CUIDAR DESDE EL CORAZÓN Tarthang Tulku
CUIDAR DESDE EL CORAZÓN Tarthang Tulku
CUIDAR DESDE EL CORAZÓN Tarthang Tulku
DESDE
EL
CORAZÓN
Tarthang Tulku
Dharma Publishing
Cuidar Desde El Corazón es el primero de
una nueva serie de libros por Tarthang Tulku
ISBN 978-0-89800-218-8
Library of Congress Control Number: 2020932362
10 9 8 7 6 5 4 3 2 1
Dedicatoria a la Versión en
Español
v
Ejercicio: La bondad del observar neutro 82
Una mirada más amplia 83
Ejercicio: Protege tus potenciales 85
Desarrollar un concernirse más fuerte 87
Un mirar desde el cuidado 90
Fe en el concernir-cuidar 92
El concernirse-cuidar es 93
cuarta parte
Cuidar de Nosotros Mismos 95
Las profundidades del concernirse 95
Cuidando de la mente 97
Abiertos al concernirse 100
El cuidado y la apreciación 102
Recogiendo el néctar 104
Ejercicio: Recuerdos gozosos 107
Exploración: Asombrosa encarnación 108
El potencial de los sentidos 111
Incorporando el cuidado a nuestra experiencia 113
Espacio para el cuidar 116
Abrazando el desafío 117
Ejercicio: Una campanilla 118
Exploración: desarrollar la disciplina 119
La importancia de una meta 120
La importancia de ser conscientes 121
La importancia de la paciencia 121
La importancia de incentivarse 122
La importancia del relajamiento 123
La importancia de confiar en uno mismo 124
La travesía por las ondas del mar 124
Ejercicio: El origen del apretón 126
quinta parte
Compartir el Cuidar 129
vi
Abiertos al mundo 129
Vidas externas, internas y secretas 130
Más allá de los sesgos 132
Comenzar con lo simple y lo pequeño 133
Cuidar más allá de los conceptos 136
Formas de cuidar 138
Corazón humilde 140
Pedir ayuda 142
Lo que el corazón sabe 143
Mensajeros del cuidado 144
Exploración: cultura de la negligencia 145
Concernirse-cuidar en un mundo de dolor 148
Un estudio sobre el arte de cuidar 151
Gestos del concernirse 152
Responsables del cuidar 154
Guiarse por el cuidado 157
Ejercicio: tiempo para cuidar 158
Comunicar el cuidado 160
Puentes hacia el cuidado 162
Exploración: cómo crear un mundo más fundado
en el cuidado 163
Negociaciones delicadas 171
Respuesta cuidadosa 172
Himno del cuidar 174
sexta parte
La Sabiduría de Concernirse 177
El concernirse es una medicina especial 177
Una larga historia 178
Educación y progreso 179
El poder secreto de la mente 180
La mente controladora 184
Concernirse y la sombra de la mente 187
Concernirse es lo primero 188
vii
Una cuidadosa conversación 190
El que se concierne 204
Jugar con descuido 208
La inmediatez del concernirse y cuidar 213
La alegría de cuidar 219
El cuidar y la sabiduría 224
Activar la sabiduría del cuidado 228
Ante lo real 231
Las múltiples lunas de la mente 237
Ondas en el tiempo y el espacio 242
Más allá de los límites 245
epílogo
Cuidar desde el corazón 253
Saber Concernirse 264
Sobre el Autor
Una vida dedicada a la actividad del Dharma 274
viii
Prefacio
xxvii
prólogo
Sanador Oculto
Cuidar es esencial
Cuando llegué por primera vez a los Estados Unidos,
no tenía gran conocimiento del mundo occidental. El
idioma, la cultura, el sistema educativo, la gente, todo
era nuevo para mí. Era un poco inocente: había muchas
cosas que quería lograr, así que empecé a trabajar con
personas y emprender proyectos, y solo procuré hacer
las cosas lo mejor que pude. Mirando hacia atrás, puedo
ver que a veces cometí errores, porque a pesar de mis
buenas intenciones, no siempre sabía lo que necesitaba
saber.
He oído decir que cuidar de los bosques y plantar ár-
boles es un ideal estadounidense, algo que tengo en co-
mún con la gente de mi país adoptivo. Amo todo tipo
de plantas y árboles, y aprecio sus colores y formas
maravillosamente diferentes. Y así planté audazmente,
juntando árboles de todo el mundo para echar raíces
en los parques y jardines del centro de retiro que llamé
Odiyan.
xxviii
Sanador Oculto
xxxi
Prólogo
El verdadero asunto
Necesitamos alimentos para vivir, y podemos sobrevi-
vir con alimentos incluso si no tienen sabor. Pero hay
personas que han dominado el arte de cocinar: algunos
de nosotros sabemos cómo hacer que incluso una simple
xxxiii
Prólogo
El cuidar te incluye
Podemos comprender fácilmente lo importante que es
sentirse apreciado, cuando vemos cuán útil y beneficio-
so es el aprecio para las personas que nos rodean. Y, sin
embargo, rara vez nos apreciamos a nosotros mismos.
Normalmente no nos tomamos el tiempo para celebrar
pequeñas victorias y logros, o para alentarnos a no-
sotros mismos cuando practicamos el cuidado. Sé ho-
nesto: ¿cuán a menudo te has dicho a ti mismo: “¡Bien
hecho! Esto valió la pena el tiempo y esfuerzo. Ese yo
mío hizo un buen trabajo, ¡regocijémonos!”?
Algunos de nosotros nunca escuchamos estas palabras
de nosotros mismos.
Sin embargo, este autoestímulo y autoapoyo nos pres-
tan la fuerza para lograr mucho, para mejorar. A medi-
da que mejoramos, ganamos autoestima; con el tiempo,
xxxvii
Prólogo
Elíxir oculto
¡Esta alegría secreta que fluye debajo y dentro de nues-
tra experiencia, esta bondad secreta! Si realmente pu-
diéramos tocarla, si tan solo supiéramos cómo, si pudié-
ramos experimentarla en nosotros mismos, tendríamos
un gran recurso interno, la base del bienestar, la forta-
leza y la felicidad. Tendríamos un sentido inquebranta-
ble de nuestro propio valor y un camino hacia una vida
profundamente significativa.
Mi padre, Sogpo Tulku, no solo era un lama, un con-
sejero y un líder comunitario; también era un médi-
co tibetano con un entrenamiento integral. Cuando yo
era un niño, asistiéndolo mientras cuidaba a la gente
de nuestro valle, me contó sobre las hierbas curativas
especiales que crecían en las montañas.
El conocimiento de estas hierbas curativas fue trans-
mitido de una manera especial. Los maestros no les
dijeron a sus alumnos cómo cosechar las plantas. Los
textos explicaban los usos y las virtudes de las plantas,
pero no describían cómo se veían ni dónde se encontra-
ban. Para encontrar las hierbas, era necesario estudiar
cuidadosamente los movimientos del maestro, ya que
xl
Sanador Oculto
xli
primera parte
Ocuparnos de los Orígenes
Antes de comenzar
¿Por qué deberíamos ocuparnos de nuestros orígenes?
¿Tiene alguna importancia establecer de dónde veni-
mos? ¿Incide en lo que experimentamos aquí y ahora?
Puede que sea más importante de lo que pensamos.
Esto se debe a que, entreveradas en lo profundo de
nuestro ser, hay condiciones con causas muy antiguas,
las que a su vez nos llevan a actuar en formas que siguen
causándonos daño, de manera individual y colectiva.
Si queremos experimentar, comprender y ofrecer una
nueva forma de concernirnos y cuidar, debemos ase-
gurarnos de que el agua alcance las raíces; si quere-
mos incidir de un modo que no sea superficial, debemos
1
Primera Parte
De dónde somos
El lugar de donde decimos que provenimos y lo que
asumimos como nuestros orígenes tienden a cambiar
con el paso del tiempo.
Los niños occidentales de cuatro años, aún no instrui-
dos, preguntan, “¿Cómo me hicieron?”, “¿De dónde
vengo?”, “¿Qué es Dios?”, “¿Por qué se mueren las per-
sonas?” o también, “¿Por qué no me puedo quedar des-
pierto hasta tarde?” Estas preguntas básicas incomo-
dan a los adultos. “Así es como son las cosas”, “Porque”,
“No lo sé” o “Anda a dormir” son las respuestas usuales
del adulto perplejo o exasperado.
Para la mayoría, las circunstancias de nuestras vidas
adultas nos han obligado a abandonar ese tipo de pre-
guntas respecto de nosotros mismos. En momentos de
frustración o agotamiento incluso podemos considerar-
las absurdas. ¿Pero a qué costo?
Desde una etapa muy temprana, nuestra curiosidad na-
tural y abierta recibe duros golpes. La exploración es
desincentivada de manera sutil y explícita. ¿Pero están
realmente cerrados todos los caminos? ¿De qué for-
ma despertar al aspecto viviente de “nuestros orígenes”
puede abrir nuevos caminos o al menos profundizar
nuestros campos de conocimiento?
4
Ocuparnos de los Orígenes
Raíces desconocidas
Podemos estar conscientes de estas historias sobre el
origen del cosmos en mayor o menor grado, según
nuestros antecedentes e intereses. Pero esta vasta e in-
concebible expansión no parece tener mucho que ver
con nosotros en ningún sentido ordinario. ¿Cómo en-
cajamos en este esquema?
Mirando los orígenes en los términos más familiares
de la historia humana, cada uno de nosotros puede con-
siderar una amplia gama de eventos específicos que lo
trajo a la existencia. Por ejemplo, existo como tal por-
que mis padres me dieron vida y sus padres les dieron
vida, y así sucesivamente, a través de las generaciones.
A un nivel más global, sucedieron eventos importan-
tes que me ubicaron en estas circunstancias actuales:
guerras y oportunidades para el comercio, migracio-
nes provocadas por brotes de enfermedades, guerras o
hambrunas.
Podemos ver hoy cómo los desastres naturales, las
hambrunas y las guerras desarraigan a personas cuyos
ancestros puede que hayan vivido en un lugar durante
siglos y los diseminan por todo el planeta. América, el
gran crisol de culturas, es quizás un claro ejemplo de
10
Ocuparnos de los Orígenes
El problema de apuntar
En otro nivel, el problema de avanzar más allá de nues-
tro conocimiento habitual para alcanzar los niveles
más profundos de sabiduría puede entenderse como el
problema del espacio y la forma. Las formas surgen a
través de la toma de posiciones: para que una forma
particular esté allí, debe ocupar la posición que señala-
mos como “allí”.
Sin embargo, todo posicionamiento se aparta de la per-
fecta apertura del espacio, que algunas tradiciones bu-
distas identifican como fuente y esencia de la sabiduría.
El espacio y el posicionamiento operan en diferentes
dimensiones. Si hablamos de “la mitad del espacio”,
nuestra locución se contradice, ya que el espacio como
tal no tiene bordes ni fronteras. No tiene sentido hablar
de la mitad del espacio, así como, cuando se trata de
espacio, no podemos hablar de arriba o abajo o cima y
fondo. En el espacio, todas las direcciones son iguales.
Esta es la misma dificultad que ya hemos señalado. Al
operar con palabras y conceptos, procedemos definien-
do y separando. Pero esta forma de señalar nunca nos
permitirá apuntar al espacio mismo.
21
Primera Parte
31
Primera Parte
Obstáculos al cuidar
Vivimos en una cultura cuyos valores a veces parecen
opuestos al cuidado. Enfrentamos nuestras profesiones
o responsabilidades de manera casi obsesiva, lo que di-
ficulta la comunicación en el nivel en que se puede ma-
nifestar el concernirse. A medida que los niños crecen
hacia la madurez, se los entrena de diversas maneras
para ser cínicos con sus líderes y escépticos respecto
de la existencia misma del cuidado auténtico. Apren-
den que la mayoría de las personas se preocupan solo
por sus propios objetivos egoístas o por el bienestar de
quienes están cerca de ellos.
La educación que reciben los jóvenes también contri-
buye poco para reforzar la importancia del cuidado, ya
que se les entregan muy pocos elementos para concer-
nirse y cuidar. Como se les enseña la historia de una
manera superficial, aprenden relativamente poco sobre
34
Ocuparnos de los Orígenes
Ejemplos ominosos
Veo este peligro en mi propio país, el Tíbet, ahora bajo
dominio extranjero, donde se desalienta sistemática-
mente el estudio de una tradición de sabiduría y com-
pasión de mil quinientos años, e incluso el idioma tibe-
tano no se enseña en las escuelas.
Para mí, un símbolo de tal desprecio por lo que tiene
un valor real es la pérdida, año tras año, de las lenguas
indígenas que ya no se hablan o enseñan: me han dicho
que, en promedio, desaparece una cada dos semanas.
Cuando se trata del medio ambiente, prevalecen los
mismos patrones. Día tras día se nos reitera que el pla-
neta está en peligro, que un cambio rápido e irreversi-
ble es inminente. Algunas personas reaccionan, pero
la mayoría permanece pasiva, esperando que los demás
hagan algo. De vez en cuando, surge una emergencia,
la gente toma medidas, pero después de un tiempo nos
acomodamos en las mismas rutinas. Cuando surge la
siguiente emergencia, nos pilla por sorpresa.
35
Primera Parte
43
Segunda Parte
Causa: desconocida
La mayoría de nosotros desconocemos las relaciones de
causalidad que explican de dónde venimos o cómo lle-
gamos a transformarnos en lo que somos hoy. Sin em-
bargo, el mundo occidental se especializa en dilucidar
las causas de las cosas, el cómo de todo. Tal vez podría-
mos utilizar dicha capacidad, analizar lo que da origen
a nuestro sufrimiento y aprender que no es fortuito.
Si tuviéramos una mejor comprensión, podríamos des-
cubrir cómo el sufrimiento, la soledad y la desesperan-
za se han apoderado de nosotros.
49
Segunda Parte
Aferrándonos a la vida
Es tal vez por esta razón que nos aferramos a lo que
emerge: lo que se juzga bueno o malo es poseído como
bueno o malo. Queremos aferrarnos al sentimiento,
aunque sea venenoso aferrarnos, aunque los pensa-
mientos sean fuente de problemas. Preferimos aferrar-
nos a nuestro dolor y establecer una identidad.
Por ejemplo, hay veces en que reconocemos que estamos
enojados o que nos sentimos inadecuados, incómodos
y avergonzados. Y nos aferramos a esta identificación:
“Sí”, decimos, “esto lo sé. Esto es real. Hay ocasiones en
que mis sentimientos surgen sin advertencia, pero son
míos, son reales, y los acepto”. Queremos poseerlos, a
pesar de que son efímeros, como burbujas.
Si supiéramos cómo cuidar de nosotros mismos, solta-
ríamos estos sentimientos y pensamientos, porque no
51
Segunda Parte
Bueno… no lo sé.
“¡Si no lo sabes, entonces cállate”!
Si alguna vez has sentido esto, no estás solo.
En nombre de todos
Somos quienes somos gracias a nuestros padres, a nues-
tros profesores y a todos quienes nos cuidaron a medi-
da que fuimos creciendo. Aunque no siempre podamos
ver o reconocer el cuidado que recibimos, el hecho de
que estamos aquí, vivos, significa que alguien nos ayu-
dó cuando éramos incapaces de ayudarnos a nosotros
mismos.
Misión clave
Es importante tomarse un momento para reflexionar
sobre la seriedad de nuestra situación.
Somos tantos los afligidos, los que vivimos en confu-
sión, víctimas de un temor desesperado a la pérdida.
Hay tantas personas limitadas por los dictámenes de
la identidad, que tiene muy poco que ofrecer en térmi-
nos de belleza, conocimiento o sanación. Atrapados por
las demandas de la identidad, entrampados como los
demás, en formas de ser que desincentivan el cuidado,
muchos hemos sacrificado nuestro sentido íntimo de lo
que es importante.
Pero, pese a lo que nos ha ocurrido, seguimos siendo
seres pensantes, capaces de sentir. Y en lo profundo de
nuestro ser tenemos el poder de concernirnos, tanto
con nosotros mismos como con los demás.
Nuestras experiencias pueden ser más que una fuente
de recuerdos dolorosos. Pueden ser parte de una mi-
65
Segunda Parte
Preciosa vida
El tiempo parece estar lleno de ciclos y repeticiones.
Observamos estos ciclos cuando tomamos conciencia
del paso de las horas y las semanas. A medida que se
desvanecen, rara vez reparamos que cada uno de estos
momentos es único e irremplazable.
Se requiere de atención para reconocer este hecho fun-
damental en nuestras vidas: el tiempo que se ha ido
no volverá jamás. Hasta que hayamos descubierto esta
verdad, no podremos destrabar el verdadero potencial
de nuestra coyuntura, aquel momento único e indivi-
dual que representa el estar encarnados en el tiempo.
67
Tercera Parte
El poder de concernirse
Una vez que comprendemos la necesidad urgente de
cuidado, surge una oportunidad única. Es única, ya que
no implica exigencia alguna. No se trata de adquirir
nuevos conocimientos ni de dominar tópicos difíciles.
La esencia del concernirse no posee estructura: surge
de manera libre y directa de la experiencia.
Cuidado y conocimiento
A veces imaginamos que cuidado y conocimiento se
contraponen. Asumimos que el conocimiento pertene-
ce al ámbito de los hechos y el cuidado al de los senti-
mientos, que para ser confiable el conocimiento debe
estar totalmente separado de los sentimientos. Según
este enfoque, la preocupación solícita nos expone al ses-
go y al error.
Sin embargo, en la práctica, esta perspectiva carece de
sentido. Podemos comprobarlo al observar el trabajo
de los científicos, que en esta cultura son considerados
los grandes custodios del saber. La ciencia ha aprendi-
do tanto en los dos últimos siglos, llevando a notables
tecnologías y tratamientos médicos curativos, además
de innumerables descubrimientos que han transforma-
do nuestras vidas. También nos ha permitido acceder a
un conocimiento profundo sobre los albores del univer-
so, desarrollando métodos que permiten derivar nue-
vos conocimientos a partir de pequeños fragmentos de
información.
Al mismo tiempo, hay muchas cosas que la ciencia to-
davía ignora, desde la energía oscura y la materia oscu-
ra hasta el funcionamiento de la gravedad y las causas
de muchas enfermedades mortales, así como los gran-
des misterios que rodean el origen de la conciencia.
El vínculo entre estos dos ámbitos —lo conocido y lo
desconocido— es el concernirse-cuidar.
73
Tercera Parte
Valorar el cuidado
Cuando exploramos las condiciones que posibilitan el
concernirse-cuidar, vemos que la clave es el conoci-
miento. En un comienzo son discernimientos que pue-
den presentarse fácilmente. Cuando comprendo más
profundamente las innumerables condiciones y circuns-
tancias que han permitido mi estar aquí en este tiempo
y lugar, me doy cuenta cuán interrelacionado estoy con
mi entorno y con otros seres vivos, y el cuidado brota
en forma natural. Observo que pienso a menudo en el
pasado y el futuro. Consciente de cómo yo mismo y
las personas que me son importantes aparecimos en el
75
Tercera Parte
“Miscuidadosgeneralmentesonpocoapreciados.”
Creenciasquefacilitanelconcernirse-cuidar
“Tal vez no pueda solucionar todos los proble-
mas, pero sí puedo ayudar a la persona o situa-
ción frente a mí.”
88
La Atención Cuidadosa
Puede que en parte esto tenga que ver con ver con la
ignorancia deliberada. Es posible, por ejemplo, que a
sabiendas de que el azúcar puede ocasionarle gran daño
a su cuerpo, un diabético elija comer azúcar de todas
formas y fingir que no lo afectará. Sin embargo, la ce-
guera de no importarnos puede que sea producto de
que nos centramos tan fuertemente en nuestras propias
necesidades y perdemos de vista lo que ocurre alrede-
dor nuestro. Podemos ver cómo se expresa esta tenden-
cia en los movimientos políticos que nos dividen con el
fin de manipularnos. Podemos verlo cuando redefini-
mos una situación para que un problema desaparezca
de la vista.
Fe en el concernir-cuidar
Si no confiamos en nuestras propias capacidades para
cultivar el cuidado, podemos inspirarnos en los seres
humanos extraordinarios cuyas huellas están presentes
en nuestras historias. Los Bodhisattvas de la tradición
budista manifestaban el cuidar, también Jesús lo hacía,
así como otros grandes líderes espirituales. Puede que
no tengamos certeza de que las historias que narra la
religión sean ciertas, pero, aunque solo sospechemos
que apuntan a una vida basada en el concernirse-cui-
dar, puede que sea suficiente. Podemos dedicarnos a un
objetivo similar, siguiendo sus ejemplos lo mejor que
podamos, por el bien de todos los seres sintientes.
Uno de los grandes valores de las tradiciones religiosas
es que reflexionan sobre este asunto del concernirse-
cuidar. Se preguntan por la misión o el propósito de
la humanidad. Sin embargo, no solo las religiones re-
flexionan sobre estos temas. Podemos encontrar inspi-
ración en muchas partes.
No se trata de seguir una determinada secta, escuela o
tradición religiosa. No depende de aceptar algún dog-
ma, un conjunto de creencias o argumentos. Estos son
94
La Atención Cuidadosa
El concernirse-cuidar es
El concernirse-cuidar es la forma en que nos mani-
festamos, hablamos, gesticulamos y actuamos. En ese
95
Tercera Parte
96
cuarta parte
Cuidar de Nosotros Mismos
Cuidando de la mente
Todos tenemos problemas. Experimentamos estrés y
ansiedad, tensión, soledad, agitación, tristeza, paranoia
y muchas otras cosas. Hay veces en que nos sentimos
abrumados y nuestra situación parece no tener salida.
Cada rama del saber humano, desde la psicología hasta
la religión, la ciencia y la medicina, nos ofrecen formas
de trabajar con estos problemas. Dependiendo de dónde
acudamos para obtener ayuda, puede que nos indiquen
que oremos o meditemos, o que nos prescriban medica-
mentos o que nos enseñen a analizar nuestra situación
desde otra perspectiva. Hay ocasiones en que estas me-
didas resultan útiles y otras en que son ineficaces.
99
Cuarta Parte
Abiertos al concernirse
El concernirse abre las reacciones cerradas y defensi-
vas en que la mente ha aprendido a quedar atrapada.
Cuando la mente se siente vulnerable, los pensamientos
negativos nos invaden y embargan nuestra conciencia.
Resurgen patrones negativos del pasado. Si no respon-
demos con cuidado –con claridad y calma– seremos
arrasados, como si los vientos de un tornado hubiesen
azotado nuestra casa.
Cuando observamos a dónde nos conducen los patro-
nes negativos, ello puede ayudarnos a ser conscientes
y a estar atentos. De nada le servirá a la mente em-
pantanarse en patrones sobre los que no tiene ningún
control. Cuando ocurre, ya es demasiado tarde: la con-
102
Ocuparnos de los Orígenes
El cuidado y la apreciación
Nuestra iniciación al cuidado se reduce a algo muy
sencillo:
Sea lo que somos, sea lo que tenemos, se trata de mejorar-
lo, cuerpo, mente y espíritu. Todo lo que es bueno en no-
sotros, lo cultivamos. Lo que está germinando y creciendo
en nosotros, lo apreciamos.
No seamos tímidos. Es muy importante no desconocer
quiénes somos, lo que tenemos. Aunque sea difícil al
comienzo, es posible aprender a valorarnos. Incluso po-
demos decirnos: “Soy genial. Aprendí algo. Hice algo.
Ayudé a alguien. Marqué una diferencia”.
Cuanto más seamos capaces de apreciarnos a nosotros
mismos de este modo, tanto más podremos cultivar
104
Ocuparnos de los Orígenes
Recogiendo el néctar
Si insisto tanto en ello, de tantas distintas maneras, es
porque reviste mucha importancia:
Para traer al mundo el verdadero cuidado tenemos que
cuidar de nosotros mismos. Tenemos que volvernos ex-
pertos en el arte de apaciguar y tranquilizar el corazón
y la mente.
106
Ocuparnos de los Orígenes
117
Cuarta Parte
Abrazando el desafío
La conciencia solícita nos permite estudiar en profun-
didad y con gran detalle cómo acontecen los ritmos de
nuestra experiencia.
122
Ocuparnos de los Orígenes
La importancia de la paciencia
La disciplina tarda en germinar; puede que el
árbol no dé frutos de inmediato. Cuando no ve-
mos los cambios que esperamos, cuando una
tarea resulta más difícil de lo que suponíamos,
cuando nos enfrentamos a las consecuencias de
una mala planificación o toma de decisiones: es
en esos momentos cuando más necesario es cul-
tivar la paciencia.
123
Cuarta Parte
La importancia de incentivarse
Presta atención cuidadosa a las palabras con que
te diriges a ti mismo. Pregúntate honestamente
si te tratas bien. ¿Aprobarías las palabras que te
lanzas a ti mismo si estuvieran dirigidas a un
animal o a un niño?
Como niños, es más probable que prosperemos
cuando recibimos palabras bondadosas y de es-
tímulo por parte de nuestros padres, profesores
124
Ocuparnos de los Orígenes
Abiertos al mundo
La senda del concernirse-cuidar no es solo para los mo-
mentos en que estamos solos, no es solo un tema para
nuestra meditación. Está abierta al mundo.
Detente un instante y piensa en las veces en que in-
teractúas con otras personas durante el día. Recuerda
los saludos ocasionales y los breves intercambios, las
reuniones formales y las largas conversaciones. Cada
punto de contacto tiene el potencial de ser un vehícu-
lo del concernirnos que hemos descubierto en nosotros
mismos.
131
Quinta Parte
137
Quinta Parte
Formas de cuidar
Quizás nosotros, como seres humanos comunes y co-
rrientes, no podemos comunicarnos en este nivel supe-
rior, pero sí podemos señalar el camino hacia el autocui-
dado y compartir con otros la simple alegría de estar
vivos. La alegría es una enseñanza clara, directa y de
“primera categoría”. Y es algo que podemos mostrar.
Puede que nuestra capacidad de dar tenga límites, pero
140
Ocuparnos de los Orígenes
Corazón humilde
En nuestro esfuerzo por concernirnos-cuidar a los de-
más, puede que surjan momentos en que hacemos todo
lo posible pero no logramos lo que esperábamos o mo-
mentos cuando descubrimos que todavía no sabemos
cómo compartir plenamente la calidad de la atención
solícita.
142
Ocuparnos de los Orígenes
Pedir ayuda
Si sabes que estás enfermo, debes llamar a los médicos
y sanadores. Es lo mismo cuando invocas a los Ilumi-
nados: vienen directamente a responderte. Están de-
dicados a la bondad, a la acción y virtud correctas. Y
nuestra ignorancia puede disiparse con las bendiciones
dirigidas a nosotros.
Cuando una tarea nos supera, podemos orar: “Necesito
tu ayuda”. Al apelar a la oración, nos convertimos en
agentes de los Bodhisattvas, en una misión del concer-
nirse y cuidar. El poder de la bendición viene debido a
su concernirse-cuidar. Nos dicen: sean conscientes del
cuidar. Ayuden a otros. Encarnen la bondad. Nos re-
cuerdan que podemos cuidar tanto como ellos.
Para encarnar estas virtudes, necesitamos una manera
de eliminar los residuos de nuestra forma asentada de
ser. El agua hace que sea mucho más fácil limpiar; del
mismo modo, la calidad del cuidado que se encuentra
en las bendiciones de estos grandes seres hace que sea
más fácil abrir nuestros corazones a la transformación.
En última instancia, nuestro deber es asumir la respon-
sabilidad del concernirse-cuidar. Este no es un deber
que se nos impone, como el deber de cumplir una obli-
gación social. Más bien, surge naturalmente como una
144
Ocuparnos de los Orígenes
Comunicar el cuidado
En algún momento, nuestro concernirse-cuidar podría
acceder a otro nivel, volverse auténticamente desintere-
sado. Si lo hacemos bien, si es profundo y libre de pos-
turas, puede abrirse por completo y manifestarse más
allá de todo concepto.
172
Ocuparnos de los Orígenes
Negociaciones delicadas
Incluso si no tenemos éxito en un comienzo, no debe-
mos renunciar a nosotros mismos y a nuestra misión de
cuidar. Si nos rendimos, estamos diciendo que no queda
nada por hacer. Si dejamos atrás el cuidado, la humani-
dad y la esperanza se agotarán.
Por ello, incluso si te encuentras con obstáculos que im-
piden que tus esfuerzos prosperen, intenta incidir de
cualquier forma posible. Mejora tu comunicación, sua-
viza tus pensamientos; aprecia tus impresiones senso-
riales y tus percepciones. Al menos tú mismo puedes
estar bien; al menos puedes garantizar que no tienes
problemas en lo personal.
Tal vez no puedas ayudar a todos. Pero de manera se-
creta e interna puedes decidir entablar negociaciones
entre tu propio corazón y tu mente.
Cuando el corazón dice “Sí, genial”, la cabeza no nece-
sariamente está de acuerdo. Puede que lo que esté su-
cediendo sea superficial. A medida que llevamos a cabo
estas negociaciones, que lidiamos con nuestros propios
regímenes internos, podemos seguir buscando un te-
rreno de entendimiento común. Quizás estemos tra-
tando de ser guardianes del mundo natural y proteger
nuestro medio ambiente. Es una tarea difícil y puede
que no siempre veamos el éxito que anhelamos. Pero
siempre podemos cuidar nuestro propio ambiente inte-
rior. Por ejemplo, podemos cuidar mejor el microbioma
173
Quinta Parte
Respuesta cuidadosa
Cuando nuestros corazones están llenos de atención so-
lícita es hora de responder: con buenos gestos, buenos
consejos y buena dirección. Es hora de enseñar a otros
a cuidar, siempre respetando las circunstancias en las
que se encuentran. Enséñales con tu sinceridad, tu coo-
peración, tus consejos y tu conciencia.
174
Ocuparnos de los Orígenes
179
Sexta Parte
Educación y progreso
Muchos hemos aprendido a considerar nuestra historia
humana como un relato de avances graduales. Es una
idea popular en Occidente. El ideal del progreso se basa
en el supuesto de que el mundo antiguo carecía de co-
nocimientos fundamentales que hemos ido adquiriendo
con el tiempo. En nuestra versión del progreso histó-
rico, hemos curado terribles enfermedades, erradicado
plagas y depredadores de nuestros hogares, reducido
de manera drástica la necesidad de trabajo físico e idea-
do formas de vida y modalidades de gobierno que brin-
dan beneficios a una población en constante expansión,
en círculos de cuidado cada vez más amplios. Hemos
convertido los desiertos en oasis verdes y las tierras
yermas en pastizales, brindándole alimento a miles de
millones de personas.
Se trata de avances sin duda muy positivos.
Pero estos mismos avances han traído efectos secunda-
rios inesperados. Nuestros intentos de controlar el mun-
do natural parecen haber provocado que la naturaleza
se salga de control. Hoy, somos testigos de acentuados
desequilibrios que afectan a los sistemas naturales a un
nivel profundo. Fenómenos como los cambios en los
océanos, la pérdida de los casquetes polares de hielo, las
sequías, las tormentas, los fenómenos meteorológicos
extremos, se están convirtiendo en algo común. Mu-
chas de nuestras ciudades más grandes y prósperas son
opresivas e incluso peligrosas para vivir y por doquier
181
Sexta Parte
¿A quién le importa?
No trates de aparentar tranquilidad. Me importa,
y a ti también.
Pero todavía podemos preguntarnos esto:
¿A quién le importa? ¿Y por el bien de quién?
La mente controladora
La mente es la que tiene el control. Declara cómo son
las cosas y emite sus dictámenes. En el juego de la men-
te, mi función es ser el receptor, el que escucha y res-
ponde. Se podría decir que mientras respondo, hago
uso de la mente, pero esto no significa que ahora tengo
el control. Es la mente la que controla y hace uso de
la mente. Poco a poco se establece la continuidad y un
orden toma forma: el régimen de la mente.
El tipo de cuidado que puede liberarnos del régimen
de la mente no tiene nada que ver con tratar de reco-
lectar algunas migajas de positividad, unos momentos
adicionales en los que podemos decir que nos sentimos
verdaderamente satisfechos. El cuidado que necesita-
mos es más como un ungüento curativo que calma y
libera suavemente la tensión que ha tironeado nuestros
adoloridos músculos y ligamentos.
Comienza con el reconocimiento de los patrones cen-
trales que han dado forma a nuestra experiencia: la di-
visión entre sujeto y objeto, la confianza irreflexiva en
186
Ocuparnos de los Orígenes
Concernirse es lo primero
El concernirse-cuidar ocurre previo a las verdades que
proclama la mente y es en el cuidado donde debe origi-
narse nuestro desafío al régimen de la mente.
El que se concierne
Por sobre la mente, más allá de la mente; por sobre los
sentidos, más allá de los sentidos; antes de que la reali-
dad se convierta en formas sólidas: está aquello que se
concierne y cuida.
¿Qué es? Nunca hemos sido presentados. Parece que es
un secreto íntimamente guardado. La mente misma no
parece saber.
Tal vez sea una parte superior de la mente, pero si es
así, la parte inferior de la mente, la que regula el régi-
men, parece no tener acceso ni tal capacidad.
¿Cómo podríamos describir esta mente bondadosa, in-
cluso de manera condicional? Como un aura de luz, un
lugar abierto, como la salida del sol al amanecer... o la
luz antes del amanecer. Neutral, libre de toda pertenen-
cia. Independiente y singularmente poderosa. Sujeta a
ningún dictado, libre de toda sugerencia. Una autori-
dad superior.
El régimen de la mente es como los tribunales infe-
riores en el sistema de justicia, que aplican de mane-
ra diligente las leyes, pero curiosamente nunca se sabe
206
Ocuparnos de los Orígenes
La alegría de cuidar
Los tesoros que brinda el cuidado operan de otra ma-
nera. Podemos disfrutarlos sea que los poseamos o no.
Es como la alegría profunda: no depende de las cir-
cunstancias externas o de los buenos resultados. No re-
quiere de personas o posesiones, de riquezas, posiciones
o logros.
Hay grandes ejemplos en la tradición tibetana, maes-
tros como Milarepa o Longchenpa, o yoguis que prac-
ticaron con gran rigor en tiempos más recientes. No
tenían nada, pero al parecer eran profundamente feli-
ces. Podríamos reflexionar que tal vez su felicidad se
debía a que encontraron una forma de concernirse-cui-
dar que no depende de “ser feliz”.
Finalmente, podemos considerar el ejemplo del propio
Buda. Como príncipe, poseía todo lo que el mundo de
su tiempo podía ofrecer, sin embargo, lo dejó todo. Po-
dríamos preguntarnos, ¿cuál fue su motivación? ¿Cuál
221
Sexta Parte
El cuidar y la sabiduría
Cuando aprendemos a concernirnos, el cuidado se ex-
pande. Sustentado por la conciencia, se abre plenamente
en todas las direcciones, en 360 grados. En ese momen-
to, podemos comenzar a formular preguntas que abran
nuevas áreas de investigación. El cuidado se transfor-
ma en el vehículo para el crecimiento de la sabiduría.
Veamos cómo podría ocurrir esto.
Todos estamos familiarizados con los pensamientos,
sentimientos y emociones que conforman nuestro reino
mental. Si observamos de cerca y con paciencia, vemos
que nuestros sentimientos, estados de ánimo, reaccio-
nes y juicios parecen surgir de la nada. En un momento
nos sentimos de una manera y enfocamos nuestra aten-
ción en determinada dirección, y al momento siguiente,
como una burbuja en el agua, brotan nuevos sentimien-
tos e inquietudes.
226
Ocuparnos de los Orígenes
Ante lo real
Que yo sepa, los bebés y los niños muy pequeños rara
vez sueñan. Mi teoría para explicar lo anterior, es que
aún no han desarrollado los conceptos y las imágenes a
partir de los cuales pueden construir un sueño. Con los
adultos es diferente. Por eso soñamos sin esfuerzo, in-
cluso aunque no siempre recordemos nuestros sueños.
Los sueños, como ya hemos visto, constituyen un de-
safío interesante para nuestra percepción habitual de
lo que es real. Una vez que estamos en el sueño, nos
parece real, exactamente del mismo modo en que la ex-
periencia de vigilia nos parece real. Excepto en algunos
raros casos, no dudamos de la realidad del sueño que
estamos teniendo. La pregunta nunca se nos ocurre.
Al mismo tiempo, muchos sueños presentan imágenes
y eventos que son completamente nuevos para noso-
tros. Es un enigma de dónde provienen todos estos
contenidos. ¿Sobre qué base los fabricamos? ¿Con qué
material urdimos su trama? ¿O es siquiera exacto decir
que somos los autores del sueño, cuando aparentemente
acude a nuestras mentes sin un control consciente?
Surgen preguntas similares en relación a los espejismos
que aparecen en un día caluroso en el desierto. Con un
espejismo, la situación es diferente: sabemos que lo que
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Sexta Parte
254
epílogo
Cuidar desde el corazón
Al concernirnos:
265
Epílogo
Saber Concernirse
275
Sobre el Autor
Una vida
dedicada a la
actividad del
Dharma