Resumen Analisis Magico Prodigioso El
Resumen Analisis Magico Prodigioso El
Resumen Analisis Magico Prodigioso El
DE CALDERON
1. Uno de los problemas constantes que plantean hoy los textos dramáticos
del Siglo de Oro que quieren saltar a las tablas es el de su actualización o adapta-
ción al pŭblico de nuestros días. Con el Mágico prodigioso, al igual que con toda
la serie de obras de índole semejante (me refiero en particular a las de temática
religiosa y teológica, insertas en unas circunstancias históricas hoy radicalmente
modificadas; pero, en general, podría decirse lo mismo de todo el teatro del Siglo
de Oro), nos encontramos agudizado el mismo problema. En mi opinión, debería-
mos tener en cuenta algunos puntos, cuya mención es una perogrullada, pero que
me permitiré serialar aquí rápidamente. La antigua frase de «hombre soy y nada
humano considero ajeno» me parece válida, y por tanto siempre habrá, creo, una
zona de las creaciones humanas de otras épocas y lugares que nos sea asequible,
y sirva de base para el acercamiento estético y emocional. Incluso en aquellos
aspectos remotos a la experiencia y problemas cotidianos de nuestros días no hay
que dar por sentada la absoluta falta de interés del posible receptor. La idea de
que sólo interesa vitalmente Io más cercano en tiempo y espacio dista mucho de
responder a la realidad. El éxito popular de series televisivas que describen socie-•
dades, aventuras y personajes sumamente distantes del p ŭblico receptor muestran
bien la capacidad de fascinación de los más lejanos mundos ficcionales (o reales),
lo mismo que, en otra vía, la dedicación del arqueólogo, historiador o filólogo a
sus objetos de estudio. No pretendo exagerar tampoco (por otro lado muchas
cuestiones «de actualidad» dejan indiferentes a muchas gentes de hoy), y negar la
obviedad de las distancias ideológicas y artísticas obstaculizadoras; quiero decir
simplemente que los obstáculos no son insalvables.
8 IGNACIO ARELLANO
1. Planteo, por claridad expositiva, extremos que no tienen por qué ser incompatibles. Cfr. las
observaciones de D. L. Smith, «La Comedia a fines del siglo XX: en busca de nuevas interpretaciones
escénicas», en El mundo del teatro español en su Siglo de Oro. Ensayos dedicados a John E. Varey
(ed. Ruano de la Haza), Ottawa Hispanic Studies, Dovehouse Editions Canada, 1989, 395-408. Mi
exposición fue pronunciada en versidn conferencia en las «Jornadas sobre textos dramáticos y propues-
tas escénicas» del Festival de Cáceres, junio de 1989. Afiado para esta versión escrita algunas referen-
cias textuales y bibliográficas, pero dejo muchos rastros de su original concepción oral.
2. Aunque la obra repregentada en Yepes, conservada en manuscrito autágrafo, fue modificada
por Calderán para su representación en los corrales madrileños, la organizacidn esencial no varía. La
versión modificada es la que recogen las ediciones: la prfncipe figura en la Parte veinte de comedias
varias nunca impresas, compuestas por los mejores ingenios de Esparia, Madrid, 1663. El aut6grafo lo
edit6 Morel Fatio en El mdgico prodigioso, comedia famosa de don Pedro Calderón de la Barca,
publiée d'aprés le manuscrit original du duc d'Osuna, avec deux facsimile, une introduction, des varian-
tes et des notes, Heilbronn, 1877. Sobre algunos aspectos textuales que ahora no me ocupan, ver H.
C. Heaton., «Calder6n and El mágico prodigioso», HR, XIX, 1951, 11-36 y 93-103, y la refutacidn de
A. E. Sloman, «El mkgico prodigioso: Calder6n defended against the charge of Theft», HR, 30C,
1952, 212-222. Para mis citas manejo la edición de B. W. Wardropper, Madrid, Cátedra, 1985.
LA CONSTRUCCIÓN DRAMÁTICA DE EL MÁGICO PRODIGIOSO DE CALDERÓN 9
JORNADA
A) Vv. 1-320: Cipriano, sabio pagano, retirado en los bosques cercanos a la
ciudad de Antioquía, medita sobre la identidad del verdadero Dios, mientras en
la ciudad se celebran las fiestas por la inauguración de un nuevo templo consagra-
do a Jŭ piter. Su reflexión filosófica da pie a una discusión con el Demonio, que
aparece disfrazado de galán. Vencido en la discusión racional, el Demonio decide
tentar a Cipriano con la belleza de Justina, virtuosa joven cristiana, consiguiendo
así la caída pasional de Cipriano y el deshonor • de la muchacha.
3. Gran parte de la crítica considera fuente principal el Flos sanctorum de Alonso de Villegas (ya
lo señalaron así Menéndez Pelayo y Valbuena Prat) que recoge a su vez materiales de fuentes variadas;
para otros aspectos se ha mencionado El esclavo del demonio de Mira de Amescua. Wardropper resume
los datos principales que atañen a las fuentes en las pp. 12-19 de la edición citada, y a ellas remito por
brevedad. Sobre la utilización o no de la leyenda de Fausto por Calderón hay también bastantes páginas
escritas: cfr. especialmente Alkins, «Goethe, Calderón and Faust: Der Tragódie Zweiter Teil», Germanic
Review, XXVIII, 1953, 83-98; Fernández Merino, Calderón y Goethe: relaciones entre «El mdgico prodi-
gioso» y el «Fausto», Madrid, 1881; R. Pageard, «Fausto y "El mágico prodigioso"», en Goethe en
España, Madrid, 1958, 136-166; Sánchez Moguel, Memoria acerca de «El mdgico prodigioso» de Calde-
rón y en especial de las relaciones de este drama con el «Fausto» de Goethe, Madrid, 1881.
4. «The Symbolism of El mdgico prodigioso», Romanic Review, LIV, 1963, 95-112.
5. Ya C. Meerts en «Le Mdgico prodigioso de Calderón et la critique thonúste», Mélanges de la
Casa de Veldzquez, IX, 1973, 731-746 hace una acertada crftica de las posiciones de May sobre la
funcionalidad de estas modificaciones.
10 IGNACIO ARELLANO
B) Vv. 321-526: salen desafiados dos jóvenes nobles, Lelio y Floro, rivales
enamorados de Justina. Cipriano los disuade de su riña y se ofrece a negociar el
matrimonio del elegido; en el diálogo el p ŭblico conoce las cualidades de la joven
(caracterización directa).
C) Vv. 527-886: todo este bloque se desarrolla en casa de Justina (unidad
topográfica que subraya la unidad estructural del bloque) y consta de algunas
secuencias preparatorias y de transición que giran sobre la nuclear (vv. 751-846,
diálogo de Cipriano y Justina). Justina y su padre putativo Lisandro conversan
sobre las persecuciones contra los cristianos y las circunstancias del nacimiento de
la joven, secretas hasta ahora. Lisandro se dispone a revelar a Justina que él no
es su verdadero padre, ya que la recogió recién nacida en el bosque cuando su
madre agonizaba, muerta por su marido pagano en castigo al parecer de haberse
hecho cristiana. Una secuencia sin más interés estructural que despejar la escena
(vv. 734-750: una criada avisa de la presencia de un acreedor que obliga a mar-
charse a Lisandro), interrumpe el relato del viejo, e introduce el diálogo de los
dos protagonistas: Cipriano se presenta a Justina, y queda s ŭbitamente enamora-
do de su belleza: en vez de intervenir por sus amigos se declara y es rechazado.
Termina el bloque con la parodia de la escena anterior hecha por los graciosos
Clarín y Moscón, enamorados de la criada Livia, con la que acuerdan mantener
ielaciones amorosas «alternative», es decir, un día cada uno, por riguroso turno
(vv. 847-886).
D) Vv. 887-1.032: cierre del acto. También en casa de Justina: llegan los
enamorados Lelio y Floro. El Demonio se deja ver en la casa, despertando los
celos de los galanes. La jornada termina con un ambiente de engaños, conflictos
y cegueras pasionales, y con la decisión de Cipriano de abandonar los estudios
para dedicarse a la seducción de Justina.
JORNADA II
JORNADA III
6. La expresión citada es de Azorin en Rivas y Larra; más tarde en Los dos Luises, Azorin
cambió su visión de la obra. Menéndez Pelayo la atacó por los embrollos y confusiones de sus lances,
y en algunos manuales tan prestigiosos como el de J. L Alborg se sigue hablando de las cosas que
sobran y se amontonan en el Mágico prodigioso. Ver infra.
12 IGNACIO ARELLANO
10. Cfr. por ejemplo Blanco Aguinaga, Rodriguez Puértolas y Zavala, Historia social de la litera-
tura española, Madrid, Castalia, 1979, I, p. 343. Cfr. también Ruiz Ramón, en el prólogo a su edición
en Tragedias 3, Madrid, Alianza, 1969, p. 21: «para Calderón la trayectoria para elevarse al conoci-
miento de la verdad viva no se realiza en la soledad del estudio, encerrado entre libros y apartado del
mundo, sino aceptando el riesgo de vivir». Brancaforte conecta la idea de la incapacidad de la mera
razón para alcanzar la verdad a la obra agustiniana, en «El mágico prodigioso and St. Agustine's
Confessions», Estudios de literatura española ofrecidos a Marcos A. Morthigo, Madrid, Insula, 1971,
17-35 (espec. p. 23).
11. «El mágico prodigioso. Sa signification et sa structure», en Studia lberica. Festschrift Flasdhe,
Bem-Munchen, Francke, 1973, 35-46, cita en p. 35.
12. Para algunas observaciones generales sobre el papel de la Razón (que precisamente se contra-
pone al Apetito) en el teatro de Calderón (referidas a los autos sacramentales, pero aplicables al
Mágico) ver el libro de E. Frutos, La filosofta de Calderón en sus autos sacramentales, Zaragoza, 1952,
o los pasajes reproducidos en Calderón y la crítica (eds. M. Durán y R. G. Echevarria), Madrid,
Gredos, 1976, pp. 481-540, especialmente las páginas dedicadas a la Razón natural, 532 y ss.: «la
Razón Natural no es ciega, sino capaz de alcanzar las causas ŭltimas» (p. 538).
13. «En tomo al tema de El mágico prodigioso», Revista de Estudios hispánicos, III, 1969, 207-
220; pasaje aludido en pp. 211-212. En otras páginas de su estudio (cfr. por ejemplo la 219) González
Echevarria parece más certero al subrayar el valor de ambas.
14 IGNACIO ARELLANO
14. Para algunas observaciones sobre las concomitancias entre la conversión de Cipriano y San
Agustin, cfr. el art. cit. de Brancaforte.
LA CONSTRUCCIÓN DRAMATICA DE EL MÁGICO PRODIGIOSO DE CALDERÓN 15
15. La misma conclusión saca de las apariciones del demonio en casa de Justina, para calumniar
e infamar a la joven. Asegura Aubrun que a Lelio, al ver al demonio, le engañan sus sentidos, que
toma las apariencias por realidades, y que Justina no ve al demonio porque este no existe para los que
no están poseídos. Pero Lelio tdma la apariencia por realidad solo en el sentido de que cree, celoso,
en un galán de Justina, representado por el demonio para engañarle; la visión del demonio no se la ha
imaginado: lo ha visto. Y si Justina no lo ve en sus primeras apariciones es porque el Demonio se
cuida muy bien de ocultarse de ella, para no descubrir su juego: más adelante, en la escena de la
tentación Justina, que sigue sin dejarse poseer del demonio, lo ve y lucha con él, etc.
16. Ver «Aproximación al drama español del Siglo de Oro», en Calderón y la crítica, cit., 329-357
(espec. pp. 353-354), y sobre todo «La teología sobre el Demonio en el drama calderoniano», Estudios
escénicos, 4, 1959, 7-48 (en p. 40: «en lo que respecta al tema es la proyección de procesos mentales
imaginativos y sensibles de Cipriano»). El artículo de Keating, «El diablo en Calderón de la Barca y
John Milton», Cuadernos hispanoamericanos, 333, 1978, 417-434 sigue a Parker y también, en este y
otros puntos, arrancan de Parker T. E. May y Wardropper. Las observaciones de Moore sobre el
papel del demonio como dramaturgo en «Metatheater and Magic in El mágico prodigioso», Bulletin
of the Comediantes, 33, 1981, 129-137, aunque le conceden cierta autonomía, me parecen ser más bien
metafóricas, y de igual metaforismo de problemático aprovechamiento me parecen adolecer las disqui-
siciones de Cascardi sobre el demonio como dramaturgo y el dramaturgo como alquimista en «El
mágico prodigioso ant the theatre of alchemy», en The limiu of illusion: a critical study of Calderón,
Cambridge University Press, 1984, 96-106. Otros comentarios de diverso valor en Hesse («El mágico
prodigioso and the role of the Devil», en Theology, Sex ant the Comedid and other Essays, Madrid,
1982, 38-52), y muchas observaciones de interés se hallarán en el magnífico libro de A. Cilveti, El
demonio en el teatro de Calderón, Valencia, 1977, que citaré a menudo en este apartado, especialmente
en pp. 129 y ss. relativas a la comedia que nos ocupa.
16 IGNACIO ARELLANO
17. Cfr. sus artículos «The Role of the Graciosos in El mágico prodigioso», Litterae Hispanae et
Lusitanae, ed. Flasche, Munchen, Max Hueber, 1968, 317-330, «Aproximación al drama español», y
«La teología sobre el Demonio». Wardropper en su introducción a la ed. cit., de Cátedra (cfr. pp. 25
y ss.) sigue de cerca a Parker.
18. «The Symbolism»; Meerts en el art. cit., ha discutido razonablemente estas interpretaciones
de May sobre el conocimiento por universales, recordando, por ejemplo, que un personaje dramático
capaz ŭnicamente de conocer por universales no sería posible, y que desde luego el Demonio del
Mágico conoce perfectamente los particulares. Remito a ese trabajo y a las sensatas consideraciones
de Cilveti (E1 demonio, pp. 138-140, por ejemplo) sobre el contexto filosófico teolágico del tratamiento
del Demonio, para otros detalles que ahora no puedo precisar. Cfr. también D. Souiller, «Écriture
poétique et problématique philosophique: une lecture du Magicien prodigieux de Calderán», Littératu-
res, 19, 1988, 67-78.
19. Cfr. «The symbolism», 103, n. 8; 108, n. 9 y 107-108.
20. No tengo lugar para discutir aquí un concepto tan complejo y tan utilizado modernamente
como el de la ironía. Ver el libro de W. C. Booth, Retórica de la ironia, Madrid, Taurus, 1986.
Aunque con aplicaciones discutibles hace un resumen ŭtil de teorías Hernández Araico en Irorda y
tragedia en Calderón, Potomac, 1986. Yo lo utilizo en el sentido amplio de «situaciones paradójicas
que vagamente llamamos también irónicas» (palabras de Morón Arroyo en «La ironía de la escritura
en Calderón», Aureum Saeculum Hispanum. Festschrift far Hans flasche, Wiesbaden, Franz Steiner,
LA CONSTRUCCIÓN DRAMATICA DE EL MÁGICO PRODIGIOSO DE CALDERÓN 17
tema», cit., pp. 210-221) subraya que en ŭltima instancia el Demonio actŭa de
agente de Dios. Irónicamente el Demonio, a quien su propia presunción engaña,
provoca el descubrimiento de la verdad por parte de Cipriano. Resultan claves en
este sentido las dos discusiones filosóficas de ambos. En la primera (vv. 146 y ss.)
el Demonio, muy confiado en su preminencia intelectual y sofisterías se ofrece a
defender la opinión contraria de Cipriano, sea ésta cual fuere:
decid qué estudiáis y vaya
de argumento, que aunque no
sé la opinión que os agrada,
y ella sea la segura
yo tomaré la contraria (vv. 156-160).
El proceso de la discusióp, sin embargo, contra todos los propósitos del Demo-
nio, y ante su frustración airada, lleva a Cipriano a definir ese ŭnico Dios con los
atributos de suma bondad y sabiduría, omnipotencia y eternidad, e incluso a atis-
bar el misterio de la Trinidad:
hay un Dios,
suma bondad, suma gracia,
todo vista, todo manos,
infalible, que no engaña,
superior, que no compite,
Dios a quien ninguno iguala,
un principio sin principio,
una esencia, una sustancia
un poder y un querer solo;
y cuando como éste haya
una, dos o más personas,
una deidad soberana
ha de ser sola en esencia,
causa de todas las causas (285-298).
Atacando soberbia y presuntuosamente por la vía intelectual pierde la batalla:
de ahí que elija acto seguido atacar por la vía de la sensibilidad, haciendo que
Cipriano olvide su estudio enamorándose de Justina (vv. 310-316). Este es el gran
error del Demonio y el de más irónicas consecuencias: su misión consta de dos
proyectos diferenciados, complementarios, pero claramente distintos: tentar a Ci-
priano, impidiendo su especulación religiosa, por un lado, y lograr la caída de
Justina mediante la calumnia y las solicitaciones sensuales, por otro:
Pues tengo licencia
de perseguir con mi rabia
a Justina, sacaré
de un efecto dos venganzas (vv. 313-316).
1983, 217-230), o para aludir a los «resultados imprevistos u opuestos a las esperanzas que fomenta
[una situación] en los receptores» [Hemández Araico, p. 49]. Aquí me fijo sólo en ciertos aspectos de
la ironía dramática relativos al demonio que no me parecen haber sido estudiados con precisión por la
crítica; Wardropper ha señalado otros recursos irónicos diversos en «La ironía en El mágico prodigioso
de Calderón», Actas del Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas, IV, Salamanca, vol.
II, 1982, 819-825.
18 IGNACIO ARELLANO
Acudiendo mi furor
a los dos cargos que tengo,
a esta casa a entablar vengo
el escándalo (vv. 1538 - 1541).
Tras su fracaso en el razonamiento, decide poner en contacto ambos proyectos
usando a Justina como cebo de Cipriano. Ahora menosprecia el libre albedrío
humano, dando por segura la victoria: pero Justina triunfa de la tentación, y lo
ŭ nico que consigue es el desengario de Cipriano, que lo encamina por la senda
recta, ya definitiva. Justina, invirtiendo los propósitos del Demonio, será motivo
de salvación y no de perdición para Cipriano.
En el segundo torneo dialéctico, ya al final de la comedia, culmina la ironía:
una nueva discusión silogística en la que Cipriano, recuperada su capacidad razo-
nadora, asedia al Demonio, conjurándolo a responder en nombre del verdadero
Dios, obliga por fin al maligno a revelar la identidad del Dios que busca el futuro
mártir:
Cipriano: Dime, j,quién es ese Dios,
en quien he topado juntos
ser una suma bondad,
ser un poder absoluto,
todo vista y todo manos,
que ha tantos arios que busco?
Demonio: No lo sé.
Cipriano: Dime quién es.
Demonio: Con cuánto horror lo pronuncio!
Es el Dios de los cristianos (vv. 2.687 - 2.695).
Todavía en el epriogo, el Demonio se verá obligado a proclamar la virtud de
Justina, confesando sus calumnias: la razón, el libre albedrío y la ayuda divina
vuelven impotentes las asechanzas del Ángel rebelde, y todas sus maquinaciones
redundan irónicamente en la mayor gloria de Dios, que se revela, seg ŭn han
apuntado algunos críticos, como el verdadero mágico prodigioso de la pieza21.
21. Cfr. Wilson, Historia de la literatura española, 3 (col. con D. Moir), Barcelona, Ariel, 1974,
p. 176, o Wardropper, prólogo a la ed. cit., pp. 48-49.
. 22. Cfr. vv. 1.790-1.791; 1.897-1.899 («que sobre el libre albedrío / ni hay conjuros ni hay encan-
tos»); 2.120-2.125.
23. «La primacía de Justina en la mente del demonio descansa en su calidad de santa y se adivina,
sobre todo a través de la percepción religiosa del pŭ blico calderoniano» (El demonio, p. 135).
24. Cfr. W. J. Entwistle, «Justina's Temptation: An Approach to the Understanding of Calde-
rón», Modem Language Review, XL, 1945, 180-189.
LA CONSTRUCCIÓN DRAMÁTICA DE EL MÁGICO PRODIGIOSO DE CALDERÓN 19
teriosa (que se oye dentro), Justina representa turbada una inquietud anímica
reflejada en sus gestos y entonación («representa asombrada y inquieta», p. 138;
«Cóbrase más», p. 138; «Párase en el nombre de Cipriano y desde allí representa
inquieta otra vez», p. 140; «Con asombro otra vez», p. 140, etc.), mientras todo
su entorno (ruiseñor, vid, girasol, símbolos amorosos de la poesía lírica) se entre-
ga al amor. Acosada por el Demonio recurre, en fin, a su libre albedrío y supera
la tentación:
Demonio: Si una ciencia peregrina
en ti su poder esfuerza,
has de vencer, Justina
si inclina con tanta fuerza
que fuerza al paso que inclina?
Justina: Sabiéndome yo ayudar
del libre albedrío mío.
Demonio: Forzarále mi pesar.
Justina: No fuere libre albedrío
si se dejara forzar (vv. 2.314-2.323).
En la economía del drama, las sugerencias de este triunfo se apoyan en el
epíteto de «divina» aplicado constantemente a Justina por sus enamorados (Ci-
priano entre ellos) con el significado ponderativo tópico amoroso (cfr. vv. 780, .
1.043, 1.839, 1.950, 2.100, 2.590, etc.), y que alcanza una nueva dimensión religio-
sa y menos tópica si se pone en contacto con la contextura global de la pieza.
25. Calderón y su teatro, en Estudios y discursos de crítica histórica y literaria, III, edición nacio-
nal, 1941, pp. 176-177.
26. Historia de la literatura española, II, Madrid, Gredos, 1974, p. 686: «Se amontonan demasia
das cosas», acepta, después de resumir la opinión de Menéndez Pelayo.
27. Cfr. a modo de cala sintomática la exploración de R. Moore sobre las recurrencias expresivas
- en «Iterative thematic Imagery in Calderón's El mágico prodigioso», en Levy, Ara y Hughes (eds.),
Calderón and the Baroque Tradition, Waterloo, Ontario, Wilfrid Laurier University Press, 1985, 127-
136.
20 IGNACIO ARELLANO
28. Hesse, «The Function of the Romantic Action in El mágico prodigioso», Bulletin of the Come-
, diantes, XVII, 1965, 1, 5-7; Shergold, «Calderán's El mágico prodigioso: The Role of Lelio and Flo-
ro», Bulletin of Hispanic Studies, LXI, 1984, 391-398.
LA CONSTRUCCIÓN DRAMÁTICA DE EL MÁGICO PRODIGIOSO DE CALDERÓN 21
29. «Les deux graciosos servent seulement á interrompre de temps á autre les monologues un peu
longs de Cyprien et á représenter avec Livia, soubrette de Justine, la contre partie comique des scénes
sérieuses du drama [...] ne contribuent en rien á l'intrigue ou au dénouement, ils n'apparaissent que
pour divertir un peu le spectateur» (citado y comentado por Parker en «The Role», p. 317).
30. Cfr. además de Parker, «The Role» (donde se ofrece una interpretación de los graciosos
entregados a la ignorancia en contraste con la b ŭsqueda intelectual de Cipriano), M. Franzbach, «Die
Lustige Person (gracioso) auf ders spanischen Biihne und ihre Funktion, dargelegt au Calderáns EI
mágico prodigioso», Die Neweren Sprachen, XIV, 1965, 61-72, y R. Sugranyes, «Complejidad temática
y contrapunto en el teatro barroco: los graciosos en El mágico prodigioso», Cuadernos hispanoameri-
canos, 355, 1980, 112-123, artículo este que me parece muy inteligente.
22 IGNACIO ARELLANO
El prof. Ruano de la Haza publicará próximamente un estudio de los teatros comerciales áureos, que
resultará sin duda de gran interés.
33. Monte y gruta son elementos escénicos favoritos de Caldeión: cfr. Arróniz, Teatros y escena-
rios, pp. 239-246. El monte era pieza saida que se podía mover sobre ruedas: cfr. Castillejo. El corral,
pp. 104-106.
34. La bibliografía sobre el uso y función de la mŭsica en las obras de Calderón y sobre todo en
los autos sacramentales, crece cada día y no puedo citarla aquí. Recordaré solo algunos trabajos
24 IGNACIO ARELLANO
suena en la escena de las tentaciones de Justina (vv. 2.169 y ss.), donde la armonía
arrastra los sentidos de la joven hacia la pasión amorosa. El efecto de admiración
y conmoción anímica (análogo al conseguido por ciertos recursos escénicos utiliza-
dos por los predicadores barrocos, como la presentación de Cristos crucificados,
etc. en los momentos culminantes del sermón) se persigue también con la exhibi-
ción de los cuerpos de Justina y Cipriano en el cadalso: «el cadalso se descubrirá
con las cabezas y cuerpos» (p. 170), y semejante categoría de reacciones en el
espectador pretenden conseguir otras escenas de gran relieve visual, especialmen-
te la del pacto diabólico («Escribe con la daga en un lienzo habiéndose sacado
sangre de un brazo», p. 129) y la del esqueleto recordatorio de la fragilidad de las
glorias humanas: escena visual que puede conectarse a representaciones plásticas
barrocas de la iconografía de la muerte y admoniciones para el bien morir.
Hay en El mágico prodigioso una intensa explotación de los sistemas de signos
no verbales, aunque no siempre resulten tan llamativos como los citados. El ves-
tuario por ejemplo sirve para expresar el cambio de Cipriano, que al comienzo
del acto I sale «vestido de estudiante» (p. 63), y en el comienzo del acto II ha
mudado vestidos al hilo de su mudanza espiritual: «Salen Cipriano, Moscón y
Clarín, vestidos de galanes» (p. 97), cambio que el mismo Cipriano subraya ver-
balmente (vv. 1.081-1.085). El vestido y el manto son elementos necesarios para
la escena del esqueleto: «sale Cipriano trayendo abrazada una persona cubierta
con manto y con vestido parecido al de Justina, que es fácil, siendo negro este
manto y vestido; y han de venir de suerte que con facilidad se quile todo y quede
un esqueleto» (p. 150). El gesto y los efectos prosémicos y paralingiiísticos desem-
peñan igualmente importantes papeles: la lucha de Justina con la tentación, y
luego con el mismo Demonio se expresa a través de alteraciones en el gesto y la
voz que van marcando las alernancias de su resistencia, «asombrada y inquieta»,
«Cóbrase» (p. 138), «representa inquieta otra vez», «Cóbrase otra vez», «Con
asombro otra vez», «En sí otra vez» (p. 140), etc. En el clímax de la lucha el
Demonio «Tira de ella y no puede movella» (p. 142) expresando a través de la
composición plástica de los movimientos la impotencia del Demonio para forzar
el libre albedrío humano. Otros muchos gestos son relevantes en la puesta en
escena de la comedia: el Demonio se levanta airado (p. 72), tiembla ante el nom-
bre de Dios (p. 154), muestra su rabia y repugnancia a contestar las preguntas de
Cipriano (gesto y entonación probablemente) (p. 155), el gobernador pisa despec-
tivamente a Cipriano convertido en cristiano (p. 164), Livia llora hipócritamente
(p. 146), etc. A los gestos y paralingilistica se confía la expresión del asombro, la
turbación, la rabia y otros movimientos del ánimo, que la capacidad histriónica de
los actores debe llevar a las tablas en discursos entrecortados, interrumpidos, Ile-
nos de exclamaciones y figuras retóricas patéticas (cfr. por ejemplo, vv. 805 y ss.).
La palabra, por su parte, es la tarea fundamental del dramaturgo barroco, que
hace, no se olvide, poesía dramática. En El mágico prodigioso reconocemos los
estilemas característicos del lenguaje calderoniano. No faltan las imágenes y metá-
fundamentales, como los de Sage, «Calderón y la mŭsica teatral», Bulletin Hispanique, LVIII, 1956,
275-300; Querol, La mŭsica en el teatro de Calderón, Barcelona, Institut del teatre, 1981; Pollin,
Calderón de la Barca and Music: Theory and Examples in the autos [1.675-1.681], HR, XLI, 1973,
362-370, entre otros muchos interesantes.
LA CONSTRUCCIÓN DRAMÁTICA DE EL MÁGICO PRODIGIOSO DE CALDERÓN 25
foras cultistas («cuando el sol cayendo vaya7 a sepultarse en las ondas, / que entre
oscuras nubes pardas / al gran cadáver de oro / son monumentos de plata», vv.
24-29; «campos de zafir», v. 1.249 y «campañas de vidro», v. 1.345 para el mar,
«estrella de coral», v. 1.815 para el clavel; «veloz citara de pluma», v. 1.818 para
el ave...); ni las características estructuras diseminativo- recolectivas como la que
define a la mujer en metáforas de diversos elementos de la naturaleza que se van
diseminando a lo largo de varias décimas (vv. 1.800 y ss.) para recogerlos en la
décima final de la serie:
al fin, cuna, grana, nieve,
campo, sol, arroyo o rosa,
ave que canta amorosa,
risa que aljófares llueve,
clavel que cristales bebe,
peñasco sin deshacer
y laurel que sale a ver
si hay rayos que le coronen,
son las partes que componen
a esta divina mujer (vv. 1.830-1.839).
El rigor constructivo de Calderón se manifiesta en la b ŭsqueda de ordenacio-
nes específicas que modelen sus sistemas metafóricos: es interesante en El mágico
prodigioso, por ejemplo, la expresión metafórica del monte (elemento tierra) por
medio de metáforas relacionadas con los otros elementos 35 , como el ave (viento)
y el bajel (agua) en los vv. 1.932-1.935, o la frecuencia de las imágenes de luz y
oscuridad, y la de lo intrincado del bosque, que alcanzan valores simbólicos (la
oscuridad es el reino del Demonio, que enseña la magia a Cipriano en una cueva
oscura: p. 132) del tema de la comedia:
Vamos, y de aqueste monte
en lo oculto y lo intrincado
oirás la primer
hoy de la mágica (2.020-2.023).
qué usando esta vez de tu albedrío
más que de mi preceto,
con qué fin, por qué causa y a qué efeto,
(Enojado) osado o ignorante,
sales a ver del sol la faz brillante? (vv. 2.067-2.071).
y otros muchos pasajes (v. 887 «escura noche»; v. 2.036 «aquesta cueva oscura»;
vv. 2.526-2.528 «este sitio que oculto / ni el sol le penetra a rayos / ni a soplos el
aire puro»; vv. 323 y ss. «estas ramas / tan intrincadas»; v. 663 «lo intrincado del
monte»; v. 2.145 «lo intrincado de esas perias»; vv. 2.493-2.494 «lo intrincado /
del monte», etc.) Ligado con este simbolismo de lo diabólico está la descripción
del bajel en el que finge naufragar el Demonio, «prodigiosa maravilla, / desde el
35. Sobre el uso de los cuatros elementos en la imaginería calderoniana cfr. Wilson, «'The four
elements in the imagery of Calderón», The Modern language Review, XXXI, 1936, 34-47 (también en
Calderón y la crítica, cit., 277-299), y Flasche, «Más detalles sobre el papel de los cuatro elementos en
la obra de Calderón», Letras de Deusto, 11, 1981, n.° 22, 5-14.
26 IGNACIO ARELLANO
tope a la quilla / todo negro» (vv. 1.229-1.231) conectado con la imaginería visual
de los autos sacramentales, donde se localizan naves análogas de valor simbólico,
enfrentadas a la nave que simboliza la Iglesia36.
Un rasgo estilístico usual en Calderón, pero especialmente relevante en esta
comedia, donde obedece al mismo tejido temático y caracterológico del protago-
nista, es el uso de términos de la lógica escolástica y la frecuente organización del
discurso segŭn los esquemas argumentativos del silogismo". Abunda el léxico de
este campo: tomar la contraria (v. 58), defender [una proposición] (v. 64), conse-
cuencia (v. 67), convenir (v. 85), argumento (vv. 157, 283), tomar la contraria (v.
160), repugnancia [filosófica] (v. 172), implicar (v. 216), negar la mayor (v. 219),
concedo [expresión de las disputas lógicas] (v. 227), contrariedades (v. 257), falsas
proposiciones (v. 283), etc. etc., y el omnipresente luego, que da entrada a las
conclusiones (vv. 212, 217, 233, 237, 265, 275,...). Como ejemplos de estructura
silogística del discurso se pueden tomar los dos diálogos claves de Cipriano y el
demonio en que discuten sobre Dios (vv. 161 y ss.; 2.657 y ss.), pero también
otros de Lelio y Floro (451 y ss., con estructura de dilema), o las parodias de los
graciosos (vv. 1.147-1.152).
7. Final
Sería posible quizá «actualizar» por medios diversos El mágico prodigioso para
un receptor de nuestros días, o subrayar vertientes universales y siempre vigentes
como la bŭsqueda de la verdad, la libertad humana, el mal y el dominio racional.
Pero, seguramente, la apreciación teatral de una comedia como ésta pasa por una
mínima reconstrucción de sus raíces originales específicas y concretas: tradición
hagiográfica, convenciones dramáticas peculiares que incluyen las acciones amoro-
sas secundarias y el ingrediente cómico de los graciosos, escenario de corral, siste-
mas metafóricos y simbólicos, terminología escolástica... Comentar de modo so-
mero estos puntos ha sido la intención de las líneas anteriores sobre la comedia
que estudiosos tan importantes como Wilson o Wardropper consideran la mejor,
en el género religioso, de don Pedro Calderón de la Barca.
IGNACIO ARELLANO
36. La descripción de la nave es más extensa en la versión manuscrita, probablemente por una
mayor cercanía al sistema delauto sacramental. En el manuscrito (tomo el texto de Sloman, El mágico
prodigioso, cit., p. 220, modernizando las grafías): «El bajel, prodigiosa maravilla, / desde el tope a la
quilla, / todo negro su máquina sustenta, / si no es que se vistió de su tormenta. / Negros tray los
faroles / y negras las entenas y peñoles, / negro desde la triza al chafaldete / y negra la mesana y el
trinquete; / racamentas, roldanas y motones, / banderas, gallardetes y pendones / son del mismo color
y asombro mismo. / fabricó a su máquina el abismo?». Compárese con las naves negras de los
autos La nave del mercader o El laberinto del mundo.
37. Para estos mecanismos en Calderón cfr. el excelente trabajo de Cilveti, «Silogismo, correla-
ción e imagen poética en el teatro de Calderón», Romanische Forschungen, LXXX, 1968, 459-497. En
mi resumen ejemplifico solo algunos casos de El mágico prodigioso, sin hacer recuentos completos.