Via - Lucis 3
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ORACIÓN PREPARATORIA
Señor Jesús, con tu Resurrección triunfaste sobre la muerte y
vives para siempre comunicándonos la vida, la alegría, la esperanza
firme. Tú que fortaleciste la fe de los apóstoles, de las mujeres y de tus
discípulos, enseñándolos a amar con obras, fortalece también nuestro
espíritu vacilante, para que nos entreguemos de lleno a Ti. Queremos
compartir contigo y con tu Madre Santísima la alegría de tu Resurrección
gloriosa. Tú que nos has abierto el camino hacia el Padre, haz que,
iluminados por el Espíritu Santo, gocemos un día de la gloria eterna.
PRIMERA ESTACIÓN
¡CRISTO VIVE!: ¡HA RESUCITADO!
Comentario.
En los sepulcros suele poner "aquí yace", en cambio en el de Jesús
el epitafio no estaba escrito sino que lo dijeron los ángeles: "¿Por qué
buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha
resucitado" (Lc 24, 5-6).
Cuando todo parece que está acabado, cuando la muerte parece
haber dicho la última palabra, hay que proclamar llenos de gozo que Cristo
vive, porque ha resucitado. Esa es la gran noticia, la gran verdad que da
consistencia a nuestra fe, que llena de una alegría desbordante nuestra
vida, y que se entrega a todos: "hasta a los muertos ha sido anunciada la
Buena Noticia" (1 Pe 4, 6), porque Jesús abrió las puertas del cielo a los
justos que murieron antes que Él.
Cristo, que ha querido redimirnos dejándose clavar en un madero,
entregándose plenamente por amor, ha vencido a la muerte. Su muerte
redentora nos ha liberado del pecado, y ahora su resurrección gloriosa nos
ha abierto el camino hacia el Padre.
Oración
Señor Jesús, hemos querido seguirte en los momentos difíciles de tu
Pasión y Muerte, sin avergonzarnos de tu cruz redentora. Ahora queremos vivir
contigo la verdadera alegría, la alegría que brota de un corazón enamorado y
entregado, la alegría de la resurrección. Pero enséñanos a no huir de la cruz,
porque antes del triunfo suele estar la tribulación. Y sólo tomando tu cruz
podremos llenarnos de ese gozo que nunca acaba.
Comentario.
La Magdalena ama a Jesús, con un amor limpio y grande. Su amor
está hecho de fortaleza y eficacia, como el de tantas mujeres que saben
hacer de él entrega. María ha buscado al Maestro y la respuesta no se ha
hecho esperar: el Señor reconoce su cariño sin fisuras, y pronuncia su
nombre. Cristo nos llama por nuestros nombres, personalmente, porque
nos ama a cada uno. Y a veces se oculta bajo la apariencia del hortelano, o
de tantos hombres o mujeres que pasan, sin que nos demos cuenta, a
nuestro lado.
María Magdalena, una mujer, se va a convertir en la primera
mensajera de la Resurrección: recibe el dulce encargo de anunciar a los
apóstoles que Cristo ha resucitado.
Oración
Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, la tradición cristiana nos
dice que la primera visita de tu Hijo resucitado fue a ti, no para fortalecer tu fe,
que en ningún momento había decaído, sino para compartir contigo la alegría del
triunfo. Nosotros te queremos pedir que, como María Magdalena, seamos
testigos y mensajeros de la Resurrección de Jesucristo, viviendo contigo el gozo
de no separarnos nunca del Señor.
Comentario
Las mujeres son las primeras en reaccionar ante la muerte de
Jesús. Y obran con diligencia: su cariño es tan auténtico que no repara en
respetos humanos, en el qué dirán. Cuando embalsamaron el cuerpo de
Jesús lo tuvieron que hacer tan rápidamente que no pudieron terminar ese
piadoso servicio al Maestro. Por eso, como han aprendido a querer, a hacer
las cosas hasta el final, van a acabar su trabajo. Son valientes y generosas,
porque aman con obras. Han echado fuera el sueño y la pereza y, antes de
despuntar el día, ya se encaminan hacia el sepulcro. Hay dificultades
objetivas: los soldados, la pesada piedra que cubre la estancia donde está
colocado el Señor. Pero ellas no se asustan porque saben poner todo en
manos de Dios.
Oración
Señor Jesús, danos la valentía de aquellas mujeres, su fortaleza interior para
hacer frente a cualquier obstáculo. Que, a pesar de las dificultades, interiores o
exteriores, sepamos confiar y no nos dejemos vencer por la tristeza o el
desaliento, que nuestro único móvil sea el amor, el ponernos a tu servicio
porque, como aquellas mujeres, y las buenas mujeres de todos los tiempos,
queremos estar, desde el silencio, al servicio de los demás.
Comentario
Los enemigos de Cristo quisieron cerciorarse de que su cuerpo no
pudiera ser robado por sus discípulos y, para ello, aseguraron el sepulcro,
sellando la piedra y montando la guardia. Y son precisamente ellos quienes
contaron lo ocurrido. Qué acertado es el comentario de un Padre de la
Iglesia cuando dice a los soldados: "Si dormíais ¿por qué sabéis que lo han
robado?, y si los habéis visto, ¿por qué no se lo habéis impedido?". Pero no
hay peor ciego que el que no quiere ver.
En lugar de creer, los sumos sacerdotes y los ancianos quieren
ocultar el acontecimiento de la Resurrección y, con dinero, compran a los
soldados, porque la verdad no les interesa cuando es contraria a lo que
ellos piensan.
Oración
Señor Jesús, danos la limpieza de corazón y la claridad de mente para
reconocer la verdad. Que nunca negociemos con la ella para ocultar nuestras
flaquezas, nuestra falta de entrega, que nunca sirvamos a la mentira, para
sacar adelante nuestros intereses. Que te reconozcamos, Señor, como la
Verdad de nuestra vida.
Los apóstoles han recibido con desconfianza la noticia que les han
dado las mujeres. Están confusos, pero el amor puede más. Por eso Pedro
y Juan se acercan al sepulcro con la rapidez de su esperanza.
Comentario
Pedro y Juan son los primeros apóstoles en ir al sepulcro. Han
llegado corriendo, con el alma esperanzada y el corazón latiendo fuerte. Y
comprueban que todo es como les han dicho las mujeres. Hasta los más
pequeños detalles de cómo estaba el sudario quedan grabados en su
interior, y reflejados en la Escritura. Cristo ha vencido a la muerte, y no es
una vana ilusión: es un hecho de la historia, que va a cambiar la historia.
Después de este hecho, el Señor saldría al encuentro de Pedro, como
expresión de la delicadeza de su amor; y así, el que llegaría a ser Cabeza
de los Apóstoles, y tendría que confirmarlos en la fe, recibió una visita
personal de Jesús. Así nos lo cuenta Pablo y Lucas: "[Cristo] se apareció a
Cefas y luego a los Doce" (1 Cor 15, 5; cf. Lc 24, 34).
Oración
Señor Jesús, también nosotros como Pedro y Juan, necesitamos
encaminarnos hacia Ti, sin dejarlo para después. Por eso te pedimos ese
impulso interior para responder con prontitud a lo que puedas querer de
nosotros. Que sepamos escuchar a los que nos hablan en tu nombre para que
corramos con esperanza a buscarte.
Comentario
Cristo resucitado es el mismo Jesús que nació en Belén y trabajó
durante años en Nazaret, el mismo que recorrió los caminos de Palestina
predicando y haciendo milagros, el mismo que lavó los pies a sus discípulos
y se entregó a sus enemigos para morir en la Cruz. Jesucristo, el Señor que
es verdadero Dios y hombre verdadero. Pero los apóstoles apenas pueden
creerlo: están asustados, temerosos de correr su misma suerte. Es
entonces cuando se presenta en medio de ellos, y les muestra sus llagas
como trofeo, la señal de su victoria sobre la muerte y el pecado. Con ellas
nos ha rescatado. Han sido el precio de nuestra redención. No es un
fantasma. Es verdaderamente el mismo Jesús que los eligió como amigos, y
ahora come con ellos. El Señor, que se ha encarnado por nosotros, nos
quiere mostrar, aún más explícitamente, que la materia no es algo malo,
sino que ha sido transformada porque Jesús la ha asumido.
Oración
Señor Jesús, danos la fe y la confianza para descubrirte en todo
momento, incluso cuando no te esperamos. Que seas para nosotros no una
figura lejana que existió en la historia, sino que, vivo y presente entre nosotros,
ilumines nuestro camino en esta vida y, después, transformes nuestro cuerpo
frágil en cuerpo glorioso como el tuyo.
Comentario
Los de Emaús se iban tristes y desesperanzados: como tantos
hombres y mujeres que ven con perplejidad cómo las cosas no salen según
habían previsto. No acaban de confiar en el Señor. Sin embargo Cristo "se
viste de caminante" para iluminar sus pasos decepcionados, para recuperar
su esperanza. Y mientras les explica las Escrituras, su corazón, sin terminar
de entender, se llena de luz, "arde" de fe, alegría y amor. Hasta que,
puestos a la mesa, Jesús parte el pan y se les abren la mente y el corazón.
Y descubren que era el Señor. Nosotros comprendemos con ellos que Jesús
nos va acompañando en nuestro camino diario para encaminarnos a la
Eucaristía: para escuchar su Palabra y compartir el Pan.
Oración
Señor Jesús, ¡cuántas veces estamos de vuelta de todo y de todos!
¡tantas veces estamos desengañados y tristes! Ayúdanos a descubrirte en el
camino de la vida, en la lectura de tu Palabra y en la celebración de la Eucaristía,
donde te ofreces a nosotros como alimento cotidiano. Que siempre nos lleve a
Ti, Señor, un deseo ardiente de encontrarte también en los hermanos.
Comentario
Los apóstoles no han terminado de entender lo que ha ocurrido en
estos días, pero eso no importa ahora, porque Cristo está otra vez junto a
ellos. Vuelven a vivir la intimidad del amor, la cercanía del Maestro. Las
puertas están cerradas por el miedo, y Él les va a ayudar a abrir de par en
par su corazón para acoger a todo hombre. Durante la Última Cena les dio
el poder de renovar su entrega por amor: el poder de celebrar el sacrificio
de la Eucaristía. En estos momentos, les hace partícipes de la misericordia
de Dios: el poder de perdonar los pecados. Los apóstoles, y con ellos todos
los sacerdotes, han acogido este regalo precioso que Dios otorga al
hombre: la capacidad de volver a la amistad con Dios después de haberlo
abandonado por el pecado, la reconciliación.
Oración
Señor Jesús, que sepamos descubrir en los sacerdotes otros Cristos,
porque has hecho de ellos los dispensadores de los misterios de Dios. Y, cuando
nos alejemos de Ti por el pecado, ayúdanos a sentir la alegría profunda de tu
misericordia en el sacramento de la Penitencia. Porque la Penitencia limpia el
alma, devolviéndonos tu amistad, nos reconcilia con la Iglesia y nos ofrece la
paz y serenidad de conciencia para reemprender con fuerza el combate cristiano.
Comentario
Tomás no se deja convencer por las palabras, por el testimonio de
los demás apóstoles, y busca los hechos: ver y tocar. Jesús, que conoce tan
íntimamente nuestro corazón, busca recuperar esa confianza que parece
perdida. La fe es una gracia de Dios que nos lleva reconocerlo como Señor,
que mueve nuestro corazón hacia Él, que nos abre los ojos del espíritu. La
fe supera nuestras capacidades pero no es irracional, ni algo que se
imponga contra nuestra libertad: es más bien una luz que ilumina nuestra
existencia y nos ayuda y fortalece para reconocer la verdad y aprender a
amarla. ¡Qué importante es estar pegados a Cristo, aunque no lo sintamos
cerca, aunque no lo toquemos, aunque no lo veamos!
Oración
Señor Jesús, auméntanos la fe, la esperanza y el amor. Danos una fe
fuerte y firme, llena de confianza. Te pedimos la humildad de creer sin ver, de
esperar contra toda esperanza y de amar sin medida, con un corazón grande.
Como dijiste al apóstol Tomás, queremos, aún sin ver, rendir nuestro juicio y
abrazarnos con firmeza a tu palabra y al magisterio de la Iglesia que has
instituido, para que tu Pueblo permanezca en la verdad que libera.
Comentario
En los momentos de incertidumbre, los apóstoles se unen en el
trabajo con Pedro. La barca de Pedro, el pescador de Galilea, es imagen de
la Iglesia, cuyos miembros, a lo largo de la historia están llamados a poner
por obra el mandato del Señor: "seréis pescadores de hombres". Pero no
vale únicamente el esfuerzo humano, hay que contar con el Señor,
fiándonos de su palabra, y echar las redes. En las circunstancias difíciles,
cuando parece que humanamente se ha puesto todo por nuestra parte, es
el momento de la confianza en Dios, de la fidelidad a la Iglesia, a su
doctrina. El apostolado, la extensión del Reino, es fruto de la gracia de Dios
y del esfuerzo y docilidad del hombre. Pero hay que saber descubrir a Jesús
en la orilla, con esa mirada que afina el amor. Y Él nos premiará con frutos
abundantes.
Oración
Señor Jesús, haz que nos sintamos orgullosos de estar subidos en la
barca de Pedro, en la Iglesia. Que aprendamos a amarla y respetarla como
madre. Enséñanos, Señor, a apoyarnos no sólo en nosotros mismos y en
nuestra actividad, sino sobre todo en Ti. Que nunca te perdamos de vista, y
sigamos siempre tus indicaciones, aunque nos parezcan difíciles o absurdas,
porque sólo así recogeremos frutos abundantes que serán tuyos, no nuestros.
Comentario
Pedro, el impulsivo, el fogoso, queda a solas con el Señor. Y se
siente avergonzado porque le ha fallado cuando más lo necesitaba. Pero
Jesús no le reprocha su cobardía: el amor es más grande que todas
nuestras miserias. Le lleva por el camino de renovar el amor, de
recomenzar, porque nunca hay nada perdido. Las tres preguntas de Jesús
son la mejor prueba de que Él sí es fiel a sus promesas, de que nunca
abandona a los suyos: siempre está abierta, de par en par, la puerta de la
esperanza para quien sabe amar. La respuesta de Cristo, Buen Pastor, es
ponerle a él y a sus Sucesores al frente de la naciente Iglesia, para
pastorear al Pueblo de Dios con la solicitud de un padre, de un maestro, de
un hermano, de un servidor. Así, Pedro, el primer Papa, y luego sus
sucesores son "el Siervo de los siervos de Dios".
Oración
Señor Jesús, que sepamos reaccionar antes nuestros pecados, que
son traiciones a tu amistad, y volvamos a Ti respondiendo al amor con amor.
Ayúdanos a estar muy unidos al sucesor de Pedro, al Santo Padre el Papa, con
el apoyo eficaz que da la obediencia, porque es garantía de la unidad de la Iglesia
y de la fidelidad al Evangelio.
Comentario
Los últimos días de Jesús en la tierra junto a sus discípulos
debieron quedar muy grabados en sus mentes y en sus corazones. La
intimidad de la amistad se ha ido concretando con la cercanía del
resucitado, que les ha ayudado a saborear estos últimos instantes con Él.
Pero el Señor pone en su horizonte toda la tarea que tienen por delante:
"Id al mundo entero...". Ese es su testamento: hay que ponerse en camino
para llevar a todos el mensaje que han visto y oído. Están por delante las
tres grandes tareas de todo apóstol, de todo cristiano: predicar, hablar de
Dios para que la gente crea; bautizar, hacer que las personas lleguen a ser
hijos de Dios, que celebren los sacramentos; y vivir según el Evangelio,
para parecerse cada día más a Jesús, el Maestro, el Señor.
Oración
Señor Jesús, que llenaste de esperanza a los apóstoles con el dulce
mandato de predicar la Buena Nueva, dilata nuestro corazón para que crezca en
nosotros el deseo de llevar al mundo, a cada hombre, a todo hombre, la alegría
de tu Resurrección, para que así el mundo crea, y creyendo sea transformado a
tu imagen.
Comentario
Todos se han reunido para la despedida del Maestro. Sienten el
dolor de la separación, pero el Señor les ha llenado de esperanza. Una
esperanza firme: "Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo". Por eso los ángeles les sacan de esos primeros instantes de
desconcierto, de "mirar al cielo". Es el momento de ponerse a trabajar, de
emplearse a fondo para llevar el mensaje de alegría, la Buena Noticia, hasta
los confines del mundo, porque contamos con la compañía de Jesús, que no
nos abandona. Y no podemos perder un instante, porque el tiempo no es
nuestro, sino de Dios, para quemarlo en su servicio.
Jesucristo ha querido ir por delante de nosotros, para que vivamos
con la ardiente esperanza de acompañarlo un día en su Reino. Y está
sentado a la derecha del Padre, hasta que vuelva al final de los tiempos.
Oración
Señor Jesús, tu ascensión al cielo nos anuncia la gloria futura que has
destinado para los que te aman. Haz, Señor, que la esperanza del cielo nos
ayude a trabajar sin descanso aquí en la tierra. Que no permanezcamos nunca
de brazos cruzados, sino que hagamos de nuestra vida una siembra continua de
paz y de alegría.
Comentario
Jesús, el Hijo de Dios, está ya en el cielo, pero ha prometido a sus
amigos que no quedarán solos. Y fiel a la promesa, el Padre, por la oración
de Jesús, envía al Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Santísima
Trinidad. Muy pegados a la Virgen, Madre de la Iglesia, reciben el Espíri tu
Santo. Él es el que llena de luz la mente y de fuego el corazón de los
discípulos para darles la fuerza y el impulso para predicar el Reino de Dios.
Queda inaugurado el "tiempo de la Iglesia". A partir de este momento la
Iglesia, que somos todos los bautizados, está en peregrinación por este
mundo. El Espíritu Santo la guía a lo largo de la historia de la humanidad,
pero también a lo largo de la propia historia personal de cada uno, hasta
que un día participemos del gozo junto a Dios en el cielo.
Oración
Dios Espíritu Santo, Dulce Huésped del alma, Consolador y Santificador
nuestro, inflama nuestro corazón, llena de luz nuestra mente para que te
tratemos cada vez más y te conozcamos mejor. Derrama sobre nosotros el
fuego de tu amor para que, transformados por tu fuerza, te pongamos en la
entraña de nuestro ser y de nuestro obrar, y todo lo hagamos bajo tu impulso.
UNIDOS AL PAPA.
De igual forma que solemos terminar el rezo del Via Crucis
recordando al Santo Padre, también acabamos el Via Lucis encomendando
en nuestra oración al Papa, "el Dulce Cristo en la tierra", como le llamaba
Santa Catalina de Siena Lo hacemos como signo explícito de nuestro amor a
la Iglesia, para que Dios lo ilumine, y le dé fuerzas en la tarea
encomendada por el Señor.
Al Padrenuestro, Avemaría y Gloria añadimos aquí una oración
por el Romano Pontífice, que ponemos en las manos de María, Madre de la
Iglesia.