Ciclo Hidrológico3

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Ciclo hidrológico

El ciclo hidrológico o ciclo del agua es el


proceso de circulación del agua entre los
distintos compartimentos que forman la
hidrósfera. Se trata de un ciclo biogeoquímico
en el que hay una intervención mínima de
reacciones químicas, porque el agua solo se
traslada de unos lugares a otros, o cambia de
estado físico.1

El agua de la Tierra se encuentra en su mayor


parte en forma líquida, en océanos y mares,
como agua subterránea, o formando lagos, ríos
y arroyos en la superficie continental. La
segunda fracción, por su importancia, es la del
Ciclo del agua (USGS)
agua acumulada como hielo(sólido) sobre los
casquetes glaciares antártico y groenlandés,
con una participación pequeña de los glaciares de montaña de latitudes altas y medias, y de la banquisa.2
Por último, una fracción menor está presente en la atmósfera en estado gaseoso (como vapor) o en estado
líquido, formando nubes. Esta fracción atmosférica es muy importante para el intercambio entre los
compartimentos para la circulación horizontal del agua, de manera que se asegura un suministro
permanente de agua a las regiones de la superficie continental alejadas de los depósitos principales.2

El agua de la hidrósfera procede de la desgasificación del manto, donde tiene una presencia significativa,
por los procesos del vulcanismo. Una parte del agua puede reincorporarse al manto con los sedimentos
oceánicos, de los que forma parte, cuando estos acompañan a la litósfera en la subducción.3

Índice
Ciclo hidrológico
Reciclado de aguas profundas
Procesos del ciclo hidrológico
Compartimentos e intercambios de agua
Energía del agua
Balance del agua
Efectos químicos del agua
Cambios a lo largo del tiempo
Océanos en el ciclo hidrológico
Véase también
Referencias
Bibliografía
Ciclo hidrológico
El agua existe en la Tierra en tres estados: sólido (hielo o nieve), líquido y gaseoso . Océanos, ríos, nubes y
lluvia están en constante cambio: el agua de la superficie se evapora, el agua de las nubes precipita, la lluvia
se filtra por la tierra, etc. Sin embargo, la cantidad total de agua en el planeta no cambia. La circulación y
conservación de agua en la Tierra se llama ciclo hidrológico, o ciclo del agua.

El ciclo hidrológico está dividido en dos ciclos: el ciclo interno y el ciclo externo. El ciclo interno consiste
en lo siguiente: el agua de origen magmático, formada mediante reacciones químicas en el interior de la
tierra, sale a través de volcanes y fuentes hidrotermales y se mezcla con el agua externa. Se termina cuando
el agua de los océanos se introducen por las zonas de subducción hasta el manto.

Cuando se formó, hace aproximadamente cuatro mil quinientos millones de años, la Tierra ya tenía en su
interior vapor de agua. En un principio, era una enorme bola en constante fusión con cientos de volcanes
activos en su superficie. El magma, cargado de gases con vapor de agua, emergió a la superficie gracias a
las constantes erupciones. Luego la Tierra se enfrió, el vapor de agua se condensó y cayó nuevamente al
suelo en forma de lluvia.

El ciclo hidrológico comienza con la evaporación del agua desde la superficie. A medida que se eleva, el
aire humedecido se enfría y el vapor se transforma en agua: es la condensación. Las gotas se juntan y
forman una nube. Luego caen por su propio peso: es la precipitación. Si en la atmósfera hace mucho frío, el
agua cae como nieve o granizo. Si es más cálida, caerán gotas de lluvia.

Una parte del agua que llega a la superficie terrestre será aprovechada por los seres vivos; otra discurrirá
por el terreno hasta llegar a un río, un lago o el océano. A este fenómeno se le conoce como escorrentía.
Otro porcentaje del agua se filtrará a través del suelo formando acuíferos o capas de agua subterránea,
conocidas como capas freáticas. Este proceso es la infiltración. De la capa freática, a veces, el agua brota en
la superficie en forma de fuente, formando arroyos o ríos. Tarde o temprano, toda esta agua volverá
nuevamente a la atmósfera, debido principalmente a la evaporación.

Un aspecto a destacar en el ciclo hidrológico es su papel en el transporte de sustancias: La lluvia caída


disuelve y arrastra sales hacia el mar, donde se concentran y precipitan. Los sedimentos formados entran en
los ciclos geológicos diagenéticos. En su conjunto el ciclo hidrológico se puede considerar como una
operación de lixiviado a escala planetaria.

Reciclado de aguas profundas

El ciclo de aguas profundas (también llamado ciclo geológico del agua) es el intercambio de agua con el
manto de la Tierra, a través de zonas de subducción y actividad volcánica, y se distingue del ciclo del agua
por encima y en la superficie del planeta en el ciclo hidrológico.4

El proceso de reciclado de aguas profundas implica que el agua que ingresa al manto es arrastrada hacia
abajo mediante la subducción de las placas oceánicas (un proceso conocido como regasado) que se
equilibra con el agua que se libera en las dorsales oceánicas (desgasificación). 4 Este es un concepto
central en la comprensión del intercambio de agua a largo plazo entre el interior de la tierra y la exosfera y
el transporte de agua contenida en minerales hidratados.5

Se ha propuesto un desequilibrio en el reciclaje de aguas profundas como un mecanismo que puede afectar
los niveles globales del mar.4

Procesos del ciclo hidrológico


El ciclo del agua tiene una interacción constante con el ecosistema ya que los seres vivos dependen de esta
para sobrevivir, y a su vez ayudan al funcionamiento del mismo. Por su parte, el ciclo hidrológico presenta
cierta dependencia de una atmósfera poco contaminada y de un grado de pureza del agua para su desarrollo
convencional, y de otra manera el ciclo se entorpecería por el cambio en los tiempos de evaporación y
condensación.

Los principales procesos implicados en el ciclo del agua son:

Evaporación: El agua se evapora en la superficie oceánica y también por los organismos,


en el fenómeno de la transpiración en plantas y sudoración en animales. Los seres vivos,
especialmente las plantas, contribuyen con un 10 % al agua que se incorpora a la
atmósfera. En el mismo capítulo podemos situar la sublimación, cuantitativamente muy
poco importante, que ocurre en la superficie helada de los glaciares o la banquisa.
Condensación: El agua en forma de vapor sube y se condensa formando las nubes,
constituidas por agua en gotas minúsculas.
Precipitación: Se produce cuando las gotas de agua, que forman las nubes, se enfrían
acelerando la condensación y uniéndose las gotas de agua para formar gotas mayores que
terminan por precipitarse a la superficie terrestre en razón a su mayor peso. La precipitación
puede ser sólida (nieve o granizo) o líquida (lluvia).
Infiltración: Ocurre cuando el agua que alcanza el suelo, penetra a través de sus poros y
pasa a ser subterránea. La proporción de agua que se infiltra y la que circula en superficie
(escorrentía) depende de la permeabilidad del sustrato, de la pendiente y de la cobertura
vegetal. Parte del agua infiltrada vuelve a la atmósfera por evaporación o, más aún, por la
transpiración de las plantas, que la extraen con raíces más o menos extensas y profundas.
Otra parte se incorpora a los acuíferos, niveles que contienen agua estancada o circulante.
Parte del agua subterránea alcanza la superficie allí donde los acuíferos, por las
circunstancias topográficas, intersecan (es decir, cortan) la superficie del terreno.
Escorrentía: Este término se refiere a los diversos medios por los que el agua líquida se
desliza cuesta abajo por la superficie del terreno. En los climas no excepcionalmente
secos, incluidos la mayoría de los llamados desérticos, la escorrentía es el principal agente
geológico de erosión y de transporte de sedimentos.
Circulación subterránea: Se produce a favor de la gravedad, como la escorrentía superficial,
de la que se puede considerar una versión. Se presenta en dos modalidades:
Primero, la que se da en la zona vadosa, especialmente en rocas karstificadas, como
son a menudo las calizas, y es una circulación siempre pendiente abajo.
Segundo, la que ocurre en los acuíferos en forma de agua intersticial que llena los poros
de una roca permeable, de la cual puede incluso remontar por fenómenos en los que
intervienen la presión y la capilaridad.
Fusión: Este cambio de estado se produce cuando la nieve pasa a estado líquido al
producirse el deshielo.
Solidificación: Al disminuir la temperatura en el interior de una nube por debajo de 0 °C, el
vapor de agua o el agua misma se congelan, precipitándose en forma de nieve o granizo,
siendo la principal diferencia entre los dos conceptos que en el caso de la nieve se trata de
una solidificación del agua de la nube que se presenta por lo general a baja altura. Al irse
congelando la humedad y las pequeñas gotas de agua de la nube, se forman copos de
nieve, cristales de hielo polimórficos (es decir, que adoptan numerosas formas visibles al
microscopio), mientras que en el caso del granizo, es el ascenso rápido de las gotas de
agua que forman una nube lo que da origen a la formación de hielo, el cual va formando el
granizo y aumentando de tamaño con ese ascenso. Y cuando sobre la superficie del mar se
produce una manga de agua (especie de tornado que se produce sobre la superficie del
mar cuando está muy caldeada por el sol) este hielo se origina en el ascenso de agua por
adherencia del vapor y agua al núcleo congelado de las grandes gotas de agua. El proceso
se repite desde el inicio, consecutivamente por lo que nunca se termina, ni se agota el
agua.

Compartimentos e intercambios de agua


El agua se distribuye desigualmente entre los distintos compartimentos, y los procesos por los que estos
intercambian el agua se dan a ritmos heterogéneos. El mayor volumen corresponde al océano, seguido del
hielo glaciar y después por el agua subterránea. El agua dulce superficial representa solo una pequeña
fracción y aún menor el agua atmosférica (vapor y nubes).

Volumen
Depósito Porcentaje
(en millones de km³)
Océanos 1 370 97,25
Casquetes y glaciares 29 2,05
Agua subterránea 9,5 0,68
Lagos 0,125 0,01
Humedad del suelo 0,065 0,005
Atmósfera 0,013 0,001
Arroyos y ríos 0,0017 0,0001
Biomasa 0,0006 0,00004

Depósito Tiempo medio de permanencia


Glaciares 20 a 100 años
Nieve estacional 2 a 6 meses
Humedad del suelo 1 a 2 meses
Agua subterránea: somera 100 a 200 años
Agua subterránea: profunda 10 000 años
Lagos 50 a 100 años
Ríos 2 a 6 meses

Atmósfera 7-8 días6

El tiempo de permanencia de una molécula de agua en un compartimento es mayor cuanto menor es el


ritmo con que el agua abandona ese compartimento (o se incorpora a él). Es notablemente largo en los
casquetes glaciares, a donde llega por una precipitación característicamente escasa, abandonándolos por la
pérdida de bloques de hielo en sus márgenes o por la fusión en la base del glaciar, donde se forman
pequeños ríos o arroyos que sirven de aliviadero al derretimiento del hielo en su desplazamiento debido a la
gravedad. El compartimento donde la permanencia media es más larga, aparte el océano, es el de los
acuíferos profundos, algunos de los cuales son «acuíferos fósiles», que no se renuevan desde tiempos
remotos. El tiempo de permanencia es particularmente breve para la fracción atmosférica, que se recicla en
sólo unos días.

El tiempo medio de permanencia es el cociente entre el volumen total del compartimento o depósito y el
caudal del intercambio de agua (expresado como volumen partido por tiempo); la unidad del tiempo de
permanencia resultante es la unidad de tiempo utilizada al expresar el caudal.
Energía del agua
El ciclo del agua disipa —es decir, consume y degrada— una gran
cantidad de energía, la cual es aportada casi por completo por la
insolación. La evaporación es debida al calentamiento solar y
animada por la circulación atmosférica, que renueva las masas de
aire, y que es a su vez debida a diferencias de temperatura
igualmente dependientes de la insolación. Los cambios de estado
del agua requieren o disipan mucha energía, por el elevado valor
que toman el calor latente de fusión y el calor latente de
vaporización. Así, esos cambios de estado contribuyen al Manto acuífero
calentamiento o enfriamiento de las masas de aire, y al transporte
neto de calor desde las latitudes tropicales o templadas hacia las
frías y polares, gracias al cual es más suave en conjunto el clima de la Tierra.

Balance del agua


Si despreciamos las pérdidas y las ganancias debidas al vulcanismo y a la subducción, el balance total es
cero. Pero si nos fijamos en los océanos, se comprueba que este balance es negativo; se evapora más de lo
que precipita en ellos. Y en los continentes hay un superávit; es decir que se precipita más de lo que se
evapora. Estos déficit y superávit se compensan con las escorrentías, superficial y subterránea, que vierten
agua del continente al mar.

El cálculo del balance hídrico puede realizarse sobre cualquier recipiente hídrico, desde el balance hídrico
global del planeta hasta el de una pequeña charca, pero suele aplicarse sobre las cuencas hidrográficas.

Estos balances se hacen para un determinado periodo de tiempo.

Cuando se consideran periodos de tiempo largo, la mayoría de los sistemas presentan un balance nulo, es
decir las salidas igualan las entradas.

Efectos químicos del agua


El agua, al recorrer el ciclo hidrológico, transporta sólidos y gases en disolución. El carbono, el nitrógeno y
el azufre, elementos todos ellos importantes para los organismos vivientes, unos son volátiles (algunos
como compuestos) y solubles, y por lo tanto, pueden desplazarse por la atmósfera y realizar ciclos
completos, semejantes al ciclo del agua y otros solo solubles por lo que solo recorren la parte del ciclo en
que el agua se mantiene líquida.

La lluvia que cae sobre la superficie del terreno contiene ciertos gases y sólidos en disolución. El agua que
pasa a través de la zona insaturada de humedad del suelo recoge dióxido de carbono del aire y del suelo y
de ese modo aumenta de acidez. Esta agua ácida, al llegar en contacto con partículas de suelo o roca madre,
disuelve algunas sales minerales. Si el suelo tiene un buen drenaje, el flujo de salida del agua freática final
puede contener una cantidad importante de sólidos disueltos, que irán finalmente al mar.

En algunas regiones el sistema de drenaje tiene su salida final en un mar interior, y no en el océano, son las
llamadas cuencas endorreicas. En tales casos, este mar interior se adaptará por sí mismo para mantener el
equilibrio hídrico de su zona de drenaje y el almacenamiento en el mismo aumentará o disminuirá, según
que la escorrentía sea mayor o menor que la evaporación desde el mismo. Como el agua evaporada no
contiene ningún sólido disuelto, este queda en el mar interior y su contenido salino va aumentando
gradualmente.
Si el agua del suelo se mueve en sentido ascendente, por
efecto de la capilaridad, y se está evaporando en la superficie,
las sales disueltas pueden ascender también en el suelo y
concentrarse en la superficie, donde es frecuente ver en estos
casos un estrato blancuzco producido por la acumulación de
sales.

Cuando se añade agua de riego, el agua es transpirada, pero


las sales que haya en esta quedan en el suelo. Si el sistema de
drenaje es adecuado, y se suministra suficiente cantidad de
agua en exceso, como suele hacerse en la práctica del riego Salinización de los suelos por
superficial, y algunas veces con el riego por aspersión, estas evaporación
sales se disolverán y serán arrastradas al sistema de drenaje. Si
el sistema de drenaje falla, o la cantidad de agua suministrada
no es suficiente para el lavado de las sales, éstas se acumularán en el suelo hasta tal grado en que las tierras
pueden perder su productividad. Este sería, según algunos expertos, la razón del decaimiento de la
civilización Mesopotámica, irrigada por los ríos Tigris y Éufrates con un excelente sistema de riego, pero
con deficiencias en el drenaje.

Véanse también: Suelo salino y Meteorización.

Cambios a lo largo del tiempo


El ciclo del agua describe los procesos que impulsan el
movimiento del agua a lo largo de la hidrosfera. Sin
embargo, hay mucha más agua "almacenada" durante
largos períodos de tiempo de la que realmente se
mueve a lo largo del ciclo. Los depósitos de la gran
mayoría del agua de la Tierra son los océanos. Se
estima que de los 1,386,000,000 km³ del suministro de
agua del mundo, alrededor de 1,338,000,000 km³ se
almacenan en los océanos, o alrededor del 97%.
Mapa global de la evaporación media anual menos
También se estima que los océanos suministran
la precipitación por latitud-longitud.
alrededor del 90% del agua evaporada que entra en el
ciclo del agua.7

Durante los períodos climáticos más fríos, se forman más capas de hielo y glaciares, y una cantidad
suficiente del suministro global de agua se acumula en forma de hielo para disminuir las cantidades en otras
partes del ciclo del agua. Lo contrario es cierto durante los períodos cálidos. Durante la última edad de
hielo, los glaciares cubrieron casi un tercio de la masa terrestre de la Tierra y el resultado fue que los
océanos estaban aproximadamente 122 m más bajos que en la actualidad. Durante la última "ola cálida"
global, hace unos 125.000 años, los mares estaban unos 5,5 m más altos de lo que están ahora. Hace unos
tres millones de años, los océanos podrían haber estado hasta 50 m más altos.7

El consenso científico expresado en el Resumen para formuladores de políticas del Panel


Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de 2007 es que el ciclo del agua continuará
intensificándose a lo largo del siglo XXI, aunque esto no significa que las precipitaciones aumentarán en
todas las regiones.8 En las áreas terrestres subtropicales, lugares que ya son relativamente secos, se prevé
que las precipitaciones disminuyan durante el siglo XXI, lo que aumentará la probabilidad de sequía. Se
proyecta que el secado será más fuerte cerca de los márgenes hacia los polos de los subtrópicos (por
ejemplo, la cuenca del Mediterráneo, Sudáfrica, el sur de Australia y el suroeste de los Estados Unidos).).
Se espera que aumenten las precipitaciones anuales en las regiones casi ecuatoriales que tienden a ser
húmedas en el clima actual, y también en las latitudes altas. Estos patrones a gran escala están presentes en
casi todas las simulaciones de modelos climáticos realizadas en varios centros de investigación
internacionales como parte de la Cuarta Evaluación del IPCC. En la actualidad existe amplia evidencia de
que el aumento de la variabilidad hidrológica y el cambio en el clima ha tenido y seguirá teniendo un
impacto profundo en el sector del agua a través del ciclo hidrológico, la disponibilidad de agua, la demanda
de agua y la asignación de agua a nivel mundial, regional, de cuenca y local.9 Investigación publicada en
2012 en Science.basado en la salinidad de la superficie del océano durante el período 1950-2000 confirman
esta proyección de un ciclo global del agua intensificado con áreas saladas volviéndose más salinas y áreas
más frescas volviéndose más frescas durante el período: 10

"La termodinámica fundamental y los modelos climáticos sugieren que las regiones secas
se volverán más secas y las regiones húmedas se volverán más húmedas en respuesta
al calentamiento. Los esfuerzos para detectar esta respuesta a largo plazo en
observaciones superficiales dispersas de lluvia y evaporación siguen siendo ambiguas.
Mostramos que los patrones de salinidad del océano expresan una huella identificable de
un ciclo del agua que se intensifica. Nuestros cambios de salinidad de la superficie global
observados durante 50 años, combinados con los cambios de los modelos climáticos
globales, presentan evidencia sólida de un ciclo global del agua intensificado a una tasa
de 8 ± 5% por grado de calentamiento de la superficie. Esta tasa es el doble de la
respuesta proyectada por los modelos climáticos de la generación actual y sugiere que se
producirá una intensificación sustancial (16 a 24%) del ciclo global del agua en un futuro
mundo 2°C a 3°C más cálido."11

Un instrumento transportado por el satélite SAC-D Aquarius, lanzado en junio de 2011, midió la salinidad
global de la superficie del mar.12 13

El retroceso de los glaciares también es un ejemplo de un ciclo del agua cambiante, en el que el suministro
de agua a los glaciares a partir de las precipitaciones no puede mantenerse al día con la pérdida de agua por
derretimiento y sublimación. El retroceso glacial desde 1850 ha sido muy significativo.14

Las actividades humanas que alteran el


ciclo del agua incluyen:

agricultura
industria
alteración de la composición
química de la atmósfera
construcción de presas
deforestación y forestación
remoción de agua subterránea
de pozos Relación entre superficies impermeables y escorrentía superficial
extracción de agua de los ríos
urbanización : para
contrarrestar su impacto, se puede practicar un diseño urbano sensible al agua.

Océanos en el ciclo hidrológico


El agua superficial de los mares y océanos, calentada por la radiación solar que llega a la superficie, en la
banda del infrarrojo de onda corta, está sometida a un proceso de evaporación.
Este proceso tiene lugar especialmente en las zonas orientales de los océanos donde soplan los vientos
alisios que, procedentes de latitudes medianas, llevan aire inicialmente frío que se calienta al llegar a los
trópicos, haciendo bajar su humedad relativa.

El aire seco, en contacto con el agua del mar, hace que esta se evapore fácilmente de forma que el aire
marino va adquiriendo una más alta humedad relativa hasta llegar a la saturación. Al mismo tiempo la
evaporación del agua superficial va incrementando su salinidad.

El aire caliente, saturado de humedad, sube al llegar a las costas occidentales, sobre todo si estas tienen
montañas, y se enfría por la expansión adiabática sobresaturándose, lo que genera intensas precipitaciones.

También un recorrido muy largo del aire caliente y húmedo sobre el océano facilita la formación de
tormentas tropicales que pueden llegar a transformarse en huracanes o tifones (según la zona geográfica)
que pueden descargar grandes cantidades de agua en forma de lluvia también a las costas occidentales
preferentemente.

La cantidad de agua que se evapora cada año del océano se estima en unos 500.000 km³ (la evaporación de
agua sobre la tierra se estima en unos 70.000 km³). Cómo que la superficie de los océanos es de unos 360
millones de km², la evaporación oceánica representa cada año aproximadamente 1 m de agua. Una parte
del agua evaporada del océano (unos 460.000 km³ por año) devuelve con la precipitación sobre el océano
mientras que unos 120.000 km³ lo hace sobre la tierra. La diferencia entre la precipitación y la evaporación
sobre los continentes (43.000 km³) pasa a espesar las aguas continentales que encuentran su camino hacia
el océano por vía de los ríos y otras descargas difundidas así como alimentando los glaciares y los acuíferos
en el subsuelo.

Este mismo mecanismo genera en el océano importantes gradientes


de salinidad pues la evaporación de los océanos, en las zonas
orientales, mujer lugar a salinidades más altas que las que pueden
tener en las zonas occidentales, afectadas por las importantes
descargas fluviales. Las aguas superficiales menos saladas pero
calientes de los bordes occidentales de los océanos se desplazan
hacia los polos mientras que las aguas más saladas de los bordes
occidentales se desplazan hacia el ecuador.
Sección vertical de la circulación
Esta circulación oceánica es compatible con la circulación termohalina: El agua fría más salada
atmosférica de signo anticiclónico en las zonas subtropicales en y densa se hunde, mientras que el
ambos hemisferios. Por otro lado, el agua superficial oceánica, a agua más cálida y menos salada con
altas latitudes, es también sometida a evaporación intensa por los menor densidad sube a la superficie.
aires frío pero seco que llega de las zonas polares. Esto genera,
especialmente al océano Atlántico norte, agua muy fría y densa que
cae hasta cerca del fondo y llena las grandes profundidades del océano por donde se traslada lentamente
hacia el sur, en dirección a la zona adyacente al continente antártico al cual rodea, suministrando agua
fonda a los tres océanos.

Las aguas de media profundidad van subiendo lentamente, en el decurso de su viaje alrededor del mundo, o
rápidamente en los lugares donde la hidrodinámica así lo determina, dando lugar a los fenómenos de
afloramiento costero o ecuatorial que aceleran la complexión del ciclo hidrológico unos cuántos centenares
de años después de haberlo iniciado al océano Atlántico norte.

Véase también
Agua subterránea
Diatermancia
Evaporación
Hidrósfera
Precipitación (meteorología)

Referencias
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al/GWP-SAm_Files/Publicaciones/Varios/Ciclo_Hidrologico.pdf). LIMA-PERÚ. 2011.
Archivado desde el original (http://www.gwp.org/Global/GWP-SAm_Files/Publicaciones/Vari
os/Ciclo_Hidrologico.pdf) el 23 de diciembre de 2015. Consultado el 27 de noviembre de
2015..
2. Pidwirny, M. (2006). «The Hydrologic Cycle.» (http://www.physicalgeography.net/fundament
als/8b.html). Fundamentals of Physical Geography 2nd Edition. Consultado el 27 de
noviembre de 2015.
3. Los sistemas terrestres y sus implicaciones medioambientales. Escrito por Carlos Ayora
Ibáñez (https://books.google.com/books?id=sRGOhMZfYE8C) en Google Libros
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«Implications of Subduction Rehydration for Earth's Deep Water Cycle» (https://onlinelibrary.
wiley.com/doi/10.1029/168GM20), en Jacobsen, Steven D.; Van Der Lee, Suzan, eds.,
Geophysical Monograph Series (Washington, D. C.: American Geophysical Union): 263-276,
ISBN 978-1-118-66648-7, doi:10.1029/168gm20 (https://dx.doi.org/10.1029%2F168gm20), consultado el 21
de octubre de 2021.
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through time» (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4548132). Geochemistry,
Geophysics, Geosystems (en inglés) 15 (11): 4203-4216. Bibcode:2014GGG....15.4203M (http://ads
abs.harvard.edu/abs/2014GGG....15.4203M). ISSN 1525-2027 (https://issn.org/resource/issn/1525-2027).
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6. Bengtsson, Lennart (13 de diciembre de 2013). «Foreword: International Space Science
Institute (ISSI) Workshop on the Earth’s Hydrological Cycle». Surveys in Geophysics 35 (3):
485-488. doi:10.1007/s10712-013-9265-8 (https://dx.doi.org/10.1007%2Fs10712-013-9265-8).
7. «The Water Cycle summary» (https://web.archive.org/web/20180116135448/https://water.us
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