Induccion y Deduccion en La Criminología
Induccion y Deduccion en La Criminología
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XVI.
RAZONAR CON RIGOR: DEDUCCIÓN E INDUCCIÓN
Las proposiciones expresan el contenido objetivo de los juicios. Entre ellas, las
proposiciones enunciativas o asertivas, que tienen la cualidad de ser verdaderas o
falsas, son las más estudiadas por la lógica. Hemos mencionado otros tipos de
proposiciones, que no son propia o directamente verdaderas o falsas porque su
función no es describir la realidad. Se trata de las proposiciones imperativas,
interrogativas, apelativas y otras semejantes. Las proposiciones, que se forman
sobre la base de los conceptos, pueden combinarse, a su vez, para constituir el
tercer tipo de operación del intelecto humano: el raciocinio o razonamiento.
La inteligencia avanza en el conocimiento adquiriendo nuevos conceptos,
cuando conoce nuevas realidades o distingue mejor entre las ya conocidas
(v.gr., no se contenta con el concepto de árbol, sino que distingue las especies
de árboles: pinos, cedros, etcétera); relacionando entre sí los conceptos, en
la medida en que descubre las relaciones, más o menos necesarias, entre los
diversos tipos de realidades (v.gr., descubre que las abejas elaboran la miel), y,
por último, relacionando dos o más proposiciones, ya conocidas, para arribar
a la formulación de nuevas proposiciones, hasta entonces desconocidas. Así,
pues, cabe definir el raciocinio como “un movimiento de la mente por el que
pasamos de varios juicios —comparándolos entre sí— a la formulación de un
nuevo juicio, que necesariamente [se] sigue de los anteriores”.170
El raciocinio riguroso se basa en el modo natural de funcionar de la
inteligencia humana, que, cuando opera bien, se ordena a conocer la ver-
dad. La lógica ha estudiado y sistematizado las reglas básicas del raciocinio
correcto; pero no las inventa, sino que las descubre y las expresa con rigor.
Nosotros no vamos a detenernos en todas ellas. Nos interesa aquí, atendida
la finalidad de esta obra, trazar el plano elemental de una inteligencia que
razona bien.
Entre las reglas básicas del raciocinio correcto podemos destacar, en pri-
mer lugar, que los antecedentes de la conclusión tienen que tener algún tipo de conexión
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causal entre sí para que la conclusión se siga de ellos. En realidad, la conclusión está
de alguna manera implícita en la realidad reflejada por las premisas. Esto es
verdad incluso cuando se razona sobre la base de premisas falsas, pero que
incluyen una conexión causal entre ellas. Así, por ejemplo, este silogismo:
“Todos los profesores vuelan; Patricio es profesor; luego, Patricio vuela”. Se
trata de un silogismo válido, aunque la primera premisa es falsa. La conclu-
sión se sigue de modo lógico (aunque sea falsa) porque existe una conexión
causal, necesaria, entre que todos los miembros de una clase tengan una
propiedad cualquiera y que un determinado miembro de esa clase la posea:
que el individuo pertenezca a esa clase —posea esa naturaleza— es la causa
de que posea esa propiedad. Esta necesidad lógica no sufre excepción por el
hecho de que formulemos proposiciones falsas para ejemplificarla.
Otra regla elemental es que, para que se siga una conclusión verdade-
ra, aparte de ser válido el raciocinio desde el punto de vista formal (i.e., que
exista esa conexión causal mencionada), las dos premisas han de ser verda-
deras. Sólo así puede quedar garantizado que la conexión causal formal, en
la cadena mental de proposiciones, corresponde a una conexión causal real,
fuera de la mente. De lo contrario, se sigue cualquier cosa: o una proposi-
ción falsa, como en el ejemplo de los profesores voladores, o una proposición
verdadera sólo por accidente, como en este silogismo: “Todas las serpientes
son venenosas; la cobra es una serpiente; luego, la cobra es venenosa”. La
conclusión es válida desde el punto de vista formal, y es verdadera; pero es
verdadera porque sucede que las cobras son venenosas, pero no porque sean
venenosas todas las serpientes (algunas no lo son, y matan estrangulando).
Las dos formas fundamentales de razonar son la deducción y la induc-
ción.
1. La deducción o silogismo
luego, la luna está habitada por seres humanos (conclusión falsa, pero dedu-
cida válidamente, y que podría haber sido verdadera)”. Ejemplo 6: “Todos
los profesores de derecho son jóvenes” (premisa mayor falsa); Harry Potter
es profesor de derecho (premisa menor falsa, además de absurda); luego,
Harry Potter es joven (conclusión válida y verdadera per accidens)”.
En síntesis:
171 Puede consultarse una síntesis en Sanguinetti, Lógica, cit., pp. 133-145; y en Correia,
Manuel, La Lógica de Aristóteles. Lecciones sobre el origen del pensamiento lógico en la Antigüedad, San-
tiago, Universidad Católica de Chile, 2003, pp. 97-110.
2. La inducción
trad. de Vicente Sanfélix Vidarte y Carmen Ors, Madrid, Istmo, 2004, pp. 85-99.