Colocación Familiar
Colocación Familiar
Colocación Familiar
El Perú tiene un gran potencial que son los niños, niñas, adolescentes y
jóvenes que suman un total de 10 millones 617 mil personas, esto es más del
40% de la población, según datos estadísticos al año 2001. Sin embargo,
hablar de la niñez y adolescencia en el Perú es referir también a situaciones de
inequidad y desigualdad respecto a este grupo etéreo, pues cerca del 24% de
la población está conformada por niños, niñas y adolescentes que son
considerados vulnerables, puesto que viven en situación de pobreza, y cuya
edad se encuentra entre 6 y 17 años de edad. Esta población vive en situación
de riesgo, abandono, y parte de ellos son trabajadores de la calle.
1.4 ADOPCIÓN
1.4.1 Definición de Adopción
La doctrina y legislación tradicional conocieron a esta institución como el
prohijamiento (Código de 1852).
La adopción es una institución tutelar del Derecho de Familia mediante
la cual una persona adquiere de otra la calidad de hijo a pesar de
carecer de vínculos sanguíneos con ella. De esta manera, la ley crea
una relación paterno filial plena respecto del adoptante (padre y madre) y
el adoptado (hijo), quien deja de pertenecer a su familia biológica y pasa
a ser parte de su nueva familia con todos los derechos que como hijo le
corresponden, tales como al nombre, alimentos, herencia y los derivados
de ellos. Y es que la adopción emplaza al adoptado en el estado de
familia de hijo. En este caso la familia queda estatuida por la ley.
Según el artículo 238 del Código Civil la adopción es fuente de
parentesco dentro de los alcances de la institución. Dicha norma está en
estrecha concordancia con el artículo en comentario ya que, en efecto, si
mediante la adopción el adoptado deja de pertenecer a su familia
consanguínea para entroncarse en la familia del adoptante, esto implica
el establecimiento de una filiación legal, de allí que se le conozca
también como filiación por asimilación (BARBERO). Esto indica que la
adopción establece el surgimiento de un parentesco creado por la ley.
Mediante la adopción se instituye (entiéndase) se crea, una relación
paterno filial entre personas que no la tienen por naturaleza -criterio
seguido por el Código de los Niños y Adolescentes (artículo 115)-. En
este caso el presupuesto necesario para que surja el vínculo jurídico no
se encuentra en la naturaleza sino en la ley (ROSSEL). Se disocia, en
otras palabras, el presupuesto biológico de la filiación para atribuir el
vínculo jurídico (ZANNONI).
Uno de los caracteres que se ha mantenido estable durante el correr de
los siglos es el de crear un vínculo de filiación entre dos personas que no
se encuentran unidas biológicamente (MEDINA) situación que se
desplaza, y por qué no decirlo, trasciende a los demás miembros de la
familia. Esto implica que exista, a su vez, una equiparación de los hijos
de sangre con los adoptivos lo que es una verdadera desbiologización
de la paternidad (THEODORO). Como considera el Proyecto de Código
Civil argentino (Capítulo IV. Parentesco por adopción) en la adopción
plena, el adoptado adquiere el mismo parentesco que tendría un hijo del
adoptante con los parientes de éste (artículo 613). Asimismo, el Código
Civil de Québec menciona expresamente que "la adopción crea los
mismos derechos y obligaciones que la filiación sanguínea. El adoptado
deja de pertenecer a su familia sanguínea, pero sigue sujeta a la misma
para efectos de los impedimentos matrimoniales" (artículo 577),
"adopción crea los mismos derechos y obligaciones que la filiación
sanguínea. La corte puede, de acuerdo a las circunstancias, permitir el
matrimonio en la línea colateral entre la persona adoptada ~un miembro
de su familia adoptiva" (artículo 578) y "cuando la adopción es
concedida, los efectos de la filiación precedente cesan; el tutor, si
hubiere, pierde sus derechos y es removido de sus deberes respecto a
la persona adoptada, quedando a salvo la obligación de rendir cuentas.
No obstante lo anterior, la adopción por parte de una persona, del hijo de
su cónyuge o concubina no disuelve los lazos de filiación entre el niño y
su padre o madre (artículo 579). Por su parte el Código Civil de Brasil
indica que el parentesco resultante de la adopción es de orden civil
(artículo 336).
A nivel mundial los índices de adopción son variables. Así tenemos que
Estados Unidos ocupa el primer lugar de los llamados "países de
acogida": 13,621 niños fueron adoptados en 1997 por padres
norteamericanos, dos veces más que en 1977, según las cifras oficiales.
Esos niños nacieron en Rusia (3,816), China (3,597), Carea del Sur
(1,654), Guatemala (788) y Rumania (621), por citar solo principales
países. Francia se encuentra en segundo lugar. Cerca de 3,528 niños,
originarios de setenta países, fueron adoptados por padres franceses en
1997. En 1979, solo fueron acogidos 971 niños procedentes de diez
países. Actualmente cerca de la mitad de los niños adoptados en
Francia provienen de Vietnam, seguido por Colombia, Madagascar,
Rusia, Brasil, Guatemala, Rumania, Bulgaria y Etiopía. La geografía de
la adopción internacional varía enormemente, a veces de un año para
otro. Corea del Sur (66% de las adopciones internacionales francesas en
1979), por ejemplo, limitó considerablemente la adopción internacional
desde los Juegos Olímpicos de Seúl, en 1988. Como en la India y China,
los candidatos a padres adoptivos deben actuar obligatoriamente a
través de un organismo reconocido. En China, donde la adopción
internacional empezó solo en 1991, por el contrario, las condiciones
exigidas se han hecho menos estrictas a fin de aliviar a los orfelinatos
abarrotados de niñas, desde que los chinos solo tienen derechos a un
niño en las ciudades y dos en el campo. Numerosos huérfanos rumanos
fueron adoptados tras la caída de Ceaucescu, pero después el país
impuso procedimientos sumamente rigurosos. En la mayoría de los
países donde impera el Derecho musulmán, la adopción es imposible
tanto por los nacionales como por los extranjeros (UNESCO, febrero
1999).
La adopción ha pasado por un proceso de adecuación y modernización.
Actualmente la adopción está pensada en beneficio de la niñez
abandonada o en peligro material o moral, dejándose de lado la idea de
que la adopción es una institución dirigida solo a dar al adoptante un
heredero forzoso o legitimario o a perpetuar su apellido (ZANNONI).
Sería conveniente establecer de manera expresa que los hijos adoptivos
de un mismo adoptante serán considerados hermanos entre sí,
conforme lo establece la legislación argentina (artículo 20, Ley 19134).
Al respecto, se aclara que entre ellos se origina un vínculo que, aunque
sujeto a las vicisitudes de la adopción misma, se asimila integralmente al
parentesco colateral consanguíneo de igual grado (ZANNONI).
Al afirmarse que la adopción confiere al adoptado una filiación que
sustituye a la de origen se colige su naturaleza emplazatoria-
desplazatoria que, respecto del estado de familia, asume la sentencia
que acuerda la adopción (ZANNONI).
Cuando el Código dice "adquiere la calidad de hijo" quiere decir que ella
genera toda una gama de relaciones jurídicas familiares, como son:
1. Derecho al nombre.
2. Vocación hereditaria.
3. Derecho y obligación alimentaria.
4. Impedimentos matrimoniales.
5. La patria potestad corresponde al adoptante y si fuese adoptado por
cónyuges su ejercicio corresponde a ambos.
a) Inciso 1
La solvencia moral se explica por obvias razones, ya que la adopción
busca proveer al adoptado de un clima familiar adecuado a su formación
por la existencia de los indispensables valores éticos, es por ello que se
evita el prohijamiento de personas dedicadas a la delincuencia, vicio o
vagancia (CORNEJO CHÁVEZ). Este requisito no es tan sencillo de
probar pues no bastan los certificados de antecedentes penales,
judiciales o de buena conducta sino que es fundamental demostrar que
la vida llevada por el futuro adoptante ha sido adecuada y que puede
ofrecer al adoptado la esencia y trascendencia de las relaciones
humanas. Es que la adopción procura la formación material y moral de
seres humanos que sean útiles para sí y para los demás; de allí que el
menor debe recibir una formación moral, y la moral no se enseña
solamente con palabras sino con el ejemplo vivo y constante (MEDINA).
El objeto de la norma es brindar una herramienta al juzgador para
denegar el pedido de adopción de un menor, cuando considere que el o
los adoptantes no son idóneos para asumir el rol de padres (MEDINA).
Esta norma está en relación con el artículo 12 del D.S. N° 001-99-
PROMUDEH (4/2/1999) que es el reglamento de la Ley N° 26981
(31/10/1998) referida al procedimiento administrativo de adopción de
menores de edad declarados judicialmente en abandono, cuando refiere
que para ser aceptados como adoptantes los solicitantes deben tener las
siguientes aptitudes: d) Ética, integridad moral, autoconfianza y
seguridad personal y e) Aptitudes, valores y sentimientos positivos hacia
niñas, niños y adolescentes.
b) lnciso 2
De la adopción se ha dicho siempre que naturam imitat (DÍEZ-PICAZO)
en el sentido de que mediante esta institución buscamos imitar a la
naturaleza (adopti enim naturam imitatur). Lo que se tiene en miras al
otorgar la adopción es generar un vínculo familiar que se parezca lo más
posible al biológico (MEDINA).
Se puede ser padre a partir de cierta edad y resultaría monstruoso y
antinatural que el hijo sea mayor que su propio padre. Ordinariamente no
se es padre o madre antes de cierta edad, lo que significa que entre el
progenitor y procreado hay una cierta diferencia de años por lo menos
(CORNEJO CHÁVEZ).
La esencia original de la filiación es el vínculo biológico y la excepción a
esta regla es la adopción, por esta razón la ley impone condiciones que,
de alguna manera, pretenden asimilar el vínculo adoptivo al derivado de
la descendencia biológica. La diferencia de edad que exige la ley
necesaria para proteger la esencia misma de la institución, cual es la
creación de lazos de filiación entre adoptante y adoptado, los que
difícilmente surgirían sin la diferencia de edad.
Asimismo, se busca lograr la aptitud dialéctica paterno-filial que no
puede ni debe confundirse con la fraternal. La patria potestad encuentra
en la diferencia de edad entre padre e hijo, impuesta en lo biológico por
la naturaleza misma, las posibilidades de ejercerse con madurez afectiva
y humana (ZANNONI).
La fórmula utilizada por el Código es algo confusa y pudo, por cierto,
haber sido más directa en su redacción, por ejemplo: establecer que
entre el adoptante y el adoptado debe haber al menos 18 años de
diferencia en la edad (tal como establece en el Código Civil de Québec).
Pero se prefirió la indicada en el texto de la norma para no tener que
cambiar el artículo cuando se modifique la edad para adquirir la mayoría
(como ocurrió luego) (CORNEJO CHÁVEZ). Algunas legislaciones no
establecen esta ecuación y solo limitan la edad en relación a la falta de
procreación. Donde sí existe coincidencia en el Derecho comparado es
en establecer una diferencia de edad mínima entre adoptante y
adoptado. Una cosa curiosa es la contenida en el Código de Venezuela,
que establece que el adoptante, si es varón, ha de tener por lo menos 18
años más que el adoptado, y 15 si es hembra (artículo 246). Por su parte
el Código Civil de Brasil establece que el adoptante tiene que ser, por lo
menos, 16 años más viejo que el adoptado (artículo 1619).
Hay legislaciones que ponen una edad mínima, caso de nuestro Código
del 36 que establecía 50 años. El Código Civil español y el chileno
requieren ser mayor de 25 años, el Código de Familia boliviano pide 40
años y también el Código Civil de Chile (para la adopción general) y el
de Venezuela, mientras que en Argentina (tanto en su Código Civil como
el Proyecto de Código) se requiere los 30 años así como también en
Ecuador y en Italia. En el Derecho español la edad entre adoptante y
adoptado debe diferenciarse en 14 años, situación similar en Puerto Rico
y en Ecuador. El Código Civil chileno requiere una diferencia de 15 años
(y 20 para la adopción plena) y en el sistema Federal de México es de
17 años así también en Portugal. Algunas legislaciones como la de
Portugal determinan la edad del adoptante en base a su estado civil, es
decir si es casado (25 años) y si es soltero (50 años).
La ley no estipula una edad máxima, solo una mínima, situación que sí
es contemplada en el Código Civil chileno que establece que el
adoptado tiene que ser menor de 60 años. Pero téngase en cuenta que
no puede permitirse que los adoptantes aparenten físicamente ser
abuelos, esto queda al criterio discrecional del juez o del funcionario que
autoriza la adopción. Así como podría ser inconveniente una corta
diferencia de edad, también podría serio una excesiva diferencia, la
amplia brecha generacional existente entre ambos, porque si el
adoptante fuera una persona de elevada edad, se correría el riesgo de
que a una corta edad del "menor su madre o padre adoptivo falleciera
(MEDINA).
La jurisprudencia argentina ha llegado a determinar que "la pronunciada
diferencia de edad entre adoptante y adoptado (en el caso, 53 años y 3
años y medio) es, en principio, inconveniente para conceder la adopción.
Sin embargo, habiéndose demostrado que la aspirante a la adopción
trata a la menor con todo cariño y demás circunstancias del caso,
procede acordarla.
Téngase en cuenta que el artículo 12 literal g del D.S. NQ 001-99-
PROMUDEH (4/2/1999) que es el reglamento de la Ley 26981
(31/10/1998), referida al procedimiento administrativo de adopción de
menores de edad declarados judicialmente en abandono refiere que
para ser aceptado como adoptante la edad de los solicitantes debe estar
en relación directa a lograr la atención más adecuada de la niña, niño o
adolescente sujeto a adopción. Como puede apreciarse, para las
adopciones tramitadas por vía administrativa no se requeriría la
diferencia de 18 años para adoptar.
Si analizamos la norma la adopción de mayores de edad está permitida
siempre que exista o se cumpla con la ecuación cronológica establecida.
Situación distinta sucede en otros países, en los que sus códigos civiles
limitan la adopción de un mayor de edad. Tal es el caso del Código de
Québec que indica: "Ningún mayor de edad podrá ser adoptado, excepto
por las personas que estuvieron en posesión de estado de padres
cuando éste era un menor. No obstante, la corte podrá dispensar este
requisito en interés de la persona a ser adoptada" (artículo 545).
Asimismo, el Código de Familia de Bolivia establece que el adoptando
no haya cumplido 18 años de edad (artículo 217, 1).
c) Inciso 3
La adopción no solo significa el ingreso en el hogar de una persona
extraña al cónyuge del adoptante. También implica un desmedro en los
derechos y la expectativa hereditaria de dicho cónyuge, lo que, por no
tratarse de un vínculo nacido de la naturaleza no quiere la ley que ocurra
sin el consentimiento del afectado (CORNEJO CHÁVEZ).
Nótese que este artículo permite que uno solo de los cónyuges sea el
adoptante, es decir figuraría como el único padre o madre en tanto que
el otro cónyuge no tendrá ningún tipo de relación paterno-filial con el
adoptado. El principio general que establece la norma supone que la
adopción no es realizada por ambos cónyuges sino por uno solo de ellos
sin que el otro solicite ni se adhiera a ella (ZANNONI), solo se requiere
su asentimiento.
Sin duda la adopción por uno solo de los cónyuges (adopción
unipersonal) no es la regla sino la excepción, pues solo se dará en
aquellos casos en los cuales la unión conyugal se encuentra desgastada
o desquiciada y ha sobrevenido una separación de cuerpos. Y es, en
este sentido, que siendo el matrimonio un compartirse, un entregarse, un
darse mutuamente la adopción implica, también, una situación que debe
ser asumida de manera conjunta por ambos, marido y mujer. Ahora bien,
si uno de ellos no quiere asumir la paternidad, tampoco puede negarse a
que el otro lo haga si está decidido, de allí que se establece la salvedad
del asentimiento. Esta situación no es uniforme en el Derecho
comparado ya que, por ejemplo en Chile, España y Portugal se requiere
el consentimiento del cónyuge, con algunas excepciones.
La adopción unilateral, aquella realizada por uno de los cónyuges, es
una situación anómala (ZANNONI). Es decir, se admite la adopción por
el padre o la madre, separadamente, respecto de quienes el adoptado
será reputado a la vez hijo legítimo de uno de ellos y extraño con
respecto del otro. A nivel legal el problema resulta insoluble y,
evidentemente, aparecen neutralizados los fines de la institución amén
de los perjuicios que esta adopción unilateral puede acarrear al menor.
Recordemos que, como hijo, ha sido negado por el cónyuge no
adoptante sin perjuicio del asentimiento que prestó para que el otro
pudiese, así, obtener la adopción (ZANNONI).
La legislación de adopción argentina prohíbe la adopción unilateral de
uno de los cónyuges, en el sentido que "las personas casadas solo
podrán adoptar si lo hacen conjuntamente", estableciendo como
excepciones de separación judicial, la declaración de insania o la
declaración de audiencia.
Téngase presente que en algunos casos el asentimiento del otro
cónyuge no ha de ser necesario, como en la separación judicial de
cuerpos o la ausencia, por mencionar algunos.
Debiéramos preguntarnos si resulta excesivo este requisito, el cual solo
debiera pedirse si el hijo adoptivo va a vivir a la casa conyugal y tenerse
en consideración la eventual merma de las expectativas hereditarias o
alimentarias del otro cónyuge, ya que ésta se puede dar por otros casos,
como es el del reconocimiento de hijos extramatrimoniales (CORNEJO
CHÁVEZ). Sin embargo, la asimilación de la adopción al reconocimiento
de paternidad nos hace dar cuenta que para la segunda no se requiere
el asentimiento del cónyuge, pues se trata de un acto de ciencia (sé que
soy el padre y lo declaro como tal), en el caso de la adopción se trata de
un acto de voluntad (quiero ser padre y lo constituyo como tal) de allí la
importancia de la decisión del cónyuge del adoptante. Si la adopción
sustituye la filiación de origen, consanguínea, esa sustitución debe
alentarse cuando el adoptado se integre como hijo en un ámbito familiar
con viabilidad sustitutiva (ZANNONI).
d) Inciso 4
Éste es un requisito por demás esencial y común en el Derecho
comparado.
La razón de esta exigencia es obvia, pues nadie hay más interesado en
la adopción que el propio adoptado y repugnaría el prescindir de su
opinión para darle por padre o madre a persona que él rechaza
(CORNEJO CHÁVEZ).
Con un criterio similar el moderno Código Civil de Québec indica que
"ningún niño de diez años de edad o más podrá ser adoptado sin su
consentimiento, a menos que sea incapaz de expresar su voluntad. No
obstante, cuando un niño menor de catorce años se niegue a dar su
consentimiento, la corte podrá posponer su fallo por el período de tiempo
que indique, o conceder la adopción sin oponerse a su negación"
(artículo 549). Es más, "la negación de un niño de catorce años de edad
o más es un obstáculo para la adopción" (artículo 550).
e) Inciso 5
Los padres directa y profundamente son afectados por el hecho de la
adopción (CORNEJO CHÁVEZ) de allí que deba dar su asentimiento
frente a este acto jurídico familiar. Este asentimiento de los padres se
dará siempre que los hijos estén bajo su custodia legal, sea siendo
menores de edad (patria potestad) o incapaces por algún tipo de
deficiencia (curatela).
1. Esta norma está en concordancia con el Código Civil de Québec, que
indica que "Ningún menor podrá ser adoptado, a menos que su padre y
madre o su tutor hayan consentido la adopción; o a menos que haya
sido judicialmente declarado elegible para adopción" (artículo 544).
Asimismo indica que "cuando la adopción se realiza con el
consentimiento de los padres, es necesario el consentimiento de ambos
para la adopción si la filiación del menor es establecida en consideración
de ambos padres. Si la filiación del menor es establecida en
consideración de solo uno de los padres, el consentimiento de uno solo
de los padres es suficiente" (artículo 551), Y "si alguno de los padres ha
muerto, o si no puede expresar su voluntad, o si carece de autoridad
paternal, el consentimiento del otro padre es suficiente" (artículo 552).
Finalmente, se establece que "si ambos padres han muerto/si están
imposibilitados de expresar su voluntad, o si carecen de autoridad
paternal, la adopción del menor estará sujeta al consentimiento del tutor,
si el menor tiene un tutor" (artículo 553).
2. Es importante señalar que el asentimiento de los padres es esencial
para la formalización de este acto jurídico familiar, de allí que debe ser
formal y ajustarse a derecho. Si tomamos en cuenta esta premisa el (o
los) padre (s) menores de edad o incapaces no podrán dar su
asentimiento por carecer de capacidad. Este supuesto ha sido
considerado en el Código Civil de Québec al señalarse que "Si ambos
padres han muerto, si están imposibilitados de expresar su voluntad, o si
carecen de autoridad paternal, la adopción del menor estará sujeta al
consentimiento del tutor, si el menor tiene un tutor" (artículo 553).
Asimismo, "un padre menor de edad puede por sí mismo, sin
autorización, dar su consentimiento para la adopción de su hijo" (artículo
554).
f) Inciso 6
A diferencia de los padres, el tutor o el curador no tiene que dar su
asentimiento sino solo su opinión (CORNEJO CHÁVEZ). Esto se da por
razones lógicas ya que el tutor o el curador, si bien tienen una relación
de custodia y cuidado de la persona y bienes, carecen del vínculo
afectivo, espiritual y legal de la paternidad, el cual justifica sí el
asentimiento.
g) Inciso 7
Para entender esta norma debemos de partir del hecho que actualmente
existen 3 tipos de procesos para lograr una adopción:
Proceso judicial de adopciones, esta adopción se da para niños,
adolescentes y mayores de edad. Para los primeros dos casos no es
necesaria la declaración de estado de abandono. Inicialmente, en el
Código del 84 antes de su modificación la adopción solo podía tener
lugar mediante proceso judicial, es decir era de exclusiva
competencia de los jueces, la adopción era, como dice el Código de
Familia boliviano, un acto de autoridad judicial. En un gran sector de
la doctrina comparada la adopción solo se tramita por vía judicial.
Procedimiento administrativo de adopciones, se realiza
exclusivamente para los casos de los niños o adolescentes
declarados en estado de abandono. Este tipo de adopción se rige
por el Código de los Niños y Adolescentes, por la Ley NQ 26981
(31/10/1998) referida al procedimiento administrativo de adopción de
menores de edad declarados judicialmente en abandono y su
reglamento O.S. N° 001-99-PROMUOEH.
Procedimiento notarial, se tramita ante notario las adopciones de
personas mayores de edad con capacidad de goce y de ejercicio,
esto según la Ley NQ 26662 (22/09/1996) referida a la competencia
notarial en asuntos no contenciosos.
De esta manera apreciamos que la norma del Código Civil tiene una
aplicación especial para los casos de adopciones mediante
procedimiento judicial, ya que para los otros casos no se requiere la
autorización del juez sino, simplemente, la resolución que aprueba la
adopción que es firmada por el jefe de la oficina de adopciones.
h) Inciso 8
La necesidad de exigencias adicionales cuando el adoptante es
extranjero surge cuando un número no determinado de casos pusieron
en evidencia graves abusos cometidos en perjuicios de menores de
edad llevados al exterior en calidad formal de hijos adoptivos
(CORNEJO CHÁVEZ). Muchos países, por temor al tráfico de niños, se
niegan a permitir la adopción internacional.
El Código de los Niños y Adolescentes establece disposiciones
especiales para adopciones internacionales, de manera que:
Se entiende como tal a aquella solicitada por residentes en el
exterior quienes no están exceptuados de los procedimientos y
plazos establecidos por la ley. Para que proceda este tipo de
adopción es indispensable la existencia de convenios entre el
Estado Peruano y los Estados de los extranjeros adoptantes o entre
las instituciones autorizadas por éstos. Los extranjeros residentes en
el Perú con una permanencia menor de dos años se rigen por las
disposiciones sobre adopción internacional. Los extranjeros
residentes en el Perú con una permanencia mayor se sujetan a las
disposiciones que rigen la adopción para los peruanos (artículo 129).
Los extranjeros no residentes en el Perú que desearan adoptar a un
niño o adolescente peruano presentarán su solicitud de adopción,
por medio de los representantes de los centros o instituciones
autorizados por ese país para tramitar adopciones internacionales.
Lo harán ante la Oficina de Adopciones o las instituciones públicas
debidamente autorizadas por ésta. Estas organizaciones actuarán
respaldadas en convenios celebrados entre el Estado del Perú y los
Estados correspondientes, o entre los organismos reconocidos por
su Estado de origen y el Estado Peruano. Aparte de las exigencias
que establece el Código Civil y el Código de los Niños y
Adolescentes (artículo 130).
CONCLUSIONES