Trastornos Del Lenguaje

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Diagnostico

ENTREVISTA CON LOS PADRES

Es importante obtener información sobre el lenguaje, a lo que debe unirse una valoración global del
desarrollo en otras áreas (motor fino, adaptativo, personal/social, etc.), así como el grado de
desarrollo del lenguaje gestual.

Debemos valorar cuidadosamente el nivel del desarrollo del niño desde su nacimiento hasta la
actualidad

Preguntaremos también por la presencia de trastornos iguales o parecidos en algunos miembros de


la familia ante la posibilidad de que los factores genéticos puedan influir en el problema.

EXAMEN FÍSICO
Audiometría para descartar una deficiencia auditiva, aunque sea ligera, antes de diagnosticar un
retraso en el lenguaje del niño.
Igualmente es importante una exploración completa de los órganos de la fonación, valorando su
integridad anatómica o funcional.
Así como una exploración neurológica que no descarte un trastorno central o periférico que pueda
influir tanto en la comprensión como en la realización del lenguaje, es por tanto a nivel del córtex
cerebral donde una exploración funcional (EEG), anatómica (RMN) así como una anamnesis pre,
peri y postnatal sobre posibles lesiones.

EXPLORACIÓN PSICOLÓGICA
El desarrollo de otros sectores de otras funciones psíquicas del niño es importante puesto que el
desarrollo intelectual y afectivo del niño están íntimamente relacionados con el desarrollo del
lenguaje. En casos en los que se sospecha alguna alteración sería conveniente la realización de
pruebas de inteligencia no verbales así como valoración psicológica a través de observación de
conductas de juego para valorar otros posibles trastornos del comportamiento en el niño.
  
 

Criterios diagnósticos según DSM-V


 A. Dificultades persistentes en la adquisición y uso del lenguaje en todas sus modalidades
(es decir, hablado, escrito, lenguaje de signos u otro) debido a deficiencias de la comprensión o la
producción que incluye lo siguiente:
1. Vocabulario reducido (conocimiento y uso de palabras).
2. Estructura gramatical limitada (capacidad para situar las palabras y las terminaciones de
palabras juntas para formar frases basándose en reglas gramaticales y morfológicas).
3. Deterioro del discurso (capacidad para usar vocabulario y conectar frases para explicar o
describir un tema o una serie de sucesos o tener una conversación).
 B. Las capacidades de lenguaje están notablemente y desde un punto de vista cuantificable
por debajo de lo esperado para la edad, lo que produce limitaciones funcionales en la
comunicación eficaz, la participación social, los logros académicos o el desempeño laboral, de
forma individual o en cualquier combinación.
 C. El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de desarrollo.
 D. Las dificultades no se pueden atribuir a un deterioro auditivo o sensorial de otro tipo, a
una disfunción motora o a otra afección médica o neurológica y no se explica mejor por
discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) o retraso global del desarrollo.

EL DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
 Sordera
 Pérdida de altas frecuencias
 Deficiencia mental respecto a la audición
 Lenguaje interno
 Atención a sonidos y mirada.
 Uso de gestos, ecolalia social y producción de sonidos en distintos trastornos como
autismo, mutismo, etc.
 Trastornos de espectro autista
 Mutismo selectivo
 Retraso mental.
LA COMORBILIDAD
Trastorno específico del aprendizaje.
Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Trastorno del espectro autista (TEA).
Trastorno del desarrollo de la coordinación.

Tratamiento
El tratamiento es principalmente logopédico y la intervención ha de ser multifuncional e iniciarse lo
antes posible, puesto que demanda un proceso de reeducación individualizado y específico. En los
casos más graves y de larga duración los niños con dificultades crónicas importantes pueden
requerir múltiples tratamientos de carácter psicopedagógico, psicológico o fisioterapéutico.

Terapia de lenguaje, fonoaudiología o logopedia

¿Qué es?
Es el área de rehabilitación que trabaja con niños, que presentan dificultades del habla, lenguaje y/o
comunicación, problemas con la producción de sonidos, o dificultades con el aprendizaje del
lenguaje, es decir, fallas al combinar las palabras para expresar ideas.

Objetivo principal
Establecer o restablecer la comunicación lingüística no desarrollada, alterada o interrumpida en el
niño en donde con vocalizaciones, estrategias divertidas y juegos de acuerdo a su edad, lo
estimularán para utilizar su lenguaje.

El tratamiento farmacológico
En principio no está indicado en los trastornos de la comunicación a no ser que concurran con
algún trastorno comórbido (p.ej. ansiedad) o un factor que contribuya al trastorno o haya surgido
como reacción a este. Además, no hay indicación específica de ningún medicamento para tratar los
trastornos de la comunicación.

F. 80 Trastorno específico de la pronunciación


Se trata de un trastorno específico del desarrollo, en el que la pronunciación de los fonemas está en
un nivel inferior al adecuado para la edad mental del niño, siendo el nivel para el resto de las
funciones del lenguaje normal.

Este trastorno ha sido denominado de diferentes formas a lo largo de los años: trastorno del
desarrollo de la articulación del lenguaje, trastorno funcional de la articulación del lenguaje, dislalia
y trastorno del desarrollo fonológico.

Manifestaciones clínicas

Omite o pronuncia los fonemas de forma inadecuada (distorsiones, sustituciones) para su edad
mental aunque tenga un nivel normal para el resto de las funciones del lenguaje.

Epidemiología

Ocurre en una proporción de un 10% para niños menores de 8 años y un 5% para los de 8 años o
más. Es 2 a 3 veces más frecuente en niños que en niñas. Y también más común entre familiares de
primer grado de los pacientes con este trastorno que en la población general.

Diagnóstico
El diagnóstico sólo se debe hacer cuando:
a) La gravedad del trastorno excede los límites normales teniendo en cuenta la edad mental del
niño.
b) La inteligencia no verbal es normal.
c) Las funciones del lenguaje expresivo y receptivo está dentro de los límites normales.
d) Las anomalías de la pronunciación no se pueden atribuir directamente a una anomalía sensorial,
estructural, o neurológica.
e) Los fallos de la pronunciación son claramente anormales en el contexto de los usos coloquiales
del entorno sociocultural del niño.

Diagnóstico diferencial

Debe descartarse la ausencia de enfermedad física que dé lugar a los errores como la disartria, las
alteraciones de la audición y la deficiencia mental.
Trastorno mixto receptivo-expresivo o un trastorno generalizado del desarrollo.

Tratamiento

El tratamiento es principalmente logopédico y la intervención ha de ser multifuncional. Los niños


con dificultades crónicas importantes pueden requerir múltiples tratamientos de carácter
psicopedagógico, psicológico o fisioterapéutico.

La logoterapia es el mejor tratamiento, recomendada principalmente cuando:


• El lenguaje es poco inteligible.
• Tiene más de 8 años.
• Tiene problemas con compañeros, el aprendizaje y la autoestima.
• El trastorno afecta a muchas consonantes y los errores implican omisiones y sustituciones más que
distorsiones.

Acosta (2012) establece cuatro modelos principales de intervención logopédica en trastornos


específicos del lenguaje: a) el formal, b) el funcionalo naturalista, c) el híbrido y d) el
sociocognitivo.
Tradicionalmente, la intervención era llevada a cabo con el niño, de forma ais-lada y sin
implicación de la familia. Este modelo, conocido como modelo ambulatorio o formal, aún vigente
en algunos sectores en la actualidad, ha sido el predominante en el abordaje clínico de los trastornos
del lenguaje (García-Sánchez, 2019). Para este modelo el terapeuta es el máximo responsable de la
implementación del plan de intervención y el que directamente actúa con el niño (Ato, Galián, y
Cabello, 2009). Centra la intervención en el nivel del lenguaje afectado, enfatizando el apren-dizaje
de los aspectos formales frente al uso. Por esto motivo, la principal crítica al modelo es la dificultad
de generalización de los aprendizajes a los diferentes contex-tos naturales.
El modelo funcionalo naturalista propone un tratamiento directo (actuación del logopeda con el
niño), pero también indirecto, mediante el asesoramiento a las personas que rodean al niño. Enfatiza
el rol de la familia en la intervención, la cual sigue centrada en el niño. En el modelo hibrido o
mixto se trabaja con actividades, las cuáles son programadas por el logopeda, pero escogidas por el
niño (enfoque centrado en el niño). El modelo sociocognitivo es el que otorga un papel predomi-
nante a los aspectos sociales y cognitivos del lenguaje(Pérez-Pérez, 2013).
Acosta (2012) establece cuatro modelos principales de intervención logopédica en trastornos
específicos del lenguaje: a) el formal, b) el funcionalo naturalista, c) el híbrido y d) el
sociocognitivo.
Tradicionalmente, la intervención era llevada a cabo con el niño, de forma ais-lada y sin
implicación de la familia. Este modelo, conocido como modelo ambulatorio o formal, aún vigente
en algunos sectores en la actualidad, ha sido el predominante en el abordaje clínico de los trastornos
del lenguaje (García-Sánchez, 2019). Para este modelo el terapeuta es el máximo responsable de la
implementación del plan de intervención y el que directamente actúa con el niño (Ato, Galián, y
Cabello, 2009). Centra la intervención en el nivel del lenguaje afectado, enfatizando el apren-dizaje
de los aspectos formales frente al uso. Por esto motivo, la principal crítica al modelo es la dificultad
de generalización de los aprendizajes a los diferentes contex-tos naturales.
El modelo funcionalo naturalista propone un tratamiento directo (actuación del logopeda con el
niño), pero también indirecto, mediante el asesoramiento a las personas que rodean al niño. Enfatiza
el rol de la familia en la intervención, la cual sigue centrada en el niño. En el modelo hibrido o
mixto se trabaja con actividades, las cuáles son programadas por el logopeda, pero escogidas por el
niño (enfoque centrado en el niño). El modelo sociocognitivo es el que otorga un papel predomi-
nante a los aspectos sociales y cognitivos del lenguaje(Pérez-Pérez, 2013).

F.80.1 Trastorno de la expresión del lenguaje

Se trata de un trastorno específico del desarrollo, en el que la capacidad del niño para el uso del
lenguaje expresivo es marcadamente inferior al nivel adecuado para su edad mental, pero en el que
la comprensión del lenguaje está dentro de los límites normales. Pueden existir o no alteraciones en
la pronunciación
También denominado a lo largo de los años como: trastorno del desarrollo de la articulación del
lenguaje, trastorno funcional de la articulación del lenguaje, dislalia y trastorno del desarrollo
fonológico.

Manifestaciones clínicas
Marcada alteración en el desarrollo de la expresión del lenguaje apropiado para su edad, que
conduce al uso de un lenguaje verbal o de signos significativamente por debajo del esperado para la
capacidad intelectual no verbal del niño.
La capacidad de comprensión del lenguaje (decodificación) permanece relativamente intacta.
Cuando es grave, el trastorno se pone de manifiesto alrededor de los 18 meses de edad. El niño no
consigue hablar espontáneamente ni incluso repetir palabras o sonidos simples. Se vale de gestos
para obtener lo que desea. El niño parece querer comunicarse, mantiene el contacto visual, se
relaciona bien con la madre y disfruta con los juegos. Su repertorio de lenguaje está gravemente
limitado. A la edad de 18 meses, a lo sumo, puede comprender órdenes simples y señalar objetos
cotidianos cuando son nombrados.
Cuando finalmente comienza a hablar el déficit del lenguaje se hace evidente. La articulación suele
ser inmadura y con muchos errores. Muchos sonidos son omitidos o sustituidos por otros. Alrededor
de los 4 años pueden construir frases cortas pero parecen olvidar las palabras antiguas cuando
aprenden otras nuevas. Después de comenzar a hablar adquieren el lenguaje más lentamente que los
niños normales. El uso de estructuras gramaticales variadas es también significativamente menor al
esperado para su edad y los hitos del desarrollo pueden estar ligeramente retrasados. Con frecuencia
padecen trastornos fonológicos. Las formas graves se hacen evidentes antes de los tres años, pero
las más leves pueden no manifestarse hasta la adolescencia, cuando el lenguaje se hace más
complejo.

2.2.3. Epidemiología
La prevalencia oscila entre un 3 y un 5% de los niños en edad escolar. Siendo más
frecuente en niños que en niñas.

2.2.4. Diagnóstico
El diagnóstico debe hacerse cuando la gravedad del retraso del desarrollo del lenguaje expresivo
exceda los límites de la variación normal y cuando la comprensión del lenguaje está dentro de los
límites normales para la edad del niño. A pesar del déficit del lenguaje el niño intenta comunicarse
y tiende a compensar la carencia lingüística mediante el uso de expresiones demostrativas, de
gestos, de la mímica, y de vocalizaciones no lingüísticas.

El lenguaje interno y el uso apropiado de sus juguetes y objetos cotidianos están


conservados. Es necesario evaluar al niño con pruebas estandarizadas de lenguaje expresivo e
inteligencia no verbal. La observación del patrón de lenguaje verbal y de signos en varios ambientes
y durante la interacción con otros niños ayuda a determinar la gravedad y las áreas específicas
alteradas, también es útil detectar precozmente las alteraciones conductuales y emocionales y
buscar la historia familiar de alteraciones de lenguaje. A veces la audiometría en niños muy
pequeños es difícil y se necesita un estudio de potenciales evocados auditivos.
Prueba que siempre es recomendable hacer cuando son mayores.

2.2.5. Diagnóstico diferencial

Debe de hacerse con el retraso mental, los trastornos mixtos del lenguaje receptivoexpresivo, los
trastornos generalizados del desarrollo, la afasia o disfasia y el mutismo selectivo.
Mientras que los niños que presentan un retraso mental tienen un deterioro generalizado de todo el
funcionamiento intelectual, los niños con trastorno de la expresión tienen una inteligencia normal
no verbal. También debe de realizarse el diagnóstico diferencial con el trastorno mixto del lenguaje
receptivo y expresivo. En éste la comprensión del lenguaje (decodificación) está significativamente
por debajo del nivel esperado para su edad, mientras que en los niños con trastornos en la expresión,
la comprensión está dentro de la normalidad.
Un diagnóstico obligado que tenemos que descartar son los trastornos generalizados del desarrollo.
Los afectados por este trastorno presentan ausencia del lenguaje interno, de juego imaginario o
simbólico, del uso apropiado de los gestos y de la capacidad para establecer relaciones sociales.
Asimismo expresan escasa o ninguna frustración por su incapacidad para comunicarse verbalmente.
Por el contrario, todas estas características no están presentes en los niños con trastornos de la
expresión del lenguaje. Por último debemos hacer el diagnóstico
diferencial con los niños con afasias o disfasias adquiridas y mutismo selectivo. Los niños con
disfasias o afasias tienen una historia de desarrollo del lenguaje normal. El deterioro ha tenido su
inicio después de un traumatismo encefálico u otro trastorno neurológico. Los que padecen un
mutismo selectivo tienen también historia de un desarrollo normal del lenguaje y a menudo suelen
hablar solo delante de miembros de su familia.
2.2.6. Curso y pronóstico
En general el pronóstico depende de la presencia de otros trastornos. En los que no aparecen
concomitantemente trastornos emocionales ni trastornos de conductas desorganizadas el pronóstico
es mejor. La rapidez y el grado de recuperación dependen de la gravedad del trastorno, de la
motivación del niño para participar en la terapia y del momento en que se instauró el habla y otras
intervenciones terapéuticas. La presencia de trastornos como pérdida moderada o grave de la
audición, retraso mental leve y problemas emocionales graves alteran también el pronóstico. Hasta
el 50% de los niños con trastornos de la expresión del lenguaje leve se recuperan espontáneamente.
Los más graves pueden presentar alteraciones de leve a moderada.

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