Mitridates El Grande Desperta Ferro
Mitridates El Grande Desperta Ferro
Mitridates El Grande Desperta Ferro
A. Mayor
ciencia en la Stanford University. Está
EL GRANDE
especializada en Historia antigua y
Maquiavelo alabó su genialidad militar, su biografía
en el conocimiento de la naturaleza
inspiró la primera ópera de Mozart y durante siglos se
contenido en los mitos precientíficos y
buscó su elixir contra el veneno. Pero pocas han sido las
en las tradiciones orales. Su trabajo de
narraciones completas acerca de la vida de Mitrídates,
investigación se centra en los antiguos
el rey despiadado y visionario que desafió el poder de ENEMIGO IMPLACABLE DE ROMA precursores de la «ciencia popular», las
Roma en el siglo I a. C. De ahí la relevancia de esta obra,
alternativas y sus semejanzas con los
en la que Adrienne Mayor combina sus dotes narrativas
Adrienne Mayor métodos científicos modernos.
con los más recientes descubrimientos arqueológicos y
científicos para contar la historia de Mitrídates como
MITRÍDATES EL GRANDE
Equipamiento militar romano nunca antes se había hecho.
ISBN: 978-84-945187-0-6
Queriéndose descendiente de Alejandro Magno y de
Darío III de Persia, Mitrídates heredó un próspero reino
en el mar Negro a los catorce años, después de que su
madre envenenara a su padre. A partir de este núcleo,
concibió un gran imperio oriental que rivalizara con
Roma y, tras orquestar la matanza de 80 000 romanos en
un solo día, se anexionó Grecia y Anatolia. Protagonista
de algunas de las batallas más espectaculares de la Historia
antigua, pugnó durante décadas con una Roma que se
tomó muy en serio el peligro de este nuevo Aníbal, que
amenazaba incluso con atacar la propia Italia.
Adrienne Mayor
Mitrídates el Grande
Mayor, Adrienne
Mitrídates el Grande / Mayor, Adrienne [traducción de Jorge García Cardiel].
Madrid: Desperta Ferro Ediciones, 2016. – 392 p. ; 23,5 cm – (Historia Antigua) – 1.ª ed.
D.L: M-39830-2016
ISBN: 978-84-945187-6-8
94(3) (56)+929.52
355.48
MITRÍDATES EL GRANDE
Enemigo implacable de Roma
Adrienne Mayor
Título original:
The Poison King.The life and legend of Mithradates, Rome’s deadliest enemy
Princeton University Press
Derechos de traducción concertados con:
Sandra Dijkstra Literary Agency y Sandra Bruna Agencia Literaria, S. L.
Todos los derechos reservados
© Adrienne Mayor, 2010
ISBN: 978-0-691-15026-0
© de esta edición:
Mitrídates el Grande
Desperta Ferro Ediciones SLNE
Salamanca, 6 – 1.º B
28020 Madrid
www.despertaferro-ediciones.com
ISBN: 978-84-945187-6-8
D.L.: M-39830-2016
Todos los derechos reservados © 2016 Desperta Ferro Ediciones. Queda expresamente prohibida
la reproducción, adaptación o modificación total y/o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento ya sea físico o digital, sin autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo sanciones
establecidas en las leyes.
X
Dramatis Personae
Casio: corrupto general romano que, junto con Aquilio, Opio y Nicomedes IV,
orquestaron la desastrosa invasión no autorizada del reino de Mitrídates.
Ciro el Grande: fundador del gran Imperio persa; como Mitrídates, huyó en su
mocedad para no ser asesinado; sirvió de modelo al joven Mitrídates.
Cleopatra la Mayor: hija favorita de Mitrídates; a los dieciséis años casó con
Tigranes el Grande y se convirtió en reina de Armenia.
Cratevas de Pérgamo: prestigioso herborista griego, padre de la ilustración bo-
tánica; acompañó a Mitrídates en sus investigaciones sobre los venenos y
sus antídotos.
Damágoras: experto almirante rodio aliado con Roma, superó a Mitrídates en la
batalla naval por el control de Rodas.
Darío I: gran conquistador aqueménida de Persia; fue quien otorgó al linaje de
Mitrídates sus tierras ancestrales.
Darío III: noble emperador persa vencido por Alejandro Magno; el respeto que
Alejandro mostrara por Darío influyó en la visión de Mitrídates de una
edad dorada greco-persa.
Dorilao: huérfano de una familia aristocrática del Ponto, creció en el palacio
real como un hermano más de Mitrídates; amigo del rey y leal comandante
suyo en las Guerras Mitridáticas.
Dripetina: devota hija de Mitrídates; tenía dos hileras de dientes.
Espartaco: gladiador tracio, encabezó un levantamiento masivo de esclavos en
Italia; quizá llegó a planear aliarse con Mitrídates, quien se vio alentado por
la revuelta servil y lamentó la muerte del tracio.
Estratónice: citarista en la corte de Mitrídates, quien la convertiría en su amante
y en señora de Cabira.
Farnaces: hijo y heredero de Mitrídates y Laodice, encabezó una revuelta contra
su padre en el Reino del Bósforo; cerró un acuerdo con Pompeyo y fue
aplastado definitivamente por Julio César.
Fimbria: brutal oficial romano, depuso a su superior, Flaco, y lideró a sus legio-
narios rebeldes en el saqueo de Anatolia; sus ansias de pillaje minaron la
autoridad de Lúculo.
Gordio: noble capadocio y amigo de Mitrídates, quien lo empleó como asistente
y emisario especial.
Hermaeo: mago zoroastriano que acompañó a Mitrídates a Cabira durante la
guerra con Lúculo.
Hipsicratea: valiente amazona guerrera del Cáucaso; actuó como palafrenera de
Mitrídates y terminaría convirtiéndose en su compañera en la batalla y en
su último amor verdadero.
Jerjes: gran rey persa, combatió a los griegos en Termópilas y Salamina; era muy
admirado por Mitrídates.
Jifares: hijo de Mitrídates y Estratónice; fue asesinado para castigar a su madre.
Laodice la Mayor: hermana mayor de Mitrídates y regente de Capadocia; frustró
los planes de su hermano al casar con su enemigo, Nicomedes III de Bitinia.
Laodice la Menor: hermana menor de Mitrídates y su primera esposa; traicione-
ra como su madre, la reina Laodice, conspiró contra Mitrídates.
Laodice, reina del Ponto: madre asesina de Mitrídates, sospechosa de haber ase-
sinado a su padre. Sus intentos por acabar también con el joven Mitrídates
serían castigados.
XI
Mitrídates el Grande
XII
CRONOLOGÍA
Algunas fechas son aproximadas
XIII
Mitrídates el Grande
XIV
AGRADECIMIENTOS
XV
Mitrídates el Grande
Deborah Gordon y Barry Strauss, y también de las charlas a través de la red con
N. S. Gill, K. Kris Hirst, David Meadows y Tim Spalding.
Este libro está dedicado a la memoria de mi querido amigo Gerald Charles
Olson. Hombre de osada inteligencia, curiosidad y resiliencia, hubiera disfrutado
de la increíble historia de Mitrídates. A los tres amigos que se leyeron todo el
manuscrito y me ofrecieron sus sabios comentarios, mi más sincera gratitud: Mi-
chelle Maskiell, Josh Ober y Marcia Ober.
Gracias por el apoyo que recibieron mis investigaciones de Stephen Ma-
cedo y el Princeton University Center for Human Values, de Denis Feeney y el
Princeton Classics Department, y de Anthony Grafton y los Princeton Huma-
nities Council Old Dominion Fellows del curso 2005-2006. Richard Martin,
el Stanford Classics Department y el History and Philosophy of Science and
Technology Program de Stanford me proporcionaron mi primer hogar acadé-
mico, pero fue Ted Champlin, de Princeton, quien primero me recibió como in-
vestigadora independiente: me siento agradecida por su amistad. Quiero expresar
mi gratitud hacia la Montana State University por la concesión de un doctorado
honorífico en mayo de 2007.
Para Josiah, mi bienamado, las palabras no son suficientes. Pero un dicho
nómada sobre la amistad capta lo que quiero decir: «porque comparte mi carga
cuando la misma amenaza con ralentizar mi paso, y se mantiene a mi lado cuando
viajamos ligeros».
XVI
INTRODUCCIÓN
XVII
Mitrídates el Grande
acabar también de este modo con su vida. Ya desde niño soñaba con volverse
inmune a los venenos y, tras centenares de experimentos, terminó desvelando
una paradoja farmacológica que todavía hoy se estudia: los venenos pueden ser
tan beneficiosos como letales. Muchos creen, de hecho, que su peculiar antí-
doto estimuló su celebrado vigor y longevidad. A su muerte, el llamado elixir
de Mitrídates sería consumido por emperadores romanos, mandarines chinos y
reyes y reinas europeas, inspirando un gran corpus de tratados científicos sobre el
dominio de la toxicología del Rey del Veneno*, si bien este es el primer libro que
analiza la inspiración y los principios científicos que había detrás del antídoto de
Mitrídates. Pero el rey fue también un erudito patrón de las artes y las ciencias, sus
ingenieros militares diseñaron el primer molino hidráulico así como máquinas de
asedio tecnológicamente muy avanzadas, y parece ser que el críptico mecanismo
de Anticitera, el primer ordenador de la historia, fue una de sus posesiones más
preciadas.
Con el reclutamiento de enormes ejércitos étnicamente heterogéneos pro-
cedentes de tierras remotas, Mitrídates proyectaba crear un poderoso Imperio
del mar Negro que rivalizara con el Imperio romano. Consiguió magníficas vic-
torias, pero también sufrió devastadoras derrotas en algunas de las batallas más
espectaculares de la Antigüedad. Forzando a los romanos a internarse en tierras
hostiles, Mitrídates les obligó a conquistar y ocupar ricos territorios que en prin-
cipio solo pretendían saquear. Los mejores generales romanos vencieron batalla
tras batalla, pero nunca fueron capaces de atrapar al último monarca «bárbaro»
que desafió al coloso romano. Sus seguidores le reverenciaban como el largamen-
te esperado salvador de Oriente; los romanos lo conocían simplemente como el
Aníbal oriental.
Mitrídates se convirtió en leyenda en su propio tiempo.Tras las largas Gue-
rras Mitridáticas, incluso los romanos desarrollaron una reticente admiración por
el que había sido su enemigo más pertinaz. Mitrídates gozó así de una pintoresca
vida más allá de la muerte en el arte, la música y la literatura (vid. Apéndice II).
Los artistas medievales crearon horrendas visiones de su reinado, caracterizándolo
como un «Caballero Negro», azote de los crueles tiranos romanos. Maquiavelo lo
elogió como un valiente héroe y su historia fascinó a Luis XIV. Inmortalizada su
figura en la tragedia del genial dramaturgo francés Racine, Mitrídates y su fatídico
harén inspiraron incluso la primera ópera de un Mozart que, a la sazón, contaba solo
catorce años. Los poetas también celebraron al Rey del Veneno: el británico A. E.
Housman (vid. pág. 213) finalizaría uno de sus poemas con un rotundo «I tell the
tale that I heard told. Mithridates, he died old»3 [«Cuento la historia que una vez me
contaron. Mitrídates murió anciano»]. Pero incluso los detalles sobre las últimas
horas de Mitrídates, sobre su muerte y enterramiento, permanecen rodeados por
el misterio.
Durante dos milenios, los extraordinarios logros militares y científicos de
Mitrídates hicieron de él un personaje popular, uno de los protagonistas del
conocido elenco de la República romana, a la altura de Aníbal, Espartaco, Cleo-
patra y Julio César. Pero durante el último medio siglo el nombre y las hazañas
de Mitrídates han comenzado a desvanecerse de la memoria popular. De todas
las naciones que «entraron en conflicto directo con Roma», se lamentaba un
escritor, «ninguna ha quedado tan olvidada como el Reino del Ponto. Sus hitos
The Poison King, el Rey del Veneno, es el título original de esta obra.
*
XVIII
Introducción
XIX
Mitrídates el Grande
XX
Introducción
el coraje y los ideales de aquellos dieron lugar a un rico corpus de material biográ-
fico. Algunos escritores romanos (Cicerón, Tácito y Diodoro) se mostraron abier-
tamente críticos con la avaricia y la dureza del imperialismo romano, y al menos
tres de nuestras fuentes (Estrabón, Plutarco y Trogo) tuvieron vínculos personales
entre los contendientes de las Guerras Mitridáticas. Todos ellos comprendieron la
animosidad que suscitaba la tardía República romana y trataron favorablemente
algunos de los aspectos de la biografía de Mitrídates. Por desgracia, sin embargo, no
podemos ya consultar los perdidos recuentos redactados por los contemporáneos a
Mitrídates que se vieron personalmente envueltos en la contienda, como Rutilio
Rufo, Lucio Cornelio Sisenna, Leneo, Metrodoro o Hipsícrates.9
Por último, un puñado de intrigantes huellas dispersas por los textos anti-
guos y medievales es todo lo que hoy nos queda de un rico acervo de pintorescas
anécdotas sobre Mitrídates que en su momento circularon a través de la oralidad.
Cada partícula de este registro literario es valiosa, y otro tanto sucede con la
evidencia artística, numismática, epigráfica y arqueológica, buena parte de la cual
solo recientemente ha salido a la luz. Gracias a todo ello hoy puede reunirse una
sorprendente cantidad de material sobre Mitrídates y su época, conformando una
intermitente panorámica de su crianza y educación, sus influencias y héroes, sus
discursos y llamamientos, sus estrategias militares, sus experimentos científicos,
su búsqueda del ocio, sus romances, esperanzas y dudas, sus motivaciones y su
compleja psicología; incluso los estados de ánimo, los chistes y los sueños del rey
han quedado documentados.
EL MÉTODO HISTÓRICO
XXI
Mitrídates el Grande
construcciones del tipo «¿y si…?», proponiéndolos como herramientas útiles para
entender el significado y las ramificaciones de los eventos históricos, imaginando
consecuencias alternativas y completando los huecos resultantes. Estas técnicas
no son novedosas, pues ya en una fecha tan temprana como el siglo V a. C., por
ejemplo, el historiador griego Heródoto y el poeta trágico Eurípides dieron
cuenta de versiones alternativas de la historia de Helena de Troya, según las cuales
la reina nunca fue a Troya sino que permaneció en Egipto durante toda la con-
tienda. El historiador romano Tito Livio, por su parte, se preguntó qué hubiera
pasado si Alejandro Magno hubiera vivido lo suficiente como para invadir Italia,
concluyendo que Roma lo hubiera derrotado.12
El libro de John Lewis Gaddis, El paisaje de la Historia (2004), fue determi-
nante a la hora de ayudarme a cartografiar las zonas inexploradas de la biogra-
fía de Mitrídates, manteniendo la preceptiva fidelidad histórica. Gaddis también
explica cómo el diseño de un escenario hipotético permite a los historiadores
emplear su imaginación para revisitar y revivir el pasado, preguntándose de una
manera disciplinada qué hubiera sucedido bajo unos determinados supuestos.13
Para narrar (y en ciertos casos dramatizar) la historia de Mitrídates, en
ocasiones yo misma he tenido que completar los elementos ausentes en el
registro histórico, partiendo para ello de los hechos conocidos, la evidencia
literaria y arqueológica, los sucesos análogos y las probabilidades. En tales oca-
siones he seguido las reglas ampliamente aceptadas para una historia alternativa
disciplinada, establecidas en la Historia Virtual de Niall Ferguson (2000): los de-
talles hipotetizados deben ser probables o plausibles para la época y el entorno
de Mitrídates y deben resultar coherentes con experiencias contemporáneas
recogidas en la literatura o el arte antiguos, la historia o la arqueología. Ex-
presiones como «pudo», «es posible» o «quizá» señalan estas reconstrucciones,
pero también he querido identificar explícitamente en el texto y en las notas
todas las ocasiones en las que he completado huecos o me he topado con
vías muertas, añadiendo detalles históricamente documentados, reconciliando
narraciones contradictorias y proponiendo suposiciones lógicas de cómo los
sucesos pudieron desarrollarse. A la hora de trazar estas narrativas, me aferro
a los sucesos históricos conocidos y a las «condiciones de posibilidad» de las
fuentes. Esta aproximación difiere significativamente, por tanto, de la ficción
histórica, en la que el novelista es libre de contradecir los hechos conocidos y
crear nuevos personajes y situaciones.14
XXII
Introducción
XXIII
Mitrídates el Grande
de las Guerras Mitridáticas entre la población civil. El Centro Danés para los
Estudios sobre el mar Negro, fundado en 2002, albergó en 2007 un congreso
internacional al que acudieron los principales expertos sobre Mitrídates, cuyas
sobresalientes aportaciones fueron reunidas y publicadas en 2009 bajo el título
Mithridates VI and the Pontic Kingdom.16
Para muchos lectores, la historia de Mitrídates quizá evoque ciertos eventos
actuales de Oriente Medio, Transcaucasia y las antiguas repúblicas soviéticas que
rodean el mar Negro. En tanto que folclorista clásica e historiadora de la ciencia
antigua mi primer acercamiento a la vida y leyenda de Mitrídates tuvo lugar
cuando investigaba las tácticas de guerra no convencional y el uso de venenos en
la Antigüedad.17 Pero mis primeras investigaciones comenzaron a la sombra del
ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y el Pentágo-
no, planeado por el carismático líder islámico Osama ben Laden, quien evitó su
captura perdiéndose entre las montañas que separan Afganistán y Pakistán. Em-
pecé a escribir durante la «guerra contra el terrorismo» y la invasión de Irak de
2003, justificada por el presidente George W. Bush mediante un dudoso casus belli
basado en la pretensión de que Sadam Huseín no solo poseía en Irak armas de
destrucción masiva, sino que además había protegido a los terroristas responsables
del 11S.Y en el momento en que redacto estas líneas, en la primavera de 2009, las
fuerzas militares estadounidenses aún no han sido capaces de capturar o eliminar
a Osama ben Laden y se encuentran empantanadas en sendas guerras en Irak y
Afganistán [N. del T.: Osama ben Laden fue muerto a manos de fuerzas especiales
estadounidenses en Abbottabad en 2011]. Los evidentes paralelos con las fallidas
campañas que Roma organizó durante décadas para capturar a Mitrídates ya han
sido subrayados por otros autores, por lo que no insistiré en ellos.
De hecho, la pugna sostenida entre Mitrídates y la potencia hegemónica
occidental hace dos mil años ha comenzado a llamar la atención de los analistas
occidentales y de los simpatizantes de los extremistas islámicos. A pesar de sus dos
mil años de antigüedad, el nombre de Mitrídates continúa despertando contro-
versias: en 2003, ciertos periodistas italianos compararon a Osama ben Laden con
Mitrídates; en 2007, un clasicista conservador, E. Christian Kopff, aclaraba que
«Roma había sufrido su propia versión del 11S en 88 a. C.», cuando Mitrídates
«masacró a 80 000 comerciantes y hombres de negocios romanos e itálicos y a sus
familias». A pesar de que varios generales romanos derrotaron a Mitrídates en el
campo de batalla, el rey «permaneció en libertad y era saludado como un héroe
en Oriente Próximo», por lo que mientras continuó con vida siguió constituyen-
do una amenaza para los intereses nacionales romanos.18
«Merece la pena reflexionar hoy sobre la historia de Roma y Mitrídates»,
aseveraba Robert W. Merry, experto en economía internacional; «la expansión
imperial siempre engendra sujetos como Mitrídates en los rincones más aparta-
dos del Imperio». Acabar con Mitrídates y sus seguidores costó dos décadas de
guerras inconclusas en Oriente Próximo, continuaba Merry, periodo que dio
paso al «caos interno y la violencia» que pondrían punto y final a los cuatrocien-
tos años de historia de la República romana.19
A su vez, los islamistas y sus simpatizantes a menudo presentan su lucha con-
tra las potencias occidentales como una resistencia contra los «Rumieh», nombre
árabe que designa la antigua Roma. El antiguo embajador indio para Turquía,
Azerbaiyán y Jordania, K. Gajendra Singh, decía percibir «resonancias mitridáti-
cas» en la Guerra de Irak. Sostenía que la hegemonía occidental sobre Oriente
XXIV
Introducción
Medio comenzó cuando las legiones romanas invadieron Anatolia por primera
vez, momento a partir del cual, defendía Singh, Occidente había «demonizado a
Mitrídates VI del Ponto solo por enfrentarse a Roma». Desde la perspectiva de
Singh, Occidente explotaba los recursos petrolíferos de Oriente Medio «con la
complicidad de gobiernos clientes», tal y como el Imperio romano «explotaba y
grababa sin escrúpulos a sus súbditos asiáticos».20
Durante la redacción del presente libro surgieron otros llamativos paralelos
entre las crisis globales contemporáneas y las Guerras Mitridáticas. El resurgir
de la piratería en alta mar, con los piratas somalíes capturando petroleros y re-
teniéndolos a la espera de un rescate, recuerda a las poderosas flotas piratas del
siglo I a. C. aliadas con Mitrídates.Y es que la piratería siempre prospera cuando
no existe una autoridad firme y las superpotencias están distraídas con otros
asuntos. Así, Roma, ocupada tanto con las sublevaciones civiles y las revueltas
provinciales como con el reto de Mitrídates, se vio además fuertemente entorpe-
cida por los piratas que infestaron el mar Negro y el Mediterráneo.
Incluso el colapso económico global de 2008-2009 presenta fuertes simi-
litudes con la catástrofe financiera que Roma sufrió cuando Mitrídates invadió
la provincia de Asia y aniquiló toda presencia romana en la región en 88 a. C.
Tal y como explicó el gran estadista Cicerón, cuando tantos miles de «inversores
perdieron sus enormes fortunas, hubo un colapso del crédito en Roma, pues se
interrumpieron los rembolsos. Es imposible que tantos individuos de un único
estado pierdan sus propiedades y fortunas sin arrastrar con ellos a la ruina a un
número de gente aún mayor».21
XXV
Mitrídates el Grande
NOTAS
1.
Para los «cuentos de hadas»: McGing 1986, 44–46; Holland 2003, 43; Goodkin 1986,
205; cf. Champlin 2003, 92–96, 237 para los rasgos folcloristas de la historia de Nerón.
¿Pudiera ser que la historia de Mitrídates inspirara algunos de los motivos folclóricos
europeos? Por ejemplo, el romance de Mitrídates con su paje, en realidad una mujer
disfrazada de varón, podría haber dado origen al mitema (porción irreductible de un
título) tantas veces repetido en los cuentos medievales y los dramas de Shakespeare. El
encarcelamiento al que Mitrídates somete a sus hermanas en torres para impedir que
estas contraigan matrimonio es otro motivo típico de los cuentos de hadas. Mitrídates
en la mitología nórdica: Edda menor 2000 y Cap. 15.
2. A
mbas ortografías aparecen en las monedas, las inscripciones y los manuscritos anti-
guos: Welles 1974, 296 n2; Ward 1749–50, 490–92; Reinach 1890, 49 n2. Justino (37.1)
XXVI
Introducción
sostiene que Mitrídates combatió a Roma durante 46 años; Apiano (Guerras Mitridá-
ticas, 118; Guerras Sirias, 48) mantiene que el conflicto duró 42 años; Floro (1.40) y
Eutropio (6.12) afirman que 40, en tanto que Plinio (7.26.98) lo circunscribe a 30. En
realidad todo depende de cuándo se considere que arranca la conflagración: la resisten-
cia activa de Mitrídates al control romano comienza hacia 103 a. C., pero la guerra con
Roma estalla en 88 a. C.
Vid. Baley 1585 para una típica perspectiva medieval en la que se elogia la nobleza
3.
de Mitrídates y sus «dones al mundo entero», que superaron ampliamente «la victoria
y el provecho» romanos en las Guerras Mitridáticas. Maquiavelo, Del arte de la guerra
2.84-89. Summerer 2009: Mitrídates fue objeto de estudio de tratados científicos y
una fuente de inspiración para la literatura popular y la ópera a lo largo de los siglos;
sus hazañas se evocaron, distorsionaron y obviaron para construir imágenes positivas o
negativas según el caso. Entre los siglos XVI y XVIII, Mitrídates fue una figura trágica,
una víctima de la traición y la conspiración que acabarían por derrotarlo.
4. Corner 1915, 222.
5. Rostovtzeff 1921, 220 (Rostovtzeff se trasladó de Rusia a EE. UU. en 1918). Reinach
1890, xiv. Gozalishvili 1965. Novelas rusas: Polupudnev 1993 y Samulev 2004. Algunos
investigadores rusos recientes son: Saprykin 2004; Kesmedzhi 2008, Tsetskhladze 2001,
Zin’ko 2004; véase también Højte 2009a, Bowersock 2008. Entre los supuestos envene-
namientos políticos de opositores rusos denunciados en los medios de comunicación se
cuentan el de un desertor búlgaro asesinado con un paraguas con la punta impregnada
de ricino en 1978 y el de un antiguo espía ruso, A. Litvinenko, asesinado con polonio
radioactivo 210 oculto en su sushi en 2006. En 2003 y 2004 dos periodistas críticos con
Vladimir Putin murieron de forma misteriosa; y en 2004 el candidato a la presidencia
ucraniana,V. Yshchenko, fue envenenado deliberadamente con la dioxina soviética
«Lluvia Amarilla», que le deformó espantosamente el rostro (vid. Cap. 14, la enfermedad
similar sufrida por Mitrídates poco antes de su muerte). Gutterman 2004; Newman
2005.
6. Agradezco las conversaciones con Gevork Nazaryan [www.ArmenianHighland.com],
Vahe Gurzadyan y Rubik Kocharian; véase también Kurkjian 1958, cap. 13. Los arme-
nios reverencian a Tigran Mets (Tigranes el Grande) y a Mitrídates, el «glorioso rey del
Ponto», «fiel aliado» de Tigranes. «Lucharon juntos […] contra el dominio romano»,
escribía Yuri Babayan en 2002 [www.armenianhistory.info], cumpliendo con la antigua
creencia armenia, influida por el antiguo zoroastrismo, según la cual «un gran héroe
blandiría una espada de luz mágica en el momento más crítico, cuando el mundo estu-
viera en las garras de malvados tiranos y el pueblo ansiara su libertad» (Nazaryan 2005).
Mirdad / Mhrtat es un nombre habitual en Armenia. Para un punto de vista iraní, vid.
Badi 1991, cap. 5, «Mithridate Eupator ou la révolt de l’Asie». El historiador kurdo
Mehrdad Izady considera a Mitrídates como un ancestro kurdo, y al Ponto, Capadocia
y Comagene como antiguos estados kurdos: Izady 1992, 36-38, 86.
7. Agradezco a Deniz Erciyas y Mehmet Tezcan sus apreciaciones sobre el prolongado ol-
vido de Mitrídates en Turquía. Un popular libro de 1973, escrito por Mahmut Gologlu,
caracterizaba a Mitrídates como un héroe local y a su Reino del Ponto como el «pri-
mer estado nacional turco». Gracias a Murat Harslan por facilitarme un resumen de su
libro y del prólogo que para este redactó el dr. Sencer Sahin. Para la comparación entre
Mitrídates y Alejandro en lo relativo a la protección de Asia, vid. Arslan 2007, 529.
El silencio turco sobre Mitrídates podría estar relacionado con las acusaciones sobre
el genocidio turco de los armenios y los habitantes griegos del Ponto tras la Primera
Guerra Mundial.
XXVII
Mitrídates el Grande
8. Reinach 1890, 418–7; McGing 1986, 176–79. Para las fuentes y evidencias del reinado
de Mitrídates, vid. Erciyas 2006, 4–8. Para las fuentes e inscripciones antiguas, vid. Mas-
trocinque 1999, 59–75, 119–22. Højte 2009a.
9. Para la hostilidad de Diodoro hacia Roma, Sacks 1990, 134-137; para la de Cicerón,
Balsdon 1979, 170-176; Sanford 1937. Para los territorios ajenos al ámbito romano, vid.
Sitwell 1986.
10. Sir Arthur Conan Doyle, El sabueso de los Baskerville.
11. Para las «pequeñas esquirlas», Holland 2003, xx. Vid. Lee 2007, 280. Goodkin 1986,
204, 216 n. 3. Sobre la singularidad de Mitrídates, McGing 2009; Erciyas 2006, 121.
12. L a Helena de Eurípides (412 a. C.) se basó en una versión de la leyenda alternativa
que sobre Helena narró Heródoto (2.113-120). Livio, 9.17-19.
13. G addis 2004, 135-144: principios y reglas del razonamiento contrafactual.
14. F erguson 2000, introducción. Ejemplos notables de narrativas sobre la Historia Anti-
gua: Holland 2003, Reinach 1890, Champlin 2003, Strauss 2004 and 2009, Lee 2007.
15. Summerer 2009. Bengston 1975, Matyszak 2008, vi, 152.
16. Alcock 2007. Tezcan 2003 y 2007, 91-102. Proyecto Black Sea Trade: [www.museum.
upenn.edu/sinop]. Centro para los Estudios sobre el mar Negro, Aarhus, Dinamarca:
[www.pontos.dk]. Højte 2009a. Estudios chinos sobre Eurasia: [www.eurasianhistory.
com/english.html]
17. Mayor 2009; Maskiell y Mayor 2001; Mayor 1997 y 1996.
18. Summerer 2009. Kopff 2007, director del conservador Center for Western Civiliza-
tion de la Universidad de Colorado (Boulder), argumentaba en favor de la defensa del
«imperio» estadounidense frente a los terroristas.
19. Merry 2005, 217-221, cap. 12, «Ghosts of Mithridates».
20. En noviembre de 2006, por ejemplo, Abu Ayyub al-Masri, líder de al-Qaeda en Me-
sopotamia, juró que la yihad islámica destruiría «Rumieh» (voz árabe para el Imperio
romano bizantino). K. Gajenddra Singh, embajador en Jordania entre 1990 y 1991,
durante la Guerra del Golfo, y en Turquía y Azerbaiyán entre 1992 y 1996. Los edi-
toriales de Singh contra la Guerra de Irak aparecieron en el medio de comunicación
islámico Al-Jazeerah y en Asia Times. Singh 2003 y 2006; comunicación personal en
diciembre de 2006.
21. Kay 2008 señala que la Pro lege Manilia de Cicerón es «notable por su tono contem-
poráneo. Si sustituimos «fondos asiáticos» por «préstamos subprime estadounidenses» y
«el sistema de créditos que operaba en el Foro romano» por «el sistema bancario britá-
nico», el discurso de Cicerón podría haber sido redactado refiriéndose a la actual crisis
crediticia». Para la piratería, vid. Harris 2006.
22. Champlin 2003, 34-35, 236-237, esp. 46-47 sobre la manipulación y las contradiccio-
nes de los recuentos biográficos legendarios en la Antigüedad.
23. Balsdon 1979, 60-64. Cada vez se está poniendo más en cuestión la visión eurocén-
trica de la Historia que enfrenta Oriente-Occidente, Persia-Grecia y Roma, bárbaros-
civilizados, malos-buenos. Vid. Summerer 2009 y Alain Gresh, 7 de enero de 2009
[http://mondediplo.com/2009/01/07west], citando a Touraj Daryaee, «Go Tell the
Spartans», 14 de marzo de 2007, [Iranian.com] y Tzvetan Todorov, El miedo a los bárba-
ros, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2014.
XXVIII
Libro completo aquí
17
MITRÍDATES
EN ESTA COLECCIÓN: ADRIENNE MAYOR es investigadora
en estudios clásicos e historia de la
A. Mayor
ciencia en la Stanford University. Está
EL GRANDE
especializada en Historia antigua y
Maquiavelo alabó su genialidad militar, su biografía
en el conocimiento de la naturaleza
inspiró la primera ópera de Mozart y durante siglos se
contenido en los mitos precientíficos y
buscó su elixir contra el veneno. Pero pocas han sido las
en las tradiciones orales. Su trabajo de
narraciones completas acerca de la vida de Mitrídates,
investigación se centra en los antiguos
el rey despiadado y visionario que desafió el poder de ENEMIGO IMPLACABLE DE ROMA precursores de la «ciencia popular», las
Roma en el siglo I a. C. De ahí la relevancia de esta obra,
alternativas y sus semejanzas con los
en la que Adrienne Mayor combina sus dotes narrativas
Adrienne Mayor métodos científicos modernos.
con los más recientes descubrimientos arqueológicos y
científicos para contar la historia de Mitrídates como
MITRÍDATES EL GRANDE
Equipamiento militar romano nunca antes se había hecho.
ISBN: 978-84-945187-0-6
Queriéndose descendiente de Alejandro Magno y de
Darío III de Persia, Mitrídates heredó un próspero reino
en el mar Negro a los catorce años, después de que su
madre envenenara a su padre. A partir de este núcleo,
concibió un gran imperio oriental que rivalizara con
Roma y, tras orquestar la matanza de 80 000 romanos en
un solo día, se anexionó Grecia y Anatolia. Protagonista
de algunas de las batallas más espectaculares de la Historia
antigua, pugnó durante décadas con una Roma que se
tomó muy en serio el peligro de este nuevo Aníbal, que
amenazaba incluso con atacar la propia Italia.