Julieta Clara Gomez
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Artículos
Resumen
La evaluación de la calidad en la educación universitaria constituye un tema central de la agenda edu-
cativa. Ya en los años noventa, en América Latina, se observó un crecimiento del estudiantado universita-
rio, una disparidad en la calidad de la educación ofrecida y, simultáneamente, una disminución del gasto
público destinado a este sector. En ese contexto se establecieron diferentes procesos de regulación de la
educación superior. En Argentina, a través de la sanción de la Ley de Educación Superior de 1995.
En este trabajo se pretende explorar la manera en que los mecanismos de evaluación y acreditación
implementados impactaron en la calidad del sistema universitario argentino.
Palabras clave: Educación superior; Calidad educativa; Evaluación; Acreditación.
Abstract
The quality assessment in higher education is a central theme of the educational agenda. Already in the
nineties, Latin America, growth of university students, a disparity in the quality of education offered and
simultaneously reduced public sector spending was observed. In this context different regulatory processes
of higher education were established. In Argentina, through the enactment of the Higher Education Act
1995.
This paper aims to investigate how the processes of evaluation and accreditation implemented have
impacted the quality of Argentine university system.
Key words: Higher education; Quality of education; Evaluation mechanisms; Accreditation processes.
1 Maestrando en Políticas y Administración de la Educación (UNTREF). En curso. Especialista en Gestión y Evaluación de Instituciones Educativas
(UNTREF). Egresada 2014. Profesora de Sociología (UBA). Egresada 2010. Licenciada en Sociología (UBA). Egresada 2008 (Diploma de Honor).
1. Introducción
2. La Metodología
La elección de los casos se realizó teniendo en cuenta que las instituciones universi-
tarias seleccionadas cuentan con carreras de grado que han sido declaradas de interés
público y carreras que no han sido alcanzadas por el artículo 43º de la LES, que también
cuentan en su oferta académica con carreras de posgrado que han atravesado los pro-
cesos de acreditación y que ambas universidades han realizado el proceso de evaluación
institucional, al menos una vez.
El caso 1 es una Universidad Nacional creada con anterioridad a la Ley de Educación
Superior y está ubicada en el noroeste del país. La Universidad bajo análisis es la única en
su provincia. Cuenta con cinco facultades, una de las cuales tiene en su oferta académica
carreras declaradas de interés público y cuatro unidades académicas que no cuentan con
carreras que hayan sido alcanzadas por el artículo 43º de la LES. La Universidad también
cuenta en su oferta académica con carreras de posgrado que atraviesan regularmente los
procesos de acreditación. Además, la universidad ha realizado el proceso de evaluación
institucional en el año 2012.
El caso 2 es un instituto universitario de gestión privada creado con posterioridad a
la Ley de Educación Superior, ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Cuenta
con dos unidades académicas, una dedicada exclusivamente a la investigación y otra a la
enseñanza, esta ultima en su oferta académica cuenta con carreras declaradas de interés
público que conviven con carreras que no han sido alcanzadas por el artículo 43º de la LES
y con carreras de posgrado que atraviesan regularmente los procesos de acreditación. El
instituto universitario bajo análisis ha finalizado su primer proceso de evaluación insti-
tucional en el año 2008 (ligado al proceso de reconocimiento definitivo) y ha presentado
ante la CONEAU su segundo informe de autoevaluación institucional en el año 2015.
Ruiz (2009) advierte que la noción de reforma se ha instalado con fuerza política e
intelectual en los países latinoamericanos en las últimas décadas y que los procesos de
reformas estructurales del Estado, con reducciones en la administración pública central y
modificaciones en los estilos de conducción e intervención dieron encuadre político a las
reformas que afectaron a la educación en contextos políticos de recomposición de dere-
cha. En el caso argentino, la reforma se produjo a través de la Ley Federal de Educación
sancionada en 1993 y de la Ley de Educación Superior del año 1995.
En un documento oficial, La CONEAU y el Sistema Universitario Argentino; la Comisión
(2012) señala que la aprobación de la Ley Educación Superior estableció en Argentina un
marco regulatorio que modificó el tradicional control burocrático que ejercía el Estado so-
bre las instituciones universitarias al introducir la evaluación y el aseguramiento de la ca-
lidad como eje de la política universitaria. Sin embargo, el rol evaluador del Estado no fue
aceptado pasivamente por la comunidad educativa, principalmente debido a que muchas
instituciones vieron peligrar su autonomía. Al respecto, Isuani (2003) menciona que si bien
en las etapas iniciales fueron frecuentes los niveles de aprensión, crítica y resistencia de
algunas instituciones universitarias al proceso evaluatorio, pronto esas manifestaciones
fueron perdiendo peso. Afirma que en el año 2002 ya se podía encontrar un mayor con-
senso sobre la relevancia y utilidad de realizar procesos de autoevaluación y evaluación
institucional y de acreditación de carreras. Años después, la evaluación se ha instalado
como práctica regular pero ¿de qué manera ha impactado en la calidad educativa?.
Si bien la LES mantiene la atribución de expedir títulos profesionales a las universida-
des, la evaluación ya no se realiza para cada graduado en particular sino para la institu-
ción de enseñanza. Por ello, surge la necesidad de habilitar a las instituciones que expidan
títulos profesionales (Nosiglia, 2010). Así, respecto del régimen de títulos y habilitaciones
anterior a la LES, ahora se cuenta con una delimitación estricta entre las profesiones regu-
ladas por el Estado y las no reguladas, se suprime la competencia exclusiva del Ministerio
de Educación (ME) en lo relativo a los títulos universitarios, compartiéndola con el Consejo
de Universidades y se introduce la acreditación obligatoria de las carreras de profesiones
reguladas por el Estado y la acreditación obligatoria de todas las carreras de posgrado.
La Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) fue el orga-
nismo creado para centralizar las tareas de acreditación de carreras y de evaluación de
2 Tres (3) por el Consejo Interuniversitario Nacional, uno (1) por el Consejo de Rectores de Universidades Privadas, uno (1) por la Academia Nacional
de Educación, tres (3) por cada una de las Cámaras del Honorable Congreso de la Nación, y uno (1) por el Ministerio de Educación.
3 A los fines del presente trabajo se considerarán únicamente las Direcciones de Evaluacion Institucional y Acreditación de Carreras.
4 A los fines del presente trabajo, no serán desarrolladas las funciones de Reconocimiento de entidades privadas de evaluación y acreditación; Ofer-
tas de grado y posgrado de instituciones universitarias fuera del ámbito del CPRES a los que pertenecen; Registro público de Centros de investigación
e Instituciones de formación profesional superior; y Puesta en marcha de instituciones universitarias nacionales y reconocimiento de instituciones
universitarias provinciales.
5 Sólo en el caso de la elaboración de los informes anuales que se realizan durante el período en que una institución privada cuenta con autorización
provisoria y en el caso de modificaciones al proyecto institucional de estas instituciones, la CONEAU se exime de la convocatoria de expertos.
7 Finalmente, cuando la acreditación es otorgada por 3 años, cumplido el plazo, se organiza la 2da. Fase de la convocatoria originaria, la cual tiene
por objetivo verificar el cumplimiento de los compromisos de mejoramiento y evaluar la marcha de la carrera a la luz del perfil de calidad establecido
por los estándares. En caso de que la evaluación resulte favorable, se extiende la acreditación por otros 3 años.
Hasta el año 2015, Argentina contaba con 125 instituciones de educación superior uni-
versitaria (53 universidades nacionales; 49 universidades privadas; 7 institutos universi-
tarios estatales; 14 institutos universitarios privados; 1 universidad extranjera y 1 univer-
sidad internacional) pero ¿de qué modo la sanción de la LES y la creación de la CONEAU
impactaron en la expansión del sistema universitario?
En el período 1995-2001 se creó una institución universitaria de gestión estatal, se au-
torizaron provisoriamente 8 institutos universitarios privados y se otorgó reconocimiento
definitivo a 4 universidades, también de gestión privada. En el período 2003-2011 se crea-
ron 9 universidades nacionales, se autorizaron provisoriamente 9 instituciones universi-
tarias privadas y se otorgó reconocimiento definitivo a 4 universidades de gestión privada
creadas antes del año 2003. En el año 2012, 4 nuevas universidades nacionales fueron
creadas por Ley del Congreso de la Nación y han remitido sus Proyectos Institucionales a
la CONEAU para realizar el trámite de puesta en marcha. Asimismo, en 2012 se ha autori-
zado la creación de 4 nuevas instituciones privadas (CONEAU, 2012).
Por otro lado, de las 22 solicitudes de reconocimiento definitivo de instituciones univer-
sitarias privadas con autorización provisoria analizadas por la CONEAU hasta diciembre
de 2011, 18 corresponden a instituciones universitarias privadas creadas con anterioridad
a la promulgación de la LES. Estas solicitudes fueron resueltas favorablemente, a excep-
ción de una en la que se resolvió recomendar la postergación de su autorización proviso-
ria por tres años.
Para el caso de las instituciones nacionales, entre 1996 y 2011, hubo 13 solicitudes de
puesta en marcha analizadas por la CONEAU que obtuvieron resolución favorable. Si bien
estas instituciones se crearon por Ley del Congreso de la Nación, es de destacar que la
CONEAU elaboró, en cada caso, un análisis sobre la calidad del proyecto a través de la
convocatoria de expertos. Este procedimiento implicó detectar las fortalezas y debilida-
des presentes en el proyecto institucional y, en algunos casos, en articulación con el ME,
implicó definir recomendaciones para el corto y mediano plazo.
La información registrada se enriquece si consideramos que en el período 1996 - 2011
fueron evaluados por la CONEAU 118 proyectos institucionales (solicitudes de autoriza-
ción provisoria de instituciones universitarias privadas) de los cuales sólo 18 obtuvieron
informe favorable (CONEAU, 2012). Algo más del 15% del total. Una de estas 18 institucio-
nes es el caso 2 utilizado bajo análisis.
A luz de los datos recogidos, resulta pertinente indicar que la actuación de la CONEAU
en relación a la evaluación de proyectos institucionales ha limitado la expansión del sis-
tema universitario, particularmente la expansión de instituciones universitarias privadas
por considerar que no estaban dadas las condiciones para que desarrollen las funciones
previstas para este nivel educativo: docencia, investigación y extensión. La calidad, así
entendida, supone entonces la capacidad de las instituciones por cumplir en forma res-
ponsable con las exigencias propias de sus funciones.
En nuestro país, el Estado es el encargado de definir, a través de los mecanismos de
evaluación, qué instituciones están en condiciones de llevar a cabo las tareas previstas
para una institución universitaria, más allá del tipo de gestión que adopten. De esta ma-
nera, si las instituciones universitarias privadas requieren de un informe favorable de
CONEAU para ser creadas por decreto del Poder Ejecutivo y las universidades nacionales
son creadas por Ley del Congreso Nacional y requieren atravesar el proceso de puesta en
marcha que realiza la CONEAU, en todos los casos, es el Estado quien define la expansión
del sistema universitario.
Aunque en los años noventa se denunciaba que la sanción de la LES intentaría allanar
el camino para la expansión de la educación universitaria de gestión privada; si se consi-
dera la información recabada surge que, en la práctica, la CONEAU terminó cercando su
expansión. En términos de Fernández Lamarra (2005) a través de procesos tendientes a
la acreditación institucional –en referencia a la aprobación de nuevas instituciones univer-
sitarias privadas y a la revisión de su funcionamiento- se ha posibilitado limitar la prolife-
ración excesiva de nuevas instituciones y tender a una mayor homogeneidad en cuanto a
los niveles de calidad.
Por otra parte, es preciso destacar que la creación de la CONEAU y la centralización de
las funciones de evaluación y acreditación que este organismo lleva adelante, contribu-
yeron a evitar la fragmentación del sistema universitario de acuerdo al tipo de gestión de
las instituciones (situación frecuente en países donde la evaluación de las instituciones
universitarias privadas y la evaluación de las instituciones universitarias públicas se desa-
rrollan por canales diferenciados). De las entrevistas con las autoridades de los casos de
estudio, surge que ambos reconocen a la CONEAU como autoridad legítima para llevar
adelante los procesos de acreditación y evaluación.
nen con el Estado Nacional, que es quien las crea mediante una Ley del Congreso Nacional
y provee los recursos para su mantenimiento. Los trabajos realizados en torno a esta te-
mática son diversos. Pueden citarse enfoques históricos (Mollis, 1997; Sanguinetti, 1998;
Sánchez Mc Gregor, 1979; Cúneo, 1974; Hurtado, 1990), enfoques comparativos (F.I.E.L.,
1998; Neave y Van Vught, 1994), enfoques jurídicos (Cantini, 1997; Fraga, 2000; Marienho-
ff, 1985; Pérez Lindo y Mignone, 1985; Mignone, 1998) y también trabajos vinculados con
las discusiones específicas que se dieron en nuestro país en el marco de la sanción de la
LES (Bok y Jaim Etcheverry, 1992; Paviglianiti y Nosiglia, 1996; Sánchez Martínez, 2003).
Corresponde destacar que la fuerte tradición de autonomía institucional de la universi-
dad pública argentina difiere de las características que asume la autonomía universitaria
en otros países. A partir del Movimiento de la Reforma Universitaria originado en la Uni-
versidad Nacional de Córdoba en el año 1918 y hasta la década del ochenta, la educación
superior argentina había sido predominantemente estatal y con fuerte autonomía ins-
titucional y académica de las universidades pero en Europa, por ejemplo, la autonomía
estuvo históricamente vinculada a la docencia y no a los aspectos institucionales. En el
caso argentino, la autonomía universitaria está consagrada en la Constitución Nacional.
Si bien el tema merece un exhaustivo análisis que excede los objetivos y límites de este
artículo, pareciera mantener vigencia la mirada de aquellos autores que han considerado
que la emergencia del Estado Evaluador implicó la subordinación de ciertos aspectos de
la autonomía universitaria (Krotsch, 2001).
Desde la sanción de la LES, el Estado ha ganado terreno en materia de regulación del
sistema universitario a través de la definición de los procesos de evaluación institucional
y acreditación de carreras. No obstante, permanece pendiente la dificultad de identificar
si esta reducción de la autonomía ha implicado una mejora en la calidad del sistema uni-
versitario, y si así fuera, de qué manera lo ha hecho.
De las entrevistas realizadas a las autoridades de los casos bajo análisis surge una va-
loración positiva de los procesos de evaluación y acreditación que han atravesado bajo su
gestión aunque en el caso 1 los entrevistados recuerdan que la institución ha desarrollado
un proceso de resistencia a la sanción de la LES que fue perdiendo peso a medida que
la CONEAU fue consolidando sus funciones y en el caso 2, los entrevistados manifiestan
que al tratarse de una institución privada creada con posterioridad a la sanción de la LES,
la adecuación fue indiscutible desde el principio. En los dos casos analizados, según los
entrevistados la relación con el Estado no supone la vulneración de la autonomía univer-
sitaria aunque se reconoce cierta rigidez en algunas de las recomendaciones efectuadas
tras los procesos de acreditación de carreras y evaluación institucional que no tienen en
cuenta las particularidades de la institución evaluada (la ubicación geográfica y el clima
institucional en el caso 1; y la disponibilidad limitada de recursos en el caso 2).
La sistematización de la información
En otro orden, una de las preocupaciones y desafíos que se identifican para la edu-
cación superior en la actualidad, refiere a la sistematización de información sobre los
sistemas de educación superior. Esta preocupación es compartida por los actores entre-
vistados de las instituciones bajo análisis e identificada como una debilidad institucional
por la CONEAU en los informes y resoluciones analizados.
Al respecto, Fernández Lamarra (2012) menciona que si bien es loable la sistematiza-
ción que se realiza cotidianamente; la compleja tarea de obtener información sobre los
sistemas universitarios y sobre las instituciones indica que los sistemas de información
de la educación superior reflejan las debilidades de las instancias de control y supervisión
de las instituciones, y la escasa apertura de estas instituciones para dar a conocer infor-
mación sobre sí mismas. Para el autor, persiste una carencia de registros y de acciones
del impacto de acuerdo a las realidades institucionales sobre las que operan dichos meca-
nismos. Por ejemplo, en el caso 1, del análisis de sus documentos y de la entrevista con las
autoridades se puede extraer que los procesos de evaluación institucional y acreditación
de carreras han colaborado en la consolidación de algunas unidades académicas más que
de otras (aquellas facultades que cuentan con carreras declaradas de interés público re-
ciben mayores subsidios); han permitido a la unidad central y a las unidades académicas
adquirir una mirada integral de la institución, al mismo tiempo que han hecho visible sus
dificultades de liderazgo y las disputas políticas internas.
En el caso 2, la tutela del Estado durante los años de funcionamiento con autorización
provisoria es valorada muy positivamente por las autoridades entrevistadas, quienes re-
conocen que sin la expertise del equipo técnico de las autoridades competentes y de los
informes anuales de CONEAU y de la Dirección Nacional de Gestión Universitaria hubiera
resultado imposible desarrollar adecuadamente el proyecto institucional.
posturas al interior de la universidad cuando coexisten miradas diferentes sobre los pro-
blemas vigentes y sus modos de resolución. Los entrevistados identifican que los proce-
sos de evaluación funcionan para ordenar y actualizar la información y adquirir elemen-
tos consistentes para una mirada integral que permita mejorar la toma decisiones. En
algunos casos, sin embargo, observan que las recomendaciones efectuadas ya han sido
identificadas por la propia institución pero no se resuelven por no contar con los recur-
sos económicos necesarios para llevarlas adelante. Por otra parte, al igual que en el caso
2, los entrevistados reconocen las enormes dificultades ligadas a la elaboración de los
informes de autoevaluación: identifican dificultades técnicas para la construcción de los
indicadores que solicita la CONEAU y también dificultades políticas para aunar criterios.
A su vez, los entrevistados del caso 1 reconocen dificultades para asegurar la participa-
ción de la comunidad universitaria en el proceso y los entrevistados del caso 2 valoran
el ordenamiento administrativo que permiten los procesos de evaluación y reconocen la
importancia de implementar con creatividad y perseverancia diferentes estrategias para
lograr la participación activa de toda la comunidad universitaria.
8 Sin embargo, aún son muchas las carreras que no forman parte de esta lista. El listado puede verse ingresando a http://www.coneau.gov.ar/
CONEAU/?page_id=101
alcanzadas por el artículo 43º de la LES. Los Directores de carreras entrevistados también
observan diferencias internas en la jerarquía institucional que se otorga a las carreras
que dirigen en función de esta diferencia reconociendo que los procesos de acreditación
orientan fuertemente el destino de los recursos disponibles.
La lógica de la acreditación introduce, entonces, el tema del financiamiento, conceptua-
lizado por algunos investigadores como las consecuencias financieras de la evaluación y
aquí también surgen distintos análisis. Basados en el temor de que la evaluación conduz-
ca a sanciones económicas, algunos autores sostienen que no debe existir una correspon-
dencia o sujeción del financiamiento a la calidad; otros estiman que, de algún modo, es
preciso premiar a quienes obtienen más altos niveles de calidad y en una tercera posición,
se sostiene que los resultados de las evaluaciones deberían estar relacionados con el
otorgamiento del financiamiento a partir de la gestión de un fondo económico especial
para aquellas instituciones que no hayan alcanzado un nivel satisfactorio de desarrollo
académico (Marquina, 1998). Esta última posición es la que ha asumido el sistema de eva-
luación y acreditación en nuestro país para las universidades de gestión pública.
Ahora bien, si pensamos estrictamente en la calidad de las carreras que han sido decla-
radas de interés público y dejamos de lado su relación con aquellas carreras que no han
sido alcanzadas por el artículo 43, el análisis resulta distinto. La definición de estándares
mínimos de calidad contribuye a reducir la desigualdad entre carreras insertas en institu-
ciones universitarias diferentes. En este sentido, se puede presumir que en términos de
calidad, las carreras de grado declaradas de interés público son más homogéneas entre
sí, ahora, que antes de la implementación de la LES. Las autoridades entrevistadas en los
casos 1 y 2 bajo análisis reconocen que los procesos de acreditación de carreras decla-
radas de interés público han contribuido a mejorar la calidad de las mismas y resaltan la
posibilidad de establecer acuerdos a nivel nacional.
En relación a esto, en los años 2014 y 2015 la CONEAU ha elaborado estudios de impac-
to9 vinculados a los procesos de acreditación de las carreras de Agronomía e Ingeniería
donde se detallan los cambios específicos que se han logrado en cada una de estas pro-
puestas de formación a partir del alto grado de aceptación que han tenido los procesos
de acreditación por parte de la comunidad académica involucrada, lo que ha redundado
-según el propio organismo evaluador- en mejores diagnósticos que a su vez posibilitaron
un análisis eficiente por parte de los responsables de la evaluación.
Para el caso de la carrera de Ingeniería, CONEAU (2015) advierte que los compromisos
de mejora que se asumieron luego de la primera fase del primer ciclo de acreditación se
relacionaron con las dimensiones establecidas en las resoluciones ministeriales de están-
dares: contexto institucional, plan de estudios, cuerpo académico, alumnos y graduados e
infraestructura y equipamiento; y concluye: “En el transcurso de 12 años de acreditación
de las carreras de Ingeniería hubo logros sustantivos en los siguientes aspectos: la organi-
zación académica de las carreras; […] la consolidación e implementación de políticas ins-
titucionales dirigidas al crecimiento de actividades de investigación científica, desarrollo
tecnológico, vinculación con el medio […] y actualización y perfeccionamiento docente; el
sustantivo crecimiento de los cuerpos docentes en cuanto a cantidad de cargos, incre-
mento de dedicaciones, regularización y formación de posgrado […]; el fortalecimiento
de los mecanismos de apoyo académico para paliar los problemas de deserción, desgra-
namiento y retención de alumnos en las carreras de Ingeniería […]; la adecuación de los
planes de estudio de las diferentes disciplinas a las resoluciones ministeriales en lo que se
refiere a contenidos y cargas horarias; la mejora de la infraestructura y el equipamiento
que impactó en las diferentes modalidades de formación práctica así como en las condi-
ciones de seguridad e higiene de los espacios donde se desarrollan las carreras; la mejora
lograda casi en la totalidad de las carreras existentes en el país, dado que solo un 2% se
encuentra no acreditado” (CONEAU, 2015).
En el caso de la carrera de Agronomía, CONEAU (2014) afirma que el aseguramiento
de la calidad ha sido demostrado cuando en la segunda fase de acreditación no solo se
evaluó el cumplimiento de los compromisos y, por ende, la subsanación de los déficits
involucrados, sino que también se analizaron y evaluaron las modificaciones sustantivas
con respecto a la situación que presentaban las carreras en la primera fase. En este caso,
la CONEAU indica que los procesos de acreditación contaron con un alto nivel de cumpli-
miento global de los compromisos: el 82% de los compromisos asumidos se cumplieron
totalmente. Entre ellos, destaca las mejoras de infraestructura y equipamiento, el fortale-
cimiento del cuerpo académico, la reducción de la duración real de los estudios, el mayor
apoyo académico a los estudiantes, las mejoras en las tasas de graduados y las mejoras
introducidas en los mecanismos de seguimiento de estudiantes y egresados. El informe
advierte además que las carreras con importantes debilidades (que resultaron no acre-
ditadas) entraron en un proceso de reestructuración, en vista de una nueva convocatoria
(CONEAU, 2014).
Carreras de posgrado
En el caso de las carreras de posgrado, la situación es diferente puesto que todas las
carreras de posgrado deben ser acreditadas ante la CONEAU sin distinciones. Entre el
año 1997 y el año 2011, ingresaron a la CONEAU en total 5.395 trámites de posgrados;
3.375 correspondían a carreras en funcionamiento y 2.020 a nuevas carreras. Del total de
trámites, el 68% refiere a instituciones universitarias de gestión estatal y el 32% a institu-
ciones de gestión privada. En cuanto a los resultados de evaluación, del total, 3.483 han
sido acreditados (64%), 1.337 no resultaron acreditados (25%) y 575 se encontraban en
evaluación al momento del relevamiento (11%) (CONEAU, 2012).
La expansión del posgrado presenta aristas particulares que exceden las posibilidades
del presente trabajo. No obstante, es importante considerar que los procesos de acredita-
ción de carreras de posgrado traen aparejados facilidades para la movilidad de estudian-
tes, docentes e investigadores, la reválida de títulos de un país en otro y la simplificación
de los convenios entre universidades. A su vez, es de destacar que los posgrados permiten
a las instituciones universitarias o a sus unidades académicas generar recursos propios.
A diferencia de lo que sucede con las carreras de grado, los mecanismos de acredita-
ción de carreras de posgrado no generan diferencias entre unidades académicas por dos
motivos. Por un lado, porque todos ellos deben ser acreditados ante la CONEAU, inde-
pendientemente de la disciplina en la que se enmarquen, y, por otro, porque las carreras
de posgrado no reciben fondos específicos por parte del ME cuando se identifican déficits
tras el proceso de acreditación.
Sin embargo, y más allá de los avances que se han realizado en materia de acredita-
ción de carreras de posgrado (en tanto cada vez son más las carreras de posgrado que se
presentan ante la CONEAU para su acreditación respetando el piso de estándares defini-
dos en la Res. ME Nº 160/11) la tendencia a la burocratización atraviesa a la totalidad de
los procesos de evaluación y acreditación. En relación a ello, Fernández Lamarra (2007)
alerta que a pesar de los avances, la cultura de la evaluación se ha ido incorporando muy
lentamente y de manera desigual en las instituciones universitarias argentinas porque
predomina, todavía, una tendencia hacia la burocratización de los procesos de evaluación
y acreditación, con características sólo normativas y procedimentales formales.
7. Conclusiones
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bajo la licencia CC BY-NC-SA (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/).