Arcilla Negra - Helenio Campos Ocaña
Arcilla Negra - Helenio Campos Ocaña
Arcilla Negra - Helenio Campos Ocaña
ARCILLA NEGRA*
(POESÍA)*
Helenio Campos Ocaña
BREVES ACLARACIONES
Algunas de las poesías que contiene este libro están escritas hace más de veinte años. Su
autor, de temperamento artístico y poético, las originaba con sorprendente naturalidad y fervor,
para descuidarlas a continuación. Llegó un momento que por cualquier parte de nuestro
humilde hogar hallábamos las creaciones de Helenio, sin constatar en él interés en guardar el
producto de sus aspiraciones.
Si Helenio hubiera sido cuidadoso, recogiendo y guardando sus poesías, ellas podrían constituir
más de mil páginas como las que presentamos; gran parte de estas se han conservado porque
su madre las recogió y las guardó. Como padres, ya avanzados de edad, que avalamos esta
pequeña introducción, largo tiempo hemos esperando la oportunidad de editar este librito sin él
saberlo como homenaje a un hijo ejemplar, virtudes personales que a igual nivel y condición
comparten sus otros cinco hermanos.
Sus padres:
Severino Campos e Igualdad Ocaña.
SOLEDAD
** Digitalización: KCL.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
EL MURO
Tú y yo solos.
Muro de por medio.
Pero con un agujero en el centro
para que nos sepamos solos.
Tú callas.
Yo bordo mi silencio.
Y el muro se ríe de nosotros
con carcajadas de tierra.
Carcajadas de ironía
de burlas y de escarnio.
Carcajadas de nerviosismo,
de inseguridad y de miedo.
No es la pared el enemigo.
El enemigo es el silencio.
Y mientras él exista, dos mitades,
Jamás sumarán una unidad.
SOMOS
Somos…
Mezcla de “ALGOS” que no son nada.
Injerto de carne propia que no funde.
Mentes de ideas tergiversadas
que navegan en un barco que se hunde.
Masas que por inercia ruedan la pendiente.
y aún así, más fuerzas imprimen a su rodar.
Masas cansadas ya de tanto llorar.
Masas con el corazón demente.
¿Hacia dónde van?... No lo saben.
¿De dónde vienen?... Tampoco.
Sólo esperan a que acaben
de hundir este barco, poco a poco.
SEMILLA
Contigo aquí
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
Donde el dolor
es rey omnipotente
con un solo color que
enardece la mente.
No pertenece
al ayer de la guerra y amargura.
Por eterno anochece
sin pertenecer a Hoy de dictadura.
Y en un gélido estío
se convierte en una cosa
que fallece de frío
como en el invierno, la rosa.
y empieza a caminar
todas las almas inquietas.
ELEGÍA NEGRA
El tiempo pasará
en un cabalgar de años.
Mas al mirar atrás, escupirá
sobre los escombros de tu nombre.
La prostitución, tu arte
más largamente acariciado.
Y si no, que hablen tus “clientes”.
ayer enemigos y hoy aliados.
Astilla en el corazón
de nuestra España idealista,
que sostiene tu Blasón
a fuerza de cuello Anarquista.
SOLDADO HORTELANO
Y Pascual, el hortelano
ignorado el porqué y el hacia adónde,
con el fusil en la mano
amaga el propio miedo que esconde.
Y hacia un costado
veinte madres llorando están,
por el hijo arrebatado
que tal vez ya nunca verán.
MI VERSO CAMPESINO
Mi verso campesino
cabala prendido
del muy agudo trino
de un gorrión .caído
Mi verso no es verso,
Sino palabras al viento
formadas por el labio terso
de un particular sentimiento.
Mi rima es un suspiro.
Es un tic-tac mi métrica.
Tierra en vez de papiro,
donde se vierte la idea política.
Es el pétalo ajado
que no se abrió en primavera.
Es un beso amortajado
que no llegó a vez primera.
Triste gorrión
con su ala quebrada.
Un trinar de corazón
camino hacia la nada.
Se vuelve tambor
y con sonido de acritud
muestra al hombre con dolor
la evidencia de su esclavitud
De cualquier manera
no es verso el cantar mío.
Es arena de una quimera
depositada sobre el vacío.
YO TE SALUDO
y la mirada enjuta
por el dolor,
mas no apagada…
Con la vergüenza
que me ensombrece la faz,
ante la impotencia de saberte cerca
y tan prisionera como la paz.
Nada me pertenece,
ni la virtud ni el ultraje.
Pero no avergüenza confesar
que soy yo, mi único equipaje.
Y si el etéreo infinito…
solos, yo con este envoltorio mío…
Jugaremos a preguntarnos,
Si es algún día existimos.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
ERASE UN CAMINANTE
Erase un caminante
que tras por su vida andar,
sólo al tener la muerte por delante
pudo su propio camino hallar.
Erase un caminante.
Ampolla, piedra y andar.
Fija la vista adelante
y por el mundo a rodar.
Erase un caminante.
Ampolla, piedra, andar.
Una huella zigzagueante
bajo el pie comenzó a llorar.
Me falta vida
para cantarte, dolor.
Dolor de la sonrisa
sin alegría.
Dolor del silencio
que encierra palabras.
Dolor del grito
que no tiene voz.
Dolor de la pólvora.
Y del humo.
Y de la sangre.
De la infancia
de los huesos
y las carnes hinchadas,
por el volumen terrible
y macabro de las hambres.
Dolor de la infancia
que a falta de juguetes,
juega “a ver quién
puede vivir un día más”
Me falta vida, repito,
para cantarte dolor.
Motor de los palpitares
de este mundo enloquecido,
que camina trastabillado
hacia su propia extinción.
NUEVA HUMANIDAD
Yo soy de ahí…
de ahí donde el barro es mezclado
con un torrente de plasma nacarado
para formar una alma carmesí
Yo soy de ahí…
de ese vientre de tierra
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
Crisálida apenas
De tierra, sangre y metralla,
soy un mundo que estalla
úlceras ajenas.
Yo soy de ahí…
de ahí donde el barro es mezclado
con torrente de plasma nacarado….
¿Qué puedes, pasado, esperar de mí?
Si todo a tu alrededor
carece de sentido.
Si te causa dolor
el… “tal vez haber sido”
Si quieres agua
y llena tu boca de arena.
Si tu pecho es una fragua
En donde forjan tu propia pena…
Si quieres a tu respiración
sin controles ajenos.
Si deseas a tu corazón
Dueño de latidos serenos…
ENSAYO A SAETA
“Rendirás pleitesía
así y estés comiendo lodo.
Obedecerás en todo
y no brotará en ti la ANARQUÍA”
**************
¡Oh, voz de la oscuridad
que nadie jamás te vio.
Tal vez porque te creó
la enfermiza autoridad!
**************
Y el cantar de esta saeta
hace al hombre vibrar,
porque dentro de su alma inquieta
sabe que no tardará en llegar…
¡Mil cristos de carne que saben labrar!
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
PAISAJE
Un roce en el acaso
que se pierde en el ocaso
de un “Todo”, que no fue nada.
VITA-MORTIS
Vivir…
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
Vagar…
Como un Zombi errante
sobre caminos trazados ya.
Luchar…
Con tan sólo la mezquina ilusión
de ver llegar un día más.
Con la infantil
y absurda pretensión
de, permaneciendo de erectos,
vencer el llamado de la gravedad.
Vivir…
Sin un algo mejor
que el simple hecho de vivir…
¡Eso es tan sólo morir!
Las sombras
son dueñas y señoras.
Jerarcas milenarias
de las almas estrechas.
Y los perros,
mueven el rabo
mientras lamen el tacón…
Tacón que les permite vida.
Tacón que les regala muerte.
Y sus gargantas son silencio…
Y sus dientes son silencio…
Y sus vidas… También son silencio.
Se arrastran,
más que caminan,
por no molestar al amo,
en alzar demasiado la bota.
Tengo un niño
al que no dejé crecer…
Y vagó errante
por lo más recóndito de mi alma.
Recorrió toda su extensión, cavilante.
Palmo a palmo, con calma.
No podía nada…
Nada decía…
Porque el pobrecito temía
a mi mano, en su intento, frustrada.
Después de eso…
Al través de la inmensidad de un beso…
A esconderse, niños,
que se van acercando
los Señores de la Guerra.
Botas que van flagelando
la corteza de la tierra.
Sembradores de lágrimas.
Cosechadores de agonía.
Dueños de la bota y del fusil
con los que apagan la luz del día
y a la verdad visten con ropa vil.
A esconderse, niños…
A no dejarse ver.
Que los Señores de la Guerra
no tardaran en aparecer
cabalgando el cañón que aterra.
Enarbolando banderas
que van agitando al viento.
Barras, martillos, soles o cruces.
Y a su paso tintinea cruento,
el dinero, destello sin luces.
El color blanco.
El color amarillo
y también ya, el color moreno.
Ojos rasgados y horizontales sin brillo.
Dueños y señores del dolor ajeno.
A esconderse, niños…
A crecer sin dejarse ver…
Que los Señores de la Guerra
segar quieren el crecer
de vuestras raíces en la tierra.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
Madre…
Tengo miedo.
Este cruel mundo
al que me arrojaste,
no lo comprendo.
Luché nueve meses
dentro de tu vientre.
Luché día tras día
durante todo ese tiempo
a brazo partido con la muerte…
¡Y logré ganar!
Gané, madre mía
la terrible partida.
Pero el premio…
El premio…
¡Es esto!
Un mundo caótico.
Una gran caja de Pandora
hecha de lágrimas
para encerrar por siempre
el llanto de los hombres.
Una gran matriz
donde lo cotidiano
es la eterna lucha
mano a mano
otra vez con la muerte.
¡Peor aún…!
Es una matriz inmensa
con matices de arcano
donde para sobrevivir
debes dar muerte a tu hermano.
Un mundo con sangre de pólvora
y esqueleto de metralla.
Un mundo de arrastrar cadenas
donde la sonrisa en la cara te estalla
con mil cánticos de penas.
Madre…
Tengo mucho miedo.
Déjame por tu interior reptar
hasta mi morada inicial.
Quiero en ti vientre dilucidar
si escojo morir en la vida
a manos de un hermano…
O si a caso simplemente
abrazado al interior de tu vientre,
me abandone a morir.
Madre…
Tengo mucho miedo.
Por favor…
Protégeme en ti.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
Ojos rasgados.
Sombras.
Rama selvática
con ondulaciones
de viento
Y de metralla.
Llanto que huele
a percho materno.
Y que hiere la sombra.
Y que estremece al viento.
Ojos rasgados
por la raza y por el hambre.
Por el llanto
y el dolor.
Que en ausencia
de muñecas,
juega con la presencia
de un fusil
que ya no utilizará
la mano rígida
de su padre muerto.
Y ya no serán niños.
Sus pulmones,
fusión de carne y pólvora,
mañana temprano
escupirán metralla
para vengar su niñez.
O tal vez
como tantos otros…
Las mil toneladas
del Apocalipsis
aplastarán su existencia
de hierba huérfana,
junto a la frialdad
del cadáver de un padre,
de sus ideales y de su fusil.
Y te han robado
aquella infantil risa.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
Y te han matado
tu infancia de clavel.
Es toda tu fa
Una terrible,
Esterilizada por la Guerra,
para que no brote la paz.
Cuando crezcas…
Serás tiempo…
Y a la vez polvo
de otro tiempo…
Con olores todavía
de pólvora encendida,
de metralla candente,
de gritos de dolor
y de suspiros de muerte.
Cuando crezcas…
Aquello suspiros de muerte,
aquellos gritos de dolor,
aquella metralla candente,
la pólvora encendida aquélla
que se filtró por cada poro de tu piel,
hasta integrarse mutilaste
en el juvenil torrente
de tu muy hambrienta sangre…
¡Te habrán convertido para siempre
en polvo de otro tiempo!
Sangre de niño
cuyo tiempo de metralla
le proporciona la edad de otrora.
Plasmo es que estalla
sobre la faz de una parte triunfadora.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
Y así se olvida
en un diplomático margen
de ese portentoso río,
hasta que una cobarde
y terrible cansada memoria,
hiende en ella un dedo de lágrimas,
para en esa arena, marginada de la Historia,
escribir un sentido…
…¡Perdóname, hijo mío!
EL CAMINO
El camino
Que debo emprender,
Es una grieta estrecha
Con pedernales rojos.
Tortuoso.
Seco.
Con estrechez de apenas
Un suspiro personal.
Es un camino
De humo,
Para la profesión
del caer.
El camino
Me subirá a las alturas
y bajara a las entrañas
de quien le hizo nacer.
No sé
cuándo de él
alcanzarán besar
las plantas de mis pies.
No sé
cuánta extensión
de mi piel,
dejaré en su estrechez.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
No sé siquiera,
si además de su principio,
tras de alguna rinconada
aparecerá su final.
Pero es mi amino
y eso lo hace ideal.
Encauza mi destino
y es búsqueda de un final.
Es mi camino
y lo debo recorrer
a fuerza de piel herida
y a golpe de pedernal.
IBA
Mentiras… desilusión…
Ya no hay ternura; sólo pasión.
Y un gran motor lubricado
en lugar de corazón.
CUATRO JINETES
Escucho su redoblar
avanzando lentamente.
¡Caracola de la mar
que te clavas en mi mente!
¡Caracola de la mar
que te clavas en mi mente!
Escucho su redoblar
avanzando lentamente.
Es la gurra y compañeras:
Hambre, Peste y Muerte.
Fina aguja de terciopelo
bordando paño de quimeras.
Escucho su redoblar
avanzando lentamente.
¡Caracola de la mar
que te clavas en mi mente!
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
¡PROTESTO, SI!
¡Protesto, sí!
¡Protesto, sí!
¡Protesto, sí!
¡Protesto, sí!
¡Protesto, sí!
HOMBRE
¿Cuál es su nombre?
…¡Hombre!
ANOCHE SOÑE
Anoche soñé…
¡Qué maravilla son los sueños!
Anoche soñé…
Anoche soñé…
Anoche soñé…
Soñé tantos y tales sueños
que de felicidad sentíame henchido.
Y así, sin saberlo, entre esos lapsos risueños,
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
YO QUISIERA ENCONTRAR
Yo quisiera encontrar…
… un lugar.
Yo quisiera encontrar…
…un lugar.
Un lugar escondido
de este mundo caótico.
¡Pandoresco cajón despótico
que guarda corazón podrido!
Donde vea el dolor del uno, sollozar
lastimeramente en el pecho del vecino,
y con la firmeza del encino
ambos a la vida abrazar.
Yo quisiera encontrar…
…un lugar.
La comprendo; y un sentimiento
de rebelde extrañeza,
asienta su realeza
en mi pensamiento.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
EL HUMANO SE PIERDE
El humano se pierde…
Se pierde en un laberinto
de sangre, de pasión y de instinto,
huyendo de un Minotauro verde.
Fracasó de su intento.
Ya Darwin nos lo mostró.
El hombre iba siempre en ascenso
hasta una altura que no mereció.
Somos tú y yo…
Dos rí0os paralelos
que corren hacia el mar
y sólo ahí su cauce y desvelos
podrán al fin juntar.
El sonido de un salterio
en coro con las copas del dolor.
Una lápida de cementerio
sin despedida de amor.
CONSEJO
Querer ir a la Luna
para nuevo con fin colonizar,
cuando no encontramos forma alguna
de nuestra Tierra cohabitar.
CIVILIZACIÓN
REBELDÍA
Yo no quiero llevar
en mi cuello un yugo.
Antes me deberé rebelar
contra quien se piense mi verdugo.
Yo no quiero llevar
en mi cuello ningún yugo.
Antes pugnaré por desterrar
a quien piense mi verdugo.
GRITO VEDADO
TU VEJEZ
Y verás
cómo las manos te empiezan a temblar.
Y poco a poco sentirás
que la memoria comienza a flaquear.
Y te estarán prohibidos
los mejores frutos de la vida.
Y tan sólo escucharás quejidos
de aquella existencia perdida.
El pelo cano
habrá invadido tu sien
y ya será en vano
tratar de sentirse bien.
GRACIAS
Gracias…
Por, tenderme la mano
en este mundo sin manos.
Redondo
y encerrado en sí mismo.
Gracias…
Por trasmitirme tus latidos
en este momento de acero.
Frío por dentro.
Frío por fuera.
Gracias…
Por recordarme que vivo
y hacerme ver que el mundo
no es un gran ataúd,
en donde se pasean los muertos.
Gracias…
por todo lo que me diste.
Gracias…
Por lo que quisiste
mas no me pudiste dar.
Pero…
Por sobre todas las cosas,
gracias por hacerme entender
que también estoy capacitado,
para poder recibir, las gracias.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
AIRES
Y se contonean
entre las cosas,
mientras rastrean
perdidas rosas.
YO TE HABLO, HOMBRE…
Yo te hablo, hombre,
con la voz que golpean
las muletas de la ronquera.
La voz herida
por el arrastrar de las horas
sobre su cuerpo de tiempo.
Yo te hablo, hombre,
con el tono de la telaraña
que ya no tiene morador,
pero que resiste el embate del viento,
sobre toda posible esperanza,
por un férreo pundonor.
Yo te hablo, hombre.
Y te digo que siento
que tu llanto no tiene caso.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
Yo te hablo, hombre.
Y hará bien tu razón
si se sosiega y escucha.
Porque nunca el corazón
que se convirtió el lágrima
pudo ganar una lucha.
Yo te hablo, hombre,
desde ahí, si tiene hambre.
Si has caído en la vida sin sentido.
Si tienes sed de justicia.
Si anhelas paz
contigo mismo y con los demás.
Si eras lágrima
y quieres ser voz.
Si tienes blanda mano
que desea crisparse en un puño.
Si tus dientes se niegan
a morder ya tu sonrisa.
Yo te hablo, hombre,
si tienes esas necesidades,
para que te hundas en tu interior.
Y ahí, entre tripa y corazón,
ya con plena conciencia,
comienza a parir tu Revolución.
Barro tierno
húmedo de ansia
y fecundo de ilusión.
Unas gotas cristalinas
de esencia de trigal.
Las manos tibias
de una madre modelando
y junto al corazón…
esa rama verde
que en su pico lleva
la blanca paloma.
¡Pero nació!
PEDRO SOMBRA
Yo tuve un amigo…
Un amigo que deseó esconder.
Huir de la realidad
y entre las sombras perderse.
Yo tuve un amigo
en el lejano ayer
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
Perdió su nombre
y a nadie asombra
que en vez de llamarse “Hombre”,
se le llame… Pedro Sombra.
Yo tuve un amigo
al que nadie hizo justicia…
Y en un rincón, la tiniebla es testigo
de sus temblores de hambre e injusticia.
¡Pedro Sombra!
¡Amigo Pedro Sombra!
¿En que rincón de la nada
yace tu alma fustigada?
¡Pedro Sombra!
¡Vuelve otra vez a los llanos
y escupe todas tus hambre
en la faz de los tiranos!
¡Pedro Sombra!
Te dieron corazón.
Te dieron la voz y la palabra.
Te dieron, Pedro Sombra, la razón.
¡Pedro Sombra!
¡Amigo Pedro Sombra!
¡Toma la voz
y transfórmala en palabra!
Pedro Sombra…
¿Adónde irás?
¿adónde irás
que no te veas?
¿Cuál agua
no será espejo
que te abofetee
con tu imagen?
¿Qué viento
no arrancará
el barro seco de tu carne
para hincarlo en tus ojos?
¿Qué palabra
no rebotará en el espacio
para golpearte
con tu propio nombre?
¿Qué camino
pedro Sombra,
habrá sin agua
ni viento, ni palabra?
HACE TIEMPO…
Hace tiempo…
cuando yo escuchaba
el susurro del viento
y lo entendía.
Hace tiempo…
cuando unos zapatos raídos
eran acariciados a su paso
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
Hace tiempo…
cuando la montaña
era incitante reto
y no un final.
Hace tiempo…
cuando la lluvia
no obstante mojar el cuerpo
también fertilizaba el alma.
Hace tiempo…
cuando un beso era poesía.
Y tras él, todo el día
retozaba el corazón.
Hace tiempo…
cuando yo escuchaba
el susurro del viento
y lo entendía… era feliz.
EL AVE VOLARA
El ave volará
por que su condición es volar.
El ave volará
aunque para ellos debe luchar.
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“Arcilla negra” de Helenio Campos Ocaña
El ave volará
porque su condición es volar.
El ave volará
aunque para ello debe luchar.
Y el hombre
cuyas alas son la libertad,
deberá emanciparlas, aunque asombre,
rasgando siempre la oscuridad.
El ave volará
porque su condición es volar,
y el hombre libre será
a fuerza de canto o cañón.
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