a
esta política. En 2016, ya atentos a esta baja en los nacimientos, el país abolió esta política y
permitió que la población tuviera dos. Pero la medida no fue suficiente para frenar la caída en
nacimientos.
Una noticia que es síntoma claro de todo esto fue cuando hace pocos días el gobierno chino
anunció que va a empezar a permitir que la gente tenga tres hijos.
(https://www.redaccion.com.ar/tasa-de-natalidad-mundial-cada-vez-mas-baja/)
Cuadro 1
Mundo y regiones: Tasa de fecundidad de las adolescentes (mujeres entre 15 y 19
años), 2015-2020
(hijos nacidos vivos por 1000 mujeres entre 15 y 19 años)
Regiones Tasa de
fecundidad
África 95,0
América Latina y el 63,0
Caribe
Asia 24,5
Europa 12,7
Norte América 18,9
Oceanía 27,9
Mundo 42,5
Fuente: CELADE - División de Población de la CEPAL. Revisión 2019 y Naciones Unidas, Departamento de Asuntos Económi- cos y
Sociales, División de Población (2019). World Population Prospects, 2019, edición online.
Cuadro 2
América Latina y el Caribe: Países y territorios con mayor tasa de fecundidad de las
adolescentes (mujeres entre 15 y 19 años), 2015-2020
(hijos nacidos vivos por 1000 mujeres entre 15 y 19 años)
Para efectos de las proyecciones poblacionales, se considera que una parte de las personas
emigrantes de la República Bolivariana de Venezuela, una vez atenuada la crisis, empiecen a
retornar a su país. En el caso de la Revisión 2019, se proyecta este retorno para los
quinquenios 2020- 2025 y 2025-2030, aunque esta hipótesis puede cambiar dependiendo de
una serie de factores.
El dinamismo con que se dan los cambios demográficos en la región, en especial el descenso
de la fecundidad y los movimientos migratorios, llevan a un constante monitoreo y revisión de
las estimaciones y proyecciones de población.
Para esto se requiere contar con información oportuna y de calidad, un gran desafío para la
región: llevar a cabo censos de población, encuestas demográficas y fortalecer los registros
administrativos, en especial los registros de nacimientos y defunciones. Solo con información
oportuna y de calidad es posible elaborar estimaciones y proyecciones de población que
reflejen la realidad demográfica de los países y de la región.
(https://www.cepal.org/es/publicaciones/44824-dia-mundial-la-poblacion-2019)
La fecundidad y la emigración
Latinoamérica y el Caribe tendrán su punto poblacional más alto en 2055, con 715 millones de
habitantes, y se reducirá hasta los 575 millones para 2100.
A 80 años vista, "habrá un 20 por ciento menos de población en la región", destaca Lozano.
Como ocurre en otras partes del mundo estudiadas, la clave está en la caída de la tasa de
fecundidad, es decir, el número promedio de niños que tiene una mujer en su vida.
No obstante, esa bajada se produce mayoritariamente por una buena noticia: el aumento de
niveles educativos de las mujeres y el mayor acceso a anticonceptivos.
Si esa tasa cae por debajo de 2,1, entonces el tamaño de la población comienza a disminuir.
Actualmente, en la región "a día de hoy tenemos siete países que ya están por debajo de la
tasa de reemplazo" (en 2,1), subraya Lozano, en referencia a que una pareja pueda tener dos
hijos que "reemplacen a la pareja".
"En cinco años, vamos a tener 12 países, con excepción de Perú y Bolivia, que ellos tendrán su
cambio de tasa de reemplazo después de 2050. El resto lo tendrá antes".
"En términos absolutos -incide Lozano-, los países que más perderán población por migración
son Perú, México, El Salvador, República Dominicana, Venezuela. En términos relativos, es
decir, en relación con su población, El Salvador va a perder muchísima población porque es
una población actualmente menor".
En ese último caso, "emigrará muchísima gente y se reducirá también su fecundidad, porque se
da una salida de personas en edad reproductiva".
Pese a que eso puede ser una buena noticia en términos de medio ambiente, por la reducción
de las emisiones de carbono o en los recursos, también genera graves consecuencias
económicas, sociales y políticas.
A la baja
Aparte de El Salvador, algunos de los casos que destacan en las estimaciones del IHME por su
descenso poblacional para finales de siglo son Cuba, Brasil o Puerto Rico.
Para explicar el impacto que puede tener esta caída y el consecuente envejecimiento de la
población, Lozano ahonda en el caso de Brasil.
Y expone varias claves: el país "cruzó por debajo de la tasa de reemplazo en 2008" y va a bajar
en un 20% la fecundidad en un periodo de 80 años.
¿Qué significa esto?
"La pregunta es quién va a sostener a los jóvenes, a los niños y a los viejos", responde Lozano.
¿Quién pagará impuestos? ¿Quién pagará por sostener un sistema de salud? ¿Podrá la gente
jubilarse?
"Los que estamos en edad productiva [entre 15 y 64 años], nuestra solidaridad es financiar o
sostener económicamente a los menores de 15 años y a los mayores de 65 o más. Esa relación
tiene que ser baja, es decir, mientras la proporción de dependientes es menor con respecto a
los que son económicamente activos, la economía se mueve".
Y cuando esa balanza se hunde, la presión en el sistema crece.
En ese sentido, el caso de El Salvador -continúa- "es dramático".
De la población que se queda en el país, "la dependiente va a aumentar dos veces más en
relación a la que produce".
En el caso de Nicaragua, Colombia o Cuba, un país expulsor y que por su nivel de escolaridad
y control de la natalidad se sitúa a los bajos niveles de fecundidad de Europa, es similar, apunta
el profesor.
"Cuba es una sociedad que tiene todos los elementos para que, si no cambia su política, va a
entrar en problemas de orden económico, y eso no tiene que ver con el bloqueo", el embargo
económico de Estados Unidos sobre la isla.
En el caso de Puerto Rico, la complejidad de su situación como territorio asociado de Estados
Unidos le seguirá pesando en términos de migración: "No va a recibir inmigración, va a bajar
muchísimo".
Al alza
Entre los países de la región que experimentarán subidas, Lozano comenta los casos de Perú,
Bolivia y Panamá.
Bolivia es un país que está en una fase de crecimiento poblacional y cuenta con la tasa de
fecundidad más alta de la región, en 3,24.
El país, añade Lozano, no es "exactamente expulsor" y su tasa de reemplazo "cambiará hasta
2060".
"El caso de Perú -ahonda- es muy interesante, porque Perú, en términos de población de 65
años o más, no va a dejar de crecer, va a seguir creciendo hasta el año 2100. En cambio, la
población menor a 15 años sí va a empezar a disminuir en más o menos 8 años".
(https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-53494536)
Fecundidad Honduras
En los últimos años hay una tendencia hacia el descenso al igual que los países de la región.
Sin embargo, en Honduras este cambio demográfico es tardío. El efecto más palpable se
manifiesta en el crecimiento demográfico inercial, que incide en las demandas de salud, de
educación, de empleo, de vivienda y de servicios públicos. Sin embargo, con los descensos en
las tasas de fecundidad, mortalidad y en la tasa de crecimiento también se han producido y
producirán cambios en la estructura por edades de la población que vislumbra un panorama
diferente que implica cambios en las políticas públicas.
La composición por edad de la población hondureña continúa teniendo una estructura Joven,
porque todavía la proporción de población en edades de la niñez y juventud es alta. Sin
embargo, las estimaciones de población para la mitad de la centuria muestran cambios
significativos en la estructura por edad (AST), donde las edades de la niñez cederán su peso
significativo a las edades de la juventud, adultos y viejos.
Los cambios en la estructura por edades también se manifiestan en los segmentos de población
según la etapa del ciclo de vida de las personas, que distinguen los diferentes tipos de
necesidades y demandas, tanto de carácter público o privado. En general, en Honduras todos
los grupos que conforman las etapas de ciclo vital están actualmente incrementando sus
efectivos. Sin embargo, el grupo que compone la niñez (0 a 14 años) llegará a su nivel máximo
en los próximos veinte años; para llegar al final del período (2050) a tener similares valores
conjuntamente con el grupo de la juventud (15 a 29 años) y los adultos jóvenes (30 a 44 años).
Ahora bien el porcentaje de la niñez en la población total va decreciendo desde los años
setenta y llegará al final del período a ser muy similar al de la juventud y adultos jóvenes,
quienes actualmente incrementan su peso, pero revertirá su comportamiento en los próximos
años tres años para la juventud, mientras que los adultos jóvenes les llevará aproximadamente
treinta años.
Dentro del grupo funcional de la niñez se encuentra la cohorte de nacimientos (0 a 4 años) que
tuvo sus mayores porcentajes en los años sesenta (19.7% del total) y desde allí esta
descendiendo, llegará a 7.2% en el 2050, resultado de la baja de la fecundidad y cambio de
estructura de edades.
Las edades adultas, en retiro temprano (60 a 74 años) y vejez (75 años y más) vienen
incrementando su peso en el total de la población en todo el período, y ha sido más notorio
desde inicios del siglo actual.
En realidad los efectos del crecimiento son notorios en todas las edades funcionales, aunque
los aportes de las tres primeras etapas sean más importantes. La juventud aportará grandes
contingentes de población, convirtiéndose en el grupo de edad que deberá ser mejor atendido
en el corto plazo. Sin embargo, a través del tiempo los contribución porcentual de las tres
primeras edades será muy similar en el largo plazo
Los cambios en la estructura por edad llevan a cambios en las relaciones de dependencia de
las personas. En Honduras la Relación de Dependencia Total (RDT) y la Relación de
Dependencia de la Niñez (RDN) han tenido un comportamiento muy similar a través del tiempo,
ambas aumentaron desde los años 1950 hasta 1970. A partir de ese año han tenido un
descenso sostenido y paralelo hasta el 2015, donde se ampliará la brecha entre ambas ya que
la RDT a partir del 2040 tenderá al aumento, mientras las RDN seguirán descendiendo. La
Relación de Dependencia de la Vejez (RDV) tiene una tendencia creciente desde los años
cincuenta y continuará en todo el período.
Fecundidad y Mortalidad
Se observa que la población afrohondureña registra las tasas más bajas de mortalidad infantil,
inclusive inferiores a la nacional que indica 34 defunciones entre niños menores de un año por
cada 1,000 nacidos vivos. Tanto los Garífunas como los Negro Ingleses registran tasas de
mortalidad infantil de 27%. Los Tolupanes registran las tasas más altas de mortalidad infantil.
Características Socioeconómicas con 52%, seguidos por los Lencas (43%) y los Chortís (39%).
Mismo comportamiento se observa con las tasas globales de fecundidad. La población
afrodescendiente registra tasas inferiores a la nacional de 4.1%, siendo la Garífuna de 4% y la
de los Negros Ingleses de 3.8%. Mientras que los Tolupanes y Misquitos tienen las tasas más
elevadas de 6.1%, las cuales están seguidas muy de cerca por los Lencas (5.9%), Chortís
(5.8%) y los Tawahka (5.6%).
De igual manera los afrodescendientes registran tasas globales de natalidad menores que el
resto de los grupos étnicos hondureños. Ambos grupos muestran tasas de 29.9%, mientras que
la nacional es de 32.8%. Los demás grupos registran tasas que oscilan de 37% (Chortís) a
42.3% (Pech). Las relaciones de dependencia son igualmente menores en los afrohondureños y
más altas en los grupos indígenas con excepción de los Misquitos.
Notas: **Las tasas correspondientes a los Pech y Tawahka deben usarse con reservas ya que
la insuficiencia de casos puede subestimar el resultado o ser poco representativo.
SD Insuficiente número de casos; TMI: Número de defunciones entre niños de menos 1 año de
edad por 1,000 nacidos vivos. LA TMI se estimó con información censal del número de hijos
nacidos vivos e hijos sobrevivientes por edad de la madre. Se usó la metodología BRASS
aplican do el programa QFIVE (ONU 1990); T GF: Número promedio de hijos por mujer. Se
estimó indirectamente usando método de Arriaga del libro “Análisis de Población con
microcomputadoras;” TBN: Número de nacimientos por cada 100 mujeres en una población; IM:
Numero de hombres por cada 100 mujeres en una población. Índice o razón de dependencia
(RD): Relación entre personas en edades dependientes (menores de 15 y mayores de 64) y las
personas en edades económicamente productivas (15-64 años).
Con respecto al Índice de Masculinidad, se observa que el menor índice lo apuntan los
Garífunas (87.8%) un poco más bajo que el nacional (97.8%). Este grupo es el que registra una
marcada emigración de población para trabajar al extranjero, sobre todo a los Estados Unidos.
No se conocen encuestas específicas de la emigración Garífuna, pero informalmente se
asegura que en su mayoría emigran los hombres.
(https://documents1.worldbank.org/curated/en/333621468274216757/pdf/363950HN0Afrohondu
renos01PUBLIC1.pdf)
Morbilidad
Un 54% de las personas buscó asistencia en los servicios de salud debido a problemas
respiratorios, un 18% a causa de otras enfermedades infecciosas, un 6% por enfermedades
crónicas y el resto por otras causas.
(https://honduras.unfpa.org/sites/default/files/pub-pdf/analisispoblacional.pdf)
En este contexto, y teniendo en cuenta los principios de la reforma del sector salud (equidad,
calidad, eficiencia, sostenibilidad y participación social), la incorporación del enfoque
intercultural de la salud en los programas de formación y capacitación de los recursos humanos
y en los modelos de atención, se presenta como una estrategia para el mejoramiento del
acceso equitativo a una atención de calidad por parte de la población de Honduras,
particularmente de la población indígena y negra del país. Este enfoque se basa en la
convicción de que la salud debe ser entendida como el bienestar biológico, psicológico, social y
espiritual del individuo y de la comunidad/sociedad.
Las causas de morbilidad varían de un pueblo a otro según las condiciones del medio en que
habitan. Los pueblos Garífunas, Isleños, Misquitos y Tawahkas, ubicados en zonas costeras de
bosque tropical y con suelos bajos que permiten el estancamiento de agua lluvia y de lagunas
naturales, sufren de una alta incidencia de malaria. Los pueblos negros (Garífunas y de habla
inglesa) están siendo afectados en forma ascendente por el VIH/SIDA debido básicamente a
que están localizados en las principales zonas turísticas del país. La etnia Tolupán registra una
alta incidencia de la enfermedad de Chagas e infecciones respiratorias agudas con énfasis en
tuberculosis, los Pech registran incidencia de leishmaniasis, cutánea y mococutánea, los
Lencas y Chortí sufren la incidencia de la enfermedad de Chagas e infecciones respiratorias
agudas con fuerte prevalencia en neumonías. De cada 100 niños indígenas que nacen 68
mueren de enfermedades infecto-contagiosas. A esta morbilidad que registra datos particulares
para cada comunidad se deben agregar síndromes diarreicos, parasitosis intestinal,
desnutrición y dermatopatías.