Viacrucis de Nuestro Señor Jesucristo

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VIACRUCIS DICTADO POR NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

(Agustín del Divino Corazón – Manizales, Colombia)


Septiembre 17/2008 (2:00 pm)

Jesús dice:

I ESTACIÓN Jesús es juzgado y condenado a


Muerte.
V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Contempladme silencioso, delante del gobernador romano, esperando


pacientemente Mi condena de muerte en la Cruz. Mis enemigos están
sedientos de Mi Sangre porque Me consideran culpable; culpable por
considerarme Hijo de Dios, culpable por llamarme Rey de los Judíos,
culpable por anunciar un Reino, reino de paz y de justicia; culpable
porque sané enfermos, liberé endemoniados, resucité muertos;
culpable por devolver el estado de Gracia a multitud de pecadores.
Mi Divino Corazón acogió con humildad y serenidad la sentencia;
sentencia para redimiros del pecado, sentencia para daros nueva vida.
Mi Madre guardó en Su Doloroso Corazón las palabras del veredicto;
Corazón Sufriente, porque lo más amado sería maltratado, Su Hijo, el
Hijo de Dios pagaría alto precio por toda la humanidad.

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Vosotros, conservad la paz cuando os juzguen, os calumnien
injustamente. Desde el silencio de vuestros labios y quietud de vuestro
corazón llegad a Mí, que seré vuestra Defensa; vuestro Justo Juez os
declarará libres, inocentes. Nuestros Corazones Unidos y Traspasados
os motivan a caminar por las sendas de la justicia y de la verdad en
hacer el bien, aun a vuestros propios enemigos, a perdonar de corazón
a vuestros agresores y a orar por todos los que os hacen mal.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

II ESTACIÓN Jesús es cargado con la Cruz.


V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Mirad, hijo Mío, los hombros, que un día cargaron sobre sí a la oveja
perdida; oveja que conduje al aprisco de Mi rebaño para sanarla, para
alimentarla; oveja débil que la llevé a verdes pastizales para
robustecerla, oveja sedienta de agua fresca; agua que le di a beber en
abundancia en las Fuentes de Mi Divino Corazón; hombros que ahora
son Llagados por la crueldad de Mis verdugos; verdugos que colocaron
sobre Mis delicados hombros el pesado, tosco, leño de la Cruz; Cruz
que rompió Mi piel, produciéndome la Herida más dolorosa de Mi
Sagrada Pasión; Cruz que hacía tambalear Mi Cuerpo por su enorme
peso; Cruz que exaltó la furia de Mis opositores; Cruz que laceró el
Corazón Inmaculado de Mi Madre, Madre que caminó Conmigo el
doloroso trance de Mi Pasión; Madre que a medida que iba dejando los
rastros de Mi Sangre Preciosa la adoraba y la recogía en el copón de
oro de Su Doloroso Corazón.
Hijos Míos, sobrellevad las cruces con amor. Ofrecedme vuestros
sufrimientos; sufrimiento que es dulcificado, porque más allá de
vuestro camino llegaréis a la meta; más allá de vuestro camino
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recibiréis el premio prometido. Nuestros Corazones Unidos y
Traspasados llevamos la Cruz con amor; cargadla vosotros sin
reproche, sin dilación porque a la vera de vuestro camino recibiréis
recompensa. La Cruz os pule, os perfecciona, os hace santos.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA
Cuius animam gementem
Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

III ESTACIÓN Jesús cae por primera vez.


V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Mi Cuerpo debilitado por el peso de la Cruz, cayó en tierra; caída que
abrieron más heridas en Mis rodillas, en Mis codos, caída que abrió un
orificio más profundo a las Llagas de Mi Sagrado Hombro. Fue terrible
la intensidad de Mi dolor, pero aun así saqué fuerzas y emprendí de
nuevo Mi camino; camino que os abriría esperanzas, camino que os
mostraría un nuevo cielo, camino que se llevaría vuestras miserias y
vuestros pecados porque muy pronto daría Mi Vida para daros vida;
muy pronto os absolvería de vuestra culpa ante Mi Padre Eterno.
Caí por primera vez, pero Me supe levantar porque Mi Amor por
vosotros Me hacía abrazar la Cruz con ardor y con locura. Caí por
primera vez, pero Me supe levantar con nuevo ímpetu, con nuevas
fuerzas; caída que os llama a vosotros a caminar siempre hacia delante,
a no mirar hacia atrás; caída que os llama a levantar vuestra frente con
dignidad, porque una vez caísteis pero os levantasteis, reconocisteis
vuestro error, os esforzasteis por superarlo. Vuestra primera caída os
muestra que sois débiles, que la fuerza sólo la halláis en Mí. La
Presencia de Mi Madre avivó en Mi Corazón el deseo de sufrir, de
padecer. La mirada lúgubre de Sus Ojos, Me hizo comprender de nuevo
que para esto había venido a la Tierra: a ofrendarme como Alma
Víctima Divina por todos vosotros. Nuestros Corazones Unidos y
Traspasados derraman Gracias en vosotros para fortaleceros y
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preveniros de caídas; os dan temple para que rehuyáis al pecado,
evitéis todo tipo de tentación y os conservéis en estado de Gracia.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

IV ESTACIÓN Jesús encuentra a Su Madre.


V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Camino al Calvario, Me encontré con Mi Madre. Nuestros Sagrados


Corazones se entrelazaron de amor y de sufrimiento. La miré
tiernamente a Sus Ojos, con Mi Mirada le hablé a Su Corazón, apliqué
bálsamo sanador a Sus heridas, dándole vigor; la fortalecí, de tal
manera, que anduvo a Mi lado sin responder a los insultos, burlas,
golpes, salivazos y oprobios que cruelmente recibía de Mis adversarios.
Ella, que un día Me veía en el taller de San José armando crucecitas de
madera, hoy Me veía frente a Sus Ojos, abrumado y extenuado por el
tremendo peso de la Cruz. Ella, que siempre permanecía a Mi lado para
cuidarme, evitando al máximo el más leve dolor a Mi Cuerpo Santísimo,
hoy Me veía herido y bañado en Sangre.
Sé que no alcanzáis a comprender la magnitud de Su Dolor; dolor
incomparable con la profundidad de un océano o con la longitud del
mundo entero, pero estaba ahí para consolar Mi agonizante Corazón.
Estaba ahí para fortalecerme en Mi debilidad. Estaba ahí para
enseñarme que en todo hay que hacer la Divina Voluntad. Estaba ahí
para unir Mi Corazón a Su Corazón, en el amor. Estaba ahí con Su
Corazón traspasado de dolor, pero lo soportaba todo, lo aguantaba todo
porque sabía que no serían vanos Mis Sufrimientos; conocía que la
Cruz es Victoria y Triunfo sobre la muerte.
Nuestros Corazones Unidos y Traspasados os aleccionan a morir a la
voluntad humana y a nacer a la Voluntad Divina, a confiar en Dios sin
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reserva, a conservar el sosiego en vuestro espíritu, aun en vuestros más
terribles sufrimientos; porque después de la tormenta siempre vendrá
la paz, después de las cumbres borrascosas llegarán suaves oleajes que
darán descanso vuestro fatigado corazón.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

V ESTACIÓN El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la


Cruz. V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Los soldados romanos, temiendo que no aguantase hasta el monte


Gólgota, eligen a un hombre, a un tal Simón de Cirene, a que Me
ayudase a llevar la Cruz. Mis Ojos estaban cubiertos de coágulos de
Sangre, Mi túnica estaba adherida a las Llagas de Mi Cuerpo, Mi
Sangre se derramaba a borbotones y era desperdiciada, pisoteada y
profanada. Los soldados no actuaron movidos por compasión, actuaron
inducidos por satanás, porque su furia estaba encarnizada contra Mí,
Cordero indefenso, que era llevado al matadero para ser degollado en
el patíbulo de la Cruz.
Simón de Cirene cargó con Mi Cruz, no por voluntad propia, sino
impuesta. Desconocía que era la Cruz del Dios Vivo, la Cruz del
Redentor que se ofrecía como Víctima Divina por él y por el mundo
entero. No comprendía el gran Misterio de la Cruz, su entendimiento
estaba opacado frente a lo que sus ojos veían.
Mi Cuerpo Sagrado recobró fuerzas; fuerzas, porque este hombre llevó
a cuestas el Signo de la Redención. El gesto de Simón os llama a
vosotros a no protestar por la Cruz; Cruz que el Cielo os envía para que
os hagáis santos. Cruz que el Cielo os envía para que os hagáis
semejantes a Mí. Mi Madre oró al Padre por el gesto de este hombre;
hombre que desconocía su papel cooperador en el Plan Redentor.
Nuestros Corazones Unidos y Traspasados os dan ejemplo a que no
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reneguéis del sufrimiento, a que lo aceptéis con resignación, a que
llevéis sobre vuestros hombros su peso; peso que será alivianado el día
en que os encontréis en la Casa de Mi Padre.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADR NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

VI ESTACIÓN La Santa Verónica enjuga el Rostro de


Jesús.
V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“La Divinidad dibujada en Mi Sagrado Rostro, la perfección esculpida


por las Manos de Mi Padre, la hermosura y finura de Mis Facciones
han perdido Su Belleza; la lozanía de Mi piel se ha marchitado, el brillo
de Mis Ojos se han opacado porque el hinchazón de Mi Cara, el polvo,
el sudor y sangre en grumos lo han desfigurado. Mi Rostro, que era
antes el encanto de las almas vírgenes, hoy son el repudio de las almas
sensuales; almas que se gozan de Mi sufrimiento, almas que les alegra
Mi dolor; almas que llegarán al culmen de la condenación con Mi
muerte porque Mi Cuerpo Lo profanaron, Lo mancillaron. Cuando iba
camino al Gólgota, ayudado y asistido por los Santos Ángeles, una
humilde y valerosa mujer llamada Verónica, se adentró en el espesor
de la muchedumbre y llegó a Mí con un lienzo blanco en sus manos,
limpió Mi Rostro irreconocible por el polvo, el sudor y la sangre.
Oh, mujer heroica, que habéis sabido vencer la furia diabólica de los
soldados romanos y de cada uno de Mis enemigos; como pago a vuestro
gesto de amor, imprimo en vuestro manto Mi Divino Rostro y esculpo
en vuestro corazón Mi Rostro agonizante para haceros partícipe de Mi
Sagrada Pasión; Pasión que os moverá a la santidad, Pasión que
excitará vuestro espíritu en ansias de Cielo. Mi Madre cubre a la
Verónica bajo los pliegues de Su Sagrado Manto, prende fuego de amor
en su corazón; amor a Cristo Crucificado, amor por el Mártir del
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Gólgota. Nuestros Corazones Unidos y Traspasados se entrelazan en
un mismo sufrimiento porque Mi dolor es su mismo dolor; Mi
padecimiento es su mismo padecimiento. Imitad, pues, el heroísmo de
la Verónica y venid a enjugar Mi Rostro porque muchas almas, aún lo
golpean, lo maltratan con su vida de pecado.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

VII ESTACIÓN Jesús cae por segunda vez.


V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Los empujones, los latigazos, las burlas e insultos hacen que caiga
por segunda vez. Mis fuerzas físicas se agotan, pero jamás Mis fuerzas
espirituales porque sé que, muriendo en una Cruz, habré dado gloria a
Mi Padre. Sé que, muriendo en una Cruz, habré dado victoria sobre
todo mal. Sé que, muriendo en una Cruz, os habré rescatado, os habré
liberado. Sé que, muriendo en una Cruz, os abro las puertas del Cielo.
Estos sentimientos de Mi sufriente Corazón son la fortaleza para
levantarme de nuevo y proseguir Mi camino; camino tumultuoso,
escarpado y apesadumbrado, pero camino que Me conlleva a la meta
final, al Reinado de Mi Corazón en toda creatura; camino que es el atajo
a vuestra libertad.
En Mi segunda caída, Me levanté airoso porque el bien prevalecerá
sobre el mal. En Mi segunda caída, Me levanté airoso porque en los
caminos de Dios no existe la derrota. En Mi segunda caída, Me levanté
airoso porque Mi gran Amor por vosotros Me sedujo a abrazar la Cruz,
a ponerla sobre Mis hombros malheridos y marchar camino al suplicio;
suplicio que sería la bancarrota para satanás, porque no Me dejé
amilanar por el sufrimiento. Mi Madre, con Sus Lágrimas, estáncaba la
Sangre que depuraban Mis Heridas; Su silencio se convertía en
palabras, en voz de aliento en Mi Corazón para caminar con entereza a
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Mi destino final. Nuestros Corazones Unidos y Traspasados os alientan
a levantaros de vuestras caídas, os alientan a aprender del error, a
reconocer vuestras culpas y a confesar vuestros pecados.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

VIII ESTACIÓN Jesús encuentra a las hijas


de Jerusalén.
V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“El Nardo Purísimo de celestial perfume está mal herido, deshojado. El


Hijo de Dios es reducido a la nada. El Amo y Señor de todo cuanto
existe, aparentemente ha sido desbancado, ha perdido Su Trono. Pero
lo que ellos no saben es que Mi Reinado perdurará por años sin fin;
que Mi Muerte, supuesta derrota, es Vida Eterna y garantía de
salvación para todos vosotros. El pueblo está enfurecido, todos al
unísono Me insultan, Me maltratan, quieren acabar de una vez con Mi
Vida, pero unas compasivas mujeres se unen a Mi Sufrimiento y Me
consuelan; comparten Conmigo Mis Penas, llorando Mi Dolor.
Escuchad lo que a ellas les dije: ‘Hijas de Jerusalén: no lloréis por Mí;
llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Días vendrán en que
se dirá: bienaventuradas las vírgenes. Días terribles en que dirán los
pecadores: ‘Oh, montes, caed sobre nosotros; oh, collados,
sepultadnos’. Pues, si al árbol verde así le tratan, el que no da fruto
¿cómo será tratado?’ Las palabras de estas caritativas mujeres
alivianaron el dolor de Mi Sagrado Corazón porque, al menos, no todos
estaban en Mi contra; unos querían destruirme pero otros deseaban
salvarme. Mi Madre, compungida por Mi espantoso sufrimiento,
encontró valor en estas mujeres, elevó plegarias al Cielo y se embriagó
de coraje para compartir místicamente Mi mismo Calvario, Mi misma
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Muerte. Nuestros Corazones Unidos y Traspasados os convocan a la
piedad, a compartir el sufrimiento de vuestros hermanos y a asociaros
en su dolor.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

IX ESTACIÓN Jesús cae por tercera vez.


V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Mi Cuerpo desollado, Mis carnes desgarradas y Mis huesos


descoyuntados fueron cómplices para Mi tercera caída; caída que
causó Heridas sobre las mismas Heridas. Sólo el gran Amor que os
tengo y la sed insaciable de almas fortalecieron Mi Espíritu, hasta
querer consumar Mis padecimientos en el patíbulo de la Cruz.
Con Mi tercera caída recobré ánimo para batallar pacíficamente contra
Mis contendores. Con Mi tercera caída recobré ánimos en seguir
sufriendo, porque por amor todo se aguanta, se soporta. Con Mi tercera
caída recobré ánimos para aniquilar y destruir el mal, ya que la Cruz
es Triunfo para el Cielo y derrota para el Infierno. Con Mi tercera caída
recobré ánimos, porque muy cerca estaba Mi Victoria, muy cerca
rondaba Mi Muerte; Muerte que sería de gran beneplácito para Mi
Padre porque aun en el sufrimiento, obré de acuerdo a Su Divino
Querer. Con Mi tercera caída recobré ánimos, porque Mi Espíritu
estaba deseoso de llegar al Cielo, ávido en prepararos una morada en
Mi Reino. Mi Madre Me levantó con Sus ruegos al Padre; Ella fue Mi
báculo, Mi soporte desde el día de Mi Nacimiento hasta Mi Muerte. Ella
alentó Mi caminar porque, a medida que proseguía Su Aroma Celestial,
calaba en la profundidad de Mi
Corazón y Me reconfortaba. Nuestros Sagrados Corazones Unidos y
Traspasados se mantuvieron adheridos en la alegría y en el dolor, en el
consuelo y en la desesperanza.
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Hijitos Míos, tomad nota de esta Lección de Amor y continuad vuestra
marcha. No os desesperéis en vuestras caídas, trabajad con entereza
vuestras debilidades para que seáis perfectos y santos como lo es
Nuestro Padre.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

X ESTACIÓN Jesús es despojado de Sus vestiduras.


V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Habiendo llegado a la cima del Calvario, hombres sin corazón Me


despojaron de Mis vestiduras, arrancando pedazos de carne y de piel,
abriendo paso de nuevo a Mis Heridas; Heridas que son Fuente de
Salvación; Heridas que son Océano inagotable de Misericordia; Heridas
que son Ventanas al Paraíso; Heridas que son Tesoro del Cielo poco
apreciado por los hombres.
Mirad cómo a la Pureza Infinita y al Santo de los Santos, Lo desnudan
para ser el punto, blanco de burlas. Mirad cómo a la Pureza Infinita y
al Santo de los Santos, Lo desnudan para ser foco de morbosidad de
los corazones mezquinos. Mirad cómo a la Pureza Infinita y al Santo de
los Santos, Lo desnudan para acrecentar aún más Mis Sufrimientos.
Mirad cómo a la Pureza Infinita y al Santo de los Santos, Lo desnudan
para ser espectáculo por Mis atroces Heridas. Hijitos Míos, ¿cómo es
posible que al Rey del más alto linaje, al Rey vestido con trajes de lino
fino y resplandeciente lo vituperen, lo menosprecien quitándole Su
única pertenencia: una humilde túnica ensangrentada y medio rota por
sus caídas; túnica que es repartida entre sí echándola a suerte?
Mi Madre, al ver Mi desnudez cubrió Mi Cuerpo con Su virginal mirada;
espiritualmente Me arropó con la mantilla que daba calor a Mi Cuerpo
en Mi adolescencia. Ella oró al Padre y reparó por estos vejámenes,
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suplicó perdón y misericordia por estas pobres almas, incitadas por la
furia atroz de satanás. Nuestros Corazones Unidos y Traspasados os
cubren de amor la desnudez de vuestro corazón, arropan vuestro
espíritu con el manto de Nuestra Ternura y os mueven al recato, al
pudor y a la santidad en vuestro cuerpo; cuerpo que ha de ser morada
digna para el Espíritu Santo.” Alabada sea la Pasión y Muerte de
Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

XI ESTACIÓN Jesús es clavado en la Cruz.


V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Estoy en el momento de ofrendar Mi Vida para redimiros; redimiros de


vuestras miserias, de vuestros pecados. Estoy en el momento de
poneros sello de salvación; salvación que os doy con Mi Sacrificio, con
Mi Propiciación. Ved, cómo Me acuestan en el burdo madero de la
Cruz, estiran tan fuertemente Mis Brazos y Mis Piernas que
descoyuntan Mis huesos. Mis Manos son bruscamente machacadas y
perforadas por los clavos; Manos que un día bendijeron a los niños que
se acercaron a Mí; Manos que curaron dolencias físicas y espirituales;
Manos que se extendieron al Cielo pidiendo perdón y misericordia por
los pecadores; Manos que multiplicaron cinco panes y dos peces para
calmar el hambre de Mis seguidores; Manos que acabaron con la
mercadería del templo; Manos que escribieron en el suelo, mientras
una mujer pecadora era juzgada severamente y hoy son perforadas en
la Cruz.
Mis Pies sufren heridas indecibles por la furia de cada martillazo; Pies
que anduvieron en búsqueda de la oveja perdida; Pies que nunca se
cansaron en anunciar un nuevo Reino; Pies que recorrerían comarcas,
veredas y pueblos circunvecinos buscando a quien predicar, buscando
a quien evangelizar; Pies que corrían al encuentro de Mi Madre; Madre
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que Me daba hospitalidad, calidez. Pies que iban detrás del pecador
para perdonarlo, para liberarlo de sus esclavitudes. Pies que fueron
besados y ungidos con un costoso perfume; perfume que dio santidad
a aquella mujer pecadora; perfume que se llevó la podredumbre de su
corazón para darle olor de santidad. Pies que se adentraron en el
Huerto de Los Olivos a orar, como preparación a Mi cruento
Sufrimiento. Pies que hoy son triturados, demolidos porque ya casi
consumiré Mi Sufrimiento en un éxtasis de Amor.
Mi Madre también fue taladrada por el dolor, dolor de sentirse
impotente y no poder hacer nada para menguar Mi Sufrimiento.
Nuestros Corazones Unidos y Traspasados os piden que crucifiquéis
vuestra vida de perdición y os unáis a Nuestro Sufrimiento para que
expiéis vuestros pecados aferrados a la Cruz;
Cruz que os absolverá restituyéndoos vuestro estado de Gracia.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

XII ESTACIÓN Jesús expira en el árbol de la Cruz.


V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Mi Divino Corazón naufraga en el dolor; dolor, porque Mi Sangre


Preciosa cae sobre las piedras; dolor, porque tengo una sed devoradora
y Me niegan una gota de agua, Yo, que Soy el Manantial de agua viva y
ríos de agua pura; dolor al ver cómo estas almas se gozan en Mis
terribles sufrimientos; dolor, porque Me reconocerán como al Hijo de
Dios cuando de Mi Corazón salga el último suspiro; suspiro que hará
temblar la Tierra y oscurecerse el cielo; dolor, porque estas almas han
desperdiciado la Fuente de Misericordia y de Salvación.
Heme aquí, con Mis Ojos eclipsados; Ojos que ya casi no pueden ver
porque los cubren densos coágulos de Sangre. Cercanos a Mí, estaban
Mi Madre y Mi fiel discípulo Juan. Escuchad bien Mis últimas palabras
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que dije a Mi Madre: ‘Mujer, ahí tienes a Tu hijo’; y mirando a Mi
discípulo amado: ‘ahí tienes a tu Madre’.
Desde aquel momento Mi Madre os tomó a todos como a Vuestros hijos.
Ahora acogedla a Ella como a vuestra Madre; Madre que suplica, ruega
e intercede ante el Cielo en vuestras necesidades. Madre que os cobija
a todos en los pliegues de Su Sagrado Manto. Madre que no os dejará
solos, estará con vosotros hasta el último día de vuestra vida. Madre
que llora, cuando os alejáis de Mi camino. Madre que os arrulla en Sus
Brazos, como a niños recién nacidos. Madre que os enseña que sólo
estando al pie de la Cruz, se llega al Cielo. Madre que al pie de Mi Cruz
Me escuchó decir: ‘Padre Mío, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu’.
Nuestros Corazones Unidos y Traspasados os llaman a no rehuir al
gran Misterio de la Cruz, a sobrellevarla con amor; a no renegar de
vuestro sufrimiento, a aceptarlo porque antes de entrar al Cielo, debéis
ser acrisolados y purificados como oro y plata.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

XIII ESTACIÓN Jesús es puesto en los Brazos de


María.
V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Qué escena más dolorosa y desgarradora: Mi Madre sosteniendo en


Sus Brazos Mi Cuerpo inerte; Cuerpo masacrado por las Heridas;
Cuerpo desfigurado, porque todo es una Llaga viva; Cuerpo que
después se quedaría hasta la consumación de los siglos en la Hostia
Consagrada.
Mi Madre, con Sus Lágrimas, lava y corre la Sangre adherida en todo
Mi Cuerpo, contempla Mis Ojos cerrados; Ojos que antes penetraban
el corazón de los hombres, Ojos que se admiraban y extasiaban de la
obra magna de la creación; Ojos que La miraban con indecible Amor
porque era Mi Madre. Contempla Mis labios lívidos; labios que un día
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La llamó Mamá; labios que desprendían saetas de Amor con Sus
Palabras; labios que eran espada de doble filo que hería a los corazones
soberbios; labios que no abolieron la Ley: la perfeccionó; labios que
hablaron de una vida mucho mejor que ésta. Me abraza y Me estrecha
entre Sus Brazos, como cuando era Niño; Me acaricia con dulzura,
porque sabe que el Misterio de la Redención cobra vigencia; sana Mis
Heridas con Sus besos, remienda Mi Corazón roto con Sus abrazos.
Mi Madre también os acompañará hasta el momento que exhaléis
vuestro último suspiro; Mi Madre secará vuestras últimas lágrimas en
el trance de vuestra muerte. Amadla con el mismo amor con que La
amé Yo.
Nuestros Corazones Unidos y Traspasados os mueven a un continuo
prepararos para la muerte; muerte que no ha de ser vuestro fin, muerte
que es un inicio a una verdadera vida.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

XIV ESTACIÓN Jesús es colocado en el sepulcro.


V. Te adoramos, ¡oh, Cristo!, y Te bendecimos.
R. Que por Tu Santa Cruz redimiste al mundo.

“Mi Cuerpo es depositado en el sepulcro. Aquí descansará Mi Cuerpo


Santísimo, perfumado con aromas y envuelto en una sábana blanca;
Sábana que posteriormente será la señal fidedigna de Mi Resurrección.
Sábana que será la prueba para futuras generaciones, de que en verdad
sí existí, que estuve allí por tres días para luego resucitar.
Sábana que será Lienzo de Vida para los corazones sencillos. Sábana
que se convertiría en tema de estudio para los científicos, sabios y
eruditos.

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Sepultad aquí vuestro pecado, vuestras usuras y avaricias. Sepultad
aquí vuestro sensualismo, vuestras ligerezas y liviandades. Sepultad
aquí vuestro pasado; pasado que ha sido borrado del libro de vuestra
vida, pasado que ha sido perdonado, pasado que ya ha cancelado su
deuda; deuda que pagué en vuestro nombre con Mi Sufrimiento, con
Mi Inmolación en la Cruz.
Mi Madre se fue con Mis discípulos a casa dejándome allí, pero
llevándome en Su Corazón; Corazón que vibraba de Amor cada vez que
pensaba en Mí; Corazón que siempre estuvo unido al Mío, aun después
de Mi Muerte. Nuestros Corazones Unidos y Traspasados son la
prueba de Nuestro gran Amor, de Nuestro pacto de alianza en el Plan
de la Redención; de Nuestra eterna Presencia en la Eucaristía. Aquí, en
el Velo Sacramental, podréis verme, sentirme y escucharme. No estoy
muerto. He Resucitado, aún Vivo.”
Alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, y los Dolores de Su Santísima Madre, triste y afligida
al pie de la Santa Cruz.
PADRE NUESTRO, AVE MARIA, GLORIA

Cuius animam gementem


Contristantam et dolentem Pertransivit gladius.

— Por las intenciones del Santo Papa, para ganar las indulgencias de
este Santo Vía Crucis: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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