Novena 2016
Novena 2016
Novena 2016
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Dia primero: Como en espera de un parto
16 DICIEMBRE
Oración inicial: Página 2
Meditación:
"«La Iglesia, esta semana, es como María: en espera del parto». En su corazón la
Virgen «sentía lo que sienten todas las mujeres en ese momento» tan especial: esas
«percepciones interiores en su cuerpo y en su alma» de las cuales comprende que el
hijo ya está por nacer. «Nuestra alma está en espera, en espera por la venida del Señor.
Es una invitación a comprender «qué sucede» a nuestro alrededor: «si viene el Señor o
si no viene; si hay sitio para el Señor o si hay sitio para las fiestas, para hacer compras,
hacer ruido». Una reflexión que lleva a otra pregunta: «¿Nuestra alma está abierta,
como está abierta la santa madre Iglesia y como estaba abierta la Virgen? ¿O nuestra
alma está cerrada y hemos colgado en la puerta un cartel, muy educado, que dice: se
ruega no molestar?»".
Villancico: Página 14
Oración final: Página 2
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17 DICIEMBRE
Oración inicial: Página 2
Intención: Ofrecemos este día de oración por aquellas personas que no conocen
el verdadero significado de la Navidad, para que Dios pueda abrir sus corazones.
Lector: “María respondió al Ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y se le llamará Hijo de
Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el Ángel, dejándola, se fue". (Lc 1, 34-35.38)
Meditación:
“El misterio de la relación entre Dios y el hombre no busca la publicidad, porque no
lo haría verdadero. Requiere más bien el estilo del silencio. Precisamente el pasaje
evangélico de hoy lo confirma. Cuando la Virgen recibe del Ángel el anuncio del
Hijo, «el misterio de su maternidad personal» permanece oculto.
Y ésta es una verdad que se refiere también a todos nosotros. «Esta sombra de
Dios en nosotros, en nuestra vida», nos ayuda a «descubrir nuestro misterio del
encuentro con el Señor, nuestro misterio del camino de la vida con el Señor». «Cada
uno de nosotros sabe cómo obra misteriosamente el Señor en su corazón, en su
alma. Y cuál es la nube, el poder, cómo es el estilo del Espíritu Santo para cubrir
nuestro misterio».
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra»:
Estas palabras del Ángel a María nos aseguran que «el Señor cubre su misterio»,
porque «el misterio de nuestra relación con Dios, de nuestro camino, de nuestra
salvación no se puede poner al aire, hacer con él publicidad. El silencio lo custodia» ”.
Villancico: Página 14
Oración final: Página 2
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Oración inicial: Página 2
Intención: Recemos este día por todos nuestros gobernantes y por aquellos que
ocupan un cargo de servicio para el bien común, para que el Señor les conceda la
gracia de ser humildes en su misión.
Lector: “En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo y dijo: "Yo
te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a
sabios e inteligentes y se las has revelado a ingenuos. Sí, Padre, pues tal ha sido tu
beneplácito". (Lc 10, 21)
Meditación:
“La grandeza del misterio de Jesús solo se puede conocer humillándose y abaján-
dose como lo hizo Él, que llegó al punto de ser «marginado» y ciertamente no se
presentó como un «general o un gobernador».
El Padre, (…) «fue revelado por Jesús: Él nos hace conocer al Padre; nos hace conocer
esta vida interior que Él tiene». Y «¿a quién revela esto, el Padre?, ¿a quién da esta
gracia?». La respuesta la da Jesús mismo, como dice san Lucas en su Evangelio: «Te
doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas
a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños».
Por ello «solo quienes tienen el corazón como los pequeños son capaces de recibir
esta revelación». Solo «el corazón humilde, manso, que siente la necesidad de rezar,
de abrirse a Dios, que se siente pobre»”.
Villancico: Página 14
Oración final: Página 2
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Oración inicial: Página 2
Intención: Recemos para que la Virgen María interceda por todas las mujeres que
han concebido, para que puedan custodiar y acoger el don de la vida que el Señor
les ha dado.
Lector: "Había un hombre en Sorá, de la tribu de Dan, llamado Manóaj. Su mujer era
estéril y no había tenido hijos. El Ángel de Yahvé se apareció a esta mujer y le dijo: "Mira,
eres estéril y no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo. En adelante
guárdate de beber vino ni bebida fermentada y no comas nada impuro". ( Jueces 13,2-4)
Meditación:
"El hombre no se salva por sí mismo, y quien ha tenido la soberbia de intentarlo,
incluso entre los cristianos, ha fracasado. Solo Dios puede dar vida y salvación.
«Muchas veces» en la Escritura se habla «de la mujer estéril, de la esterilidad, de la
incapacidad de concebir y dar vida». Pero también muchas veces sucede «el milagro
del Señor, que hace que estas mujeres estériles puedan tener un hijo».
«El Señor interviene en la vida de estas mujeres para decirnos: yo soy capaz de dar vida».
«Pero por nuestra parte, ¿qué debemos hacer?» Ante todo, «reconocer nuestra se-
quedad» Después «pedir: Señor, quiero ser fecundo; quiero que mi vida dé vida, que
mi fe sea fecunda, vaya adelante y pueda darla a los demás. Señor, soy estéril; yo no
puedo, tú puedes. Soy un desierto, yo no puedo; tú puedes». Que «ésta sea la oración
de estos días antes de la Navidad».
Villancico: Página 14
Oración final: Página 2
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Oración inicial: Página 2
Intención: Por todos los hombres para que esta Navidad sea una ocasión para ser más
generosos y puedan vivir intensamente el amor que nos hace felices.
Lector: “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del
grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel;
los dos eran justos ante Dios y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y
preceptos del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada
edad. Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. El
Ángel le dijo: "No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu
mujer, te dará un hijo, a quien pondrás por nombre Juan". (Lc 1, 5-7.11.13)
Meditación:
Hoy la Iglesia «nos muestra este símbolo de esterilidad precisamente antes del na-
cimiento de Jesús, a través de una mujer incapaz de tener un hijo». Éste «es el signo
de la humanidad incapaz de dar un paso adelante». «La Iglesia quiere hacernos
reflexionar sobre la humanidad estéril», sobre la humanidad que «llegó a un punto
donde ya no podía seguir adelante».
De la esterelidad el Señor es capaz de volver a comenzar una nueva descendencia,
una nueva vida: éste es el mensaje de hoy». Por eso «cuando la humanidad está
extenuada, y ya no puede seguir adelante, llega la gracia, llega el Hijo, llega la sal-
vación». Y así, «esa creación extenuada deja lugar a la nueva creación, podríamos
decir a una “re-creación”».
«Nosotros esperamos al “jefe” capaz de recrear todas las cosas, de hacer nuevas las
cosas». Ésta es la Navidad: «la novedad de Dios que vuelve a hacer de un modo más
maravilloso la creación, todas las cosas»”.
Villancico: Página 14
Oración final: Página 2
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Dia sexto: Dios camina con nosotros
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Oración inicial: Página 2
Intención: Por aquellos que se encuentran lejos de Dios para que el misterio de la
Navidad ilumine sus corazones y les permita encontrarse con el amor que nos trae
el Niño Jesús.
Lector: “En verdad, Señor, que en todo engrandeciste a tu pueblo y le glorificaste,
y no te descuidaste en asistirle en todo tiempo y en todo lugar”. (Sabiduría 19, 22)
Meditación:
“Encarnándose, el Señor hizo historia con la humanidad: su alegría fue compartir su
vida con nosotros, «y esto hace llorar: tanto amor, tanta ternura». «Es más, cuando
quiere decir quién es, dice: yo soy el Dios de Abrahán, de Isaac, de Jacob». He aquí por
qué ante la pregunta «¿cuál es el apellido de Dios?», es posible responder: «Somos
nosotros, cada uno de nosotros».
De aquí la constatación que, tomando «el apellido de nuestro nombre, Dios hizo
historia con nosotros»; aún más: «dejó que la historia la escribiésemos nosotros». Y
nosotros aún hoy seguimos escribiendo «esta historia», que está hecha «de gracia y
de pecado», mientras que el Señor no se cansa de venir a nuestro encuentro: «Ésta
es la humildad de Dios, la paciencia de Dios, el amor de Dios».
«Si Él tomó de nosotros su apellido, si Él dejó que nosotros escribiésemos su historia»,
nosotros, por nuestra parte, deberíamos dejar que Dios escriba la nuestra. Porque «la
santidad» es precisamente «permitir que el Señor escriba nuestra historia». Y éste
puede ser un propósito para nosotros en esta Navidad: «Haz que el Señor escriba tu
historia y tú permite que Él la escriba»”.
Villancico: Página 14
Oración final: Página 2
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23 DICIEMBRE
Oración inicial: Página 2
Intención: Por todas las personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu, para que
la celebración de la Navidad avive en sus corazones la esperanza que nos ha traído
la presencia del Niño Jesús.
Lector: “Y tú, Israel, siervo mío, Jacob, a quien elegí, simiente de mi amigo Abraham;
que desde lo más remoto te llamé y te dije: «Siervo mío eres tú, te he escogido y no
te he rechazado»: No temas, que contigo estoy yo; no receles, que yo soy tu Dios. Yo
te he robustecido y te he ayudado, y te tengo asido con mi diestra justiciera. Soy yo
quien te digo: «No temas, yo te ayudo»”. (Isaías 41, 8-10.13)
Meditación:
“Dios es para nosotros como la mamá que nos canta con ternura la canción de cuna
y no tiene miedo de hacer incluso el «ridículo» por cuánto nos ama. «Si nosotros
tuviésemos la valentía de abrir nuestro corazón a esta ternura de Dios, ¡cuánta
libertad espiritual tendríamos!».
«El profeta Isaías habla de la salvación, de cómo Dios salva a su pueblo y vuelve a
esa imagen, a esa realidad que es precisamente la cercanía de Dios a su pueblo». Es
precisamente la cercanía lo que hace la salvación. Una «cercanía que avanza hasta
tomar nuestra humanidad». Esto «es la gracia de Dios». «Cuando uno dice: estoy
en estado de gracia, estoy cerca del Señor o dejo que el Señor se me acerque: ¡eso es
la gracia!». Y «si en tu relación con el Señor no sientes que Él te ama con ternura»
significa que «aún te falta algo, aún no has comprendido lo que es la gracia». Que en
esta Navidad abramos nuestro corazón a la experiencia de «esta ternura de Dios»,
de «este Dios que nos canta a cada uno de nosotros la canción de cuna, como una
mamá»”.
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24 DICIEMBRE
Oración inicial: Página 2
Intención: Por todos nuestros familiares, amigos y seres queridos, por todos aquellos
que rezan por nosotros y por quienes se encomiendan a nuestras oraciones; para
que en esta Navidad todos podamos experimentar el gran amor que Dios nos tiene.
Lector: “¡Que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la
paz, que trae buenas nuevas, que anuncia la salvación, que dice a Sión: «Ya reina
tu Dios»”. (Isaías 52, 7)
Meditación:
“Ser profetas es una vocación de todos los bautizados. «El profeta es un hombre
«que escucha y dice las palabras de Dios; que sabe ver en el momento e ir hacia el
futuro. Pero antes ha escuchado, ha oído la Palabra de Dios».
Y, en efecto, «el profeta tiene dentro de sí estos tres momentos». Ante todo «el pasado:
el profeta es consciente de la promesa y tiene en su corazón la promesa de Dios, la
promesa está viva, la recuerda, la repite». Pero «luego mira al presente, mira a su
pueblo y siente la fuerza del espíritu para decir una palabra que le ayude a levan-
tarse, a seguir el camino hacia el futuro». Por lo tanto, «el profeta es un hombre
de tres tiempos: promesa del pasado, contemplación del presente, valentía para
indicar el camino hacia el futuro».
En esta Navidad seamos profetas que anunciemos con nuestras palabras y el testi-
monio de nuestras vidas la gran noticia del amor de Dios manifestado en el dulce
y pequeño Niño Jesús. Seamos aquellos instrumentos de esperanza y alegría para
cada uno de nuestros hermanos”.
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En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Mamá o papá: Querido Padre, te queremos dar gracias por tanto amor que
nos muestras. Los detalles de generosidad que hemos recibido en estos días
son un símbolo del amor que nos tienes y que se hace tan evidente en la
Fiesta de Navidad, en la que celebramos el nacimiento de tu Hijo querido.
¡Gracias Padre por tanto amor! ¡Gracias por haber enviado a tu Hijo Jesús
para hacernos hermanos suyos e hijos tuyos!
Escuchemos la lectura del Evangelio según San Lucas:
“Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio
a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en el albergue”. (Lc 2, 6-7).
Miembro de la familia: Hoy, al contemplar el pesebre y ver a la Virgen María
y a San José tan contentos por el nacimiento del Niño Jesús, descubrimos la
hermosa bendición de ser una familia. Y al verte Niño Jesús, tan pequeño,
comprendemos que has querido hacerte un niño para acercarte a nosotros
y dejarte acariciar, en el fondo para mostrarnos la ternura de Dios.
Por eso, confiados en tu amor y tu ternura, te elevamos libremente nuestras
intenciones: (Ahora cada uno de la familia hace una petición).
Mamá o papá: Dulce Niño Jesús, queremos pedirte que la Luz que nos trae la
fiesta de tu nacimiento bendiga este hogar. Y a ti Santa María, te pedimos que
en esta Navidad, intercedas para que el Niño Jesús pueda nacer en nuestros
corazones. Terminemos esta oración rezando juntos un Padre Nuestro, un
Ave María y un Gloria.
En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
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CANTO DE LAS POSADAS YA VIENE EL NIÑITO
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DULCE JESÚS MÍO TUTAINA DUÉRMETE
NIÑO CHIQUITO
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