UNIDAD 1 Orquestación
UNIDAD 1 Orquestación
UNIDAD 1 Orquestación
Introducción
Los instrumentos de cuerda frotada conforman histórica y funcionalmente una unidad
dentro de la orquesta pero también independientemente de ella, en agrupaciones
convencionales como el cuarteto y el quinteto de cuerdas, permitiendo tanto la
homogeneidad como cierta diversidad tímbrica, una gran amplitud registral y
diferentes roles o funciones para cada instrumento dentro del conjunto.
Contenidos
El material bibliográfico de base que se utilizará para el estudio de esta unidad abarca
los Capítulos 2, 3 y 5 del libro El Estudio de la Orquestación, de Samuel Adler. Los
capítulos 2 y 3: “Instrumentos de Cuerda y arco”, corresponden a los contenidos de los
puntos 1.1. a 1.5. de la Unidad nº 1. El Capítulo 5: Orquestación para cuerda
corresponde al capítulo 1.6. de la Unidad y contiene interesantes ejemplos para el
estudio y análisis de la escritura para instrumentos de cuerda en conjuntos de cámara
y para orquesta con diferentes texturas. También hay ejemplos de transcripciones de
fragmentos para piano a las cuerdas, de los cuales se pueden extraer criterios para la
orquestación de diversas texturas.
Los ejemplos citados en las partituras están grabados en formato mp3 en el CD
adjunto.
El estudio de la bibliografía
cada uno de los instrumentos en particular (violín, viola, violoncello y contrabajo), para
luego continuar con la lectura del capítulo 2 (pág. 14), donde el autor explica efectos
como el vibrato, el portamento, el glissando y especialmente el uso del arco y sus
diferentes usos: non legato y legato.
-“Arcadas especiales con el arco sobre las cuerdas” (págs. 21 a 25) dentro de las
cuales se encuentran: Détaché, louré, staccato, y martelé.
-“Usos especiales del arco sin tocar las cuerdas” (págs. 26 y 27) dentro de los cuales
se encuentran: spiccatos y jeté (o ricochet)
Especialmente a partir del Siglo XIX, los compositores han ampliado y emancipado a
los instrumentos de estos roles, a tal punto que ya en Beethoven encontramos
importantes líneas melódicas para cellos y contrabajos con pasajes orquestales
difíciles y virtuosísticos. En los cuartetos de cuerda clásicos la viola participa en plano
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de igualdad con los violines y con el cello. En el período barroco (por ejemplo, en los
Conciertos de “Las cuatro Estaciones” de A. Vivaldi) encontramos diversos efectos
colorísticos con trémolos, trinos y arpegios. En la Sinfonía Fantástica (1829-30) de
Hector Berlioz (1803-1869) hay un minucioso tratamiento de la sonoridad en la sección
de las cuerdas: el uso de las sordinas en el 1º Movimiento, varios pasajes con
superposición de cuerda frotada y cuerda pizzicato, efectos col legno, diferenciación
de timbres sul ponticello, etc.
El repertorio orquestal y para cuarteto de cuerdas en el Siglo XX da cuenta de un
enorme refinamiento en la exploración de recursos tímbricos expandiendo también el
ámbito registral. (Hay algunos ejemplos al final del capítulo 5 del libro de Adler,
incluyendo la notación de algunos recursos).
Al final del capítulo 5 (págs. 159 a 163), Adler dedica unas páginas a la problemática
de la transcripción. Es importante tener en cuenta que no hay una sola solución única
para las transcripciones, se trata en todo caso, de modelos efectivos y útiles para el
estudio.
Hay un amplio rango de posibilidades entre la transcripción (lo más “literal” o cercana
posible) al original y una recreación o arreglo, en el cual se retrabaja una idea
musical para generar otra que puede estar distanciada del original. En el primer caso,
el compositor u orquestador tratará de respetar al máximo la música original. Esto es:
carácter, tempo, ubicación registral de cada material musical (melódico, armónico,
etc.), densidad polifónica (o sea, cantidad de voces que suenan simultáneamente),
posición de los acordes (cerrada, abierta), planos dinámicos, articulaciones, etc… en
el segundo caso, el del arreglo, se puede hacer modificaciones de alguno o varios de
estos aspectos.
Siguiendo un principio acústico básico, conviene separar con intervalos amplios, las
voces más graves y no las agudas.
La serie armónica suele tomarse como modelo de distribución espacial de las voces:
No se trata de seguir una receta o una regla fija, sino de prestar atención a la
conducción de las voces, si hay motivos musicales y en función del sentido musical,
doblar las voces suplementarias.
Se recomienda profundizar el tema con la lectura del capítulo III: “Armonía” del libro
Principios de Orquestación, de N. Rimsky Korsakov (págs. 73 a 106)
3) Texturas
Considerar qué tipo de textura se va a transcribir. Se pueden diferenciar planos con la
ubicación espacial de cada material en una zona específica del ámbito registral, la
caracterización tímbrica, niveles dinámicos, articulación y fraseo.
4) Aspectos formales
El conocimiento profundo de una obra en su aspecto formal, permite una optimización
de recursos de instrumentación. Por ej. partes contrastantes, utilizar timbres o
ubicación registral contrastante. Recurrencia de materiales musicales, utilizar timbres
análogos.
La Escritura
La escritura debe ser lo más clara posible: o sea, deben figurar en la partitura: carácter
y movimiento de la obra, tempo, planos dinámicos, articulaciones (legato, staccato,
portato, etc…), indicaciones tímbricas (sul ponticello, sordinas y cambios: por ej. si a
una sección con sordina sigue una sin sordina, colocar la indicación correspondiente
para que el instrumentista retire la sordina: “via sordino” o “via sord.”), pizz. (indicando
cambio a arco si lo hubiera), etc…
Son importantes las indicaciones de fraseo, los calderones en todas las líneas
instrumentales (si hay un calderón en un instrumento, debe corresponderse con
calderones en los otros)
El tamaño del pentagrama y la caligrafía son muy importantes, ya que hacen a la
comodidad del intérprete y favorecen una interpretación fluida.
También es fundamental la NUMERACIÓN de los compases, ya que simplifica
enormemente la lectura grupal.