Thomas Kuhn, Las Revoluciones Científicas y La Economía

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Thomas Kuhn, las revoluciones científicas y la economía

Pregunta

“Hola, Dante. En mi carrera estoy llevando algunos tópicos de Epistemología y, sabiendo que
usted es economista y que también ha escrito bastante sobre filosofía, quería hacerle algunas
consultas:
1) ¿Qué concepto tiene de Thomas Kuhn y su obra La Estructura de las Revoluciones Científicas?
2) ¿Cómo afecta la ciencia al desarrollo de la economía?
3) ¿Cómo afecta la economía al desarrollo de la ciencia?
Agradezco desde ya el tiempo que pueda tomarse para responder a mis inquietudes. Saludos”.

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Respuesta de Dante A. Urbina

Oh, la Epistemología… uno de los saberes más importantes, y descuidados. Bien, paso a
responder tus consultas:

1) “¿Qué concepto tiene de Thomas Kuhn y su obra La Estructura de las Revoluciones Científicas?”:
Thomas Kuhn es uno de los grandes epistemólogos del siglo XX, junto con Karl Popper e Imre
Lakatos (y yo agregaría a Paul Feyerabend). Kuhn es un excelente ejemplo de que ser un
filósofo tiene que ver más con la profundidad y amplitud del pensamiento que con un título
académico. En efecto, a pesar de no tener estudios formales de filosofía (más bien era Doctor en
Física por la Universidad de Harvard, lo cual desde ya lo ponía en una posición privilegiada
para el análisis epistemológico) hizo aportes extraordinarios a la misma y por ello se lo puede
llamar con toda propiedad filósofo (¿o alguien negaría dicho título a Sócrates, Platón o
Aristóteles por el simple hecho de no tener un diploma universitario?). Los planteamientos de
Kuhn se encuentran básicamente recogidos en su famosa obra La Estructura de las Revoluciones
Científicas (1). Contrariamente a la visión esencialista que muchos manejan de la ciencia de
acuerdo con la cual esta se desarrollaría únicamente en el mundo del “puro conocimiento” y
tendría un progreso acumulativo y lineal, Kuhn aborda la cuestión desde una perspectiva más
amplia y abierta mostrando que la ciencia se desarrolla siempre y necesariamente en un
contexto histórico y sociológico que la condiciona no solo externamente sino también desde
dentro siendo que el avance científico sería disruptivo y cíclico. Esto último se da en virtud de
lo que Kuhn llama “paradigmas”. Un paradigma es un “corpus” de conocimiento que se
constituye como una especie de “marco teórico” asumido por una determinada comunidad
científica. Cuando un paradigma se encuentra bien establecido y es ampliamente compartido, se
lo denomina “ciencia normal”. Pero sucede que los paradigmas no son eternos pues ninguno
explica de modo absolutamente perfecto la realidad. Los aspectos de la realidad que
contradicen lo planteado o predicho por el paradigma se conocen como “anomalías”. Y cuando
se acumulan muchas anomalías y estas son percibidas, especialmente por los científicos más
jóvenes (los viejos tienden a ser más “conservadores” y se aferran más al paradigma dominante
en que se formaron), se da una “revolución científica” en términos de un “cambio de
paradigma” donde el paradigma anterior, que constituía la “ciencia normal”, es reemplazado
por el paradigma nuevo el cual, eventualmente, se convertirá en una “nueva ciencia normal” y
se repetirá el proceso indefinidamente: he ahí la estructura del avance científico que plantea
Kuhn. Para ilustrarlo con un ejemplo, tenemos el caso de Albert Einstein, quien fue protagonista
de un “cambio de paradigma” al revolucionar la comprensión de la física con su teoría de la
relatividad. Inicialmente encontró mucha oposición por parte de los físicos que se aferraban al
paradigma tradicional del mecanicismo newtoniano y sus ideas se consideraban una
extravagancia, pero hoy en día, luego de la “revolución científica” sus ideas se consideran como
parte de nuestra “ciencia normal” la cual, a su vez, ya está siendo problematizada (sigue abierto
el problema de cómo conciliar el esquema de la relatividad con la mecánica cuántica). Todo esto
es muy interesante y varios de los planteamientos de Kuhn me parecen un gran aporte, aunque,
a decir verdad, en lo que se refiere a la cuestión del desarrollo de la ciencia soy más cercano a
Imre Lakatos y su planteamiento sobre los “programas de investigación científica” (2).

2) “¿Cómo afecta la ciencia al desarrollo de la economía?”: La palabra “economía” puede entenderse


de dos modos: como estudio teórico (por ejemplo, cuando alguien dice “Voy a llevar un curso
de Economía”) y como fenómeno de la realidad (por ejemplo, cuando en los noticieros
escuchamos cosas como “la economía está yendo mal”). Esta es una ambigüedad del idioma
español (en el inglés, en cambio, no se da esto porque se tienen dos palabras distintas para los
significados respectivos: economics y economy). En vista de eso, para cubrirlo todo, daré mi
respuesta en los dos niveles. En cuanto a la economía entendida como estudio teórico encuentro
que la teoría económica dominante, la neoclásica, no ha tenido mayores cambios pese a que
muchas otras ciencias afines a ella como la psicología, sociología, neurobiología, ciencia política,
etc. han generado avances importantes en aspectos que son relevantes a la propia economía. Es
realmente un “escándalo epistemológico” que la teoría económica que se enseña en las
universidades de prácticamente todo el mundo siga prácticamente con el mismo esquema que
se tenía a fines del siglo XIX (¿alguien concebiría que suceda eso con la física o la sociología?).
La teoría económica neoclásica ha devenido en una “teoría autista” que no avanza pese a que
hay importantes avances en muchas otras ramas relacionadas. De otro lado, en cuanto a la
economía como fenómeno de la realidad tenemos que la ciencia es clave para su desarrollo.
Como han demostrado acabadamente los economistas del crecimiento, un factor determinante en
el mismo es el avance tecnológico. ¿Y qué es la tecnología? Pues simplemente ciencia aplicada.
De este modo, si avanza la ciencia, hay más posibilidades de aplicación y ello incide sobre el
desarrollo económico. O sea: hay una relación directa entre avance científico y crecimiento
económico (“desarrollo” es una categoría más amplia y respecto de ello no haría asociaciones
deterministas).

3) “¿Cómo afecta la economía al desarrollo de la ciencia?”: Para responder, nuevamente haré la


distinción entre “economía” como corpus teórico y como fenómeno práctico. En el primer
sentido, encuentro que, si nos circunscribimos al paradigma dominante (hay visiones
alternativas, pero no se les da tanto espacio), la teoría económica prácticamente no contribuye al
desarrollo general de la ciencia porque está encerrada en su propio esquema matemático
determinista con supuestos altamente irrealistas y arbitrarios. Puede sonar duro, pero, de
hecho, he escrito un libro entero para justificar ese juicio (3). La teoría económica convencional
prácticamente no tiene relevancia en el mundo real (que no es lo mismo que decir que sus
conceptos, separados del corsé de la teoría, no puedan tener alguna relevancia). La mayor
demostración de ello es que los empresarios, que en su momento estudiaron uno que otro
cursito de microeconomía neoclásica en la universidad, no aplican ese esquema en su ejercicio
emprendedor y profesional (si se diera más espacio a otros paradigmas como el neo-
schumpeteriano, otra sería la historia). Ahora, en cuanto a la economía entendida como
fenómeno práctico, la misma resulta clave para el desarrollo de la ciencia. Como sabe todo
economista, “nada es gratis”, y la ciencia tiene sus costos. como bien señalaba Kuhn, la ciencia
no se da en una esfera de cristal del “conocimiento puro”, sino en un contexto social más
complejo y allí la dirección de la economía y la forma en que se distribuyen los recursos resulta
clave. El hecho de que unas ciencias avancen más que otras tiene que ver no solo con cuestiones
de teoría y experimentos sino también de financiamiento, intereses y posibilidades de
aplicaciones que generen rentabilidad económica. El desarrollo de la ciencia está condicionado
por la economía, eso es innegable.
Referencias:
1. Thomas Kuhn, The Structure of Scientific Revolutions, University of Chicago Press, Chicago,
1962.
2. Imre Lakatos, The Methodology of Scientific Research Programmes, Cambridge University Press,
Cambridge, 1978.
3. Dante A. Urbina, Economía para Herejes: Desnudando los Mitos de la Economía Ortodoxa, Ed.
CreateSpace, Charleston, 2015. (http://danteaurbina.com/economia-para-herejes/)

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