El Valor de Cada Centavo I
El Valor de Cada Centavo I
El Valor de Cada Centavo I
Normas por las cuales deben solucionarse las disputas y conflictos financieros en
el matrimonio
Las diferencias de opinión que se tienen con respecto al dinero, impiden con
frecuencia una unidad profunda. Pero dichosamente nunca es tarde para empezar
a trabajar en esa área como pareja y la Biblia nos ayuda a superar esos
desacuerdos financieros para así lograr una mayor unidad.
Génesis 2.24 indica que el propósito de Dios para el matrimonio es que dos
personas lleguen a ser uno. En términos bíblicos el matrimonio es entregarse
totalmente y compartir todo su ser con otra persona hasta la muerte. Sin duda, el
dinero está incluido en ese compartir total matrimonial. En cuanto a la posesión
del dinero, la actitud hacia el mismo, y el uso que se le da, el marido y la mujer
deben ser una carne.
Decir que la esposa y el marido deben ser una carne en lo que se refiere a las
finanzas es muy sencillo, pero lograrlo puede resultar muy difícil. En el transcurso
de mi experiencia como pastor-consejero, he descubierto que el tema de las
finanzas puede ser una de las fuerzas que más división causan en el matrimonio.
El esposo piensa que el dinero es muy importante, mientras que ella no opina lo
mismo. Ella piensa que deben ahorrar todo lo posible con el propósito de poder
suplir necesidades y emergencias en el futuro. Él considera que deben gastar el
dinero tan pronto lo reciben y confiar en que el Señor proveerá para el futuro.
Con respecto a las prioridades económicas él tiene una idea y ella otra. Él está
convencido que necesitan cambiar el automóvil de inmediato porque es la
prioridad número uno. Por su parte, ella está convencida de que no necesitan
cambiar el automóvil pues el que tienen anda muy bien. Lo que sí necesitan,
según ella, es cambiar los muebles del comedor o de la sala de estar pues los que
usan actualmente tienen por lo menos diez años. Cualquiera se puede dar cuenta
que necesitan ser reemplazados. ¡Imagínese lo que debe pensar la gente cuando
llegan a la casa y ven los muebles gastados!
Es poco probable que una pareja no tenga conflictos financieros, en primer lugar,
porque ambos son pecadores y por lo tanto inclinados a ser egoístas. En segundo
lugar, porque se criaron en hogares diferentes y, consciente o inconscientemente,
absorbieron de sus padres actitudes e ideas distintas acerca del dinero. Durante
años sus padres les enseñaron, formal o informalmente, acerca de las finanzas.
Quizá no aceptaron todo lo que sus padres les enseñaron pero les guste o no, sí
tuvieron una influencia en ellos. Si los sistemas de valores de sus respectivos
padres son similares, sus conflictos económicos pueden ser mínimos. En cambio,
si los sistemas de valores eran muy diferentes, se requerirá de mucha oración,
estudio y trabajo para lograr la unidad en esta área. En verdad, la pareja puede
descubrir que el área de las finanzas es la que les presenta mayores obstáculos
para lograr la unidad.
1 Corintios 4.7: «¿Qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te
glorías como si no lo hubieras recibido?»
1 Crónicas 29.11, 14: «Todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son
tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Pues todo es
tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos». (Observe que estos dos primeros
principios indican que somos mayordomos de todo lo que tenemos. Debemos
utilizar nuestros recursos con oración y cuidadosamente, según los deseos de
Dios y no los nuestros.)
Lucas 12.15: «La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que
posee».
Proverbios 16.8: «Mejor es lo poco con justicia (rectitud en cada área y relación
humana y una correcta relación con Dios) que la muchedumbre de frutos sin
derecho».
Proverbios 16.16: «Mejor es adquirir sabiduría (divina) que oro preciado; y adquirir
inteligencia vale más que la plata».
Proverbios 22.1: «De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y
la buena fama mas que la plata y el oro».
Jeremías 9.23–24: «No se alabe… el rico… en sus riquezas. Mas alábese en esto
el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que
hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice
Jehová».
Lucas 12.20–21: «Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedir tu alma; y lo
que has provisto (posesiones materiales) ¿de quién será? Así es el que hace para
sí tesoro, y no es rico para con Dios».
1 Timoteo 6.17–19: «A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni
pongan la esperanza en las riquezas… que hagan bien, que sean ricos en buenas
obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por
venir».
Filipenses 3.7–9: «Cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como
pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como
pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor (y de
progresivamente llegar a conocerle más profundamente), por amor del cual lo he
perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no
teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo».
Efesios 3.8: «A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me
fue dada esta gracia de anunciar… las inescrutables riquezas de Cristo».
Salmo 19.9–10; 119.72: «Los juicios de Jehová… deseables son más que el oro, y
más que mucho oro afinado. Mejor me es la ley de tu boca que millares de (piezas
de) oro y plata».
Mateo 6.33; Colosenses 3.1–2: «Buscad (tened como meta, procurad lograr)
primeramente el reino de Dios y su justicia (su modo de ser y hacer el bien), y
todas estas cosas (las cosas materiales) os serán añadidas. Buscad las cosas de
arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira (fijad la
mente) en las cosas de arriba (las más elevadas), no en las de la tierra»
Salmo 127.3–5: «Herencia de Jehová son los hijos, cosa de estima el fruto del
vientre. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos». (Considere las
implicaciones del hecho que lo mencionado en estos versículos tiene más valor
que el oro. ¿Cómo afecta esto la forma en que trabajamos, el empleo que
tomamos, cómo utilizamos nuestro tiempo?).
Hebreos 13.5: «Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos (conformes) con
lo que tenéis».
Mateo 6.25, 31, 34: «Os digo: No os afanéis (preocupéis) por vuestra vida, qué
habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de
vestir. No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué
vestiremos». «Así que, no os afanéis por el día de mañana». (Considere las
implicaciones de estos versículos en lo que se refiere a mantener el status, ansiar
cosas nuevas y más llamativas, comprar artefactos etc. que no son realmente
necesarios).
Proverbios 10.4: «La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes
enriquece».
Proverbios 14.23: «En toda labor hay fruto; mas las vanas palabras de labios
empobrecen».
Proverbios 26.14: «Como la puerta gira sobre sus quicios, así el perezoso se
vuelve en su cama (permanece en el mismo lugar)».
Efesios 4.28: «El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus
manos lo que es bueno…».
Proverbios 28.22; 21.5; 28.20; 20.21: «Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe
que le ha de venir pobreza. Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a
la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la
pobreza. El hombre de verdad (fiel) tendrá muchas bendiciones; mas el que se
apresura a enriquecerse (por cualquier medio) no será sin culpa. Los bienes que
se adquieren de prisa (por medios injustos y avaros) al principio, no serán al final
bendecidos».
Esta última serie de versículos apoya el principio de que Dios quiere que
utilicemos nuestras fuerzas y capacidades en trabajo duro y honesto, que esta es
la forma normal en que él suple nuestras necesidades y que por lo general él
recompensa el trabajo duro y honesto con alguna medida de prosperidad. Sin
embargo, también enseñan que hay varias advertencias sobre los peligros de
enriquecimiento rápido por otros medios, por excesivas horas extras o un
segundo empleo cuando no es imprescindible.
Muchos han ignorado las instrucciones de estos versículos y ahora sufren las
consecuencias de la separación de Dios, de sus esposas y de sus hijos.
2 Corintios 9.7: «Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre (gozoso, dispuesto). El que siembra
escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente,
generosamente también segará» (v. 6).
Proverbios 22.9: «El ojo misericordioso (el generoso) será bendito, porque dio su
pan al indigente».
Efesios 4.28: «Trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga
qué compartir con el que padece necesidad».
Gálatas 6.6: «El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa
buena al que lo instruye (colaborando para su sostén)».
Proverbios 27.23–24: «Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con
cuidado por tus rebaños; porque las riquezas no duran para siempre; ¿y será la
corona para perpetuas generaciones?» El principio de planificar, cuidar y vigilar
cuidadosamente nuestros recursos, está muy claro en estos versículos.
Lucas 16.9–11: «Ganad amigos por medio de las riquezas injustas (dinero,
posesiones)… El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel… Pues si
en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero?» El
contexto y el contenido de estos versículos nos alientan a usar sabiduría y
discernimiento para ganar y gastar el dinero. Es cierto que debemos hacer planes
con oración y buen juicio, y recordar los principios bíblicos. Es cierto que debemos
presentar nuestros planes al Señor y estar dispuestos a corregirlos según él, en
su soberanía, los apruebe o no.
Proverbios 6.1– 3: «Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, si has empeñado tu
palabra a un extraño, te has enlazado con las palabras de tu boca, y has quedado
preso en los dichos de tus labios. Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate…». A primera
vista puede parecer que este pasaje significa que no debemos ayudar a otros pero
no es así. Lo que advierten estos versículos es que no debemos ponernos en una
posición tal en que quedemos obligados a pagar una deuda mayor de lo que nos
sea posible. Las palabras «enlazado» y «preso» como también la urgencia del
pasaje indican que la obligación que se está considerando es grande. Es un
compromiso que puede llevar a la bancarrota o impedir que alguien cumpla con
sus otras obligaciones financieras hacia Dios, su esposa y su familia. De acuerdo
con este pasaje no debemos tomar compromisos financieros en forma
irresponsable, o contraer deudas que serían difíciles o aun imposibles de pagar.
Proverbios 22.7: «El rico se enseñorea de los pobres y el que toma prestado es
siervo del que presta». Otras Escrituras indican que tomar prestadas algunas
cosas es legítimo (2 Re 4.3; 6.5; Ex 22.14, 15; Mt 5.42; 21.1–3). Estas Escrituras
advierten sobre tomar prestado excesivamente, al punto de llegar a perder su
libertad (económica y de otra índole). Muchos matrimonios han incurrido en tantas
deudas por comprar cosas que en realidad no necesitaban o darse lujos que no
podían permitirse que literalmente son esclavos de sus acreedores. Esto está mal
y debe evitarse.
Romanos 13.7–8: «Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que
impuesto, impuesto… No debáis a nadie nada…» En otras palabras no tomen
compromisos que no puedan pagar y abonen todas las cuentas que tengan.