El Orígen Del Ekeko
El Orígen Del Ekeko
El Ekeko, o Iqiqu en lengua Aymara, es un dios andino, representado por una
pequeña estatua, resultando de la transformación sincrética del dios
precolombino de la abundancia, la fertilidad y la alegría, en la civilización
Tiwanaku.
Paulita, dolida al ver a sus maestros que no tienen suficiente para comer,
decidió llevarles su comida sin poner en peligro a Isidro. Ella eligió
mostrarles la estatua del dios de la abundancia de Tiahuanaco a sus maestros,
quienes, hundidos en la ansiedad y la angustia, aceptaron esta explicación sin
quejarse. Agradecieron humildemente a este pequeño dios andino quien, en
esa época, era presentado desnudo, con un pene desproporcionado en
erección (ya que era el dios de la abundancia, de la alegría y también de la
fertilidad).
En verdad, es un grave error la creencia de que Alasitas hubiese sido una fiesta
autóctona aimara. Si esto fuese cierto, entonces también la población de Puno, que es
de cultura aimara, tendría pleno derecho a considerar a Alasitas como parte de sus
tradiciones. Pero, por el contrario, Alasitas es una fiesta citadina, perteneciente a la
ciudad de La Paz.
Como se tiene conocimiento, el emperador Carlos V dispuso que una villa del Alto Perú
tomase el nombre de la Virgen de la Paz, cuya festividad se celebra el 24 de enero, para que
en ella perviviese el recuerdo de la pacificación del Perú, luego de las terribles guerras
civiles entre los conquistadores españoles que asolaron las tierras del antiguo incanato y
que llegaron a provocar una rebelión contra la misma corona hispánica.
Por este motivo, cada 24 de enero, la hermosa imagen donada por dicho emperador a la
recién fundada ciudad de Nuestra Señora de La Paz recibía como ofrenda del pueblo
trabajador de la villa el fruto de su habilidad y esfuerzo en forma simbólica y de reducido
tamaño. Así surgió la feria de Alasitas. Por eso, además esta feria se realizaba en la Plaza
Mayor, frente a la Catedral, donde la gente ingresaba para hacer bendecir por la Virgen los
productos adquiridos en la feria.
Muchos años después surgió el Ekeko, como una alegoría del habitante ciudadano que se
consagra a la Virgen como su más ferviente servidor. Este personaje, aunque de origen
pagano, no representaba a un absurdo dios indígena, como actualmente se trata de insistir,
sino al verdadero hombre del pueblo paceño: pequeño, retaco, blancón y con bigotes. Este
Ekeko personificaba, asimismo, el espíritu del paceño colonial, un hombre alegre, lleno de
confianza en que la madre de Dios le concedería el cumplimiento de sus anhelos.
Por lo tanto, Alasitas es una fiesta netamente cristiana, creada para honrar a la
patrona de la ciudad, la Virgen de la Paz. Pero, increíblemente, ahora la gente se ha
olvidado de ella y de que el 24 de enero se constituyó durante la Colonia en el día de la
ciudad. Además, es muy triste observar que ni la Alcaldía se acuerda de la relación
directa entre Alasitas y Nuestra Señora de La Paz.
En los primeros años de nuestra existencia republicana, se decidió mudar el día de la
ciudad al 16 de julio, con el fin de rendir un homenaje más vigoroso a la gesta de Murillo.
Pero si las autoridades elogiaban a la Revolución del 16 de Julio, nuestro pueblo,
consciente de sus tradiciones, siguió enalteciendo a su patrona en Alasitas.
Ahora bien, se podría decir que la modificación del aniversario de la ciudad tuvo un sino
trágico. Pareciera que el pueblo paceño, y el boliviano en general, en vez de la paz y la
concordia que la Virgen representaba, eligieron la revolución y la violencia. En
consecuencia, en estos días en que se conmemora a nuestra Virgen patronal, se debe buscar
su intercesión para que se efectúe un cambio radical en el alma del pueblo paceño,
desechando su parte violenta e intolerante, y ensalzando su lado generoso y sentimental.
Sólo de este modo podremos integrarnos a Nuestra Señora de La Paz y lo que ella
representa: la paz, el consenso, el entendimiento y la fraternidad que debiera reinar entre
todos los bolivianos.
Los autores más conocidos que escribieron sobre esta festividad fueron Antonio Paredes
Candia, Rigoberto Paredes, Antonio Díaz Villamil, Carlos Ponce Sanjinés, Ernesto Cavour y
Arthur Posnasky, cuyas obras están envueltas en leyendas y mitos sobre la feria y el
personaje en miniatura.
Mendoza elaboró un expediente sobre esta festividad, pero no detectó una evidencia histórica
en los archivos del país sobre la tradición, aunque sí memorias orales que atestiguan la
celebración.
Una de las causas por las que no existiría documentación, según el investiador, habría sido
"la colonización española que no permitió desarrollar ciertos sistemas de creencias; entonces
la historia ha sido proscrita, atacada, por eso no se tiene bien definido (la fecha, la localidad
de la Alasita) qué es el Ekeko, porque hay muchas interpretaciones".
Para comenzar, el nombre de Alasita tiene diferentes significados, en aymara el más
conocido es el reflexivo "cómprame". "Trata de la compra de las illas, ispallas (amuletos,
imágenes), miniaturas con el atributo de volverse reales, en medio de un ritual celebrado por
el yatiri (adivinador) a las 12.00. Antiguamente, indígenas de comunidades venían a la feria a
comprar illas, ispallas, animales y semillas, y duraba un día hasta dos, pero hoy dura como
15 días".
Las versiones sobre el origen geográfico de la festividad son diversas, pero coinciden en que
sucede en la región andina de Bolivia. Unos autores dicen que es en Tiawuanaku (antes
Kollasuyo), en los pueblos kallawayas (enclave quechua) y otros en Chuquiago Marka
(ciudad de La Paz), todos en el departamento de La Paz.
Sobre Chuquiago Marka, una versión dice que estaba formada por comunidades y ayllus, y la
Alasita habría nacido en la actual zona de Santa Bárbara, antes ayllu Uturuncu.
Posteriormente la exposición recorrió por la plaza Murillo, la plaza San Francisco, el paseo
El Prado, la Terminal de Buses y la avenida Tejada Sorzano, hasta asentarse en el ex Parque
de los Monos o campo ferial.
Tampoco existe claridad respecto de la fecha de celebración. "La alasita se fue ubicando en
una época, unos dicen en octubre, otros el 21 de diciembre (solsticio de verano), al final se
quedó en 24 de enero, relacionado con la fiesta de Nuestra Señora de La Paz y después del
cerco del caudillo Tupac Katari, en 1781".
Esta afirmación fue abstraída de una obra de Antonio Díaz Villamil, pero Mendoza observa
que no existen pruebas para afirmar que, evidentemente, en 1781 se haya instaurado
oficialmente la Alasita.
"Gran parte de los historiadores -afirma Mendoza- eran hijos de hacendados quienes les
contaban lo que hacían los campesinos. Por ejemplo, Antonio Paredes, Rigoberto Paredes
son hacendados y seguro recogieron de algunos cuentos de los indígenas (sobre la Alasita y
el Ekeko) y le dieron una narrativa literaria. Por tanto, son cuentos de tatarabuelos a abuelos,
lo más particular y sospechoso es que esta fiesta no existe en el campo. En fin, la leyenda no
surge de la nada seguro tiene algún sustento".
Tres versiones
El investigador Galo Illatarco elaboró el estudio Alasita: Festividad ritual del Eqeqo y las
Illas. Una tradición andina viva, en la que analiza tres versiones y coincidencias sobre esta
tradición.
La primera versión que comparte Illatarco dice que la Alasita deriva del verbo aymara
Alathaña (comprar), es una festividad sagrada de culto a la deidad andina de la reproducción
y la fertilidad animal, vegetal y humana, de la buena fortuna, del amor y propiciador de las
uniones sexuales (Ekeko), es además una festividad prehispánica celebrada en el Qhapaj
Raymi cada solsticio de verano (21 de diciembre), caracterizada por la presencia e
intercambio de dijes y miniaturas como símbolos de la tradición andina.
La segunda explicación dice que Alasita proviene del verbo aymara Chhalaqa o
Chhalaqasiña (intercámbiame). En el pasado habría sido un ritual sagrado (en el Qhapaj
Raymi) dedicado al dios Sol con la presencia del Eqaqo Illa a través del intercambio de
miniaturas illas, llallawas e ispallas que representan la fuerza reproductiva de los objetos,
alimentos, animales y personas o símbolos con poderes reproductores y propiciatorios de
producción y fertilidad.
Una tercera versión señala que Alasita derivaría de la festividad incaica llamada Sitwa o
Alaui Situa y sería una fiesta ritual del Eqeqo, de las takas y de las illas vinculadas a la
fertilidad y a la salud, supuestamente realizada desde el 21 de septiembre hasta el 21 de
diciembre.
Tanto Illatarco como Mendoza coinciden en que no se conoce información fehaciente de esta
fiesta en el momento de la fundación de La Paz.
En ese contexto los campesinos Isidro Choquewanca y Paula Tintaya fueron separados por el
patrón español Francisco de Rojas. El encomendero decidió trasladar a Paula la ciudad para
que atendiera a su hija Josefa Ursula de Rojas Foronda, esposa del gobernador Sebastián de
Segurola Marchain.
Paula y la hija del español se refugiaron en un pequeño cuarto, custodiado por un Ekeko. La
empleada guardaba maíz tostado, k'ispiña y charque de llama, provisiones que le eran
enviadas su enamorado Isidro.
Segurola, mediante una Ordenanza en 1783, dispuso el cambió de la fiesta tradicional del
Ekeko de diciembre al 24 de enero, fiesta de la Virgen Nuestra Señora de La Paz, para
festejar la victoria española. Díaz Villamil relata que Segurola, agradecido por la provisión
de alimentos, hizo que Isidro Choquewanca fabricara un idolillo con los rasgos de Francisco
de Rojas, su suegro, con una carga de alimentos en sus manos y espaldas. El idolillo también
circulaba en el día de la festividad de La Paz, el 20 de octubre.