0% encontró este documento útil (0 votos)
25 vistas6 páginas

Tarea de Derecho Romano. Miguelainer

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1/ 6

Nombre : Miguelainer Rijo Soto.

Apellidos: Rijo Soto.


Matrícula: LR-20-30439.
Materia. : Derecho Romano.
Maestro : Jesús Martínez de la cruz.
Trabajo de : Trabajo legislativo Justiniano.
Trabajo legislativo Justiniano.
Justiniano debe su celebridad universal a su obra legislativa, que sobresale
por su
amplitud. El emperador, según sus propias expresiones, “no sólo debe ser
célebre por las armas, sino también estar armado de leyes para hallarse
en estado de gobernar, tanto en tiempo de paz como en tiempo de
guerra. Debe ser el protector poderoso de la ley, así como el triunfador de
los enemigos vencidos”

Es Dios quien da a los emperadores el derecho de hacer e interpretar las


leyes, y por tanto, Justiniano piensa que un emperador debe ser un
legislador y considera ese derecho como santificado por la divinidad. Pero
a Justiniano le impulsaron igualmente preocupaciones de orden práctico.
Dábase, en efecto, perfecta cuenta del estado anárquico de la legislación
romana en su época.

En el período del Imperio romano pagano, donde el poder legislativo


estaba por entero en manos del emperador, la única forma de legislación
consistía en publicar
constituciones imperiales, llamadas leyes o reglamentos legislativos
(leges). En cambio, el conjunto de leyes creadas por una legislación más
antigua había recibido el nombre de ius vetus o de ius antiquum.

A partir de mediados del siglo III de J.C., la jurisprudencia sufrió una rápida
decadencia. Los trabajos jurídicos se limitaron a meras compilaciones
destinadas a ayudar a los jueces, incapaces de estudiar toda lainnecesaria
literatura jurídica, dándoles colecciones de extractos de las constituciones
imperiales y de las obras de juristas antiguos de renombre universal. Pero
esas colecciones eran privadas y sin valor oficial alguno, y así, en la
práctica, el juez debía apelar a todas las constituciones imperiales y a toda
la literatura clásica, tarea muy superior a las humanas facultades.

No debe olvidarse que no había órgano central que asegurase la


publicación de las constituciones imperiales. Estas, creciendo en número
de año en año, dispersas en diversos archivos, eran muy difíciles de
utilizar, tanto más cuanto que los nuevos edictos frecuentemente abolían
o modificaban los anteriores.

Todo esto explica la aguda necesidad que se sentía de reunir los edictos
imperiales en un corpus accesible a quienes debían utilizarlos. Ya sabemos
que antes de Justiniano se había hecho mucho en ese sentido. En su obra
legislativa propia, Justiniano fue muy auxiliado por las compilaciones
precedentes, a saber, el Codex Gregorianus, el Codex Hermogenianus y el
Codex Theodosianus. Además, para hacer más fácil el empleo de las obras
clásicas, esto es, del ius vetus, Teodosio II y su contemporáneo en
Occidente, Valentiniano III, habían dado un decreto reservando el carácter
de autoridad jurídica suprema a las obras de los cinco jurisconsultos más
famosos. De lo demás autores podía prescindirse. Pero esto sólo era
resolver el problema en apariencia. Por ende, en las obras de los cinco
juristas escogidos era difícil encontrar decisiones adecuadas a un caso
dado, ya que los jurisconsultos se contradecían a menudo y las
condiciones de la vida habían cambiado, con lo que las soluciones
propuestas por los juriconsultos clásicos resultaban caducas a veces. En
suma, se sentía la necesidad de una revisión, oficial y completa, de todo el
sistema jurídico; era menester examinar su desarrollo a través de los
siglos.

En los códigos precedentes no se habían reunido sino disposiciones


imperiales de
cierta época. En aquellas compilaciones no se mencionaban las obras
jurídicas. Justiniano emprendió un enorme trabajo legislativo, que
consistió en compilar todas las constituciones imperiales promulgadas
hasta su época, las cuales hizo fijar en un Código, y en la revisión de todos
los antiguos escritos jurídicos. El auxiliar principal del emperador en esta
tarea, y el alma de la empresa, fue Triboniano.

La labor avanzó con rapidez pasmosa. En febrero de 528 el emperador


reunió una
comisión de diez peritos, entre ellos Triboniano, “brazo derecho del
emperador en su gran empresa legislativa y probablemente su inspirador
hasta cierto punto” (Bury), y Teófilo, profesor de Derecho en
Constantinopla. La comisión había de revisar los tres códigos anteriores, y
suprimir todo lo caído en desuso, así como ordenar las constituciones
imperiales promulgadas después del Código de Teodosio.

Los resultados de todos aquellos trabajos debían ser codificados en una


compilación. En abril de 529 el Código de Justiniano —Codex Iustinianus—
fue publicado. Se dividía en diez libros, que contenían las disposiciones
promulgadas desde Adriano hasta la época de Justiniano, y pasó a ser la
única colección de leyes obligatoria para todo el Imperio, suprimiéndose
así los tres códigos anteriores.

Si la elaboración del Código de Justiniano fue muy facilitada por los


códigos anteriores, el trabajo de revisión del ius vetus perteneció
exclusivamente al emperador.

En 530 Triboniano fue encargado de reunir una comisión revisora de todos


los jurisconsultos clásicos, a efectos de practicar extractos, eliminar todo
lo caduco, suprimir todas las contradicciones y clasificar en un orden
determinado el conjunto de materiales reunidos. Para ejecutar tal tarea, la
comisión hubo de leer y estudiar unos dos mil libros, que encerraban más
de tres millones de líneas. Tan igantesco trabajo, cuya realización, según
expresiones del propio Justiniano, “antes de darse orden de hacerla, no
había sido esperada ni juzgada humanamente posible por nadie en el
mundo” y “libró todo el ius vetus de una palabrería superflua”, se terminó
en tres años. El nuevo Código se publicó el 533 y entró en vigor en
seguida, siendo conocido por el Digesto olas Pandectas (“Digesta”,
“Pandectae”).

A pesar de la importancia de tal obra, ha de reconocerse que la prisa que


presidió su ejecución hizo el trabajo defectuoso en ciertos aspectos. Se
hallan allí gran número de repeticiones, contradicciones y decretos caídos
en desuso. Además, merced a la libertad absoluta que se dejó a la
comisión la facultad para abreviar, interpretar y condensar lostextos, se
comprueba en los resultados finales cierta arbitrariedad y a veces incluso
una deformación de los textos antiguos.

En la obra hubo una completa ausencia de unidad. De esto se deriva el


que los jurisconsultos del siglo XIX, que daban mucha importancia a la
legislación clásica romana, juzgaran con extrema severidad el Digesto de
Justiniano. Pero hemos de reconocer que esa obra, a pesar de sus
numerosas imperfecciones, prestó en la práctica grandes servicios.
Además, ha conservado a la posteridad un rico material extraído de las
obras de los jurisconsultos clásicos romanos que de otro modo no nos
hubiesen llegado hoy.
Justiniano obtuvo gran fama a raíz de sus reformas legislativas, y en
especial a raíz de la revisión y compilación de todo el Derecho romano.
[59] Partiendo de la premisa de que la existencia de una comunidad
política se fundaba en las armas y las leyes, Justiniano prestó especial
atención a la legislación y pasó a la posteridad por ser el inspirador
del Corpus iuris civilis. La intención de este código era recopilar una serie
de leyes de la jurisdicción romana y armonizarla todo lo posible con
la cristiana a fin de crear un Imperio homogéneo. Su pensamiento
circundó, durante toda su actividad como emperador, en la idea del poder
imperial sustentado por la gracia divina, es decir, que el emperador era el
representante de Dios sobre la Tierra.
La monumental compilación del derecho romano, realizada al inicio del
reinado del Emperador (años 528 a 534) en lengua predominantemente
latina, concluye la evolución jurídica del derecho de Roma. Sobre ella se
efectuarán los renacidos estudios romanísticos, a partir del siglo XI, y se
fundará la recepción del derecho romano en los países greco-latinos y en
Alemania.

La totalidad de la obra legislativa de Justiniano se conoce hoy en día como


el Corpus iuris civilis. Está compuesto por el Codex Iustinianus,
el Digesto o Pandectas, las Institutas y las Novellae.
Las Institutas de Justiniano serán la conclusión de reiterados intentos
previos en reunir el derecho vigente en un cuerpo legal, recogiendo tanto
las leges como los iura. Colaborarán en tal emprendimiento las escuelas
de Berito y Constantinopla, a través de juristas integrantes de ellas.[60]
CódigoEditar
Por la constitución Haec Quae Necessario, del 13 de febrero de 528, el
emperador Justiniano nombra una comisión a la que le encarga realizar un
código, utilizando los anteriores
(Gregoriano, Hermogeniano y Teodosiano), así como las constituciones
posteriores.
Tenían la facultad de modificar las constituciones reuniendo varias en una,
o dividiéndolas conforme a las materias, según hubieran sido derogadas o
no respondieran a las necesidades. La tarea fue breve y se publicó el
Código el 9 de abril del año 529 (constitución Summa Reipublicae),
entrando en vigencia siete días después. No obstante, cinco años más
tarde fue modificado por haber quedado anticuada la primera
recopilación de las leyes. El código de 529 es conocido como Codex Verus.
El nuevo código (Codex Novis o Codex Iustinianus Repetitae Praelectionis)
está dividido en 12 libros, los que a su vez se subdividen en títulos.
Algunas constituciones están redactadas en griego, siendo la más antigua
la del emperador Adriano.
El primer libro trata de derecho eclesiástico y público en general; del
segundo al octavo de derecho privado; el noveno de derecho penal y el
procedimiento correspondiente; los últimos de derecho administrativo. Al
sancionarse el código del año 529, se dispuso la prohibición de recurrir a
códigos y novelas anteriores. Así, en la constitución Códice confirmando,
Justiniano dispone:

Es un tratado elemental de derecho destinado a la enseñanza dirigida a la


juventud ávida de estudiar leyes. Esta obra debía allanar las dificultades
que por el volumen y la complejidad del Digesto impedían el estudio de las
instituciones jurídicas, directamente de las Pandectas. Reemplazando
obras utilizadas por entonces, especialmente las Institutas de Gayo.
Antes de concluirse el Digesto, la comisión dio término a la tarea, que fue
publicada el 21 de noviembre de 533 mediante la
constitución Imperatoriam Maiestatem. Por la constitución Tanta, junto al
Digesto, se estableció la vigencia de las Institutas a partir del 30 de
diciembre de 533.
Para las Institutas se basaron en obras elementales de la jurídica clásica y
postclásica, como las Institutas de Gayo, las de Marciano, Ulpiano y
Florentino.
Su contenido era obligatorio para los ciudadanos romanos y resulta ser
fuente real de derecho.

Están divididas en cuatro libros, abordando los temas esenciales del arte
jurídico: las personas, las cosas y las acciones.

También podría gustarte