Guba
Guba
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En este capítulo analizamos cuatro paradigmas que han estado compitiendo regularmente, al menos
hasta tiempos muy recientes, para ser aceptados como el paradigma que se seleccione no -solamente
como guía para elaborar informes, sino también como el marco que conduzca todo proceso de
investigación, especialmente en las investigaciones que utilizan un enfoque cualitativo, aunque
también en otras que aquí analizaremos: positivismo y sus versiones postpositivistas, teoría crítica y
posturas ideológicas relacionadas y, finalmente, el constructivismo. El lector debe considerar nuestro
propio compromiso con el constructivismo (que antes denominábamos "indagación naturalista" (
Lincoln y Guba, 1985) Y tomar en cuenta este hecho al juzgar lo apropiado y útil de nuestro análisis.
Aunque el título del volumen en el que se incluyó originalmente el presente capítulo, Manual de
investigación cualitativa, sugiere que el término cualitativo es un concepto "sombrilla" que abarca más
que el de paradigma (de hecho, esta forma de uso suele ser común), nuestra opinión es que se trata
de un término cuyo uso debe limitarse a la descripción de tipos de métodos. Desde nuestra
perspectiva, el uso de métodos tanto cualitativos como cuantitativos puede ser apropiado para
cualquier paradigma de investigación. De hecho, las cuestiones de método son secundarias frente a
las de paradigma, que definimos como el sistema básico de creencias o visión del mundo que guía al
investigador, ya no sólo al elegir los métodos, sino en formas que son ontológica y
epistemológicamente fundamentales.
A raíz de la creciente insatisfacción por el patente abuso y excesivo énfasis en los métodos
cuantitativos, el interés por los paradigmas alternativos se ha visto estimulado. A medida que se
hicieron muchos esfuerzos por renovar el interés en los enfoques cualitativos, fue haciéndose cada
vez más evidente que las suposiciones metafísicas subyacentes a los paradigmas convencionales,
especialmente la común o dominante (que aquí llamamos "perspectiva heredada"), deben ser
sometidas a un profundo cuestionamiento. Por esto, en el presente capítulo el énfasis estribará en los
paradigmas y en las suposiciones e implicaciones que tienen para una serie de cuestiones o
problemas relativos a la investigación social, y no tanto en exponer la utilidad de los métodos
cualitativos cuando se comparan con los cuantitativos. Dado que, durante gran parte de la última
década, las discusiones sobre paradigmas/métodos han partido de los problemas asociados a la sobre
cuantificación, nosotros comenzaremos también por aquí, para ocupamos posteriormente de nuestro
interés predominante.
1
En el artículo original, las comillas se utilizan para resaltar algunos términos o expresiones. Para facilitar la lectura en
español, se emplean únicamente la primera vez que aparece el término o expresión en el texto.
Históricamente, la ciencia ha puesto un gran énfasis en la cuantificación. Las matemáticas han sido
consideradas como la "reina de las ciencias", y aquellas ciencias, como la física y la química, que se
prestan particularmente para la cuantificación, han sido generalmente reconocidas como "ciencias
duras". En contraste, disciplinas menos cuantificables, como la biología (aunque ha estado cambiando
muy rápida y recientemente) y particularmente las ciencias sociales, son comúnmente referidas como
"ciencias blandas", aunque no tanto en un sentido peyorativo, sino para señalar su imprecisión
(supuesta) y falta de confiabilidad2. Se cree comúnmente que la madurez científica surge según
aumente el grado de cuantificación dentro de un campo dado.
Se dice que fue John Stuart Mill (1843-1906) el primero en exhortar a los científicos sociales a que
emularan a sus primos más antiguos y "duros", con la promesa de que si seguían su consejo, estos
campos madurarían rápidamente y se emanciparían de los límites filosóficos y teológicos que los
restringían. Los científicos sociales se tomaron muy en serio este consejo (a un grado que
probablemente sorprendería al mismo Mill si viviera hoy en día) también por otras razones. Eran los
"nuevos muchachos del barrio"; si la cuantificación podía llevarlos a la culminación que prometió Mill,
vendría acompañada de un estatus y un poder político que rendirían grandes beneficios a los nuevos
practicantes. Así pues, la imitación podría llevar tanto a tener una mayor aceptación como a un
conocimiento más válido.
Sin embargo, en años recientes han surgido fuertes contracorrientes oponiéndose a la cuantificación.
Se han dado principalmente dos formas de crítica, una interna al paradigma convencional (es decir, en
los mismos términos de aquellas suposiciones metafísicas que definen la naturaleza de la investigación
positivista) y una externa (es decir, en los términos de aquellas suposiciones que definen a los
paradigmas alternativos), que parecen exigir no sólo una reconsideración de la utilidad de los datos
cualitativos, sino que además ponen en entredicho a las mismas suposiciones en las que se ha basado
2
N. de los trs.: La confiabilidad se refiere a la posibilidad de replicar un estudio. lo cual parece poco probable debido a la
naturaleza cambiante de la realidad. El criterio propone hacer explícitas las condiciones en las cuales el estudio seria re-
plicable. Cfr. Y. Lincoln y E. Guba (1985), Naturalistic Inquiry. Beverly Hills, Sage.
Una serie de problemas implícitos han surgido para desafiar el conocimiento convencional. A
continuación desglosamos algunos de ellos.
Separación de contextos. Los acercamientos cuantitativos precisos, que se concentran en sub series
de variables elegidas, necesariamente "separan" de sus consideraciones, mediante los controles
apropiados o el azar, a otras variables que existen en el contexto y que, si se les permitiera ejercer su
influencia, podrían alterar mucho los hallazgos. Además, tales diseños de exclusión, al aumentar el
rigor teórico de un estudio, le restan relevancia, es decir, su aplicabilidad o posibilidad de
generalización, porque sus resultados sólo pueden aplicarse apropiadamente a otras situaciones
similarmente truncadas o separadas de su contexto (por ejemplo, otro laboratorio). Se argumenta que
los datos cualitativos pueden compensar ese desequilibrio al proporcionar información contextual.
Disyunción de las grandes teorías en contextos locales: el dilema etic/emic. Al darle peso un
investigador a la teoría etic (externa) en una investigación (o la hipótesis a ser probada), puede tener
poco o ningún sentido desde el punto de vista emic (interno) de los individuos, grupos, sociedades o
culturas a estudiar. Se argumenta que los datos cualitativos son útiles para descubrir los puntos de
vista emic; las teorías, para ser válidas, deben tener un fundamento cualitativo (Glaser y Strauss,
1967; Strauss y Corbi, 1990). Esta base es particularmente esencial si consideramos las crecientes
críticas contra las ciencias sociales en el sentido de que no proporcionan una descripción adecuada de
las vidas que están fuera de lo común (los "otros"), o bien, que no proporcionan material para una
crítica de nuestra propia cultura occidental (Marcus y Fischer, 1986).
Falta de aplicabilidad de los datos generales a casos particulares. Este problema a veces es descrito
como la disyunción nemotética/idiográfica. Aunque las generalizaciones pueden ser significativas
desde el punto de vista estadístico, no son aplicables en lo individual (por ejemplo, el hecho de que el
80% de los individuos que presenten ciertos síntomas tengan cáncer pulmonar es una evidencia
incompleta, en el mejor de los casos, de que un paciente en particular que presente tales síntomas
tenga cáncer pulmonar). Se sostiene que los datos cualitativos pueden ayudar a evitar este tipo de
ambigüedades.
3
N. de los trs.: la palabra "insight' no tiene una traducción exacta al español. Una traducción aproximada del sentido sería
algo así como: "reflexión interiorizada repentina", "exacta intuición espontánea" o "conclusión interior repentina". Por
facilidad de lectura, y aplicando un criterio de uso cada vez más amplio en las ciencias sociales y la psicología. se ha decidido
conservar el término en inglés.
La carga teórica de los hechos. Los acercamientos convencionales a la investigación que involucran la
verificación o falsificación de hipótesis, presuponen la independencia de los lenguajes teóricos y de
observación. Si una investigación ha de ser objetiva, las hipótesis deben plantearse de manera
independiente a la forma en que se reúnan los datos necesarios para su comprobación. Pero ahora
parece que ha quedado establecido más allá de cualquier objeción que las teorías y los hechos son
bastante interdependientes, es decir, que los hechos sólo lo son dentro de algún marco teórico. Esto
pone en tela de juicio una suposición fundamental de la perspectiva heredada. Si las hipótesis y
observaciones no son independientes, los "hechos" sólo pueden verse a través de una "ventana"
teórica y la objetividad queda seriamente cuestionada.
La falta de determinación de una teoría. Este problema también es conocido como el problema de la
inducción. Los hechos no sólo están determinados por la ventana teórica a través de la cual se
buscan, sino que, a su vez, distintas ventanas teóricas pueden estar igualmente sustentadas por una
misma serie de hechos. Aunque podría ser posible, dada una teoría coherente, el deducir qué hechos
son los que deben existir, nunca es posible, dada una serie de hechos coherentes, llegar por inducción
a una sola teoría ineluctable. De hecho, esta dificultad es la que llevó a filósofos como Popper (1968)
a rechazar la idea de la verificación de teorías en favor de la idea de comprobar la falsedad de una
teoría. Mientras que un millón de cisnes blancos jamás podrán sustentar, con absoluta certeza, la
teoría de que todos los cisnes son blancos, basta un sólo cisne negro para comprobar por completo su
falsedad. De este modo, la posición histórica de que la ciencia puede, con. sus métodos, converger
finalmente en la realidad "real", queda en entredicho.
La carga de valor de los hechos. Así como las teorías y los hechos no son independientes, tampoco lo
4
Muchas de las objeciones enumeradas aquí fueron enunciadas primero por los mismos positivistas; de hecho, podríamos
argumentar que la postura postpositivista representa un intento de transformar el positivismo en formas que toman en
cuenta estas mismas objeciones. La posición positivista ingenua de los siglos XVI al XIX ya no es sostenida por nadie que
conozca, aun superficialmente, estos problemas. Aunque reconocemos que la postura postpositivista, como la enuncia, por
ejemplo, Denis Phillips (1987, 1990<1, 1990b). representa una mejoría considerable sobre el positivismo clásico, no logra
romper con él por completo. Representa una especie de "control de daños" más que una reformulación de principios básicos.
La idea de que estos problemas requieren de un cambio de paradigma fue poco reconocida hasta la publicación de la impor-
tante obra de Thomas Kuhn. Ie Structure of Scientific Revolutions (1962, 1970). e incluso entonces se avanzó con lentitud.
Sin embargo, las contribuciones de los críticos que preceden a Kuhn deben ser reconocidas y aplaudidas.
son los valores y los hechos. En realidad, se puede argumentar que las teorías son, en sí mismas,
afirmaciones de valores. De esta manera los hechos putativos son vistos no sólo a través de una ven-
tana teórica, sino también a través de una ventana de valores. Queda en entredicho la postura de que
la perspectiva heredada está libre de valores.
Aunque las críticas intraparadigma exponen muchos problemas inherentes a la perspectiva heredada
y, de hecho, proponen algunas soluciones útiles, son, sin embargo, de menor interés (o peso) que las
críticas extraparadigma, que señalan problemas de consecuencias tales que la perspectiva heredada
queda totalmente cuestionada. Se han propuesto varios paradigmas alternativos, algunos de los
cuales están basados en suposiciones no convencionales. Por lo tanto, es- útil investigar la naturaleza
de los paradigmas y lo que distingue a un paradigma de investigación de otro.
Los paradigmas de investigación definen para los investigadores qué es lo que están haciendo y qué
cae dentro y frontera de los límites de una investigación legítima. Las creencias básicas que definen a
los paradigmas de la investigación pueden resumirse según las respuestas que proporcionan sus
proponentes a tres preguntas fundamentales, relacionadas de tal manera que la respuesta que se dé
a cualquiera de las tres preguntas, formuladas en cualquier orden, limitará necesariamente la manera
en que se puede responder a las otras dos. Hemos seleccionado un orden que creemos refleja una
5
Robert Stake (en una comunicación personal, 1993) nos recuerda que la visión de los paradigmas que presentamos aquí no
debe "excluir la creencia de que existen mundos dentro de los mundos sin fin, cada uno con sus propios paradigmas. Los
infinitesimales tienen sus propias cosmologías"
1. La pregunta ontológica. ¿Cuál es la forma y la naturaleza de la realidad y, por lo tanto, qué -es
lo que podemos conocer de ella? Por ejemplo, si suponemos la existencia de un mundo real,
entonces lo que podemos conocer de él es cómo son y cómo funcionan realmente las cosas.
Entonces, sólo son admisibles las preguntas que podamos relacionar con asuntos que tengan
una existencia real o con acciones reales; otras preguntas, como las que estén relacionadas
con asuntos de significado moral o estético, caen fuera del campo de una investigación
científica legítima.
2. La pregunta epistemológica. ¿Cuál es la naturaleza de la relación entre quien conoce o busca
conocer y lo que puede ser conocido? La respuesta que se le puede dar a esta pregunta se
encuentra limitada por la respuesta ya proporcionada a la pregunta ontológica; es decir, ahora
es imposible postular una relación cualquiera. Así que, por ejemplo, si se supone la existencia
de una realidad, entonces la postura de quien conoce debe ser de distanciamiento objetivo, o
libre de valores, para poder descubrir cómo son y cómo funcionan realmente las cosas. (A la
inversa, el asumir una postura objetivista implica la existencia de un mundo real acerca del
cual se puede ser objetivo).
3. La pregunta metodológica. ¿Cómo puede el investigador (el que busca conocer) arreglárselas
para averiguar si lo que él o ella cree puede ser conocido? Nuevamente, la respuesta se
encuentra limitada por las respuestas ya proporcionadas a las dos preguntas anteriores; es
decir, no es apropiada cualquier metodología. Por ejemplo, una realidad perseguida por un in-
vestigador "objetivo" exige el control de posibles factores de confusión, sean los métodos
cualitativos (digamos, de observación) o cuantitativos (digamos, análisis de covariantes). (A la
inversa, la selección de una metodología manipuladora digamos, el experimento-- implica la
capacidad de ser objetivo y un mundo real acerca del cual ser objetivo). La pregunta
metodológica no puede reducirse a una pregunta sobre los métodos; los métodos deben
adecuarse a una metodología predeterminada.
Estas tres preguntas funcionan como el eje principal alrededor del cual podemos analizar cada uno
de los cuatro paradigmas a consideración.
Ya hemos señalado que los paradigmas, como series de creencias básicas, no están abiertos a la
comprobación en ningún sentido convencional; no hay forma de elevar uno por encima del otro con
base en un criterio de qué es lo último o lo fundamental. (Sin embargo, debemos señalar que esta
circunstancia no nos condena a una postura relativista radical; ver Guba, 1992). Según nuestra
opinión, cualquier paradigma dado representa simplemente el punto de vista más informado y
sofisticado al que hayan podido llegar sus proponentes, dada la manera en que hayan elegido res-
ponder a las tres preguntas definitorias. También argumentamos que las series de respuestas dadas
son, en todos los casos, construcciones humanas; es decir, todas son invenciones de la mente
humana y por lo tanto están sujetas al error humano. Ninguna construcción es (o puede ser)
incontrovertiblemente cierta; los defensores de cualquier construcción en particular deberán basarse
en el poder de persuasión y en la utilidad de su posición, más que en pruebas tangibles, para
defender la misma.
Lo que es cierto sobre los paradigmas también es cierto sobre nuestros análisis. Todo lo que diremos
Comenzamos nuestro análisis con descripciones de las respuestas que creemos que los proponentes
de cada paradigma le darían a las tres preguntas arriba descritas. Estas respuestas (según las hemos
construido) están resumidas en el cuadro 1, que consiste en tres filas correspondientes a las
preguntas ontológica, epistemológica y metodológica, y cuatro columnas correspondientes a los
cuatro paradigmas a analizar. El término positivismo denota la perspectiva heredada que ha dominado
en el discurso formal de las ciencias físicas y sociales durante' unos 400 años, mientras que el
postpositivismo representa los esfuerzos de las últimas décadas para responder de una manera
limitada (es decir conservando básicamente la misma serie de creencias básicas) a las críticas más
problemáticas hechas al positivismo. El término teoría crítica es (para nosotros) un término amplio
que denota una serie de paradigmas alternativos, incluyendo adicionalmente (pero no limitado a) el
neomarxismo, el feminismo, el materialismo y la investigación participativa. Ciertamente, la teoría
crítica puede, a su vez, dividirse en tres categorías: postestructuralismo, postmodemismo y una
combinación de ambos. Independientemente de sus diferencias, tienen en común la innovadora
suposición de que la naturaleza de la investigación está regida por los valores: una diferencia
epistemológica. Al agrupar estas posiciones en una sola categoría, estamos estableciendo un juicio;
no vamos a tratar de hacerle justicia a los puntos de vista particulares. El término constructivismo
denota un paradigma alternativo cuya suposición novedosa es el avance del realismo ontológico al
relativismo ontológico. Estas posturas quedarán claras en la subsecuente exposición.
Es importante hacer dos advertencias. En primer lugar, aunque nos inclinamos a creer que los
paradigmas que estamos a punto de describir pueden tener algún significado incluso en el campo de
las ciencias físicas, no defenderemos aquí esa convicción. En consecuencia, se debe entender que
nuestros comentarios subsecuentes se limitan únicamente al campo de las ciencias sociales. En
segundo lugar, señalamos que, con la excepción del positivismo, los paradigmas en discusión aún
están en su etapa formativa; no se ha llegado a ningún argumento final en cuanto a sus definiciones,
significados o implicaciones, incluso entre sus proponentes. Por lo tanto, nuestra discusión debe
considerarse como tentativa y sujeta a posteriores revisiones y reformulaciones.
Primero, repasaremos las columnas del cuadro 1 para ilustrar las posiciones de cada paradigma
respecto a laso tres preguntas, para después revisar las filas, comparar y contrastar las posiciones de
los paradigmas6. Por limitaciones de espacio, nos es imposible analizar nuestras aseveraciones con
profundidad7.
6
Es poco probable que el practicante de cualquier paradigma esté de acuerdo en que nuestros resúmenes describen lo que
él o ella piensa o hace. Los científicos practicantes rara vez tienen el tiempo o la inclinación de valorar 10 que hacen en
términos filosóficos. Sin embargo, nosotros sostenemos que estas descripciones son aptas corno generalizaciones. aunque
no siempre lo sean a un nivel individual.
7
Véase T. A. Schwandt. "Constructivist. In terpretivist Approaches to Human Inquiry" (cap. 7). y J. Fiske. "Audiencing: Cultural
Análisis intraparadigmas
Columna 1: Positivismo
cómo son las cosas queda convencionalmente resumido en la forma de generalizaciones libres de
temporalidad y contexto, algunas de las cuales cobran la forma de leyes causa - efecto. En principio,
la investigación puede converger en el estado real de las cosas. Se argumenta que la postura básica
del paradigma es reduccionista y determinista (Hesse, 1980).
8
Epistemología dualista y objetivista. Se supone que el investigador y el "objeto" investigado son
entidades independientes y que el investigador es capaz de estudiar al objeto sin influenciarlo o ser
influenciado por él. Cuando se reconoce, o incluso se sospecha, alguna influencia en cualquiera de las
dos direcciones (amenazas a la validez), se utilizan varias estrategias para reducir o eliminar esa
influencia. La investigación se lleva a cabo como si fuera mediante un espejo de una sola vista. Se
evita que los valores y los prejuicios tengan alguna influencia en los resultados, siempre y cuando se
cumpla rigurosamente con los procedimientos prescritos. Los hallazgos repetibles son reales.
Metodología: experimental y manipuladora. Las preguntas y/o hipótesis son presentadas en forma de
proposiciones y se sujetan a una prueba empírica para su verificación; las condiciones que pudieran
ser causa de confusión deben ser cuidadosamente controladas (manipuladas) para evitar que los
resultados sean inapropiadamente influenciados.
Columna 2: Postpositivismo
Ontología: realismo crítico. Se supone que la realidad existe, pero sólo para ser imperfectamente
comprensible, a causa de mecanismos intelectuales humanos básicamente defectuosos y la naturaleza
fundamentalmente inexplicable de los fenómenos. La ontología es etiquetada como realismo crítico
(Cook y Campbell, 1979) a causa de la postura de los proponentes, según la cual cualquier
aseveración acerca de la realidad deberá sujetarse a un examen crítico lo más amplio posible para
facilitar la aprehensión de la realidad tan fielmente como sea posible (pero nunca a la perfección).
8
S. Lincoln (eds.) (1994). Handbook of Qualitative Research. Thousand OaJes, Sage.
Ontología: realismo histórico. Se supone que es comprensible una realidad que anteriormente era
plástica pero a la que, a lo largo del tiempo, le han dado forma un cúmulo de factores sociales,
políticos, culturales, económicos, étnico s y de género, para después quedar cristalizados
(materializados) en una serie de estructuras que ahora se consideran (inapropiadamente) reales, es
decir, naturales e inmutables. En un sentido práctico, las estructuras son reales; conforman una
realidad virtual e histórica.
Para una discusión más amplia de la teoría crítica, ver las contribuciones de Olesen, Stanfield,
Kincheloe y McLaren9.
Columna 4: constructivismo
9
V. Olesen, “Feminisms and Models of Qualitative Research" (cap. 9); J. H. stanfield U. uEthnic Modeling in Qualitative
Research" (cap. 10); J. L.
en el caso de la teoría crítica. Nuevamente, la línea punteada del cuadro 1 refleja este hecho.
Habiendo señalado brevemente las posiciones que podrían tornar los proponentes de cada paradigma
respecto a las tres preguntas definitorias, es útil n1irar las filas para comparar y contrastar aquellas
posiciones entre los varios paradigmas.
Ontología.
1. la posición del positivismo de realismo ingenuo, al suponer una realidad externa objetiva
sobre.l cual pueden converger las investigaciones, al
2. realismo crítico del postpositivismo, que aún supone una realidad objetiva pero que acepta que
sólo se le puede comprender imperfecta y probabilísticamente, al
3. realismo histórico de la teoría crítica, que supone una realidad comprensible que consiste en
estructuras históricamente situadas que son, en la ausencia del "insight", tan limitantes como
si fueran reales, al
4. relativismo del constructivismo, que supone realidades sociales múltiples, comprensibles y, en
ocasiones, opuestas, que son producto del intelecto humano, pero que .pueden cambiar al
volverse sus constructores más informados y sofisticados.
Epistemología
Señalamos el avance de
1. la suposición dualista y objetivista del positivismo que permite al investigador determinar cómo
son y cómo funcionan realmente las cosas, a
2. la suposición dualista/objetivista modificada del postpositivismo, según la cual es posible
10
T. A. Schwandt, "Constructivist, Interpretivist Approaches to Human Inquiry" (cap. 7) en N. K. Denzin e Y. S. Lincoln (eds.)
(1994), Handbook
Kincheloe y P. L. McLaren, "Rethinking Critical Theory and Qualitative Research" (cap. 8). Cada uno de estos capítulos están
en N. K. Denzin e Y. S. Lincoln (eds.) (1994), Handbook of Qualitative Research, Thousand Oaks, Sage.
La teoría crítica y el constructivismo se distinguen más de los otros dos paradigmas en sus posiciones
epistemológicas.
Metodología
Señalamos el avance de
No pueden hacerse a un lado las diferencias entre las suposiciones de los paradigmas como si se
tratara de meras diferencias "filosóficas"; implícita o explícitamente, estas posiciones tienen
consecuencias importantes en la conducción práctica de una investigación, así como también en la
interpretación de los hallazgos y la elección de políticas. Hemos decidido discutir estas consecuencias
Los ítems en el cuadro 2, que consiste en cuatro columnas que corresponden a los cuatro paradigmas
y diez filas que corresponden a los diez problemas, resumen nuestra interpretación de las principales
implicaciones. El lector notará que los primeros cuatro problemas (objetivo de la investigación,
naturaleza del conocimiento, acumulación de (conocimiento y criterios de calidad) se encuentran entre
los que los positivistas y postpositivistas consideran más importantes; por lo tanto, son los problemas
respecto a los cuales se ataca más a los paradigmas alternativos. Los problemas quinto y sexto
(valores y ética) son problemas que todos los paradigmas consideran importantes, aunque las,
respuestas convencional y alternativa son bastante distintas. Finalmente, los últimos cuatro problemas
(voz, entrenamiento, conciliación y hegemonía) son aquellos que los proponentes alternativos consi-
deran de mayor importancia; representan áreas en las cuales la perspectiva heredada es considerada
como particularmente vulnerable. Los Ítems en el cuadro están basados sólo parcialmente en
posturas públicas, ya que no todos los problemas han sido tratados por los proponentes de todos los
paradigmas. Por lo tanto, en algunos casos hemos proporcionado ítems que creemos son la
consecuencia lógica a partir de las posturas metafísicas (ontológicas, epistemológicas y
metodológicas) básicas de los paradigmas. Por ejemplo, el problema de la voz rara vez es tratado di-
rectamente por los positivistas o postpositivistas, pero creemos que el ítem "científico desinteresado"
es el que sería proporcionado por estos proponentes si se les desafiara en este respecto.
Una diferencia inmediatamente clara entre el cuadro 1 y el cuadro 2 es que mientras en el primer
caso era posible registrar un ítem distinto para cada celda, en el caso del cuadro 2 hay mucho
traslape entre filas, particularmente con respecto a las columnas positivista y postpositivista. De
hecho, aun para aquellos problemas en los cuales son distintos los ítems de las dos columnas, las
diferencias parecen ser menores. En contraste, uno puede notar las principales diferencias entre estos
dos paradigmas y los paradigmas de la teoría crítica y el constructivismo, que también tienden a
diferenciarse entre sí. A continuación, presentamos estos problemas en forma de pregunta.
Positivismo. El conocimiento consiste en hipótesis verificadas que pueden ser aceptadas como hechos
o leyes.
Teoría critica. El conocimiento no se acumula en un sentido absoluto; más bien crece y se transforma
mediante un proceso dialéctico de revisión histórica que va erosionando continuamente la ignorancia
y los conceptos erróneos y lleva a un incremento de “insights" más informados. Se pueden plantear
generalizaciones cuando la combinación de circunstancias y valores sociales, políticos, culturales,
económicos, étnico s y de género son similares en distintos escenarios.
Fila 4: ¿ Cuáles son los criterios apropiados para juzgar la calidad o validez de una investigación? .
Positivismo y postpositivismo. Los criterios apropiados son las tradiciones convencionales del "rigor";
la validez interna (isomorfismo de los hallazgos con la realidad), la validez externa (capacidad de
generalización), la veracidad (en el sentido de estabilidad), y la objetividad (un observador distante y
neutral). Estos criterios dependen de la postura ontológica realista; sin esa suposición, el isomorfismo
de los hallazgos con la realidad no puede tener ningún sentido, es imposible plantear una generali-
zación estricta dentro de una población madre, no puede evaluarse la estabilidad para la investigación
de un fenómeno si el fenómeno mismo está sujeto a cambios, y no se puede lograr una objetividad,
ya que no hay nada de lo cual "distanciarse".
Teoría crítica. Los criterios apropiados son la colocación histórica de la investigación (e.i., que tome en
cuenta los antecedentes sociales, políticos, culturales, económicos, étnicos y de género de la situación
estudiada), el grado al cual la investigación actúa para erosionar la ignorancia y los conceptos
erróneos, el grado al cual proporciona un estímulo para la acción, es decir para la transformación de
la estructura existente.
Constructivismo. Se han propuesto dos series de criterios: la fidelidad de los criterios de .credibilidad
(paralelamente a la validez interna), la transferenciabilidad (paralelamente a la validez externa), la
confiabilidad (paralelamente a la veracidad) y la posibilidad de contaminación (paralelamente a la
objetividad) (Guba, 1981; Lincoln y Guba, 1985); y el criterio de justicia en cuanto a autenticidad, la
autenticidad ontológica (que aumenta las construcciones personales), la autenticidad educativa (que
lleva a una mejor comprensión de las construcciones de los demás), la autenticidad catalítica (que
estimula a la acción), y la autenticidad táctica (que da poder a las acciones) (Guba y Lincoln, 1989).
La primera serie representa un esfuerzo por resolver el problema de la calidad en el constructivismo;
aunque estos criterios han sido bien recibidos, su paralelismo con los criterios positivistas los hace
sospechosos. La segunda serie se traslapa hasta cierto punto, con los criterios de la teoría crítica, pero
los trasciende, particularmente los criterios de autenticidad ontológica y autenticidad educativa. Sin
embargo, en el constructivismo el problema de los criterios de calidad no está bien resuelto y hacen
falta más críticas.
Positivismo y post positivismo. En estos dos paradigmas los valores están específicamente excluidos;
de hecho se dice que el paradigma está "libre de valores" en virtud de su postura epistemológica. Se
considera a los valores como variables que son fuente de confusión y no se les debe permitir jugar
ningún papel en una investigación putativamente objetiva (aun cuando, en el caso del
postpositivismo, la objetividad es únicamente un ideal regulador).
11
R. E. Stake, “Case Studies” (Cap 14), en N. K. Denzin e Y. S. Lincoln (eds.) (1994), Handbook of Qualitative Research,
Thousand Oaks, Sage.
Teoría crítica y constructivismo. En estos dos paradigmas los valores tienen su lugar; se les considera
como ineluctables en la formación (o creación, en el caso del constructivismo) de los resultados de las
investigaciones. Además, aun si fuera posible, no se considera tolerable la exclusión de los valores.
Excluidos sería adverso para el público sin poder o "en riesgo", cuyas construcciones originales (emic)
merecen la misma consideración que las de otros públicos más poderosos y las del investigador (etic).
El constructivismo, que considera al investigador como director y facilitador del proceso de
investigación, tiende a hacer un mayor énfasis en esté punto que la teoría crítica, que suele colocar al
investigador en un papel más autoritario.
Positivismo y post positivismo. En estos dos paradigmas la consideración ética es muy importante y
los investigadores la toman muy en serio, pero es extrínseca. al proceso de investigación en sí. Por lo
tanto, el comportamiento ético se observa formalmente mediante mecanismos externos, como los
códigos de conducta profesional y los comités. Además, la ontología realista subyacente a estos
paradigmas proporciona una inclinación hacia la utilización del engaño que, según se argumenta en
ciertos casos, es necesaria para determinar cómo realmente funcionan las cosas o en aras de algún
"bien social mayor" o alguna "verdad más clara" (Bok, 1978, 1982; Diener y Crandall, 1978).
Teoría crítica. La ética es más intrínseca en este paradigma, como lo sugiere el intento de erosionar la
ignorancia y los conceptos erróneos, y de tomar totalmente en cuenta los valores y la situación
histórica en el proceso de investigación. Así pues, hay una inclinación moral hacia que el investigador
sea revelador (en el riguroso sentido de "consentimiento informado") más que engañoso. Por
supuesto, estas consideraciones no impiden el comportamiento no ético, pero sí proporcionan algunas
barreras de procedimiento que lo hacen más difícil.
Constructivismo. La ética también es intrínseca a este paradigma por la inclusión de los valores de los
que participan en la investigación (comenzando por las construcciones existentes del que responde y
avanzando hacia una mayor información y sofisticación en sus construcciones, así como en la
construcción del investigador). Hay un incentivo (una inclinación hacia el proceso) para la revelación;
ocultar las intenciones del investigador es contrario al propósito de develar y mejorar las
construcciones. Además, la metodología hermenéutica/dialéctica en sí misma proporciona una
salvaguarda fuerte, mas no infalible, contra el engaño. Sin embargo, la cercanía en las interacciones
personales que exige la metodología puede producir problemas especiales y a menudo complicados
de confidencialidad y anonimato, así como otras dificultades interpersonales (Guba y Lincoln, 1989).
Fila 7: ¿Cuál "voz” se refleja en las actividades del investigador, particularmente aquellas orientadas al
cambio?
Positivismo y postpositivismo. La voz del investigador es la del científico desinteresado que informa a
quienes toman decisiones, a los políticos y a los agentes de cambio, que utilizan esta información
científica de manera independiente, al menos en parte, para dar forma, explicar y justificar acciones y
políticas, y para cambiar propuestas.
Teoría crítica. La voz del investigador es la de un "intelectual transformador" (Giroux, 1988) que ha
expandido su conciencia y por lo tanto está en posición de enfrentar la ignorancia y los conceptos
erróneos. El cambio es facilitado al desarrollar los individuos una percepción más aguda ("insight")
sobre el estado actual de las cosas (la naturaleza y grado de su explotación) y al sentirse estimulados
a actuar sobre ello.
Fila 8: ¿ Cuáles son las implicaciones de cada paradigma para el entrenamiento de investigadores
novatos?
Post positivismo. Los novatos se entrenan de maneras paralelas a las del positivismo, pero agregando'
métodos cualitativos, con frecuencia con el propósito de aminorar los problemas señalados en los
primeros párrafos de este capítulo.
Teoría crítica y constructivismo. Los novatos primero deben ser resocializados de su temprana y
generalmente intensa exposición a la perspectiva heredada de la ciencia. Esa resocialización no puede
lograrse sin una educación cabal sobre las posturas y técnicas del positivismo y el postpositivismo. Los
alumnos deben llegar a apreciar las diferencias entre los paradigmas (resumidos en el cuadro 1) y, en
ese contexto, dominar los métodos tanto cuantitativos como cualitativos. El primero es esencial por su
papel al llevar a cabo las metodologías dialógica/dialéctica o hermenéutica/dialéctica; el segundo,
porque puede jugar un importante papel informativo en todos los paradigmas. También se les debe
ayudar a entender la historia y estructura social, política, cultural, económica, étnica y de género que
sirven como escenario para sus investigaciones, y a incorporar a su trabajo los valores de altruismo y
de dar poder.
Fila 9: ¿Deben estar necesariamente en conflicto estos paradigmas? ¿Es posible acomodar estas
visiones diferentes dentro de un solo marco conceptual?
Positivismo y post positivismo. Los proponentes de estos dos paradigmas, dada su orientación
fundamental, adoptan la posición de que todos los paradigmas se pueden acomodar, es decir que
existe o existirá alguna estructura racional en común que pueda utilizarse como punto de referencia
para resolver todos los problemas de diferencia. La postura es reduccionista y presupone la posibilidad
de una comparación punto por punto (conmensurabilidad), tema acerca del cual siguen habiendo
muchos desacuerdos.
Teoría crítica y constructivismo. Los proponentes de estos dos paradigmas están de acuerdo al afirmar
la inconmensurabilidad elemental de los paradigmas (aunque concordarían en que el positivismo y el
postpositivismo son conmensurables, y probablemente concordarían en que la teoría crítica y el
constructivismo también lo son). Se considera que las creencias básicas de los paradigmas son
esencialmente contradictorias. Para los constructivistas, o existe una realidad, o no existe (aunque
uno podría querer resolver este problema considerando de forma diferente a la naturaleza física
contra la humana) y, por lo tanto, el constructivismo no puede acomodarse de una manera lógica al
positivismo / postpositivismo, del mismo modo que, digamos, la idea de que la tierra es plana no
puede encajar lógicamente con la idea de que la tierra es redonda. Para los teóricos críticos y los
constructivistas la investigación o está libre de valores, o no lo está; nuevamente, un acomodo lógico
parece ser ciertamente imposible. El realismo y el relativismo, el estar libre o atado a los valores, no
pueden coexistir en ningún sistema metafísico internamente coherente, cuya condición de coherencia
se estipula ser esencialmente respondida por .cada uno de los paradigmas propuestos. La solución de
este dilema necesariamente deberá esperar al surgimiento de un metaparadigma en relación al cual
los paradigmas más antiguos y "acomodados" se volverán no menos reales, sino sencillamente
irrelevantes.
Fila 10: ¿ Cuál de los paradigmas ejerce una hegemonía por encima de los demás? Es decir, ¿ cuál
tiene una
influencia predominante? .
Positivismo y postpositivismo. Los proponentes del positivismo - obtuvieron la hegemonía durante los
últimos siglos, al abandonarse los más antiguos paradigmas aristotélico y teológico. Pero en laS
últimas décadas el manto de la hegemonía ha caído sobre los hombros de los postpositivistas, los
herederos "naturales" de los positivistas. Los postpositivistas (y de hecho muchos positivistas
residuales) tienden a controlar las fuentes de información, las fuentes de financiamiento, los
mecanismos de promoción y tenencia, los comités de disertación y otras fuentes de poder e in-
fluencia. Al menos hasta 1980, eran el grupo "en boga", y siguen representando la voz más fuerte en
la toma de decisiones profesionales.
Teoría critica y constructivismo. Los proponentes de la teoría crítica y el constructivismo aún están en
la búsqueda de reconocimiento y de vías de participación. Durante la última década se ha vuelto más
y más posible su aceptación, como se puede ver en la reciente inclusión de ensayos relevantes en
revistas y reuniones profesionales, el desarrollo que nuevos medios de difusión, la creciente
aceptabilidad de disertaciones "cualitativas", la inclusión de guías cualitativas por parte de algunas
agencias y programas de financiamiento, etcétera. Pero lo más probable es que la teoría crítica y el
constructivismo continúen jugando un papel secundario, aunque importante y cada vez más
influyente, en el futuro cercano.
Conclusión
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